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ci erra .Organo de su Venerable Orden Temen, y Cofradías. Dirección y Administración: PP. MERCIEDARIOS Silva, 39.—Madrid (12) ANO vi 24 FEBRERO 1923 NÚM. 55 ST_TMA_ItIO SAN JOSA, EN LA LITURGIA MERCEDAR1A, por Fr. Miguel López. —SAN PEDRO ARMENGOL, por Fr. Ramón Serratosa.—EL CULTO DE LA BIENAVEN- TURADA VIRGEN MARÍA DE LA MERCED, por Fr. Juan Gilabert. —PÁGINA MISIONAL EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y NTRA. SRA. DE LA MERCED ENTRONIZADOS EN AXDIR. CRÓNICA MENSUAL, por Fr. L. Santamaría.— DE MÍSTICA, por Fr. Guillermo VáZCIUCZ. ---MIS IMPRESIONES DE ESPAÑA, por Fr. Diego A. ROidS.---i,DÓNDE EsTÄ? (poesía), por Fr. Miguel Lö- pez.—Bibliografía.—Noticias, necrología e indulgencias. San José, en la liturgia mercedaria. El 8 de Diciembre de 1870, por un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos, el Papa Pío IX declaró a San José Patrono de la Iglesia Católica, que siempre tributó a este santo el mayor honor y alabanzas, después de la Virgen María, su esposa; por haber sido jefe de la Sagrada Fami- lia, «señor de su casa y príncipe & su posesión»; guardián de los principales tesoros de Dios sobre la tierra, que tuvo por esposa a la Virgen sin mancha, de la cual nació Aquél que fué tenido por hijo de José; el cual no sólo vió lo que tantos reyes quisieron ver, sino que conversó con El y con paternal afecto le abrazó y besó, y hasta proveyó al sus- tento de Aquél que los fieles habían de recibir, para obtener la vida eterna, como pan vivo bajado del cielo. Todas las familias cristianas invocan al Santo con filial afecto, y en las órdenes religiosas, pequeñas familias de la Iglesia, se le profesa particular devoción. La Orden de la Merced, que desde su cuna bebió las dulzuras de una acendrada devoción a María, no podía por menos de distinguirse en el culto y veneración a su castisi- mo esposo San José.

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ci erra.Organo de su Venerable

Orden Temen, y Cofradías.

Dirección y Administración:

PP. MERCIEDARIOSSilva, 39.—Madrid (12)

ANO vi

24 FEBRERO 1923 NÚM. 55

ST_TMA_ItIO

SAN JOSA, EN LA LITURGIA MERCEDAR1A, por Fr. Miguel López. —SANPEDRO ARMENGOL, por Fr. Ramón Serratosa.—EL CULTO DE LA BIENAVEN-

TURADA VIRGEN MARÍA DE LA MERCED, por Fr. Juan Gilabert. —PÁGINA

MISIONAL —EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y NTRA. SRA. DE LA MERCEDENTRONIZADOS EN AXDIR. — CRÓNICA MENSUAL, por Fr. L. Santamaría.—DE MÍSTICA, por Fr. Guillermo VáZCIUCZ. ---MIS IMPRESIONES DE ESPAÑA,

por Fr. Diego A. ROidS.---i,DÓNDE EsTÄ? (poesía), por Fr. Miguel Lö-pez.—Bibliografía.—Noticias, necrología e indulgencias.

San José, en la liturgiamercedaria.

El 8 de Diciembre de 1870, por un decreto de la SagradaCongregación de Ritos, el Papa Pío IX declaró a San JoséPatrono de la Iglesia Católica, que siempre tributó a estesanto el mayor honor y alabanzas, después de la VirgenMaría, su esposa; por haber sido jefe de la Sagrada Fami-lia, «señor de su casa y príncipe & su posesión»; guardiánde los principales tesoros de Dios sobre la tierra, que tuvopor esposa a la Virgen sin mancha, de la cual nació Aquélque fué tenido por hijo de José; el cual no sólo vió lo quetantos reyes quisieron ver, sino que conversó con El y conpaternal afecto le abrazó y besó, y hasta proveyó al sus-tento de Aquél que los fieles habían de recibir, para obtenerla vida eterna, como pan vivo bajado del cielo.

Todas las familias cristianas invocan al Santo con filialafecto, y en las órdenes religiosas, pequeñas familias de laIglesia, se le profesa particular devoción.

La Orden de la Merced, que desde su cuna bebió lasdulzuras de una acendrada devoción a María, no podía pormenos de distinguirse en el culto y veneración a su castisi-mo esposo San José.

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Al entresacar del Oficio del Santo, que rezaban los Mer-cedarios antes de adoptar el Breviario Romano, algunospensamientos como ramillete de frescas y olorosas flores,que aunque viejas no están ajadas ni perdieron su fragan-cia; no pretendo estudiarlo como crítico, de dónde ha sidotomado; quién lo compuso, qué influencia pudo tener en lapropagación de la devoción josefina; mi labor se concre-tará a espigar algunos pensamientos de lo que creían oficial-mente los Mercedarios sobre las principales prerrogativasde San José y cómo le invocaban en su liturgia.

Me valgo de la última reimpresión del Breviario de- laOrden, hecha en Lión en 1560, pocos años antes de acep-tar el Romano. Advierte el Rvdmo. P. Maestro GeneralMiguel Puig, que la autoriza a fin de que abundasen máslos libros para cantar las divinas alabanzas, que sólo corri-ge erratas de menor cuantía y añade algunas notas, muypocas, acerca de las dominicas. Es por tanto mucho másantiguo, entre los mercedarios, este oficio de San José, queestaba incluido como total?) duplex, es decir, fiesta solem-nísima, con antífonas e himnos propios para Vísperas yLaudes, con invitatorio, himno, antífonas, seis lecciones his-tóricas y tres de homilía, versículos, responsorios y loscapítulos de Vísperas, Laudes, Sexta y Nona propios.

Incomparable santidad de San José.'

Los dos principales títulos que exigen en San José unasantidad sublime, superior a la de cualquier otro santo, sonel ser esposo de María, la más santa y perfecta de las cria-turas, y padre legal de Jesús, nuestro divino Salvador.

Cuando Dios elige para un oficio, da la gracia adecuadapara desempeñarlo debidamente. Si María por ser Madre deJesús, mereció de Dios las más altas prerrogativas y dones,y fué santificada y adornada de tal gracia y carísmas, queaventajó a toda humana, y aun angélica criatura, para queni sombra de pecado o mancha de imperfección tocase aAquél que de ella había de tomar nuestra naturaleza; no deotra manera, guardada la debida proporción, debemos pen-sar, que San José, para ser

Digno Esposo de María,

debía estar adornado de toda virtud y santidad, para que nisombra de pecado menguar pudiese la luz de la que es

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espejó sin mancha; que no sería decoroso paugusta de Dios amar, obedecer, servir, estar sujeta a unhombre manchado de imperfecciones o pecado; trabajar,morar bajo un mismo techo, ser guiada y defendida y con-solada y servida y amada por un esposo cuyo pecado ofalta de santidad pudieran redundar en desdoro y menosca-bo de la más santa de las esposas; sería, además, indignode la providencia suave y santa de Dios, entregar como es-posa a María, la más pura de las vírgenes, a un hombre cuyavida no fuese santa, pura, inmaculada en cuanto podía cabery era necesario en aquél que, después de Jesús, había de go-zar más que otro alguno de los purísimos afectos de María.

El Evangelio llama a José esposo de María, de la cualnació Jesús; estando desposada María con José, añade enotro lugar.

Estas mismas verdades están expresadas maravillo-samente en la IV lección del Oficio que comentamos:«En verdad que éste (José) ha sido predestinado desde laeternidad a la gracia, y elegido por Dios para esposo de tansanta Virgen. Desde su infancia hasta su vejez, fui preser-vado de toda corrupción de la carne y de toda mancha depecado, y dotado de toda santidad, justicia y virtud. Mereció(lección V) ser llamado esposo y marido de María, Madrede Dios, y ser guarda y testigo de su virginidad.

Fui amadísimo de aquella santísima Virgen, más quelos demás apóstoles y discípulos. Porque era justo queaquella santísima Virgen apreciara y amara, después deCristo, su Hijo, más que a ningún otro; al esposo que elSeñor le había dado.»

Y el responsorio de la 1. a lección dice: «Eligió el Señora José, de la casa y familia de David, para esposo de laVirgen María, su Madre, a fin de que el virgen fuese am-paro de la Virgen.»

«Purificó el Señor a José de toda mancha de pecado yadornóle de toda justicia y santidad», porque así lo requie-re la dignidad de esposo de María.

No cabe en nuestra consideración y repugna a nuestrosentido cristiano que no fuese igualmente santo, y santo enel más alto grado, habiendo sido

Padre de Jesús según la ley.¡,Cómo pensar siquiera, que Jesús, la santidad por exce-

lencia, el que pudo retar a sus enemigos para que le argu-yesen de pecado: ese Jesús tuviese por padre en la estima-

ara la Madre

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ción de los hombres, por verdadero padre legal, por Sostény guía y ayo y defensor en su infancia, en los peligros, enel destierro, a un hombre no adornado de la más sublimesantidad? que estuviese sometido y obedeciese como acabeza de la Sagrada Familia a un hombre a quien no real-zase la perfección más elevada, basada en el amor másacendrado a Dios?

Aquellos brazos, que soportaron la amable carga de unDios Niño; aquel cuello, que Jesús estrechó con sus tiernosbracitos; aquel pecho, volcán de amores, que tan cercasintió los latidos del corazón de Jesús Niño; aquellos labiosque imprimieron dulces ósculos en los purísimos de nuestroSalvador; aquellas manos que acariciaron el santísimo ros-tro; aquellos ojos que se bañaron en la inefable luz de lasmiradas del Redentor: aquel hombre, en fin, que vivió, sedesveló, sudó, trabajó, sufrió por alimentar, defender, guiar,conservar los tesoros más amables de Dios en la tierra,¿podía dejar de ser purísimo, fidelísimo, santísimo? Cierta-mente era amantísimo y amadísimo de Dios; puro de todopecado, mortal y venial, y de toda imperfección remotísimo;aquilatado y embellecido sobre todos los santos, con lasantidad y muníficos dones con que el Espíritu Santo esmal-ta las almas justas.

Confirma esta doctrina la segunda lección: «De tal modopreservó el Señor a José de toda mancha de pecado y de lacorrupción de la carne, que desde la primera edad e infan-cia hasta los sesenta años, permaneció limpio y virgen.Porque era necesario que Cristo, que había de redimir almundo en pobreza, santidad y pureza, tuviese en la tierraun padre putativo y legal, justo y pobre y puro y adornadode toda virtud.»

San Lucas dice: que su padre y su madre se admirabande lo que se decía de él (Jestis) (1/, 33) y cuando éste conta-ba cerca de treinta años, era tenido por hijo de José (111, 23).José era tenido por su padre en la opinión de los hombres,por su padre según la ley, por ser verdadero esposo deMaría, y tanto más padre cuanto más puro y santo y amadode Jesús y María, la cual dijo un día a Jesús: «Tu padre yyo, llenos de dolor, te buscábamos.» (Luc. 111-48).

«¿Quién podrá, no ya hablar dignamente, pero ni pen-sar la preeminencia de la santidad de este hombre felicísi-mo... y la vehemencia de su amor a Cristo y a la Virgen, yla excelencia de su dignidad en ver y tratar tan divinos mis-terios?» (Lección III).

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José era el siervo bueno y fiel constituido por Dios señorde su casa, a quien encomendó sus más ricos tesoros en latierra.

