David, Aurel - La Cibernetica y Lo Humano

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    LA CIBERNETICA Y LO HUMANO

    Aurel David

    Titulo de la obra original: La cyberntique et l'humainEditada por Gallimard, ParsNueva coleccin Labor Editorial Labor 1966Escaneado por diaspar en 1997

    Indice de materiasPrefacioAgradecimientoPalabras previas

    Capitulo preliminar.- La cibernticaCapitulo I.- Moral Mdica. El pensamiento para los dems.Capitulo II.-Tcnica mdica. El encuentro con las mquinas.Capitulo III.- Mecanizacin del pensamiento inspirado en el congreso de TeddingtonCapitulo IV.- parcial del hombre por las ciencias humanas. La criminologa.Capitulo V.- El cerco completo. D. Juan o la tcnica.Capitulo VI.- Tcnica jurdica. El derecho de propiedad sobre el pensamiento y el cuerpo humano.Capitulo VII.- La desigualdad biolgica.Conclusin.-

    Captulo preliminar

    La ciberntica

    1. Introduccin

    Tenemos la costumbre de dividir el mundo en dos zonas: la de los seres vivos yla de la materia inanimada. Sin embargo, el equilibrio entre la parte viviente y laparte inerte del mundo se rompe continuamente por una constante prdida desubstancia de lo viviente. La vida escapa de manos del bilogo para pasar a las delfsico.

    Todo lo que sabemos de los seres vivos est contenido en las ciencias de lamateria. Unicamente la parte todava no explicada conserva las apariencias de vida,pero ello no son ms que intuiciones, hiptesis, ideas generales. Cuando llegamos aconocer una cosa parece que la vida se retira de ella como las burbujas de la papillaante la cuchara del nio.

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    As, pues, puede pensarse:

    - o bien que no existen seres vivientes y que un vigoroso esfuerzo de la tcnicapodra dar las ltimas explicaciones y reducir a polvo toda la vida;

    - o bien que hemos emprendido un camino falso, ya sea porque la imposibilidad

    de comprender la vida tal vez pueda un da ser probada, ya sea porque paraacercarse a dicha vida sea preciso construir una ciencia original de la cual notenemos ni las lneas generales ni el lenguaje ni la tcnica ni siquiera la metafsica.

    En buena metodologa, el primer punto de vista es el que debera adoptarse enprimer trmino. Hara falta intentar construir mquinas suficientemente potentespara destruir la vida definitivamente. Por esto los sabios se han inclinado todoshacia la tcnica, animados en esta ocasin por el apasionamiento que proporcionala investigacin fundamental. De ah ha resultado una verdadera reflexin cientficasobre la tcnica y las mquinas, cuyos resultados se condensan generalmente conel nombre de Ciberntica.

    La ciberntica es una reflexin extremada sobre la manera de hacer. Laspalabras reflexin y extremada(1)son las dos igualmente importantes.

    Siempre se ha intentado inventar mquinas. Pero la ciberntica es una reflexinsobre la invencin de las mquinas. Ella introduce en stas el clculo y la razn,confiando plenamente en el poder de acopio y de memoria del trabajo razonable.Puesto que no se trata ms que de aplicaciones prcticas (encontrar la mejor m-quina en vistas a un objetivo dado y con la ayuda de medios bien definidos), elrazonamiento debera, a la larga, sobrepasar la habilidad, la inspiracin y los rasgosdel genio.

    Pero esta reflexin tcnica es extremada y sin otros limites que los eventuales-del universo. La ciberntica representa el ltimo eslabn conocido de laorganizacin de la accin, despus del perodo de los magos y del de los tcnicos(2).

    Los objetivos del mago eran grandiosos producir oro, correr a la velocidad delpensamiento, obtener a voluntad la lluvia o la inmortalidad. Pero el mago ignoraba labuena disposicin de los medios (3). No saba utilizar los que tena a su alrededor yse limitaba a los encantamientos y a los pasos mgicos ineficaces.

    El tcnico, por el contrario, se las ha ingeniado para organizar los mediosinmediatamente movilizables. De esta manera ha logrado cierto nmero deobjetivos. A esta tcnica que no apunta a lo imposible, pero que alcanza losobjetivos que se ha propuesto, se le une una especie de modestia: la creencia en laexcelencia de las organizaciones naturales y en el peligro de las empresasdemasiado ambiciosas y demasiado alejadas del gnero de vida que hemos sos-tenido siempre.

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    Por fin, el ciberntico ha unido a una tcnica extremadamente ambiciosa losobjetivos casi ilimitados del mago: cambiar un hombre en una mujer, llegar a la luna,arrancar el secreto a la materia... y muchos otros.

    El ciberntico queda encerrado dentro de la tcnica. Como el sofista, se limita aofrecer a los hombres la realizacin de sus deseos por inverosmiles que sean.

    Nunca se refiere (en apariencia) a la moral y jams escoge los objetivos. A lnicamente le interesan los medios. El ingeniero a quien se le pide que realice unobjetivo propuesto debe poder responder: es factible; y ofrecer los medios. Elingeniero que, antes de conocer el objetivo propuesto, contesta: probablemente esfactible, seguramente ser un ciberntico que no slo posee los conocimientos sinotambin el estado de espritu ciberntico (4). Podemos aqu adoptar, como divisa dela ciberntica, la expresin: probablemente es factible.

    Todo hombre que se ejercita en esa higiene y honestidad de espritu llamadafilosofa debera tambin sujetarse a esta otra especie de rectitud intelectual que es

    la ciberntica. Del mismo modo que la lectura - realizada por un estudiante- de lossiete u ocho sentidos de un trmino filosfico en el Lalande (5) la lectura de lapalabra determinismoque se hace siguiendo la marcha de una seal en un simpleaparato de T.S.F. deja el pensamiento tan reforzado como la misma seal y suscita,en la primera ocasin, nuevos puntos de vista en biologa, en moral o en filosofade las ciencias. Al igual que ocurre con ciertas personas de irona mordaz, que, sinembargo, no nos decidimos a abandonar porque sus pensamientos nos seducen, laciberntica proporciona al mismo tiempo al espritu un estimulante y una ducha fraque tiene efectos saludables.

    Siempre que sintamos deseos de gritar que lo que vemos es un milagro, deadorar al hombre y de maravillarnos ante las huellas de sus pasos, es conveniente

    pensar tal situacin en el lenguaje de las mquinas (6). Muchas veces se revelaralgn detalle mecanizable, no permitiendo admirar (7) mas que lo que realmente eradigno de admiracin.

    El acceso a esta forma de pensar exige una ascesis en dos tiempos, muy difcil,muy nueva, a la cual estamos tan poco habituados que uno siente la tentacin derepetir las palabras de Don Quijote:

    Ponte en oracin en el espacio que yo voy a entrar... en fiera y desigual batalla(8)

    El primer tiempo consistira en aceptar el empobrecimiento y la materializacin

    del cuerpo humano, que cada vez nos aparece ms como una mquina. El ojo, elodo y la mano han dejado de ser milagrosos. Todo lo ms siguen siendomaravillosos (y la maravilla puede tal vez ser ms interesante que el milagro). Hayque prever que otras partes de lo que nosotros creamos ser lo humano sesepararn y caern en el campo de la materia. La vida se retira sobre un pontncada vez ms estrecho, en el cual lucha el humanista con el agua hasta las rodillas.

    Siguiendo la evolucin del trmino humanismo, nos damos cuenta de queactualmente estamos en oposicin con los hombres del Renacimiento. Estos

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    acababan de abandonar la gran meditacin mstica de la Edad Media para ceirse auna observacin ms precisa del hombre y de lo que le rodea. Por el contrario,actualmente estamos intentando ampliar nuestra visin del hombre (9) Elhumanismo del Renacimiento se abstena voluntariamente de ciertos aspectos deun inmenso espiritualismo. El humanismo actual quisiera magnificar lo poco quenuestra poca acepta tomar en consideracin. Pero en esta empresa de salvamento

    del hombre, en la cual participan los sabios en sus horas libres, los enamorados delo humano se sitan muchas veces en una postura peligrosa y no escogen conacierto las armas que deben emplear. Quin fue el que dijo: Jams habrmquinas de traducir? Pues fue N. Wiener, el fundador de la ciberntica (en unacarta a Waren Weaver) (10). Como muchos otros sabios, N. Wiener era entoncesun humanista imprudente. Lloramos cada vez que debemos ceder una parte delhombre y que nos vemos obligados a reemplazar esa mano humana tan querida porValry por algn aparato ms perfecto que ella (11) La afirmacin ms desacertaday peligrosa, aquella que deberamos temer ms es la frase: Jams existir la m-quina de hacer tal o tal otra cosa. Basta haberlo dicho para que seis meses mstarde alguien invente dicha mquina.

    Es preferible conceder a los mecanicistas lo que es visiblemente mecnico y mstodava, y tomar por este lado todas las precauciones posibles. Esa purificacin delhombre (en el sentido qumico de la palabra purificacin) es necesaria, si queremoscreer en el hombre. Creer en el radio consisti para los Curie en quitar primero lastoneladas de impurezas que envolvan en la plebenda algunos miligramos de radio.

    Es necesario lanzar al agua de nosotros mismos esa ganga maquinal del hombreque parece animarse y engaa la buena voluntad. Cuando lo que nosotrosqueremos salvar deja or un ruido de engranajes, es probable que no hayamossacado del fondo de las aguas ms que una mquina. Como el delfn de LaFontaine, deberamos volver a echarlo al agua y buscar algn hombre, a fin desalvarle (12)

    La segunda etapa consistira en recuperar los bienes perdidos y amarnuevamente el cuerpo, incluso en sus partes materiales.

    Estoy dispuesto a admitir que al abrir los ojos no realizo nada ms milagroso quecuando separo las cortinas, pero con la gran perfeccin del material protoplasmtico(a no ser que llegue un da que pueda reemplazar unos prpados enfermos porcortinas artificiales ms perfecta que ellos. Esto es probablemente factible).

    Pero la materia que procede de los alimentos ha pasado al campo de la vida ylucha junto a ella contra el resto de la materia. Trtese de rganos vivientes o deartculos manufacturados, la materia que les constituye se aparta del curso de la

    entropa para seguir nuestro camino. Una nueva ternura (13) tal vez nos empujarde nuevo hacia ese cuerpo y hacia nuestros otros tiles materiales (que hemosdejado de amar desde los tiempos de la Roma primitiva (14)) Igual que, despus deun da de viaje y de colaboracin (15) - si no espiritual, por lo menos corporal, en laacepcin ms intensa de esta palabra, en el sentido de una presencia, de algo queno es el vaco, que se sostiene y en lo que puede uno tener confianza -, nosotrosacariciamos con la mano el coche, o al modo que besamos con la mirada el banco ylos rboles de una plaza, amaremos esta materia que no es del todo material:

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    Adems, toda materia, incluso no elaborada, extraa y ciega, no es perjudicial nimala, sino solamente determinada y ciega.

