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LA MODERNA MACROECONOMÍA CLÁSICA Y SUS CONSECUENCIAS PARA LA FORMULACIÓN DE LA POLÍTICA ECONÓMICA Ramón Febrero Devesa IUDEM Documento de Trabajo 2000-1 Año 2000 ABSTRACT Modern neoclassical economics has meant a profound change in our manner of understanding economic policy. With the incorporation of the intertemporal approach and the introduction of the rational expectations hypothesis into the macroeconomic models, this literature has laid the foundations for a new theory of economic policy. It could very well be said that Lucas –who introduced these contributions- is the same to the study of economic policy in the last third of the century as Tinbergen was to the theory of economic policy in the three decades following the birth of macroeconomics under the auspices of Keynes and his General Theory. The present paper examines the fundamental aspects of this new conception of economic policy and establishes a comparative analysis with the essential features of the traditional conception. Keywords: theory of economic policy, new classical macroeconomics, Lucas critique, time consistency. JEL: E60, E13, E17. The full text of this paper may be downloaded (in PDF format) from the IUDEM´s World-Wide Web site at http://www. ucm.es/info/iudem.

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  • LA MODERNA MACROECONOMA CLSICA Y SUS CONSECUENCIAS PARA LA

    FORMULACIN DE LA POLTICA ECONMICA Ramn Febrero Devesa

    IUDEM Documento de Trabajo 2000-1

    Ao 2000

    ABSTRACT

    Modern neoclassical economics has meant a profound change in our manner of understanding economic policy. With the incorporation of the intertemporal approach and the introduction of the rational expectations hypothesis into the macroeconomic models, this literature has laid the foundations for a new theory of economic policy. It could very well be said that Lucas who introduced these contributions- is the same to the study of economic policy in the last third of the century as Tinbergen was to the theory of economic policy in the three decades following the birth of macroeconomics under the auspices of Keynes and his General Theory. The present paper examines the fundamental aspects of this new conception of economic policy and establishes a comparative analysis with the essential features of the traditional conception.

    Keywords: theory of economic policy, new classical macroeconomics, Lucas critique, time consistency.

    JEL: E60, E13, E17.

    The full text of this paper may be downloaded (in PDF format) from the IUDEMs World-Wide Web site at http://www. ucm.es/info/iudem.

  • RESUMEN

    La moderna macroeconoma neoclsica ha cambiado profundamente nuestra forma de entender la poltica econmica. Con la incorporacin del enfoque intertemporal y la introduccin de la hiptesis de las expectativas racionales en los modelos macroeconmicos, esta lite ratura ha sentado las bases de una nueva teora de la poltica econmica. Bien podra decirse que Lucas en tanto introductor de estas contribuciones tericas es al estudio de la poltica econmica en el ltimo tercio del siglo lo que Tinbergen represent para la teora de la poltica econmica en las tres dcadas posteriores al nacimiento de la macroeconoma de la mano de Keynes y su Teora General. El presente trabajo examina los aspectos fundamentales de esta nueva concepcin de la poltica econmica y establece un anlisis comparativo con los rasgos esenciales de la concepcin tradicional.

    Palabras clave: teora de la poltica econmica, nueva macroeconoma clsica, crtica de Lucas, consistencia intertemporal.

    JEL: E60, E13, E17.

    El texto completo de este trabajo puede descargarse (en formato PDF) de la pgina web del IUDEM: http://www. ucm.es/info/iudem.

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    La moderna macroeconoma clsica y sus consecuencias para la formulacin de la

    poltica econmica* Ramn FEBRERO DEVESA

    I. INTRODUCCIN La moderna macroeconoma neoclsica ha cambiado profundamente

    nuestra forma de entender la poltica econmica. C on la incorporacin del enfoque intertemporal y la introduccin de la hiptesis de las expectativas racionales en los modelos macroeconmicos, esta literatura ha sentado las bases de una nueva teora de la poltica econmica. Como resultado de estos desarrollos tericos, iniciados en la dcada de los 70, se ha procedido a revi-sar los pilares de la sabidura convencional en torno al diseo, posibilidades limitaciones de la poltica econmica. Bien podra decirse que Lucas en tan-to introductor de estas contribuciones tericas es al estudio de la poltica econmica en el ltimo tercio del siglo lo que Tinbergen represent para la teora de la poltica econmica en las tres dcadas posteriores al nacimiento de la macroeconoma de la mano de Keynes y su Teora General.

    El presente trabajo examina los aspectos fundamentales de esta nueva concepcin de la poltica econmica y establece un anlisis comparativo con los rasgos esenciales de la concepcin tradicional. El objetivo principal es subrayar, por una parte, la importancia que en la concepcin de la poltica econmica tienen la estrategia modelizadora y el supuesto relativo a la for a-cin de expectativas empleados por el economista, y destacar, por otra, los tres principales mbitos de la teora de la poltica econmica que han experi-mentado una profunda revisin como consecuencia de las contribuciones de la macroeconoma del equilibrio: la concepcin, la simulacin y el diseo de la poltica econmica.

    * De prxima publicacin en Economa y Economistas Espaoles, Enrique Fuentes Quintana

    (Ed.). Una versin ligeramente distinta de este trabajo apareci como Documento de Trabajo, n 9811, Facultad de CC. Econmicas y Empresariales, Universidad Complutense de Madrid.

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    En el mbito de la concepcin de la poltica econmica, las diferencias son manifiestas entre las teoras tradicional y moderna de aqulla. Frente a la concepcin tradicional dominante hasta entrados los aos 70 y asociada a la macroeconoma de la IS-LM-mercado de trabajo y la hiptesis de expectati-vas adaptativas, en virtud de la cual la poltica econmica se interpretaba en trminos de un juego del gobierno contra la naturaleza, la concepcin moder-na preponderante desde finales de los 70 y vinculada a la macroeconoma de los modelos de equilibrio de expectativas racionales entiende la poltica econmica como un juego dinmico entre las autoridades econmicas y los agentes privados, considerados ambos como decisores racionales.

    En cuanto al mbito de la simulacin de la polticas econmicas, cabe decir que las diferencias entre las teoras tradicional y moderna de la poltica econmica quedaron sistematizadas en la crtica que Lucas formulara en su trabajo de 1976 y que, en realidad, no es una, sino dos crticas complementa-rias, dirigidas a sendos aspectos del enfoque tradicional, a saber, el relativo al concepto operativo de la poltica econmica, esto es, a la delimitacin del conjunto de actuaciones de poltica econmica cuyos efectos son evaluables, y el asociado al mtodo de evaluacin economtrica de los efectos de polti-cas econmicas alternativas.

    Por ltimo, en el tercer mbito de renovacin de la teora de la poltica econmica, el referido al diseo de las polticas econmicas ptimas, tambin es posible apreciar diferencias importantes entre las lit eraturas tradicional y moderna, especialmente en lo que concierne al concepto de optimalidad de la poltica macroeconmica, esto es, el criterio o enfoque por el que se enjuicia la deseabilidad de las acciones de poltica econmica, y al papel de la credibi-lidad como condicionante tanto del diseo como de los efectos de sta.

    La organizacin del trabajo responde a la siguiente estructura de cont e-nidos. En el apartado II se presentan los elementos fundamentales de la lgica de la poltica econmica segn la interpretacin del economista; el III pasa revista sucintamente a la teora tradicional de la poltica econmica y destaca sus limitaciones; el IV, el central y ms extenso del trabajo, se dedica a la macroeconoma del equilibrio y a la renovacin de la teora de la poltica a que ha dado origen; as, en el epgrafe IV.1 se identifican los rasgos distinti-vos de la macroeconoma del equilibrio, en el IV.2 se presenta la nueva con-cepcin de la poltica econmica asociada a esta literatura, en el IV.3 se di s-cuten las implicaciones de las crticas de Lucas y, finalmente, en el IV.4 se analiza el problema del diseo de las polticas ptimas; el apartado V const i-tuye una digresin sobre la macroeconoma del equilibrio y su influencia en los planteamientos de poltica econmica en Espaa, y, por ltimo, el VI r e-coge las conclusiones del trabajo.

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    II. LA LGICA DE LA POLTICA ECONMICA

    1.El principio de racionalidad y la especificidad de la poltica econmica como disciplina

    El economista interpreta el comportamiento humano como actos electi-vos que resultan de la concrecin para un entorno dado de las reglas de deci-sin ptimas de los agentes. Estas reglas o funciones de reaccin, es decir, las funciones de oferta y demanda de los agentes, se derivan de las condiciones de primer orden de los programas de optimizacin que los agentes supuesta-mente resuelven. Los actos humanos son vistos, por tanto, como actos de ra-cionalidad. Este enfoque maximizador, en virtud del cual los agentes econ-micos se comportan a lo largo de s us vidas como si fueran controladores ptimos, es el aplicado tradicionalmente a consumidores y productores, y en tiempos ms recientes tambin se ha extendido fructferamente su empleo al anlisis de fenmenos pertenecientes al campo del derecho, la sociologa y la ciencia poltica (vase Febrero y Schwartz, 1995).

    De modo anlogo, el economista analiza la actividad poltico-econmica como actos de racionalidad del policy maker. La especificidad de la literatura poltico-econmica, o de la poltica econmica como disciplina, reside preci-samente en la aplicacin o extensin del enfoque econmico del comporta-miento humano a la toma de decisiones de las autoridades econmicas. La formulacin de la poltica econmica se interpreta, consecuentemente, como el resultado de la previa resolucin de ejercicios de optimizacin por parte de las autoridades econmicas. Para ello, y desde la contribucin seminal de Tinbergen (1952) a la teora de la poltica econmica, se recurre al concepto de modelo de poltica econmica (vase Fernndez Daz, 1972) para expresar formalmente la lgica de la poltica econmica. Para el economista, la lgica de la poltica econmica queda condensada, por tanto, en la estructura de un problema de optimizacin condicionada. Esta estructura h a ido ganando complejidad con los avances experimentados por la teora de la poltica eco-nmica. As, desde las primeras aportaciones de los aos 50, en las que ni siquiera se explicitaba la funcin objetivo del problema, se ha pasado en la dcada de los 80 a una estructura propia de un juego dinmico en el que tanto el gobierno como los agentes privados resuelven ejercicios de optimizacin dinmica estocstica.

