EL CELAM Y LA PASTORAL AFRO EN AMÉRICA LATINA...
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EL CELAM Y LA PASTORAL AFRO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE,
SESENTA AÑOS
Introducción
El 2 de febrero de 1992 San Juan Pablo II pronunció un emotivo discurso en la isla de
Gorea (Senegal) de donde partían los barcos negreros para el Nuevo Mundo cargados de
africanos esclavizados:
La visita a la "la casa de los esclavos" nos recuerda la trata de negros, que Pío II,
escribiendo en 1462 a un obispo misionero que partió a Guinea, calificó de "crimen
enorme"… Estos hombres, mujeres y niños fueron víctimas de un vergonzoso
comercio, del que hicieron parte personas bautizadas pero que no vivían su fe.
¿Cómo olvidar los enormes sufrimientos infligidos, en violación de los derechos
humanos más básicos, a los pueblos deportados del continente africano? ¿Cómo no
recordar las vidas humanas destruidas por la esclavitud? (1).
Las palabras del Papa no son un hecho aislado, hacen parte del proceso de valoración de los
pueblos Afrodescendientes por parte de la Iglesia Católica y en concreto del CELAM, que
en sus sesenta años de existencia se ha preocupado de favorecer la vida, la espiritualidad y
el progreso de los pueblos afros. A continuación se intentará visibilizar sus contribuciones
a la Pastoral Afroamericana y Caribeña.
1. Antecedentes históricos: Relación CELAM y Afrodescendientes Siguiendo el mandato del Resucitado de llevar su mensaje a todas las naciones (Mt 28,19-
20), la Iglesia ha buscado acercarse e insertarse en los diversos contextos culturales; aunque
en ocasiones, debido a las estructuras culturales y mentales propias de cada época, no se ha
valorado correctamente la idiosincrasia de los pueblos, dejándose llevar por intereses
mezquinos que atropellaban la dignidad humanaa. En la Colonia, los Concilios y Sínodos,
desde Lima, Quito, México, Santo Domingo a Salvador-Bahía y hasta el siglo XIX, toman
muy poco en cuenta a los afrodescendientes. A veces, se los considera como a cualquier
cristiano, y en otras se los discrimina en cuanto a su condición de esclavos y negros, incluso
con puestos separados en las iglesias. Al respecto Ildefonso Gutiérrez Azopardo anota:
Para nada se habló de ellos en el Concilio Plenario Latinoamericano, celebrado en
Roma en 1899, al que solo asistieron 53 prelados de toda América Latina. Para ese
Concilio, según su impulsor el arzobispo Casanova de Santiago de Chile, entre la
población de América no existían distinciones pues: tenemos el mismo origen,
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hablamos el mismo idioma, vivimos las mismas costumbres, producimos las mismas
leyes, disfrutamos de las mismas tradiciones y tenemos los mismos peligros (2).
Si bien es verdad que “el problemas de los esclavos africanos no mereció lamentablemente,
suficiente atención evangelizadora y liberadora de la Iglesia” (DP. 8), algunas voces de
cristianos y religiosos clamaron por la dignificación de los negros africanos. El Evangelio
les llevaba a un acercamiento solidario y a valorar la dignidad humana. Es el caso de los
Padres Jesuitas, como el ‘inquieto’ Gonzalo Leite (1546-1603) y el P. Miguel García
(1550-1664), quien cuestionó la utilización de esclavos en las casas religiosas, motivo por
el cual sus superiores lo devolvieron a Portugal considerándolo “muy afligido de
escrúpulos” (3).
Otros testigos de esta opción fueron: el obispo Bartolomé de las Casas en el siglo XVI; el
padre jesuita Alonso de Sandoval (4); los padres capuchinos Francisco José de Jaca y
Aragónb y Epifanio Moirans, en el siglo XVII (5); los capuchinos que en Venezuela
defendieron a los esclavos dirigidos por el cimarrón Andresote (1730-1733); en Colombia,
los jesuitas San Pedro Claver, el P. Freitas en el siglo XVI, y los sacerdotes Miguel del
Toro y Baltasar de la Fuente, junto con el obispo Cassiani, que fueron actores decisivos a
finales del siglo XVII y comienzos del XVIII para el reconocimiento del Palenque de San
Basilio como “primer” pueblo libre de América, en 1713 (3).
Algunos papas condenaron el tráfico negrero, entre ellos se destacan Pablo III, León XIII y,
en el siglo XIX, el Papa Gregorio XVI con la bula “In Supremis” (1839), quien condenó la
esclavitud (6). Surgieron defensores de los esclavizados que se sumaron a otras
instituciones levantando el estandarte de la libertad, hasta la abolición definitiva de una de
las instituciones más crueles de la humanidad (6).
La pastoral afroamericana y caribeña promovida por el CELAM pertenece a esta corriente
de pensamiento y trabajo arduo por la dignificación y mejora de las condiciones de vida de
los afro descendientes desde una evangelización integral. Esta pastoral es heredera de la
labor evangelizadora de numerosos laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes, obispos y
papas que, fieles a su vocación, se han solidarizado con la lucha de los pueblos negros,
reconociendo en ellos el rostro de Cristo (DP.34).
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2. Gestión y presencia del DMC/DEMIS en las Asambleas del Episcopado
Latinoamericano y Caribeño
2.1. Rio de Janeiro, primera conferencia
La Conferencia de Rio de Janeiro (Brasil), del 25 de julio al 4 de agosto de 1955, se
preocupó por la escasez del clero y la formación de los evangelizadores, abordando temas
como el espiritismo en Brasil, la masonería en Chile y los indígenas en Ecuador. Algunos
obispos, en sus ponencias, hicieron referencia a las problemáticas de los grupos humanos
marginados, de allí que se hiciera una breve mención, en el título del capítulo IX, a los
afroamericanos, que reza: “Misiones, Indios y Gentes de Color” (7). Los futuros encuentros
de obispos asumirán la problemática afro desde su formación religiosa hasta las
reivindicaciones sociales.
