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    BIBLIOTECA CLSICA GREDOS

    7

    GRATIO

    C I N E G T I C A

    P

    O V I D I O

    N A S ~ N

    H A L I U T I C A

    T. CALPURNIO SfCULO

    B U C ~ L I C A S

    e

    B U C L I C A S E I N S ID L E N SE S

    M

    AURELIO OLIMPIO NEMESIANO

    B U C L I C A S C I N E G T I C A D E LA C A Z A

    DE

    LOS P A J A RO S

    SEVERO SANTO ENDELEQUIO

    D E L A M O R T A N D A D D E B U E Y E S

    INTRODUCCIONES TRADUCCIONES NOTAS DE

    ]OS A. CORREA

    R O D R ~ G U E Z

    EDITORIAL GREDOS

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    2/112

    Asesor para la seccin latina: SEBASTI~NARINW BIGORRA.

    Segn las normas de la B.

    C. G.

    las traducciones de este volumen

    han sido revisadas por JU N GILFERN~NDEZ .

    O EDITORIAL CREDOS

    S.

    A.

    Snchrz Pacheco 81

    Madrid.

    Espaa

    1984.

    Depsito Legal:M. 39386-1984.

    ISBN 84 249 0967 4.

    Impreso en Espaa. Printed in Spain.

    Grficas

    Cndor S. A. Snchez Pacheco 81 Madrid. 1984.-5600.

    GR TIO

    C I N E G T I C

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    Da tos biogrficos

    Dado que Ovidio, Pnticas V 16, 34, cita a Gratio

    entre los poetas de su poca como autor de versos so-

    bre la caza, la cronologa global de ste queda asegura-

    da. Un trmino ante quem de su actividad potica se

    obtiene de la fecha del destierro de Ovidio

    ca.

    8 d.

    C . ) ,

    ya que la epstola citada fue escrita, como su nombre

    indica, desde el Ponto

    l .

    Menos claro es el trmino post

    quem,

    que debe ser , al menos, el de la terminacin de

    las Gergicas virgilianas ea.

    29

    a. C. , cuyo influjo en

    Gratio no es dudoso, fecha que concuerda con la alu-

    sin a la cada de los Lgidas

    ca.

    30 a. C . ) hecha en

    el v. 309 ; esta fecha, sin embargo, sera posible reba-

    jarla hasta el 19 a. C., si se admite un influjo de la Enei-

    da 3 e incluso acercarla a la Era Cristiana, atendien-

    do, como hace Verdiere, a la influencia de Ovidio.

    Slo nos ha sido transmitido el nombre del poeta

    sin prenombre, pero durante largo tiempo se le ha dado

    Esto concuerda con la influencia de Gratio, que E. MUELLER,

    azur Charakteristik des Manilius., Philologus 62 1903). 64-86, vio en

    MANILIO,stron. 79-98, libro que se data entre los aos 9

    y 14

    d. C.

    R. VERDI~RE,ratti Cynegeticon libri I quae supersunt, Wette-

    ren, 1964, pgs. 31-32, entiende que se refiere,

    ms

    bien, a la decaden-

    cia de la dinasta.

    Sostenido por

    G .

    CURCIO,Gra zzi o oeta didatticon, Riv. di Fi-

    lol. e d l stm z. Class.

    26 1898). 55-69,

    y

    R.

    VERDI~RE,

    ratti

    ...

    pgs. 32-45,

    y

    negado por C. C~ss r, Per la cronologia di Grazio., Bolletino di Filol.

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    el cognombre de Falisco en base al v. 54, donde habla

    de nuestros faliscos)). Esta expresin, sin embargo, ad-

    mite otras interpretaciones distintas

    a

    la del mero lu-

    gar de origen del poeta; puede indicar que viva o tena

    posesiones en Falerios 4 pero atendiendo a que en el

    v.

    321 exalta a Camilo, vencedor de los faliscos, cabra

    deducir que el

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    Aunque ha sido negado 14, parece claro que han

    ejercido influencia en Gratio el Cinegtico de Jenofon-

    te y, ms an , un desconocido autor alejandrino

    16.

    De ent re los latinos conoca bien a los principales auto-

    res de su poca 17, pero sin duda es a Virgilio (y, en

    particular, a las

    Gergicas

    como se ha indicado ms

    arriba) a quien ms debe: se trata, no obstante, de una

    lograda asimilacin, no de un plagio; el poeta ha sabido

    recrear, en todo caso, lo que le inspiraban sus modelos,

    consiguiendo un todo armonioso en tre lo griego y lo la-

    tino 18, que llega hasta su concepcin filosfica, por lo

    dems slo esbozada, equidistante de lo epicreo

    y es-

    toico

    Ig.

