COMPORTAMIENTO_ORGANIZACIONAL

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Comportamiento organizacional Psicología de las organizaciones ABELARDO R PITHOD T ¿7

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Trabajo sobre el comportamiento de los individuos dentro del ámbito de las diferentes instituciones y organizaciones.

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  • Comportamientoorganizacional

    Psicologa de las organizaciones

    ABELARDO R PITHOD

    T

    7

  • Abelardo PithodNaci en Mendoza, Argentina, en 1932. Profesor de Filosofa egresado de la Universi-dad Nacional de Cuyo, master en Psicologa por la Universidad Complutense de Ma-drid. Se doctor en Sociologa en la Sorbona de Paris. Especializado en psicologa so-cial, es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas(CONICET), profesor titular de Comportamiento Organizacional de la Facultad deCiencias Econmicas de la Universidad Nacional de Cuyo. Ha realizado estadas paraestudios e investigaciones de su especialidad que totalizan cinco aos de actividad enel extranjero. Ha sido profesor invitado de varias universidades e institutos de BuenosAires y del resto del pas, as como de Chile, Espaa y Francia. Es autor de ms dediez libros y numerosos artculos cientficos en publicaciones del pas y del extranjero.Entre sus obras principales pueden citarse: La revolucin cultural en la Argentina(1977), La contaminacin ambiental (en colab., 1977), Curso de doctrina social(1977), La conciencia territorial (en colab., 1978), Subcultura joven y religin (1979),Dinmica de las tensiones (1979), Planeamiento y Nacin (en colab.,1979), Ideologay desarrollo (1984), Conflictos en las organizaciones (1992).

    i

  • Unidad 1-

    El comportamiento

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    Nos proponemos en esta primera Unidad mostrar cmo socie-dad, cultura y personalidad pueden ser concebidos como sistemas. Desea-mos que usted comprenda la conveniencia de estudiar toda organizacinhumana bajo la triple luz de la "trinidad inseparable", formando un siste-ma complejo al mismo tiempo interrelacionado y semi-autnomo en susi res partes. Una organizacin debe ser sometida siempre a este anlisis es-t ructural-funcional.

    Para definir los aspectos ms relevantes del sistema social recurri-mos a unidades de anlisis tomadas principalmente de la tradicin socio-lgica que representan Max Weber, P. Sorokim, Robert K. Merton, T.l'arsons y otros. De esta forma iremos precisando diversos conceptos:comportamiento, rol, estructura, institucin, etc.

    1. Definicin de comportamientoDefinir (de-finire) es delimitar, fijar con precisin los alcances de un

    imiino (definicin nominal) o de un objeto (definicin real). En nuestrocaso, el trmino y el objeto (el comportamiento) vienen, adems, acota-dos por el especificativo organizacional. La pregunta que debemos hacer-

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    nos es a qu llamamos "comportamiento" en el contexto de nuestra discilplina? 1

    Las ciencias del comportamiento son varias y por eso tambin difalrentes las definiciones que suelen dar de su objeto. En nuestra perspectivasque viene acotada o especificada por la expresin "organizacional", para|ce apropiada la definicin que da Joseph Nuttin en La estructura de lapersonalidad (1973: 13). Comienza sealando que no har distincin en-tre comportamiento y conducta. Ambos trminos aluden, para l, a la res-puesta significante que un ser psquico (in casu: el hombre) da a una si-tuacin que tiene, a su vez, un sentido. Podran hacerse varios comenta-rios a esa definicin, pero para nuestro fin basta con retener dos elementosesenciales: para que haya "comportamiento" se necesita que un ser "ps-quico" (tal vez podramos decir: dotado de conocimiento) acte frente auna situacin, en respuesta a ella, de manera que su actuar tiene un signi-ficado un significado para l y para quien eventualmente pueda estarobservndolo, aunque ambos "significados" pueden no coincidir y almismo tiempo que la situacin en la que se encuentra el actor o agenteposea un sentido. Esto nos permite distinguir entre el sentido subjetivo(del sujeto) y el sentido objetivo del proceso, evento o coyuntura en que

    k se halla el sujeto.El sentido que el sujeto atribuye a la situacin puede o no ser el que

    . objetivamente sta tiene. Pero, acertado o equivocado, el sujeto debe atri-buir un sentido a la situacin, es decir, debe constituir su actuar una res-puesta finalstica y no meramente mecnica. Por otra parte es importanteque la situacin en s misma ofrezca una inteligibilidad o significacin.Frente a un puro caos no hay propiamente posibilidad de comportamientofinalstico.

    Obsrvese que, as definido, el comportamiento supone, como diceNuttin, un agente "psquico" y no meramente biolgico. Con tal precisin,las respuestas puramente "reflejas" de un organismo slo suplementaria-mente entran entre las propiamente comportamentales.

    Vemoslo en un ejemplo: Un orador est hablando, es decif, est re-alizando una serie de acciones que califican su comportamiento. El hechode que sus nervios lo hagan transpirar copiosamente no forma parte sinoaccidental del comportamiento oratorio. No es atinente al rol mismo queest desempeando. Por cierto, esto no quiere decir que no tenga impoi

    ./* tancia desde otro punto de vista (conocer un rasgo de la personalidad di| actor: su nerviosismo), pero no confiere sentido a la accin "oratoria".Como tendremos ocasin de ver, repetidas veces la problemtica del

    Comportamiento Organizacional tiene a menudo que ver con la compati- bilizacin del sentido subjetivo que los actores confieren a una situacin y

  • 1 COMPORTAMIENTO .;pJ^>j^ Mfe4 23|U significacin objetiva. El desfase o desajuste de ambas instancias gene-rn una multitud de problemas en la interrelacin humana, en la comunica-cin, en la toma de decisiones, en los conflictos. Cuando el actor tiene unaI r i i i l r n c i a sistemtica a deformar la percepcin de la situacin objetiva seComportar tambin sistemticamente de manera inadecuada. En el ejem-plo ld orador nervioso y que transpira puede estar influyendo la tenden-Clu i.in comn a percibir tal tipo de situaciones, como es hablaren pblico,Como |HHencialimente hostil de parte del pblico, como fuente de inseguri-dad y sentimientos semejantes.

    l'or lo dicho podemos adelantar que la respuesta significante de un.ielor es siempre fruto de una cierta "reconstruccin" mental que el actor11,ice de las situaciones. En su momento veremos que este papel activo delljelo al percibir la realidad es una caracterstica fundamental de la per-cepcin humana. La percepcin no es una fotografa de la realidad. Tam-poco acta de otra manera la ciencia experimental cuando crea "modelos" U* lo que estudia. El "modelo" de Tolomeo sobre el movimiento de los as-nos lesult insuficiente al cabo de siglos de ser usado incluso en la na-vegacin y se lo reemplaz por el modelo copemicano. Habitualmentenosotros tambin construimos "modelos" para orientarnos en el mundo.I U >s pueden ser ms o menos ajustados a la realidad objetiva o, al contra-i i n , deformar las situaciones y las cosas. En la vida social hay que tenerI 1 M I \n cuenta cmo se representan los actores la realidad y cmo ajus-i.in a esa percepcin su comportamiento. Reflexionemos sobre el siguien-ICicxto J. Nuttin (1973: 13, nota 1):

    Debemos explicar, para evitar cualquier interpretacin errnea, qu en-ndemos por comportamiento. No hacemos distincin entre los trminos

    comportamiento y conducta; los dos significan, para nosotros, la respuestawlgnificante que un ser psquico (in casu: el hombre) da a una situacin quetiono, a su vez, un sentido. As, el comportamiento, en el sentido amplio deoste vocablo, comprende toda la vida psquica del hombre. Todas las funcio-nes de nuestra vida psquica intervienen, en grados diferentes, en la construc-(ion de un mundo o de una situacin. La percepcin, la imaginacin, la memo-11,1, la inteligencia, la afectividad y las necesidades intervienen igualmente en elItocho de que el hombre se encuentre, en tal momento, en determinada situa-< ion, e intervienen tambin en el hecho de que, en cada situacin, el hombreresponda a sta por medio de tal o cual manera de actuar. Esta manera de.ictuar, en una situacin determinada, puede consistir en permanecer perplejo, 'u reflexionar, en esperar, en dirigirse a cierto lugar, etc. Es siempre un com-portamiento del hombre total y contiene un aspecto exterior y una significa-cin o una intencionalidad. Toda la vida psquica consiste, as, en comportar-se en el mundo; y se pueden distinguir en ello dos fases o aspectos: la cons-tiuccin de la situacin y la respuesta propiamente dicha.

  • #r_//2JCuatro tradiciones en el estudio del^-omport amiento.

