El caso de la Subcuenca Santa Eulalia - Universität Innsbruck

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Master Thesis in the frame of the MA Program in Peace, Development, Security and International Conflict Transformation at the University of Innsbruck El caso de la Subcuenca Santa Eulalia Entre la gobernanza del agua y el llamado a las muchas paces In order to obtain the degree Master of Arts Submitted by Victor Guevara Floríndez Supervised by Josefina Echavarría Lima, 2018

Transcript of El caso de la Subcuenca Santa Eulalia - Universität Innsbruck

Master Thesis in the frame of the MA Program

in Peace, Development, Security and International Conflict Transformation

at the University of Innsbruck

El caso de la Subcuenca Santa Eulalia

Entre la gobernanza del agua y el llamado a las muchas paces

In order to obtain the degree Master of Arts

Submitted by

Victor Guevara Floríndez

Supervised by

Josefina Echavarría

Lima, 2018

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TABLA DE CONTENIDO

Introducción ............................................................................................................................ 3 Lista de Acrónimos y Abreviaturas ........................................................................................ 8 Lista de Figuras ...................................................................................................................... 9 Lista de Tablas ........................................................................................................................ 9 Capítulo 1.- Más que Agua ............................................................................................... 10

1. 1. Perspectiva del autor ............................................................................................. 10 1. 1. 1. Mi encuentro con el agua ............................................................................. 10 1. 1. 2. El agua en mi historia ................................................................................... 14 1. 1. 3. Mi trabajo en torno al agua ........................................................................... 21 1. 1. 4. Mi visión en relación al agua ........................................................................ 25

1. 2. Tema de investigación .......................................................................................... 30 1. 3. Pregunta de investigación ..................................................................................... 37

a) Sobre los enfoques teóricos para el análisis ......................................................... 37 b) Sobre la Subcuenca Santa Eulalia ........................................................................ 38

1. 4. Método de investigación ....................................................................................... 39 1. 4. 1. Entorno de la investigación: El contexto geográfico .................................... 40 1. 4. 2. Actores .......................................................................................................... 40 1. 4. 3. Instrumentos metodológicos para el recojo de información ......................... 41 1. 4. 4. Análisis de la data ......................................................................................... 42 1. 4. 5. Fases de la investigación .............................................................................. 43

1. 5. Revisión de literatura ............................................................................................ 44 Capítulo 2.- Marco Teórico .............................................................................................. 58

2. 1. El martillo de oro o el complejo de Penélope ....................................................... 61 2. 2. De la sostenibilidad a la re-ligación con la tierra ................................................. 69 2. 3. Entre las Paces y los caminos para ser develada .................................................. 76 2. 4. La gestión del agua y la gobernanza: ¿panacea o placebo? .................................. 92

Capítulo 3.- Subcuenca Santa Eulalia ............................................................................. 110 3. 1. La Subcuenca Santa Eulalia y su relación con Lima .......................................... 112 3. 2. Contexto territorial: características socio-económicas, del agua en la Subcuenca y principales usuarios de agua en la Subcuenca ................................................................ 115 3. 3. Relaciones de los actores de la Subcuenca ......................................................... 136

Conclusiones ....................................................................................................................... 157

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Lista de Referencias ........................................................................................................... 165 Anexo 1: Guía de entrevistas .............................................................................................. 171 Anexo 2 .............................................................................................................................. 172

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INTRODUCCION

El tema de esta investigación es el estudio de caso de la gestión del agua en la

Subcuenca Santa Eulalia. La tesis ha sido realizada para optar el título de Maestría en

Estudios de Paz de la Universidad de Innsbruck.

Desde que realicé los estudios el 2010 he estado trabajando en temas ambientales y

de políticas públicas, con énfasis en el agua, de manera que, aunque he tomado cerca de 8

años para concluir un trabajo de tesis a fin de optar por el título de maestría, mi investigación

ha ido madurando y enriqueciéndose con la experiencia laboral de este tiempo.

En este trabajo indago sobre las visiones y expectativas de desarrollo en la Subcuenca

Santa Eulalia y los recursos locales para la transformación de conflictos, así como de qué

manera se relacionan con la gestión del agua. La Subcuenca Santa Eulalia es de vital

importancia para la ciudad de Lima, que aloja la tercera parte de la población del país.

Con ese fin, he hecho una revisión de los enfoques vigentes sobre la gestión del agua,

específicamente de la gestión integrada de los recursos hídricos y la gobernanza del agua,

analizándolos después desde otros enfoques, incluyendo los del desarrollo, la transformación

de conflictos de J.P. Lederach y las muchas paces de W. Dietrich, los cuales dan luces

expresamente sobre las relaciones entre los actores y sus miradas de la paz y el desarrollo. El

trabajo de campo lo realicé en la Subcuenca Santa Eulalia y en la ciudad de Lima.

Aunque el Perú está entre los países con mayor disponibilidad de agua en el mundo,

el acceso al agua no es equitativo para los distintos usuarios de las cuencas, ni entre las zonas

urbanas y rurales. La falta de servicio de agua potable es frecuente, así como los conflictos

vinculados al agua. El discurso formal del Estado ofrece caminos de solución, pero su

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implementación es harto compleja. Además, cabe preguntarse las limitaciones y puntos

ciegos de los enfoques mismos que prometen resolver los problemas. Este trabajo busca

profundizar en la problemática descrita desde la experiencia de la Subcuenca Santa Eulalia.

En el primer capítulo introduzco al lector en mi perspectiva como autor, el tema y

metodología del trabajo y presento una revisión de la literatura. El segundo capítulo presenta

el marco teórico de la investigación, revisando los enfoques que considero pueden ofrecer

perspectivas para la comprensión de las dinámicas en la Subcuenca Santa Eulalia.

Por último, el tercer capítulo contextualiza las dinámicas del agua en la Subcuenca y

ofrece una mirada sobre las relaciones y los conflictos vinculados al agua que recoge

testimonios de los actores locales.

Finalmente, presento las conclusiones de la tesis, indicando asimismo líneas de

investigación que se desprenden para futuros trabajos sobre la Subcuenca Santa Eulalia y, en

general, la gestión del agua en el Perú.

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DEDICATORIA

A todos los que me han enseñado e inspirado a encontrar sentido más allá de mí, en especial a mis padres, Víctor y Elisa.

A Vicente, que desde que cruzó mi camino, me ha hecho sentir e imaginar que es posible vivir sin ser tu propio centro.

6

AGRADECIMIENTO

Primero, estoy muy agradecido a todas las personas que me han enseñado sobre las

cuencas y el agua. Sobre todo, aquellas que lo hicieron sin proponérselo, y quienes a través

de su historia e ilusiones, me han permitido saborear un poco las historias del agua y conocer

más mi país.

A colegas, compañeros de trabajo, académicos, que sería imposible enumerar, pero

que durante estos años me han enseñado mucho con su experiencia y me han contagiado su

pasión y su cariño por el agua y todo lo que ella envuelve.

A Josefina Echavarria, gran docente, a quien hace años le pedí en la Universidad de

Innsbruck que me asesorara en la tesis. Ha tenido una paciencia y buen ánimo increíbles, y

me ha dado un apoyo importantísimo para lograr llevar adelante esta investigación.

A Vivi, aunque no le guste que se lo diga: ¡gracias! de corazón. Por dejarme ser y

acompañarme en el camino; espero saber acompañarla también en el suyo. Y por supuesto,

al Cholo, que me ha enseñado mucho sobre lo bello de la naturaleza y, sin cuya compañía,

escribir esta tesis hubiera sido muy solitario.

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La Perla Perdida

El Emperador Amarillo fue errante al Norte del Agua Roja,

a la montaña de Kwan Lun. Miró a su alrededor desde el borde del mundo.

Camino a casa, perdió su perla color de la noche.

Mandó a la Ciencia a buscar su perla, y no consiguió nada. Mandó al Análisis a buscar su perla, y no consiguió nada. Mandó a la Lógica a buscar su perla, y no consiguió nada.

Entonces le preguntó a la Nada, ¡y la Nada la tenía!

El Emperador Amarillo dijo: "¡Es en verdad extraño:

La Nada, que no fue mandada, que no hizo trabajo alguno para encontrarla,

tenía la perla color de la noche!"

Chuang Tzu (Merton, 1965: 74) 1

1 Traducción libre del inglés.

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Lista de Acrónimos y Abreviaturas

ANA Autoridad Nacional del Agua

AQUAFONDO Fondo para la Conservación de las Cuencas y los Recursos Hídricos de Lima y Callao

CEPAL Comisión Económica para América Latina

CHIRILU Ámbito de las cuencas de Chillón, Rímac, Lurín y Chilca. Comprende a la Municipalidad de Lima Metropolitana, la Provincia Constitucional del Callao y parte del Gobierno Regional de Lima.

CRHC Consejo de Recursos Hídricos de Cuenca

GIRH Gestión Integrada de los Recursos Hídricos

GWP Global Water Partnership

JASS Juntas Administradoras de Servicios de Saneamiento

MINAM Ministerio del Ambiente

MIT Instituto de Tecnología de Massachusetts

MMC Millones de metros cúbicos

OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos

PACyD Programa Agua, Clima y Desarrollo de GWP

PGRHC Plan de Gestión de Recursos Hídricos de Cuenca

PUCP Pontificia Universidad Católica del Perú

S/. Nuevos Soles: Moneda oficial del Perú.

SNGRH Sistema Nacional de Gestión de los Recursos Hídricos

SUNASS Superintendencia Nacional de los Servicios de Saneamiento

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Lista de Figuras Figura 1: Triángulo de la violencia ...................................................................................... 77 Figura 2: Pirámide de enfoques de la construcción de paz ................................................... 83 Figura 3: Símbolo Yin-Yang ................................................................................................ 86 Figura 4: Ciclo de gestión e implementación GIRH ............................................................ 97 Figura 5: Comparación: implementación GIRH vs GRH Operativo ................................. 101 Figura 6: Mapa de la Provincia de Lima ............................................................................ 116 Figura 7: Mapa de la Provincia de Huarochirí ................................................................... 116 Figura 8: Túnel de conducción de agua, Central Hidroeléctrica Huanza ........................... 131 Figura 9: Mapa de la principal infraestructura hidráulica de Santa Eulalia, incluyendo trasvase ............................................................................................................................... 172

Lista de Tablas Tabla 1: Comparación entre las Declaraciones de Estocolmo y Río .................................... 64 Tabla 2: Dimensiones en la gestión del agua ....................................................................... 97 Tabla 3: Brechas clave para implementar las políticas hídricas: Marco OCDE de Gobernanza Multi-nivel ...................................................................................................... 105 Tabla 4: Proyección de la Demanda en Lima y Callao ...................................................... 115 Tabla 5: Comparación entre distritos de la Subcuenca de Santa Eulalia, según Censo 2017 ............................................................................................................................................ 117 Tabla 6: Porcentaje de la población dedicada a la agricultura en la Subcuenca ................ 118 Tabla 7: Distribución de los distritos en las tres zonas de la Subcuenca ............................ 118 Tabla 8: Volumen por Clases de Uso en Subcuenca Santa Eulalia .................................... 125 Tabla 9: Actores por Tipos de Uso ..................................................................................... 126 Tabla 10: Centrales Hidroelécrticas en la Subcuenca Santa Eulalia .................................. 131 Tabla 11: Causa principal por la que no se sembró en las tierras agrícolas (porcentaje de UA) ..................................................................................................................................... 135 Tabla 12: Listado de Actores en la Subcuenca de Santa Eulalia ........................................ 136 Tabla 13: Aspectos Relevantes encontrados en los PDC por distritos ............................... 139 Tabla 14: Ejecución por municipalidad distrital en agua US$ - 2017 ................................ 140

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"It would not be much of a universe if it wasn't home to the people you love.”

Stephen Hawking

Capítulo 1.- Más que Agua

1. 1. Perspectiva del autor

1. 1. 1. Mi encuentro con el agua

Mi acercamiento al tema del agua fue casual e, inicialmente, legal. Alrededor del 2006

trabajé como abogado en una empresa minera -por cierto, usuaria de agua en la cuenca de

Tingo-Maygasbamba, en el departamento de Cajamarca- y empecé a ver algunos asuntos

relacionados a derechos y permisos de agua, así como estudios ambientales.

Aunque estudié Derecho, muy pronto me resultaron más interesantes los aspectos

sociales, pues eran esenciales para entender las relaciones y los conflictos en torno al agua,

aunque me parecía que, paradójicamente, con frecuencia eran subestimados y poco

comprendidos. En esa época, además, cursé estudios de gestión integrada de los recursos

hídricos, que presentaban una mirada interdisciplinaria del tema e hicieron evidente que había

más temas en la gestión del agua que las regulaciones formales.

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Esa experiencia y lo aprendido me permitieron ver de cerca las diferencias entre el

marco de normas del Estado y las formas de organización sociales para gestionar el agua, a

menudo informales desde el punto de vista estatal, o las percepciones y expectativas de las

poblaciones en zonas rurales respecto de la gestión del Estado sobre el agua. En ese sentido,

en los problemas y conflictos sobre el agua -como suele suceder- todos tenían algo de razón.

Es buen momento para decir que mi formación como abogado, evidentemente, ha

marcado mi mirada del mundo. Seguramente por eso nunca me llamó la atención hablar del

agua como recurso hídrico. Fue hasta que hice estudios de maestría, que tomé conciencia de

que el término recursos hídricos da una connotación particular al agua por su valor

económico (recurso), así como por ser objeto de regulación por el Estado.

Sin embargo, en la práctica, era evidente que el derecho como criterio de legitimidad

social era insuficiente para lograr algún tipo de acuerdo que resolviera los conflictos. A

menudo, parecía más bien encerrar a los involucrados en una lógica adversarial de perder o

ganar, donde no era posible imaginar otras alternativas. Además, en algunos temas el mismo

marco normativo no ofrecía solución concreta, por ejemplo, frente a los pasivos ambientales

mineros de otros tiempos que no habían sido remediados2 y que afectaban a las poblaciones

del ámbito. En ese caso, el mensaje para las poblaciones locales parece ser que el mismo

derecho (y Estado) que protege a los que tienen derechos formales (como las empresas),

olvida en la práctica -a pesar del discurso normativo- a las poblaciones locales que sufren las

consecuencias de los pasivos.

No obstante, reducir la complejidad de los actores a un lado víctima (población) y otro

victimario (Estado/empresas) parecía ser igualmente erróneo. Del lado de las poblaciones

2 Aunque hay una Ley de Pasivos Mineros y se creó una empresa del Estado para la remediación, esto ha probado ser de lejos insuficiente.

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locales, veía que el agua también se usaba como recurso discursivo generando liderazgos

sociales y, eventualmente, políticos que, a veces, esconden también intereses particulares.

Además, en la práctica, un discurso de contaminación a veces ha servido para negociar otras

demandas distintas, de carácter económico u otros beneficios. Con ello, cabe analizar, en

cada caso, si el agua más que un tema de la agenda social puede ser utilizada, en ocasiones,

como un recurso simbólico de lucha. Al mismo tiempo, eso tampoco desvirtúa las demandas

sociales, dados los problemas estructurales que subyacen a las relaciones con las poblaciones.

De otro lado, algo que no dejó de sorprenderme -y por eso mismo de hacerme sentir

bochornosamente urbano- fue el grado de organización que se requiere en ámbitos rurales

para operar los sistemas locales de agua: captar, conducir y usar. Todo ello, demanda obras

de infraestructura, trabajo comunal y de terceros, conocimiento y, no menos importante, un

grado de organización significativo. Había visto de niño, en Cuzco y algunos otros lugares,

algunos canales y sistemas de riego bastante simples, pero nunca había tenido idea de la

organización detrás que era necesaria para construirlos, operarlos y mantenerlos.3

Aunque esas organizaciones no son ajenas a los problemas financieros,

organizacionales o incluso malos manejos y, por tanto, se puede criticar su precariedad y su

debilidad, se puede también constatar con frecuencia cómo, de un modo u otro, con los pocos

recursos con que cuentan se las arreglan para mantener el acceso al agua y resolver los

problemas técnicos, o de cualquier índole.

3 En el Perú desde hace muchos años, las organizaciones básicas de gestión del agua para el agro son, formalmente, las Juntas de Usuarios. Estas están integradas, a su vez, por otras de menor nivel -y ámbito territorial- que son las Comisiones y éstas por Comités. No obstante, en la realidad es común que exista a nivel local, en las partes altas, Comités. La presencia y articulación de las Juntas se restringe con frecuencia a la parte baja y media de la cuenca.

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Con todo eso, se hizo claro para mí que la gestión del agua dependía de elementos

sociales y organizativos, tanto o más que de los técnicos y legales. Asimismo, que los

recursos y visiones eran distintas, dependiendo del tipo de uso que se quisiera hacer del agua.

En suma, el agua involucra todo un mundo de organizaciones, actores y normas a su

alrededor. Además, tiene un marco legal establecido por el Estado, que pone las reglas

formales para el acceso y utilización. Aún así se producen conflictos vinculados al agua.

También podemos ver movilizaciones políticas en nombre del agua, así como una tecnocracia

estatal en torno a su administración.

Finamente, el otro concepto con el que entré en contacto junto con el agua fue el de

cuenca. Primero legalmente, porque la Ley de Recursos Hídricos4 reconoce que el fin del

Sistema Nacional de Gestión de Recursos Hídricos es “articular el accionar del Estado, para

conducir los procesos de gestión integrada y de conservación de los recursos hídricos en los

ámbitos de cuencas, de los ecosistemas que lo conforman y de los bienes asociados”.5

Las cuencas, entonces, están reconocidas como el lugar de coordinación sobre el agua

pues, se señala, constituyen una unidad. Es decir, que los procesos ecosistémicos se dan en

la cuenca, teniéndose una interdependencia entre las distintas partes de ésta. En otras

palabras, independientemente de las distancias, lo que ocurre en la parte alta de la cuenca

(que es generalmente de carácter más rural) probablemente afecte a la parte baja

(generalmente urbana) y viceversa. Nos detendremos más adelante para discutir más este

concepto.

4 La Ley 29338, Ley de Recursos Hídricos, aprobada el 2009. 5 Artículo 9° de la Ley de Recursos Hídricos. El resaltado es mío.

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Habiendo nacido y vivido en una ciudad, gran parte de esto era básicamente

desconocido y al mismo tiempo fascinante. Pero al mismo tiempo, proviniendo de familias

oriundas de zonas menos urbanas del país, conocer más de esto me remitía un poco a pensar

más mi propia historia, desde mi historia familiar.

1. 1. 2. El agua en mi historia

Algunos de los recuerdos familiares más antiguos que tengo son de mi padre, orgulloso

de su herencia cuzqueña, y mi madre, visitando cada cierto tiempo con nosotros el centro

poblado de Yurimaguas, en Loreto, donde vivía su familia. El vino a vivir a Lima por el

trabajo de mi abuelo, a los 18 años de edad, y completó sus estudios de Derecho en Lima.

Ella vino a Lima a estudiar bordeando los 10 y vivió con sus tíos y primos, volviendo a

Yurimaguas con su familia en las vacaciones.

Yo nací y crecí en Lima, pero la experiencia de ser parte de una familia originaria de

aquí y de allá (además nada menos que de la Selva y la Sierra, como comúnmente se les

llama a dichas regiones en Perú), frecuentemente, influyó en mi percepción de no formar

parte, del todo, de una comunidad. Mientras crecía en un colegio de clase media alta, me

sentía diferente a mis compañeros por eso. En mi percepción adolescente, las raíces no

parecían motivo de orgullo a no ser que fueran extranjeras o de alcurnia.

Esta experiencia de crecer como hijo de migrantes ha marcado mucho mi forma de ver

las cosas y de sentirme con los demás. Aunque años más tarde me di cuenta de que mi

experiencia de familia migrante no era una experiencia rara, sino más bien la de un porcentaje

mayoritario de limeños.

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Entre las décadas de 1980 y 1990, el conflicto armado interno en el Perú intensificó la

migración interna a niveles inéditos. Los años de violencia provocaron grandes heridas en el

país que aún no han terminado de sanar debido al accionar de Sendero Luminoso y el

Movimiento Revolucionario Túpac Amaru y, en algunas zonas, por el actuar de las Fuerzas

Armadas que, en ocasiones, ejercieron una violencia criminal desde el Estado.

Los que vivimos en Lima en esta época lo hicimos entre la indiferencia y la culpa. Por

un lado, creo que preferimos no ver, no involucrarnos. Muy pocos estaban dispuestos a

exponerse al peligro que significaba combatir, militar o ideológicamente, a la guerrilla o -

casi tan peligroso, por momentos- oponerse a los gobiernos que ordenaron o permitieron

crímenes por parte del Estado.

Los 90 se caracterizaron por el inicio del fin del conflicto armado6, así como por las

grandes reformas de corte neoliberal que, como en otros lugares de América Latina, se

implementaron en el Perú. Eso significó, entre otros, la privatización de empresas estatales y

la entrada de grandes inversiones privadas, como las extractivas. Qué duda cabe que estas

medidas, en particular la entrada de grandes inversiones, junto con otros cambios económicos

y tecnológicos globales, modificaron las dinámicas sociales en muchas cuencas.

La época de violencia, decía, puso en evidencia un olvido, hasta cierto punto

deliberado, del mundo rural por la otra parte del país y dio lugar a un extendido abandono

del campo, en particular en las zonas más afectadas por el conflicto.

Consecuentemente, la mayor parte de invasiones en las zonas urbanas y peri urbanas

de la capital y algunas otras ciudades iniciaron en esa época, con los grandes problemas que

6 En 1992 capturaron a Abimael Guzmán, cabecilla de Sendero Luminoso, quien cumple condena hasta la fecha. A partir de ahí inició rápidamente el debilitamiento de Sendero Luminoso.

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eso generó, como el crecimiento desordenado de las ciudades y la consecuente falta de acceso

a servicios básicos, como luz, agua y alcantarillado. Al mismo tiempo generó grandes

cambios y nuevas dinámicas económicas y culturales en las ciudades a donde llegaron los

migrantes.

Durante esos años mi experiencia con el agua era fundamentalmente recreativa.

Valoraba la belleza del mar en Lima, la desbordante lluvia amazónica, los ríos y lagos en la

Sierra, así como la vista de los ríos Shanusi, Paranapura y Huallaga, en Yurimaguas, la “Perla

del Huallaga”.

Sin embargo, como la mayoría de habitantes de ciudades que no tienen el agua en su

paisaje cotidiano, apreciaba el agua más bien en situaciones excepcionales. En mi entorno

urbano la daba por hecho: bastaba abrir el caño. Ni remotamente había pensado en el trabajo,

la inversión y la organización que demandaba tener acceso a agua.

Lo que sí ocupaba un espacio en mi mente, viviendo en la ciudad, eran esas relaciones

campo - ciudad. Esas historias de migraciones voluntarias y forzosas buscando “una vida

mejor”. Esos espacios rurales donde la vida transcurría de otro modo, como en Cuzco y

Yurimaguas y en otros pueblos del país. Esas historias que, además, se cruzaban con la

historia de violencia del país que encontró su expresión en el conflicto armado interno, pero

que remontaban sus raíces a conflictos más antiguos, con rezagos post coloniales.

Poco tiempo después de terminar Derecho decidí buscar otro estilo de vida que se

orientara a dar respuestas que, pensaba, eran más profundas, más de raíz frente a los

problemas sociales, e incluso a la fragmentación al interior de las personas. Desde la

espiritualidad católica, me hice fraile dominico y, durante alrededor de 5 años, entre otras

cosas, hice estudios -incompletos- de filosofía y teología. Si bien con el tiempo me he

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distanciado de cierta ortodoxia católica y he bebido un poco de otras fuentes de espiritualidad,

en particular la budista, hay cosas fundamentales de la espiritualidad que aún hoy alimentan

mi vida y mi búsqueda.

De hecho, en la espiritualidad católica el agua tiene muchos significados. El más

popular probablemente sea el agua bendita como sacramental7. Según el Catecismo, el agua

bendita, haciendo recuerdo del bautismo, santifica diversos aspectos de la vida cotidiana.

Más allá de lo ritual, encontramos en las Escrituras -una de las bases de la fe cristiana-

bellas evocaciones al agua. En Génesis (1:1-2) dice que “En el principio, cuando Dios creó

los cielos y la tierra, todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los

abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.” En el relato

el Espíritu de Dios aletea sobre las aguas, antes incluso de crear la luz, antes de separarla de

la tierra para que haya suelo seco.

Además, en el cristianismo frecuentemente el agua simboliza una vida nueva. En el

libro de Éxodo (14: 5-31) Dios lleva a su Pueblo, liberándolo de la esclavitud de Egipto, que

cruza seguro a través del agua del Mar Rojo hacia la Tierra Prometida, mientras el enemigo

perece sumergido bajo el mar.

Un texto muy simbólico es el del Evangelio de Juan (3:1-21), que narra cuando

Nicodemo va a buscar a Jesús y le dice reconocer que ha “venido de parte de Dios como

maestro, porque nadie puede hacer señales milagrosas como las que tú haces, a no ser que

Dios esté con él.” Jesús le contesta relativizando la importancia de las señales milagrosas y

7 El parágrafo 1667 del Catecismo de la Iglesia Católica señala que "La Santa Madre Iglesia instituyó, además, los sacramentales. Estos son signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. ".

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dice que en verdad nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo “desde arriba”.

Nicodemo pregunta, perplejo, cómo puede renacer el hombre viejo… ¡Quién puede volver

al seno de su madre! Jesús le responde: “El que no renace del agua y del Espíritu no puede

entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es

espíritu.”

Muchos de estos pasajes son evocados en el Bautismo cuyo nombre viene del griego

baptizein que significa: sumergir, introducir dentro del agua, inmersión (Iglesia Católica,

2018; parágrafo 1214). En este sentido, el ritual del bautismo simboliza la muerte (en la

inmersión) y la resurrección (en la emersión) a una vida nueva con Cristo.

Más recientemente, es interesante para nuestros tiempos la enseñanza de la cabeza

actual de la Iglesia Católica, quien reivindica la importancia del cuidado de la naturaleza

como la casa común (Papa Francisco, 2018), señalando como pecado los daños contra ella

pues “La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se

manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire

y en los seres vivientes”. Dice que algo íntimo nos une a ella y sin embargo “Olvidamos que

nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los

elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura”

(Ibid., §2).

Para Francisco, los problemas de la casa común son de carácter ético, acaso una suerte

de ceguera espiritual, antes que un problema de conocimiento, por lo que afirma que “La

tecnología que, ligada a las finanzas, pretende ser la única solución de los problemas, de

hecho suele ser incapaz de ver el misterio de las múltiples relaciones que existen entre las

cosas, y por eso a veces resuelve un problema creando otros” (Ibid., §20).

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Algo novedoso en Francisco, respecto de anteriores pontificados, ha sido el énfasis en

revalorar la naturaleza en la enseñanza católica. Aunque utiliza categorías como ambiente y

recursos naturales para referirse a ellos (Ibid.: §184) su lenguaje parece sugerir otras

connotaciones, como cuando dice que las personas están llamadas a vivir en comunión con

la naturaleza. Incluso afirma que cuando “el corazón está auténticamente abierto a una

comunión universal, nada ni nadie está excluido de esa fraternidad…[después de todo] El

corazón es uno solo, y la misma miseria que lleva a maltratar a un animal no tarda en

manifestarse en la relación con las demás personas” (Ibid., §92). Reconociendo la

espiritualidad de Francisco de Asís -por quien eligió su nombre pontificio- en relación a la

naturaleza, dice que “Su reacción era mucho más que una valoración intelectual o un cálculo

económico, porque para él cualquier criatura era una hermana, unida a él con lazos de cariño”

(Ibid., §11).

En ese sentido, la enseñanza del actual pontífice católico reconoce una forma de unión

con las personas y con la Tierra cuya experiencia está en el ámbito afectivo y en el ámbito

de la fraternidad, más allá de la experiencia de la sola razón. Aunque no exenta de discusión

históricamente, la Iglesia ha defendido que la fe y la razón son, ambas, formas de

conocimiento de la verdad, aunque la primera -enseña- perfecciona a la segunda, va más allá,

sin contradecirla.

Dicho todo esto, y no obstante los destellos sobre el valor de la Casa Común en la

enseñanza reciente, basado en mi experiencia, el planeta y en particular el agua no

constituyen una preocupación especial en la cotidianeidad del pensamiento de los cristianos.

Al menos no uno que lleve a un compromiso especial por su conservación o cuidado derivado

de su espiritualidad, más allá del uso ritual. Si acaso, algunos cristianos compartan esta

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preocupación desde una óptica de justicia social, cuando un daño a la naturaleza puede afectar

la vida y la salud de los pueblos.

Pero esta valoración de formas de conocimiento más allá (¡no en contra!) de la razón,

no es exclusiva de alguna iglesia o fe. En Santa Eulalia he escuchado sobre algunos rituales

locales en torno al agua. Uno de ellos, que se realiza en diversas zonas de la Sierra, es el

trabajo comunitario para la limpieza de canales y amunas. La limpieza, que debe ser realizada

periódicamente, mantiene la funcionalidad de los canales y amunas y renueva los lazos de

identidad común.

Otra ceremonia de la que no tenía idea, y que vine a conocer por testimonios,

recientemente, es la ceremonia del agua de mar. Ante la falta de lluvias, algunos integrantes

designados por la comunidad van a algunas zonas del mar de Lima y llevan baldes de agua

de vuelta a Santa Eulalia para realizar rituales donde piden que venga la lluvia. He conocido

algo más del significado y la historia de dicho rito en el desarrollo del trabajo.

En todo caso, la fascinación que me despierta el tema del agua, más que por el agua en

sí, nace por la admiración ante la complejidad en torno a ella. El sistema natural del agua

(que toma la cuenca como referencia) es interdependiente -físicamente- con el ecosistema

donde se desarrolla el ciclo del agua. Al mismo tiempo, el agua se relaciona -desde tiempos

inmemoriales hasta hoy, que contamos con los últimos adelantos tecnológicos- con los

sistemas de producción (por ejemplo, con la actividad minera y agrícola), es decir con los

medios de vida y las demandas concretas de dichas actividades.

Mis experiencias y formación me proveen de ciertas miradas -siempre parciales- para

aproximarme a la realidad. En este trabajo, quiero acercarme al caso de Santa Eulalia, y

conocer algo más sobre las organizaciones locales para la gestión del agua, sus visiones y

21

percepciones en torno a ella y los potenciales recursos y enfoques que existen hoy en torno a

la construcción de paz.

1. 1. 3. Mi trabajo en torno al agua

Además de mi experiencia desde el sector privado, desde hace unos años he trabajado

en el tema del agua desde el Estado8 -en la aprobación de políticas y en procesos vinculados

al agua- así como desde la Sociedad Civil9. Esto, obviamente puede formar y, a la vez,

deformar mi manera de ver, toda vez que el Estado está muy marcado por los conceptos de

la modernidad y el enfoque de la modernización.

En la ANA vi muy de cerca el proceso de conformación de los CRHC en el Perú, que

inició el 2009. Estos fueron concebidos como espacios de coordinación entre los actores

públicos y privados para la gestión del agua. Un proceso pionero, por cierto, en el sentido de

que por primera vez en el país se estableció legalmente la necesidad de una participación

multi-actor en la toma de decisiones y la planificación sobre el agua. No obstante, la

implementación mostraba diversos problemas.

Mencionaré dos temas estrechamente vinculados entre sí, para fines de este trabajo:

a) El ámbito del Consejo suele ser muy extenso.

b) La representación del CRHC no es adecuada y no asegura la calidad de la

representación.

8 Trabajé en la Autoridad Nacional del Agua y luego en el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, que representa a un usuario clave del agua en el país, el sector saneamiento. 9 En una ONG sobre conflictos socio-ambientales y en un Fondo de Conservación de Agua.

22

La extensión del ámbito del Consejo se sustenta en criterios técnicos de delimitación

de cuenca10. Eso lleva a que haya incluso varios CRHC que se ubican en más de un

departamento. Como es lógico, con ello los integrantes no se conocen ni tienen relación

cotidiana y se hace difícil construir una visión común, o tener la percepción de que enfrentan

retos comunes pues se ubican en lugares muy diversos de la fuente de agua.

De la mano con ello, el marco legal establece una composición de quiénes integran el

CRHC, pero la representación no parece adecuada.11 No sólo por el número de

representantes, sino sobre todo por la calidad de la representación, más aún en un ámbito tan

extenso como el mencionado.

Siguiendo la lógica de la norma, se esperaría que un solo representante del uso no

agrario,12 por ejemplo una minera, represente efectivamente en el CRHC los intereses de las

mineras, del uso acuícola, de una industria y de la empresa que da el servicio de agua al

centro urbano ubicado en la parte baja de la cuenca. No requiere mayor análisis deducir que

la agenda de cada uno de estos grupos puede ser diferente, cuando no conflictiva.

De igual manera, el representante de la Junta de Usuarios (quien usa el agua en la parte

baja y se relaciona con los usuarios de la misma zona), difícilmente podría representar a los

usuarios agrarios de la parte alta de la cuenca, con quienes la Junta no tiene generalmente

10 Mediante Resolución Ministerial 033-2008-AG, se aprobó la Metodología de Codificación de Unidades Hidrográficas de Pfafstetter, con la cual se determinaron las 159 unidades hidrográficas del país. 11 Un (1) representante: de la ANA; del gobierno regional; de los gobiernos locales en el ámbito; de las organizaciones de usuarios de agua con fines agrarios; de las organizaciones de usuarios de agua con fines no agrarios; de los colegios profesionales; de las universidades; de las comunidades campesinas (si existen) y de las comunidades nativas (cuando haya en el ámbito). Cuando el ámbito del CRHC se ubica en más de un gobierno regional, eligen los representantes mencionados para cada gobierno regional. Además, cuando el CRHC comprende cuencas transfronterizas, se incluye un representante del Ministerio de Relaciones Exteriores; y si existen proyectos especiales que operan infraestructura hidráulica pública, tiene igualmente un representante. 12 El numeral 28.5 del artículo 28° del RLRH establece que el representante de los usuarios no agrarios, es designado entre los titulares de derechos de uso de agua con fines poblacional, acuícola, pesquero, energético, industrial, medicinal, minero, recreativo, turístico y de transporte, comprendidos dentro del ámbito del CRHC reconocidos por la ANA.

23

mayor articulación. Y así, podemos encontrar diversos problemas por la composición de los

CRHC.

Además, la debilidad organizacional de los actores, en particular los colectivos (Juntas

de Usuarios, comunidades), y en ocasiones la asimetría de poderes no da las condiciones para

que muchos coordinen una propuesta de agenda concreta en torno al agua. Me refiero a una

agenda que:

a) vea más allá de demandas particulares a terceros (por ejemplo, proyectos de

infraestructura de una comunidad a una empresa o al Estado), sino que implique

un trabajo de fortalecimiento de la organización en la cuenca;

b) venga de la mano con un plan o una visión integral vinculada al agua.

Desde la racionalidad del Estado, parece difícil considerar un cambio de modelo. A

mayor número de CRHC, mayores recursos en instalación y personal y mayor número de

procesos. Además, la aplicación de criterios tecnocráticos en la definición de los ámbitos, en

teoría, no permitiría la delimitación de ámbitos distintos más reducidos.