2.1.1. Creación del CELAM
La aprobación del CELAM por Pio XII, en noviembre de 1955, supuso para América
Latina la concreción a nivel oficial de las diversas preocupaciones y enfoques pastorales
que venían forjándose en las Iglesias Particulares que, desde sus realidades y vivencias,
habían empezado a apropiarse de su rol evangelizador con nuevas actitudes, horizontes y
preocupaciones.
2.1.2. La luces del Concilio y la creación del Departamento de Misiones (DMC)
El Concilio Vaticano II (1962-1965) manifestó (AG) su apertura a la inclusión de todos los
grupos humanos en la evangelización (8). En concreto, el CELAM, con ocasión de la X
Asamblea organizativa post-conciliar, celebrada en Mar de Plata (Argentina), creó, e1 11
de octubre de 1966, el Departamento de Misiones – DMC. Monseñor Gerardo Valencia
Cano, obispo de Buenaventura (Colombia), uno de sus principales impulsores, fue
designado como su primer presidente, cargo que ocupó hasta 1969. Unas de las
preocupaciones principales del DMC en sus inicios fue la evangelización de los indígenas y
afro descendientes (9).
Antes de la conferencia de Medellín, el DMC desarrolló varios encuentros. El primero de
ellos en Ambato (Ecuador), del 24 al 28 de abril de 1967, con la participación de siete
obispos y ocho sacerdotes. Entre otros temas, se habló de la importancia de conocer las
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características socio-culturales de las zonas de misión, para lo cual se propuso realizar una
reflexión teológica a fondo sobre la actividad misionera de la Iglesia en América Latina
(10).
El segundo encuentro se llevó a cabo en la población colombiana de Melgar, del 20 al 27 de
abril de 1968. Desde la perspectiva de las “situaciones misioneras”, se evidenció la
importancia de las comunidades negras en la sociedad y la Iglesia, avanzando en el
reconocimiento de sus estructuras socio-culturales y la valoración teológica sobre estas. Se
aplicó, como herramienta de conocimiento de la realidad, una amplia encuesta a más de
500 misioneros y 53 superiores sobre la problemática (9). En el mismo texto, al hablar de
las “Orientaciones para una Pastoral Misionera en América Latina”, se definió como uno
de sus principios fundamentales: “El Respeto y promoción de las diversas culturas entre las
cuales la Iglesia realiza su misión, así como el discernimiento de sus valores y contra-
valores a la luz del mensaje salvífico” (9).
2.2. La Conferencia de Medellín (1968) y el camino a Puebla
La II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Medellín
(Colombia) del 26 de agosto al 7 de septiembre de 1968, permitió a la Iglesia tomar una
postura clara y profética ante el contexto social, económico y político, siempre a la luz del
mensaje Evangélico y orientada por la Doctrina Social de la Iglesia. El DMC hizo dos
contribuciones de las cuales se tiene documentación; en primer lugar, el estudio del P. José
Manuel Román, secretario del DMC: “La realidad de las Misiones en América Latina”; y
la ponencia del Mons. Samuel Ruiz García, titulada: “La Evangelización en América
Latina”, presentada directamente en la conferencia (10).
La conferencia de Medellín marcó un punto de quiebra en el enfoque pastoral de la Iglesia.
Se logró dar el salto de la reflexión defensiva a la toma de conciencia de su testimonio
evangélico en medio del mundo (11). Entendió, también, que su función y razón de ser van
más allá de la caridad asistencialista, y que está llamada a brindar una auténtica liberación
integral al ser humano. La Iglesia no solo se preocupa -diría Don Helder Cámara- por suplir
las necesidades básicas, sino que también se interroga sobre los factores humanos que
producen la miseria y la desigualdad. Esta es una obra del Espíritu de Dios que es, en
definitiva, el alma de la comunidad eclesial.
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En el documento final de Medellín no se dedica un apartado explícitamente al tema de las
misiones, tampoco hay alusiones directas a las comunidades afros. La preocupación de los
obispos se enfocó a responder al contexto de miseria y abandono de los millones de pobres
existentes en aquellas décadas; muchos de ellos tenían ascendencia africana. De este modo,
se relacionó la “opción por los pobres” como opción implícita por los Afro. Por lo tanto,
aunque no se afirma literalmente, si se evidencia una actitud misionera en el documento
(10). En América Latina, esta opción se llevó especialmente a la práctica en zonas
geográficas de alta presencia afro, como la Costa del Pacífico y Brasil. De allí brotará la
iniciativa de una pastoral específica para las comunidades negras.
2.2.1. Encuentro de Caracas
El encuentro de Caracas (Venezuela) contó con la presencia de los obispos presidentes de
las Comisiones Episcopales de Misiones de América Latina, que se reunieron en San
Antonio de los Altos del 14 al 19 de septiembre de 1969. Los objetivos planteados fueron:
tomar conciencia en común de la problemática misional y sus derivaciones pastorales, y
señalar algunas líneas de pastoral misionera. En primer lugar, se consideró fundamental “el
nuevo impulso con que el Espíritu Santo revitalizó al pueblo de Dios”, y la ampliación del
concepto de misión como una tarea de toda la Iglesia (9).
En el mismo texto, se afirma la importancia de la creación de las Comisiones Episcopales
de Misiones de las cuales habla el “Motu Propio Ecclesiae Sanctae” del beato Pablo VI; en
algunos países no estaban conformadas y en otros no se les daba la suficiente vitalidad e
importancia. Siguiendo Ad Gentes (22), los obispos consideraban primordial que en cada
área cultural se aplicara un método pastoral apropiado a las circunstancias antropológicas
(9). Se propuso una organización más efectiva que potenciara la acción misionera basada en
la formación de las comunidades de base, cuyo testimonio se evidenciara en la fe y en la
caridad aplicada a la vida práctica entre los últimos y más pobres (9).
2.2.2. Reorganización del DMC
Siguiendo la perspectiva del encuentro de Melgar sobre las áreas y situaciones de misión, el
DMC inició su aplicación en el encuentro de Iquitos (Perú), del 21 al 27 de marzo de 1971.