Es verdad que Jesús se encarnó milagrosamente enMaría, mas ésta era, según la ley, esposa de San José. SanFrancisco de Sales dice a este propósito: «Yo suelo decirque si una paloma llevara en su pico un dátil y lo dejasecaer en un jardín, la palma que el dátil produjera, pertene-cería al dueño del jardín; siendo esto así, ¿,quién podrádudar, que habiendo el Espíritu Santo, como divina palo-ma, dejado caer este divino dátil dentro del jardín firme ycerrado de la Santísima Virgen, jardín sellado y rodeadopor todas partes del seto o voto santo de virginidad inmacu-lada, jardín que pertenecía a San José, como la mujer almarido; quién podrá dudar o quién podrá decir que estadivina palma, que lleva frutos de inmortalidad, no pertene-cía completamente a nuestro gran Patriarca?»

Concluyamos, pues, que el padre de Jesús, el esposo deMaría, a quien el Santo Evangelio llama justo, ha sidoadornado de toda santidad, más que ningún otro santo,después de su santísima esposa María.

Culto debido a San José.

Adoramos absolutamente a Dios por su esencial santi-dad y grandeza, y en reconocimiento de nuestra dependen-cia y sumisión. A este culto llaman los teólogos latría; máscuando veneramos a los Santos, cuando adoramos la san-tidad que en ellos se refleja, como en espejos de su bondad,e imploramos su protección como medianeros y amigos deDios, decimos que les tributamos culto de dalia (servidum-bre). El culto a María, como de un orden superior al de losdemás santos, e inferior al debido a Dios, se llama hiper-dulía (sobre toda servidumbre).

Aunque la doctrina sea mucho más antigua entre losteólogos, Cornelio a Lapide propugnó con decidido empe-ño la opinión que defiende que San José debe ser honradocon culto de suma chilla o como ahora se dice, protodulla,es decir, que la veneración tributada a nuestro Santo, debeser de servidumbre afectuosa, de igual especie que la de losdemás santos, pero la primera en nuestro afecto y en loshonores y alabanzas con que le reverenciemos.

Así se nos da a entender en las palabras del Decreto enque se le declara patrono de la Iglesia: «Siempre la Iglesia

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honró con sumo honor y alabanzas al bienaventuradoJosé, después de la Virgen, Madre de Dios, su esposa, eimploró su mediación en casos angustiosos.» Y en verdad,establecida la doctrina de que el «Señor le embelleció contoda santidad» de que, como dice León XIII: «...a la digni-dad excelentísima con que la Madre de Dios aventaja enmucho a todas las criaturas, se acercó San José más queninguno»; que fue «esposo de María» y «tenido en la opi-nión de los hombres por padre del mismo Hijo de Dios»:«de todo lo cual se seguía que a San José estuviese humil-demente sujeto el Verbo de Dios y obedeciese a sus manda-tos y le diese toda la honra que a su padre es menesterden los hijos»; de todo esto, digo, se deduce claramente quedebe ser la mayor, después de María, nuestra devoción alSanto Patriarca.

Patrocinio de San José.

Siendo esto así y estando tan cerca de Dios nuestroSanto, habiendo sido oficialmente declarado protector de laIglesia, no cabe duda que su patrocinio debe extenderse a

•todas las necesidades.En los himnos del Oficio que comentamos, se leen pala-

bras reveladoras de esta doctrina: «Sé tú nuestro refugio—,nuestra inquebrantable fortaleza , nuestra salud, nuestraprotección --y nuestra alegría. Con tu ayuda dirige a los frá-giles—en el mar de este mundo—y en la hora de la muerterecíbenos a todos. Tú, que guardando pureza—, has sidofragante como lirio...—haznos castos—, lávanos de nues-tros pecados.

Oh dulce José, guardián de la Madre del Señor—a losdevotos de tu nombre—sálvalos siempre en las adversida-des—y en las prosperidades.

Dudas de San José.

Limpio estaba el cielo de Nazaret, y el aire cargado dearomas y armonías, y la tierrä henchida de rumores y belle-zas en la verde ladera en que estaba recostada la siemprememorable aldea en que pasaron la mayor parte de su vidaJosé, María y Jesús nuestro Redentor. Desde el día en queel celestial mensajero había batido sus alas sobre el brillantehorizonte nazareno, ningún otro había amanecido tan belloel paisaje, tan luminoso el aire, tan acariciadores los soplosdel ambiente saturado de frescos, perfumados y acres aro-

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mas de áloes y terebintos. Tres meses habían pasado, yMaría, la bella nazarena, estaba de vuelta de su visita aSanta Isabel. Aunque las mismas brisas parecía estabancargadas de alegría, quien hubiera contemplado atentamen-te el rostro de José, hubiera observado en él un ligero tintede tristeza dibujado en su bellísimo semblante.

Cuando el sol traspuso el horizonte, una pequeña nube,casi imperceptible, mecíase del lado opuesto, blanca pri-mero, roja después, negra al fin. Aquella noche, cuando elsueño cerró suavemente los ojos de José, apareciósele unángel que le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir aMaría, tu esposa, porque lo que en ella ha nacido sea obradel Espíritu Santo» (1). Dará a luz un hijo y le llamarásJesús, porque El salvará a su pueblo de los pecados deellos.»

Despertó José, radiante de gozo; la aurora, con susluces blancas y rosadas, diö comienzo a un nuevo día tran-quilo y sereno; y el que temía permanecer con María porqueen su humildad se creía indigno de habitar con la Madre desu Dios, cumplió lo que le mandó el ángel, y desde aqueldía nada fue bastante para separarle de su inmaculadaesposa.

Que la humildad indujo a San José a querer dejar ocul-tamente a María por no creerse digno de morar con ella, es,a mi entender, lo más conforme con la dignidad de lossantos esposos, como enseñan muchos Santos Padres.

A la verdad, si San José, testigo de la pureza de María,tenía a ésta por santa e inocente y él era justo, ¿cómopodía sospechar nada malo de ella y acusarla? y si sospe-chaba algo malo y no la denunciaba o entregaba, segúnprescribía la ley, ¿cómo era justo?

En la homilía del oficio citado, dice Orígenes: Primera-mente supieron el misterio de la Encarnación «los ángeles,los ángeles que guardaban a María, que la protegían.»Después San José... justo en sus palabras, justo en susobras, justo en la ley, justo en el cumplimiento de la ley,justo en la gracia. Siendo pues justo y no queriendo entre-garla, no quiso recibirla, no quiso difamarla, sino dejarlaocultamente... ¿Si tenía sospecha contra ella, cómo era jus-to? Si no sospechó o pensó cosa semejante, ¿por qué queríadejarla? ¿Por qué quería dejar a la que era inmaculada y

(1) Así creemos que debe traducirse este lugar de San Mateo segúnel códice sirocaldaico.

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santa? Esto era injusto. Más escucha el sentido llano de estarazón. José era justo, y aquella virgen era inmaculada; masquería dejarla, porque conocía en ella la excelencia del mis-terio y aquel magnífico sacramento (de la Encarnación) yjuzgábase indigno de estar cerca de ella.»

Muerte de San José.

Aunque no sabemos de cierto dónde, ni cuándo murió,generalmente se supone que a los sesenta años; algunosdicen que fué enterrado en el valle de Josafat.

Parece debió morir antes o al empezar Jesús su vidapública, porque cuando después del ayuno y tentacionesvolvió a Nazaret, extrañándose de las palabras de graciaque brotaban de sus labios, al explicarles Jesús a Isaías enla sinagoga, decían los nazarenos: «¿Por ventura no es ésteel hijo de José? (Luc. IV, 22) y en el mismo Evangelio secuenta (111-25) que Jesús, al contar unos tréinta años, eratenido por hijo de José.» Y San Juan refiere (VI, 42) que alhablarles de la Eucaristía y decirles: Yo soy el pan vivoque ha bajado del cielo, repusieron los judíos: ¿No es porventura éste el Jesús, hijo de José, cuyo padre y madrehemos conocido?

De haber muerto muchos antes, no estaría tan fresca sumemoria entre los judíos.

La tradición nos pinta a San José moribundo, rodeadode Jesús y Maria, y por su felicísima muerte se le invocacomo abogado de los moribundos. Ultimamente la Iglesiapuso expreso su nombre en la oración «Proficiscere» de larecomendación del alma, después del de la Santísima Vir-gen, mandando añadir: «San José, abogado dulcísimo delos moribundos, te sostenga en esperanza grande » y en laoración dice: «en cuya muerte felicísima asistieron vigilan-tes Jesús y María.»

Por eso en el himno de Laudes le decían nuestros ma-yores: «y al dejar este cuerpo, recíbenos a todos. Atqueexutos corpore nos omnes semper suscipe.»

Resurrección de San José.Refiere el Evangelio (Mat. XXVII, 52-53): «Muchos cuer-

pos de santos, que habían muerto, resucitaron, y saliendode los sepulcros, después de la resurrección de él (Jesús).vinieron a la santa ciudad y se aparecieron a muchos.»

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No es creíble que los que han resucitado con Jesús,hubiesen de volver a morir, sino más bien serían introduci-dos con la santísima Humanidad de Jesucristo en el cielo, ysi bien Jesús es «las primicias de los muertos», es de creerque sobre los que resucitaron con El, no tendría más domi-nio la muerte, y juntamente con Jesús, cabeza de los fieles,entrarían en la gloria.

Si hubo «muchos» que merecieron tan especial favor deJesús ¿a San José, su padre, había de negárselo?

Esta creencia se halla en la sexta lección por estas pala-bras: «Cuando Cristo descendió a los infiernos, cuandoresucitó de entre los muertos para la Gloria, resucitó asi-mismo el cuerpo glorioso del santísimo José.»

Entrada triunfal del Santo en la Gloria.

«Ha sido elevado José hasta los cielos de los cielos, endonde, feliz, con María alaba al Señor» (Ant. 5 de Laudes).

El que salvó de Herodes a Jesús, el que lo llevó a Egip-to, y con su trabajo lo alimentó en el destierro; el que lovolvió a la tierra de.Israel, y con este mismo Jesús iba todoslos años a Jerusalén, es elevado a la Jerusalén celestial pornuestro Salvador.

«Colocóle Jesús, según era debido a los merecimientosy triunfos de tantos trabajos, sobre todos los patriarcas yprofetas, en aquellas felicísimas mansiones de la gloria. Endonde juntamente con la bienaventurada Virgen María, suesposa, verá para siempre a Cristo triunfante en su infinitamajestad e inaccesible gloria; le verá y le amará; le amaráy gozará de Aquél a quien sea gloria por los siglos de lossiglos.» (Lección VI.)

Ver a Dios eternamente en los cielos, ver a Jesús, comoDios; gozarle; verle y gozar de su presencia en cuantohombre y de la de la Virgen María, su esposa: he ahí lagloria de San José.

Aquél que «recibió la bendición del Señor, porque Jesús,señor del orbe de la tierra, le estaba sujeto» (Ant, 9); «elb ienaventurado José sube con Cristo a las moradas etéreas,glorioso y vencedor, acompañado de los patriarcas y pro-fetas; en donde feliz con María, su esposa, alaba a Dioseternamente.» (Ant. ad Magnificat.) Ut Joseph almi preci-bus jungamur in coelestibus. Amen. F. MIGUEL LÓPEZ

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SAN PEDRO ARMENGOL(1230-1304)

(CONTINUACIÓN)

III

SANTA MARIA DE LOS PRADOS

La Iglesia de Santa María de los Prados que existe hoy,y que es la misma en que fui enterrado San Pedro Armen-gol, fui construida en 1227 sobre otra más antigua deltiempo de la Reconquista, para cuya obra de restauracióny reedificación dejó en testamento Ramón dels Prats laconsiderable suma de mil sueldos (1). Es, pues, con la deMontblanch, la iglesia mas antigua de todas las que subsis-ten de la Orden de la Merced.

