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  • ArgumentosUniversidad Autnoma Metropolitana - [email protected] ISSN (Versin impresa): 0187-5795MXICO

    2007 Felipe Campuzano Volpe

    DE LA GUERRA FRA AL CHOQUE DE CIVILIZACIONES: NACIONALISMO Y MILENARISMO EN LA OBRA DE SAMUEL P. HUNTINGTON

    Argumentos, mayo-agosto, ao/vol. 20, nmero 054 Universidad Autnoma Metropolitana - Xochimilco

    Distrito Federal, Mxico pp. 153-175

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe, Espaa y Portugal

    Universidad Autnoma del Estado de Mxico

    http://redalyc.uaemex.mx

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    DE LA GUERRA FRA AL CHOQUE DE CIVILIZACIONES:DE LA GUERRA FRA AL CHOQUE DE CIVILIZACIONES:DE LA GUERRA FRA AL CHOQUE DE CIVILIZACIONES:DE LA GUERRA FRA AL CHOQUE DE CIVILIZACIONES:DE LA GUERRA FRA AL CHOQUE DE CIVILIZACIONES:nacionalismo y milenarismo en la obra

    de Samuel P. Huntington

    Felipe Campuzano Volpe

    EEEEEn su larga trayectoria acadmica, S.P. Huntington ha realizado una obra que tiene granrelevancia en los debates contemporneos de la ciencia poltica. En este ensayo se procuran doslecturas: por una parte, se trata de comprender su obra en sus propios trminos, identificandolas ideas centrales y las orientaciones tericas y polticas que dominan su pensamiento; por laotra, se intenta un anlisis crtico de dichas ideas y orientaciones. El carcter abiertamentecontroversial y polmico del autor hace de la lectura de su obra un ejercicio estimulante parael pensamiento crtico y un referente ineludible en el debate acerca del desarrollo poltico y lademocracia, la multiculturalidad y la poltica exterior estadounidense.

    Palabras clave: desarrollo poltico, democracia, conflicto cultural, identidad nacional, polticaexterior estadounidense.

    ABSTRACT

    In his extended academic trajectory, S.P. Huntington has produced a work that has uniquerelevance for the contemporary debates in political science. In this essay two readings aredeveloped: on the one hand, the point is to understand his work in its own terms, identifyingits central ideas and its theoretical and political orientation; on the other, the aim is to developa critical analysis of these very ideas and orientations. The open controversial and polemiccharacter of the author makes the reading of his work a stimulating exercise for critical thinkingand an inevitable reference on the current debates about political development, democracy,multiculturalism and American foreign policy.

    Key words: political development, democracy, cultural conflict, national identity, Americanforeign policy.

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    ANTECEDENTESANTECEDENTESANTECEDENTESANTECEDENTESANTECEDENTES

    La obra de Samuel P. Huntington (1927) destaca en el escenario de la ciencia polticanorteamericana por la actualidad de sus temas y por la defensa sistemtica de lo quel considera como el proyecto histrico de la sociedad estadounidense. En diversosartculos y entrevistas, a lo largo de su prolfica vida acadmica, Huntington sedefine a s mismo como un conservador realista. En contraste con el idealismomoral que a su juicio ha predominado en la poltica norteamericana, su preocupacinbsica es la preservacin de la identidad nacional y las instituciones de su pas.Considera que stas se basan fundamentalmente en la cultura anglo-protestante y elcredo poltico de sus fundadores, que le han dado a los Estados Unidos un carcterexcepcional en la historia de Occidente.

    Uno de los rasgos sobresalientes de su trayectoria es su rechazo a toda forma deambigedad. Huntington asume siempre la necesidad intelectual de simplificar,de adoptar posiciones claras y tajantes, terica y polticamente, posiciones que en sucaso se sintetizan en un conservadurismo sin concesiones. Esta disposicin lo convirti,desde la publicacin de su primera obra, en una figura controversial y ampliamenterechazada, particularmente durante la dcada de 1960, por las corrientes liberales yde izquierda que por entonces dominaban el medio acadmico norteamericano. Porsus posiciones polticas y su desempeo como asesor gubernamental, Huntingtonha padecido todo tipo de hostigamientos, desde la proliferacin de adjetivos que loligan al fascismo y al pensamiento reaccionario, hasta las agresiones personales yfamiliares. No obstante, esto no ha menguado su empeo acadmico ni la firmezade sus convicciones; por el contrario, cada una de sus obras ha venido a provocarnuevos y ms enconados debates.

    El propsito del presente ensayo consiste en realizar una revisin general de suobra, procurando realizar dos lecturas bsicas. Por una parte, se procura comprenderla lgica propia de sus interpretaciones, es decir, hacer una lectura que valore en suspropios trminos tanto la importancia de los temas que aborda como la consistenciaterica y poltica con que plantea sus posiciones. La relevancia de su obra difcilmentepuede sobreestimarse, puesto que trata un conjunto de temas centrales a la polticainterior y exterior de los Estados Unidos que, por aadidura, son tambin bsicospara el anlisis del desarrollo en Amrica Latina y otras regiones del mundo. Por laotra, es imprescindible tambin realizar una lectura crtica que muestre las limitacionesmetodolgicas y las tendencias polticas de su interpretacin que, como se ha sealado,se asumen de manera expresa y combativa.

    En este sentido, es importante empezar por sealar que sus ideas difcilmentepueden asociarse a una visin fascista o antiliberal; Huntington asume con pasin la

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    defensa de un liberalismo ortodoxo. Aunque en trminos estratgicos, y particularmenteen materia de poltica exterior, su visin asume las exigencias de un autoritarismopragmtico, en materia de principios, su orientacin es siempre liberal y democrtica,dentro del marco de los valores y principios de la Constitucin estadounidense. Encuanto a su filiacin poltica, Huntington ha sido tradicionalmente un demcrata,que en su juventud profes una gran admiracin por F.D. Roosevelt. Sin embargo, lamisin intelectual que se ha propuesto lo coloca, como se ver, en una posicinsumamente compleja y contradictoria. Por una parte, asume una actitud moralista ycuasi religiosa, propiamente maniquea, donde no hay ms que dos posiciones extremas:la causa del Bien, equivalente a la defensa de los valores e instituciones de la sociedadestadounidense; o la causa del Mal, es decir, todo aquello que pudiera atentar contradichos valores. Esta dicotoma se expresa en trminos prcticos. En cuestiones depoltica interna, donde prevalece el imperio de la ley y el respeto al estado de derecho,debe regir el ms estricto puritanismo, fuente religiosa originaria de la culturaanglosajona. Pero en cuestiones de poltica exterior, por el contrario, donde no existe elderecho ni la ley, debe prevalecer el pragmatismo y la fuerza militar. En otras palabras:en el mbito de la poltica interior debe prevalecer un profundo respeto a los principiosmorales asociados al liberalismo, mientras que en materia de poltica exterior se imponeun pragmatismo maquiavlico y un mundo hobbesiano dominado por el principio dela fuerza y el temor. En el terreno de las relaciones internacionales todo se justifica, sinimportar el carcter moral de los medios, siempre que el fin sea correcto.

    En un sentido ms amplio, su defensa a ultranza de lo que considera el destinohistrico de los Estados Unidos, lo conduce a una posicin no muy lejana almilenarismo cristiano, en el que los Estados Unidos representa la realizacin delReino de Dios en la tierra, a la manera de los milenaristas ingleses del siglo XVII. Lasamenazas del comunismo y el fascismo, que predominaron durante la mayor partedel siglo XX, han sido reemplazadas por los amagos del terrorismo islmico, lainmigracin hispnica y el avance de las culturas asiticas. Para garantizar el triunfodel Destino Manifiesto de los Estados Unidos, para asegurar la preservacin de laidentidad nacional americana, es indispensable derrotar a estos nuevos enemigos. Elconservadurismo realista que Huntington predica considera precisamente la necesidadde imponer los intereses y el proyecto de la sociedad norteamericana, que han sidobendecidos por la convergencia de la cultura anglosajona y el liberalismo. Estareivindicacin extrema del Destino Manifiesto, en su versin contempornea, reclamano slo el derecho divino al expansionismo que caracteriz la historia norteamericanaen el siglo XIX, sino que se proyecta a nivel mundial, en un mundo en el que el Malencarna positivamente en aquellos que amenazan la cultura y las institucionesestadounidenses.