    Ex profeso hemos soslayado el calificativo "escuelas" y lo hemosreemplazado por el de "tradiciones". En efecto, nos vamos a referir a cua-tro corrientes de pensamiento globalmente tomadas. Las diferenciacionesinternas de cada una y las direcciones menores de investigacin van aquedar, por ahora, subsumidas en ese esquema amplio que expresa el tr-mino "tradiciones".

    2.1. La tradicin racionalistaTanto en el estudio del comportamiento como en el de las orga-

    nizaciones podemos identificar un enfoque que pone el acento, o por lomenos que da por supuesto, que el agente humano acta, fundamental-mente, como ser racional. Esta suposicin bsica no implica negar que elser humano tambin se mueve por motivos extra-racionales y hasta i-rracionales. No obstante, hay una tradicin en el estudio del comporta-miento que lo mira y analiza como una resultante esencialmente depen-diente de un clculo racional. Es decir, la conducta tiene un sentido fina-lstico y se resuelve en un nivel consciente de decisiones. Y esto, lo mis-mo que consideremos la conducta individual o la institucional.

    Esta tradicin se muestra definidamente racionalista a partir de Des-cartes, pero es sobre todo por influencia del Siglo de las Luces francsel s. XVIII, o siglo de la Ilustracin, que la visin1 de la accin huma-na se har con la ptica "racional". En realidad, la tendencia a conferir unsentido inteligible al comportamiento humano es totalmente espontnea,y es lo que hacemos habitualmente cuando tratamos de "entender" las ac-ciones de los dems. Suponemos que en general la gente se comporta se-gn decisiones que han sido primero pensadas y despus queridas. Lasdisciplinas humansticas (historia, moral, etc.) estudian el comportamientohumano fundamentalmente bajo esta luz. Se busca la motivacin racionalde las acciones humanas. Desde siempre, "convencer" a alguien para queacte de una manera u otra es apelar a su comprensin racional. Es provo-car una conviccin consciente en las personas. As han actuado la peda-goga, la asctica, la tica y dems disciplinas prcticas (aqu prcticassignifica "de la conducta"). Tambin la ciencia econmica ha estado mu-cho tiempo procediendo as. El homo oeconomicus es un calculador ra-cional. Tanto Adam Smith como Jeremas Benthan suponan que el com-portamiento estaba racionalmente pautado, aunque ms no fuera para ha-cer un clculo meramente hedonstico, es decir cunto placer se poda ob-tener y cunto dolor evitar obrando de una u otra forma. Es notable que el

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    EL COMPORTAMIENTO 25

    lar.ionalismo se d la mano en esto con el empirismo sensista. Hay un teo-u'ina fundamental de la posicin ortodoxa en economa que sostiene que"ni una economa de mercado todos los participantes de los intercambiosa-onmicos sacan provecho de todos sus actos voluntarios de participa-i ion; si no ellos no tendran lugar" (Hirschman, A. O., 1984: 46). He aquun supuesto racionalista.

    Herbert Simn (1964: XXI) se quejaba de que "los economistas atri-hu ycn al hombre econmico una racionalidad absurdamente omniscien-U'". Un poco sardnicamente dice que este^B*r

    "hombre econmico dispone de un sistema completo y consistente depreferencias, que le permite elegir siempre entre las alternativas que se le pre-sentan; se da siempre perfecta cuenta de lo que son estas alternativas; noexisten lmites en la complejidad de los clculos que puede realizar para deter-minar qu alternativas son mejores; los clculos de probabilidad no le asustanni encierran misterios para l".

    (Simn, H., 1964:21)

    2.2. La tradicin mecanicistaPero ha habido otro enfoque en el estudio de la conducta, tambin

    desde el siglo XVIII, que se niega a adoptar el punto de vista finalstico yse atiene al mecanicista, que es el modo preferido de explicacin de laciencia fsica moderna. Este modo ha sido trasladado de la mecnica aoirs ciencias, incluso a la biologa y a la psicologa. En realidad, para es-ia tradicin no hay verdadera explicacin cientfica sino se reducen losprocesos a mecanismos, descartando toda opcin teleolgica. El ojo no escomo es a fin de que sirva para ver, sino que ve porque es as.

    El modelo ms acabado de explicacin mecanstica de la conducta loo recen dos escuelas separadas en el espacio pero contemporneas.

    2.2.1. La reflexologa rusaEl notable fisilogo ruso, que tanto ha influido en la psicologa ac-

    lua l , I.P. Pavlov, dio un gran impulso a la explicacin mecanicista delcomportamiento animal y humano, adems de suministrarle una slida ba-se experimental. Esquemticamente, la reflexologa ve al organismo dota-do, al nacer, de un equipo o repertorio de respuestas especficas a estmu-los especficos. El alimento introducido en la boca del perro o del bebproducir automticamente salivacin. El dedo colocado en la palma de lamano del recin nacido har que ste presione aferrndose con fuerza,lana como para levantar su propio peso. El pequeo succiona, deglute,excreta, respira, etc. Una sesentena de respuestas reflejas, algunas com-

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    plejas: esquemas de conducta que el ser no aprende; nace "sabindolos".No sufrirn mayor influencia de parte del aprendizaje, salvo medanle elnotable recurso asociativo estudiado por Pavlov: el reflejo condicionado.A diferencia de los reflejos innatos o incondicionados, el reflejo condicio-nado est constituido por una respuesta especfica a un estmulo inespec-fco (incluso inapropiado). El famossimo perro pavloviano comienza se-gregando saliva cuando sus papilas gustativas se ponen en contacto con lacomida, luego ser el olor, ms adelante la vista, pero tambin cualquierotro estmulo que le asociemos, por ejemplo el sonido de una campanilla,timbre, una luz, etc. Si durante un nmero suficiente de oportunidadespresentamos la comida al animal junto con un timbrazo, bastar despustocar el timbre para que el animal salive, aun en ausencia de la comida.Esto suceder hasta que se extinga la asociacin si sta no es reforzadaconvenientemente dando al animal de comer.

    Este esquema de comportamiento hizo suponer a los reflexlogosque todo aprendizaje conductual se realizaba por condicionamiento. Elcomportamiento ms complejo, el ms "espiritual" poda ser reducido aun sistema de asociaciones mecnicas. Pavlov dicen exclam ciertavez: "Ahora me explico la alegra de los mrtires cristianos que iban ca-mino de los leones" (o algo similar). Otros lo atribuyen a Sherrington. Se-mejante exageracin de la teora no debe hacernos olvidar, sin embargo,que los descubrimientos pavlovianos han permitido explicar comporta-mientos biopsquicos respecto de los que antes no se conoca el "mecanis-mo". Sus hallazgos han dado base experimental a una serie de estudios dela conducta de gran aplicacin en el aprendizaje y en el des-aprendizaje,es decir, en el des-acondicionamiento, tan importante para corregir con-ductas desviadas en la terapia conductual, la psiquiatra y hasta en los la-vado de cerebro, tristemente famosos.

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    2.2.2. El behaviorismo norteamericano.Contempornea a la escuela reflexolgica rusa surge y cobra gran

    auge en Estados Unidos la corriente conductista, que reconoce en Watsona su primero y principal inspirador. Como la reflexologa, e influido porsta, el behaviorismo es un mecanicismo que quiere poner entre parnte-sis, en el estudio del comportamiento, los fenmenos de conciencia (unapsicologa sin conciencia, reclamada ya en 1903 por Henri Piron) y sinconsideracin del sujeto como actor (lo subjetivo no interesara a la cien-cia, no es alcanzable por mtodos "cientficos"). El sujeto es un re-actorms que un actor. El conductismo populariza la frmula S-R (stimulus-respuesta) como la expresin que mejor sintetiza el objeto de estudio delcomportamiento. El comportamiento es lo externamente observable.

  • i EL COMPORTAMIENTO ^ 27I as acciones inmanentes del sujeto, las cuales no se trasuntan en algo ob-,ri vable, como son las ideas, sentimientos, imgenes, conciencia, etc. y engeneral todos los procesos propiamente psquicos, no entran en el estudioi lenif ico, no son el objeto de la psicologa cientfica, y hay que dejarlosde lado.

    El behaviorismo norteamericano y la psicofisiologa, que le es cone-xa , I nern paulatinamente suavizando estas posiciones anti-subjetivas yniecanicistas. Suceden una serie de inflexiones con Hebb, Hull, Tolman,Morgan, etc. Pero el representante actual (y actuante) ms notorio de estaeseuela, Skinner, se mantiene en una concepcin estrictamente mecanicis-1.1 y anti-subjetiva1.

    li\o de los organismos como mquinas ha tenido un refloreci-miento en los ltimos aos debido a los progresos de la simulacin deprocesos biopsquicos mediante las computadoras. A partir, por ejemplo, le las contribuciones de Forrester y otros al estudio de la dinmica desistemas, se han producido estudios en esta direccin2.

