Especial de 2do aniversario no. 5: Varios Autores
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latestadura.blogspot.com y latestadura.wordpress.com
Especiales de 2do. aniversario
Fotografías de
Luz María Cano Romero
Dirección General:
Mario Eduardo Ángeles.
Textos: Cipactli (I.H.R.), David Álvarez Vázquez y Nicte
Rodríguez Ceballos.
Fotografía: Luz María Cano Romero.
Consejo Editorial: Diana Isabel Enríquez, Bardo Garma, David Morales, Miguel Escamilla, Pedro M. Serrot, Erich
Tang, Mo. Eduardo Ángeles y Jesús Reyes.
Agradecimientos especiales a Roxana Jaramillo, Pauli-na Romero, Flor de Liz, Tzolkin Montiel, Enrique Ibarra y
José Manuel Bañuelos.
Contacto:
latestadural i terar ia@gmai l .com
México, Julio 2014.
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Los derechos de los textos publicados pertenecen a sus auto-
res. Cuida el planeta, no desperdicies papel.
CONTENIDO
Memoria por Cipactli (I.H.R.)
Relatos inconclusos: Ella por David Álvarez Vázquez
Poemas por Nicte Rodríguez Ceballos
Fotografía por Luz María Cano Romero
ó -
“ ” -ó
: é
í “ ”
Memoria
Cipactli (I.H.R.)
La Testadura 2do. Aniversario 7
Memoria
Retomo textos ajenos para inspirar-
me, releo cuentos extraviados para que la
esperanza no me abandone. No lo consi-
go. Pasan las semanas y me escondo
detrás de esas letras ___ajenas___ para
que no seas tú al que ____invoco___.
Recorro nuevas calles, nuevos monu-
mentos, nueva vida. Siempre estas ahí.
Me confieso: no soy escritora, no soy
poeta, no soy ensayista, no soy.
La Testadura 2do. Aniversario 8
Tengo que renombrarte para escribir-
me. Retomo todos los pasillos de nues-
tras memorias, miro las fotografías en-
marcadas de nuestras caricias, y susurro
nuestros secretos bajo las sábanas.
Y es que memoricé tan bien el mapa
de tu espalda, la geografía de tu mirada y
el clima de tus poros. Supe desnudar tus
mentiras para vestir apropiadamente mis
preguntas. Tuve que ___retomar__ mi
memoria para capturar lo que dejé de
ser desde tu partida. De ser un millón en
una, me convertí en nada.
Esa memoria que no me deja recor-
darlas.
La Testadura 2do. Aniversario 9
He creído que si dejo de escribirme
bajo tu título podrás recordarme, tendrás
memoria y con mucha suerte encontrar-
me a una de ellas.
Sí, quizá cuando no veas mis labios
acariciando tus desdichas, cuando no
veas mis manos protegiendo tus pregun-
tas… viajarás ante tumulto de gente y
esperarás encontrar el recuerdo preciso
para retenerme.
Tendrás memorias cuando no me veas
debajo de la almohada. Recordarás fe-
cha, nombres, lugares y sabores. Recor-
darás lo que era sentirse proclamado por
la gente que vivía dentro de mi. Esa gente
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te anhelaba, te seguía.
Esas mujeres te seguían, te anhelaba,
te rezaban. Seguían tus pasos y borraban
las huellas para que nadie más las en-
contrara.
Te querían para ellas solas. No sopor-
taban la idea de soltar tu mano. Se ancla-
ron a tu espalda. Corrieron detrás de ti y a
costa de ti.
Se tiraron, se volcaron, se persignaron
más de una ocasión. y tu foto colocaban
en sus altares. Todas ellas gritaban tu
nombre. Varias veces se desgarraron la
garganta diciéndote que no te fueras…
Eran tantas las mujeres que huiste.
La Testadura 2do. Aniversario 11
Saliste corriendo arrebatándoles su esen-
cia, su cuerpo, su piel y a algunas pocas
su paz.