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    En una primera etapa de su obra, Huntington se ocup fundamentalmente delas relaciones entre el poder civil y las fuerzas armadas, los problemas de la moder-nizacin poltica en los pases en desarrollo, del orden poltico y la gobernabilidad,de las condiciones y trnsitos entre autoritarismo y democracia. En una segunda, haabordado otros dos temas bsicos: el conflicto de las civilizaciones como nueva coor-denada del orden mundial y los problemas del multiculturalismo y la identidadnacional. Difcilmente podramos pensar en asuntos ms significativos para elpensamiento contemporneo, estratgicos para el desarrollo de cualquier pas y de lacomunidad internacional.

    Nacido en la ciudad de Nueva York en 1927, en el seno de una familia de clasemedia de Queens, y luego de transitar por Yale y la Universidad de Chicago, yobtener su doctorado en Harvard, en 1951, Huntington inicia una brillante carreraque tiene desde sus inicios una doble vertiente: como acadmico y como consultorgubernamental. Pronto destaca como investigador y su obra, que se extiende ya porms de cincuenta aos, ha marcado sin duda la historia de la ciencia polticanorteamericana. Sin pretender un listado exhaustivo, conviene destacar aqu sustrabajos ms importantes. Su primer ttulo, The Soldier and the State,1 se publica en1957 y genera una enconada polmica que lo marca desde entonces como unconservador y derechista; luego aparece, en 1968, Political Order in Changing Societies,2

    que es quiz su obra ms importante e influyente; destaca luego, en 1970,Authoritarian Politics in Modern Society,3 que edit en colaboracin con C.H. Moore;en 1975, con M. Crozier y J. Wanatuki, publica The Crisis of Democracy,4 un reportesobre la gobernabilidad de las democracias para la Comisin Trilateral; en 1990,publica The Third Wave: Democratization in the Late Twentieth Century,5 obra querepresenta un giro en sus posiciones polticas puesto que asume una perspectiva msoptimista respecto a la consolidacin de la democracia en el mundo. Luego aparece,en 1996, The Clash of Civilizations and the Remaking of the World Order,6 uno de sustrabajos con mayor resonancia, puesto que anticip la importancia del conflicto

    1 Belknap Press, University of Harvard, Cambridge, 1957.2 Yale University Press, New Haven, 1968 (versin en espaol: El orden poltico en las sociedades en

    cambio, Paids, Buenos Aires, 1990).3 Basic Books, Nueva York, 1970.4 Sage Publications, Londres, 1975.5 Oklahoma University Press, Norman, Ok., 1991 (versin en espaol: La tercera ola:

    democratizacin a finales del siglo XX, Paids, Buenos Aires, 1994).6 Simon & Schuster, Nueva York, 1996 (versin en espaol: El choque de civilizaciones y la

    reconfiguracin del orden mundial, Paids, Barcelona, 2005).

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    cultural y, de alguna manera, los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001.Por ltimo, su obra ms reciente, Who Are We? The Challanges to Americas NationalIdentity,7 publicada en 2004, en la que se aborda fundamentalmente la problemticade la cultura y la identidad nacional americana.

    Por otra parte, Huntington se inclina desde muy temprano por fincar su carreracomo consultor gubernamental y logra una posicin destacada en este terreno.8

    Desde 1966 se desempea como miembro y funcionario de diversas agencias einstitutos de las grandes burocracias gubernamentales y privadas, sea la Secretara deDefensa, el Departamento de Estado o la Comisin Trilateral. Por ejemplo, entre1966 y 1969 asume la Direccin del Consejo sobre Estudios Vietnamitas y esmiembro del Grupo de Asesores sobre el Desarrollo del Sudeste Asitico; entre 1974y 1976 forma parte del Comit sobre las Relaciones de Estados Unidos y AmricaLatina; y entre 1977 y 1978 se desempea como coordinador de Planeacin enSeguridad, en el Consejo Nacional de Seguridad, dependencia directa de la CasaBlanca. En suma, desde la administracin de Lyndon Johnson hasta los tiempos deRonald Reagan, desde diferentes posiciones, Huntington puede considerarse comouno de los estrategas tanto de la Guerra de Vietnam como de la Guerra Fra, y susanlisis acerca de la poltica exterior estadounidense comprenden lo mismo el SudesteAsitico y el Medio Oriente, que el Bloque Comunista o frica y Amrica Latina.No obstante, a pesar de este desempeo, es importante destacar que, en contrastecon las trayectorias seguidas por sus colegas Kissinger y Brzezinski, Huntingtonantepuso su carrera acadmica a la del servicio pblico, continuando hasta la fechacon sus labores de docencia e investigacin.9

    En relacin con el clima intelectual y poltico en que se desarrolla su obra, esimportante sealar que la juventud de Huntington transcurre en el mundo de laposguerra, cuando se gestan las bases de la Guerra Fra. Los Estados Unidos seconsolidan como potencia mundial y rbitro de la mayor parte de los conflictosinternacionales. A las administraciones de Truman y Eisenhower les toca definir lasposiciones norteamericanas en ese conflictivo e inestable mundo que sigui a laSegunda Guerra Mundial. La pugna entre los afanes expansionistas de la URSSstalinista y los intereses estratgicos de los Estados Unidos, luego de la crisis deBerln en 1948, se convirti en el conflicto internacional dominante en las dcadas

    7 Simon & Schuster, Nueva York, 2004 (versin en espaol: Quines somos? Los desafos a laidentidad nacional estadounidense, Paids, Barcelona, 2004).

    8 Como estudiante de posgrado en Harvard, Huntington estableci lazos de amistad con otrosdos jvenes que haran prominentes carreras polticas: Zbigniew Brzezinski y Henry Kissinger.

    9 Kaplan, R.D., Looking the World in the Eye, en The Atlantic Monthly, diciembre, 2001.

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    por venir. Cabe sealar tambin que fue en 1949 cuando la Unin Sovitica realizsus primeras pruebas atmicas para convertirse en un poder militar de carctermundial. El triunfo de la Revolucin Popular en China y la guerra de Corea vinierona configurar, para los Estados Unidos, el amenazante escenario de una conspiracincomunista internacional. A principios de la dcada de 1950, la retrica de JohnFoster Dulles, secretario de Estado de la administracin republicana de Eisenhower,lleg a extremos peligrosos. Si bien la histeria anticomunista del Senador JosephMacCarthy haba sido medianamente contenida por Truman, con la llegada de losrepublicanos sta asume nueva fuerza, hasta alcanzar, con los procesos de Alger Hiss,diplomtico acusado de espionaje y declarado culpable en 1950, y de los Rosenberg,ejecutados en 1953, su desafortunado clmax. As, Daniel Bell describe a la sociedadnorteamericana de la dcada de 1950 como una sociedad movilizada, movilizadacontra el comunismo internacional.10

    EL ORDEN POLTICO Y LOS PROBLEMAS DEL DESARROLLOEL ORDEN POLTICO Y LOS PROBLEMAS DEL DESARROLLOEL ORDEN POLTICO Y LOS PROBLEMAS DEL DESARROLLOEL ORDEN POLTICO Y LOS PROBLEMAS DEL DESARROLLOEL ORDEN POLTICO Y LOS PROBLEMAS DEL DESARROLLO

