Ciclos Apocalipticos Padre Fortea

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1 CYCLVS APOCALYPTICVS __________________________________________________________________________________________________________ Historia de la Era del Apocalipsis año 2181-2213 J.A Fortea

Transcript of Ciclos Apocalipticos Padre Fortea

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    CYCLVS APOCALYPTICVS __________________________________________________________________________________________________________

    Historia de la Era del Apocalipsis ao 2181-2213

    J.A

    Fortea

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    Editorial Dos Latidos

    Impreso en Zaragoza, Espaa

    Benasque (Espaa) 2012

    Copyright Jos Antonio Fortea Cucurull

    www.fortea.ws

    versin 4

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    CYCLVS APOCALYPTICVS

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    La tierra era yermo y vaco,

    y las tinieblas cubran la superficie del Ocano,

    mientras el espritu de Dios se cerna sobre la faz de las aguas.

    Antes del Principio era la

    Nada. Las fras oscuridades

    llenaban los extensos vacos

    del no-ser. Ante mis ojos se

    desplegaba el inacabable

    desierto de una negrura sin fin.

    Pero no haba ojos. Mis alas

    podan volar all donde se

    perda la vista, podan avanzar

    en un suave aleteo por nada

    impedido durante jornadas y

    jornadas... para hallar ante s

    la misma impenetrable y negra

    oscuridad que haban dejado

    atrs. Pero no haba atrs.

    Poda volar a lo alto

    elevndome en una ascensin

    interminable, o dejarme caer

    planeando hacia un fondo que

    los siglos jams tocaran.

    Poda dirigirme hacia

    septentrin o el austro, hacia

    levante o hacia el ocaso. Pero

    no haba puntos cardinales.

    Nada nunca se haba levantado

    en el horizonte, porque no

    haba horizonte. Aquellos

    espacios pletricos de vaco

    nunca haban contemplado el

    ocaso de algo. Todo estaba

    inmerso en el eterno cnit de

    la nada.

    El austro y el septentrin se

    hundan en un horizonte

    inexistente. Mis pies buscaban

    el suelo en un ocano sin

    fondo, mis ojos miraban

    adonde se podra salir a flote.

    Pero aquellas aguas no tenan

    techo. Eran los inmutables

    abismos de los ocanos del

    vaco. Todo se hallaba

    sumergido en los mares del

    silencio.

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    CAPITULO

    I

    ausadamente el monje iba escribiendo los

    gruesos trazos de letra gtica en una parte

    de la pintura. La pintura representaba a la

    Virgen Mara con el Nio en brazos, en

    medio de una representacin esfrica del mundo y

    del universo romnico. La letra, uniforme, llena

    de equilibrio, gtica tirando a merovingia.

    El po religioso en hbito negro,

    benedictino, trabajaba inmerso en un total y

    absoluto silencio. Slo flotaba en el ambiente el

    rumor lejano de las voces de los novicios

    ensayando un himno gregoriano. El monje levant

    la cabeza del escriptorio, alrededor de l slo las

    paredes de piedra, una cama y un pequeo estante

    con libros. Sus ojos estaban cansados. Sit nomen

    Domini benedictvm, musit entre labios. Siempre

    que interrumpa su labor unos segundos para

    descansar, gustaba de decir una jaculatoria.

    Pausadamente el anciano corri la silla sin

    hacer ruido y se levant hacia la ventana. Mirar a

    lo lejos era el mejor descanso para sus pupilas

    fatigadas. Lentamente se aproxim al arco que,

    entre capiteles y columnillas, se abra en la pared.

    Se apoy y mir a lo lejos.

    Ante sus ojos se ofreca una bella

    panormica de Nueva York en el ao 2181. El

    monasterio estaba situado a una gran altura, si

    bien el edificio en el que estaba incluido elevaba

    todava ms su cspide hacia una distancia de

    vrtigo. Desde la privilegiada posicin de la

    ventana en la que se apoyaba el monje, poda ver

    all a lo lejos el trfico rodado en las atestadas

    calles. Un poco ms arriba, pequeas aeronaves se

    deslizaban suavemente por el aire, formando

    hileras entre las inmensas moles de las

    megaestructuras, cuyos ltimos pisos se perdan

    de vista en medio de las nubes de un da

    encapotado.

    Haba pequeos edificios aqu y all, pero

    el centro de la ciudad estaba casi del todo ocupado

    por aquellos anchos, pesados e inmensos

    rascacielos. El monasterio estaba situado a cien

    pisos de distancia del suelo, pero en aquella

    megaestructura habitada por 200.000 personas

    haba otros 300 pisos por encima.

    Parte del edificio era, como solan decir,

    macizo; es decir, ocupado todo l por

    apartamentos y los pasillos necesarios para

    acceder a ellos. Pero otra parte contaba con

    grandes espacios interiores ocupados por

    viviendas individuales: casitas unifamiliares con

    su jardn, bajo un techo que era un simulador de

    cielo, a 20 metros de altura. Los simuladores de

    cielo eran un perfectsimo sucedneo de la luz

    natural, con sus amaneceres, atardeceres y hasta

    imgenes de das nublados. A distintos niveles de

    la megaestructura haba varias pequeas

    urbanizaciones en las que se trataba de recrear con

    bastante xito una apariencia de estar al aire libre.

    Tres parques pblicos y ocho centros comerciales

    completaban el equipamiento del edificio, sin

    olvidar que parte del piso nmero 100 estaba

    ocupado por un monasterio benedictino.

    As como interiormente las

    megaestructuras daban una sensacin de

    proporciones humanas, en el exterior la magnitud

    de las moles daban una sensacin de abrumadora

    pesadez. Manhattan, Brooklyn y el Bronx vistos

    desde lo alto parecan una cadena montaosa de la

    que salieran torres y ms torres, todo ello rodeado

    de un inacabable ocano de viviendas que

    alcanzaba hasta el horizonte.

    La aeronave urbana del senador Ford se

    deslizaba hacia el Aeropuerto Central de Nueva

    York. La pintura azul-jade metalizada estaba

    impoluta y la nave se cubra de brillos y reflejos

    en su ascenso hacia el aeropuerto, que estaba

    situado en pleno centro de la ciudad en lo alto de

    un grueso, ancho y titnico rascacielos. Aquella

    obra arquitectnica pareca ms digna de los

    Gigantes que combatieron a los dioses olmpicos,

    que de seres humanos, aquellas pequeas termitas

    de dos patas que levantaban del suelo entre el

    180 y los 2 metros. La cima de aquel edificio de

    hormign era un vasto complejo de muelles donde

    atracaban las naves de procedencia internacional.

    El ambiente dentro del aeropuerto era el

    de todas las pocas en lugares similares, ya fuera

    una parisina estacin ferroviaria del siglo XIX o el

    puerto de Tarso en el II. Gentes de todos los tipos

    yendo y viniendo con maletas, familiares que se

    reencuentran, tenderetes de comida rpida

    P

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    esparciendo olores a bollos con crema en un lado,

    y en otra esquina olores a las especias de las

    hamburgesas con queso. Gente que espera

    aburrida y gente con prisa, todos mezclados en un

    sinfn de trajes, vestidos y uniformes. Ford con

    paso seguro, firme, casi jactancioso, avanzaba

    vestido con su costoso traje hecho a medida por

    uno de los mejores sastres de la capital. Un poco

    detrs de l le segua su chfer, con su gorra y

    enfundado en su negro traje de una sola pieza y

    ceido al cuerpo. En general, la gente vesta de un

    modo muy informal. Haba muchos con pantaln,

    corbata y americana, pero ms vestan con el

    popular snab, una especie de confortable mono,

    de todos los colores imaginables, de una sola

    pieza, ms ceidos unos, menos otros.

    El senador se detuvo mientras la gran

    nave que esperaba acababa de aterrizar

    verticalmente y rodaba por la pista hacia su

    muelle.

    Diez minutos despus el senador abrazaba

    a su joven sobrino. Ya en la aeronave del senador

    y de camino hacia casa, el recin llegado miraba

    por la ventanilla con cara llena de admiracin.

    -Uaaauu!! As que esto es Nueva

    York!! -exclam el dieciochoaero tratando de

    guardar la compostura.

    -Te gusta, eh? -coment feliz a su lado el

    senador- .Pues tienes todas las vacaciones para

    conocerla palmo a palmo. Ahora, ta Margaret te

    est preparando un pastel de manzana mientras te

    espera. Tus primos desde hace una semana no han

    hecho ms que preguntar que cundo llegabas.

    La cara del joven no cesaba de mirar

    extasiado hacia afuera. Haba comenzado a

    anochecer y los millones de ventanas iluminadas

    que resaltaban en la penumbra, unido a todas las

    luces de las aeronaves deslizndose

    armnicamente por el aire formaban un

    espectculo siempre embelesador incluso para los

    mismos habitantes de la megpolis. Distintos

    haces de luz ornamental surcaban el aire hacia lo

    alto, perdindose en lo ms elevado de la lgubre

    bveda celeste, mientras que para acabar de

    embellecer el cuadro, gruesos copos de nieve

    empezaban a caer sobre el trfico terrestre y areo,

    que se mova entre las moles de hormign, acero y

    vidrio. El muchacho no haca ms que preguntas y

    comentarios admirativos.

    -To, he ledo mucha historia, pero cmo

    est el mundo ahora?

    El senador lo mir con una sonrisa

    compasiva. Su sobrino haba estado hasta haca

    dos semanas en una comunidad amish. Su

    hermana, ya difunta, decidi llevrselo consigo

    cuando tena diez aos a una pequea comunidad

    agrcola en Canad. La educacin que haba

    recibido el chico era bastante buena, pero casi

    nula sobre el mundo actual que les rodeaba. Ahora

    el sobrino volva por propia decisin a su propia

    familia tras la muerte de su madre.

    -Bueno... -respondi el senador como

    tomando fuerzas para una digna respuesta a una

    magna pregunta como esa-. Podramos dividir el

    mundo por un lado en los pases de la

    Confederacin, por otro lado est el Imperio y por

    otro los pases independientes. Los pases de la

    Confederacin son independientes tambin, pero

    forman una gran unidad poltica y econmica,

    tienen una alianza defensiva y una sola moneda,

    son pases democrticos. La Confederacin la

    forman treinta naciones, se extiende por casi toda

    Amrica, adems de unos cuantos pases aqu y

    all desperdigados por otros continentes. Pero los

    integrantes son muy desemejantes, slo nuestro

    pas, los Estados Unidos, ya tiene el 25% de la

    poblacin confederada, y cuenta con el 70% del

    peso econmico de la Confederacin entera.