    Se puede incluso afirmar que, en la medida de

    lo posible, la

    Cinegtica

    queda dentro de la tendencia

    de la literatu ra de la poca a hacerse eco, ms o menos

    intenso, de la reforma moral propugnada por Augusto:

    en este sentido es elocuente el frecuente uso de trmi-

    nos militares para la actividad cinegtica 20 que con-

    crtico del poeta. Detalles sobre la mtrica pueden verse en VERDIBRE,

    Gratti ..

    pgs. 79-83.

    l4 Curcio. a quien sigue ENK,

    Gratti

    ... pg. 31.

    '5 H. SCHENKL,Z u r ritik und Ueberlieferungsgeschichte des

    Grattius und andern lateinischen Dich tem ~,

    ahrbch er fr class. Phi-

    lologie

    supl. 24 1898). 438. El comentario de la edicin de Verdiere

    es rico en paralelos para mltiples autores.

    l6 L. RADERMACHER,Interpretationes Latinaen,

    Rhein. Museum

    60

    1905), 249, hace observar que Gratio introdujo entre razas caninas

    de origen asitico a los perros que llam celtas, sin advertir que el

    original (griego) se refera a los glatas (cf. v.

    156

    y n.

    49

    a la trad.).

    VOLLMER,

    ratti us...

    col. 1844, pone de relieve que Gratio es el nico

    en citar.dos desconocidos hCroes griegos, Drcilo

    y

    Hagnn. Tambin

    conoca nuestro poeta la obra de Posidonio.

    l7

    VERDI~RE,

    ratti...

    pgs. 25-26, cita, adems de Virgilio, a Cice-

    rn, Lucrecio, Catulo, Horacio. Ovidio (del que ofrece una larga lista

    de paralelos en las pgs. 45-55), Propercio y Tibulo, y cree probable

    que conociera a Nevio, Ennio, Plauto y Lucilio.

    l8 ENK,

    Gratti...

    pgs. 9-24, ha subrayado con viveza la originali-

    dad de Gratio frente a los ataques de Pierleoni (cf. n.

    13).

    l9

    VERD RE.

    ratti...

    pgs. 61-73.

    20 Cf. n. 2 a la trad.

    cuerda con la idea horaciana de la caza como

    Romana

    militia;

    en la misma lnea cabe interpretar el excurso

    sobre el lujo (w. 310-327) '. En conexin con esto, tam-

    bin es digna de destacar la importancia que concede

    el poeta a la intervencin divina, tanto en el nacimiento

    de la tcnica cinegtica como en la proteccin dispensa-

    da a cazadores y pastores 22, lo que revela un especial

    sentido religioso.

    Por su parte, Gratio, adems del influjo ya sealado

    en Manilio y de ecos en otros autores

    23,

    fue sin duda

    conocido por Nemesiano 24.

    No consta que esta obra haya sido traducida antes

    en Espaa. Tampoco se puede asegurar que Nicols Fer-

    nndez de Moratn (1737-1780), autor de un poema titu-

    lado

    a Caza

    haya conocido la

    Cinegtica

    de Gratio, pues

    las posibles influencias es ms correcto asignrselas a

    Virgilio e, incluso, a Opiano, al que cita expresa-

    mente

    .

    Transmisin textual

    La

    Cinegtica

    nos ha sido transmitida esencialmente

    a travs de dos cdices:

    Vindobonensis

    277 A), de los

    21

    J. AYMARD,

    es chasses romaines des origines la fin du siecle

    des Antonins

    Pars, 1951, pgs. 94-95.

    22

    LOS dioses en general, VV.10, 250, 350

    y

    406-407; Diana, VV.

    13-15, 105-108 y 481-494;Pen, VV. 50-351 y 426; Vulcano, VV. 30-464.

    23 VERDI~RE,

    ratti

    .. pg. 26, da una larga lista de autores pos-

    clsicos y tardos que, en su opinin, conocieron la obra de Gratio.

    24

    P.

    J.

    ENK,*De Grattio et Nemesianor,

    Mnemosyne

    45 1917),

    53-68;en contra, G. Curcio

    y

    D. Martin (cf. n. 19 a la introd. de Neme-

    siano). Vanse, a titulo de ejemplo, las nn. 1 31, 33, 35, 36, 38, 47,

    50, 52, 55, 58, 63 y 68 a la traduccin de la

    Cinegtica

    de Nemesiano.

    Z5 Para el poeta espaol, la guerra es la imagen de la caza, pero

    se trata de una idea no exclusivamente gratiana. Igualmente concede

    importancia al color del caballo (como GRATIO,

    36-538).

    pero esto est

    ya en VIRGILIO,

    erg.

    111

    81-83,

    y OPIANO,

    ineg.

    1

    307-310.

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    SS.V I I I ~ IX , que comprende hasta el

    v.