La imagen de la titular era una estatua sedente de piedrapolicromada de cosa de un metro de altura, con el niño enlas rodillas, la túnica encarnada y el manto azul. Sus frag-mentos se hallaban todavía amontonados en un rincón dela iglesia, cuando el P. Sancho la visitó en 1904 (2).

La construcción del edificio es rigurosamente de transi-ción del románico al ojival; mide unos quince metros delargo por siete de ancho y otros tantos de alto; las paredeslaterales están divididas en tres arcos ojivales, de un diáme-tro de cuatro metros, empotrados en la pared y separadosentre sí por machones de cosa de metro y medio de altura,de donde arrancan otros cuatro arcos que sostienen latechumbre, no de bóveda, sino de madera, a dos vertientes,al uso de la época.

Hasta la segunda mitad del siglo XIX estuvo orientadacomo todos los templos antiguos, o sea mirando los fieleshacia el Oriente, y la puerta de ingreso al Poniente; perohabiéndose construido la actual carretera, que pasa por loque era espalda del edificio, se la desorientó, o sea se cam-biaron el altar y la puerta, uno en lugar de la otra, porqueel antiguo camino quedó abandonado, y se dió acceso porla carretera.

(1) Véase la nota primera en la pág. 11 de esta revista, en el númerode Septiembre del pasado año.

(2) Vida del Santo, pág. 108.

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En 1245 poseía ya la Orden este templo, y no se sabede quién lo consiguió. En 1227 pasó el dominio de la Guar-dia y su castillo a los Monjes Bernardos de Santas Creus;pero no fui nunca de su propiedad nuestra iglesia; por locual es de creer que la obtendríamos nosotros de algúndueño particular, tal vez de los herederos de su restauradorRamón dels Prats, con licencia del Arzobispo de Tarrago-na. Los Mercedarios nunca tuvieron dependencia de losMonjes de Santas Creus, lo cual viene a confirmar la pro-cedencia de su iglesia.

Al mediodía de ella subsiste una pequeña parte del anti-guo convento donde vivió y murió nuestro Santo; y seríamuy reducido, porque las comunidades de entonces eranSumamente pequeñas, tres o cuatro religiosos, si no menos,salvo en los que llamaban Monasterios, que eran las casasPrincipales, como Barcelona, Puig, etc., aunque éstos tam-poco fueron crecidos como en las Ordenes Mendicantes,Porque había pocas vocaciones para hacer y cumplir el votode dar la vida por los cautivos.

Ignórase cuándo abandonaron los nuestros esta resi-dencia; pero el último Comendador, de quien hay memoria,fue Fr. Guillermo Bou, en 1421 (1).

Parece, sin embargo, que esta casa, desde principios delSiglo XIV, formaba una sola comunidad con la de Mont-blanch, tanto por su insignificancia numérica y económicacomo por la gran proximidad a que estaba la una de la otra,Pues apenas distan tres kilómetros entre sí. El hecho es queYa desde último del siglo XIII en adelante, muchos de sussuperiores llevaban el título de Comendadores de Mont-blanch y de los Prados cumulativamente.

Esto no quita que en algún año pudiese haber lo propio,Porque cada año se hacía la elección de Comendadores, yCuando murió nuestro Santo, consta que cada casa tenía elsuyo por separado, aunque se juntaban las dos comunida-des con frecuencia, como vimos durante la agonía y en-tierro del siervo de Dios.

IV

SANTA MARIA DEL MILAGRO DE MONTBLANCH

Una antigua tradición, recogida por el escritor dominicoP. Fr. Narciso Camós (2), y copiada en el Proceso, página

(1) P. Sancho, Vida, pág. 101.(2) Jardín de María, Barcelona, 1657, pág. 2.

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ya entonces la imagen de Nuestra Santísima Madre de laMerced, con San Ramón a la derecha y San Pedro Armen-gol a la izquierda (1).

La iglesia es de construcción de la época de transicióndel románico al ojival, y su portada, netamente románica,confirma la verdad de los documentos de principios delsiglo XIII, pudiéndose asegurar que subsiste hoy como enaquellos lejanos tiempos.

En el claustro bajo, inmediato a la iglesia, a mano izquier-da de quien entra, se ve un grupo de tres escudos ojivales,puestos en línea recta, grabados en relieve sobre una piedra:el primero, es el de Montblanch, un monte coronado conflor de lis; el segundo, el de la Merced, y el tercero, el delGeneral Fr. Ramón Albert, con un león, lo cual indica queeste General debió de costear aquella obra o ala del claus-tro con sus oficinas, tal vez el refectorio.

Ignoramos el paradero de la primitiva imagen de Nues-tra Señora del Milagro, pues no hemos visto rastro de ellaen la Iglesia, ni nadie tal vez sepa que haya existido (2).

FR. RAMÓN SERRATOSA(Continuará).

El culto de la Bienaventurada VirgenMaría de la Merced.

SUS MANIFESTACIONES

(CONTINUACIÓN)

PRIMITIVA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED. —Del primer templo de esta advocación, empezado a edificarpor Nuestro Santo Padre en 1249, de cuya construcción díligeras notas en el número anterior, no nos queda otra cosa

(1) Jardín de María, obra citada, pág. 2, y Proceso, pág. 320.(2) Habitan hoy el convento los RR. PP. Franciscanos, y son dignos

de encomio por la escrupulosidad con que conservan los recuerdos dela Merced; el altar mayor ostenta una hermosa y majestuosa estatuade Nuestra Santísima Madre, con los miriñaques de cartón, igual, hastaen dimensiones, a la de Barcelona, antes de quitársele esa ridículaindumentaria. Creemos que debajo se conserva la talla sedente comoen la otra. Llámase vulgarmente iglesia y convento (La Merced»; razónPor la cual, se borró el título antiguo del Milagro, La Orden está a estossimpáticos Padres altamente reconocida, por el afecto y esplendidezcon que tratan y alojan a los Mercedarios que pasan por allí.

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320, narraba que Nuestra Señora del Milagro era una ima-gen que redimió en Africa San Pedro Armengol, y diö eltítulo a la iglesia y convento de la Merced de Montblanch.Pero es una de tantas leyendas inventadas para fomentar lapiedad, pero sin fijarse en el fundamento histórico que po-dían tener.

La iglesia del Milagro (Miracle), existía ya más de me-dio siglo antes que fuese a los Prados San Pedro Armen-gol, pues ya en 27 de Mayo de 1227, Fr. Bernardo de Oli-veres (Olivariis), novicio cisterciense en Santas Creus, hizotestamento, dejando varias limosnas a diferentes iglesias deMontblanch, su pueblo natal, y en donde radicaba su heren-cia paterna, y entre otras mandas dice: Dimití() SancteMarte de miraculo duos solidas (1).

Ignoramos cuándo adquirió la Orden esta iglesia; peroa últimos del siglo XIII figuran ya sus Comendadores enlos documentos. Por lo cual supongo que es la casa quecon el nombre equivocado de Mombagha figura en la listade conventos de la Orden en las bulas de Urbano IV, de 18de Enero de 1262; de Clemente IV, 11 de Enero de 1267, yde Nicolás IV, 23 de Agosto de 1291, que es la última delas de confirmación de la Orden en forma solemne (2). Lafacilidad de corromper el nombre de Montblanch o Mom-blangh en Mombagha, y el hecho de no haber tenido nuncala Orden una casa de nombre parecido, inducen a creer queera la de Montblanch, que ya figura en los documentos deaquella época.

Sus superiores, desde principios del siglo XIV, se intitu-laban frecuentemente Comendadores de Santa María del Mi-lagro de Montblanch y de Santa María de los Prados (3),por la razón que acabamos de exponer en el párrafo ante-rior.

La imagen de la titular se veneraba desde antes de 1650en el lado de la epístola del prebisterio, en una pequeñahornacina cerrada con verja de hierro y muy elevada delsuelo, tanto, que se colocaba una escalera de mano parapoderla ver claramente. En el centro del altar mayor estaba

(1) Arch. flist. Nacional, Madrid, documentos de Santas Creus,número 494.

(2) Bullar. Ord. págs. 14 y 197.No es el sólo nombre que traen equivocado, por defecto del ama-

nuense, que ignoraba el catalán y el castellano: v. g. Beter (Vejer),Arriona (Arjona), Hanaca (Almazán), etc.

(3) P. Sancho, Vida, pág. 101.

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que la hermosa imagen de la Merced, venerada ahora en eltemplo que en 1764 sucedió al primitivo, y el precioso grupode la Santísima Virgen con el Niño, cobijando bajo su manto,extendido y sostenido por dos ángeles, a sus religiosos y de-votos.

Es la imagen de madera y como de 1,40 metro de alto,dimensión desusada en imágenes del destino que ésta tenía,aunque las había de tamaño natural y aun gigantescas enlas portadas de las iglesias. Está la Santísima Virgen senta-da, posición ordinaria en el estilo románico, frecuente en elsiglo XIII, menos usual en el XIV y rara en los siguientes.El escultor, acertado en la actitud dada a la imagen, ele-gante y delicado en el prendido del manto y en los plieguesque de él ante el pecho se originan, algo tosco—tal vez enparte por la prominencia de los hombros, muy destacadosdel talle—, en la parte del manto que cubre la inferior de losantebrazos y brazos, espléndido y magnífico en los plieguesque desde el regazo por delante y por los lados caen abun-dosos hasta el pavimento y primoroso en su ejecución, noestuvo tan acertado en la silla, que de ancho debiera llegar,por lo menos, hasta la curva interior de la rodilla, de altohasta la línea horizontal inferior de los brazos de la imagen,y el respaldo, ya que no la superase, debiera llegar hasta laaltura de los hombros; en fin, es el asiento, y tal vez estopueda ser un indicio de ser la obra del siglo XIII, la usualarqueta, decorada lateralmente con arcos ojivales trilobula-dos, elementos propios del gótico primario y coronada conlo que viene a ser corno los brazos de la silla. A pesar de eso,el más lerdo observador advierte la idea del escultor de que-rer presentarnos a María sentada en trono o sitial, in sedemajestatis. Viste la Santísima Virgen túnica, un algo esco-tada, que en la cintura ofrece el efecto de pliegues producidopor el ceñidor, que falta, y cae sobre los zapatos y pavi-mento formando hermosos pliegues; sobre la túnica ciñeamplísimo manto, terciado por debajo del brazo derecho, querecogido estudiadamente sobré las dos rodillas origina lospliegues ondulosos laterales y de frente, y la caída verticalparalela a la pierna izquierda. Esto es lo mejor estudiado ylo más primorosamente ejecutado en esta imagen.

No tuvo, seguramente, esta imagen Niño, añadido 'elactual en época muy posterior, porque de tenerlo, al ladoizquierdo, corno entonces y en los siglos siguientes se usaba,esculpido en el mismo bloque de la Madre y formando conella unidad escultörica, es preciso suponer una mano peritf-sima que esculpiese desde el hombro izquierdo hasta el re-gazo la deformidad que la ablación del Niño ocasionaría; ymás fácil es creer una modificación en el Niño que ya tu-viese, que no el que se lo quitasen, arreglando la no pequeñadeformidad que esto ocasionaría para ponérselo superpuesto;

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.además, mirada sin Niño, ofrece conjunto tan perfecto yuno, que no se echa de menos, y el Niño rompe ese conjuntoY no dice con la composición como lo advierte cualquieraque atentamente la mire.

