CAPELLÁ. OLF ACTOMETRÍA 217

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ASOCIACION DE OTO-RI NO-LARINGOLOGIA Sesión del 20 de enero de 1960 .C:STADO ACTUAL DE LA OLFACTOMETR1A G. CAPELLÁ La olfactometría como parte integrante que es de la Rinología y por lo tanto de la Ciencia Biológica, está en evolución continua, pero es tanta la lentitud de esta evolución que puede afirmarse que los problemas que actualmente tiene planteados son casi los mismos que tenía pendientes de solución a fines del siglo pasado. Esto da una idea ·cabal del estado de esta parte de la Rinología que como dice HENNEBERT ha merecido, el desdén de los otorrinolaringólogos. Pero el planteamiento de las cuestiofles a resolver por lo menos permite .pensar en ellos y conb·ibuye en mayor o menor proporción a su solución, por esto nos ha parecido interesí\:nte describir en líneas generales el estado actua·l de nuestros conocimientos sobre la medición del olfato. · La rama de r]a ciencia que estudia una sensación no tiene una líase sólida para su desarrollo científico si no tiene una unidad para su medida. Veamos por ejemplo el gran auge que ha tenido la audiología con la introducción de la audiometría con su audiómetro y su decibelio. La olfa- tología adquirirá carta de naturaleza en la ciencia biológica cuando baya podido establecer una única unidad de sensación aceptada por todos cosa que no se ha alcanzado todavía. N o obstante se ha venido dando grandes avances en este sentido y debemos contribuir a la extensión del conocimiento de los mismos. Los trabajos que se han ocupado de este problema son escasos si se comparan con -Jos que se refieren a los otros capítulos de nuestra espe- cialidad. Citemos en primer lugar a los autores de renombre universal en esta materia: V ALENTÍN, ZwAARDEMAXER, PROETZ, LE MAGNEN, GERE'BE zoF, etc. Digamos que hay también una pléyade de investigadores ita· lianos que se han ocupado recientemente de esta ·cuestión como ·son: PALLESTRINI, NrccoLINI, F oRTUNATO, CHERUBINo, SALERNO, CrURLO, BRU· NETTI, SEMERIA, por no citar más que unos cuantos. Enb·e los español es que han estudiado aspectos de la olfatología y de la olfactometría debemos mencionar a CALDERÍN, AzoY, MonOTE CALAFAT, MARCO CLEM.E?II'TE, Jr- MENEZ MoRERA y VASALLO DE MuMBERT. A pesar de todas estas aporta· ciones y aun de los recientes estudios de LE MAGNEN que emplea los

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ASOCIACION DE OTO-RINO-LARINGOLOGIA

Sesión del 20 de enero de 1960

.C:STADO ACTUAL DE LA OLFACTOMETR1A

G. CAPELLÁ

La olfactometría como parte integrante que es de la Rinología y por lo tanto de la Ciencia Biológica, está en evolución continua, pero es tanta la lentitud de esta evolución que puede afirmarse que los problemas que actualmente tiene planteados son casi los mismos que tenía pendientes de solución a fines del siglo pasado. Esto da una idea ·cabal del estado de esta parte de la Rinología que como dice HENNEBERT ha merecido, el desdén de los otorrinolaringólogos. Pero el planteamiento de las cuestiofles a resolver por lo menos permite .pensar en ellos y conb·ibuye en mayor o menor proporción a su solución, por esto nos ha parecido interesí\:nte describir en líneas generales el estado actua·l de nuestros conocimientos sobre la medición del olfato. ·

La rama de r]a ciencia que estudia una sensación no tiene una líase sólida para su desarrollo científico si no tiene una unidad para su medida. Veamos por ejemplo el gran auge que ha tenido la audiología con la introducción de la audiometría con su audiómetro y su decibelio. La olfa­tología adquirirá carta de naturaleza en la ciencia biológica cuando baya podido establecer una única unidad de sensación aceptada por todos cosa que no se ha alcanzado todavía. N o obstante se ha venido dando grandes avances en este sentido y debemos contribuir a la extensión del conocimiento de los mismos.