En esas condiciones, es poco probable que desde los CRHC los procesos de

coordinación y planificación sobre el agua respondan a las expectativas de grupos de interés

locales, vayan de la mano con instrumentos como planes de desarrollo local, o respondan a

las necesidades de los sectores productivos, y las poblaciones.

Por eso es interesante que en los últimos años se vea alguna mayor flexibilización para

desarrollar mecanismos de coordinación a un nivel menor que el ámbito de los CRHC. Por

24

ejemplo, la norma de creación del CRHC CHIRILU13 prevé la conformación de grupos de

trabajo por cuenca, esto fue solicitado por los actores durante el proceso, indicando que cada

cuenca tenía problemas y necesidades particulares.

En el caso particular de la cuenca del Río Santa Eulalia ha ocurrido algo sui generis.

La ANA reconoció como grupo de trabajo especializado al comité coordinador del PACyD,

el cual ha sido promovido por la GWP Sudamérica, encargándole la elaboración y propuesta

de la estrategia para la implementación de la gestión integrada de recursos hídricos en la

Subcuenca de río Santa Eulalia.14 Adicionalmente, la resolución de ANA establece que la

información técnica obtenida de sus actividades será evaluada y considerada como fuente de

información para la formulación del PGRHC de CHIRILU.

Además, según señalan las mismas normas sobre recursos hídricos, la coordinación y

planificación sobre el agua debiera articularse con la planificación sobre el desarrollo local.

Sin embargo, un problema frecuente es que los planes de desarrollo local, si existen, son muy

generales, no han contado con un proceso de participación que permita incluir las distintas

miradas y necesidades de los grupos locales o no cuentan siquiera con estudios de base que

sirvan para conocer en profundidad los problemas y expectativas de aquellos. Esto sin

mencionar que normalmente no admiten mayor discusión sobre la idea misma de desarrollo.

Finalmente, otro aspecto que he visto y que es problemático para la gestión del agua es

lo artificial de regirse por los límites territoriales político-administrativos. Para el agua, la

frontera entre países es irrelevante; como lo es la de la provincia de Huarochirí con la

Municipalidad Metropolitana de Lima. El agua fluye de acuerdo a su sistema natural y las

13 El CRHC Interregional Chillón-Rímac-Lurín se creó mediante Decreto Supremo 007-2016-MINAGRI y comprende parte de los ámbitos de la Municipalidad Metropolitana de Lima, el Gobierno Regional del Callao y el Gobierno Regional de Lima. 14 El grupo que fue reconocido el 2015 mediante Resolución Jefatural N° 236-2015-ANA, está integrado por 17 entidades públicas y privadas.

25

acciones que uno hace en un ámbito de la cuenca (por ejemplo, en la parte alta) repercute

inevitablemente en lo que haga en la parte baja.15 Sin embargo, también se producen

problemas al establecer la administración, según las delimitaciones de cuenca aprobadas. Por

ejemplo, ha habido reclamos a la ANA cuando los usuarios antes iban a un centro poblado

cercano para la atención y luego, por el establecimiento de límites por cuencas, debían ir a

otro menos accesible e incluso en otro departamento. De manera que seguir la delimitación

natural de cuenca puede no estar exento de complicaciones desde el punto de vista social.

1. 1. 4. Mi visión en relación al agua

Mientras para algunos el agua en sí misma puede tener valor, para muchos otros la

relación con el agua es sobre todo instrumental. Lógicamente, eso se relaciona mucho con la

naturaleza de la relación que se tiene con ella y, obviamente, con el contexto cultural donde

se le atribuye significado.

Los habitantes de zonas urbanas cuyo contacto cotidiano con el agua se limita a abrir

la llave del caño, tendemos a valorarla cuando pagamos el recibo a fin de mes (¡si es que nos

toca pagarlo!). Esto cambia si sentimos el impacto de una sequía en la ciudad y tenemos

recortes por escasez. Las experiencias en diversos lugares alrededor del mundo muestran que

precisamente esos contextos suelen ser positivos en términos de modificar comportamientos

sociales hacia un mayor cuidado y uso moderado del agua.

En otros lugares, la cotidianeidad del trabajo origina otro tipo de relación con el agua.

Puede ser el caso de comunidades campesinas que la usan cíclicamente en la agricultura o en

15 De ahí que, desde la Conferencia de Estocolmo de 1972 en adelante, la comunidad internacional ha reconocido la necesidad de coordinar -incluso a nivel internacional- para enfrentar retos comunes en la gestión del agua. Además, ha reconocido la cuenca como el espacio natural para la planificación del recurso hídrico.

26

la actividad ganadera. En estos casos, cuando no es época de cultivo, suelen realizarse faenas

comunales para conservar o ampliar el sistema (físico) de riego. Estas faenas, además, ocupan

un lugar en la vida social.

Además, el valor simbólico del agua puede tener connotaciones espirituales: los

hindúes deben ser incinerados a orillas del Ganges; los curanderos del Norte peruano pueden

sanar en las aguas de las lagunas Huaringas; y los cristianos pueden renovar su bautismo o

purificarse en el río Jordán.

Pero el valor simbólico puede tener también connotaciones sociales y políticas. Las

movilizaciones en Perú contra las actividades extractivas han conocido este tipo de

valoración del agua: las lagunas de Conga en Cajamarca, contra Yanacocha, han movilizado

un gran número de personas en contra y ha fortalecido liderazgos políticos de índole regional

o incluso nacional; las movilizaciones de comunidades nativas de los ríos Pastaza, Tigre,

Corrientes y Marañón lograron atención de sus demandas contra Pluspetrol y el Estado

peruano, por la contaminación de los ríos y el impacto en la salud pública; en Majes-Sihuas

se ha producido un enfrentamiento entre los gobiernos regionales de Cuzco y Arequipa por

el trasvase de agua entre cuencas.

Pero es que incluso si no buscáramos un significado social, experimentamos la relación

con el agua a un nivel personal constantemente. El agua nos rodea, o más bien vivimos, de

cierta forma, en ella. Flotar en un mar calmo se hace natural, podemos sentir que algo evoca

nuestra experiencia de bebés, conectados con nuestra madre en su vientre. El agua de los

océanos y mares cubre el 70% de la superficie terrestre, valor muy semejante al contenido de

agua en el cuerpo humano. Necesitamos entre 50 y 100 litros de agua al día para vivir y

27

conservar la salud16. Quizás por estas razones, desde la antigüedad Tales de Mileto afirmó

que el agua era el arjé, el principio de todas las cosas.

Sin embargo, y, sin pretender negar la importancia de las dinámicas de poder en la toma

de decisiones sobre el agua, en cuanto he visto, me parece en general erróneo hablar de

conflictos por el agua. No es que no pueda ser un tema importante en un conflicto, pero esa

simplificación nos puede llevar a perder la perspectiva sobre otros aspectos críticos, en

relación a la historia entre las partes en conflictos y sus visiones. En ello llevo un sesgo

también. Por mi trabajo, he conocido o, en alguna medida, participado en la gestión de

algunos conflictos que eran de perfil elevado para el Estado o la opinión pública. Muchos de

ellos, escalan a un grado alto de polarización o politización y, aunque el agua forma parte de

la agenda, es difícil precisar en qué medida el “núcleo” del conflicto es sobre agua o si ésta

es parte del discurso para la movilización hacia negociar otros recursos.

Y en cierta medida es natural. El agua, no obstante ser esencial para la vida, ocupa una

parte que puede ser más o menos importante en la visión de bienestar de la población. Pero,

como señalé antes, con frecuencia está en relación a otras aspiraciones que ocupan una

preocupación de igual o mayor importancia en la percepción de los pobladores. Un pueblo

rural necesita agua para vivir, pero también tiene expectativas de capacidades técnicas para

desarrollar actividades y demanda vías de transporte para el comercio.

Es probable también que la definición de conflicto en relación al agua esté influenciada

por la sectorialización del Estado. Los Estados, por su forma de organización, tienen

16 Por eso, el derecho al agua fue reconocido como derecho humano el 2010 por la Organización de las Naciones Unidas. “La Asamblea reconoció el derecho de todos los seres humanos a tener acceso a una cantidad de agua suficiente para el uso doméstico y personal (entre 50 y 100 litros de agua por persona y día) y que sea segura, aceptable y asequible (el coste del agua no debería superar el 3% de los ingresos del hogar), y accesible físicamente (la fuente debe estar a menos de 1.000 metros del hogar y su recogida no debería superar los 30 minutos)”. Tomado de http://www.un.org/es/sections/issues-depth/water/index.html

28

entidades cuyas funciones son la gestión del agua y, desde ahí, su abordaje del tema será en

función a las demandas que debe atender. En ese sentido, no niego que el agua puede ser

materia de una demanda por parte de un actor e, incluso, ser esencial en el desarrollo de un

conflicto. Solo que al mismo tiempo cuando esté presente en los temas y el discurso de un

conflicto, en muchos casos, puede ser indesligable de otras discusiones tan o más de fondo,

por ejemplo, sobre las diferentes visiones sobre el desarrollo, el territorio, u otros recursos

materiales o simbólicos.

Sobre el desarrollo, existe abundante literatura que discutiremos más adelante. Pero

hay que tener en cuenta que hablamos de un concepto que, no sólo no es unívoco -por lo cual

ha sido apellidado con términos como sostenible o humano- sino que además es cuestionado

per se, por otros enfoques como el post desarrollo o el buen vivir. Coincido en mucho con

las críticas y considero que hace falta tenerlas en cuenta en cualquier análisis, sin embargo,

admito que es difícil prescindir de él como concepto cuando suele ser parte del sentido común

de todos los actores, incluso los locales.

Incluso comunidades rurales que, a un nivel teórico podrían tener una visión alternativa

al concepto hegemónico de desarrollo, lo utilizan en el discurso para plantear sus demandas

ante el Estado o terceros. En el desarrollo del trabajo intento tener en cuenta la importancia

de ser fiel, en lo posible, a las voces de los actores sobre su visión de futuro.

Algo parecido pasa con el concepto de cuenca y, sobre todo, con la delimitación técnica

realizada por el Estado. Es generalmente aceptado que la gestión del agua debe ser por

cuenca, por ser la unidad natural del ciclo del agua. Sin embargo, esta es una propuesta desde

la tecnocracia internacional que, no necesariamente, corresponde a la experiencia de los

actores locales. No quiero decir que uno u otro estén errados, sino que la cuenca como tal

29

puede, al menos ser un valor relativo, en relación a los procesos locales sociales, económicos

o políticos.

Al mismo tiempo no podemos negar que las cuencas unen, inevitablemente, a personas

de distintas localidades, profesiones, identidades. Todas ellas unidas por un cuerpo común

que, conscientes o no, sostienen sus vidas y que son las fuentes de agua.

Otro elemento importante, dada la historia del Perú y la forma en que se ha conformado,

que se requiere también para dialogar sobre agua es la capacidad de diálogo intercultural. En

una cuenca donde existen comunidades cuya actividad principal es la agricultura de consumo,

empresas trasnacionales de energía y gobiernos locales de distinto nivel, el diálogo debe

respetar la validez de paradigmas culturales diferentes al que inspira las políticas actuales

(Guevara Floríndez, 2011). Esto aplica también al enfoque de intervención ante los

conflictos. En este trabajo no quiero presentar conclusiones prescriptivas sobre cómo

intervenir en la gestión del agua y los conflictos locales sino, en primero lugar, reconocer los

recursos de los actores y organizaciones locales y las formas que utilizan para tratar los

conflictos.

Al respecto, reconozco los procesos de co-gestión del agua como procesos complejos,

donde los conflictos son parte inherente al intercambio social, más entre actores diversos,

como es el caso de las cuencas. Reconozco en mi visión la influencia de la propuesta

conceptual de la transformación de conflictos.

Ello me invita a mirar más allá de la solución de problemas sociales e hídricos

específicos y preguntar también por las bases estructurales, culturales, personales y

relacionales donde ocurre la gestión del agua. En ese sentido, intento entender de qué manera

30

los procesos locales pueden estar o no impulsando a una transformación en las cuatro

dimensiones antes mencionadas.

De hecho, otra razón por la cual me interesó Santa Eulalia es que en los últimos años

se aprecian procesos locales para afrontar sus problemas en torno al agua. Si bien ha habido

actores exógenos que han impulsado y/o apoyado algunas de estas iniciativas, se han

conformado formas locales de organización, a una escala mayor que la de las comunidades

o gobiernos locales. Específicamente me refiero a la formación de la Mancomunidad de las

Municipalidades del Valle de Santa Eulalia y la Asociación de Intercomunidades Campesinas

Nor Huarochirí. Estas son iniciativas que han buscado, entre otras cosas, fortalecer su acceso

a recursos de nivel nacional y regional.

1. 2. Tema de investigación

Como señalé, el río Santa Eulalia es el principal afluente del Río Rímac, que a su vez

es la mayor fuente de agua para Lima -ciudad que alberga casi a la tercera parte de la

población nacional. Además, Santa Eulalia alberga las generadoras que proveen la mayor

Ilustración 1: Ubicación del Río Rímac en Perú Ilustración 2 Mapa de ubicación de la Subcuenca Santa Eulalia

Fuente: Universidad San Agustín, 2018 Fuente: INGEMMET

31

parte de energía para Lima, así como para otras partes del país. Entonces, el mayor número

de intereses sobre la Subcuenca están fuera de ella, en los cerca de 9 millones de usuarios de

dichos servicios en la ciudad de Lima. Además, al ser Santa Eulalia una subcuenca del Río

Rímac forma parte del ámbito del CRHC CHIRILU.

Por eso mismo, es interesante conocer más de cerca las dinámicas locales, que muchas

veces resultan invisibles frente a los intereses de gran escala que están más allá de los actores

locales y que, sin embargo, no dejan de ser legítimos, como el caso de la ciudad de Lima.

Asimismo, la investigación busca entender mejor las dinámicas de los actores locales

para la articulación con otros actores claves en la toma de decisiones sobre la gestión del

agua. Eso incluye, por ejemplo, la aprobación y ejecución de proyectos, así como la

planificación y toma de decisiones sobre el agua y sobre el territorio, en la medida que afecta

la gestión del agua.

El caso de Santa Eulalia me interesa porque puede permitir mirar el tema del agua, sin

la polarización y la politización que puede tener el tema, por ejemplo, en grandes conflictos

con extractivas. Espero que ello me permitirá mirar las relaciones en torno al agua en un

contexto con menores sesgos, mostrando, quizás, un panorama más general de las cuencas

del país.

Paradójicamente, a pesar de su importancia vital y cotidiana, el agua en la agenda

pública del Perú suele tomar importancia principalmente cuando escala un conflicto; cuando

entra en la agenda entre una empresa inversionista y una comunidad, por ejemplo, y, por

ende, llama la atención del Estado; cuando una población protesta por el alza del precio del

32

servicio de agua (Actualidad Empresarial, 2018) ;17 cuando la contaminación de un lago o un

río amenaza la salud de la población (y ésta a su vez la continuidad de operaciones

extractivas). En síntesis, por lo general la importancia del agua no está en la consciencia

ciudadana y menos política hasta que se desata una crisis social.

Como mencioné, incluso cuando aparece en el radar, no parece estar sola como tema

del conflicto. Al respecto, a enero 2018 la Defensoría del Pueblo reporta la existencia de 176

conflictos sociales (Nota de Prensa No 082/OCII/DP/2018, 2018). Dicho reporte señala que

“las demandas que se plantean en relación con el agua no se manifiestan aisladamente sino

que, en la mayoría de los casos, forman parte de una problemática más amplia, y se ubican…

mayormente en los conflictos socioambientales por actividades mineras, pero también en los

conflictos por asuntos de gobierno regional o por demarcación territorial, entre otros”

(Defensoría del Pueblo, 2015).

La polarización de, por ejemplo, conflictos agricultura-minería con frecuencia no

permite ver la complejidad de las organizaciones en torno al agua (eg. comunidades

campesinas, comités de riego), así como el rol de los gobiernos regionales, locales y el

impacto de temas como la gestión de riesgos y la gestión de residuos.

Preliminarmente, identifiqué algunos conflictos de baja intensidad en el ámbito, a raíz

de trabajo de campo preparatorio y revisión de literatura. Uno de ellos es entre la empresa de

energía ENEL y algunas comunidades, por el manejo del agua que hace la empresa mediante

la infraestructura de regulación. Según representantes de algunas comunidades18, el manejo

17 A pesar de que el pago promedio mensual de una familia por agua es aproximadamente la mitad de lo que paga por luz o teléfono, siendo aquél de primera necesidad, frente a éstos últimos. “…De acuerdo a un estudio realizado por Ipsos Apoyo, la tarifa promedio que pagan los hogares por consumo de agua es de S/. 38, mientras que por el uso del teléfono abonan S/. 75 y por luz eléctrica S/. 67”. 18 Información recogida en el taller realizado el 15 de febrero del 2018 con representantes de comunidades de la Subcuenca Santa Eulalia.

33

de ENEL trae momentos de insuficiente disponibilidad de agua para sus actividades o de un

exceso de ella, perjudicando la agricultura. Esto, aparentemente, no habría sido materia de

atención por parte de ENEL a pesar de los reclamos.

De otro lado, hay desacuerdos entre algunas comunidades de la Subcuenca respecto de

la delimitación de las tierras. Esto, a su vez, sería un obstáculo en el desarrollo de un proyecto

para una de estas comunidades, consistente en la derivación de aguas mediante tuberías, para

la época de estiaje.19 Al respecto, por ejemplo, Castro (2016) señala la existencia de

problemas de superposición de límites de tierras de las comunidades campesinas y de los

gobiernos locales pues los límites no coinciden entre ellos. Además, señala que, aunque los

territorios de las comunidades campesinas o de los gobiernos locales se extienden a veces

más allá de la Subcuenca,

las sedes de todas las comunidades y las municipalidades están situadas al interior de la subcuenca a excepción de la municipalidad de San Antonio cuya sede municipal está fuera de la subcuenca. Este caso ha sido una fuente permanente de conflicto entre los miembros de la Comunidad Campesina de Chaclla y la Municipalidad de San Antonio de Chaclla, ya que ellos no reciben ayuda debido a la lejanía. (Castro, 2016: 86)

También existe un conflicto latente entre los Comités de regantes de Santa Eulalia y la

Junta de Usuarios del Rímac. Los usuarios agrarios de Santa Eulalia tendrían la expectativa

de formar una Junta con autonomía propia, pues no perciben que reciban los servicios

efectivos de parte de la Junta del Rímac, sin embargo, esto no habría sido posible legalmente

hasta la fecha, por ser parte del mismo gran sistema hidráulico (F. Guzmán, EE03).

Todos estos conflictos son latentes, pues no ha habido un escalamiento del conflicto

hacia manifestaciones públicas o violencia abierta. Por eso mismo, no han recibido a la fecha,

19 Se denomina estiaje a la época del año en que no hay lluvias y las aguas de las fuentes de agua llegan al caudal mínimo.

34

que se conozca, atención prioritaria de actores que podrían intervenir en atender las

demandas.

Estos problemas también parecieran mostrar lo relativo del concepto de gestión del

agua por cuenca, al menos en cuanto se refiere a la interdependencia entre los actores al

interior de la Subcuenca Santa Eulalia o la cuenca del Rímac. Es el caso también de los

gobiernos regionales y municipales20 los que, para bien o mal, tienen sus propias

circunscripciones territoriales, que no están definidas por los ámbitos de cuenca.

Asimismo, como es normal, las relaciones de comercio, sociales, económicas o las

gestiones ante autoridades, con frecuencia implican interacciones con otras poblaciones, de

una cuenca distinta. Por ende, la percepción del territorio para muchas poblaciones está más

asociada al espacio donde desarrollan dichas relaciones cotidianas, que al de las relaciones

con actores que, aunque comparten la cuenca, no tratan de manera cotidiana.

Sobre mi selección del tema, inicialmente pensé orientar la investigación sobre los

posibles marcos de gobernanza que promueven procesos de consensos y transformación de

conflictos en relación al agua, a partir de la experiencia del Comité de Cuenca San Juan, entre

Chincha y Huancavelica. No obstante, diversas razones han decantado el tema hacia Santa

Eulalia. De un lado, una de orden eminentemente práctico. La parte baja de Santa Eulalia se

encuentra a dos horas y media de Lima, lo cual la ha hecho más accesible que Chincha y

Huancavelica.

Sin embargo, otra razón es de carácter más personal. La cuenca del Rímac -donde está

la ciudad de Lima- es el lugar donde he vivido la mayor parte de mi vida. A pesar de ello,

20 En el Perú, políticamente el país se divide en 24 departamentos y la Provincia Constitucional del Callao. Las 25 entidades están a cargo de un gobernador regional. Y cada una se divide en circunscripciones menores que son provincias. Las provincias (y la Provincia Constitucional del Callao) se dividen en distritos. El gobierno de las provincias y distritos están a cargo de un alcalde.

35

como limeño, recién por motivos profesionales vine a conocer y entender más aspectos

fascinantes y poco conocidos de las cuencas donde habito. Me sorprendió cuando conocí, ya

desde la mirada del agua, la Sierra de Lima. Descubrí, por ejemplo, que en la parte alta de la

cuenca del río Chillón -en el camino hacia la comunidad de Huamantanga- podían avistarse

cóndores. Y que la parte alta de la cuenca del río Rímac -en las tierras de la comunidad de

San Mateo, por ejemplo- tenía zonas ubicadas por encima de los 4000 msnm. En ambos casos

se trata de las partes altas de las cuencas que nutren de agua a la ciudad de Lima, ubicada al

nivel del mar.

Sin embargo, no obstante estar ubicadas en la misma cuenca, no podría haber entornos

más distintos que la comunidad de Huamantanga21 con sus casas de adobe y cerca de 500

habitantes y la ciudad de Lima, con su diversidad de paisaje urbano y cerca de 9 millones de

habitantes. A pesar de eso, casi sin mayor consciencia de ello, ambas están conectadas por

algo que, como la sangre, circula uniéndolas, a pesar de estar separadas por una distancia de

aproximadamente 80 km; y la distancia entre sus visiones de desarrollo podría ser aún más

grande.

Por eso también me he quedado sorprendido cuando, con motivos de trabajo, he

buscado generar mayor consciencia sobre la interdependencia entre la ciudad y los lugares

de donde viene el agua que tomamos y he observado, con perplejidad, que para la mayoría

de las personas resulta algo absolutamente extraño. El desconocimiento del tema y la poca

sensibilidad sobre su importancia la hace parecer un tema solo de ambientalistas.

21 La comunidad de Huamantanga se ubica a más de 3300 metros de altura sobre el nivel de mar, en la sierra de Lima, aunque en la cuenca del Río Chillón (SERVINDI, 2018).

36

De manera que hay múltiples razones por las cuales la investigación sobre Santa Eulalia

me ha parecido relevante. De otro lado, como expliqué, Santa Eulalia es, también, de mucha

relevancia estratégica para la capital y, por ende, de algún modo, lo es a nivel nacional. Por

lo mismo, desde hace unos años hay proyectos que buscan promover y fortalecer las

iniciativas locales, pero al mismo tiempo tienen una agenda propia. Es el caso por ejemplo

de AQUAFONDO, donde trabajé; Global Water Partnership, con quienes he trabajado en

una consultoría; y Sembramos Agua de SEDAPAL.

Los mencionados tienen una agenda vinculada a los proyectos de infraestructura

verde,22 aunque también la tienen en temas como gobernanza, fortalecimiento de

capacidades, entre otros. Todo ello hace interesante poder tener una mirada no solo desde la

gobernanza sino, en alguna medida, crítica a ésta, por lo cual los enfoques de estudios de paz

pueden ayudar a analizar los procesos sociales desde miradas alternativas. En ese sentido, es

interesante anotar que los actores recién mencionados traen una agenda a la Subcuenca, y

habrá que analizar de qué manera las propuestas y formas de intervención de sus proyectos

interactúan con los intereses y perspectivas de los actores locales.

Con frecuencia se encuentra que los actores locales, por ejemplo, las comunidades

aceptan y asimilan conceptos y propuestas, siguiendo la oferta de entidades que pueden

movilizar recursos para proyectos locales. En ese sentido, adaptan su demanda de proyectos

en función a la oferta que -aún con base en prácticas locales con tecnologías ancestrales o

22 Aunque con distintos nombres, como infraestructura natural, infraestructura verde o Soluciones Basadas en Naturaleza, me refiero en general a los proyectos que conservan o imitan los procesos naturales del ecosistema que favorecen los servicios ecosistémicos vinculados al agua. Principalmente, la cantidad y calidad del agua y la gestión de riesgos asociados al agua. Aunque pueden ser realizados mediante tecnologías modernas, también se pueden encontrar tecnologías que datan de prácticas ancestrales como los andenes, las amunas, zanjas de infiltración. De este tipo hay en varias zonas de la Sierra de Lima.

37

modernas- no necesariamente responde a sus prioridades actuales. Es decir, en la medida en

que la oferta venga con recursos financieros y tecnológicos, la demanda se adapta y la busca.

Por eso también será importante reconocer los conceptos de desarrollo de los actores

locales, o al menos algunos de sus representantes. La visión de desarrollo o del bienestar, es

de esperarse, no es la misma para pequeños agricultores que para una empresa de energía y

es distinta en un ámbito urbano y en otro rural, como lo será la valoración del agua y su

significado social, conforme discutiremos más adelante.

1. 3. Pregunta de investigación

De acuerdo al planteamiento realizado hasta el momento, la pregunta de fondo de la

investigación es:

¿Cuáles son las visiones y expectativas de desarrollo en la Subcuenca Santa Eulalia y cómo se relacionan con la gestión del agua, y con qué recursos locales cuentan para la transformación de conflictos en la Subcuenca?

Para ahondar en la investigación de manera ordenada, formulo las preguntas,

agrupándolas del modo siguiente:

a) Sobre los enfoques teóricos para el análisis

Existen diversos enfoques teóricos que son de interés para el análisis de este caso.

Priorizo los siguientes: los enfoques sobre el desarrollo; la transformación de conflictos; la

GIRH; y la gobernanza. Al respecto, cabe preguntarse si existen distintos enfoques sobre el

desarrollo y si éste es un concepto suficiente per se para ordenar las prioridades e intereses

de los diferentes actores en un territorio dado. ¿Qué lugar ocupa la visión de desarrollo o

bienestar que tiene el grupo social en relación a la visión sobre el agua? De igual manera,

38

conviene aclarar si existen distintas miradas sobre la paz o se trata de un concepto unívoco

bajo el cual se puedan orientar normativamente las acciones de los distintos grupos.

Específicamente en relación a los enfoques para la gestión del agua cabe preguntar lo

siguiente: ¿En qué consiste el enfoque de GIRH? ¿Puede haber un modelo de GIRH

igualmente válido para todas las cuencas? ¿Es la GIRH el modelo más aceptado para la

gestión del agua? ¿El tipo de institucionalidad que funcione en una cuenca debe servir igual

en otras? ¿En qué consiste el enfoque de gobernanza del agua y en qué se diferencia de la

GIRH? ¿Qué propuestas concretas trae la gobernanza a la gestión del agua?

¿Cuáles son las políticas y el modelo actuales para la gestión del agua en el Perú y qué

enfoques de intervención pública hay en la cuenca? ¿Existe relación entre la gestión del agua

y la transformación de conflictos? ¿Qué puede aportar el enfoque de transformación de

conflictos al análisis de la Subcuenca de Santa Eulalia?

Estas preguntas son abordadas en el Capítulo 2 de la tesis, en el que presento los enfoques y

el marco teórico sobre desarrollo, paz y gestión del agua.

b) Sobre la Subcuenca Santa Eulalia

Los actores en la cuenca son diversos (comunidades campesinas y empresas de energía

en la cuenca alta, centros poblados y empresas agrícolas en la parte baja, entre otras). Hace

falta entender cómo es la interacción y la coordinación entre los actores, si acaso existe.

Asimismo, es importante reflexionar sobre la valoración y las percepciones de los actores en

torno al agua. Con qué recursos -financieros, organizacionales y políticos- cuentan para la

gestión del agua y la transformación de conflictos. ¿Existen mecanismos de coordinación

entre actores en Santa Eulalia y, si es así, cuáles son?

39

¿Cuáles son las visiones sobre el desarrollo o bienestar y quiénes cuentan con planes

para implementarlas? Asimismo, ¿qué presencia tiene el Estado y qué rol juega en la

organización de los actores locales? ¿Cómo perciben los actores sus territorios en relación al

agua? ¿Qué acciones de otros actores influyen favorable o desfavorablemente en el uso del

agua? ¿Qué percepción parecen tener sobre la Subcuenca?

Las preguntas de esta sección dan forma al Capítulo Tres de este trabajo, donde abordo

los temas específicos vinculados a actores locales, así como las dinámicas en la Subcuenca

de Santa Eulalia.

1. 4. Método de investigación

Revisaré el caso tomando en cuenta algunos enfoques teóricos que me parecen

particularmente relevantes, ligados a mi campo de trabajo.

Además, usaré métodos de investigación cualitativos que enfatizan la comprensión del

tema de estudio desde las percepciones de los sujetos actores del mismo, es decir desde las

perspectivas de la población local, intentando rescatar elementos de sus narrativas, valores,

opiniones, actitudes y el contexto social.

En tal sentido, he realizado visitas de campo para llevar a cabo entrevistas con diversas

personas. Asimismo, he realizado un taller participativo con grupos de la población, lo cual

explicaré con más detalle a continuación.

40

1. 4. 1. Entorno de la investigación: El contexto geográfico

Como indiqué, el estudio es sobre la Subcuenca del río Santa Eulalia, que en sus tres

niveles (cuenca alta, media y baja) está ubicada íntegramente en la provincia de Huarochirí,

departamento de Lima.

La Subcuenca se ubica en 10 distritos de Huarochirí. No obstante, la investigación de

campo se ha llevado a cabo principalmente en Santa Eulalia (que concentra el mayor número

de usuarios), en San Pedro de Casta (en la cuenca media alta) y en la ciudad de Lima, pues

parte de los usuarios y de los actores en el proceso trabajan actualmente en esta ciudad. La

parte de estudio de gabinete la realizo también en la ciudad de Lima.

1. 4. 2. Actores

A partir de la revisión de documentos existentes sobre la Subcuenca -en algunos de los

cuales he participado- realizaré una identificación de los principales actores. De entre ellos,

preliminarmente destaco la Junta de Usuarios del Rímac; la Comisión de la Subcuenca Santa

Eulalia y los comités de riego; la Asociación de Comunidades; comunidades campesinas; dos

empresas de energía, la empresa de agua de Lima; la Autoridad Nacional del Agua; GWP;

AQUAFONDO; el MINAM; la SUNASS; entre otros.

Por trabajo, he tenido relación con algunos de los mencionados, lo cual me facilitará

llevar a cabo las entrevistas con algunos de los actores clave para una investigación

cualitativa.

41

1. 4. 3. Instrumentos metodológicos para el recojo de información

Toda vez que se trata de una investigación cualitativa las técnicas que empleo son

principalmente las siguientes:

a. Revisión bibliográfica en gabinete, que en su mayor parte llevo a cabo en forma previa

al trabajo de campo con el propósito de recoger datos sobre la población en la cuenca,

así como afinar las herramientas teóricas para la comprensión de las dinámicas

locales. Además, reviso la información secundaria disponible sobre las principales

actividades económicas; usos del agua; historia de la Subcuenca de Santa Eulalia,

para tener una mejor comprensión del contexto.

b. Entrevistas semi-estructuradas: Sostuve 3 conversaciones con 2 docentes y un

representante de una Municipalidad distrital de la Subcuenca, que fueron de ayuda en

forma preparatoria a la tesis; además he realizado 5 entrevistas con actores de la

cooperación, usuarios del uso poblacional y del uso agrario. En las entrevistas conté

con una guía con ejes definidos previamente en torno a la gestión del agua, por cada

grupo de entrevistados, la misma que aparece como Anexo 1 de este documento.

c. Taller participativo: Aprovechando un taller realizado el 15 de febrero del 2018 con

representantes de comunidades de la Subcuenca Santa Eulalia, en el marco de una

consultoría que realicé con GWP, hicimos un trabajo por grupos recogiendo

información de los participantes sobre los actores clave en relación a la gestión del

agua en la Subcuenca y la existencia de conflictividad en relación a ella.

La revisión de documentación en gabinete es, principalmente, la base de la sección de

revisión de literatura de este capítulo, así como para el marco teórico presentado en el

Capítulo 2 de la tesis.

42

Por su parte, las entrevistas y los talleres participativos los realizo, en parte, antes del

inicio formal de la tesis, como parte del trabajo exploratorio para el planteamiento de esta; y

otra parte, durante el desarrollo, enfocado en comprender mejor las relaciones entre actores

en la Subcuenca, los problemas vinculados a la gestión del agua y los recursos para la

transformación de conflictos, explicada en el Capítulo 3. Para ello, previamente, solicité

expresamente el consentimiento de los entrevistados para citarlos en este trabajo, a lo cual

accedieron.

Código23 Entrevistado Organización Fecha

EE01 Sr. Nilton Rojas JASS San Pedro de Casta

22 de febrero de 2018

EE02 Sr. José Luis Alarcón GWP 10 de junio de 2018 EE03 Sr. Faustino Guzmán Comité de Rinconchacra 22 Febrero 2018

EG01 Sra. Teresa, Sr. Mayta Comité de Usuarios de Parca 14 de febrero de 2018

EG02 Sr. Faustino Guzmán, Sr. Moreno, esposa Sra. Ríos y sobrina y otros y otros

Comunidad Santa Eulalia Comunidad Jicamarca San Antonio de Cumbe, anexo Basilia Ocaña S Pedro de Casta Comunidad San Juan

19 de junio de 2018

1. 4. 4. Análisis de la data

En el análisis de la data me enfoco en encontrar respuesta a las preguntas de

investigación y hacer una interpretación sistémica de los hallazgos del estudio.

a. De un lado, la información que permita conocer mejor a los actores presentes en

la Subcuenca y sus expectativas en relación al desarrollo y al agua. Asimismo,

cómo esto influye o condiciona, de ser el caso, sus relaciones con los otros actores

23 El código EE significa que es una entrevista individual, mientras que EG se refiere a entrevistas grupales.

43

locales. Para ello, por supuesto, es relevante el trabajo de campo y gabinete sobre

los actores de la Subcuenca, pero también la discusión del segundo capítulo, el

marco teórico de la tesis, que permite analizar las relaciones desde la mirada

gestión del agua y la transformación de conflictos.

b. De otro lado, otra parte del análisis de la data es la de los principales conflictos

latentes o activos en la Subcuenca en relación al agua, así como los principales

recursos y espacios para la transformación de conflictos. Además, es importante

reflexionar en qué medida los canales institucionales formales favorecen o no los

procesos de transformación de conflictos.

1. 4. 5. Fases de la investigación

No obstante que esta tesis la he escrito más o menos según los tiempos del calendario

que presento a continuación, en realidad es al mismo tiempo un punto de llegada tras algunos

años trabajando en Perú en temas de agua. De hecho, algunos de los trabajos que he

desarrollado han estado vinculados a la Subcuenca Santa Eulalia. Además, he visto de cerca

varios procesos que van concurriendo en dicha zona, como los trabajos de GWP, de

AQUAFONDO, del proyecto PARA-Agua y de Sembramos Agua de Sedapal, entre otros.

