El Inmortal

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«El inmortal» de Jorge Luis Borges: el yo, infinitos, absolutos y vocabularios finales Jorge Luis Borges's «The Immortal»: the Self, Infinites, Absolutes, and Final Vocabularies Jorge Sagastume Dickinson College, Pensilvania. [email protected] Resumen Una obra frecuentemente consultada por Jorge Luis Borges fueMatemáticas e imaginación, de E. Kasner y J. Newman, en la que se discute la teoría de los conjuntos (que es la rama de la matemática que estudia la relación entre conjuntos), propuesta por Georg Cantor (1845-1918), y mediante la cual se crea la aritmética transfinita (que va más allá de la finita) y se establece un sistema epistémico para representar los diversos niveles del infinito. Así, Cantor le asigna a esas ininitudes la primera letra del alfabeto hebreo, el Aleph, seguido de un determinado número, dependiendo del nivel de infinitud (Aleph-cero, Aleph-uno, etc.). Borges, de esa manera, teje varias de sus narraciones en las que se trata el tema del ininito y del absoluto: un ejemplo de ello es la colección de relatos bajo el título El Aleph, que abre con el cuento «El inmortal» y cierra con el que le da el título a la colección. El presente ensayo tiene el propósito de estudiar «El inmortal» bajo la óptica cantoriana, para hablar de un absoluto en particular: el yo, y sugerir que no es posible establecer un vocabulario inal o una deinición deinitiva sobre el tema en cuestión. Tal imposibilidad, propone Borges, está dada en parte por la finitud lingüística, mientras que por otro lado la falibilidad de la memoria juega también un papel crucial en todo intento de deinición. Sin embargo, como buen ironista, el autor a través de «El inmortal» es capaz de proveer una redescripción del tema mediante un lenguaje transinito, sin pretender establecer un vocabulario inal sobre la materia, sino, al contrario, tratando de resolver ciertas paradojas a las vez que revela otras, promoviendo así el permanente diálogo entre las distintas disciplinas. Aunque el ensayo se enfoca en el análisis de «El inmortal», a fin de desarrollar el problema propuesto, también estudia otros relatos contenidos en El Aleph, y utiliza un acercamiento teórico que se enmarca en la ilosofía de la lengua. Palabras clave: Borges, inmortal, Aleph, Cantor, identidad.

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«El inmortal» de Jorge Luis Borges: el yo, infinitos, absolutos y vocabularios finales

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El inmortal de Jorge Luis Borges: el yo, infinitos, absolutos y vocabularios finalesJorge Luis Borges's The Immortal: theSelf,Infinites, Absolutes, and Final VocabulariesJorge SagastumeDickinson College, [email protected]

Resumen Una obra frecuentemente consultada por Jorge Luis Borges fueMatemticas e imaginacin,de E. Kasner y J. Newman, en la que se discute la teora de los conjuntos (que es la rama de la matemtica que estudia la relacin entre conjuntos), propuesta por Georg Cantor (1845-1918), y mediante la cual se crea la aritmtica transfinita (que va ms all de la finita) y se establece un sistema epistmico para representar los diversos niveles del infinito. As, Cantor le asigna a esas ininitudes la primera letra del alfabeto hebreo, el Aleph, seguido de un determinado nmero, dependiendo del nivel de infinitud (Aleph-cero, Aleph-uno, etc.). Borges, de esa manera, teje varias de sus narraciones en las que se trata el tema del ininito y del absoluto: un ejemplo de ello es la coleccin de relatos bajo el ttuloEl Aleph,que abre con el cuento El inmortal y cierra con el que le da el ttulo a la coleccin. El presente ensayo tiene el propsito de estudiar El inmortal bajo la ptica cantoriana, para hablar de un absoluto en particular: el yo, y sugerir que no es posible establecer un vocabulario inal o una deinicin deinitiva sobre el tema en cuestin. Tal imposibilidad, propone Borges, est dada en parte por la finitud lingstica, mientras que por otro lado la falibilidad de la memoria juega tambin un papel crucial en todo intento de deinicin. Sin embargo, como buen ironista, el autor a travs de El inmortal es capaz de proveer una redescripcin del tema mediante un lenguaje transinito, sin pretender establecer un vocabulario inal sobre la materia, sino, al contrario, tratando de resolver ciertas paradojas a las vez que revela otras, promoviendo as el permanente dilogo entre las distintas disciplinas. Aunque el ensayo se enfoca en el anlisis de El inmortal, a fin de desarrollar el problema propuesto, tambin estudia otros relatos contenidos enEl Aleph,y utiliza un acercamiento terico que se enmarca en la ilosofa de la lengua.Palabras clave:Borges, inmortal,Aleph,Cantor, identidad.

Abstract Jorge Luis Borges often consultedMathematics and Imaginationby E. Kasner and J. Newman, where they address the set theory (branch of mathematics that studies the relationship between sets) proposed by Georg Cantor (18451918), and in which transfinite arithmetic (beyond finite arithmetic) is established, and an epistemic system created to represent different levels of the ininite. Thus, Cantor labels the different levels of the ininite by assigning to each the irst letter of the Hebrew alphabet, the Aleph, followed by a number, depending on the level of infinite he is referring to (Aleph-zero, Aleph-one, etc.). Following these ideas, Borges weaves several narratives, discussing the ininite and the absolute. An example of such narratives is the collection of stories compiled under the titleThe Aleph,which opens with The Immortal and closes with the story that gives the collection its title. The objective of this paper is to study The Immortal under the Cantorian lens, so as to discuss one particular absolute, the self, and to suggest that it is impossible to establish a inal vocabulary, or a deinite deinition, about this topic. This impossibility, Borges proposes, is in part due to the apparent initude of language, on the one hand, and on the other, the fallible attributes of human memory are also crucial when it comes to deining anything. However, being the ironist Borges is, he is capable of providing through The Immortal a re-description of these issues by means of a transinite language that resolves some paradoxes while at the same time reveals others. Due to this way of writing, I propose Borges fosters a continuation of the dialogue among different disciplines. Though I will center my analysis on The Immortal, to develop these ideas I will also revisit other stories inThe Alephdeparting from a theoretical approach rooted in the philosophy of language.Keywords:Borges, Immortal, Aleph, Cantor, Identity.