La Virgen sin Niño es ejemplar raro, aunque no singular,en aquella época, pues de la primera mitad del siglo XIexiste una miniatura en que la Santísima Virgen, sentada ysin Niño, acepta con la mano derecha el códice que le ofreceel Emperador Enrique III y pone la izquierda sobre la cabezade Inés, su esposa; de la primera mitad del siglo XII unaVidriera de Chartres que en el árbol de Jesé ofrece a la San-tísima Virgen sentada, sin Niño, con manto, análogo al denuestra imagen, y prendido lo mismo ante el pecho; del ario1259 el sello del Cabildo de París, en el que la Virgen estásentada, la mano izquierda levantada y vuelta al espectadory con la derecha sostiene el cetro, y, por fin, un cofre relica-rio, hoy en el museo de Limoges, posterior a 1246, que en unade sus caras ofrece tres imágenes: la del centro de NuestroSeñor Jesucristo, la del lado izquierdo de San Pedro con las

. llaves y la de la derecha la Santísima Virgen, como las otrasdos, sentada, sin Niño y empuñando con la izquierda el cetro.Se dirá que en este último caso y en el de la vidriera deChartres, la composición pedía que la Virgen María estu-viese sin Niño, pues en la vidriera de Chartres María es eltercer personaje—el primero es jesé, el segundo David—y elcuarto Jesucristo, su fruto bendito, coronamiento del árbol,y en el cofre relicario de Limoges, ocupando Jesucristo elcentro, estaba por demás y era una inconveniencia que Ma-ría llevase Niño; pero, y esto basta a mi propósito, ademásde que a la imagen del códice del Emperador Enrique III ydel sello de París no puede hacérseles observación seme-jante, prueba que el tal uso de la Santísima Virgen con Niñono era una rutina inveterada, que no pudiera ser alteradacuando alguna razón lo pidiese, y aquí es muy probable que,o Nuestro Padre o los que encargaron la imagen, la pidiesensin Niño, tal vez 'porque se le apareció sin El, hay ejemplosen la vida de los santos, o porque la idea que querían expre-sar con la imagen así lo pedía.

El sitial, el empaque de la iinagen, sus vestiduras, la co-rona, aunque no hecha de madera, exigida por la composi-ción, nos presentan a María como Reina; la cabeza inclinadapara delante, la vista y las manos, no las actuales, que sonde factura posterior, tendidas, como parecen indicarlo losPliegues correspondientes del manto, hacia los fieles en acti-tud de atender, como la expresa también el semblante, y deacoger sus súplicas, nos la presentan como Madre de Miseri-cordia o Merced: Reina y Madre de Misericordia tal parecela doble idea que el artista quiso expresar en esta hermosaimagen, la primitiva de la Merced.

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GRUPO DE PIEDRA PROCEDENTE DE LA PORTADA DEL ANTIGUOCONVENTO. —Conviene hacer ahora la descripción de esteprecioso grupo, esculpido probablemente hacia la primeramitad del siglo XIV, para establecer algunas comparacionescon la otra imagen descrita. Tiene este grupo 2,20 metros dealto y 1,38 de ancho (1). Está la Santísima Virgen de pie,,esbelta, con una leve inclinación del talle hacia la izquierda,como para contrarrestar el peso del Niño, que sobre el brazoizquierdo de su Madre se inclina sobre la cintura como paramantener el equilibrio y yergue un poco violentamente elcuello, sostiene sobre el regazo una esfera con la mano iz-quierda y alarga la derecha con los dedos índice y medioextendidos como en actitud de bendecir; viste holgada tú-nica. Tiene la Santísima Virgen el brazo izquierdo graciosa-mente curvado, vuelta al espectador la palma de su mano,todo lo cual con la inclinación deferente de la cabeza haciadelante forma una actitud distinguida de atender las súpli-cas de sus devotos que, arrodillados a sus pies alrededor,fervorosamente le hacen. La túnica de la Virgen, ceñida ala cintura con una correa, cuyo extremo pende por delante,cae ligeramente acampanada y con bastantes pliegues; llevamanto amplísimo, semejante al de la imagen de madera des-crita, ceñido igualmente y en la misma forma, que dos ánge-le sostienen extendido; no tiene velo ni lleva corona, no esmajestuosa como la sentada, es más humana y de distintamano que la imagen de madera; los semblantes hermosos,especialmente el del ángel, la expresión del rostro de losdevotos, que no se saben si se admiran o ansían algo, admira-ble; todo el cuadro lleno de vida, elegancia y gracia. Pareceque entre esta imagen y la sentada hay dependencia, y, comoartísticamente considerada, parece la de piedra posterior, espreciso admitir la existencia de la de madera en fecha ante-rior a 1350.

Este asunto de María, cobijando bajo su manto a sus de-votos, fue ya tratado, a lo que parece, por los artistas del sigloXIII y tal vez haya sido sugerido por revelación que en estaforma han tenido algunos santos, aunque después se ha re-petido y aplicado a otras órdenes religiosas y cofradías, comoexpresión feliz del patrocinio de María. La más antigua re-presentación de esta idea, que yo conozco, es del primer terciodel siglo XIV, una pintura encantadora de Lippo de Memmien la [Yelmo de Orvieto. Es una Virgen llamada precisamente,no sé por qué, de Merced, está de pie, con las manos derechasante el pecho, el manto extendido por ángeles; bajo sus plie-gues hay dos grúpos, uno de hombres con uno de mayortamaño que puede representar el hermano mayor de la Co-

(1) La Patrona de Barcelona y su Santuario, por el reve-rendo padre Faustino D. Gazulla, pág. 184.

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fradía al lado derecho de la Virgen, y el otro grupo de mu-jeres al lado izquierdo, todos en actitud suplicante (1).

EPOCA DE LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED.—No hay documento para precisarla, aunque es probable fuéla,primera y única que se veneró corno titular en el primertemplo de su advoca ción.

No hay en esta imagen ningún elemento artístico impro-pio del siglo XIII, en el que trabajaron en la Península artis-tas extranjeros, y, según parece, se importaron de Franciapreciosas imágenes que en nada desmerecen de las célebresde las catedrales de París, Reims, Amiens, Chartres.

Los elementos arquitectónicos de la silla, ojiva trilobula-da, son propios de aquel siglo, que en ellos alcanzó mayoresplendor que el que ostenta la expresada silla, y sería inex-plicable, de ser la imagen del siglo XIV y tan preciosa, fue-sen tan sencillos e impropios de este siglo los dichos adornos.La forma del manto y su prendido ante el pecho, como losdel ángel de la Anunciación de la catedral de Reims, ejemploque aduce el M. R. P. Francisco Naval en su valiosa cartaque hoy honra LA MERCED, se advierten también en los tresreyes que están a la derecha, al lado del Arca del Testamen-to, símbolo de María, en el cuerpo inferior del tímpano de lapuerta de la izquierda de la fachada occidental de NuestraSeñora de París: el primer rey, comenzando por el más cer-cano al arca, prende el manto sobre el hombro izquierdo, elsegundo algo más hacia el centro del pecho, y el tercerocasi en medio, todos lo tienen terciado por debajo del hombroderecho

' y lo mismo sucede en el rey que entre otras figuras

hay en la chapita de plomo que se . encontró en la caja queguardaba las reliquias de San Pedro Armengol, la cual, segu-ramente, fué enterrada con el cuerpo del Santo, ario 1304, paramostrar su ilustre linaje, el de los Condes de Urgel; la cabezasin velo, ni tocada con el manto, aunque caso raro, no esdesusado, como puede observarse en la Santísima Virgen deportada de la catedral de Amiens y la de la portada de Reims,las dos del siglo XIII, y la primera lo más tarde del ario 1236;la amplitud de la túnica y manto y la abundancia de plieguesadviértense en imágenes de aquel siglo y aun de los anterio-res, en los que se ven ya algunos pliegues ondulosos, erangeneralmente verticales; el zapato puntiagudo, también lohay romo, es muy común en aquel siglo, desde el estilobizantino inclusive: ningún elemento, en fin, hay en estaimagen extraño al siglo XIII, aunque imagen de este conjun-to de ellos no he hallado ninguna en mis apresuradas inves-tigaciones, pero no desespero de hallarla, o de que algúnlector de LA MERCED me lo indique.

(1) Michel, Histoire de l'Art, tom. II, part. 1. a , pág. 841.

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Históricamente mirada la cuestión de la epoca de estaimagen, parece probable ser esta la primitiva que se veneróen el primer templo de la Merced. Constando, en efecto, queempezó a edificarse suntuosamente, y que por el ancho quedieron al ábside era la iglesia en el proyecto de regulares di-mensiones, es natural que la imagen de María, a quien se dedi-caba la iglesia, fuese la primera en la intención y digna de taltemplo, o por sus milagros—consta haberse elevado magní-ficas iglesias a imágenes notables por este concepto, artísti-camente de ningún valor—o por su belleza artística, porquees ley sin excepción la de la armonía entre el edificio y elobjeto a que se dedica, en este caso dar culto a la VirgenMaría en su imagen: si la primera imagen fuese célebre porsus milagros, no la hubieran sustituido por la presente nipor otra aun más artística, como lo comprueba la historia deinnumerables santuarios; si la imagen no preexistía al tem-plo, natural era que la esculpiesen en conformidad con lasuntuosidad de aquél.

Es probable que, al abrirse la iglesia al culto, tal vez aúltimos del mismo 1249, o por todo el 1250, ocupase el lugardebido en el ábside la imagen de María, pero es indubitableque en 1259, en que Pedro Salat instituye una fundación paraque arda día y noche perpetuamente una lámpara ante elaltar de Santa Marta, indica la existencia de la imagen alfrente del altar, como se usaba ya y debió usarse desde elmismo nacimiento del cristianismo, de venerar en el ábsideo sitio principal de la iglesia el titular, así en la basílica deSanta Pudenciana (384-399), y de los Santos Cosme y Damián(526-530), están estos santos titulares en los mosaicos absida-les que aun se conservan.

Me parece muy probable que la:actual imagen se venera-ba ya en nuestra iglesia antes del 1343, en que consta docu-mentalmente que la Bienaventurada Virgen obraba muchosmilagros en nuestra casa de Barcelona, y sabido es la uniónde atribución que existe entre los favores obtenidos y laimagen, ante la cual orando se pidieron, y el lugar en quela imagen se venera, de donde viene a llam'arse por los favo-res recibidos milagrosa la imagen y casa de devoción o san-tuario la iglesia.

Según ésto, la frase del citado documento inserto en elnúmero anterior de esta Revista: en donde la Bienaventura-da Virgen obra muchos milagros, se puede convertir en estaotra: en donde hay una imagen milagrosa de la Bienaventu-rada Virgen. Siendo esto así, .cómo es creíble que una ima-gen tal haya sido sustituida por otra, por artística que sea,cuando esto no es posible sin un largo intervalo de tiempoque sepultase en el olvido los favores recibidos?

Más aún;• es probable que esta imagen es la misma antela cual oraba Santa María de Cervellón, muerta en 1290, y

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que, por lo tanto, en tiempo anterior a esta fecha se venerabaen nuestra iglesia. Cuenta el autor anónimo de 1323 que unacierta mañana el sacristán encontró a la dicha Santa, extá-tica, dentro de la iglesia, estando las puertas cerradas; llamóal superior y a los demás frailes que admiraron el prodigio;

Grupo de la portada del antiguo convento de la Merced, de Barcelona.

