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    Revista Unidos N 11/12, La Revolucion bajo sospecha, octubre de1986

    03.La revolucin en tinta limn.Recordando a Cooke

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    escrito por Horacio Gonzlez

    Una relectura de la Correspondencia entre Pern y Cooke arroja inesperadas derivaciones. Surgencuestiones cuyo tratamiento es hoy impostergable. Muchas de esas cartas fueron escritas con "tintalimn", slo legible acercndolas a una llama. En el presente artculo se leen estos documentos

    acercndolos a la llama de la dramtica actualidad del peronismo, para que revelen lo que an no nosdijeron.

    Anmese y suba a nuestro histrico tablado

    Ricardo Monti. Maratn.

    Los dos hombres se tratan con afecto y sin demasiadas cautelas. Invariablemente, uno encabeza las largasepstolas con un "mi querido jefe". El otro responde con mayores ceremonias, casi siempre con un "SeorDoctor", que de inmediato suele suavizar con un "mi querido amigo". Porque ceremonioso es Pern conCooke cuando tejen y destejen las cuitas de la insurreccin en la Argentina. Eso, durante los aos 1957 y58. Curiosamente, cuando la relacin se va enfriando, Pern distiende el trato. Y entonces, las pocascartas que le mande al hombre al que poco tiempo antes le haba dicho "su decisin ser mi decisin, supalabra mi palabra", se permiten un informal "mi querido Bebe". Podemos inferir que quedaba el afecto,tamizado en la irona paternalista con la que Pern emplea el apodo de Cooke. Sobrevolando el mar dediferencias nunca demasiado explicitadas entre ambos, quedaba esa palabra, Bebe.

    Insurreccin, caos y odio

    En esa relacin de Pern con Cooke podemos rastrear la primera formulacin dialogada que se hace delconcepto y del sentido de la revolucin desde el peronismo. Y como tambin se trata de un largo centenarde cartas, tambin podemos reconocer all todas las vibraciones discursivas que se dan cita en ese primerperonismo resistente. Tamao monumento de la literatura poltica argentina, por su curiosa desmesura ysu verbosa invocacin de las musas insurreccionales de todos los tiempos, puede ser comparado, por quno, al Plan de Operaciones de Moreno (an dejando asentada la correspondiente duda sobre su autora).1 Ysi de comparaciones se trata, podemos equipararlo tambin al dramtico epistolario de las CartasQuillotanas y las Ciento y Una que haban entrecruzado Alberdi y Sarmiento en el siglo anterior (tambinsalvando aqu que entre Pern y Cooke la entonacin polmica nunca asume el primer plano) 2.

    Es sabido que en esta correspondencia se define el sentido general de la propuesta resistente quecomienza a animar al peronismo cado. Concepto quizs inspirado en la gesta de los maquis en la Franciaocupada durante la segunda guerra mundial (ya que no tiene antecedentes en escritos o discursos previosde Pern), pero asociado de inmediato a otro vocablo de rigurosa tradicin en los fastos revolucionarios deperfil clsico: la insurreccin. Si la resistencia era el rechazo al "golpe de fortuna" y de ah la desconfianzafrente a Valle deba ser definida como una lucha "diluida en el espacio y en el tiempo". Esos "millones dehechos dispersos" podan ponerse bajo la invocacin de una consigna que escribe Pern en carta deCaracas, del 8/5 de 1957, "golpear cuando duele haciendo todo donde no est la fuerza y nada dnde stase encuentra", que segn l es anterior a la "guerra de guerrillas", slo necesaria en ltima instancia, encaso de que la paralizacin general del pas no fuera suficiente como "golpe de gracia".

    Las resonancias de este "golpear dnde y cundo duele" se hicieron sentir en la Argentina de los aos 70.Pern prefera asociar ese concepto a la "lucha diluida". Una dcada despus, la idea de diluir los hechosque manifiestan la lucha, ya no sera seductora. Las organizaciones de entonces, guardan para s el temade la sorpresa, pero en un momento en que tiende a comprimirse el tiempo y a concentrarse el espacio.

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    Pero para aqul Pern, la resistencia deba ser "mucho menos activa" que de "desgaste", segn dice unamisiva del 3 de noviembre del 56. Ello permitira mantener las lneas organizativas del peronismo afectadasdrsticamente por el golpe del ao anterior. Sin embargo, ms all del grado de practicidad de este modoresistente, dejaba en una llamativa ambigedad los pasos posteriores que permitiran "tomar la situacincon el Pueblo mismo". Disase as un impreciso territorio conceptual no menos que el teatro histrico delque intentaban dar cuenta en el que transcurre toda la Correspondencia y que ahora es menesterdesentraar. Qu era pues la Resistencia? Un "llamado a reunin" de los duros, a la espera decircunstancias histricas ms propicias? o un conjunto de definiciones cuyo desarrollo concreto en elterreno de los hechos, si fuese exitoso, deba llevar al fin de la Tirana o de la "canalla dictatorial" talcomo llaman Pern y Cooke al gobierno de los hombres del 55?

    Si por un lado la resistencia se asimila muy fcilmente a la idea insurreccional, con una elasticidadreflexiva que permite evocar con mayor o menor ligereza, o de forma ms o menos oblicua, a un Trotsky,un Lenin, un Mao, un Kerensky3, por otro lado surge una serie de palabras que el concepto de resistenciareciba como condigna compaa. Intransigencia absoluta, por un lado como actitud militante en general.

    Abstencionismo riguroso, por otro lado como decisin frente a las compulsas electorales decididas por losgobernantes de Buenos Aires. No es impropio la evocacin de la antigua historia Radical en donde bebenestas dos consignas.

    La idea de clandestinidad, ella s, no reconoce antecedentes de esa magnitud en la historia polticaargentina. Tanto Pern como Cooke circunscriben con severa insistencia la necesidad de una accinclandestina e ilegal, que permitir surgir a los dirigentes de esa nueva e indita etapa. Esos dirigentessern entonces los "hombres puros y limpios", al decir del propio Pern, que sabrn teir con su ejemplo aese peronismo de catacumbas; pureza e integridad que encarnadas en Cooke, hacen exclamar a su lejanocorresponsal caraqueo: "No me equivoqu el poner el ojo en Usted".

    Hay un subentendido terico que, del lado del exilado venezolano, preside todo este cuerpo de ideas, talcomo lo exhibe el ya citado documento de noviembre del 56. Todo aquello que corresponde a la dimensin"poltica" es fugaz, transitorio, distractivo. La clase obrera hara mal en someterse a los imperativos de lapoltica as entendida: contratos dirigenciales, pacata vida partidaria, seuelos discursivos que la desvandel camino. La hora exige superar la poltica con el afloramiento de lo "social" viejo tpico peronista queen los momentos de urgencia nacional como el que se estaba viviendo, deben llevar a acciones drsticas,transpolticas, ms apropiadas para ingresar al drama histrico de la mano del "destino". Recurrente

    pensamiento de Pern4, al que en esta oportunidad denomina como Hecho Nuevo, constituyendo unconcepto que derrama sobre ese otro peronismo insurgente y que, por la aceptacin que tiene en Cooke,que en cartas posteriores no va a abandonarlo, sera oportuno verlo como la prehistoria de la idea deHecho Maldito ("el peronismo como hecho maldito del pas burgus") despus de larga fama en lateorizacin cookista.

    Pero hay otros ingredientes en el lenguaje de Pern, enlazados en dos vocablos que cualquier otro polticodudara mucho antes de incluir en su habla, y que emergen impvidamente en todo momento a lo largo deese ao 1957. Caos y odio. No hay insurreccin efectiva sin el imperio del caos5, dice Pern, quin declaratambin ser portador de un odio infinito hacia la situacin instaurada con su cada. Pensamiento stepunteado desde una matriz harto clsica pues atribuye al odio el carcter de "fuerza motriz de la historia",y a la violencia que de l se desprende, el paradjico efecto de evitar males mayores. Como enMaquiavelo, ser muy excesivo en el presente, ahorrar tener que serlo an ms en el futuro. Se desea el"desenlace violento", simplemente porque una mayor espera har que "la violencia sea mayor".

    Si slo fuera por estos inesperados componentes conceptuales, la tesis resistente merecera desde ya ladetenida indagacin de los historiadores y polticos que quieran reiniciar ahora el debate sobre los aospasados. Pero algo ms se le agrega. Toda la relacin CookePern est recorrida por un hilo al rojo vivo,referido a lo que podramos llamar "el drama del conductor". Con un patetismo no siempre bien disfrazadopor el vendaval de hiptesis polticoinsurgentes desgranadas en vibrtiles pargrafos, estaba en juego enla Correspondencia una definicin siempre enunciada y no menos soterrada luego, en el mismo gesto dehacerla objeto de un Manual o de infinidad de cartillas educativas sobre la propia identidad conceptual yel rol del jefe poltico. Aqu percibiremos la compleja, tensa y enigmtica relacin entre estos dos hombresque se cartean: el hombre que est "lejos" y Cooke, suJefe de la Divisin Operaciones, asentada en Chile.6

    Mucho ms que consideraciones sobre la dificultad de dirigir los acontecimientos "desde lejos" (lo que enaos posteriores Pern transmutar en "la ventaja estratgica de estar lejos"), la Correspondencia nos

    acerca al tema universal del infortunio del estratega, que est obligado a influir sobre hombres y cosas, almismo tiempo que percibe la ntima necesidad de considerar su herencia, su muerte, la prosecusin de sulegado, la futilidad de los poderes y los implacables desdoblamientos ilusorios de toda accin, que hacen

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    fugitiva a la "verdad poltica". Este es el gran tema implcito en la Correspondencia PernCooke y es lo queprimeramente consideraremos.

    La cuestin de las cartas apcrifas

    Desde ya, es necesario poner en situacin histrica y geogrfica a las voces de los autores de laCorrespondencia. Pern est en Caracas, Cooke en Santiago de Chile (all gobierna Ibez, y los exiladosperonistas esperan cierta tolerancia oficial, que para el caso debe llegar hasta una cierta prescindenciachilena con las radios clandestinas que se deben instalar en la frontera argentina). En Buenos Aires,Aramburu ha llamado a la eleccin Constituyente, que se realizar a fines del ao 57. "Frondizistas","bengostas" y "forjistas"7, adems de los incipientes "neoperonistas", invitan a reconocer la Constitucin del49. Tanto Pern como Cooke se afirman en un abstencionismo estricto, para descalificar a esos herederosvicarios del peronismo que esgrimen a su favor la defensa de la Carta del 49, mientras que los exilados quela haban votado entonces, la tienen que hacer pasar a segundo plano.

    Las antiguas autoridades del peronismo ahora sin Estado, esas gentes grises de comit y prebendas, quedespus de una breve prisin quedan como atontados en la ciudad que ya no gobiernan, se disponen atender vastas lneas de negociacin con los militares en el poder. Es inicialmente sobre ellos y bienentendido, contra ellos que se despliega la accin interna de Cooke, bajo la lejana observancia de Pern,quien tampoco confa en esos hombres. Aqu tenemos a otro personaje fundamental, que por momentosparece ser el otro vrtice de un tenso tringulo: Leloir, la ltima autoridad constituida del ConsejoPartidario peronista, que an esgrime sus ttulos. Es en el permetro de ese tringulo Cooke, Pern, Leloir,o bien Santiago de Chile, Caracas, Buenos Aires, que se desenvuelve esta historia.