Jorge Luis Borges abre el cuento El libro de arena con las siguientes palabras: La lnea consta de un nmero ininito de puntos; el plano, de un nmero ininito de lneas; el volumen de un nmero ininito de planos; el hipervolumen, de un nmero ininito de hipervolmenes [...] (Obras completasIII, 68), para luego desarrollar el relato, cuyo tema central, podramos decir, es el del conjunto ininito de fuentes de conocimiento disponibles a travs de un ininito nmero de escrituras, todas compendiadas en un solo volumen que no tiene comienzo ni in, sugirindose que a pesar de que las fuentes puedan ser ininitas, el conocimiento en s quiz sea limitado. El ininito y el absoluto son temas recurrentes a lo largo de la obra del autor. Basta repasar muy rpidamente sus escritos para darnos cuenta de que esos temas, generalmente basados en principios matemticos, se manifiestan casi como una obsesin1. Su inters en ellos, creemos, no reside en el hecho de que puedan o no ser verificables; nos parece percibir que Borges no crea en arquetipos eternos, sino que los utilizaba porque de una u otra manera le permitan proponer que nada es real, ni siquiera el lenguaje matemtico que, por lo general, es considerado un lenguaje exacto.Otro tema conexo es el de los catlogos, que aparece incesantemente en la obra borge-siana. Lo vemos en La biblioteca de Babel, por ejemplo, en la forma de una bsqueda de un catlogo que contenga todos los catlogos. Pero no se trata de una simple lista que contenga todos los ttulos habidos y por haber que pueden considerarse fuentes de conocimiento, sino que se trata de una relacin ordenada de ttulos que estn relacionados entre s. En otras palabras, se trata de un conjunto absoluto que contenga absolutamente todos los conjuntos de las fuentes de conocimiento y que descubra a la vez la relacin entre ellos. Pero dentro de ese conjunto absoluto tenemos conjuntos y subconjuntos, por ejemplo los conjuntos de libros de literatura, de ilosofa, de historia, de ciencias, etc., que a su vez tambin estn compuestos de subconjuntos. Tomemos como ejemplo el de los libros de literatura, dentro del cual tenemos el subconjunto que comprende todos los libros de poesa, el de los libros de prosa, el de los libros de drama, etc. As, cada uno de esos subconjuntos es en s un conjunto individual, pero determinar el nmero de elementos o el catlogo (la cardinalidad del conjunto, en trminos matemticos) resulta imposible si partimos de una aritmtica inita, es decir la aritmtica que gobierna nuestro diario vivir. Ir ms all de esa aritmtica inita sera considerado imprctico y metafsico. Pero para Borges, no por ser metafsicos no han de considerarse; para l, como mencionamos antes, en realidad todo es metafsico o, como le gustaba rotularlo, fantstico. Hablar de cualquier cosa, real o imaginaria, describir, deinir, identiicar, al in y al cabo es incurrir en tautologas (Obras completasI, 470). El lenguaje con el que contamos (incluso el matemtico) nos limita, nos encajona en un universo inito.De all que Borges se sintiera atrado por personajes que intentaran ir ms all de esta initud, y un libro que consultaba con frecuencia esMatemticas e imaginacin,de E. Kasner y J. Newman, en el que se discute la teora de los conjuntos (que es la rama de la matemtica que estudia la relacin entre conjuntos), propuesta por Georg Cantor (1845-1918), y mediante la cual crea la aritmtica transinita (que va ms all de la inita) y establece un sistema epistmico nuevo para representar los diversos niveles del ininito. As, Cantor le asigna a esas ininitudes la primera letra del alfabeto hebreo, el Aleph, seguido de un determinado nmero, dependiendo del nivel de ininitud (Aleph-cero, Aleph-uno, etc.). Obviaremos aqu el anlisis matemtico y las ininitas operaciones posibles mediante este nuevo sistema, porque no vienen al caso. Nuestro inters en mencionar tal sistema est en que, sospechamos, es la idea detrs de las ideas borgesianas de los catlogos y la que dio lugar a la publicacin de la coleccin de relatos bajo el ttuloEl Alephen 19492; de hecho, hacia el inal del cuento homnimo, Borges incluso menciona especficamente la aritmtica transfinita (Obras completasI, 627).EnEl Aleph,cada uno de los cuentos, de una u otra manera, trata sobre algn catlogo (o conjunto) en particular3, para llegar a la conclusin de que no nos es posible establecer un vocabulario inal sobre el tema que se discute, aunque no por eso debemos dejar de lado la constante redescripcin de ellos4. El relato que cierra la coleccin es el que le da el ttulo a la misma. Ese Aleph que el personaje Borges ve en el stano de la casa de Daneri es un conjunto supremo y absoluto que abarca el Todo: lo pasado, lo presente y lo por venir, adems de permitirle al espectador Borges dilucidar todos los secretos del universo, resolviendo as toda apora y explicando toda paradoja5. Ese orificio, esa esfera cuyo centro est en todas partes y la circunferencia en ninguna (Obras completasI, 625) y que adquiere la forma de un hexgono en La biblioteca de Babel vendra a ser el conjunto de todos los conjuntos que componen el ininito universo.El cuento El Aleph es, entonces, el que resume la idea general de la coleccin de relatos: no es posible llegar a deinir nada de manera absoluta, pero es necesario volver sobre ciertos temas mediante permanentes redescripciones de los mismos. La razn fundamental de esa imposibilidad queda sugerida a lo largo de la obra de Borges, pero de manera especfica es mencionada en ese cuento, cuando el narrador reflexiona sobre lo que ha visto y declara: Lo que vieron mis ojos fue simultneo; lo que transcribir, sucesivo, porque el lenguaje lo es. Algo, sin embargo, recoger (Obras completasI, 625). El lenguaje, puesto que es diacrnico, impide la deinicin absoluta del universo o de cualquier elemento del mismo, incluso el ms simple, puesto que todo elemento o evento en s se presenta como fenmeno sincrnico. Pero ese algo, sin embargo, recoger se convierte en la esencia de la escritura borgesiana, que consta de las caractersticas tpicas de un ironista, que acepta las limitaciones lingsticas y sabe que la nica posibilidad es la de continuar proveyendo redescripciones que nos fuercen a considerar los mismos temas bajo diferentes lentes, aun cuando las materias a tratarse vayan ms all de nuestra visin inita de la realidad y nos lleven a considerar lo generalmente visto como metafsico6.Pero el propsito del presente ensayo no es el de analizar todos los relatos que componen la coleccinEl Aleph;ese es tema para un libro. Su tarea es la de estudiar, bajo la ptica discutida hasta el momento, el cuento titulado El inmortal, que abre la coleccin y que trata sobre el intento infructuoso de deinicin de uno de los conjuntos que componen la realidad; en este caso, segn nuestra lectura, se trata de la deinicin de la identidad7. No obstante, a lo largo del ensayo, a in de corroborar lo propuesto, repasaremos algunos otros relatos contenidos en la coleccin, as como tambin otros cuentos fuera deEl Alephque nos ayudarn a discutir con mayor claridad la idea que aqu se propone.A primera vista, el lector de El inmortal se ve forzado a descubrir la obvia caracterstica circular de la literatura. De all que algunos crticos consideren el cuento como un laberinto intertextual8. Ese laberinto que siempre conecta conceptos, obras e ideas aparentemente ajenas, entre otras cosas es un comentario que va ms all del tema de la literatura. Dada la caracterstica catica de la narrativa que el cuento presenta, podramos decir que la primera reaccin del lector concienzudo ser la de darle sentido a las palabras. Naturalmente, el sentido comienza a vislumbrarse cuando el lector cree identificar ciertas enunciaciones y el sujeto de las mismas o el sujeto de los diferentes enunciados. Pero el problema con El inmortal est en que es imposible saber con exactitud quin dice o hace esto o aquello. No podemos determinar claramente quines son Joseph Cartaphilus, Marco Flaminio