    El Imperio se extiende por ms de la

    mitad de Europa, parte de frica y Asia. Fue en

    tiempos una democracia, una democracia cada vez

    ms presidencialista, y finalmente, tras tres

    guerras civiles, en un siglo ha acabado en manos

    de la Familia Imperial. De todas maneras, aunque

    ya no sea una democracia, todava en los impresos

    oficiales ponen arriba del todo que son una

    repblica. De hecho el nombre oficial del Imperio

    es the Senate and the People Of Europe. Muy a

    menudo, se resume con el acrnimo S.P.O.E. El

    idioma oficial del Imperio es el ingls, aunque la

    Familia Imperial habla en alemn. Cada provincia

    del Imperio es administrada por un gobernador

    directamente designado por el emperador.

    Nosotros, aqu en Estados Unidos, decimos

    imperio y emperador, coloquialmente, pero los

    europeos prefieren usar las palabras Rpublica y

    Cnsul Mximo.

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    En cualquier caso, dejando la cuestin de

    los nombres, los sbditos del Imperio consideran

    que la tarea de gobernar es una tarea tecnocrtica

    y slo piden eficiencia. La Repblica Europea se

    ha convertido en una especie de empresa dirigida

    por un consejo de direccin. Mientras las cosas

    funcionen bien, su ciudadana est dispuesta a no

    reclamar la vuelta a un parlamentarismo que la

    verdad es que se demostr muy ineficiente para

    resolver los problemas del pasado siglo. En la

    vieja Europa, elecciones populares slo hay para

    elegir ediles y alcaldes, y eso en las ciudades que

    no han perdido ese privilegio. La unidad del

    Imperio es total, en la legislacin y en todo.

    Estados Unidos es constitucionalmente una

    federacin de Estados, mientras que la Repblica

    Europea es un monoltico Estado napolenico.

    Siempre existe una cierta rivalidad en

    decir quin es ms poderosa, si los Estados

    Unidos o la Repblica Europea. Lo cierto es que

    hoy por hoy la Confederacin mantiene una cierta

    ventaja en bastantes aspectos. Claro que es mi

    opinin, ellos tienen la suya.

    Finalmente hay medio centenar de pases

    esparcidos por todas partes que son plenamente

    independientes y que no pertenecen a ningn

    bloque.

    Ah, se me olvidaba!, hay tambin siete

    colonias espaciales, cinco en rotacin orbital

    alrededor de la Tierra y dos en la Luna. Juntas

    suman 5 millones de habitantes. No es nada en

    comparacin a los 20.000 millones de habitantes

    de la Tierra. Hay tambin numerosas colonias

    marinas. Ciudades construidas sobre el mar,

    apoyadas sobre grandes pilares en mares poco

    profundos. Aunque muchas estn en aguas

    internacionales, la mayor parte pertenecen o a la

    Confederacin o al Imperio; slo una cuarta parte

    son totalmente independientes. Cinco de stas, a

    costa de no pagar ningn impuesto a nacin

    ninguna, han crecido hasta llegar a ser urbes de

    bastantes millones de habitantes.

    El joven le haba escuchado con suma

    atencin, no todas las palabras las haba

    entendido, pero no haba querido interrumpirle.

    Tena tiempo por delante para aprender. Sin

    embargo, la palabra Imperio le resultaba

    chocante.

    -Yo pensaba que los imperios eran cosas

    del pasado coment al final.

    -Oh, no te enredes en las palabras,

    oficialmente no hay ningn imperio, incluso por

    una de esas ironas de la historia, el Imperio es, ya

    te lo he dicho, oficialmente una repblica. En el

    siglo XX se esforzaron en implantar democracias

    en todo el mundo. Hicieron bien. Pero el siglo

    XXI todo el mundo se afan en descubrir cmo

    corromper la democracia. Pareca tan slida la

    democracia. Era como el bueno de la pelcula que

    tena que ganar hiciramos lo que hiciramos.

    La corrupcin de la democracia trajo la

    concentracin del poder, la concentracin de

    poder trajo de facto la abolicin de las barreras

    legales que se oponan a esa concentracin. Las

    barreras continuaban sobre el papel, pero se

    hacan excepciones cada vez que convena. Y la

    desaparicin de toda barrera constitucional

    condujo a la autoconservacin de cada uno en su

    puesto de poder. El siglo XXI no fue siglo de

    Montesquiu. Desde el momento en que los tres

    poderes constitucionales fueron fusionndose,

    lentamente, sin prisas, las garantas ciudadanas

    fueron perdiendo terreno. De aquello naci un

    Estado, cuyo entramado interno del poder es un

    entramado imperial, al estilo del que hubo en el

    siglo I en Roma, o en el XVI en Espaa, o con

    Napolen.

    Entre explicacin y explicacin la nave en

    que les transportaba haba penetrado a travs de

    una de las grandes bocas de entrada de uno de los

    rascacielos. La nave transit deslizndose suave y

    lentamente por los grandes pasillos internos del

    edificio. En una interseccin aminor la marcha y

    sin detenerse, ni cambiar su posicin horizontal,

    ascendi verticalmente por un largo corredor, por

    donde otras aeronaves se elevaban o bajaban

    tambin en hileras. En un momento dado la nave

    se detuvo y se introdujo a travs de una compuerta

    que con grandes letras deca: NIVEL 1200.

    Tras pasar la compuerta, vio que dentro el

    techo estaba a 50 metros por encima de sus

    cabezas, y que sobre el suelo de csped artificial

    haba una urbanizacin de mansiones seoriales.

    El joven Albin, el recin llegado amish, se qued

    con la boca abierta.

    -No pienses que todo el mundo vive en

    barrios como ste -coment con contenida

  • 10

    satisfaccin el senador-. Este es uno de los

    sectores ms exclusivos de la ciudad.

    La aeronave comenz a aterrizar junto al

    blanco casern de Ford, una rplica de la tpica

    mansin decimonnica surea de los campos de

    algodn antes de la Guerra de Secesin. Vista

    desde arriba la intensa blancura de la mansin

    contrastaba magnficamente con la suavidad de

    los tonos verdes de los terrenos que la

    circundaban.

    Mientras la nave aterrizaba delante de la

    fachada clsica de columnas blancas de la entrada

    principal, el servicio se alineaba para recibirles.

    Cuando Ford y su sobrino salan de la puerta de la

    nave, la esposa y los hijos aparecieron,

    apresurando el paso, para recibirlos; expectantes

    de ver al familiar nunca visto, pero tan comentado

    desde haca aos. Todo eran abrazos y clida

    bienvenida. Las consabidas preguntas de siempre

    entre familiares, cmo ests?, cunto has

    crecido!, qu alegra!... la sonrisa sincera en los

    rostros de todos. Los recibimientos han sido

    similares en todas las pocas y lugares del mundo.

    Una aeronave se pos justo detrs de la

    del senador Ford, delante de la mansin. Del

    aparato salieron tres hombres. El senador se

    extra de la inesperada visita y se acerc a ver de

    qu se trataba.

    -Buenas tardes, senador. -le saludaron los

    tres recin llegados.

    -Hombre!, buenas tardes Jenkins. No os

    esperaba.

    -Senador, nos enva el senador Benedic

    Greenwich, nos ha dicho que viniramos a

    buscarle porque tiene que verle urgentemente

    ahora mismo.

    -Os ha enviado slo para eso? Por qu

    no me ha llamado por telfono?

    -Senador, no sabemos de qu se trata,

    pero es algo que ha considerado que no se poda

    enviar por el sistema multifrecuencia.

    -En fin, decidle que me dirigir a su casa

    en menos de dos horas.

    -Senador, se trata de algo muy importante.

    La mirada de Jenkins fue tal que Ford no

    tuvo ya duda alguna de que su cena poda esperar.

    Desde haca aos conoca a Jenkins, el secretario

    de su viejo amigo el senador Benedic. Algo

    verdaderamente importante tena que ser para

    enviarle personalmente.

    Ford retrocedi, se excus breve y

    amablemente ante su esposa, hijos y sobrino, y se

    introdujo en el aparato con los tres hombres

    enviados. Veinte minutos despus Ford suba las

    escaleras alfombradas del interior de la mansin

    de Benedic. Su amigo le sali al encuentro al final

    de la escalinata.

    -Ford, cunto me alegro de que ya ests

    aqu!-le salud Benedic que siempre se diriga a

    su amigo por el apellido.

    -Qu sucede! Nunca nadie me haba

    llamado de un modo tan... apremiante. Te aseguro

    que si lo que queras es intrigarme lo has

    conseguido

    -Ford, acabo de recibir una informacin

    impresionante.

    -Espero que lo sea -protest afectando un

    poco de irritacin-. De poltica, me imagino.

    -De poltica, es que poda ser de otra

    cosa?

    -Y esta vez a quin afecta? A los

    republicanos?

    -No.

    -A los demcratas?

    -No.

    - A los outsiders?

    -No. Escucha, escucha dijo ponindole la

    mano sobre el hombro-, qu es lo que te dice esta

    palabra: Dagn.

    -Dagn... pues, no lo s. No la conozco.

    -Vamos al despacho, all te lo cuento

    todo. No son stas, cosas para ser tratadas aqu en

    la escalera. Ni siquiera en la escalera de mi casa.

    Las dos hojas de la puerta del despacho se

    cerraron.

  • 11

    CAPITULO

    II

    Palacio Imperial de Roma.

    n hombre vestido de civil es guiado por

    dos oficiales imperiales a travs de un

    pasillo. A ambos lados del monumental

    pasillo las ms bellas estatuas de

    generales y senadores del pasado. Al final, y tras

    un inmensa sala con arcos, una gran puerta de

    mrmol con remaches de oro. La pesada puerta se

    abri automticamente, detrs de ella el despacho

    del Emperador.

    El hombre vestido de civil que entraba en

    el despacho era el Director General de la CIA. El

    Emperador, sentado detrs de su mesa, se levant

    para saludar al invitado, los oficiales

    marcialmente se marcharon, dejndolos solos.

    -Mi admirado Hubert -le salud el

    Emperador mientras le tenda cordialmente la

    mano.

    El Director General correspondi

    amablemente al saludo y comenz a elogiar la

    elegante esttica del despacho. La belleza de

    lneas de aquel gran despacho era magnfica, las

    pocas cosas que lo decoraban soberbias. En todas

    las paredes un solo cuadro, el amplsimo lienzo

    del s. XIX la Coronacin de Napolen; a un lado

    un dintel sostenido por varias caritides

    enmarcaban varios ventanales que dejaban ver una

    vista panormica de la Urbe. En la pared opuesta

    una vitrina cerrada conteniendo un terrario con

    cinco cobras que serpenteaban y se enroscaban

    perezosas y sinuosas.

    El Emperador, hallndose en tierra

    imperial, sola vestir frecuentemente la tnica

    blanca, sin embargo esta vez iba vestido, como el

    invitado, con el tpico traje ceido desde el cuello

    hasta el tobillo. Vestido as en tonos oscuros tena

    el aspecto de un ejecutivo. Su rostro alargado y su

    figura aristocrtica era exactamente como la de

    Rex Harrison. Verdaderamente, el Emperador

    tena el aspecto y la elegancia de Rex Harrison,

    junto con la nobleisse de Sir Lawrence Olivier.