    Una referencia especial merece el aporte behaviorista a la teora delaprend/aje. Al condicionamiento clsico estudiado por Pavlov, Thorndi-ke, pero sobre todo Skinner, agregan el condicionamiento operante oiiisirumcntal, que se basa en la ley del refuerzo. Skinner dice que en el onclicionamiento clsico las respuestas son suscitadas por estmulos es-pee [Ticos, mientras que en el condicionamiento operante las respuestasson dadas por el organismo sin que sea posible identificar el estmulo. Elcoiulicionamiento clsico pone en movimiento una conducta "respondien-te", mientras que en el otro la conducta es "operante". Es, diramos, es-pontnea; no una mera respuesta. As la rata en la caja frente a una palan-i | i i i i a que, si la acciona, deja caer comida, lo har seguramente, aunque lapalanca como tal no signifique nada todava para ella. No se dejar morirde hambre sin haber accionado el mecanismo. Una vez que su "opera-eiiT le premiada, la rata ir "reforzando" esa conducta mientras semantenga la gratificacin. Lo mismo, slo que a la inversa, suceder si lapalanca, en vez de darle de comer, descarga sobre ella una corriente elc-t r ica . Privacin y gratificacin sern las expresiones negativa y positi-vii de la ley del refuerzo, que est en la base del aprendizaje por con-dicionamiento operante.

    Por simple que pueda parecer todo esto, la cuestin es compleja y noron viene sacar conclusiones apresuradas. Por ejemplo, es verdad que se

    I Skinner, B. F. AboutBehaviorism, 1974; trad. esp., Madrid, Fontanella, 1975. PuedeV I - I N C la Introduccin a la Psicologa de Hilgard, E. R., Madrid, Morata, 1972.

    . l'ucde verse Beishon, J. y G. Peters ed., Systems Behavior, Londres-N.York, The< )|.t-ii I Imversity Press (by Harper and Row Pub.), 28 Edic., 1976.

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    aprende por refuerzo o gratificacin-privacin, pero no es verdad que seaste el nico modo de aprender conductas. Tanto en el condicionamientoclsico como en el operante el supuesto mecanicista es el siguiente: el or-ganismo descarga un impulso o energa (drive reduction), como lo hacecualquier otro sistema energtico, siguiendo leyes mecnicas. Pero las co-sas parecen ser mucho ms complejas. Incluso en seres muy elementales,como un gusano, es posible crear ciertos condicionamientos. Lo notablees, adems, que pareciera que tal cosa se produce porque se modifica elcdigo molecular del DNA (cido desoxirribonucleico) en todas las clu-las de su cuerpo, por lo que el descendiente del gusano (al regenerarse unaparte del animal y dar origen a otro ser) retiene buena parte de lo aprendi-do por el progenitor1.

    As, pues, pese al aporte innegable de estas escuelas reflexolgica yconductista, el problema de la modificacin y aprendizaje comportamen-tal es complejo y rebasa el horizonte mecanicista.

    2.3. La tradicin irracionalistaEl Nobel Herbert Simn (1964: XXII) seala que al otro extremo del

    racionalismo "tenemos las tendencias de psicologa social que siguen lashuellas de Freud y tratan de reducir todo conocimiento a afecto", y agre-ga: "La pasada generacin de cientficos del comportamiento ha estadoatareada demostrando, de acuerdo con las teoras de Freud, que las perso-nas no son, ni mucho menos, tan racionales como ellas crean ser". No po-demos dejar de citar otra frase de este agudo investigador:

    .

    "Quiz la prxima generacin tenga que demostrar que son mucho msracionales que como ahora las describimos, pero con una racionalidad me-nos grandiosa que la proclamada por la Economa." (El subrayado nues-tro.) "

    (Simn, H., 1964:22)Simn apunta bien cuando se remonta a Freud: el irracionalismo en

    el estudio del comportamiento fue lanzado a la palestra cientfica por elenorme talento de este psiquiatra vienes. El irracionalismo es, en realidad,un producto del siglo XIX, as como el racionalismo lo fue del XVII y delXVIII. Pero se necesitaba el genio de un Freud para convertirlo en unasuerte de religin semi-oficial de buena parte de la psicologa contempo-rnea. As como este singular pensador revolucion la psicologa, y parabien en muchos sentidos, cometi el imperdonable pecado de lanzarla a

    1 . Cfr. la sntesis que sobre el tema hace J. L. Pinillos en Principios de Psicologa,Cap. 5, El Aprendizaje, Madrid, Alianza Editorial, 1975.

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    una suerte de "ideologa" rebelde a la disciplina cientfica y, en casos bas-lante comunes, en un sustituto de la religin.

    Freud y su escuela cambian el centro de gravedad de la conducta hu-mana. Lo desplazan de la conciencia a la inconsciencia. La motivacin dela conducta, para poder explicarla, es necesario buscarla ms all de la ra-/n y de lo concierne en el hombre. Los actos de ste se iluminan con unalu/. nueva si sondeamos en su inconsciencia: all est el secreto de este serparadjico. Y qu fuerza habita en esas profundidades de nuestra almaque nos gobierna sin que nos demos cuenta? La fuerza del instinto, en pri-mer lugar. El instinto vital llamado por Freud libido y que no es sino elsexo. Tardamente agregar otro impulso instintivo, ms profundo toda-va: la agresividad. Al primero lo llam Eros; al segundo Thnatos (instin-lo de muerte).

    En realidad, la conducta viene determinada por el juego de otrasfuerzas inconscientes, no slo del instinto. Son fuerzas que se generan pa-ra regular al instinto. Si ste se descargara libremente no habra vida so-cial posible. Es el proceso de socializacin (de incorporacin del sujeto aun sistema socio-cultural) el que dar ocasin a que se engendre en la psi-que una fuerza de contenido social-moral. Freud llama al instinto Ello y ala instancia psquica social Super-yo. Esta controla, desde el inconscientemismo, la impulsividad irracional y anti-social del Ello. Pero el Super-yotampoco es l propiamente "racional". Es una fuerza que se ubica ms allde la conciencia y de la razn, es decir del Yo (tercera instancia mental).

    El Yo es el nico parcialmente consciente y ejerce la funcin de co-nocimiento de la realidad. En realidad, el Yo es dbil y, para protegerse dela coercin del Ello y del Super-yo, genera una serie de mecanismos dedefensa, bsicamente inconscientes. Su misin consiste en disfrazar de ra-cionales los impulsos que vienen de las otras instancias psquicas, inacep-tables para el Yo. As el Yo disfraza a veces de altruismo y bondad lo queno es sino un modo de satisfacer su afn de dominio. Una madre sobre -protege a su nio "por amor", y en realidad no es sino para calmar su inse-guridad o ansiedad. (Si pudiera zafarse de ellas mandara a paseo tanto"sacrificio" por el nio.) El ritualismo burocrtico es (o puede ser) inter-pretado como una formacin defensiva de la personalidad que compensasu frustracin respecto de los fines absolutizando los medios: El burcratahace un rito del formalismo procesal, lo convierte en un fin en s mismo,abstraccin hecha de que los fines se logren o no. Esto le da una sensacinde seguridad y de importancia que sostiene su desfalleciente autoestima,lil jefe temeroso de sus subordinados cae en el autoritarismo para prevenireso mismo que teme: la desobediencia. Podramos multiplicar los ejem-plos, pero bastan stos para darse una idea respecto del tipo de explica-

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    cin que las conductas humanas merecen a los psicoanalistas. Obviamen-te, nadie negar cuntas veces el Yo defiende su autoimagen y la propiaestima valindose de recursos engaosos que l mismo no advierte o queadvierte a medias. Estas "racionalizaciones" que hacemos de nuestras pa-siones e intereses son moneda corriente en la vida social. Pero sera ileg-timo caer en el extremo de pensar que el Yo no es capaz de guardar unaracionalidad aunque sea limitada en su conducta, como dicen Simn y vonHayek. En el psiclogo G.W. Allport (1972) puede hallarse una concep-cin matizada respecto de las posibilidades de objetivacin del Yo. Mu-cho se ha hablado de lo irracional e inconsciente en el hombre, olvidandolos prodigios de objetividad que es tambin capaz de alcanzar, de objetivi-dad y de autocontrol.