Rufo, el troglodita Argos, Homero y los dems personajes que pueblan las pginas del relato. Es cierto que Borges estratgicamente incluye ciertos cdigos identiicadores con la falaz intencin de ayudar al lector a establecer una conexin entre los enunciados, enunciaciones y los sujetos de los mismos, pero, en realidad, cuando el lector cree haber logrado identiicar quin habla o acta, todo indicio de identidad se desvanece, llevndolo una vez ms a la decepcin. Es como si el lector tuviera que infructuosamente tratar de identiicar precisamente el signiicado de un signiicante. Slo podemos decir que algn sujeto dice o hace esto o aquello en la narracin, pero no podemos establecer deinitivamente quin es el autor de la accin; el sujeto siempre se escurre. Y en parte se escurre a causa de la falibilidad del lenguaje; en parte a causa de la falibilidad de la memoria del narrador. El relato se convierte as en un juego de ideas articuladas en diversos vocabularios que nos lleva a relexionar, como se ha propuesto, sobre la imposibilidad de alcanzar un vocabulario inal que pueda establecerse como normativo a la hora de deinir elyo9.Toda dei nicin, por supuesto, involucra inevitablemente el lenguaje, el cual, como bien lo sabemos despus de Ludwig Wittgenstein y de los romnticos alemanes, se desarrolla a partir de permanentes contingencias10, es decir, no es en s un elemento estable, sino que evoluciona a medida que diferentes situaciones crean la necesidad de redeinir viejos trminos o de crear otros nuevos. Eso es algo de lo que Borges estaba bien enterado y, de hecho, es el tema de varios de sus relatos11. As como el lenguaje est siempre supeditado a contingencias, el ser humano tambin lo est, puesto que se halla inseparablemente unido al lenguaje y, por consiguiente, su yo tampoco es una entidad estable. Si recordamos otro de los relatos que forman parte deEl Aleph,La escritura del Dios, veremos que el narrador seala que Un hombre se confunde, gradualmente, con la forma de su destino; un hombre es, a la larga, sus circunstancias (Obras completasI, 598). La preocupacin borgesiana por el concepto de identidad data de 1922, cuando publica su primer libro bajo el ttuloInquisiciones,que incluye el ensayo La nadera de la personalidad, en el que, al referirse alyo,le dice al lector: slo soy una certidumbre que inquiere las palabras ms aptas para persuadir tu atencin. Ese propsito y algunas sensaciones musculares y la visin de lmpida enramada que ponen frente a mi ventana los rboles, constituyen mi yo actual (Inquisiciones,94). Suyo,entonces, como podemos observar, depende del momento y de ciertas contingencias, mientras que su deinicin depende directamente del lenguaje y de las intenciones de aquel al que le toca deinir suyo.En el cuento El inmortal estas ideas se ven con mayor claridad incluso, pero antes de desarrollar ese tema revisemos otro que tambin interiere en la deinicin absoluta del yo. Nos referimos a la memoria, que tambin se discute en El inmortal, pero que viene tratndose en Borges desde los inicios de su carrera literaria. En La nadera de la personalidad leemos que:No hay tal yo de conjunto. Equivcase quien define la identidad personal como la posesin privativa de algn erario de recuerdos. Quien tal afirma, abusa del smbolo que plasma la memoria en figura de duradera y palpable troj o almacn, cuando no es sino el nombre mediante el cual indicamos que entre la innumerabilidad de todos los estados de conciencia, muchos acontecen de nuevo en forma borrosa. Adems, si arraiga la personalidad en el recuerdo, a qu tenencia pretender sobre los instantes cumplidos que, por cotidianos o aejos, no estamparon en nosotros una grabazn perdurable? Apilados en aos, yacen inaccesibles a nuestra anhelante codicia (Inquisiciones,94-5).

No slo la memoria es falible y, por lo tanto, hace imposible que el ser recuerde absolutamente todas las contingencias a las que se ha enfrentado a lo largo de su vida y que han forjado su yo, sino que ese , es decir eseyoinnato, no existe, ya que cambia permanentemente.En El inmortal tenemos un personaje que no muere, que se enfrenta a un sinnmero de contingencias y cuyo destino se entremezcla con el destino de un nmero ininito de destinos de otros individuos; un personaje que, adems, es capaz de hablar todas las lenguas y que ha ledo todos los libros habidos y por haber. Sin embargo, su memoria es falible y, por lo tanto, no es capaz de recordar todas sus contingencias de manera absoluta; su posicin de individuo inmortal, entonces, no lo aventaja en nada, sino que lo ubica en el lugar de cualquier otro hombre, llegando a la conclusin de que su destino es el mismo que el de todo ser humano; el ser un hombre equivale a ser todos los hombres y en s nadie (Obras completasI, 544).En las pginas que siguen, entonces, analizaremos el relato partiendo de esas premisas. Nos referiremos al tema del lenguaje y a cmo ste no slo inluye en el desarrollo de todoyo,sino que tambin limita al ser a la hora de intentar establecer una deinicin de s mismo o un vocabulario inal, un conjunto absoluto, sobre lo que signiicaser.Tambin estudiaremos el tema de la memoria y el de sus ini nitas ramiicaciones, para finalmente sugerir que El inmortal es una invaluable pieza literaria ironista que nos lleva a considerar una cuestin sumamente antigua e indeinible bajo una lente que no quiere ser deinitiva, que no pretende resolver ninguna apora, sino abrir un sinnmero de nuevas aporas que nos permiten mantener continuamente el dilogo entre las diversas disciplinas del conocimiento a travs de la metfora, que, para Borges, no diiere de otras formas lingsticas. Ya en 1921 escriba que No existe una esencial desemejanza entre la metfora y lo que los profesionales de la ciencia nombran la explicacin de un fenmeno. Ambas son una vinculacin tramada entre dos cosas distintas, a una de las cuales se la trasiega en la otra. Ambas son igualmente verdaderas o falsas (Textos recobrados,114). Como Donald Davidson, Borges crea tambin que el gran valor del lenguaje metafrico est en el hecho de que la metfora contiene todas las posibles explicaciones que de ella se puedan sugerir, pero ninguna explicacin en particular es suiciente para explicarla deinitivamente (Davidson, 247). Partiendo de tales ideas sospechamos tambin que para Borges el lenguaje no es un medio entre el ser y la realidad, sino que es en s una entidad independiente, con leyes propias, a travs de las cuales podemos decir que ciertos dictmenes son verdaderos o falsos.A lo largo de El inmortal existen reiteradas menciones del tema de la lengua con un propsito desmitiicador, por ejemplo cuando el supuesto narrador describe su encuentro con los trogloditas, quienes, se descubre luego, son los inmortales. Ellos, seala el texto, carecen del comercio de la palabra (Obras completasI, 534). Los inmortales, en su frustrada bsqueda de un lenguaje en el que el signiicante coincidiera con el signiicado a in de establecer un vocabulario inal sobre la realidad, se entregaron al silencio, a la contemplacin, al pensamiento (541). Sin embargo, uno de ellos, aunque no pronuncia palabra alguna hasta mucho despus, contina intentando hallar ese lenguaje ideal que le permita explicar la realidad. Nos referimos a Argos, u Homero, quien sigue al narrador del cuento hasta la regin de los stanos y al salir del ltimo de ellos se lo encuentra afuera, aguardndolo,tirado en la arena, donde trazaba torpemente y borraba una hilera de signos, que eran como las letras de los sueos que uno est a punto de entender y luego se juntan. Al principio, cre que se trataba de una escritura brbara; despus vi qu absurdo imaginar que hombres que no llegaron a la palabra lleguen a la escritura. Adems, ninguna de las formas era igual a otra, lo cual exclua o alejaba la posibilidad de que fueran simblicas. El hombre las trazaba, las miraba y las correga. De golpe, como si le fastidiara ese juego, las borr con la palma y el antebrazo (538).

