Ciclos Apocalipticos Padre Fortea
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1
CYCLVS APOCALYPTICVS __________________________________________________________________________________________________________
Historia de la Era del Apocalipsis ao 2181-2213
J.A
Fortea
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Editorial Dos Latidos
Impreso en Zaragoza, Espaa
Benasque (Espaa) 2012
Copyright Jos Antonio Fortea Cucurull
www.fortea.ws
versin 4
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CYCLVS APOCALYPTICVS
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La tierra era yermo y vaco,
y las tinieblas cubran la superficie del Ocano,
mientras el espritu de Dios se cerna sobre la faz de las aguas.
Antes del Principio era la
Nada. Las fras oscuridades
llenaban los extensos vacos
del no-ser. Ante mis ojos se
desplegaba el inacabable
desierto de una negrura sin fin.
Pero no haba ojos. Mis alas
podan volar all donde se
perda la vista, podan avanzar
en un suave aleteo por nada
impedido durante jornadas y
jornadas... para hallar ante s
la misma impenetrable y negra
oscuridad que haban dejado
atrs. Pero no haba atrs.
Poda volar a lo alto
elevndome en una ascensin
interminable, o dejarme caer
planeando hacia un fondo que
los siglos jams tocaran.
Poda dirigirme hacia
septentrin o el austro, hacia
levante o hacia el ocaso. Pero
no haba puntos cardinales.
Nada nunca se haba levantado
en el horizonte, porque no
haba horizonte. Aquellos
espacios pletricos de vaco
nunca haban contemplado el
ocaso de algo. Todo estaba
inmerso en el eterno cnit de
la nada.
El austro y el septentrin se
hundan en un horizonte
inexistente. Mis pies buscaban
el suelo en un ocano sin
fondo, mis ojos miraban
adonde se podra salir a flote.
Pero aquellas aguas no tenan
techo. Eran los inmutables
abismos de los ocanos del
vaco. Todo se hallaba
sumergido en los mares del
silencio.
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CAPITULO
I
ausadamente el monje iba escribiendo los
gruesos trazos de letra gtica en una parte
de la pintura. La pintura representaba a la
Virgen Mara con el Nio en brazos, en
medio de una representacin esfrica del mundo y
del universo romnico. La letra, uniforme, llena
de equilibrio, gtica tirando a merovingia.
El po religioso en hbito negro,
benedictino, trabajaba inmerso en un total y
absoluto silencio. Slo flotaba en el ambiente el
rumor lejano de las voces de los novicios
ensayando un himno gregoriano. El monje levant
la cabeza del escriptorio, alrededor de l slo las
paredes de piedra, una cama y un pequeo estante
con libros. Sus ojos estaban cansados. Sit nomen
Domini benedictvm, musit entre labios. Siempre
que interrumpa su labor unos segundos para
descansar, gustaba de decir una jaculatoria.
Pausadamente el anciano corri la silla sin
hacer ruido y se levant hacia la ventana. Mirar a
lo lejos era el mejor descanso para sus pupilas
fatigadas. Lentamente se aproxim al arco que,
entre capiteles y columnillas, se abra en la pared.
Se apoy y mir a lo lejos.
Ante sus ojos se ofreca una bella
panormica de Nueva York en el ao 2181. El
monasterio estaba situado a una gran altura, si
bien el edificio en el que estaba incluido elevaba
todava ms su cspide hacia una distancia de
vrtigo. Desde la privilegiada posicin de la
ventana en la que se apoyaba el monje, poda ver
all a lo lejos el trfico rodado en las atestadas
calles. Un poco ms arriba, pequeas aeronaves se
deslizaban suavemente por el aire, formando
hileras entre las inmensas moles de las
megaestructuras, cuyos ltimos pisos se perdan
de vista en medio de las nubes de un da
encapotado.
Haba pequeos edificios aqu y all, pero
el centro de la ciudad estaba casi del todo ocupado
por aquellos anchos, pesados e inmensos
rascacielos. El monasterio estaba situado a cien
pisos de distancia del suelo, pero en aquella
megaestructura habitada por 200.000 personas
haba otros 300 pisos por encima.
Parte del edificio era, como solan decir,
macizo; es decir, ocupado todo l por
apartamentos y los pasillos necesarios para
acceder a ellos. Pero otra parte contaba con
grandes espacios interiores ocupados por
viviendas individuales: casitas unifamiliares con
su jardn, bajo un techo que era un simulador de
cielo, a 20 metros de altura. Los simuladores de
cielo eran un perfectsimo sucedneo de la luz
natural, con sus amaneceres, atardeceres y hasta
imgenes de das nublados. A distintos niveles de
la megaestructura haba varias pequeas
urbanizaciones en las que se trataba de recrear con
bastante xito una apariencia de estar al aire libre.
Tres parques pblicos y ocho centros comerciales
completaban el equipamiento del edificio, sin
olvidar que parte del piso nmero 100 estaba
ocupado por un monasterio benedictino.
As como interiormente las
megaestructuras daban una sensacin de
proporciones humanas, en el exterior la magnitud
de las moles daban una sensacin de abrumadora
pesadez. Manhattan, Brooklyn y el Bronx vistos
desde lo alto parecan una cadena montaosa de la
que salieran torres y ms torres, todo ello rodeado
de un inacabable ocano de viviendas que
alcanzaba hasta el horizonte.
La aeronave urbana del senador Ford se
deslizaba hacia el Aeropuerto Central de Nueva
York. La pintura azul-jade metalizada estaba
impoluta y la nave se cubra de brillos y reflejos
en su ascenso hacia el aeropuerto, que estaba
situado en pleno centro de la ciudad en lo alto de
un grueso, ancho y titnico rascacielos. Aquella
obra arquitectnica pareca ms digna de los
Gigantes que combatieron a los dioses olmpicos,
que de seres humanos, aquellas pequeas termitas
de dos patas que levantaban del suelo entre el
180 y los 2 metros. La cima de aquel edificio de
hormign era un vasto complejo de muelles donde
atracaban las naves de procedencia internacional.
El ambiente dentro del aeropuerto era el
de todas las pocas en lugares similares, ya fuera
una parisina estacin ferroviaria del siglo XIX o el
puerto de Tarso en el II. Gentes de todos los tipos
yendo y viniendo con maletas, familiares que se
reencuentran, tenderetes de comida rpida
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esparciendo olores a bollos con crema en un lado,
y en otra esquina olores a las especias de las
hamburgesas con queso. Gente que espera
aburrida y gente con prisa, todos mezclados en un
sinfn de trajes, vestidos y uniformes. Ford con
paso seguro, firme, casi jactancioso, avanzaba
vestido con su costoso traje hecho a medida por
uno de los mejores sastres de la capital. Un poco
detrs de l le segua su chfer, con su gorra y
enfundado en su negro traje de una sola pieza y
ceido al cuerpo. En general, la gente vesta de un
modo muy informal. Haba muchos con pantaln,
corbata y americana, pero ms vestan con el
popular snab, una especie de confortable mono,
de todos los colores imaginables, de una sola
pieza, ms ceidos unos, menos otros.
El senador se detuvo mientras la gran
nave que esperaba acababa de aterrizar
verticalmente y rodaba por la pista hacia su
muelle.
Diez minutos despus el senador abrazaba
a su joven sobrino. Ya en la aeronave del senador
y de camino hacia casa, el recin llegado miraba
por la ventanilla con cara llena de admiracin.
-Uaaauu!! As que esto es Nueva
York!! -exclam el dieciochoaero tratando de
guardar la compostura.
-Te gusta, eh? -coment feliz a su lado el
senador- .Pues tienes todas las vacaciones para
conocerla palmo a palmo. Ahora, ta Margaret te
est preparando un pastel de manzana mientras te
espera. Tus primos desde hace una semana no han
hecho ms que preguntar que cundo llegabas.
La cara del joven no cesaba de mirar
extasiado hacia afuera. Haba comenzado a
anochecer y los millones de ventanas iluminadas
que resaltaban en la penumbra, unido a todas las
luces de las aeronaves deslizndose
armnicamente por el aire formaban un
espectculo siempre embelesador incluso para los
mismos habitantes de la megpolis. Distintos
haces de luz ornamental surcaban el aire hacia lo
alto, perdindose en lo ms elevado de la lgubre
bveda celeste, mientras que para acabar de
embellecer el cuadro, gruesos copos de nieve
empezaban a caer sobre el trfico terrestre y areo,
que se mova entre las moles de hormign, acero y
vidrio. El muchacho no haca ms que preguntas y
comentarios admirativos.
-To, he ledo mucha historia, pero cmo
est el mundo ahora?
El senador lo mir con una sonrisa
compasiva. Su sobrino haba estado hasta haca
dos semanas en una comunidad amish. Su
hermana, ya difunta, decidi llevrselo consigo
cuando tena diez aos a una pequea comunidad
agrcola en Canad. La educacin que haba
recibido el chico era bastante buena, pero casi
nula sobre el mundo actual que les rodeaba. Ahora
el sobrino volva por propia decisin a su propia
familia tras la muerte de su madre.
-Bueno... -respondi el senador como
tomando fuerzas para una digna respuesta a una
magna pregunta como esa-. Podramos dividir el
mundo por un lado en los pases de la
Confederacin, por otro lado est el Imperio y por
otro los pases independientes. Los pases de la
Confederacin son independientes tambin, pero
forman una gran unidad poltica y econmica,
tienen una alianza defensiva y una sola moneda,
son pases democrticos. La Confederacin la
forman treinta naciones, se extiende por casi toda
Amrica, adems de unos cuantos pases aqu y
all desperdigados por otros continentes. Pero los
integrantes son muy desemejantes, slo nuestro
pas, los Estados Unidos, ya tiene el 25% de la
poblacin confederada, y cuenta con el 70% del
peso econmico de la Confederacin entera.
El Imperio se extiende por ms de la
mitad de Europa, parte de frica y Asia. Fue en
tiempos una democracia, una democracia cada vez
ms presidencialista, y finalmente, tras tres
guerras civiles, en un siglo ha acabado en manos
de la Familia Imperial. De todas maneras, aunque
ya no sea una democracia, todava en los impresos
oficiales ponen arriba del todo que son una
repblica. De hecho el nombre oficial del Imperio
es the Senate and the People Of Europe. Muy a
menudo, se resume con el acrnimo S.P.O.E. El
idioma oficial del Imperio es el ingls, aunque la
Familia Imperial habla en alemn. Cada provincia
del Imperio es administrada por un gobernador
directamente designado por el emperador.