    541, y Parisinus

    lat. Thuaneus 8.071 (B) ,de los SS.~x lx, ue conserva hasta

    la mitad del v. 159. Ambos remontan a un apgrafo me-

    rovingio perdido

    a);

    ellos hay que aadir el Ambro

    sianus

    S. 81 sup.

    C),

    del s. XVI, que slo llega hasta la

    mitad del v. 50,

    y

    dos copias del cdice A

    D

    y E) hechas

    por el humanista Sannazaro s. XVI). l estema estable-

    cido por Verdiere es, simplificado, el siguiente

    ?

    La edicin prncipe es la aldina de G. von Logau

    1534), reeditada ese mismo ao en Augsburgo. La pri-

    mera edicin verdaderamente c rtica es la de M. Haupt

    1838). Destacan, entre las de este siglo, las de Enk 1918)

    y Verdiere 1936), ambas con amplio comentario . Ha

    sido la de este ltimo la que ha servido de base para

    la presente traduccin.

    E.

    BAEHRENS,

    oetae Latini Minores,

    1 Leipzig, 1879, pgs. 29

    y

    sigs.

    G. Cu~cro,

    oeti Latini Minori,

    1 Acireale, 1902.

    J . W.

    DUFF

    A. M.

    DUFFMinor Latin Poets

    The Loeb Classical Libra ry),

    ~ambrid~e-Londres ,961 (= 1935), pgs. 141-205 con traducc in

    inglesa).

    p.

    J.

    ENK, ratti Cynegeticon quae supersunt, Hildesheim, 1976

    (=

    1918).

    M. HAUPT,vidii Halieuticon. Grattii et Nemesiani Cynegetica, Leipzig.

    1838.

    J . P. POSTGATE,orpus Poetarum Latinorum, 11, Londres, 1905, pgs.

    1

    y sigs.

    R. VERDI~RE,ratti Cynege ticon libri quae supersunt Coll. Roma Aeter-

    na, l) , Wetteren, 1964 con traduccin francesa).

    F. VOLLMER,Poetae Latini Minores, 11 1, Leipzig, 1911, pgs. 20 y sigs.

    ESTUDIOS:

    J.

    AYMARD.Les chasses rom aines des origines a la fin du siecle d es Anto-

    nins, Pars, 1951.

    - A propos de Grattius*, Rev. de Philol., d'Hist. et de Littdr. Ancien-

    nes

    12 1938), 325-329.

    G. CURCIO,Grazio poeta didat ticon, Riv. di Filol. e d truz. Class. 26

    1898). 55-69.

    P. J. ENK,De Grattio et Nemesia no~,Mnemosyne 45 1917), 53-68.

    M. FIEGL, es Grattius Faliskus Cynegetica, seine Vorganger und seine

    Nachfolger, Gortz. 1890.

    O.

    KELLER, ie antike Tierwelt, 1-11. Leipzig, 1902-1912.

    H. SCHENKL,Zur Kritik und Ueberlieferungsgeschichte des Grattius

    und andern lateinischen Dichtern*, Jahrbcher fr class. Philolo-

    gie,

    supl. 24 1898). 383-480.

    F. VOLLMER,Grattiusn,n Realencyclopadie der classischen Altertums-

    wissenschaf t , VI1 2, St ut tgar t, 1912, cols. 1.841-1.846.

    l Gratti ..., pg. 98.

    7 Una lista completa de ediciones y traducciones puede verse en

    VERDIERE,ratti

    ..,

    pgs. 11-13; a ellas hay que a adir M. CACCIAGU,

    Il Cinegetico,

    Roma, 1970 con traduccin i taliana),

    y

    F.

    SERRA

    rat-

    tius Faliscus, Cynegeticon. Priapeorum poetae, Pisa, 1976.

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    S NOPS S

    1. PROEMIO:-37.

    11. APAREJO

    E

    CAZA:8-149.

    Redes: confeccin (38-47);clases de lino y camo (48-74). Espan-

    tajos (75-88). Lazos y tram pas (89-943. Excurso sobre Drcilo, in-

    ventor de tcnicas cinegticas (95-107).Venablos

    y

    picas: fabrica-

    cin (108-126); clases de madera (127-149).

    111. PERROS: 50-496.

    Transicin (150-153). Razas: puras y cruzadas (154-212); excelen-

    cia del metagonte y alabanza de Hagnn, su primer cuidador

    (213-252). as como de una raza cruzada de chacal (253-262). Apa-

    reamiento y seleccin d e los cachorros (263-306). Cra d e la cama-

    da, con un excurso sobre el lujo (307-327). Inciso sobre las cual i-

    dades del perrero y el montero (328-336)y sobre la indumentaria

    del cazador (337-343).