    -Le sorprender que le haya mandado

    llamar coment el Emperador con una sonrisa.

    -Pues s, no es muy frecuente que el jefe

    de los servicios de inteligencia de un pas vaya al

    despacho del jefe de la potencia contraria.

    -Ha de saber, que he organizado todo el

    asunto de la condecoracin de ese subordinado

    suyo, slo para poder vernos a solas, sin llamar la

    atencin. Sintese, por favor. Ya est usted al

    corriente del auge del Partido del Orden en su

    pas.

    -S, un auge sorprendente.

    -Usted es bien consciente de la

    corrupcin, que se ha asentado entre los

    congresistas estadounidenses. El poder de la mafia

    crece da a da. Y adems hay una docena de

    grupos econmicos que estn minando todas las

    instituciones. Conozco bien sus opiniones al

    respecto -dijo el Emperador mientras sacaba un

    informe de su cajn.

    El Director General no pudo evitar un

    gesto de sorpresa al reconocer las cubiertas del

    secretsimo Informe Omicron de la CIA en manos

    del Emperador.

    -S, ya ve -dijo con lstima el emperador-.

    El que este informe reservado al Presidente de los

    Estados Unidos, lo tenga en mi cajn le indica

    hasta que punto llegan los males de los que usted

    habla en estas pginas. Y crame -dijo

    apoyndose decididamente con los dos codos en

    la mesa-, estoy de acuerdo con todos los remedios

    que usted propone.

    -Sobre todo la mafia ejerce tal influencia

    con sus sobornos -coment con pena el Director

    General-, y tiene tantas ramificaciones, que la

    democracia est en un serio peligro. El descrdito

    a que han llegado las instituciones se ve bien a las

    claras en que slo el 20% de la poblacin

    particip en los ltimos comicios electorales. La

    impresin generalizada de que ya nada puede

    cambiar... y de que todos los polticos son igual

    de corruptos, como digo la situacin es...

    -Muy preocupante.

    -S -asinti con verdadera preocupacin.

    -Como buen analista -continu el

    emperador tras un breve silencio- se habr dado

    cuenta de que el recin aparecido Partido del

    U

  • 12

    Orden va a ir creciendo con fuerza en Estados

    Unidos.

    El intrigado Director General de la CIA

    asinti con un gesto de su cabeza. A dnde

    quera llegar? El Emperador prosigui:

    -Pues bien ese partido lo he creado yo.

    Las fundaciones independientes que se reunieron

    para fundar un partido cuyo fin principal fuera

    acabar con la corrupcin en los crculos polticos

    de Estados Unidos eran fundaciones mas que yo

    controlaba. Los diez hombres designados por ellas

    para que dentro de una semana elijan un candidato

    independiente para las prximas elecciones a la

    Presidencia de la nacin, son hombres mos. Y

    adivine a quin elegirn.

    La sorpresa en el Director General era

    mayscula, se haba quedado sin palabra.

    -Me elegirn a m -concluy el

    Emperador-. Dirn que han llegado a la

    conclusin de que la situacin es de tal

    emergencia que se necesita a alguien con firmeza

    que no salga de las corrompidas filas de los

    polticos profesionales. Dirn que yo soy

    insobornable porque soy ms rico que cualquier

    hombre del mundo. Recuerde, adems, que nac

    en su pas, que soy ciudadano de Estados Unidos

    y que mis estudios universitarios los curs en

    Harvard. Siempre he estado yendo y viniendo de

    aqu a su pas. Perdn... nuestro pas. Me he

    cuidado mucho de que en Norteamrica los

    ciudadanos de a pie me consideraran no como un

    emperador que adems es compatriota suyo, sino

    como el primer estadounidense que ha llegado a

    ser emperador de la Repblica Europea. Esa

    imagen me ha costado mucho esfuerzo, pero la

    tengo.

    El Director General segua en silencio con

    un rostro impenetrable.

    -Crame -continu el Emperador-, yo

    encarno el nico proyecto factible de acabar con

    la corrupcin y la mafia. Comparto todo su

    diagnstico sobre los polticos de la nacin y si en

    el futuro soy elegido presidente querra que usted

    aceptase el cargo de vicepresidente.

    Eso s, usted no sera nombrado hasta que

    expirara el primer medio ao desde la toma de

    posesin de mi cargo... si soy elegido, por

    supuesto. El que yo le presentara al electorado a

    usted como candidato a la vicepresidencia sera un

    escndalo. Un extranjero coaligado con el

    Director de la CIA, no podra presentar una

    imagen peor.

    S que considera que sera un milagro el

    que el jefe de una potencia extranjera, por muy

    buenas relaciones que haya entre esas dos

    potencias, logre ser elegido por las urnas como

    presidente de la otra potencia, pero le aseguro que

    tengo tantos ases en la manga que va a quedar

    sorprendido. Adems, el concepto de nacionalidad

    en nuestros tiempos est ya muy disuelto.

    Recuerde adems, que en los ltimos ochenta aos

    ha habido un buen nmero de precedentes de

    ciudadanos residentes en Europa que se han

    presentado a esos puestos y han sido elegidos.

    Senadores, gobernadores y hasta un

    vicepresidente, un vicepresidente muy popular por

    cierto. Con que me voten todos aquellos que

    tienen la doble nacionalidad ya obtendra una

    cuarta de los votos.

    En fin, no le pido que tome la decisin en

    este momento. Tmese un par de das para darme

    una respuesta. Le enviar en ese plazo a Mc

    Closkey. A partir de ahora nos enviaremos los

    mensajes a travs de l. Nunca por telfono, ni por

    escrito, sin excepcin alguna. Jams coger una

    llamada que me digan que procede de usted, ni

    llegar a mi despacho un papel que venga de usted

    o su crculo ms cercano. Todo lo que desee

    decirme dgaselo verbalmente a Mc Closkey, l

    personalmente me vendr a ver.

    Como es lgico, si decide navegar en el

    mismo barco que yo tiene que darse cuenta de que

    ser necesario romper una serie de reglas. La

    situacin es tan excepcional que no podemos

    permitirnos el lujo de que nuestros enemigos

    puedan hacer lo que quieran, y nosotros no. El

    espionaje no conocer lmites constitucionales. De

    todas maneras me es bien conocido que esa regla

    la rompi hace ya por lo menos diez aos.

    El Director General segua en silencio, su

    rostro no permita adivinar nada. El Emperador,

    frente a l, no le haba quitado un ojo mientras

    hablaba para tratar de captar un gesto que le

    permitiera atisbar qu pasaba por su mente. Sin

    embargo, ahora consideraba que era mejor apartar

    la mirada de l, para no obligarle a que dijera algo

    precipitadamente. El Emperador se dio cuenta de

  • 13

    que haba que quitar tensin del ambiente. As que

    se levant y se dirigi a la gran vitrina de cristal.

    -Ha visto alguna vez como se come una

    Cobra Real de la India a un ratn? -pregunt el

    Emperador dando la espalda al Director mientras

    ste se levantaba de la silla.

    -Pues no.

    El Emperador toc un botn y un

    ratoncillo cay de lo alto de una caja plateada al

    interior de la urna de cristal. El inocente ratn

    blanco comenz a correr por el suelo de arena.

    Las hambrientas cobras no tardaron ni tres

    segundos en percatarse de su presencia. En unos

    instantes estaban todas luchando por la suculenta

    cena. La lucha de las cobras era un verdadero

    espectculo que observaba sin pestaear el

    Director. El Emperador permaneca con un

    semblante fro, aquella escena la haba

    contemplado muchas veces ya. Adems, lo que las

    pupilas del Emperador observaban de verdad a

    travs de sus prpados semicerrados, era el leve

    reflejo del rostro del Director en la vitrina de

    cristal. El rostro glacial del Emperador sopesaba

    cada gesto de su interlocutor. Cada gesto era una

    revelacin involuntaria de su estado de nimo. En

    realidad, llevaba observando y considerando la

    psicologa del Director desde haca aos.

    -Acompeme, por favor -le pidi el

    Emperador mientras se diriga a la puerta del

    despacho-, le voy a mostrar una parte del Palacio

    Imperial.

    Tras atravesar dos puertas, el silencioso

    Director y su anfitrin se encontraban en las

    galeras y dependencias privadas del Palacio.

    -Mire sta es la sala de estar, aqu es

    donde hago la vida.

    -Qu maravilla!

    El Director, embelesado, se qued parado

    ante el cuadro de Van Eyck, el Matrimonio

    Arnolfini.

    -Siempre he tenido gran inclinacin por la

    pintura primitiva flamenca -coment el

    Emperador-. Fjese en esa minuciosidad, en esa

    delicadeza, toda presidida por un penetrante

    espritu de observacin.

    Despus el Director repar en una bella

    estatua que representaba a Perseo levantando la

    cabeza de Medusa.

    -Y esa bella estatua de all?

    -Benvenuto Cellini el Renacimiento es

    otra de mis aficiones, estaba en la logia de los

    Lanzi de Florencia. All estuvo hasta finales del

    siglo XXI.

    El Director fij su atencin en la estatua

    florentina, haciendo a continuacin apreciaciones

    autnticamente expertas.

    -Compruebo que es usted un amante del

    arte -coment el Emperador-, un amante con ojo

    perito. Venga -dijo dirigindose a la salida de la

    sala.

    Una vez fuera le fue mostrando en los

    largos pasillos de palacio estatuas de Miguel

    Angel, Juan de Bolonia, pinturas de El Bosco,

    Leonardo da Vinci.

    -Aqu tiene la serie de pinturas de

    Vermeer de Mujer junto a una ventana, slo me

    falta una -coment con pena el Emperador.

    Avanzaron unos cuantos metros-. Este de aqu es

    uno de mis favoritos: Norman Rockwell, su

    Autorretrato el anfitrin le estuvo explicando el

    lienzo durante un par de minutos. El Emperador

    no era un mero perito del arte, lo viva, con

    pasin-. Ahora le voy a mostrar el lugar ms bello

    de palacio, el Laberinto Azul -dijo entrando por

    un gran arco-. Mi difunto to abuelo, el emperador

    Dischau-Vandermer, le gustaba mucho nadar en

    sus ltimos aos, y mand construir este laberinto.

    Ocupa un kilmetro cuadrado de extensin y se

    puede recorrer todo l nadando.

    El Director contempl, paseando por la

    orilla, como la piscina alargada iba y vena a

    travs de un complejo laberinto de orillas de

    piedra. El agua tranquilsima reposaba trasparente

    sin sobresaltos bajo una altsima nica bveda

    decorada con mosaicos.

    -Una pregunta quiero hacerle -pregunt

    inesperadamente el Director General-. Por qu

    me eligi a m?