    2. Elementos de un modelo de poltica econmica Desde nuestra perspectiva, tres son los elementos fundamentales de todo

    modelo de poltica econmica (vase grfico 1): INSERTAR GRFICO 1

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    1) La funcin objetivo de las autoridades econmicas , W. Es el maximando del modelo de poltica econmica. Como su denominacin indica, se trata de la funcin que representa las metas que las autoridades econmicas intentan alcanzar. En la literatura se supone implcitamente que las motivaciones de la pluralidad de entes decisionales que intervienen en la esfera de la poltica econmica son representables a travs de una nica funcin de utilidad que se asocia a un agente ficticio llamado gobierno, policy maker o, simplemente, autoridades econmicas. En el mbito concreto de la literatura normativa (es-to es, el que ampliamente ha dominado en la literatura) se supone, adems, que la funcin objetivo del modelo de poltica econmica es el resultado de agregar tambin las preferencias del conjunto de los agentes privados de la economa. No obstante, salvo en los modelos de agente (privado) representa-tivo (entendidos stos como sinnimo de modelos de agentes idnticos), don-de el proceso de agregacin es trivial bajo el usual supuesto de homoteticidad de las funciones de utilidad de los individuos, no suelen explicitarse en la literatura las condiciones que garantizan la factibilidad de estos procesos de agregacin de preferencias, tanto en el mbito del sector privado como del sector pblico. En la teora de la poltica econmica se distingue entre variables objetivo, y, y variables instrumento, x. Las primeras representan aquellas metas que el poli-cy maker interpreta como objetivos intermedios al servicio del bienestar de los agentes, mientras que las segundas son las variables que estn bajo el con-trol de las autoridades y stas emplean para maximizar la funcin o bjetivo. Son mltiples las clasificaciones disponibles de los objetivos e instrumentos de poltica econmica (vase Kirschen et alii, 1964, para un tratamiento taxo-nmico de los objetivos e instrumentos de poltica). En la literatura tradicio-nal, las variables objetivo se definen frecuentemente en trminos de desvia-ciones (normalmente cuadrticas) respecto a los valores ptimos de ciertas variables representativas de males macroeconmicos (de modo preferente, la inflacin y el desempleo), lo que convierte al proble a de optimizacin de las autoridades en un problema de minimizacin y a la funcin objetivo en una funcin de prdidas. Es tambin prctica comn en esta rama de la litera-tura la consideracin de las variables objetivo como argumentos de la funcin objetivo de las autoridades, a diferencia de la moderna literatura, en la que predo ina la consideracin de las funciones de utilidad de los agentes como tales argumentos. 2) El modelo de la economa, M. Es la primera de las dos restricciones que cabe incluir en un modelo de poltica econmica. Se trata del considerado por las autoridades econmicas como el verdadero modelo de la economa. Reco-ge el conjunto de ecuaciones que representa el funcionamiento global de la economa (resultante de la interaccin de mltiples agentes privados) sobre la que se aplica la poltica econmica. Su especfico formato es consecuencia de

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    la estrategia modelizadora elegida por el economista. (Es bien sabido, y debe recordarse por la influencia que la estrategia modelizadora tiene en la con-cepcin de la poltica econmica, que la macroeconoma nos ha deparado a lo largo de su historia un amplio conjunto de modelos macroeconmicos; vase Febrero, 1997). El modelo de la economa puede consistir en un conjunto de ecuaciones des-criptivas de las reglas de decisin de los agentes privados (enfoque tradicio-nal) o un sistema de ecuaciones que recogen las condiciones de equilibrio general de una economa, es decir, las condiciones de optimalidad individual y de vaciado de mercado (enfoque de la moderna teora de la poltica econ-mica). Adecuadamente reformulado, el modelo expresa la relacin exi stente entre el subconjunto de variables endgenas que representan los objetivos de las autoridades y aquellas variables exgenas que las autoridades utilizan co-mo instrumentos de poltica econmica. El modelo permite, por tanto, est u-diar la coherencia entre objetivos e instrumentos de una deter inada poltica econmica, es decir, de una determinada especificacin del ve ctor de instru-mentos, y cuantificar los efectos desplegados por las variaciones del vector de instrumentos sobre el vector de objetivos. 3) El esquema de formacin de expectativas de los agentes . Constituye la otra restriccin fundamental a considerar en un modelo de poltica econ i-ca. Este componente del modelo de poltica econmica sirve de expresin del volumen de informacin que condiciona los procesos de decisin de los agen-tes y del grado de eficiencia con que dicha informacin es empleada por los agentes. El esquema de formacin de expectativas es, por tanto, una funcin, (que admite distintas especificaciones, segn la hiptesis de formacin de expectativas), del conjunto de informacin de los agentes, I. Aunque esta fun-cin forma parte del problema de optimizacin del que se derivan las reglas de decisin de los agentes y podra argumentarse que se trata de un elemento redundante del modelo de poltica econmica, optaremos por su consider a-cin explcita y diferenciada del modelo de la economa debido a la impor-tancia que, en el estudio de las posibilidades y limitaciones de la poltica eco-nmica, han tenido per se los distintos esquemas de formacin de expectativas por parte del pblico.

    Las actuaciones poltico-econmicas alcanzan, por tan to, el significado de decisiones racionales de las autoridades, derivadas de maximizar una fun-cin objetivo (o minimizar una funcin de prdidas) bajo las restricciones impuestas por el modelo de la economa y el esquema de formacin de e x-pectativas de los agentes econmicos. Obsrvese que aunque toda poltica econmica es racional desde el punto de vista de las autoridades (en el senti-do descrito a lo largo de esta seccin, es decir, en tanto solucin de un mode-lo de poltica econmica), no tiene por qu ser ptima desde el punto de vista de los agentes privados. En la literatura de poltica econmica, el t rmino

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    ptimo se reserva para su uso exclusivo en el anlisis normativo, donde la propiedad de optimalidad de una poltica econmica se adquiere por la va de la maximizacin de una funcin de bienestar social, independientemente de cul sea la especificacin concreta de esta funcin de bienestar, esto es, i n-dependientemente de cules sean las variables postuladas como argumentos de dicha funcin por el policy maker.

    3. Enfoques alternativos en poltica econmica y su plasmacin en los modelos

    La estructura genrica as descrita de los modelos poltico -econmicos es suficientemente flexible para dar cabida en su seno a los distintos enfoques que cabe apreciar en la literatura de poltica econmica. Bastar para ello con la introduccin de variaciones en la especificacin de los elementos fund a-mentales del modelo: 1) La estrategia modelizadora. Atendiendo al modelo tomado como verdade-ro por el policy maker, podremos diferenciar entre el enfoque dominante has-ta los aos 70 de la macroeconoma tradicional (marco IS-LM-mercado de trabajo, que engloba como caso particular a los modelos monetaristas) y las diversas estrategias de fundamentacin microeconmica d e la macroecono-ma (macroeconoma keynesiana del desequilibrio, nueva ma croeconoma clsica o macroeconoma del equilibrio y nueva macroeconoma keynesiana). Debe sealarse, no obstante, que, desde el punto de vista de la poltica eco-nmica, slo la macroeconoma del equilibrio aport, adems de una nueva estrategia modelizadora, una teora de la poltica econmica alte rnativa a la tradicional, ligada a su vez, sta ltima, a la macroeconoma keynesiana pre-valeciente en los aos 50 y 60. Ntese tambin que de la estrategia modeliza-dora depende que el anlisis de bienestar de la poltica econmica sea factible o no lo sea. En aquellos modelos sin agentes explcitamente optimizadores, es decir, con funciones de comportamiento ad hoc , caracterstica propia de l os modelos IS-LM y monetaristas, no cabe la posibilidad de asociar las actua-ciones de poltica econmica con el bienestar de los agentes y, por lo tanto, de efectuar un anlisis de bienestar propiamente dicho de las mismas. 2) El volumen y uso de la informacin. Considerando la amplitud del conjun-to de informacin, as como la eficiencia con que los agentes emplean la in-formacin disponible, ser posible discriminar entre tres esquemas alternati-vos de formacin de expectativas. Ordenados en funcin de su et apa de influencia en la historia de la macroeconoma, stos son, en primer lugar, el enfoque de las expectativas exgenas, que cabe encontrar en Keynes y en las versiones estticas del modelo IS-LM-mercado de trabajo. En segundo lugar, el enfoque de las expectativas endgenas, pero adaptativas, dominante en los ltimos aos 60 y la primera mitad de los 70 en el marco de modelos IS-LM-

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    mercado de trabajo dinamizados y en los modelos monetaristas (vase Tur-novsky, 1977, para una ilustracin). Y en tercer lugar, el enfoque de las ex-pectativas racionales, aplicado por vez primera en macroeconoma al inicio de la dcada de los 70, y predominante desde finales de sta y principios de la siguiente, incluso entre los autores de orientacin keynesiana. (Debe matizar-se que, aun no representando las expectativas adaptativas el nico esquema no racional de formacin de expectativas, s ha constituido en la literatura macroeconmica la opcin dominante antes de la aparicin de las expectati-vas racionales). 3) Objetivos y preferencias de las autoridades. En funcin de las variables seleccionadas como argumentos de la funcin objetivo, se podr distinguir entre la teora de la poltica econmica positiva, donde la funcin se especi-fica de modo que represente las preferencias efectivas de las autoridades y, por consiguiente, puede depender de variables de naturaleza extraeconmica, y la teora de la poltica econmica normativa , donde se postula como fun-cin objetivo una funcin de bienestar social respecto a la que se define la opti alidad de la poltica econmica y que sirve de gua de lo que debera ser la a ctuacin poltico-econmica de las autoridades. La funcin de bienestar social puede estar fundamentada en las funciones de utilidad de los agentes (slo posible en mode los con agentes optimizadores) o ser de tipo ad hoc y arbitrariamente establecida por un gobierno benevolente. 4) El concepto operativo de poltica econmica . Las caractersticas relativas al tratamiento del tiempo en el modelo de la economa y la hiptesis que esta-blezcamos sobre la formacin de expectativas por parte del pblico deli ita-rn el conjunto de posibles polticas econmicas evaluables. As, en una ec o-noma esttica, como la propia del modelo IS -LM en su versin original, el concepto operativo de poltica econmica es el que trivialmente corresponde a la particularizacin para un momento dado del tiempo del vector de instr u-mentos, es decir, a un vector de medidas de poltica aisladamente considera-das a lo largo del eje del tiempo, sea ste el resultado de un comportamiento discrecional o de la aplicacin de una regla por las autoridades. El paso de una economa formalmente atemporal a otra dinmica exige dife-renciar entre expectativas adaptativas y racionales. En una economa din i-ca, con agentes que miran hacia el pasado formando expectativas adaptati-vas, caso de los populares modelos IS -LM dinamizados de los aos 70, el conjunto de acciones evaluables es muy amplio. Ser factible tanto la evalua-cin de medidas aisladas, para una historia dada de acciones de poltica, co-mo la de todo un rgimen de poltica econmica, es decir, de sucesiones de valores del vector de instrumentos que, comenzando en el perodo inicial de actuacin poltico-econmica, se extiendan a lo largo del tiempo segn el horizonte temporal de los agentes. En este tipo de economas, el rgimen eva-

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    luable de poltica podr consistir tanto en una sucesin de medidas discrecio-nales como en una regla de poltica econmica. Por el contrario, en las economas dinmicas con agentes que miran hacia el futuro formando expectativas racionales en el sentido de Muth (1961), es decir, el caso propio de los modelos de la macroeconoma del equilibrio, el conjunto de polticas evaluables ser muy exiguo. En este tercer tipo de ec o-nomas ni las medidas aisladas ni los regmenes de acciones discrecionales sern evaluables. Como se ver en el epgrafe 4.2.2. del apartado IV, slo ser posible cuantificar los efectos de aquellos regmenes que estn basados en la aplicacin de una regla simple, estable y creble. 5) Tipos de actuacin poltico-econmica. Las decisiones de poltica econ-mica pueden adoptar la forma de medidas discrecionales, es decir, ca rentes de un compromiso por parte de las autoridades de comportarse de acuerdo con una preestablecida funcin de reaccin, o de reglas de poltica econmi-ca. Las reglas de poltica pueden distinguirse, a su vez, por razn de su co m-plejidad. Los casos polares seran, por un lado, las reglas fijas, reglas sin feedback o reglas open loop (es decir, no dependientes del estado de la ec o-noma salvo en el momento inicial en que la regla es establecida por las auto-ridades) y, por el otro, las reglas de carcter tiempo-estado dependiente, es decir, el tipo de regla flexible, regla con feedback o regla closed loop (esto es, las dependientes del estado de la economa correpondiente a cada momen-to de aplicacin de la regla) de ms complejo diseo.