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    2.4. La tradicin personalista o humanistaEstas tradiciones o corrientes principales de la psicologa contempo-

    rnea dejan fuera importantes contribuciones al conocimiento del hombre.Vamos a englobar estos aportes con el nombre de psicologa humanista opersonalista.

    Varias escuelas han iluminado el estudio integral de la conducta hu-mana. El esplritualismo tradicional, el existencialismo en algunas de susvertientes, el personalismo, la medicina psicosomtica, etc. Podemos decirque a la luz de estos aportes el hombre se presenta como una unidad si-nrgica que interrelaciona su parte biolgica con la psquica y espiritual.Adems, esta unidad vital est en el hombre social y culturalmente pau-tada. Incluso se ve al hombre abierto a la trascendencia de su propio serpor virtud del espritu. Abierto a las otras existencias, a los valores espiri- |tuales y a su condicin de criatura de Dios. f

    Pero el espritu humano es un espritu encarnado, como decimos,^una unidad biolgico-psquico-espiritual existencialmente engarzada enuna determinada cultura y sociedad. Es importante insistir en que todo enel hombre es humano, tanto su cuerpo como su espritu y su vida derelacin.

    Este concepto del hombre hace que el estudio del comportamientohumano en las organizaciones no se quede en perspectivas meramenteconductistas o refiexolgicas, ni que crea agotar la comprensin psicol-gica con el conocimiento del inconsciente, ni, tampoco, que vea en elhombre un mero calculador racional. El hombre es todo esto, pero, esen-cialmente, es mucho ms. Ni los condicionamientos conductuales, ni laspulsiones inconscientes ni la especulacin racionalista reflejan la realidad?ltima del ser humano. Sin olvidarlas, hay que ver en l a ese espritu en-carnado que co-existe en una sociedad y una cultura con otros seres igua-

  • EL COMPORTAMIENTO*

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    a (51 c igualmente dignos, respecto de los cuales l tiene derechos, peroi.imbie'n deberes y responsabilidades. Esto ltimo es particularmente im-pon ante en el comportamiento organizacional aunque, lamentablemente,sr le preste poca atencin.

    A esta concepcin la llamamos humanstica y personalista. Con dife-lenies matices, como es lgico, hallamos vinculados a ella a psiclogos y)sia>terapeutas como Cordn W. Allport, Agostino Gemelli, Vctoriankl, Rollo May, Joseph Nuttin, Henri Baruk, Phillip Lersch, Christa

    Vleves y otros.Ser importante, pues, al utilizar los aportes de las comentes refle-

    Kolgico-conductista, psicoanaltica, o de la ms actual llamada psicolo-111 cognitiva (que, en general, se mantiene tambin en una posicin em-wisia), no olvidarla visin integral del comportamiento humano, que esi de un ser espiritual y trascendente. Esto resulta particularmente relevan-

    te en un mundo que tiende, por tantos conceptos, a una cierta deshumani-/acin y despersonalizacin del hombre.

    f. 3. El comportamiento como objeto de lapsico-sociologa

    El comportamiento es objeto de estudio de varias ciencias. Desde laperspectiva psico-social hemos hecho ya algunas precisiones en cuanto asu lormalidad propia u objeto formal especfico. El modo propio de con-ceptuar en nuestra perspectiva es el de la ciencia experimental. De allproviene el modelo seguido en este modo de estudiar el comportamiento.

    Theodore M. Newcomb comienza proponiendo un caso en el que seprecisa bien el esquema epistemolgico de nuestra disciplina.

    "Eduardo es un muchacho de clase baja de una villa marginal de BuenosAires. Tiene 13 aos y es el jefe de una pandilla de pequeos delincuentes. Hancometido un hurto algo mayor (un electrodomstico) y fueron apresados por la po-lica. Eduardo es un "cabecita negra", es alto y fuerte, de buena salud. Es nico hi-jo de una mujer que no tiene marido ni compaero, aunque ha tenido dos concubi-nos, ninguno de los cuales es el padre de Eduardo. Cuando el doctor del Patrona-to de Menores entrevist al chico despus del delito le pregunt por su padre,tduardo perdi su aplomo, tartamude y al fin rompi a llorar. En realidad, l nosabe quin es su verdadero padre. Esto constituye una gran desgracia para l,pues en su medio social ser hijo de padre desconocido es una vergenza y causade burlas y chistes pesados.

    En ese medio social no importa gran cosa que el padre sea simplementeel compaero de la madre y no su marido, pero es importante haber sido recono-

  • cido como hijo y llevar su apellido, o el del concubino anterior, no el de la madre,como es el caso de Eduardo. Este es "guachito". Tal baldn social ha hecho queel chico peleara a menudo con sus compinches en defensa de su honor ofendido,gracias a lo cual, por lo dems, descubri que se los poda a todos, con lo que, apesar del estigma social que pesaba sobre l, se convirti en jefe del grupo. Ahorabien, para reafirmar su podero deba hacer gala tambin de audacia como jefe.Esto lo lleva a cometer un delito ms grave y es aprehendido. Nada de esto cons-tituye una prdida de status en su medio social, mucho menos, obviamente, quela mala suerte de no tener padre conocido. Este es su taln de Aquiles. Aun en laclase baja inferior es posible caer ms abajo. Es el terror de Eduardo, que traacon su conducta de ahuyentar tal "handicap". Eduardo piensa que con su fuerza ysu decisin, su espritu combativo, podr compensar el estigma, que al menos nole sea enrostrado pblicamente. El temor mantendr a raya a los burlones."

    Teniendo en cuenta todo esto se aclara el llanto de Eduardo cuandoel doctor lo indag sobre su "verdadero" padre. Adler (1957) dira que elcomplejo de inferioridad induce a la compensacin; en teora sociolgicadiramos que una descompensacin en los status de Eduardo (desequili-brio de status) busca equilibrarse. El status adscripto bajo por ausenciade padre conocido tiende a ser compensado por un status adquirido altocomo lder juvenil.

    He aqu un sencillo caso que nos permitir esquematizar el modo deproceder de la psico-sociologa:

    '

    1. Tenemos una conducta a explicar: la conduca delictiva de Eduardo.2. Poseemos datos llamados "de base", tanto biolgicos como sociales,

    que nos permiten explicar, al menos en parte, el comportamiento del chico:Como Eduardo es fuerte (dato biolgico) puede ser lder de la pandilla. Es me-nester notar que, adems, pertenece a una clase social en la que el pandille-rismo, e! callejeo y otros modos sociales similares (pendencias, pequeos deli-tos) no son vistos como abominables, es decir, como se vera dentro de la cla-se media, y por lo tanto no son severamente reprimidos por los mayores (datosocial relevante tambin). Por fin, Eduardo es hijo de padre desconocido (datocon fuerte significacin psico-social negativa).

    Pero todas estas variables y otras no terminan de explicar laconducta del chico. Hay muchos chicos como l que, sin embargo, no de-linquen. Vamos a llamar variable dependiente a la conducta que que-remos explicar. Pero en nuestro caso nos falta una pieza clave. Las varia-bles de base o independientes (digamos causales) son observables yhasta medibles. Pero falta el motivo inmediato que lleva psicolgicamen-te a Eduardo a ser como es. En buena medida hemos hipotetizado elmotivo parece ser la necesidad de compensar su handicap de nacimiento.

  • EL COMPORTAMIENTO

    10 tal motivo y la actitud (habitual) a la que da origen no son externa-rme observables . Permanecen en la interioridad del sujeto. Nosotros, enal id; id , lo que hacemos es inferirlas, e incluso nos atrevemos a evaluar

    i i intrusidad y persistencia. A este tipo de variables las llamaremos inter-v i i H C I l I C S .

    Segn el modelo propuesto por Newcomb (1969), estas variables>n propiamente el objeto de estudio de la psicologa social. Vase a con-

    minacin el Cuadro donde se esquematiza lo dicho precedentemente, to-11.ulo de este autor, con modificaciones nuestras, lo mismo que en el caso

    I-'d u ardo.

    Variablesindependientes o de

    base

    BIOLGICASSalud

    Fortaleza fsicaColor de la piel

    SOCIALESAscendencia respetable

    Status-claseStatus-roles

    Observables, medibles

    VariablesIntervinientes

    VariablesDependientes

    MOTIVOS-ACTITUD ES(implican valoraciones,

    sentimientos, etc.)CONDUCTA SOCIALIn casu: delincuencia

    Inferibles, evaluables Observable, medible

    La pregunta obvia es: La variable dependiente est completamentedeterminada por las independientes e intervinientes? No. El individuonormal puede (no siempre lo logra ni lo quiere) guardar cierta indetermi-niiriii o libertad, mayor o menor segn los casos. En ocasiones ser ple-n.muMiic responsable, es decir libre; en algn momento tal vez sea inimpu-uble, es decir, no libre: por ejemplo, cuando es vctima de una emocinm u y violenta.