Los trabajos que se han ocupado de este problema son escasos si se comparan con -Jos que se refieren a los otros capítulos de nuestra espe­cialidad. Citemos en primer lugar a los autores de renombre universal en esta materia: V ALENTÍN, ZwAARDEMAXER, PROETZ, LE MAGNEN, GERE'BET·

zoF, etc. Digamos que hay también una pléyade de investigadores ita· lianos que se han ocupado recientemente de esta ·cuestión como ·son: PALLESTRINI, NrccoLINI, F oRTUNATO, CHERUBINo, SALERNO, CrURLO, BRU·

NETTI, SEMERIA, por no citar más que unos cuantos. Enb·e los españoles que han estudiado aspectos de la olfatología y de la olfactometría debemos mencionar a CALDERÍN, AzoY, MonOTE CALAFAT, MARCO CLEM.E?II'TE, Jr­MENEZ MoRERA y VASALLO DE MuMBERT. A pesar de todas estas aporta· ciones y aun de los recientes estudios de LE MAGNEN que emplea los

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isótopos radiactivos para poder determinar la intensidad de estímulo por

la medición del número de moléculas de la sustancia odorífera que son

tentativas de gran aportación científica a la resolución de problema de

la unidad de medida, éste queda pendiente de solución.

En esta comtmicación nos ocuparemos sucesivamente:

r.• De las clases de excitación del órgano del olfato.

2.• De los diferentes tipos de ol:fatómetros nasales.

3.• De las condiciones generales que debe reunir el ambiente y el

sujeto en todo examen olfatométrico.

4.• De la olfactometría objetiva.

5.• De las unidades de sensación y de las dificultades para llegar a

establecer la unidad-standard.

1.• Tipos de excitación. del 6rgano del olfato. - La sensación olfativa

siempre se había observado a partir de la excitación por vía nasal; la

sustancia odorífera llegaba a estimular ·]as terminaciones del órgano ol­

fatorio por vía aérea impregnando las secreciones de las glándulas de

Bowman y actuando directamente sobre los cilios de las células olfativas

(teoría corpuscular) o llegando a ellos por medio de las ondas emitidas

por las sustancias odoríferas (teoría ondulatoria). Pero desde las investiga­

ciones de BEDNAR y LANGFELDER en el1930 se demostró la posibilidad de la

excitación olfatoria introduciendo sustancias odoríferas en el torrente circu­

latorio y que por lo tanto se puede medir la sensación del olfato mediante

la vía hematógena. SEMERIA y MARCO CLEMENTE se han ocupado exten­

samente de este problema. Mienb·as MARco CLEMENTE ha estudiado más

especialmente la cuestión de la localización de Ja sensación olfatoria por

vía hematógena (órganos periféricos y centrales) el primero de estos

autores ha investigado el umbral de la sensación olfativa para la esencia

de menta v ha encontrado la cifra de 0,0025 g. de esta sustancia como

cantidad mínima perceptible en 62,6 por 100 de los casos y un valor

doble (0,0050 g.) para el 30,1 por 100 (valor medio 0,0030 g. en el 92,1

por 100). Es difícil establecer una valoración recíproca entre la olfactometría

por vía aérea y por vía hemática. Los trabajos que se han hecho sobre

excitación olfativa hematógena a este objeto son escasísimos. Tan escasos

que sólo se limitan según nuestros cmwcimientos a dos: los de SEMERIA

Y los de MARco CLEMENTE.

Este último se ha ocupado de la olfacción hematógena en los larin­

guectomizados. Si se l'evisa el protocofo de sus casos para comprobar los

datos obtenidos al explorar el I par por vía nasal y por vía hemática puede

observarse ·como no guardan paralelismo. La excitación por vía hemática

f~e positiva eu casos eu que la excitación por vía nasal era negativa. Re­

Clprocarnente personas con umbral bajo determinado por ·la técnica de

218 ANALES. SI:CCJÓN ESPECIALIDADES

Elsberg no acusan ninguna excitabilidad al ser examinadas por vía he­mática.

2.• Tipos de olfatómetros nasales. - Para que se produzca la sensa· ción olfativa por vía nasa'! se requiere: 1.• La presencia de una sustancia odorifera. 2.• Una corriente de aire que permita poner en contacto esta sustancia con la región olfativa. Esta corriente está confiada en un grupo de olfatómetros a la inspiración del aire por el sujeto que se examina y en otros se establece artificialmente por impulsión; en unos olfatómetros la medida está confiada exclusivamente al grado de diJución de la sustan­cia odorifera; en otros el papel más importante está encomendado a la cantidad de aire impulsad~ en la fosa nasal.