    III. LA TEORA TRADICIONAL DE LA POLTICA ECO-NMICA

    1. Una perspectiva histrica Aun cuando es posible identificar otras contribuciones que tambin par-

    ticiparon en la gestacin de la teora de la poltica econmica, el origen de la teora formal de la poltica econmica suele ubicarse en la obra publicada en 1952 On the Theory of Economic Policy, cuyo autor, Jan Tinbergen, compar-tira con Ragnar Frisch el primer Premio Nobel de Economa en 1969. La historia de la teora de la poltica econmica puede subdividirse en tres etapas atendiendo a la evolucin seguida por las tcnicas de control estocstico em-pleadas en el anlisis de la poltica econmica (Chow, 1987). La primera abarca el perodo anterior a los 70, la segunda cubre la primera mitad de d i-cha dcada, mientras que la tercera se extiende desde la mitad de los 70 hasta el presente. En este epgrafe nos centraremos en las dos primeras etapas, que se corresponden con lo que denominaremos teora tradicional de la poltica econmica. La tercera etapa est asociada a la renovacin que la ma croeco-

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    noma del equilibrio represent para la interpretacin de la poltica econ i-ca.

    La primera y ms amplia fase de desarrollo de la teora tradicional de la poltica econmica comenz con la aportacin por Tinbergen (1952, 1956) del marco conceptual de la poltica econmica cuantitativa y la formulacin de lo que hoy se conoce como regla de Tinbergen de controlabilidad esttica de un modelo de poltica econmica. Puede decirse que el objetivo comn perseguido por las contribuciones de esta etapa no fue otro que la superacin de las tres principales limitaciones del enfoque de los objetivos fijos de Tin-bergen, es decir, las relativas a la ausencia en el anlisis de un criterio de eleccin de las autoridades, la falta de incertidumbre en el problema de opti-mizacin del policy maker y la carencia de un entorno dinmico en el que formular los problemas de poltica econmica. Para el avance efectivo en la ltima de estas tres reas de investigacin habra que esperar, sin embargo, hasta la dcada de los 70.

    Entre las aportaciones ms representativas de esta primera etapa figuran, adems de las se inales de Tinbergen, las contribuciones de Theil (1954, 1956, 1958, 1964) y Frisch (1956, 1957) respecto al desarrollo del enfoque de los objetivos flexibles, en tanto mtodo alternativo al de la especificacin a priori de los valores de los objetivos de p oltica econmica; las de Simon (1956) y Theil (1957) en cuanto al empleo del mtodo del equivalente cierto, como procedimiento para convertir un modelo de decisin bajo incertidumbre aditiva en otro de tipo determinista, y la de Brainard (1967) relativa a las im-plicaciones en trminos de una poltica de diversificacin de instrumentos de los modelos de poltica econmica con incertidumbre multiplicativa; las de Mundell (1960, 1962) en relacin con la aplicacin del principio de clasifica-cin efectiva de me rcado o mtodo de emparejamiento de instrumentos con objetivos basado en las propiedades de estabilidad del modelo de la econ o-ma, y las de Phillips (1954, 1957), como primeros esfuerzos enca inados al desarrollo de un enfoque dinmico de la poltica econmica de estabilizacin.

    Aunque contribuciones como las de Phillips hacen evidente que la pre-ocupacin por el anlisis de la poltica econmica en un contexto dinmico fue temprana en la teora tradicional de la poltica econmica, la generaliza-cin del uso del control ptimo y la programacin dinmica estocsticos co-mo instrumental analtico en el que apoyar el diseo y la evaluacin de las polticas macroeconmicas ptimas no se produjo hasta los primeros aos 70, en los que cabe situar la segunda etapa de la teora tradicional de la poltica econmica. Hasta entonces, y durante la dcada de los 60, las tcnicas de optimizacin dinmica se haban aplicado de modo preferente en el campo del crecimiento ptimo y en los modelos de planificacin de gran escala (va-se Fox, Sengupta y Thorbecke, 1966). Entre las referencias representativas de esta segunda etapa se encuentran Friedman, B.M. (1973), Pindyck (1973)

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    Chow (1975). Fue precisamente sta la etapa de la teora tradicional de la poltica econmica que habra de coincidir en el tiempo con las primeras con-tribuciones de la macroeconoma del equilibrio y servir de modelo de refe-rencia para la crtica que Lucas dirigira a la teora tradicional de la poltica econmica y sistematizara en su trabajo de 1976.

    2. Los rasgos caractersticos

    Hay tres aspectos de la teora tradicional de la poltica econmica, cada uno asociado a uno de los elementos fundamentales del modelo poltico -econmico, que nos interesa destacar: 1) Funciones de bienestar social arbitrarias. Se trata de un enfoque predo-minantemente normativo en el que se recurre al empleo de una funcin de bienestar social por perodo, en el caso de un modelo esttico, o intertempo-ral, en el caso dinmico, cuyos argumentos, sin nexo explcito alguno con las funciones de utilidad de los agentes, son arbitrariamente establecidos por las autoridades. La consecuencia ms destacable de este enfoque es que habr tantas polticas ptimas distintas como especificaciones alternativas de la funcin de bienestar social sea posible concebir. Por lo tanto, el concepto de poltica macroeconmica ptima pasaba a adquirir un carcter tan puramente arbitrario como el que le era propio a la funcin de bienestar social. 2) Reglas de decisin ad hoc . Se opta por un modelo macroeconmico de ecuaciones simultneas que consiste generalmente en alguna versin, esttica o dinmica, del modelo de IS -LM-mercado de trabajo de Hicks-Modigliani (vase Febrero, 1997). La caracterstica a destacar del modelo era el carcter ad hoc de sus ecuaciones. El modelo estaba constituido por ecuaciones que representaban supuestamente el resultado de agregar las reglas de decisin, posiblemente de equilibrio, de los agentes. Estas reglas de decisin se postu-laban es decir, no se derivaban a partir de primeros principios y, por consi-guiente, podan no ser compatibles (como as se demostrara en los aos 70) con las proposiciones de la teora econmica dinmica; es decir, podan entrar en colisin con el supuesto de racionalidad de los agentes.

    3) Conjunto de informacin infrautilizado. Se supone que los agentes no son capaces de utilizar eficientemente el conjunto de informacin disponible. En particular, los agentes no logran comprender aquellas reglas de poltica econmica sistemticamente aplicadas por las autoridades. ste es el caso de las economas en las que los agentes se comportan de acuerdo con la hiptesis de expectativas adaptativas popularizada por Cagan (1956) y Friedman, M. (1957), por la que se aproxima el valor futuro de una variable a part ir de la exclusiva consideracin de sus valores pasados. Sin duda, una hiptesis de comportamiento en el uso de la informacin difcilmente compatible con el

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    principio de racionalidad que en la teora econmica se contempla para el resto de los mbitos del comportamiento humano.

    Los tres rasgos descritos que tienen en comn el carcter ad hoc de la especificacin de la funcin de bienestar social, las reglas de decisin de los agentes y los parmetros de la estructura de retardos de los esquemas de for-macin de expectativas ponen de manifiesto la ntima conexin existente entre el enfoque tradicional de la poltica econmica y la estrategia modeliza-dora empleada en la macroeconoma dominante hasta mediados de los 70. Generalmente, en la macroeconoma y la teora de la poltica econmica tra-dicionales no se cuestionaba que los agentes fueran racionales es decir, que actuaran como si maximizaran sus funciones de utilidad bajo la restriccin impuesta por sus conjuntos presupuestarios en sus decisiones de gasto o de oferta y demanda de factores. Pese a ello, sorprendentemente, no se admita que los agentes tambin fueran racionales en el uso de la informacin dispo-nible, ni que se tomara en consideracin sus funciones de utilidad para dise-ar las polticas ptimas, como tampoco que se partiera explcitamente de sus problemas de optimizacin para derivar sus reglas de decisin en el modelo de la economa. Ciertamente, el marco de anlisis que la teora tradicional aportaba para el estudio de la poltica econmica se revelaba como un enre-vesado rompecabezas.

    3. La concepcin tradicional de la poltica econmica De la consideracin conjunta de los tres rasgos descritos se desprende

    qu concepcin de la poltica econmica subyaca en la teora tradicional de la poltica econmica. Se parta del supuesto de que las leyes de movimiento de las variables econmicas eran idnticas a las que regan la evolucin a lo largo del tiempo de las variables fsicas. En otras palabras, se parta del s u-puesto de que los sistemas econmicos, al igual que suceda con los sistemas fsicos, eran sistemas causales, donde la relacin entre el presente y el futuro es asimtrica. Concretamente, el presente, es decir, el pasado del futuro, pue-de influir en el futuro, pero no al revs. Esto es, no es posible que el futuro (esperado) pueda influir en el presente. Esta concepcin de los sistemas eco-nmicos quedaba subsumida en la hiptesis de las expectativas adaptat ivas de los agentes.