Mi trabajo me ha permitido conocer de cerca a personas y grupos que trabajan y viven en la

zona y escuchar sus perspectivas sobre la Subcuenca: sus expectativas, necesidades y

conflictos vinculados al agua. En ese sentido, mucho de la reflexión, el conocimiento de los

actores locales, y algunas discusiones presentes en esta tesis son, al menos, alimentadas por

este trabajo realizado ya desde algún tiempo atrás.

Sin perjuicio de ello, para fines del desarrollo de la tesis, he organizado el calendario

del modo siguiente:

44

Fase Descripción Contenido Tiempo estimado

Fase 1 Trabajo de gabinete y/o revisión bibliográfica

Me refiero a la revisión de literatura y la elaboración del marco teórico para la investigación.

6 semanas

Fase 2 Trabajo de campo Realizado en Lima y en la Subcuenca de Santa Eulalia

4 semanas

Fase 3 Análisis de los datos obtenidos

Sistematización de la información de campo

4 semanas

Fase 4 Redacción de la tesis y conclusiones

Análisis de la data obtenida en relación con el marco teórico y redacción final

8 semanas

1. 5. Revisión de literatura

Existen diversos enfoques teóricos que pueden resultar útiles para el caso y que aportan

diferentes miradas para el análisis. La literatura a revisar incluye en general la GIRH; los

enfoques y críticas sobre el desarrollo; la tragedia de los comunes; la gobernanza de los

recursos naturales; y los estudios de paz y la transformación de conflictos.

1.5.1. Gestión Integrada de los Recursos Hídricos - GIRH

En cuanto a la GIRH, ésta ha venido a ocupar una posición hegemónica a nivel

internacional sobre cómo hacer gestión del agua de manera más comprehensiva. La

definición más comúnmente aceptada al respecto es la propuesta por el Technical Advisory

Committee (TAC) de GWP (2000; 22) que define la GIRH como

45

un proceso que promueve la gestión y desarrollo coordinado del agua, la tierra y los recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar social y económico resultante, pero de manera equitativa, y sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas.24

No obstante, la misma GWP reconoce que la definición de GIRH no carece de

ambigüedad, ni responde de manera plena la cuestión sobre cómo debe implementarse. Por

ejemplo, un documento de CEPAL (Dourojeanni, Jouravlev, & Chávez, 2002) enfatiza

ciertos matices de otras propuestas y plantea que la GIRH tendría que integrar al menos cinco

aspectos distintos:

• intereses de los diversos usos y usuarios de agua y la sociedad en su conjunto, con el objetivo de reducir los conflictos;

• todos los atributos del agua que tengan influencia en sus usos y usuarios (cantidad, calidad y tiempo de ocurrencia), así como en la gestión de la oferta y de la demanda;

• diferentes componentes del agua o de las diferentes fases del ciclo hidrológico (por ejemplo, la integración entre la gestión del agua superficial y del agua subterránea);

• la gestión del agua y la gestión de la tierra y otros recursos naturales y ecosistemas relacionados; y

• la integración de la gestión del agua en el desarrollo económico, social y ambiental.

Por su parte, la OCDE, que también ha asumido la gestión del agua como uno de los

pilares para el desarrollo de los países, indica que la GIRH “ha dado resultados desiguales

entre países y dentro de éstos, y requiere de marcos operativos que consideren los aspectos a

corto, mediano y largo plazo de una manera coherente y sostenible” (OCDE, 2015). No

obstante, propone la GIRH como un marco de trabajo para los países.

Sin embargo, hay críticos de la GIRH por una variedad de razones. Entre ellas, por

haber sido adoptada por los países junto con el discurso de sostenibilidad, sin considerar

24 Traducido del inglés original: “IWRM is a process which promotes the co-ordinated development and management of water, land and related resources, in order to maximize the resultant economic and social welfare in an equitable manner without compromising the sustainability of vital ecosystems”.

46

críticamente los paradigmas de la industrialización y de la modernización (Abitbol, 2009);

por servir a una visión estatal que en la práctica desintegra la gestión del agua a nivel local y

no reconoce autonomía a los actores reales de la gestión del agua (Guevara Gil, 2014); por

debilitar sistemas de agua que funcionan, retrocediendo las agendas de reformas pendientes

o, incluso, sirviendo como fachada para esconder otras agendas (Giordano & Shah, 2014).

Aunque también se aplican a la gestión del agua los conceptos de gobernanza y

gobernabilidad. Estos han sido entendidos de diversas formas y con frecuencia, incluso,

usados indistintamente.

1.5.2. Gobernanza del Agua

Sobre gobernanza, ha habido una discusión particular sobre los llamados bienes

comunes. La llamada tragedia de los bienes comunes, según la cual la gestión de bienes

comunes es perniciosa y acarrea la degradación de los mismos, pues el uso compartido

incentiva el abuso de los bienes por parte de quienes privilegian sus intereses particulares en

perjuicio de los intereses de los demás (Hardin, 1968). Según los defensores de este enfoque

el mejor mecanismo para la conservación y uso eficiente de los bienes es la propiedad

privada.

Evidentemente no es el caso del agua, al menos no en la mayoría de países donde ésta

es un bien de dominio público, apropiable mediante autorizaciones del Estado y, sobre el

cual, salvo pocas excepciones, no hay un mercado privado.

Por otro lado, Elinor Ostrom sostiene que el Estado y el mercado no son suficientes

para garantizar la sostenibilidad de los sistemas de uso de recursos naturales. Señala que

diversas comunidades por medio de sus instituciones han podido administrar estos sistemas

47

con grados razonables de éxito y de manera sostenida. En su perspectiva, cuando una red

interdependiente se construye con acuerdos institucionales que permiten manejar el uso de

los recursos naturales, limitándolo, supervisándolo y estableciendo mecanismos para la

resolución de sus conflictos, el gobierno común (colectivo) de los bienes puede beneficiar a

los usuarios. La autora (1990: 21-22) critica que “…los analistas de políticas públicas que

recomiendan una receta única para los problemas relacionados a los bienes comunes han

prestado muy poca atención a cómo los diversos arreglos institucionales operan en la

práctica.”25

En líneas generales, los conceptos de gobernanza y gobernabilidad se relacionan con

la capacidad de formular e implementar políticas públicas por parte de un gobierno. Sin

embargo, como señala Prats (2003: 240-242), “por gobernabilidad se ha pasado a entender

muchas cosas, gran parte de ellas inconexas, que hacen de la misma algo ambiguo”. Este

autor recalca que desde el tratamiento que los organismos internacionales han efectuado a

estos conceptos se puede asociar ambos conceptos a la combinación entre reglas de juego,

los resultados de éstas en términos de eficiencia, eficacia y legitimidad. Sin embargo, acota,

dicho tratamiento “falla en distinguir la gobernanza (o entramado institucional) y

gobernabilidad (capacidad de gobierno conferida por dicho entramado institucional)”.

Para Prats (2003) la gobernanza es la interacción entre los actores forjada por las reglas

de juego, mientras que, siguiendo a Kooiman, sostiene que la gobernabilidad es la capacidad

de un sistema sociopolítico para gobernarse a sí mismo en el contexto de otros sistemas más

amplios, consiguiendo un “alineamiento de necesidades y capacidades a través de las

instituciones (o reglas de juego)”. Asimismo, recalca que desde el institucionalismo se puede

25 Del inglés: “…policy analysts who would recommend a single prescription for commons problems have paid little attention to how diverse institutional arrangements operate in practice” (traducción del autor).

48

apreciar la diferencia entre ambas en tanto la gobernabilidad es la capacidad conferida por la

gobernanza, esta última entendida como la interacción entre los actores estratégicos que

regula la arquitectura institucional, y que genera -o no- la capacidad del sistema sociopolítico

para reforzarse a sí mismo (gobernabilidad), transformando sus preferencias o necesidades

en políticas públicas.

Por su parte, Camou señala que la gobernabilidad debe ser entendida como “un estado

de equilibrio dinámico entre el nivel de las demandas societales y la capacidad del sistema

político (estado/gobierno) para responderlas de manera legítima y eficaz” (Mayorga &

Córdova, 2007). Mientras la gobernabilidad indaga sobre el asunto de cómo se gobierna

prestando atención a la estabilidad política, la gobernanza prioriza su atención en la manera

en que los gobiernos establecen sus agendas, diseñan sus políticas, toman sus decisiones y

evalúan sus impactos.

Para Hufty (2011) la gobernanza es “una categoría de hechos sociales, que son procesos

de interacción en la toma de decisiones entre actores involucrados en un problema colectivo

que lleva a la creación, refuerzo o reproducción de normas sociales e instituciones”.26 Este

autor resalta que entender la gobernanza es mirar más allá de lo normativo y enfocarse en

cómo se produce realmente la toma de decisiones. Además, señala, la gobernanza no es un

modelo prescriptivo para que las cosas funcionen mejor. No se puede calificar en qué consiste

una mejor gobernanza sin una ideología, externa, que oriente la evaluación.

26 Del inglés: “Governance refers to a category of social facts, namely the processes of interaction and decision-making among the actors involved in a collective problem that lead to the creation, reinforcement, or reproduction of social norms and institutions” (Traducción del autor).

49

Partiendo de esa lógica, Hufty propone el GAF27 como marco de análisis, para lo cual

desarrolla herramientas analíticas en 5 ejes: problemas, normas sociales, actores, puntos

nodales y procesos. Para su aplicación, además, deben observarse 6 criterios de análisis: ser

realista (no normativo), interdisciplinario, reflexivo, comparativo, generalizable y

operacional.

1.5.3. El Desarrollo y sus críticas

Otro concepto es el del desarrollo, estrechamente ligado a la discusión sobre la gestión

del agua. Abunda la literatura sobre la formación del concepto de desarrollo, el cual echó

raíces en el enfoque de la modernización, surgido en el contexto de la Guerra Fría posterior

a la Segunda Guerra Mundial que conllevó una lucha política entre los ejes ideológicos del

capitalismo y comunismo. El desarrollo del enfoque de modernización fue desarrollado por

investigadores, con el apoyo del gobierno de Estados Unidos y fundaciones privadas (So,

1990; 17-18).

Diversos autores señalan que la modernización vio su nacimiento como proyecto

político aún antes del desarrollo académico, con el discurso inaugural del Presidente de los

Estados Unidos Harry Truman del 20 de enero de 1949, quien señaló: 28

Debemos embarcarnos en un nuevo y atrevido programa que haga los beneficios de nuestros avances científicos y progreso industrial disponibles para la mejora y el crecimiento de las áreas subdesarrolladas. Más de la mitad de la población del mundo vive en condiciones cercanas a la miseria. Su alimentación es inadecuada, es víctima de la enfermedad. Su vida económica es primitiva y está estancada. Su pobreza constituye un obstáculo y una amenaza tanto para ellos como para las áreas más prósperas.

…en cooperación con otras naciones debemos promover la inversión de capital en las áreas necesitadas de desarrollo... Producir más es la clave para la paz y la prosperidad… (las negritas son mías). (Truman, 2018)

27 Por las siglas en inglés de Governance Analytical Framework. 28 Traducción del inglés del autor.

50

Posteriormente, desde diversas disciplinas se sustentó la idea de un avance lineal hacia

el progreso en que los países desarrollados, con Estados Unidos a la cabeza, muestran el

culmen. Valcárcel (2007) citando al economista belga Jean Philippe Peemans- resalta cuatro

características claves de la teoría de la modernización: el universalismo de un modelo de

desarrollo único dividiendo los países en sub-desarrollados y desarrollados; el etnocentrismo,

para el que el desarrollo occidental es superior; el dicotomismo, que defiende la existencia

de dos sectores en las sociedades: moderno y tradicional; y el evolucionismo, que sostiene la

necesidad de ir a través de los estadios de forma lineal.

Por su parte, Rostow (1956) desde la economía postuló el crecimiento económico a

través de 5 estadios, desde la sociedad tradicional hasta una sociedad de consumo masivo;

Levy (1965), desde la sociología defendió que las sociedades pueden categorizarse -en un

continuo- como sociedades relativamente modernas o no modernas. Las modernas tienen

normas basadas en la racionalidad y tienen un alto grado de centralización, de circulación del

dinero y de existencia del mercado. Para Coleman (1965), politólogo, la modernización se

da por la adquisición progresiva de capacidad política del sistema. Esto ocurre mediante la

mayor especialización e interdependencia de las instituciones políticas, así como la

secularización de la cultura, expresada en la igualdad ante la ley y el Estado.

Smelser (1964) señala que la modernización es la transición de una estructura

complicada con múltiples funciones hacia varias estructuras con menos funciones pero

especializadas de manera más eficiente. Podemos ver esto en las familias extendidas de las

sociedades tradicionales que se encargan de la crianza, producción, educación y asistencia

social, en contraste con las sociedades modernas en que estas funciones son cumplidas por

diversas instituciones.

51

Una de las primeras críticas a este enfoque surgió en Latinoamérica, desde la teoría de

la dependencia que señalaba que el desarrollo de los países ricos se hacía a costo del

subdesarrollo de los países pobres.

Desde la década de 1960, CEPAL promovió la doctrina de Prebisch del deterioro de

los términos de intercambio. Sostuvo que la exportación de materias primas de los países de

América Latina hacia los grandes centros industriales establece términos de comercio

desventajosos para América Latina, que en retorno compra bienes industriales por un mayor

valor (Prebisch, 1967). Para Prebisch, esto refleja un esquema internacional de división del

trabajo entre los países que, debido a la diferencia de valor, entre ambos lados explica el

subdesarrollo. Propuso, en cambio, promover la industrialización local sustituyendo las

importaciones. No obstante, tras un corto período de expansión económica, este enfoque trajo

el estancamiento económico, el desempleo, la devaluación de la moneda y la inflación en la

región (Guillén, 2007).

Otros autores denunciaron que, históricamente, la influencia política, económica y

cultural de las metrópolis -países desarrollados- sobre países satélites -subdesarrollados-

establecen relaciones de subordinación de los segundos en relación a los intereses de los

primeros (Frank, 1967; Dos Santos, 1970). En ese sentido, señalaron que el enfoque de la

modernización desconoce estas asimetrías entre países.

En la década de 1990 se relanzó el enfoque de la modernización en Latinoamérica

mediante la propuesta neoliberal que impulsó el denominado Consenso de Washington. Este

promovió la implementación de una serie de políticas que abarcaban, entre otros, temas de

disciplina fiscal, prioridades del gasto público, reforma tributaria, privatización y

52

desregulación que los países latinoamericanos debían implementar para salir de la crisis de

la deuda en la región (Williamson, 2003).

A la par, diversos autores convergieron en una crítica que apuntaba a los cimientos

mismos del modelo: el concepto de desarrollo. El llamado postdesarrollo apunta a la relación

entre los fenómenos de la globalización y el incremento de conflictos culturales. Desde una

perspectiva post-estructuralista, el post desarrollo sostiene la necesidad de deconstruir el

desarrollo. Enfatiza el rol del lenguaje en la construcción de la realidad social, por lo que

sostiene que el discurso del desarrollo produce y luego mantiene las inequidades sociales,

económicas y políticas del modelo vigente (Escobar, 1996). Esteva (1996; 52-53) señala que

tras el discurso de Truman, de un día al otro, 2 mil millones de personas quedaron relegadas

a la categoría de sub-desarrollados “…y se convirtieron en un espejo invertido de la realidad

de otros”. Afirma que antes que una nueva categoría para describir la realidad, el

subdesarrollo crea una interpretación del mundo que tiene efectos políticos y sociales.

Esteva (1996) señala que imponiendo una lógica de escasez y valor, el desarrollo ha

puesto a la economía al centro de la política y la ética y ha desprovisto de valor a las formas

de organización social y expresión que existen en los márgenes del mercado. La alternativa,

afirma, es rechazar el desarrollo a fin de orientarse a la búsqueda del bienestar real de la

gente, quienes en los márgenes del mercado pueden crear alternativas en resistencia,

recurriendo a sus conocimientos tradicionales en educación, salud y nutrición y apoyados en

una visión distinta de las relaciones entre ellos y su ambiente.

Sin embargo, los autores del postdesarrollo tampoco tienen una visión única de las

cosas. Rist (2008) sostiene que el postdesarrollo no rechaza la posibilidad de éxito de todos

y cada uno de los proyectos o procesos llevados a cabo bajo el ideal del desarrollo, sino más

53

bien critica el lugar que ha tomado dicho discurso como fe, ideología, visión del futuro del

mundo y modelo explicativo. Bajo la lógica economicista, el enfoque del desarrollo modela

y configura las prácticas sociales y políticas, comodificando la vida.

Asimismo, señala que los movimientos de postdesarrollo no compiten con el poder de

los capitales globales sino promueven recobrar autonomía social, política y económica para

las regiones marginales. Los Estados nacionales, dice, deben inhibirse frente a la auto-

determinación y la toma de decisiones por parte de las poblaciones locales a las que atañen

directamente la definición y realización de sus objetivos (Rist, 2008: 259).

Al respecto, Escobar (2004; 48) señala que en lugar de buscar nuevos macro-modelos

o estrategias alternativas globales debe enfatizarse la representación local y las prácticas

alternativas que nacen desde las comunidades locales. Además, las comunidades pueden

aliarse en movimientos sociales, a manera de redes, con discursos comunes frente al

desarrollo (Escobar, 1992). Este autor piensa que lejos de reducir dichos movimientos a una

formación contra-hegemónica con una lógica unitaria, éstos deben más bien recoger las

múltiples y contradictorias voces que están presentes conforme a sus propias experiencias y

objetivos.

Entre 1980 y 1990 otros enfoques pretendieron repensar el concepto de desarrollo,

atribuyéndole una calidad distinta, entre los cuales destaca Amartya Sen. Este autor (Sen,

2000) considera que es preciso entender el desarrollo más allá del ingreso personal o el grado

de industrialización, enfocándose más bien en el grado de libertades reales que disfruta la

gente. Sin negar que el ingreso medio o el PBI pueden contribuir a la ampliación de las

libertades individuales, enfatiza que entender “al desarrollo en términos de la expansión de

libertades sustantivas, permite dirigir la atención hacia los fines que hacen importante el

54

desarrollo, en lugar de mirar sólo hacia algunos de esos medios que, junto con otros, juegan

un papel destacado en el proceso” (Ibid.: 15).

Sen (2000) considera 5 tipos de libertad, que incluyen: 1) libertades políticas,

2) facilidades económicas, 3) oportunidades sociales, 4) garantías de transparencia y,

5) redes de seguridad. Asimismo, indica que las libertades no son solamente los fines

primarios del desarrollo, sino, al mismo tiempo, sus principales medios. Los aportes de Sen,

junto con otros, fueron claves para que la ONU acuñe luego el concepto de desarrollo

humano, precisamente considerando que la riqueza de las naciones reside realmente en las

personas.1.5.4. Muchas Paces

Bajo una luz diferente, los estudios de paz y el enfoque de transformación de conflictos

abordan el análisis de los conflictos como procesos complejos con diversas dimensiones. Al

mismo tiempo reconocen los conflictos como parte natural de la vida en sociedad, por lo que

si bien es preciso canalizar adecuadamente las manifestaciones negativas que pueden tener -

por ejemplo, la violencia social-, es necesario igualmente aprovechar la oportunidad que

traen para el cambio social constructivo.

Esto es importante toda vez que, de manera análoga a las críticas al desarrollo que

mencioné, la paz puede ser entendida, igualmente, desde diversas comprensiones, e incluso,

bases epistemológicas.

En ese sentido, Dietrich (2014), sostiene la existencia de cinco familias de paces, las

cuales tienen sus raíces en los valores y culturas de las personas. Las familias de paces

incluyen las energéticas, morales, modernas, posmodernas y transracionales, las cuales no

55

guardan entre sí un orden jerárquico o evolutivo. Esta diferenciación que puede parecer

teórica tiene implicancias radicales y eminentemente prácticas: todos buscamos experimentar

o hacer la paz según la forma en que la entendemos.

El autor señala que la paz energética busca el balance entre lo social, lo natural y lo

sobrenatural; Dietrich (2006) recuerda que, en el contexto antiguo del Mediterráneo, la

relación de las comunidades con la naturaleza era representada por una divinidad femenina,

maternal, de quien recibían la vida y el sostenimiento y que reflejaba la armonía.

Posteriormente, se transformaron en sociedades más complejas y con mayores estructuras,

originando por ejemplo la separación de la jardinería y la agricultura, así como una

revaloración de lo divino masculino. En dichas sociedades la guerra se consideró el estado

natural de la existencia y se desarrolló una ética de la guerra y se formó una jerarquía

especializada que cumplía la función de administrar la dimensión religiosa para la sociedad.

En esta perspectiva de paz moral Dios no es la paz sino es quien da la paz.

En la paz moderna, la ciencia es el paradigma del conocimiento, a través de la razón.

Cualquier problema social puede ser entendido y resuelto y, por ende, la paz puede ser

alcanzada; así las sociedades pueden ser llevadas al progreso. La verdad y la paz tienen

carácter universal, en tanto la razón sea instaurada y acogida por los pueblos. Estas

sociedades afianzan también el Estado y el mercado como ideales políticos de la vida en

grupo y de mediación de la razón (Dietrich, 2006).

Con el desarrollo de la posmodernidad y su crítica a los límites de la razón, en el campo

de estudios de paz se critican las ideas de paz y progreso, en tanto dándoseles significado

unívoco se usen como justificación para un modelo de dominación. Al mismo tiempo, este

56

fracaso de la razón, abre las puertas para una idea democrática de pluralidad de verdades y

de paces que permiten la coexistencia de las diferencias (Dietrich, 2006).

Finalmente, el autor postula la reconciliación entre las paces a través de lo

transracional. Inspirada en la psicología transpersonal acoge los elementos espirituales

presentes en la paz energética, y señala que los elementos morales y normativos de la paz

deben ser respetados en ciertos contextos. A la vez reconoce los límites de la razón sin

superarla, sino más bien plantea neutralizar las contradicciones sin resolverlas (Dietrich,

2014). Veremos en este trabajo como esta visión de muchas paces puede echar luces en la

comprensión de la dinámica entre los actores.

De otro lado, si bien hay diversos enfoques de intervención en el campo de la resolución

de conflictos, me interesa especialmente el enfoque transformativo en tanto pone el acento

no sólo en la consecución de acuerdos que, presuntamente, remediarían los aspectos

sustantivos de la disputa, sino sobre todo en transformar las personas involucradas, las

relaciones dentro de las cuales se da el conflicto y las estructuras que condicionan a estas

últimas.

Asimismo, a diferencia de propuestas anteriores en el campo de la resolución de

conflictos, en este enfoque, antes que de terceros que traen la receta desde fuera para resolver

el problema (mediadores), se trata de potenciar los recursos humanos y culturales

construyendo desde los actores locales (Lederach, 1995). Lederach (2008; 1998) sostiene que

las intervenciones en conflictos deben tener una visión de red del espacio sociopolítico, para

lo cual utiliza lo que denomina la pirámide de la construcción de la paz con tres niveles en

su interior.

57

En el nivel de arriba los tomadores de decisión y líderes más visibles y comprende el

menor número de personas; en el medio los grupos de personas que se pueden mover entre

las bases y el más alto nivel (capacidad vertical) y que pueden moverse entre las distintas

identidades de grupo o facciones sociales o políticas (capacidad horizontal): y en el nivel de

la base está el mayor número de personas afectadas por el conflicto y de las comunidades

locales. De este modo “el cambio constructivo… es el arte de tejer estratégica e

imaginativamente redes relacionales a través de espacios sociales en escenarios de conflicto

violento prolongado” (Lederach, 2008;131).

En el siguiente capítulo desarrollo el marco teórico para la investigación, presentando

los enfoques que he considerado más relevantes para el análisis del caso de la Subcuenca,

indicando cómo se relacionan los enfoques teóricos con las dinámicas entre los actores en

Santa Eulalia.

58

Cuando la única herramienta que tienes es un martillo, todo problema comienza a parecerse a un clavo.

Abraham Maslow (1966: 15-16)

Capítulo 2.- Marco Teórico

Como quiera que podrían aplicarse diversos enfoques al análisis de la gestión del agua,

propongo a continuación algunos ejes sobre los cuales discutir la literatura que quiero poner

de relieve sobre la materia. A partir de ella, confío en que contaré con un marco crítico

adecuado para el análisis de las dinámicas en Santa Eulalia que presentaré en el tercer

capítulo.

Por consiguiente, en tanto este trabajo tiene como objetivo analizar los recursos locales

y mecanismos en Santa Eulalia para la gestión del agua y la transformación de conflictos, es

importante presentar algunas perspectivas estrechamente relacionadas con el valor simbólico

del agua para los actores, en particular el significado que puede tener en relación al desarrollo;

con las formas para la gestión del agua, en particular aquellas que promueve hoy el Estado

como la GIRH y la gobernanza; y con las comprensiones y recursos que puede haber en

relación a la paz y la transformación de conflictos.

Los enfoques sobre desarrollo son relevantes porque la gestión del agua -en particular

la coordinación entre diversos usos del agua- está influenciada por la visión que tengan sobre

ella: ¿es un recurso para un objetivo más grande? ¿es parte de un organismo más grande, un

59

Cosmos? ¿constituye el agua junto con la tierra parte de la identidad de mi grupo? ¿Pertenece

el agua a los dueños de la tierra? Algunas de estas ideas nos pueden parecer naturales y otras

contrarias a la racionalidad o el sentido común. Precisamente por eso, se pueden constituir

en un punto ciego en el diálogo entre los actores, que normalmente no dejan los pre-juicios

en la puerta para abordar un diálogo intercultural.

En ese sentido, es relevante explicar cómo se ha construido y cómo ha cambiado la

idea de desarrollo, habida cuenta de que -contra lo que parece creerse en el sentido común

actual- el desarrollo no es una idea natural; por el contrario, ha sido marcada por momentos

históricos y políticos contemporáneos e incluso, como mencioné, tiene detractores que

proponen alternativas distintas al desarrollo.

Haciendo una generalización, diría que las comunidades rurales entienden el manejo

del agua desde sus actividades agrícolas locales y su uso de subsistencia en el marco de sus

tradiciones, las cuales conservan en mayor o menor medida. Actividades, por lo demás, de

pequeña envergadura, si las comparamos con la visión que pueden tener empresas de energía

o de agua para medios urbanos, que más bien se orientan a un desarrollo basado en proyectos

de gran escala, a dar soporte a actividades industriales y a sostener la vida de familias que

habitan en otras cuencas y que interactúan con las fuentes naturales de agua solo por

excepción.

Pero las bases epistemológicas de las creencias de una persona, es decir aquellas desde

las que construye su comprensión del mundo, raramente pueden ser distintas según el tema.

Eso es cierto también en relación a la comprensión del desarrollo y la paz en las personas.

Por eso, según las influencias, digamos, premodernas, modernas o posmodernas sobre el

concepto de desarrollo, la concepción sobre la paz de las personas tendrá bases semejantes.

60

Al mismo tiempo, desde ese lugar, se aproximará a abordar las alternativas para la gestión

del agua.

Sin embargo, no pretendo encerrar la realidad en estereotipos estrictamente

excluyentes. Más aun, tratándose de sociedades relativamente abiertas, como la de hoy en

Perú, donde el carácter relacional de las identidades y la interacción entre personas que

proceden de diversos grupos es una constante. Me refiero a que en las comunidades rurales

puede predominar una cosmovisión influenciada por la historia local y el valor de sus

tradiciones; no obstante, su medio de vida se articula activamente al mercado y, buscan en el

Estado, los recursos y los proyectos que bajo el discurso de desarrollo sostenible puedan

generar beneficios locales.

Al respecto, en cuanto a identidades personales o grupales cabe recordar lo que señala

Maalouf (2016), quien sostiene que las personas tenemos lo que denomina múltiples

pertenencias (en su caso, por ejemplo, árabe y cristiano; francés y libanés). Es decir, Maalouf

cree que la identidad se va forjando a lo largo de la vida en relación a múltiples pertenencias,

y descarta la idea de identidades esenciales, excluyentes entre sí: una persona puede

pertenecer a dos o más grupos, aparentemente contradictorios. Podemos también llevar esta

idea de hibridez a los sistemas legales de las sociedades, por ejemplo, en relación a la gestión

del agua. Autores como von Benda-Beckmann (2014) han insistido en las formas en que los

sistemas legales (eg. de derecho estatal y derecho nativo) acumulan o combinan elementos

para crear formas híbridas. Algo que encontraremos también en cierta medida en el tercer

capítulo, cuando veamos las organizaciones locales en la Subcuenca para la gestión del agua.

Con estos comentarios preliminares, decía, la revisión de los enfoques sobre el

desarrollo y la paz ayudarán a tener una mirada crítica sobre el trasfondo de la gestión del

61

agua. Además, presento en este capítulo los enfoques de GIRH y gobernanza del agua, los

cuales son predominantes en la actualidad, tanto desde la lógica nacional como internacional.

Por eso mismo, será importante verlos críticamente, entendiendo más adelante, en lo posible,

cómo vienen siendo implementados en la Subcuenca Santa Eulalia.

2. 1. El martillo de oro o el complejo de Penélope

Como comenté antes, el concepto de desarrollo echa sus raíces en la fe en la

modernización. Esto es, la idea de que las sociedades se encuentran en un proceso lineal de

evolución social, política y económica, donde las sociedades modernas (en el momento que

se acuña el concepto se refería primordialmente a las sociedades norteamericanas y europeas)

están en el extremo superior de dicha evolución y ofrecen el máximo beneficio a los

ciudadanos, presuntamente reduciendo la desigualdad. Por eso, entre otras críticas, se

atribuye a los seguidores del enfoque de la modernización una carga de etnocentrismo en su

propuesta, porque asumen que ciertas características culturales de las sociedades -

casualmente, sus sociedades- como la especialización en la producción, la industrialización,

la separación de funciones, hacen que éstas sean superiores a otras.

Uno de los primeros cuestionamientos al desarrollo, como lo proponía el enfoque de la

modernización, vino con el movimiento ambiental, cuyo primer gran hito estuvo en el

informe de los Límites del Crecimiento elaborado por el MIT a solicitud del Club de Roma

(Meadows et al., 1972). Dicho trabajo se basó en el desarrollo de un modelo para analizar las

tendencias globales, y concluía que si el crecimiento de la población mundial, la

industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y el agotamiento de recursos

continuaba su curso sin modificación, los límites al crecimiento serían alcanzados en los

62

siguientes 100 años. No obstante, según los autores, dicha tendencia podría corregirse de

establecerse condiciones de estabilidad ecológica y económica sostenibles hacia el futuro.

Además, señala, “El estado de equilibrio global puede diseñarse de modo que las necesidades

básicas de cada persona sean satisfechas y cada persona tenga igual oportunidad de realizar

su potencial humano individual” (Meadows et al., 1972: 24).29

En el mismo año, en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente,

realizada en Estocolmo, por primera vez el medio ambiente entró con derecho propio a la

agenda internacional. Sachs (1996) señala que fue Suecia, preocupada por “la lluvia ácida, la

contaminación en el Báltico y los niveles de pesticidas y metales pesados en peces y aves”,

la que impulsó esta agenda. Fue la toma de consciencia de los países de que no era posible

actuar como si fueran unidades autocontenidas frente a los retos ambientales, lo que permitió

que estos asuntos finalmente se posicionaron como cuestiones globales.

Tras 20 años, en la Cumbre de Río de 1992, se produjo un siguiente hito en materia

ambiental sobre la base del Informe Nuestro Futuro Común, emitido en 1987, comúnmente

conocido como el Informe Brundtland por la responsable de su elaboración Gro Harlem

Brundtland, presidenta de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de

Naciones Unidas en la época.

El impacto de dicho informe ha sido perdurable pues introdujo, por vez primera, el

concepto de desarrollo sostenible, definido como el desarrollo que satisface las necesidades

del presente sin comprometer la habilidad de generaciones futuras de satisfacer sus propias

necesidades, el cual fue asumido por la Cumbre y es parte, hasta la actualidad, del discurso

29 Del inglés: “The state of global equilibrium could be designed so that the basic material needs of each person on earth are satisfied and each person has an equal opportunity to realize his individual human potential” (traducción del autor).

63

global. Muestra de ello son los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas

fijados al 2015; y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, vigentes y fijados como meta al

2030 y que han sido asumidos, entre otros países, por el Perú. Durante la Cumbre de Río de

1992, además de la Declaración se consensuaron otros instrumentos como el Programa

21 que definió un plan de acción con metas ambientales y de desarrollo, la Declaración de

principios sobre los bosques y las Convenciones sobre el Cambio Climático, la Diversidad

Biológica y la Desertificación.

No obstante, me centro en las Declaraciones de Estocolmo y de Río, resaltando algunos

aspectos de los textos. No pretendo analizar integralmente todos los documentos, sino

destacar algunos elementos que ilustran el posicionamiento de ciertos conceptos en el

discurso global. Principalmente, el desarrollo, su supuesta antítesis, el subdesarrollo, y el rol

que juegan en ellos elementos como la ciencia y tecnología, la participación y la cooperación.

64

Tabla 1: Comparación entre las Declaraciones de Estocolmo y Río

Aspecto Declaración de Estocolmo 1972 Declaración de Río 1992

Ciencia y Tecnología

…el hombre ha adquirido el poder de transformar, de innumerables maneras y en una escala sin precedentes, cuanto lo rodea… utilizada con discernimiento, puede llevar a todos los pueblos los beneficios del desarrollo y ofrecerles la oportunidad de ennoblecer su existencia (Consideraciones30, ítem 1).

Con el progreso social y los adelantos de la producción, la ciencia y la tecnología, la capacidad del hombre para mejorar el medio se acrece cada día que pasa (Consideraciones, ítem 5).

Como parte de su contribución al desarrollo económico y social se deben utilizar la ciencia y la tecnología para descubrir, evitar y combatir los riesgos que amenazan al medio, para solucionar los problemas ambientales y para el bien común de la humanidad (Principio 18)

Con el fin de proteger el medio ambiente, los Estados deben aplicar el criterio de precaución. Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente (Principio 15).

Cooperación

Las deficiencias del medio originadas por las condiciones del subdesarrollo y los desastres naturales plantean graves problemas y, la mejor manera de subsanarlas es el desarrollo acelerado mediante la transferencia de cantidades considerables de asistencia financiera y tecnológica que complemente los esfuerzos internos de los países en desarrollo y la ayuda oportuna que pueda requerirse.

Los Estados deberían cooperar… aumentando el saber científico mediante el intercambio de conocimientos científicos y tecnológicos, e intensificando el desarrollo, la adaptación, la difusión y la transferencia de tecnologías, entre estas, tecnologías nuevas e innovadoras (Principio 9).

Desarrollo

El desarrollo económico y social es indispensable para asegurar al hombre un ambiente de vida y trabajo favorable y crear en la tierra las condiciones necesarias para mejorar la calidad de la vida (Principio 8)

El derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda equitativamente a las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras (Principio 3)

Aspecto negativo del desarrollo

Si aplica su capacidad de transformar lo que lo rodea erróneamente el hombre puede causar daños incalculables a sí mismo y su medio: contaminación del agua, el aire, la tierra y los seres vivos; grandes trastornos del equilibrio ecológico de la biosfera; destrucción y agotamiento de recursos insustituibles y graves deficiencias, nocivas para la salud física, mental y social del hombre, en el medio por él creado (Consideraciones, ítem 3).

Para alcanzar el desarrollo sostenible y una mejor calidad de vida para todas las personas, los Estados deberían reducir y eliminar las modalidades de producción y consumo insostenibles y fomentar políticas demográficas apropiadas (Principio 8).