Podemos considerar cuatro tipos fundamentales de olfatómetros: 1.• El olfatómetro de Zwaardemaker. 2.• El olfatómeb·o de Elsberg. 3.• El ol­fatómetro electrónico de Castello y Billotti. 4.• El olfatómetro de Proetz.

1.• Olfatómetro de Zwaardemaker.- En 1880 este sabio profesor de Fisiología de la Universidad de Utrecht tuvo ~a idea de medir la sensa­ción olfativa haciendo pasar el aire inspiratorio por un tubo cuyas paredes estaban impregnadas de sustancia odorífera; la intensidad de la sensa­ción dependía de la sustancia utilizada y de la longitud del tubo. Emplean· do la misma sustancia la sensación era más o menos intensa según la longitud del tubo; con esta idea construyó su olfatómetro conocido por todos por venir reproducido en todas las obras de Fisiología y en casi todas las de Otorrinolaringología. Consta de un tubo impregnado de la sustancia odorifera en cuyo interior se desliza otro tubo que en el otro extremo se aplica a la fosa nasal. Cuanto más introducido esté el tubo interior tanto menor será la sensación. A los efectos de que las condiciones sean wüfonnes los tubos deben tener los mismos tamaños. El tubo exterior tiene 10 cm. ele longitud y una cabida de 8 mm.; el tubo :interior tiene 5 mm. de luz y sus paredes son de 15 mm. de espesor.

Al principio de su experiencia ZwAARDEMAKER utilizaba ciJindros po· rosos de kaolín que embebía de sustancias olorantes dejándolas surner· gidos varias horas en soluciones de estas sustancias; después empleó so­luciones contenidas en papel de filtro que envolvía en un tubo de tela metálica de níquel. últimamente empleó cilindros de sustancia sólida (cera, tolú balsámico, resina de benjuí, cuero de Rusia, etc.). En las experiencias en la que la cualidad del olor era indiferente empleaba dos cilindros, uno de caucho vulcanizado y otro de gutapercha al amoníaco.

El mismo ZWMRDEMAKER en su libro "L'Odorat" .cuenta que examinó 32 casos de anosmia respiratoria en colaboración con REUTER en 1894. Comparando los resultados obtenidos por los diferentes olfatómeh·os Y su~­tancias empezaron con el caucho, con él encontraron un mínimo percepti· ble normal de 1 cm. de olfatómetro. Este resu:ltado lo compararon con el

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de la resina de benjuí y otra sustancia, cera amarilla, asa fétida, radi.x

sumbul, opio, esencia de madera y de escatol, goudrón y anís.

Hasta aquí los trabajos de olfactometría de ZwAARDEMAXER que a decir

verdad no tuvieron la repercusión clínica que podía esperar que dieran a

pesar de haber introducido en sus últimos tiempos modificaciones impor­

tantes tales como haber añadido un recipiente de 100 c. c. de capacidad

provisto de resistencia eléctrica para mantener constante ·la temperatura

del aire que se suministraba a velocidad constante mediante una bomba

de vado. SERRANO, citado por PALLESTRINJ, modifica el dispositivo de ZwAAR­

DIDIAKER añadiendo una regla micrométrica a los efectos de facilitar la lec­

tura del estímulo administrado. En cambio, REuTER introdujo en clínica su olfatómetro que está com­

puesto por 4 tubos. Cada tubo contiene materias olorosas diferentes (cau­

cho vulcanizado, gutapercha, asa fétida, ictiol), pero de valor estimu­

lante determinado. El primer tubo equivale a 10 olfatias; el 2.0, 250; el 3.0

,

1.000 y el 4. 0, 5.000 olfatias.

En este grupo de olfatómetros puede citarse el osmoscopio de Fair y

Wells muy empleado en perfumería. La mezcla ele sustancias olorosas

se hace en un matraz cuyo tapón está ab·avesado con un tubo con múlti­

ples perforaciones. El deslizamiento de este tubo periférico permite que

coinciden las perforaciones de ambos tubos en mayor o menor número

con lo que se obtienen concenh·aciones más o menos elevadas en el tubo externo.