    II. El dualismo actual

    Desde el siglo XVIII, el maquinismo ha hecho surgir al dualismo, vitalismo y todaotra reaccin que, segn las pocas, le ha presentado oposicin.

    Mas la reaccin actual no se parece a ninguna otra; es mejor y parece procederde las mismas ciencias. A medida que vamos comprendiendo las mquinas resultams difcil imaginar cualquier cosa que no sea una mquina. Si queremos resistir almecanicsmo (16), nos vemos obligados a echar lastre y a buscar mejoresrespuestas.

    Las ciencias acaban de atravesar una crisis de crecimiento. La crisis dura todavay es posible que contine para siempre. En la regin que desde ahora no tiene jefe(17) la metafsica, la filosofa, el humanismo han encontrado de nuevo su vigor, ellosque durante largo tiempo haban dirigido la flota. El pensamiento corriente (18)ha adoptado a su vez ese anticientismo, justificado tanto por el aparentedebilitamiento de las ciencias como por el aspecto extrao y como mgico de losresultados cientficos, cuya explicacin es difcilmente inteligible y queda muchasveces fuera de los sentidos.

    - En el grado inferior ha habido un despertar de las supersticiones, una vuelta alos curanderos. Los horscopos estn de moda, como en el siglo XIX lo estuvieronla ciencia, Tos microbios y los desinfectantes.

    - Al nivel ms elevado del pensamiento comn ha habido un nuevo entusiasmopor el humanismo y la humanidad, el despertar a la dignidad de nuevasgeneraciones, nuevas relaciones entre hombre y mujer, entre los amigos y entre loshombres y los animales.

    Poco despus se ha empezado a sentir el escaso fundamento de aquellaaparente victoria sobre las ciencias. Los progresos contemporneos del humanismoestn fundados sobre un feliz malentendido, pero, en definitiva, un malentendido. La

    crisis de crecimiento de la ciencia no es una enfermedad ni una muerte.

    En el siglo XIX la ciencia llevaba la voz cantante. Algunos xitos habanentusiasmado enormemente. Se haba logrado curar - por primera vezcientficamente- algunas enfermedades y se crea haber encontrado el definitivoinstrumento de curacin de todas las dems.

    La medicina actual, ms modesta en sus palabras y como dudando de s misma,cura un nmero mucho mayor de enfermedades. Pero el pensamiento comn no

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    pide tantas explicaciones como resultados. La ciencia naciente (19) haba logrado justamente la sntesis de la urea y encontrado la frmula del benceno. Habaconseguido velocidades de 30 y hasta 60 km. por hora, rompiendo con millones deaos en que la velocidad del caballo al galope constitua el lmite mximo de lasvelocidades. Pero, sin desasirse de sus nuevas dudas, la ciencia actual obtieneresultados que no admiten comparacin con los de la ciencia triunfante de sus

    comienzos. La ciencia no estaba enferma. Unicamente cambiaba de piel. Y en sunueva piel es tan temible como la boa despus de la muda. Nos vence y nos corroe,y reduce a polvo al hombre y al humanismo.

    El abandono del determinismo y del mecanicsmo clsicos no ha sealado el finde la ciencia, sino ms bien el fin de la metafsica que admita el determinismolaplaciano y el mecanicsmo clsico como fundamentos de la ciencia. El hombre dela calle, como asimismo el metafsico, no imaginaban de ningn modo la ciencia sinel determinismo laplaciano. Luego se ha visto a la ciencia utilizar instrumentos quele convenan, a veces el determinismo, otros la incertidumbre y tambin laestadstica. Y la ciencia prosigue su marcha. La antigua mecnica newtoniana vivetodava en las frmulas de Lorentz, como el Louvre de Enrique II permanece en el

    Louvre actual.

    Ello exige de nosotros la mayor atencin. Pues es difcil buscar por qu lado nosomos mquinas si antes no sabemos lo que es una mquina.

    Una separacin empieza a dibujarse, sin que de ello nos demos claramentecuenta, y se presenta tan intensa que es probable que no guste a los espritushabituados a las extrapolaciones del monismo cientfico o a las del monismoanticientfico.

    Cada uno empieza ahora a experimentar la fuerza y los derechos del otro. Laciencia defiende con firmeza su territorio. Pero no le queda ms que esto. En lazona inocupada, o provisionalmente inocupada, existe la libertad de buscar otracosa. Es as como el derecho, que se sirve de un mundo dualista, nunca harenunciado a reconocer la existencia de personas irreductibles a cosas y diferentesde ellas. Si la persona jurdica no parece deshumanizarse a consecuencia de lasadquisiciones cientficas, es porque esta persona no puede ser construida - ni por elderecho ni por el pensamiento corriente- en la zona de las ciencias actuales.

    Hasta ahora exista una como mala separacin (20), una lucha entre dosimperialismos que se disputaban el mismo territorio. Ahora, y sin duda por primeravez, la ciencia se ha encerrado en s misma. Aborda sus nuevas dificultades por sus

    propios medios y no se apoya para nada en los resultados ms elevados y msrecientes del pensamiento metacientfico. Ocupa slidamente lo que posee y nadiemejor que ella sabe defenderlo. Pero no puede extrapolarse hacia la zonadesconocida. Crueles experiencias le han mostrado la imposibilidad de realizar estaextrapolacin. La zona inocupada, o provisionalmente inocupada, permaneceabierta a los que buscan otra cosa.

    Pero resulta difcil de acoger el dualismo despus de los xitos del monismocientfico e, incluso, lo que sera ms largo de explicar, despus de los del monismo

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    filosfico. Ahora bien, por muy extrao que pueda parecer, la misma ciberntica,ms que la filosofa de las ciencias, es la que nos obliga a buscar otra cosa.

    A mi parecer, el derecho es el que posee aqu los argumentos ms interesantes(21). Pero, menos explcitos y menos vastos, los argumentos cibernticos son msaccesibles (vanse p. 22 y p. 138: el mayor dilema). El dualismo se impone entre

    todos aquellos que conocen la ciberntica.Prescindiendo de los juristas, la mayor parte de los pensadores vern, por lo

    tanto, con cierto temor formarse como una nueva separacin y esfumarse losmonismos que tan por completo han ocupado la escena. El dualismo hacia el cual,sin quererlo, estamos ya avanzando, no puede ser el de los antiguos ni el de Des-cartes, pero se parece ms a ellos que al pensamiento de la primera mitad del sigloXX (22).

    Las figuras 1 y 2 podran representar un esquema muy sencillo de la evolucindel dualismo a que nos referimos.

    La figura 1 representa una simplificacin del dualismo cartesiano. Segn semuestra en ella, el hombre se compone:

    1. De un cuerpo M, masa de mquinas fisiolgicas extendidas en el espacio (23).

    2. De una zona A (el alma, el espritu), zona que Descartes supona inextensa yno situada en el espacio; es decir, enteramente distinta de la zona M.

    A representa el otro continente de la naturaleza, la otra cosa en relacin a M.

    3. Se sabe que en Descartes el paso entre A y M es facilitado por el punto P(glndula pineal, a travs de la cual el cuerpo y el espritu se influyen mutuamente(24).

    La figura 2 representa el dualismo hacia el cual podramos actualmente dirigirnos(como ser descrito en la obra Matire et personne, que seguir al presente libro)(25).

    La separacin en dos zonas habra cambiado, pues el punto de separacin Pseha desplazado hacia la izquierda, empequeeciendo la zona A.

    La mayor parte de la antigua zona A se ha reducido actualmente a materia,donde forma la regin M~. Igual que las tierras de aluvin, toda una parteantiguamente humana ha venido a unirse al continente material M$. Una buenaparte del espritu ha abandonado al hombre (bajo la forma de mquinas de calcular)

    para colocarse en la zona de las mquinas humanas materiales. La antigua divisinespritu-cuerpo pierde de este modo parte de su sentido o, por lo menos, exigemayor precisin (26).

    De ello ha resultado:

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    a) Un verdadero dualismo.

    Las zonas A y M estn del todo separadas por primera vez. La cuestin esdemasiado importante para poder tratarla aqu, pero podemos decir lo siguiente:

    La divisin jams ha sido completa ni en cuanto a sus lmites ni en cuanto a susignificacin. Nunca se ha sabido decir dnde empezaba la zona M y dndeterminaba la zona A.

    Los lmites eran imprecisos, pues toda adquisicin cientfica mecanicista se hatenido por sospechosa. Eramos y somos todava incapaces de describir porcompleto un mecanismo humano cualquiera. La mquina descrita no constituye eltodo del rgano. Una parte del hombre, cualquiera que sea, nunca ha cadoenteramente en la zona M$. Harvey haba demostrado que el corazn era unabomba aspirante e impelente y que se serva, como las bombas industriales, de

    tuberas y vlvulas. Pero el sistema circulatorio no por ello se encontraba del tododeshumanizado. Basta observar una arteria para advertir que no es asimilable altubo de una bomba, puesto que participa del milagro protoplasmtico, vive, sereproduce, se repara, etctera.

    Un dualismo actual debera mostrarse mucho ms desorbitado, pero mucho mspuro. Actualmente, un rgano del que se apodera la ciberntica (sobre todo cuandolo reemplaza por un rgano artificial) pierde por entero su misterio y caedefinitivamente en la zona M, confundindose sta a su vez con la zona Z(la figura

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    2 ya no distingue las zonas M y 7). Esto es adems una manera de hacer mssincero el dualismo.

    Uno de los argumentos cibernticos ms sorprendentes, uno de los hechosnuevos a partir de los cuales la ciencia se ve obligada a tomar una nuevaorientacin, ha sido la aparicin de los rganos artificiales. No nos hemos dado

    cuenta de la importancia terica de la sustitucin, aunque no fuera ms que durantealgunos segundos, de un corazn natural por un corazn artificial. Losconstructores de este corazn no se preocupaban de la filosofa de las ciencias o dela metafsica, del mismo modo que los ingenieros que descubrieron el efectofotoelctrico no eran tericos de la luz.

    A partir de este nuevo hecho nos vemos obligados a modificar una gran parte denuestras opiniones. Digamos por el momento que la separacin entre el hombre y lamaquinaria de su corazn ha sido zanjada por vez primera (27). Todava nosabemos si el corazn natural contiene o no algn elemento milagroso, pues no po-seemos la descripcin completa de dicho corazn. Pero sabemos que el coraznconstruido en un taller es una mquina puramente material. Ahora bien, este

    corazn sustituye perfectamente al corazn natural. Incluso, aunque este corazncontuviera otra cosa, la parte reemplazada provisionalmente por el coraznartificial se encuentra definitivamente deshumanizada (vase p. 138 el mayordilema).