30 Me refiero a la parte considerativa, en la introducción de la Declaración, que antecede a la parte declarativa.

65

Países en desarrollo

En los países en desarrollo, la mayoría de los problemas ambientales están motivados por el

subdesarrollo (Consideraciones, ítem 4).

Para los países en desarrollo, la estabilidad de precios y la obtención de ingresos adecuados de los productos básicos y las materias primas son elementos esenciales para la ordenación del medio, ya que han de tenerse en cuenta tanto los factores económicos como los procesos ecológicos (Principio 10).

Se debe dar especial prioridad a la situación y las necesidades especiales de los países en desarrollo (Principio 6).

Las normas, los objetivos de ordenación y las prioridades ambientales deberían reflejar el contexto ambiental y de desarrollo al que se aplican. Las normas aplicadas por algunos países pueden resultar inadecuadas y representar un costo social y económico injustificado para otros países, en particular los países en desarrollo (Principio 11).

Antropo-centrismo

De cuanto existe en el mundo, los seres humanos son lo más valioso. Ellos son quienes promueven el progreso social, crean riqueza social, desarrollan la ciencia y la tecnología y, con su duro trabajo, transforman continuamente el medio humano. Con el progreso social y los adelantos de la producción, la ciencia y la tecnología, la capacidad del hombre para mejorar el medio se acrece cada día que pasa.

Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible. Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza (Principio 1).

Participación

Para llegar a esa meta [mejoramiento del medio humano, paz y desarrollo] será menester que ciudadanos y comunidades, empresas e instituciones, en todos los planos, acepten las responsabilidades que les incumben y que todos ellos participen equitativamente en la labor común (Consideraciones, ítem 7).

El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los ciudadanos interesados, en el nivel que corresponda, incluido acceso a la información de que dispongan las autoridades, así como la oportunidad de participar en los procesos de adopción de decisiones (Principio 10).

Las poblaciones indígenas y sus comunidades, así como otras comunidades locales, desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el desarrollo debido a sus conocimientos y prácticas tradicionales. Los Estados deberían reconocer y apoyar debidamente su identidad, cultura e intereses y hacer posible su participación efectiva en el logro del desarrollo sostenible (Principio 22).

Paz

La defensa y el mejoramiento del medio humano para las generaciones presentes y futuras se ha convertido en meta imperiosa de la humanidad, que ha de perseguirse al mismo tiempo que… la paz y el desarrollo económico y social en todo el mundo, y de conformidad con ellas (Consideraciones, ítem 6).

La paz, el desarrollo y la protección del medio ambiente son interdependientes e inseparables (Principio 25).

Fuente: Declaraciones de Estocolmo (Wikipedia, 2018) y de Río (Naciones Unidas, 2018), Elaboración propia

66

Puede verse que la ciencia y la tecnología fueron, en ambos documentos, consideradas

pilares en el camino al progreso y el desarrollo de la humanidad. No obstante, la Declaración

de Río va un paso más allá de la ciencia como criterio de decisión, al consagrar lo que se ha

venido a llamar el principio precautorio. Admitiendo que la ciencia tiene límites que pueden

impedirle comprender cabalmente ciertos riesgos, la Declaración señala que cuando éstos

involucren un peligro de daño grave o irreversible, debe adoptarse medidas para prevenir el

daño ambiental.

Asimismo, entre ambas Cumbres, se aprecian otros cambios de enfoque. La

Declaración de Estocolmo, más influenciada por una visión desarrollista, destaca que hay

elementos esenciales para que los países subdesarrollados resuelvan los problemas

ambientales motivados por el subdesarrollo. Por su parte, la Declaración de Río señala que

no existen medidas universalmente aplicables, sino que los países, en particular los países en

desarrollo, deben aplicar alternativas adecuadas y particulares. La Declaración de Río,

además, cambia el término subdesarrollo, hablando de países en desarrollo; mientras que la

Declaración de Estocolmo, implícitamente, entiende que el desarrollo resolverá los

problemas ambientales de los países en subdesarrollo.

No obstante, ambas Declaraciones asumen la idea de que el subdesarrollo tiene como

problemas-raíz la carencia de conocimientos, ciencia y tecnología. De ahí que la solución

está en la cooperación y la transferencia de conocimientos y, de ser posible, de recursos.

Además, la paz y el desarrollo -así entendido- están indesligablemente unidos. Ambas

prescinden de analizar las inequidades globales y las asimetrías de relaciones entre países,

así como el obvio rol que estas juegan en la distribución de la riqueza y en las relaciones

internacionales.

67

En ese sentido, el progreso y, luego, el desarrollo sostenible (con consideraciones

ambientales) se percibe como un perfeccionamiento del proceso de industrialización -como

fenómeno social y económico- iniciado unos siglos antes, el cual, junto con la ciencia,

constituyó, uno de los pilares de la modernidad. No es casual entonces que ambas

Declaraciones presenten un sesgo marcadamente antropocéntrico, toda vez que todo tiene

como fin último al hombre, mientras que los elementos de la naturaleza, en este esquema, se

transforman meramente en recursos naturales.

Sin embargo, los documentos reconocen la importancia de preservar el ambiente,

incluidos el aire, el agua, la tierra, la flora y la fauna y muestras representativas de los

ecosistemas naturales. Para ello, defiende la importancia de una racional ordenación y

planificación de los recursos mediante lo que denomina un enfoque integrado y coordinado

del desarrollo. En ese sentido, establece que los países deben contar con instituciones

nacionales especializadas en la planificación y administración de los recursos. Estos

procesos, añade, debe considerar también los asentamientos humanos y la urbanización para

evitar las concentraciones excesivas de población y la baja densidad de población, pues éstas

son perjudiciales al medio o al desarrollo.

Hay algunos elementos en las Declaraciones, sobre todo en la última, que parecen ir

más allá de la visión de la modernidad. Me refiero a la educación ambiental y la participación

ciudadana en la toma de decisiones, mencionando expresamente a los pueblos indígenas y

comunidades. Estas ideas, reclaman integrar diversas opiniones y, en suma, diversas

identidades y visiones en la toma de decisiones del Estado. Más adelante volveremos sobre

estas discusiones cuando regresemos a las visiones de la modernidad y posmodernidad, en

los enfoques sobre la paz.

68

Es fácil relacionar las propuestas sobre el desarrollo sostenible con la Subcuenca Santa

Eulalia. Dado nuestro marco legal nacional, se espera que la ANA con el CRHC CHIRILU

elabore un PGRHC, instrumento con el cual se pasará de diagnosticar los problemas a

programar las soluciones para satisfacer las demandas de agua de todos. Aunque, solo sea

desde la importancia de la participación que reivindica la Declaración de Río. Cabe discutirse

en qué medida los actores de la Subcuenca realmente están representados en el CRHC y, por

tanto, tendrán cabida en la formulación del PGRHC. En ese sentido, cabe pensar que resulta

difícil que dicho instrumento priorice el remedio de los problemas de agua que encuentran

las poblaciones locales que no están debidamente representadas ante el CRHC.

Y esto no es sólo en lo que se refiere a la planificación sobre el agua. Supuestamente,

las Municipalidades provincial y distritales deben contar con planes de desarrollo locales

(previstos también por la normativa nacional) que integran las expectativas de la población.

En el caso de la Subcuenca Santa Eulalia estos planes, en general, no han sido elaborados de

manera participativa (IDMA, 2015), con lo cual no reflejarían las expectativas o la visión de

los actores locales.

En ese sentido, aun contando con toda la información científica y/o técnica adecuada

como para la planificación del agua o el desarrollo, dichos instrumentos ignorarían las

necesidades y prioridades de los mismos actores (o parte de ellos) que se suponen

representan.

Después de todo, casi nadie cuestionaría la importancia de las contribuciones de la

ciencia, la tecnología y la planificación de los Estados en temas como salud, educación o

agua. Pero el caso de la Subcuenca muestra que la idea de que contar con dichos instrumentos

es suficiente para pasar de la carencia (económica, como de conocimiento) al progreso es

69

errado. Parece más bien que la promesa del martillo de oro del desarrollo se ha convertido en

algo así como el mito de Penélope, que desteje por la noche lo -supuestamente- avanzado

durante el día. A décadas de la invención del desarrollo, la falta de acceso a servicios básicos

y las inequidades persisten en y entre países, como ocurre en el caso de la Subcuenca Santa

Eulalia.

2. 2. De la sostenibilidad a la re-ligación con la tierra

Comentando la creación del desarrollo sostenible, Esteva (1996: 119) decía que “cada

vez que en los últimos 30 años se reconocían los efectos destructivos del desarrollo, el

concepto se estiraba de tal manera que podía incluir daño y terapia juntos”. Por eso, para el

autor, adjetivar el desarrollo con términos como, por ejemplo, el desarrollo equitativo

pretendió reconciliar lo irreconciliable: la creación de la pobreza con la abolición de la

pobreza.

Para Esteva (1996), la ecología misma que promovió la agenda de la sostenibilidad -y

que pretende superar la visión tradicional del desarrollo- lleva en su origen la semilla de lo

que aspira a dejar atrás. Señala que, concebida desde un enfoque cibernético, la teoría de los

ecosistemas, concibe a la naturaleza como unidades complejas de elementos (vivos e inertes)

interdependientes, a la manera de un gran organismo. Sin embargo, “la metáfora que subyace

el pensamiento de sistemas, es la de la máquina autoregulante, es decir, una máquina capaz

de ajustar su operación a condiciones cambiantes, siguiendo reglas prestablecidas”

(1996:123). En otras palabras, la interpretación de la naturaleza como ambiente, como un

sistema que puede y debe ser controlado subsiste en este enfoque.

70

Por tanto, Esteva considera que el desarrollo sostenible consiste sólo de una nueva

edición del control de la naturaleza que Bacon defendió y que está en el corazón de la

modernidad, que mira a la naturaleza, convertida en ambiente, como una fuente de recursos.

La semilla de lo que se pretendía dejar atrás está en dos premisas asumidas por la ecología:

a) que llevar la naturaleza a sus límites es una función propia de la sociedad; y b) que,

consecuentemente, la explotación de la naturaleza debe ser optimizada.

Es por ello que el camino por excelencia, postulado por dicho enfoque, está en la

regulación y la planificación de los recursos por parte del Estado. Esto se traduce en que,

ahora, las comunidades locales tendrían que recibir el apoyo de organismos multilaterales y

agencias del Estado que traerían nuevos niveles de vigiancia y control administrativos, junto

con recetas para realizar actividades productivas que, señala Esteva, las comunidades han

realizado por generaciones con el conocimiento tradicional local.

Todo ello confunde el problema de fondo. Para Esteva (1996: 28) la prioridad es debatir

“qué se necesita en cuestiones de la moralidad pública -tales como, cómo debería vivir la

sociedad, o qué, cuanto y de qué modo debería producir”. Para ello, la pregunta es, “¿Cómo

es posible construir sociedades ecológicas con menos gobierno y menos dominación

profesional?”. (1996: 127)

Sin embargo, incluso detractores del desarrollo reconocen a este enfoque una propuesta

clave: la pretensión de que, de seguir el camino del desarrollo, se consiga la eliminación de

la pobreza (Esteva, 1996: 119). A pesar de eso, Esteva critica que el desarrollo ha puesto a la

economía en el centro de la política y la ética, al punto que, imponiéndose como lógica

totalitaria, la economía habría impuesto una bipolaridad de escasez y valor, y habría des-

valorado formas de expresión y organización social que están en los márgenes del mercado.

71

Dicha desvalorización de lo no-económico “produce una metamorfosis grotesca de las

destrezas en carencias, de los ámbitos de comunidad en recursos, de los hombres y mujeres

en mano de obra comercializable, de la tradición en carga, de la sabiduría en ignorancia, de

la autonomía en dependencia” (Ibid.: 67).

Lo delicado está en que, bajo la apariencia de ciencia incuestionable, la economía ha

sido posicionada como el eje mismo de un proyecto político, que es el capitalismo y que toma

dimensiones invasivas de las formas de organización sociales. No obstante, la gente en los

márgenes subsiste en resistencia creando en sus localidades. Sus pueblos y barrios se

constituyen en ámbitos de comunidad que les permiten vivir en sus propios términos. En su

opinión, la alternativa al desarrollo para las comunidades es “reconstruir creativamente sus

formas básicas de interacción social, a fin de liberarse de las cadenas económicas” (Esteva,

1996: 70).

Por su parte, Escobar (1996) señala que entre 1970 y 1980 se inició un giro al estudio

del desarrollo. Hasta entonces las críticas habían estado orientadas a buscar el

perfeccionamiento del desarrollo u otro desarrollo, identificando aspectos que estaban siendo

ignorados o elementos propios de la implementación que funcionaban incorrectamente.

Inspirados por los trabajos de Foucalt y Habermas, el análisis del desarrollo como discurso,

indica, permitió tomar distancia de éste para ver, desde otro lente, su impacto en la creación

de la realidad.

Parte de esta nueva creación incluye la descripción de la población en pobreza en los

países subdesarrollados como personas carentes de riqueza y conocimiento, reducidos a

miseria, “…pasando por alto sus ricas tradiciones, sus valores y estilos de vida diferentes, así

como sus logros históricos” (Escobar, 1996: 222). Consecuentemente, estos países quedan

72

convertidos en materia prima para la planificación. No obstante, para Escobar, la

planificación persigue producir un tipo de realidad que no es la del campesino, por ejemplo,

“mientras las culturas y luchas campesinas se hacen invisibles” (Escobar, 1996; 226); y se

invisibilizan porque se parte de la premisa de que el problema a resolver es una vida

insatisfactoria que debe ser desarrollada mediante la intervención. Por eso Escobar concluye

que

Hay una aparente neutralidad en la identificación de la gente como problemas hasta que uno se da cuenta que esta definición del problema ha sido ya armada en Washington o en alguna capital del Tercer Mundo y, segundo que los problemas se presentan de tal manera que tiene que aceptarse algún tipo de Programa de Desarrollo como la solución legítima. (Escobar, 1996; 227)

En resumen, la ciencia con sus enfoques y herramientas para el desarrollo otorga

carácter absoluto, terminando de legitimar dicha visión del mundo, poniendo el conocimiento

al servicio de la legitimación del poder. Y esto es, en alguna medida, la consumación del

proyecto de la modernidad, toda vez que, en palabras de Escobar, la ciencia y la tecnología

“se habían convertido en abanderadas por excelencia de la civilización en el siglo XIX,

cuando las máquinas se constituyeron en el índice de civilización, en la medida de los

hombres… Este rasgo moderno se reactivó con el advenimiento de la era del desarrollo”

(2004; 79-80). El desarrollo constituyó, por tanto, el relanzamiento del imaginario que

históricamente puso a la industrialización y la ciencia como el gran hito en la construcción

de la civilización.

Parte de estas críticas aplican a la perfección a los discursos que podemos reconocer en

torno a la Subcuenca Santa Eulalia. De hecho, al presentar el índice de desarrollo humano o

los índices de pobreza de sus distritos en el tercer capítulo, me referiré a las carencias y

necesidades de la población. Asimismo, podemos definirla en términos de lo que no tiene:

por ejemplo, sus poblaciones no tienen los recursos de empresas como ENEL o SEDAPAL,

73

ni la capacidad para ejecutar sus grandes infraestructuras. Claro está, si los vemos en términos

absolutos, se trata de un número muy reducido frente a la población de Lima, que es casi la

tercera parte de la población nacional. La población de toda la provincia de Huarochirí no

llega a 80,000 habitantes. Casi parecería más conveniente, desde una lectura economicista,

que el Estado decida sobre ese territorio para asignarle el mayor valor de uso.

Sin embargo, cabe una lectura marcadamente distinta. Las comunidades, a través de

siglos de transformación política y social, han usado recursos no sólo económicos, sino

sociales y culturales para organizarse y satisfacer sus necesidades, por ejemplo, construyendo

y restaurando infraestructuras de riego y controlando diversos pisos ecológicos en sus

actividades productivas, en muchos casos de autoconsumo. Incluso, desde la ciencia

económica, se ha hecho esfuerzos en las últimas décadas, para reivindicar y reforzar la

contribución que prestan estas organizaciones, pequeñas en número, a las partes urbanas

densamente pobladas, a través de la conservación de los servicios ecosistémicos.

Aunque, con el tiempo, las comunidades no son ni parecen querer ser ajenas al

mercado. Al contrario, ven en este un mecanismo que puede ampliar su capacidad de

subsistencia y, por qué no, de crecimiento. Mantienen aspectos de sus tradiciones y prácticas,

como veremos en el siguiente capítulo, y están al mismo tiempo abiertas a las ventajas que

el mercado y el capitalismo les pueda ofrecer. La necesidad de subsistir y sus recursos propios

parecen inducirlas a escapar a cualquier bipolaridad de bueno y malo, de tradición o mercado,

así como de subdesarrollo o desarrollo, en la línea del discurso que Esteva y Escobar critican.

Otro autor que puede iluminar la discusión sobre las relaciones de las comunidades

rurales con su entorno es Boff. Él afirma que la ecología no atañe a objetos de conocimiento

sino a las relaciones entre éstos, constituyendo “un saber acerca de las relaciones,

74

interconexiones, interdependencias e intercambios de todo con todo, en todos los puntos y en

todos los momentos”31 (Boff, 1997: 22-23). Por eso, para el autor, la ecología no es un saber,

sino más bien un saber de saberes que busca comprender holísticamente. Pero no hay que

entenderla mal. No se trata de una suma de conocimientos o perspectivas que consistiría en

una cantidad, sino más bien en captar “…la totalidad orgánica y abierta de la realidad y del

saber acerca de esa totalidad”32 (Ibid: 24).

Para Boff, la ecología pone en evidencia la crisis del paradigma de la modernidad, la

cual, por medio de sus padres -como Descartes, Bacon y Newton- sembró la idea de que la

relación de los seres humanos con la naturaleza es instrumental y que la naturaleza debe ser

entendida racionalmente, mediante leyes interpretables, además de subyugada y presionada

para entregar sus secretos. Paradójicamente, la utopía de la modernidad de mejorar la

condición humana por la dominación de la naturaleza resultó degradando a esta última, así

como la calidad de vida de las personas.

Boff (1997) añade que la lógica de la acumulación está llevando al quiebre de los

ecosistemas y la depredación de los recursos naturales, dañando a las futuras generaciones.

Además, la ciencia y la revolución tecnológica dejan al margen hasta a los trabajadores antes

explotados. Y en esto, el socialismo y el capitalismo coinciden, pues ambos -frutos del

paradigma de la modernidad- deterioran la riqueza real, que son la tierra con sus recursos y

el trabajo humano. Al sustituir a las personas por la ciencia y la tecnología, se pierde de vista

que ellas no sólo quieren la satisfacción de necesidades fundamentales, sino que son capaces

y quieren ser sujetos de su historia de forma participativa y creativa.

31 Del inglés: “Ecology is accordingly a knowledge of the relations, interconnections, interdependencies, and exchanges of all with all, at all points, and at all moments” (traducción del autor). 32 Del inglés: “…the grasp of the organic and open whole” (traducción del autor).

75

Sin embargo, Boff no propone renunciar a la modernidad y construir algo nuevo sino

postula una mutación del paradigma que ha de seguir un movimiento dialéctico, “o, lo que

es lo mismo, ha de asumir todo cuanto hay de asimilable y benéfico en el paradigma de la

modernidad e insertarlo dentro de otro diferente más globalizante y benefactor”… ello no

sería nuevo pues “siempre ha existido en las culturas humanas, aun dentro del paradigma

hegemónico de la modernidad, otro tipo de relación con la naturaleza más benevolente e

integrador…”.33 (Ibid: 34)

Para el autor, la modernidad, y en particular la ciencia, habría roto otras formas de

relación de carácter más dialogal con la naturaleza, desechando el sentido común, la magia

y la alquimia como otras maneras de relación. La relación sujeto-objeto habría generado una

perspectiva dual del mundo: naturaleza-cultura; materia-espíritu; masculino-femenino; Dios-

mundo; así como la atomización de los saberes científicos. Por eso Boff habla de una

comunidad cósmica, donde se recupera a la Tierra como Pachamama: Madre; y se transforma

la relación con ella de una de dominación, a otra de cuidado y gratitud.

La razón instrumental no es la única forma de uso de nuestra capacidad intelectiva. Existe también la razón simbólica y la del corazón y el uso de todos nuestros sentidos corporales y espirituales… La razón no es ni el primero ni el último momento de la existencia. Nosotros somos también afectividad (pathos), deseo (eros), pasión, enternecimiento, comunicación y atención a la voz de la naturaleza que habla en nosotros (daimon) (Ibid.: 40).

No obstante, aunque Boff es crítico respecto de la absolutización de la ciencia,

reconoce su valor, rechazando al mismo tiempo su reduccionismo y la simplificación de sus

objetos de estudio pues, como muestra la ecología, hace falta entender a los seres, organismos

y fenómenos en sus inter-retro-relaciones que son, de hecho, los que los constituyen.

33 Traducción del inglés del autor.

76

El pensamiento de Boff evoca aspectos importantes de las dinámicas en Santa Eulalia.

Las comunidades, o parte de ellas, guardan tradiciones sociales y culturales en su relación a

la naturaleza que desde la modernidad algunos pueden considerar contrarias a la razón,

opuestas al mercado. Sin embargo, al mismo tiempo sostienen la identidad y la organización

social. Desde la lógica de los locales -o algunos de ellos- no son tradiciones que están contra

la razón o la ciencia sino más allá de ella. Abordar estas diferencias puede pasar no por optar

entre ambas, sino por escapar de la dualidad y recuperar una dialéctica que pueda re-ligar a

las personas con la naturaleza y entre ellas. Y me refiero a las personas de los diferentes

grupos.

Esteva y Escobar abogan por respetar la autonomía local de la comunidad. Sin

embargo, en Santa Eulalia, sin perder su identidad fundiéndose con la modernidad, las

iniciativas y organizaciones locales canalizan sus demandas al Estado y aspiran a mayor

integración al mercado, no a un mayor aislamiento. Sin embargo, no aspiran a ser absorbidos

por los modelos de las empresas o los planes desarrollistas del Estado. Tienen propuestas

propias, a pesar de que, en alguna medida, terminen adaptándose a la oferta que llega desde

fuera o de sus autoridades locales.

2. 3. Entre las Paces y los caminos para ser develada

El concepto de paz merece tanta reflexión, si no mayor que el de desarrollo. Aunque

uno suele asumir que la paz es un concepto unívoco y que todos tienen en mente una misma

idea cuando la mencionan, de hecho, no ocurre así.

77

Desde los inicios de los estudios de paz, Galtung señalaba que había distintas

dimensiones de la paz (Galtung, 1998). Aunque, curiosamente, la describe por oposición a la

violencia, señalando que ésta puede ser de 3 tipos: directa, estructural y cultural. Esto fue, en

su momento, una importante contribución, pues amplió la mirada respecto de cierta

concepción tradicional sobre la paz que la define como la ausencia de violencia visible,

pasando por alto aspectos más profundos sobre las relaciones sociales que subyacen a ese

estado.

Figura 1: Triángulo de la violencia

Fuente: Galtung (1998)

Este autor distingue entre diversos tipos de violencia, precisando que la violencia

directa es visible en forma de conductas, pero éstas tienen raíces en una cultura de violencia

y en estructuras violentas. Para Galtung,

La violencia cultural es la suma total de todos los mitos, de gloria y trauma y demás, que sirven para justificar la violencia directa. La violencia estructural es la suma total de todos los choques incrustados en las estructuras sociales y mundiales, y cementados, solidificados, de tal forma que los resultados injustos, desiguales, son casi inmutables. (1998: 16)

No obstante, el autor sostiene que el ser humano tiene potencial tanto para la violencia

como para el amor, por lo cual, la violencia no debe considerarse parte de la naturaleza

humana. En ese sentido, la paz debe construirse, no sólo en la mente de las personas, sino

trabajando también en todas estas otras dimensiones.

78

De otro lado, el autor (1998) señala que la violencia (y la paz) pueden rastrearse en 6

espacios: naturaleza, ser humano, sociedad, mundo, tiempo y cultura. Específicamente en la

naturaleza -como en los otros espacios- se puede apreciar efectos visibles e invisibles de la

violencia. Los visibles incluyen el daño a la diversidad y a la simbiosis, así como el daño a

los recursos; y los invisibles se refieren a los culturales y estructurales, como el respeto del

hombre por sobre la naturaleza y estructuras diseñadas en consecuencia. El enfoque de

Galtung, en el caso de Santa Eulalia, puede ayudarnos a examinar las relaciones con la

naturaleza y entre los actores, más allá de la existencia de violencia física.

Como vengo sugiriendo, las relaciones de las empresas privadas y SEDAPAL con la

naturaleza es principalmente de tipo instrumental, transformando el medio -frecuentemente

mediante la construcción de infraestructura- para obtener agua como recurso para sus

procesos de producción. Además, como gran parte de esas obras han sido ejecutadas en una

época en que no se exigían estudios de impacto socio ambientales, no hay registro claro de

cómo se ha transformado el medio. Aunque es evidente que el río ha aumentado su volumen

de agua producto de los trasvases y la regulación, no consta si esto ha favorecido a los actores

locales, pues los procesos de pérdida de cobertura vegetal y de abandono del campo han

avanzado en las últimas décadas en la cuenca, sin incentivos en contra de dicha tendencia.

Apenas recientemente, se ha iniciado la implementación de un marco de retribución

por los servicios ecosistémicos, que permite que SEDAPAL invierta en proyectos, por

ejemplo, de recuperación de amunas o conservación de pastos en tierras de comunidades,

bajo la lógica de que éstas a su vez contribuyen mediante servicios de conservación de las

79

fuentes de agua que se encuentran en sus tierras.34 Aunque la justificación de este

acercamiento a la naturaleza no deja ser económica -al justificarse en la costo-eficiencia de

trabajar en la calidad, cantidad y oportunidad del agua como insumo del servicio de agua y

saneamiento- es, no obstante una, oportunidad para internalizar en la gestión de la empresa

y en las relaciones con las comunidades la valoración de la naturaleza.

Por su parte, Muñoz sostiene la idea de una paz imperfecta, como el máximo de paz

posible que se alcanza en las situaciones en que los conflictos se regulan pacíficamente,

asumiendo las limitaciones inherentes a las condiciones sociales y personales de partida. En

palabras de Muñoz, “La imperfección nos acerca a lo más humano de nosotros mismos, ya

que en nosotros conviven emociones y cultura, deseos y voluntades, egoísmo y filantropía,

aspectos positivos y negativos, aciertos y errores, etc.” (2004: 998). Además, el concepto nos

permitiría expresar lo dinámico e inacabado del proceso social, en contraste con la idea de

paz como algo estático, perfecto e infalible.

Para Muñoz, en parte, el problema es que el concepto de paz se ha producido

históricamente en contraposición al de violencia y el de guerra. De hecho, señala, nuestras

raíces culturales mismas se basan en una concepción negativa del ser humano, como se

desprende por ejemplo de la idea de pecado original, fundante en la religión cristiana. Todo

eso condiciona cierta tendencia a afirmar sistemáticamente desde la negación, desde modelos

ontológicos negativos. Lejos de ser algo estrictamente teórico, dicha comprensión tiene

34 Desde el 2013, mediante la Ley N° 30045 se estableció que puede incorporarse en la tarifa de las empresas de agua -como SEDAPAL- un monto para la conservación de los servicios ecosistémicos, es decir de las fuentes que proveen el agua para el servicio. Dicho marco se ha ido perfeccionando gradualmente.

80

consecuencias prácticas pues condiciona nuestras estrategias de investigación y de

intervención en la construcción de la paz.

Además, para Muñoz, ello nos hace ciegos al potencial enorme para la construcción de

la paz que, incluso en escenarios de conflicto abierto, suele estar ampliamente presente en la

experiencia de las personas. Por eso, la paz imperfecta, que admite la existencia de conflictos,

no aboga por su desaparición, sino que impulsa a regularlos pacíficamente, como fuentes

de creatividad y de vida, permitiéndonos imaginar y crear nuevas situaciones deseables.

El autor reconoce el valor de enfoques como el de la complejidad, pues ofrece una

comprensión que permite actitudes positivas ante los conflictos. Desde dicha mirada, los

conflictos no son interpretados en forma dualista, sino como fenómenos de una realidad que

no puede ser resuelta, pues tiene un componente de incertidumbre. Para Muñoz -que sigue

en esto las reflexiones de Galtung sobre una epistemología taoísta de la paz- “esta perspectiva

[de la complejidad de la realidad] refuerza el camino de la construcción de una dialéctica

superadora del dualismo antagonista entre lo pacífico y lo violento, el bien y el mal, al aceptar

que existe un sinfín de situaciones intermedias sujetas a diversas dinámicas” (Muñoz, 2006:

412). Para Muñoz el dualismo entorpece la construcción de la paz, pues:

engrandece lo negativo y empequeñece lo positivo; no cree en la especie humana (sataniza las actitudes de los individuos); desmoviliza, bloquea, fragmenta la capacidad de acción de los individuos; rompe las líneas de negociación; hace aparecer a la realidad como una lucha entre el bien y el mal; refuerza el mecanicismo frente a los demonios; acentúa el dogmatismo frente al mal y la violencia; olvida la matriz social dialéctica y abierta; posee la verdad y basta, no hay diálogo; no estudia, no debate; hace que las ideas se estanquen; sólo retoma lo que interesa, conocimiento discriminado; ubica el sentimiento por encima de la razón o le da todo el poder a esta útima; (Ibid.: 412)

Este concepto de la paz imperfecta es propicio para hablar de la Subcuenca, pues ésta

no presenta conflictos abiertos o violencia visible en relación al agua. Sin embargo, existen

81

reclamos de parte de algunas comunidades por el acceso al agua, por los servicios

municipales (N. Rojas, EE01) y por el manejo de las empresas (F. Guzmán, EE03). Estas

necesidades se han canalizado en forma de algunas iniciativas y alianzas locales para

promover proyectos comunes en torno al agua, pero con escasos resultados a la fecha.

Lederach, por su parte, acuña el término transformación de conflictos, proponiendo un

enfoque que remarca el carácter complejo y multidimensional de los conflictos. Al mismo

tiempo señala que los conflictos son un elemento natural de la vida en sociedad, por lo que

si bien es preciso canalizar adecuadamente las manifestaciones negativas que pueden tener

(como la violencia) es necesario también sacar partido de la oportunidad que traen para el

cambio social constructivo. En contraste con la resolución de conflictos que se enfoca con

énfasis en la resolución del contenido de los conflictos y en los episodios más visibles de

éstos, la transformación mira los patrones relacionales entre los actores, con una perspectiva

temporal amplia. Al respecto, el autor precisa que

Un episodio es la expresión visible de un conflicto que surge dentro de la relación o sistema, usualmente dentro de un espacio determinado de tiempo. Genera atención y energía alrededor de un conjunto de problemas particulares que necesitan respuesta. El epicentro de1 conflicto es la red de patrones relacionales, que con frecuencia proporciona una historia de episodios vividos, de los cuales emergen nuevos episodios y problemas. Si el episodio libera energía conflictiva en la relación, el epicentro es donde se produce dicha energía. (Lederach, 2009: 36)

En ese sentido, aunque hace falta mirar los problemas y las soluciones, es preciso sobre

todo aprovechar la oportunidad que ofrece el episodio para trabajar con la mirada en las

relaciones que subyacen diseñando procesos de cambio con visión de futuro. Cabe

preguntarse entonces “¿Qué visión a largo plazo podemos esperar construir a partir de las

semillas y el potencial en la crisis actual?” (Ibid:36).

82

Del mismo modo, la Subcuenca Santa Eulalia nos invita a mirar más allá de los

episodios conflictivos e incluso de conflictos latentes y problemas episódicos y nos invita a

reflexionar sobre los patrones relacionales y el contexto donde ocurren -o, quizás, se eluden-

las relaciones entre los actores, incluso a niveles estructurales.

Por otro lado, en contraste con el concepto de masa crítica, que propone -bajo la

influencia de enfoques políticos, empresariales y militares- impulsar los cambios mediante

la movilización de grandes números de personas, Lederach propone lo que llama la levadura

crítica. Es decir, impulsar el cambio a través de las personas estratégicas que pueden generar

la transformación de la masa. Son aquellas que pueden tejer redes a través del espacio socio

político. De lo que se trata, dice Lederach, no es de la cantidad, sino de la calidad de los

espacios relacionales, intersecciones e interacciones que afectan a un proceso social.

Además, esta lógica, según el autor, abona al sostenimiento de los cambios en el tiempo

(2008: 157).

Por eso, más que poner la atención en los acuerdos fruto de negociaciones, importa

ocuparse en trabajar en las plataformas que permiten generar y sostener dichos acuerdos.

Como dice Lederach, “las soluciones son efímeras. La permanencia se halla en plataformas

adaptables, capaces de dar respuesta continua” (2008: 133).

83

Además, para analizar los conflictos

Lederach propone lo que llama la pirámide de la

construcción de la paz con 3 niveles en su interior

(2008; 1998). En el nivel de arriba están los

tomadores de decisión y líderes más visibles y

comprende el menor número de personas. En la

sección del medio están los grupos de personas

que se pueden mover entre las bases y el más alto

nivel (capacidad vertical) y que tienen además la

capacidad de moverse entre las distintas identidades

de grupo, o facciones sociales o políticas (capacidad horizontal). Finalmente, en el nivel de

la base está el mayor número de personas afectadas por el conflicto y que pertenecen a las

comunidades locales.

De este modo “el cambio constructivo… es el arte de tejer estratégica e

imaginativamente redes relacionales a través de espacios sociales en escenarios de conflicto

violento prolongado” (2008: 131).

Este esquema nos sugiere 3 niveles de análisis para la Subcuenca Santa Eulalia. El de

las bases, al nivel de la población de las comunidades, así como las organizaciones sociales

como Comités de usuarios de agua y asociaciones de productores. El nivel alto donde están

aquellos que tienen incidencia en decisiones que pueden afectar la distribución del agua o los

proyectos vinculados a ella en la Subcuenca. Podemos ver aquí a los líderes del sector

empresarial. No obstante, de la sociedad civil es difícil reconocer a líderes locales a este nivel

de decisión. Incluso la Mancomunidad de Municipalidades del Valle de Santa Eulalia o la

Figura 2: Pirámide de enfoques de la construcción de paz

Fuente: Lederach (2008)

84

ACCNH aún no han logrado incidencia importante a este nivel, de la información obtenida.

A nivel estatal, encontramos autoridades y programas nacionales, antes que locales o

regionales.

En teoría el CRHC CHIRILU o PACYD podrían acercar a los actores del nivel de

arriba, poniendo a los representantes de la población y/o grupos de interés en espacios

formales de diálogo con representantes empresariales y autoridades, pero como veremos en

el capítulo siguiente, esto no ha ocurrido en la práctica.

De otro lado, en el nivel del medio, encontramos realmente pocos actores que puedan

cumplir el rol de cruzar entre los grupos y acortar las distancias entre los actores, sobre todo

si nos preguntamos por quienes puedan tener esta suerte de doble pertenencia a las

identidades de grupo. Aunque, potencialmente, GWP o la Mancomunidad podrían acortar

estas distancias entre los actores, aún no han obtenido este tipo de resultados, a pesar de que

eventualmente los actores de las Subcuenca hayan participado de espacios o reuniones

comunes. Parecería que faltan incentivos para lograr poner en agenda común los temas que

pueden ser materia de reclamos por parte de la población.