    Es en este escenario que Huntington inicia sus estudios sobre el papel de las fuerzasarmadas. En The Soldier and the State11 se plantea este tema, que tendr tambingran importancia en su estudio acerca de los pases en desarrollo. Huntingtonestablece aqu una distincin que constituye una de sus ideas centrales. La clasepoltica norteamericana se ha inspirado generalmente en un idealismo liberal, conprofundas races religiosas y morales, pero poco pragmtico y realista. Este idealismoes el resultado de una historia nacional excepcionalmente benigna, por sus orgeneshistricos y por el privilegio de su geografa. Sin embargo, esta visin resulta comple-tamente inadecuada en el terreno de las relaciones exteriores, cuando se consideranlas exigencias de defensa y seguridad nacionales. El mundo de las relaciones inter-nacionales no se rige por la ley sino por la fuerza. Por ello, en el escenario que seconfigura al trmino de la Segunda Guerra Mundial, es absolutamente prioritariopara los Estados Unidos fortalecer y profesionalizar sus fuerzas armadas, contar conun ejrcito que garantice la seguridad nacional. Es obvio que el espritu y la lgicamilitar son contrarios a los valores liberales. No obstante, slo un ejrcito profesionaly poderoso puede asegurar la sobrevivencia de las instituciones norteamericanas.

    El idealismo liberal ha conducido a una poltica exterior desastrosa, a un callejnsin salida. Por una parte, exalta el pacifismo y descuida el fortalecimiento de las

    10 Bell, D., The cultural contradictions of capitalism, Basic Books, Nueva York, 1976, p. 182.11 Op. cit., vase Supra, p. 3.

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    fuerzas armadas; pero por la otra, enarbola la defensa de los principios universales ypromueve aventuras militares insostenibles. Ante estos dilemas, Huntington sepronuncia por la necesidad de fortalecer al ejrcito. No descuida, sin embargo, lanecesidad de asegurar tambin el control civil sobre el aparato militar. Las decisionespolticas deben estar siempre en manos civiles, pero el ejrcito debe ser capaz deejecutar la accin blica cuando la seguridad nacional y la integridad territorialcorran peligro; cuando se trata de acciones militares para promover la libertad y lademocracia en otras latitudes, los militares deben ser consultados para garantizar laposibilidad de la victoria. Los militares deben estar en contra de las cruzadas morales,pero deben ser capaces de garantizar la seguridad nacional. Desde esta primera obra,Huntington define su conservadurismo como una posicin no reaccionaria, comouna poltica pragmtica y realista que tiene como prioridad garantizar la sobrevivenciade las instituciones liberales. Sin embargo, a finales de la decda de 1950 estaexaltacin del poder militar le gana un alud de denuestos, al grado que le es negadasu definitividad en Harvard y debe buscar refugio en la Universidad de Columbia.12

    Posteriormente, en 1968, en las primeras pginas de El orden poltico en las sociedadesen cambio,13 Huntington plantea su visin de esos aos:

    Durante la dcada de los 50 y los 60, la incidencia numrica de los episodios de violenciay desorden poltico se incrementa en proporciones dramticas en la mayora de los pasesdel mundo [...] La violencia revolucionaria, la insurreccin y la guerra de guerrillas asolarona Cuba, Bolivia, Per, Venezuela, Colombia, Guatemala y la Repblica Dominicana enLatinoamrica; a Argelia y Yemen, en el Medio Oriente; y a Indonesia, Tailandia, Vietnam,China, Filipinas, Malaya y Laos en Asia [...] El ao de 1958 fue testigo de 28 insurreccionesguerrilleras prolongadas, cuatro levantamientos militares y dos guerras convencionales.14

    Por si esto fuera poco, la dcada de 1960 sera, en el escenario estadounidense,una dcada de ruptura del consenso. La amenaza comunista ya se haba desgastado;sin embargo, el problema racial se agudiz, dividiendo a la opinin pblica, marcandoel inicio de una larga lucha por los derechos civiles de la poblacin negra. Adems, elacelerado proceso de crecimiento econmico trajo consigo otros problemas. Al recru-decimiento del conflicto racial vinieron a sumarse la revuelta juvenil y el movimientocontra la guerra de Vietnam. Se gener as un clima de profundas tensiones sociales,de falta de credibilidad gubernamental y de crisis en la identidad cultural norte-americana.

    12 Kaplan, R.D., Looking the World in the Eye, op. cit.13 Op. cit., vase Supra, p. 3.14 El orden poltico en las sociedades en cambio, op. cit., p. 15.

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    En su estudio clsico sobre los pases en desarrollo, su preocupacin principalradica en dos cuestiones. Primero, cmo es posible conciliar los efectos de unarpida modernizacin con la exigencia de un orden poltico estable, cmo puederemediarse la crisis ocasionada por la modernizacin general, en sociedades cuyossistemas polticos carecen de instituciones y estructuras de participacin, de unacultura ciudadana moderna y de un grado aceptable de integracin? Segundo, cmoes posible corregir y orientar la poltica exterior norteamericana e influir en las elitesgobernantes de los pases en desarrollo, para lograr superar esta crisis, preservando aestos pases de la influencia del comunismo? Huntington adopta expresamente elobjetivo y las palabras de Maquiavelo acerca de discurrir sobre los gobiernos de losprncipes, y aspirar a darles reglas.15

    Lo ms interesante de esta obra consiste en el esfuerzo que realiza el autor porestablecer una teora general del desarrollo poltico, basado en un amplio estudio decasos y regiones, mediante el anlisis comparativo, pasando de un continente a otroy de una poca a otra. Es notable la amplitud de su enfoque. Hay dos elementos quepueden destacarse y que expresan la hiptesis y el mensaje fundamental del trabajo.Se trata, primero, de la idea de una sociedad pretorianizada, concepto central queconduce a la conclusin de que las fuerzas armadas son el nico actor capaz deconstruir instituciones polticas y garantizar el orden y la estabilidad. La conviccindemocrtica de Huntington se consuela fcilmente: En trminos histricos, el ordensiempre ha precedido a la libertad.16

    Al iniciarse la dcada de 1960, los pases sudamericanos ms avanzados se encon-traron inmersos en un proceso que Huntington describe como pretorianismo demasas.17 La modernizacin econmica haba ocasionado un nmero considerablede cambios sociales: urbanizacin, educacin, incremento de las expectativas sociales,repentina incorporacin poltica de grandes sectores de la sociedad, nuevas organiza-ciones de masas y un mayor impacto de las ideologas polticas radicales. La sociedaden su conjunto estaba sometida a una tensin creciente y la inquietud y la inestabi-lidad poltica se generalizaban.

    Una sociedad pretoriana surge precisamente en tales condiciones, cuando unapolitizacin general de las fuerzas sociales tiene lugar, en ausencia de un marcoeficaz de instituciones polticas, capaces de mediar, legitimar y moderar losantagonismos.18 Cuando no existe un acuerdo general acerca de las fuentes de legi-

    15 Ibid., p. 215.16 Ibid., p. 19.17 Ibid., pp. 79-91.18 Ibid., pp. 189-213.

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    timidad poltica, ni mecanismos institucionales para ejercer la autoridad reconocida,las sociedades pretorianas experimentan un proceso de fragmentacin del poder y,consecuentemente, se sitan al filo del colapso total. Ante estas circunstancias, elasunto prioritario debe ser, no la forma de gobierno en s misma, sino el grado degobernabilidad.19 Al no haber entendido esta premisa fundamental, la polticaexterior norteamericana se ha equivocado y ha generado situaciones potencialmentepeligrosas.