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preguntóle el superior la explicación de aquel suceso y cómopudo entrar estando cerradas las puertas, a lo cual la humil-de Virgen contestó: «No vine sola, mas en compañía de laSantísima Virgen anduvimos en el mar y salvamos de nau-fragio a los frailes; los ángeles abrieron las puertas de laiglesia para que gastase toda la noche en las divinas alaban-zas». Hallaron, en efecto, los religiosos que la imagen deMaría Santísima tenía mojados los -vestidos (1). Se compren-de que una imagen tan Milagrosa no sería sustituida porotra y que, por consiguiente, sería, al par que venerada,cuidadosamente custodiada pór nuestros antepasados. Pa-rece, pues, que fue la única que desde su mismo principio se'veneró en nuestra iglesia, obsequio, tal vez, del rey D. Jaime,Porque es realmente digna de la munificencia real (2).

FR. JUAN ,GILAB17?,RT .

(1) R. P. Faustino D. Gazulla, Vida de Santa María de Cerve-llón, pág. 78 y el apéndice V, pág. 100.

(2) Inserto aquí la siguiente carta del. competente e insignetratadista de Arqueología Sagrada M. R. P. Francisco Naval,sobre la expresada imagen, por su gran autoridad en la materia.

«Madrid 15 de Diciembre de 1922.R. P. Fr. Juan Gilabert Castro, Mercedario.

Mi Rvdo, y amado Padre: A la consulta que usted me hizosobre la antigüedad que pueda tener la actual y venerandaimagen de Nuestra Señora de la Merced, de Barcelona, deboresponderle que sólo la conozco por fotografías y por lasdescripciones y juicios técnicos de algunos arqueólogos.Aun sin contar con otras fuentes de información, me aven-

. turaré a emitir mi propio juicio, aunque poco valga en lamateria.

La impresión primera que se recibe en -Vista de lo dicho,es que se trata de una obra del siglo XIV, ya muy adelanta-do, y en esta conclusión deberíamos quedarnos si los docu-mentos histéricos, que por ventura se hallan en los archivos,no arrojan otra fecha o no dan fundamento para conjeturarque la escultura es del siglo XIII.

En este último supuesto, me atrevería a demostrar que laveneranda efigie de que se trata, se armoniza bastante conotras de escultura francesa de la expresada centuria, por lomenos si la fijamos en la segunda mitad de ella.

Aparte de cierto arcaísmo en los pliegues del manto sobreel pecho Y de visible rigidez en la actitud que ofrece la esta-tua, en medio de sus innegables perfecciones; arcaísmo y'rigidez que más son condiciones del siglo XIII - que del XIV,es de observar que todos los elementos artísticos de la obrase hallan, por lo menos, aisladamente, en otras que indiscu-

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)( PÁGINA MISIONALHemos recibido noticias interesantísimas de nuestras

Misiones del Piauhy, que agradarán mucho a nuestroscooperadores ansiosos de saberlas.

Clima y salubridad del pafs. ---«El clima es cálido dedía y fresco por la noche, por el gran rocío que cae; ahora(Enero) que es la estación de las aguas, y como sólo llueve

tiblemente datan de la centuria XIII y que pueden hoy estu-diarse en las catedrales de París, Reims y Chartres, etc.

La forma del manto, a manera de „capa, que se cierraante el pecho simétricamente con un b'roche, puede verse yaantes del arto 1236 en el ángel de la Anunciación de la puertacentral de la catedral de Reims, fächada occidental (1), yasimismo en los relieves del tímpano de capilla arzobispal deReims, que representan la adoración de los Reyes Magos, enlos cuales relieves se presenta la /Santísima Virgen vestidade un modo semejante a la efigie/de la Merced de Barcelona,aunque en ambos casos no tiene tantos pliegues como enésta la parte superior de la capa (2)'. Forma parecida tiene elmanto de una Virgen María en pie, que se halla en la cate-dral de Padua, obra de Juan Pisano, de fines del siglo XIII oprincipios del XIV.

Los pliegues del extremo inferior del manto y de la túnicaen la estatua de la Merced, tienen gran semejanza con laVirgen de Roncesvalles, que se considera como obra de artefrancés del siglo XIII (3), y la abundancia de vestido y suspliegues sobre los pies, que tanto resalta en la efigie barce-lonesa, es comunísima en estatuas del siglo XIII, que se ad.miran en las catedrales antedichas.

Quien estudie a fondo el arte francés de la segunda mitaddel siglo XIII verá fácilmente que las bellezas en el rostro yen el movimiento del vestido que ofrece la Merced de Barce-lona pueden armonizarse con dicho arte y su época, y no esde admirar que viniera de Francia la veneranda efigie, yaque procedía de la misma nación el Santo Fundador de laOrden Mercedaria.

Quedo de V. R. afectísimo Capn. y amigo y humildeservidor,

q. b. s. in,FRANCISCO NAVAL, C. M. F.»

(1) Véase el artículo de Bertaux en la obra de Michel, Histoirede l'Art, t. 2, pte. 1. a , págs. 149 y 151 (París, 1906).

(2) Obra cit., pág. 160.(3) Obra cit.,•t. II, pte. 1. a , c. 2, § 3.

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de tronada, antes de llover hace un calor fuerte, así y todo,no es tan fuerte como el de Panamá, por ejemplo, ni comoel de Barcelona en verano, ni tan molesto como el de Ma-drid en los meses de estío; pero se suda mucho; al venir lanoche, generalmente refresca la temperatura, al punto aveces de sentirse frío. En la época de las lluvias, Diciembrea principios de Abril, no se puede salir por las crecidas delos ríos y frecuentes tempestades, que lo cogen a uno enescampado sin tener en donde guarecerse».

«En cuanto a salubridad deja mucho que desear, puesfalta el elemento principal para la higiene, el agua, que serecoge en pozuelos abiertos a flor de tierra, donde tienenPermiso para bañarse hasta los cerdos y donde entran todaclase de alimañas venenosas y no venenosas.»

¿Cómo se hizo un P. Misionero con un filtro?—«El artículo más necesario es un filtro, que aquí se desco-nocen, y yo, contra toda esperanza y cuando menos lo pen-saba, me hice con uno, fué de la siguiente manera: hayentre los vecinos de Säo Raymundo uno que es diputadoProvincial, que de ordinario viene aquí sólo dos o tresmeses al año; el día de la Purísima fuí a su casa a confesary llevar la comunión a su suegra, y yo sabía que él teníados filtros, y cuando ya salía de casa acompañado de él,en la puerta, le dije a boca de jarro: «Oh, Sr. Corohel, tem-me que vender um d'os dois filtros que vocé tem, näo haremedio». El buen señor se quedó estupefacto, y no me dijopalabra; pero al anochecer del mismo día mandó un criadocon el filtro y una tarjeta, en que me decía que me lo rega-laba. Fué una adquisición inesperada, gracias a mi descaro.

«Con un agua así, generalmente se padece de opilación.Habiendo mejorado el agua en parte, y ahora que la toma-rnos de lluvia, espero que desaparecerá esta dolencia.»

Como se ve, la obra más necesaria es el saneamientode las aguas, que puede lograrse o con la construcción dealjibes de paredes impermeables que recojan las aguas dela lluvia, o con la contrucciön de grandes filtros artificiales,Pues tal vez el terreno no permita hacerlos naturales. Nohay e n. aquel país persona de iniciativa y de capacidadeconómica que lleve a cabo esta empresa, seguramentereservada a los Misioneros, que han sido en todas partesevangelizadores y civilizadores.

Obras de la Misión y medios de subsistencia.—Hay que hacerlo todo «viviendas, iglesias, escuelas, etcé-tera, etc.; si esto no se hace, nuestra estancia aquí será casi

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completamente inútil. Pero es esto pobre, archipobrísimo,sólo que nos dediquemos a la cría de ganados para soste-ner las obras de la misión, y aun así, no será de mayoresrendimientos, pues un buey o una vaca ya formados valede quince a veinte duros, y hasta a diez duros se venden;cerdos de quince arrobas, a seis y a siete duros, y así lodemás en proporción; la vida es barata, pues se encuentranhuevos a dos reales la docena, la carne a dos reales kilo;lo que está carísimo es el vestir.»

Estado de esta Prelatura y una excursión apostó-lica.--«Tenemos algunos, pocos por ventura, salvajes pro-piamente dichos; paganos hay muchos, por falta de sacer-dotes, pues hay parroquia que no los ha visto en tres años,y están todos los nacidos en este tiempo sin bautizar; lagente es dócil y hospitalaria a pesar de su extremada po-breza.»

«En mi última excursión, que duró veintiseis días, andu-ve un territorio de más de quinientas leguas cuadradas,todo de esta parroquia de S. Raymundo; bauticé cientonoventa y cuatro niños, algunos ya creciditos, hice cuaren-ta y ocho matrimonios, confirmé más de mil personas, pre-diqué y confesé unas seiscientas; con todo esto y el calordel camino, puede figurarse cómo llegué a casa, descuarti-zado por completo. A hora está preparando otra excursiónpor la misma parroquia el P. Francisco Freiría.»

Cooperación a la Misión.—Como verán nuestroslectores en las noticias de Ferro!, se instituyó en aquellaresidencia un Centro misional, con sus coros respectivos,que son los mismos formados de terciarios. Mucho espera-mos de un centro tan importante.

En el Colegio de nuestras religiosas de San Fernando,Cuatro Caminos, es grande el entusiasmo que reina entrelas alumnas que han formado también la Juveniud MisionalMereedaria de San Ferndndo. Han recogido varias limos-nas, y proyectan actos ' interesantes de cooperación.—E1P. Gilabert, que el 1.° de Febrero fué a imponer el hábito aunas veintiseis alumnas, advirtió, agradablemente sorpren-dido, el espíritu mercedario que las anima, y que segura-mente llevará a cabo muchas obras en favor de nuestra Mi-sión en aquella populosa y floreciente barriada.

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El Sagrado Corazón y Nuestra Se-ñora de la Merced entronizados en

Axdir.La iniciativa fud de las damas barcelonesas

BARCELONA.—«El Correo Catalán» publica una in-teresante información acerca de la entronización del Sa-dgeraAdoxdCiro. razón de Jesús en el campamento de prisioneros

Dice que la idea tuvo su origen en una reunión dedamas de la aristocracia barcelonesa, pertenecientes a laAsociación de Nuestra Señora de las Mercedes, que severificó en esta ciudad el 22 de Enero de 1922. De llevar acabo las gestiones necesarias para el logro de tan piadosai niciativa fueron encargadas las señoritas María Teresa yMargarita Alós, las cuales escribieron a algunos de losoficiales prisioneros, exponiéndoles la conveniencia de quei mpetraran del cielo el favor de su liberación, y que paradelelojensaúdsa. mejor que se encomendaran al Sagrado Corazón

A continuación inserta el periódico la copia de estacarta y el facsímil de un dibujo alegórico del acto de laentronización, ejecutado por el capitán de Ceriñola D. LuisCasado Guillen, así como una poesía con el mismo tema,del Capitán J. de Ozaeta.

Seguidamente publica la carta en que el teniente deInfantería, Sr. Casado, contestaba, con fecha 21 de Febrero,a la que le habían enviado las señoritas de Alós, dándolescuenta de haber cumplido su.encargo.

Dice la carta, entre otras cosas, que la entronización delCorazón de Jesús se verificó en el campamento de Axdir eldía 21 de Febrero de 1922. «Si, por las circunstancias enque nos encontramos—añade--, el acto no ha podido tenerla solemnidad debida, ha tenido, en cambio, la intensaemoción de cuantos a él asistimos, que hacíamos un altarde nuestros corazones, sintiéndonos poseídos de una dulceesperanza y de una sublime fe al solo hecho de considerarque tenemos a Aquél que todo lo 'puede entre nosotros; y El,Por tanto, hará por nuestro rescate cuanto los hombres noPudieron.