El enfoque de transformación de conflictos propone potenciar los recursos humanos y

culturales construyendo desde las personas locales. A diferencia de otras propuestas en el

campo de la resolución de conflictos que concebían a los que intervienen como terceros

(mediadores) que traen la solución desde fuera para resolver el problema (Lederach, 1995),

el autor sostiene que la capacidad mediativa, más que a un rol, se refiere a una calidad

relacional de la red que apoya el cambio.

85

La transformación va más allá de la consecución de acuerdos que -en teoría-

remediarían los aspectos sustantivos de la disputa (los temas de fondo), buscando más bien

transformar a los actores involucrados y con ellas a las relaciones conflictivas, así como a las

estructuras que las condicionan. La transformación de los conflictos demanda trabajar con la

mirada en cuatro dimensiones: la personal, relacional, cultural y estructural.

En ese sentido, aunque GWP ha abordado una agenda de trabajo que influye en los

aspectos personales y relacionales, generando espacios de diálogo y de capacitación conjunta

de los actores, no he encontrado referencias a que se hayan abordado, en este u otros espacios,

las dimensiones cultural y estructural en la Subcuenca. Por ejemplo, temas como que ciertos

usos de agua puedan perturbar a otros usuarios cuenca abajo,35 los mecanismos de decisión

sobre la priorización de proyectos de agua36 o la participación de las poblaciones en la

definición de los planes de desarrollo local, se mantienen como aspectos ajenos a la

participación de actores locales, como las comunidades.

De otro lado, Dietrich aporta a este marco teórico su investigación sobre la paz,

concebida desde diversos marcos culturales e, incluso, visiones epistemológicas. Este autor

permite discutir el concepto de paz, planteando la existencia de 5 familias de paces,

enraizadas en la visión del mundo que tengan las personas. Las clasifica como energética,

moral, moderna, posmoderna y transracional (Dietrich, 2006). Profundizar en estas

diferencias puede iluminar desde dónde se construyen las visiones sobre la paz y hacer

posible un diálogo de saberes en un contexto como la Subcuenca Santa Eulalia.

35 Como las alusiones que mencioné de representantes de comunidades sobre el manejo de infraestructura de agua por parte de ENEL, que eventualmente impacta negativamente el riego. 36 Como la priorización de proyectos por parte de las Municipalidades.

86

La paz energética es relacionada por Dietrich (2006) a la experiencia arcaica de ser

nutridos por la Madre Naturaleza. El autor señala que en su ejercicio académico ha

encontrado ejemplos de la diversidad etimológica (y semántica) de la palabra paz en diversas

culturas. Por ejemplo, cuenta que en la lengua nativa de Burkina Faso la palabra paz significa

aire fresco. Y a continuación pregunta: “¿Puede haber mejor manera de experimentar la paz

que respirando aire fresco? ¿No es respirar en sí mismo el acto más fundamental e

indispensable de todos los seres vivos para sí mismos y, además, en relación necesaria uno

con el otro…?”37 (2012: 3).

Por eso la paz energética alude a la experiencia de los que interpretan al mundo, a Dios

y a la paz directamente desde su experiencia cotidiana de lo divino, en las relaciones con las

personas, la naturaleza y, en suma, en el medio compartido con los

otros. En esta cosmovisión no hay una visión dual del mundo, sino

que los extremos son integrados como facetas de la experiencia de

la realidad. Por ello para Dietrich (2012) el símbolo del yin y el

yang es una representación ideal de la paz energética.

A diferencia de la familia energética, en la familia moral la paz ya no es una experiencia

de lo que Dios es, sino algo que Dios da. Explicando estos cambios históricamente, Dietrich

(2012) recuerda que la complejización de las sociedades conllevó el desarrollo de estructuras

sociales y políticas y la especialización de funciones, produciéndose además una transición

37 Del inglés: “Can there be a better way to experience peace tan breathing fresh air? Is breathing in itself not the most fundamental and indispensable act of all beings, for themselves and yet in necessary relation to each other…?” (traducción del autor).

Figura 3: Símbolo Yin-Yang

Fuente: Dietrich, 2012

87

de lo mágico a lo mítico. Además, añade que surgieron contrapartes masculinas a las

divinidades originalmente asociadas a lo femenino y la fertilidad.

Asimismo, el autor explica el concepto de paz negativa remontándose a la cultura

griega antigua (2012: 28).38 Señala que los griegos entendieron la paz, primero, como poco

menos que una pausa entre la virtud moral ejercida en las guerras; más adelante como un

valor necesario para la vida en sociedad, resultado, sin embargo, de la conquista mediante el

esfuerzo y la. Finalmente, Platón introduce un concepto que sentaría, luego, las bases de un

giro en la cultura europea y que está asociada al de paz: la verdad.

Por eso, para Dietrich “en el Mediterráneo, el surgimiento de la verdad crea una

comprensión del mundo completamente nueva y bastante agresiva, en que la justicia, basada

en la premisa de la existencia de una última verdad y la posibilidad de su interpretación a

través de expertos, reina sobre el perdón energético” (2012: 28).39 De ahí en más, poseer la

verdad conllevará el rechazo de lo distinto, como falso: una verdad, una justicia, una paz.

Así, una nueva familia de paz echó sus raíces en el advenimiento de una nueva fase de la

historia humana: la modernidad. No obstante, esta no se desliga del todo de las bases de la

paz moral, aunque en la paz moderna es la razón, en lugar de Dios, la que devela la única

verdad, como camino a una justicia y a la paz. Expresiones de la modernidad como los

derechos humanos, el progreso y el desarrollo tienen como base esta idea de un código moral

que tiene pretensión de validez universal.

38 Del inglés “Eirene is the mythological daughter of Zeus and Themis, that is, peace is from now on considered a derivation of power and order” (traducción del autor). 39 Del inglés original: “…in the Mediterranean the emergence of truth creates a complete new and rather aggressive understanding of the world, in which justice, based on the supposition of the existence a final truth and the possibility of its interpretation through experts, reigns over energetic forgiveness” (traducción del autor).

88

Dietrich señala que la fundación de la modernidad se dio como un proyecto social

basado en la física de Newton, el reduccionismo cartesiano y el Estado-Nación de Thomas

Hobbes. Bajo el influjo de estos pensadores, se pensaba que el progreso y el conocimiento

eran acumulativos y accesibles en cuestión de tiempo. Bajo el auspicio de la ciencia, el Estado

lograría la paz y el bienestar de todos.

Dietrich (2012: 154) explica que Descartes, en su teoría sobre el conocimiento,

establece la duda sistemática como método para la búsqueda de la verdad. Dicha búsqueda

concluye erigiendo el pensamiento científico como base última del conocimiento de la

verdad, en reemplazo de Dios. Asimismo, el pensamiento de Descartes postula la separación

entre la materia y el espíritu, indicando que el mundo material puede ser entendido por las

leyes mecánicas, como una máquina. Más aún, la naturaleza misma, como una máquina,

puede y debe ser explotada.

Por otra parte, en cuanto al pensamiento político, Dietrich (2012) explica que las

escuelas realista e idealista son herederas, respectivamente, de la antropología pesimista

inspirada en Hobbes y la optimista, que sigue a Locke. Hobbes ve a las personas como

fundamentalmente malas, una amenaza para otros que deben ser, por ende, controladas por

el monopolio de la violencia que puede ejercer solo el soberano; la paz es por tanto la

ausencia de violencia. Locke, en contraste, describe la paz como la existencia natural de seres

dotados de razón. Para este autor, señala Dietrich, la soberanía está en manos de todos

mediante la ley natural. En ambos casos, el uso de la razón posibilita al ser humano la

consecución de la paz. Por su parte, Kant sella el ideal contractualista de la paz, de gran

influencia en las paces modernas, construyendo sobre la idea de una razón universalmente

válida que permite construir la coexistencia pacífica.

89

Por otra parte, Dietrich (2012) explica la post modernidad por la desilusión de las

nuevas generaciones de los siglos XIX y XX, ante las grandes verdades de la generación

previa, que en parte sirvieron de justificación para las grandes guerras. La pérdida de certezas,

sin embargo, no generó nuevas verdades, sino la aceptación de que sostener una única gran

verdad se había mostrado inviable. Paradójicamente, en la posmodernidad la crítica a la razón

moderna no podía hacerse sino mediante la misma argumentación racional que había

fracasado.

De hecho, los estudios de paz en el siglo XX han integrado la incertidumbre respecto

de una verdad, expresada en las diferencias o la coexistencia de diversas verdades, como

elemento fundamental para la paz. Siguiendo a Nietzsche, Dietrich recordando la mitología

griega reflexiona sobre las paces moral y moderna, así como los estados-nación creados por

ésta última, e indica que las estructuras de verdad, orden y autoridad que crearon rechazaron

y reprimieron un aspecto de la experiencia humana y social, lo que llama la energía

dionisíaca. De este modo, generaron lo contrario de lo que aspiraban a hacer, incitando la

violencia.

Friedrich Nietzsche… se refiere a Dionisio como el Dios de la energía y Apolo el Dios de la forma. El demuestra que los griegos honraron ambos dioses igualmente. Pero con el cristianismo, el ethos de Apolo fue identificado con la manera de Cristo, y Dionisio fue relegado a la oscuridad. Apolo y Dionisio al inicio eran como forma y energía, pero luego fueron como Cristo y Satán, el bien y el mal. La ruptura entre estas dos realidad ha creado un cisma psíquico, que ha determinado la naturaleza de la civilización occidental.40 (2006: 37)

40 Traducción del autor del inglés: “Friedrich Nietzsche… refers to Dionysus as the God of energy, and Apollo as the God of form. He demonstrates that the Greeks honored both Gods in kind. But with the occurrence of Christianity, the ethos of Apollo was identified with the way of Christ, and Dionysus was relegated to the dark. Apollo and Dionysus at the beginning are like form and energy, but later they are like Christ and Satan, like good and evil. The split between these two realities has created a psychic schism, which has determined the nature of Western civilization”.

90

Dietrich (2006) explica que en la tradición cristina dicho componente energético fue

asociado al mal y el apolíneo -racional- a Cristo, afirmando entre ellos una dualidad como la

del bien y el mal. Bajo este enfoque el orden basado en la razón prevaleció como fundamento

de la justicia y la paz. El autor sigue la pista de diversos autores -Nietzsche, Jung y Wilber,

entre otros- que, en el contexto de la posmodernidad y, con frecuencia, influenciados por

culturas orientales, recuperan en sus trabajos la importancia de este componente energético

“perdido”.

A manera de ejemplo, señala que los estudios de psicología transpersonal han mostrado

que, sin un sentido trascendente (de algo más allá del individuo) y transpersonal (en

interrelación con otros), “los seres humanos se tornan enfermos, violentos, nihilistas,

desesperados y anómicos. Necesitan algo más grande que ellos mismos para sentir reverencia

en forma natural y empírica, más allá de los limites establecidos por Iglesias e instituciones”

(2006:39).41

La paz transracional, entonces, no pretende acabar con la racionalidad, sino bajarla del

pedestal divino que ha ocupado. La mirada trasracional permite reconciliar e integrar la

razón, con los elementos energéticos presentes en otras visiones y experiencias de la paz. Es

una propuesta no-dual, pues pretende superar (ir más allá de) las visiones sobre una verdad

que dividen al mundo en: bueno-malo; verdad-falsedad; espiritual-material.

Por eso, la mirada de Dietrich sobre las muchas paces, decía, puede echar una luz

particular sobre las dinámicas de las relaciones en la Subcuenca Santa Eulalia, considerando

41 Del ingles: “…deprived of transcendence and trans-personality human beings get sick, violent, nihilistic, desperate and anomic. They need something bigger than themselves to feel reverence and engage in a natural and empirical manner beyond the limits of the established churches and institutions.” (traducción del autor).

91

que los actores presentes tienen distintas miradas sobre el mundo, el desarrollo y,

presumiblemente, sobre la paz. En prácticas tradicionales de las poblaciones locales

encontramos aún elementos de una concepción energética sobre la vida y la paz. Por su parte,

las empresas y el Estado mismo, a pesar de actuar en un marco legal que declara reconocer

las prácticas ancestrales de las comunidades, tiene sus raíces en una visión moderna del

mundo, donde los derechos de uso de agua son el criterio de legitimidad para su uso como

recurso e insumo en procesos productivos, prescindiendo de otras valoraciones culturales

sobre ella -como las exigencias de ciertas formas de organización social- o, incluso, de su

valor ecosistémico.

Desde el enfoque de trasformación de conflictos y la filosofía de la paz transracional,

más que señalar cómo resolver la conflictividad de un lugar como Santa Eulalia, de lo que se

trata es de cómo generar un espacio seguro donde los actores puedan tomar acción en torno

a sus diferencias, sus relaciones y las estructuras que subyacen a ellas, bajo los 3 principios

del enfoque de elicitación de transformación de conflictos: correspondencia, homeostasis y

resonancia (Dietrich, 2014).

Dietrich (Ibid.) explica que el principio de resonancia invita a quien interviene en el

conflicto (denominado el trabajador de paz) a percibir la energía de éste no sólo en el episodio

observable, sino en las capas profundas, en el epicentro donde se interrumpió dicha energía.

La correspondencia significa que lo que pasa al exterior, entre individuos, tiene su

equivalencia e impacto al interior de las personas, y viceversa. Ello implica que las dinámicas

interpersonales hablan de los procesos internos, energías y bloqueos internos de las partes,

por lo cual es propicio iniciar un trabajo bien en los aspectos personales, así como en los

relacionales. Finalmente, la homeostasis alude a la propiedad de un sistema de regular su

92

ambiente para mantener una estabilidad dinámica, por lo cual hace falta recordar que los

conflictos señalan, preicsamente, la perturbación de la homeostasis en el sistema.

Como señala Dietrich, la filosofía de la paz transracional toma distancia del enfoque

mecanicista -quizás más próximo a otros enfoques clásicos de resolución de conflictos- hacia

un pensamiento sistémico de transformación. La pregunta es en qué dirección debe darse el

siguiente paso para mantener o recuperar el balance del sistema (Echavarría, 2014: 59).

Dietrich (2014: 53) explica el carácter elicitivo como sigue:

Elicitivo sugiere en este contexto que la energía relacional de las partes en conflicto provee el método y la dirección de la transformación. La transformación elicitiva de conflictos, de este modo, sonsaca, resalta y cataliza el conocimiento que tiene la comunidad en relación a la transformación de conflictos entre individuos, grupos y comunidades, mientras que los enfoques prescriptivos prefieren modelos prefabricados de intervención.42

Por eso, el autor (2014: 53) afirma que la transformación elicitiva de conflictos es un

método, un arte y una ciencia. Bajo este enfoque, el trabajador de paz se esfuerza en proveer

un marco para la transformación del sistema guiado por los principios y la realidad de las

partes en el sistema específico, sin imponer sus propios conceptos o visiones a éstas.

2. 4. La gestión del agua y la gobernanza: ¿panacea o placebo?

El manejo del agua parece ser tan antiguo como las primeras organizaciones sociales;

al menos, desde que las personas cambian su forma de vida de cazadores-recolectores a

42 Del inglés: “Elicitive suggests in this context that the relational energy of the conflicting parties provides the method and the direction of transformation. Elicitive conflict transformation thus draws out, highlights, and catalyzes existing or communally held knowledge related to transforming conflicts between individuals, groups, and communities, while prescriptive approaches prefer prefabricated models.” (traducción del autor).

93

establecerse en asentamientos y realizar actividades agrícolas. Aprender a cultivar demandó,

igualmente, aprender sobre cómo manejar el agua.

Desde entonces, diversas civilizaciones fueron desarrollando grandes o pequeñas

tecnologías para satisfacer sus necesidades. Asimismo, con el tiempo, desarrollaron normas

(legales y sociales) para su uso. Y no es que unas soluciones tecnológicas hayan sido,

intrínsecamente, superiores a otras, sino que éstas fueron desarrolladas en concordancia con

los retos particulares y las necesidades de cada cultura y contexto específicos, incluyendo las

características sociales (como los procesos de urbanización) y las ambientales (como los

cambios estacionales).

Earls (2009), refiriéndose a la adaptación al cambio climático -aunque resulta

generalizable a las adaptaciones en la gestión del agua por factores ambientales- usa el

término sociotecnología, siguiendo a Plaffenberger, para resaltar que cualquier tecnología

está imbricada en una red de interacciones sociales coordinadas dentro de un contexto

específico. Por ende, la adaptación está en los ajustes en los sistemas ecológico-sociales-

económicos en respuesta a perturbaciones climáticas actuales o esperadas, o sus efectos. En

otras palabras, son modificaciones en las coordinaciones entre personas y unidades sociales

a distintas escalas. Hablar de sistemas hídricos o sistemas de gestión de agua es pues hablar

de, al menos, dos aspectos: la organización social (con roles y reglas), y algún tipo de

infraestructura de mayor o menor envergadura.

Las grandes obras de ingeniería hidráulica desarrolladas por civilizaciones antiguas en

lugares como la China, Mesopotamia, Roma y el Tahuantinsuyu, mismas que hasta hoy son

motivo de admiración, son valiosas precisamente, no sólo por el amplio conocimiento técnico

que demandaron, sino aún más por la organización que requirieron para su implementación

94

y mantenimiento a través del tiempo. Paradójicamente -como señala el informe de las

Naciones Unidas sobre el estado mundial del agua (WWAP, 2018)- la historia antigua de

grandes civilizaciones fluviales, en el Tigris-Éufrates, el Nilo, el Indo-Ganges y el río

Amarillo, muestra que el inicio de su colapso fue “debido a cambios hidrológicos y

reducciones en la precipitación de hasta un 30% en un tramo del planeta que se extiende

desde Europa hasta el río Indo” (WWAP, 2018: 26), lo cual implica precisamente que las

sociedades no pudieron realizar los ajustes necesarios en respuesta.

Sin embargo, los conocimientos de civilizaciones antiguas no se limitaron a las grandes

infraestructuras, sino que con frecuencia mostraron también gran capacidad en el manejo del

agua en armonía con el ecosistema a través de formas menos ostentosas, aunque no menos

eficientes y, de hecho, vigentes hasta hoy. El mismo informe citado reconoce, al respecto,

que el conocimiento ancestral e indígena adopta enfoques más ecológicos. En ese sentido,

precisa que el conocimiento “de la comunidad local sobre el funcionamiento de los

ecosistemas y la interacción naturaleza–sociedad puede ser un activo importante” (WWAP,

2018: 7). En el Perú, es el caso de las formas tradicionales de siembra y cosecha de agua que

vienen siendo revaloradas para mejorar la disponibilidad de agua, con técnicas como las

amunas, las zanjas de infiltración, el uso adecuado de pastos con áreas de rotación, los

andenes, entre otros. De hecho, algunas de ellas aún existen en algunas zonas de la Subcuenca

Santa Eulalia.

Por otra parte, históricamente la industrialización acelerada y los procesos de

formación de grandes urbes y mega ciudades requirieron cambios en las formas de obtener y

aprovechar el agua. Las formas de resolver nuevas demandas fueron con frecuencia la

construcción de grandes infraestructuras para derivar agua entre cuencas mediante trasvases,

captar, almacenar, transportar, tratar, distribuir y disponer el agua para grandes

95

concentraciones de la población. Sin embargo, eso no ha garantizado la equidad en el acceso

al agua, ni tampoco la eficiencia.

El paradigma de la gestión del agua por cuenca no es nuevo. Al respecto, GWP &

INBO (2009:15) recuerdan que:

España ha tenido nueve Confederaciones Hidrográficas durante más de 75 años y, desde 1964, Francia ha contado con seis Comités de Cuenca (Comités de Bassin) y Agencias del Agua (Agences de l'Eau). En Alemania, la Asociación del Río Ruhr (Ruhrverband), uno de los 11 organismos de cuencas hidrográficas de Rin del Norte-Westfalia, se creó allá por 1899 como una alianza voluntaria de obras hidráulicas y productores de energía hidroeléctrica. Las comisiones internacionales se crearon hace muchos años en Europa, por ejemplo para los ríos Rin, Mosa, Scheldt, Mosela y Sarre, y para el Lago Ginebra. En los Estados Unidos, la Autoridad del Valle de Tennessee se creó en 1933. En Australia, el Acuerdo de la cuenca Murray–Darling ordenó a la Comisión de la cuenca Murray–Darling hacerse cargo de la coordinación, planificación y gestión sostenibles de la tierra, el agua y el medio ambiente. En 1909, el Tratado de Aguas Fronterizas entre los gobiernos de Estados Unidos y Canadá establecieron una Comisión Mixta Internacional para las aguas compartidas. En el Sudeste Asiático, el Acuerdo de Cooperación para el Desarrollo Sostenible de la Cuenca del Río Mekong se firmó en 1995 y produjo el establecimiento de la Comisión del Río Mekong.

Sin embargo, la creciente consciencia de la complejidad de una adecuada gestión del

agua ha llevado a replantear gradualmente la forma de gestionarla, pasando de una gestión

hidráulica (con el acento en la oferta y en la infraestructura física necesaria para asegurarla)

hacia una gestión hídrica, que vio su más reciente concreción en la política global en la

GIRH, que incluye el enfoque de cuenca; la gestión de la demanda; el valor ambiental, social

y económico del agua; la mirada ecosistémica; la coordinación multisectorial, entre otros

elementos.

Los principios sobre los cuales se construyó conceptualmente la GIRH datan de1992,

de la Conferencia Internacional sobre el Agua y Medio Ambiente, celebrada en Dublín. Son

4 principios rectores y siguen plenamente vigentes en el contexto global:

96

Principio 1 El agua dulce es un recurso finito y vulnerable, esencial para sostener la vida, el desarrollo y el medio ambiente

Principio 2 El aprovechamiento y la gestión del agua debe inspirarse en un planteamiento basado en la participación de los usuarios, los planificadores y los responsables de las decisiones a todos los niveles

Principio 3 La mujer desempeña un papel fundamental en el abastecimiento, la gestión y la protección del agua

Principio 4 El agua tiene un valor económico en todos sus diversos usos en competencia a los que se destina y debería reconocérsele como un bien económico

De otro lado, cabe señalar que en las últimas décadas en la literatura sobre agua -en

particular en la que producen los organismos internacionales- se ha generalizado el empleo

de los términos gobernanza del agua, gobernabilidad y GIRH, sin esforzarse en precisar las

diferencias entre estos términos. Son utilizadas, si no como sinónimos, al menos bajo cierto

sentido común de que hay entre ellas una estrecha correlación.

Como indiqué antes, el concepto de GIRH más extendido es el acuñado por GWP,

entendido como “un proceso que promueve la gestión y desarrollo coordinado del agua, la

tierra y los recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar social y económico

resultante, pero de manera equitativa, y sin comprometer la sostenibilidad de los

ecosistemas” (GWP, 2000: 22).

No obstante, la misma GWP aclara que la GIRH no puede ser una receta, sino aspira a

proveer una dirección y unos principios en pro de la sostenibilidad de la gestión del agua. Lo

que postula este enfoque es que, partiendo de los objetivos de desarrollo establecidos, la

implementación de la GIRH por cuencas promueva la coordinación multisectorial, la

coordinación entre las autoridades nacionales y locales, y la participación de los usuarios y

los diversos grupos de interés. Para ello, es necesario contar con un plan con un horizonte de

97

tiempo determinado que hace el plan monitoreable. Sin embargo, se trata de un proceso

iterativo, que se va ajustando en relación a los objetivos de desarrollo (GWP, 2000).

Dourojeanni & Jouravlev (2001) señalan que la calificación de integrada supone

comprehender al menos 04 dimensiones en la gestión del agua:

Tabla 2: Dimensiones en la gestión del agua

Los diferentes componentes del agua y de las fases del ciclo

hidrológico (ej. el agua atmosférica, subterránea y

superficial);

La gestión del agua y la gestión de la tierra y otros recursos naturales

y ecosistemas relacionados;

Los intereses de los diversos usos y usuarios del agua, para reducir

los conflictos entre los que compiten por un recurso escaso; y

La gestión del agua en el

desarrollo económico, social y ambiental.

Fuente: Dourojeanni & Jouravlev, 2001, elaboración propia

De otro lado, los autores remarcan la importancia de la planificación como una

herramienta para conciliar la cambiante interacción entre el ecosistema y el sistema social,

para lo cual se debe aplicar una mirada prospectiva que, desde el diagnóstico de la cuenca

Figura 4: Ciclo de gestión e implementación GIRH

Fuente: GWP & INBO, 2009

98

actual, lleve a establecer las acciones necesarias a fin de lograr la cuenca deseada. Sin

embargo, critican que cuando se quiere implementar la gestión integrada por cuencas

“normalmente parece asumirse que no existe ninguna cultura, ni política, ni conciencia en

materia de gestión del agua, en el momento de formular la propuesta, y que solo se necesita

crear una política, una cultura y una conciencia para salir adelante…” (Dourojeanni &

Jouravlev, 2001: 8), ignorando que

uno de los problemas que se aprecian es que gran parte de los llamados procesos de “culturización” y de “concientización” por el agua se vinculan a enfoques prestablecidos en otros lugares y bajo condiciones diferentes o enfoques parciales, Así por ejemplo, se pretende “culturizar económicamente” a una población para que tome decisiones en función exclusiva de precios de mercado, para que responda a “instrumentos económicos” o análisis beneficio-costo.

Los autores enfatizan, en concordancia, que la gestión del agua requiere tanto de lo que

denominan ciencias blandas (sociales) como de las ciencias duras (matemáticas, bio-físicas).

De donde se deduce que, como hace falta comprender los contextos locales y las culturas, es

vital incorporar otros criterios como la acción colectiva en la gestión, pues “reducir la

racionalidad humana a una racionalidad económica no es precisamente un proceso de

culturización muy adecuado para relacionarse con el mundo” (Ibid.: 8). Por ello, siguiendo a

Röling afirman que (Ibid.: 8)

las soluciones instrumentales–económicas que han llevado al ser humano a enfrentarse con el medio ambiente y depredarlo no van a ser ciertamente las únicas soluciones que pueden permitir superar el dilema. De hecho […] son estas soluciones las que crearon los problemas. La tecnología y la economía pueden ayudar a construir una sociedad sustentable solo si se aplican dentro de un marco de pensamiento y acción colectivo superior a la limitada racionalidad instrumental y económica.

Asimismo, critican otras contradicciones del marco teórico sobre el cual se sustenta la

gestión del agua. Como la presunción de que, si se desarrolla información adecuada, las

personas tomarán decisiones racionales. Por el contrario, señalan, la experiencia muestra,

por ejemplo, que “…muchos desastres causados por eventos naturales en realidad se deben

99

a que la población ignora las advertencias del peligro y riesgo de ubicarse en zonas de

inundación o no cree en las estadísticas hidrológicas” (Ibid.: 9).

Entonces, asumir que la información conduce a tomar buenas decisiones es relativo,

pues sólo será válido en un contexto donde, además de que la información tiene legitimidad

y aceptación, hay condiciones (sociales y políticas) para aplicar las recomendaciones y

normas de prevención. Este fallo en el marco teórico toma relevancia, por ejemplo, en lugares

donde todos conocen que la fuente de agua (digamos, un acuífero) viene siendo

sobreexplotada a riesgo de agotarse y, sin embargo, los usuarios no logran ponerse de acuerdo

en cómo modificar su comportamiento por otro menos irracional. Por este tipo de fallas en

el sistema, algunos autores (Merrey, 2008; Lankford, Merrey, Cour, & Hepworth, 2007)

sostienen que la GIRH es en sí inadecuada para responder a los retos de la gestión del agua

o al menos que requiere importantes variaciones en su implementación.

Por un lado, Merrey (2008) señala que, aunque la GIRH apenas se ha consolidado como

concepto global desde la década de 1990, la gestión por cuencas no puede ser considerada

como algo novedoso pues se ha implementado desde tiempos antiguos en muchos lugares

del mundo. Asimismo, critica la GIRH como vaga y confusa para usarse herramienta de

trabajo e, incluso, que a veces parece un recurso retórico. Sin embargo, el autor afirma que

aspectos del concepto como reconocer la multidimensionalidad del agua, así como las

interconectividades dentro de la cuenca es conveniente y, en ese sentido, resulta útil. Además,

el autor no promueve en absoluto regresar al enfoque previo de planificación y toma de

decisiones sectorial, pues reconoce que tenía un mayor sesgo top-down y excluía en general

valorar los impactos ambientales o la diversidad de intereses y usos.

100

No obstante, Merrey (2008) critica que la GIRH parece un concepto pensado para

problemas de segunda generación. Es decir, para aquellos países que denomina desarrollados

que ya tienen resuelta la necesidad de infraestructura, mas no para los países en desarrollo.

“¿Cómo, en cualquier caso, uno gestiona la demanda y recupera los costos si la

infraestructura para distribuir y medir no existe? ¿Cómo se implementa ‘quien contamina

paga’ y regulaciones de mercado en la ausencia de la infraestructura física e institucional?”

(2008: 901). No es casual, sugiere, que el discurso de GIRH haya sido desarrollado en el

contexto del Norte desarrollado, aunque su agenda sea empujada al Sur en desarrollo.

De otro lado, el autor (2008) considera que la GIRH no toma seriamente la dimensión

política de la gestión del agua, lo cual se nota al plantear la cuenca como unidad de gestión,

muchas veces sin sopesar los procesos sociales y económicos que no se llevan por los límites

hidrográficos, así como los planes e intereses de autoridades locales o regionales que se

mueven por sus límites político-administrativos.

En resumen, para al autor la GIRH es entendida por sus defensores como la forma de

alcanzar muchas metas de distinta naturaleza de forma simultánea, pero pensar que esto es

posible de armonizar a la vez -señala- es prometer el nirvana. Para Merrey (2008), esto

distrae la atención de poder hacer una agenda con los problemas críticos que enfrentan las

personas en la cuenca, lo cual con frecuencia lleva a la parálisis. Los gestores de la cuenca

se encuentran con una larga lista de cosas que hacer, de manera simultánea. Propone, en

contraste, hacer lo que denomina Gestión de Recursos Hídricos Oportuna (GRH Oportuna)43,

que consiste justamente en priorizar la acciones clave en la cuenca, sin perder de vista el

marco grande la los principios de la GIRH.

43 Traducido libre: El autor usa en inglés la denominación Expedient Water Resources Management.

101

Para Lankford, Merrey, Cour, & Hepworth (2007) la GRH Oportuna, en contraste con

la forma en que los proyectos de gobiernos y donantes han diseñado programas de GIRH

amplios y comprehensivos, la propuesta de los autores permite enfocarse, sin demora, en las

acciones prioritarias a partir de los problemas identificados en terreno, antes que en los

principios generales.

Esto resulta en el diseño de programas operativos y viables, sin requerir el

financiamiento considerable que demanda el marco comprehensivo que plantea comúnmente

el ideal GIRH. Para los autores, hay cierto consenso entre científicos respecto de que “en

amplias cuencas, las restricciones asociadas con la escala, información disponible, políticas,

Figura 5: Comparación: implementación GIRH vs GRH Operativo

Fuente: Lankford et al., 2007

102

conocimiento, logística, variabilidad e interfaces sistémicas, hace imposible procurar una

GIRH ideal, como la define GWP” (2007: 2).44

Los autores señalan que la GIRH, a pesar de sus limitaciones, conforma los principios

centrales de la Directiva Marco Europea del Agua, la cual es ampliamente aceptada como un

referente muy positivo, aunque está en su fase aun primera de implementación. Sin embargo,

el éxito en la implementación de dicha directiva se ha basado en adaptar gradualmente

sistemas de gestión en función a objetivos concretos. Además, dicho éxito debe ser visto en

su contexto: la legislación europea es muy exigente y cuenta con muchos recursos en temas

como inversión en infraestructura, reguladores y estándares de calidad del agua. Esto, es

claro, no es asequible para muchas naciones.

Por eso para Lankford et al. la GIRH puede tener una carga ideológica severa si el

adjetivo integrada obliga a tener un enfoque holístico y omni-comprehensivo que excluye

una aproximación de respuesta pronta a objetivos identificados y que pueden ser abordados,

incluso, desde una perspectiva mono-disciplinar. En se sentido, sostienen que es

precisamente el punto de inicio, del enfoque GRH Oportuna, la que determinará cuan

apropiados se vuelven las sucesivas aproximaciones a la gestión del agua en la cuenca.

Como indiqué, un concepto también en boga en relación a la gestión del agua, asociado

a la GIRH, es el de gobernanza. Aunque con frecuencia éste es utilizado como si fuera

inherentemente positivo, lo cierto es que per se la gobernanza no es una virtud sino más bien

un aspecto de la gestión del agua. Por ejemplo, Ruíz & Gentes señalan que “la GIRH

demanda nuevos modelos de gestión pública, como la gobernanza, entendida aquí como el

44 Del inglés: “This is largely understood amongst most informed scientists; in large river basins, the constraints associated with scale, data availability, policing, knowledge, logistics, variability and systemic interfaces invalidates the pursuit of a complete ‘integrated water resources management’ as defined by the Global Water Partnership.” (traducción del autor).

103

conjunto de procesos formales e informales en la toma de decisiones” (2008: 42). En ese

sentido, agregan:

Una buena gobernanza, entonces, no implica anular o subestimar las atribuciones del gobierno, sino propone más bien un cambio en el ejercicio de la administración pública tendiente a la coordinación y organización de un espacio deliberativo, basado en la confianza, la participación y el control social.

Hufty (2011), por su parte, precisa que como hecho social la gobernanza no es ni

normativa ni prescriptiva. Partiendo de ello, propone una metodología con 5 ejes: problemas,

normas sociales, actores, puntos nodales y procesos; y 6 criterios para el análisis: realista (no

normativo), interdisciplinario, reflexivo, comparativo, generalizable y operacional. Los

procesos, sostiene, son resultado de las interacciones de los actores en ciertos puntos nodales,

vistos en perspectiva histórica. Las situaciones del proceso permiten entender en qué

dirección evoluciona y los factores favorables o no al cambio.

En la identificación de actores, precisa Hufty (2011) se debe incluir a los formales e

informales, evaluando su influencia y poder relativo, sugiriendo considerar 4 variables: a) la

posición del individuo en un campo social, según 4 tipos de recursos45; b) la voluntad y

capacidad del actor para movilizar los recursos; c) la movilización efectiva de dichos recursos

durante el proceso; y d) interacción estratégica con otros actores. En base a dicha evaluación

la GAF clasifica los actores como estratégicos, relevantes y secundarios. Finalmente, el

análisis de las normas sociales debe considerar las legales, las derivadas de la costumbre y

las informales. Esto puede traer a la luz un pluralismo normativo (o jurídico) que, a su vez,

puede ser una fuente de conflicto, pues los actores pueden competir sobre la legitimidad para

poner reglas de decisión.

45 Siguiendo la teoría de campos sociales de Bordieu, los recursos son clasificados como capital simbólico: según goce de prestigio; capital económico: según cuente con ingresos y/o propiedades; capital social: Según cuente con una red social que puede movilizar en torno a él/ella; y capital cultural: el conocimiento.