El narrador, que hasta ese momento no saba quin era el troglodita, no se percata de lo que Argos realmente est tratando de hacer. Es ms, el protagonista hasta llega a conjeturar que el troglodita no percibe de la misma manera que l los sonidos de las palabras que procuraba inculcarle, pero llega a la conclusin de que sera imposible que no entendiera las palabras en s. Pens que quiz, como los monos de los etopes, optaba por callarse para que no se le asignara una labor (539), atribuyndole al silencio de Argos el valor de la suspicacia o temor. Pero, la tarea que mantena ocupado a Argos era la de intentar producir signos epistmicos capaces de convertirse en un medio entre el ser y la realidad, para que el lenguaje dejara de ser una mera metfora o simulacro de ella. El narrador, no obstante, es consciente de que tal cosa es imposible; sabe que Fcilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real (539-40). Argos, u Homero, tambin lo sospecha, pero no se da por vencido, aunque admite que toda la descripcin de la realidad es una invencin lingstica. Cuando el narrador le pregunta qu sabe sobreLa Odisea,el troglodita le responde que ya habrn pasado mil cien aos desde que la invent[] (540).El tema del lenguaje, sin embargo, se menciona de manera ms especfica en el prlogo del supuesto traductor del manuscrito que haba sido hallado en uno de los volmenes deLa Iladatraducida por Pope. La traduccin de dicho manuscrito, que es en s el cuento, pretende ser una versin en espaol del texto en ingls. El prlogo concluye con las siguientes palabras: El original est redactado en ingls y abunda en latinismos. La versin que ofrecemos es literal (533). De por s es una declaracin muy ambigua. Si reescribisemos estas dos oraciones, a in de aclarar su signiicado, con la ayuda de un diccionario y ajustndonos a la deinicin literal de cada una de las palabras, podramos conjeturar que lo que el traductor quiso decir fue lo siguiente: la obra producida directamente por su autor, sin ser copia, imitacin o traduccin de otra, pone por escrito, en ingls, lo que sucedi, se acord o pens con anterioridad; incluye muchos giros o modos de hablar propios y privativos de la lengua latina. La traduccin o interpretacin que ofrecemos, es decir la manera en que tenemos de referirnos a lo expuesto en el original, es conforme a la letra del texto, o al sentido exacto y propio, y no lato ni igurado de las palabras empleadas en l. Ello, por supuesto, presupondra una traduccin perfecta y total del manuscrito del ingls al espaol. Por medio del mismo prlogo tambin sabemos que Joseph Cartaphilus, Se manejaba con fluidez e ignorancia en diversas lenguas; en muy pocos minutos pas del francs al ingls y del ingls a una conjuncin enigmtica de espaol de Salnica y de portugus de Macao (533). Todo parece subrayar el tema de la traduccin y la habilidad del personaje de dominar todas las lenguas con completa soltura. En otras palabras, parece poder ir ms all de toda posible barrera lingstica y cultural12. Pero aun si fuese posible para Cartaphilus trascender esas barreras, ya que habla todas las lenguas y ha vivido todas las culturas porque ha vivido durante siglos, la imposibilidad de realizar una traduccin total todava tiene vigencia, puesto que el lenguaje que utilizamos es tan slo una metfora y los signos caractersticos del mismo, sus signiicantes, no corresponden con sus signiicados. De manera que vemos que esa condicin de ser inmortal de nada le sirve a la hora de deinir algo; como dijimos antes, l se halla en la posicin de cualquier mortal.Y as, la preocupacin sobre el lenguaje poco a poco se hace ms sugestiva en El inmortal, yendo desde el tema de la traduccin, de la habilidad de trascender las barreras lingsticas y culturales, hasta tocar el aspecto de su inluencia en el desarrollo del individuo y la inhabilidad del la lengua de servir fehacientemente como intermediario entre el ser y el universo que lo rodea. Cuanto ms conoce el narrador a Argos ms enigmtica se torna la relacin entre ellos, hasta que el primero llega a formular la siguiente conjetura:Pens que Argos y yo participbamos de universos distintos; pens que nuestras percepciones eran iguales, pero que Argos las combinaba de otra manera [...] Pens en un mundo sin memoria, sin tiempo; consider la posibilidad de un lenguaje que ignorara los sustantivos, un lenguaje de verbos impersonales o de indeclinables eptetos (539).

Si tenemos en cuenta las habilidades lingsticas de Cartaphilus y la conjetura que acabamos de citar, parecera que en realidad el narrador estuviera considerando la posibilidad de un lenguaje ideal, absoluto o total. Pero nos parece percibir que en realidad Borges est precisamente cuestionando la idea misma de una estructura universal, permitiendo as la especulacin sobre la relacin que existe entre el lenguaje y nuestro entendimiento del mundo; en el caso particular de El inmortal, la relacin entre el lenguaje y nuestro entendimiento delyo.Volviendo a la cita anterior, incluso sera posible pensar que Borges estuviese considerando la posibilidad de un entendimiento prelingstico, o sea un entendimiento determinado por los estmulos sensoriales que dan lugar a nuestras percepciones, al estilo de Platn. Pero si el autor creyera que podemos adquirir conocimiento independientemente de los conceptos, un conocimiento prelingstico, o conocimiento sin la mediacin lingstica, entonces tal vez deberamos buscar ese lenguaje ideal. Sin embargo, su idea, creemos, es la opuesta: no existe tal necesidad. Es ms, Borges niega la idea del entendimiento prelingstico, reconociendo que nuestra identidad, y especficamente la identidad del narrador, toma forma a partir del aparato conceptual que hereda. El autor, a nuestro modo de ver, est identiicando el hecho de que nosotros, como usuarios del lenguaje, continuamente somos partcipes de un juego lingstico que evoluciona sin cesar a travs de las contingencias a las que se enfrenta13. Esta idea no es exclusiva de El inmortal, sino que es una preocupacin que se presenta con frecuencia en la obra bor-gesiana. Consideremos, como ejemplo adicional, el cuento Tlon, Uqbar, Orbis Tertius, donde el narrador seala que: Entonces desaparecern del planeta el ingls y el mero espaol. El mundo ser Tlon. Yo no hago caso, yo sigo revisando en los quietos das del hotel de Adrogu una indecisa traduccin quevediana (que no pienso dar a la imprenta) delUrn Burialde Browne (Obras completasI, 443).Podemos inferir, entonces, que es probable que Borges sea de la opinin de que el juego lingstico en el que participamos como usuarios de un lenguaje podra llegar a convertirse en obsoleto, o que podra ser reemplazado en su totalidad por otro, y que para que ello no ocurra debemos adaptarnos permanentemente al juego lingstico del momento. De esa manera reconocemos el valor metafrico de todo sistema lingstico y lo vemos como una til herramienta que nos permite constantemente formular redescripciones de la realidad, sin la necesidad de establecer un vocabulario inal que s causara la cesacin de la lengua.El inmortal, entonces, sugiere que como seres humanos no deberamos tratar de hallar un sistema epistmico absoluto que nos permitiera entender la esencia de nuestra identidad, puesto que tal tarea resultara imposible, sino que tan slo deberamos reconocer la deuda que tenemos con nuestros precursores14. De hecho, el narrador del relato seala que [Homero] fue como un dios que creara el cosmos y luego el caos (540). Es decir, crea un ciertoaparato conceptualliterario que determina el orden y tambin el desorden, o el caos, que heredamos15. Dicho de otra forma, l hace posible la idea de que los seres humanos compartan el uno con el otro las experiencias que los identiican mediante la perpetuacin de un juego lingstico que provee un marco apropiado para comparar y contrastar esas experiencias pero, a la vez, dando lugar a que sus descendientes se enfrenten al mundo en el que les toque vivir con las herramientas que ellos mismos hayan creado. No obstante, como ironista, Borges tambin sugiere, a travs del cuento en s, que deberamos permitirnos ver la realidad ms all de la initud del lenguaje, puesto que el no hacerlo aniquila la imaginacin, que es precisamente lo que permite la redescripcin de la realidad dentro de un mbito que podra llamarse metafsico, pero que slo es metafsico si se lo ve desde el punto de vista inito de las ciencias empricas. Como dijimos antes, para el autor no existe diferencia entre las ciencias y la literatura, ambas son metforas que pueden ser verdaderas o falsas.Ahora bien, como si el tema del lenguaje y su influencia en elyono fueran ya evidentes, el narrador de El inmortal vuelve a hacer hincapi en ello una y otra vez a lo largo del cuento, pero en especial hacia el final; al reflexionar sobre lo vivido en las previas centurias seala: Yo he sido Homero; en breve, ser Nadie, como Ulises; en breve ser todos: estar muerto (544)16. De esa reflexin del narrador podemos deducir, por lo menos, tres comentarios. Por