2.o Olfat6metro de Elsberg y Levy.- Es el que venimos usando

actualmente en una investigación que llevamos a cabo para determinar

la unidad de medida olfatométrica (fig. 1). Consiste en un frasco de

500 c. c. provisto de un tapón doblemente perforado por dos tubos de

cristal. Por uno de los tubos del tapón se inyecta el aire. El otro tubo

está conectado con un tubo de goma en cuyo extremo se aplica una oliva

nasal. El fondo ele.] frasco está ocupado por la sustancia odorífera emplea­

da (café, citral, azahar, etc.) hasta alcanzar un ·volumen de 30 c. c. El

modus operandi es el siguiente: Se inyectan 2 c. c. de aire en el frasco

mientras el tubo de sa-lida está cerrado por una pinza a presión. Se espe­

ra un minuto antes de abrir esta pinza a los efectos que el aire se sature

de sustancia odorífera. Se ordena al paciente que esté en apnea y se abre

la pinza. Se vuelve a cerrar la pinza y se sigue inyectando aire de 2 en

2 c. c. hasta alcanzar el umbral. La estbnulación puede hacerse en una

fosa nasal, en la opuesta y en ambas. Para evitar la fatiga deben h·anscu­

rrir 30" entre cada inyección (KRISTENSEN y col.).

El uso del oliatómetro de Elsberg y Levy introducido en clínica en el

~ño 1935 se ha extendido y es unánimemente aceptado a pesar de las

unperfecciones que tiene. Ha sido modi6cado ligeramente pm· varios auto-

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res. En el IV Congreso Internacional de Otorrinolaringología celebrado en Londres en 1949 FoRTUNATO presenta su modificación. En un solo soporte con una sola jeringa inyectora ha agrupado 6 botellas cada una de las cuales contiene una sustancia olorosa distinta. Con el olfatómetro de Fortunato Niccolini se examina la sensibilidad olfatoria a las siguientes sustancias (CHERUBINO y SALIS) . l. • Lavanda en solución alcohólica al 10 por lOO (alcohol de 80"). 2.• Rodinolo en solución alcohólica al 10 por

F1c. l.- Olfactómetro de Elsbcrg y Levy. Frasco de 500 c. c. provisto de tapón perforado por dos tubos de cristal. Se inyec~an 2 c. c. de aire en el frasco mientras la pinza coloc:~da en el tubo de salida está cerrado. Se espera un :ninuto antes de abrir esta pinza paro que el aire se sature de sustancia ndorlfera que ocupa 30 c. c. del volumen total del frasco .. se ordena al paciente que esté en apnea y se abre la pinza. Si no ha percibido ninguna sensaca6n se vuelve a cerrar la pinza y se sigue inyectando aire de dos en dos centímetros basta

alcartzar el umbral.

lOO (alcohol de 70•). 3.• Vainilla solución alcohólica al 10 por 100 (en al­cohol de 70"). 4.• Piridina en solución acuosa al 1 por 100.

Los autores han empleado el café y el rodinolo como sustancias ol­fatorias puras, el cidral y la lavanda como olfativa con excitación simultá· nea del trigémino, la vainilla como sustancia olfativa gustativa y la piri· dina como olfativa-gustativa-trigeminal.

Modificaciones al olfatómetro de Elsberg y Levy son los de Klotz _Y

los de Le Magnen. - KLoTZ y Tissic mezclan íntimamente la sustancta odorífera en el aire por medio del aerosol. De esta forma parece que se pueda conocer el número de moléculas odoriferas en relación con el vo·

CAPELLÁ. OLFACTOMETRÍA .221

lumen inyectado, dato que no se tiene en cuenta en el método de Elsberg.

El umbral se determina con el número de litros de aíre inyectado; por

debajo de los 1,5 litros por minuto, la mayoría de los individuos exami­

nados no tienen percepción olfativa. La solución odorífera que se emplea

en el aerosol ha sido preparada 8 días antes. Debe estar mantenida a tem­

peratura constante. La concentración es tal que al estar en reposo resulta

inodora. LE MAGNEN emplea el olfatómetro de Elsberg, pero la írnpulsión de aíre

la hace mediante una c::rmpana neumática para que resulte más unifo1me.

El método de Elsberg no ha resuelto los siguientes problemas (Te­

rracol): 1.• Conocer el volumen de aire que alcanza el área olfativa. Se

puede saber el de la entrada de la nariz, pero no se detetmina el que

contacta con el epitelio olfatorio. 2.• Saber el número de moléculas

que alcanza esta zona que es lo mismo que decir la cantidad de estímulo.

3. • Realizar la estimulación en estado fisiológico. El sujeto está en apnea

lo que impide que el examen se haga con tranquilidad por 1a tensión

psíquica que está sometido lo que en ciertos casos actúa en deb·imento

de la capacidad perceptiva (PALLESTRINI). Esto ha sido contrarrestado en

parte instando R'l sujeto a que respire por la boca eliminando la respiración

nasal. No obstante aún con esta maniobra no se hace •la estírnulación en

sentido fisiológico puesto que se evita el reflejo del aire en las coanas, de­

talle importante en la respiración normal.