    Otros argumentos, tal vez ms importantes pero que requieren una exposicinms extensa, pueden encontrarse en las realizaciones cibernticas. Algunos seencontrarn en las pginas siguientes (el clculo completo, p. 41, el anlisissustractivo, p. 139, la desmoralizacin de los objetivos, p. 156).

    b) Disminucin progresiva de la zona A.

    Las consecuencias de la cada en la materia del conjunto de la zona M$se hacencada da ms visibles. Adems, el plazo de que se beneficia la intangibilidad de estazona A es de corta duracin. Es poco probable que la ciencia ya la haya ocupadotoda. Pero contina alerta en busca de alguien a quien devorar. Por lo tanto,deberamos emplear el mayor rigor, entregar ya desde ahora a los mecanicistastodo lo que se parezca de cerca o de lejos a un mecanismo, no luchar donde vamos

    a ser derrotados de antemano y por un terreno que no merece la pena.

    c) purificacin de la zona A.

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    La investigacin humanista se beneficia del progreso cientfico, por amargo quesea, pues siempre es bueno que la verdad se manifieste. Debemos continuardefendiendo al hombre completo, confundido con sus mquinas? Debemos dejarque un buscador de oro se agote en investigaciones estriles en un terreno que noes aurfero? No es preferible abrirle los ojos, aunque sea a costa de algunaslgrimas, e invitarle a buscar - pues la ciencia nos obliga a ello en otra parte y no en

    el cuerpo mecnico o qumico, en los genes, en el protoplasma y en todo lo quesuena a alta qumica del carbono? Esto, suponiendo que exista el oro en algunaparte.

    La zona A de la figura 2 ha sido purificada de la totalidad de la zona Mf. Suestudio se hizo imposible durante todo el tiempo que estuvo rodeada de su gangade impurezas (28). Debemos despedirnos de la zona Mf y edificar nuestra casasobre la altura, al abrigo de las aguas materiales, de las que la ciencia nos halibrado. Por otra parte, nunca se reconstruye dos veces la misma casa. La nueva nose parecer a las antiguas.

    Este libro estar consagrado al ruido que produce la cada de una gran parte del

    hombre en la materia y al ruido que produce en nuestra metafsica y en nuestramoral la materia que penetra en el hombre.

    Los captulos 1 y 2 sealan ciertas consecuencias en la moral y en la tcnicamdicas.

    El capitulo 3 se refiere a la inestabilidad de la zona A y a la posibilidad de cadadentro de la materia de ciertas partes del mueco humano, partes de las cuales lahumanidad pareca estar bien segura.

    El captulo 4 intenta mostrar, sobre un aspecto de historia de las ciencias, elcomienzo de la mecanizacin del hombre emprendida por las ciencias humanas, y

    el capitulo 5 expone la intencin ciberntica de conducir este trabajo a un buen fin.Los captulos 6 y 7 sealan ciertas consecuencias jurdicas y morales

    concernientes a la propiedad y la apropiacin de bienes (zona M) y a la igualdad delos individuos humanos (zona A).

    Intentamos dar, en primer lugar, una definicin de la ciberntica.

    III. La ciberntica

    1. Historia de la ciberntica

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    Se puede tomar como punto de partida de la ciberntica, en su forma actual, unarticulo proftico publicado en 1938 por Louis Couffignal en la revista Europe.

    El movimiento tom cuerpo en los Estados Unidos, en vsperas de la ltima

    guerra, empezando en forma de investigaciones mdicas emprendidas por el doctorRosenblueth, de Mxico, en colaboracin con N. Wiener y su equipo deinvestigadores del Massachusetts Institute of Technology. Las necesidades de laguerra obligaron a dicho grupo a dedicarse a investigaciones relacionadas conarmas automticas capaces de reemplazar o de aventajar a los hombrescombatientes (29).

    Tal como ha sucedido muchas veces, en el momento en que las circunstanciasfavorecieron la aparicin de esta nueva ciencia, los instrumentos lgicos ymatemticos necesarios a su desarrollo por un curioso azar acababan de ponerse apunto: la teora de los juegosdesde Pascal a Von Neumann, haba sido convenien-temente elaborada. El nervio artificialde Ralph Lillie databa de 1922. La electrnica

    haba aportado su maquinaria perfecta, sus telemandos casi instantneos, susamplificadores sin inercia, sus vlvulas, sus filtros, sus posibilidades deminiaturizacin. Boole haca tiempo que haba formulado los principios de sulgebra, L. Couffignal haba utilizado la numeracin binaria en las maquinas decalcular y, en 1938, el profesor Aiken haba construido en los Estados Unidos lacalculadora Mark 1, que funcionaria durante toda la guerra y que fue la primeracalculadora electromecnica (pero todava no electrnica). Shannon acababa depublicar sus primeras consideraciones sobre la informacin y la declaracin de laguerra haba suscitado en Inglaterra la formacin de un grupo de investigacinoperacional para la defensa antiarea conocido bajo el nombre de Circo Blacket,etc.

    Incluso el nombre de esta ciencia haba sido indicado por Maxwell, el cual, alestablecer la teora del regulador de bolas, haba utilizado, para designar losaparatos de contrarreaccin, el trmino governor(30) (en el sentido de piloto), queen griego se traduce por kubernetes(31).

    Dentro del grupo Wiener-Rosenblueth haba nacido la ciberntica en una granefervescencia de ideas y de discusiones. Las reuniones continuaron despus de laguerra y el nmero de colaboradores creca cada da (32).

    El trmino ciberntica fue adoptado por Wiener durante el verano de 1947 y en1948 dicho autor public la obra que haba de dar a conocer el nombre y sucontenido.

    Un movimiento similar haba nacido en Inglaterra y, despus de la guerra, enFrancia. Un movimiento muy fecundo se ha desarrollado tambin en la URSS.(33)

    2. Definicin de la ciberntica

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    Kaa se desliz hacia el centro de la terraza... Describi dos o tres grandescrculos, balanceando su cabeza a derecha e izquierda. Despus empez adescribir crculos y trazar ochos con su cuerpo, y vagos tringulos que setransformaban en cuadrados y en pentgonos sin parar ni apresurarse y no

    interrumpiendo nunca su cancin, en voz baja, como un murmullo...

    Baloo y Bagheera estaban como petrificados, gruendo en sus gargantas y conel pelo de la nuca erizado, y Mowgli miraba y se maravillaba.

    - Bandar-log - dijo al fin la voz de Kaa-, podis mover las manos o los pies sinque yo lo ordene? Contestad!

    - Sin tu orden, oh, Kaa!, no podemos mover ni pies ni manos.

    -Bien! Avanzad un paso hacia m.

    Las hileras de monos se arrastraron hacia adelante, impotentes, y Baloo yBagheera dieron un paso al frente, con los monos.

    -Ms cerca! - silb Kaa.

    Y todos avanzaron de nuevo.

    Mowgli puso sus manos sobre Baloo y Bagheera para detenerles y los dosanimales temblaron como si de repente alguien les hubiera despertado de unprofundo sueo.

    - No quites tu mano de mi espalda - murmur Bagheera-. Tenla ah o de locontrario deber volver hacia Kaa.

    - Pero s no es ms que el viejo Kaa que describe crculos en el polvo - dijoMowgli-. Vaymonos!

    RUDYARO KIPLING, La danza de Kaa

    Se ha definido la ciberntica de muchas maneras. Una de las definiciones msinteresantes y sin duda la mejor y ms completa ha sido emitida por Couffignal:ciberntica es el arte de hacer eficaz la accin (vanse las obras de L. Couffignalcitadas en la pagina 67).

    Leyendo las dems definiciones de este autor, vemos que nicamente consideraeficaz la accin guiada, es decir, la accin controlada hasta el ltimo instante delacto. Se pone en evidencia, as, el elemento racional.

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    Por nuestra parte intentaremos tambin definir la ciberntica, o por lo menos darde ella una idea que pueda ser utilizada por las ciencias humanas.

    Primer elemento: el pensamiento dominado(34)

    Algunos intermediarios se intercalan con frecuencia entre el jefe y el ejecutante,intermediarios que realizan a veces la puesta en forma de la decisin. El capitn 'leartillera no transmite los elementos de su decisin directamente a los soldados. Daesos elementos al jefe de la pieza, quien - despus de haberlos sometido a algunatransformacin para hacerlos ms aplicables- los transmite a los diferentesejecutantes: apuntador, tirador, polvorista, etctera.

    Actualmente los ejecutantes pueden ser reemplazados por mquinas. En unnavo, el timonel puede ser reemplazado por un motor que acta sobre el timn.

    Pero se ha observado que cierto nmero de mquinas podan encargarseigualmente del papel de intermediario. As, el timn (o timonel) automtico registralas intenciones del capitn (concernientes al rumbo de la nave) y despus lascomunica en el curso del viaje - puestas en forma y muchas veces adaptadas a lascircunstancias del viaje- al motor que acta sobre el timn.

    C. Maxwell, al estudiar uno de los ms antiguos dispositivos automticosintermediarios (el regulador de Watt), dio a estos aparatos el nombre de piloto(governor;en griego: kubernetes).

    De ah la idea de Wiener de llamar Kybernetica (Ciberntica) a la ciencia de lasmquinas que interpretan y transmiten rdenes: Cybernetics or Control andCommunication in the Animal and the Machine(control y comunicacin en el animaly la mquina) (35).

    Wiener no dijo: Ciberntica automtica, sino nicamente Ciberntica. Pero esevidente que no se ocupaba ms que de los intermediarios automticos (36) y no delos vivientes y que no tena la intencin de crear una escuela de timoneles (37).

    Mas desde el momento en que nos damos cuenta de que el intermediario (el jefe

    piloto que en el navo transmite las rdenes del capitn al timonel) poda sersustituido por una mquina, se introduce la idea de la maquinalidad del pilotohumano en s. El jefe timonel posee tal vez en su cerebro una pequea mquinaautomtica que presta los mismos servicios que un timn automtico. El reino de lasmquinas se extiende. No solamente se utiliza ahora una mquina en lugar deltimonel, sino que el mismo timonel (la esencia aristotlica de este timonel separadade sus accidentes) es una mquina. As, pues, el trmino Ciberntica (38) (y noCiberntica automtica) es apropiado, puesto que lo que interviene en la faseintermediaria no es otra cosa que una mquina automtica.

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    As, tenemos, de momento, una idea sobre el doble objeto de la ciberntica:

    1.0 El descubrimiento de mquinas intermediarias cada vez ms perfectas.

    2.0 El descubrimiento de lo que en el hombre probablemente es maquinal porquees intermediario.

    Por lo tanto, el trabajo del piloto, entendido de este modo, contina siendointelectual. Consiste en recibir rdenes, observar lo que le rodea, reflexionar ytransmitir las rdenes a la tripulacin, la cual, por su parte, realiza un trabajo fsico.

    Pero dicho trabajo intelectual no deja de ser subalterno. No realiza otra cosa (39)que lo que desea el capitn.