Hicimos la entronización con una estampita del SagradoCorazón publicada en «El Mensajero», la que colocamos

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Imagen de Ntra. Sra de la Merced, del Ferrol, cuya foto-grafía fué entronizada en Axdir por los prisioneros.

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• sobre un improvisado altar levantado con piedras, en el quetambién pusimos una fotografía de la imagen de NuestraSeñora de la Merced, que se venera en el convento de Pa-dres Mercedarios del Ferro!. No faltaban en el altarcito ni

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flores ni luces, que unas y otras hubimos de procurar cornoPudimos.

Después de las preces propias del acto de la entroniza-ción se leyó una poesía alusiva al mismo del capitán J. deOzaeta, y seguidamente rezamos la estación al SantísimoY el Santo Rosario—cosa que venirnos haciendo todos losdías desde hace mucho tiempo , y terminó el piadoso mo-mento abrazándonos unos a otros con intensa emoción.

Les adjunto un dibujo copiado de la fotografía de Nues-tra Señora de las Mercedes, que, aunque muy mal hecho,admitirán ustedes, más que por lo que vale, por lo querepresenta.

No ha sido posible celebrar el -acto con asistencia detodos los que nos encontramos en el cautiverio, porque...no nos han dejado. Sólo asistimos los 47 oficiales, que nosa piñamos en tres piezas contiguas, y 50 soldados que seencuentran en este mismo poblado. Tan pronto como seaPosible comunicarnos con los demás compañeros les invi-taremos a que hagan en sus respectivos campamentos lap iadosa ceremonia.»

CRÓNICA MENSUALEspaña ha contemplado llena de emoción la vuelta al

hogar patrio de aquellos sus hijos que, en poder de losmoros desde el desastre de Melilla, han sufrido durantedieciocho meses los horrores de un duro y horrible cautive-rio. Porque, a pesar de las informaciones varias vecesleídas en los periódicos acerca del trato dado a los nues-tros, y aunque éstos quisieran hacernos relaciones favora-bles a sus carceleros, sus caras macilentas, sus cuerposextenuados, la avidez con que devoraban los alimentos enla comida que se les sirvió después del rescate, demuestranque nuestros feroces enemigos de siempre no han adelanta-do un paso en sentimientos de humanidad y suavidad de cos-tumbres. Pero, aunque España se sienta jubilosa por tanfeliz acontecimiento, no deja de extrañarse que, teniendoque aceptar condiciones depresivas hace ya tiempo pro-puestas por los rifetios, no se haya verificado antes la libe-ración, ahorrando vidas y sufrimientos a nuestros herma-nos. No nos haremos eco de los relatos que corren sobreel asunto, porque creemos que todos han procedido con

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patriotismo y rectitud de intención, y que la dilación ha sidoimpuesta por la necesidad; pero tampoco vemos motivopara que ningún gobierno o partido político se gloríe deeste hecho y procure explotarlo en beneficio propio. Felici-tación merece, sí, el señor Echevarrieta por su serenidad,abnegación ly pbtriotismo, pues no dudó en ofrecerse élmismo en rehenes ante exigencias de los moros que inten-taron obstaculizar el rescate con nuevas imposiciones en elinstante mismo del embarque.

En la entrega de los cautivos se han querido ver indi-cios de que Abd-el-Krim y los suyos intentan llegar a unarreglo amistoso con España, y así lo afirmó el órganooficioso del jefe del Gobierno, pero también se teme quelos cuatro millones y pico de pesetas que han recibido,sirvan para proporcionarse armas y municiones con querepetir sus sanguinarias hazañas el día menos pensado.Dícese que para las negociaciones de paz excluyen a losmilitares y aun ciertas personas civiles no son de su agra-do, condiciones que nos colocan en un plano de inferiori-dad, cuya aceptación sería el colmo de la humillación.

Mientras tanto, no se sabe si la convalecencia del señorVillanueva es lo único que le impide ir al Africa a hacersecargo del protectorado civil e implantarlo en toda su ampli-tud, o si obedece a las dificultades de orden exterior de queha hecho mención la Prensa estos días. Sea como quiera,no se vislumbra solución al embrollado problema de Ma-rruecos. Verdad es que la opinión nacional está muy dividi-da, pues desde los partidarios del abandono completo hastalos defensores de llevarlo todo a sangre y fuego hay unamultitud de soluciones para todos los gustos.

El relato de los tormentos sufridos por los cautivos y lasviolentas campañas de prensa contra los institutos arma-dos, a quienes se pinta !como los únicos responsables deldesastre, han producido en éstos honda impresión y un pro-fundo disgusto que han expresado, por mediación del capi-tán general Sr. Orozco, al ministro de la Guerra, pidiéndo-le autorización para castigar a las cábilas rebeldes en susmismas guaridas, quedando después el Gobierno en com-pleta libertad para implantar el protectorado que quiera; o,de lo contrario, repatriación de todas las fuerzas militaresexistentes en Africa. Esta actitud creyóse que provocaríala caída del Ministerio, pero parece que éste logró conjuraro diferir la dificultad. Aun con parecernos noble y genero-so, si bien hijo del amor propio herido, el intento de los

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militares, es difícil que pudieran realizarlo por falta de am-biente nacional. Porque es indudable que el pueblo español,que a raíz de /os sucesos prodigó con tanta generosidadSus hijos y su dinero, está desilusionado y no es partidariode nuevas aventuras bélicas.

La campaña contra el juego, empezada bajo tan buenosauspicios y en medio del -aplauso de toda la nación, no sesabe por qué razones parece haber sufrido un alto en sudesarrollo. No obstante los buenos y firmes propósitos delMinistro de la Gobernación, en Madrid se ha continuadoj ugando en los cuatrro círculos más influyentes; lo mismosucede en Barcelona, de donde vino una Comisión a confe-renciar con el Ministro y conocer su criterio en lo referenteal asunto, y de San Sebastián se han quejado que allí todocontinúa como si la prohibición no existiera. Esta desigual-dad en la aplicación de la ley, según se trate de poderosaso débiles organizaciones, ha dado lugar a suposiciones máso menos fundadas que no dejan bien parado el prestigio dela autoridad.

Nadie se explica por qué siguiendo el reciente ejemplode Italia, nuestros gobernantes no toman una determinaciónradical, que tan bien recibida sería por la inmensa mayoríade los españoles. La real orden, digna también de nuestrofervoroso aplauso, regulando el uso de los narcóticos peli-grosos, viene a revelarnos una manifestación más de losexcesos que corroen las entrañas de nuestra juventud , y queamenazan acabar con las energías de • la raza. Deseamosque tenga mayor eficacia que la campaña contra el juego,siquiera por devolver a nuestra Patria el crédito ante elextranjero, a donde, al parecer, ha transcendido el abusoque entre nosotros se hace de estos venenos.

Como si la prosperidad de España dependiera del núme-ro de liberales que obtengan acta en las que se creen próxi-mas elecciones de diputados a Cortes, los Ministros andansumamente preocupados con la cuestión del encasillado, afin de sacar una mayoría con que poder gobernar. Paraesto destitúyense alcaldes y nómbranse otros adictos dePeal orden y emplé'anse otros procedimientos nada reco-mendables, con grave detrimento de los principios demo-cráticos, con tanto celo y ardor defendidos desde la opo-sición.

Con todo, como la concentración es, tan varia y cadagrupo que la compone desea aumentar su respectivo contin-gente, difícil será que el Gobierno satisfaga a todos los

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aspirantes a la representación nacional. De aquí deducenalgunos la posibilidad de que el edificio de la concentraciónempiece a resquebrajarse, habiendo quien afirme que noserá este el Gobierno que haga las elecciones.

Contrastando con este cuadro tan poco edificante de lapolítica ofrécesenos el hermoso ejemplo de los estudiantescatólicos que, bendecidos por las autoridades de la Iglesiay alentados por los más insignes prestigios de la política ydel saber, jfintanse en Zaragoza para deliberar en Asam-blea general sobre importantes temas que les afectan. Lasdiscusiones fueron modeloNe moderación, seriedad y pru-dencia, mereciendo mención especial la declaración valientede su confesionalidad católica para el perfecto cumpli-miento de sus fines profesionales. Aplausos, pues, a laConfederación Nacional de Estudiantes Católicos, que ensus tres años de existencia ha logrado agrupar en torno de

• su bandera más de 15.000 alumnos de los principales cen-tros de cultura de España, que tantos aciertos registra ensu breve historia y cuya actuación ha producido tan abun-dantes frutos de bendición. A continuación de la Asamblea,en la misma ciudad reunióse el primer Congreso Nacionalde Estudiantes, desarrollándose las discusiones, no obs-tante la divergencia de criterio en puntos muy importantes,en medio de la más perfecta armonía y de una franca cor-dialidad y compañerismo.

El Eminentísimo Cardenal Reig ha publicado en el «Bo-letín Oficial del Arzobispado» una alocución importantísimaa los obreros católicos valencianos, alabándoles por suresistencia a renunciar a ese honroso calificativo y alentán-doles para continuar luchando hasta derramar la sangre, sipreciso fuere, por conservarle al frente de su bandera. Im-portantísima, hemos dicho, porque en medio de la incerti-dumbre, propicia a toda confusión, que se advierte en nopocos católicos, y de que se lamenta el Sr. Reig, viene aseñalar el verdadero camino a seguir por las demás orga-nizaciones obreras similares.

FR. L. SANTAMARÍA.

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DE IVIISTICAx v

y... al prójimo como a ti mismo., La materia del amor de Dios es inagotable, ¿no seria conve-niente decir algo del amor al projimo?—Convenientísimo es,Por muchas razones, tfelterr simultáneamente de esas dos par-tes de la caridad, como lo hizo Nuestro Señor Jesucristo.

—¿Cuál es la razón suprema de este mandato?—Dios nosmanda amarnos unos a otros, porque nos ama y desea todonuestro bien. Nos crió, nos conserva, nos redimió con susangre, nos ama corno a hijos suyos, con mayor amor que lamás tierna de las madres, y por eso agradece el bien que noshacemos como si a El mismo se le hiciera, y castigará el dañoque nos ocasionemos como si a El personalmente hubiéramosO fendido. ¡Qué agradecidos debemos estar al Señor por estePrecepto de amor al prójimo! ¡Cuán alta eab-en nuestra digni-dad! ¡Y cuán propio es de corazones nobles el amor! Si nosmandara aborrecernos, ¡eso sí que debiera sernos difícil!

—Y gno hay otras razones para amarnos?—Si hay, como lade ser todos los hombres semejantes, y hasta las ventajas quede ella nos resultan, que son el fundamento de la filantropía,Pero todas esas razones, además de ser bajas, son pequeñodique para nuestras pasiones desbordadas. Ni el amor a nos-otros mismos basta a contenernos muchas veces, y son innu-merables los que, por el placer de un momento, comprometensu porvenir y su vida.