Nosotros, aqu en Estados Unidos, decimos
imperio y emperador, coloquialmente, pero los
europeos prefieren usar las palabras Rpublica y
Cnsul Mximo.
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En cualquier caso, dejando la cuestin de
los nombres, los sbditos del Imperio consideran
que la tarea de gobernar es una tarea tecnocrtica
y slo piden eficiencia. La Repblica Europea se
ha convertido en una especie de empresa dirigida
por un consejo de direccin. Mientras las cosas
funcionen bien, su ciudadana est dispuesta a no
reclamar la vuelta a un parlamentarismo que la
verdad es que se demostr muy ineficiente para
resolver los problemas del pasado siglo. En la
vieja Europa, elecciones populares slo hay para
elegir ediles y alcaldes, y eso en las ciudades que
no han perdido ese privilegio. La unidad del
Imperio es total, en la legislacin y en todo.
Estados Unidos es constitucionalmente una
federacin de Estados, mientras que la Repblica
Europea es un monoltico Estado napolenico.
Siempre existe una cierta rivalidad en
decir quin es ms poderosa, si los Estados
Unidos o la Repblica Europea. Lo cierto es que
hoy por hoy la Confederacin mantiene una cierta
ventaja en bastantes aspectos. Claro que es mi
opinin, ellos tienen la suya.
Finalmente hay medio centenar de pases
esparcidos por todas partes que son plenamente
independientes y que no pertenecen a ningn
bloque.
Ah, se me olvidaba!, hay tambin siete
colonias espaciales, cinco en rotacin orbital
alrededor de la Tierra y dos en la Luna. Juntas
suman 5 millones de habitantes. No es nada en
comparacin a los 20.000 millones de habitantes
de la Tierra. Hay tambin numerosas colonias
marinas. Ciudades construidas sobre el mar,
apoyadas sobre grandes pilares en mares poco
profundos. Aunque muchas estn en aguas
internacionales, la mayor parte pertenecen o a la
Confederacin o al Imperio; slo una cuarta parte
son totalmente independientes. Cinco de stas, a
costa de no pagar ningn impuesto a nacin
ninguna, han crecido hasta llegar a ser urbes de
bastantes millones de habitantes.
El joven le haba escuchado con suma
atencin, no todas las palabras las haba
entendido, pero no haba querido interrumpirle.
Tena tiempo por delante para aprender. Sin
embargo, la palabra Imperio le resultaba
chocante.
-Yo pensaba que los imperios eran cosas
del pasado coment al final.
-Oh, no te enredes en las palabras,
oficialmente no hay ningn imperio, incluso por
una de esas ironas de la historia, el Imperio es, ya
te lo he dicho, oficialmente una repblica. En el
siglo XX se esforzaron en implantar democracias
en todo el mundo. Hicieron bien. Pero el siglo
XXI todo el mundo se afan en descubrir cmo
corromper la democracia. Pareca tan slida la
democracia. Era como el bueno de la pelcula que
tena que ganar hiciramos lo que hiciramos.
La corrupcin de la democracia trajo la
concentracin del poder, la concentracin de
poder trajo de facto la abolicin de las barreras
legales que se oponan a esa concentracin. Las
barreras continuaban sobre el papel, pero se
hacan excepciones cada vez que convena. Y la
desaparicin de toda barrera constitucional
condujo a la autoconservacin de cada uno en su
puesto de poder. El siglo XXI no fue siglo de
Montesquiu. Desde el momento en que los tres
poderes constitucionales fueron fusionndose,
lentamente, sin prisas, las garantas ciudadanas
fueron perdiendo terreno. De aquello naci un
Estado, cuyo entramado interno del poder es un
entramado imperial, al estilo del que hubo en el
siglo I en Roma, o en el XVI en Espaa, o con
Napolen.
Entre explicacin y explicacin la nave en
que les transportaba haba penetrado a travs de
una de las grandes bocas de entrada de uno de los
rascacielos. La nave transit deslizndose suave y
lentamente por los grandes pasillos internos del
edificio. En una interseccin aminor la marcha y
sin detenerse, ni cambiar su posicin horizontal,
ascendi verticalmente por un largo corredor, por
donde otras aeronaves se elevaban o bajaban
tambin en hileras. En un momento dado la nave
se detuvo y se introdujo a travs de una compuerta
que con grandes letras deca: NIVEL 1200.
Tras pasar la compuerta, vio que dentro el
techo estaba a 50 metros por encima de sus
cabezas, y que sobre el suelo de csped artificial
haba una urbanizacin de mansiones seoriales.
El joven Albin, el recin llegado amish, se qued
con la boca abierta.
-No pienses que todo el mundo vive en
barrios como ste -coment con contenida
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satisfaccin el senador-. Este es uno de los
sectores ms exclusivos de la ciudad.
La aeronave comenz a aterrizar junto al
blanco casern de Ford, una rplica de la tpica
mansin decimonnica surea de los campos de
algodn antes de la Guerra de Secesin. Vista
desde arriba la intensa blancura de la mansin
contrastaba magnficamente con la suavidad de
los tonos verdes de los terrenos que la
circundaban.
Mientras la nave aterrizaba delante de la
fachada clsica de columnas blancas de la entrada
principal, el servicio se alineaba para recibirles.
Cuando Ford y su sobrino salan de la puerta de la
nave, la esposa y los hijos aparecieron,
apresurando el paso, para recibirlos; expectantes
de ver al familiar nunca visto, pero tan comentado
desde haca aos. Todo eran abrazos y clida
bienvenida. Las consabidas preguntas de siempre
entre familiares, cmo ests?, cunto has
crecido!, qu alegra!... la sonrisa sincera en los
rostros de todos. Los recibimientos han sido
similares en todas las pocas y lugares del mundo.
Una aeronave se pos justo detrs de la
del senador Ford, delante de la mansin. Del
aparato salieron tres hombres. El senador se
extra de la inesperada visita y se acerc a ver de
qu se trataba.
-Buenas tardes, senador. -le saludaron los
tres recin llegados.
-Hombre!, buenas tardes Jenkins. No os
esperaba.
-Senador, nos enva el senador Benedic
Greenwich, nos ha dicho que viniramos a
buscarle porque tiene que verle urgentemente
ahora mismo.
-Os ha enviado slo para eso? Por qu
no me ha llamado por telfono?
-Senador, no sabemos de qu se trata,
pero es algo que ha considerado que no se poda
enviar por el sistema multifrecuencia.
-En fin, decidle que me dirigir a su casa
en menos de dos horas.
-Senador, se trata de algo muy importante.
La mirada de Jenkins fue tal que Ford no
tuvo ya duda alguna de que su cena poda esperar.
Desde haca aos conoca a Jenkins, el secretario
de su viejo amigo el senador Benedic. Algo
verdaderamente importante tena que ser para
enviarle personalmente.
Ford retrocedi, se excus breve y
amablemente ante su esposa, hijos y sobrino, y se
introdujo en el aparato con los tres hombres
enviados. Veinte minutos despus Ford suba las
escaleras alfombradas del interior de la mansin
de Benedic. Su amigo le sali al encuentro al final
de la escalinata.
-Ford, cunto me alegro de que ya ests
aqu!-le salud Benedic que siempre se diriga a
su amigo por el apellido.
-Qu sucede! Nunca nadie me haba
llamado de un modo tan... apremiante. Te aseguro
que si lo que queras es intrigarme lo has
conseguido
-Ford, acabo de recibir una informacin
impresionante.
-Espero que lo sea -protest afectando un
poco de irritacin-. De poltica, me imagino.
-De poltica, es que poda ser de otra
cosa?
-Y esta vez a quin afecta? A los
republicanos?
-No.
-A los demcratas?
-No.
- A los outsiders?
-No. Escucha, escucha dijo ponindole la
mano sobre el hombro-, qu es lo que te dice esta
palabra: Dagn.
-Dagn... pues, no lo s. No la conozco.
-Vamos al despacho, all te lo cuento
todo. No son stas, cosas para ser tratadas aqu en
la escalera. Ni siquiera en la escalera de mi casa.
Las dos hojas de la puerta del despacho se
cerraron.
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CAPITULO
II
Palacio Imperial de Roma.
n hombre vestido de civil es guiado por
dos oficiales imperiales a travs de un
pasillo. A ambos lados del monumental
pasillo las ms bellas estatuas de
generales y senadores del pasado. Al final, y tras
un inmensa sala con arcos, una gran puerta de
mrmol con remaches de oro. La pesada puerta se
abri automticamente, detrs de ella el despacho
del Emperador.
El hombre vestido de civil que entraba en
el despacho era el Director General de la CIA. El
Emperador, sentado detrs de su mesa, se levant
para saludar al invitado, los oficiales
marcialmente se marcharon, dejndolos solos.
-Mi admirado Hubert -le salud el
Emperador mientras le tenda cordialmente la
mano.
El Director General correspondi
amablemente al saludo y comenz a elogiar la
elegante esttica del despacho. La belleza de
lneas de aquel gran despacho era magnfica, las
pocas cosas que lo decoraban soberbias. En todas
las paredes un solo cuadro, el amplsimo lienzo
del s. XIX la Coronacin de Napolen; a un lado
un dintel sostenido por varias caritides
enmarcaban varios ventanales que dejaban ver una
vista panormica de la Urbe. En la pared opuesta
una vitrina cerrada conteniendo un terrario con
cinco cobras que serpenteaban y se enroscaban
perezosas y sinuosas.
El Emperador, hallndose en tierra
imperial, sola vestir frecuentemente la tnica
blanca, sin embargo esta vez iba vestido, como el
invitado, con el tpico traje ceido desde el cuello
hasta el tobillo. Vestido as en tonos oscuros tena
el aspecto de un ejecutivo. Su rostro alargado y su
figura aristocrtica era exactamente como la de
Rex Harrison. Verdaderamente, el Emperador
tena el aspecto y la elegancia de Rex Harrison,
junto con la nobleisse de Sir Lawrence Olivier.