    -Cmo dice?

    -Por qu se fij en m para ofrecerme la

    vicepresidencia?

    -Ah... -exclam con una sonrisa de

    comprensin, y aguard un instante mientras

    pensaba la respuesta-. Soy un hombre prctico.

    Una persona de su peso no iba a permanecer

    imparcial ante un combate como el que se va a

    librar en la prxima campaa electoral. Usted

    lleva doce aos en el cargo. Ningn presidente se

  • 14

    ha atrevido a removerle de su puesto por temor a

    toda la informacin, poder e influencia que usted

    ha acumulado en tanto tiempo. Todos dicen que es

    usted el Hoover de esta generacin. As que ya

    que usted no iba a ser una pieza neutral en esta

    partida de ajedrez, mejor era que cabalgsemos en

    el mismo caballo. Hasta ahora usted ha sido un

    poder en la sombra, un poder que ha ido ms all

    de sus atribuciones constitucionales. Unas veces

    porque se lo han pedido los presidentes, otras

    veces contra ellos...

    -Dgame de verdad hasta donde quiere

    llegar -pregunt con cierto nfasis el hasta

    entonces pensativo y meditabundo Director. Los

    ojos del Director de la CIA en ese momento ya no

    eran ojos, eran dagas que se clavaban escrutadoras

    en el rostro de su interlocutor. El Emperador dijo

    con toda tranquilidad:

    -La acumulacin de poder en manos de

    unos pocos grupos corruptos es tan grande que la

    Nacin en la que nac, nuestro pas, Estados

    Unidos, se dirige inequvocamente hacia el caos.

    Los tiempos ahora no estn totalmente maduros,

    pero dentro de 30 o 50 aos la violencia de los

    desrdenes va a ser tal, que ser el mismo pueblo

    el que querr que se salve la democracia aunque

    sea con medios no muy ortodoxos. Y en aquel

    entonces surgir algn Julio Cesar. Si lo hacemos

    ahora, podemos ahorrar a la nacin aos de

    sufrimiento.

    Hablando claramente, lo que le pido es

    suspender la democracia cuatro aos. Suspender

    la democracia para salvar la democracia. Me

    ayudar a cruzar el Rubicn?

    El Director General de la CIA le miraba

    fijamente sin pestaear. Nada se poda adivinar

    del inexpresivo rostro de Hubert.

    -Necesito ese tiempo que me ha dado para

    pensar.

    -Tmese el tiempo que necesite. Pero

    recuerde que dentro de una semana mi nombre

    ser el elegido como candidato a la presidencia

    por el Partido del Orden. En ese instante aparecer

    arrolladoramente en la vida poltica de Estados

    Unidos. No dejar de ser el Cnsul Mximo de la

    Repblica Europea, ninguna ley pens en

    establecer un tipo de incompatibilidad parecida.

    Dentro de una semana, ya lo sabe desde ahora,

    voy a trasladarme a mi residencia en Virginia. En

    el momento en que mi nombre sea el designado

    por el nuevo partido va a ser una bomba

    meditica. No se va a hablar de otra cosa. As que

    el Presidente de Estados Unidos ese mismo da le

    va a llamar a su despacho y le pedir que elabore

    el ms completo informe sobre el Partido del

    Orden y lo que pueda haber detrs. A partir de ese

    momento usted no podr ser neutral.

    El Director segua silencioso, inexpresivo,

    sin dejar traslucir sus emociones.

    -No se preocupe, cuanto antes le voy a dar

    una respuesta. Como usted ha dicho, yo no puedo

    ser neutral ante una cuestin de Estado como esta.

    -Es evidente. A partir de ahora seremos

    colaboradores o enemigos. Colaboradores ntimos

    o enemigos acrrimos. Tmese su tiempo. La

    respuesta requiere ser ponderada con tiempo y

    tranquilidad. Pero recuerde, no lo olvide, que

    aunque mis lazos familiares me hayan colocado

    en la mxima magistratura de esta repblica, yo

    amo a mi pas. Soy ciudadano de los Estados

    Unidos, me siento orgulloso de ello y me creo en

    el deber de hacer algo por mi pas, de poner orden

    por fin. Hago todo esto por patriotismo. Puede

    parecer difcil de creer pero es as. Europa no

    ganar nada de que Estados Unidos se hunda en el

    caos.

    -El problema... -musit entre dientes

    dubitativo- es que, dado lo que s ahora, si decido

    no apoyarle me convertira en su enemigo. Usted

    mismo me ha contado el secreto mximo de sus

    intenciones, un secreto por el que mi Central de

    Inteligencia hubiera dado cualquier cosa por

    conseguir.

    -La vida a veces tiene sus ironas -dijo

    sonriente el Emperador-. El mayor secreto de

    Estado contado por el dirigente de una

    superpotencia al Jefe de Inteligencia de la otra

    superpotencia. Qu complicado es a veces el

    ajedrez de la vida. De todas maneras, usted lo ha

    dicho: o se convierte en mi mano derecha o se

    convierte en mi mximo enemigo.

    Muy bien, le tengo que dejar -se despidi

    el Emperador-. Su estancia en la Urbe durar

    todava hasta maana por la tarde, espero que la

    disfrute. Recuerde que cualquier comunicacin

    que me tenga que hacer, ha de hacerla a travs de

    Mc Closkey. Oralmente, no le d nada por escrito.

  • 15

    No le importe hacerle coger el avin las veces que

    haga falta, es su trabajo.

    Ah, se me olvidaba! -exclam el

    Emperador volvindose, pues ya se iba hacia su

    despacho-. Si decide que navegemos en el mismo

    barco deber enviar antes de un mes a sus hijos a

    estudiar internos en un colegio del Imperio,

    escogeremos el mejor de la Capital. O tal vez

    prefiere un colegio de Suiza? Muchos magnates y

    congresistas de los Estados Unidos lo hacen, a

    nadie le llamar la atencin.

    El Director General observ ensimismado

    al Emperador alejarse por el pasillo. Saba qu

    significaba en su caso enviar a sus hijos a la Urbe.

    Muchos millonarios lo hacan por la fama de sus

    prestigiosos colegios. Pero para l significaba que

    si decida en algn momento traicionar al

    Emperador sus hijos seran asesinados,

    oficialmente tendran algn accidente, ya lo

    organizaran bien los servicios de inteligencia de

    la Repblica Europea.

    Por un lado, si decida servir al actual

    Presidente de Estados Unidos eso significaba que

    sus das estaban contados. Si quera salvar la vida

    tendra que huir con nombre falso a algn lugar

    desconocido. Dejar la ciudad que amaba, sus

    amistades, sus familiares... para siempre, hasta el

    final de sus das. Los servicios secretos de la

    Repblica Europea seran implacables. El,

    especialmente l, lo saba bien.

    Por otro lado estaba totalmente de

    acuerdo con lo que haba dicho el Emperador. La

    situacin se estaba haciendo insostenible. Por

    qu no darle ese poder supremo durante cuatro

    aos para que pusiera orden? Abraham Lincoln lo

    tuvo durante la Guerra de Secesin.

    El Director General en los siguientes das

    pasara un autntico calvario tratando de tomar la

    decisin adecuada. Quin sera el caballo

    ganador? Si el Emperador perda las elecciones

    nadie se tena que enterar de los servicios

    prestados. Si se negaba a prestar esos servicios su

    vida personal y la de su mujer quedara totalmente

    truncada. Habra que cambiar de amistades, de

    costumbres en un nuevo lugar, habra que cambiar

    todo para huir de unos servicios de inteligencia

    europeos que desde ese momento le perseguiran.

    No le apeteca cambiar de residencia con su

    familia, ni vivir bajo otro nombre. El estaba a esa

    altura de la vida en la que los hombres quieren ya

    disfrutar de los frutos maduros de una existencia

    tranquila y placentera. Y ahora de pronto se vea

    inmerso en un juego de ajedrez en el que no se

    poda salir del tablero.

    Al cabo de tres das tom su decisin

    inamovible y as se lo hizo saber al emperador:

    apoyara decididamente al candidato Fromheim

    Schwart (ese era el nombre del Emperador que

    apareca en su pasaporte estadounidense). El

    Director General iba a ayudarle con todos los

    medios a alcanzar la presidencia, pero con el

    secreto propsito de acabar con la vida de

    Fromheim poco despus de que le nombrara

    vicepresidente. El, el mismo, Hubert Pasley, sera

    el presidente y podra aplicar la terapia adecuada a

    los males de la nacin, con medios enrgicos, pero

    sin negar ninguna garanta constitucional.

    Lo que de ningn modo poda sospechar

    el Director General de la CIA es que Fromheim le

    haba prometido un cargo al que de ningn modo

    le iba a promover. Hubert Pasley sera

    encarcelado nada ms llegar al poder Fromheim.

    Sin embargo, eso estaba todava oculto en los

    recnditos recodos de la mente del prximo

    candidato a la presidencia de la Nacin. De

    momento, a partir de la decisin de Hubert, todos

    los medios de la CIA, sin saberlo la misma

    organizacin, quedaban al servicio de un

    candidato.

  • 16

    CAPITULO

    III

    l Partido del Orden haba propuesto a

    Fromheim como candidato presidencial

    por ese partido. Fromheim hizo un

    perfecto teatro hacindose de rogar.

    Primero dijo que no poda, despus dijo que sera

    mal interpretada su mxima magistratura en el

    Imperio. Aquello fue el culebrn del verano.

    Mientras tanto los poderosos grupos periodsticos

    y de comunicacin que l posea en Estados

    Unidos no hacan ms que elogiar su figura como

    la del hombre providencial para la situacin que

    viva la nacin. La gota de agua que colm el vaso

    fue cuando el mismo Presidente de Estados

    Unidos se manifest pblicamente a favor de l,

    afirmando por sorpresa en una entrevista que l

    sera el mejor candidato, el ms indicado, para

    sucederle. La Nacin nunca se enterara de todos

    los hilos que tuvo que mover el Director de la CIA

    para que el Presidente llegara a hacer tales

    declaraciones. Finalmente, Fromheim apareci en

    televisin en directo ante un Pas en vilo, se haba

    anunciado que esa noche comunicara por fin su

    decisin. La expectacin creada, de costa a costa,

    era algo inusitado. Con voz firme, dijo que

    aceptaba la candidatura. Y despus de aquella

    lacnica frase, ech un discurso. Discurso que fue

    calificado como el mejor discurso de todos los

    tiempos, el archidiscurso. A partir de entonces,

    dedic todo su tiempo a promocionar su

    candidatura.

    -Dgame, Sr. Fromheim, cmo se

    compaginara ser presidente de los Estados

    Unidos y ser Cnsul Supremo de la Repblica

    Europea? -le pregunt mordazmente la

    entrevistadora a la mitad de su programa de

    televisin. Un programa ms de televisin de los

    innumerables en los que estaba apareciendo desde

    haca varios das.