un lado, si recordamos ese pasaje enLa Odisea,tambin recordaremos la inhabilidad de los cclopes de entender el comentario con doble sentido sobre el falso nombre de Odiseo, o seaNadie.Odiseo los engaa usando un lenguaje no referencial: al llamarse a s mismoNadie,uno de los cclopes grita pidiendo auxilio y declaraNadie me est matando!Como los dems cclopes tampoco entienden el lenguaje utilizado en forma no referencial, no llegan a darse cuenta del peligro queNadie,es decir Odiseo, es decir Ulises, representa. Ellos asumen que existe una correspondencia entre el signo lingstico y su referente17. El segundo comentario que se desprende de la cita nos refiere al hecho de que el narrador de El inmortal ha pensado en Odiseo porque implica tambin una decisin inal, o una resignacin a una condicin determinada, la muerte, y la imposibilidad de hallar o crear un lenguaje absoluto. El tercer comentario, y quiz el ms agudo, nos lleva a pensar en las teoras cantorianas de los conjuntos que, creemos, Borges conoca muy bien a travs deMatemticas e imaginacin,donde los autores definen el conjunto infinito cantoriano de la siguiente manera: Un conjunto infinito es aquel conjunto que puede ponerse en correspondencia recproca, uno a uno, con un sub-conjunto propio de s mismo (E. Kasner y J. Newman, 56). Es decir, cada elemento del subconjunto puede ponerse en correspondencia directa, elemento por elemento, con los elementos del conjunto al que pertenece. Siguiendo esa teora, entonces, es fcil deducir con Borges que un hombre, consiguientemente, es todos los hombres18. El destino de un hombre en particular es el destino de todos los hombres y viceversa. En su relato titulado El tiempo circular, el autor esclarece an ms esta idea:Si los destinos de Edgar Allan Poe, de los vikingos, de Judas Iscariote y de mi lector secretamente son el mismo destino el nico destino posible, la historia universal es la de un solo hombre. En rigor, Marco Aurelio no nos impone esta simplificacin enigmtica [...] Marco Aurelio afirma la analoga, no la identidad, de los muchos destinos individuales. Airma que cualquier lapso un siglo, un ao, una sola noche, tal vez el inasible presente contiene ntegramente la historia (Obras completasI, 385)

Debemos concluir, entonces, que si un momento en la inmensidad de la historia humana contiene toda la historia, el narrador inmortal, por su larga existencia, y a diferencia de un ser mortal destinado a vivir quiz a lo sumo una centuria, es capaz de analizar el fenmeno a travs de su mltiple contacto con mltiples analogas de destinos individuales. Pero al in y al cabo, no le haca falta vivir sin la capacidad de morir, puesto que su condicin es la misma que la de cualquier ser mortal. Por otro lado, regresando a la idea de Odiseo y Nadie, vemos con claridad ahora que la decisin del narrador del cuento de buscar una vez ms el ro que devolviera la mortalidad es lgica, puesto que reconoce su condicin y la nica decisin viable es la de volver a ser como todos los hombres, Nadie, o sin identidad nica e inamovible y recurrir a la redescripcin a travs de la metfora sin intentar alcanzar un vocabulario final.Como se sugiri al inicio, otro tema ligado al lenguaje a la hora de deinir elyoes el de la memoria, conexin explcita e implcita que reaparece a lo largo de la obra borgesiana. Un cuento en el que ello es obvio es Funes el memorioso, donde el personaje Funes cuenta con la capacidad de una memoria perfecta y absoluta, pero esa condicin tan particular le resulta intil a la hora de trascender su condicin humana, puesto que sus recuerdos no eran simples; cada imagen visual estaba ligada a sensaciones musculares, trmicas, etc. Poda reconstruir todos sus sueos, todos los entresueos. Dos o tres veces haba reconstruido un da entero; no haba dudado nunca, pero cada reconstruccin haba requerido un da entero (Obras completasI, 488). A diferencia del narrador de El inmortal, Funes era capaz de reconstruir sistemtica y sincrnicamente su pasado en la mente, pero la reconstruccin de tan slo un da tomaba otro da. El recuerdo de un da, entonces, se convierte en un nuevo evento o contingencia para recordar, pero esta vez la reconstruccin del evento equivaldra a recordar un recuerdo dentro de otro recuerdo. Si agregamos das a la memoria, nos damos cuenta de que estamos hablando de valores infinitos dentro de los parmetros initos de nuestra existencia. De hecho, el cuento reconoce ese dilema; el narrador seala que Funes pens que en la hora de la muerte no habra acabado an de clasificar todos los recuerdos de la niez (489).Vemos, entonces, que si fuese posible contar con un ser humano que adems de ser inmortal (y as vivir todos los destinos de todos los hombres) tuviera una memoria perfecta con la capacidad de recordar, fuera del lenguaje, todo un pasado de manera sincrnica y no tan slo diacrnica, nos enfrentamos con un nuevo problema: el de la ininita acumulacin de memorias que existen dentro de otras memorias. Pero aun as, si fuese posible contar con un ser de tales caractersticas, ste todava no podra deinir suyoo identidad y, por supuesto, sera imposible para l tambin crear un vocabulario inal que permitiese una deinicin del concepto de la identidad en s, puesto que para ello no slo ese individuo debera interrumpir la reconstruccin de sus das, sino que debera transferir esa reconstruccin al lenguaje que, como ya lo hemos discutido, es de carcter diacrnico.Respecto a las limitaciones lingsticas con relacin a la memoria, recordemos que tambin una de las preocupaciones de Funes era la de poder mejorar el lenguaje, para que dejara de ser una aproximacin a la hora de describir la realidad de sus recuerdos, y de hecho considera para ello diversos sistemas epistmicos que le permitieran clasiicar esos recuerdos fehacientemente. Borges, jugando con la idea del Aleph, o conjunto absoluto que contiene todos los conjuntos y que luego aparecera ms concretamente en su obra, subraya en el cuento, en palabras de Funes, que los dos proyectos que he indicado (un vocabulario ininito para la serie natural de los nmeros, un intil catlogo mental de todas las imgenes del recuerdo) son insensatos, pero revelan cierta balbuciente grandeza (489-90). Son insensatos, puesto que por un lado no son aprehensibles, mientras que por otro lado, de serlos alcanzaramos un absoluto y un absoluto es ese momento en el cual todo misterio se resuelve, toda paradoja deja de serlo, perdiendo su condicin de tal. Pero ni bien ello ocurre, dejamos de pensar y todo evento, concepto o idea deja de ser interesante. Y sabemos que Funes no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer (490). Una de las consecuencias de este lenguaje ideal en el que cada experiencia humana o cada objeto de la realidad recibe un signo lingstico nico, seala Philip Seargeant al estudiar Funes el memorioso, reside en eliminar la idea de prototipos (394). De esa manera, cada experiencia humana sera diferente de todas las dems, y hara de cada ser un individuo nico y, en cierto sentido, estas experiencias individuales estaran desligadas del lenguaje. Pero, a nuestro modo de ver, eso es precisamente lo que Borges trata de negar y lo que sugiere, como lo mencionamos antes, es que Un hombre se confunde, gradualmente, con la forma de su destino; un hombre es, a la larga, sus circunstancias (Obras completasI, 598); as todo ser humano, suyo,es producto de contingencias, pero el destino de un hombre es el destino de todos los dems hombres. Por otro lado, los experimentos lingsticos de Funes revelan cierta balbuciente grandeza, puesto que nos llevan a considerar la descripcin de la realidad ms all de los lmites initos de nuestros sistemas epistmicos, y as Borges pone en duda la veracidad de absolutamente todo sistema formal de conocimiento, al mismo tiempo que, a travs de la escritura ironista, es capaz de postular diferentes deiniciones sin pretender ninguna de ellas constituirse como deinitiva.Pero como se subray al comienzo sobre El inmortal, la estructura de su narracin es catica, haciendo que sea imposible determinar deinitivamente quin es quin y proponiendo la existencia de unyoescurridizo. Relacionando esa idea con el tema de la memoria, este caos se debe, en gran medida, a que el narrador escribe sobre los hechos que le preocupan un ao despus de convertirse en un ser mortal y haciendo uso de las lenguas que ha heredado de sus precursores. Han pasado centenas de aos y lo que l relata es, en verdad, una lectura de la realidad que le toc vivir, es decir, es su traduccin al papel de esa realidad19. Ahora bien, es la traduccin del narrador fidedigna a los hechos? El texto subraya que:La historia que h[a]narrado parece irreal porque en ella se mezclan los sucesos de dos hombres distintos.En el primer captulo, el jinete quiere saber el nombre del ro que baa las murallas de Tebas; Flaminio Rufo, que antes ha dado a la ciudad el epteto de Hekatmpylos, dice que el ro es el Egipto; ninguna de esas locuciones es adecuada a l, sino a Homero [...] (543).