    De manera muy abierta y realista, citando convenientemente el arte de laasociacin de Tocqueville y las ideas sobre el gobierno de Madison, Huntingtonempieza por resumir las lecciones recientemente aprendidas acerca de los pasessubdesarrollados sometidos a la pretorianizacin. La conclusin central consiste,como se ha dicho, en que un proceso acelerado de crecimiento econmico no conllevanecesariamente a la estabilidad y a la democracia polticas sino que, con muchomayor frecuencia, produce inestabilidad general. Las revoluciones son procesosterriblemente destructivos que surgen, no como resultado de la represin y ladictadura, como comnmente se piensa, sino como resultado de periodos de bonanzay desarrollo. Es por ello comprensible que muchas veces la democracia y las eleccionesno sean en verdad recomendables para el adecuado desarrollo poltico de los pasesatrasados. En realidad, los funcionarios a cargo de la poltica exterior estadounidensehan basado sus programas en supuestos equivocados. Bajo la ilusin de su propiahistoria poltica, excepcionalmente benigna, dichos funcionarios han sido incapacesde comprender los verdaderos problemas de los pases en desarrollo. En contraste,los comunistas han demostrado gran sensibilidad y efectividad en este terreno. Aqu,como en muchos otros pasajes, Huntington se revela como un atento lector deLenin y como un estudioso de la revolucin sovitica. La fuerza del comunismo noreside en su economa, irremediablemente anticuada [...] su caracterstica msdestacada es su teora y prctica polticas, no su marxismo, sino su leninismo.20 Sinocultar su admiracin, reconoce que el verdadero desafo que los comunistas planteanrespecto a los pases en desarrollo no consiste en que sean buenos para derrocargobiernos (lo que es fcil), sino en que son verdaderamente buenos para construirlos(lo que es mucho ms difcil). As, en una afirmacin mucho ms debatible, concluye:mientras que los estadounidenses se han esforzado laboriosamente en reducir elatraso econmico, los comunistas ofrecen a los pases en desarrollo un mtodo probadoy demostrado de superar el atraso poltico.21

    19 Ibid., p. 13.20 Ibid., p. 1921 Ibid.

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    Es la retrica inicial de la Alianza para el Progreso lo que aqu se rechaza. Pero suposicin va mucho ms all de esta autocrtica y de su interpretacin del leninismo.Luego de considerar los sntomas y peligros de lo que ha descrito como sociedad pretoriana,abiertamente invoca la tarea histrica a la que las fuerzas militares estn destinadas. Si enuna sociedad oligrquica el soldado es un radical, y en el mundo de las clases medias unparticipante y un rbitro, en las sociedades de masas el soldado est destinado a convertirseen el guardin conservador del orden existente y en el constructor de instituciones.22

    Para explicar el paradjico contenido revolucionario del conservadurismo, Huntingtonentra en galimatas y se plantea las preguntas siguientes:

    Pero qu sentido tienen los conceptos de conservadurismo y radicalismo en una sociedadcompletamente catica, en donde el orden debe ser creado a travs de un acto positivo devoluntad poltica? En tal sociedad quin es entonces el radical? Quin el conservador?No es el revolucionario el nico verdadero conservador?23

    Apenas resulta necesario sealar que estas ideas tuvieron una influencia significativaen la poltica exterior estadounidense hacia Amrica Latina, durante la dcada siguiente,cuando se registr una nueva ola de autoritarismo en la regin. Desde mediados de ladcada de 1960 y hasta 1976, los golpes militares se sucedieron en la mayora de lospases sudamericanos, dejando en ruinas la democracia en la regin, cancelando elorden jurdico y atropellando todas las libertades y derechos, desatando una represinpoltica criminal que tuvo altsimos costos sociales, que atropell la vida y los derechoshumanos de millares de personas para establecer una nueva forma de autoritarismoque desde entonces se conoci como el Estado Burocrtico Autoritario. Todo ello bajoel patrocinio y la mirada complaciente del Departamento de Estado norteamericano,que proporcion asesora militar e ideolgica, como qued demostrado particularmenteen el caso del golpe militar de 1973, en Chile, en contra del rgimen socialista,democrticamente elegido de la Unidad Popular de Salvador Allende.

    LOS PROBLEMAS DE LA DEMOCRACIALOS PROBLEMAS DE LA DEMOCRACIALOS PROBLEMAS DE LA DEMOCRACIALOS PROBLEMAS DE LA DEMOCRACIALOS PROBLEMAS DE LA DEMOCRACIA

    En 1975 Huntigton publica, con M. Crozier y J. Watanuki, The Crisis of Democracy,24

    en donde se procura un diagnstico general del estado que guarda la democracia encada uno de sus respectivos pases, Estados Unidos, Francia y Japn. La hiptesis

    22 Ibid., pp. 213-235.23 Ibid., p. 235.24 Op. cit., vase Supra, p. 3.

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    central del trabajo consiste en destacar que la democracia occidental atraviesa poruna profunda crisis que obedece a tres factores principales: 1) sobrecarga de gobierno,2) prdida de legitimidad de la autoridad y el liderazgo, y 3) des-agregacin deintereses. En resumen, Occidente est pagando las consecuencias del surgimientode la democracia anmica, un sistema poltico basado en el consenso, pero carentepor completo de visin y propsito. La sociabilidad misma est amenazada por unespritu contagioso de democracia, que tiende a socavar dos premisas bsicas decualquier organizacin social: la aceptacin de las desigualdades en materia deautoridad y la confianza en el liderazgo. Adems, la proporcin creciente de lapoblacin que participa en actividades polticas, el surgimiento de muchos grupossociales nuevos, la diversificacin de sus necesidades polticas y de sus tcticas, lasdemandas y expectativas crecientes dirigidas directamente al gobierno, representanuna sobrecarga para el sistema poltico y estn en la base de la inflacin, esaenfermedad econmica de las democracias. Por otra parte, el deterioro de los partidospolticos ha llevado a una peligrosa desagregacin de intereses que amenaza alcorazn mismo del sistema democrtico: la formacin del consenso. El repetidofracaso de los partidos para alcanzar mayoras electorales y parlamentarias ha dadolugar a crecientes dudas acerca de la gobernabilidad de las democracias.

    En este texto, Huntington se preocupa por las consecuencias de la revuelta de ladcada de 1960 y del resurgimiento del igualitarismo, y se pronuncia por un retornoa los niveles necesarios de apata, marginalidad y auto-control. En radical desacuerdocon la conocida mxima que dice que el nico remedio para los males de la democraciaes ms democracia, concluye con la siguiente observacin:

    Nuestro anlisis sugiere que aplicar tal remedio, por el momento, podr muy bien ser comoechar gasolina sobre el fuego. Por el contrario, algunos de los problemas de gobierno en losEstado Unidos hoy, provienen de un exceso de democracia [...] Un valor que normalmentees bueno en s mismo no necesariamente se optimiza cuando se maximiza [...] As, haylmites potencialmente deseables a la extensin indefinida de la democracia poltica. Lademocracia tendr una vida ms prolongada si tiene una existencia ms balanceada.25

    Luego de este balance tan pesimista, quince aos ms tarde, Huntington vuelve conuno de sus temas centrales: la teora del desarrollo poltico. Su trabajo La tercera ola:la democratizacin a finales del siglo XX26 es un amplio estudio comparativo que proponeuna especie de historia moderna de la democracia occidental. El punto de partida es

    25 Ibid., pp. 113-115.26 Op. cit., vase Supra, p. 3.

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    el amplio proceso de democratizacin que se inicia a mediados de la dcada de1970. El prestigio del modelo democrtico como forma universal y legtima degobierno, asociada a la modernizacin econmica, crece a partir de entonces. Setrata de un proceso que se inicia en Europa Meridional, que alcanza luego a AmricaLatina, lo mismo que a Europa Oriental, China, Birmania o Filipinas. Se adopta,por supuesto, una definicin formal de la democracia como un conjunto de proce-dimientos que garantiza la realizacin de elecciones libres en las que los ciudadanosseleccionan peridica y regularmente a sus gobernantes mediante el voto universal.En trminos histricos, Huntington esboza un amplio proceso de expansin que haexperimentado tres grandes olas.27