    Este ltimo, nos parece, haba expresado toda su voluntad, puesto que el pilotoes capaz de ejecutar dicha voluntad. El piloto no puede crear nada, no aade nadaque no est maquinalmente determinado a partir de los objetivos expresados por elcapitn. Se limita a desarrollar aquellos objetivos, a pulirlos para hacer msaplicable la informacin contenida en ellos, de la misma manera que al plantear ydesarrollar bien una ecuacin se advierten las races que contiene.

    Asociamos hasta tal punto pensamiento y libertad que el trabajo intelectualdeterminado (40) del piloto se nos hace sospechoso de maquinalidad y nos invita ala reflexin. Los cibernticos lo han escudriado de cerca y, actualmente lo que debuen comienzo no era ms que un postulado est a punto de transformarse en unprincipio (41), que yo propondra enunciar de este modo Todo trabajo determinadopor un objetivo que le es dado desde fuera no es ni intelectual ni especficamentehumano; mas pronto o ms tarde podr ser confiado a una maquina

    Aunque no este muy claramente expresado este postulado es el principalmotivador del pensamiento ciberntico. Proponemos, pues, para el trabajo del pilotoel nombre de trabajo determinado o maquinal y para el trabajo del capitn que dalos objetivos el de trabajo autnomo o humano (42).

    El derecho ha actuado desde hace mucho tiempo como si creyera en lamaquinalidad de todo trabajo intelectual que no propone objetivos (43).

    Creo que debera adoptarse este punto de vista, no solamente como unpostulado o como un principio ya bien fundamentado, sino ms bien como unmtodo de trabajo. Puesto que la mecanizacin progresa constantemente, por qudisputarle el dominio de ese terreno sospechoso en el que por todas partes se oyeruido de engranajes? Concedamos todo esto al mueco mecnico que constituyenuestro cuerpo, al maravilloso, ingenioso y tan amado mueco hecho de materiadomesticada y amiga, indispensable compaero de camino y sostn de nuestravida.

    Perderemos algo con ello? El trabajo intelectual subalterno constituye lo msexpresivo de nuestro pensamiento, pero, es que es, ya, pensamiento? (44).Noson precisamente las mquinas que piensan, es ms bien el hombre quien no

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    piensa cuando expresa as la materia sin aadirle ninguna novedad especficamentehumana (vase, de todos modos, el captulo 3).

    He aqu, pues, un primer aspecto de la definicin: la ciberntica se ocupa deltrabajo intelectual determinado (45)

    Cada da nos damos ms cuenta de que el trabajo del piloto es muy importante yque podra serlo todava mucho ms. La zona Mfdel pensador subalterno (46) varoyendo cada vez la zona soberana del capitn. Los que estn al corriente de loslibros y los congresos cibernticos se ven sorprendidos muchas veces por los dosrasgos siguientes:

    a) El espritu de sntesis de esta disciplina de la accin. La eficacia de los gruposRosenblueth-Wiener o Blacket se debe a sus mtodos de trabajo ms flexibles y,sobre todo, a su diversidad. Un congreso de ciberntica es uno de los pocos lugaresdonde dos especialistas de diferentes disciplinas se esfuerzan en comprenderse yen hacerse comprender. All hay comunicaciones de biologa, de neurologa, deelectrnica, de lingstica, de derecho, de esttica, de estrategia, de fsica terica,

    de lgica matemtica. Y, sin embargo, el conferenciante y el auditorio tienenconciencia de que estn realizando un trabajo comn.

    b) Si bien existen obras de ciberntica, no hay todava cibernticos de profesin.Los congresos se nutren de especialistas que acuden en busca de un progreso parasu tcnica particular y, juntamente con los dems, estn dispuestos a hacer avanzarel procedimiento general de investigacin. Luego, vuelven de nuevo, cuanto antes, acuidar a sus enfermos, a tratar a sus delincuentes, a organizar sus serviciosadministrativos, a reemprender su trabajo de archivero, de educador, de urbanista,de economista, de legislador social o, simplemente, de inventor de mquinas.

    La ciberntica no es solamente una tcnica de todas las tcnicas, sino queestablece y desbroza su propio campo de accin, que va quitando al capital humanopara entregarlo a las actividades determinadas (47). Puesto que, en efecto, elcapitn no se limita siempre a la mera indicacin del objetivo. Despus de haberdicho: Yo deseo llegar maana por la maana al Pireo, con el mnimo consumo decarbn y, a igual consumo, con el menor desgaste de las mquinas, aade todaclase de indicaciones detalladas sobre la conducta a seguir durante la ruta. Ahorabien, estos detalles constituyen el trabajo del piloto y deben ser fijados segn lasreglas del pensamiento determinado.

    Mirndolo bien, en realidad son los armadores (como en Platn) quienes fijan el

    objetivo. El mismo capitn, as como, igualmente, el oficial piloto, ejecutan untrabajo intelectual subalterno, reemplazable, ms pronto o ms tarde, por unamquina. El objetivo, la moral, los valores y, genricamente, el elemento humanoven desaparecer su soberana y el campo de la ciberntica crecedesmesuradamente.

    Si, para evitar los peligros de una travesa martima, es conveniente dividir losesfuerzos y distribuirlos entre el capitn, el piloto y el marinero, no ser igualmenteconveniente hacer lo propio en el interior del hombre y a propsito de cualquier

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    accin? Debemos tender siempre hacia un solo objetivo, sin mirar a derecha eizquierda y sin distraernos durante el camino? Cierta libertad en la organizacin delos medios puede parecer ms necesaria todava que en la determinacin de losobjetivos superiores. Incluso parece conveniente que debe fomentarse, en el terrenoamoral de los medios, cierta fantasa, una marcha caprichosa unida por lazossubterrneos con los principios directivos. No solamente el encanto de la vida exige

    este precio, sino que existen negligencias, perezas y fantasas fecundas (48). Laobstinada tirantez hacia el objetivo sustrae al pensamiento subalterno un comple-mento que nos era familiar (49).

    Tambin reduce el nmero de objetivos(vase pg. 120). El hecho de distraerseacompaa a la bsqueda del objetivo principal de un gran nmero de actividades ysatisfacciones secundarias. Constituyen pequeos objetivos (50) perseguidosparalelamente al principal, los cuales vendrn a suprimirse para la consecucin deeficacia. Sin embargo, dichos objetivos secundarios frecuentemente eran muy tiles,enriquecan el conocimiento para otras futuras tareas todava indeterminadas. Claroest que si aquellas actividades se consideraran realmente tiles, sera posibledescribiras con toda precisin para imponer su prosecucin adecuada. Pero nadie

    se divierte porque se lo manden. Siendo as, quedar un solo objetivo, que seimpondr con una aterradora pesadez y que nosotros ejecutaremos como robots(51).

    El taylorismohaba enfocado una tal prosecucin de la mejor manera de operar.Se impona a los obreros la mejor serie posible de movimientos operativos. Pero laciberntica ha nacido en unas condiciones muy diferentes a las de la primerarevolucin maquinista. Por otra parte, mecanizar el trabajo humano en las manosdel hombre consistente en hacer un alto en la mitad del camino y precisamente enel punto peor del camino. Es preciso mecanizar hasta que todo el trabajo subalternosea realizado por las mquinas liberando al hombre de un trabajo inhumano y a laproduccin d un trabajador poco dotado.

    Pero, adems, la ciberntica naci durante una guerra en el curso de la cualresult seriamente comprometido, desde todos los ngulos, el porvenir de lahumanidad. Todos comprendieron que cierto nmero de bombas atmicas bastaranpara destruir, en unos instantes, nuestra frgil humanidad y podran anular lainverosmil serie de acontecimientos favorables que le haban permitido subsistirhasta entonces.

    Un oculto sentimiento de que habamos pasado el tiempo descuidados einconscientes del peligro, como unos nios, invadi a todos los hombres.Actualmente poseemos ya algunos medios de proteccin y una epidemia o uncataclismo, que habran sido de consecuencias fatales para la humanidad hace

    nicamente un par de siglos, podran ser evitados en nuestros das. Pero aquellofue suficiente para que nos diramos cuenta de hasta qu punto somos dbiles yestamos aislados, a merced de los fallos de nuestros propios organismoscorporales, de sus enfermedades o de su degeneracin, de las anomalas delsistema solar y de la tierra que nos cobija, de la cual nosotros dependemos todava.

    La aceptacin de una simplificacin del nmero de objetivos tal vez se haproducido de modo algo inadvertido. El espritu ciberntico se parece al de unaciudad sitiada, en la cual todo se simplifica. De repente, hemos advertido que era

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    necesario alojar, alimentar, asistir e instruir a todos estos hombres y no nos estpermitido, entonces, utilizar tanto la fantasa como cuando se trata de perfeccionarla vida y el pensamiento de un pequeo nmero de hombres.

    El teln de fondo de las obras de Wiener es una inmensa inquietud y una comoneurastenia ante la suerte de la humanidad. La ciberntica pertenece de lleno a

    nuestra poca y resulta muy hermoso poder ver cmo se aplica a la tarea duranteesta ltima hora. Algunas antiguas satisfacciones que acompaaban nuestrotrabajo, desaparecern, sin duda, cuando todo haya cado en la zona M. Pero sepueden encontrar en la zona A placeres igualmente preciosos y ms puros.

    Por lo tanto, deberamos acoger las mquinas con esperanza. Aumentan laeficacia de nuestra defensa y constituyen nuestra nica probabilidad demantenernos y de vencer, por rapidez, los peligros que nos amenazan. La defensade la vida exige un inmenso consumo de pensamiento controlado (52). No podemosluchar contra la materia sino poniendo frente a ella mquinas y materia. No sepuede luchar contra los elefantes salvajes ms que con la ayuda de otros elefantes,domesticados.

    Segundo elemento: el trabajo intelectual

    El trabajo fsico exige siempre un mnimo de actividad intelectual. Pero el trabajodel piloto es nicamente intelectual. Cuando el encargado de un asunto (53) exponeal ciberntico sus deseos, ste reflexiona y traza un plan de accin. Prepara laejecucin y describe con antelacin el itinerario (54)

    El piloto se informa (en el sentido corriente de la palabra) cerca del capitn paraconocer el objetivo que debe servir (55) y los medios de que dispone. En primerlugar, procura estar informado de la evolucin y contina informndose y pensandodurante toda la travesa. Cuando comprueba que sus primeros clculos eran falsosy que el navo no se dirige hacia el objetivo, completa sus clculos y toma a cadamomento nuevas decisiones prefijadas y nuevos cambios de proa, para mantener elrumbo hacia el objetivo.

    Esta continuidad del pensamiento es lo que nos hace reconocer elpensamiento humano. Este movimiento dentro del movimiento, esta perpetuaadaptacin (56) y puesta al da del plan de accin es caracterstico del ser viviente.Es lo que en ciberntica se llama direccin. Un proyectil, material y ciego, una vezlanzado en direccin a un objetivo, va derecho hacia l. Por el contrario, Pulgarcitosabe que si sigue su primera direccin nunca podr llegar al castillo, sino que lorebasara por la izquierda o por la derecha. Por esto se sube a un rbol, ve a lo lejosel castillo y rectifica la direccin de su marcha.