—¿Qué consecuencia importante se deduce de ahn?--Que fuen ecesario que Dios Nuestro Señor interrtmpiera su precepto yamenazara con el infierno a los que faltan a sus deberes paraconsigo mismos y para con los demás, ¡y lodo es poco paraContenernos! Tan lejos está de ser ese eo+kteo una crueldad!Cuando un rey amenaza con penas gravísimas a quien maltrateeaml ma?ás pequeño de sus súbditos, ¿no muestra bien cuánto los

— Y ¿cómo aprovecharemos en el amor del projimo?—Tan-lo más cuánto mayores bienes les deseemos y procuremos.Amar dicen los filósofos, es desear bien a uno. Así el gradoínfimo es desterrar el odio de nuestros corazones. Jesucristodice que: en esto conocerán los hombres que somos discípulossuyos en que nos amemos unos a otros. El que desea el mal asu prójimo o se complace en sus desgracias, no es discípulo deCristo, sino del demonio, que desea siempre el mal de loshombres, y esto no porque él saque_ ninguna ventaja de eso,sino porque nos aborrece. Cuando alguien nos ofendió oPerjudicó, podemos lícitamente desear que se arrepienta' y nosresarza el daño hecho, pero, en vez de eso, el demonio nos

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que lo que hicisteis a uno de mis hermanos más pequeños, aMi lo hicisteis. Así no nos preocupará la ingratitud o malacorrespondencia de los hombres, ni miraremos si son, o no,dignos de nuestros favores, pues no es a ellos a quien preten-demos agradar, sino a Dios, a quien debemos todo nuestrocorazón y mil corazones que tuviéramos, y de quien única-mente esperamos la recompensa.

FR. GUILLERMO VÁZQUEZ.

1111......=n•••

Mis impresiones de España.Cervera, San Ramón y Lérida.

De Monserrat a Cervera hay apenas dos horas de tren yllegamos allí en medio de un sol canicular. Quiso mi buenasuerte que yo encontrara un auto para hacer mi viaje alpueblo de San Ramón, donde se encuentra el célebre santua-rio del taumaturgo mercedario, coronando esas llanuras, ydando un poco de vida a esas poblaciones que vegetan enplena vida medioeval, pobres, atrasadas, sin un solo ele-mento de moderna civilización. Digo mal, en esos díasllegaban allí los beneficios de la l uz eléctrica, que una Com-pañía de una ciudad vecina empezaba a instalar. Llegué alsantuario en los momentos que dos Padres, vestidos de blan-co, señalaban en el frontis de la iglesia el local donde sedebían poner los focos de la nueva instalación. Penetré en eltemplo de vastas dimensiones, pero un tanto desmantelado ypobre, qué me produjo, desde el primer momento, un vivocontraste con las riquezas del que había admirado el díaanterior. El altar mayor, sin embargo, aunque de estilo chu-rrigueresco, en cuyo centro se venera la estatua de SanRamón, no me pareció mal, porque se encontraba bien pre-sentado, con sus grandes molduras doradas y hornacinasrecientemente pintadas. Detrás del altar se 'Acuentra, bajoun tabernáculo de madera dorada a fuego, la urna de bronceque contiene los restos del santo, y al lado derecho una es-pecie de sacristía llena de exvotos y de cuadros al óleo querecuerdan prodigios obrados por su intercesión. A la izquier-da de la iglesia está el gran convento de piedra, uno de losprimeros que tuvo la Merced, desde los tiempos de nuestroglorioso Patriarca San Pedro Nolasco, y que sólo hace vein-ticinco arios volvió a poder de la Orden, después de laexclaustración del ario 35.

Está allí el constado de la provincia de Aragón, peroinstalado muy pobremente; de manera que para un axnerica-

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sugiere que le deseemos una pérdida o contratiempo del quenosotros no hemos de sacar provecho alguno.

—¿Qué hemos de hacer para librarnos de esa tentación?—Loque se recomienda generalmente para todos, o sea lo contrariode lo que el demonio querría: Orad (nos dice el Señor), por losque os persiguen yerlaciflail , para que seais hijos de vuestroPadre que está en los cielos, que hace nacer su sol sobre bue-nos y malos y llueve sobre justos e injustos. El demonio nisodirá como los falsos maestros de la Ley: amarás a tu amigo yobedecerás a tu enemigo, pero Jesús nos dice: Amad a vues-tros enemigos, haced bien a los que os aborrecen. Pues siamais a los que os aman, ¿qué recompensa tendreis? ¿No lohacen también los publicanos? Y si saludais a vuestros herma-nos solamente (*qué haceis demás? .2Vo-kr.,,, hacen eso tambiénlos gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos como vuestro Padrecelestial es perfecto. Una de las cosas en que más se conoce laperfección de un alma, es en el amor a los enemigos.

— Y (*qué imperfecciones se han de evitar principalmente enesta materia?—E1 rencor suele disfrazarse a veces con capa deprudencia: no aborrecemos a quien nos ha molestado, pero nosresistimos a fiarnos de él, a abrirle nuestros brazos y nuestrocorazón, a pesar de sus muestras de arrepentimiento. No diréque esa prevención sea siempre injustificada, pero quien laconserva habitualmente no puede librarse de la nota de venga-tivo; es preferible engañarse alguna vez y pecar de cando-rosos.

—e-No será eso fomentar el mal?—Al contrario: nuestraconducta generosa será la mejor condenación de las bajezascon que se pretende engañarnos; el proceder siempre con lamisma cautela y doblez que usan los mundanos, es aprobartácitamente su conducta. En esto, como en tantas otras cosas,el espíritu de Cristo y las máximas del mundo están en oposi-ción irreductible, De muchos santos sabemos que es ventajosohacerles agravios para recibir de ellos beneficios, y en nuestrosdías no faltan corazones generosos que procuran excederse ensu trato con quienes menos lo merecían.

—e*Qué será bueno considerar para llegar a eso?—Que Diosnos amó cuando éramos enemigos suyos y que nos quiere apesar de conocer nuestras futuras infidelidades: Lo que máshace brillar la caridad de Dios para con nosotros (dice SanPablo), es que cuando éramos todavía pecadores, Cristo muriópor nosotros. Si tanto debemos a Dios, ¿qué hacemos de másen olvidar las pequeñas faltas que contra nosotros hayan come-tido o puedan cometer nuestros hermanos? El perdón de nues-tras deudas lo hemos de comprar perdonando a nuestros próji-mos, y tanto nos amará Dios cuanto los amemos a ellos.

—¿Cómo haremos, que esas ideas arraiguen en nuestramente?—Teniendo siempre delante lo que el Señor dirá en eldía del juicio a los buenos y a los malos: En verdad os digo

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no causa pena contemplar tanta desolación donde uno creeencontrar más desahogo y esplendor. Después de pasar todoel día en compañía de .los buenos religiosos que allí meatendieron a medida de sus escasos recursos, me volví aCervera para tomar el ferrocarril que me debía conducir aLérida. En el ínterin, recorrí la ciudad, visité la famosaUniversidad creada por Carlos III y en poder hoy de losPadres del Inmaculado Corazón de María, quienes me mos-traron el espléndido gabinete de ciencias' naturales que a+líhan formado, y que pasa por uno de los mejores y más sur-tidos de España. Visité también la biblioteca y la capilla,ésta última verdaderamente regia. Llegué a Lérida a lasdiez de la noche, y en la estación me esperaban dos Padresque, desde el primer momento, me hicieron objeto de exqui-sitas atenciones. Poseen los Merceclarios en Lérida un con-vento espacioso, que es también uno de los más antiguos dela Orden, y han instalado allí un Colegio de segunda ense-ñanza, que pasa por ser uno de los mejores de la ciudad. Laiglesia es pequeña, pero decente, y en el altar se venera unaimagen de Nuestra Santísima Madre, sentada, que es una delas más hermosas esculturas que he visto en su género entoda la Península. La ciudad es antigua, posee una catedralque es un monumento, toda de piedra, de estilo romano y detres amplias y elegantes naves que la hacen digna de unaciudad de mayor importancia. Tuve el honor de ser presen-tado al Sr. Obispo, que me pareció también un gran Prela-do, digno de una mejor sede, que me mostró todas las habi-taciones y departamentos de su magnífico palacio. El puebloposee dos hermosos paseos: uno que llaman los CamposElíseos, que está a continuación de una vasta alameda, yel otro un gran castillo, que era la antigua Catedral toda depiedra labrada, convertida hoy en fortaleza militar.

En el Colegio de los Padres tuve ocasión de conocer lasprincipales familias de la ciudad, que habían sido invitadasallí para un modesto concierto de canto que los Padres mepidieron les diera en el salón de actos del Colegio. El con-cierto fue presidido por el Capitán General de la ciudad,quien me abrazó efusivamente al fin de él, dándome losparabienes, y manifestándome su gratitud a nombre de laciudad. No resisto a estampar aquí una de las felicitacionesmás efusivas que recibí en esta ocasión, por lo gráfica ydecidora, y porque la considero una de las más sinceras quetal vez haya recibido en mi vida. Al despedirse de mí unaseñora distinguida por su figura y su trato, me dice, estre-chándome la mano: « Permítame, Padre, que le felicite contoda mi alma, porque canta usted con un corazón más gran-de que una plaza de toros». Después de agradecer tan cum-plido e inmerecido elogio, que me llegó hasta el alma, y porel cual pido perdón a mis lectores, me despedí de la sociedad

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de Lérida y de los Padres, mis hermanos, que me habíancolmado de atenciones, para dirigirme a Valencia, en dondeacabamos de recuperar el famoso convento del Puig, de lostiempos de nuestro Padre San Pedro Nolasco, y cuyadescripción será objeto del siguiente artículo de mis im-presiones.

FR. DIEGO A. ROJAS

¿Dónde estás?las auras besan su mantoy modulan su tonada.

Cuando en la margen rientedel río sus plantas posa,por mirarla la corrientedetiene su marcha undosa.

La aprisiona en sus cristalesextático el arroyuelo;la beberé en sus raudales...y era.., la sombra del cielo.

III

No eran sueño los fulgoresque brillaban en la sierra;eran suaves resplandoresque el cielo vierte en la tierra.

Abrazarla ¡loco empeño!Trepé la escabrosa cumbreY... no estaba; que eran sueñolos fulgores de su lumbre.

Renuncié a los encantosque veía en lontananza;¡bellas sombras, sueños tantosforjados por la esperanza!

De mi vida en la laderacantaron los desengaños;Bien haya quien dicha esperaque no vuela con los años.

FR. MIGUEL LÓPEZ

De mi infancia en la mañanacuando soñando vivía,entre celajes de granal a dicha me sonreía.

Sus albores vf brillaren el lejano horizonte:¡ah, si pudiera escalarl a alta cumbre de aquel monte!

Vestida de lumbre pura,qué bella jugaba allí;Y rebosando dulzurame decía: ven a mí.

Mis ojos la columbrabanentre gasas de luz viva:Ya las fuerzas me faltaban,iy ella estaba tan arriba!

¡Es aquélla! En la llanura,en alas de mariposas,liba esencias de hermosuradel cáliz de frescas rosas.

Tiernos capullos fragantesCO n sus besos se entreabrieron;temblorosas, oscilantes,de Ventura sonrieron.

Repite el ave su cantoS i ella canta en la enramada;

Y la sombra perseguidacabe el río, sin descanso,sombra del cielo venidaal verdinegro remanso.

Si se torna encantadoradel cielo con los coloresun z sombra y me enamora,en él pondré mis amores.

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BIBLIOGRAFIAHemos recibido con atenta dedicatoria de su autor, el muy re-

verendo padre Ricardo Delgado Capeans, Vicario general de lasProvincias mercedarias del Ecuador, Chile y Perú, dos preciososopúsculos: Apostolado social del Clero, estudio de actualidad yDeberes de la madre cristiana, Conferencia pronunciada en nues-tra Basílica menor de la Merced, de Quito.

De la importancia del primer opúsculo dan idea algunos de sussubtítulos: El Clero debe salir del templo y de las sacristías; LosSumos Pontífices recomiendan al Clero el Apostolado social; ElApostolado social y el Episcopado católico; El Clero debe dedicar-se al estudio de las ciencias sociales...