Te aprovechaste de su devoción para
acostarte con cada unas e ellas.
La ninfómana no deja de tocarte por
las noches en tu ausencia, la terca sigue
pregonando tu nombre entre las pare-
des…la iracunda, la despiadada, la fre-
nética, la desquiciada, la amorosa, la
inquieta, la predilecta, la suculenta, la
desorientada, la profeta, la maga, la
espiritista, la blanda, la coja, la tuerta, la
artesana, la desnuda, la solitaria, la sa-
na, la vivaz, la maestra, la celosa, la ob-
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sesiva… todas ellas te rezaron, te implo-
raron, te suplicaron, se ___aferraron___.
Te tomaron de la mano más de una oca-
sión, te levantaron. Te destrozaron, te
engañaron, te pisotearon, te amedrenta-
ron con sus voces, te presionaron. Te so-
focaron hasta matarte. Cada una de ellas
se quedó a tu lado hasta la última pala-
bra. Te dijeron lo siento, perdón, lo la-
mento. Cada una de ellas te amo a su
manera, a su forma a su distancia, a su
cercanía. A todas ellas las dejaste a la
deriva.
Las aventaste a un barranco, todas
apiladas, todas amputadas. Puedo perci-
La Testadura 2do. Aniversario 13
bir el olor putrefacto. Las alimentaste
moribundas con tu confusión, a unas, las
piernas amarraste, a otras les aniquilaste
los anhelos, les saqueaste el alma… y tú,
ahí estás. Te place mirarlas.
Tiemblo, mi cuerpo tiembla de coraje,
de impotencia. Soy testigo de la masa-
cre… lloro, porqué tengo que renombrar…
algo se mueve.
Relatos inconclusos: Ella
por David Álvarez Vázquez
David Álvarez Vázquez
Sociólogo, U.A.Q.
La Testadura 2do. Aniversario 17
Relatos inconclusos: Ella
Hace algunos años, ya bastantes por
cierto, tuve la dicha de conocer a una
persona especial para mí, no sabía que lo
era en ese momento, sino ya después de
otros años posteriores y más cercanos a
la fecha de hoy. Su nombre quizás no
importe, es lo de menos; lo que importa
es lo que una persona puede provocar en
las emociones de un adolescente cuyo
mayor triunfo fue el de haberla conocido.
Si me preguntan lo que me gustó de
La Testadura 2do. Aniversario 18
aquella persona, no sabría decirlo; tengo
algunas lagunas –no sabía que estas
palabras se escribieran casi igual- de los
porqué, pero sé que me gustaba y por
algo debió ser. Digo, no voy a mentir, ni
citaré a Shakespeare o a Quevedo para
intentar explicar un sentimiento que la
verdad no lo recuerdo con precisión, uno
sólo sabe que algo pasó y punto, aunque
recuerdo su cabello; por alguna razón
tengo una especie de fetiche con las mu-
jeres de cabello corto, aunque he conoci-
do muchas mujeres de cabello corto y
nadie provocó una sensación tan en mí
como ella, probablemente sea al revés y
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quizás sea ella la causante de tal parafi-
lia –pensativo-, pero continuando, no sé
por qué me gustó tanto.
“Los científicos dicen que estamos
hechos de átomos, pero a mí un pajarito
me contó que estamos hechos de histo-
rias” dijo Galeano, escritor uruguayo cu-
yas palabras considero de una belleza
tal, que por algo las he citado aquí, así de
simple. Entonces uno piensa en esas his-
torias de las que se está hecho; recuerdo
lo que ha llegado a prevalecer en la me-
moria, aunque he de decir que no con
tanta claridad, raro eso de los recuerdos.