    Es la historia de una sorda discusin sobre herencias. Del mismo modo, se trata de una discusin sobre losdiferentes niveles de veracidad que tiene la palabra del lejano Pern, discusin que es denominada atravs de una palabra que todos comenzarn a usar en su vocabulario.Apcrifo, esa es la palabra, que nos

    lleva a considerar los diversos planos de credibilidad que asume la correspondencia del exilado mayor quees el jefe de esos hombres que, al recibir sus cartas, deben enfrentarse de lleno con la cuestin de si son ono son, esas epstolas, apcrifas. Esto es, de falsa autora.

    El problema comienza con el documento que extiende Pern a Cooke, fechado en Caracas el 2 denoviembre de 1956, y que por su importancia, reproducimos aqu facsimilarmente, para que el lector losopese en su intimidad caligrfica y sentimental. En l, por primera vez, se menciona la muerte de Pern"en caso de mi fallecimiento", en trminos que despus ser imposible encontrar en cualquier otradocumentacin surgida de la misma fuente. Fue escrito durante la prisin de Cooke en Ushuaia, de la cualfuga en un celebrado episodio, para radicarse entonces, como refugiado, en Chile. Pern piensa a Cookecomo su sobreviviente, lo que no fue. Haba motivos que en otras cartas son mencionados por el propioPern: se preparaban atentados contra su vida, y uno de ellos se efecta finalmente en Caracas.

    Es sabido la importancia que el tema de sobreviviente adquiere en el interior de la sutil relacin entre un

    comandante y sus subordinados. Importancia referida enteramente a cierta idlica inmovilidad que, deentrada, sirve para concebir esa relacin. Un gesto tal, que suponga que alguien "vuelve de la muerte", o"escapa del peligro", etc., se convierte en un dinmico desestabilizador de la relacin estamental quehaba sido fijada "eternamente".8 No sern aparentemente estas fintas con que la historia real intervieneen las solidaridades ya trazadas entre los hombres, las que harn cimbrar los roles de esta pareja decorrespondientes epistolares. Otros motivos habra: los iremos viendo.

    Inclusive, lo que se dice, lo que se expresa, (ante una hazaa de Cooke) entraa sentimientos de alegra.Pern se muestra sorprendido y satisfecho cuando escapa de la crcel su principal auxiliar, al que ya lehaba destinado la jefatura "de todas las fuerzas peronistas organizadas", conforme un mandato que incluala "delegacin del mando en caso de mi fallecimiento".

    Lo que creaba problemas, en cambio, era la propia carta. Esa s no haba sido escrita en clave ni en tinta

    limn. Precarios sistemas de claves, stos, que la primer resistencia peronista utiliza en forma balbuceantey que son los mtodos de escritura sigilosa que todo escolar conoce bien. Quin no escribi con "tintainvisible" en la escuela? Pern la llama "tinta simptica" tambin lo hace as Cooke y en una carta del 17

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    de julio del 57, el exilado de Caracas le dice presuroso a su hombre en Chile que "cambie todo". "Losgorilas ya saben que usted emplear tinta simptica (limn) y la clave que le haba enviado".

    Pero mucho antes que se notaran esos problemas, obvios por otra parte, que introduca el inusual gestocon que Pern piensa en su muerte y dona la jefatura que lo sucedera, la alegra de Pern por este Cooke

    que "volva del fro", tenan concretas motivaciones. Pern es un escritor, en toda la extensin del trmino.Porque escribe libros desde 1931 y an antes es un prolfico autor y porque su epistolario le exige largasjornadas frente a la Rmington. Una y otra vez, se queja. "Paso la noche prendido a la mquina de escribir,tarea imposible para uno solo", dice en una carta. Y en otra reitera: "Me paso diez o doce horas en lamquina". Precisaba a Cooke, y en algn momento se pensar en el traslado definitivo de ste a Caracas.

    Resistencia peronista, entonces, que adems de plantearse infinitos sabotajes como dejar todas lascanillas abiertas durante varios das, como sugiere Pern, o paralizar el suministro de petrleo al puerto deBuenos Aires, como intenta Cooke es la obra primigenia de dos escritores.

    Y como no poda ser de otro modo, la cuestin de la carta manuscrita delegando el mando, ofrece lasdificultades que todo escritor conoce bien: por un lado, escribir a mquina o a mano? usar o no usarseudnimo? (Pern los usa: se llamar a veces Pecinco, otras veces, Gerente, avisando que "de ahora enadelante firmar as"; Cooke se llamar Pepe Canosa, Federico Zavaleta, Vidal, etc.), y principalmente...

    cuando se escribe bajo el supuesto que es la propia muerte anunciada del escritor lo que est en juego sedesea o no se desea que esa carta sea verdadera, verdadera de toda verdad, y no un arrebato pasajero,una impronta fugaz y por lo tanto, lindante con lo apcrifo?

    Entramos ya a la zona problemtica. Despus de escribir la carta sobre su posible fallecimiento, Pern larefirma ante el padre de Cooke, comentndole, tambin por carta, lo que ha hecho. Pero agregando:"siempre he pensado si no le han secuestrado a su hijo esos documentos y si a eso obedecera lapersecucin despiadada de que es objeto". Sin embargo, el temor por el calibre del documentoinvolucrado, no lo hace cejar en su idea, que resume en noviembre del 56 con un definitorio "obre como sifuera yo", anteviendo en ese caso las resistencias que ello provocara. Cmo conjurarlas? Pues con otrodocumento, en este caso "desautorizando a los que puedan invocar mi autoridad", pues "la nuevaorganizacin clandestina nada tiene que ver con esas autoridades caducas tambin". Claro y conciso.Mandaba Cooke y no Leloir.

    Sin embargo, la designacin trasciende y sale publicada por el vespertinoA Noite, en Ro de Janeiro. Porese diario se entera Leloir. Sin embargo, "yo me he cuidado de no decir nada a nadie sobre su designacin",reafirma Pern.

    Ahora entra en escena el doctor Leloir, que le pide explicaciones a Pern, en una pieza epistolar deprevisible contenido, donde proclama lealtades. Sigue la carta de Pern a Leloir en el correo de vuelta,encabezada por el sobrenombre de ste, "Pecar", fechada el 10 de marzo en Caracas. "Cooke fue el nicodirigente que se conect a m", le reprocha, "y el nico que tom una posicin de abierta intransigencia...a pesar de pasar de una crcel a otra siempre pudo llegar a m". Es el Pern que se haba sentidoabandonado por los dirigentes del establishment peronista, quien se queja aqu. Por eso, le refresca a"Pecar" el nombramiento de Cooke como reemplazante en caso de muerte, "pues los intentos de ladictadura de asesinarme hacan creble que se pudiera lograr ese propsito". Faltaba cerrar el crculoinformando a su "Jefe de Operaciones en el territorio", Cooke, sobre el intercambio de cartas con Leloir.

    "Le confirm a Leloir que usted me reemplazara en caso de que yo sea puesto fuera de combate".

    Sin embargo, hay otros ingredientes en sta comunicacin de Pern a Cooke (lleva fecha del 21 de abril del57). "Sent miedo", dice Pern, "cuando usted hizo circular la autorizacin, por lo que le podran hacer losde la canalla dictatorial, aunque me explicaba bien las razones que lo impulsaron a hacerlo. De cualquiermanera no era una cosa secreta para los peronistas sino para los enemigos, de modo que ahora, libreusted, ha llegado el momento de hacer pblico, en la mayor medida, la designacin suya para la direccinpoltica integral del Movimiento". Esto implicaba, por un lado, que ya no haba ninguna autoridad peronistareconocida en la Argentina. El Consejo Superior del Partido, Leloir, haba dejado de existir para Pern.Pero por otra parte, queda una sombra de duda sobre si Pern deseaba efectivamente hacer pblica, por lomenos de un modo exhaustivo y amplio, la plenipotencia que le habla otorgado a Cooke.

    Muchas fotocopias de esa carta que el lector ya ha ledo inserta entre las pginas de este articulo,circularon por las redes de peronistas resistentes en todo el pas. Estaramos forzando demasiado las cosasal suponer que su autor debera sentirse en el torbellino de una accin consumada, irreversible? Ya nohaba marcha atrs, y slo un pensamiento prohibido como ste poda justificar que en la cresta del

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    material escrito por Pern, emergiese como un relmpago fugaz la duda: "Sent miedo...", claro que unmiedo cuyo origen explcito, enseguida el texto derivar hacia otras aguas. Dgase bien: no es que Perndesconfiase de Cooke, una relacin que ambos califican reiteradamente como "sin reservas mentales" y en"comunin de doctrina", (lo que el lector contemporneo de la Correspondencia puede verificar hasta elmximo punto posible en que esas cosas pueden certificarse), sino que lo que estaba en juego era todo elpatrimonio de un movimiento multitudinario, que en caso de muerte, quedara en manos de Cooke, y queen cualquier otro caso, originaba una indita y delicada situacin. Pern, donador de un poder, de algunaforma siente que deber compartirlo. Dicho de otra forma, la relacin parece tornarse literal. La palabra ylas decisiones de Cooke y Pern parecen superponerse, disminuye la brecha entre ellas, no al punto, claro,de oscurecer lo que Pern dispone y nadie puede compartir con l, el nombre 9, pero s dificultando la zonade imprecisiones que rodean habitualmente al conductor. Esto puede situarse tambin de este modo:disminuye la imprecisin, aumenta la posibilidad de que Pern sea interpretado literalmente, porquedisminuye la potencial posibilidad de apcrifos.

    Veremos ahora que esto no fue as. Papeles apcrifos vuelan como grvidas mariposas de verano alrededorde toda la saga de Juan Pern y John Cooke.

    Quienes primero se lanzan a falsificar cartas de Pern son los frondizistas y los bengostas. Ya que son elloslos que se erigen en reivindicadores de la Constitucin peronista del 49, los que postulan interceptar al

    "continuismo golpista" que se expresa en la figura de Ricardo Balbn, cmo entender las demoras delobstinado e imprevisible titiritero que cuida perritos en un lugar tan remoto como Caracas y que an no lesha dado carta blanca para poner un ocano de votos peronistas en casilleros racionales y eficientes? Porqu no "reventar urnas" o preparar el coup d'Etat contra el aramburato, como se dice entonces, en vez deplantearse lo que el tremendista Pern aconseja a partir de su cartilla de furias y exordios? Cmo tomaren serio esas recomendaciones de fustico exilado que recomienda "cortar lneas telefnicas", inundar lascalles, "quilombificar", "tronar escarmientos", "vencer el terror con otro terror superior", "causar la ruinageneral", no pagar impuestos, y que an dice: "me dara un gran placer si algn da en la obra en que yotrabajara tuviera a los oligarcas y a los petiteros acarrendome baldes de mezcla"? No, no lo entendan.

    El mismo Cooke que no se asusta por el llamado a los excesos jacobinos que imagina Pern est absortopor la cuestin de las "cartas falsas", frente a la que el exilado mayor tiene una actitud serena,taumatrgica. Escribe Cooke a Caracas, quejndose del volumen que llega a tener el montaje de cartasapcrifas. "Han fabricado un mensaje con lenguaje peroniano indicando que se vote al partido de Frondizi y

    le pusieron su firma". Y Leloir? Los partidarios de ste tambin han fabricado una carta de Pern,"recortando letras de documentos autnticos y luego calificaron de apcrifas las instruccionesverdaderas... y mencionando su carta a Leloir como si fueran una ratificacin de confianza, sin mostrar loque deca". (Carta de Cooke a Pern en mayo 11 de 1957, desde Santiago de Chile).