    -Mire usted -respondi con plena

    tranquilidad-, yo soy americano, tan americano

    como lo pueda ser usted, tan patriota de este gran

    pas como el mejor de los patriotas. He nacido

    aqu, he vivido aqu buena parte de mi vida. Y si

    he decidido intervenir ha sido porque quiero hacer

    algo por mi nacin. Defender esta tierra por

    encima de todo. Ya ha habido en la historia

    reciente muchos otros casos de polticos que han

    ocupado la presidencia de naciones extranjeras.

    Yo por mi parte dejar el gobierno de la

    Repblica Europea en manos de tres personas de

    mi mxima confianza. Y me dedicar plenamente

    a restablecer el honor de este pas. Y cuando

    acabe mis cuatro aos de mandato aqu, si el

    pueblo me da su confianza, me retirar a Roma

    con la tranquilidad de haber hecho algo que ponga

    mi nombre en la historia. Pero esccheme bien...

    jams!, jams perjudicar los intereses de esta

    nacin por beneficiar los de Europa!

    -Se dice -prosigui inquisitiva la

    entrevistadora- que se ha descubierto que su

    presentacin a la campaa es un plan urdido desde

    hace muchos aos y con... oscuros subterrneos.

    Varios intelectuales franceses han llegado a firmar

    una carta abierta afirmando que mismo Partido del

    Orden no es ms que un montaje organizado

    desde la capital de Europa. Es ms, algn medio

    de comunicacin ha afirmado que existen pruebas

    contables de que la financiacin de ese partido se

    ha hecho a travs de fundaciones que obtienen sus

    fondos de la Repblica Europea.

    -Tambin se dice respondi al segundo-

    que cada noche pongo un huevo en la cama.

    El pblico del plat ri con ganas la

    broma. Hasta la presentadora tuvo que contener la

    risa. Cuando la hilaridad se seren, Fromheim

    respondi en serio:

    -Bueno, y qu otra cosa podan decir.

    Cuando un personaje est limpio de corrupcin,

    hay que buscar por donde atacarle. Sobre el muy

    trado y llevado asunto de las cuentas, ya sabe que

    la CIA se ha encargado de investigarlo y el

    resultado ha sido que no se ha encontrado nada de

    lo que han dicho. El informe de la CIA fue hecho

    pblico hace una semana. A m lo que me parece

    es que hay mucha gente en muchos despachos

    oficiales, que tiene mucho miedo de que yo llegue

    algn da a sentarme en el Despacho Oval y

    ponga orden. Y sobre esto s que hay pruebas bien

    claras que ya estn siendo estudiadas por los

    tribunales. Si aqu hay alguna intriga y alguna

    conjura, es la de los corruptos. Es la conjura de los

    E

  • 17

    corruptos. La de aquellos que pululan entre los

    funcionarios, congresistas, senadores y que se han

    coaligado para evitar a toda costa y por cualquier

    medio, lcito o no, que yo llegue algn da a la

    Casa Blanca. Tres congresistas tienen ya iniciado

    un proceso para retirarles su aforamiento. Las

    pruebas que present la CIA son contundentes. Se

    haban entrevistado con mafiosos extranjeros para

    involucrarme en escndalos financieros.

    De pronto, la imagen de Fromheim dando

    la contundente respuesta se congel. Esta

    grabacin de la entrevista estaba siendo visionada

    en una pantalla del Ministerio de Defensa de

    Roma, Fromheim apag la pantalla desde su

    silln. Todo el Estado Mayor del Imperio volvi

    sus sillones y sus cabezas de la pantalla hacia el

    Emperador que presida la mesa.

    -Ahora quiero que vean otra grabacin -

    dijo Fromheim-. Esta grabacin ha sido

    custodiada en este Ministerio desde hace diez

    aos. Y no exagero si les digo que ha sido

    custodiada en lo ms profundo de nuestras

    cmaras acorazadas.

    En la pantalla apareci el anciano

    emperador difunto, padre de Fromheim.

    -Estado Mayor del Imperio -dijo el

    anciano emperador-, ha sido la mxima aspiracin

    de nuestra dinasta, el que las tierras y gentes de

    los Estados Unidos fueran agregadas a nuestra

    repblica. Ese ha sido un largo sueo, una

    aspiracin largamente acariciada. He preparado a

    mi hijo Fromheim para que en el futuro pueda

    presentarse como candidato a la presidencia de

    Estados Unidos. Esa es la razn por la que quise

    que naciera all, esa misma fue la razn por la que

    estudi tambin all. He concentrado mi fuerzas

    en dominar el mundo periodstico norteamericano

    para que algn da pueda presentarse con todas las

    ventajas.

    S que pensareis algunos que conseguir la

    presidencia de ese pas por parte de un europeo es

    algo casi imposible. Pero recordad que el

    concepto de nacionalidad ya est muy diluido.

    Estad tranquilos, tened siempre presente que una

    cuarta parte de los norteamericanos son europeos

    naturalizados. Ya ha habido varios gobernadores,

    varios congresistas, que han alcanzado sus puestos

    a pesar de sus orgenes. Tranquilos, disponemos

    de muchos ases en la manga. Este plan lo hemos

    estudiado juntos desde hace aos con todas las

    maniobras posibles, por supuesto han de ser

    ocultadas incluso al senado europeo. Que

    logremos mantener el secreto depende de que no

    sea conocido ms que por el menor nmero de

    personas. El objetivo de esta grabacin es que

    presten todo el apoyo posible a mi hijo, sin que ni

    planee en sus mentes ni una pequea sombra de

    duda acerca de a quin sirve realmente. El futuro

    emperador de la Repblica Europea lo ser

    tambin de la Repblica de los Estados Unidos de

    Norteamrica.

    As que obedzcanle sin fisuras, a pesar

    de lo que quiz tenga que decir en la campaa

    electoral. Las palabras se las lleva el viento. Me

    despido deseando que un nuevo orden mundial

    nazca de todos nuestros proyectos. Hail! -se

    despidi levantando el brazo a la romana.

    La grabacin finaliz, los sorprendidos

    generales guardaron silencio para escuchar que

    ms tena que decirles Fromheim. A partir de

    aquel da ya no tendran ninguna duda sobre las

    verdaderas intenciones del presente emperador.

  • 18

    CAPITULO

    IV

    3 de septiembre

    a un mes del da de las elecciones

    ao 2182

    romheim Schwart entraba acompaado de

    su mujer Calpurnia en la lujosa suite de un

    hotel de Washington. Los dos volvan

    vestidos de gala de una recepcin

    organizada por el Crculo Americano de

    Empresarios. Fromheim se desabrochaba su traje

    mientras su mujer se quitaba los pendientes en el

    lavabo. Ella perteneca al tipo de mujer presidenta

    que algunos mandatarios tienen que aguantar.

    Durante todo el camino de vuelta al hotel, no

    haba hecho ms que decirle lo que tena que

    haber hecho y dicho en la fiesta. La verdad era

    que constituan un matrimonio bastante fracasado.

    Y si no se haban lanzado los trastos a la cabeza,

    era por conveniencias de apariencia. La esposa

    entr en la habitacin, mientras Fromheim se

    levantaba de la cama donde se haba sentado, y le

    deca tono meloso:

    -Tengo una sorpresa para ti.

    Ella se volvi hacia l con mirada

    sorprendida. Fromheim de pi cogi una bolsa

    negra de viaje y meti la mano sujetando algo

    dentro.

    -No s si ensertelo -dijo jugueteando,

    sonriendo, pero sin sacar la mano del interior de la

    bolsa.

    -Venga no seas tonto -le reprendi

    Calpurnia siempre pronta a perder la paciencia.

    -No s, no s -segua jugando con la mano

    dentro de la bolsa.

    -Mira si sigues haciendo el imbcil me

    marcho maana a Europa y la campaa te la haces

    t solo.

    Fromheim sac la mano de la bolsa y los

    incrdulos ojos de su esposa vieron que lo que

    sostena era una pistola con la que su marido le

    estaba apuntando directamente al pecho.

    -Querida -dijo framente Fromheim-,

    sabes lo que aumentara el afecto popular hacia

    m si maana los titulares de todos los noticiarios

    anunciasen: Ayer por la noche se produjo un

    atentado contra el candidato Fromheim. Dos

    gansters con pasamontaas trataron de darle un

    tiro en la suite de su hotel. l sali ileso, pero su

    mujer fue asesinada

    Durante unos segundos Calpurnia le mir

    sin dar crdito a lo que oa, pareca una broma

    pesada. Pero unos instantes despus de mirarse a

    los ojos en silencio, se dio cuenta de que l la

    segua apuntando y de que la cosa iba en serio.

    -Ooh -exclam estupefacta Calpurnia. Era

    un quejido lleno de dolor por la traicin de su

    esposo-, seras capaz?

    -Te aseguro que en la puerta, por fuera,

    estn esperando ya dos agentes del servicio

    secreto para acabar de completar los destrozos en

    la habitacin de la supuesta accin de la mafia.

    Calpurnia empez a llorar. Su marido trat de

    consolarla, con delectacin ante el sufrimiento de

    aquella arpa que haba sido su mujer durante

    catorce aos-.Vamos, vamos, querida, nuestro

    matrimonio fue de conveniencia, nunca nos

    quisimos. En realidad menos que eso, me has

    dado bastante mala vida hasta el da de hoy. Con

    eso hubiera bastado para que yo te repudiara. Pero

    el hecho de que hace varios meses, cuando

    anunci que me iba a presentar a candidato a la

    Presidencia, me amenazaras con desvelar trapos

    sucios si no condescenda con toda la lista de

    caprichos que me presentaste... -Fromheim se iba

    poniendo furioso paulatinamente a medida que

    hablaba-. Entonces, no slo me decid, sino que,

    incluso, resolv que cuando fuera a realizar la

    accin, la hara yo mismo, con mi propia mano. Y

    no slo eso, hice el propsito de que cuando lo

    hiciera, adems, te anunciara yo mismo tu final.

    -From -dijo su esposa arrodillndose

    delante entre lgrimas-, From... he sido muy

    mala, muy mala contigo. Pero ahora quiero

    cambiar. Dame tiempo y te demostrar lo buena

    esposa que quiero ser contigo.

    Calpurnia era una serpiente, no tena

    ninguna intencin de cambiar, pero se daba cuenta

    que slo tocndole el corazn caba alguna

    posibilidad de salvarse. Pareca que el rostro de

    Fromheim se comenzaba a conmover.

    F

  • 19

    -Querida -exclam suavemente el marido

    dndole una esperanza de vida.