104

Hay un esfuerzo, a nivel internacional de establecer criterios sobre cómo tener una

buena gobernanza. La OCDE, acoge la definición de gobernanza de GWP como “la gama de

los sistemas político, social, económico y administrativo que están dispuestos para

desarrollar y gestionar los recursos hídricos y los servicios de agua a diferentes niveles de la

sociedad” (OECD, 2011: 29). Además, remarca que mejorar la gobernanza del agua es un

tema clave en la agenda política a nivel mundial. Sin embargo, precisa que no se puede

establecer un nivel óptimo de gobernanza en tanto que ésta tiene raíces en la herencia de la

nación de que se trata, su historia y sus valores, así como la historia de sus instituciones.

El concepto de gobernanza del agua mutinivel de OCDE (OECD, 2011) plantea que

ésta se produce en sentido horizontal y vertical. En el eje vertical encontramos que en los

últimos años muchos gobiernos han venido transfiriendo competencias complejas y recursos

a gobiernos locales. Sin embargo, los gobiernos locales, frecuentemente, no ejercen autoridad

sobre recursos suficientes para alcanzar las necesidades o no son capaces de generar ingresos

públicos locales. De otro lado, frecuentemente, es difícil que el gobierno central evalúes los

recursos hídricos y promueva su gestión sin conocimiento detallado de la problemática local,

por lo cual le conviene fortalecer las capacidades locales.

En el eje horizontal, vemos que con frecuencia no se toman en cuenta las crecientes

restricciones ambientales en la política hídrica, así como los nexos e impactos del agua en

las políticas de otros sectores: agricultura, energía y planificación territorial han hecho más

difícil ejecutar políticas hídricas integradoras (EOCD, 2011).

El marco de gobernanza multi-nivel de la OCDE se organiza en torno a 7 brechas o

ámbitos temáticos que sirven para identificar los principales retos hacia una gobernanza

efectiva, los cuales señalo en la tabla siguiente.

105

Tabla 3: Brechas clave para implementar las políticas hídricas: Marco OCDE de Gobernanza Multi-nivel

Tipo de Brecha Descripción Requerimiento

Administrativa Discrepancia entre los límites hidrológicos y los administrativos

Instrumentos para alcanzar un tamaño y escala adecuados.

De Información Asimetrías -deliberadas o no- en el acceso a información entre los stakeholders involucrados (ministerios, niveles de gobierno o actores locales) en la política del agua

Instrumentos que hagan la información accesible

De Políticas Fragmentación sectorial de actividades/proyectos vinculados al agua entre ministerios y agencias.

Enfoques multidimensionales y sistémicos y liderazgo y compromiso político.

De Capacidad Insuficientes capacidades científicas, técnicas y de infraestructura en los actores locales para el diseño y la implementación de políticas

Instrumentos para fortalecer capacidades locales

Financiera Insuficientes o fluctuantes ingresos socavan la implementación efectiva de las funciones en agua a nivel sub nacional

Mecanismos para el co-financiamiento

De Objetivos Diferentes lógicas obstaculizan la adopción de objetivos convergentes (entre ministerios, niveles de gobierno o usuarios), especialmente ante la falta de incentivos para las voluntades políticas de las entidades46

Instrumentos que alineen los objetivos

Rendición de Cuentas

Dificultad para asegurar la transparencia, por falta de compromiso, conocimiento del problema y participación de los usuarios

Estándares de calidad institucional; instrumentos para fortalecer la política de integridad a nivel local; e instrumentos para fortalecer la participación ciudadana

Fuente: OCDE (2011)47

Este marco de análisis de la gobernanza propone principios o líneas de acción que son

premisas aceptadas o, al menos claramente aceptables. Sin embargo, vale la pena dar una

mirada a cómo se concreta esto en el territorio. Una referencia más próxima al respecto es el

46 Al respecto, OCDE (OECD, 2011: 34) refiere 2 posibles problemas para la convergencia de objetivos. Uno, cuando diversos intereses -ej: medidas de control de inundaciones y la preservación ecológica - están en conflicto; o, cuando los plazos de las políticas de sectores que impactan en el agua no se alinean (por motivos presupuestales, por ejemplo, a corto plazo, o de continuidad política, si es de largo plazo). 47 Traducción libre del autor.

106

Informe de Desempeño Ambiental de Perú (CEPAL/ OCDE, 2017) en el cual encontramos

unas referencias a lo que encontró el equipo de trabajo, a un nivel macro.

El informe hace un recuento de data sobre el estado actual de la calidad de las fuentes

de agua, de la eficiencia en el uso y del tratamiento y vertimiento de aguas residuales y de

las metas que prevén los instrumentos de gestión nacionales. Asimismo, sobre el acceso y el

régimen económico, llamando la atención sobre algunos aspectos que podrían corregirse

como el hecho de que “los consejos de cuencas no incorporan a todos los interesados, como

es el caso del sector económico y de las organizaciones no gubernamentales” (CEPAL/

OCDE, 2017: 200); y que la tarifa social en el servicio de agua como está diseñada no

incentiva el uso eficiente.

Específicamente hace 6 recomendaciones que resumo a continuación (CEPAL/ OCDE,

2017: 201-202):

1. Introducir un enfoque nuevo basado en los riesgos en la gestión de los recursos

hídricos: a) por escasez de agua; b) inundaciones; c) calidad inadecuada de agua

y d) daño a la resiliencia de las masas de agua.

2. Alinear las tasas (retribuciones económicas) por uso y por vertimiento a las

externalidades ambientales, independientemente del uso que se hace del agua,

lo que crería los incentivos para promover el uso eficiente y el cumplimiento

de los estándares ambientales.

3. Continuar hacia el acceso universal al agua potable y a estructuras mejoradas

de saneamiento, implementando una combinación de tarifas por uso, apoyo

financiero público y transferencias de la ayuda oficial al desarrollo, mientras se

107

persigue el objetivo a más largo plazo de la recuperación total de costos con

tarifas por uso, además de hacer más eficiente la gestión del servicio.

4. Ampliar la cobertura, parámetros y frecuencia del monitoreo de la calidad de

agua con el fin de asegurar el cumplimiento de los estándares de calidad

ambiental.

5. Seguir profundizando la cobertura de las plantas de tratamiento de aguas

residuales.

6. Consolidar el funcionamiento de espacios de coordinación interinstitucional

como el Sistema Nacional de Gestión de Recursos Hídricos, el Consejo

Directivo de la Autoridad Nacional del Agua y los consejos de cuencas, así

como su vínculo con el Sistema Nacional de Gestión Ambiental.

Nuevamente, aunque todas ellas puedan ser en general, por principio, positivas, si nos

ubicamos a nivel local en la Subcuenca Santa Eulalia no quedaría claro cómo afectaría la

solución de los problemas que perciben los actores y las relaciones al interior de la

Subcuenca. No sólo porque demandaría un análisis de las implicancias de los principios

desde lo local, sino porque no queda claro si los enfoques son suficientes per se para el

análisis que la escala de problemas exige en estos niveles menores.

En ese sentido, los cuestionamientos a estos planteamientos globales existen. Por

ejemplo, Webb (2018) ha señalado que “El club de los exitosos […de…] OCDE, y sus 34

socios se han comprometido a estrictas reglas de formalidad gubernamental y de mercado,

reglas que reflejan una versión del éxito que premia la formalidad y las buenas prácticas de

gobierno”.

108

Sin embargo, el autor (Ibid.) señala la distancia que existe entre la historia oficial que

pretende confirmar la teoría del buen comportamiento o formalidad como clave central para

el desarrollo y la historia verdadera en países OCDE como Corea del Sur, Italia o el mismo

Perú que pretende ser parte de ella. Estos países tienen en común, indica Webb, que no han

cumplido los cánones de formalidad que propugna OCDE y, sin embargo, han mostrado tasas

de crecimiento que superan el promedio de OCDE, por lo cual sugiere ironizando que

“Quizás debemos formar nuestro propio club, un club para los incorrectos”.

Por su parte, Guevara Gil (2014) hace un estudio de caso del Comité de Regantes de

Santa Rosa de Tambo (Región Huancavelica), que maneja aguas superficiales en la cuenca

alta del río Tambo-Ica. Al respecto, señala que la política hídrica oficial -específicamente la

GIRH- en la práctica desintegra la gestión del agua en la cuenca del río Tambo-Ica.

Ello debido a que al negarse a reconocer las organizaciones de menor nivel -como el

Comité antes mencionado- y respetar su autonomía interna articulándolas al mapa de actores

relevantes en sus respectivas cuencas, se orienta más bien a defender y potenciar los intereses

de los usuarios de la cuenca baja. Señala que, en general, la política “[en relación a los]

comités de regantes andinos, procede a desconocerlos y, en el mejor de los casos, a

incorporarlos de manera excluyente y marginal en sus planes de gestión de cuenca” (Guevara

Gil, 2014: 173). Esta realidad, como veremos, no es ajena a la dinámica de los comités de

usuarios de la Subcuenca Santa Eulalia, ni a su relación con la Junta de Usuarios del Río

Rímac.

Finalmente, tanto los enfoques de GIRH como de gobernanza del agua tienen

principios que promueven la integración de actividades usualmente dispersas y sectoriales,

así como de distintos niveles de gobierno en la gestión del agua. La GIRH enfatiza, además,

109

la importancia de una visión común para hacer frente a una realidad compleja, lo cual

conlleva el desarrollo de planes GIRH. Por su parte, la gobernanza incide en los aspectos

políticos y administrativos que, adicionalmente a los técnicos, son necesarios para la gestión

del agua. Sin embargo, ambas parecen tener limitaciones sobre la forma concreta de

implementación a nivel local para avanzar a una mayor integración vertical.

El enfoque de muchas paces ofrece luces para comprender mejor la dinámica entre

grupos con diversas visiones en la Subcuenca Santa Eulalia, las cuales subyacen a las

relaciones entre los actores, así como de éstos con el agua. El enfoque de transformación de

conflictos puede ofrecer claves para repensar los procesos avanzados o por plantearse,

teniendo en cuenta en el diseño institucional el involucramiento activo de los quiénes

estratégicos para la cuenca. Además, estos últimos enfoques sugieren que hace falta pensar

los cambios necesarios no sólo a un nivel técnico o de gestión, sino que hay diversas

dimensiones del cambio, entre las cuales están las personales, relacionales, culturales y

estructurales.

En esta línea, podemos destacar las críticas de Boff (1997) sobre la urgencia de

repensar las creencias mismas sobre las cuales se estructura la sociedad y que debieran

cambiar hacia una nueva relación con la naturaleza. Al mismo tiempo, otros autores destacan

la importancia de que la planificación a. mediano y largo plazo no pierda de vista las acciones

estratégicas que pueden generar cambios importantes en el corto plazo (Lankford et al.,

2007).

110

Rímac y Chaclla, envueltos en infinidad de gotas caían sobre las montañas cercanas al gran valle de Lima, y convertidos en un tormentoso río corrían, jugando y riendo, hacia el mar. Una vez allí, elevándose en forma de nubes, persiguiéndose, llegaban al cielo para vaciarse de nuevo. Pero eso duró solo cuarenta noches, al cabo de los cuales, Chaclla quedó convertida para siempre en lluvia y Rímac en el más bullicioso río de la costa peruana.

Leyenda peruana (Colchado Lucio, 1975)

Capítulo 3.- Subcuenca Santa Eulalia

La Subcuenca del Río Santa Eulalia integra la Cuenca del Río Rímac, en la Provincia

de Huarochirí, abarcando 10 distritos: Callahuanca, Carampoma, Huachupampa, Huanza,

San Juan de Iris, San Pedro de Casta, San Pedro de Laraos, Santa Eulalia, San Mateo de Otao,

San Antonio, aunque los dos últimos sólo están parcialmente en la Subcuenca.

A pesar de su cercanía a la provincia de Lima (se encuentra aproximadamente a 50 km

de distancia), capital del país, el distrito de Santa Eulalia, ubicado en la parte baja de la

Subcuenca Santa Eulalia, sufre ciertos problemas de conectividad. De Santa Eulalia a los

centros poblados de la parte alta de la Subcuenca pueden ser caminos de entre 2 y 3 horas en

carro, lo cual es aún más complejo si consideramos que el transporte público entre éstos es

más bien esporádico y de baja calidad, considerando la baja densidad poblacional. Del mismo

111

modo, ocurre con el acceso a una serie de servicio básicos que se hace cada vez más difícil,

según se alejan de la ciudad de Lima.

Ilustración 3: Mapa de las cuencas y Provincias de Lima.

Fuente: Observatorio del Agua: Chillón Rímac Lurín, 2017

En este capítulo presento una caracterización de la Subcuenca Santa Eulalia en sus

dimensiones socioeconómicas, la disponibilidad de fuentes de agua adecuadas y algunos de

los retos identificados para su gestión. Asimismo, señalo los principales usos en la Subcuenca

y ciertas tensiones entre éstos. Seguidamente, explico algunas características de los actores

locales y de las relaciones entre ellos, analizándolo desde las miradas del desarrollo y la

transformación de conflictos que desarrollamos en el segundo capítulo.

112

Finalmente, señalo las principales iniciativas de diálogo y coordinación entre los

actores relevantes en la Subcuenca, reflexionando sobre su potencial para tratar los conflictos

desde un enfoque transformativo.

3. 1. La Subcuenca Santa Eulalia y su relación con Lima

La Subcuenca Santa Eulalia no sólo está en la periferia de Lima, sino que, a pesar de

formar parte del departamento de Lima, desde del punto de vista político-administrativo, la

Subcuenca Santa Eulalia es gobernada por la Municipalidad Provincial de Huarochirí, y -a

un nivel mayor- por el Gobierno Regional de Lima, acarreando que sus centros poblados

cuenten con gobiernos y presupuestos distintos al de la ciudad. Además, sus dinámicas

sociales y económicas son distintas que las de la metrópoli.

Como mencioné, el río Santa Eulalia es uno de los dos tributarios que, junto con el Río

San Mateo, dan origen al Río Rímac. No obstante, históricamente hay más testimonios sobre

este último que sobre la Subcuenca Santa Eulalia y es probable que en este plano también

influye lo gravitante que es Lima para la Subcuenca.

Con referencia a la historia de la Subcuenca, el arqueólogo Daniel Morales menciona

que en el periodo Formativo48 “se empezó a construir obras hidráulicas de gran envergadura

y el agua representó, además de un elemento importante para el mantenimiento de las

poblaciones agrícolas, un medio vinculado e inmerso en la concepción religiosa…”

(Autoridad Nacional del Agua, 2016: 18). Además, señala que:

para el Intermedio Temprano (Desarrollos Regionales) se encuentran en las partes altas del valle del Rímac y Santa Eulalia construcciones de canales que sirvieron para irrigar andenes que aún subsisten y que actualmente son reutilizados por los pobladores que viven

48 El período formativo inicia con la aparición de la cerámica y se ubica entre el 2000 y el 200 a.C.

113

en zonas aledañas. Estos canales se asocian a cerámica desde el Formativo hasta el Intermedio Temprano49 (Ibid: 18).

Asimismo, se encuentran algunas referencias a la relación de los pobladores de antaño

con eventos cíclicos como la siembra y cosecha, así como con las acequias que conducían el

agua, las que conllevaban prácticas que, en alguna medida, subsisten en la actualidad en

ciertas poblaciones locales.

A pesar de que muchas de las costumbres de estas poblaciones prehispánicas los españoles trataron de extirparlas o disgregarlas por diferentes lugares lejos de sus lugares de procedencia, estas quedaron en el recuerdo de sus descendientes, como es el caso de la fiesta del Agua que se celebra en muchas comunidades, especialmente en el valle de Santa Eulalia. Esta actividad consiste en limpiar las acequias que llevan el agua a una cocha o estanque cerca del poblado donde se reparten a los barrios para regar sus tierras. Este tipo de rituales debió realizarse a mayor escala con los canales prehispánicos (Ibid: 33).

El siglo XX cambió la configuración social del país con uno de los fenómenos más

potentes desde la conquista y colonización del Perú, como fue las grandes migraciones del

campo a la ciudad, lo cual debe haber impactado igualmente en Santa Eulalia.

Al respecto, a nivel nacional “en los últimos setenta años la población urbana del Perú

creció de un 35% del total de población en 1940 a un 76% en el año 2007” (Instituto de

Planificación de Paisaje y Ecología, 2014: 29).

Sobre los cambios acontecidos en Lima, Matos Mar señala que entre 1940 y 1984, la

capital del Perú aumentó su población en casi diez veces.

En efecto, según el censo de 1940 Lima albergaba 645,172 habitantes... (y) en 1984 hacia los seis millones, igualando casi la población que tuvo el Perú todo en 1940. Este tremendo salto demográfico constituye uno de los mayores cambios en el proceso peruano. La geografía física y humana de la capital ha sufrido una seria alteración, acompañando al gran cambio del país que en 1940 era rural (65%) y ahora urbano (65%). (1984:72)

49 El período intermedio temprano es el de las denominadas Altas Culturas y abarca del 200 a.C. a 700 d.C.

114

En concordancia, el autor describe cómo se incrementa la superficie urbana de Lima

en parte del siglo XX. De 3,166 Has. a 3,966 Has (800 nuevas hectáreas) entre 1920 y 1940.

Otras 4,711 Has adicionales, de 1940 a 1961. Mientras en los siguientes 20 años tuvo un

crecimiento explosivo de 19,716 hectáreas.

De la población inmigrante que afluyó de los 24 departamentos del país, correspondía la más alta proporción a Ancash (10.6%), Ayacucho (8.38%), Junín (8.11%) y la más baja a Madre de Dios con 0.13%. Cabe destacar que más del 10% de estos inmigrantes provenían de las otras provincias del departamento de Lima, especialmente de distritos serranos.50 (Matos Mar, 1984: 73)

En consecuencia, desde la década de 1950, la escala sin precedentes de migraciones

generaron un crecimiento urbano en Lima que desbordó, por parafrasear la obra de Matos

Mar, las normas oficiales, los planes de expansión municipal y cualquier capacidad de

respuesta de las autoridades nacionales o locales, produciéndose la invasión de áreas

marginales susceptibles de ser urbanizadas. Esto conllevó, además del abandono de áreas

ocupadas en las partes altas de las cuencas, la ocupación informal en la parte baja sin

consideraciones algunas de tipo ambiental o de seguridad.

En consecuencia, el crecimiento urbano no planificado ha generado también la

devaluación y reducción de tierras agrícolas. “De esta forma en los últimos setenta años

aproximadamente el 70% de las tierras agrícolas ha cambiado su uso de rural a urbano, siendo

consumido por la expansión urbana y por el desarrollo de nuevos programas de vivienda por

el boom de la construcción” (Instituto de Planificación de Paisaje y Ecología, 2014: 30).

No obstante, lejos de detenerse, el crecimiento de la metrópoli continuará en aumento

y la demanda por recursos, como mayores volúmenes de agua para atender a la población,

crecerán en concordancia. Al respecto, el PLAM 2035 (Municipalidad Metropolitana de

50 Las negritas son mías.

115

Lima, 2014: 378) explica que el área de expansión urbana para la Provincia de Lima se

compone de tres sub áreas:

• Jicamarca (San Juan de Lurigancho): en esta área se tiene un problema de límites con la provincia de Huarochirí. Actualmente su uso es predominantemente residencial y uso comercial se ubica en las avenidas principales.

• Parte de Ancón, Santa Rosa y Ventanilla – Uso Residencial de Densidad Media.

• Las zonas altas de Manchay (Pachacamac), Ñaña y Huampaní (Lurigancho – Chosica), Nievería y parte de Huachipa (Lurigancho Chosica) entre otros.

Como es previsible, SEDAPAL (2015) estima un crecimiento constante de la demanda

de agua del 2015 en adelante, conforme se aprecia en la tabla siguiente.51 Evidentemente, la

Subcuenca Santa Eulalia seguirá siendo una de las principales fuentes para atender este

incremento de la demanda de Lima.

Tabla 4: Proyección de la Demanda en Lima y Callao

2015 2020 2025 2030 2035 2040

Demanda Máxima Diaria (m3/s) 30.20 31.78 33.87 36.16 38.70 41.49 Fuente: PMO SEDAPAL (2015-2044)

3. 2. Contexto territorial: características socio-económicas, del agua en la

Subcuenca y principales usuarios de agua en la Subcuenca

En relación al panorama social actual, recurro a la estadística para ofrecer una primera

aproximación general de la situación socioeconómica de los distritos de la Subcuenca.

51 Las proyecciones de SEDAPAL son en función a su área de administración del servicio que comprende 49 distritos: 43 de la provincia de Lima y 6 de la Provincia Constitucional del Callao. Tomado del Plan Maestro Optimizado 2015-2044.

116

Según el Índice de Desarrollo Humano elaborado por PNUD, al 201252 Lima

Metropolitana tenía un IDH de 0,6420 y sus ciudadanos una esperanza de vida al nacer de

79,41 años. Además, el

82,44% de su población

tenía secundaria completa y

el ingreso familiar per

cápita era de S/. 1026. Por

su parte, la provincia

Huarochirí -donde está la

Subcuenca Santa Eulalia-

al 2012 mostraba un IDH

de 0,4742, una esperanza

de vida de 72,76 años, un

70,87% de la población con

secundaria completa y un

ingreso familiar per cápita

de S/. 572,3.

Aunque, como es

lógico, esto no es

homogéneo a lo largo y

ancho de la Subcuenca.

52 Índice de Desarrollo Humano departamental, provincial y distrital, consultado de PNUD Perú el 28 de mayo del 2018.

Figura 7: Mapa de la Provincia de Huarochirí

Figura 6: Mapa de la Provincia de Lima

Fuente: Google Maps, s.f.

Fuente: Google Maps, s.f.

117

El distrito de Santa Eulalia, en la parte baja, por ejemplo, tenía al 2012 un IDH de

0,5697, bastante superior al promedio de la provincia de Huarochirí, así como un ingreso per

cápita de S/. 906,4. Mientras que el distrito de Huanza, en la parte alta de la Subcuenca,

mostraba un IDH de 0,2621 y un ingreso per cápita de S/. 128.

De otro lado, las actividades productivas de la población de la Subcuenca varían en los

diversos distritos que la componen, predominando, en general, en la Provincia de Huarochirí

la actividad agrícola, con el 35,71% de la PEA ocupada dedicada a ella (ver tabla 4).

Tabla 5: Comparación entre distritos de la Subcuenca de Santa Eulalia, según Censo 2017

Fuente: INEI, 2018. Elaboración propia

No obstante, esto tampoco es homogéneo entre los distritos. Por ejemplo, en Santa

Eulalia la principal actividad de la población es transportes y comunicaciones con el 14,99%

de la PEA ocupada, seguida por restaurantes y hoteles con 9,76%; el tercer lugar es la

manufactura con 8,04% y la agricultura ocupa el cuarto lugar con 7,99% de la población.

En los demás distritos, por el contrario, la agricultura constituye la principal actividad

de la población, como se puede observar en la siguiente tabla.

118

Tabla 6: Porcentaje de la población dedicada a la agricultura en la Subcuenca Población dedicada

a la agricultura Distrito

Más de 80% Huanza

Más de 60 hasta 80% San Mateo de Otao, San Pedro de Casta, San Juan de Iris

Entre 30 y 60% Carampoma, Callahuanca, Laraos, Huachupampa, San Antonio

Menos de 10% Santa Eulalia Fuente: INEI 2018, Elaboración propia

Aunque un porcentaje importante de su población se dedica a la agricultura también

desarrollan otras actividades, aunque ninguna tan predominante. Destaca ligeramente la

construcción y las actividades de transportes y comunicaciones con porcentajes ligeramente

superiores al 5% en algunos de los distritos y, ocasionalmente, la manufactura y la educación.

Las demás actividades locales involucran más bien grupos bastante pequeños de la población,

salvo el distrito de San Antonio, donde el 9.13% de la EA ocupada declaró dedicarse a

actividades mineras.

Siguiendo la división propuesta por GRADE (2018: 11) la Subcuenca se organiza en 3

zonas, según la ubicación de los distritos. Sin embargo, esta zonificación es referencial, pues

en el terreno algunos distritos pueden extender su ámbito y ocupar una parte de una segunda

zona.

Tabla 7: Distribución de los distritos en las tres zonas de la Subcuenca Zona Baja Zona Media Zona Alta

Santa Eulalia Huachupampa Laraos Callahuanca San Juan de Iris Huanza

San Mateo de Otao San Pedro de Casta Carampoma San Antonio

Fuente: GRADE (2018)

GRADE (2018), además, analiza la información del Censo Agropecuario en el período

de 1994 a 2012, por unidades agropecuarias (UA) del distrito en las 3 zonas de las Subcuenca

e indica que en cuanto al número de actividades económicas generalmente se realizan de una

119

a dos actividades económicas y que no presenta un cambio en el período indicado. Esta

diversificación de actividades se explica por la búsqueda de ingresos adicionales a lo largo

del año. No obstante, indica que del año 1994 al 2012 las UA se han concentrado más en la

actividad agrícola, y donde mayor diversificación hay es en la zona alta que presenta un

promedio de 1.67 actividades por UA.

Ilustración 4: Distribución de los distritos en las tres zonas de la Subcuenca Santa Eulalia

Fuente: García Rivero, 2017

120

Además de la concentración de la actividad en las UA, GRADE (2018) observa que la

agricultura sigue siendo predominante en las zonas media y baja. No obstante, indica que en

la zona alta “las UA realizaban actividades agrícolas y pecuarias casi en la misma magnitud

en 1994, mientras que para 2012 es mayor el porcentaje de UA que se dedica a la actividad

pecuaria que a la agrícola” (2018: 27). Esto, en alguna medida, podría explicarse por la mayor

productividad agrícola inherente a las zona baja y media de las cuencas, que va de la mano

con una mayor población y densidad poblacional asentada en dichas zonas.

3.2.1. El agua de la Subcuenca

La Subcuenca Santa Eulalia es la zona de mayor disponibilidad hídrica en la cuenca

del río Rímac. No obstante, SENAMHI y SEDAPAL (2016: 30) indican que los cuerpos de

agua naturales podrían considerarse como fuentes relativamente inexistentes en la Subcuenca

debido a la demanda creciente en la zona. Debido a ello, desde hace años jugó un rol

importante la regulación artificial de cuerpos de agua. Entre ellos, el represamiento de 15

lagunas en la parte alta, con un volumen total de 77 MMC (algunas de ellas construidas entre

fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX). Además, están los trasvases y regulaciones

del sistema Marcapomacocha con 157.05 MMC que derivan de la cuenca del río Mantaro,

ubicada en la región hidrográfica del Atlántico53.

Sin embargo, la regulación no necesariamente favorece a todos los actores de la misma

manera, pues los proyectos de regulación (como trasvases o represas) son diseñados para

satisfacer las necesidades de un uso particular, como el energético o el poblacional (caso de

53 La cuenca del Río Mantaro está en la región hidrográfica del Atlántico. Es decir, al otro lado de la cadena montañosa de los Andes, donde las aguas transitan hacia el Este, en dirección al Atlantico.

121

SEDAPAL para Lima). Incluso si luego el agua es descargada en el mismo río Santa Eulalia,

aguas abajo, puede ocasionar impactos negativos en otros usuarios.

Las percepciones sobre escasez parecen haberse incrementado. Castro Salvador (2016:

53) indica que “Una de las principales preocupaciones de la población de la subcuenca es la

falta de agua. En los últimos años, los pobladores señalan que las lluvias han disminuido

progresivamente y sufren problemas de sequía y esto afecta sus actividades productivas”.

Asimismo, refiere que los 17 glaciares de la Cuenca del Rímac han reducido su superficie en

55.23%. Castro Salvador, señala también que el Servicio Aerofotográfico Nacional (SAN) y

el Instituto Geográfico Nacional (IGN) reconocían en 1961 la existencia de 22 glaciares en

la subcuenca de Santa Eulalia. No obstante, varios desaparecieron por completo, como León

Cocha, Lichi Cocha, Chichis y Caridad (Castro Salvador, 2016: 54).

En este escenario, para optimizar la oferta de agua en la Subcuenca existen dos

alternativas: regular el agua existente en la cuenca o traer (trasvasar) agua de otra cuenca. La

regulación del agua existente puede realizarse a) mediante las funciones de la naturaleza

misma, para lo cual los seres humanos pueden conservar o recuperar los ecosistemas que

aportan a la conservación del agua y proteger su calidad (a veces referida como

infraestructura natural o infraestructura verde); o b) mediante infraestructuras, en cuyo caso

se ejecutan obras como por ejemplo reservorios y represamientos (ver Anexo 2).

No existen áreas naturales protegidas en las partes altas de la Subcuenca. Gran parte de

las tierras son de titularidad y/o uso de las comunidades. Además de ser utilizadas para sus

actividades agrícolas y de vivienda, tradicionalmente han sido utilizadas como zonas de

pastoreo, habiendo también zonas de bofedales y forestales. Sin embargo, en las últimas

décadas, los procesos de migración, así como la urbanización acelerada de Lima y Callao,

122

además de debilitar la organización de las comunidades, ha facilitado la degradación

ambiental y la pérdida de cobertura vegetal en las partes altas de las cuencas, lo cual tiene un

impacto directo en la conservación de las fuentes de agua.

Los bofedales y los pastos alto-andinos, ubicados sobre los 4,000 hasta los 4,700 metros

sobre el nivel del mar, juegan un rol fundamental en la regulación hídrica, favoreciendo la

infiltración del agua, mejorando la distribución de la oferta hídrica en la cuenca, así como

actuando como filtro natural capturando metales pesados y mejorando el ph del agua, en

beneficio de la calidad del agua, aunque los bofedales de las cuencas de los ríos Chillón y

Rímac sufren constante depredación por personas que no son de la zona para ser

comercializadas en viveros urbanos en Chosica o Lima (López, 2017a). Un reciente estudio

identifica una brecha de 6,520,84 Has. de tierra para recuperación y/o conservación en los

distritos de la Subcuenca. Esto incluye 1883,21 Has. de bofedales, 1945,96 Has. de Pastos,

1389,05; Has. de Andenes y 1301,82 Has para forestación o reforestación (López, 2017a).

Las percepciones expresadas por representantes de las comunidades señalan que es

necesario mejorar la calidad de las fuentes de agua que utilizan para consumo (mayormente

manantes), así como mejorar el acceso al agua en las partes media y alta de la cuenca, donde

existen problemas de continuidad y calidad del servicio.54

Cabe preguntar cuál podría ser el impacto del Cambio Climático, en particular para

aquellos que las comunidades que dependen más de fuentes menos reguladas y de zonas

menos conservadas.55 La evaluación de SENAMHI; SEDAPAL (2016: 199) estima que el

54 Recogido en el Taller realizado el 15 de diciembre de 2017 en Santa Eulalia, con representantes de las comunidades que integran el ACCNH. 55 Por ejemplo, hay reportes de que en la Microcuenca Acobamba existen varias lagunas que vienen desapareciendo y se tornan en bofedales, sin que se precise claramente el motivo (SENAMHI; SEDAPAL, 2016: 185).

123

impacto en la disponibilidad de agua superficial de la Subcuenca alcanzaría una importante

disminución en su caudal promedio anual (-8%).

A manera ilustrativa, un signo de la vulnerabilidad, sobre todo de las comunidades, son

las secuelas que persisten hasta la fecha (F. Guzmán, EE03) por el Fenómeno del Niño

Costero que golpeó la Subcuenca el 2017. Se vieron afectados los sistemas de agua para riego

y los servicios de agua doméstica. Sin embargo, todo ello pone de relieve un problema que,

desde las miradas de GIRH y gobernanza, se puede apreciar que va mucho más allá del evento

(climático) mismo.

Esto pone en evidencia la relación agua-suelo y la necesidad de decisiones coordinadas.

Los deslizamientos empeoran con la erosión del suelo y las poblaciones más afectadas con

frecuencia están ubicadas en zonas que nunca debieron ocupar (El Comercio, 2017: 10).

Parece haber indiferencia de algunas Municipalidades frente al tráfico de tierras (Revista

Ideele N° 269, 2018); y descoordinación entre la ANA y la Municipalidad para hacer respetar

las fajas de los ríos (El Comercio, 2018: 4-5). Todo ello incrementa el riesgo ante

inundaciones.

Con las lluvias del verano del 2017 sólo en el distrito de Santa Eulalia se activaron 18

quebradas, viéndose afectados los distritos de Santa Eulalia, Huachupampa, San Antonio de

Chacclla, San Pedro de Casta, Callahuanca, Ricardo Palma y San Mateo de Otao. El daño

referencial en la producción agrícola durante dichos eventos, incluyendo 281 hectáreas de

cultivos de palto, chirimoya y hortalizas, se estimó en un total de S/. 5,000,000. Además, 83

hectáreas de otros cultivos perdidos, por un monto adicional estimado en S/. 1,626,015

(GWP, 2017).

124

3.2.2. Usuarios

El sistema normativo del uso de agua en el Perú establece que el agua es de dominio

público, lo que se traduce que el Estado tiene la exclusividad en la administración y el

otorgamiento de derechos, a través de la Autoridad Nacional del Agua.

Previa verificación de la disponibilidad de agua en la fuente, la ANA otorga los

derechos a solicitud de particulares para diversos usos. Legalmente, la prioridad en el uso del

agua la tienen el uso primario56 y el poblacional. Luego está el uso productivo, que en caso

de concurrencia de solicitudes prefiere en orden al uso a) Agrario, acuícola y pesquero; b)

Energético, industrial, medicinal y minero; c) Recreativo, turístico y transporte; y d) Otros

usos.

Dicho esto, la ley sobre la materia prevé algunas excepciones a esto. Una de ellas es el

uso primario que mencioné antes. Además, el artículo 90° del Reglamento de la Ley de

Recursos Hídricos señala que el derecho de las comunidades campesinas y de las

comunidades nativas es imprescriptible, prevalente y se ejerce de acuerdo con los usos y

costumbres ancestrales de cada comunidad. Además, no están obligados a formar

organizaciones de usuarios de agua para ejercer su derecho de uso de agua, toda vez que,

para la distribución del recurso hídrico se organizan de acuerdo con sus usos y costumbres

ancestrales.

A pesar de ello, es común que la Autoridad Nacional del Agua promueva mediante

campañas de formalización el otorgamiento de licencias de uso de agua en bloque, a favor

56 Según el numeral 56.1 del artículo 56° del Reglamento de la Ley de Recursos Hídricos, el uso primario “es libre y gratuito; no requiere de licencia, permiso o autorización de uso de agua. Se limita a la utilización manual de las aguas superficiales y subterráneas que afloren naturalmente, mientras se encuentren en sus fuentes naturales o artificiales, con el fin exclusivo de satisfacer las necesidades humanas primarias siguientes: preparación de alimentos, consumo directo, aseo personal, así como usos en ceremonias culturales, religiosas y rituales.”

125

de las comunidades campesinas y comunidades nativas. Esto bajo la óptica de que sólo se

puede administrar lo que se puede contar y por ello es conveniente que cualquier explotación

de fuentes de agua esté bajo el amparo de un titulo otorgado por la autoridad, lo cual

supuestamente facilitaría la gestión. De hecho, hay comunidades que se acogen a la

formalización pues sienten que sus derechos están más protegidos, a pesar de que esto

implique que deban pagar una retribución económica por el derecho.