    El 3 de noviembre de 1956, ya el propio Pern se haba expresado indirectamente, pero restando gravedad,sobre el mismo problema: "Para nosotros es fcil hacer llegar las palabras de orden ya extensamentedifundidas, que la canalla dictatorial se empea en hacer creer que son apcrifas porque le tiene unterrible temor a la accin del pueblo".

    De modo que hay "amigos de lo apcrifo" en todos lados. En el gobierno militar, en el "peronismo caduco",en los golpistas del general Justo Len Bengoa (que se hace llamar "el len justo") y en los"integracionistas" de Frondizi. Pern tiende a quitarle relevancia a un problema que, sin embargo, conoce

    bien. Y llegar a reflexionar de este modo: "De usted nadie duda que est autorizado para actuar. La genteno quiere aceptar disposiciones si no son mas, y desconfan de todo, an de lo escrito, que puede serfalsificado". En esta breve proposicin cabe todo el dilema que atraviesa los encuentros epistolares entrelos dos polticos argentinos. Cooke est "autorizado" para "hacer de Pern", pero Pern, el autorizador,mantiene fatalmente en sus manos la tiza indeleble que traza la separacin entre lo que es falso yverdadero, y an, la llave de la confianza de la gente. Una ltima vuelta de tuerca de esta situacin, quehace de Pern el albacea de las creencias, es la simultnea conviccin de que la gente duda de todo, "ande lo escrito", y de que slo autorizacin suyas escritas disipan las dudas.

    Pero en un plano ms emprico, Pern llega a reflexionar sobre un punto crucial: el momento preciso depasaje entre su autoridad y la autoridad de Cooke. "Al principio seguiremos los dos, usted hace llegardirectivas a los Comandos de Exilados y yo tambin, y luego cuando se acostumbren, le dejo todo a Usted."En la misma carta, Pern muestra ocuparse tanto de una "credencial" para extender autorizaciones demenor monta entre esos "comandos", como del envo de "armas y explosivos". Se precisaban identidades

    contundentes y no menos contundentes medios de accin.

    Esa "zona de transicin" entre los dos juanes Juan Pern y John Cooke era chequeado permanentemente,

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    en especial por Cooke, quien dedica muchas piezas epistolares a realizar largas exposiciones conceptuales,diciendo: "Estos planteos son repeticin de los de Usted. Le hago llegar mi versin a ver si interpreto confidelidad su pensamiento". Quien tena que quedar a cargo de todo, era tambin un intrprete.

    La tesis del "Padre Eterno" y el affaire Ventura Mayoral

    La "zona de transicin" entre las dos jefaturas, (esa expresin es del propio Pern) aparece incorporada enuna desmenuzadora reflexin que se emite desde Caracas (22 de junio del '57) a travs de un curiosoexpediente. Se trata de un carta que manda Pern por medio de un emisario, Eduardo Colom, pero delsiguiente modo: "La carta adjunta ha sido leda por Colom, pero sta no. Es un sistema mo: doy a leer lacarta, as puedo cerrarla, pero antes le agrego lo confidencial, sin peligro". Entindase bien: Pern entregaa Colom un documento menos trascendente, y luego lo coloca en el mismo sobre donde ya est eldocumento que realmente interesa, que ser tambin transportado por el desavisado "correo". QueraCooke mayor prueba de intimidad?

    Colom es portador de un doble mensaje: el que le est destinado, pues lo conoce, y el que lleva sinsaberlo, dirigido a Cooke. Pern siempre actu como quin tiene interceptada la correspondencia 10, pero elsigilo, en ltima instancia, siempre precisaba del necesario complemento de una va paralela que tiene porfuncin debilitarlo, condicionarlo.

    Esta situacin, ms que una curiosidad de la "profesin del conductor", es una completa metfora de ella.

    En esa carta, insiste Pern en el tpico obsesivo. Hay "boludos" as los define que son ms "papistas que elPapa" e insisten en murmurar contra la jefatura de Cooke. "Todos saben que la direccin est en sus manosaunque por razones de tctica es conveniente que se siga pensando que soy yo, por su intermedio queconduzco las cosas adems del conjunto". Como se puede apreciar, el problema subsiste, y esos "amigosboludos", al final, no hacan sino hacerse cargo de la imprecisa situacin creada, en la cual an era

    necesario que por "tctica" se creyese que el que mandaba en todo, segua siendo Pern. Sin embargo, nohay motivo para suponer que estamos frente a un Pern excesivamente juguetn con un asunto queefectivamente lo angustia (pues en definitiva est tratando la cuestin de su muerte y herencia). Loprueba el hecho de que quiere que Cooke sea el "Padre Eterno", metfora con la cual rene todo el "artedel conductor", encima de las pasiones particulares pero garantizando que ellas se expresen, en suarbitraria parcialidad, como parte de un espacio armnico, distante y superior a ellas.

    Aqu, es refinado Pern para percibir el conjunto de problemas creados: "Usted podr invocar de la mejormanera, como para que se lo perdonen, mi nombre y mi orden . Entendido que, para conducir, senecesita saber cargar con la responsabilidad y tener la libertad de accin suficiente como para poderdefender esa responsabilidad. Yo le cargo con la primera, pero tambin le doy la segunda. Quedo yo, atrsde reserva, para aguantar lo que haya que aguantar". (el subrayado es de Pern; la importancia de estepargrafo queda resaltada por el hecho de que lo incluye en el papel que pone en el sobre sin que lo veaColom). Subsiste el dilema. Habra dos "padres eternos", uno de reserva, atrs de todo, mucho ms "padre

    eterno" an.

    "No debe olvidar que Usted en esta tarea es una especie de Padre Eterno, que ha de dar la bendicin atodos por igual", insiste. Aqu llegamos al tema crucial. La "bendicin a todos", como se sabe, no era unahabilidad del intransigente Cooke, y ese papel le exiga explcitamente otra actitud con Leloir. Lo que enrealidad le interesa a Pern, es apaciguar a Cooke en relacin al "caduco" presidente del Partido Peronista.Cuando le escribe a "Pecar", como ya vimos, Pern no rompe lanzas, aunque le confirma que Cooke estabaal frente de todo. Pues bien, lo mismo debera hacer segn Pern el Padre Eterno Cooke. "Usted ha ledomi carta a Leloir. Es el tipo de accin frente a ste. Trate de no llegar a romper lanzas con l, nadaganara con eso." Esto era as, porque Leloir encabezaba la "oposicin legal", haciendo marchas de silencio,etc., que si por un lado "no engaan a la masa", por otro, no escapa al "pragmtico" Pern, que esasacciones se hallan al alcance de la gran mayora de los peronistas, que estn muy lejos de tomar en serio elconsejo sobre la insurreccin cortando los cables telefnicos y creando el caos en las ciudades. "Mucho sehace cuando uno es tolerante, por lo menos en palabras", le recomienda a un Cooke que an debe escuchar

    "disculpe que le diga estas cosas. Puedo ser su padre y me anima el deseo sincero de que usted triunfe".

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    Este prrafo nos pone descarnadamente frente al Pern pedagogo y maestro. Quiere transfigurarse enCooke, pero a condicin de que Cooke absorba al "Pern Conductor". Y sabe que el temperamento deCooke, slo con grandes vigilancias interiores conseguira eso. Pues una cosa era aceptar que la Resistenciase compone de "insurreccin", un "partido legal" y una eventual "coalicin electoral" y otra era inclinar elsentido de las cosas hacia la gran olla peronista en la que siempre un Leloir condicionara, an desde unalimitada funcin especifica, el conjunto de las acciones revolucionarias. Sin embargo, esta situacin no sehaba esbozado, hasta el momento, con nitidez.

    Pero en el "vaticano peronista", las bendiciones urbi et orbi no dejaban de alimentar las zozobras. Nadapermite suponer que Cooke rechaza a priori la formulacin de hacer de padre eterno formulacin en lacual se inserta toda la sinceridad con que Pern realiza este planteo, pues si no, no empleara esametfora nuclear de su sistema de palabras pero tampoco sera ello obstculo para que elJefe de laDivisin de Operaciones Adelantada siguiese advirtiendo los hilos cruzados que a cada paso vanapareciendo. "Comenz a circular una designacin igual a la ma" advierte Cooke a Pern "pero en lugarde mi nombre figura el de Leloir". Parece que sta ltima trapisonda la ha preparado el mismsimoFrancisco Manrique en persona, en este caso para confundir a los frondizistas, que pretenden llegar aPern va Cooke. De este modo, Cooke no hesita irritado en insistir ante el propio Vaticano caraqueopara que cesen esas interferencias. Un militante de uno de los Comandos, cuyo nombre en clave esVSKSCUJ "afirma recibir directivas directamente desde Caracas. De ser as convendra evitarlo, para no

    fomentar la anarqua".

    Relase esta ltima frase. Ella retrata del modo ms vivo posible el intento de Cooke de impedir el juegoinfinito de apcrifos, so pena de caer en la anarqua. Pero en el fondo, eso significaba, ni ms ni menos,que interferir en el sistema de conduccin de Pern, hasta un punto de inviabilidad semntica y operativa,que ni el mismo Cooke, ni el propio Pern por el momento, parecen percibir. Sin embargo, Cooke estcerca de llegar al nudo de la cuestin cuando, al pedirle a Pern que realice una comunicacin especfica auno de los Comandos, le dice: "su escritura tiene un poder mgico". De ah que fuera necesario hacerla msunidireccional, menos ramificada y errtil. Ms unvoca y menos heterclita. Estaba por verse si en esascondiciones, la magia segua siendo magia.

    Por otra parte, ocho meses despus de la carta sucesoria para el caso de caer Pern "fuera de combate",an las cosas no estn claras. En junio del 57, hay otra versin del asunto: como no se puede conducir delejos, sino de cerca, la nica solucin fue investir de la representacin total a Cooke. Ya no se explica

    sta por la gravedad de la muerte sino por la desventaja de la distancia. Adems, dir Pern: "Laverdadera designacin que yo he hecho en Ud. y que por razones comprensibles no hemos oficializado an,ha sido la solucin de este grave problema de mi alejamiento del teatro de operaciones". De modo quefaltaba an la Oficializacin. En qu consistira? Sea como sea, ella nunca se concret.

    Pero tambin est Napolen. O mejor dicho, la metfora "Napolen", que como se sabe, es de especialagrado de Pern, desde sus tiempos de profesor del Colegio Militar. Toda la Correspondencia con Cookeest sobrevolada por el fantasma del Corso. En 1797, comenta, Napolen recibe un ejrcito hambriento ylo arenga invitndolo a tomar los campos piamonteses ubrrimos y llenos de hermosas muchachas. "Quizslleg para nosotros el momento de hacer llegar a la gente ciertas indicaciones", extrema Pern, y a lamanera del conquistador del Piamonte, dispara el temerario consejo de convidar a que todos aquellos quetomen casas o bienes de oligarcas en la futura revuelta general se queden con ellos. (Carta del 22/5/57).Otro napoleonismo sucede cuando a vuelta de correo de uno de los detallados Planes de Accin que esbozaCooke, el satisfecho Pern recuerda que ante un parecido y atrevido Plan presentado por Napolen para la

    campaa italiana, los polticos de la Convencin determinan: "El que fue autor de este Plan, que venga aejecutarlo". A partir de esa ancdota qu le dice Pern a Cooke? "Usted est en las mismas condiciones yestoy seguro que los resultados sern similares." Al volver Napolen de Italia, remacha olmpicamentePern, ya estaba en condiciones de ser "dueo de Francia".