-Le sorprender que le haya mandado
llamar coment el Emperador con una sonrisa.
-Pues s, no es muy frecuente que el jefe
de los servicios de inteligencia de un pas vaya al
despacho del jefe de la potencia contraria.
-Ha de saber, que he organizado todo el
asunto de la condecoracin de ese subordinado
suyo, slo para poder vernos a solas, sin llamar la
atencin. Sintese, por favor. Ya est usted al
corriente del auge del Partido del Orden en su
pas.
-S, un auge sorprendente.
-Usted es bien consciente de la
corrupcin, que se ha asentado entre los
congresistas estadounidenses. El poder de la mafia
crece da a da. Y adems hay una docena de
grupos econmicos que estn minando todas las
instituciones. Conozco bien sus opiniones al
respecto -dijo el Emperador mientras sacaba un
informe de su cajn.
El Director General no pudo evitar un
gesto de sorpresa al reconocer las cubiertas del
secretsimo Informe Omicron de la CIA en manos
del Emperador.
-S, ya ve -dijo con lstima el emperador-.
El que este informe reservado al Presidente de los
Estados Unidos, lo tenga en mi cajn le indica
hasta que punto llegan los males de los que usted
habla en estas pginas. Y crame -dijo
apoyndose decididamente con los dos codos en
la mesa-, estoy de acuerdo con todos los remedios
que usted propone.
-Sobre todo la mafia ejerce tal influencia
con sus sobornos -coment con pena el Director
General-, y tiene tantas ramificaciones, que la
democracia est en un serio peligro. El descrdito
a que han llegado las instituciones se ve bien a las
claras en que slo el 20% de la poblacin
particip en los ltimos comicios electorales. La
impresin generalizada de que ya nada puede
cambiar... y de que todos los polticos son igual
de corruptos, como digo la situacin es...
-Muy preocupante.
-S -asinti con verdadera preocupacin.
-Como buen analista -continu el
emperador tras un breve silencio- se habr dado
cuenta de que el recin aparecido Partido del
U
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Orden va a ir creciendo con fuerza en Estados
Unidos.
El intrigado Director General de la CIA
asinti con un gesto de su cabeza. A dnde
quera llegar? El Emperador prosigui:
-Pues bien ese partido lo he creado yo.
Las fundaciones independientes que se reunieron
para fundar un partido cuyo fin principal fuera
acabar con la corrupcin en los crculos polticos
de Estados Unidos eran fundaciones mas que yo
controlaba. Los diez hombres designados por ellas
para que dentro de una semana elijan un candidato
independiente para las prximas elecciones a la
Presidencia de la nacin, son hombres mos. Y
adivine a quin elegirn.
La sorpresa en el Director General era
mayscula, se haba quedado sin palabra.
-Me elegirn a m -concluy el
Emperador-. Dirn que han llegado a la
conclusin de que la situacin es de tal
emergencia que se necesita a alguien con firmeza
que no salga de las corrompidas filas de los
polticos profesionales. Dirn que yo soy
insobornable porque soy ms rico que cualquier
hombre del mundo. Recuerde, adems, que nac
en su pas, que soy ciudadano de Estados Unidos
y que mis estudios universitarios los curs en
Harvard. Siempre he estado yendo y viniendo de
aqu a su pas. Perdn... nuestro pas. Me he
cuidado mucho de que en Norteamrica los
ciudadanos de a pie me consideraran no como un
emperador que adems es compatriota suyo, sino
como el primer estadounidense que ha llegado a
ser emperador de la Repblica Europea. Esa
imagen me ha costado mucho esfuerzo, pero la
tengo.
El Director General segua en silencio con
un rostro impenetrable.
-Crame -continu el Emperador-, yo
encarno el nico proyecto factible de acabar con
la corrupcin y la mafia. Comparto todo su
diagnstico sobre los polticos de la nacin y si en
el futuro soy elegido presidente querra que usted
aceptase el cargo de vicepresidente.
Eso s, usted no sera nombrado hasta que
expirara el primer medio ao desde la toma de
posesin de mi cargo... si soy elegido, por
supuesto. El que yo le presentara al electorado a
usted como candidato a la vicepresidencia sera un
escndalo. Un extranjero coaligado con el
Director de la CIA, no podra presentar una
imagen peor.
S que considera que sera un milagro el
que el jefe de una potencia extranjera, por muy
buenas relaciones que haya entre esas dos
potencias, logre ser elegido por las urnas como
presidente de la otra potencia, pero le aseguro que
tengo tantos ases en la manga que va a quedar
sorprendido. Adems, el concepto de nacionalidad
en nuestros tiempos est ya muy disuelto.
Recuerde adems, que en los ltimos ochenta aos
ha habido un buen nmero de precedentes de
ciudadanos residentes en Europa que se han
presentado a esos puestos y han sido elegidos.
Senadores, gobernadores y hasta un
vicepresidente, un vicepresidente muy popular por
cierto. Con que me voten todos aquellos que
tienen la doble nacionalidad ya obtendra una
cuarta de los votos.
En fin, no le pido que tome la decisin en
este momento. Tmese un par de das para darme
una respuesta. Le enviar en ese plazo a Mc
Closkey. A partir de ahora nos enviaremos los
mensajes a travs de l. Nunca por telfono, ni por
escrito, sin excepcin alguna. Jams coger una
llamada que me digan que procede de usted, ni
llegar a mi despacho un papel que venga de usted
o su crculo ms cercano. Todo lo que desee
decirme dgaselo verbalmente a Mc Closkey, l
personalmente me vendr a ver.
Como es lgico, si decide navegar en el
mismo barco que yo tiene que darse cuenta de que
ser necesario romper una serie de reglas. La
situacin es tan excepcional que no podemos
permitirnos el lujo de que nuestros enemigos
puedan hacer lo que quieran, y nosotros no. El
espionaje no conocer lmites constitucionales. De
todas maneras me es bien conocido que esa regla
la rompi hace ya por lo menos diez aos.
El Director General segua en silencio, su
rostro no permita adivinar nada. El Emperador,
frente a l, no le haba quitado un ojo mientras
hablaba para tratar de captar un gesto que le
permitiera atisbar qu pasaba por su mente. Sin
embargo, ahora consideraba que era mejor apartar
la mirada de l, para no obligarle a que dijera algo
precipitadamente. El Emperador se dio cuenta de
-
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que haba que quitar tensin del ambiente. As que
se levant y se dirigi a la gran vitrina de cristal.
-Ha visto alguna vez como se come una
Cobra Real de la India a un ratn? -pregunt el
Emperador dando la espalda al Director mientras
ste se levantaba de la silla.
-Pues no.
El Emperador toc un botn y un
ratoncillo cay de lo alto de una caja plateada al
interior de la urna de cristal. El inocente ratn
blanco comenz a correr por el suelo de arena.
Las hambrientas cobras no tardaron ni tres
segundos en percatarse de su presencia. En unos
instantes estaban todas luchando por la suculenta
cena. La lucha de las cobras era un verdadero
espectculo que observaba sin pestaear el
Director. El Emperador permaneca con un
semblante fro, aquella escena la haba
contemplado muchas veces ya. Adems, lo que las
pupilas del Emperador observaban de verdad a
travs de sus prpados semicerrados, era el leve
reflejo del rostro del Director en la vitrina de
cristal. El rostro glacial del Emperador sopesaba
cada gesto de su interlocutor. Cada gesto era una
revelacin involuntaria de su estado de nimo. En
realidad, llevaba observando y considerando la
psicologa del Director desde haca aos.
-Acompeme, por favor -le pidi el
Emperador mientras se diriga a la puerta del
despacho-, le voy a mostrar una parte del Palacio
Imperial.
Tras atravesar dos puertas, el silencioso
Director y su anfitrin se encontraban en las
galeras y dependencias privadas del Palacio.
-Mire sta es la sala de estar, aqu es
donde hago la vida.
-Qu maravilla!
El Director, embelesado, se qued parado
ante el cuadro de Van Eyck, el Matrimonio
Arnolfini.
-Siempre he tenido gran inclinacin por la
pintura primitiva flamenca -coment el
Emperador-. Fjese en esa minuciosidad, en esa
delicadeza, toda presidida por un penetrante
espritu de observacin.
Despus el Director repar en una bella
estatua que representaba a Perseo levantando la
cabeza de Medusa.
-Y esa bella estatua de all?
-Benvenuto Cellini el Renacimiento es
otra de mis aficiones, estaba en la logia de los
Lanzi de Florencia. All estuvo hasta finales del
siglo XXI.
El Director fij su atencin en la estatua
florentina, haciendo a continuacin apreciaciones
autnticamente expertas.
-Compruebo que es usted un amante del
arte -coment el Emperador-, un amante con ojo
perito. Venga -dijo dirigindose a la salida de la
sala.
Una vez fuera le fue mostrando en los
largos pasillos de palacio estatuas de Miguel
Angel, Juan de Bolonia, pinturas de El Bosco,
Leonardo da Vinci.
-Aqu tiene la serie de pinturas de
Vermeer de Mujer junto a una ventana, slo me
falta una -coment con pena el Emperador.
Avanzaron unos cuantos metros-. Este de aqu es
uno de mis favoritos: Norman Rockwell, su
Autorretrato el anfitrin le estuvo explicando el
lienzo durante un par de minutos. El Emperador
no era un mero perito del arte, lo viva, con
pasin-. Ahora le voy a mostrar el lugar ms bello
de palacio, el Laberinto Azul -dijo entrando por
un gran arco-. Mi difunto to abuelo, el emperador
Dischau-Vandermer, le gustaba mucho nadar en
sus ltimos aos, y mand construir este laberinto.
Ocupa un kilmetro cuadrado de extensin y se
puede recorrer todo l nadando.
El Director contempl, paseando por la
orilla, como la piscina alargada iba y vena a
travs de un complejo laberinto de orillas de
piedra. El agua tranquilsima reposaba trasparente
sin sobresaltos bajo una altsima nica bveda
decorada con mosaicos.
-Una pregunta quiero hacerle -pregunt
inesperadamente el Director General-. Por qu
me eligi a m?
-Cmo dice?
-Por qu se fij en m para ofrecerme la
vicepresidencia?