El narrador, entonces, comienza a darse cuenta de su propio plagio. Los hechos que realmente pertenecen a su existencia no son, ni en lo ms mnimo, claros, en parte porque l mismo es el producto de la lengua y el producto de sus precursores; su condicin de ser inmortal, ahora que es otra vez mortal, no lo ha puesto en ventaja respecto al resto de los hombres.Si las experiencias de dos personas, o ms, se hallan entremezcladas en una, la narracin mediante la cual se explican tales experiencias tendr las mismas caractersticas.De all que, segn el personaje del cuento, algunos hayan juzgado la narracin de los hechos de apcrifa. El traductor ficticio del manuscrito prev esos juicios y decide escribir falazmente una anacrnica posdata con fecha de 1950, un ao despus de la edicin del cuento (pero que aparece en la versin original del 49), en la que nos dice, reirindose a un supuesto doctor Nahum Cordovero20: Infiere de esas intrusiones, o hurtos, que todo el documento es apcrifo. A mi entender, la conclusin es inadmisible.Cuando se acerca el fin,escribi Cartaphilus,ya no quedan imgenes del recuerdo; slo quedan palabras.Palabras, palabras desplazadas y mutiladas, palabras de otros, fue la pobre limosna que le dejaron las horas y los siglos (544).Toda escritura, entonces, literaria o no, sera slo un conjunto de palabras que en realidad pertenece a otros, que heredamos de otros, pero que en el proceso hereditario se convierten a la vez en nuestras. Absolutamente todo sera apcrifo si nos ajustramos al juicio del doctor Cordovero. Pero esas inferencias, creemos, no se limitan a comentar sobre la escritura, sino tambin sobre todas las disciplinas del conocimiento y sobre la condicin humana en s y lo que ella constituye: es el producto de las palabras, es el producto del lenguaje y de la memoria o, mejor dicho, de la falibilidad de la misma.Podemos notar, entonces, cmo el narrador de El inmortal, a medida que hila su relato, crea una analoga de su propia vida en relacin a la de aquellos que le precedieron y los imagina en un mundo en el que todos (incluso l) interactan fuera del tiempo, sin tener en cuenta una cronologa inita sino ms bien transinita. Pero el comentario bor-gesiano respecto a la condicin delyono acaba all, sino que obliga al lector a imaginar, una y otra vez, el papel de un individuo que mitolgicamente existe como ser inmortal; quiz sea sta la analoga de las analogas. Nos referimos al personaje bblico cuyo nombre es Jos, o Joseph. Pensemos en el personaje del cuento Joseph Cartaphilus y tratemos de comprender las razones (no inocentes) de su inclusin en el mismo. Gaston Paris, en su libro tituladoLgendes du moyen age21, estudia el origen de ciertas leyendas medievales que se propagaron por Europa y en las cuales se haca alusin al judo errante, es decir a aquel judo que presenci la cruciixin de Jesucristo, que lo golpe en la nuca y que fue condenado a errar por sobre la faz de la tierra hasta la segunda venida del Nazareno. Entre esas leyendas existe una que aparece en forma escrita por primera vez en 1228, por mano de un monje de Saint-Alban, Mathieu Paris, y en la que el Jos bblico lleva por nombre Cartaphilus. Ms tarde, en 1668, otra historia escrita por el alemn Droscher se publica en Venecia, y Jos recibe en ella el nombre por el cual lo conocemos hoy en da, Joseph (Paris, 149-221). Segn esas y otras leyendas, el mismo Joseph apareci durante un sermn en una iglesia de Hamburgo, bajo el nombre de Ahasuerus, y hablaba perfectamente el alemn; ms tarde se lo ve en Holanda, pero esta vez hablando un impecable castellano, luego pas a Francia, hablando el francs, y la ltima vez de la que se oy hablar de l fue en 1774, cuando se dice haberlo visto en Bruselas, donde narra su historia a la alta burguesa y cambia su nombre a Isaac Laquedem22. Borges juega con las ideas que l y sus lectores han heredado de otros y, usando la analoga, subraya las semejanzas y diferencias que nos caracterizan a todos. De esa manera, el cuento muestra cmo el escritor y el lector pueden valerse de la tradicin escrita (u oral) heredada para sealar que todo intento de ir ms all del lenguaje con el in de explicar la condicin humana es ftil, pero, sin embargo, si somos conscientes de esas limitaciones y las aceptamos, nos abren la puerta a la imaginacin y nos permiten ver la realidad ms all de los lmites initos que las distintas disciplinas humanas nos han impuesto23.En El inmortal tambin vemos que de la misma manera que Joseph, por haber existido desde la cruciixin de Jesucristo y por continuar existiendo, aunque mitolgicamente, hoy en da, puede verse como el arquetipo de todos los seres, Homero, podramos decir, es el del escritor universal. Ronald Christ seala que si tenemos en cuenta la idea de un escritor universal, o de una igura literaria universal, podemos ver que la unin metafrica de todos los personajes en el cuento lleva al lector a explorar las conexiones literarias que unen a todos los aparentemente diferentes personajes del mismo (207). Probablemente, como se sugiri al comienzo, la tendencia del lector no ser slo la de enfocarse en las conexiones literarias, sino tambin en los enigmticos personajes de la obra y, a travs de falsos elementos identiicadores provistos por el autor, tratar de conectar al jinete sangriento con la flecha cretense y el dolor punzante en el pecho que sufre el narrador, a in de establecer una identidad y llegar, quiz, a la conclusin de que esa igura universal (artista y humano) es Homero. Pero creemos que lo que Borges quiere, en realidad, no es necesariamente que el lector identiique una identidad en particular, sino que sea capaz de descifrar la analoga. Octavio Paz nos dice que el poeta es:Un traductor, un descifrador. Cada poema es una lectura de la realidad; esa lectura es una traduccin; una traduccin es una escritura: un volver a cifrar la realidad que se descifra. La potica de la analoga consiste en concebir la creacin literaria como una traduccin; esa traduccin es mltiple y nos enfrenta a esta paradoja: la pluralidad de autores [...] La analoga es la metfora en la que la alteridad se suea unidad y la diferencia se proyecta ilusoriamente como identidad (109-10).