Es una necesidad absoluta tratar de mejorar la situación econó-mica del pueblo, porque la miseria física trae la moral, y no puedellevarse a Dios a un pueblo desmoralizado por el hambre, por lospunzantes cuidados de un vivir apretado. Tenemos que multipli-car el pan con instituciones de carácter social, para que puedanafanarse por el otro pan que no perece. Ningún sacerdote, porceloso que sea, puede hacer gran provecho espiritual y estableen los pueblos sin obras sociales, que son como el cercado de lasespirituales.

En el segundo opúsculo expone admirablemente los deberes dela madre cristiana, en -cuyo seno reposa el espíritu de los pueblos,sus costumbres, sus virtudes; en otros términos, la civilización.Trata el asunto con todo cariño y unción; parece que a memoriada difunta nai le inspira y pone en sus labios ternura y deli-cadeza.

En uno y otro opúsculo hace gala de una erudición vasta yselecta, que seguramente cautivaría al auditorio.

González Gallego (Rvdo. P. Serapio).—Un abran histórico,novela social acerca del capital y el trabajo, ilustraciones deJ. Camins. Precio: 4,50 pesetas. Librería Salesiana, Barcelona,Sarriá.

No somos de los defensores de las novelas, ni siquiera de lasnovelas morales, ni del todo de las históricas que tengan estaúltima condición: pero si alguna novela nos hubiere de apartar deesa especie de antipatía a las novelas, sería ciertamente la en queahora nos ocupamos u otras en que campeasen las mismas condi-ciones. Tratándose de novela del P. González Gallego, no habíaque temer escabrosidades para la juventud, y si tiene páginasrealistas, siempre huyó del realismo en cosas que ni indirecta-mente pudieran hacer enrojecer a la más delicada doncella

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cristiana. Desde los primeros capítulos se ve en el autor merce-dario no muy ordinarios conocimientos sociológicos y muy muchaciencia del corazón humano. Si el P. González Gallego no esferrolano, merece que el Ferrol le adopte por hijo y ejecute losPlanes de... Pepe Núñez. Sin buscar efectos teatrales, es novelahermosísima e interesante.

(De «El Iris de Paz»)

NOTICIASMADRID

El Rvdmo. Maestro General de la Merced, Fr. Inocencio SantaMaría, llegó a esta residencia, Silva, 39, el 19 del corriente. LAMERCED, al darle la más sincera bienvenida, se complace en reite-rarle el respetuoso testimonio de adhesión y obediencia.

En la Buena Dicha.—Triduos a Nuestro Santo Padre y a SanBlas.—Se celebraron del 29 al 31 de Enero y del 1.° al 3 de Febre-ro respectivamente. Predicó los dos primeros días del primertriduo el R. P. Fernando Díez, y el día de la festividad, el muyk. P. Provincial Fr. Ramón Serratosa, que hizo un discurso, mo-tivado por el reciente rescate de los prisioneros, sobre el ministe-rio de la redención y la actitud de la Orden para con los cautivos,manifestada en reiterados ofrecimientos al Gobierno hechos porla Orden,. y por muchos religiosos que voluntarios se brindarona los superiores para ir al Africa a ejercer el ministerio. Conclu-yó la solemnidad con un solemne «Tedeum» a cuatro voces enacción de gracias.

Conste, pues, en contra de lo dicho por « La Correspondenciade España» y algún otro periódico, que no quedó por la Orden dela Merced el no haber cumplido en este caso su ministerio.

Solemne Jueves Eucarístico. —Como segundo del mes se cele-bró el del presente con especial solemnidad, predicando la HoraSanta el R. P. Fernando Díez.

D. Juan de Alarcón.

Fiesta de Nuestro Santo Padre.—Hubo comunión general detodo el colegio, misa solemne, exposición todo el día, sermón pre-dicado por el R. P. Fernando y reserva oficiada por el Sr. Arce-diano de Madrid, D. José Rodríguez del Valle.

Colegio de los PP. Mercedarias.

Veladas.—Las dieron muy hermosas los días 11 y 13 del actualel Patronato de San José y el Colegio que los PP. Mercedarios

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dirigen en la calle de San Pedro, 3. Entre otras obras, representa-ron la del P. Manuel Sancho. «El zapatero dentista», dirigida porel joven violonista y pianista D. Angel Martín Pompey, y Se vie-ron obligados a repetir algunos pasajes, «Gastritis simple», «Pul-monía doble», y el precioso entremés de los hermanos Quintero,«El ojito derecho», que hicieron las delicias de la numerosa con-currencia que llegaban a novecientas personas, llenando el am-plio salón de las conferencias.

Trabajaron muy bien los jóvenes y niños y recibieron muchosaplausos. En el segundo día, el joven Maestro D. Francisco Gar-cía López, pronunció una bella conferencia sobre «la educación dela juventud», que fué oída con suma atención y agrado.

BARCELONA

Capitulo Provincial.—En el celebrado a mediados del pasadoEnero fúeron nombrados Provincial: reelegido el M. R. P. Alber-to Barros; Definidores: M. R. P. Mariano Alcalá, R. P. ManuelSancho y P. Felipe Magrazo; Secretario provincial, el R. P. Flo-rencio Nualart; Prior de Barcelona, R. P. Tomás Campos; Rectorde Lérida, P. Bienvenido Lahoz; Comendadores del Olivar y SanRamón, respectivamente, los PP. Francisco Gargallo y Fr.. Ra-món Martín.

Nuestra enhorabuena y que Dios Nuestro Señor bendiga copio-samente sus empresas.

En las Terciarias Mercedarias de San Gervasio.—E1 16 de Ene-ro el Rvdmo. P. Maestro General recibió la profesión de las novi-cias sor María de la Merced Martínez y de la hermana Encarna-ción Sunyol, en esta Casa-Ma•Ure de San Gervasio. El 26 del mis-mo mes se le obsequió con una velada en el salón del Colegio,habiéndolo hecho también en el de la calle de Provenza el día 24y en el de San Feliú de Llobregat el día 25.

PUIG (Valencia).

Llegada del P. Rvdmo. Maestro General.—E1 30 de Enerollegó a este Real Monasterio, acompañado del R. P. José Márquez,Superior de Buenos Aires. Los esperaban en la estación la Comu-nidad, el Sr. Cura, las demás autoridades, los niños de nuestroColegio y numerosos amigos.

Festividad de Nuestro Padre.—E1 día siguiente se celebró congran entusiasmo la fiesta de Nuestro Santo Padre. Ofició la misacantada el R_vdino. P. General, y predicó el R. P. Tomás Carbo-nell. Por la tarde recorrió la procesión las principales calles delpueblo.

Velada literario-musical en honor del Rvdmo. Maestro Gene-ral.—E1 día 4 de Febrero los niños del colegio obsequiaron a SuReverendísima con una velada, primicias de este reciente colegio'que promete ópirnos frutos. Al final habló el P. Rvdmo. Asistieronunas trescientas personas, que salieron muy complacidas de lafiesta.

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FERROL

Celebróse con gran solemnidad la novena a la Sagrada Fami-lia. Los sermones estuvieron a cargo del R. P. Rector de estacasa; el panegírico lo predicó el R. P. Ildefonso Sánchez.

Novena y fiesta a Nuestro Padre.—E1 día 23 del pasado diócomienzo la solemne novena en honor del gran Patriarca de laMerced, San Pedro Nolasco. Predicáronla los RR. PP. Rector deesta Casa, Luis Barros e Ildefonso Sánchez, que tuvo a su cargo elpanegírico. El pueblo cantó escogidas partituras en cada una delas tardes de la novena, dandose fin a ella con la solemne comu-nión de los niños del colegio y demás fieles, así como con la abso-lución general después de la reserva, profesiones y tomas dehábito en nuestra V. O. T. de las señoras y señoritas siguientes:

Profesas.—Manuela y Dolores Mille, Carmen y Cristina Bru-quetas, María del Carmen y Asunción Barbeito, Maria del Car-men Hevia Caamario, Rosario Coureiro, Juana Penedo, RamonaBavedo, viuda de Gil, María del Carmen Fontán Lobé, DoloresRivas Pita, María Josefa Bugallo y María de los Dolores VázquezPermuy.

Novicias. —Srtas. Juana Yolif Blanco, Antonia González Pu-bul, Gloria Gil Bacelo, Catalina Brocos Díaz, María del Pilar Or-tiz Noriega, María Luisa de Castro y García, Josefina Castro,Elena Gómez Iglesias, María del Carmen Díaz Lei va, María Ca-rreira Conde, Josefa López Rodríguez, María Pubul de González,María González Pubul, Concepción Noriega de Orti, AntoniaPermuy.

En la festividad de San Ildefonso, día en que da comienzo lasobredicha novena, se expusieron por primera vez a la venera-ción de los fieles lindas imágenes de San Pedro Nolasco y de SanRamón Nonato, respectivamente.

En Puentedeume, con motivo de las fiestas celebradas paraconmemorar el cincuentenario de la fundación de las Hermanitasde los Ancianos desamparados, predicó el R. P. Luis Barros.

El 3 del corriente dieron comienzo los ejercicios espiritualespara señoras dirigidos por el R. P. Gaite, Rector de este Colegio,y el R. P. Luis.

Predicaron en las fiestas de Sillobre, Cabañas y Barallobre,el R. P. Gaite, y en San Juan de Piñeiro, en la de San Blas,el P. Luis.

Centro misional.—Ha quedado instituido también en *esta Resi-dencia el Centro misional con sus coros respectivos, a fin decooperar al desarrollo y propagación de nuestras Misiones. ElR. P. Moderador de la V. O. T. dispuso que los mismos coros quehay formados de terciaros tuviesen el doble carácter de corosmisionales, a fin de facilitar la labor y la colecta que se enviarána nuestra Curia provincial, para que de allí se remitan a sudestino.

SANTIAGO

Festividad de Nuestro Santo Padre.—A las siete de la maña-na, comunión general; a las diez, misa solemne, cantada por la

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Comunidad; quedó expuesto S. D. M. todo el día. En los ejerciciosde la tarde hizo el panegírico el R. P. Roque Suárez, franciscano,terminando con la reserva y el octavo responsorio y salmo Confi-tebor cantado ante el altar del Santo Patriarca, en memoria de sufeliz muerte.

MALAGA

Solemne triduo a Nuestro Padre.—Se celebró el 30 y 31 de Ene-ro y 1. 0 de Febrero. Predicó el R. P. Ramón Sellas de la Compañíade _jesús. El día del Santo hubo comunión general para las Escla-vas e Hijas de María de la Merced, absolución general y bendi-ción papal.

Estuvo muy solemne y concurrido; cantaron muy bien lasniñas, dirigidas por el P. Capellán. Ya- sabemos que llaman laatención por lo bien que cantan esas niñas y que han cantado enotras iglesias de Málaga, gracias a las grandes cualidades en mú-sica y al esfuerzo y tesón del P. Capellán.

En los conventos de Poyo, Sarria, Verín, Herencia y San Se-bastián se han celebrado muy solemnes cultos en honor de Nues-tro Santo Padre.

NECROLOGIA

En Madrid, D. Antonio Casanova y Alonso; la ' señorita Juliade la Orden; nuestra suscriptora D. Juana Bascuriana y el Ilus-trísimo señor D. Ramón Antolínez, Archicofrade de la Merced.

En Sarria (Lugo), el señor D. Angel Sampedro, Párroco deSanta Marina, y el señor D. Francisco . Rodríguez, Párroco deSan Vicente de Betote.

R. I. P.

Editorial Católica Toledana, Juan Labrador, 6, telf. 211.—Toledo.