-Ah... -exclam con una sonrisa de
comprensin, y aguard un instante mientras
pensaba la respuesta-. Soy un hombre prctico.
Una persona de su peso no iba a permanecer
imparcial ante un combate como el que se va a
librar en la prxima campaa electoral. Usted
lleva doce aos en el cargo. Ningn presidente se
-
14
ha atrevido a removerle de su puesto por temor a
toda la informacin, poder e influencia que usted
ha acumulado en tanto tiempo. Todos dicen que es
usted el Hoover de esta generacin. As que ya
que usted no iba a ser una pieza neutral en esta
partida de ajedrez, mejor era que cabalgsemos en
el mismo caballo. Hasta ahora usted ha sido un
poder en la sombra, un poder que ha ido ms all
de sus atribuciones constitucionales. Unas veces
porque se lo han pedido los presidentes, otras
veces contra ellos...
-Dgame de verdad hasta donde quiere
llegar -pregunt con cierto nfasis el hasta
entonces pensativo y meditabundo Director. Los
ojos del Director de la CIA en ese momento ya no
eran ojos, eran dagas que se clavaban escrutadoras
en el rostro de su interlocutor. El Emperador dijo
con toda tranquilidad:
-La acumulacin de poder en manos de
unos pocos grupos corruptos es tan grande que la
Nacin en la que nac, nuestro pas, Estados
Unidos, se dirige inequvocamente hacia el caos.
Los tiempos ahora no estn totalmente maduros,
pero dentro de 30 o 50 aos la violencia de los
desrdenes va a ser tal, que ser el mismo pueblo
el que querr que se salve la democracia aunque
sea con medios no muy ortodoxos. Y en aquel
entonces surgir algn Julio Cesar. Si lo hacemos
ahora, podemos ahorrar a la nacin aos de
sufrimiento.
Hablando claramente, lo que le pido es
suspender la democracia cuatro aos. Suspender
la democracia para salvar la democracia. Me
ayudar a cruzar el Rubicn?
El Director General de la CIA le miraba
fijamente sin pestaear. Nada se poda adivinar
del inexpresivo rostro de Hubert.
-Necesito ese tiempo que me ha dado para
pensar.
-Tmese el tiempo que necesite. Pero
recuerde que dentro de una semana mi nombre
ser el elegido como candidato a la presidencia
por el Partido del Orden. En ese instante aparecer
arrolladoramente en la vida poltica de Estados
Unidos. No dejar de ser el Cnsul Mximo de la
Repblica Europea, ninguna ley pens en
establecer un tipo de incompatibilidad parecida.
Dentro de una semana, ya lo sabe desde ahora,
voy a trasladarme a mi residencia en Virginia. En
el momento en que mi nombre sea el designado
por el nuevo partido va a ser una bomba
meditica. No se va a hablar de otra cosa. As que
el Presidente de Estados Unidos ese mismo da le
va a llamar a su despacho y le pedir que elabore
el ms completo informe sobre el Partido del
Orden y lo que pueda haber detrs. A partir de ese
momento usted no podr ser neutral.
El Director segua silencioso, inexpresivo,
sin dejar traslucir sus emociones.
-No se preocupe, cuanto antes le voy a dar
una respuesta. Como usted ha dicho, yo no puedo
ser neutral ante una cuestin de Estado como esta.
-Es evidente. A partir de ahora seremos
colaboradores o enemigos. Colaboradores ntimos
o enemigos acrrimos. Tmese su tiempo. La
respuesta requiere ser ponderada con tiempo y
tranquilidad. Pero recuerde, no lo olvide, que
aunque mis lazos familiares me hayan colocado
en la mxima magistratura de esta repblica, yo
amo a mi pas. Soy ciudadano de los Estados
Unidos, me siento orgulloso de ello y me creo en
el deber de hacer algo por mi pas, de poner orden
por fin. Hago todo esto por patriotismo. Puede
parecer difcil de creer pero es as. Europa no
ganar nada de que Estados Unidos se hunda en el
caos.
-El problema... -musit entre dientes
dubitativo- es que, dado lo que s ahora, si decido
no apoyarle me convertira en su enemigo. Usted
mismo me ha contado el secreto mximo de sus
intenciones, un secreto por el que mi Central de
Inteligencia hubiera dado cualquier cosa por
conseguir.
-La vida a veces tiene sus ironas -dijo
sonriente el Emperador-. El mayor secreto de
Estado contado por el dirigente de una
superpotencia al Jefe de Inteligencia de la otra
superpotencia. Qu complicado es a veces el
ajedrez de la vida. De todas maneras, usted lo ha
dicho: o se convierte en mi mano derecha o se
convierte en mi mximo enemigo.
Muy bien, le tengo que dejar -se despidi
el Emperador-. Su estancia en la Urbe durar
todava hasta maana por la tarde, espero que la
disfrute. Recuerde que cualquier comunicacin
que me tenga que hacer, ha de hacerla a travs de
Mc Closkey. Oralmente, no le d nada por escrito.
-
15
No le importe hacerle coger el avin las veces que
haga falta, es su trabajo.
Ah, se me olvidaba! -exclam el
Emperador volvindose, pues ya se iba hacia su
despacho-. Si decide que navegemos en el mismo
barco deber enviar antes de un mes a sus hijos a
estudiar internos en un colegio del Imperio,
escogeremos el mejor de la Capital. O tal vez
prefiere un colegio de Suiza? Muchos magnates y
congresistas de los Estados Unidos lo hacen, a
nadie le llamar la atencin.
El Director General observ ensimismado
al Emperador alejarse por el pasillo. Saba qu
significaba en su caso enviar a sus hijos a la Urbe.
Muchos millonarios lo hacan por la fama de sus
prestigiosos colegios. Pero para l significaba que
si decida en algn momento traicionar al
Emperador sus hijos seran asesinados,
oficialmente tendran algn accidente, ya lo
organizaran bien los servicios de inteligencia de
la Repblica Europea.
Por un lado, si decida servir al actual
Presidente de Estados Unidos eso significaba que
sus das estaban contados. Si quera salvar la vida
tendra que huir con nombre falso a algn lugar
desconocido. Dejar la ciudad que amaba, sus
amistades, sus familiares... para siempre, hasta el
final de sus das. Los servicios secretos de la
Repblica Europea seran implacables. El,
especialmente l, lo saba bien.
Por otro lado estaba totalmente de
acuerdo con lo que haba dicho el Emperador. La
situacin se estaba haciendo insostenible. Por
qu no darle ese poder supremo durante cuatro
aos para que pusiera orden? Abraham Lincoln lo
tuvo durante la Guerra de Secesin.
El Director General en los siguientes das
pasara un autntico calvario tratando de tomar la
decisin adecuada. Quin sera el caballo
ganador? Si el Emperador perda las elecciones
nadie se tena que enterar de los servicios
prestados. Si se negaba a prestar esos servicios su
vida personal y la de su mujer quedara totalmente
truncada. Habra que cambiar de amistades, de
costumbres en un nuevo lugar, habra que cambiar
todo para huir de unos servicios de inteligencia
europeos que desde ese momento le perseguiran.
No le apeteca cambiar de residencia con su
familia, ni vivir bajo otro nombre. El estaba a esa
altura de la vida en la que los hombres quieren ya
disfrutar de los frutos maduros de una existencia
tranquila y placentera. Y ahora de pronto se vea
inmerso en un juego de ajedrez en el que no se
poda salir del tablero.
Al cabo de tres das tom su decisin
inamovible y as se lo hizo saber al emperador:
apoyara decididamente al candidato Fromheim
Schwart (ese era el nombre del Emperador que
apareca en su pasaporte estadounidense). El
Director General iba a ayudarle con todos los
medios a alcanzar la presidencia, pero con el
secreto propsito de acabar con la vida de
Fromheim poco despus de que le nombrara
vicepresidente. El, el mismo, Hubert Pasley, sera
el presidente y podra aplicar la terapia adecuada a
los males de la nacin, con medios enrgicos, pero
sin negar ninguna garanta constitucional.
Lo que de ningn modo poda sospechar
el Director General de la CIA es que Fromheim le
haba prometido un cargo al que de ningn modo
le iba a promover. Hubert Pasley sera
encarcelado nada ms llegar al poder Fromheim.
Sin embargo, eso estaba todava oculto en los
recnditos recodos de la mente del prximo
candidato a la presidencia de la Nacin. De
momento, a partir de la decisin de Hubert, todos
los medios de la CIA, sin saberlo la misma
organizacin, quedaban al servicio de un
candidato.
-
16
CAPITULO
III
l Partido del Orden haba propuesto a
Fromheim como candidato presidencial
por ese partido. Fromheim hizo un
perfecto teatro hacindose de rogar.
Primero dijo que no poda, despus dijo que sera
mal interpretada su mxima magistratura en el
Imperio. Aquello fue el culebrn del verano.
Mientras tanto los poderosos grupos periodsticos
y de comunicacin que l posea en Estados
Unidos no hacan ms que elogiar su figura como
la del hombre providencial para la situacin que
viva la nacin. La gota de agua que colm el vaso
fue cuando el mismo Presidente de Estados
Unidos se manifest pblicamente a favor de l,
afirmando por sorpresa en una entrevista que l
sera el mejor candidato, el ms indicado, para
sucederle. La Nacin nunca se enterara de todos
los hilos que tuvo que mover el Director de la CIA
para que el Presidente llegara a hacer tales
declaraciones. Finalmente, Fromheim apareci en
televisin en directo ante un Pas en vilo, se haba
anunciado que esa noche comunicara por fin su
decisin. La expectacin creada, de costa a costa,
era algo inusitado. Con voz firme, dijo que
aceptaba la candidatura. Y despus de aquella
lacnica frase, ech un discurso. Discurso que fue
calificado como el mejor discurso de todos los
tiempos, el archidiscurso. A partir de entonces,
dedic todo su tiempo a promocionar su
candidatura.
-Dgame, Sr. Fromheim, cmo se
compaginara ser presidente de los Estados
Unidos y ser Cnsul Supremo de la Repblica
Europea? -le pregunt mordazmente la
entrevistadora a la mitad de su programa de
televisin. Un programa ms de televisin de los
innumerables en los que estaba apareciendo desde
haca varios das.