Si Paz no se equivoca, entonces la idea borgesiana de usar una igura universal como analoga que se convierte en metfora hace que el lector cree a la vez una analoga entre la creacin literaria y la creacin de su ser.Borges, como ya lo sugerimos, juega fundamentalmente con ciertas ideas que slo pueden ser consideradas cuando las contemplamos ms all de la initud; lenguaje y memoria son dos de ellas. El narrador, al hallar el ro que devuelve la mortalidad, dice: Todo me fue dilucidado aquel da (540). Y nos dice que lo que realmente le es revelado es la irona de que Ser inmortal es balad; menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte (540). Y eso lleva al lector a darse cuenta de que cuando consideramos lo inevitable, y aun lo inexplicable, es decir la muerte, nos hallamos frente a otra incertidumbre: no podemos ir ms all de la misma en cuanto al conocimiento, ni tampoco comprender quines somos en realidad, puesto que somos productos de mltiples contingencias. Por otro lado, como el artista, lo que s podemos hacer es apropiarnos de esas contingencias que enfrentamos a lo largo de nuestras vidas y mediante la imaginacin trascender las initudes epistmicas que nos atrapan, y as llegar a comprender ciertos aspectos de la realidad bajo una lente diferente.Tal como es el caso del narrador del cuento, nuestra historia no es la historia de una igura fuera de la historia que contempla y entiende el universo desde una posicin privilegiada. Todo lo contrario, nuestra relacin de dependencia para con la memoria, el lenguaje y nuestra habilidad de hacer nuestras las contingencias que se presentan en nuestras vidas es lo que nos ayuda a ir ms all de nuestros precursores mediante la redescripcin y reinterpretacin, pero slo para reconocer la inluencia que ellos han tenido en nosotros. Por lo tanto, la conclusin a la que llega el narrador es realmente plausible: el documento apcrifo que todos nosotros escribimos es, necesariamente, icticio. Pero adems de ser icticio es tambin ilimitado, ininito.Dijimos al comienzo que los relatos contenidos enEl Aleph,de una u otra manera tratan sobre un absoluto, o ms bien sobre la imposibilidad de aprehender un absoluto y de poder establecer un vocabulario inal que deina un absoluto en particular. Pero a la vez, esos relatos, a pesar de que sus premisas son de por s sabidas y aparentemente intiles, en el sentido de que tratan temas que no tienen resolucin, no por ello dejan de tener vigencia hoy en da. Borges, entre otras cosas, como Cantor y muchos otros, trata de que sus lectores seamos capaces de vislumbrar la realidad ms all de la initud establecida por las disciplinas que nos rigen y que lleguemos a darnos cuenta de nuestra insigniican-cia frente al inconcebible universo (Obras completasI, 626), forzndonos a cuestionar nuestras propias ideas y las de los dems, permitindonos as llegar al entendimiento de que ningn sistema epistmico es mejor que otro y que cada uno de ellos es incapaz de comunicar objetivamente ningn tipo de conocimiento. Si repasamos otro de los cuentos contenidos enEl Aleph,La casa de Asterin, notamos una vez ms tales aserciones, por ejemplo cuanto Asterin relexiona sobre el nmero de puertas que su vivienda tiene y decide que ese nmero es ininito. Irnicamente, el autor comenta en una nota al pie de pgina que el original dice catorce, pero sobran motivos para inferir que, en boca de Asterin, ese adjetivo numeral vale porinfnitos (Obras completasI, 669). Podra haber dicho catorce como cualquier otro nmero, puesto que en realidad ese nmero es una abstraccin epistmica; creer que el lenguaje matemtico (o cualquier otro) puede ser capaz de representar coherentemente algo es propiedad tan slo de una aritmtica inita y, de cierta manera, obtusa. Asterin reflexiona ms luego: no me interesa lo que un hombre pueda transmitir a otros hombres; como el ilsofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura [...] jams he retenido la diferencia entre una letra y otra (569).Esa idea tambin est presente en El inmortal. El supuesto narrador poco a poco comienza a darse cuenta de que no puede trascender las limitaciones impuestas por el lenguaje y tratar de hallar un lenguaje absoluto, llegando a la conclusin de que quiz no slo sea incapaz de describir la realidad, sino que incluso es posible que toda descripcin sea una ensoacin: Ignoro si todos los ejemplos que he enumerado son literales; s que durante muchos aos infestaron mis pesadillas; no puedo ya saber si tal o cual rasgo es una transcripcin de la realidad o de las formas que destinaron mis noches (538). Y por tal razn decide no continuar la tarea de describir la Ciudad de los Inmortales: no quiero describirla; un caos de palabras heterogneas, un cuerpo de tigre o de toro, en el que pulularan monstruosamente, conjugados y odindose, dientes, rganos y cabezas, pueden (tal vez) ser imgenes aproximativas (538). La descripcin a travs del lenguaje, por lo tanto, tan slo puede llegar a ser una aproximacin de lo que se intenta describir.Pero volviendo a El Aleph, podemos resumir las ideas aqu presentadas a travs de la relexin del narrador despus de haber visto el Aleph:el problema central es irresoluble: la enumeracin siquiera parcial, de un conjunto ininito. En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombr como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto sin superposicin y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultneo; lo que transcribir, sucesivo, porque el lenguaje lo es. Algo, sin embargo, recoger (Obras completasI, 625).