  • No postularnos aqu, en consecuencia, un modelo determinstico,Postulamos, s, un condicionamiento bio-psico-social. Dicho sencillamente: atribuimos una libertad limitada a la conducta humana. Volveremos sobre el tema.

    '^* '''* $BJ

    Para su autoevaluacin1. Cul es el objeto propio de la psicologa social?2. El estudio del "condicionamiento operante" ru desarrollado

    por...?3. Qu significa "variables inte rv mientes"?4. Qu significa "reflexologa"?5. A qu tradicin en el estudio del comportamiento responde el

    concepto de "homo oeconomicus"?6. El psicoanlisis a qu tradicin pertenece? Por qu?7. La escuela norteamericana ms prxima al "mecanicismo" es ,..,

    Porqu?8. La ciencia ^ econmica supone que el comportamiento de los

    agentes es mecanstico, reflejo o racional?9. D la definicin de comportamiento.10 Qu es la "ley de refuerzo"? ^H

    ReferenciasAdler, A. (1957) El carcter neurtico, Paids, Buenos Aires.Allport, G. W. (1972) La estructura del Ego, Siglo Veinte, Buenos Aires.Hirschman, A. O. (1984) L'conomie comme science morle et politique, Galimard,

    Pars.Newcomb, Th. (1969) Manual de Psicologa Social, Eudeba, Buenos Aires.Nuttin, J. (1973) La estructura de la personalidad, Buenos Aires, Kapelusz.Parsons, T., et al. (1.968) Hacia una teora general de la accin, Kapelusz, Buenos Ai-

    res.Simn, H. (1964) El comportamiento administrativo, Aguilar, Valencia.

  • ----- ,,;*f - . - - *>- -:!'***-" *- *"''- - i^fc**"';-*^^ ---*.

    Unidad 2

    Personalidad, cultura y sociedad

    .nalizaremos en esta Unidad, tal como habamos anticipadocu la presentacin del Mdulo, el comportamiento como una resultante de1 . 1 interaccin de tres sistemas: el sistema de personalidad de los actores,el sistema social y el sistema cultural en los que estn insertos esos acto-IV S.

    ;

    1. El comportamiento como problemade personalidad, cultura y sociedad

    La accin social, desde la simple interrelacin entre dos actorest'W> y alter, cada uno de los cuales es alter y ego para el otro hasta

    las actividades de los grandes grupos y organizaciones, puede concebirsecu trminos de un sistema. La accin social se inserta siempre en un triplesistema. El profesor y sus alumnos forman, en su mutuo accionar en elproceso de cnseanza-aprendizaje, un sistema, el sistema de "la clase". Eni*l podemos distinguir tres sistemas o tres sub-sistemas interrelacionados:el sistema que forma la personalidad de cada participante en la accin; elsistema social de interrelaciones implicado por la accin docente, con susiloniias, procederes, estilos, etc; finalmente, el sistema cultural comn a

  • los participantes que hace posible la interaccin de ensear y aprender,compuesto por el idioma que se habla, las ideas y valoraciones que circu-lan explcita o implcitamente (estos ltimos sirviendo de marco de refe-rencia), etc. A este conjunto de tres sistemas entrelazados el socilogo ru-so Pitirim Sorokin (1969) lo llam "trinidad inseparable". En cada accinsocial se dan los tres necesariamente. Podemos imaginarlos como unconjunto de procesos altamente dinmicos, cuya caracterstica es incluir ocomprometer en cada instante a los tres. La dinmica psicolgica de laspersonalidades, su interrelacin definida socialmente como "roles" o papeles desempeados por cada actor y todo esto gracias a una cultura co-mn o compartida.

    Grficamente representamos a continuacin estas tres instancias.

    SISTEMA SOCIAL SISTEMA CULTURAL

    NormasRoles

    InstitucionesEtc.

    Valores-ActitudesCreencias-Tradicione

    Ideas-HabilidadesEtc.

    I ACCINSOCIAL

    SISTEMA DE PERSONALIDAD

    CarcterDisposiciones

    AptitudesEtc.

    /. Punto de realizacin de la accin, donde se insertan los tres subsistemas.2. Zona de articulacin del sistema social y el de personalidad. Las personas actan solamente si-

    guiendo normas y roles, pero cada cual segn su personalidad.3. Zona de articulacin del sistema social y del sistema cultural. El primero funda las normas

    sociales en las ideas, creencias, valores, etc. del segundo.4. 'Zona de insercin de la cultura en la personalidad, plasmndola y dndole orientacin y conteni-

    do. Orienta en el mundo y proporciona representaciones y valoraciones respecto de la realidad exter-na e interna.

  • PERSONALIDAD, CULTURA Y SOCIEDAD 37

    "Vista con un criterio ligeramente alterado, la estructura constitutiva delu interaccin sociocultural nos ofrece tres aspectos inseparables, a saber: 1)

    i |n personalidad como sujeto de la interaccin; 2) la sociedad como totalidad iln IMS personalidades en interaccin, ms sus relaciones y procesos sociocul-

    |IIM|

  • res-

    res-ons.

    38n

    zos en una ria, pues esto no sera social sino, justamente, anti-social.Los actores pueden establecer una interaccin social slo si existen nor-mas o pautas de conducta que regulen su accionar de manera ms o menoscongruente. A tal conjunto de prescripciones normativas lo llamamos rolsocial. Un rol o papel es, pues, una pluralidad congruente de pautasde conducta.

    Cada individuo desempea en sociedad diversos roles: el de hijo, pa-dre o madre; el de trabajador, capataz o jefe; el de compaero de juego ode baile, etc. El rol es la unidad ms pequea de anlisis de un sistemasocial y tiene las siguientes caractersticas:

    1. El rol es siempre complementario con otro y otros roles. Nflsse espadre sino en relacin al hijo; patrn respecto del asalariado; alumpecto del maestro y viceversa; etc.

    2. Los roles tienen un ncleo, que son las expectativas de rpecto de los roles complementarios. Se trata de una expresin de PNos desempeamos de determinada manera porque esperamos que losotros lo hagan tambin de cierta manera. Hay por cierto una variabilidaden el desempeo de rol, segn las personalidades, pero los lmitestre-mos estn fijados por las pautas de rol; ms all el sujeto deja deconforme a las expectativas, conforme con lo que se espera en funlas definiciones de rol. Es el sistema social el que, fundado en laque lo inspira, fija estas definiciones. Los profesores nos compohoy siguiendo ciertas normas que se fundan en los cambios cultubidos en los actuales tiempos respecto de la relacin docente-aludirigente de empresa se comporta hoy mucho ms "socialmentesu personal que antes de las reivindicaciones sindicales y dirigesa tomando mucho ms en cuenta aspectos que en el siglo pasadhubieran considerado "econmicos". Ha habido un cambio en la ccia social, un cambio en la cultura de la empresa.

    3. Los roles se diferencian y se organizan segn el principiode divisin de tareas. Asimismo, distribuyen desigualmente entretores. Pero son, repetimos, complementarios, es decir apuntan manco-munadamente a un fin o bien social comn. Este carcter teleolgico ymancomunado de la accin social la define esencialmente, como ^diji-mos.

    4. Los roles no slo se atribuyen diferencialmente, sino que sjjdefi-nen siguiendo ciertas variables de prestigio y poder. Los roles, para de-ci||k> sencillamente, son jerrquicos. Aun en un grupo muy informal, co-mo puede ser una reunin de amigos, hay ciertas diferencias de prestigio,influencia, y an de poder. Esto funda el liderato. A esta jerarquizacin ydiferencia de posiciones se la suele englobar en la expresin status-rol.