-Mire usted -respondi con plena
tranquilidad-, yo soy americano, tan americano
como lo pueda ser usted, tan patriota de este gran
pas como el mejor de los patriotas. He nacido
aqu, he vivido aqu buena parte de mi vida. Y si
he decidido intervenir ha sido porque quiero hacer
algo por mi nacin. Defender esta tierra por
encima de todo. Ya ha habido en la historia
reciente muchos otros casos de polticos que han
ocupado la presidencia de naciones extranjeras.
Yo por mi parte dejar el gobierno de la
Repblica Europea en manos de tres personas de
mi mxima confianza. Y me dedicar plenamente
a restablecer el honor de este pas. Y cuando
acabe mis cuatro aos de mandato aqu, si el
pueblo me da su confianza, me retirar a Roma
con la tranquilidad de haber hecho algo que ponga
mi nombre en la historia. Pero esccheme bien...
jams!, jams perjudicar los intereses de esta
nacin por beneficiar los de Europa!
-Se dice -prosigui inquisitiva la
entrevistadora- que se ha descubierto que su
presentacin a la campaa es un plan urdido desde
hace muchos aos y con... oscuros subterrneos.
Varios intelectuales franceses han llegado a firmar
una carta abierta afirmando que mismo Partido del
Orden no es ms que un montaje organizado
desde la capital de Europa. Es ms, algn medio
de comunicacin ha afirmado que existen pruebas
contables de que la financiacin de ese partido se
ha hecho a travs de fundaciones que obtienen sus
fondos de la Repblica Europea.
-Tambin se dice respondi al segundo-
que cada noche pongo un huevo en la cama.
El pblico del plat ri con ganas la
broma. Hasta la presentadora tuvo que contener la
risa. Cuando la hilaridad se seren, Fromheim
respondi en serio:
-Bueno, y qu otra cosa podan decir.
Cuando un personaje est limpio de corrupcin,
hay que buscar por donde atacarle. Sobre el muy
trado y llevado asunto de las cuentas, ya sabe que
la CIA se ha encargado de investigarlo y el
resultado ha sido que no se ha encontrado nada de
lo que han dicho. El informe de la CIA fue hecho
pblico hace una semana. A m lo que me parece
es que hay mucha gente en muchos despachos
oficiales, que tiene mucho miedo de que yo llegue
algn da a sentarme en el Despacho Oval y
ponga orden. Y sobre esto s que hay pruebas bien
claras que ya estn siendo estudiadas por los
tribunales. Si aqu hay alguna intriga y alguna
conjura, es la de los corruptos. Es la conjura de los
E
-
17
corruptos. La de aquellos que pululan entre los
funcionarios, congresistas, senadores y que se han
coaligado para evitar a toda costa y por cualquier
medio, lcito o no, que yo llegue algn da a la
Casa Blanca. Tres congresistas tienen ya iniciado
un proceso para retirarles su aforamiento. Las
pruebas que present la CIA son contundentes. Se
haban entrevistado con mafiosos extranjeros para
involucrarme en escndalos financieros.
De pronto, la imagen de Fromheim dando
la contundente respuesta se congel. Esta
grabacin de la entrevista estaba siendo visionada
en una pantalla del Ministerio de Defensa de
Roma, Fromheim apag la pantalla desde su
silln. Todo el Estado Mayor del Imperio volvi
sus sillones y sus cabezas de la pantalla hacia el
Emperador que presida la mesa.
-Ahora quiero que vean otra grabacin -
dijo Fromheim-. Esta grabacin ha sido
custodiada en este Ministerio desde hace diez
aos. Y no exagero si les digo que ha sido
custodiada en lo ms profundo de nuestras
cmaras acorazadas.
En la pantalla apareci el anciano
emperador difunto, padre de Fromheim.
-Estado Mayor del Imperio -dijo el
anciano emperador-, ha sido la mxima aspiracin
de nuestra dinasta, el que las tierras y gentes de
los Estados Unidos fueran agregadas a nuestra
repblica. Ese ha sido un largo sueo, una
aspiracin largamente acariciada. He preparado a
mi hijo Fromheim para que en el futuro pueda
presentarse como candidato a la presidencia de
Estados Unidos. Esa es la razn por la que quise
que naciera all, esa misma fue la razn por la que
estudi tambin all. He concentrado mi fuerzas
en dominar el mundo periodstico norteamericano
para que algn da pueda presentarse con todas las
ventajas.
S que pensareis algunos que conseguir la
presidencia de ese pas por parte de un europeo es
algo casi imposible. Pero recordad que el
concepto de nacionalidad ya est muy diluido.
Estad tranquilos, tened siempre presente que una
cuarta parte de los norteamericanos son europeos
naturalizados. Ya ha habido varios gobernadores,
varios congresistas, que han alcanzado sus puestos
a pesar de sus orgenes. Tranquilos, disponemos
de muchos ases en la manga. Este plan lo hemos
estudiado juntos desde hace aos con todas las
maniobras posibles, por supuesto han de ser
ocultadas incluso al senado europeo. Que
logremos mantener el secreto depende de que no
sea conocido ms que por el menor nmero de
personas. El objetivo de esta grabacin es que
presten todo el apoyo posible a mi hijo, sin que ni
planee en sus mentes ni una pequea sombra de
duda acerca de a quin sirve realmente. El futuro
emperador de la Repblica Europea lo ser
tambin de la Repblica de los Estados Unidos de
Norteamrica.
As que obedzcanle sin fisuras, a pesar
de lo que quiz tenga que decir en la campaa
electoral. Las palabras se las lleva el viento. Me
despido deseando que un nuevo orden mundial
nazca de todos nuestros proyectos. Hail! -se
despidi levantando el brazo a la romana.
La grabacin finaliz, los sorprendidos
generales guardaron silencio para escuchar que
ms tena que decirles Fromheim. A partir de
aquel da ya no tendran ninguna duda sobre las
verdaderas intenciones del presente emperador.
-
18
CAPITULO
IV
3 de septiembre
a un mes del da de las elecciones
ao 2182
romheim Schwart entraba acompaado de
su mujer Calpurnia en la lujosa suite de un
hotel de Washington. Los dos volvan
vestidos de gala de una recepcin
organizada por el Crculo Americano de
Empresarios. Fromheim se desabrochaba su traje
mientras su mujer se quitaba los pendientes en el
lavabo. Ella perteneca al tipo de mujer presidenta
que algunos mandatarios tienen que aguantar.
Durante todo el camino de vuelta al hotel, no
haba hecho ms que decirle lo que tena que
haber hecho y dicho en la fiesta. La verdad era
que constituan un matrimonio bastante fracasado.
Y si no se haban lanzado los trastos a la cabeza,
era por conveniencias de apariencia. La esposa
entr en la habitacin, mientras Fromheim se
levantaba de la cama donde se haba sentado, y le
deca tono meloso:
-Tengo una sorpresa para ti.
Ella se volvi hacia l con mirada
sorprendida. Fromheim de pi cogi una bolsa
negra de viaje y meti la mano sujetando algo
dentro.
-No s si ensertelo -dijo jugueteando,
sonriendo, pero sin sacar la mano del interior de la
bolsa.
-Venga no seas tonto -le reprendi
Calpurnia siempre pronta a perder la paciencia.
-No s, no s -segua jugando con la mano
dentro de la bolsa.
-Mira si sigues haciendo el imbcil me
marcho maana a Europa y la campaa te la haces
t solo.
Fromheim sac la mano de la bolsa y los
incrdulos ojos de su esposa vieron que lo que
sostena era una pistola con la que su marido le
estaba apuntando directamente al pecho.
-Querida -dijo framente Fromheim-,
sabes lo que aumentara el afecto popular hacia
m si maana los titulares de todos los noticiarios
anunciasen: Ayer por la noche se produjo un
atentado contra el candidato Fromheim. Dos
gansters con pasamontaas trataron de darle un
tiro en la suite de su hotel. l sali ileso, pero su
mujer fue asesinada
Durante unos segundos Calpurnia le mir
sin dar crdito a lo que oa, pareca una broma
pesada. Pero unos instantes despus de mirarse a
los ojos en silencio, se dio cuenta de que l la
segua apuntando y de que la cosa iba en serio.
-Ooh -exclam estupefacta Calpurnia. Era
un quejido lleno de dolor por la traicin de su
esposo-, seras capaz?
-Te aseguro que en la puerta, por fuera,
estn esperando ya dos agentes del servicio
secreto para acabar de completar los destrozos en
la habitacin de la supuesta accin de la mafia.
Calpurnia empez a llorar. Su marido trat de
consolarla, con delectacin ante el sufrimiento de
aquella arpa que haba sido su mujer durante
catorce aos-.Vamos, vamos, querida, nuestro
matrimonio fue de conveniencia, nunca nos
quisimos. En realidad menos que eso, me has
dado bastante mala vida hasta el da de hoy. Con
eso hubiera bastado para que yo te repudiara. Pero
el hecho de que hace varios meses, cuando
anunci que me iba a presentar a candidato a la
Presidencia, me amenazaras con desvelar trapos
sucios si no condescenda con toda la lista de
caprichos que me presentaste... -Fromheim se iba
poniendo furioso paulatinamente a medida que
hablaba-. Entonces, no slo me decid, sino que,
incluso, resolv que cuando fuera a realizar la
accin, la hara yo mismo, con mi propia mano. Y
no slo eso, hice el propsito de que cuando lo
hiciera, adems, te anunciara yo mismo tu final.
-From -dijo su esposa arrodillndose
delante entre lgrimas-, From... he sido muy
mala, muy mala contigo. Pero ahora quiero
cambiar. Dame tiempo y te demostrar lo buena
esposa que quiero ser contigo.
Calpurnia era una serpiente, no tena
ninguna intencin de cambiar, pero se daba cuenta
que slo tocndole el corazn caba alguna
posibilidad de salvarse. Pareca que el rostro de
Fromheim se comenzaba a conmover.
F
-
19
-Querida -exclam suavemente el marido
dndole una esperanza de vida.