    En ese momento dispar con toda

    frialdad. Apenas hizo ruido el disparo, el largo

    tubo del silenciador funcion perfectamente. Un

    golpe seco, y el cuerpo de la esposa cay al suelo

    desplomado. Sobre el suelo geomtrico decorado

    con intensos rombos blancos y negros, la bella

    emperatriz vestida de azul celeste se convulsion

    leve y silenciosamente. El uxoricida se volvi

    tranquilamente hacia la puerta, de pronto record

    que en los atentados se dan varios disparos para

    tener ms seguridad de haber cumplido la misin.

    As que retrocedi y le dio tres disparos ms sobre

    la espalda. El cuerpo se sacudi en el suelo a cada

    disparo. La mano, el brazo de su esposa aun se

    movi ligeramente.

    Acabado el trabajo, sali de la habitacin

    y tras atravesar dos salas ms, pertenecientes a la

    suite, abri la puerta. Los dos agentes entraron sin

    decir nada y se encargaron del resto.

    El mundo todava no lo saba, pero en el

    mismo da, casi a esa hora, su mayor adversario

    en la campaa caera vctima de otro atentado. La

    prensa dira que se haba intentado acabar con los

    dos mejores candidatos. Eliminado ese adversario,

    Fromheim saba que todos los restantes eran

    personajes menores. Saba tambin que a ro

    revuelto, ganancia de pescadores. Cuanto mayor

    ambiente de inseguridad se creara, el Partido del

    Orden saldra beneficiado electoralmente. El

    partido de Fromheim haba centrado su campaa

    en la necesidad de poner orden a todos los

    desmanes de la mafia y la corrupcin. As que

    todo esto le beneficiaba. De hecho, gran parte de

    los atentados e infinidad de las amenazas que

    estaban sufriendo las principales ciudades de

    Estados Unidos haban sido orquestadas por l

    mismo. Aunque slo un par de acciones

    verdaderamente grandes haban sido ejecutadas

    directamente por agentes del servicio secreto

    europeo. Sus servicios secretos estaban

    suministrando informacin y material de ltima

    generacin a grupos terroristas. Ellos eran los que

    se encargaban de aquel trabajo tan sucio. Cada

    grupo tena sus motivaciones, sus particulares

    razones para la venganza y la lucha. Ellos eran la

    mano ejecutora de un caos que era su mejor

    campaa electoral.

    La poblacin entera se conmocion al

    conocer el atentado contra la esposa. Fromheim

    ejecut una perfecta obra de teatro con lgrimas,

    discursos encendidos supuestamente

    improvisados, y una actuacin y unos gestos en el

    entierro de la emperatriz verdaderamente

    pensados para tocar la fibra sentimental de la

    gente que viera en directo en sus hogares aquella

    ceremonia. Entierro televisado que fue todo un

    espectculo destinado a conmover todos los

    corazones. El resultado de todo eso fue un gran

    ascenso de Fromheim en la intencin de voto. Sin

    embargo, no estaba del todo satisfecho. A esas

    alturas de la campaa, volva a descubrir una y

    otra vez que la poltica es una cuestin en la que

    la suerte influye decisivamente. Haba cuidado

    todos los detalles, sus planes se iban cumpliendo

    perfectamente, haba tocado todos los resortes

    posibles y, sin embargo, a pocas semanas de las

    elecciones la diferencia de votos con uno de sus

    contrincantes segua siendo muy ajustada. A esas

    alturas y a pesar de todas las ventajas con las que

    haba contado se daba cuenta de que la suerte, en

    el ltimo momento, poda decantar la victoria a

    favor del otro.

  • 20

    CAPITULO

    V

    Un mes y medio despus.

    Enfrente del Congreso de Estados Unidos.

    -Juro solemnemente -dijo el presidente del

    Tribunal Supremo.

    -Juro solemnemente -repiti Fromheim

    con la mano derecha alzada.

    -Proteger, defender y custodiar la

    Constitucin de los Estados Unidos de Amrica..

    -Proteger, defender y custodiar la

    Constitucin de los Estados Unidos de Amrica.

    -As me ayude Dios.

    -As me ayude Dios.

    El Presidente del Tribunal Supremo con

    su toga negra, con su sonrisa, con su pelo blanco,

    estrech calurosamente la mano de Fromheim.

    Fromheim Schwart quedaba investido el XCVIII

    Presidente de la Repblica de los Estados Unidos

    de Norteamrica.

    Tras los discursos, un cuarto de hora

    despus, resonaba en el aire, alegre y atronadora,

    la explosin de Barras y Estrellas, marcha tocada

    conjuntamente por las bandas de los tres ejrcitos.

    Los guantes blancos de los marines suban y

    bajaban siguiendo el paso militar. Detrs de ellos,

    las flautas traveseras tocando marchas del tiempo

    colonial. Precediendo a todos, ondeaba la ms

    antigua bandera que se conservaba en la Nacin,

    seguida de otras cien banderas que, llevadas en

    formacin compacta, conformaban un ro

    rojiblanco colmado de estrellas de cinco puntas.

    En lo alto de la tribuna, la esbelta y hiertica

    figura del presidente, con la mano en el pecho,

    con la mirada al frente. La Avenida de Pensilvania

    se hallaba en el climax del fervor patritico.

    Dos horas despus la fiesta de investidura

    haba acabado y el nuevo presidente se diriga a la

    Casa Blanca, su nuevo hogar. Poco minutos

    despus, se sentaba slo y agotado en el cmodo

    silln de un Despacho Oval sumido en medio de

    la penumbra de una luz diurna que iba

    atenundose por momentos.

    Fromheim respiraba por fin en paz. La

    ltima semana haba sido de rdago. A punto

    haba estado el Congreso de anular la campaa

    electoral y posponer las elecciones. En el ltimo

    momento el anterior presidente se haba vuelto

    contra Fromheim realizando las ms terribles

    acusaciones. Hasta el final de la campaa, la

    indecisin del electorado fue espantosamente alta.

    S, la suerte haba jugado un papel decisivo al

    final y cualquier resultado pudo ser posible.

    Aquella misma tarde recibi en ese

    despacho a los agentes de los servicios de

    inteligencia del Imperio para comunicarles

    pequeos retoques en el calendario de acciones a

    realizar. Muchos proyectos se amontonaban en la

    mesa del nuevo presidente, pero el plan nmero

    uno era: desmontar la democracia en Estados

    Unidos.

    En las semanas siguientes procedi a

    cambiar la cpula de todas las administraciones

    pblicas por hombres del Partido. El Presidente

    actuaba con toda cautela y prudencia, ante la

    opinin pblica pareca tan solo un hombre

    ocupado al 100% en acabar con el poder oculto de

    la mafia en la administracin gubernamental.

    Aquel cambio de guardia a nadie extra, haba

    sido anunciado repetidas veces en campaa, haba

    que acabar con el clientelismo de los polticos y

    de la cosa nostra en la burocracia.

    Seis meses despus, se celebraba una

    sesin conjunta del Congreso y el Senado. Todos

    los congresistas y senadores estaban ya en la gran

    sala bajo la bveda central o andando por los

    pasillos del edificio del Congreso.

    La aeronave presidencial, a treinta

    kilmetros de distancia, se encaminaba con

    retraso hacia el edificio del Capitolio. De pronto,

    en el radar del Aeropuerto Dulles aparecieron tres

    cazas pertenecientes al Ejrcito del Aire. Surcaron

    a baja altura Washington. A poca distancia de la

    fachada principal del Congreso, los tres cazas sin

    detenerse dispararon tres misiles. Un segundo

    despus, el blanco edificio de mrmol volaba por

    los aires acribillado por los misiles. El Capitolio

    desapareca en medio de tres grandes esferas rojas

  • 21

    de fuego que se expandan, que arrasaban

    inmisericordes cuatrocientos aos de historia.

    Uno de los cazas se desvi y envi un

    cuarto misil contra el edificio de Tribunal

    Supremo que se encontraba detrs del Congreso.

    El edificio del Tribunal Supremo tambin salt

    por los aires en medio de una devastadora onda

    expansiva de fuego. Nada ms lanzar el cuarto

    misil, los tres cazas, a la mxima velocidad,

    cuatro veces la velocidad del sonido, se

    dispersaban cada uno en una direccin. Un minuto

    despus, se estrellaban no sin que antes los pilotos

    se lanzaran en asientos eyectables.

    Los turistas que recorran el Mall, el gran

    corredor de csped delante del Congreso, no

    podan creer lo que vean sus ojos. Donde antes se

    eriga el Congreso, ahora se levantaba una gran

    columna de humo, en cuya base se medio

    adivinaban los restos de las ruinas de lo que hubo

    antes all. Las calles cercanas al Congreso se

    llenaron de funcionarios que salan de los

    edificios ms prximos. Algunos transentes

    corran, otros se haban quedado paralizados y no

    se movan, sin dar crdito a lo que vean. La

    polica corra hacia el Capitolio en ruinas, no

    poda hacer nada. Algunos turistas caan al suelo

    de rodillas desconsolados, otros se abrazaban para

    consolarse. Miles y miles de personas salan de

    los edificios de la Avenida Pensilvania para

    acercarse al edificio derruido sin poder creer lo

    que vean.

    Una hora despus, la Nacin vea como su

    Presidente les comunicaba en la televisin que

    todos los congresistas, senadores y miembros del

    Tribunal Supremo haban fallecido. Slo haban

    quedado con vida seis de entre todos ellos, por

    estar enfermos en sus casas o fuera del Edificio.

    El ataque haba sido grabado en vdeo por

    varios turistas, imgenes que aparecieron en

    televisin una y otra vez. Y todo el mundo se

    pregunt por qu haban sido cazas de las Fuerzas

    Areas de Estados Unidos los que haban atacado.

    El Presidente explic que aquel atentado haba

    intentado acabar tambin con su vida y que slo el

    retraso de la nave presidencial le haba salvado.

    Anunci que inmediatamente se investigara por

    qu no haban funcionado ni el sistema

    antimisiles, ni el sistema de exclusin area que

    exista sobre toda la ciudad. En este da tan

    luctuoso les dijo el Presidente-, un da que no

    olvidar la historia, nicamente puedo

    asegurarles una cosa: hoy los Estados Unidos se

    ponen en pe para asegurarse de que los que han

    organizado esta infamia se arrepientan de haber

    nacido!

    Al da siguiente, los veinte generales que

    integraban la cpula del Estado Mayor eran

    sustituidos por miembros del Partido. La

    explicacin que se dio para explicar el cambio al

    completo de la cpula de Estado Mayor fue que el

    ataque haba sido organizado por algunos de esos

    generales. Para que, eliminados todos los poderes

    polticos, el Ejrcito tomara las riendas de la

    situacin. El Secretario de Defensa explic que

    como no se saba quines haban participado y

    quienes no, cautelarmente se tomaba la decisin

    de sustituirlos a todos durante un ao. Era una

    medida cautelar y provisional. Se insisti en que

    los generales sustituidos seran reintegrados en el

    mismo puesto al expirar ese plazo de tiempo

    concedido a la investigacin.