Se contó con la presencia de obispos, sacerdotes, misioneros y seglares de cinco países. La
reflexión giró en torno a la problemática indígena en la selva amazónica (9).
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Con la reestructuración interna del DMC se logró la demarcación de cinco áreas geo-
culturales, entre ellas las “Áreas Morenas”. Lo anterior se llevó a cabo siguiendo el informe
conocido como DMC 1972, donde se afirma que “en el continente se encuentran
concentraciones numerosas de población de color con características muy diversas que
exigen una situación pastoral específica” (10).
2.2.3. El DEMIS, gestión y aportes a la conferencia de Puebla
Con ocasión de la XV Asamblea General de CELAM, celebrada en Roma en noviembre de
1974, Mons. Aubry, de Bolivia, fue nombrado presidente del DMC, el Padre Juan F. Gorski
lo acompañó como secretario ejecutivo del DMC. Para 1975, se dio una mayor apertura a la
problemática y reflexión sobre el mundo afro, teniendo en cuenta el informe DMC 1972, y
las “situaciones de misión”, de las que se habló en el encuentro de Melgar. Para el periodo
iniciado en 1975, fue importante la presencia de Mons. Emmanuel Constant, de Haití, y la
continuidad de Monseñor Enrique Froelich, de Brasil, que aseguraron la presencia de, por
lo menos, dos obispos de zonas con población afro (10).
En los años próximos a Puebla, el DMC dedicó sus esfuerzos a la elaboración de un
informe que sirviera de material auxiliar para la Conferencia. Se recogieron los aportes de
las Comisiones Episcopales de Misiones de cada conferencia. El informe se llamó
“Panorama Misionero de América Latina” (en adelante ‘Panorama’); en él se daba especial
relevancia a la situación de los pueblos afroamericanos. El resumen del documento fue
presentado a la Reunión General de Coordinación del CELAM, en julio de 1978.
El apartado sobre los afroamericanos recibió algunas críticas; la delegación brasileña
presentó varias objeciones sobre los datos demográficos. Lo anterior mostraba no solo el
abandono, sino también la falta de conocimiento sobre la situación de las comunidades
afro. El texto fue revisado, confirmando los datos iniciales. Finalmente, lo presentaron a
modo de preguntas, lo que contribuyó a que los participantes en la Conferencia se
adentraran en un ámbito para muchos desconocido (10).
Al presentar un documento auxiliar a la Conferencia, el DMC buscaba ofrecer a los obispos
y demás participantes un texto íntegro y fundamentado sobre la realidad misionera
latinoamericana. Al referirse a las poblaciones afroamericanas, presenta, inicialmente, su
preocupación por las precarias situaciones en que viven; reconoce sus rasgos y tradiciones
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culturales. Llama la atención sobre la ignorancia en este ámbito por parte del clero e
identifica las zonas geográficas que habitan. Por otra parte, muestra positivamente la
valoración que hacen de sus culturas y orígenes africanos. Panorama evidencia que la
Iglesia requiere un conocimiento “más preciso” para diseñar planes que den respuestas
específicas a los afrodescendientes, teniendo en cuenta todo su ser cultural. El texto
también afirma que, para entonces, la situación de los afroamericanos era una prioridad
misionera (10).
Finalmente, ‘Panorama’ reconoce el abandono y olvido eclesial con respecto a las
comunidades negras y la necesidad de reconocer e integrar sus riquezas culturales en la
Iglesia y en la sociedad. Por lo tanto, afirma que se requiere una respuesta misionera a estas
poblaciones. Lo anterior evidencia que la presencia de la temática afro en el documento de
Puebla -que en seguida será desglosada- se debe, en gran parte, a las gestiones y a la
documentación aportadas por el DMC, y a la presencia directa de los miembros del DMC,
de los obispos miembros de las Comisiones Episcopales de Misiones y de otros obispos,
sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos, que desarrollaban su labor pastoral con población
afro (10).
2.3. La conferencia de Puebla (1979) y el camino a Santo Domingo
Los obispos reunidos en Puebla, al mirar la realidad latinoamericana, reconocen el
sufrimientos de Cristo en los: “rostros de indígenas y con frecuencia de afroamericanos,
que, viviendo marginados y en situaciones inhumanas, pueden ser considerados los más
pobres entre los pobres” (DP. N° 34). Esta valoración se une a la necesidad de
evangelización, en especial a: “los afroamericanos tantas veces olvidados” (DP. 365). Los
obispos reconocen que las culturas africanas hacen parte del proceso de mestizaje en el
continente (DP. 409). Seguidamente afirman “la existencia de culturas indígenas y
afroamericanas en estado puro” (DP. 410). Se reconoce que, a partir del Siglo XVIII, las
culturas autóctonas han sufrido la invasión de las culturas secularistas e industriales en los
diversos aspectos de la vida, en lo que influye el desplazamiento de los campesinos a las
zonas urbanas (DP. 415-419).
Los obispos hacen un llamado a la “necesidad de trazar criterios y caminos basados en la
experiencia y la creatividad en cuanto a la pastoral… que suscite el esfuerzo evangelizador
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y promotor de los grupos indígenas y afroamericanos” (DP.441). El tema afro no es un
factor programático en Puebla, pero sí lo es la necesidad de un acercamiento evangelizador
hacia pueblos y situaciones concretas. Se convoca a los presbíteros a desarrollar su labor
de evangelización en poblaciones marginadas, como los afroamericanos, para quienes pide
una integración del proceso evangelizador “con la promoción y defensa de su dignidad
humana” (DP. 771).
Los obispos muestran un interés pastoral por los "valores autóctonos" de los pueblos y
grupos humanos marginados, considerándolos como presencia antecedente del Espíritu en
las culturas precolombinas (DP. 201), o, utilizando una categoría teológica de los Padres de
la Iglesia, "semillas o gérmenes del Verbo" (DP. 401. 403. 451). Plantean una
evangelización de las culturas no como "un proceso de destrucción, sino de
reconocimiento, consolidación y fortalecimiento de dichos valores; una contribución al
crecimiento de los 'gérmenes del Verbo' presentes en las culturas" (DP. 401).