    Hoy da este pensamiento vigilante que acompaa a la ejecucin no essuficiente para garantizar la humanidad del pensador. Existen mquinas capaces

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    de dirigirse (57). El tipo ms extendido de dichas mquinas autodirigidas es tal vezel termostato. Pero la que ms nos impresiona y en la que todo es visible como enun problema elemental (58)es la que nos ofrece el cohete de cabeza buscadora. Eltirador se contenta con imponerle un objetivo: alcanzar el avin enemigo. Pero es elcohete mismo quien fija su itinerario, modificndolo a la vista de las condicionesdel momento. La trayectoria del cohete se anima y da la impresin de vida y de

    libertad.

    Ahora bien, puesto que en este caso no hay ninguna libertad, dicha trayectorianos hace reflexionar sobre muchos movimientos aparentemente libres y de loscuales ahora comprendemos mejor su curso sinuoso. El hombre ms perspicaz,colocado frente a una serie de circuitos de retroaccin montados en cascada,resulta absolutamente incapaz de descubrir all el ms mnimo determinismo y lamenor inflexibilidad, ya que el movimiento parece inteligente y libre. Se trata de unejercicio que debera imponerse todo hombre que reflexione sobre la libertad, nopara renunciar a ella, sino para no situarla donde no est, o sea, en el pensamientoregulado (59).

    Tercer elemento: el pensamiento claro

    Haba querido dar tiempo a su pensamiento para que acudiera a reconocer elsueo que durante tantos aos haba acariciado y para que asistiera a surealizacin, como se hace con un pariente al cual se invita para celebrar el xito deun hilo a quien amaba mucho.

    MARCEL PROUST, Un amour de Swann

    Toda tcnica se esfuerza en mejorar el saber hacer. Pero, para que hayaciberntica, el esfuerzo debe ser racional. Se puede dar ahora una definicin de la

    ciberntica - en la que todos aquellos que se interesan por ella la reconocern -,diciendo que la ciberntica es un esfuerzo para mejorar racionalmente el trabajoregulado hacia un objetivo. (60)

    Se trata, pues, del pensar racional que habamos abandonado poco a poco y alcual el siglo pasado haba retirado su confianza.

    La racionalidad supone clculo matemtico y formulacin (61). Sin embargo, laciberntica, para empezar, puede contentarse con menos. Puede considerarse

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    ciberntica creo yo- todo lo que puede ser comunicado y enseado. Un pintor deparedes no ensea a un aprendiz con ayuda de frmulas, sino con procedimientosmucho ms imperfectos. Lo esencial es que la enseanza - aunque no sea mas quepor gestos- pueda realizarse.

    Nosotros adoptaremos, por lo tanto, una terminologa que no ser precisada

    hasta la obra que seguir a sta (62) pero de la cual podemos dar el sentidogeneral:

    - proponemos denominar claroa todo pensamiento regulado comprensible o, porlo menos, normalmente reproducible, memorizable, comunicable, enseable a unomismo y a los dems;

    - proponemos llamar oscuroa cualquier otro pensamiento regulado:

    Constituye una cuestin muy importante saber si se trata de una separacincompleta (por ejemplo, si el pensamiento claro pertenece a la zona My el oscuro ala zona A), o bien si el pensamiento oscuro no es ms que una telegrafa sin

    perro (pg. 89), es decir, un pensamiento claro y a la vez oculto (63). Puesto que elpensamiento claro y el oscuro vienen a ser los dos pensamientos regulados, existe -segn los principios aplicados aqu- la presuncin casi irrefutable de lamaquinalidad, tanto del pensamiento oscuro como del claro.

    Aunque esta distincin exige algunas precisiones, en general resulta confrecuencia fcil de establecer.

    Ejemplo de procedimiento oscuro. Un hombre ve en sueos claramente lasituacin de un tesoro que su abuelo haba enterrado en el huerto, al pie de unrbol. Al despertar, o incluso en un estado de entresueo, se levanta, excava al piedel rbol y encuentra el tesoro. El itinerario del acto haba sido preparado por la

    operacin oscura del sueo, operacin no reproducible (pues no se puede soar avoluntad), no enseable, etc.

    Ejemplo de procedimiento claro. El hombre traza un plan razonable:cuadriculacin del campo, investigacin operacional relativa a las costumbres delpropietario del tesoro (se trataba de un jugador de pker acostumbrado a hacertrampas o bien de un hombre muy sencillo), fijacin de una orden de sondeo de lascuadrculas, realizacin del sondeo con la ayuda de un detector, etc. Unprocedimiento tan bien pensado no es indispensable y podra bastar con revolver latierra de cada cuadricula en un orden cualquiera. La operacin resultar clara,

    puesto que puede ser explicada, repetida, calculada, etc.Ello supone dos consecuencias, que sealan el espritu y el comportamiento de

    nuestro siglo. Podramos designaras con los nombres de duda moral y dudatcnica.

    La duda moral.

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    No sabramos cmo discutir la decisin del capitn, puesto que la creemoshumana y, por lo tanto, extraa a la ciberntica. Pero nos est permitido depurara,eliminando toda aquella parte de la cual el capitn se haba ocupadoindebidamente. Tal trabajo se confiar al piloto; es decir, tarde o temprano, a lasmquinas. Como consecuencia, resultar una intensa desmoralizacin de la zonapretendidamente humana y una extensin casi ilimitada del territorio del

    pensamiento regulado. Pues, ciertamente, los verdaderos objetivos son muyescasos y todo lo dems no son ms que medios, sustrados a los deseos y a laatencin del capitn.

    La duda tcnica.

    Consiste en dudar de todo procedimiento y de toda frmula mantenidos por larutina o la tradicin. Las habilidades oscuraso sencillamente secretas parecan deorigen humano o, incluso, divino (64). Eran transmitidas de una generacin a otra deartesanos.

    Descartes no haba extendido su duda (65)hasta esos procedimientos humildes.Estoy seguro - escriba - de los procedimientos de mi amigo (el obrero pticoFerrier). Pero si quiere eliminarse la destreza y el rasgo de ingenio, si quiereaplicarse la razn, aparece claro que hay tan pocas probabilidades de que hayamosencontrado de repente una buena solucin como de ver un ladrillo elevarse por elaire a consecuencia de un paralelismo fortuito de sus movimientos moleculares.

    Es preferible, por lo tanto, dejar acudir la razn. Para este pensamientoregulado, subalterno pero inmenso, deberamos volver al modesto pensamientoracional, intentando hacer salir de este diamante todos los brillos que -precisamente con la ayuda de las mquinas de calcular- pueda producir. En el

    fragmento citado al principio de este apartado, Proust, hablando de pensamiento,viene a decir que no se trata del principal interesado ni del capitn del navo, peroque es preciso dejarle acudir porque representa el papel de la criada (o pariente)que ha amado al nio y por el cual se haba sacrificado mucho. All donde hastaahora haba dominado la tradicin, el genio y el milagro, se quiere instaurar a ladesmaada, postiza y engreda razn, porque las proposiciones razonables (66)estn definitivamente adquiridas, se transmiten y se ensean, y aumentanconstantemente por la suma del trabajo y de los que trabajan. Resulta menosdivertido, pero, nos queda tiempo para divertirnos mientras haya tantos nios quemueren de hambre?

    Cuarto elemento: el pensamiento clarificable

    Antes de la ciberntica haba existido ya algo bien distinto que los curanderos ylos charlatanes, los magos y los adivinos, y aun stos empleaban, hasta cierto

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    punto, el pensamiento claro. Los ingenieros hacan sus clculos de resistencia demateriales, los capitanes de artillera hacan sus rectificaciones, sin que se haya en-contrado en sus clculos y directrices otra cosa que una buena tcnica racional.

    La gente no se equivoca al asegurar que el signo de la racionalizacin cibernticaes la aparicin de la mquina de pensar. Para que el establecimiento de un plan de

    accin sea ciberntico, es necesario que la operacin intelectual de preparacin seatan rigurosa y clara que pueda confiarse a la mquina de calcular.

    El postulado, formulado o no, de la ciberntica consiste en que toda reflexinpuede ser mecanizada precisamente porque no implica nada humano. El desarrollo,pues, es el siguiente: se intenta primero introducir un poco de claridad que nospermita pasar del procedimiento del hombre que suea al del hombre quereflexiona. Despus se analiza, se detalla, se realiza el esfuerzo de seguir la seriede operaciones precisas hasta que todo est claro, sin misterio, y pueda finalmentecaer dentro de las mquinas. Los pilotos de la muerte japoneses habanracionalizado estrictamente el tiro de sus caones porque reflexionaban sobre ellohasta el ltimo momento y hasta el mismo instante en que se estrellaban contra la

    cubierta del barco enemigo. Pero el verdadero instante ciberntico ha sido aquel enque los pasos mentales del piloto han llegado a ser tan conocidos que han podidoconfiarse a un cohete de cabeza pensante lanzado por un can con radar (67). Apartir de este momento, la masa metlica del navo gua por si misma los caones ylos proyectiles, ha sido eliminado todo pensamiento prefijado humano y la materiaha vuelto a la materia.

    Llega una poca en que la serie de movimientos de nuestro pensamiento ennuestro cerebro, si puede emplearse una expresin as, es tan clara que todo elpensar cae dentro de las mquinas, lo que constituye la piedra de toque del carcterregulado y de la no-humanidad de sus distintas fases.

    La ciberntica, pues, estara encargada de clarificar completamente, y hasta sumecanizacin completa, los movimientos del pensamiento regulado.

    Quinto elemento: el clculo molecular

    Podra completarse la definicin diciendo que la ciberntica tiende hacia un rigormolecular del pensamiento (68). Se trata de una vuelta hacia un rigor y unahonestidad a la cual no creamos ya tener derecho.

    Instintivamente, pensamos que el razonamiento no ser clarificado (69) hastaque poseamos la serie de todos los movimientos del espritu (70). Entoncespodramos reemplazar con toda exactitud cada elemento del pensamiento por unelemento de la mquina. El sueo de descomponerlo todo hasta llegar a losprimeros elementos sirve de base al pensamiento ciberntico, pues la eliminacin

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    de lo oscuro y de los fantasmas exige precisamente este precio: nada de rinconespoco iluminados, nada de pensamiento bloque, nada de conjuntos imprecisos ogestlticos; es decir, no descomponibles (71) en elementos normalmenteadicionales.(72)

    Se intentar, pues, dividir cualquier cosa, si no en tomos, por lo menos en

    elementos que, a lo largo de la operacin, se mantendrn primarios (73). Secalcularn, despus, uno por uno, los movimientos elementales de tales elementos,se sumar el conjunto y podr obtenerse, as, un resultado macroscpico fidedigno(74). En el mundo microfsico se intentar aplicar procedimientos inspirados en lamisma exactitud o fidelidad. Veremos (pg. 55) las esperanzas que suponen lasmquinas de calcular a propsito de esos clculos inmensos, hasta ahoraimposibles.