    La poltica econmica se interpretaba, por tanto, como un juego del go-bierno contra la naturaleza. En este juego, el supuesto de racionalidad estaba asignado injustificadamente de una forma desigual. Haba en el mismo un solo agente racional que miraba hacia el futuro, el gobierno, y que resolva un problema de control ptimo consistente en minimizar (maximizar) alguna funcin intertemporal de prdidas (bienestar) de carcter ad hoc . Los dems agentes, los agentes privados, miraban por el contrario hacia el pasado, s i-

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    guiendo un esquema de formacin de expectativas de tipo adaptativo, es de-cir, se comportaban de acuerdo a unas reglas de decisin que eran indepen-dientes de las actuaciones futuras de las autoridades econmicas y que mos-traban, por tanto, un carcter invariante ante cambios en las reglas de poltica econmica. Estas reglas de decisin eran las funciones de comportamiento que integraban el modelo economtrico del que las autoridades se servan para simular los efectos de polticas econmicas alternativas y calcular, me-diante la aplicacin de las tcnicas de control ptimo, las sendas de valores ptimos de los instrumentos de poltica.

    IV. LA MACROECONOMA DEL EQUILIBRIO Y LA RENO-VACIN DE LA TEORA DE LA POLTICA ECO-NMICA Con la incorporacin del enfoque intertemporal y la introduccin de la

    hiptesis de las expectativas racionales en los modelos macroeconmicos, la moderna macroeconoma neoclsica que comenz su andadura en los 70 conocida bajo denominaciones tan diversas com macroeconoma de las expectativas racionales, nueva macroeconoma clsica, macroeconoma del equilibrio, anlisis del equilibrio dinmico , segunda revolucin monetarista, macroeconoma intertemporal o enfoque de vaciado de mercado (vase Ba-rro, Grilli y Febrero, 1997, para una introduccin en formato de libro de tex-to) iba a sentar las bases de una nueva teora de la poltica econmica que, gracias a las contribuciones de autores como Lucas, Sargent, Wallace, Barro, Kydland y Prescott, entre otros, habra de cambiar profundamente nuestra forma de entender la poltica econmica.

    1. La macroeconoma del equilibrio: sus seas de identidad

    El enfoque propuesto por la macroeconoma del equilibrio para el estu-dio de los fenmenos macroeconmicos consiste en el empleo de modelos de equilibrio de expectativas racionales. Podramos destacar cinco caractersticas fundamentales que hacen las veces de seas de identidad de esta estrategia modelizadora (Barro, Grilli y Febrero, 1997: XV): 1) Estamos, en primer lugar, ante un enfoque de equilibrio general; es decir, el anlisis toma en consideracin las interrelaciones existentes entre los dis-tintos mercados de una economa. 2) Es, en segundo lugar, un enfoque que supone una estructura de mercados perfectamente competitivos, con precios flexibles que aseguran la igualdad de la oferta y la demanda en todos y cada uno de los mercados. 3) Se trata, en tercer lugar, de un enfoque que parte de la presencia de agentes explcitamente optimizadores, esto es, que implica la derivacin de las reglas

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    de decisin de los agentes (sus funciones de oferta y demanda) a partir de la explcita consideracin de sus preferencias y de sus conjuntos de oportunida-des. 4) Es, en cuarto trmino, un enfoque intertemporal; es decir, los agentes no condicionan sus decisiones a los recursos disponibles nicamente en el o-mento presente, ni tampoco se muestran indiferentes ante el calendario de los acontecimientos econmicos. 5) Finalmente, es un enfoque basado en la hiptesis de expectativas raciona-les de los agentes (Muth, 1961); es decir, que stos hacen uso eficientemente de toda la informacin disponible que sea relevante para la toma de sus deci-siones. Los agentes, tras un proceso de aprendizaje, ajustan sus distribuciones de probabilidad subjetivas, relativas al comportamiento futuro de las var ia-bles relevantes, a las distribuciones de probabilidad objetivas derivadas del verdadero mecanismo generador de los datos es decir, el modelo de la ec o-noma y condicionadas por la informacin disponible en el presente.

    2. Lucas y la nueva concepcin de la poltica econmica El artculo Econometric policy evaluation: A critique, publicado por

    Lucas en 1976, y la crtica que en l se formulaba contra la teora tradicional de la poltica econmica conocida hoy universalmente como la crtica de Lucas constituye la contribucin ms im ortante de la macroeconoma del equilibrio en el campo de la poltica econmica. Este trabajo, junto con su Expectations and the neutrality of money (1972a), le valieron a Robert E. Lucas Jr. la concesin del premio Nobel de Economa en 1995 por haber desarrollado y aplicado la hiptesis de las expectativas racionales y, por ello, haber transformado el anlisis macroeconmico y mejorado nuestra comprensin de la poltica econmica (vase Febrero, 1995).

    La importancia de Lucas en la renovacin de la teora de la poltica eco-nmica es equiparable a la que tuvo Jan Tinbergen en la teora tradicional de la poltica econmica. La introduccin por parte de Lucas de los modelos de equilibrio general de expectativas racionales en la macroeconoma no slo represent una revolucin en el mbito de la estrategia modelizadora de los macroeconomistas, signific tambin una revolucin en el campo de la teora de la poltica econmica, cuyos tres pilares bsicos la concepcin de la pol-tica econmica, la simulacin d e las polticas alternativas y el diseo de las polticas ptimas seran objeto de una profunda revisin.

    Debe sealarse que, para el estudio de la poltica econmica, lo verdade-ramente importante del trabajo de Lucas de 1976 no es la crtica que en l se dirige contra el mtodo tradicional de simulacin economtrica de las polit i-cas econmicas. Aun siendo esto fundamental, y de hecho lo que por regla general los textos subrayan de este trabajo, lo trascendental de esta aportacin

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    es la gnesis de la nueva teora de la poltica econmica que enc ierra. El al-cance de la crtica de Lucas es, por tanto, mucho ms amplio de lo que el propio ttulo del artculo bajo consideracin parece inducirnos a pe nsar. Se trata de una crtica a toda la teora tradicional de la poltica econmica, a la forma en que en aqulla se concibe sta, a la forma en que se simulan los efectos de las acciones de poltica y a la forma en que se aborda la tarea del diseo de las polticas ptimas. En definitiva, debe entenderse que la nuev a concepcin de la poltica econmica a la que nos referiremos en este epgrafe, la crtica a la simulacin economtrica del prximo o la discusin en torno al diseo de las polticas ptimas del IV.4 son tres consecuencias distintas, aun-que interrelacionadas, de un fundamento comn de cuya consideracin Lucas parte para establecer una lnea divisoria entre la teora tradicional y la teora moderna de la poltica econmica

    Dicho fundamento consiste en la relacin de interdependencia existente entre el comportamiento de las autoridades econmicas y el comportamiento de los agentes privados. De esta interdependencia surge una nueva conce p-cin de la poltica econmica, donde sta pasa a ser interpretada como un juego dinmico. Es importante subrayar que no nos estamos refiriendo a la concepcin de la poltica econmica como un juego de las autoridades contra la naturaleza, como se supona implcitamente en la teora tinbergeniana de la poltica econmica, en la que las funciones de reaccin de los agentes eran independientes de las acciones de las autoridades econmicas. En su nueva concepcin lucasiana, la poltica econmica alcanza la interpretacin de un juego dinmico entre las autoridades y los agentes privados, donde sus r es-pectivas reglas de decisin mantienen una relacin de interdependencia.

    Salvo en el particular caso de la instrumentacin de la poltica econ i-ca por medio de reglas de carcter fijo, las reglas de decisin de las autorida-des (sean stas la expresin de polticas puramente discrecionales o de reglas de carcter flexible) dependen de las reglas de decisin ptimas de los agen-tes privados. (sta, podramos as decirlo, era la parte obviamente conocida del fundamento antes de que Lucas aportara su crtica). A su vez, las reglas de decisin (su forma y el valor de los parmetros) de los agentes dependen de las reglas de decisin de las autoridades y, por lo tanto, de la funcin objetivo y de las restricciones de los programas que las autoridades resuelven. (sta s era, sin embargo, la parte novedosa del fundamento).

    En los modelos de equilibrio de expectativas racionales, los agentes que en ellos habitan son controladores ptimos que miran hacia el futuro raci o-nalmente en el sentido de Muth. Sus reglas de decisin las derivarn a partir de la resolucin de problemas de optimizacin dinmica utilizando eficiente-mente cuanta informacin est disponible en el presente. Esto implica que las expectativas que los agentes formulan sobre futuras acciones de poltica ec o-

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    nmica afectarn a sus comportamientos en el presente a travs de los efectos desplegados sobre sus conjuntos presupuestarios.

    Cierto es que el lapso que media entre el presente y el futuro impone que la influencia del presente sobre el futuro slo podr materializarse con el transcurrir del tiempo, cuando el presente devenga en futuro. Pero ello no significa, sin embargo, que el futuro slo influya en el presente cuando aqul llegue a convertirse en ste con el paso del tiempo. El presente y el futuro mantienen una relacin de causalidad circular a travs de las expectativas de los agentes y de los conjuntos presupuestarios de estos ltimos. A travs de sus expectativas, el pblico cuantifica en trminos aproximados el futuro. A travs de los conjuntos presupuestarios de los agentes, el futuro, as anticipa-do, incide en el presente. Los valores de los parmetros y la forma de las re-glas de decisin ptimas de los agentes en el momento presente dependern, en consecuencia, tanto de las polticas actuales como de las e speradas en el futuro. En definitiva, los agentes ajustarn hoy su comportamiento a los cam-bios anticipables en el comportamiento futuro de las autoridades econmicas. Es esta dependencia la que sirve de fundamento comn de las tres parcelas aludidas con anterioridad en las que la macroeconoma del equilibrio ha re-novado la teora de la poltica econmica: la concepcin, la simulacin y el diseo de la poltica econmica.

    3. Las crticas de Lucas y el problema de la simulacin de la poltica econmica Aunque es usual referirse a ella en singular, en realidad la crtica de Lu-

    cas no es una, sino dos crticas complementarias: las que podramos deno i-nar, por razones puramente expositivas, crtica de Lucas I y crtica de Lucas II. La primera se refiere al concepto operativo mismo de p oltica econmica, a cundo es evaluable una poltica econmica; la segunda, la corrientemente denominada crtica de Lucas en la literatura, al mtodo de evaluacin econo-mtrica de polticas alternativas, a cmo puede evaluarse una poltica econ-mica. Cada una de las dos crticas contempla, por tanto, un aspecto distinto del problema de la simulacin de las polticas econmicas.