Este planteamiento teológico-pastoral implica la necesidad de realizar "un trasvasamiento
del mensaje evangélico al lenguaje antropológico y a los símbolos de la cultura en que se
inserta" (DP. 404). Haciendo un balance global, se evidencia que, en Puebla, los obispos
asumen el compromiso de trabajar a favor de los indígenas y de los afros, como parte de las
mayorías empobrecidas del continente. De hecho, los obispos, en su ‘Mensaje Final’ a los
Pueblos de América Latina (N°3), invitan a las personas de todas las condiciones sociales
“a aceptar y asumir la causa de los pobres como si estuviesen aceptando y asumiendo su
propia causa, la causa misma de Cristo" (7).
En Puebla, la problemática afro ocupó un espacio mayor que en Medellín, aunque continuó
siendo un título subordinado a la categoría mayor de los pobres. Estas personas, por razón
de su pobreza, merecen la atención prioritaria de la Iglesia. Afirman los obispos al respecto:
“Por eso el servicio a los pobres es la medida privilegiada, aunque no excluyente, de
nuestro seguimiento de Cristo” (DP.1134).
2.3.1. Encuentros de expertos en Pastoral Afro organizados por el DEMIS.
Con ocasión del cuarto centenario del nacimiento de San Pedro Claver, el Secretariado
General del CELAM convocó en Cartagena (Colombia), del 25 al 30 de julio de 1980, por
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medio del DMC, un encuentro de expertos en historia, antropología, teología y pastoral con
grupos Afrolatinoamericanos. En las conclusiones pastorales, reconocen como positiva la
toma de conciencia por parte de la Iglesia de la problemática afro. Para que este interés
siguiera por buen camino, se deberían promover investigaciones y estudios e incentivar los
evangelizadores autóctonos. El CELAM publicó las conferencias y las conclusiones en el
libro “La Evangelización entre los grupos Afroamericanos” (12).
Es de especial relevancia la petición de que cada Iglesia particular con presencia afro diseñe
y ponga en práctica un plan de pastoral en sintonía con las enseñanzas del Magisterio, en
concreto las de Juan Pablo II y Puebla. Por otra parte, se indica que la Iglesia debe defender
los derechos humanos de los Afro, promover mejoras a nivel de educación y dar prioridad a
la formación de líderes. Finalmente, se solicita al DMC/DEMISc, promover una Pastoral
específica para las comunidades negras y que se “instituya en dicho Departamento una
Sección especializada que estudie y promueva la pastoral con grupos afroamericanos”
(12).
Con relación a los afroamericanos, Mons. Bartolucci, misionero comboniano, vicario
apostólico y obispo de Esmeraldas, presentó el proyecto “Orientaciones Pastorales para el
trabajo con grupos Afroamericanos” (13). En primer lugar, hizo una descripción de los
elementos determinantes de la religiosidad de los afroamericanos, en especial de sus ritos,
costumbres y del modo como lo integran o asimilan en las tradiciones católicas. Luego
desarrolló las líneas de acción pastoral que tienen en cuenta el Evangelio y la tradición de la
Iglesia, al mismo tiempo que valoraba la idiosincrasia, la cultura y las tradiciones
religiosas.
2.3.2. El DEMIS presenta el “Proyecto de Pastoral Afro”.
En marzo de 1985, el DEMISd presentó a las Conferencias Episcopales de Latinoamérica y
el Caribe el proyecto pastoral “Hacia la inculturación de la fe en los grupos
afroamericanos” (14). En general, se hace una valoración de la presencia y riqueza cultural
de los pueblos afros, y su interés por organizarse y reivindicar sus derechos. El proyecto
tenía como objetivo general: “elaborar unas líneas pastorales que sirvan como
contribución para la evangelización entre los afroamericanos, acompañándolos en su
proceso histórico, asumiendo su situación social los valores de su cultura y afirmando su
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identidad, en busca de una inculturación autentica de la fe entre estos grupos.” Y “para
que el negro para ser cristiano no tenga que blanquearse” (15).
2.3.3. Frutos del proyecto de pastoral afro
El DEMIS organizó un encuentro de agentes de pastoral representativos de los diversos
sectores de la negritud, en octubre de 1985 en Bogotá (Colombia). Se compartieron
experiencias y propuestas sobre la pastoral negra. Uno de los frutos del encuentro fue la
publicación en 1985 del libro “Los grupos afroamericanos: fuentes documentales y
bibliográficas” (16), como material para el conocimiento de los afroamericanos. Luego de
identificar las áreas geográficas con presencia afro, se nombraron expertos en cada región.
Otro fruto del proyecto fue el encuentro en agosto de 1988 coordinado por el DEMIS en
Bogotá con pastoralistas negros, en él se planteó la realización de un encuentro episcopal
(que se realizó recién en 2002) sobre pastoral afroamericana que debería estar organizado
por el DEMIS, para tal fin se preparó (14) un significativo documento de trabajo y una
agenda de actividades (15).
2.4. La conferencia de Santo Domingo
El Documento de Consulta (DC-SD) da una especial relevancia a la evangelización de las
culturas y hace un recorrido histórico por la esclavitud, la “trata de negros” y el papel de la
Iglesia hasta lograr su abolición (DC-SD N°21-25). Santo Domingo hace una breve
relación de la “leyenda negra” y de los estereotipos respecto a la actuación de la Iglesia en
la trata negrera (DC-SD 44). El documento reconoce la situación de pobreza y despojo
que vivían los indígenas y afroamericanos (DC-SD 420-422). Finalmente, se sugiere como
uno de los desafíos especiales la evangelización de los indígenas y afros (DC-SD 550-
552).