    Cada hombre ve levantarse ante s la totalidad del universo material. A lo lejosestn preparndose amenazas que un da u otro le alcanzarn y contra las cualesno cuenta ms que con su suerte y las posibilidades del clculo regulado de sucerebro, de su memoria, de su representacin, de sus millones de neuronas, ms o

    menos en buen estado. Ante ello, entonces, en vez de contemplar el peligro endetalle, amalgama de innumerables elementos en un solo pattern, que ser unaGestalt (75). A la larga, esto trae malas consecuencias y, de imprecisin enimprecisin, los resultados dejarn de ser aprovechables. Las grandes calculadoraspermiten ya hacer intervenir un nmero mucho mayor de factores y realizar el grannmero de operaciones que corresponden a cada factor.

    El espritu molecular es uno de los componentes ms estables del espritucientfico, en medio de sus fluctuaciones. Siempre que aparece en los pitagricos,en los atomistas, en Bacon, en Descartes o en Leibniz (76), se aprecia el paso de laciencia y el amor a la verdad con un costo muy caro. Todo ello se aprecia en laciberntica. Y es tanto ms importante por cuanto la ciberntica aplica el espritu

    molecular a una zona aparentemente modesta, juzgada indigna de las ciencias yabandonada al espritu de organizacin del artesano o del hombre de accin quetiene un rpido golpe de vista. Dicha zona da lugar a la incubacin de un misterioque muy fcilmente se califica como humano (77).

    No es necesario iniciar aqu una discusin sobre la posibilidad de una exploracinmolecular de lo real, sino sobre su eficacia. Cuando a uno le acusan de espritucartesiano, ello viene a significar el supuesto de que un espritu ms vago o msinspirado (78) podra obtener mejores resultados o aproximarse ms a lo real. Ahorabien, tales reproches o acusaciones no se pueden hacer a la ciberntica, puesto

    que su nica razn es justamente la eficacia. Si adopta el espritu molecular esporque cree, y puede demostrarlo con sus resultados, que este espritu llega muylejos, a condicin de disponer de las calculadoras necesarias.

    Pero el problema no estriba en esto. Se trata, en primer lugar, de una maneraespecial de volver el alma hacia la luz. Nada como la utilizacin constante de laTeora de la Informacin (vase pgina 59) puede darnos la impresin de ladistancia entre lo real y su representacin. La ms penetrante de nuestras cienciascorresponde (79) a lo real en la misma medida en que, en una barraca de feria, el

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    mar es imitado toscamente por un tapiz pintado de azul y detrs (o debajo) semueve un muchacho en todas direcciones para dar la impresin del movimiento delas olas.(80)

    El pensamiento molecular es, pues, ante todo, una actitud de espritu, una amanera de honestidad y, al mismo tiempo, de optimismo, una confianza en las

    posibilidades del pensamiento. Tal vez sea tambin una habilidad mejorcomprendida. Pues el espritu molar (81) es un espritu de urgencia que tiendehacia la accin y la defensa, el espritu de un hombre que no tiene tiempo paracuidar los detalles y que debe salvarse a cualquier precio. Ahora bien, incluso eneste caso es preferible pararse para contar hasta diez. Durante la pasada guerra,cuando alguien preguntaba: Qu hacen los norteamericanos?, la respuesta era:Construyen mquinas-herramientas que servirn para construir o instalar lasfbricas, que, a su vez, fabricarn los armamentos que se han de emplear en eldesembarco. Y, probablemente, ste era el procedimiento ms eficaz y el msrpido, a pesar de todo.

    Dada la escasa adecuacin a lo real de nuestros instrumentos mentales, el

    espritu molecular no consiste en querer copiar todas las partculas elementales,sino en escoger entre los instrumentos aquellos que estn o parecen estar msprximos a lo real, sean cuales fueren su nmero y su coste.

    En fin, tales consideraciones han venido a sernos familiares en el campo de lamicrofsica, que, desde luego, nos ha habituado a ellas. Pero sin ir tan lejos, la

    ciberntica se ocupa principalmente, por lo menos ahora, de las mquinasmacroscpicas. Dichas mquinas pueden contemplarse con espritu molecular ytambin con espritu molar. Por tal razn, se haba dicho que el hecho de seguir unaseal en un aparato de radiotelefona era un paso hacia una nueva forma depensar. Poseyendo como poseemos unos conocimientos adquiridos en laenseanza secundaria - olvidados en parte -, el aparato antedicho se presenta anuestro espritu como un conjunto casi viviente, en el que unos dbiles recuerdos decircuitos de resonancia y de filtros que disminuyen la tensin elctrica se combinancon una substancia fluida, con capacidad de recepcin universal extendida encpula sobre el universo. As, se atraviesa un verdadero umbral cuando, con unlpiz, se es capaz de seguir la seal desde la entrada en antena hasta la salida porel altavoz. Entonces tenemos en el espritu, claro est, no la realidad del aparato,

    con sus clulas centrales, sus electrones y todo aquello que, poco a poco,aprenderemos a ver detrs de aquellos ncleos y electrones, sino una parte de larealidad al desnudo. Todo resulta estar aqu a nuestra vista y no queda nada msque la materia clsica, nada ms que este animal de Kaa que hace crculos,como deca Mowgli refirindose a la fascinacin que la danza de la serpiente ejercasobre los habitantes del bosque.

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    Puede pensarse igualmente que si el clculo molecular pudiera desarrollarse (loque no era posible antes de las grandes calculadoras), debera entonces, a la larga,resultar ms econmico que el clculo molar.

    Para entrar en el estudio de la neg-entropa (vase pg. 59), la lectura de ochovolmenes de un tratado general de fsica resulta probablemente ms econmico

    que la consulta realizada al azar de un gran nmero de obras de vulgarizacin, querepiten forzosamente las mismas cosas bajo formas diferentes y que posiblementeno darn al lector el nico aspecto necesario. No constituye ninguna exageracindecir que mucho mejor que la bibliografa aqu propuesta (vase pg. 90) para elpensamiento heurstico, el camino ms breve para abordar esta cuestin seria el deuna licenciatura en filosofa que diese en dos aos y con un orden metdico loselementos necesarios.

    Ello es igualmente conveniente para la profundizacin progresiva de los aspectosde una pequea zona de estudios y para la exploracin extensiva. Sin duda viene aser ms fcil al principio abarcar una zona muy amplia, al formar de ella una imagenmolar. Pero existen miles y miles de Gestaltenque se adaptan a la misma zona

    (82). Podemos suponer unos centenares de ellas para cada uso y para cadaobservador. Mientras que una representacin molecular de la misma zona(molecular de acuerdo con nuestros objetivos) sera, para establecerla, muyextensa, pero, ciertamente, se establecera de una vez para siempre (83).

    Casi es imposible seguir al mismo tiempo todos los estudios de la licenciatura,luego el doctorado y los otros. Tambin, lo mismo en la intencin que en larealizacin, el pensamiento molecular no ha tenido probabilidades de renacer sinocon la ayuda de las mquinas de pensar que le ofrecen sus posibilidades dememorizacin y de clculo.

    Por su espritu molecular, la ciberntica se convierte en una filosofa de las

    ciencias y en una metodologa (84). Y resulta curioso comprobar cmo el espritucartesiano vuelve a nosotros a travs de los Estados Unidos e Inglaterra, donde fueadoptado en silencio y sin frases desde el mismo momento en que dio pruebas desu eficacia.

    Lo que indicamos no lo dar todo, posiblemente, pero sin duda nos proporcionaruna gran cantidad de cosas.

    La ciberntica podra, pues, definirse como la aclaracin completa y moleculardel pensamiento regulado hacia un fin (85).

    En sentido restringido, ser ciberntica:

    a) La aclaracin (o clarificacin) capaz de hacer caer el pensamiento reguladodentro de las mquinas.

    b) La invencin de la mquina capaz de encargarse de dicho pensamiento en losucesivo mecanizable.

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    En sentido amplio, ser ciberntica toda actividad (o trabajo) de aclaracin o deinvencin que contribuya a la realizacin parcial de los puntos a) y b) que acabamosde citar.

    La fbrica que se construye a s misma. La auto-automatizacin

    So lad ich ber tausend tausend Jahre

    Sie weder hier.

    LESSING, Nathan der Weise

    Las conclusiones que permite esta definicin de la ciberntica pueden resultartan sorprendentes como lo fueron para m cuando acudieron a mi pensamiento:

    La ciberntica no se ocupar ms que de la preparacin de la accin regulada.Tratar de construir una mquina (aqu denominada la mquina C), destinada areemplazar el pensamiento regulado humano y a producir (86) automticamente (yen lugar de nuestro pensamiento) los itinerarios y los planos de las mquinas que

    consigan la realizacin de nuestros objetivos.La mquina C seria, pues, una instalacin capaz de sealar automticamente los

    mejores medios (por lo tanto, entre otros, las mejores mquinas) que convienen acualquier objetivo (87).

    Sin duda, no vendra obligada a imaginarlo (88) todo desde un principio, peropodra dotar a las mquinas que ella inventase de un pequeo aparato depensamiento secundario, capaz de direccin o de aprendizaje, aparato pensantesecundario que continuara reflexionando durante el desarrollo de la accin.

    Cuando la mquina C haya sido creada, la tarea de la ciberntica habr

    terminado.He ah por qu la actividad de la ciberntica no se parece a la de una ciencia

    pura (aunque la ciberntica pueda ser considerada como una teora general de lasmquinas y de la accin) ni siquiera a la de una ciencia aplicada. Los cibernticosse parecen a los ingenieros que construyen una presa; estn all para preparar uncambio de aspectos naturales y del paisaje que siempre habamos conocido.Cuando el pantano est terminado, los cibernticos se marcharn, para que los quehan de utilizar el pantano puedan recoger sus beneficios.

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    Toda realizacin ciberntica constituye una pequea parte de la mquina que hade producir el pensamiento regulado.

    As, pues, en los siglos de los siglos, os invito a volver de nuevo aqu para ver lamquina terminada.

    Tambin deberamos invitarnos a nosotros mismos a reflexionar frecuentementesobre estos problemas. Si existen argumentos razonables a favor, seria necesariopensar en ello desde ahora, en lugar de esperar las confirmaciones bienestablecidas. Precisamente, stas estn llegando ya tan deprisa que, por poco quenos descuidemos, podran aniquilarnos - como las V2- antes de que las hayamoscaptado.