    3.1. La crtica de Lucas I: el concepto operativo de poltica econmica Cundo sern evaluables los efectos de una poltica econmica sobre la

    asignacin de los recursos y el bienestar de los agentes en el marco de la a-croeconoma del equilibrio

    De la naturaleza intertemporal de los modelos de equilibrio de expect a-tivas racionales, junto con el carcter optimizador de los agentes y el supuesto de formulacin de expectativas racionales, se deriva que, para poder evaluar

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    los efectos de las acciones de poltica econmica, necesitamos reformular el concepto operativo de poltica econmica empleado tradicionalmente en el enfoque de Tinbergen. La macroeconoma del equilibrio restringe considera-blemente la gama de acciones de poltica econmica cuya evaluacin es facti-ble. No es posible cuantificar los efectos de cualquier actuacin de las autori-dades econmicas que podamos concebir. Del anlisis de la literatura (vase Lucas, 1976, y tambin Lucas, 1972b; Lucas, 1980; Lucas y Sargent, 1981; Lucas, 1987) puede concluirse que el conjunto de polticas econ icas eva-luables quedar delimitado por el cumplimiento de tres requisitos : 1) La consideracin conjunta del comportamiento presente y futuro de las autoridades econmicas. Ser necesario especificar no slo los cambios ac-tuales de la poltica econmica, sino tambin los cambios futuros esperados por el pblico. Se descarta la posibilidad de cuantificar los efectos asociados a medidas aisladas de poltica econmica. El concepto operativo de poltica econmica ser el de rgimen de poltica econmica. Se necesitar, en conse-cuencia, ms informacin que la exigida por la macroeconoma tradicional para proceder a la evaluacin de las polticas econmicas. As, preguntarse sobre los efectos de una variacin del instrumento de poltica x en un perodo determinado sobre, digamos, el objetivo y en el mismo pero-do, sin incorporar al anlisis ninguna otra informacin, recibira un tratamien-to distinto segn el enfoque macroeconmico. Mientras que la r espuesta no admitira, por lo general, ambigedades en el marco de un modelo IS-LM, en un modelo de equilibrio de expectativas racionales la respuesta no podra concretarse. En este ltimo caso, el analista debera conocer la naturaleza del shock de poltica (es decir, si es de carcter transitorio o per anente, y anti-cipado o no anticipado), adems de cualquier otra informacin que fuera pre-cisa para computar la respuesta de los agentes. 2) La consideracin exclusiva de los regmenes de poltica econmica basa-dos en reglas. Ser preciso que el concepto de rgimen de poltica econmica se identifique con el de regla de poltica econmica para ser operativo. Las polticas puramente discrecionales debern abandonarse en favor de la aplica-cin de reglas si el analista desea estar en condiciones de cuantificar sus efec-tos. En otras palabras, no podrn cuantificarse los efectos asociados a suc e-siones de acciones arbitrarias a lo largo del tiempo. Por consiguiente, la evaluacin de polticas alternativas deber entenderse slo en el sentido de evaluacin de reglas alternativas de poltica econmica, en claro contraste con el tradicional significado de evaluacin de sendas alternativas de valores discrecionales de las variables instrumento de poltica econmica. Expresado este importante punto de un modo alternativo, mientras que en el enfoque tradicional la poltica econmica se identificaba con una variable o un vector de variables (una poltica econmica se defina como la realizacin de una variable instrumento), en el enfoque de Lucas se identifica con el p a-

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    rmetro o vector de parmetros que singularizan una regla (posiblemente estocstica) de comportamiento de la variable instrumento (un cambio de rgimen de poltica econmica se define como un cambio en el valor del vec-tor de parmetros de la regla de poltica). En este paso desde variables a pa-rmetros como representacin de la poltica econmica reside la di ferencia esencial entre el significado tradicional de la evaluacin (y seleccin) de pol-ticas a lternativas y el significado moderno derivado de las aportaciones de Lucas. Obsrvese, que a raz de la identificacin lucasiana de poltica con vector de par etros, es posible distinguir dos tipos de actuaciones poltico-econmicas por parte de las autoridades: realizaciones de polticas dentro de un rgimen y regmenes (Cooley, 1985). Las realizaciones de polticas dentro de un rgimen se derivan de un cambio en el componente estocstico de la regla de poltica y son tratadas como variables aleatorias con distribuciones de probabilidad conocidas por los agentes, en tanto que los regmenes de po-ltica econmica son representados como parmetros (que pueden cambiar) de la parte sistemtica de la regla de poltica. 3) La consideracin nica de reglas de poltica econmica simples y est a-bles. No bastar para su evaluabilidad que los regmenes estn basados en reglas. Las autoridades debern tener presente dos condiciones adicionales para hacer evaluable una regla de poltica econmica (una tercera condicin, la relativa a la credibilidad, surgir en la discusin del epgrafe IV.4). Slo las reglas capaces de ser entendidas y anticipadas por el pblico, y que pre-sentan, por tanto, un diseo suficientemente simple y un caracter estable, se-rn evaluables. En un mundo con agentes con expectativas racionales, no re-sultar factible el anlisis de aquellas reglas que carezcan de estabilidad a lo largo del tiempo o entre es tados de la naturaleza, o muestren una naturaleza tiempo-estado dependiente compleja. Ello limita la evaluabilidad de las reglas de poltica a entornos estacionarios (estocsticos), en los que los agentes con-fan en que la regla se mantenga en vigor en el futuro. Por el contrario, en situaciones de cambio de una regla, el anlisis de la nueva poltica no ser factible hasta agotar la fase de transicin durante la cual los agentes logren identificar, tras un proceso de aprendizaje, los parmetros del nuevo rgimen de poltica econmica.

    Slo as es decir, verificndose estas tres condiciones ser evaluable una poltica econmica (vase Cooley, LeRoy y Raymon, 1984; Cooley, 1985, y Sims, 1982, para un anlisis crtico de esta caracterizacin del co n-cepto operativo de poltica econmica por parte de Lucas). Los efectos as o-ciados a (1) una medida aislada, referida a un momento dado del tiempo y sin informacin alguna sobre las acciones polticas futuras, a (2) una sucesin de medidas puramente discrecionales a lo largo del tiempo, o a (3) reglas inesta-bles y complejas, no sern evaluables en un modelo de equilibrio de expecta-tivas racionales. En los tres casos, el problema de optimizacin dinmica de

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    los agentes no quedar bien definido. Los agentes no sabrn a qu atenerse respecto a las polticas futuras. sta es en esencia la que hemos dado en ll a-mar crtica de Lucas I, referida, como acabamos de ver, al concepto operativo de poltica econmica.

    De este aspecto de la crtica de Lucas, centrado en la evaluabili dad de las polticas econmicas, se desprenden dos importantes implicaciones para el diseo y la cuantificacin de los efectos de las polticas econmicas. La crt i-ca de Lucas I puede interpretarse como una fase ms (no la ltima, como ten-dremos ocasin de comprobar en el epgrafe IV.4) en el debate reglas versus discrecin, de tan profundo arraigo en la teora de la poltica econmica. En tal sentido, Lucas aporta razones de orden tcnico, inherentes al supuesto de optimizacin intertemporal y la hiptesis de expectativas racionales (y, por consiguiente, distintas al tradicional argumento de los retardos amplios, va-riables e inciertos esgrimido por Friedman en sus trabajos de 1948, 1960 1968), para apoyar el empleo de polticas regladas frente a las polt icas dis-crecionales. Por otra parte, la crtica de Lucas I no deja de ser un reconoci-miento de la limitada capacidad tcnica de la que el economista dispone para poder evaluar los efectos sobre el bienestar de los agentes y la asignacin de los recursos de las acciones de poltica econmica.

    3.2. La crtica de Lucas II: la evaluacin economtrica de la poltica econmica Constituyen los tradicionales modelos macroeconomtricos de ecuacio-

    nes simultneas el instrumento apropiado para simular los efectos de reglas de poltica econmica alternativas? En otras palabras, representa el e nfoque estructural de la Cowles Commission un mtodo economtrico adecuado para evaluar los efectos asociados a reg enes alternativos de poltica econmica

    En la negativa respuesta que Lucas ofreciera a esta pregunta consiste la que hemos denominado crtica de Lucas II (vase Lucas, 1976, y tambin Lucas, 1972b y Lucas y Sargent, 1978). Es, por tanto, una crtica al mtodo de evaluacin economtrica empleado en la macroeconometra keynesiana. En un mundo donde los agentes se comportan como si resolvieran problemas de optimizacin intertemporal y miraran hacia el futuro racionalmente, los modelos de ecuaciones simultneas presentan una caracterstica que les i nva-lida para cumplir las funciones del modelo de la economa a emplear en un modelo de poltica econmica. Estos modelos presentan un problema de ines-tabilidad paramtrica. Es decir, no son modelos verdaderamente estructura-les y, por tanto, no son aptos para simular, en particular, los efectos sobre las variables objetivo derivados de cambios en los regmenes de poltica econ -mica.

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    La explicacin de la inestabilidad paramtrica de los modelos de ecu a-ciones simultneas reside, como afirma Sargent (1981), en un principio ele-mental de teora econmica, a saber, que el comportamiento de los agentes cambia cuando cambian sus restricciones. Los parmetros de las ecuaciones que en estos modelos se supone representan las reglas de decisin de los agentes son parmetros superficiales, esto es, funciones a su vez de los valo-res que toman otros dos tipos de parmetros. De stos, unos son los par e-tros verdaderamente invariantes ante cambios en las reglas de poltica ec o-nmica: los parmetros profundos, de preferencias, tecnologa y otaciones de los agentes. Los otros son los parmetros que estn bajo el control de las autoridades econmicas: los parmetros de poltica econmica, que particu-larizan los regmenes de poltica econmica, es decir, que rigen las leyes de movimiento de los instrumentos de poltica econmica que intervienen en la delimitacin del conjunto presupuestario de los agentes. En general, cuando los parmetros de poltica econmica cambian, tambin cambian las restri c-ciones de los agentes y, con ello, los parmetros superficiales de sus reglas de decisin de consumo, inversin, cartera, oferta y demanda de trabajo, y los de sus reglas de formacin de expectativas. De esta forma, se genera un proble-ma de restricciones cruzadas entre los parmetros correspondientes a distintas ecuaciones del modelo (cross-equation restrictions), caracterstico de los modelos con expectativas racionales. En suma, cada rgimen de poltica eco-nmica lleva aparejados sus propios parmetros superficiales.

    El problema del mtodo de simulacin tradicional de polticas econ i-cas deriva, por consiguiente, de la relacin de interdependencia entre las re-glas de decisin de los agentes privados y las reglas de poltica econmica. La prctica tradicional de la simulacin de polticas econmicas consista en la ilegtima evaluacin de los efectos de un rgimen de poltica econmica a aplicar en el futuro con base en las estimaciones economtricas de los par-metros superficiales obtenidas con los datos histricos asociados a un rgi-men aplicado en el pasado. En otras palabras, la macroeconometra tradicio-nal parta del error de suponer que en el modelo economtrico hay una sola va, la representada por las variables instrumento de poltica econmica, a travs de la cual los cambios en las reglas de poltica se plasman en cambios de las variables objetivo (en particular, y de las variables endgenas, en gene-ral). De este odo, se omita la otra va de influencia que tambin cabe con-siderar, la singularizada por los par etros superficiales.