Dos cosas esenciales podemos extrapolar de la cita anterior. En primer lugar notamos que Borges alude al lenguaje matemtico y a la imposibilidad de enumerar un conjunto ininito, puesto que la aritmtica que nos permite establecer que algo es verdadero no es inita y se resiste a la serializacin del ininito. En segundo lugar, vemos que esa alusin al lenguaje matemtico se ve proyectada a todo lenguaje, puesto que ya sea que hablemos de un conjunto ininito o de uno inito, los elementos individuales de un conjunto en s estn compuestos de un nmero ininito de otros elementos y que todos ellos ocupan el mismo punto de manera simultnea. Si hablamos, por ejemplo, delyoindividual de una sola persona en un instante cualquiera, en ese instante se conjugan un nmero ininito de elementos de manera simultnea cuya descripcin tambin resiste la serializacin, puesto que el lenguaje es sucesivo (diacrnico) y no simultneo (sincrnico). Pero sabemos tambin que para Borges sa no es razn para dejar de lado la descripcin, Algo, sin embargo, recoger[], puesto que es precisamente la constante redescripcin la que nos permite resolver ciertas aporas, a la vez que mediante la misma se revelan otras nuevas.Esta caracterstica ironista de la escritura borgesiana es la que, en realidad, permite la continuacin del dilogo intelectual a travs de las distintas disciplinas del conocimiento. Tal como Borges seala en La esfera de Pascal, Quiz la historia universal es la historia de la diversa entonacin de algunas metforas (Obras completasII, 14,16). As, El inmortal se convierte en otra entonacin (o renovacin, o redescripcin) de la metfora que encierra los multifacticos e ininitos elementos que componen unyo.El inmortal, dentro de nuestra visin finita del universo, nos presenta una historia que puede sin diicultad alguna ser rotulada de fantstica, de metafsica y apcrifa, pero como toda metfora, su propsito es el de llevarnos a considerar un concepto ininito a travs de un lenguaje transinito. La metfora, recordemos, resume en s las ininitas explicaciones que de ella puedan postularse, pero ninguna explicacin individual es capaz de establecerse como vocabulario inal de esa metfora. Elyoes una metfora de un ininito nmero de cosas; El inmortal es una de las diversas entonaciones de esa metfora. Este ensayo, siguiendo el mismo hilo, es tan slo una posible explicacin de la compleja metfora que es en s El inmortal.NOTAS1Sin pensar con mucho esfuerzo, se nos ocurren varios escritos de Borges en los que las bases de los argumentos presentados tienen sus orgenes en la matemtica y su relacin con el infinito y la bsqueda de un absoluto: El disco, El libro de arena, La biblioteca de Babel, La lotera de Babilonia, Del rigor de la ciencia, Examen de la obra de Herbert Quain,Argumentum ornithologicum,La perpetua carrera de Aquiles y la tortuga, Avatares de la tortuga, El idioma analtico de John Wilkins, La doctrina de los ciclos, Pascal, La esfera de Pascal, Ruinas circulares, El inmortal, La muerte y la brjula, El Aleph y la lista podra continuar.2Sobre la conexin entre Borges y Cantor en el cuento El Aleph, vase el interesante ensayo de Juan Antonio Hernndez, titulado Biografa del infinito: La nocin de transfinitud en Georg Cantor y su presencia en la prosa de Jorge Luis Borges.3As, para dar algunos ejemplo, vemos en Los telogos, entre otras cosas, el tema del tiempo y de un universo fuera del tiempo, partiendo de una perspectiva inita y tratando de ir ms all de la misma para intentar establecer una deinicin deinitiva del tiempo; Historia del guerrero y la cautiva, Biografa de Tadeo Isidoro Cruz y Emma Zunz discuten la idea de un conjunto absoluto que comprendera los diferentes destinos del ser humano, para concluir que el destino de un hombre es el de todos los hombres (tema tpicamente cantoriano en el que se demuestra que cada parte de todo conjunto se puede poner en correspondencia directa, uno a uno, con cada uno de sus elementos); La escritura del Dios trata sobre un lenguaje divino, absoluto, en el que la correspondencia entre signiicado y signiicante no tiene relevancia, puesto que no consta de un lenguaje inito.4Utilizamos la expresin vocabulario final siguiendo el modelo de Richard Rorty, quien cre la terminologa al referirse a la ftil bsqueda de las distintas disciplinas de hallar una descripcin inal o deinitiva de los distintos elementos que componen nuestra realidad.5Como nota de aclaracin, el trmino universo se utiliza en el presente trabajo a la manera borgesiana y que se ajusta a la definicin del diccionario: conjunto de todas las cosas creadas, que tambin coincide con la deinicin de la palabra cosmos (RAE). Este conjunto de todas las cosas creadas incluye, por supuesto, al ser humano.6No utilizamos aqu el trmino ironista de la manera tradicional, sino al estilo de Richard Rorty. En primer lugar, segn el autor el ironista mantiene radical and continuing doubts about the final vocabulary she currently uses, because she has been impressed by other vocabularies [...]. En segundo lugar, she realizes that argument phrased in her present vocabulary can neither underwrite nor dissolve these doubts [...]. En tercer lugar, insofar as she philosophizes about her situation, she does not think her final vocabulary is closer to reality than others, that it is in touch with a power not herself. Y, por ltimo, Ironists who are inclined to philosophize see the choice between vocabularies as made neither within a neutral and universal metavocabulary nor by an attempt to fight one's way past appearances to the real, but simply by playing the new off against the old (73).7El inmortal, por supuesto, permite otras lecturas sobre este mismo tema. Por ejemplo, Abraham Mansbach sugiere que Borges llega a la misma conclusin que Heidegger, y que es la muerte la nica posibilidad del ser de convertirse en un individuo nico y diferente a todos los dems; la individualidad, nos dice Mansbach, reside en saberse inito, es decir mortal.8Vase, por ejemplo, Christ.9Borges, a lo largo de su obra, utiliza indistintamente los trminos identidad, personalidad y ser para referirse al yo. A fin de mantener una consistencia y evitar confusin, en el presente ensayo seguiremos la frmula borgesiana, a menos que se quiera sealar algo diferente, en cuyo caso as ser indicado.10Utilizaremos a lo largo del ensayo el trmino contingencia sin ajustarnos precisamente a la deinicin enciclopdica del mismo, sino entendindolo como Ludwig Wittgenstein, Richard Rorty, Donald Davidson y otros ilsofos de la lengua, quienes lo usan para referirse a todo evento que modiica el lenguaje y al ser. Este trmino, podramos decir, es privativo del campo de la ilosofa de la lengua.11Para la la conexin entre Borges y Wittgenstein, vase Mualem.12Jon Stewart usa el cuento borgesiano La busca de Averroes para demostrar que cultural distances [...] can on occasion constitute spaces which no degree of imagination, technology, or erudition can ever help us traverse.13Utilizamos aqu la expresin juego lingstico en el sentido lyotardiano (Lyotard).14Utilizamos el trmino precursor de la misma manera que Harold Bloom lo usa. Por ejemplo, enThe Anxiety of Influence: A Theory of Poetry,el autor menciona: For every poet begins (though ) by rebelling more strongly against the consciousness of death's necessity than all other men and women do. The young citizen of poetry, or ephebe as Athens would have called him, is already the anti-natural or antithetical man, and from his start as a poet he quests for an impossible object, as his precursor quested before him (10).15Borges mismo, en una entrevista con Osvaldo Ferrari, subraya el tema: sin duda Homero tena su Homero. Ya que la literatura siempre presupone un maestro, o una tradicin (Ferrari, 30). Ello sugiere que aunque no tengamos registros literarios que atestigen la existencia de la tragedia previo a Homero, y que quiz hayan influido en l, la posibilidad existe. Homero es, en un sentido, el punto de partida, el conocimientoa prioridel cual partimos.16Notemos, adems, que utiliza la forma latina y no la helnica para referirse a Odiseo, enfatizando an ms el tema del juego lingstico.17Reynaldo Riva, en su ensayo Mlanges: Asedios a , es el nico crtico que ha identificado este episodio deLa Odiseaen El inmortal, pero sin identificar ni el juego lingstico de Homero ni el de Borges.18Otra interpretacin es posible, por supuesto. Riva, por ejemplo, sugiere que Borges hace esta airmacin partiendo de la doctrina pantesta (320).19Recordemos que elcorpusdel cuento es, en realidad, una supuesta versin del ingls al castellano, de un documento hallado en la traduccin de Pope deLa Ilada.20Cabe preguntarse si Borges habra pensado en el mstico Moshe Cordovero (1522-1570), que fue el primero en sistematizar la ilosofa juda dando lugar a la cbala. Y los cabalistas, aparentemente, fueros los que ms claro tenan el concepto del infinito, utilizando tambin el Aleph para simbolizar este infinito que para ellos es Dios (Aczel, 36).21Sera difcil asegurar que Borges hubiera ledo este libro, pero no nos cabe duda de que s haba ledo las leyendas medievales a las que el libro de Paris se reiere.22Recordemos, como lo seala la introduccin del supuesto traductor, que Cartaphilus se manejaba con fluidez e ignorancia en diversas lenguas; en muy pocos minutos pas del francs al ingls y del ingls a una conjuncin enigmtica de espaol de Salnica y de portugus de Macao (533).23Rorty, refirindose al tema, seala: We are doomed to spend our conscious lives trying to escape from contingency rather than, like the strong poet, acknowledging and appropriating contingency (28).REFERENCIASAczel, Amir D.The Mystery of the Aleph: Mathematics, the Kabbalah, and the Search for Infnity.New York: Washington Square Press, 2000. Medio impreso. 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