4.• Olfatómetro de Proetz. - PnoETZ ha construido el olfatómetro

basado en la dilución progresiva de las 10 sustancias que ofrece al

olfato del sujeto a examinar. Por orden de complejidad son: yodoformo,

salicilato de metilo, alcohol amílico, xilol, nitrobenzol, fenal, guayaco!, cia­

namon, eugenol y cumarina. Cada una de ellas tiene las caracteristicas

que PnOETZ opina deben poseer, es decir: 1.• Son físicamente reconocibles

si se ofrecen de nuevo al paciente. 2. • No irritan la mucosa nasal. 3. • Son

químicamente estables. Cada una de estas sustancias está disuelta en "li­

quido petrolatum" que es inodoro y no volátil y se presenta en 10 solu­

cicaes distintas a concentración tal que del frasco de la primera a la dé­

cima representan respectivamente 1/ 4, l / 2, 1, 2, 3, 5, 10, 25, 50 y 100

olfacts. En conjunto el olfatómetro de Proetz comprende, pues, lOO frascos

(lO para cada sustancia y cada una de éstas en 10 diluciones distintas).

El fundamento del olfatómetro de Proetz que es la concentración pro­

gresiva de la sustancia escogida para excitar el órgano del olfato ya

había sido empleada anteriormente por V ALENTÍN en sus investigaciones

en medio gaseoso lo que le restaba interés práctico y las de SAVALlER,

P~sy Y ToULousE en soluciones líquidas hace más cómoda la investiga­

CIÓn lo que es la causa que interese en clínica.

Para PROETZ el "olfact" es la mínima concentración de una sustancia

que puede ser perceptible por un gran número de individuos normales.

222 saOVCII'TV103dsa N9I00all 'S::I'IVNV

Este valor corresponde a un olfact. Dos olfacts serían el doble de este número de gramos por litro. Tres olfacts el triple y así sucesivamente.

3.• Olfat6metro electr6n'ico. -En todos estos tipos de olfatómetros n10 se ha logrado una perfección en las condiciones físicas del estímulo. No hay la misma impulsión de aire en los olfatómetros de Zwaardemaker y Reuter y Serrano salvo a lo que se refiere a •la modificación de Zwaar· demaker con la impulsión a base de la bomba de vacío: no obstante en este caso hay la inexactitud del aire inspirado. La conducción de humedad y temperatw:a de aire inyectado no se determinan exactamente en ningún método y se limitan a las que tienen el aire ambiente de la sala en donde tienen lugar las determinaciones. En todo caso la cantidad de estímulo administrado no se conoee exactamente. Todos estos inconvenientes se subsanaron en el último olfatómetro •lanzado por Palleshini en 1951, que es el de Castello y. Bilotti. El inconveniente es que la sustancia olfativa se limite por el momento a los halógenos y no a diversas sustancias ol fativas. En efecto la parte fundamental de este olfatómetro es la llamada "nariz electrónica" ideada en el laboratorio de "General Electric Corpo· tation" de Estados Unidos que se basa en la ionización del gas que es más manifiesta en los halogenados compuestos. Por esta circw1stancia la sustancia empleada en el examen es el tricloroetileno; la ionización de un gas consiste en que se convierta en conductor de electricidad al con· seguir que sus moléculas pierdan o ganen uno o más electrones con lo que su equilibrio electrostático se destruye y así emigran al electrodo del signo contrario a la carga que hayan adquirido. La nariz electrónica con· siste esencialmente en un tubo por el que hace pasar el gas odorífero. La luz del tubo está ocupada por un cilindro que se calienta por medio de la coniente eléch·ica que atraviesa una espiral de platino que se en· cuentm en su interior. Se hace ·pasar una corriente continua entre el tubo externo y el interno; el anodo ( +) está conectado con el tubo interno Y el cátodo ( +) con el externo. La carga atrae •los electrones emitidos del cátodo con lo que se genera una débil coniente eléctrica que se mide con un microamperímetro. Esta corriente puede ser ampliada mediante tubos electrónicos con lo que la medición es más exacta y más fácil.