La conmemoración de los 500 años permitió hacer memoria histórica de la evangelización
en América Latina y el Caribe, con sus luces y sombras, con criticidad y proyección. De
especial relevancia fue el mensaje que San Juan Pablo II dirigió a los afroamericanos el 13
de octubre de 1992, reconociendo los valores humanos y cristianos, junto con las riquezas
culturales que los afro brindan a la Iglesia. De igual manera, el Papa dirigía su mirada a los
nuevos tiempos, invitando a los afros a defender sus valores e identidad (16).
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La IV Asamblea dio un espacio preponderante al dialogo sobre el mundo Afro. En primer
lugar, reconoce el triste capítulo que para la historia de la humanidad significó su traslado
forzoso a América (SD. 20). Más adelante, afirma la necesidad de la inculturación con la
nueva evangelización en el ser de las culturas (SD. 30). Reconoce también la diversidad
cultural, acentuando la unidad e identidad católica de los distintos pueblos, incluidos los
Afro (SD. 138. 244).
Los obispos afirman que “las culturas afroamericanas presentes en América Latina y el
Caribe están marcadas por una constante resistencia a la esclavitud… tienen también en
sus culturas valores humanos que expresan la presencia del Dios creador” (SD. 246). Se
valora la religiosidad popular que ha contribuido a la conservación del patrimonio cristiano
en el continente (SD. 247). La Iglesia es consciente de que los pueblos negros sufren la
marginación y el racismo, y, buscando por tanto su dignificación, se compromete en el
campo pastoral a “favorecer las manifestaciones y expresiones propias de sus culturas”
(SD. 249).
En cuanto a la promoción humana, los obispos buscan impulsar el protagonismo de los
pueblos afros en la construcción de su propio destino, erradicar las ideas falsas que
propugnan una integración basada en atropellar las culturas autóctonas, contribuir a la
vigencia de los derechos humanos, y la legítima defensa de sus tierras, apoyar la fundación
Populorum Progressio, revisar los métodos educativos discriminatorios y promover una
educación inculturada (SD. 251).
La conferencia de Santo Domingo mostró una especial preocupación por la problemática
ecológica. En medio de esta controversia se encuentran los pueblos más pobres del
continente, los indígenas y afros, de quienes afirma se debe aprender la armonía con la
naturaleza (SD. 169-173). Al enumerar los desafíos pastorales con relación a la posesión de
la tierra, los obispos reconocen las dificultades de los aborígenes y afroamericanos para
declararlas “legalmente” como sus propiedades (SD. 174.). En consonancia con lo anterior,
se proclama nuevamente la opción preferencial (pero no excluyente) por los pobres, a
imitación de Jesús, lo cual ilumina toda la lucha por la auténtica liberación de los pueblos
afro descendientes.
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2.4.1. Encuentros de obispos con población afro descendiente.
El primer encuentro de obispos responsables de la pastoral afroamericana se planeó,
inicialmente, para 1989 y luego fue postergado del 5 al 9 de noviembre de 1990, en Brasil,
con el objetivo de generar aportes para la venidera conferencia de Santo Domingo (17).
Pero el encuentro se aplazó sin fecha “por dificultades económicas”. No fue hasta el 2000
que un grupo de agentes de pastoral y obispos en Bahía (Brasil), con ocasión del VII EPA,
pidió al P. Jesús Osorno, secretario del SEPAFRO, que organizara el encuentro de obispos.
En septiembre del 2002 (14), en Quito (Ecuador), se reunió un grupo de 32 obispos,
acompañados de sacerdotes, religiosas, religiosos, expertos y laicose, buscando: “compartir
experiencias, aunar criterios y asumir juntos los retos de esta pastoral en el continente”
(18).
Los participantes en el encuentro consideraron como líneas de reflexión: la realidad del
pueblo negro, marcada por su pobreza y exclusión en el continente y que, a pesar de la
marginación, mantiene la esperanza con una visión optimista de la realidad. En segundo
lugar, el profundo sentido de lo religioso y la marcada espiritualidad. En tercer lugar, la
vivencia religiosa y la inculturación. También se reflexionó sobre el aumento de la
presencia de los afros en la Iglesia, revitalizando las parroquias desde su propia identidad
religiosa y cultural. Y por último, el protagonismo de los laicos y, en especial, de la mujer
afro descendiente (18).
En el mensaje final del encuentro, los obispos reafirmaron su apoyo al trabajo que se venía
realizando en “actitud de apertura, comprensión, acompañamiento y orientación”. Se
solicitó que las Conferencias Episcopales de América Latina tomaran “en cuenta
explícitamente la Pastoral Afro en su organización y planes pastorales”. Solicitaron la
elaboración de unas “Líneas Pastorales comunes… con el propósito de compartir las
experiencias, aunar criterios y asumir juntos los retos de esta pastoral en el continente”
(18). De este modo, se dio inicio a los encuentros continentales de obispos con población
afro descendientef.
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2.5. La V Conferencia, Aparecida
En Aparecida se subraya: “la reflexión permanente y los encuentros periódicos que
convoca el CELAM para reunir a los obispos y agentes de pastoral afro de las distintas
conferencias episcopales” (19).
En el documento de Aparecida, los obispos reconocen que los afroamericanos no son
tratados con dignidad e igualdad de condiciones (DA. 65). Ellos están llamados a ocupar un
papel protagonista en la sociedad y en la Iglesia (DA. 75) y son una de las raíces culturales
que conforman la identidad latinoamericana (DA. 88). La Iglesia, por su parte, lucha por la
promoción de sus legítimos derechos, más aún al reconocer que son marginados y
excluidos por ser diferentes (DA. 89). Reconoce que viven en situaciones de amenazas y
destierro que les llevan a perder su identidad y su lengua; la inmigración les genera más
pobreza (DA. 90). La Iglesia reconoce la importancia de encontrarse con los afro
descendientes para contribuir al reconocimiento de sus plenos derechos individuales y
colectivos (DA. 91).