En ese momento dispar con toda
frialdad. Apenas hizo ruido el disparo, el largo
tubo del silenciador funcion perfectamente. Un
golpe seco, y el cuerpo de la esposa cay al suelo
desplomado. Sobre el suelo geomtrico decorado
con intensos rombos blancos y negros, la bella
emperatriz vestida de azul celeste se convulsion
leve y silenciosamente. El uxoricida se volvi
tranquilamente hacia la puerta, de pronto record
que en los atentados se dan varios disparos para
tener ms seguridad de haber cumplido la misin.
As que retrocedi y le dio tres disparos ms sobre
la espalda. El cuerpo se sacudi en el suelo a cada
disparo. La mano, el brazo de su esposa aun se
movi ligeramente.
Acabado el trabajo, sali de la habitacin
y tras atravesar dos salas ms, pertenecientes a la
suite, abri la puerta. Los dos agentes entraron sin
decir nada y se encargaron del resto.
El mundo todava no lo saba, pero en el
mismo da, casi a esa hora, su mayor adversario
en la campaa caera vctima de otro atentado. La
prensa dira que se haba intentado acabar con los
dos mejores candidatos. Eliminado ese adversario,
Fromheim saba que todos los restantes eran
personajes menores. Saba tambin que a ro
revuelto, ganancia de pescadores. Cuanto mayor
ambiente de inseguridad se creara, el Partido del
Orden saldra beneficiado electoralmente. El
partido de Fromheim haba centrado su campaa
en la necesidad de poner orden a todos los
desmanes de la mafia y la corrupcin. As que
todo esto le beneficiaba. De hecho, gran parte de
los atentados e infinidad de las amenazas que
estaban sufriendo las principales ciudades de
Estados Unidos haban sido orquestadas por l
mismo. Aunque slo un par de acciones
verdaderamente grandes haban sido ejecutadas
directamente por agentes del servicio secreto
europeo. Sus servicios secretos estaban
suministrando informacin y material de ltima
generacin a grupos terroristas. Ellos eran los que
se encargaban de aquel trabajo tan sucio. Cada
grupo tena sus motivaciones, sus particulares
razones para la venganza y la lucha. Ellos eran la
mano ejecutora de un caos que era su mejor
campaa electoral.
La poblacin entera se conmocion al
conocer el atentado contra la esposa. Fromheim
ejecut una perfecta obra de teatro con lgrimas,
discursos encendidos supuestamente
improvisados, y una actuacin y unos gestos en el
entierro de la emperatriz verdaderamente
pensados para tocar la fibra sentimental de la
gente que viera en directo en sus hogares aquella
ceremonia. Entierro televisado que fue todo un
espectculo destinado a conmover todos los
corazones. El resultado de todo eso fue un gran
ascenso de Fromheim en la intencin de voto. Sin
embargo, no estaba del todo satisfecho. A esas
alturas de la campaa, volva a descubrir una y
otra vez que la poltica es una cuestin en la que
la suerte influye decisivamente. Haba cuidado
todos los detalles, sus planes se iban cumpliendo
perfectamente, haba tocado todos los resortes
posibles y, sin embargo, a pocas semanas de las
elecciones la diferencia de votos con uno de sus
contrincantes segua siendo muy ajustada. A esas
alturas y a pesar de todas las ventajas con las que
haba contado se daba cuenta de que la suerte, en
el ltimo momento, poda decantar la victoria a
favor del otro.
-
20
CAPITULO
V
Un mes y medio despus.
Enfrente del Congreso de Estados Unidos.
-Juro solemnemente -dijo el presidente del
Tribunal Supremo.
-Juro solemnemente -repiti Fromheim
con la mano derecha alzada.
-Proteger, defender y custodiar la
Constitucin de los Estados Unidos de Amrica..
-Proteger, defender y custodiar la
Constitucin de los Estados Unidos de Amrica.
-As me ayude Dios.
-As me ayude Dios.
El Presidente del Tribunal Supremo con
su toga negra, con su sonrisa, con su pelo blanco,
estrech calurosamente la mano de Fromheim.
Fromheim Schwart quedaba investido el XCVIII
Presidente de la Repblica de los Estados Unidos
de Norteamrica.
Tras los discursos, un cuarto de hora
despus, resonaba en el aire, alegre y atronadora,
la explosin de Barras y Estrellas, marcha tocada
conjuntamente por las bandas de los tres ejrcitos.
Los guantes blancos de los marines suban y
bajaban siguiendo el paso militar. Detrs de ellos,
las flautas traveseras tocando marchas del tiempo
colonial. Precediendo a todos, ondeaba la ms
antigua bandera que se conservaba en la Nacin,
seguida de otras cien banderas que, llevadas en
formacin compacta, conformaban un ro
rojiblanco colmado de estrellas de cinco puntas.
En lo alto de la tribuna, la esbelta y hiertica
figura del presidente, con la mano en el pecho,
con la mirada al frente. La Avenida de Pensilvania
se hallaba en el climax del fervor patritico.
Dos horas despus la fiesta de investidura
haba acabado y el nuevo presidente se diriga a la
Casa Blanca, su nuevo hogar. Poco minutos
despus, se sentaba slo y agotado en el cmodo
silln de un Despacho Oval sumido en medio de
la penumbra de una luz diurna que iba
atenundose por momentos.
Fromheim respiraba por fin en paz. La
ltima semana haba sido de rdago. A punto
haba estado el Congreso de anular la campaa
electoral y posponer las elecciones. En el ltimo
momento el anterior presidente se haba vuelto
contra Fromheim realizando las ms terribles
acusaciones. Hasta el final de la campaa, la
indecisin del electorado fue espantosamente alta.
S, la suerte haba jugado un papel decisivo al
final y cualquier resultado pudo ser posible.
Aquella misma tarde recibi en ese
despacho a los agentes de los servicios de
inteligencia del Imperio para comunicarles
pequeos retoques en el calendario de acciones a
realizar. Muchos proyectos se amontonaban en la
mesa del nuevo presidente, pero el plan nmero
uno era: desmontar la democracia en Estados
Unidos.
En las semanas siguientes procedi a
cambiar la cpula de todas las administraciones
pblicas por hombres del Partido. El Presidente
actuaba con toda cautela y prudencia, ante la
opinin pblica pareca tan solo un hombre
ocupado al 100% en acabar con el poder oculto de
la mafia en la administracin gubernamental.
Aquel cambio de guardia a nadie extra, haba
sido anunciado repetidas veces en campaa, haba
que acabar con el clientelismo de los polticos y
de la cosa nostra en la burocracia.
Seis meses despus, se celebraba una
sesin conjunta del Congreso y el Senado. Todos
los congresistas y senadores estaban ya en la gran
sala bajo la bveda central o andando por los
pasillos del edificio del Congreso.
La aeronave presidencial, a treinta
kilmetros de distancia, se encaminaba con
retraso hacia el edificio del Capitolio. De pronto,
en el radar del Aeropuerto Dulles aparecieron tres
cazas pertenecientes al Ejrcito del Aire. Surcaron
a baja altura Washington. A poca distancia de la
fachada principal del Congreso, los tres cazas sin
detenerse dispararon tres misiles. Un segundo
despus, el blanco edificio de mrmol volaba por
los aires acribillado por los misiles. El Capitolio
desapareca en medio de tres grandes esferas rojas
-
21
de fuego que se expandan, que arrasaban
inmisericordes cuatrocientos aos de historia.
Uno de los cazas se desvi y envi un
cuarto misil contra el edificio de Tribunal
Supremo que se encontraba detrs del Congreso.
El edificio del Tribunal Supremo tambin salt
por los aires en medio de una devastadora onda
expansiva de fuego. Nada ms lanzar el cuarto
misil, los tres cazas, a la mxima velocidad,
cuatro veces la velocidad del sonido, se
dispersaban cada uno en una direccin. Un minuto
despus, se estrellaban no sin que antes los pilotos
se lanzaran en asientos eyectables.
Los turistas que recorran el Mall, el gran
corredor de csped delante del Congreso, no
podan creer lo que vean sus ojos. Donde antes se
eriga el Congreso, ahora se levantaba una gran
columna de humo, en cuya base se medio
adivinaban los restos de las ruinas de lo que hubo
antes all. Las calles cercanas al Congreso se
llenaron de funcionarios que salan de los
edificios ms prximos. Algunos transentes
corran, otros se haban quedado paralizados y no
se movan, sin dar crdito a lo que vean. La
polica corra hacia el Capitolio en ruinas, no
poda hacer nada. Algunos turistas caan al suelo
de rodillas desconsolados, otros se abrazaban para
consolarse. Miles y miles de personas salan de
los edificios de la Avenida Pensilvania para
acercarse al edificio derruido sin poder creer lo
que vean.
Una hora despus, la Nacin vea como su
Presidente les comunicaba en la televisin que
todos los congresistas, senadores y miembros del
Tribunal Supremo haban fallecido. Slo haban
quedado con vida seis de entre todos ellos, por
estar enfermos en sus casas o fuera del Edificio.
El ataque haba sido grabado en vdeo por
varios turistas, imgenes que aparecieron en
televisin una y otra vez. Y todo el mundo se
pregunt por qu haban sido cazas de las Fuerzas
Areas de Estados Unidos los que haban atacado.
El Presidente explic que aquel atentado haba
intentado acabar tambin con su vida y que slo el
retraso de la nave presidencial le haba salvado.
Anunci que inmediatamente se investigara por
qu no haban funcionado ni el sistema
antimisiles, ni el sistema de exclusin area que
exista sobre toda la ciudad. En este da tan
luctuoso les dijo el Presidente-, un da que no
olvidar la historia, nicamente puedo
asegurarles una cosa: hoy los Estados Unidos se
ponen en pe para asegurarse de que los que han
organizado esta infamia se arrepientan de haber
nacido!
Al da siguiente, los veinte generales que
integraban la cpula del Estado Mayor eran
sustituidos por miembros del Partido. La
explicacin que se dio para explicar el cambio al
completo de la cpula de Estado Mayor fue que el
ataque haba sido organizado por algunos de esos
generales. Para que, eliminados todos los poderes
polticos, el Ejrcito tomara las riendas de la
situacin. El Secretario de Defensa explic que
como no se saba quines haban participado y
quienes no, cautelarmente se tomaba la decisin
de sustituirlos a todos durante un ao. Era una
medida cautelar y provisional. Se insisti en que
los generales sustituidos seran reintegrados en el
mismo puesto al expirar ese plazo de tiempo
concedido a la investigacin.