Por eso cuando se hace trabajo de cam-
La Testadura 2do. Aniversario 20
po, en antropología o sociología cualitati-
va se requiere de inmediato la transcrip-
ción de la experiencia cuando uno lo tie-
ne recién vivido; eso me hubiera gustado
a ver hecho, experimentar conmigo mis-
mo y escribir mi propia vida, en pocas
palabras, hacer un diario. Aunque por ahí
tengo algunos escritos, de esos que se
realizan en la parte final de las hojas de
los cuadernos de la escuela y que, si bien
no son de una calidad literaria que valga
la pena mostrar, son huellas que se van
dejando y de alguna manera dicen mu-
cho, porque así puedo darme cuenta de
lo que pensaba cuando no prestaba aten-
La Testadura 2do. Aniversario 21
ción en clase. Su nombre escrito en 4
libretas; una de geografía, otra de diseño
gráfico, otra más de historia y en la de
matemáticas; escrito con una pésima
letra y peor ortografía, y es que, no es que
mi caligrafía haya mejorado ni mi ortogra-
fía sea espléndida ahora, pero ciertamen-
te ha mejorado –sería el colmo si no-. Así
que retomando lo de las historias, ella
fue algo así como el “Don Quijote” en mi
acervo literario, indispensable de leer y
también con su triste historia –Alonso
Quijano nunca conoció a Aldonza Lorenzo
¿Qué triste no?-, y no estoy aquí escri-
biendo, ni pretendo hacerlo sobre expe-
La Testadura 2do. Aniversario 22
riencias concretas aunque tengo muchas
en la cabeza, sino de lo que hacen sentir
esas experiencias al pasar los años. Algu-
nos llegaron a decirme que fue una espe-
cie de obsesión, que no fue amor; yo sólo
digo, entonces ¿qué es amor? Y quién es
quién para definirlo como un concepto
unilateral y concreto dejando de lado las
vastas expresiones en las que se pueda
mostrar; digo, fue obsesión eso no me
queda duda, pero qué pasión no se con-
vierte en tal. Cabe aclarar que lo que es-
cribo aquí es el recuento de una historia,
evocando a sentimientos que pasaron en
ella y que, como yo lo veo, parece que
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Franz Kafka le puso 6 patas, o sea, se
transformó –no me salió el chiste- y se
convirtió en un bonito relato personal
para contar cual rapsoda en Grecia o ju-
glar en el medioevo, sólo que la música la
dejamos pendiente y olvidemos la ima-
gen del escarabajo –por lo de Kafka-.
Recuerdo cuando tuve la grandiosa
oportunidad de besarla –sé que dije que
no pretendía contar experiencias concre-
tas, pero bah-, no recuerdo muy bien el
primer beso, aclaro, sólo el que más sen-
sación me da en este momento; se sintió
como una especie de cosquilleo en la
parte de los brazos con un revoloteo en el
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estómago, -como verán mis recuerdos no
están tan perdidos-, y mi corazón bom-
beó tanta sangre y tan aprisa que tuve
una erección, seguramente lo notó y es
gracioso porque realmente me dio un
poco de pena, pero uno dice: “¡Vale ma-
dres! Está chido el beso”. Y no fue sólo
uno, sino varios y cada uno dejó una pe-
queña parte de ella en mí, y esa historia
me convirtió en un bibliófilo, aunque aquí
entre nos, creo que fue más en un biblió-
pata –si es que esa palabra existe-.
Las calles parecen iguales, con un
recorrido de aproximadamente 20 minu-
tos entre mi casa y la suya; casas grisá-
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ceas cuyo colorido se produce por el del
aerosol de un artista clandestino, de esos
garabatos que algo dicen, quién sabe
qué, y que le dan ese pequeño “toque” de
cotidianidad urbana y de vandalismo,
mezcla perfecta. Cambia muy poco este
recorrido entre calles y privadas, suena el
mito de que algún pequeño enamorado
recorría dicho trayecto y que, como en
Comala, ahora existen sólo fantasmas e
ilusiones. Después ya no fue ese el ca-
mino, sino otro muy distinto, no vale la
pena mencionarlo porque fue muy breve y
en esa misma brevedad se consume solo.