    Formidable comparacin. Ella operaba en el reino de las desproporciones y deba sobresaltar al medido yriguroso Cooke, que remite su pensamiento poltico a fuentes prximas al leninismo antes que al clasicismopico napolenico. Por lo dems, no est Cooke con 37 aos, mucho ms all de la edad el futuro "dueo"del pas galo, que Pern dice ser de 25 aos?

    De cualquier forma, ms all de la obvia incomodidad de la comparacin, ella significa reponer la cuestinde la herencia en otro terreno que no es el de las "cartas autorizadoras" , oficializadas o no. La poneimplcitamente en el terreno de las jefaturas nacidas en batalla, en la lucha, cortando con toda la etapa

    anterior del peronismo, puntuada por dirigencias "estatalistas" oficializadas o no. Un Pern agonal,excesivo, enamorado de las campaas del "hombre del destino" francs, buscando infatigablemente alarquetpico "joven maravilloso" y que ejemplificaba sobre las luchas sociales argentinas invocando la

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    batalla de Jena o de Austerlitz, lo que estaba haciendo era imaginar ,el cuadro heroico y fantasmagricode su lmpida sucesin.

    Sin embargo, Pern vacila, frente al treintaero Cooke. No sabe, en verdad, si pedirle que siga el "modelonapolenico" o el "modelo del Padre Eterno". Para esto ltimo, que evoca ms la virt (cuando todo lo

    napolenico evoca lafortuna) parecera ms preparado Cooke? No lo estaba, no quera estarlo y susesfuerzos para llenar ese "modelo", no eran entusiastas.

    No se pueden dejar de computar, con todo, algunas tentativas de Cooke en ese sentido.

    Cuando finalmente se firma elAcuerdo PernFrondizi, lo que implicaba un substancial cambio en laorientacin poltica seguida por el peronismo hasta la Convencin Constituyente de 1957 sin que esoimplicase abandonar el espritu global de intransigencia e insurreccin que animan la resistencia, aunqueahora las consignas de abstencin y clandestinidad se transformaban en "insurreccin y legalidad " almismo tiempo11 se crea una nueva situacin en Buenos Aires. Ella exige otro tratamiento hacia lospolticos "logreros, blandos, simuladores" y admite cierta tolerancia hacia la "delegacin del Consejo delPartido", donde actan entre otros los sindicalistas Olmos y Alonso.

    Frondizi ya gobierna. En ese contexto,

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    una importante carta de Pern a Cooke muestra, quizs porprimera vez con ese grado de trasparencia, los araones que ya ha recibido la relacin entre los doshombres. "Segn las cartas que recibo", dice Pern, "hay un poco de mar de fondo contra Alicia13 y contraUsted, que no alcanzo a comprender por qu sucede, pero debo tener la franqueza de decrselo, evitandocualquier reserva mental, inaceptable entre nosotros. Creo que ustedes deben abandonar toda accindirecta de ejecucin y reducirse a la conduccin estratgica si no quieren verse envueltos dentro de pocoen un galimatas irresoluble". Es evidente que lo estratgico, aqu, paradjicamente implica una reduccinde responsabilidades. Esa es la propia palabra que emplea Pern. Sin embargo, suaviza los trminos alsugerir que esa situacin, que llevara al "galimatas", puede tambin ser provocada por algunos "vivos" querecorren el pas "invocando el nombre de Cooke y Seora". Siempre el problema de lo apcrifo. Ahora noslo Cooke es vctima de ello, sino tambin quien ve "usurpado" su nombre. Por otro lado, al afirmar Pernque "no alcanzaba a comprender" por qu se haba creado "mar de fondo", dejaba abierta la posibilidad deque Cooke tuviera razn contra los "vivos", pero no era ya eso lo que importaba. De hecho, se reforzaba laoperatividad del Padre Eterno, pero del lado de Pern, pues Cooke quedaba limitado a ser alguien quedeba evitar el potencial "galimatas", y ya mucho menos a ser un potencial "par" de Pern.

    Pero a pesar de esta segura intencin de Pern de comenzar, a partir de ah, a escuchar muchas msvoces, Cooke permanece en la Jefatura de la Divisin Operaciones, con sede en Chile, aunque bullen enBuenos Aires los grupos polticos del peronismo que ya estn en condiciones de reclamar una nuevainterlocucin con Pern. Es as que en septiembre del 58, en carta numerada, Cooke se permite un dejo deirona al comentar que algunos dirigentes de Buenos Aires, amigos suyos, se quejan de que l no los apoyacomo debiera. "Sucede, dice Cooke, que no puedo transferirme sus enemigos y tomar partido personal enla lucha de ellos. Ud. me ha insistido en lo de Padre Eterno.... En efecto, todas las evidencias indicanque cuando Pern le sugiere a "Cooke y Seora" que dejen los quehaceres "estratgicos", estefectivamente pensando que su retirada del escenario de confrontaciones ms directas, preservar suautoridad y su figura. No se tratara, pues, de una "defenestracin blanca", sino de un intento de Pern derealizar, con quien habla declarado "heredero" menos de dos aos antes, la "operacin" de limitarlo parapreservarlo y de preservarlo para limitarlo. As lo hace pensar lo que escribe Pern, poco antes de la

    anteriormente mencionada carta a John William, en la que le recomienda que "no olvide mantenerse comoJefe de Operaciones adelantado sin intervenir directamente en los hechos que se provoquen, sino porinterpsitas personas que pueden actuar mejor y escudar su situacin de delegado mo. Este procederimpedir que los ataques se dirijan directamente a usted y por su intermedio a m. Es mejor que se vayaacostumbrando a ser Padre Eterno.... El inagotable sistema de mscaras y velos que recomendaba JuanDomingo para John William, hacia que la relacin de ste y aqul se ajustase en el sentido que quizstornara a Pern en el "Padre del Padre Eterno". Sera Pern el "padre" de un Cooke que an poda aspirara eternidades?

    Poco despus, cuando Cooke escribe a Pern (2 de octubre del 58) que "nada se perdera con hablar conBramuglia", uno de los dirigentes de la faccin de los indulgentes que nada quieren con la lnea oficialenrag de JuanJohn, no se priva de exclamar, juguetn: "Como ve, estoy trabajando bastante bien de"Padre Eterno".

    Es la antesala del progresivo debilitamiento de la relacin, junto al vertiginoso surgimiento de la"perspectiva latinoamericana" en Cooke. Faltaba un ao para que Camilo Cienfuegos y un muchachoargentino conocido por la partcula interpelativa clsicamente rioplatense, "ch", entraran con barbas

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    crecidas, trepados en tanques Sherman de la segunda guerra mundial, a la ciudad de La Habana. Antes deeso Cooke haba viajado a Ro para entrevistarse con Prestes, el legendario jefe de la "columna" que habacortado en dos la historia contempornea del Brasil, pensando en que un prximo acceso del trabalhismode Goulart al gobierno lo que en ese entonces no se verific abriese otra perspectiva "brasilera" para elperonismo.14

    Pero precediendo todos estos juegos en relacin al respectivo status de los dos Padres Eternos peronianos,encontramos un llamativo ejemplo en el cual se puede percibir de qu modo Cooke busca expresar susincomodidades frente al "urbi et orbi" que emanaba de Caracas. Comentaremos a continuacin el "affaire"Ventura Mayoral. Este es un abogado peronista que, en sus periplos CaracasBuenos AiresChile, seconvierte en portador de mensajes del exilado Pern. Uno de esos mensajes es anunciado por Pern encarta a Cooke, de 15 de octubre del 57. No sera nada excepcional si en esa misma carta, Pern no tomaraen cuenta ciertas "pequeas resistencias que se manifestaran" a la conduccin de Cooke, realizada desdeChile. Sin embargo, sigue respaldndolo, en esa oportunidad, para "obrar con toda seguridad".

    La carta de Ventura Mayoral, sin embargo, toca un tpico organizativo "unidad de los peronistas,activamente y extensin de la organizacin", etc. que se encuentra en la especfica jurisdiccin de laDivisin Operaciones, a cargo de Cooke. Por otra parte, adems de ser portador de esa "directiva" querefuerza disposiciones de lucha anteriores, Ventura Mayoral es tambin quien le lleva a Cooke la carta en

    que Pern hace disquisiciones sobre ciertos descontentos que origina su actividad chilena. Quizs hayaempleado Pern el mismo "mtodo" anteriormente referido a propsito de Colom poner en el sobre doscartas, la ms reservada colocarla antes sin que el portador la lea, mientras la otra s la da a leer pero locierto es que se trata de una tmida reconvencin que Cooke recibe de Caracas, que no puede menos quetornar algo amenazador el conducto a travs del cual la recibe.

    Respondindole a Pern, Cooke atribuye las resistencias a su jefatura a quienes no estn luchando contrala Tirana, mientras que los que "estn en pie de guerra contra ella no tienen tiempo para perder en esascosas", es decir: escribir cartas a Pern intentando desprestigiarlo. En una carta inmediatamente posteriorrefiere el procedimiento que adopt en relacin al mensaje con instrucciones que portaba VenturaMayoral.

    En esta actitud que asume Cooke frente a la documentacin que llevaba el mensajero la carta mencionadams una grabacin que repeta el contenido de la primera encontramos una miniatura en porcelana detodo el drama, de todas las paradojas del sistema de conduccin de Pern. Cooke retiene la grabacin perono la carta, aunque sta la enva l mismo desde Chile, despus que Ventura Mayoral partiese (sin ella),hacia Buenos aires. Por qu retuvo la grabacin? As se lo explica al propio Pern. Una carta pidiendo launidad de los peronistas sobre todo en virtud de la prxima eleccin en la que se apoyara a Frondizi eradeseable, dice. Pero no lo era una grabacin de la que podan inferirse elogios a personajes comoBramuglia. "Se identifica a Bramuglia con el mal peronista, con el prototipo del canalla. La difusin de unacinta grabada donde todo ello aparezca como justificado por usted, creara una gran confusin ydesaliento. Al que ha estado preso, ha sufrido torturas y se ha jugado la vida y en esa situacin hayalgunos miles de hombres que son la parte valiosa del peronismo es muy difcil explicarles queautomticamente quedan equiparados con los que eligieron los atajos cmodos y trataron de sacar partidode nuestra cada. Por otra parte los grupos desviacionistas utilizaran ese mensaje para demostrar quedecan la verdad cuando afirmaban estar cumpliendo consignas suyas y respetando sus directivas ypersistirn en sus tareas de captacin y se escudarn en este mensaje como un navicert para seguirdividindonos".