    La primera habra tenido lugar entre 1828 y 1926. Sus races se hunden en lasrevoluciones norteamericana y francesa, y se desarrolla a lo largo de casi todo el sigloXIX. Durante este largo periodo, aproximadamente 30 pases lograron establecerinstituciones formalmente democrticas. En este caso, las causas principales de esteprimer proceso global seran, en primer trmino, un amplio desarrollo econmico,correspondiente con la industrializacin capitalista; en segundo lugar, la confluenciade circunstancias sociales y polticas muy favorables en los pases colonizados por losingleses; y por ltimo, esta primera ola se consolid con el triunfo de los aliados enla Primera Guerra Mundial, que determin la cada de los grandes imperios continen-tales. Sin embargo, a este primer avance le ha seguido un fuerte movimiento regresivoque tuvo lugar entre 1922 y 1942, de la marcha de Mussolini sobre Roma a lamuerte de la Repblica Espaola y la expansin del fascismo hitleriano en buenaparte de Europa. En estos veinte aos, 22 pases sufrieron la implantacin de diferentestipos de regmenes autoritarios.28

    La segunda ola es breve y se extiende de 1943 a 1962. Sus causas fueron funda-mentalmente la victoria militar de las democracias occidentales en la Segunda GuerraMundial y el proceso de descolonizacin que cobr nuevo impulso, adems delefecto de demostracin que estos hechos tuvieron. Un total aproximado de 25 pasesadoptaron el rgimen democrtico en este lapso. La contra-ola subsiguiente se produjoentre 1958 y 1975.

    Entre 1960 y 1970 el movimiento mundial que se apart de la democracia fueimpresionante. En 1962, trece gobiernos eran producto de golpes de Estado en todo elmundo; en 1975, lo eran treinta y ocho. Este viraje fue particularmente brusco y visible enAmrica Latina. En 1960, nueve de los diez pases sudamericanos de origen espaol tenan

    27 Ibid., p. 26.28 Ibid., pp. 27-29.

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    gobiernos elegidos democrticamente; en 1973, solamente dos, Colombia y Venezuela,los tenan.29

    Del golpe militar de Per en 1962, a los golpes en Uruguay y Chile en 1973, unaola de autoritarismo barri el subcontinente latinoamericano, generando inclusouna nueva modalidad de dictadura militar que se ha denominado el Estado Buro-crtico Autoritario.

    Pero el impulso democrtico vuelve a surgir, en una tercera ola, a partir de 1974.En los quince aos que siguieron, aproximadamente 30 pases reemplazaron regmenesautoritarios por sistemas democrticos, a lo largo de Europa, Asia y Amrica Latina.El primer escenario de esta ola fueron los pases de Europa Meridional, con la cadade las dictaduras en Portugal, Espaa y Grecia. Luego se manifest con fuerza enAmrica Latina, particularmente en Ecuador, Bolivia, Argentina, Uruguay, Honduras,El Salvador, Guatemala, Chile y Hait. Mientras que en 1974, nueve de los diezpases sudamericanos tenan gobiernos no democrticos, en 1990 la proporcin seinvirti radicalmente: nueve tenan ya gobiernos democrticamente electos. Luego,la tercera ola alcanz el mundo del bloque comunista con Hungra, Polonia, AlemaniaOriental, Checoslovaquia, Rumania, en las repblicas blticas, con el derrumbe delmuro de Berln y de la URSS. Esto sin considerar otros muchos pases del MedioOriente, Asia y frica, que tambin han registrado el impulso democrtico.30

    Independientemente de la exactitud del esquema histrico y explicativo que sepropone, su mrito radica en un esfuerzo sistemtico por pensar una muy diversacantidad de combinaciones y secuencias en torno a las transiciones polticas, delautoritarismo a la democracia y viceversa. En su anlisis comparativo de olas y contra-olas, Huntington logra generar una visin dinmica de las fuerzas histricas y socialesque concurren en los procesos de transicin, procesos altamente inciertos y voltiles.El resultado de su trabajo se concreta en una interesante tipologa de modelos detransicin. Tambin es interesante su explicacin de las causas o variables indepen-dientes que han inducido la tercera ola democrtica, que se extiende hasta la fecha.El nivel de generalizacin hace que el anlisis sea un tanto superficial. No obstante,se destacan cinco factores principales: 1) el desarrollo econmico y social que segeneraliza a partir de la dcada de 1960; 2) factores internacionales tales como lapoltica norteamericana por los derechos humanos, la reforma de Gorvachov y losavances de la Unin Europea; 3) la prdida de legitimidad de los regmenes auto-ritarios; 4) los cambios en la doctrina y la accin social de la iglesia catlica; y 5) el

    29 Ibid., p. 32.30 Ibid., pp. 32-36.

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    efecto de demostracin del propio proceso.31 Del anlisis de las sucesivas olasdemocrticas y del estudio de los factores que generaron las contra-olas correspon-dientes, Huntington se esfuerza tambin por visualizar los obstculos y peligros delactual ascenso democrtico.

    EL CHOQUE DE CIVILIZACIONESEL CHOQUE DE CIVILIZACIONESEL CHOQUE DE CIVILIZACIONESEL CHOQUE DE CIVILIZACIONESEL CHOQUE DE CIVILIZACIONES

    En el captulo final de la obra antes referida, se insina una idea que formular en Elchoque de civilizaciones y la reconfiguracin del orden mundial.32 La hiptesis centralde este nuevo trabajo consiste en afirmar que, en materia de relaciones internacionales,la fuente principal de conflictos en los aos por venir ser de tipo cultural. Ser laconfrontacin de civilizaciones lo que caracterice esta nueva fase de la historia delmundo moderno. Con el fin de la Guerra Fra, la poltica internacional desplaza sucentro a la interaccin entre Occidente y las civilizaciones no occidentales.

    Una civilizacin es la forma ms amplia de identidad cultural de un pueblo, yconcierne a su lenguaje e historia, a sus costumbres e instituciones, pero sobre todo,a su religin. El resurgimiento de las religiones y de los regionalismos es una tendenciamundial. En las prximas dcadas, la poltica internacional se caracterizar por con-flictos violentos en las zonas fronterizas entre civilizaciones, por la lucha por lasupremaca militar y econmica, y por las posibilidades de expansin. Hoy en da,Occidente representa una civilizacin en la cima de su poder; en lo militar y en loeconmico no tiene rival de consideracin. Aunque en el largo plazo la aspiracindebe ser la de una coexistencia pacfica entre las diferentes culturas, en el corto ymediano plazo es indispensable pensar en las formas de fortalecer y consolidar laposicin de Occidente. En un futuro inmediato, es previsible un proceso de fortale-cimiento de las civilizaciones no occidentales, en constante conflicto con los interesesy los valores de la cultura hegemnica. Existen, en este proceso, no slo zonas deconflicto, sino pases desgarrados, como por ejemplo, Rusia, Turqua, Mxico y lospases balcnicos. Se trata de pases que atraviesan un complejo y difcil proceso deredefinicin de su identidad cultural. En el corto plazo, es conveniente que Occidentedesarrolle una serie de estrategias para su fortalecimiento: promover un mejorentendimiento entre Europa y los Estados Unidos; procurar la incorporacin desociedades cercanas o asimilables a Occidente, tales como las de Europa Oriental yAmrica Latina; promover la cooperacin con Japn y Rusia; limitar la expansin

    31 Ibid., pp. 65-76.32 Op. cit., Supra, p. 3.

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    militar de los estados islmicos y confucianos, adems de aprovechar todo conflictoentre ellos; evitar la reduccin del poder militar occidental y aumentar su presenciaen el Este y Sudeste Asitico; fortalecer las instituciones internacionales que legitimenlos intereses y valores occidentales. Para los pases no occidentales, la tarea fundamentalconsiste en conciliar la modernidad con sus culturas y valores tradicionales. ParaOccidente, ser indispensable desarrollar un mejor entendimiento de la religin, lafilosofa y los intereses de otras civilizaciones.