  • PERSONALIDAD, CULTURA Y

    I 1 n conjunto de roles forma una institucin social. Desde la fami-I l , i empresa o sociedad intermedia, como un sindicato, un colegio,1, hu a s son instituciones y su unidad ms pequea de anlisis es el rol.conjunto de instituciones forman una estructura social. As la es-

    li ' l ina poltica nacional est formada por diversas instituciones que inte-u i u i , a su ve/, entre s. La ms amplia diferenciacin se hace, en estei, | H > r lo que define ms propiamente lo poltico, que es el poder : DeMirgc la divisin de poderes en ejecutivo, legislativo y judicial, como -:i* lanas grandes instituciones de la estructura poltica.

    lodos estos conceptos de rol, institucin, estructura, etc. son des-nlplivos ms que esenciales; por ello son susceptibles de un ms y unliiHinns. lienen cierta elasticidad y relatividad. Pero resultan necesarios pa-

    dr l inn los aspectos ms relevantes del sistema social. La utilizacinlucernos de estas unidades de anlisis est ampliamente influida por

    Iit if ic l icin sociolgica que representan Max Weber, P. Sorokim, RobertK Mri ion , T. Parsons y otros1. Debemos advertir, eso s, que este anlisispunir inducir a suponer que el sistema social se mueve como un sistemam i i , K lo y que cuando no lo hace as cuando aparecen el conflicto y ia on 11 o ilacin estamos frente a una situacin que escapa a los concep-ini i in l i /ados para describirlo. En realidad las tensiones, los conflictos, lasi l h l i n u iones, etc. son tan comunes como las funcionalidades, las comple-iiirni.iiiedades, las armonas. Ms an, es probable que las tensiones y losmull ir los, dentro de ciertos lmites y en un momento dado, sean "funcio-iinles" en el sistema social. Lo mismo pensamos de las organizaciones.

    6t) electo, la rivalidad entre dos ejecutivos de una misma empresapimlc resultar tanto funcional como disfuncional para los fines de ella, se-gu 11us circunstancias. Incluso de un conflicto puede surgir la posibilidadIr ncar una institucin de la anomia; en fin, como deca el historiador in~HlC Toyubec respecto de la Historia humana, el paso adelante parece sur-ylir ulcmpre de un desafo; pero-si ste sobrepasa la capacidad de respues-ta, NC provocar la decadencia o la desintegracin. "Incitacin y respues-tu ' 1 r t . i la dupla conceptual utilizada por Toynbee. Antes que l y en unM'iindo nuis radical, Hegel y Marx vieron en la contradiccin el motor deIii historia y el progreso. Cada momento (tesis) tiene su anti-tesis, y estai nniiadiccin est llamada, segn ellos, a "resolverse" en una sntesis su-jH ' i i o i i|uc las abarcar, superndolas. Por su parte, el anarquista Proudhoni iri.i que hay tensiones y conflictos llamados a no "resolverse" nunca, sin|m juicio de residir en eso mismo el motor del progreso2.

    I (T en d excelente Dictionnaire Critique de la Sociologie de R. Boudon y F. Bourri- mu , I 'HMS, l*resses Universitaires, 1982, se encontrarn artculos sobre los trminos fun-t tmni ' i i i i iks usados en nuestro anlisis y sobre algunos de los autores mencionados.

    t. el primer captulo de nuestra Dinmica de las tensiones, Bs. As., Arch, 1979.

  • 40

    Sin llegar a niveles tan altos de abstraccin, es plausible pensar quolas organizaciones se mueven tanto por las armonas como por las tensio-nes que se despliegan en ella. Pero es evidente que debe, finalmente, pre-valecer la congruencia, la integracin, la armona, para que los resultadoMsean de crecimiento y positividad. Esta resolucin "positiva" de las ten-siones debe ser la ganancia neta sobre la "resolucin" negativa o la no re-solucin de los contrastes. Ello no quita que a cada ganancia neta sucedainmediatamente un nuevo desafo, una nueva tensin, otro conflicto, conlo que es difcil decir en qu momento el sistema habr entrado en fase deexpansin o de decadencia y desintegracin. En realidad, sabemos bienpoco de las causas que explican el desencadenamiento del desarrollo o ladeclinacin de un sistema social cualquiera. Es probable que todo creci-miento suponga una forma de muerte, es decir, que los crecimientos so-brevengan como resolucin exitosa de una tensin, pues crecer suponeabandonar un cierto estado para pasar a otro superior, y esta transforma-cin supone, justamente, la muerte del estadio anterior. As, es probableque el estado de "crisis" sea connatural a los procesos vitales de creci-miento y expansin tanto como a los de estancamiento, declinacin ymuerte. Esto es vlido tal vez para los individuos, los pequeos grupos,las organizaciones y los Estados1. .

    1.2. El sistema culturalEl actor social se orienta en el mundo de las relaciones humanas gra-

    cias a que posee lo que se llama "una cultura comn" con los otros acto-res. La cultura provee tres elementos necesarios a la comunicacin y la in-teraccin:

    a) una representacin de la realidadb) una valoracin de la mismac) un sistema de signos expresivosEstos son las ingredientes fundamentales. Analicmolos

    vemente:

    7.2.7. Una representacin e imagen de lo real""'" ' ' ' '"*^BH ' ^^^B

    El primer elemento esencial de la cultura, su representacin e ima-gen de lo real, muestra varios aspectos. En primer lugar, el sistema deideas, es decir de interpretaciones presuntamente racionales de lo real. Lacultura occidental es, probablemente, la que ha desarrollado un sistemacientfico de representacin ms completo. Pero al lado de la reprc-

    1. Recomendamos la lectura de la preciosa obrita de A. O. Hirschman, Exit, Voice andLoyalty. Responses to Decline in Firms, Organizations and States, Harvard UniversityPress, 1970.

  • PERSONALIDAD, CUL TURA Y SOCIEQA&te**#** 41

    htyilncin racional existen poderosos conjuntos imaginativos-afectivos queIBCJIIM la visin "mtica" sobre la que toda cultura se asienta, tanto las ma-fO nilluras como las micro-culturas organizacionales y grupales. Lasfrrlirias se expresan mediante smbolos mticos (El modo propio de ex-

    l i r R i o n del mito es el smbolo, principal vehculo, a su vez, de expresinI ' I ti representacin afectiva de lo real.)

    I.a humanidad posee una cierta comunidad de smbolos y mitos, se-|Min .u i -unos autores. Cari G. Jung ha llevado esta teora al extremo de su-l" ' iKM que existe un inconsciente colectivo comn a todo el gnero hu-

    y cree ver en las grandes simbolizaciones los mismos mitos, que, ave/, encierran verdades esenciales de la humanidad. El hombre racio-

    moderno habra roto con este sustrato vital y psquico y de all seirlvnra su malestar neurtico fundamental.

    A las creencias y mitos se agregan rituales expresivos que manifies-m* complejo mundo psquico.

    Por otra parte estn las ideologas. El tema de las ideologas es unade licrra desconocida de la psico-sociologa. La bibliografa es

    unanle pero los acuerdos mnimos. Parece que, en algunos casos, pue-| Concebirse como una "racionalizacin" en el sentido freudiano y mar-ijltU Las personas generan modos, que pueden decirse prejuiciosos, depilcar la realidad y de orientarse en el mundo social, es decir, atribuyen-ilu ti la realidad sus propias fantasas, que son expresin de sus deseosI j u i M n i u - s , intereses), y esto lo hacen muy "racionalmente". As, los quelinii n medios econmicos tienden a creer fcilmente que los pobres son

    porque son ineficientes, ociosos, poco emprendedores, etc. Los po-, por su parte, tienden a atribuir su riqueza a los ricos por el hecho de

    i**I t l n i . i i a los pobres. Hay opiniones indemostrables que se llegan a con-v r i i i i - M evidencias absolutas para cieas personas. Un notable ejemploi"< l . i "mano invisible" de Adam Smith en economa. Si se deja actuar alnudo libremente, todo se va arreglando del mejor modo posible, comojjui.ido |)oi la lamosa "mano invisible". Meras hiptesis se convierten enI | I I I M M . I S v se revisten de un barniz sagrado. La filosofa de la historia del

    es mucho ms una fe que una demostracin cientfica, segn seLa certeza del progreso indefinido a travs de la libertad es, asi-

    ms bien una creencia que una verdad que pueda demostrarse.oy CK paladn de esta idea Francis Fukuyama (1992).

    Tsto no quita que tales opiniones sean muy respetables y que perso-Inteligentes y muy autorizadas las profesen. Pareciera que es imposi-Cttrcccr del todo de ideologa, al menos en ciertos aspectos de nuestraopcin de lo real. La ideologa, por lo dems, puede ser muy "funcio-

    1 pura la vida social de la persona y de los grupos e instituciones. Cier-

  • tos mitos se transforman en "ideales" poderosos que movilizan nuestracin. Algunos son tan absurdos e irracionales como los que rnoviePOBjlos secuaces del nazismo a cometer crmenes espantosos o al comuniffflfoa implantar un sistema tan abyecto de esclavitud como el ArchipilajGulag. En cuanto a la funcionalidad de los mitos y las ideologas esportante tener presente que slo lo decimos en un sentido pragmtico, 'tsonas y grupos no se movilizaran si no fueran sostenidos por la fueB|ninspiradora de tales ilusiones. Esto no hace, ciertamente, que dejen de tfiilusiones. Una de las tareas del hombre de ciencia es ir liberando a la lj>ciedad de ellas, siempre que no sea para dejar al hombre y a los gruposvacos de certezas y sin ideales, en aras de un racionalismo que es, al fm^otro modo de ideologa. ;

    1.2.2. U na valoracin de la realidad ;. 'El segundo aspecto de todo sistema cultural es el de los val

    Frente a la realidad las distintas culturas proponen determinadas vaciones, preferencias y gustos. El conocimiento cientfico fue un valortraordinammente relevante para los griegos. La ciencia experimela tcnica lo son para nuestro mundo. En el Medioevo lo fue la reliHay diversas escalas de valores de vida.