Como era lgico, el ataque haba sido un
xito porque se realiz con la informacin
accesible a los colaboradores del nuevo Secretario
de Defensa. Adems se hizo coincidir la sesin
conjunta de congresistas y senadores justo en el
da en que con total certeza se saba que todos los
miembros del Tribunal Supremo iban a estar
reunidos. El retraso de la nave presidencial estaba
perfectamente calculado. El Presidente saba que
en aquel edificio haba varios congresistas del
Partido del Orden, adems de otros muchos cargos
menores que trabajaban all y que pertenecan
asimismo al Partido, pero haba que sacrificarlos.
Y lo hizo sin contemplaciones.
La Nacin estaba consternada. Pero para
acabar de completar el cuadro de consternacin,
aquel mismo da agentes del FBI entraban en los
despachos de dos generales del Estado Mayor y
decan haber hallado documentos (perfectamente
falsos) con todo lujo de detalles sobre el supuesto
golpe de Estado que iba a ser perpetrado por parte
de los generales del Estado Mayor.
Entre menos de veinte personas del
Ministerio de Defensa y catorce del FBI haban
orquestado un plan tan perfecto que los mismos
-
22
generales y la opinin pblica no saban qu
pensar. Una inmensa sospecha se instal en las
mentes de la Nacin. Pero los ciudadanos por s
solos no podan descubrir la verdad de una trama
tan compleja, y los mecanismos del Estado
encargados de investigar esa trama haban sido
extirpados.
CAPITULO
VI
Palacio Imperial de Roma
2 meses despus.
odos los generales del Estado Mayor de la
Repblica Europea con uniformes de gala
escuchaban en una grandiosa sala las
palabras de su emperador. En cuanto
acabara, una gran fiesta tendra lugar en el ala
norte del Palacio con el resto de los invitados que
ya aguardaban all,. El emperador Fromheim
estaba ahora en mitad de su discurso:
-Ya mi padre, el extinto emperador
Kurheim, me dijo siendo yo un pequeo: es una
pena que a veces las ms grandes victorias no
puedan celebrarse con una marcha triunfal en las
calles de la Urbe. S, no entend entonces aquellas
palabras. Ahora las entiendo y les agradezco a
todos ustedes su fidelidad en estos dos ltimos
aos en que apenas he podido dirigir
personalmente los asuntos del Imperio.
Estados Unidos, desde que me hice cargo
de su mxima magistratura, por fin goza de un
perfecto estado de paz ciudadana. Nunca ha
habido tanta seguridad en sus calles, nunca se han
cometido tan pocos delitos. La idea de que la
justicia es rpida, eficaz y contundente se ha
instalado hasta en la mente de los facinerosos.
Muchos all dicen me ven como un
dictador. Pero si en muchos no existe amor hacia
mi persona, por lo menos, existe una cierta
resignacin al hecho de que de momento no se me
puede apartar de mi puesto. Las lites pensantes
se han dado cuenta por fin, de que sacarme
supondra una guerra civil, en la que un bando
tendra todo el apoyo de Europa. Mejor una
nacin y un dictador, que sin dictador pero sin
nacin es un dicho que corre de boca en boca
entre los descontentos. Tericamente, los Estados
Unidos siguen siendo una democracia, slo que el
sistema electoral est en suspenso
transitoriamente. Se seguirn celebrando comicios
para elegir alcaldes, fiscales, sheriffs y
T
-
23
gobernadores. Tan solo las elecciones para el
Senado y el Congreso y para la Presidencia
quedan pospuestas.
Por supuesto la cpula militar anterior no
ha sido reintegrada a ninguna funcin activa. Por
supuesto las elecciones presidenciales del pasado
ao han sido las ltimas de la historia. Cuando se
acerque la fecha que he garantizado como tope
para que se celebren las primeras elecciones al
Congreso, anunciar que se posponen un tiempo
hasta que pueda asegurar la seguridad de los
candidatos.
Mucho me hubiera gustado que fuera una
divisin de mi Guardia Pretoriana la que
custodiase la Casa Blanca. Pero los tiempos
todava no estn maduros para eso. He tomado el
poder, pero hasta el momento en nada he ofendido
el sentimiento de orgullo nacional, y as seguir.
Cuando yo haya permanecido seis aos en
el poder, har vicepresidente a mi hijo, ahora tal
nombramiento resultara muy duro de aceptar. Y a
partir de ese momento, como norma general, mi
idea es que cuando yo est en tierra imperial el
vicepresidente estar en la Casa Blanca. Y cuando
yo pase una temporada en Estados Unidos, mi hijo
volver a la Urbe a ponerse al tanto de los asuntos
imperiales.
Cules son mis planes para el futuro?
Por un lado, que el Partido siga aumentando sus
ramificaciones por todo el tejido social de la
nacin americana, para dominar todos los resortes
que tengan alguna influencia. Por otro lado, ir
implantando partidos del orden en todos los
dems pases del continente americano. No creo
que volvamos a ganar las elecciones en ni un solo
pas ms, en el extranjero las cosas se ven como
realmente han sido. Pero todo el poder del
Imperio y de los Estados Unidos volcados en un
pequeo pas puede ser suficiente para
desestabilizarlo de tal modo que pequeas lites
favorables a nosotros logren, si no el poder, al
menos una influencia notable.
El Emperador, que continu hablando un
rato ms, se retir al final de la tribuna en medio
de los aplausos de todos los generales que se
ponan en pie. Instantes despus, todos salan de la
sala para participar en el cctel. Ni una palabra
acerca de lo odo en la sala saldra de las bocas de
aquellos cincuenta generales.
CAPITULO
VII
l senador Ford era ya un venerable
anciano con 86 aos. Vestido con su bata
estaba sentado junto al fuego en una de
sus casas de campo. Por el gran ventanal
se vea que fuera estaba lloviendo intensamente.
Su nieto de diecisis aos, se sent junto a l
encima de la alfombra.
-Abuelo, sigues siendo senador?
Su abuelo le mir sorprendido. Era la
tpica pregunta que no vena a cuento y que
cualquier nieto te puede hacer despus de haber
escuchado un retazo de conversacin entre
adultos.
-Pues... tericamente... como no se han
vuelto a celebrar elecciones, cabra pensar que s.
Hasta que no se vuelvan a celebrar y alguien no
me quite el escao, soy el ltimo senador de los
Estados Unidos -acab su afirmacin asintiendo a
sus propias palabras con orgullo. El ultimo
senador!
-Por qu eres el ltimo?
-Pues porque el da de la Gran
Conmocin -as se conoca al atentado contra el
Congreso- yo estaba en cama con 39 de fiebre.
Nunca una gripe haba sido ms
beneficiosa para la salud.
-Y ya no hay ms senadores?
-No, todos, los pocos que quedaban, han
ido muriendo de viejos. El edificio del Congreso
no se reconstruy. Ahora es un bello jardn de
csped con grandes ruinas de mrmol.
-Pero por qu no se reconstruy?
-Si se hubiera reconstruido el edificio,
alguien le hubiera preguntado al que manda que
cundo lo llenaba.
A base de responder preguntas a su nieto,
el abuelo tuvo que hacer respaso de los ltimos
veinte aos. El primero de los Presidentes con
Poderes Especiales fue Fromheim. Gobern unos
30 aos el Imperio y 9 nuestra nacin. Despus
contrajo un cncer incurable. Desde que tuvo
E
-
24
conocimiento del cncer, prepar el traspaso de
poderes a su hijo, que era el vicepresidente.
Cuando muri el padre, el hijo fue el segundo
Presidente con Poderes Especiales. Fue un
traspaso de poderes tal como manda la
Constitucin. Si muere el Presidente, el
Vicepresidente toma las funciones del primero.
As se puede continuar indefinidamente. Lo nico
anticonstitucional era la dilacin de las elecciones.
Su hijo Hirsen gobern el Imperio y
nuestro pas durante 5 aos. Despus un
norteamericano amante de la democracia le peg
un tiro un da que amable estaba saludando a la
multitud y estrechando manos. Aquel exaltado
crey que el regicidio era la terapia de choque
para que el sol de la democracia volviera a brillar
en todos los horizontes. Yo le hubiera aconsejado
que leyera Claudio, el dios de Robert Graves. Lo
nico que logr fue que el vicepresidente tomara
el mando. El asesinato incluso aument la
popularidad de la nueva institucin presidencial.
A la imagen de una institucin tan opresiva lo
nico que le faltaba era una cierta dosis de
victimismo.
-Y al asesino... le torturaron? Le
hicieron morir de mala muerte? -pregunt con un
cierto tonillo sdico el nieto.
-Por favor!!, estamos en una nacin
civilizada. Por supuesto que no. Le juzgaron y no
s como se las arreglaron, pero le hicieron
confesar que haba toda una conspiracin detrs
de su accin. La vieja patraa de las fuerzas
oscuras por la que los presidentes con poderes
especiales estaban ah para protegernos. Muri
ejecutado con una inyeccin letal. Y no consigui
otra cosa ms que aumentar las normas de
proteccin alrededor de los presidentes. Es lo que
suele pasar cuando el pato Donald se mete a
Bruto.
El hijo del emperador Hirsen slo tena 8
aos. El nuevo presidente USA era un miembro
de la familia imperial, pero l no era el
emperador. El Senado del Imperio y el Ejrcito
decidieron que el nuevo emperador sera Holbein
y no el que ahora detentaba el cargo de presidente.
As que Holbein oficialmente tom el cargo de
vicepresidente de Estados Unidos y
extraoficialmente el mando del presidente. Dicho
sea de paso, aquel presidente ttere, que dur tan
poco, era el hombre ms ratonil e indeciso del
mundo. Tres meses despus dimiti y el
emperador Holbein pas a tener no slo el poder
efectivo sino tambin el cargo de presidente.
-Abuelo, y por qu no te rebelaste contra
Fromheim y luchaste por la libertad?
Su abuelo le mir con fingida sorpresa y
despus con falsa indignacin.
-Jovencito, cuando uno es joven cree que
todo se reduce a gritar Libertad!, Libertad!, y
que todos los muros caern y las puertas se
abrirn.