    Entre las ideas que se desprenden de esta interpretacin cultural, reaparecenalgunos de los puntos que se han desarrollado en El orden poltico en las sociedades encambio. Huntington insiste en que la modernizacin no conduce necesariamente ala occidentalizacin; por el contrario, el desarrollo, en condiciones de pobreza ydesigualdad, bajo premisas culturales totalmente diferentes a Occidente, puedegenerar inestabilidad y violencia, procesos revolucionarios que sern contrarios a losintereses de Occidente. La conviccin de que los principios de la democracia parlamen-taria y la economa de mercado tienen una validez universal y pueden aplicarse enotras sociedades, no es producto sino de la soberbia de Occidente. La idea de que eldesarrollo econmico y el progreso social producirn automticamente democraciay estabilidad es una idea falsa y peligrosa. En los pases subdesarrollados no occiden-tales, la modernizacin debe asegurar primero el orden poltico, mediante mecanismosautoritarios que garanticen la estabilidad e impidan la emergencia de movimientosrevolucionarios y fundamentalismos religiosos. Si en materia de relaciones exterioresse impone una visin idealista, los intereses de Occidente se vern gravementeamenazados. Por ello, como ya se ha sealado, la prioridad no debe ser promover lademocracia y los derechos humanos en el mundo, sino reafirmar la identidad deOccidente, asegurar el fortalecimiento de sus instituciones en lo interno e imponersus intereses en lo externo, as sea por la fuerza militar si es necesario. Como en otrasocasiones, Huntington se coloca aqu en contra de la corriente intelectual dominante.El colapso del bloque socialista y la globalizacin econmica e informativa no traerncomo resultado el fin de la historia y la hegemona del modelo liberal democrtico,sino que, por el contrario, se registra la emergencia de un mundo mucho mspeligroso, en el que las identidades religiosas y culturales plantearn un nuevo desafoa la cultura occidental.

    En esta obra puede verse el resurgimiento de una lgica del conflicto anloga encierta medida a la Guerra Fra, adems de la reafirmacin de su arraigada vocacinintelectual como asesor y gua del poder poltico. En La tercera ola, por ejemplo,Huntington expresamente elabora una serie de Guas para democratizadores, tantopara los reformistas democrticos del gobierno, como para democrticos moderados

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    de la oposicin, llegando incluso a formular una Gua para tratar los crmenes de losgobiernos autoritarios.33

    IDENTIDAD NACIONAL Y MIGRACINIDENTIDAD NACIONAL Y MIGRACINIDENTIDAD NACIONAL Y MIGRACINIDENTIDAD NACIONAL Y MIGRACINIDENTIDAD NACIONAL Y MIGRACIN

    En su obra ms reciente, Quines somos? Los desafos a la identidad nacional estadouni-dense,34 Huntington aborda el tema con su habitual estilo polmico. Desde su puntode vista, desde 1965 se ha iniciado un proceso de erosin de dicha identidad y no hasido sino hasta los atentados terroristas de 2001, cuando el asunto se ha planteadoen todas sus dimensiones como algo prioritario para la sociedad americana. En susorgenes, la identidad estadounidense se defini en trminos raciales, tnicos,culturales e ideolgicos; con el paso del tiempo, al llegar a la segunda mitad del sigloXX, por la fuerza de la inmigracin y por el reconocimiento a la ciudadana de lapoblacin afro-americana, los componentes raciales y tnicos fueron anulndose,hasta llegar a la situacin actual en la que los estadounidenses consideran a su pascomo una sociedad multirracial y multitnica. Por ello, es fundamental identificar yreafirmar los ingredientes culturales e ideolgicos restantes, que hoy definen esencial-mente la identidad nacional. Se establecen as los elementos que deben preservarse:la religin protestante, la lengua inglesa, el estado de derecho y el credo liberal-democrtico. Cada uno de ellos comprende otros ms especficos, que precisamentedefinen sus componentes sustantivos. As, la religin protestante supone el individua-lismo, la tica del trabajo y el compromiso moral por realizar el Reino de Dios en laTierra. El credo liberal y democrtico supone el imperio de la ley, la igualdad jurdica,el respeto a los derechos humanos del individuo y la limitacin del poder del Estado,credo que tiene su origen en la cultura poltica inglesa.

    Uno de los argumentos centrales es la defensa de esta definicin como irreductible.Huntington se niega a aceptar una definicin meramente secular de la identidadestadounidense. Los componentes religiosos y culturales son imprescindibles. Elpuritanismo protestante se asume como un elemento central, con todo su nfasis enel individualismo, la salvacin por la fe, el idealismo moral, la tica del trabajo y elempeo por la realizacin del paraso terrenal. Por otra parte, la tradicin anglosajona,basada en primer trmino en la lengua inglesa y en las tradiciones liberales ydemocrticas. El credo poltico, que se expresa en El Federalista y en el pensamientode los Padres Fundadores, elementos seculares e ideolgicos de la identidad nacional,

    33 La tercera ola, op. cit., pp. 134, 141, 151, 209 y 226.34 Op. cit., vase Supra, p. 4.

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    es necesario, pero no suficiente. Las ideas de libertad, igualdad y democracia repre-sentan un lazo de unin importante, el contrato social bsico, pero es ms dbil quesus componentes religiosos y culturales. Mediante la religin y la cultura se establecenvnculos mucho ms profundos que los que derivan de las convicciones polticas. Elcontrato social en que se basa el credo liberal estadounidense es un componente delracionalismo ilustrado, cuya fuerza vinculatoria no puede equipararse a la que seestablece por medio de la lengua, la religin y la historia comunes. En este sentido,Huntington hace suya la famosa definicin de G.K. Chesterton, para quien losEstados Unidos son una nacin con alma de iglesia.35

    En la actualidad, desde la dcada de 1960, se ha producido una vasta coalicindeconstruccionista,36 que se ha empeado en negar la unidad nacional americana.El movimiento de los derechos civiles y las leyes de inmigracin de aquellos aosabolieron los componentes raciales y tnicos como elementos centrales de identidad.Se abri entonces la brecha para la defensa de las minoras y las subnacionalidades,el culto a las diferencias culturales y de gnero, las iniciativas de accin afirmativa,el bilingismo y la transnacionalizacin de las elites empresariales e intelectuales. Aesto contribuy tambin el fin de la Guerra Fra y la globalizacin, el desarrollo delas comunicaciones y la apertura comercial generalizada, procesos que restaron impor-tancia a los Estados nacionales y a las identidades polticas correspondientes. Encontraste, se exalt la pertenencia a los grupos subnacionales. Todos estos elementosrepresentaron un verdadero asalto a la unidad de la cultura estadounidense y sucredo poltico. Su expresin terica ms acabada es el multiculturalismo, que paraHuntington representa nada menos que una ideologa anti-occidental, opuestafrontalmente a la hegemona de los principios liberales, democrticos e individualistasde la cultura europea y estadounidense.