Se ha determinado al valor dol osm, que es el umbral olfativo que corresponde a 3,15 p.A {microamperios). Así se ha podido elaborar el olfatograma que· cmTesponde la variación de percepción al estímulo para un solo olor contrariamente a ·los obtenidos anteriormente que se estable· cería por varios olores (FonTUNATO). En las ordenadas ligurarán las inten· sidades en osm, y en las a1bcisas el tiempo en segundos empleado para alcanzar el umbral del estímulo con la variedad del estímulo empleado.

3.• Condic-iones genemles que debe 1·eunir el ambiente y el sufelo al efectuar un examen olfatométrico. -Debe recordarse que las cualidades físicas del aire inspirado (temperatura, humedad) varían las condiciones

CAPELL . .\. OLFACTOUETRÍA 223

de difusión de la sustancia olorosa. Esta condición puede en parte regu­larizarse con artüugios que van unidos al olfatómetro, pero hay on·as con­diciones físicas como la presencia del moco que puede influir en la ten­sión superficia.l de la membrana de Gibs y que es imposible modificar.

En las determinaciones olfatométricas se tendrá en cuenta además que las variaciones de la sensibilidad del olfato dependen de la edad y

del sexo y de las horas en que se efectúa ·la medición. Hay una presbios­mia como hay un .presbiacusia, es decir una disminución de la acuidad olfativa con la edad y por lo contrario una alta sensibilidad descruninativa en el niño. Ciertos olores como el musgo son mejor percibidos por las mujeres unos días antes de la menstruación; en la menopausia hay anosmia. Hay variación en el mismo sujeto según el momento del día en que se efectúa la determinación de su sensibilidad olfatoria y así se han cons­tatado un aumento para discriminar los olores dmante el período post­prandial.

Al efectuarse una exploración olfativa debe tenerse en cuenta que la sensación disminuye considerablemente con el tiempo de actuación del estímulo. Si este tiempo de exposición es largo incluso llega a hacer desa­parecer completamente la sensación. Por lo tanto al efectuar una olfacto­metría debe cuidarse mucho de no alcanzar la fatiga y debe transcurrir un tiempo de descanso entre dos estímulos consecutivos de una misma sustancia. Hay experimentos de Proetz sobre la fatiga parcial que han demostrado que la fatiga es especifica para cada sustancia. Si se fatiga el órgano olfatorio para la esencia de anís por ejemplo no hay fatiga alguna para la de almendras.

Se ha descrito el fenómeno de la compensación de los olores. La mezcla de las sustancias incluso de intensidad odorífera considerable (por ejem­plo, el yodoformo y el bálsamo de Perú) determina que los olores se ate­núen mutuamente. Estos fenómenos deben tenerse presente al efectuar la olfactometría. En la habitación en donde se efectúa la operación no debe haber ningún olor. PnoETZ al determinar la agudeza olfatoria por su método tiene los frascos de su olfatómetro en la habitación con­tigua.

4• Olfactometría ob¡etiva. - No podemos dejar de referirnos siquie­ra brevemente a la olfactomen·1a objetiva. Como en cua•lquier on·a sen­sación está basada en la existencia de los 1·efiejos de punto de partida olfativo. BYTEL y VAN YTERSON, LUNEDEI, GER.EBETZOFF, ANDERSEN y SA­LERNO, citados por SEMERIA, se han ocupado de los reflejos olfativos. Ci­temos de paso las investigaciones de Gerebetzoff sobre variaciones elec­troencefálicas al estimular el olfato y de Lunedei sobre reflejos neuro­vegetativos desencadenados al estimular el olfato y ocupémonos breve­mente de los reflejos más conocidos.

224 ANALES. SECCiÓN ESPECIALIDADES

1) Reflejo respiratorio. La excitación intensa del nervio olfativo de­termina el paro de la respiración.

Idéntico resultado se obtiene al efectuar Ja estimulación por vía aérea (AHRONSON) o directamente mediante excitación eléctrica. El paro respi­ratorio o la dismin.ución de la amplitud y frecuencia de los movimientos respiratorios se produce también al excitar el trigémino por lo que sola­mente es válido el reflejo de olfactometría al emplear sustancias odoríferas puras. El registro de los movimientos respiratorios puede hacerse con el neumoquimógrafo (CIURLo, SLORN, MENZIO, CRESCENTI, etc.) o con el nuevo optoquimógrafo de Castello (PALLESTRINI).