    Cierto es que una va por medio de la cual los cambios en los parmetros de poltica econmica (o, en trminos ms generales, en las funciones de r e-accin de poltica econmica) se traducen en cambios de la senda de las v a-riables objetivo es la que transcurre a travs de los cambios resultantes en la senda de las variables instrumento que aparecen en las ecuaciones del modelo economtrico. ste era el efecto directo de un cambio de rgimen sobre las

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    variables objetivo de poltica econmica enfatizado por la macro econometra tradicional. Pero no es menos cierto que los cambios en el rgimen de poltica tambin se traducen en cambios de la senda de las variables objetivo a travs de las variaciones inducidas en los parmetros superficiales de las ecuaciones del modelo economtrico. ste es el efecto indirecto, no contemplado por la macroeconometra tradicional y destacado por Lucas en su crtica a la evalua-cin economtrica, cuya consideracin le llevara a este autor a cuestionar la validez de la simulacin de cambios en los regmenes de poltica econmica basada en los modelos macroeconomtricos de ecuaciones simultneas.

    INSERTAR GRFICO 2 Concluyendo, pues, cuando, en aplicacin del mtodo tradicional (vase

    grfico 2), se simulan distintas posibles reglas de poltica, no slo cambiarn en cada caso las reglas de poltica econmica a evaluar por las autoridades econmicas (componente C del grfico), sino tambin los parmetros del mo-delo economtrico de ecuaciones simultneas (componente B del grfico) como consecuencia del problema de las restricciones entre ecuaciones carac-terstico de los modelos en los que los agentes toman decisiones intertempora-les bajo el supuesto de expectativas racionales.

    3.3. En busca de la inmunizacin ante la crtica de Lucas: la macroeco-nometra del equilibrio

    La crtica de Lucas que acabamos de analizar constituy una llamada de atencin sobre la disociacin existente entre la prctica economtrica trad i-cional, por un lado, y el conocimiento terico-econmico disponible, por otro (vase Lucas y Sargent, 1978). Era evidente que la econometra y la teora econmica no caminaban de la mano. Esta reflexin crtica no se diriga al caso obvio de la econometra aterica de las series temporales, sino a la eco-nometra estructural de la Cowles Commission. La crtica de Lucas II vena a decir que el enfoque de la econometra de la Cowles Commission no era ver-daderamente estructural. En efecto, la prctica economtrica do inante im-pona, por un lado y en aras de la identificacin del modelo, restricciones a priori sobre los parmetros del mismo no fundamentadas en la teora econ-mica; y por otro, omita las restricciones cruzadas existentes entre los par e-tros correspondientes a las ecuaciones del modelo representativas de las r e-glas de decisin de los agentes y las ecuaciones de las leyes de movimiento de los procesos estocsticos con que se enfrentaban los agentes, es decir, las restricciones entre ecuaciones que estableca la teora econmica dinmica.

    Qu poda hacerse, pues, ante la crtica de Lucas? Aunque Lucas identi-fic el problema de la inestabilidad paramtrica, no aport una solucin al mismo. Fueron otros los autores que intentaron responder, tanto dentro como fuera de la macroeconoma del equilibrio, al formidable reto planteado por

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    Lucas. Limitando nuestro anlisis a las contribuciones de los primeros, cabe decir que para ellos la implicacin fundamental de la crtica de Lucas no era otra que (empleando las palabras de Sargent, 1982) ir ms all de las curvas de oferta y demanda de la macroeconoma, tanto en la estrategia de modeli-zacin terica como en la prctica economtrica. Segn se desprende de la declaracin de principios de los artfices de la macroeconometra de las e x-pectativas racionales esto es, Hansen y Sargent (1980) y Sargent (1981), la estrategia a seguir para hacer factible un mtodo de evaluacin economtrica de las polticas econmicas inmune a la crtica de Lucas supona aplicar dos principios elementales de actuacin: 1) Partir de una estrategia modelizadora basada en primeros principios. Esto es, recurrir a los modelos de equilibrio general de expectativas raciona-les como fuente de especificacin de las ecuaciones y de imposicin de r es-tricciones sobre los parmetros de los modelos economtricos de simulacin. En suma, explicitar las funciones objetivo de los agentes y sus restricciones, derivar sus reglas de decisin a partir de las condiciones de primer orden y establecer las condiciones de vaciado de los distintos mercados. Por lo tanto, en el plano estrictamente terico, la crtica de Lucas II se interpretaba como una justificacin ex-post en favor de la estrategia modelizadora empleada inicialmente por Lucas (1972a) y descrita en el epgrafe IV.1 de este trabajo, y un argumento en contra de la modelizacin macroeconmica tra dicional sintetizada en los epgrafes II.3 y III.2. 2) Cuantificar los parmetros de las funciones objetivo y las restricciones de los agentes. Al partir de primeros principios en el diseo de los modelos eco-nomtricos, se haca posible incorporar a la prctica economtrica las e nse-anzas de la nueva macroeconoma basada en la optimizacin dinmica y la racionalidad de las expectativas. El objetivo de la nueva estrategia econo -trica sera entonces proceder a la cuantificacin (la eleccin de este trmino, en lugar del sustantivo estimacin, tiene su razn de ser, como veremos ms abajo) de los parmetros que hicieran factible un mtodo de si ulacin de reglas de poltica inmune a la crtica de Lucas, es decir, que dotara al modelo economtrico de un carcter verdaderamente estructural. Se trataba, ms con-cretamente, de sustituir la prctica tradicional consistente en cuantificar los parmetros superficiales de las reglas de decisin de los agentes por una nue-va estrategia economtrica que se planteara como o bjetivo la cuantificacin de los parmetros de las funciones objetivo y los parmetros de las restriccio-nes de los agentes (entre los que se encuentran los parmetros que caracteri-zan el rgimen de poltica econmica). La separacin entre estos dos ltimos tipos de parmetros permitira al econmetra predecir cmo cambian las r e-glas de decisin de los agentes cuando sufre alteraciones su entorno estocsti-co a travs de la informacin aportada por las restricciones entre ecuaciones.

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    Desde 1980 hasta el presente, la macroeconometra del equilibrio ha da-do origen a dos literaturas diferenciadas por razn del enfoque utilizado en la aproximacin emprica de los parmetros del modelo. La primera de estas literaturas corresponde al enfoque de la estimacin, y se conoce como eco-nometra de las expectativas racionales. La segunda es la basada en el enfo-que de la calibracin. Dentro del enfoque de la estimacin, dos son los to-dos desarrollados:

    El primero es el mtodo de informacin completa debido a Hansen Sargent (1980), Hansen y Sargent (1981), Sargent (1981) y Hansen y Sargent (1991). Este mtodo centra su atencin en las restricciones entre las ecuacio-nes de las reglas de decisin de los agentes y las de los procesos con que s-tos se enfrentan. Partiendo tpicamente de una especificacin cuadrtico-lineal, con el fin de generar reglas de decisin lineales, el mtodo se sirve de las restricciones entre las ecuaciones para, en primer lugar, poder identificar un modelo VAR (modelo autorregresivo de carcter vector ial) formado por las ecuaciones implicadas y, en segundo trmino, estimar conjuntamente t o-dos los parmetros de inters para la simulacin de regmenes de poltica e-diante la maximizacin de alguna aproximacin de la funcin de mxima ve-rosimilitud. Este mtodo representa la lnea de accin ms ambiciosa dentro de la econometra de las expectativas racionales. Precisamente por ello es decir, por su dificultad computacional y la exigencia de informacin que plantea, el mtodo ha alcanzado menos popularidad que el que a continua-cin se analiza.

    El segundo, es el mtodo de informacin limitada de Hansen (1982) Hansen y Singleton (1982). A diferencia del anterior, este mtodo no pr eten-de estimar todos los parmetros que caracterizan el equilibrio completo d e una economa, sino las condiciones de primer orden del problema de opti i-zacin intertemporal que resuelven los agentes. Este mtodo centra su aten-cin en las condiciones de ortogonalidad asociadas a las ecuaciones de Euler del problema de los agentes. El mtodo se apoya en dos propiedades caracte-rsticas de los modelos de equilibrio de expectativas racionales, a saber: por una parte, que los agentes se muestran, en equilibrio, indiferentes ante reasig-naciones intertemporales en el margen de sus variables de decisin; por otra, que los errores de prediccin basados en expectativas racionales son ortogo-nales al conjunto de informacin disponible por los agentes en el omento de formular la prediccin. Este mtodo persigue estimar los parmetros profun-dos de las funciones objetivo de los agentes recurriendo al mtodo generali-zado de los momentos de Hansen (1982), que supone seleccionar aquellos valores de los parmetros que mejor verifican las condiciones de ortogonali-dad de las ecuaciones de Euler. El mtodo de informacin limitada puede aplicarse a modelos no lineales, y es, desde un punto de vista computacional e informacional, mucho menos exigente que el mtodo de informacin comple-

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    ta, si bien es menos apropiado que este ltimo para estudiar los efectos globa-les de las polticas macroeconmicas. El enfoque de informacin limitada es hoy da ampliamente utilizado en las literaturas macroeconmica y financiera.

    En cuanto al enfoque de la calibracin, debe sealarse que su empleo entre los economistas es anterior a la aparicin de los modelos de equilibrio de expectativas racionales, como pone de manifiesto la literatura de los mode-los de equilibrio general aplicado . En la literatura macroeconmica fue i n-troducido por Kydland y Prescott (1982) y se ha utilizado preferentemente en la evaluacin emprica de los modelos de ciclos reales. El enfoque de la cal i-bracin comparte con el de Hansen y Singleton (1982) su naturaleza de mto-do de informacin limitada. A diferencia, sin embargo, de los dos mtodos de la econometra de las expectativas racionales, el enfoque de la calibracin se aleja del convencional significado de la macroeconometra como pa rcela de la inferencia estadstica aplicada a los modelos macroeconmicos (vase Kydland y Prescott, 1991 y 1996). El todo de la calibracin co nsiste en aproximar empricamente el equilibrio de la economa recurriendo a una bate-ra de procedimientos de asignacin de valores numricos a los parmetros de inters. Estas tcnicas incluyen la utilizacin de estimaciones provenientes de trabajos microeconomtricos independientes, la asignacin de valores a partir de clculos basados en las cuentas de la contabilidad nacional y la fijacin de valores paramtricos mediante el emparejamiento de determinados estadsti-cos (medias y momentos de segundo orden) de las s eries observadas y las series artificialmente generadas por el modelo. En la evaluacin de la bondad de dicha aproximacin, no se recurre a los criterios estadsticos usuales de cercana entre las observaciones muestrales y la formulacin terica del modelo (vase Hansen y Heckman, 1996, y Sims, 1996, para un anlisis cr-tico).