De acuerdo a información del Observatorio del Agua: Chillón Rímac Lurín,57

actualmente existen 81 licencias de uso de agua vigentes por un volumen total de

1,223´605,611 m3 de agua. El resumen de los usuarios es como se indica en la tabla siguiente:

Tabla 8: Volumen por Clases de Uso en Subcuenca Santa Eulalia

Clase de Uso Volumen m3 Porcentaje

Poblacional 421,287,73 0,04% Energético 1,198´350,000 97,94% Agrario 23´067,466,28 1,89% Industrial 75,759 0,01% Acuícola y Pesquero 946,080 0,08% Acuícola 198 0,00% Minero 630,720 0,05%

Fuente: Observatorio del Agua: Chillón Rímac Lurín, 2018. Elaboración propia.

Se puede ver que, de lejos, el mayor volumen de los derechos otorgados es para el uso

energético, aunque dicho sector hace uso no consuntivo del agua. En ese sentido, aunque en

teoría no impacta en el caudal total, la regulación que hagan estos usuarios sí puede generar

impactos en el acceso efectivo y la oportunidad de la distribución del agua. Esto puede ser

más notorio en épocas de estiaje, en que el manejo de las represas para la generación de

energía puede afectar a otros usos.

57 Información proporcionada por la ANA mediante correo electrónico del 18 de junio del 2018. El cálculo no incluye el volumen de la Central Hidroeléctrica de Huanza, la cual no se precisa.

126

De otro lado, hace falta considerar que el mayor uso consuntivo viene de fuera de la

Subcuenca, debido al consumo de agua de la ciudad de Lima que la empresa estatal

SEDAPAL abastece.

Finalmente, no se cuenta con información o estimación alguna sobre el agua utilizada

sin contar con derechos formales. Sin embargo, de las entrevistas realizadas se señala que

este tipo de uso suele ser mayor a mayor ruralidad del espacio, existiendo zonas en las que,

por ejemplo, utilizan ojos de agua que, en algunos casos, no están siquiera inventariados.

Tabla 9: Actores por Tipos de Uso Tipo de Uso Actor

Uso poblacional Sedapal Municipalidad Distrital de Santa Eulalia JASS / Organizaciones comunales (número indeterminado)

Uso energético58 ENEL Consorcio Energético Huancavelica S.A. – CONENHUA (del Grupo Buenaventura) Andean Power S.A.

Uso acuícola Se han contado 13 piscigranjas: 1 en abandono, 3 inoperativas, 8 operativas y 1 en construcción. Las operativas están en Carampoma, Laraos, San Juan de Iris, Huachupampa, San Pedro de Casta, Callahuanca y Santa Eulalia (Guevara Floríndez, 2018).

Uso recreacional El número de centros de recreación es indeterminado. Están instalados principalmente en los distritos de Santa Eulalia y Callahuanca (en la parte baja de la Subcuenca).

Uso minero Unidades mineras Collqui, Venturosa, Lichicocha y Nuestra Señora del Carmen (Manco Gómez & Baldeón, 2015; Castro Salvador, 2016).

Fuente: Elaboración del autor, 2018

a. Uso Poblacional

De la información sobre derechos de uso de agua alcanzada por el Observatorio de

CHIRILU se sabe que la ANA ha otorgado 17 licencias de uso poblacional. 13 a nombre de

7 Municipalidades; 3 licencias a favor de sendas Juntas Administradoras de Servicios de

Saneamiento ; y 1 para una Asociación de Vivienda en Santa Eulalia.

58 Están ejecutando 2 nuevas centrales hidroeléctricas en la parte alta: La Unidad hidroeléctrica Pallca en Carampoma, con una potencia instalada de 10MW; y la Unidad hidroeléctrica Carhuac en Huanza, con una potencia instalada de 20MW.

127

Al respecto, cabe señalar que según el marco legal vigente la prestación de los servicios

de saneamiento en el ámbito urbano es responsabilidad de las municipalidades provinciales,

para lo cual otorgan la explotación a las empresas prestadoras de los servicios de

saneamiento. Cuando no es viable que una empresa preste el servicio, se puede autorizar la

prestación a las municipalidades provinciales o distritales, según corresponda. En el ámbito

rural es responsabilidad de la municipalidad distrital, directamente, a través de las Unidades

de Gestión Municipal, o indirectamente, a través de las Organizaciones comunales. Cuando

no puede asumir dicha responsabilidad, ésta recae en la municipalidad provincial.

La Subcuenca está más allá del ámbito del servicio de SEDAPAL,59 sin embargo, esta

empresa es uno de los actores más relevantes en la Subcuenca pues, como señalé, parte

importante de la infraestructura de trasvase y de regulación es de SEDAPAL y se remonta a

algunas décadas atrás. Aunque frecuentemente con poca visibilidad pública, las zonas de

origen del trasvase tienen impactos ambientales importantes que deben ser mitigados y/o

compensados.

Cabe recordar que la Ley del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental se aprobó

recién el 2000, y con ella se marcó el inicio de este tipo de evaluaciones para proyectos

privados o públicos.60 En ese sentido, las afectaciones en la zona de origen, ubicada en el

departamento de Junín, en la Cuenca del río Mantaro, son poco conocidas y poco estudiadas.

Se han manejado habitualmente dentro de una lógica de responsabilidad social y de

relaciones de buenos vecinos, más que desde un marco de compromisos u obligaciones

legales.

59 Según su sitio web, el servicio de SEDAPAL llega por el Este hasta Chosica, que es aproximadamente 7 km. antes de Santa Eulalia (SEDAPAL, 2018). 60 Mientras que la primera parte del Sistema Marcapomacocha, de SEDAPAL, se desarrolló entre los años 1958 y 1962.

128

Sin embargo, referencialmente, podemos ver los impactos del proyecto de trasvase

Huscacocha-Rímac, según señala WWF (2014: 50) que los agrupan en tres categorías: medio

físico; medio biótico; y medio socioeconómico y cultural. A manera de ejemplo, entre los

impactos, mencionan la modificación del relieve terrestre; la generación de zonas

susceptibles a erosión hidrológica; el riesgo de afectar la calidad de las aguas superficiales;

el riesgo de afectar la calidad del suelo; la perturbación de la fauna local; la pérdida de

cobertura de vegetación; la afectación a los pastizales; afectación del paisaje local; pérdida

económica de propiedad privada por servidumbre, legal/derecho de vía; y el aumento del

comercio y actividades de servicios locales, por mencionar las más relacionadas al ambiente

y a los medios de vida de la comunidad.

Aunque a otra escala, en lo que se refiere a las poblaciones de la Subcuenca, algunas

municipalidades prestan directamente el servicio, aunque esto ocurre con más frecuencia en

zonas con mayor densidad poblacional. En las zonas más dispersas, con frecuencia, las

mismas comunidades se organizan para la prestación del servicio, aunque el desarrollo de la

infraestructura es financiada y ejecutada por los gobiernos locales y/o con apoyo de los

gobiernos regional o incluso nacional.61

Aunque legalmente las organizaciones comunales -antes JASS- deben recibir el apoyo

de las Municipalidades a través del Área Técnica Municipal (ATM), con frecuencia estas

áreas ni siquiera están constituidas y mucho menos prestan asistencia técnica a las

organizaciones comunales. Desde el año 2015 se incluyó en el Programa de Incentivos

Municipales metas referentes a la constitución de las ATM, el diagnóstico del estado del agua

61 El Decreto Legislativo N° 1280, que aprueba la Ley Marco de la Gestión y Prestación de los Servicios de Saneamiento. Los servicios de saneamiento en Perú incluyen el servicio de agua, alcantarillado, tratamiento de agua residual y disposición de excretas.

129

y saneamiento en el ámbito de la Municipalidad, la formalización de las organizaciones

comunales y la cloración del agua.62

Ilustración 5: Sistema de agua en San Pedro de Casta

Fuente: Elaboración propia, basada en ilustración local de N. Rojas: EE01

Además, recientemente se ha dado la competencia de supervisión y regulación del

servicio de (agua y) saneamiento en zonas rurales a la SUNASS con el objetivo de

fortalecerlo. No obstante, a pesar de las innovaciones en las regulaciones del sector, aun

persiste la problemática para las organizaciones locales por problemas que van desde la

reducida tarifa que es insuficiente incluso para los cobros de operación y mantenimiento, las

altas tasas de morosidad de la comunidad e, incluso, por problemas derivados del diseño o

construcción de infraestructura que presuntamente se deben a las bajas capacidades de los

gobiernos locales.

62 El Programa de Incentivos Municipales hace transferencias desde el gobierno central, condicionadas al logro de metas por parte de las Municipalidades de ciudades no principales con menos de 500 viviendas. Ello para promover un mejor uso de los recursos y la priorización por los gobiernos locales en temas de política nacional como el combate de la desnutrición crónica infantil y la mejora en la provisión de servicios públicos por gobiernos locales.

130

Es el caso que se puede apreciar en la figura arriba, en San Pedro de Casta, donde la

comunidad no aceptó la transferencia de la Municipalidad de un nuevo pozo de captación de

agua, pues tendría defectos en el funcionamiento, lo cual impide su normal operatividad (N.

Rojas, EE01).

Por su parte, el programa nacional PNSR realizó una visita de campo a 31 centros

poblados en la Subcuenca63. De éstos, en 3 el sistema de agua estaba colapsado o no existía;

y uno contaba con sistema, pero no operativo. En 8 centros poblados no se cuenta con sistema

de eliminación de excretas. No obstante, a la fecha no se cuenta con información sobre la

calidad de las fuentes que se utilizan para consumo humano64, y en ámbitos rurales es común

que dicha agua no sea clorada -que no equivale a potabilizarla pero busca asegurar un mínimo

de calidad- o, si lo es, no se siga un protocolo adecuado. De ahí que la información disponible

apuntaría a que existiría un riesgo a la salud, toda vez que aún no se conoce desde el Estado

información actualizada sobre los sistemas de provisión de agua, y menos sobre el estado de

las fuentes.

b. Uso Energético

EnelPerú,laenergíahidroeléctricaocupabaal2015el48.60%delamatrizenergética

nacional,siendolaprimerafuentedeenergíaanivelnacional(Quintanilla,2018).Esporeso

quelosrelievesescarpadosquedificultanlaagriculturaenalgunasdelaszonasmediayaltade

laSubcuenca,puedeserunfactorpositivocuandosetratadelageneracióndeenergía.

63 Información recibida mediante comunicación electrónica del Ing. José Luis Alarcón de GWP, con fecha 26 de diciembre del 2017. 64 Al respecto, cabe indicar que el río Santa Eulalia es de Categoría 1-A2, Clase 2, según la clasificación aprobada mediante Resolución Jefatural N° 202-2010-ANA. Sin embargo, los acuíferos de donde toman agua para uso poblacional las comunidades no cuentan con clasificación.

131

Poreso,noessorpresaencontrar3centraleshidroeléctricasen laSubcuenca:2de la

empresa multinacional ENEL y 1 de la empresa Generación Huanza del grupo peruano

Buenaventura. Además, en la actualidad habría 3 centrales hidroeléctricas planificadas, 1 en

el Distrito de Huanza entre la central de Huanza y el reservorio de Sheque y 2 en el ámbito

de Milloc (Herz & Gamio, 2018).

Tabla 10: Centrales Hidroelécrticas en la Subcuenca Santa Eulalia Central

Hidroeléctrica Empresa Distrito Localidad Alt. msnm

Pot. (Mw) Inicio

Huanza Buenaventura Huanza Huanza 4200 92.6 2014

Huinco ENEL San Pedro de Casta

San Pedro de Casta 1878 247.3 1964

Callahuanca ENEL Callahuanca Callahuanca 1327 80.4 1938 Fuente: Observatorio del Agua: Chillón Rímac Lurín, 2017. Elaboración Propia

De hecho, aunque no hace uso consuntivo del agua, la demanda por generación de

energía es la mayor al interior de la Subcuenca y, aunque devuelva el agua utilizada a la

fuente aguas abajo, eso no exime de generar impactos en el entorno de su actividad, debido

a la infraestructura que implementa y a la regulación del recurso. Por ejemplo, en el caso de

Huanza, se transporta el agua desde la presa de regulación en el río Pallca, mediante un túnel

de conducción de 10 km (OSINERGMIN, 2018). Sin embargo, a la vez, son titulares de los

proyectos que han incrementado la oferta de agua en la Subcuenca, la que, además, de otro

modo, no estaría en la Subcuenca de manera natural.

Figura 8: Túnel de conducción de agua, Central Hidroeléctrica Huanza

Fuente: (Graña y Montero, 2018)

132

Hay cierta sinergia entre el uso poblacional y el energético. Ambos están interesados

en incrementar los volúmenes de agua en las fuentes de agua, el último para la generación

hidroeléctrica y aquél para el consumo humano en la ciudad, aunque eso no significa que sus

planes coincidan en cuanto a los lugares más conveniente para desarrollar los proyectos de

represamiento o trasvase.

Un ejemplo de la cooperación entre ambos usos fue el túnel que integra el proyecto

Marca I que capta aguas de la laguna Marcapomacocha, mediante la construcción de un túnel

de 10 km de longitud hacia la laguna Milloc, e incrementa el caudal del río Santa Eulalia con

6 m3/s en época de estiaje. “Este proyecto, se ejecutó con la finalidad de cubrir la demanda

del servicio eléctrico en la ciudad de Lima, aprovechando una caída de 1,200 m del túnel

acueducto a Huinco, capaz de generar no menos de 200,000 Kw” (Autoridad Nacional del

Agua, 2010: 172-173).

c. Uso Agrario

De la información sobre derechos de uso de agua del Observatorio del Agua: Chillón

Rímac Lurín (2017) se sabe que la ANA ha otorgado 17 licencias de uso agrario a nombre

de 12 comités de usuarios; 39 licencias a favor de 5 comunidades; y 1 para una persona

natural.

Las normas del país reconocen a las juntas de usuarios como operadores de

infraestructura hidráulica mayor. Mediante dicha infraestructura la junta se encarga de la

“prestación de servicios de regulación, derivación y conducción de agua desde una fuente

natural hasta los sistemas de infraestructura hidráulica menor”.65 Se confoman como

65 Al respecto, se puede ver los artículos 33° y siguientes del Reglamento de la Ley de Recursos Hídricos, aprobada por Decreto Supremo N° 001-2010-AG.

133

asociaciones privadas reconocidas por la ANA que, no obstante, prestan un servicio público.

En tal sentido, son reguladas y supervisadas por la autoridad. Para cumplir con su rol se

organizan en comisiones y comités de usuarios. Si bien según la norma deben contar con

derechos de uso de agua para ser usuarios, en la práctica se observa un régimen de uso de

agua y de asignación de derechos que se basa en los usos y tradiciones locales. Por eso

tampoco extraña que en la Subcuenca se haga referencia a la Comisión de Usuarios, aunque

ésta no cuente aún con reconocimiento oficial.

No obstante, cuando usuarios de más de un tipo de uso comparte el sistema de agua,

como pueden ser mineras, piscigranjas y/o el uso poblacional, las organizaciones -Junta,

Comisión o Comité- pueden estar estar integradas por sus representantes también. Esto podría

constituir una oportunidad, pues dichas organizaciones pueden integrar un espacio que las

acerque al diálogo sobre problemas y objetivos comunes. De hecho, en Santa Eulalia esto

podría, por ejemplo, ser un espacio de acercamiento entre ENEL y las comunidades (J.

Alarcón, EE02), si es que comparten elementos comunes del sistema hidráulico.

Por regla general, los centros poblados cuentan con comités de regantes que coordinan

la captación y distribución del agua y el mantenimiento de la infraestructura para riego. Las

comunidades campesinas se organizan en Comités, compartiendo infraestructura de riego,

como los canales de distribución y estableciendo, comúnmente con periodicidad anual,

jornadas de trabajo para su conservación y mantenimiento.

En relación al uso del agua, GRADE (2018) señala que en las tres zonas de la cuenca,

alta, media y baja, ha aumentado el porcentaje de la superficie agrícola bajo riego entre 1994

y 2012, habiendo llegado a más del 90% de la superficie agrícola total. El cambio observado

134

es mayor aún en la cuenca media, de1994 al 2012 el área agrícola de secano66 se ha reducido

de cerca del 40% a menos del 2%. Asimismo, indica que ha habido cambios en las fuentes

de agua para el riego. En la cuenca baja, en 1994 las UA accedían usaban agua de ríos y

manantiales, mientras que al 2012 también lo hacían usaban reservorios. En la cuenca media,

usaban principalmente agua de ríos y lagos, mientras que al 2012 aumenta el porcentaje de

uso de manantiales y reservorios. Finalmente, en la zona alta, a 1994 la usaban

exclusivamente agua de los ríos, mientras que el 2012 utilizan casi en la misma medida agua

de los lagos.

Además, GRADE (2018) observa que la tecnología de irrigación empleada en sus

cultivos en las 3 zonas de la Subcuenca, casi en su totalidad, es riego por gravedad. Sin

embargo, nota que en la cuenca baja y media aumenta ligeramente el número de productores

que utilizan técnicas de riego más sofisticadas coma la aspersión y el goteo.

Sin embargo, uno de los datos más relevantes del estudio de GRADE es que en 1994

la principal razón para no trabajar la tierra en las 3 zonas de la cuenca era la falta de crédito,

semilla o mano de obra, siendo más crítico en las zonas media y alta. Esto ha cambiado

dramáticamente en la cuenca media y alta para el año 2012, en que

más del 90% de UA de la zona media atribuyen a la falta de agua el no haber podido trabajar la tierra, mientras que las otras razones pierden importancia. En la zona alta, en 1994 solo un cuarto de las UA atribuía a la falta de agua la principal causa por la que no trabajaron la tierra ya que la falta de crédito, semillas y mano de obra era la principal restricción. En cambio, en el 2012 más de la mitad de las UA reconocen que la falta de agua es el principal motivo para dejar de sembrar. (2018: 35)

66 En la agricultura de secano el riego es únicamente por lluvia, excluyendo cualquier otro medio de irrigación humana.

135

Por otro lado, aunque en la cuenca baja la falta de agua ha aumentado ligeramente como

causa principal para no sembrar en áreas agrícolas, se ha incrementado como causa principal

la falta de crédito, semilla o mano de obra en más de 15 puntos porcentuales.

Tabla 11: Causa principal por la que no se sembró en las tierras agrícolas (porcentaje de UA)

Zona de la subcuenca

Falta de agua Salinidad, erosión o

mal drenaje

Falta de crédito,

semilla, mano de obra Otras razones

1994 2012 1994 2012 1994 2012 1994 2012

Zona baja 25.95% 28.63% 4.75% 0.40% 48.10% 64.52% 0.00% 16.94%

Zona media 79.78% 94.74% 1.78% 0.00% 91.33% 6.84% 0.00% 1.58%

Zona alta 26.82% 52.31% 3.64% 0.00% 74.55% 67.69% 0.00% 1.54%

Total 50.71% 56.66% 3.14% 0.20% 73.73% 43.14% 0.00% 9.15% Fuente: Elaboración: GRADE (2018)

d. Uso acuícola

Se han contado 13 piscigranjas en la Subcuenca, 8 de ellas operativas y 1 en

construcción. Las operativas están ubicadas en Carampoma, Laraos, San Juan de Iris,

Huachupampa, San Pedro de Casta, Callahuanca y Santa Eulalia. 4 de ellas son de

particulares, una de la Universidad Nacional Federico Villareal y las otras municipales

(Álvarez Velarde, 2016).

Según el informe revisado al respecto (Ibid.) el principal problema es el escaso

conocimiento técnico de los productores y capacidad financiera para casos de sequía, así

como la poca información sobre la calidad del agua (nutrientes y metales pesados), que

puedan contaminar la producción de las piscigranjas. Además, en la mayoría de casos no

contaría con los derechos de uso de agua, ni estaría registrada en el catastro del Ministerio de

la Producción.

136

Si a eso se suma que se han recogido referencias de que el manejo de las presas por

empresas generadoras de energía ha llegado a afectar a piscigranjas (Alarcón, EE02), se

puede deducir que la misma informalidad genera mayor desprotección legal frente a los

problemas relacionados al agua. Cabe resaltar que en muchos casos esto afecta lo que

constituye un ingreso adicional en algunas de las comunidades locales.

3. 3. Relaciones de los actores de la Subcuenca

En la tabla siguiente muestro los actores presentes en la Subcuenca, organizados a

distintos niveles y por 3 grupos, según sean públicos, privados o de la sociedad civil.

Tabla 12: Listado de Actores en la Subcuenca de Santa Eulalia

PÚBLICO PRIVADO SOCIEDAD CIVIL

NACIONAL § ANA § SUNASS § INGEMMET § MINAM § AGRORURAL § Fondo Sierra Azul § PNSR § ARC

§ ENEL § Consorcio Energético de

Huancavelica S.A. (CONENHUA)

§ Andean Power SA

§ GWP § CONDESAN § PUCP § Invierte Verde § AQUAFONDO § GIZ – Programa

ProAcc § 2030 Water

Resources Group

REGIONAL § GORE Lima § SEDAPAL

§ Junta de Usuarios Rímac § Unidades mineras Collqui,

Venturosa, Lichicocha y Nuestra Señora del Carmen

LOCAL § Municipalidad Provincial de Huarochirí

§ Mancomunidad de Municipalidades del Valle de Santa Eulalia Municipalidades Distritales de Callahuanca, Carampoma, Huachupampa, Huanza, San Juan de Iris, San Pedro de Casta, San Pedro de Laraos, Santa Eulalia, San Mateo de Otao, San Antonio

§ Comisión de Regantes de Santa Eulalia

§ 12 comités de regantes § 10 comunidades: Mitma,

Carampoma, Laraos, Huanza, Vicas, Huachupampa, San Pedro de Casta, San Juan de Iris, Chaclla y Callahuanca.

§ Piscigranjas § Centros de recreación

§ Asociación de Comunidades Campesinas y otros Nor Huarochirí

Fuente: Elaboración propia

137

El ámbito de alcance de los actores nacionales, regionales y/o locales, tiene incidencia

en los recursos económicos y políticos con que cuente el actor. La forma “natural” de los

actores locales de buscar recursos de niveles mayores, será a través de sus instancias locales

superiores, como veremos a continuación.

Esta mirada nos remite, además, a los conceptos de Lederach sobre la pirámide de la

construcción de la paz, en particular en cuanto a analizar la capacidad horizontal y vertical

de los actores para cumplir un rol mediativo que pueda atravesar los diversos grupos e hilar

en el tejido social. Asimismo, procuro presentar indicios que nos lleven a pensar en la

existencia de múltiples paces, lo cual -de ser el caso- tendría que incidir en el diálogo entre

los actores que requerirán una sensibilidad a la interculturalidad presente en la Subcuenca y

desarrollar habilidades en el ejercicio del mismo. Asimismo, podemos discutir sobre el valor

y los límites de conceptos de gobernanza y GIRH, o al menos en la forma como éstos están

siendo implementados en la localidad.

3.3.1. Actores locales de la Subcuenca

a. Las Municipalidades

La Municipalidad Provincial de Huarochirí y los municipios distritales son actores

públicos de la Subcuenca que se encuentran, a su vez, dentro del ámbito del Gobierno

Regional de Lima.

Un estudio realizado por el IDMA para GWP (IDMA, 2015) señala que existen Planes

de Desarrollo Concertado (PDC) del Gobierno Regional de Lima, la Municipalidad

138

Provincial de Huarochirí y las municipalidades distritales de Callahuanca, Carampoma,

Huachupampa, Huanza, Laraos, San Antonio y Casta, aprobados entre los años 2008 y 2010

por un horizonte de tiempo de entre 5 y 10 años. No así en el caso del distrito de Santa Eulalia,

sobre el cual indican no haber encontrado mayores referencias (ver Tabla siguiente).67

A pesar de los PDC aprobados, el informe pone de relieve una serie de limitaciones en

la elaboración e implementación de los mismos, entre las cuales vale la pena mencionar los

siguientes:

a. Los Planes de los distritos de la Subcuenca no están alineados con los de los gobiernos Regional y Provincial, lo que afecta su implementación.

b. Los Planes, en su mayoría, no se han impreso y socializado. Son desconocidos por la población y ajenos a las organizaciones de base y los espacios de concertación (a excepción de San Antonio, Callahuanca, la Provincia de Huarochirí y el Gobierno Regional de Lima).

c. No tienen carácter vinculante con otros instrumentos de gestión, no generando responsabilidad su incumplimiento a nivel de objetivos, metas y líneas de acción. Su carácter es, por tanto, meramente declarativo.

67 Contradictoriamente, en el análisis de los PDC reportan información detallada sobre el PDC del distrito de Santa Eulalia.

139

Tabla 13: Aspectos Relevantes encontrados en los PDC por distritos Ámbito Región Lima Huarochirí Callahuanca Carampoma Huachupampa Huanza Laraos San Antonio San Pedro de

Casta Santa Eulalia

Gobernabilidad y Desarrollo Institucional

Participación de los pobladores Reestructuración del aparato público Fortalecer sistemas de control

Mejora de la atención al poblador Promueve la concertacion Alentar trabajo mancomunado

Gestión concertada y democrática

Gobierno democrático Empoderar Organizaciones Sociales

Participación Ciudadana y Fortalecimiento Institucional

Potenciar capacidades

Desarrollo Institucional Fortalecer Organizaciones

Desarrollo de capacidades

Participación de los pobladores en la gestión pública

Promueve las capacidades e iniciativas locales

Desarrollo Económico Sostenible

Desarrollo sostenido y competitivo Desarrollo de cuencas

Desarrollo agropecuario Desarrollo del ecoturismo

Distrito Productivo Eco turístico y Comercial

Desarrollo Turístico

Mejora de la Produccion Recuperar las técnicas ancestrales

Desarrollo Integral Tecnificación del Agro

Incremento de la produccion Agropecuaria

Transformación productiva

Pueblos sustentables

Desarrollo sostenible

Gestión de los Recursos Hídricos

Riego tecnificado Construcción de represas

Propone el cuidado de sus recursos y la calidad del agua

No Definido No Definido No definido Agua potable Construir infraestructura de riego

No Definido Carencia de agua para el consumo y la agricultura

No Definido No Definido

Medio Ambiental

Respeto al medio Ambiente Preservar los recursos Naturales. Forestar y reforestar

No tiene referencias sustentadas.

Sustentabilidad ambiental

Protección del Ecosistema

Cuidado del Medio Ambiente Uso racional de los recursos

No Definido Cuidado del Medio Ambiente

Gestión de los recursos y cuidado del Medio Ambiente

Aprovechamiento racional de los recursos naturales

Conservación del Medio Ambiente

Fuente: GWP-IDMA, 2015. Elaboración propia

140

El informe mencionado pone de relieve la poca articulación de las municipalidades con

organizaciones sociales menores en sus ámbitos. En consecuencia, recomienda fortalecer la

participación de organizaciones sociales y espacios de concertación y sugiere se elaboren,

reformulen o actualicen los PDC, en forma previa a la discusión del presupuesto

participativo. Esto porque el proceso de elaboración del Presupuesto Participativo podría

servir para articular las propuestas de políticas locales en materia de desarrollo y gestión del

agua, con las iniciativas y prioridades de la población.

Tabla 14: Ejecución por municipalidad distrital en agua US$ - 201768

Fuente: Consulta amigable del MEF (2018) - Elaboración propia

De otro lado, consultando los montos de inversión pública de las municipalidades

distritales el 2017, he agrupado algunos rubros de inversión que tienen impacto directo en las

fuentes de agua en un rubro que he denominado ejecución en agua69. Se observa que la

inversión ejecutada es bastante baja, aún más en el rubro de aprovechamiento de recursos

hídricos para uso agrario, que precisamente podría encausar apoyo del gobierno local a las

comunidades en sus organizaciones de riego.

Además, vemos que entre los distritos, la municipalidad que ejecuta mayor presupuesto

es la de Santa Eulalia, seguida por Laraos y San Pedro de Casta. No obstante, si vemos la

68 Se toma como referencia el tipo de cambio de venta en dólares al 30 de diciembre del 2017. 69 Que incluye la inversión en gestión integral de residuos sólidos, aprovechamiento de recursos hídricos para uso agrario y reducción de vulnerabilidad y atención de emergencias por desastres.

Provincia Huarochirí

Callahuanca Carampoma Huachupampa Huanza Laraos San AntonioSan Juan de

IrisSan Mateo

de OtaoSan Pedro de Casta

Santa Eulalia

Gestión integral de residuos sólidos 121.061 13.102 13.495 4.634 11.689 0 0 3.384 7.220 0 26.499Aprovechamiento recursos hídricos para uso agrario 48.137 26.289 0 5.982 40.545 97.203 0 30.541 3.236 93.860 0Reducción de Vulnerabilidad y Atención de Emergencias por Desastres 255.490 52.206 38.261 84.398 77.656 71.161 82.926 39.739 85.228 44.209 181.146Población INEI 2012 81.696 4.080 1.788 2.814 2.674 2.298 5.469 1.772 1.603 1.303 11.787Sub total ejecución agua US$ 424.688 91.598 51.756 95.014 129.890 168.365 82.926 73.664 95.684 138.069 207.645Sub total ejecución agua US$ per cápita 5,20 22,45 28,95 33,76 48,58 73,27 15,16 41,57 59,69 105,96 17,62

141

inversión per cápita, Santa Eulalia se encuentra entre las últimas, mientras que San Pedro de

Casta, Laraos y San Mateo de Otao son las tres primeras.

Esto concuerda con lo expresado por algunos entrevistados (N. Rojas, EE01; F.

Guzmán, EE03), quienes señalan la poca permeabilidad de las municipalidades -con algunas

excepciones- a las visiones y propuestas de las comunidades en relación a sus necesidades

de agua para las actividades productivas. Lo cierto es que, en este sentido, las

Municipalidades cumplen un rol clave. No sólo por el presupuesto propio que puedan

destinar a la atención de necesidades de su población, sino también por su rol de

intermediación ante otros, en particular ante las instancias superiores de gobierno.

La falta de socialización de sus instrumentos de gestión y de articulación con otras

entidades para implementar los proyectos que sus propias poblaciones priorizan, refleja baja

capacidad no sólo para apuntalar iniciativas locales, sino para siquiera recibirlas e

incorporarlas en su propia visión. Si bien la falta de entrevistas con estos niveles de gobierno

no permite concluir algo muy específico sobre su visión del desarrollo, sin embargo, todo

parece indicar que su gestión es, en general, más bien de corte burocrático y poco

participativo. En ese sentido, parece predominar un enfoque más bien enraizado en la

modernidad, según el cual el Estado cumple con exclusividad el rol de administrar los bienes

y servicios públicos según los objetivos de desarrollo determinados por su conocimiento y

racionalidad.

b. Comisión y Comités de Usuarios de Santa Eulalia

La Junta de Usuarios del Rímac incluye el ámbito de Santa Eulalia, aunque según la

información recogida, a pesar de que recibe los montos de la tarifa que pagan algunos de los

Comités de usuarios de la Subcuenca, realmente no presta servicios efectivos a las

142

organizaciones de menor nivel antes mencionadas, por lo cual éstas incluso han evaluado la

viabilidad de constituir una Junta de manera independiente.

En ese sentido, algunos integrantes de Comités de Santa Eulalia entrevistados (EG01)

señalaron que, habiendo recibido una respuesta negativa de la ANA sobre la posibilidad de

conformarse como una Junta de Usuarios independiente, están elaborando sus Estatutos para

la formalización de la Comisión de Usuarios de Agua del Subsector Hidráulico Santa Eulalia.

Esto, a su vez, pone de relieve conflictos latentes, no sólo entre distintos usos del agua,

sino incluso al interior de una organización del mismo uso agrario, como la Junta, que en

teoría debiera funcionar de manera unitaria y velar por los intereses de todos los miembros,

en la parte baja (Bajo Rímac) y en las partes media y alta (Subcuenca Santa Eulalia).

La Comisión de Regantes viene organizándose y trabajando, a pesar de que a la fecha

no cuenta con reconocimiento formal por parte de la autoridad. Un entrevistado (F. Guzmán,

EE03) señaló que son alrededor de 40 canales en la Subcuenca y 12 Comités, con un total

aproximado de 3000 usuarios. El canal que tiene más usuarios es San José de Palle con

aproximadamente 150 (F. Guzmán, EE03), Luna Seca, Cashahuacra y el canal del pueblo se

quedaron sin cemento. Sólo 4 están pagando: Parca, Chuño, Rinconchacra, San José de Palle

Bajo (de 25 usuarios) y Huaynaní.

La relación de los regantes de la Subcuenca con la Junta de Usuarios del Rímac es más

bien distante (F. Guzmán, EE03), pues según perciben los intereses de ésta estarían fuera de

la Subcuenca, en la parte baja del Rímac. La Junta es percibida más bien como una

organización con una agenda propia distinta de los Comités y poco comprometida con los

problemas de la Subcuenca.

143

De hecho, según la información recogida (F. Guzmán, EE03), un miembro de un

Comité señalaba “Los de la Junta de Usuarios solamente nos cobran el uso del canon70 y

chau”; además, durante el Niño Costero que afectó seriamente la infraestructura de agua, el

Gobierno Regional habría apoyado con cemento, el cual entregó a la Junta de Usuarios para

que la distribuya a los usuarios. Sin embargo, ésta habría entregado el cemento únicamente

a los Comités que pagaban el canon. “No le dio a Cachahuacra ni al Canal del pueblo de

Santa Eulalia. Así no puede ser, sólo les están dando para que ellos distribuyan” (F. Guzmán,

EE03).

Algo propio de la organización de los Comités son las faenas comunes (EG01). En

contraste con sociedades urbanas y de organizaciones más acordes al sistema capitalista

tradicional, en que el dueño del capital contrata a los asalariados para ciertos trabajos, en los

Comités es común que periódicamente organicen jornadas de trabajo de sus miembros. Claro

que común no es igual que fácil. Los Comités imponen multas a los que no van y, no pocas

veces, hay un grupo de personas que no asisten por realizar otra actividad que les genere

mayor ingreso, sin embargo, estas faenas comunes permiten que los canales se mantengan.

De hecho, en ocasiones reciben materiales u otro apoyo financiero del gobierno local,

y la contrapartida de la comunidad (a través del Comité) es el trabajo comunal (Sra. Teresa,

Sr. Mayta, EG01). Esto ha servido también para paliar los desperfectos ocasionados por el

Niño Costero en el 2017, donde llegaron a hacer una semana de trabajo y otra de riego.

Pero no todos los gobiernos locales han tenido el mismo desempeño en respuesta a los

eventos extremos del 2017. Según un entrevistado (F. Guzmán, EE03), en febrero de este

70 Se refiere al pago de la tarifa por el servicio que la Junta presuntamente debe prestar y con el cual se deben cubrir, además de los costos administrativos, las inversiones para mantener la infraestructura del sistema hidráulico.

144

año aún se necesitaba descolmatar el río Santa Eulalia en la parte afectada -medio kilómetro-

pues únicamente se había trabajado el 50% del canal. Se percibía una demora administrativa

de responsabilidad de la Municipalidad de Santa Eulalia pues, a pesar de haber sido

adjudicada, había demoras de contratación que impedían la atención de la obra con la

urgencia necesaria, teniendo en cuenta que había transcurrido un año desde los eventos

extremos.

Los sistemas de solidaridad, que además abarcan otros temas más allá del agua,

recuerdan las familias extendidas que son comunes en los pueblos rurales: al punto que

cuando las familias migran es común que lleguen a vivir donde los que migraron antes, hasta

que se establezcan. Además, en las comunidades existe la lógica de yo te ayudo hoy y tú me

ayudas mañana, tan arraigado en los pueblos antiguos del Perú y que aún aportan tanto en

sociedades donde el mercado no puede satisfacer esas necesidades.