2) Reflejos cardiovascu1ares. La excitación del olfato causa un aumento de la presión sanguínea. Las variaciones de la tensión están influenciadas por tantos factores que no somos partidalios de utilizar este reflejo para determinar el umbral de ninguna sensación. BYTEL e lVERSON' aconsejan que la introducción de la substrcmcia odorífera en la nariz coincida con el co­mienzo de la fase inspiratoria.

Más interesante es la determinación de las variaciones de volumen de los miembros al excitar el olfato. Las relaciones entre la pletismografía Y la excitación del olfato han sido estudiadas por numerosos investigadores. NYSEN se ha ocupado muy especialmente de este reflejo y lo ha encontra· do más preciso que el reflejo respiratorio. SHIELDs, citado por NYSEN, de­mostró que los olores irritantes bacía disminuir el volumen del brazo. Con· trariamente a la opinión de LEHMAN y otros investigadores, no encuentran diferencia entre los olores agradables y desagradables.

3) Reflejo psicogalvánico. Es sabido que la excitación sensorial ori­gina una despolarización a nivel de la piel. Se establece una diferencia de potencia¡ entre las superficies cutáneas en contacto con los electrodos, lo que en definitiva se traduce por una disminución de la resistencia de la piel al paso de la electricidad. Los ya citados autores BYTEL y VAN YVER·

SON han demostrado que una resistencia inicial de la piel de 3.400 ohms desciende a 3.000 de ser excitado el olfato.

4) Reflejo gástrico. MARco CLEMENTE ha obtenido el reflejo gástrico condicionado al olfato basándose en los estudios de PA WLOW en perros en· trenados, lo que le ha permitido precisar más la excitación hemática de la olfación estudiada por el mismo autor en otras investigaciones.

5) Reflejo pupilar. Se ha demostrado que la excitación del olfato por via aérea determina cambios de diámetro de la pupila (LuCHSINGER Y Bnu· NETTI). A una primera fase miótica de muy breve duración sigue una se· gunda fase midriática. SEMERIA también ha observado este reflejo excitan· do el olfato por vía hemática. Mediante el examen directo y mediante el examen fotográfico ha estudiado las modificaciones pupilares subsiguientes a la excitación olfativa por la inyección intravenosa de substancias odo· ríferas.

El examen de este conjunto de reflejos permite un conocimiento de la

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percepción olfativa y solucionar problemas de olfatometría médico-legal que no permitirá resolver la olfatometría subjetiva. Mencionemos, no obs­tante, que no hay ningún reflejo que por sí solo se presente absolutamente en todos los casos estudiados, lo que signi.Gca que carece de exactitud. El estudio de varios tipos de reflejos y no de uno solo de ellos permitirá una más precisa determinación.

5) Unidades de sensación del olfato. ZwAARDEMAKER describió la olfatia como la unidad de sensación. lltsa

es la mínima porción del tubo del olfatómetro que contiene la substancia odortfera que, ofrecida a un sujeto normal, pennite reconocerla. Medicio­nes hechas por este autor en 32 sujetos normales con permeabilidad nasal también normal le permitió encontrar el mínimo perceptible de olor con una oscilación máxima de valor determinada por las cifras de 0,1 a 3 cm. del cilindro Qlfatómetro y que la cifra hallada con la máxima frecuencia era de 0,7 cm. :E:sta es la que consideró como normal y la que correspon­de a tma olfatia.

GYNS, citado por ZwAARDEMAXER, determinó el valor normal de una olfatia no basándose únicamente en la posición del cilindro ofrecido al su­jeto a examina1·, sino en miligramos por litro de aire, encontrando las si­guientes cifras para estas substancias:

Acido acético . Fenol Amoníaco .

0,045 a 0,076 0,002 a 0,007 0,022 a 0,042

Muy precisa resulta la definición de olfatia que b·anscribimos de No­WEL: "la olfatia de un olor es el umbral o concentración minJma percep­tible expresada en gramos por centímetro cúbico". Esta definición permite hallar el número de moléculas que hay en el umbral olfatorio de cualquie­ra que sea la substancia cuya acuidad olfatoria se quiera determinar. En .efecto, el cero molecular normal de cualquier substancia hay un número igual de moléculas que es el nún1ero de Avogadro que es 6.023 X 1023 •

Hemos dicho que el valor absoluto de la olfatia de una substancia es el mínimo perceptible expresado en gramos por centímetro cúbico. Si se mul­tiplica este valor por el número de Avogadro se tendrá el número de mo­léculas por centímetro cúbico que tiene •la olfatia de aquella substancia. Hay unas tablas de la National Research Council, elaboradas por el mismo ZWAAitDEII-lAKER (Internatíonal Crítical Tables of Numerical Data Physic Chemistry and Technology), en las que se dan estos valores absolutos. De­bemos señalar que NOVELL ha llamado la atención sobre el valor del nú­mero de Avogadro.