    Pero tambin las culturas varan en sus gustos. Los gustos esttilos sensoriales tambin estn "prescriptos" por la cultura o influidosella. Las gordas matronas desnudas pintadas por Rubens o Rafael no sonprecisamente el modelo esttico de las joyencitas de hoy. La gordurajiillegado a ser un estigma social, lo mismo que los signos de la vejez: JENarrugas, por ejemplo. Los gustos sensoriales en el comer son tambin^fluidos por la cultura. En Oriente se aprecia mucho la carne cruda,nosotros ms bien nos repugna. Tambin el sexo estpautado socio-jcramente: Ninguna civilizacin ha hecho de l un verdadero mito, camifloprivilegiado a la "felicidad", como nuestra civilizacin occidental. Aquconfluyen el mito romntico y la bsqueda de la felicidad en el xtasis delorgasmo, convertido en "experiencia mstica". Hoy podemos hablaruna verdadera "ideologa sexual"1.

    1.2.3. Un sistema de signos expresivosFinalmente, el sistema de signos expresivos est constituido por

    lenguajes que permiten comunicarse. Incluso, que permiten pensar, poi: 11. Al respecto, vase, de Germaine Creer, Sexo y Destino, Buenas Aires Emec, t9Hf>

    p. 189, dnele aparece la expresin "ideologa def amor sexuaP*. El libro de esta polcmirnfeminista australiana, discutible en algunos sentidos, est, no obstante, lleno de sugcias.

  • PERSONALIDAD, CULTURA Y SOCIEDAD

    ! Mu lenguaje no hay pensamiento. La comprensin de los actores entrei i Ir | KM ule de que se puedan entender. El lenguaje por antonomasia es elH u 4)111 un de sonidos articulados que convencionalmente sirven para desig-I M I lus cosas. Pero hay otros lenguajes, a veces ms expresivos que el ha-

    y I i escritura, y que son los gestos, las posturas y, en general, las acti-inoirices (de movimiento corporal, especialmente del rostro, y en s-

    i dr los ojos). El primer signo expresivo en aparecer y que establece unai l i i t f i u ia i n franqueable entre el animal y el hombre es el movimiento deln ojos acompaado de la sonrisa. La riqueza y complejidad de los signosMlHVNlvos cu cada cultura es el termmetro de su grado de desarrollo yl ifKvin. Esto no siempre se corresponde exactamente con el desarrollo|'H|)|jiiuciuc racional de la representacin de la realidad.

    I ,os rituales son prescripciones expresivas gestuales y motrices. Dar-o l mimo, besar la mejilla, abrazarse, son formas elementales de gesticu-Im ion social. Pueden tener una base biolgica. Mirarse a los ojos y juntarI" . .lUvas, sea besndose o restregando un rostro contra el otro, son for-iii

  • 44

    cerlas. Parsons llama este sub-sistema "necesidades-disposiciones". Kl nio nace con un equipo de respuestas conductuales no aprendidas ijuccomportan alrededor de sesenta esquemas reflejos: Busca el pecho malcr-no, al encontrarlo succiona (operacin compleja, evidentemente), deglute,tose, estornuda, digiere, excreta, aprehende fuertemente cualquier objetoque toque la palma de su mano, etc. Pero nada de esto es muy significati-vo desde nuestra perspectiva. Lo interesante es que todas las necesidadc*infantiles dependen, para satisfacerse, de los adultos. Ningn ser animales ms dependiente del cuidado parental que los nios. Esta dependenciaextrema genera (o afianza, si es que la disposicin es gentica) una fortslma "necesidad-disposicin" social. Tan poderosa que, si el beb es abruptamente privado de madre (o de quien haga de tal), no slo reacciona, di-gamos, psquicamente (llanto, insomnio, inexprcsividad, etc.), sino que sucuerpo enferma, y en ocaciones gravemente. Es el sndrome del hospitu*lismo, bien conocido despus de los estudios de Spitz, Bowlby y otros,que puede degenerar en una depresin grave (anacltica) y llevar a Utmuerte al pequeo (marasmo y defuncin). Muchos psiclogos sociulcNexplican la extrema valoracin que el ser humano hace del apoyo, estimay proteccin social por aquella necesidad infantil que tenemos de los do-mas, en primer lugar de la madre. La seguridad social, la aprobacin, enfin, la estima y el amor son vitales para el crecimiento normal. Los "obje-tos sociales" se convierten as en verdaderas necesidades.

    Otros llaman la atencin sobre una "necesidad-disposicin" que hoypoco se tiene en cuenta: la propiamente espiritual, que apunta a la trascen-dencia del ser humano. C.G. Jung, como dijimos, lleg a ver en la profun-da represin religiosa del hombre actual la causa principal de sus desrde-nes mentales. Henri Baruk, profesor de la Universidad de Jerusaln, cree,por su parte, que las ms graves psicosis se gestan en los individuos quehan reprimido su conciencia moral y los sentimientos espirituales. LONgrandes criminales, como los esbirros y torturadores de los campos deconcentracin, que han ido apagando la voz de su conciencia moral hasiaanularla, dice Baruk que suelen caer en estados de demencia grave (Ba-ruk, K.; 1961). La bondad espiritual se convierte as en una profunda ne-cesidad humana. En esta visin coinciden, fundamentalmente, cxist-encialistas como Victor Frankl, Rudolf Allers y otros1. Estos constituyenlo que se ha llamado "la tercera escuela de Viena", continuadora y al mis-mo tiempo reorientadora de los trabajos psicoanalticos de Freud y luegode Adler.

    : ' ' .. '$ '1

    1. De la amplia obra de Frankl puede verse Psicoanlisis y existencialismo, MxioOjF.C.E., 1950. De R. Allers sugerimos su Pedagoga sexual, Madrid, Miracle, 1958, con )interesante artculo introductorio de Oliver Brachfeld.

  • No son, ciertamente, slo las "necesidades-disposiciones" lo queIM!ii i \ la personalidad. Como veremos ms adelante, la personalidad

    i ons i i iu ida tambin por rasgos y factores que caracterizan el compor-io ind iv idua l . Ellos no se limitan a lo que comnmente llamamoss di- carcter", como son los emocionales o afectivos (control emo-o descontrol, agresividad, sumisin, etc.), sino que tambin inclu-

    ti las aptitudes mentales (diversas formas de inteligencia, memoria,jiuimicion, etc.). A veces tales rasgos de personalidad influyen en todo\o psquico, tanto en las aptitudes como en la afectividad, contu isju' ir su I tan muy globales y abarcaduras de toda la conducta, a la que

    n una direccin general caracterstica. As, la famosa dupla pro-por K. G. Jung: Intro-Extroversin. De estas "unidades analticas"

    jH-isonalidad nos ocuparemos ms adelante.S0li> debemos anticipar que la dinmica psquica o de personalidadpnriU' entender desvinculada del "mundo" que el sujeto ha incorpo-

    nomo constituyente y contenido de su psiquismo. La personalidad,. es una interrelacin de lo que Nuttin llama Yo-Mundo1. Volve-

    Nobre este tema, muy relevante en una perspectiva psico-social (cfr.

    La insercin o articulacin de los tres.sistemas socio-culturales y de personalidad _

    muy relevante en el anlisis de la "trinidad inseparable" S.C.P.l nu los puntos de mutua integracin. Esto no tiene slo un inters

    , sino que preparar el tema de la integracin defectuosa, lo cual,m'Hala Parsons (1968: 13-46), resulta ser un problema emprico

    .il ni csie campo de la ciencia social. Los desajustes entre los tres sis-M U de crucial importancia en el estudio de las organizaciones. Tra-N de mostrarlo a continuacin.