    Entre las amenazas ms graves que actualmente enfrenta la identidad americana,destaca el desafo hispano y, en particular, la inmigracin mexicana. Esta representael riesgo de que los Estados Unidos se conviertan en una sociedad bifurcada, con dosculturas, dos lenguas, dos pueblos. Se trata, dice Huntington, de una autnticareconquista demogrfica de los territorios que los Estados Unidos arrancaron a Mxicoen el siglo XIX. Por la vecindad geogrfica y la ilegalidad del proceso, por la persistenciadel fenmeno y la resistencia a la asimilacin, que no tienen paralelo en la historianorteamericana, la inmigracin mexicana constituye una amenaza a la integridadcultural y territorial de los Estados Unidos. En el ao 2000, los hispanos representabanel 12 por ciento de la poblacin total; actualmente son la primera minora tnica en

    35 Ibid., p. 72.36 Ibid., p. 173.

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    los Estados Unidos, por encima de los afro-americanos. En aquel ao, los 8 millonesde mexicanos residentes representaban 28 por ciento de la poblacin estadounidensenacida en el extranjero. Existan entonces aproximadamente 5 millones de mexicanosilegales, es decir, 69 por ciento del total de los inmigrantes indocumentados en elpas. En 2003, del total aproximado de 10 millones de ilegales, los mexicanos represen-taban 58 por ciento. Se calcula que para el 2030, el promedio de inmigrantesmexicanos ilegales oscilar entre 400 y 500 mil por ao. Actualmente existen cercade 38 millones de hispanos en los Estados Unidos; como consumidores, constituyenun mercado cuyo valor alcanza los 440 mil millones de dlares. De las doce ciudadesestadounidenses en la frontera, nueve tienen ms del 80 por ciento de poblacinhispana. La ciudad de Los Angeles tiene 46.5 por ciento de habitantes hispanos y,de stos, 64 por ciento son mexicanos.37

    Se trata, dice Huntington, de una inmigracin en cadena, de un flujo que por sumagnitud se reproduce y se multiplica constantemente. A este fenmeno, que nopuede compararse con anteriores olas de inmigracin, se deben aadir otros dosfactores de tipo cultural y poltico. Por una parte, los inmigrantes mexicanos seresisten a la asimilacin y han logrado tal cohesin y masa crtica que resulta muyimprobable que dicha asimilacin se produzca. Los mexicanos estn orgullosos de sucultura, desdean la cultura estadounidense, y pueden desafiarla en trminos legales,polticos, educativos y comerciales. Por sus races tnicas y religiosas, los mexicanosno pueden asimilar los valores anglo-protestantes, carecen de iniciativa y ambicin,no tienen disciplina en el trabajo, valoran poco la educacin y aceptan pasivamentela pobreza. Peor an, por razones histricas, los mexicanos tienen una vieja reivin-dicacin poltica y territorial sobre el sur-oeste norteamericano; Texas, Nuevo Mxico,Arizona, California, Nevada y Utah formaron parte de Mxico hasta mediados delsiglo XIX. Aunque en la actualidad, reconoce Huntington, la situacin est lejos deplantearse en estos trminos, es indudable que la dinmica de la inmigracin planteaun potencial conflicto poltico. De hecho, la multiplicacin de comunidades hispano-hablantes a lo largo de todo el pas, su influencia poltica y su renuencia a la asimi-lacin, ms el apoyo de la ideologa multiculturalista, han convertido a la culturahispnica y al espaol en una autntica bifurcacin cultural que amenaza la integridadde la cultura estadounidense.38

    En pocos pasajes de esta controversial obra de Huntington resultan ms evidentessus prejuicios raciales y culturales. An sin menospreciar la problemtica econmicay social que supone el fenmeno migratorio, la incapacidad del gobierno y la sociedad

    37 Ibid., pp. 261-265.38 Ibid., pp. 281-287.

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    mexicana para generar oportunidades de trabajo y una vida digna para todos losmexicanos, el enfoque de Huntington es claramente tendencioso y alarmista. Lafrontera mexicano-estadounidense sin duda representa una vecindad incmoda, entreel desarrollo y el subdesarrollo, entre la superpotencia imperial y un sub-continentemarcado por la pobreza y la desigualdad. Mientras los problemas del desarrolloregional no se resuelvan, el problema de la migracin seguir creciendo. Pero an enese horizonte negativo, es sin duda una falsedad calificar a los mexicanos como renuentesa la modernizacin y la aculturacin. Por el contrario, el trabajo mexicano en losEstados Unidos, legal e ilegal, representa una forma de apropiacin y enriquecimientopara la economa y la sociedad de aquel pas. Los lmites a la asimilacin estndeterminados no por la resistencia cultural de los inmigrantes, sino por las condicionesde discriminacin e ilegalidad que la sociedad estadounidense impone sobre lascomunidades hispnicas, generalmente sobreexplotadas y mal pagadas. La mano deobra mexicana en los Estados Unidos se desempea en actividades mal remuneradasque la poblacin americana se niega a desempear, y las autoridades y la sociedadestadounidense en general, se han beneficiado enormemente de la explotacin deeste trabajo legal e ilegal, que representa una transferencia considerable de recursoshacia la economa de aquel pas. Adems, son muchos los ejemplos de trabajadoresy empresarios, profesionistas y comerciantes mexicanos que han logrado el xito y elascenso social, y han logrado asimilarse plenamente a la sociedad estadounidense.Presentar a las comunidades hispnicas y mexicanas de los Estados Unidos comouna amenaza cultural es no solamente falso y desproporcionado, sino que representaun acto de cinismo y de injusticia histrica. En lugar de hacer retrica anti-mexicana,Huntington debera preocuparse por el diseo de un proyecto econmico y socialque verdaderamente representara el fortalecimiento de los intereses estadounidensesen todo el hemisferio, mediante la apertura de opciones de desarrollo para los paseslatinoamericanos, mediante polticas econmicas y comerciales que realmente repre-sentaran alternativas de desarrollo para toda la regin. A largo plazo, el potencial dedesarrollo de Amrica Latina, en el utpico escenario de una autntica comunidadeconmica americana, sera mucho ms importante para el fortalecimiento de losvalores y las instituciones estadounidenses que estas advertencias alarmistas acercade la invasin hispnica.

    En el apartado final se distinguen, con un esquematismo habitual, tres opcionesposibles para el desarrollo de los Estados Unidos: cosmopolitismo, imperialismo onacionalismo.39 En la primera, un Estados Unidos cosmopolita seguira las tendenciasprevalecientes hasta el 11 de septiembre de 2001, en las que el multiculturalismo y

    39 Ibid., pp. 412-416.

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    los poderes transnacionales se fortaleceran sistemticamente, alentando la diversidadracial, tnica, lingstica y cultural, de tal modo que la identidad nacional estadouni-dense se diluira paulatinamente. En esta opcin, el mundo remodela a los EstadosUnidos. En un sentido inverso, en la alternativa imperial, los Estados Unidos seproponen remodelar al mundo. Al fin de la Guerra Fra y la derrota del comunismo,los Estados Unidos se convierten en la nica superpotencia mundial y los neo-conservadores asumen el reto de remodelar el mundo. Este impulso imperial ha sidoalimentado por la creencia en la supremaca del poder militar americano y launiversalidad de los valores de su cultura. Para Huntington, sin embargo, en esteempeo se pierde tambin la identidad estadounidense, en su intento por convertirseen un imperio supra-nacional. A su juicio, este proyecto est basado en una visinerrnea del mundo actual y sus posibilidades de xito son nulas; ni los EstadosUnidos son la nica potencia mundial, ni sus valores son compatibles con las mltiplesy diversas culturas autctonas existentes. Por ltimo, la opcin nacionalista, encontraste, acepta la identidad propia y excepcional de los Estados Unidos, reconocelas diferencias culturales y polticas del mundo y la imposibilidad de imponer susintereses y su cultura en otras latitudes, y se propone exclusivamente la preservaciny el perfeccionamiento de aquellos valores e instituciones que le han dado su propiaidentidad. Huntington se empea en la defensa de la religiosidad del pueblonorteamericano, disposicin que lo inclina a una diferenciacin moral sistemticaentre el Bien y el Mal, a un moralismo que impregna todas sus decisiones polticas,econmicas y sociales. La conexin entre religin y nacionalidad es, a su juicio,plenamente vigente y constituye un rasgo caracterstico de la cultura nacionalamericana. Para l, a pesar de las inclinaciones cosmopolitas o imperialistas de suselites econmicas y polticas, no obstante que stas se han transnacionalizado yperdido sus races, la aplastante mayora del pueblo norteamericano se inclina por laopcin nacionalista, por la preservacin de su identidad y su excepcionalidad histrica.