Hablo de ella en tercera persona por-
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que así me quito un poco el peso emocio-
nal de encima y me es más fácil relatar
esto como si fuera escrito para alguien
más, no así, sólo está hecho para una
persona cuya evocación revive viejas his-
torias y algunas no tan viejas, pues fueron
muchos años los que se robó ella en mi
cabeza, y digo robar porque ni modo de
echarme la culpa a mí mismo –otro chiste
-, y hasta la fecha quedan recuerdos más
vivos de los últimos años en las que estu-
ve a su lado, que no tendrán cerca de
cuatro aproximadamente.
Como Sarah Kane, una escritora in-
glesa que se suicidó a los 28 años, he fa-
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fabricado psicosis en mis historias que
invitan a crear personas imaginarias para
tener con quien platicar; digo, eso sonó
macabro pero tomémoslo con más ligere-
za que sólo fue un ejemplo para explicar
el por qué hablo en tercera persona como
si estuviera con alguien más, así que es
una forma de psicosis sutil o “nice” para
darle un toque más relajado.
Pero volvamos, seguíamos con el re-
cuerdo de las calles, de los caminos que
tuve que recorrer para llegar a donde se
encontraba ella, años después ella reco-
rrió algunos distintos para venir a verme y
eso es lo curioso, porque pasamos de un
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lado a otro, de un interés a otro y de una
historia a otra. Pero antes de estos nue-
vos caminos, primero llegó la época de su
partida, nunca nos despedimos como se
despiden quienes se quieren y no creo
que haya sido porque no nos queríamos,
sino las circunstancias y ocupaciones de
la vida diaria a veces nos llevan por cami-
nos no dictados por la moral o las buenas
costumbres. Supimos e hicimos cosas
uno del otro, lloré como un niño cuando
finalmente supe que se había ido, y es
que en su partida nuestra relación se
había desviado y no terminamos tan bien
como me hubiera gustado. Pero se fue y yo
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me quedé, eso era evidente, sin saber
que esa sensación de amor raro me
acompañaría por muchos años más, has-
ta el momento en que la volví a ver. Pasa-
ron muchas situaciones en ese tiempo, yo
cambié y ella también, pero no es lo que
me acomoda en este momento escribir y
es que no tendría sentido, sólo pasaron
situaciones y ya.
Como verán, por muchos años, en la
ausencia de su presencia, me la pasé
pensando en ella; no estoy aquí para con-
tarles el por qué se ausentó ni mucho
menos hacia dónde, sólo referiré que se
fue y que no supe nada de ella sino hasta
La Testadura 2do. Aniversario 30
años después.
La música se convirtió en una fiel alia-
da en este proceso, fue como esa música
de fondo que se escucha en las películas
cuando sucede algún evento reflexivo o
de acción y que parece que así fuera
cuando uno se pone los audífonos y se
camina por la calle o se viaja en un auto-
bús pegado a la ventana, esa sensación
de sentirse en una película en el clímax
de la misma me sucedió en cada día de
esos años en los que se alejó. No es difí-
cil suponer que la merluza o embriaguez
se hizo presente por las noches de fin de
semana, a veces solo o acompañado y
La Testadura 2do. Aniversario 31
aunque no sucedía cada vez que salía si
fue algo muy común; música, botellas de
cerveza, marihuana y cigarros, en un bo-
rracho bukowskiano me convertí, aunque
más ridículo que artístico.
"En todas partes nos aferramos a las
paredes del mundo, y en lo más profundo
de la resaca, pienso en dos amigos que
me aconsejaron varios métodos de suici-
dio. ¿Qué mejor prueba de amorosa ca-
maradería?"