    Lo que los laboratorios conciben excede, ciertamente, a lo que puede pensarse oimaginarse por un autor de obras de fantasa. (Tal vez esto haya sido siempreverdad. Las ms descabelladas fantasas de Julio Verne estn muy lejos dealcanzar la desorbitada fantasa necesaria para concebir, por ejemplo, el nmero deAvogadro.)

    Todos sabemos que a principios del siglo pasado no existan ni los trenes ni losautomviles ni los aviones ni los cohetes; ni, tampoco, la siderurgia ni la qumica nilos plsticos ni las aplicaciones de la electricidad; ni, mucho menos, las grandescentrales de energa, ni la electrnica ni las telecomunicaciones ni losservomecanismos ni las grandes calculadoras; ni, por otra parte, el conocimiento deltomo ni la relatividad ni los quanta ni la mecnica ondulatoria. El mundo deentonces nos aparece como un terreno desrtico, donde falta, an, enteramente laciudad en que vivimos.

    Sin embargo, somos incapaces de imaginar que a los ojos de nuestros hijospareceremos tan dbiles e ignorantes como a nosotros nos lo parecen nuestrospredecesores. A los ojos de los que nos seguirn, nuestra ciudad aparecer comoun terreno baldo. Y puesto que la humanidad existe, dura desde hace muchosmiles de aos, tal vez durar todava algn tiempo ms. Si es as, nosotros nopensamos acaso suficientemente en lo que podrn ser nuestras mquinas dentro dequinientos o de mil aos.

    Resulta, a pesar de ello, poco sensato hablar de una aceleracin de lasposibilidades de accin segn una progresin muy rpida, pues si la aceleracindebiera continuar al mismo ritmo, dentro de unos siglos nuestros vehculos nosolamente llegaran a alcanzar la velocidad de la luz sino que la superaran.

    Tal vez sea mejor imaginar - seamos o no evolucionistas - que asistimos a unode esos momentos en que la vida da la impresin de crear nuevas formas, en quetodo cambia o aparece bruscamente y en que es preciso aceptar lo inslito y edificarsobre lo inhabitual.

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    pensamiento va preparando su cada en el mbito de las mquinas. Ello ya esciberntica.

    He aqu algunas aplicaciones de esta idea:

    a) La analoga.

    El establecimiento del plan de accin puede no ser matemtico. Pero el clculodebe ser claro, a fin de que sirva para clarificarlo todava ms.

    Supongamos que hay muchos caminos que nos llevan a la misma meta y quenos han cerrado el camino del clculo matemtico (pretendemos construir un avin,pero no sabemos calcular la resistencia del aire). Entonces buscaremos otrocamino: el de los modelos reducidos, y procederemos a ensayar con sopladorasmecnicas.

    La interpolacin y la extrapolacin proceden por analoga, exactamente igual quelos modelos reducidos. Si no se sabe calcular un puente, pueden interpolarse, entredos puentes ya existentes, uno ms grande y otro ms pequeo que el nuestro. Elproceso resulta ya claro: se puede explicar a cualquiera la utilizacin de la sopla-dora o de los procedimientos de interpolacin.

    La analoga viene a ser un ejemplo muy importante del procedimiento consistenteen penetrar en un primer rincn racional que prepara el camino de la clarificacin.Perfeccionando la maqueta, conoceremos ciertas cosas sobre el original que, a suvez, perfeccionarn la maqueta (vase p. 59).

    Sin embargo, el sueo ciberntico contina siendo el de la clarificacin moleculardel pensamiento, seguida de la construccin de la correspondiente mquina depensar. Justamente, sta es la direccin que emprende R. Ashby en su obra (citadaen la p. 67).

    b) Memorias, programas.

    La memoria es la parte de la mquina capaz de almacenar y luego movilizar (90)la informacin, los elementos vinculados con los mandos de una mquina, etc. (91).

    Desde hace tiempo estamos habituados a las simples memorias cclicas de lasmquinas. El distribuidor de un motor de automvil se acuerda del orden con que

    debe producir las explosiones (92), primer cilindro, cuarto cilindro, etc. Las piezasdel distribuidor constituyen una pequea memoria cclica que vuelve siempre areanudar el mismo trabajo. Las memorias actuales ya no son cclicas y se presentanbajo formas que han vuelto a sernos familiares.

    c) Direccin automtica. Retroaccin.

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    Sabemos que dirigir consiste en mantener siempre vigilante el pensamientoregulado durante toda la duracin del acto y en modificar el itinerario primitivo segnlas necesidades del momento.

    As obra Pulgarcito al subir a un rbol para rectificar su camino o el piloto de lamuerte que permanece junto al proyectil para dirigirle hasta alcanzar el objetivo.

    En este caso, la ciberntica consigue, con frecuencia, hacerlo derivar todo hacialas mquinas transformando la direccin en algo completamente automtico. Elcaso ms conocido es aquel en que los medios estn construidos de tal manera quela regulacin viene efectuada por la accin del mismo objetivo (cohete de cabezabuscadora, cuya trayectoria es rectificada y como atrada por el propio objetivo). Setrata de la regulacin por retroaccin a leedback, en la cual el objetivoretroalimenta la regularidad del itinerario.(93)

    Existen pocas disciplinas cientficas, humanas o filosficas que no estninteresadas en el estudio de la direccin por retroaccin (94)

    Se sabe que los seres vivos utilizan este tipo de regulacin en una medida quenosotros tan slo empezamos a sospechar. Este tema constituye el objeto deimportantes estudios recientes.

    d) El aprendizaje.

    Frecuentemente se dice:

    - Jams existir una mquina que sea capaz de hacer tal o cual cosa.

    Una mquina nunca sabr ms que su constructor.

    - Siempre hay un hombre que construye las mquinas o que crea la mquinaque construye las mquinas.

    - Siempre ser necesario un hombre para conducir, vigilar o reparar lamquina.

    Esta ltima proposicin tal vez sea la ms falsa de todas.

    Las intervenciones del reparador (95) son poco numerosas y forman parte de lasacciones ms fcilmente clarificables y mecanizables.

    Si la propia mquina reparadora tiene una avera, una segunda mquinareparadora, conectada con la primera (96) podr repararla o, tambin, hacersereparar por la primera. Una tercera mquina puede aportar una seguridadsuplementaria.

    La seguridad absoluta es, claro est, difcil de obtener. Podra darse el caso deque todas las mquinas reparadoras estuvieran averiadas al mismo tiempo y,entonces, la fbrica fallara (97). Pero sucede lo mismo con los hombresencargados de las reparaciones; siendo varios, podran dormirse al mismo tiempo o

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    coger simultneamente una enfermedad, resultar intoxicados, etc. Y decimosaquello por la sencilla razn de que la parte de estos reparadores que aqu nosinteresa no es ms que una mquina, biolgica y regulada, de reparar(generalmente ms frgil que una reparadora mecnica). Son innumerables loscasos de accidentes debidos a un error de los hombres encargados de la vigilancia.

    En caso de peligro, se dir, el hombre es capaz de tomar iniciativas imposiblespara una mquina. Sin embargo, dichas iniciativas son reguladas (98). Su nmeroes limitado y pueden ser confiadas a una mquina e, incluso, al pensamiento deuna mquina encargada de calcular las decisiones antes de ejecutarlas. Frente alpeligro, la mquina conservar su sangre fra y har exactamente lo que de ella seespera. En todos los aspectos las mquinas son o pueden ser muy superiores a loshombres en lo que concierne a las operaciones de vigilancia y reparacin. Losaparatos de alarma para casos de incendio resultan preferibles a los vigilanteshumanos. Si reemplazramos los guardabarreras por aparatos automticos bienestudiados, los accidentes casi dejaran de producirse.

    La vigilancia automtica, junto con las mquinas-transfer(99), han hecho posible

    la automatizacin completa de las fbricas (para las palabras automatizacin yautomacin, vase p. 141, nota).

    A la misma se deben, por ejemplo, las fbricas textiles que trabajan da y nocheen la ms completa oscuridad (slo se iluminan las naves para mostrar a losvisitantes ese mundo que trabaja en una oscuridad comparable a la que reina ennuestros rganos, incluyendo el cerebro, dentro de nuestro cuerpo).

    Pero ser preciso que un hombre construya la mquina reparadora.

    Nos encontramos, entonces, frente a otro tipo de problemas. Se trata, justamente, del razonamiento: La mquina debe ser construida por un hombre.

    Este punto parece el ms importante de todos. Lo trataremos aqu (p. 118) sin quepodamos dar una idea de su amplitud ni de las consecuencias que, a nuestroparecer, pueden sacarse de ello. Una aportacin al estudio del problema puedeencontrarse en la cuestin del aprendizajeque, por otra parte, se relaciona cada vezms con la de la reparacin.

    Habamos dicho que la invencin de las mquinas forma parte del trabajo querealiza el pensamiento regulado. Sin embargo, parece imposible que una mquina

    pueda inventar otra mquina. Pero tal vez sea realizable. Actualmente existenmquinas que construyen o inventan una parte de sus propias piezas. Tal cons-truccin, de apariencia milagrosa, no es otra cosa que una direccin (100) de un tipoparticular.

    Un can automtico sufre ciertas modificaciones. Se mueve a derecha eizquierda para ajustar sus proyectiles (101). Pero estas modificaciones del can notienen todava la finalidad de apuntar y el can vuelve a la posicin cero. Setrataba tan slo de movimientos pasajeros.

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    Basta entonces que, para disparar, el can haya encontrado una posicin mejory que sea capaz de seleccionarla (comparando, por ejemplo, los resultadosobtenidos (102)) Resulta fcil suponer cmo este perfeccionamiento podra serconservado (103) y cmo esta conservacin podra conseguirse mediante laaparicin de una nueva pieza en la mquina (vanse, en las p. 91 y 118, dosejemplos de mquinas de aprendizaje).

    Podemos, pues, imaginar una mquina medio construida, pero que sea capazpor s misma de construir la otra mitad haciendo diferentes ensayos en vista de suobjetivo; es decir, viviendo alejada de su constructor. Y se dir con razn queaqu hay algo en cierto modo vivido, que sobrepasa como todo lo que es vi-vido>~ las posibilidades del clculo y de las previsiones (por lo menos, lasposibilidades de las calculadoras de 1964).

    Una mquina podra construir as las tres cuartas partes de sus piezas y,despus, las nueve dcimas partes. Al final, llegaramos a la mquina C, cuyanaturaleza sugeramos antes, y que, sin hacer nada por s misma, seria capaz deingeniar cualquier otra mquina til para un objetivo determinado. El hombre posee

    en su cerebro una mquina as regulada. Cuanto antes sepamos copiarla y ponerlaa nuestra disposicin, tanto mejor para la tcnica, la filosofa y la moral.

    De todas las materias cibernticas, tal vez la ms importante sea la delaprendizaje. Se halla, todava, en sus comienzos. La trataremos como materiacentral en la obra que sigue al presente libro (104).

    e) Las mquinas de calcular.