    4. El diseo de las polticas macroeconmicas ptimas

    4.1. Anlisis de bienestar y poltica macroeconmica No parece constituir un aserto contr overtido el afirmar que la poltica

    econmica a disear por las autoridades econmicas ha de ser la ms desea-ble, la ptima, desde el punto de vista de los agentes privados para quienes ejerce sus funciones el policy maker. La caracterizacin de las polticas pti-mas depender, naturalmente, de la eleccin de los argumentos de la funcin de bienestar social. En la literatura econmica, dos han sido las aproxi acio-nes bsicas al problema de la eleccin de los argumentos: la que p odramos denominar individualista y la paternalista.

    En la teora tradicional de la poltica econmica, la aproximacin do i-nante ha sido la paternalista (Graaff, 1957), cuyo origen se debe a Bergson (1938). En ella, el gobierno es visto como un dictador benevolente que inter-

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    preta discrecionalmente el concepto de bienestar social. Los argumentos de la funcin de bienestar social son arbitrariamente seleccionados, sin nexo expl-cito alguno con el bienestar de los individuos que integran el colectivo. Las variables tpicamente elegidas para servir de tales argumentos han sido la tasa de inflacin, la tasa de paro y la varianza respecto al nivel de actividad de pleno empleo.

    Como no poda ser de otro modo, esta orientacin bergsoniana ha sido extensamente empleada en la literatura macroeconmica tanto por autores keynesianos como monetaristas. Obsrvese que el empleo de funciones de bienestar social con argumentos arbitrarios es, en realidad, la nica forma posible de evaluar la deseabilidad de las acciones de poltica macroeconmi-ca cuando la modelizacin e mpleada es la propia del paradigma IS-LM. Es claro que el empleo de funciones de bienestar social arbitrarias es consecuen-cia de la estrategia modelizadora predominante en la ma croeconoma tradi-cional.

    Por el contrario, en la moderna teora de la poltica econmica asociada a la macroeconoma del equilibrio, el enfoque dominante en el anlisis de las polticas ptimas ha sido la individualista. La aproximacin individualista define el bienestar social a partir del bienestar de los individuos que integran el colectivo, de modo que los argumentos son, de hecho, las funciones de utilidad de los agentes privados. De las diversas orientaciones que cabe dife-renciar en el seno de la aproximacin individualista, el enfoque dominante en teora econmica es el paretiano. ste es tambin el empleado en la ma croe-conoma del equilibrio.

    El anlisis normativo derivado de la macroeconoma del equilibrio s u-pone utilizar una funcin de bienestar social paretiana y un modelo de equili-brio general dinmico de expectativas racionales, que recoge las condiciones de optimalidad individual y vaciado de mercado. En consecuencia, es posible aplicar el anlisis de bienestar paretiano a cuestiones de poltica ma croeco-nmica y abandonar la caracterizacin tradicional de una poltica macroeco-nmica ptima, como aqulla que resulta de maximizar el bienestar definido a partir de argumentos arbitrariamente elegidos por el policy maker.

    Los modelos de equilibrio de expectativas racionales empleados en la macroeconoma del equilibrio pueden subdividirse en dos categora bsicas: los modelos de (un nico) agente representativo y los modelos de dos agentes representativos. Al primer grupo de modelos pertenecen cualesquiera de las variantes del modelo de crecimiento ptimo de Ramsey (1928)-Cass (1965)-Koopmans (1965). El segundo grupo lo forman los modelos de generaciones sucesivas de Samuelson (1958) y Diamond (1965).

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    4.2. La inconsistencia intertemporal y la credibilidad como condicionan-te de la poltica econmica La concepcin de la poltica econmica como un juego dinmico entre

    agentes racionales da origen a la aparicin de un fenmeno desconocido en el mbito de la teora tradicional de la poltica econmica. Se trata de la d eno-minada inconsistencia intertemporal o dinmica de las polticas ptimas. El fenmeno no es, por supuesto, exclusivo de los juegos de poltica econmica. En el marco general de la teora de juegos, y particularmente en el anlisis de los superjuegos, la consistencia intertemporal se presenta bajo la rbrica de perfeccin en subjuegos (Selten, 1975). En la literatura macroeconmica las contribuciones seminales sobre la inconsistencia dinmica son las de Kydland y Prescott (1977) y Calvo (1978).

    En el mbito de la poltica econmica, el fenmeno de la incon sistencia intertemporal se refiere a la posibilidad de que: 1) los planes de actuacin futura anunciados por el gobierno, considerados ptimos en el perodo de su diseo como resultado de la maximizacin de una funcin de bienestar social dada, dejen de ser ptimos en perodos posteriores, es decir, tras la reaccin de los agentes ante ellos; 2) aun cuando la funcin de bienestar original, con arreglo a la cual se defini inicialmente el concepto de optimalidad, siga r e-presentando el criterio de valoracin de las polticas econmicas que sirve de gua de las actuaciones de las autoridades econmicas. En sntesis, el proble-ma de la inconsistencia intertemporal se presenta cuando una poltica ptima ex-ante no lo es ex-post. Es decir, cuando se viola el principio de optimalidad de Bellman (1957).

    Conviene precisar que la explicacin de la inconsistencia intertemporal no est relacionada con la funcin objetivo del modelo de poltica econmica, sino con las restricciones del mismo. El fenmeno de la inconsistencia inter-temporal de las polticas ptimas no es la consecuencia de cambios e xperi-mentados a lo largo del tiempo por la funcin objetivo del problema que r e-suelven las autoridades. No es necesario que las autoridades cambien de criterio o de objetivos para que surja un problema de inconsistencia intertem-poral en un modelo de poltica econmica. La explicacin de este fenmeno reside en los cambios que las autoridades pueden causar en el futuro estado de la economa a travs de las promesas o anuncios de polticas futuras cuan-do los agentes miran hacia el futuro racionalmente. En la medida en que el gobierno logre que los agentes incorporen a sus restricciones presupuestarias la informacin contenida en las promesas efectuadas de polticas futuras, el primero habr conseguido inducir a los segundos a cambiar hoy sus reglas de decisin y, con ello, a alterar el estado futuro de la economa.

    Ntese tambin que este mecanismo de influencia de las autoridades so-bre el comportamiento privado va anuncios y expectativas slo ser operati-vo si los agentes confan en las promesas de las autoridades. Detrs del pro-

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    blema de la inconsistencia intertemporal de las polticas ptimas se oculta, por tanto, un factor al que siempre se le ha reconocido su importancia como condicionante de los efectos y del diseo de la poltica econmica, pero que slo muy recientemente ha recibido un tratamiento formal en la teora de la poltica econmica. Nos referimos obviamente a la credibilidad de las polti-cas econmicas. En el marco de anlisis de la inconsistencia intertemporal, la credibilidad equivaldra a la optimalidad ex-post de la poltica econmica. Obsrvese asimismo que, desde una perspectiva analtica, la credibilidad as entendida representa una restriccin adicional, una restriccin de credibilidad o de incentivos (puesto que el gobierno no debe tener un incentivo ex-post a incumplir la poltica ptima ex-ante), a las hasta ahora consideradas en un modelo de poltica econmica.

    4.2.1. Las condiciones de existencia

    Cundo surgir un problema de inconsistencia intertemporal en un o-delo de poltica econmica

    Comencemos por sealar que la intertemporalidad y la hiptesis de e x-pectativas racionales (por oposicin a las expectativas adaptativas) const itu-yen una condicin necesaria, pero no suficiente, para la existencia de la in-consistencia intertemporal de las polticas ptimas. Por lo tanto, lo que resulta suficiente para la validez de la crtica de Lucas II no lo es para la exi stencia de la inconsistencia intertemporal.

    En la literatura, se han determinado dos condiciones adicionales para que las autoridades se vean incentivadas a incumplir sus promesas. Una razn elemental es que la poltica econmica no se implemente de una vez para siempre. La poltica econmica ha de tener un carcter secuencial. De no ser as, no habra posibilidad de reoptimizar por parte de las autoridades y cam-biar de planes en el futuro. Por otra parte, las autoridades no recurriran al engao de no existir en la economa algn tipo de friccin bajo la forma de una externalidad, una distorsin o un nmero insuficiente de instrumentos de poltica econmica. En ausencia de tal friccin, la economa no podra mej o-rar an ms en el futuro a travs del incumplimiento de los anuncios de polti-ca efectuados en el pasado.

    4.2.2. Las claves del fenmeno Para comprender adecuadamente lo que representa el fenmeno de la in-

    consistencia intertemporal desde la perspectiva de la poltica econmica, or-ganizaremos nuestra discusin a partir de cuatro consideraciones fundamenta-les:

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    1) El comportamiento del pblico convierte una poltica ptima hoy en subptima maana . El propio comportamiento del pblico, al considerar una futura poltica creble y ajustar consecuentemente sus decisiones actuales va expectativas es decir, al descontar la poltica futura, convierte la poltica inicialmente ptima en el momento de su anuncio en una poltica posterio r-mente subptima en el momento de su implementacin (o, en general, en cualquier momento posterior al descuento por los agentes de la poltica anun-ciada). La poltica ptima ex-ante es decir, antes de la reaccin de los agen-tes, no lo ser ex-post. La poltica, en definitiva, ser inconsistente intertem-poralmente. Qu ha cambiado entre el momento del anuncio y el de la implementacin de la poltica? El estado de la economa del que, perodo a perodo, parten las autoridades para redefinir una poltica ptima, es decir, la restriccin constituida por el modelo de la economa que limita en un modelo de poltica econmica la eleccin del policy maker. La optimalidad de la pol-tica econmica viene a ser como un activo que, con el paso del tiempo, y en virtud de la reaccin del pblico que confa en las autoridades, se ve sometido a un proceso de depreciacin.