    Debemos, en primer lugar, volver sobre un concepto ya expresado:IV que comprender ante todo que la unidad del sistema social es el rol,! ION Individuos. Es la unidad conceptual del sistema. Y es el rol, justa-

    , el punto de contacto entre el sistema de accin del individuo y elsocio-cultural. En efecto, observemos cmo se comporta el "rol"

    NlNlcmu trinitario.it) lil componente principal del rol es la expectativa de rol, segn

    Ahora bien, si se observa con atencin, esa expectativa comportauna actitud o perspectiva evaluativa de parte de los actores (ego-

    *M

    I ,ii fMruftura de la personalidad, op. cit., cap. 8, La estructura Yo-Mundo.

  • 46 J- !

    lili

    alter) comprometidos en una interaccin de roles (jefe-empleado; sor-alumno; padre-hijo; etc.). Las expectativas son, pues, siempiv, r \n .tivas. Cada participante de la accin juzga si el otro desempe .u Ircuadamente su rol. Hay una constante evaluacin en el sistema desempeos de rol. Pero tal evaluacin es tambin siempre recproca,alter, frente a frente, esperan un cierto desempeo y lo estn, quieraino, evaluando. As se comportan todos los actores recprocos, aun reto de su propio desempeo.

    b) Obviamente, si la actitud de evaluacin es inevitable, lo esbien su consecuencia: la sancin. Segn sea el desempeo propio di lo Iotro, si adecuado o inadecuado, se produce una sancin positiva o iK'jMilva, una gratificacin o un castigo. Como los seres humanos somos unsensibles a la estima social, bastar en general un gesto de desaprobacin(o de estima) para que nos sintamos castigados (o deprimidos), alentlo*o desautorizados, etc.

    c) Ahora bien, quin suministra los parmetros para juzgar o |viluar los desempeos? Las normas de rol o pautas. De dnde provinu-nstas, cul es su legitimidad y sustento? Del sistema cultural comn ;i lo*actores. "Las pautas valorativas de rol, dice Parsons, "son el modo comola cultura se inserta en la sociedad y a travs del rol, en el individuo|"Por cierto agrega la cultura no se agota en la pura formulacin OHtipulacin de la pauta".

    Conviene precisar que en todo esto los actores pueden ser no 8o I oactores individuales sino colectivos, cmo una organizacin. Su acciomiiest sometido a iguales condiciones.

    '"''''iH

    3. Algunas consecuencias de la teora preceden3.1. Identidad personal y roles 'El primer corolario de lo precedentemente expuesto es lo refere!

    la insercin o adecuacin del individuo a los roles, es decir del sistempersonalidad y del sistema social a travs del rol o los roles. Obsique los actores vienen ya caracterizados y categorizados por difeirasgos que surgen de su condicin de personalidades: son varones o mtres (categorizacin por el sexo), vienen de tal o cual clase social, deprosapia o familia, raza, color, complexin orgnica, altos o bajos de 0M:itura, etc. Todo esto es aframente relevante en una personalidad. PeP noslo es relevante para el propio actor sino para su desempeo de lossociales. A veces aquellas caractersticas facilitarn o entorpecern eldesempeo de rol, el ajuste entre personalidad y desempleo. Para una mitin

  • ___ PERSONALIDAD, CULTURWZS&CmDm*'Z*m* 47

    IW ' V ni da, sigile siendo difcil destacarse en el desempeo de ciertos ro- - i m u cii i i iulo tericamente le son de libre acceso. Es posible que en laHI Mltl< ion .social tradicional de ese rol se est suponiendo que se tratary*!** mmente de un hombre. Lo mismo dgase de la edad. Hay roles reser-vrt . ln | los adultos, aunque no est formalmente estipulado. Si un jovenNI .. iM fi ellos, su corta edad ser un "handicap" para su desempeo. Ten-||M MU. vencer (si puede) un prejuicio social contra l. Lo mismo dgase|lil mt io i de la piel, de la clase social, etc.

    ,f J, rcrsonalidady estructura de podergl Meando aspecto que hay que destacar como consecuencia de laI que, al ser los roles distributivos y diferentemente valorados en

    lili NlMrma social, ambos aspectos definirn lo que Parsons llama la es-ilMlfllini de rol del sistema (u organizacin). Nosotros ya hemos notado||H>! d? lal estructura surgir el reparto social del prestigio y el poder, sta-jti" y n i i i o t i d . u i . Una organizacin debe ser analizada, pues, muy minucio-jHiuinu. desde este punto de vista de las relaciones de prestigio y poder.| MI t i - .pe< lo es por lo menos tan decisivo como el de las personalidades| ' t i u i | i i n ine i i ( i n s , su ajuste a los roles, la cultura que inspira al sistema. La-{ MI i!demente, a veces se descuida en el tratamiento de las organizacio-JH h , i rsiwlio formal y explcito de las relaciones de poder manifiestas ylu n1*, En el estudio del Monopolio francs que dio origen a la notableH M U i U Cro/icr El fenmeno burocrtico (1969), este autor tuvo el acierto|lis 11 lu izar dicha perspectiva. Tal enfatizacin no supone una posicinMt |Ml i tv i* l i ca que exagere la importancia de los juegos de poder en la vidaHIH l u , sino un realismo primario respecto de un tema decisivo desde el

    de vista del comportamiento organizacional. De ms est decirImporta para el sistema de personalidad la estructuracin de poder|k ( M I '.ligio en su sistema social. Veamos algunos aspectos.

    I?. \ e imagen socialti personalidad se ve afectada por los aspectos sociales del sistema.

    iiM'Sr, por ejemplo, que la posicin que ocupa un individuo, por su rol,PM mu oij ' .mi/acin debe corresponderse a la imagen que el actor tiene deM mi .mo si la auto imagen y el status-rol asignado discrepan grandemen-!* 1 1 -.u | r i < > se ver afectado, sea por un sentimiento de inseguridad o infe-i I n M d . i d especto a las expectativas de su rol, sea por la frustracin que seMilu u .nu lo se percibe que el rol "queda chico", sea por otras formas deili"ii | ir , ie ( orno seala Parsons, el sujeto debe aprender a verse a s mis-

    oino lo ven y segn le exigen los dems. Debe haber una sufi- iccplacin de la definicin socialmente dada de su status-rol. Hay

  • veces en que el propio sexo se ve como inadecuado a lo que el sujetote. Tal el caso de la homosexualidad. Puede haber, como dijimos mal l> 11

    - ' ' ba, una discrepancia entre la auto imagen y la imagen que los dcml n1nen de cada uno. Ahora bien, el problema es psicolgicamente cumpl |opuesto que la auto imagen se va formando por la idea que los deml h"*dan de nosotros mismos. Este es un hecho capital en psicologa. Noi vimos, en parte, como los dems nos han hecho sentir que somos, bli* umente en la infancia. Pero esta auto-imagen puede no corresponder ji Uimagen que actualmente tiene la gente de uno. En cierto sentido a tO'l"se nos podra aplicar la expresin despectiva "qu se cree ste?". De . i l i ique es de fundamental importancia en la vida de las organizaciones qui l gente aprenda a verse a s misma tal cual es y tal como ella da pie a qu !vean los dems. Este conocimiento de s es crucial para una buena inte)'lacin social. Tanto el narcicismo como el complejo de infrrlorUluiipueden hacer muy difcil la vida social a una persona. Parado) i carnet n < ,hay quienes oscilan de un extremo a otro, debido a que su auto imagen nose ha consolidado suficientemente. Obviamente, una persona puede | ider seguridad respecto de su propia identidad por cambios demasiadOI i Apidos y profundos en su medio social y sufrir crisis de prdida de

    * dad reactivas (el paso del nio al adolescente es una poca particulai\e propicia para estas crisis, lo mismo que los cambios de ocupacii

    paso de la vida activa a la pasiva, etc.).'.;' 3.4. Individuo versus sociedad: Son las expectativas que los dems tienen sobre nosotros un

    ma esencial para la estructura de la personalidad. Parsons llega a decir aquellos procesos que en nosotros controlan las respuestas a tales expet i tivas sociales son lo ms importante de la personalidad humana, porqu< hombre es social y los objetos sociales son lo ms significativo en su V ' l (la aprobacin, estima, consideracin, prestigio, amor, etc.). Sin llegl^iuna afirmacin tan radical, es obvio que la existencia humana discu1travs de canales sociales y lo social adquiere una significacin muyfunda en la vida personal. Aun aquellas realidades que trascienden lo MIcial como la vida intelectual, artstica, religiosa, moral no se SUU.ICM

    i a lo social totalmente. El santo puede desafiar el prestigio social y actt>imla persecucin y el desamor, pero porque confa en tener el de una r< isona divina, a cuya voluntad se abandona. El hroe puede aceptar el "M"contra todos" porque espera, al fin, que su ideal sea reconocido, o se (011suela, al menos, pensando en que su soledad es para bien de los que le