    As se expresa Cooke. Relase este pargrafo: se har con l una experiencia completa, si es bienentendido, de reformulacin de la tesis de conduccin de Juan Pern. Porque en ella, todos seencontraban siempre a la misma distancia en relacin al "centro solar" del cual emanaba el sentido de todoel sistema. Todos tenan la misma direccin frente al "nombre de Pern"; podan esgrimirlo e investirse conl. Y eso es as, es porque nadie reuna la posibilidad de completar su identidad peronista si no la inscribaen una red invisible y potencial que, en un momento dado, poda ser accionada por el totalizador desentido, el conductor. En esa red, nadie era igual a otro, pero no por razones esenciales, histricas oestratgicas, sino por motivos funcionales. Desde la mirada del general en batalla, todas eransubjetividades imperfectas cuyo impulso vital se agotara en la espera del llamado demirgico. Laconduccin era un arte que consagraba la intervencin sucesiva de "electos", pero no se trataba de unaeleccin que cohiba libertades, sino al contrario. En esa relativa puesta en suspenso del proceso histricoconcreto (pues la asociacin entre "conduccin" y la clase social de los desposedos, est regida por unvnculo exterior, solamente tico), todos tenan el papel que les reservaba tan solo lo que"ontolgicamente" eran. Para que el conductor sea eficaz, nadie deba transformarse en la accin, sinoexpresar en ella exactamente lo que se era.

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    Para Cooke, que parte de una tesis sobre la "conciencia social" influida por las clsicas tradicionesdialcticas (en las que la accin histricamente ms intensa es realizada por conciencias diestramenteabiertas al mundo, que se transforman en el curso de esa accin) esa visin de Pern contena la simientede una trgica injusticia: equiparar lo "ms valioso del peronismo" con el peronismo blanduzco ynegociador.

    Se podr suponer que una vez impedida la circulacin de la cinta grabada de Pern acontecimientoprimero y nico en la historia del peronismo, Cooke debera ser considerado un transgresor inaceptable,un arcngel violador de las lgicas que entregan viabilidad a los actos polticos en el peronismo.

    No fue as. Una semana despus Pern contesta disculpndose. Vamos a leer por extenso lo que en aquellaoportunidad, el Bebe Cooke encuentra en esa misiva de Teodoro (Es por esa fecha que Pern firma"Teodoro" mientras que Cooke elige un inslito "Ruperto" como seudnimo). Dice entonces Teodoro, esteJuan Pern que relativiza su acto: "Yo sigo siempre la norma de atender a todos por igual, porque no olvideque soy algo as como el Papa, encargado de la bendicin apostlica urbi et orbis. Dentro de ese concepto,no puedo negar nada dentro de mi infalibilidad que, como todas las infalibilidades, est basadaprecisamente en no decir ni hacer nada, nica forma de poder asegurar esa infalibilidad. Usted es elencargado de decidir y a usted lo remito (...) Yo hace tres meses que no escribo una sola carta a nadie enlos Comandos de Exilados, ni a la gente de Buenos aires, a fin de que nadie pueda exhibirla con fines

    semejantes. A Ventura Mayoral le di una carta y una cinta porque pensaba que ello podra arrimarvoluntades, siempre dentro de mi funcin de Padre Eterno que bendice a todos, pero a condicin de queprofesen. Me parece muy bien que usted haya retenido la grabacin por las razones que me dice y en lasque yo no haba reparado".

    Como podemos ver, todava estaba Cooke en condiciones de "interceptar" la lgica de la "bendicin a todospor igual", obteniendo de Pern la admisin de que no haba reparado que con eso creaba problemas. Estereconocimiento de Pern es simplemente imposible de encontrar en cualquier otra situacin de su largabiografa poltica. Pero al mismo tiempo tambin estamos frente a una precisa definicin de su rol de"santo padre" de los peronistas. Es infalible porque no dice nada ni nada hace.

    Pero si fuera Pern una pura simbolizacin como sugiere esa idea de infalibilidad basada en una suerte deinercia totmica y pantesta tambin puede suponerse que ya no haba historicidad para su eleccin deCooke como delegado y sucesor eventual. A esa decisin habra que ponerle ahora al lado de otros tantoshechos que slo pasaron por la conciencia de Pern como si fuera un espejo que absorbe reflejos dciles yque los devuelve con puntualidad.

    En realidad, en la Correspondencia asistimos dramticamente al pasaje definitivo de Juan Pern, desdeuna tesis de conduccin que tiene en su centro la actividad subjetiva y enteramente responsable delconductor ("en la conduccin, nadie hace nada por el conductor de modo que l tenga algo queagradecerle") hacia una tesis de conduccin solamente especular, en la cual slo ofrece una pantallaultrasensible pero pasiva, apta para que cada sujeto se vea reflejado en la communitas de sus propiosgestos y acciones, tal cual un "action painting" colectivo forjado por las luchas argentinas.

    Y en este pasaje, tambin comprobamos cmo cambia el concepto de "auxiliar de conductor", tal comoest originariamente formulado en losApuntes de Historia Militar.15 Se postula all que el auxiliar "no debeser inteligente", lo cual es un motivo de extraeza: Pern no es "moralista" sino "intelectualista" cuando

    juzga la relacin entre "el bien y el mal". Como Monsieur Teste, su fuerte no es la estupidez, y dice que sonlos torpes e idiotas los que no tienen remedio, mientras que los inteligentes siempre pueden ser, a pesarde ellos, reconducidos hacia la "accin buena" . Con Cooke, el lugar del "auxiliar" es llenado por lainteligencia. Despus, parece que retorna Pern a su antigua conviccin sobre las "pocas luces" que debentener los que se hallan a su lado. Quizs por ah se vuelca ese dato "lopezrreguista" que en el periodomadrileo, postcookiano, dimensiona el crculo domstico del conductor.

    El drama de Pern: precisaba de un heredero a la altura. Pero entonces ese heredero lo condicionabaexigiendo la coherencia en sus "bendiciones".

    Bajo el signo cubano

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    Por su parte, Cooke nunca romper con Pern, an luego de su efectiva sustitucin por Albrieu y AlbertoCampos, que inician una larga serie de "delegados personales, tcticos, etc.",que culminara en Hctor J.Cmpora, precedido por el colorado Paladino. Precisamente Paladino16 aparece en una posicin yaproblemtica en la Correspondencia, pues al igual que Ventura Mayoral, est en el centro de la querellasobre esa infalibilidad del Padre Eterno, quien la ha "fabricado" emitiendo y silenciando fantasmalesdestellos de voluntad.

    Como se sabe, Cooke sigui escribiendo generalmente de forma unilateral a un Pern que, de tanto entanto, responde alguna misiva. El acto final de entibiamiento de la relacin es contemporneo con laRevolucin Cubana. En 1960, Cooke est en La Habana ya no es delegado de Pern y le escribe a Madrid,ofrecindole una comparacin entre el movimiento de Castro y el peronismo. Ambos, movimientos deliberacin, pero el primero ms ajustado a los tiempos. De modo tal que los peronistas deben estudiarlo,apoyarlo e inspirarse en l, pero en las condiciones concretas e histricas de la Argentina. El peronismoqueda convertido en un "movimiento maldito" primera vez que aparece ese concepto en Cooke combatidopor la oligarqua, pero tambin por la izquierda, que no lo ha comprendido. Cuba es el "manantial" dice,pero el peronismo es imprescindible para la liberacin americana. "Es esencial que haya pruebas de queestamos con la Revolucin Cubana." Pern ya le haba escrito comienza a llamar Bebe a Cooke pero steintercala un seco "general" diciendo que todos los pueblos latinoamericanos estn con "Cuba y con Fidel",que tienen la misma lnea intransigente del peronismo. Y acaso el exilado ahora en Madrid no dice

    "tenemos el mismo signo" que la revolucin cubana? Cooke responde: s, nada hay ms parecido a un mitnen la plaza cvica de La Habana que uno de nuestros actos en Plaza de Mayo.

    Sobre este subsuelo de nuevas coincidencias de alcance continental, deliberadamente realzadas por Cookey Pern (mucho ms, es cierto, por el primero, mientras el segundo deja sentada su opinin de modo si noforzado, por lo menos escueto) se desenvuelve el ltimo tramo de la Correspondencia.

    Cooke, a partir de all, escribe largos mensajes con el tpico que lo obsesiona: sin peronismo no hayrevolucin, pero no todo el peronismo es revolucionario; sin la izquierda no hay revolucin, pero no toda laizquierda sabe entender al peronismo. Largas reflexiones stas en donde debemos encontrar el germen desu "teora de la burocracia" y del "gigante invertebrado", al mismo tiempo que la laboriosa interpenetracinintentada para referir mutuamente la historia del peronismo y la historia de las izquierdas liberacionistas,en el bastidor de la revolucin latinoamericana.17

    Surge de este esfuerzo de reconstruccin de la historia argentina y del peronismo a la luz de la situacinque Cuba introduce en el continente, la atribucin de un nuevo papel al Partido Comunista, sujeto ahora auna antevisin que no le ahorra crticas por su anterior reformismo, pero que tambin le promete, sihubieran nuevos encaminamientos estratgicos, un encuentro con las masas peronistas. As surge de uninforme que Cooke elabora para ser ledo por Ernesto Guevara y Fidel Castro en 1961. 18

    El tono de ste ltimo informe relativamente reservado no cede un palmo en su valoracin de Perncomo el lder de masas en un continente donde apenas brillan escasamente un Brizola o un Juliao en elnordeste brasileo, lo que hace indispensable que el peronismo encuentre una nueva dimensinrevolucionaria que reate, desde el cono sureo de Amrica, la tensa cuerda insurreccional de las masaslatinoamericanas, que ya tenan en su haber el fulgor positivo que haba bajado de la Sierra Maestra.Mientras tanto, sigue la Correspondencia que registra el pstumo intento cookiano para fusionar en elmismo espacio histrico, al cuerpo del "querido general" as, y tambin de "querido jefe", lo sigue

    tratando con la gesta de los herederos de Jos Mart. Pero no, Pern no ira a establecerse a La Habana,como le pide Cooke para poner fin a la incmoda situacin de un Pern que no podra vivir ms tiempo del"fetichismo del lder" y "al margen del movimiento mundial".19 "Espaa es un smbolo de todo lo que ustedno es", casi implora Cooke. An en 1965 subsiste el tema del traslado a Cuba, que Pern no descartaaunque no cree que sea "lo ms racional". (Anteltima carta que escribe a Cooke, fechada en Madrid el 8de febrero de 1965, cruzada en el encabezamiento por un "muy confidencial", que recordaba los viejostiempos de la tinta limn invisible, los nombres supuestos y las precarias claves de los mensajes cifrados).Ocho aos haban pasado.

    Pern le habla atribuido a Cooke, ya sin funciones en el movimiento peronista, una tarea "apostlica"20, ylo que efectivamente se mantiene en el intercambio entre los dos cuyo peso mayor recae sobre unprolfico Cooke antes que sobre el cauto Pern es la "atemporalidad" de la relacin, ya no sujeta a losmovimientos confusos y quebradizos que ofrece la escena argentina sino a lo "medular" de las grandeslneas histricas de transformacin social. Para emplear un concepto que Pern despus popularizara, este

    dilogo se torna "desencarnado", pues ya no le pertenece la musculatura calcrea de la poltica argentinatal como se hace en la cotidianeidad del peronismo "subespecie burocraticorum", sino el espacio quizplatnico de la relacin trabada por dos estrategias que divergen en un retirado jardn de turbulentas

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    delicias. Cooke, con todo, se queja. Una de sus ltimas cartas, del 66, informa sobre la ConferenciaTricontinental de La Habana21, e indica: "Mis argumentos, desgraciadamente, no tienen efecto. Ustedprocede en forma muy diferente a la que yo preconizo, y a veces en forma totalmente antittica. Peroaunque usted sea invulnerable a mis razones, lo que indudablemente me reconoce es que no tengoreservas en exponerlas, que soy claro en mis puntos de vista y que las pocas veces que le escribo,comienzo por demostrarle mi respeto al no hacerme el astuto, disimular propsitos o disfrazarconcepciones".