Esto se configura, en mi opinión, como parte del sentido identitario de las comunidades.

Esta cierta familiaridad parece reflejarse en otros rituales que, alrededor del trabajo

compartido, renueva periódicamente la relación de la comunidad, así como de ésta con la

tierra y el agua. Es el caso de la champería que es una fiesta que realizan anualmente,

normalmente hacia el mes de abril, en que, normalmente los varones, recorren el canal de

agua y lo limpian a lo largo de varios días.

Según Gelles (1984: 309), estas fiestas “Por lo general duran ocho días, la mayoría de

los cuales están dedicados a la limpieza física y espiritual del sistema hidráulico” y explica

que en San Pedro de Casta las fiestas se acompañan con los cantos tradicionales o hualinas o

walinas. Por ese valor de las champerías que va más allá del fin únicamente práctico, el grupo

145

focal con quien hablé señalaba que es importantísimo que vuelva la champería, pues en

algunas zonas se estaba perdiendo (F. Guzmán y otros, EG02).

Otra de estas tradiciones locales que renuevan el sentido comunal es la limpieza de las

amunas,71 sin embargo, el conocimiento y la práctica de esta limpieza es desigual en las

comunidades. Por ejemplo, en San Juan de Iris limpian los canales, pero no conservan fresca

la práctica de cómo hacer una amuna (J. Alarcon, EE02). Mientras que en Casta sí, han

recuperado y limpiado amunas y zanjas, lo que ha favorecido la colaboración de

AQUAFONDO y el programa Sembramos Agua de SEDAPAL que financian infraestructura

natural. En San Juan de Iris lo han hecho movidos por la oportunidad que dichas entidades

presentaron, pero es una práctica que, en todo caso, se está recuperando y se estaba quedando

en el recuerdo de las viejas generaciones (J. Alarcón, EE02).

De otro lado, se escucharon testimonios de problemas con ENEL (F. Guzmán, EE03)

pues ésta “suelta el agua de la represa de Sheque y se viene con todo. Ha llovido, han

aprovechado el pánico y ha venido con todo”. Al punto que el alcalde habría denunciado a

ENEL por los daños que se habían ocasionado. Los Comités coordinan y se organizan, tienen

un rol para el riego de manera que cuando un sector capta el agua el otro espera y así

sucesivamente. Se organizan sobre la base de un plan de cultivo con el cual ejecutan su plan

de trabajo. Sin perjuicio de eso, la que administra y abre la descarga cuenca arriba es ENEL,

por lo cual tiene un impacto muy concreto en los usuarios si no lo hace adecuadamente o no

coordina debidamente.

71 Las amunas son acequias que ancestralmente identificaron que, al ser mantenidas adecuadamente, favorecen la recarga de agua en época de lluvia para ciertas fuentes que utiliza la comunidad y que, de ese modo, están más disponibles en la época seca. En el contexto de las iniciativas actuales de conservar o recuperar infraestructura natural es una de las opciones preferidas.

146

c. Las comunidades en la Subcuenca: Mitma, Carampoma, Laraos, Huanza, Vicas,

Huachupampa, San Pedro de Casta, San Juan de Iris, Chaclla y Callahuanca.

En principio, hay que precisar que es difícil hacer una separación stricto sensu entre

los comités de usuarios (o de riego), las comunidades e incluso la ACCNH. Hasta cierto

punto, los comités son la forma de las comunidades de organizarse con fines de riego y la

ACCNH es una manera de impulsar la agenda de las comunidades a través de sus líderes y

representantes, aunque, como veremos luego, habrá que ver que los intereses de éstas no son

homogéneos.

En cuanto al medio de vida de las comunidades, entre los productos más importantes

para las comunidades en la actualidad están la chirimoya y la palta, en especial en la cuenca

baja y media. Actualmente, están intentando cultivar orgánico porque han averiguado que les

pueden pagar un poco más vendiéndolas en Ecoferias en Lima o en el distrito de Santa Eulalia

(F. Guzmán y otros, EG02). En la cuenca alta predomina la ganadería, en parte por la menor

productividad agrícola a esas alturas por lo que son mayormente para autoconsumo,

dedicándose principalmente a la crianza de vacunos, ovinos, alpacas, llamas y cuyes.

En este sentido, considero importante rescatar el sentido práctico de las comunidades.

Éstas no están aisladas del mercado, sino que buscan más bien, en mayo o menor grado,

productos que puedan generarles ingresos a través de él. Si bien han referido que en algunos

espacios se practica el trueque éste es en casos minoritarios y no sería en absoluto

predominante como medio de vida de las comunidades. Además, identifican los proyectos

de las empresas, como alternativa para el desarrollo de la comunidad y el empleo.

No obstante, aunque no he encontrado testimonios de conflictos violentos con

empresas, sí se encuentra referencias a conflictos latentes, incluso de denuncias a alguna de

147

ellas por problemas asociados al manejo del agua (F. Guzmán, EE03). Aunque este mismo

entrevistado indicó que percibía un cambio de actitud cuando la que era EDEGEL cambió de

dueños y cambió por la italiana ENEL.72

No obstante, algunos representantes de las comunidades de Laraos, Santa Antonio de

Cumpe, Jicamarca, Huinco, Chaclla, Collata Huachupampa y Vicas manifiestan reclamos

porque las Centrales Hidroeléctricas CONENHUA y ENEL no retribuyen el uso por el agua

que ellos hacen, en acciones de conservación de ecosistemas, de modo que ellos puedan tener

más agua para consumo y agricultura.73

Como quiera que en algunas partes de la cuenca ENEL transporta el agua mediante su

infraestructura tiene algunas ventanas por las cuales entrega agua en el recorrido. Es el caso,

por ejemplo, en Callahuanca y en Huachupampa (J. Alarcón, EE02), así como en Casta

(Castro Salvador, 2016). Sin embargo, Castro Salvador (2016) señala que se generan

problemas con los agricultores en la parte baja, por las horas que ha establecido la empresa

en las que su manejo reduce el caudal (entre las 5am y 12 m), esperando los comuneros llegar

a un acuerdo con ella; por el contrario, en algunos momentos del año descargan grandes

cantidades de agua sin coordinación previa, ocasionando numerosos impactos aguas abajo.

Sin embargo, a la vez perciben que ENEL puede presentar oportunidades para

beneficios locales. Al respecto, señalan que hay iniciativas de la empresa para la localidad

en materia de vías de comunicación, mediante el sistema de obras por impuestos, habiendo

72 Aunque por la información encontrada, más bien se habría producido un cambio de nombre el 2016 (SEMANAeconómica.com, 2018) que podría haber conllevado algunos cambios en la política de responsabilidad. 73 Información recogida en el taller realizado el 15 de diciembre de 2017 con representantes de comunidades de la Subcuenca Santa Eulalia.

148

sostenido reuniones recientemente para ver los estudios y definir el lugar del proyecto (F.

Guzmán, EE03).

Asimismo, tienen expectativas de que el proyecto de Autisha -donde se estaría

celebrando un convenio con participación de SEDAPAL, ENEL, GORE Lima, ANA,

ACCNH y la Mancomunidad Santa Eulalia- pudiese beneficiar también a la localidad,

aunque no saben bien cómo, señalando que “la ANA se pone al medio” (F. Guzmán y otros,

EG02) y que, sin embargo, no acceden en detalle a la información de lo que se proyecta

hacer74.

SEDAPAL, por su parte, además de la infraestructura gris en la cuenca, tiene el

mandato legal de implementar proyectos para conservar y recuperar los servicios

ecosistémicos, esto es para cuidar las fuentes de agua, de donde toma el agua para Lima, y

esto incluye la Subcuenca. Según algunas estimaciones entre el 2017 y el 2022 SEDAPAL

podría recibir alrededor de S/. 855 millones (Bonifaz, 2018)75. Estos proyectos son

canalizados a través de su programa “Sembramos Agua”.

Las comunidades, en ese sentido, tendrían expectativas de que las inversiones de

SEDAPAL las favorezcan con proyectos que aseguren el agua para sus actividades

productivas y el consumo doméstico. A agosto del 2018 aún hay referencia de apenas 2

proyectos, uno ejecutado y el otro o en ejecución y algunos proyectos para desarrollar a

continuación. No obstante, estos proyectos son de pequeña escala y beneficio muy local (J.

74 Aunque la información pública señala es que SEDAPAL es la titular de la iniciativa de la presa de Autisha. ENEL podría estar buscando alternativas de un beneficio común con SEDAPAL. 75 Que es el equivalente hoy a aproximadamente 269,700,000 dólares.

149

Alarcón, EE02), no siendo para beneficio de más de una quebrada a la vez (es decir, para una

comunidad).

Un aspecto importante de las comunidades que ya vimos antes es el de ciertas

celebraciones comunitarias y con frecuencia rituales. Además de las champerías y las faenas

comunales, están también otras periódicas para la marca del ganado. Sin embargo, no hay

tradiciones de la Subcuenca. De los testimonios recogidos, las celebraciones son, más bien,

muy locales, al punto que algunos ritos tienen mayor arraigo en unas comunidades y menos

en otras; son recordadas (nunca más apropiada por la etimología de la palabra, de volver al

corazón) por los jóvenes, o se van perdiendo con los ancianos.

Entre estos destaca también, quizás por la sensación de conexión y de ciclo que

transmite, es la ceremonia para pedir lluvia que, según el narrador vendría del tiempo de los

incas (a él, a su vez, se la contó un jicamarquino).

La han hecho en Vicas, laguna de Atacocha. “Han hecho la ceremonia ayer y ha llovido como una hora”. Tiene que sacar de la mar brava. Han sacado de León Dormido… (o) de Cerro Azul. Los 4 que nombran los comuneros, hacen una ceremonia. Luego, bajan al mar, adentro y sacan el agua y lo traen de frente, máximo 20, 40 litros, en bidones. Van abriendo el bidón poquito a poquito. Dicen que sale como gas y eso que sale va aumentando la neblina. El alcalde de Huachupampa nos ha contado que él ha ido a Vicas y llovió, luego ya no llovió. Es que la atmósfera está muy caliente. Cuál es el punto radical... El que es católico tiene que tener fe. Sin fe no pasa nada. Hay que tener fe pues... pero ustedes pues no, ustedes están basados en los estudios… Si se excede olvídate ah… se carga todo Chosica. (F. Guzmán y otros, EG02)

Esta tradición que, señaló, practican en varias comunidades, nos rememoran una

conexión con la naturaleza que para las culturas -y las paces- modernas no existe, no es real,

y que, sin embargo, para las comunidades -o algunas de ellas- es parte vital de su

cosmovisión, recibida de los ancianos.

Desde una mirada posmoderna -contrastando esta mirada con, por ejemplo, la de las

empresas- podríamos hablar de la coexistencia de diversas miradas legítimas sobre la

150

realidad. Desde la mirada de las muchas paces, de Dietrich (2012), cabe preguntarse si puede

integrarse ambas miradas -y las paces que ambas esconden- en una vía transracional. De

hecho, como he referido, el paradigma de la modernidad y la visión del desarrollo como

crecimiento económico no es ajena a las mismas comunidades de la Subcuenca. Sin embargo,

al mismo tiempo, mantienen y cultivan, elementos inherentes a una visión energética de la

vida que convive adicionalmente, con frecuencia, con creencias católicas o evangélicas.

151

Ilustración 6: Mapa de comunidades de la Subcuenca Santa Eulalia

Fuente: Castro (2016)

152

3.2.3. Espacios de encuentro y colaboración

En el 2013, se conformó la Asociación de Comunidades Campesinas y otros Nor

Huarochirí (ACCNH), la cual está integrada por 15 comunidades campesinas, además de

productores agrarios y regantes, con el fin de promover proyectos de desarrollo de interés

común, incluyendo temas de agua.

La integran las comunidades de Santa Eulalia, Chaclla, Callahuanca, Mitma-

Carampoma, Santiago-Carampoma, Huachupampa, Huanza, San Juan de Iris, Laraos, San

Pedro de Casta, Acobamba, Quilcamachay Vicas, Collata, Jicamarca, y San Mateo de Otao,

aunque sólo 10 de ellas están en la Subcuenca (Guevara Floríndez, 2018).

La ACCNH se presenta como una iniciativa con potencial importante, pues promueve

la constitución de una agenda común para las comunidades a un nivel territorial provincial,

lo cual podría fortalecer su articulación de cara a autoridades y otros actores de la Subcuenca.

Sin embargo, no hay que perder de vista que, a pesar de las intenciones, es un reto llevarlo a

la práctica pues las comunidades no dejan de tener intereses particulares. Ejemplo de esto es

la rivalidad e incluso disputas por límites territoriales entre comunidades o la competencia

por el diseño y financiamiento de proyectos.

Como señala Castro Salvador (2016), una de las motivaciones iniciales de la ACCNH

fue impulsar la construcción de canales de riego, que proveerían agua a comunidades de la

Subcuenca y a Jicamarca y San Mateo de Otao, ubicadas fuera de la Subcuenca. Otros actores

(F. Guzmán y otros, EG02) han señalado que hay comunidades como Jicamarca, Vicas y

Chaclla que no tienen agua y sobreviven usando los puquiales. El Proyecto Cochavijila

proveería a 4 comunidades de la margen derecha del río, mientras el Proyecto Chicoc

153

favorecería a 5 comunidades de la margen izquierda, que tienen agua únicamente medio

tiempo del año.76

No obstante, dicho origen, ante la oferta de proyectos actual más pegados a la

infraestructura natural -como en el caso del Programa Sembramos Agua de SEDAPAL-

algunos actores (F. Guzmán y otros, EG02) consideran que, complementariamente a lo gris,

las comunidades tendrían que comprometerse a reforestación y pastos; terrazas y andenes, lo

cual sumaría a una mejor provisión en época seca mediante la siembra del agua, pero además

les permite acceder a recursos de la tarifa de SEDAPAL.

En relación a las coordinaciones entre comunidades para algunos proyectos, señalan

que en la actualidad hay acuerdo por ejemplo sobre Chicoc con Carampoma, pero con Laraos

todavía no cuentan con el consentimiento necesario. No obstante, Laraos, Huanza,

Carampoma y hasta San Juan de Iris no participan con la misma asiduidad de la ACCNH,

pues no comparten los mismos intereses (J. Alarcón, EE02). Además, no han logrado que las

Municipalidades competentes asuman estos proyectos y los canalicen ante las potenciales

fuentes de financiamiento como el Programa Sierra Azul del gobierno.

Precisamente, algo que juega en contra de la cohesión de la ACCNH es que, a pesar de

lo que tienen en común, no parecen compartir proyectos o tradiciones que los unan. Las

celebraciones son comunales, en fechas distintas. Las necesidades y visiones de desarrollo

son diferentes, según estén en la cuenca alta, media y baja. Y, hasta ahora, las ideas de

proyectos son igualmente locales. Parece faltar una visión común que pueda generar

proyectos compartidos. Es en este punto que uno se da cuenta que la visión de cuenca como

76 El Proyecto Chicoc (estimado en 30 km. tuberías) traería agua de laguna de Carampoma para Huachupampa, San Juan Iris, San Pedro de Casta, Chauca-Callahuanca y San Mateo de Otao. El Proyecto Cochavijila (estimado en 38 km. de tubería) traería agua de las cercanías de la laguna de Quiulacocha, en Laraos para Vicas, Chaclla, Collata, Jicamarca, además de un anexo del mismo Laraos, la parte que no tiene (F. Guzmán y otros, EG02).

154

unidad para la gestión del agua es, finalmente, una visión, en algún grado natural, pero en

otro impuesto por la política internacional y no parece ajustarse a las lógicas tradicionales y

locales.

Aún así, no se puede descartar que puedan construir esta visión compartida en torno a

proyectos comunes. El día que realicé un grupo focal (F. Guzmán y otros, EG02) con

representantes de la ACCNH habían participado en un evento de la Confederación Nacional

Agraria, discutiendo sobre el auto reconocimiento de la identidad indígena como base para

la protección de los derechos de los pueblos indígenas, en el marco del derecho internacional

y nacional.

La reflexión de los entrevistados era que en la época de Fujimori y el APRA se habían

aprobado resoluciones para desaparecer las comunidades campesinas y que éstas eran el

único impedimento para que ellos entraran. Se referían a la modificación de la Constitución

Política en 1993 -que eliminó la inalienabilidad de las tierras indígenas- y leyes posteriores

que buscaban facilitar que las comunidades dispongan de sus tierras para proyectos de

inversión privada.

Para los entrevistados “volver a las actividades indígenas” se trata de reconocer “lo de

ayer que se ha borrado... esto tiene que tener nombre porque te vas a identificar lo que eres

dueño” (F. Guzmán y otros, EG02). Claramente, la preocupación por el agua es sólo la otra

cara de la moneda de la preocupación por la tierra. Sin tierra y agua no hay agricultura, no

hay ganadería, no hay medios de vida. Sin embargo, los mismos comuneros de comunidades

negocian las tierras a veces a espaldas de su comunidad; y esto es un caldo de cultivo para

conflictos con otras comunidades o con las empresas.

155

Por su parte, otra iniciativa local de sumar fuerzas ha sido la Mancomunidad Municipal

del Valle Santa Eulalia. Aunque esta tiene potencial para el desarrollo de procesos de GIRH,

sobre todo en articular iniciativas para acceder a recursos del gobierno regional y central, no

ha presentado aún una especial fortaleza en la articulación con las comunidades o en su propia

articulación interna. En parte, la falta de financiamiento de la propia gestión de la

Mancomunidad la tiene actualmente virtualmente paralizada.

De hecho, formularon un proyecto para riego en la zona de Laraos para derivar agua

hacia Chaclla. Sin embargo, las observaciones realizadas por el Ministerio de Agricultura ni

siquiera fueron levantadas por la Mancomunidad (J. Alarcón, EE02), lo cual da un signo de

la fragilidad de la institución y su poca capacidad de organización.

Por su parte, el PACyD está integrado por a) GWP Sudamérica; b) Ministerio de

Agricultura y Riego; c) Autoridad Nacional del Agua; d) Ministerio del Ambiente; e)

Ministerio de Energía y Minas; f) Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento; g)

Mancomunidad Municipal del Valle Santa Eulalia; h) Asociación de Comunidades

Campesinas y otros Nor Huarochirí sub cuenca Santa Eulalia; i) Pontificia Universidad

Católica del Perú (PUCP); j) Universidad Nacional Agraria La Molina; k) Foro Peruano para

el Agua - GWP Perú; l) ONG Agua Limpia; m) SEDAPAL (Empresa prestadora del servicio

de agua potable y saneamiento; para Lima Metropolitana); n) Consorcio Energético de

Huancavelica S.A. (CONENHUA); o) Asociación Yacuñahui; p) Consorcio para el

Desarrollo Sostenible; y q) Asociación Biósfera. Sin perjuicio de ello, pueden participar otros

actores invitados.

Ha sido reconocido por la ANA como un grupo de trabajo encargado de apoyar la

implementación de la GIRH en la Subcuenca y de proponer una estrategia de implementación

156

para el CRHC CHIRILU. GWP es una instancia que podría jugar el rol mediativo, pues ha

tenido la capacidad de convocar a empresas como ENEL, CONENHUA, SEDAPAL, así

como a la ACCNH. Sin embargo, este acercamiento aún no ha sido sufientemente sólido para

que puedan abordar temas como los conflictos antes mencionados.

Por su parte, el CRHC CHIRILU aunque puede ser un avance en términos de

coordinación en torno a la gestión del agua, es un espacio de coordinación a un nivel bastante

macro en relación a Santa Eulalia pues debe coordinar para 3 cuencas: la del río Chillón,

Rímac y Lurín. Además, tiene un marco normativo riguroso en relación a la representación.

Por ejemplo, la representación por el uso agrario en Rímac es de un representante de la Junta

el único representante de una comunidad campesina es de Santa Cruz de Cocachacra, que se

ubica fuera de la Subcuenca. De manera que el CRHC difícilmente pueda ser un espacio para

acerca a los actores de la Subcuenca en torno a una visión común.

En resumen, aceptando que la paz es, per se, necesariamente imperfecta, siguiendo el

concepto planteado por Muñoz (2006), la gestión del agua en la Subcuenca presenta

problemas que aún no encuentran caminos de solución para algunos de los actores, en

particular para las comunidades. Esto puede agudizarse con el tiempo, no sólo por fenómenos

asociados al cambio climático, sino también por nuevas infraestructura propias de la demanda

de agua y energía de Lima.

Conceptos como la paz transracional y la transformación de conflictos pueden ofrecer

miradas críticas que complementen y fortalezcan las intervenciones que se vienen realizando

bajo enfoques de gobernanza y GIRH.

157

Conclusiones

Tomando como base las preguntas de investigación planteadas al inicio de esta tesis,

presento las conclusiones de la investigación a continuación.

Sobre la pregunta acerca de si existen diversos enfoques relevantes para el caso

particular de la Subcuenca Santa Eulalia, la respuesta es afirmativa. Conforme la revisión

efectuada, la gestión del agua está estrechamente ligada al concepto de desarrollo. Por tanto,

los enfoques de GIRH (GWP & INBO, 2009; GWP, 2000; Dourojeanni & Jouravlev, 2001;

Merrey, 2009; Lankford et al., 2007), de gobernanza del agua (OECD, 2011), así como los

que revisan y critican el desarrollo (Meadows et al., 1972; Sachs, 1996) son relevantes,

precisamente porque evidencian dos cosas: que la gestión del agua no es un tema netamente

técnico, sino que apunta a cumplir ciertas expectativas y metas sociales; y que no hay

conceptos unívocos respecto de dichas expectativas, o dicho de otra forma una única visión

del desarrollo.

Aún más, encontramos que la idea misma del desarrollo es objeto de crítica por

diversos autores (Esteva, 1996; Escobar, 1996; Boff, 1997), afirmando que sirve

políticamente a un modelo que es antropocéntrico, reproduce inequidades y excluye las

iniciativas y valores locales. Todo ello, forma parte del contexto que hay que entender

respecto de las visiones y expectativas de los actores en torno al agua. Sin embargo, hay que

indicar que las propuestas del post desarrollo no parecen del todo aplicables para el caso,

pues en la Subcuenca Santa Eulalia no se trata de comunidades que buscan vivir en resistencia

al sistema de manera autónoma, sino más bien buscan integrarse a él, pero sin renunciar a

sus tradiciones o formas de organización.

158

Los aportes de Boff (1997) también pueden enriquecer la comprensión de los actores

de Santa Eulalia. Las diferencias entre las distintas miradas sobre la paz y el desarrollo

pueden pasar no por optar entre éstas, encerrados en el dilema que plantea la dualidad, sino

recuperar una dialéctica que re-ligue a las personas con la naturaleza y entre ellas. Esto ofrece

también alternativas a las paradojas de la modernidad, que ha olvidado cuidar a la naturaleza

como una madre, por explotarla como recurso.

De otro lado, el discurso oficial del desarrollo con frecuencia invisibiliza visiones y

expectativas distintas en localidades como la Subcuenca Santa Eulalia. En ese contexto los

estudios de paz echan luces sobre las distintas dimensiones de la violencia (Galtung, 1998).

La violencia cultural y estructural, no obstante ser menos visibles, pueden ser determinantes

en la exclusión de actores interesados en la gestión del agua.

En ese sentido, al inicio de la tesis preguntaba ¿qué lugar ocupa la visión de desarrollo

o bienestar que tiene el grupo social con relación a la visión sobre el agua? Como hemos

visto, en el caso de las comunidades, el agua además de ser un recurso constituye un elemento

integrador de la vida social e incluso en ocasiones conlleva una relación de familiaridad o de

búsqueda de una suerte de equilibrio cósmico (F. Guzmán y otros, EG02). Su visión del

desarrollo no parece distanciarse de estas relaciones sociales y con la naturaleza inherentes a

su medio de vida.

De igual manera, preguntaba al inicio si existen distintas miradas sobre la paz o es un

concepto unívoco bajo el cual se puedan orientar normativamente las acciones de los distintos

grupos. Al respecto, las distintas visiones sobre el agua, así como sobre el desarrollo, invitan

a realizar el ejercicio de buscar la paz desde una mirada transracional (Dietrich, 2012), que

permita buscar caminos para integrar las diferencias sin anularlas. Esta mirada de muchas

159

paces nos permite también escapar a la trampa de la modernidad, cuya propuesta de solución

para los problemas en una localidad como Santa Eulalia podría reducirse a la aplicación del

derecho y la modernización de los rezagos tradicionales de las sociedades locales.

En cuanto a la pregunta de si puede haber un modelo de GIRH igualmente válido para

todas las cuencas propongo que, aunque este enfoque promueve una serie de principios

generales que parecen muy positivos, no está exento de problemas en su implementación.

Uno de ellos es el concepto de cuenca que, no obstante ser un consenso técnico

internacionalmente, a nivel local no necesariamente encuentra correlato en la existencia de

una visión común entre los actores o de mecanismos de coordinación entre ellos, resultando

una imposición de difícil implementación. Otro problema es que los principios resultan

justamente de compleja implementación, por lo cual con frecuencia el Estado puede terminar

desintegrando la gestión existente a nivel local en lugar de fortalecerla (Guevara Gil, 2014).

Por ende, parece natural pensar que a la pregunta sobre si la institucionalidad que

funciona en una cuenca debe servir en otras, la respuesta lógica es que no. Y al respecto,

precisamente, considero que los enfoques teóricos utilizados para el estudio de caso muestran

complementariedad. La transformación de conflictos (Lederach, 2008 y 2009; Dietrich,

2012) no aporta criterios específicos con relación a la gestión del agua, sin embargo, ofrece

una lente muy aguda para analizar si la forma en que la GIRH se implementa está ayudando

a un acercamiento real de los actores en la Subcuenca, e incluso a una transformación de sus

relaciones y las estructuras que subyacen.

Por su parte, la mirada desde las muchas paces (Dietrich, 2006) permite valorar de qué

manera las diferentes experiencias sobre el mundo -digamos las de las empresas, el Estado y

las comunidades- pueden ser determinantes en la construcción de la paz desde las diferencias.

160

Aunque si lo vemos desde la óptica de los que pueden jugar el rol de los quiénes estratégicos

(Lederach, 2008), las comunidades parecerían las más capacitadas para abrir dichos caminos

(de articulación vertical y horizontal), pues podrían tener un pie entre las orillas: la

modernidad, la herencia de una paz energética y, quizás también, la posmodernidad. No son

las únicas que podrían jugar dicho rol, pero como actores locales tienen recursos propios que

ofrecer y que podrían potenciarse con el trabajo de otros, como la academia o el Programa

PACyD, entre otros.

En cuanto a las diferencias entre el enfoque de gobernanza del agua y la GIRH,

mientras que la primera pone un mayor énfasis en el proceso y las interacciones entre los

actores para la toma de decisiones (Hufty, 2011), la segunda enfatiza la importancia de

construir una visión común que integre los múltiples aspectos vinculados a la gestión del

agua y que se concreta en la planificación GIRH de la cuenca (GWP & INBO, 2009; GWP,

2000). La gobernanza del agua acentúa, además, la importancia de la coordinación

multinivel, aunque no se observan propuestas específicas para su implementación (OECD,

2011 y 2015).

Por otra parte, sobre la valoración y las percepciones de los actores en torno al agua.

Con qué recursos -financieros, organizacionales y políticos- cuentan para la gestión del agua

y la transformación de conflictos. ¿Existen mecanismos de coordinación entre actores en

Santa Eulalia y, si es así, cuáles son? Desde ese punto de vista, en la investigación he

encontrado que la Subcuenca Santa Eulalia presenta conflictos latentes entre actores. Los

principales son: entre comunidades por límites de tierras, así como por coordinaciones en

torno a proyectos de agua; entre algunas comunidades que sufren el impacto del manejo del

agua que hace ENEL y no encuentran canales para una coordinación efectiva; entre algunos

161

Comités de Usuarios en la Subcuenca que no pueden formar su propia Junta y no logran la

atención que esperan de la Junta de Usuarios del Rímac.

Con relación a la existencia de interacción y coordinación entre los actores locales, hay

iniciativas locales importantes como la Mancomunidad de Municipalidades del Valle de

Santa Eulalia y la Asociación de Comunidades Campesinas y otros Nor Huarochirí. Sin

embargo, se observa que la primera no cuenta con estabilidad política y financiera que

permita su real funcionamiento, mientras que en la segunda no participan algunas de las

comunidades clave para implementar las propuestas de otras comunidades de la Subcuenca

Santa Eulalia en torno a la gestión del agua. Habría que ver si con una mirada de proceso, a

un plazo más largo, estos espacios pueden generar mejores condiciones relacionales que

lleven a transformar los conflictos existentes. No obstante, por su corta existencia y los

alcances de la presente investigación es muy difícil tener una valoración al respecto.

Todo ello plantea dudas sobre la escala apropiada para una gestión del agua

socialmente adecuada. Alternativas como la del CRHC CHIRILU, en que se ha reconocido

el PACyD son mejores que el común de los CRHC donde no existe articulación a niveles

menores. Aún así, falta investigar sobre casos con otros esquemas de gobernanza. Podríamos

pensar que el hecho de que el esquema normativo establezca un modelo que va de arriba

hacia abajo es parte de la complejidad.

¿Cuáles son las visiones sobre el desarrollo o bienestar y quiénes cuentan con planes

para implementarlas? Asimismo, ¿qué presencia tiene el Estado y qué rol juega en la

organización de los actores locales? Resulta claro que las necesidades y visiones de desarrollo

son diferentes, según el tipo de actividad e incluso la ubicación en la cuenca alta, media o

162

baja (IDMA, 2015; GRADE, 2018). Incluso, se ha observado que las ideas de proyectos son

locales, sin que parezca que hay una visión común que pueda generar proyectos compartidos

(EE02, EG02). De otro lado, las municipalidades distritales y la provincial no integran las

expectativas de desarrollo y de proyectos de las comunidades, a las que ni siquiera consultan

cuando elaboran sus planes.

Además, los planteamientos de las municipalidades sobre el desarrollo están

enmarcadas, en general en el paradigma de la modernidad, aunque se trata de un Estado que

en realidad no ha incorporado si quiera el enfoque de participación y consulta. Las empresas,

por su parte, ven el agua como un recurso para servir a la ciudad y para generar beneficios.

En esta visión SEDAPAL no se diferencia marcadamente de las empresas privadas; incluso

cuando está en proceso de invertir en conservación de las fuentes de agua -lo cual podría

beneficiar a las comunidades locales- esto se deriva de una obligación legal y no de una

visión institucional.

Las comunidades, por su parte, muestran características culturales que podríamos

llamar híbridas entre los paradigmas de la modernidad, a cuyos beneficios aspiran, y los de

las costumbres y creencias tradicionales locales, que valoran la colectividad, la organización

social y la naturaleza, en ocasiones de formas ajenas a la ciencia. Al mismo tiempo, es preciso

cuidarse de no romantizarlas. Como señalé, la ACCNH al contrario de estar cohesionada

tiene una participación solo parcial de las comunidades y eso se debe a que no parecen

compartir una visión o proyectos comunes.

Además, estaba la pregunta de qué acciones de otros actores influyen favorable o

desfavorablemente en el uso del agua. Al respecto, por ejemplo, se observa que las empresas

generadoras de energía son actores clave en la Subcuenca. Sin embargo, no hay canales de

163

comunicación abiertos con estas empresas, lo cual genera problemas en los niveles de agua

de manera esporádica que perjudicarían los cultivos de algunas comunidades (F. Guzmán,

EE03). Otro espacio que podría facilitar la coordinación entre los actores es el CRHC

CHIRILU, aunque por su composición no promueve la participación efectiva de las

comunidades locales de la Subcuenca.

De otro lado, preguntaba ¿cómo perciben los actores sus territorios con relación al

agua, y qué percepción parecen tener sobre la Subcuenca? Al respecto, llama la atención que

el enfoque de cuenca, reconocido en la GIRH y en la tecnocracia internacional como el

adecuado para fines de diagnóstico y planificación, no encuentra correlato en las relaciones

sociales en la Subcuenca, a pesar de la interdependencia a nivel del ecosistema. Como señalé

antes, algo de esto se aprecia en la fragilidad de la ACCNH pues, a pesar de lo que tienen en

común, no parecen compartir proyectos o tradiciones que los unan. De hecho, las

celebraciones son comunales y en fechas distintas, sin que haya encontrado referencias a

celebraciones u otros rasgos identitarios comunes.

Con mayor razón, resulta evidente que las reglas nacionales que definen la composición

del CRHC CHIRILU (cuyo ámbito incluye la Subcuenca aunque con una escala mucho

mayor), son insuficientes para representar realmente las necesidades y problemas de los

usuarios. Primero, porque la representación es débil (ej: un representante del uso agrario y

uno del uso no agrario, por departamento); luego, porque la escala del CRHC es

extremadamente amplia (por ejemplo, en nuestro caso de estudio el CRHC CHIRILU tiene

una población en su ámbito de más de 9 millones de personas).

164

El agua en Santa Eulalia, como el llamado a las muchas paces de Dietrich (2012), puede

recordarnos que no nos hace falta escoger entre el río que nos cuenta historias, el que nos

nutre o el que llega a Lima convertido en energía y agua del caño. Si reconciliamos estas 3

visiones del río, quizás puedan convivir sin excluirse mutuamente. Una mayor apertura hacia

la transformación de los conflictos en la Subcuenca puede constituir un signo concreto de la

integración y la convivencia de estos mundos.

165

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Anexo 1: Guía de entrevistas

1. ¿Cuál es la historia de su entidad/organización en Santa Eulalia y cómo funciona su

relacionamiento con los actores locales?

2. ¿Cuáles son sus principales objetivos actualmente con relación a Santa Eulalia?

3. ¿Qué metas tienen con relación a la gestión del agua y del ambiente?

4. En su perspectiva, ¿cuáles son los actores locales que tienen más organización y cuáles son más activos con relación a su entidad? ¿Qué solicitan?

5. Aparte de los actores locales, ¿qué empresas o actividades destacan en la Subcuenca?

¿Sabe cómo es la relación entre los actores locales y esas actividades?

6. En relación con las actividades de su entidad, ¿Qué experiencias ha tenido en la Subcuenca y cuáles son las expectativas que tienen los locales a futuro?

7. ¿Sabe si ha habido problemas entre los actores locales? Si ha habido momentos

difíciles o de conflictos ¿qué cosa ha ayudado en esos momentos? Para Cooperación (adicional)

8. En su experiencia de trabajo con actores locales y del Estado, ¿qué cree que hace falta para fortalecer la coordinación de los actores en torno al agua? ¿Qué los ayudaría a resolver los problemas locales?

172

Anexo 2

El mapa siguiente muestra las principales infraestructuras de regulación hídrica en la

Subcuenca Santa Eulalia.

Figura 9: Mapa de la principal infraestructura hidráulica de Santa Eulalia, incluyendo trasvase77

Fuente: Observatorio del Agua: Chillón Rímac Lurín (2017)

77 Del grupo de proyectos denominados Marca han sido culminados Marca I, III y IV. Aún están pendientes Marca II y Marca V.

173

Affidavit I hereby declare that I have written the presented Master thesis/Masterarbeit by myself and independently and that I have used no other than the referenced sources and materials. In addition, I declare that I have not previously submitted this Master thesis/Masterarbeit as examination paper in any form, either in Austria or abroad. Lima, December 3rd, 2018 Signature