    El balance final que se presenta es de incertidumbre. Sin duda, los ataquesterroristas de 2001 representaron una poderosa llamada de atencin y un renacimientode los sentimientos de identidad. Las amenazas externas siempre producen reaccionesde defensa y de estrechamiento de los vnculos fundamentales. No obstante, elpotencial destructivo del multiculturalismo, la inmigracin y el bilingismo estnlatentes, y pueden fcilmente volver a debilitar la unidad nacional, los sentimientosde identidad religiosa, cultural y poltica que han sido la base tradicional del nacio-nalismo estadounidense.

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    C O N C L U S I O N E SC O N C L U S I O N E SC O N C L U S I O N E SC O N C L U S I O N E SC O N C L U S I O N E S

    Si uno revisa el conjunto de las obras de Huntington, como se ha hecho aqu, esimposible dejar de reconocer su consistencia. Desde sus primeros trabajos hasta elltimo, en una trayectoria que comprende ms de 50 aos, el autor es consecuentecon la defensa de una serie de ideas bsicas, que prcticamente no ha modificado yque integran su credo conservador, un credo esquemtico y sencillo cuya influenciano puede menospreciarse. Se ha planteado una primera crtica a su conservadurismorealista. Se trata de una visin maniquea, de carcter explcitamente religioso ynacionalista, en la que el mundo se divide en dos: la identidad cultural y lasinstituciones de los Estados Unidos, y todo aquello que pueda socavarlas. Esta visinno slo es excluyente y fundamentalista, sino que es contradictoria en sus propiostrminos. La dicotoma entre el puritanismo moral, para la consideracin de losasuntos internos, y el pragmatismo de la fuerza militar, en asuntos internacionales,es insostenible, no slo en trminos morales, sino en trminos polticos. Aun en elimprobable caso de que Estados Unidos se abstuviera de mayores intervenciones enel escenario internacional y se concentrara exclusivamente, como sugiere Huntington,en preservar sus instituciones y fortalecer su identidad nacional, esta posicin aisla-cionista sera impracticable.

    La situacin actual de la poltica exterior norteamericana lo demuestra claramente.La dependencia energtica de los Estados Unidos respecto de las reservas petrolerasdel Medio Oriente, los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 y lairresponsable poltica exterior de la administracin de George W. Bush, han generadouna situacin que no slo ha dividido profundamente a la propia sociedad estadouni-dense, sino que han puesto en crisis el derecho internacional y los organismos queregulan la convivencia mundial. La guerra en Irak se ha convertido en una de lastragedias ms absurdas y estriles de nuestros tiempos, un dramtico smbolo de lasoberbia y la torpeza del neoconservadurismo imperial norteamericano. En los EstadosUnidos, una combinacin de clculos estratgicos y econmicos, sumados a unnacionalismo exacerbado por los atentados terroristas, ha venido a destruir no slolos frgiles equilibrios polticos del Medio Oriente, sino a poner en crisis a laOrganizacin de Naciones Unidas y los mecanismos de accin multilateral que seconstruyeron a lo largo de muchas dcadas. Pero la guerra de Irak y la violentaunilateralidad de la invasin estadounidense no slo han destruido todo esto, sinoque sus consecuencias se proyectan ominosamente en todo el mundo y en la propiasociedad norteamericana. En el curso de cuatro aos, una administracin arbitrariae incompetente ha dilapidado la solidaridad mundial que suscitaron los atentadosterroristas, ha erosionado las mismas instituciones que demaggicamente pretende

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    defender y ha fortalecido las causas del terrorismo fundamentalista de todos lossignos. El espionaje irrestricto, las detenciones arbitrarias, las prisiones clandestinas,la aceptacin de la tortura, la agudizacin del racismo y la intolerancia religiosa sonfenmenos que constituyen un grave proceso regresivo, que vulneran el estado dederecho y debilitan el respeto a las libertades fundamentales en todo el mundo. Lasinstituciones liberales y democrticas, dentro y fuera de los Estados Unidos, se hanvisto debilitadas considerablemente. Los poderes extraordinarios que el Congresoestadounidense otorg al Poder Ejecutivo a travs del Acta Patritica representan unpaso hacia el autoritarismo y la arbitrariedad de ese poder. El cinismo con que laclase poltica norteamericana ha aceptado el uso de la tortura en Abu Ghraib y enotras instalaciones carcelarias, el secuestro y encarcelamiento de personas sin el debidoproceso, la violacin sistemtica de la privacidad de los ciudadanos, el escndalo querepresenta la prisin de Guantnamo, son sntomas de algo que no tiene precedentesen la historia reciente de los Estados Unidos. Todos estos elementos difcilmentepueden considerarse como una contribucin al fortalecimiento de las institucionesliberales y la identidad nacional estadounidense, aun cuando se pretenda catalogarlascomo medidas de emergencia y excepcin. Es evidente la imposibilidad de separar,como deseara Huntington, la poltica interior de la exterior. Los Estados Unidosparecen actualmente perdidos en el laberinto de sus intereses, su arrogancia y suprepotencia militar, en manos de una administracin que ha demostrado una ineptitudy una irresponsabilidad sin paralelo.

    Los valores centrales del liberalismo y la democracia son, por supuesto, una tradicinvaliosa e insustituible. La libertad y los derechos fundamentales del individuo, elestado de derecho y el control del poder estatal, la tolerancia religiosa y el respeto ala diversidad, la democracia y la igualdad, son valores indispensables en el mundocontemporneo. Pero precisamente, su preservacin no puede lograrse mediante laaccin unilateral. Cada cultura y cada nacin tienen el derecho soberano a preservarsu propia identidad, pero sta no puede sino evolucionar y adaptarse a las condicionesde todo el conjunto internacional. El multiculturalismo no es simplemente unamoda intelectual o una conspiracin anti-occidental. En el mundo globalizado dehoy, la multiculturalidad es un hecho inevitable e irreversible, que representa sinduda un desafo, especialmente para los pases desarrollados. Todos los pases europeosy los Estados Unidos enfrentan el reto de definir polticas que permitan asimilar eintegrar a las minoras culturales y las comunidades de inmigrantes. Este desafo nopuede resolverse mediante la edificacin de muros y la represin policaca. La culturay las instituciones liberales deben asumir como prioritaria la definicin de polticasque permitan esta integracin, que avancen en la disolucin de la intolerancia, elracismo y el fundamentalismo religioso. Pero estas polticas no pueden estar basadas

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    en la represin y la violencia; los valores y las instituciones liberales habrn de predominarslo si actan en consecuencia con sus propios principios morales y polticos. Laintolerancia y el terrorismo no pueden vencerse con ms intolerancia y terrorismo.Como el propio Huntington seala, modernizacin no significa necesariamente occiden-talizacin. Cada cultura y cada pas tienen el derecho a buscar sus propias formas dedesarrollo social y poltico. Si el pensamiento y las instituciones liberales han deprevalecer, debern demostrar su superioridad a partir del ejercicio de sus valores funda-mentales, tanto en el nivel domstico como en el internacional, sin importar los costosy las dificultades que esto pueda ofrecer a primera vista. El conservadurismo realistaque nos propone Huntington no slo es inmoral, y siempre lo ha sido, sino que esimpracticable en el mundo actual. La lgica milenarista y nacionalista que originalmentelo inspir es ya un anacronismo cuya aplicacin slo puede generar ms violencia y ungrave retroceso para la libertad y el derecho internacional.