    Haban usado nombres falsos, se haban llamado Ruperto y Teodoro, Vidal y Pecinco, Zabaleta yGerente..., haban imaginado un nuevo poder popular en la Argentina, juntos. Y por sobre todo, habanhecho circular en sus cartas todo el drama del conductor, que deba hablar y al mismo tiempo dejarabierta la ventana de lo apcrifo, que proclamaba el reinado del caos y llamaba a mantener las formasseveras del orden de conjunto, que protestaba por la cruda insinceridad de la poltica y desparramabaastucias por doquier. Ese drama slo poda encerrarse en una custica pregunta: haba para el conductorun lugar sin astucias, un lugar sedante y despojado donde el habla del poltico contase apenas con suresonancia literal y significase una sola cosa y apenas esa? Si esta pregunta informa de un modo pertinentesobre este drama, quiz pueda pensarse que ese lugar slo poda encontrarlo Pern en el dilogo con su"primer delegado" y Jefe de Operaciones, ese Cooke con el cual los senderos ya se haban bifurcado.

    No era fcil escribirse en esas condiciones. "Haca tiempo que no le escriba dice en otra oportunidadCooke de lo que usted tal vez se alegrase..." Las protestas de cario palabra de Cooke van sucedindosesin que disimulasen la pesada tarea que era escribirse. Es cierto que Pern no deba alegrarse al recibirnoticias de su incmodo corresponsal habanero, que haca circular su foto vestido con el uniforme delEjrcito Rebelde, del cual participa, repeliendo la invasin de Baha Cochinos, como miliciano, bajo el N1331 en el Batalln 134. Pero tambin es cierto que no deja en ningn momento de reconocerlo comointerlocutor aureolado de aquella "pureza" que en el 56 lo haba llevado a "poner el ojo" en l, lo quetambin ya casi en el cenit, le dicta las palabras con que responde a un corresponsal de la BBC de Londres:era 1973 y Pern se instalaba en Gaspar Campos con aquellas calles laterales llenas de gente. "Cooke?Cooke fue un prohombre de nuestro movimiento".

    Una carta de 1966 Pern en Madrid para Cooke en Pars, contiene una letana sobre el "arte de conducir",que lleva de inmediato a la pesimista cuestin del "hombre poltico". Dice Pern: "Al final, no hay hombresbuenos ni malos, ms bien todo depende de las circunstancias, aunque para conducir es siempre mejor

    pensar que muchos son malos y mentirosos". Tema circular en el viejo general, condenado a pensaranimadamente sobre la marca catica de toda realidad, queriendo modelarla, y sobre las infinitasmscaras de la accin poltica, queriendo desnudarlas despechadamente en lo que podran tener, quiz, deinteligentes y verdaderas antes que de falsas y mentirosas. Un escritor argentino empecinadamentealejado de este mundo soberbio y alucinante de revoluciones, segua por su parte tejiendo sus inacabablesreflexiones sobre esos mismos tientos temticos el caos, lo apcrifo, el destino, la esquiva verdad y lafinitud gloriosa de las cosas como el involuntario eco que la literatura le ofreca en contrapunto a lahistoria poltica argentina.22

    En esta misma carta que citamos le dice al "querido Bebe": "Isabelita a quien prepar durante diez aos,est all en accin". Se trataba del viaje de Isabel Pern para mediar en las elecciones de 1966, en esecaso, contra la candidatura mendocina que apoyaba el vandorismo. Fracaso pedaggico de Pern23, lugaresvacos que dejaba ese Cooke que luego se convertiran en el territorio donde se sitan reemplazos ytentaciones. Vendrn despus los montoneros, malos lectores de la misma historia argentina que dijeron

    hacer retornar justiciera por sus manos. Ellos se incorporarn "deshistorizados" al mismo conjunto dedilemas, lenguajes y dramaturgias que en la Correspondencia haba exigido tanto tacto, tanta sutileza.

    sutileza.

    La Correspondencia PernCooke es en verdad un vasto documento sobre la revolucin en la Argentina,servido por un tejido de valoraciones y juicios sobre las cosas, que en el rpido tacleteo de las mquinas deescribir o de la tinta simptica con que eran elaborados, traducan las resonancias de los pensamientospolticos ms sugestivos de todos los tiempos. (Y por los cuales, se poda inferir si valan o no valan la penalos sacrificios, arabescos y equvocos en los que se metan los que vuelta y media escriban la palabrahistoria con la primera letra "mayusculada" por la Olivetti porttil). Obra clsica compartida, laCorrespondencia nos permite medir hoy la enorme distancia no ya de circunstancias y contextos, lo que esobvio, sino de opciones tericas, antropologas polticas y tamaos de vida que va desde aquella carta

    hasta estas parleras de hoy, que no siendo innecesarias, no siempre nos demuestran ser sustanciales.

    Pern pensando su muerte y herencia (lo que siempre hizo, llegando finalmente a la cruda frase del 12 de

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    junio del 74)24, Cooke forzando el contacto del peronismo con la modernidad; Pern entrenando losinstrumentos conceptuales del "arte de conducir" fuera del Estado, en un suelo de transformacionesmundiales donde se topa con un Mao, un Ch, una Argelia independiente (lo que le exige aquellos infinitosmalabarismos, ora festejados como sabidura, ora condenados por incoherentes), Cooke cerrando sustrabajos con un final escptico y quien sabe desencantado25, los dos conforman el "histrico tablado", lamaratn discursiva que punta el momento ms lrico del peronismo y al ms feliz de los luchadores.

    Claro: vistas esas cartas desde el punto de vista de lo que ellas "encerraban como virtualidad"26, se podradecir que ni Cooke acertaba con su va regia cubana, ni Pern en su ensueo de "llegar con todos". El jovenmuere antes y el viejo, que quera dejarle todo, lo sobrevive y se va incompleto y airado. Eso ya fuimosnosotros quienes lo vimos. Modernidad, revolucin, originalidad nacional e ideologas de poca, ya nopudieron ser pensadas en comn. No es cierto ahora que debamos ser continuadores del pasado que no fue.A fuer de verdad, nunca nadie lo es, por ms que diga escuchar "lejanos mandatos". En ese caso, mal sebusca ser "nuevo" bajo ropajes antiguos que pareceran ms dignos. Mejor sera reconocer rupturas, saberque somos otros, pero que cabalmente lo seremos si conseguimos releer esas voces antiguas, muy terribles,sin advenedizos temores.

    Notas

    1 La polmica sobre la autora del Plan de Operaciones de Moreno, "para garantizar la gran obra de nuestralibertad e independencia", es prcticamente irresoluble. En los aos 70 era ms fcil pensar que eraverdadero, ahora es ms fcil pensar que es apcrifo. Cuando lo public, el historiador Norberto Pieroinsisti en que haba salido de la pluma de Moreno. Los "morenistas" de cuo ms escolar, siempre lonegaron, escandalizados por la larga serie de sigilos, disimulos y atrocidades que all se propone comonorma poltica. Galasso defiende hasta hoy la responsabilidad moreniana en esa pieza que asimila el buengobierno a la accin de cortar cabezas enemigas y "armar la libertad con pual". El hecho de no serhistoriadores profesionales ni de ninguna otra clase nos pone en mejor situacin para esbozar unahiptesis, o en el camino para trazar una hiptesis. Podra cotejarse el Plan no con la Representacin deHacendados (a la cual se contrapone por la concepcin econmica) sino con el Decreto de Supresin deHonores, con el cual se contrapone en relacin al tema de la visibilidad y literalidad del poder. Mientrasque el Decreto proscribe todo poder mimetizado en oropeles y fastuosidades que encubren la purezarepublicana, en el Plan el poder surge de la capacidad de encubrir, disfrazar y torcer las intencionesoriginales, mostrndolas de modo diferente a como son. Si el Plan es falso, Moreno sera mucho menoscontradictorio y un prcer menos atractivo. Si el Plan es verdadero, Moreno adquiere otras dimensiones,ciertamente terribles, y no apenas explicables por influencias jacobinas. Digo esto que no resuelve lacuestin, pero la recoloca en otros trminos, llevado por una ancdota de mi cosecha. Habiendo dado unacharla en la Facultad de Econmicas de Buenos Aires, meses pasados, sobre la Correspondencia PernCooke, uno de los asistentes (se trataba de militantes de la JUP Capital), pregunt sobre si haba certezasobre la autenticidad de esas cartas. Aunque la respuesta slo puede ser que la certeza es total, erapertinente la inquietud del joven militante peronista. Hoy parecen vaporosas aquellas cartas. Y an ms,ellas tratan obsesivamente la cuestin de lo apcrifo, de la informacin falsa y de la substitucin engaosade la verdad.

    2 Ernesto Goldar, en su opsculoJohn William Cooke y el peronismo revolucionario (CEAL, 1985) insiste enpresentar la Correspondencia como una contraposicin de Pern con Cooke desde el vamos. En un sentido,lo es. Pero en el sentido en que toda correspondencia epistolar, aun la declaradamente amorosa, exhibe uoculta antagonismos de diverso tipo. En nuestro caso, no puede reducirse la complejidad de esta relacinpoltica a un enfrentamiento ya contenido como "esencia" desde el inicio de la correspondencia. Si fueraas, se omitira toda la cuestin de la herencia y la reflexin de Pern sobre su propia muerte, tanto comola libertad absoluta con que Cooke escribe. Incluso puede decirse que Cooke siempre le "escribi" a Pern,an cuando elabora informes para el Ch o cuando escribe su clebre Informe a las Bases en 1966. Sean las"bases", sea el Ch, el lugar de la interlocucin, para Cooke, siempre est ocupado por un Pern que loescucha o por un Pern que no lo escucha, en este ltimo caso travestido de "revolucin cubana" o de"peronistas revolucionarios". Todo Cooke est en esa Correspondencia, y sus otros escritos, poco agregan.Por lo dems, el trabajo de Goldar reviste cierto inters. Tambin l percibe el matiz que implica el usodel apelativo "Bebe" por parte de Pern, y reconstruye apreciablemente bien el clima espiritual en que uno

    y otro escriban. Se equivoca al despreciar a Pern por su uso de la metfora "napolenica", pues el hechode que los respectivos lenguajes, el de Pern y Cooke, fuesen diferentes, estaba perfectamente asumido

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    por ambos. En todo caso, la imprecisin de Pern frente a los puntillosos planes insurreccionales de Cooke,no quita grandeza al dilogo ni habla en disfavor de ninguno de los dos escritores.