    Como era lgico, el ataque haba sido un

    xito porque se realiz con la informacin

    accesible a los colaboradores del nuevo Secretario

    de Defensa. Adems se hizo coincidir la sesin

    conjunta de congresistas y senadores justo en el

    da en que con total certeza se saba que todos los

    miembros del Tribunal Supremo iban a estar

    reunidos. El retraso de la nave presidencial estaba

    perfectamente calculado. El Presidente saba que

    en aquel edificio haba varios congresistas del

    Partido del Orden, adems de otros muchos cargos

    menores que trabajaban all y que pertenecan

    asimismo al Partido, pero haba que sacrificarlos.

    Y lo hizo sin contemplaciones.

    La Nacin estaba consternada. Pero para

    acabar de completar el cuadro de consternacin,

    aquel mismo da agentes del FBI entraban en los

    despachos de dos generales del Estado Mayor y

    decan haber hallado documentos (perfectamente

    falsos) con todo lujo de detalles sobre el supuesto

    golpe de Estado que iba a ser perpetrado por parte

    de los generales del Estado Mayor.

    Entre menos de veinte personas del

    Ministerio de Defensa y catorce del FBI haban

    orquestado un plan tan perfecto que los mismos

  • 22

    generales y la opinin pblica no saban qu

    pensar. Una inmensa sospecha se instal en las

    mentes de la Nacin. Pero los ciudadanos por s

    solos no podan descubrir la verdad de una trama

    tan compleja, y los mecanismos del Estado

    encargados de investigar esa trama haban sido

    extirpados.

    CAPITULO

    VI

    Palacio Imperial de Roma

    2 meses despus.

    odos los generales del Estado Mayor de la

    Repblica Europea con uniformes de gala

    escuchaban en una grandiosa sala las

    palabras de su emperador. En cuanto

    acabara, una gran fiesta tendra lugar en el ala

    norte del Palacio con el resto de los invitados que

    ya aguardaban all,. El emperador Fromheim

    estaba ahora en mitad de su discurso:

    -Ya mi padre, el extinto emperador

    Kurheim, me dijo siendo yo un pequeo: es una

    pena que a veces las ms grandes victorias no

    puedan celebrarse con una marcha triunfal en las

    calles de la Urbe. S, no entend entonces aquellas

    palabras. Ahora las entiendo y les agradezco a

    todos ustedes su fidelidad en estos dos ltimos

    aos en que apenas he podido dirigir

    personalmente los asuntos del Imperio.

    Estados Unidos, desde que me hice cargo

    de su mxima magistratura, por fin goza de un

    perfecto estado de paz ciudadana. Nunca ha

    habido tanta seguridad en sus calles, nunca se han

    cometido tan pocos delitos. La idea de que la

    justicia es rpida, eficaz y contundente se ha

    instalado hasta en la mente de los facinerosos.

    Muchos all dicen me ven como un

    dictador. Pero si en muchos no existe amor hacia

    mi persona, por lo menos, existe una cierta

    resignacin al hecho de que de momento no se me

    puede apartar de mi puesto. Las lites pensantes

    se han dado cuenta por fin, de que sacarme

    supondra una guerra civil, en la que un bando

    tendra todo el apoyo de Europa. Mejor una

    nacin y un dictador, que sin dictador pero sin

    nacin es un dicho que corre de boca en boca

    entre los descontentos. Tericamente, los Estados

    Unidos siguen siendo una democracia, slo que el

    sistema electoral est en suspenso

    transitoriamente. Se seguirn celebrando comicios

    para elegir alcaldes, fiscales, sheriffs y

    T

  • 23

    gobernadores. Tan solo las elecciones para el

    Senado y el Congreso y para la Presidencia

    quedan pospuestas.

    Por supuesto la cpula militar anterior no

    ha sido reintegrada a ninguna funcin activa. Por

    supuesto las elecciones presidenciales del pasado

    ao han sido las ltimas de la historia. Cuando se

    acerque la fecha que he garantizado como tope

    para que se celebren las primeras elecciones al

    Congreso, anunciar que se posponen un tiempo

    hasta que pueda asegurar la seguridad de los

    candidatos.

    Mucho me hubiera gustado que fuera una

    divisin de mi Guardia Pretoriana la que

    custodiase la Casa Blanca. Pero los tiempos

    todava no estn maduros para eso. He tomado el

    poder, pero hasta el momento en nada he ofendido

    el sentimiento de orgullo nacional, y as seguir.

    Cuando yo haya permanecido seis aos en

    el poder, har vicepresidente a mi hijo, ahora tal

    nombramiento resultara muy duro de aceptar. Y a

    partir de ese momento, como norma general, mi

    idea es que cuando yo est en tierra imperial el

    vicepresidente estar en la Casa Blanca. Y cuando

    yo pase una temporada en Estados Unidos, mi hijo

    volver a la Urbe a ponerse al tanto de los asuntos

    imperiales.

    Cules son mis planes para el futuro?

    Por un lado, que el Partido siga aumentando sus

    ramificaciones por todo el tejido social de la

    nacin americana, para dominar todos los resortes

    que tengan alguna influencia. Por otro lado, ir

    implantando partidos del orden en todos los

    dems pases del continente americano. No creo

    que volvamos a ganar las elecciones en ni un solo

    pas ms, en el extranjero las cosas se ven como

    realmente han sido. Pero todo el poder del

    Imperio y de los Estados Unidos volcados en un

    pequeo pas puede ser suficiente para

    desestabilizarlo de tal modo que pequeas lites

    favorables a nosotros logren, si no el poder, al

    menos una influencia notable.

    El Emperador, que continu hablando un

    rato ms, se retir al final de la tribuna en medio

    de los aplausos de todos los generales que se

    ponan en pie. Instantes despus, todos salan de la

    sala para participar en el cctel. Ni una palabra

    acerca de lo odo en la sala saldra de las bocas de

    aquellos cincuenta generales.

    CAPITULO

    VII

    l senador Ford era ya un venerable

    anciano con 86 aos. Vestido con su bata

    estaba sentado junto al fuego en una de

    sus casas de campo. Por el gran ventanal

    se vea que fuera estaba lloviendo intensamente.

    Su nieto de diecisis aos, se sent junto a l

    encima de la alfombra.

    -Abuelo, sigues siendo senador?

    Su abuelo le mir sorprendido. Era la

    tpica pregunta que no vena a cuento y que

    cualquier nieto te puede hacer despus de haber

    escuchado un retazo de conversacin entre

    adultos.

    -Pues... tericamente... como no se han

    vuelto a celebrar elecciones, cabra pensar que s.

    Hasta que no se vuelvan a celebrar y alguien no

    me quite el escao, soy el ltimo senador de los

    Estados Unidos -acab su afirmacin asintiendo a

    sus propias palabras con orgullo. El ultimo

    senador!

    -Por qu eres el ltimo?

    -Pues porque el da de la Gran

    Conmocin -as se conoca al atentado contra el

    Congreso- yo estaba en cama con 39 de fiebre.

    Nunca una gripe haba sido ms

    beneficiosa para la salud.

    -Y ya no hay ms senadores?

    -No, todos, los pocos que quedaban, han

    ido muriendo de viejos. El edificio del Congreso

    no se reconstruy. Ahora es un bello jardn de

    csped con grandes ruinas de mrmol.

    -Pero por qu no se reconstruy?

    -Si se hubiera reconstruido el edificio,

    alguien le hubiera preguntado al que manda que

    cundo lo llenaba.

    A base de responder preguntas a su nieto,

    el abuelo tuvo que hacer respaso de los ltimos

    veinte aos. El primero de los Presidentes con

    Poderes Especiales fue Fromheim. Gobern unos

    30 aos el Imperio y 9 nuestra nacin. Despus

    contrajo un cncer incurable. Desde que tuvo

    E

  • 24

    conocimiento del cncer, prepar el traspaso de

    poderes a su hijo, que era el vicepresidente.

    Cuando muri el padre, el hijo fue el segundo

    Presidente con Poderes Especiales. Fue un

    traspaso de poderes tal como manda la

    Constitucin. Si muere el Presidente, el

    Vicepresidente toma las funciones del primero.

    As se puede continuar indefinidamente. Lo nico

    anticonstitucional era la dilacin de las elecciones.

    Su hijo Hirsen gobern el Imperio y

    nuestro pas durante 5 aos. Despus un

    norteamericano amante de la democracia le peg

    un tiro un da que amable estaba saludando a la

    multitud y estrechando manos. Aquel exaltado

    crey que el regicidio era la terapia de choque

    para que el sol de la democracia volviera a brillar

    en todos los horizontes. Yo le hubiera aconsejado

    que leyera Claudio, el dios de Robert Graves. Lo

    nico que logr fue que el vicepresidente tomara

    el mando. El asesinato incluso aument la

    popularidad de la nueva institucin presidencial.

    A la imagen de una institucin tan opresiva lo

    nico que le faltaba era una cierta dosis de

    victimismo.

    -Y al asesino... le torturaron? Le

    hicieron morir de mala muerte? -pregunt con un

    cierto tonillo sdico el nieto.

    -Por favor!!, estamos en una nacin

    civilizada. Por supuesto que no. Le juzgaron y no

    s como se las arreglaron, pero le hicieron

    confesar que haba toda una conspiracin detrs

    de su accin. La vieja patraa de las fuerzas

    oscuras por la que los presidentes con poderes

    especiales estaban ah para protegernos. Muri

    ejecutado con una inyeccin letal. Y no consigui

    otra cosa ms que aumentar las normas de

    proteccin alrededor de los presidentes. Es lo que

    suele pasar cuando el pato Donald se mete a

    Bruto.

    El hijo del emperador Hirsen slo tena 8

    aos. El nuevo presidente USA era un miembro

    de la familia imperial, pero l no era el

    emperador. El Senado del Imperio y el Ejrcito

    decidieron que el nuevo emperador sera Holbein

    y no el que ahora detentaba el cargo de presidente.

    As que Holbein oficialmente tom el cargo de

    vicepresidente de Estados Unidos y

    extraoficialmente el mando del presidente. Dicho

    sea de paso, aquel presidente ttere, que dur tan

    poco, era el hombre ms ratonil e indeciso del

    mundo. Tres meses despus dimiti y el

    emperador Holbein pas a tener no slo el poder

    efectivo sino tambin el cargo de presidente.

    -Abuelo, y por qu no te rebelaste contra

    Fromheim y luchaste por la libertad?

    Su abuelo le mir con fingida sorpresa y

    despus con falsa indignacin.

    -Jovencito, cuando uno es joven cree que

    todo se reduce a gritar Libertad!, Libertad!, y

    que todos los muros caern y las puertas se

    abrirn.