Charles Bukowski
Pasaron los días, uno tras otro; tan
tardados y ahora tan efímeros que en un
chasquido se resumió todo, así sucede
La Testadura 2do. Aniversario 32
cuando uno ve hacia atrás y parece que
duró muy poco la travesía. Con la saliva
en los labios, las ojeras y las lagañas;
resacas y sinsabores que el alcohol en
exceso provoca al otro día. Cuando volví a
saber de ella no fue porque me la haya
encontrado, o por algún chisme de al-
guien, sino que resultó que aún conserva-
ba el mismo número de celular y ¿cómo
me di cuenta?, pues curioseando; sabía
su número y por años me lo supe de me-
moria, ahora sólo recuerdo 8 dígitos de
10 que eran; me encontraba acostado en
mi cuarto sin nada mejor que hacer que
en la ociosidad, pensando en ella y en
La Testadura 2do. Aniversario 33
otros menesteres cuando de repente se
me ocurrió la gran idea de enviarle un
mensaje, del que por cierto, no me acuer-
do qué chingados decía y dejándole el
obligado “atentamente” para que supiera
quien era el que escribía, después de
unos minutos me respondió. Como verán,
mi emoción incrementó y el corazón se
aceleró, la sangre bombeó tanto pero
esta vez no hubo una erección, sino una
emoción de esas que sacan una sonrisa
medio estúpida y una risa nerviosa igual
de estúpida para variar. Pasaron años
para que esa curiosidad en medio de la
ociosidad me invadiera, y de haber sabi-
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do que habría una respuesta lo hubiera
hecho desde mucho antes, pero ya saben
que uno a esa edad no le da por razonar
muy bien que digamos.
Lo sé, lo sé, me contradigo al decir
que no iba a escribir esos cachos de his-
toria, pero creo que la misma historia me
ha ganado a mí, y ya no soy yo el que es-
cribe; es decir, el yo de ahora que se su-
pone de mayor madurez, sino que quien
escribe es la historia misma, esa del suje-
to de hace unos años, y también el de
otros años más atrás; porque como verán
fueron dos tiempos.
Siguiendo con el mensajeo frecuente,
La Testadura 2do. Aniversario 35
los días pasaron convirtiéndose en sema-
nas, en meses y años; cada uno intensifi-
cando el sentimiento de por sí ya trauma-
do en su ausencia, y aunque ausente, las
maravillas de la tecnología celular nos
acercaron un poco más en 250 caracte-
res y a 0.85 centavos por mensaje. Plati-
camos de todo y a veces de nada –
cualquier tontería-, desde la mañana
hasta la noche y se hizo peor. En la prepa,
me encontraba en el salón de clases
mensajeando, mi atención se centraba
en ello y lo demás, lo que se consideraba
importante, en realidad no lo era. Su
nombre seguía apareciendo en las últi-
La Testadura 2do. Aniversario 36
mas hojas de mis libretas de manera tan
natural, como si esas páginas estuvieran
reservadas para ella, era como besarle
los pies a cada trazo del bolígrafo escri-
biendo su nombre una y otra vez…
Poemas
por Nicte Rodríguez Ceballos
Nicte Rodríguez (1990)
Estudiante de psicología y devota escritora.
Les comparto algunos de los diálogos inter-
nos que mantengo con lo que muy cariñosa-
mente llamo “Mi adorado demonio”, es esa
parte extraña y oculta con la que todos sole-
mos hablar en algún
momento, a veces es lo
mejor de nosotros, a
veces lo peor…
Espero que esta pe-
queña parte de mi
esencia les deje algo,
¡Disfrútenlo!
Foto: Herani Enríquez "Hache “
La Testadura 2do. Aniversario 39
Eso
Quiero cortarme otra vez
no lo puedo creer
pensé que había desaparecido,
y ahora me doy cuenta
de que esta obsesión
jamás desaparecerá.
Esa risita nerviosa
esas malditas ansias,
las manos que tiemblan
La Testadura 2do. Aniversario 40
todas esas pequeñeces
que marcan la recaída
a esta estúpida adicción.