Los valores de las tablas están calculados con el número 6,06 X 1021,

~uando, en realidad, es el 6,023 X 102a. El error de las dos décimas no tiene importancia, pero si la tiene el del exponente.

226 ANALES. SECCIÓN ESPECIALIDADES

Al ocuparnos de ·las mediciones de la sensibilidad olfativa con el olfn· tómetro ele Elsberg, nos hemos encontrado con dificultades que ya se re­flejaban en los trabajos que hemos podido leer. Las determinaciones de BARTALENA, CHERUBINO, KrusTENSEN y ZILSTORFF-PEDERSEN cifran el um­•bral de excitación olfativa en vaJores de 2 a 4 c. c. Azoy mide las cifras del umbral a partir de los 20 c. c.

Esta disparidad que hay en la medición de un método se acentúa al comparar las unidades de sensación olfativas determinadas por métodos dis­tintos.

No hay relación algw1a entre estas diversas unidades olfativas. Así re­sulta que la unidad de sensación olfatoria, para ZW.-'.ARDEMAKER, se mide en centímetros de longitud del tubo odorifero; para PnOETZ, en cifr~ do dilución; para CosTELLO ÍhLOTTI, en amperios; para SEI\TIJIUA y MAnco CLEMENTE, en gramos de substancia diluida en la ampolla que se inyecta. Véase cuán complicado es este problema de la unificación de la ;unidad de sensación. Pero aún esto no es el problema más insoluble, sino los cambios continuos que sufre la mucosa nasal.

En el sentido del olfato la determinación de la unidad de sensación presenta dificultades insuperables. La nariz no es como la vista o el oído, que están destinados exclusivamente a un sentido. Se juntan en su fisiolo­gía la función respiratoria y la olfatoria. Según la corriente de aire que se establece en las fosas nasales habrá más o menos acuidad. Sabemos lo variable que es el estado congestivo de las fosas nasales. El aumento o clis­minución del volumen de los cornetes influirá en la facilidad de acceso de la substancia odorífera a la zona olfatoria. La hendidura que queda enb·e el cornete medio y el tabique es muy tenue y varía de anchura según la congestión del cornete. Se ha dicho que éste es equiva·lente al iris del ojo (HEYNIX). Por otra parte, la sensibilidad del olfato varía extraordinaria­mente de una a otra substancia. No hay una remota urufmmidad en In percepción olfativa de las diversas substancias.

Con lo dicho quedan apuntados esquemáticamente 1mestros conoci­mientos actuales sobre Olfatometría parte de la Rinología que como hemos dicho en la inh·oducción está algo atrasada. Atraso indudablemente basado en las di6cultades que tiene su investigación que están en la misma esencia del órgano del olfato como se deduce de lo últimamente expuesto.

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ESOF AGOPLASTIA CON EL COLON DERECHO

J. }OVER, A. ÜIMÉNEz-SALINAS

La estenosis esofágica definitiva consecutiva a la ingestión voluntaria

de cáusticos (intento de suicidio, asesinato, alienación) es poco frecuente

en nuestro país. Por lo general, la ingestión de cáusticos no causa ·lesiones irreversibles

si los pacientes se tratan correctamente desde el momento del accidente;

a no ser en un caso excepcional, en que se haya ingerido gran cantidad.

Cünicamente provoca dolores retroestemales y epigástricos muy inten­

sos, que en algún caso llegan a la pérdida de conocimiento, shock y afec­

tación profunda del estado general. En la observación que presentamos la paciente sufrió, por ingestión de

ácido clorhídrico, una quemadura extensa y grave que afectó todo el esó­

fago, hasta cardias y parte de la cámara de aire gástrica.

Aunque ingresó en el Servicio poco después del accidente, el trata­

miento médico fracasó debido a la profundidad e intensidad de la agresión

química de la mucosa y especialmente de la submucosa esofágica.

S.e trata de una enferma de 47 años, casada. Sin antecedentes familiares de interés.

El dia 28 de diciembre de 1958 ingestión voluntaria de ácido clorhidrico, ig-