    Estos aparatos, conocidos con diferentes nombres (ordenadoras, etc.),

    constituyen el captulo que en apariencia es el menos sorprendente de laciberntica, aunque es, al mismo tiempo, uno de los ms conocidos. Resultabanatural que las operaciones intelectuales reguladas y muy claras (como las cuatrooperaciones aritmticas) cayeran rpidamente en el dominio de las mquinas.

    Las calculadoras actuales ejecutan, adems de operaciones matemticas de unorden muy elevado, las operaciones lgicas (105) sirvindose, por otra parte, siinteresa, de adquisiciones matemticas o lgicas muy antiguas. Su aspectosorprende menos que el de los robots encargados de imitar los actos habituales delos seres vivos. La vida copiada (106) por las mquinas supone siempre unaatencin despierta y la direccin, mientras que el clculo no requiere serconstantemente rectificado (107) gracias a su claridad. Las mquinas de calcular no

    nos sorprenden ms que por su extraordinaria eficacia. Pero son interesantes desdeotros varios puntos de vista.

    Nos dan idea de la imperfectibilidad del hombre comparada con la perfectibilidadde las mquinas. Su trabajo est completamente clarificado y definitivamentedeshumanizado. Libre de toda intervencin humana, la mquina llega a una,digamos, regin ms oxigenada donde el trabajo se realiza de un modo diferente.Las operaciones de una calculadora tienen muy poca relacin con las de unalavandera y hasta con las de un astrnomo, y pertenecen a otra zona del

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    pensamiento. Al poder realizar millones de sumas o de pruebas, o examinar undiccionario en dos milsimas de segundo, las calculadoras modifican lascondiciones del razonamiento claro (108). Permiten, desde luego, pensar que laclarificacin molecular y la racionalizacin haban sido detenidas hasta ahora no porlas posibilidades del clculo y de la razn, sino por los lmites del calculador y delentendimiento humano.

    Las mquinas deben superarnos en todo lo que es racional y regulado. Si a estose le llama pensamiento, entonces, en este sentido, las mquinas piensan mejorque nosotros, saben ms que nosotros y tienen una cabeza con ms contenido ymejor construida. Tanto mejor, puesto que as los clculos estarn mejor hechos yhabr ms probabilidades de alcanzar los objetivos. Por esta parte, las mquinas noadquieren nada humano, ya que el pensamiento regulado no es, en realidad,pensamiento. Cuando se somete un obrero a un test, se pone a prueba su mquinacalculadora y energtica, no el hombre.

    Guardmonos, por lo tanto, de pensar que la mquina sabr nicamente lo que elhombre haya querido poner en ella. Esto apenas era verdad en las primeras

    mquinas, pero es completamente falso en las ms recientes. La materia sabeprevenirse por s mismay lo sabe mejor que el hombre. Puesta en condiciones deaprendizaje sus movimientos aventajan a los del cerebro humano que, a pesar detodo, no es ms que una mquina entre tantas, mejores o peores.

    Debemos distinguir dos partes totalmente diferentes. Para todo lo referente alobjetivo (con tal que sea un verdadero objetivo y no simplemente una etapa haciaun objetivo ms lejano), el hombre es nico. En esto la mquina no puede hacernada. Pero, en cambio, para todo lo que concierne al pensamiento regulado haciaun objetivo sealado de antemano, la maquina es mejor, esta mas informada ymejor capacitada. Dnde se encuentran los aviones contra los cuales dispara laametralladora automtica, cuntos son, cul es su direccin y su aceleracin? El

    hombre que maneja dicha ametralladora puede ser casi ciego, casi sordo y pocointeligente. El constructor de la ametralladora ignora, por su parte, el curso de losaviones. Lo que l saba de la defensa contra la aviacin lo ha puesto en laametralladora, que ahora sabe tanto como l. Pero, adems, la mquina observa,memoriza, calcula todo lo concerniente a los aviones que la sobrevuelan en estemomento. Es la nica que sabe esto, que lo sabe rpidamente y lo piensa todavams rpidamente. Una determinada cantidad de informes pasa por el metal de suscircuitos. Una masa inmensa de informacin se encuentra almacenada en lasmemorias de las mquinas, de donde no saldr jams, aunque no fuera ms que enrazn de su inmensidad. Podemos decir, entonces, que la ciencia almacenada ennuestro propio cerebro se halla en nosotros? Ms bien se encuentra en una denuestras mquinas pensantes internas, en la regin del cerebro donde, sin duda,

    est situado el pensamiento regulado.

    Es fcil idear una torre de control automtico que recoja todos los sondeos, quedetermine las isobaras, que haga todos los clculos y que fije las rutas,comunicndolasa los aviones. Ni los pilotos ni cualquier otra persona sabrn jamslo que puede saber la torre, y aquella masa de informes se perder sin que nadie lahaya podido conocer por completo.

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    Sentimos, desde luego, verdadera repulsin por el hecho de asimilar elpensamiento regulado humano al pensamiento de las mquinas, porque todopensamiento tiene en s cierta seudoscuridad (109). Estamos acostumbrados aobservar que los clculos pasan a travs de la incomprensible mquina del esprituhumano regulado, que utiliza elementos de aspecto inmaterial: pensamientos,nociones, proposiciones, adiciones, etc.

    Las mquinas, al efectuar las mismas operaciones o, por lo menos, obteniendopor analoga los mismos resultados, no nos hacen ver nunca ninguna clase depensamientos (110). Siempre son piezas materiales: palancas, pulsadores, tarjetas,planchas, corrientes elctricas, campos magnticos, trenes de electrones. O,simplemente, como en el distribuidor del automvil, un lpiz de carbn girandofrente a cuatro piezas metlicas. De ah la tentacin de creer que en el interior delpensamiento regulado humano no hay ms que circuitos, corrientes y campos,informacin y clculos. Ysi hubiera otra cosa, el hecho de que la mquina obtienelos mismos resultados con circuitos y fichas perforadas no deja d sersuficientemente importante.

    Los circuitos del cerebro son muy numerosos. Pero nada impide que unamquina los posea en mayor nmero y ms ingeniosamente distribuidos. Pues,quin puede vanagloriarse ya de poseer la mejor mquina?

    2. Incursiones de la ciberntica en las ciencias puras

    En sus inicios, la ciberntica pareca que deba ayudar principalmente a los queutilizan mquinas macroscpicas. Actualmente es til a la microfsica y a lainvestigacin fundamental.(111)

    Pero el sentido d la urgencia anima a los cibernticos cuando tienen necesidadde conocimientos tericos todava no elaborados a emprender por s mismos unainvestigacin terica complementaria. Ello no debe sorprendernos, en primertrmino porque lo ms prctico es poseer una buena teora y, adems, por unadeterminada actitud espiritual de la que se hablar ms tarde. Ningn encasilladoclsico les detiene y se les ve saltar de un compartimento a otro en el tablero de lasciencias, tanto ms fcilmente cuanto que la mayor parte de los cibernticos sonespecialistas de una ciencia determinada y les basta regresar a su laboratorio para

    estar en situacin de reanudar la necesaria investigacin.Han sido numerosas las incursiones en el campo de la fisiologa y la neurologa y

    son neurlogos, precisamente, cierto nmero de creadores de la ciberntica. Elmtodo de analoga se ha utilizado aqu en su segundo aspecto, principalmente conayuda de los simuladores.

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    Si hay muchos caminos que conducen a un mismo objetivo y se considera a unode dichos caminoscomo el ms interesante, se llamar simulacinal empleo de uncamino completamente distinto, pero que conduce al mismo resultado.

    Ahora bien, el camino interesante, pero conocido de una manera imperfecta, esel del hombre. Los cibernticos nicamente pueden simularlo, por lo menos hasta

    ahora. Trabajando con un simulador se comprende mejor el funcionamiento delcorazn natural. Despus, el cuerpo humano proporcionar nuevas ideas a losconstructores de mquinas. El corazn artificial se perfeccionar, mas, por su parte,el corazn natural ser cada vez mejor conocido.

    Dos materias adscritas a la fsica han sido objeto de la aportacin cientfica msimportante realizada por la ciberntica. Dichas materias, conexas y actualmenteunificadas son la entropa negativa (o neg~entropa) y la teora de la informacin.Esta ltima es base de la ciberntica, pues la informacin constituye la primeramateria de toda mquina de pensamiento regulado. Pero las investigacionescibernticas han llamado la atencin sobre toda una parte de la fsica y, tambin, sinduda alguna, sobre otra parte de la teora del conocimiento.

    A pesar de que parece inmaterial, el pensamiento regulado puede ser simuladopor las piezas materiales de una mquina. Ahora bien, si nosotros aceptramos lamaterialidad de la localizacin del pensamiento, es decir, la materialidad del cerebroen tanto que aparato destinado a proporcionar (112) el pensamiento regulado, loque circula por este aparato, la informacin, primera materia del pensamiento, nosparece difcilmente materializable. Esta primera materia es lo que la teora de lainformacin se propone clarificar, confirmando una vez ms el principio segn elcual todo pensamiento regulado no es ms que materia dispuesta contra el resto dela materia (113).

    La teora de la informacin ha iluminado (114)y ha empezado a aclarar uno de

    los grandes problemas que todava envuelven el misterio de la vida.(115)

    Por otra parte, las cuestiones de la neg-entropa y de la teora de la informacinse relacionan con la mayora de los temas de la filosofa, con el problema de lamateria y la forma, con el de la causalidad y la finalidad, con el del realismo, elidealismo y el nominalismo, con el de la existencia y la esencia, con el del movi-miento y el devenir y con el del tiempo.(116)

    3. Exploracin de lo desconocido

    Suele relacionarse a la ciberntica con un conjunto de investigaciones sobreproblemas con datos incompletos, para cuya solucin nos esforzamos en utilizar elrazonamiento.

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    irreductiblemente humano, tanto en su aspecto legislativo y normativo como en suaspecto correctivo y judicial. Pero esta accin implica una gran parte de pensa-miento regulado y, por lo tanto, mecanizable; parte que debe ser entregada a lasmquinas, a fin de que pueda desenvolverse mejor la parte que contina siendohumana (122).

    Ahora podemos ya intentar penetrar en las materias especficas del presentelibro. Todava no se encontrar aqu hiptesis alguna sobre la zona A, hiptesis quereservamos para otra obra. Nos limitaremos a comprobar el alboroto, lossufrimientos y las esperanzas provocados por la cada de una parte del hombre enla materia.

    Penetraremos en dicho terreno provistos del principio de divisin (123) entre lohumano y la maquinaria biolgica y manufacturada: todo el pensamiento reguladodestinado a mover la materia en vista de un objetivo es maquinal yconsiguientemente debe volver a las mquinas de la zona Mo de la zona Z.

    Haramos un mal servicio al humanismo si intentramos salvar lo que ya est

    perdido o que se perder maana o pasado maana. Si nos empeamos enconservar la humani