    3 La "referencia rusa" es constante en Pern, y no escasean las ejemplificaciones, en la Correspondencia,extradas del proceso revolucionario que lleva a la Revolucin de Octubre. "Si aparece un Kerensky un

    Trotsky no nos ha de faltar", repite Pern. El tema de la "insurreccin como obra de arte", a la vez, estomado por Cooke de las clsicas obras sobre el particular de Trotsky (Historia de la Revolucin) y Lenin(Consejos de un Ausente). Por otra parte, la acusacin de "trotskistas" que tanto Pern como Cooke recibendel gobierno, es interpretada por Cooke como un intento de hacerlos quedar mal con los comunistasargentinos, "que tienen una influencia en las esferas oficiales" se refiere al gobierno de Aramburu "mayorde la que imaginamos". Hasta el Pacto con Frondizi, Cooke est influido por una idea de "toma del poder"ms o menos rpida, basada en que "ni los de arriba ni los de abajo" puedan ms en su actual situacin."Esto termina cuando usted vuelva a la Rosada", se entusiasma. De ah la rigurosa abstencin yvotoblanquismo en el 57 (elecciones constituyentes) an en contra de los que proponen, como elfrondizismo, la "vuelta a la Constitucin del 49" . Cuando se abre la poca de Frondizi, Cooke se inspira enla revolucin de 1848 en Francia, que se hizo no contra un dspota, sino contra un rey burgus, o en la rusade 1917, que se hizo contra un Zar que era "un dechado de bondades comparado con los dems". Ya en stapoca, ingresan las metforas maostas sobre las "campaas rpidas en un contexto de guerra prolongada",y no a la inversa (campaa prolongada y estrategias de decisin rpida). Al mismo tiempo, surge un

    pensamiento soreliano en Cooke: "tenemos un jefe y un mito revolucionario".

    4 El "destino", en Pern, es un complejo concepto que rene todo el sentido de la historia y le permitepensar su propia situacin de "conductor", atravesado por batallas y decisiones que conjugan el acaso y laplanificacin. Molde clsico de la poltica que le permite dialogar con un Cooke "laico", sobre el mismosuelo revolucionario. El concepto de "Hecho Nuevo", en Pern, est precisamente relacionado con lacuestin del "destino", en la medida que saca a los hechos histricos de su prisin institucional. Con todo, aesta "novedad" la equipara a todos los movimientos que escapan de el orden poltico convencional,ejemplificando con la Revolucin Rusa, y tambin con Hitler y Mussolini (tema de una carta de septiembredel 56, que no se repetir en el resto de la Correspondencia, aunque reaparece ms de 10 aos despus enel escrito titulado La Hora de los Pueblos). En sustancia, el "hecho nuevo" es definido como una"insurreccin nacional", lo que permite un amplio terreno de hiptesis, que se van entrelazando en eldilogo con un Cooke ms "leninista".

    5 El "caos", la "quilombificacin" de todo, es un concepto que Pern slo utilizar en los aos 56 y 57,fundado en la idea de que la insurreccin slo es posible desorganizando la coherencia de los gobiernos deturno. "Ordenar el caos", sin embargo, fue siempre una de las categoras bsicas de su pensamiento,extrada del zumo ms clsico de las estrategias militares. En ese momento, asocia "caos" a "venganza", eimagina el valor constructivo del odio, que "asegura la intensidad del ideal". Cooke no lo acompaa en esospensamientos.

    6 Traducir en trminos de clandestinidad e insurreccin al enorme mamut que era el peronismo queacababa de caer derrotado en el 55, era una empresa ciclpea. Cooke compara la destreza para "cambiarde tcticas" del peronismo a la de un elefante an no surge la idea de "gigante invertebrado" por lo cualrecomienda pocos desplazamientos en ese sentido (tal como los que se podra dar a s mismo un partidoms monoltico). La primer organizacin de la Resistencia en el 56 y 57 parte de unaJefatura deOperaciones con sede en Chile, directamente ligada al Consejo Superior (Pern) que reemplaza a laConduccin del Partido (Leloir) que ha cesado en sus funciones (con los problemas que eso acarrea, segn

    comentamos en el texto). Antes que se profundice ideolgicamente la cuestin de "blandos" y "duros",primera contraposicin con la que Cooke piensa los conflictos interiores de los peronistas, el peronismo enla resistencia est organizado a travs de la mencionada jefatura de operaciones y un "dispositivo" as lollama Cooke que incluye a los Comandos de exiliados en el exterior, del cual el ms importante es el deChile, a cargo de "G1 ", de Paraguay, que opera radios clandestinas, Bolivia Cochabamba y La Paz,Uruguay(donde las condiciones son difciles, a cargo del "compaero FJYVUQQP, buen peronista"), y Brasil,donde irresponsablemente se "tira el dinero" imprimindose lminas con la efigie de Rosas; los Comandosclandestinos, que actan en Argentina; la CGT "Autntica"de Framini ("me hubiera gustado un hombre msresoluto y con ideas ms claras", comenta Cooke); la Intersindical, en la que los peronistas (Cardoso, de lacarne) terminan predominando sobre los comunistas; las Organizaciones semilegales; las organizaciones deintelectuales (menciona Cooke a Fermn Chvez y Castieira de Dios) y de abogados, escasos para defendera tantos peronistas presos (se menciona a Fernando Torres). Abundan las publicaciones: Mayora, de TulioJacobella, (apoya a Bramuglia pero luego publica Operacin Masacre de Walsh); Santo y Sea, de Leloir;Palabra Argentina, de Alejandro Olmos y Salvador Ferla, cercanos al padre Bentez, a quien Cooke

    considera "eglatra"; Soberana, de Sobrino Aranda; Resistencia Popular, de Damonte Taborda, "unconocido sinvergenza pero buen periodista"; Palabra Obrera, del grupo trotskista de Nahuel Moreno, quesale con el lema "Bajo la orientacin del General Pern y del Consejo Nacional Justicialista", (lo que los

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    convierte en "ms papistas que el Papa"); El Guerrillero, de Lagomarsino; adems de intentarse republicarel peridico De Frente, cuya "marca" posee Cooke y saldr con un logotipo que representa al Bebe deperfil, escribiendo a mquina. Hay mucho ms en esta "jalea" heterognea e inverosmil. Desfilan por laCorrespondencia una increble cantidad de personajes, lo que la convierte en un almcigo insuperable paraun retrato completo de la poca, y cuyo estudio completo exigira muchas "horas hombre" de lectura. Kellyocupa un lugar central, y los juicios que merece de Cooke como de Pern, son contradictorios. Confase enl para misiones de sabotaje. Cooke "le toma afecto" en la crcel. Pern dir que "hay que tener cuidadocon Kelly, que es un gran muchacho pero que precisa que de cuando en cuando le tiren un poco de la cola";sobre Vandor, "tiene mucha fuerza en metalrgicos", dice Cooke, "y es un hombre bien peronista"; sobreSaadi, "es el ms vivo" buscando replegarse a posiciones "intransigentes", ya que vena de posiciones"conciliadoras", pero siendo un "turquito valiente" juzga Cooke busc salvarse con gestos que lo acercasena la "lnea dura". Una galera de perfiles biogrficos, densa, pattica y abigarrada, aparece en estas pginasque se escriben Pern y Cooke, y en la cual se trazan portraits severos y jocosos de todos los personajes dela poltica argentina, sorprendidos en un gesto o en una actitud juzgada a vuelapluma a veces, con agudezahabitualmente, que sugiere "pinturas biogrficas" muy concisas pero casi siempre abiertas al decursohistrico poltico argentino, que las ira cincelando y completando de modo bien diverso.

    7 Sobre los "forjistas", un captulo aparte. No es buena la impresin que causan en Cooke, que adems lossigue llamando de ese modo, cuando el grupo FORJA formalmente haca ms de 10 aos que se haba

    disuelto. Los problemas con Scalabrini Ortiz y Jauretche, estallan cuando stos se oponen a la tctica del"votoblanquismo", de Pern y Cooke. Tanto Scalabrini como Jauretche se inscriben en la argumentacinantiinsurreccional, de un modo decidido, y proponen votar contra el "continuismo" en la eleccinConstituyente del 57, lo que significaba el apoyo a Frondizi (mucho antes del acuerdo que despusfirmaran Pern y Cooke con Frondizi y Frigerio). Preocupado por la posicin de los "forjistas", Cooke lecomenta a Pern: "Hay un vasto sector de clase media muy sensible a argumentos de este tipo (se refiereal rechazo a la va insurreccional) pues son enunciados por hombres de prestigio intelectual y sindicadoscomo peronistas". Agrega Cooke en otra carta, "prendieron mucho la prdica de Frondizi y losrazonamientos tipo Forja, en la Capital Federal. Los porteos, en cuanto alcanzan cierta posicineconmica, ya entran a considerarse "pensantes" y son muy vulnerables a la prdica de la revista "Qu", delos "forjistas", etc." La Revista Qu era dirigida por Frigerio. En ella escribe Scalabrini Ortiz, durante unbreve perodo. En otra misiva, sin mencionar a los forjistas, Cooke reflexiona sobre algunos sectorespolticos que apoyan a la "lnea blanda" del peronismo, extirpndola de mstica revolucionaria. Los llama"papanatas reclutados en la clase media; especialmente en el sector profesional". Representaran, juzgaCooke, a una parte avanzada de la burguesa, pero que an sigue pensando en trminos yrigoyenistas, "sincomprender que Yrigoyen fue el ltimo gran poltico del pasado y Pern iniciador de una nueva poca...son progresistas en relacin a una poca ya perimida, pero reaccionarios con relacin a las nuevas formasque toma la lucha por el poder social en la Argentina". Sin embargo, la opinin sobre Frondizi no es tancustica, pues se tratara de un poltico que ha abandonado "el vago misticismo radical para tomarcontacto con expresiones del fenmeno indito", esto es, el peronismo.

    8 Sobre la cuestin del "sobreviviente", tomamos de Elas Canetti (en Masa y Poder) la siguiente reflexin.El sobreviviente encarna un poder, simplemente porque se siente con vida pudiendo estar muerto.Entonces, posee ms vida dentro de s. La situacin que se crea con los jefes, es conflictiva. Elsobreviviente se convierte en una potencial amenaza para los jefes. Pero la ms peculiar de todas lasrelaciones es la que existe entre el jefe y su sucesor. Uno puede no querer morir nunca y el otro puededesear la muerte rpida de quien tiene que suceder. (Esto en las condiciones de relacin dinmica). Poreso, todo poder preferira no provenir de nada ni dar origen a nada, sugiere Canetti. En el caso especficode la relacin PernCooke, en la cual se plantea una cuestin sucesoria, podemos encontrar los problemasdel tipo que tratamos en el presente artculo. Son problemas que acompaan toda la biografa de Pern, yque no resolvera, pues avizora la continua degradacin de la "herencia", lo que lo mueve a disolverla en sumxima generalidad posible ("mi nico heredero es el pueblo"). Con Cooke, fue la nica vez que Pern seplantea un problema de sucesin. La historia por todos conocida, es la de las divergencias entre el"movimientista" Pern y el "continentalista insurreccional Cooke. Mucho menos conocemos las tensionesentre Pern y el hombre declarado sucesor, propiamente originadas en situaciones como las que examinaCanetti. El jefe considera todo acto de sobrevivencia de sus subordinados como si le perteneciera. Esta esotra de las visiones canettianas. Podemos concluir esta nota, con la frase que escribe Pern cuando seinteresa de que Cooke escapa de Ushuaia, esto es, realiza una hazaa. Se la escribe al propio Cooke:"Usted podr imaginar la satisfaccin que he tenido con la 'piantada' espectacular de ustedes. Realmentenos 'saltaron los tapones' cuando recibimos inslitamente la informacin que ustedes estaban a salvo enMagallanes. Yo tengo una doble alegra porque el trabajo estaba ponindose pesado para m solo en elComando Superior Peronista". El lector puede ejercitarse haciendo de estos prrafos una interpretacin "ala Canetti", en cuyo caso deber asumir lo que ellos no "dicen", pero al mismo tiempo nada de ello inhibeel plano objetivo, visible, en que se da el drama de estos dos hombres a los que el torbellino de la polticanacional ha relacionado extraamente.