    2) El gobierno engaa al pblico por su propio bien . La posibilidad de influir en el comportamiento actual de los agentes a travs de las expectativas generadas sobre polticas futuras acta como incentivo para que las autor ida-des engaen al pblico en el futuro, una vez que en el pasado el pblico des-cont la poltica entonces anunciada. Lo ms llamativo de esta actuacin de incumplimiento con los compromisos adquiridos por parte del gobierno es que tal violacin de las promesas efectuadas puede llevarse a cabo para elevar el bienestar de los agentes. El engao del gobierno al pblico no tiene por qu implicar un conflicto de intereses u objetivos entre las autoridades y los agen-tes privados. Se trata, ms bien, de todo lo contrario. El engao puede ser la expresin de un ejercicio de paternalismo de las autoridades para con el p -blico. Este fenmeno tendr lugar aun cuando el gobierno tome como funcin de bienestar social la funcin de utilidad del agente representativo. D icho todo esto en otros trminos, el gobierno engaa a los agentes privados por el propio bien de stos. A travs del engao, el gobierno podr subsanar en el futuro la suboptimalidad de la poltica anunciada en el pasado y llevar a la sociedad desde un segundo ptimo , que implicara el cumplimiento por parte de las autoridades de los anuncios efectuados, a un primer ptimo, resultante de la reoptimizacin de la poltica econmica bajo la restriccin impuesta por el nuevo estado de la economa a que el descuento de los agentes en el pasado ha dado lugar. Atenerse a la poltica previamente anunciada re presentara para el gobierno aceptar las indeseables consecuencias del comportamiento del pblico para la optimalidad de la poltica econmica, es d ecir, aceptar en el futuro una restriccin adicional a las existentes en el momento de la opti-mizacin inicial de la poltica econmica en el pasado. Por el co ntrario, pro-

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    ceder a reoptimizar la poltica econmica en el futuro supondra para las auto-ridades desembarazarse de dicha restriccin adicional y, por co nsiguiente, pasar de un segundo a un primer ptimo.

    3) La poltica de desplazamiento desde un segundo a un primer ptimo lleva a la sociedad a un tercer ptimo. Naturalmente, en un mundo habitado por agentes que miran racionalmente hacia el futuro, el engao sistemtico por parte del gobierno no podr producirse. Si los agentes comprenden que la poltica futura anunciada hoy dejar de ser ptima maana, tambin co m-prendern que las autoridades se vern incentivadas a reoptimizar maana y, por tanto, a engaarles. Por consiguiente, los agentes concluirn que las pol-ticas inicialmente anunciadas no son crebles por no ser consistentes i nter-temporalmente. El resultado de esta constatacin por parte de los agentes es decir, el resultado de que anticipen el engao del gobierno en el futuro les llevar a actuar en consecuencia. Aun cuando todo esto sea por el propio bien de los agentes, stos reaccionarn de modo que la economa acabar alca n-zando no un primer ambicioso ptimo, como as lo deseaban las autoridades al recurrir al engao, ni un ms discreto segundo ptimo, como habra sido el caso si las autoridades se hubiesen aferrado a la poltica intertemporalmente consistente, sino un indeseable tercer ptimo, derivado del descuento por parte del pblico del futuro engao de las autoridades.

    4) El engao como un instrumento de poltica econmica . Como puede apreciarse, el engao de las autoridades a los agentes privados hace las veces de instrumento de poltica econmica. Podra resultar un poderoso instrumen-to si la poltica econmica se concibiera como un juego de una sola vez entre el gobierno y el pblico. Pero, lamentablemente, no parece razonable model i-zar la relacin entre gobierno y agentes mediante un juego de tales caracters-ticas. Si concebimos la poltica econmica como un juego dinmico con repe-ticin entre el gobierno y los agentes privados, y consideramos que estos ltimos se comportan como decisores que miran hacia el futuro racionalmen-te, entonces el engao, una vez anticipado por el pblico, se convierte en un instrumento de poltica econmica no exento de costes para el bienestar de los agentes privados (recurdese el desplazamiento que sufrir la economa hacia un tercer ptimo) y cuyos efectos, ante la falta de credibilidad de los anuncios de poltica econ mica, no estar en condiciones de cuantificar el policy maker, aunque puede que s de predecir cualitativamente (por las razo-nes expuestas en el epgrafe IV.3.1). Las autoridades econmicas se enfrentan as a un verdadero dilema, tal y como recoge el diagrama del grfico 3. Deben elegir entre una poltica ptima, pero inconsistente, o una poltica subptima, pero consistente. Pero si optan por alcanzar la poltica ptima recurriendo en el futuro al engao, y los agentes lo anticipan, entonces lo que en rea lidad habrn hecho las autoridades ser elegir entre dos polticas subptimas y op-tar por la peor de ellas, la que conduce a la economa a un tercer ptimo.

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    (Debe matizarse, para evitar confusiones innecesarias, que, en este anlisis del problema de la inconsistencia intertemporal, a la expresin primer ptimo no se le est dando su significado convencional. La poltica consistente inter-temporalmente respresenta un segundo ptimo respecto a la poltica inconsis-tente, pero esta ltima ser en realidad todo lo ptima que una poltica puede serlo a la luz de las fricciones que operan en la economa bajo consideracin. As, si la poltica inconsistente slo pudiera llevar a la economa a un segundo ptimo, empleando esta expresin en su sentido habitual caso de la poltica fiscal basada nicamente en impuestos distorsionantes, nuestra discusin implicara el paso de un segundo ptimo a un cuarto ptimo cuando los agen-tes anticipan el incumplimiento de las autoridades).

    INSERTAR GRFICO 3

    4.2.3. Las soluciones propuestas

    La primera lectura poltico-econmica de la inconsistencia intertemporal ligaba este fenmeno a la controversia reglas versus discrecin (Kydland y Prescott, 1977). Puesto que, como se ha discutido ms arriba, las polticas discrecionales no conducen a la maximizacin de la funcin de bienestar so-cial cuando las decisiones actuales de los agentes dependen de las polticas esperadas en el futuro, Kydland y Prescott defendieron el abandono de la poltica discrecional y la adopcin de una tecnologa de compromiso que dotara de credibilidad a las autoridades econmicas. En concreto, estos auto-res propusieron el establecimiento de reglas fijas cuyos cambios fueran difc i-les y lentos de lograr en virtud de algn tipo de acuerdo institucional.

    De no disponerse de tal tecnologa de compromiso, qu otras solucio-nes podran plantearse? Fundamentalmente, dos han sido las vas de solucin alternativas consideradas en la literatura: la reputacin (vase Barro y Gor-don, 1983) y la delegacin (vase Rogoff, 1985). Segn el primer enfoque, en un juego con repeticin entre el gobierno y los agentes privados, la solucin al problema de la falta de credibilidad asociado a la inconsistencia de la pol-tica ptima puede resolverse por la va del temor a la prdida de la reputacin alcanzada por las autoridades. El mantenimiento de la reputacin podra s u-plir la necesidad de dotar a las autoridades de una tecnologa de compromiso que otorgara credibilidad a sus anuncios de poltica. De acuerdo con el s e-gundo enfoque, la solucin implicara delegar la poltica econmica en manos de una institucin independiente del gobierno que se caracterizara por un talante conservador (este planteamiento se ha empleado en los ltimos aos para justificar una reforma institucional de la poltica monetaria encaminada a dotar al banco central de independencia respecto al gobierno y asignarle c o-mo objetivo a alcanzar la estabilidad de los precios).

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    4.3. Una nota sobre el control ptimo, la inconsistencia intertemporal y el anlisis normativo de la poltica econmica No podemos concluir este epgrafe sin hacer una breve referencia a las

    matemticas de la optimalidad de la poltica econmica. En la versin ms sofisticada del anlisis tradicional de la poltica econmica, la determinacin de las polticas ptimas se basaba en la utilizacin de las tcnicas de control ptimo aplicadas a una funcin de bienestar social intertemporal sometida a la restriccin representada por un modelo dinmico constituido por un si ste-ma de ecuaciones diferenciales o en diferencias. La particularidad de este sistema dinmico era que los agentes miraban hacia atrs y las autoridades tomaban como dadas las expectativas del pblico, es decir, eran consideradas variables independientes de las poltica econmicas. Ello permita a las auto-ridades tratar el sistema econmico como un sistema causal e interpretar el anlisis normativo en trminos de la eleccin de la mejor senda de valores arbitrarios o discrecionales de los instrumentos de poltica econmica.

    La teora moderna de la poltica econmica ha cuestionado sin embargo el uso tradicional, as descrito, del control ptimo en la poltica econmica. Dos son las razones sobre las que descansa esta crtica, si bien en ambos c a-sos la causa es la misma: la dependencia de las expectativas del pblico res-pecto a la decisiones futuras de poltica econmica. La primera razn, en concreto, se refiere al concepto operativo de poltica econmica en un mundo de equilibrio de expectativas racionales. En su momento concluimos que slo si la actuacin gubernamental se representa a travs de una regla simple, esta-ble y creble (en virtud de la argumentacin empleada en esta seccin) podrn cuantificarse los efectos de la poltica econmica sobre la asignacin de r e-cursos y el bienestar de los agentes. De ello se desprende un cambio de estilo en el anlisis normativo de la poltica econmica. La tarea de la deter ina-cin de la poltica ptima consistir no en la eleccin de una senda ptima de instrumentos, sino en la determinacin de la regla ptima de poltica econ-mica, es decir, en la eleccin de los parmetros ptimos de la regla de polti-ca.

    La segunda razn tiene consecuencias de mayor calado para el enfoque normativo tradicional de la poltica econmica, y se fundamenta en el anlisis que hemos efectuado del fenmeno de la inconsistencia intertemporal de las polticas ptimas. Cuando las autoridades tienen en cuenta los efectos de sus anuncios sobre las expectativas del pblico, el planteamiento analtico de la poltica ptima no descansa en la aplicacin usual del control ptimo, sino en la determinacin de la estrategia ptima del jugador dominante (es decir, el gobierno) en el marco de un juego dinmico entre ste y el pblico. Por las razones apuntadas en la anterior subseccin, el uso convencional del control ptimo llevara a determinar polticas ptimas inconsistentes intertemporal-mente, lo que le invalidara como tcnica de apoyo del anlisis normativo

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    (Kydland y Prescott, 1977, y Prescott, 1977). Como puede apreciarse, en es te segundo caso ya no se trata de un cambio de estilo en el anlisis normativo, sino de cuestionar la posibilidad misma de basar el anlisis normativo de la poltica econmica en el control ptimo.

    V. ESPAA Y LA MACR OECONOMA DEL EQUILIBRIO, UNA DIGRESIN En Europa en general, y en Espaa en particular, el concepto de expecta-

    tivas racionales y los mtodos de economa dinmica de la macroeconoma del equilibrio lograron introducirse en el mundo acadmico con mayor lenti-tud que en Estados Unidos. Aunque las contribuciones seminales de esta lite-ratura datan de los primeros 70, el proceso de importacin de estas ideas se produjo bsicamente en la segunda mitad de la dcada de los 80, de la mano de un grupo minoritario de jvenes economistas que, tras completar su for-macin en universidades britnicas y americanas, se incorporaron a los depar-tamentos universitarios espaoles. En trminos generales, cabe decir que los conceptos y mtodos de esta literatura no recibieron precisamente una clida acogida en las ctedras espaolas de teora y poltica econmicas (como ta m-bin ocurriera, dicho sea de paso, con la literatura monetarista).

    La amplia falta de familiarizacin que hoy da, a dos aos de finalizar el siglo, se adivina entre muchos economistas espaoles respecto a los mtodos de la macroeconoma dinmica contrasta con un manifies