    En cuanto me repuse de mi gripe no tuve

    otra idea en mi cabeza que restaurar la

    democracia. Pero adems de jugarme el pellejo,

    quera jugrmelo con inteligencia. As que decid

    esperar. Esperar y estudiar la situacin y aguardar

    el momento ms propicio. Pero cuando empez a

    pasar el tiempo y vi que la gente no haca nada.

    Porque la gente no estaba contenta, pero no haca

    nada. Cuando vi que Fromheim sala a la calle y

    siempre haba quienes le vitoreaban. Cuando vi

    que los sondeos de opinin no le eran totalmente

    desfavorables. Entonces me pregunt si adems de

    perder el cuello, haba alguna posibilidad de

    conseguir algo.

    As que me retir bien lejos. Y para que

    nadie en la Casa Blanca sospechara, me compr

    una casa de campo en los Pirineos, ni ms ni

    menos que en una provincia imperial, en Espaa.

    Y desaparec de la escena durante unos cuantos

    aos. Despus cuando volv a mi patria me cuid

    muy mucho de hacer otra cosa que cuidar de mis

    negocios. Comprendido, mozalbete? A ver si

    heredas algo de mi sentido comn.

    Durante unos momentos, las palabras del

    antiguo escritor ingls resonaron en la canosa

    cabeza del senador:

    Ya sabes qu sucede cuando uno habla de

    libertad. Todo parece hermosamente sencillo.

    Uno espera que todas las puertas se

    abran y todas la murallas se derrumben.

    Su nieto lleno del ardor de la juventud le

    miraba con escepticismo, sus ltimas palabras

    parecan a sus ojos una claudicacin. Su abuelo

    percibi qu haba detrs de aquella mirada.

    -Hijito, s que no soy un hroe. Si hubiera

    sido un hroe no tendras a tu abuelo aqu sentado

    para contarte esta historia. El tiempo estaba

  • 25

    maduro para una dictadura. Un hombre no puede

    cambiar un Pueblo. La maquinaria de la

    democracia no funcionaba, yo slo no poda

    cambiar toda la maquinaria. Yo no poda cambiar

    la marea de la historia. Hubiera dado mi vida por

    la libertad, pero no la dara slo porque dijeran

    que lo haba intentado. Aquello no tena

    posibilidades.

    -As siempre con los tiranos, reza el

    lema del escudo de Virginia, replic orgulloso y

    testarudo el nieto. El escudo del estado de

    Virginia muestra a un tiranicida despus de haber

    perpetrado su accin.

    El abuelo mir a su nieto. Esos aires

    libertarios procederan de algn gen de la rama

    materna o de la paterna?

    -Los jvenes como t -le advirti el

    abuelo- acaban formando parte de las cpulas

    gobernantes cuando un antiguo rgimen est en

    declive. Pero acaban arruinando sus vidas cuando

    un imperio est emergiendo. Me temo que has

    nacido en la poca de un imperio emergente, y tu

    caso ser el segundo.

    Te lo pido por favor, que no te ronde la

    cabeza el entrar en algn grupo poltico

    clandestino. Dentro de cincuenta o cien aos el

    edificio estar lleno de grietas, entonces te

    aconsejara que entrases en la disidencia, habras

    sido quiz parte de la nueva generacin en el

    poder. Pero ahora el Imperio se consolida. Te lo

    asegura un viejo zorro de la poltica.

    -Puedes estar tranquilo, no pertenezco a

    ninguna, ni he asistido a ninguna reunin

    mitinera.

    -Muy bien. Recuerda, siempre hay tiempo

    para la revolucin. T hazte un sitio en la vida.

    Por ahora la institucin de la Presidencia con

    Poderes Especiales se ha consolidado. Fromheim

    fue un genio. Qu bien hablaba! Fue un Julio

    Cesar... y un Maquiavelo.

    -Y un Hitler.

    -S, fue Julio Cesar, Maquiavelo y Hitler a

    la vez. El cre el estado ms grande que ha

    conocido la humanidad. Logr hacer posible lo

    que a todos pareci imposible: la unin de los

    Estados Unidos con la Repblica Europea... s, l

    cre la Bestia. Un Estado que posee el 68% del

    producto nacional bruto de todo el planeta, un

    Estado que tiene en sus fronteras el 53% de la

    poblacin mundial. Nunca ha habido tanta

    concentracin de poder.

    -Abuelo, no pertenezco a ninguna

    asociacin poltica pero creme el futuro ser

    democrtico.

    El abuelo se ci mejor el cinturn de

    lana de la bata. Despus, mientras se segua

    arreglando la bata, dijo:

    -Una vez un profesor mo, en la

    universidad, en medio de la clase coment: qu

    misterioso me ha parecido siempre el hecho de

    que un hombre pueda mandar a otro hombre.

    Hasta entonces nunca me haba planteado ningn

    interrogante acerca de eso. Pero despus, a solas,

    me detuve a pensarlo y me di cuenta de lo

    sorprendente que es el que un hombre tenga

    dominio sobre otro. El que un hombre tenga

    dominio sobre la voluntad de otro hombre libre.

    Un ser humano sobre otro ser humano fuera el

    aguacero creca en intensidad, las nubes estaban

    terriblemente oscuras-. S, el futuro ser

    democrtico y se qued mirando a los troncos

    ardiendo en la chimenea-. Qu te parece una

    partida de ajedrez?

    -Prefiero una partida de marcianitos en el

    ordenador, hace?

    -Venga el chico fue a por la consola de

    juegos. El abuelo le grit-: Dile a tu madre que

    nos traiga unos crepes con chocolate de los que

    sobraron ayer.

    Abuelo y nieto se acomodaron ante la

    amplia pantalla de televisin. Haba que reconocer

    que el juego del ajedrez era demasiado tradicional

    (casi hasta monrquico) para el nieto. Su sangre

    joven necesitaba matar marcianitos. Despus de la

    conversacin con su abuelo, necesitaba aniquilar

    algo. Un par de nietos, que casi no saban andar,

    se acercaron al abuelo y se aferraron al borde de

    su bata. Las alegres voces de la escena familiar se

    alejaron por el pasillo.

    na partida en la pantalla, mientras otra

    partida mucho ms importante tena lugar en

    el Palacio Imperial.

    El emperador Holbein yaca agonizante en

    su lecho. Un apenas audible estertor surga cada

    vez ms espaciado de su pecho. La cama regia

    U

  • 26

    ocupaba el centro de la gran alcoba. Alrededor de

    la cama en pi los principales generales en

    uniforme militar. Un silencio atento dominaba el

    ambiente.

    Diez minutos despus, el Emperador daba

    el ltimo suspiro cavernoso. El mdico palatino se

    acerc calmadamente y le tom el pulso. Una

    mirada fija al Jefe del Estado Mayor. El general

    no necesit ninguna palabra. Holbein Schwart

    Germanico Druso haba fallecido. El General

    recorri con su mirada a todos sus colegas y sin

    decir una palabra se dirigieron a la sala contigua.

    En la sala contigua estaba un muy ocupado

    vicepresidente de Estados Unidos. El

    vicepresidente, un hombre delgado de unos

    cuarenta aos, era el hijo del fallecido y estaba

    disponiendo todos los asuntos de Estado y

    relativos al entierro de su padre.

    Sin decir una palabra, tres generales de

    los que acababan de salir de la habitacin del

    moribundo se pusieron delante y vaciaron los

    cargadores de sus pistolas sobre l . El

    vicepresidente cay de bruces sobre los papeles de

    la mesa. Su pecho ensangrent todos aquellos

    impresos de rdenes presidenciales. Sobre los

    membretes oficiales la sangre lo salpic todo.

    Nadie lo saba en Palacio pero los generales

    haban decidido que el nuevo emperador sera el

    yerno del emperador Holbein, Viniciano, ministro

    de defensa y senador del Imperio. El nuevo

    emperador no perteneca a la dinasta de los

    ltimos tres emperadores, sino a la dinasta

    Staufen. Los periodistas pronto averiguaron que

    era un hombre poderossimo en influencias y

    dinero, pero tambin era uno de los hombres ms

    misteriosos del entorno del fallecido emperador.

    Todos lo aceptaron con sorpresa pero sin

    discusiones. El nuevo dirigente se dedic durante

    el medio ao siguiente a reforzar su posicin y a

    trabajar en silencio casi sin perder tiempo en

    intervenciones pblicas.

    CAPITULO

    VIII

    27 de noviembre del 2207

    6 p.m.

    Arzobispado de Berln

    l vetusto edificio del arzobispado se

    levantaba en medio de una calle cntrica

    de la ciudad. En la tranquila calle, justo

    delante de la fachada principal, se

    posaron un grupo de aeronaves de la polica. De

    las aeronaves comenzaron a salir medio centenar

    de agentes. Todos iban fuertemente armados y

    enfundados en sus chalecos antibalas a modo de

    negras armaduras. Sin prisas, unos entraron por la

    puerta principal, mientras el resto rodeaba el

    edificio.

    En el vestbulo, tras el mostrador, el

    portero se levant sobresaltado al ver entrar a

    cinco miembros de la seguridad imperial seguidos

    de docenas de agentes.

    -Qu... qu pasa? -pregunt el portero.

    -Haga venir al canciller del obispado -

    orden seco el inspector al mando.

    Nervioso tecle en el telfono el nmero

    del despacho del canciller.

    -Padre Wilheim... no se lo que pasa pero

    el vestbulo est lleno de policas, y el que est al

    mando ha pedido que baje un momento.

    Al poco, un sacerdote con sotana baj por

    las escaleras que daban al vestbulo.

    -El canciller? -pregunt el inspector.

    -S, qu sucede?

    -Tengo orden -dijo extendiendo un papel

    sellado- de que me conduzca hasta los archivos

    donde guarden los libros de bautismo.

    Instantes despus, el canciller,

    acompaado de otros dos sacerdotes y seguido del

    inspector y la polica, entraba en los archivos.

    -Estos son los libros de bautismo? -

    pregunt el inspector sealando los anaqueles.

    -S, qu es lo que vienen buscando?

    E

  • 27

    -No tienen estos libros introducidos en

    alguna base informtica? -pregunt el inspector

    sin molestarse en contestar la pregunta formulada.

    -S, all... esa caja metlica contiene todos

    los discos.

    -Todo est all?No hay ms?

    -Pues no -contest tras mirar

    interrogadoramente al otro sacerdote que asinti.

    -Muy bien -coment el inspector-. A ver -

    dijo dirigindose a los agentes que le

    acompaaban-, poned veinte guardias que vigilen

    estas salas y los pasillos de alrededor. Desalojad a

    la gente que trabaja aqu, y que el resto de los

    guardias comience a sacar los libros y los discos

    informticos.

    -Perdone -se acerc atnito el canciller-,

    quiz no he entendido bien... se llevan los libros?

    -S, nos lo llevamos todo -respondi fro y

    seco el inspector, mientras otro agente le