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    9 Pern tiene una gran autoconciencia respecto al hecho de ser portador de un "nombre", tal como loexpresa muchas veces a Cooke, dicindole que "hay que tirar a Pern por la ventana", y en los aos 70,repitiendo la misma cosa, en virtud de la oposicin que implcitamente establece entre "gritar viva Pern"y efectuar concretas acciones organizativas. Da la impresin de que Pern no es el cmodo depositario delsmbolo "Pern", que se haba difuminado hasta lmites de uso que prcticamente abarcaban a toda lasociedad poltica argentina. De cualquier forma, todo el itinerario de Pern puede escribirse como lapersistente contradiccin entre el nombre y la institucin, lo que constituye el ncleo agobiante de toda sureflexin poltica, y que finalmente deja irresuelto. Cuando se reflexiona, desde la filosofa polticacontempornea estamos pensando en un Claude Lefort, por ejemplo sobre las caractersticas que hacendel "nombre poltico" un cuerpo metafrico que cierra a la sociedad bajo un sello de servidumbre, se estrecogiendo en verdad una estimable tradicin "tiranicida" que desagua muy francesamente en la toma de laBastilla. Lefort quiere extender esa idea del "nombre" (el nombre de Uno, del "jefe" que liquida lasdiferenciaciones sociales) a la cuestin de stalinismo. Estos anlisis del habilidoso discpulo de MerleauPonty, sin embargo, desatienden la curiosa situacin que crea Pern, al utilizar con irona su propionombre. El problema que eso crea, desencaja la relacin entre "nombre que unifica" y "Egocracia". (enLefort, La invencin democrtica).

    10 Es muy conocida la carta que Pern le escribe a Evita, desde la isla Martn Garca, poco antes del 17 deoctubre. Hay en esa carta varias proposiciones muy sugerentes. Por un lado se plantea el retiro de las

    actividades pblicas y una inmediata felicidad matrimonial. Las expresiones "no puedo vivir sin vos", y "nosiremos a cualquier parte a vivir tranquilos", parecen confirmarlo. Sin embargo, no parece ser sta unacarta de amor "barthesiana", por decirlo as, una carta donde las claves amorosas perteneceran al mundoabsorto del amante que lucha para que su amor queda fijado a una escritura siempre infiel para traducirlo.Sin embargo, hay en Pern un "plus" de sentido que no descaracteriza el mensaje de amor, pero que lesobrepone otras significaciones. En efecto, esa carta habla de otras "dos cartas" que ha enviadosimultneamente con sa que le escribe a Eva. Anuncia all una carta a Farrell en la que le pide el retiromilitar y otra a Mercante, por correo normal. En cuanto a la carta a Eva, en la que anuncia esas otras dos,dice enviarla "por un muchacho", debido a que cree que tiene la correspondencia interceptada. Comovemos, la situacin tiene semejanza con la que comentamos en el cuerpo de este artculo, cuando elpropio Pern comenta su "mtodo" de dar a leer el mensaje a su portador pero colocando antes, en elsobre, otro mensaje ms sigiloso (as lo hace con Colom carta a Cooke desde Caracas). Para adquirirsentido, los mensajes recorren vas igualmente vlidas, aunque la va sigilosa parece ser la privilegiada. (Eneste caso, es la va por la que transmite su decisin matrimonial). Pero en ltimo caso, en Pern todo losigiloso acaba siendo pblico. De ah que actuar como si su correspondencia siempre estuviese vigilada,compone una escena compleja en la que cada afirmacin debe competir con otras que la relativizan, y ancon la superposicin de distintos canales de transmisin, que valorizan de modo diverso lo que setransmite. La situacin nos habla mucho menos de la astucia de un escritor impenitente de cartas, que deuna alegora muy desarrollada del "ars conducendi". En efecto, si por un lado hay en Pern unaestratificacin natural en la que cada gesto ya nace automticamente desdoblado en direcciones quenunca son literalmente enunciadas, por otro lado, no puede desdearse el problema que realmente loacucia, desde el mismo Octubre del 45, que es la tensin entre el reingreso fustigante al plano de la accinpblica, y la retirada a la vida ntima. Esto ltimo puede entenderse tambin como un castigo a los"contumaces", y a lo largo de su biografa, cobrar forma en diversos intentos de renuncia a la accinpoltica, tema vinculado al de la herencia, al de la bsqueda del "joven maravilloso" que "lleve susbanderas al triunfo", al del abandono de la "mscara Pern" en favor de la "institucionalizacin" y al de ladecisin final de volatilizarse, indiferenciadamente, en el seno del pueblo, que le hace or la "msmaravillosa msica", dejndoles l, en cambio, su definitivo "desencarnamiento".

    11 Por un lado, "la clandestinidad fue y es un frente demasiado estrecho para contener a millones decombatientes", dice Cooke en el largo Informe General que le escribe a Pern en agosto del 57,inmediatamente despus de la eleccin de Constituyentes, donde los votos blancos y abstenciones hanhecho un excelente papel. Por otro lado, las nuevas perspectivas que abra el masivo voto en blanco quearrastr a los "blandos" obligaba a ampliar los mrgenes de legalidad para "ganar la calle, salir de lascatacumbas". Era necesario ampliar la semilegalidad, y eso slo sera posible con "accin, accin, accin".Si eso, adems, inclua "volver a hacer poltica", nada de eso era incompatible con la insurreccin. No sereconquistan derechos populares conculcados, apelando a la va electoral, pero tampoco hay insurreccinsin lucha poltica. Eso le transmite Cooke a Pern, dando muestra de los delicados contrapesos que animansu pensamiento, donde se pondera la inconveniencia del electoralismo, sin por eso rechazar lasobligaciones polticas que ste genera. De todas estas reflexiones, surge una visin de los camposorganizativos en que se expresa el peronismo, que no deja de tener cierta permanencia que alcanzaincluso a perodos muy posteriores. En efecto, al definir Cooke estas tres dimensiones, el MovimientoPoltico, el Movimiento Gremial y la Resistencia, dimensiones que deban "encontrarse" en el mismosentimiento intransigente estaba machacando sobre un tema caro al propio Pern, que conceba losmedios extraordinarios de accin (clandestinos, ilegales o violentos) como desprendimientos especficos de

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    una totalidad slo funcionalmente escindible en "ramas" o formas diferenciadas de accin. Este era elestado del problema inmediatamente antes de que el pacto con Frondizi intentase reponer la cuestininsurreccional en un plano de lucha legal, bien diferente a la querella sobre las "formaciones especiales" delos aos 70. Por otra parte, el nombre resistencia an no tiene el sentido ms amplio y "emblemtico" queganar despus, designando aqu las acciones insurreccionales de los comandos.

    12 ElAcuerdo PernCookeFrondiziFrigerio se firma en febrero de 1958, dando "libertad de accin a lamasa peronista", lo que implcitamente significaba el voto al frondizismo, ya que simultneamente sedesautorizaba al neoperonismo y al partido conservador popular. "De asumir el gobierno", el gobierno deFrondizi se comprometa a una revisin integral de todas las medidas adoptadas por los militares luego del55, incluyendo normalizacin de la CGT, devolucin de bienes de la Fundacin Eva Pern, personera alpartido peronista, eleccin a una Constituyente en un plazo de dos aos, etc. Ese pacto era procurado porel frondizismo desde fines del 56 a travs de Perina que llega hasta Pern con la propuesta. En esemomento, ste la ridiculiza con uno de sus gracejos (sera una "alianza de buena vecindad donde nosotrosseramos los buenos y ellos los vecinos"). Durante el ao 57, Cooke y Pern califican a Frondizi como "elenano ms grande del mundo", pero el trasfondo de tantas estocadas es la duda del Comando SuperiorPeronista (Pern y Cooke) sobre si la gente va a abstenerse o a votar en blanco ante las eleccionesllamadas por Aramburu, para reformar la Constitucin. Pern dice que "el pueblo quiere ver tronar elescarmiento", pero de hecho admite la dificultad de mantener unido electoralmente al peronismo, ante los

    intentos de "seduccin" frondizista. Existe la lnea "YPF", Yrigoyen, Pern, Frondizi, en la que actanpublicistas como Arturo Jauretche. ("Eso lo lamento", le dice Cooke a Pern, "pues se trata de un hombrepor el que siempre he sentido un respeto intelectual y personal"). Sin embargo, admitir despus Pernque "Frondizi habla en peronista". Por eso, ms all de la voluntad del propio frondizismo, ste podra serconsiderado parte de la resistencia. (Esta opinin de Pern, la encontramos en carta del 17557, donde almismo tiempo recomienda toda clase de sabotajes y cruzar las boletas electorales con la palabra"asesinos", anulando el voto). Incluso, Cooke planifica la "operacin Senz Pea", que consista en quemarlas papeletas electorales depositadas en la Imprenta Kraft. (Puede observarse que no le faltaba irona alnombre del operativo). Al mismo tiempo Pern se compromete a dejar un poco de lado la mquina deescribir, fiel compaera, para entablar "ciertas negociaciones" que le permitirn mandar armas, explosivosy dinero a los "Comandos de exilados". Ya en las proximidades de la eleccin del 57, Pern imagina que lomejor que podra hacer Frondizi es trasladarse a Caracas, para de all repudiarla junto con l, lo que lepermitira "encabezar el voto en blanco" y as prestigiarse, en vez de presentar candidatos constituyentes yverse superado por la avalancha votoblanquista que impulsara el peronismo. Como se ve, an antes delPacto, la sombra de don Arturo ronda, como el espectro del castillo de Elsinor, todas las consideracionestcticas de Pern y Cooke. Existen adems problemas "tericos", del tipo de los que despus sedenominaran "el tercer movimiento histrico". Cooke descarta, con todo, que Frondizi sea "continuadordialctico del peronismo", siendo apenas un "movimiento paralelo", sin las virtudes de aqul. Es ms durotodava, al afirmar que al presentarse a elecciones, el frondizismo, an defendiendo la constitucinperonista del 49, colabora para crear "legalidad" para el "gobierno de ocupacin", gobierno que elperonismo desconoce al punto de no votar siquiera por los que defienden una pieza maestra del peronismo,cual es la mencionada Constitucin. Por eso, condenar duramente a dirigentes peronistas como Mercante,quin trabaja para la UCRI frondizista, aliado de Alende. Hecho preocupante que preparar el terreno delpacto, pues es efectivamente un caudal de votos muy grande que Mercante ha acercado a Frondizi,demostrando que la gente quera "buscar caminos legale