En cuanto me repuse de mi gripe no tuve
otra idea en mi cabeza que restaurar la
democracia. Pero adems de jugarme el pellejo,
quera jugrmelo con inteligencia. As que decid
esperar. Esperar y estudiar la situacin y aguardar
el momento ms propicio. Pero cuando empez a
pasar el tiempo y vi que la gente no haca nada.
Porque la gente no estaba contenta, pero no haca
nada. Cuando vi que Fromheim sala a la calle y
siempre haba quienes le vitoreaban. Cuando vi
que los sondeos de opinin no le eran totalmente
desfavorables. Entonces me pregunt si adems de
perder el cuello, haba alguna posibilidad de
conseguir algo.
As que me retir bien lejos. Y para que
nadie en la Casa Blanca sospechara, me compr
una casa de campo en los Pirineos, ni ms ni
menos que en una provincia imperial, en Espaa.
Y desaparec de la escena durante unos cuantos
aos. Despus cuando volv a mi patria me cuid
muy mucho de hacer otra cosa que cuidar de mis
negocios. Comprendido, mozalbete? A ver si
heredas algo de mi sentido comn.
Durante unos momentos, las palabras del
antiguo escritor ingls resonaron en la canosa
cabeza del senador:
Ya sabes qu sucede cuando uno habla de
libertad. Todo parece hermosamente sencillo.
Uno espera que todas las puertas se
abran y todas la murallas se derrumben.
Su nieto lleno del ardor de la juventud le
miraba con escepticismo, sus ltimas palabras
parecan a sus ojos una claudicacin. Su abuelo
percibi qu haba detrs de aquella mirada.
-Hijito, s que no soy un hroe. Si hubiera
sido un hroe no tendras a tu abuelo aqu sentado
para contarte esta historia. El tiempo estaba
-
25
maduro para una dictadura. Un hombre no puede
cambiar un Pueblo. La maquinaria de la
democracia no funcionaba, yo slo no poda
cambiar toda la maquinaria. Yo no poda cambiar
la marea de la historia. Hubiera dado mi vida por
la libertad, pero no la dara slo porque dijeran
que lo haba intentado. Aquello no tena
posibilidades.
-As siempre con los tiranos, reza el
lema del escudo de Virginia, replic orgulloso y
testarudo el nieto. El escudo del estado de
Virginia muestra a un tiranicida despus de haber
perpetrado su accin.
El abuelo mir a su nieto. Esos aires
libertarios procederan de algn gen de la rama
materna o de la paterna?
-Los jvenes como t -le advirti el
abuelo- acaban formando parte de las cpulas
gobernantes cuando un antiguo rgimen est en
declive. Pero acaban arruinando sus vidas cuando
un imperio est emergiendo. Me temo que has
nacido en la poca de un imperio emergente, y tu
caso ser el segundo.
Te lo pido por favor, que no te ronde la
cabeza el entrar en algn grupo poltico
clandestino. Dentro de cincuenta o cien aos el
edificio estar lleno de grietas, entonces te
aconsejara que entrases en la disidencia, habras
sido quiz parte de la nueva generacin en el
poder. Pero ahora el Imperio se consolida. Te lo
asegura un viejo zorro de la poltica.
-Puedes estar tranquilo, no pertenezco a
ninguna, ni he asistido a ninguna reunin
mitinera.
-Muy bien. Recuerda, siempre hay tiempo
para la revolucin. T hazte un sitio en la vida.
Por ahora la institucin de la Presidencia con
Poderes Especiales se ha consolidado. Fromheim
fue un genio. Qu bien hablaba! Fue un Julio
Cesar... y un Maquiavelo.
-Y un Hitler.
-S, fue Julio Cesar, Maquiavelo y Hitler a
la vez. El cre el estado ms grande que ha
conocido la humanidad. Logr hacer posible lo
que a todos pareci imposible: la unin de los
Estados Unidos con la Repblica Europea... s, l
cre la Bestia. Un Estado que posee el 68% del
producto nacional bruto de todo el planeta, un
Estado que tiene en sus fronteras el 53% de la
poblacin mundial. Nunca ha habido tanta
concentracin de poder.
-Abuelo, no pertenezco a ninguna
asociacin poltica pero creme el futuro ser
democrtico.
El abuelo se ci mejor el cinturn de
lana de la bata. Despus, mientras se segua
arreglando la bata, dijo:
-Una vez un profesor mo, en la
universidad, en medio de la clase coment: qu
misterioso me ha parecido siempre el hecho de
que un hombre pueda mandar a otro hombre.
Hasta entonces nunca me haba planteado ningn
interrogante acerca de eso. Pero despus, a solas,
me detuve a pensarlo y me di cuenta de lo
sorprendente que es el que un hombre tenga
dominio sobre otro. El que un hombre tenga
dominio sobre la voluntad de otro hombre libre.
Un ser humano sobre otro ser humano fuera el
aguacero creca en intensidad, las nubes estaban
terriblemente oscuras-. S, el futuro ser
democrtico y se qued mirando a los troncos
ardiendo en la chimenea-. Qu te parece una
partida de ajedrez?
-Prefiero una partida de marcianitos en el
ordenador, hace?
-Venga el chico fue a por la consola de
juegos. El abuelo le grit-: Dile a tu madre que
nos traiga unos crepes con chocolate de los que
sobraron ayer.
Abuelo y nieto se acomodaron ante la
amplia pantalla de televisin. Haba que reconocer
que el juego del ajedrez era demasiado tradicional
(casi hasta monrquico) para el nieto. Su sangre
joven necesitaba matar marcianitos. Despus de la
conversacin con su abuelo, necesitaba aniquilar
algo. Un par de nietos, que casi no saban andar,
se acercaron al abuelo y se aferraron al borde de
su bata. Las alegres voces de la escena familiar se
alejaron por el pasillo.
na partida en la pantalla, mientras otra
partida mucho ms importante tena lugar en
el Palacio Imperial.
El emperador Holbein yaca agonizante en
su lecho. Un apenas audible estertor surga cada
vez ms espaciado de su pecho. La cama regia
U
-
26
ocupaba el centro de la gran alcoba. Alrededor de
la cama en pi los principales generales en
uniforme militar. Un silencio atento dominaba el
ambiente.
Diez minutos despus, el Emperador daba
el ltimo suspiro cavernoso. El mdico palatino se
acerc calmadamente y le tom el pulso. Una
mirada fija al Jefe del Estado Mayor. El general
no necesit ninguna palabra. Holbein Schwart
Germanico Druso haba fallecido. El General
recorri con su mirada a todos sus colegas y sin
decir una palabra se dirigieron a la sala contigua.
En la sala contigua estaba un muy ocupado
vicepresidente de Estados Unidos. El
vicepresidente, un hombre delgado de unos
cuarenta aos, era el hijo del fallecido y estaba
disponiendo todos los asuntos de Estado y
relativos al entierro de su padre.
Sin decir una palabra, tres generales de
los que acababan de salir de la habitacin del
moribundo se pusieron delante y vaciaron los
cargadores de sus pistolas sobre l . El
vicepresidente cay de bruces sobre los papeles de
la mesa. Su pecho ensangrent todos aquellos
impresos de rdenes presidenciales. Sobre los
membretes oficiales la sangre lo salpic todo.
Nadie lo saba en Palacio pero los generales
haban decidido que el nuevo emperador sera el
yerno del emperador Holbein, Viniciano, ministro
de defensa y senador del Imperio. El nuevo
emperador no perteneca a la dinasta de los
ltimos tres emperadores, sino a la dinasta
Staufen. Los periodistas pronto averiguaron que
era un hombre poderossimo en influencias y
dinero, pero tambin era uno de los hombres ms
misteriosos del entorno del fallecido emperador.
Todos lo aceptaron con sorpresa pero sin
discusiones. El nuevo dirigente se dedic durante
el medio ao siguiente a reforzar su posicin y a
trabajar en silencio casi sin perder tiempo en
intervenciones pblicas.
CAPITULO
VIII
27 de noviembre del 2207
6 p.m.
Arzobispado de Berln
l vetusto edificio del arzobispado se
levantaba en medio de una calle cntrica
de la ciudad. En la tranquila calle, justo
delante de la fachada principal, se
posaron un grupo de aeronaves de la polica. De
las aeronaves comenzaron a salir medio centenar
de agentes. Todos iban fuertemente armados y
enfundados en sus chalecos antibalas a modo de
negras armaduras. Sin prisas, unos entraron por la
puerta principal, mientras el resto rodeaba el
edificio.
En el vestbulo, tras el mostrador, el
portero se levant sobresaltado al ver entrar a
cinco miembros de la seguridad imperial seguidos
de docenas de agentes.
-Qu... qu pasa? -pregunt el portero.
-Haga venir al canciller del obispado -
orden seco el inspector al mando.
Nervioso tecle en el telfono el nmero
del despacho del canciller.
-Padre Wilheim... no se lo que pasa pero
el vestbulo est lleno de policas, y el que est al
mando ha pedido que baje un momento.
Al poco, un sacerdote con sotana baj por
las escaleras que daban al vestbulo.
-El canciller? -pregunt el inspector.
-S, qu sucede?
-Tengo orden -dijo extendiendo un papel
sellado- de que me conduzca hasta los archivos
donde guarden los libros de bautismo.
Instantes despus, el canciller,
acompaado de otros dos sacerdotes y seguido del
inspector y la polica, entraba en los archivos.
-Estos son los libros de bautismo? -
pregunt el inspector sealando los anaqueles.
-S, qu es lo que vienen buscando?
E
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27
-No tienen estos libros introducidos en
alguna base informtica? -pregunt el inspector
sin molestarse en contestar la pregunta formulada.
-S, all... esa caja metlica contiene todos
los discos.
-Todo est all?No hay ms?
-Pues no -contest tras mirar
interrogadoramente al otro sacerdote que asinti.
-Muy bien -coment el inspector-. A ver -
dijo dirigindose a los agentes que le
acompaaban-, poned veinte guardias que vigilen
estas salas y los pasillos de alrededor. Desalojad a
la gente que trabaja aqu, y que el resto de los
guardias comience a sacar los libros y los discos
informticos.
-Perdone -se acerc atnito el canciller-,
quiz no he entendido bien... se llevan los libros?
-S, nos lo llevamos todo -respondi fro y
seco el inspector, mientras otro agente le