La Asamblea ve importante la promoción de las vocaciones autóctonas que permitan una
mayor encarnación de la Iglesia en las realidades particulares (DA. 94). Se preocupa por la
discriminación laboral y las restricciones en el acceso a la educación a todos los niveles de
formación; por tanto, se deben llevar a cabo actividades que permitan la recuperación y
promoción de la memoria histórica, la cultura y las tradiciones religiosas (DA. 96. 533). En
el ámbito de las celebraciones, se reconocen las riquezas litúrgicas, de las cuales se espera
una sana promoción (DA. 99b). Han surgido comunidades, grupos y movimientos que
luchan por sus valores y la recuperación de la esperanza (DA. 97).
Demográficamente, se evidencia una creciente presencia de las poblaciones afro en las
zonas marginales de las grandes ciudades; a pesar de la marginación, aportan una gran
vitalidad a las parroquias (DA. 128). La Asamblea reconoció también la situación de
marginación que sufren las mujeres afro, por lo cual se requiere la creación de espacios y
estructuras que permitan su auténtica promoción e igualdad (DA. 454). Por último, hablan
de la necesidad de un diálogo fraterno y respetuoso que permita la promoción de sus
valores, historia y tradiciones, y afirman los derechos ciudadanos, que les permitan vivir
dignamente; todo esto hace parte de la misión de la Iglesia (DA.532-533).
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2.5.1. SEPAFRO, antecedentes y creación
En 1999, el Comité Permanente de la Asamblea de los obispos del CELAM creó en Río de
Janeiro el Secretariado de Pastoral Afroamericana (SEPAFRO), dentro del Departamento
de Misiones del CELAM. En 2011, con la reorganización del CELAM, recibió el nombre
de Secretaria de Pastoral Afroamericana, quedando vinculada al Departamento de
Educación y Cultura – DEC. Se mantiene la comunión con la jerarquía eclesiástica, las
conferencias episcopales, los EPA y las Comunidades eclesiales afroamericanas y
Caribeñas.
En el plan trienal del CELAM, desde 1983, se ha dado atención a los afroamericanos con
orientaciones y programas específicos, hasta el Plan Global y Programas (2011-2015) con
el lema: “Para que nuestros pueblos, en Él, tengan vida”. El contenido del programa 35 se
refiere a la animación y acompañamiento a la Pastoral Afroamericana, y busca “animar los
avances y acompañar los procesos de consolidación de la Pastoral Afroamericana,
impulsando una dinámica y evangélica afirmación de la memoria cultural, de la identidad
étnica, desarrollo social y participación activa de los afroamericanos en la vida eclesial y
social de nuestros pueblos” (20).
3. Los Encuentros de Pastoral Afroamericana - EPAsg Los años transcurridos entre Medellín y Puebla, en relación a la pastoral afro están
marcados por un arduo trabajoh de agentes de pastoral, clero y comunidades religiosas que
permitieron la coordinación y realización de múltiples encuentros en las diócesis y países
con presencia de comunidades afro descendientes. La conciencia “afro” de la Iglesia se
concretiza también en la realización de los EPAs. En ellos se busca intercambiar
experiencias pastorales, reflexionar sobre la realidad del pueblo negro, indicar las grandes
líneas de la pastoral afro, animar y promover las comisiones locales y nacionales, y servir
de canal de comunicación entre los distintos estamentos eclesiales (3).
Una vez realizada la recepción del documento de Puebla (1979), se llevó a cabo el anhelado
Primer Encuentro de Agentes de Pastoral Afro, en la ciudad colombiana de Buenaventura,
del 18 al 21 de marzo de 1980, con la presencia de Mons. Enrique Bartolucci, obispo de
Esmeraldas (Ecuador), Mons. Heriberto Correa Yépez, obispo anfitrión y Mons. Héctor
Urrea, delegado del DEMIS-CELAM. Se insistió primero en la cimentación de las bases
15
para una convivencia amistosa, generando un proceso de trabajo conjunto con las
comunidades afro para reflexionar sobre temas específicos, buscando alcanzar
orientaciones comunes (3).
El II EPAi , realizado en Esmeraldas, Ecuador, del 19 al 23 de septiembre de 1983
reflexionó sobre los “Grupos afroamericanos en situación rural y urbana. Sugerencias
pastorales”. Por parte de DEMIS, participó su secretario, el P. Oscar Osorio mxy. Se
consideró oportuno crear una coordinación, que empalmara uno y otro encuentro, para que
la responsabilidad no recayera toda en el obispo anfitrión y el obispo receptor del sucesivo
EPA (14). Para el III EPA, en Portobelo (Panamá), en marzo de 1986, el tema fue
“Identidad e Historia del Afroamericano a la luz de la Historia de la Salvación”. En el IV
EPA, realizado en Puerto Limón (Costa Rica), del 20 al 25 de febrero de 1989, se trató el
tema “La familia afroamericana” (15).
En el V EPA, 23 al 28 de junio de 1991, en Quibdó (Colombia), con la presencia de
monseñor Luis Augusto Castro, presidente del DEMIS, se trató el tema “Etno-educación y
Pastoral Afroamericana”. Allí se creó y eligió la Secretaría Ejecutiva de Pastoral Afro-
latino-americana y Caribeña (SEPAC). La constituyeron un representante elegido por el
obispo anfitrión y otro por el obispo que recibiría el EPA sucesivo, más un miembro
elegido por la Asamblea General. Como signo de comunión, siempre se ha invitado a
participar al secretario del DEMIS-CELAM o a su representantej.
El VI EPA se realizó en Esmeraldas, en 1994, con el tema “Espiritualidad y expresiones
religiosas afroamericanas”. El VII EPA tuvo lugar en 1997, en Trujillo (Honduras), y se
profundizó el tema “Cristo luz y liberador del pueblo negro”. Mons. Oscar Rodríguez
Madariaga (en ese momento presidente del CELAM) se comprometió con la asamblea del
EPA a gestionar en el CELAM la creación del secretariado de pastoral afro, que se
concretaría en el encuentro de la comisión permanente del CELAM en Río de Janeiro
(1999). El VIII EPA se llevó a cabo en el 2000, en Salvador Bahía (Brasil), con el lema
“Solidaridad y Desarrollo Alternativo de las Comunidades Negras” (3). El IX EPAk se
realizó en el Callao (Perú), del 10 al 15 de febrero de 2003, con el tema “Rol y
participación de la mujer negra en el desarrollo y construcción de las Américas” (21).