Ese demonio quiere salir
grita y golpea desde adentro
no lo puedo controlar,
el sabe cuando estoy
verdaderamente mal,
no lo puedo callar…
no se lo puedo ocultar.
Ven y saca esa parte de mi
que todos odian tanto,
pero que yo deseo con ansia,
La Testadura 2do. Aniversario 41
conviérteme en lo que era, en lo que fui
una adicta a la sangre y al propio dolor…
Éxtasis
Desgarrando la piel para sentir
cómo el vacío huye por las heridas.
Palpita y sube la temperatura
justo en esa área,
siento el olor de la sangre
y me enloquece.
Me llena de ese éxtasis
La Testadura 2do. Aniversario 42
que no logro controlar…
todo lo que está disperso
se concentra en un solo lugar.
Sólo allí… Sólo allí
corto y desaparece…
se evapora.
Tu maldición
Soy tu noche, tu obscuridad
la que ha engendrado tus más
profundas tristezas, tus más
horribles pesadillas.
La Testadura 2do. Aniversario 43
La que lame tus heridas y
las llagas de tu alma para que
cicatricen y siempre me recuerdes,
para que me lleves en la piel
como tu más lastimera maldición.
Extendiendo mí vacío,
hasta alcanzar tu conciencia
y llevarte a la locura.
Frío
Esta noche mi demonio y yo bailamos
La Testadura 2do. Aniversario 44
como sólo nosotros sabemos,
como sólo nosotros deseamos.
Yo le di mi sangre y a cambio
él me dio irrealidad…
irrealidad que deseaba para seguir,
para tenerlo presente.
Ha dejado esas marcas en mi,
marcas que me llenan,
que me dan miles de cosas,
que me recuerdan todo lo que soy,
lo que no soy, lo que más odio
y con lo que no se luchar…
La Testadura 2do. Aniversario 45
Porque soy débil y sucumbo
ante su lastimoso encanto,
ante su filo de acero penetrante.
Pero es ese frío en mi piel
lo que me regresa y me trae de vuelta,
lo que me da algo real, algo a lo cual
[aferrarme.
Ese dolor, ese ardor, me llenan
como nadie lo ha logrado,
como sé que nadie lo hará
nunca.
La Testadura 2do. Aniversario 46
Factores exactos
Cae la lluvia con furia, el cielo vibra
y se pinta de gris, el frío me llena
hasta los huesos y me hace tiritar…
Condiciones perfectas, factores exactos…
Mi obscuridad emerge disfrazada de
confusión y finalmente se presenta
ese demonio, mi adorado demonio,
del que vivo enamorada, enajenada…
Condiciones perfectas, factores exactos…
La Testadura 2do. Aniversario 47
La lluvia y la noche son nuestro paisaje
más hermoso, nuestro punto más
[cercano al Nirvana…
Las sensaciones se intensifican
y éste deseo enfermo se incrementa.
Condiciones perfectas, factores exactos…
Y entonces… sólo entonces nos amamos
por completo, nos entregamos todo.
Le ofrezco mi sangre,
ofrenda caliente que me abraza.
Y mi demonio, mi adorado demonio
La Testadura 2do. Aniversario 48
me da calma, tranquilidad, un olvido
lleno de
[ideas, una sensación falsa de paz…
Condiciones perfectas, factores exactos…
Y de nuevo mí amado demonio se retira,
sólo se va, dejándome sola, regreso a la
realidad…
ansío su regreso, su falsa tranquilidad.
Fotografía
por Luz María Cano Romero
Luz María Cano Romero
Nacida en Amealco, Qro. Ahora estudio
artes visuales en la facultad de Bellas
Artes de la Universidad Autónoma de
Querétaro, tengo la edad de 21 años, me
apasiona el arte y la fotografía .
De mano en mano,
de pantalla en pantalla
¡Que la voz corra!
La Testadura, una literatura de paso,
hecha para olvidarse en salas de espera y/
o lugares públicos.