16
El X EPA se llevó a cabo en Río Chico, Diócesis de Guarenas (Venezuela), del 5 al 10 de
noviembre del 2006, y se reflexionó sobre “Jóvenes Afro: Herederos y constructores de
una sociedad incluyente, desde su propia identidad religiosa y socio cultural”. El XI EPA
se realizó en Panamá, del 3 al 7 de agosto de 2009, con el tema “La pastoral
Afroamericana gestora de nuevas perspectivas de inclusión y solidaridad”. En Guayaquil
(Ecuador), se desarrolló el XII EPA, del 16 al 20 de julio del 2012, con el tema “La
Pastoral Afroamericana y Caribeña en el documento de Aparecida: retos y esperanzas en
la Iglesia y la sociedad” (22). Desde 2003, los representantes integrantes de la SEPAC son
elegidos por la asamblea general, al final del EPA, por áreas: Andina, Cono Sur, Caribe y
Centro América; a quienes hay que añadir el representante del obispo anfitrión, uno del
obispo que recibe el EPA y otro del CELAMl.
Desde el II EPA, las asambleas venían reclamando una publicación periódica que les
permitiera estar informados de las experiencias, eventos y documentos relacionados con la
pastoral Afro; esto se concretizó en el V EPA. Se encargó al Centro Cultural
Afroecuatoriano – CCA de Quito, que, en sintonía con el encargado de la pastoral afro del
CELAM y el coordinador de la SEPAC, publicaron desde 1999 hasta el 2005 el boletín
NOTISEPAC, al mismo tiempo que seguían publicando el boletín informativo
PALENQUE (desde 1982), que continúa saliendo hasta el día de hoy como inserto en la
revista Iglesia Sinfronteras de Colombia.
Conclusión El CELAM, en sus diferentes articulaciones, ha estado presente en el camino de las
comunidades Afro a lo largo de los últimos 60 años, desde la primera conferencia de Río de
Janeiro, donde se nombraron los afroamericanos, con la opción por los pobres en Medellín,
en la que están incluidos los afros. Explícitamente, es en Puebla donde se valoriza su
cultura, mientras que en Santo Domingo se hace énfasis en su organización y desarrollo.
Por último, es en Aparecida donde los obispos favorecen y promueven su protagonismo
contra toda exclusión. De este modo, el CELAM continúa insertándose en los cinco siglos
de la historia de la Iglesia Latinoamericana con sus testigos, profetas y mártires a favor de
las comunidades negras.
17
El CELAM ha obrado en estos sesenta años a través de comisiones y organismos más
cercanos a los grupos afroamericanos, en particular el DMC, el DEMIS, la SEPAFRO y, en
la actualidad, el Departamento de Educación y Cultura. El CELAM ha valorado las
aportaciones de las conferencias episcopales y de los obispos con población afro,
particularmente, desde el primer encuentro, en 2002; también se ha valido de equipos de
expertos en cultura, pastoral, biblia y teología afro de diferentes países.
Otro factor importante es la valoración que el CELAM ha hecho de las iniciativas de las
bases afro con las cuales ha construido “alianzas”, como en el caso de los Encuentros
Continentales de Pastoral Afroamericana y Caribeña (EPAs), desde 1980. Acompañó y
sigue acompañando los EPAS y la SEPAC en sus labores, en el respeto recíproco de los
roles y responsabilidades de cada instancia. Ha favorecido los instrumentos de información
e intercambio, como el boletín NOTISEPAC, y publicaciones de documentos valiosos,
como el “Proyecto de Pastoral afroamericana” (1985), las “Líneas Pastorales Afro
Continentales”, el libro “Los grupos afroamericanos: fuentes documentales y
bibliográficas”, y, últimamente, el documento “Para que los Pueblos Indígenas y
Afroamericanos Tengan Vida”.
El CELAM, a través de la pastoral afro, los delegados de las Conferencias Episcopales, los
EPAs, la SEPAC y los expertos, ha mantenido relaciones, también, con otras instituciones y
organizaciones afro, colaborando en el fortalecimiento del movimiento afroamericano, que
en la actualidad es un interlocutor calificado con la sociedad civil. Varios líderes surgidos
de la pastoral han llegado a ocupar puestos en la administración pública, incluso en
ministerios.
El CELAM se ha preocupado por conocer y presentar los aportes afro a la Iglesia y a la
sociedad, dándoles mayor visibilidad. Se mantiene al paso de organismos internacionales,
propiciando la concientización sobre temas fundamentales como los tratados en Durban
(2001), y apoyando acontecimientos importantes para las comunidades negras, en especial,
la declaración de 2011 como ‘año de los afro descendientes’ y la proclamación del decenio
de las comunidades negras (2015-2024).
18
Es positivo que los obispos hayan apoyado y promovido, junto con la CLAR, los grupos de
reflexión teológico-bíblicos y de pastoral, las relaciones ecuménicas y el diálogo
interreligioso con las religiones afroamericanas (SD. 137.138). El espíritu de Jesús ha
iluminado al CELAM a acompañar el camino de fe del pueblo afroamericano. Ha animado
a los agentes de pastoral afro a formar comunidades eclesiales con rostro negro, que han
aportado su riqueza al movimiento negro y a la sociedad latinoamericana.
a Al respecto afirma Fray Bartolomé de las Casas en su Brevísima Relación de la Destrucción del África: y
como promulga San Pablo, y que sin hacer distinción alguna entre infieles, no por más de que no son cristianos algunos hombres, sino por ser infieles, en cualesquiera tierras suyas propias que vivan y estén, creamos y tengamos por verdad que no nos es lícito invadir reinos tierras e irlos a desasosegar y conquistar (porque use del término que muchos tiranos usan, que no es otra cosa sino ir a matar, robar, captivar y subiectar y quitar sus bienes y tierras señoríos a quienes están en sus casa quietos y no hicieron mal, ni daño ni injuria a los que las reciben), no considerando que son hombres y tienen ánimas racionales) Versión digital disponible en (25) b “Y a la fin entregados con nuevas violencias y privación de nuestros caminos al general y dos capitanes de galeones, para ser como somos remitidos presos a España, todo sobre el diabólico asidero y ansia de que somos espías. Inventiva creída por haber predicado la Ley de Dios y reprobado las injurias que a los pobres, especialmente morenos, se hacen en la violenta esclavitud, en que contra todo derecho los oprimen... En el galeón de Andrés Tello a 4 de agosto de 1682. Siervo de Vuestras Señorías que sus manos besa. Carcelado por Cristo Jesús”. Fr Francisco Ioseph de Jaca y Aragón. (23) c A partir de 1979 se empieza a utilizar la sigla DEMIS.
d Reunió en Santo Domingo una comisión de expertos integrada por el P.Oscar Osorio mxy, secretario del
DEMIS, P. Lorenzo Vargas, P. Rafael Savoia mccj y los jesuitas P. Gabriel Izquierdo y Luis Espin. e Los conferenciantes principales fueron el Dr. Humberto Triana Antorveza, la Lic. Catherine Chala, la Lic.
Alexandra Ocles, el P. Rafael Savoia mccj, el P. Clovis Cabral, sj, y el P. Antonio Aparecida Da Silva (19) f En 2004, se realizó un segundo encuentro, en Salvador Bahía, al cual asistieron cinco obispos de Brasil. En Guayaquil (Ecuador), en el 2012, con la presencia de seis obispos, se llevó a cabo el tercer encuentro. Y, por último, en el realizado en Bogotá (Colombia), estuvieron presentes tres obispos y algunos sacerdotes delegados de Conferencias Episcopales. g Para mayor documentación la Biblioteca Virtual Afro disponible en http://www.centroafrobogota.org/
h Mons. Enrique Bartolucci, vicario apostólico y obispo de Esmeraldas, avaló las gestiones del P. Rafael
Savoia, MCCJ, encargado del Departamento de Catequesis, que desde 1975 entró en contactos con otras diócesis y personas dedicadas a las comunidades negras. En 1977 el padre Savoia viajó a Brasil y Colombia; en Buenaventura entró en contacto con el P. Miguel Ángel Mejía, antiguo colaborador de Mons. Valencia Cano y Director del “Instituto Matías Mulumba”; él ofreció apoyo a esta iniciativa y consiguió de la organización católica Alemana “Misereor” la financiación del evento. Mons. Heriberto Correa Yépez, obispo de Buenaventura, aceptó la realización del evento en su Diócesis. A esta iniciativa se vinculó más tarde el arzobispo de Panamá, monseñor MacGrath. Una vez recibidas las orientaciones de Puebla (1979), se realizó el I EPA en marzo de 1980. (Biblioteca Pastoral Afro CEE, CCA, 2001, págs. 12-13). i Fue invitado, especialmente, Manuel Zapata Olivella, líder afrocolombiano de influencia continental, escritor, médico, antropólogo y fundador del instituto de investigaciones folclóricas afroamericanas en Bogotá. j La SEPAC estaba integrada por cuatro miembros: dos elegidos por los obispos, y uno por la Asamblea General del último EPA y el invitado-observador del CELAM. Estos fueron los criterios con los que se constituyeron las sucesivas SEPAC, hasta el octavo EPA, de Salvador Bahía (Brasil), en el año 2000 (3). k Entre el VIII y el IX EPA se llevó a cabo en Esmeraldas (Ecuador) una evaluación de los EPAS convocada por
el secretario del SEPAFRO, P. Jesús Osorno mxy.
19
l En la última década, la relación entre el CELAM y la “nueva” SEPAC en algunas ocasiones no ha sido la mejor. Teniendo en cuenta las circunstancias actuales, algunos sugieren que sería oportuno una evaluación y una propuesta alternativas, con respeto a los roles que corresponden en cada instancia, en aras de dar un mejor servicio a la pastoral afro en América y el Caribe.
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28. Doig G. Diccionario Rio - Medellin, Puebla - Santo Domingo Bogotá: San Pablo; 1994.
Indice
EL CELAM Y LA PASTORAL AFRO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE, SESENTA AÑOS .................. 2
Introducción .............................................................................................................................. 2
1. Antecedentes históricos: Relación CELAM y Afrodescendientes ...................................... 2
2. Gestión y presencia del DMC/DEMIS en las Asambleas del Episcopado Latinoamericano y
Caribeño .................................................................................................................................... 4
2.1. Rio de Janeiro, primera conferencia ......................................................................... 4
2.1.1. Creación del CELAM .......................................................................................... 4
2.1.2. La luces del Concilio y la creación del Departamento de Misiones (DMC) ....... 4
2.2. La Conferencia de Medellín (1968) y el camino a Puebla ........................................ 5
2.2.1. Encuentro de Caracas ........................................................................................ 6
2.2.2. Reorganización del DMC ................................................................................... 6
2.2.3. El DEMIS, gestión y aportes a la conferencia de Puebla ................................... 7
2.3. La conferencia de Puebla (1979) y el camino a Santo Domingo .............................. 8
2.3.1. Encuentros de expertos en Pastoral Afro organizados por el DEMIS ............. 10
2.3.2. El DEMIS presenta el Proyecto de Pastoral Afro. ............................................ 11
2.3.3. Frutos del proyecto de pastoral afro. .............................................................. 11
22
2.4. La conferencia de Santo Domingo .......................................................................... 11
2.4.1. Encuentros de obispos con población afrodescendiente. .............................. 13
2.5. La V Conferencia, Aparecida ................................................................................... 14
2.5.1. SEPAFRO, antecedentes y creación ................................................................. 15
3. Los Encuentros de Pastoral Afroamericana - EPAs ......................................................... 15
Conclusión ............................................................................................................................... 18