    Enfermedades: introduccin (344-351); heridas (352-365); causas

    y remedios (366-382); la rabia y sus remedios (383407); la s ama

    y sus remedios (408426); excurso sobre la cueva de Vulcano

    (427464); otr os remedios (465476); otr as enfermedad es (477-479).

    Honores debidos a Diana (480-496).

    IV. CABALLOS:97-54 1.

    Transicin (497-500). Razas (501-541).

    Los dones de los dioses canto, las ar-

    tes que alegran a los cazadores, bajo

    pmemio

    tu auspicio, Diana . Primero todas las

    esperanzas residan en los brazos

    :

    los

    hombres con slo su valor batan al

    azar los bosques y la vida toda era un desacierto. Lue-

    go, emprendiendo otro camino, ms ajustado y mejor,

    te tomaron a ti, Razn, de compaera en sus empresas.

    Desde entonces comenzaron a brillar para la humani-

    dad toda clase de ayudas y el sistema adecuado, y se

    aprendi a sacar de unas tcnicas otras afines; desde

    entonces la fuerza bruta, abatida, retrocedi

    .

    La invocacin a Diana, ms bien formularia y ritual, como dio-

    sa de la caza que es, aparece lgicamente al comienzo de la obra (en

    cambio, en la Cinegtica de NEMESIANO.unque dentro del proemio,

    queda retrasada hasta los

    VV

    86-98, donde en contraste la diosa es

    llamada siempre Febe). Vase, tambin. n. 132.

    Es decir, en la fuerza. Dado que la expresiCn latina in a m i s

    es propiamente ambigua (puede tratarse de

    o o

    aarmas:.), no cabe

    excluir una traduccin *en las armas*, que tambin convendra a esta

    primera poca pretcnica. entendidas stas como tiles de caza rudi-

    mentarios usados sin tcnicas especficas; son. desde luego, autnticas

    armas, pues la caza no era en su origen una actividad placentera,

    sino una lucha por la subsistencia. En todo caso, Gratio mantiene esta

    imagen guerre ra a lo largo de la obra utilizando, por ejemplo, el trmi-

    no arma:. para el aparejo de caza en general

    w.

    23, 38 y 468487). las

    redes (v. 65). los espantajos (VV. 8 y 81) y las tram pas (v. 93). llamando

    exercitus a la jaura de perros (v. 370) y hostis al animal perseguido

    w.

    44 y 171). y con no escasas alusiones a Marte (vase. fndice de

    nombres propios). Cf., tambin, Introduccin, pgs. 12-13.

    Como bien ha sealado un estudioso del poeta,

    H

    Schenkl, Gra-

    tio es un fantico de la tchnc cuyo correspondiente trmino latino,

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    18 GRATIO

    l o

    Mas el primer apoyo a las tcnicas se lo dio la divi-

    nidad, rodendolas de profundos cimientos,

    y

    luego ca-

    da uno continu y llev a trmino su propia tarea, al-

    canzando con su tesn la meta

    .

    T, Diana, a la huma-

    nidad amedrentada en su lucha con las fieras, en lo que

    1s

    ms buscaba ayuda, te dignaste protegerla con medios

    por ti hallados y librar al orbe de este castigo

    5

    Se

    unieron a t u compaa bajo tu divino poder diosas cien,

    todas las de los bosques, las nyades, hmedas todas

    de las fuentes 6 y Fauno Lacial, los bicornes stiros, el

    20 hijo del Mnalo

    ',

    la Madre Idea, domadora de leones

    y Silvano, que goza con el silvestre acebuche 9 Con tal

    proteccin impulsado yo a defender nuestra suerte frente

    a mil fieras y no sin versos, en verso presentar yo las

    armas y expondr por entero las tcnicas de la caza lo

    rs generalmente, en plural), emplea una quincena de veces referido

    a diversos aspectos del arte cinegtica.

    4

    Son los dioses los que ensean las tcnicas a los hombres

    y

    s-

    tos los que las perfeccionan.

    No se trata, en este caso, de caza propiamente dicha, sino de

    la lucha del hombre contra las fieras que lo acosan. Para el poeta no

    parece haber habido una remota edad de oro.

    Las diosas de los bosques son las drades, que se suelen aso-

    ciar a las nhyades cf., para ambas, n.

    30

    a la traduccin de Calpurnio,

    y n. 29 a la traduccin de la Cinegktica de Nemesiano).

    7

    Se trata de Pan, cf. NEMESIANO,UC 111 y n.

    51

    a la misma. Pa-

    ra Fauno, que el poeta distingue bien de Pan, vease n. 5 a la traduc-

    cin de Calpurnio. Los stiros aparecen asociados a Fauno tambin

    en CALPURNIO UC.11 13.

    Se trat a de Cibeles, diosa frigia, localizada, entre ot ros lugares,

    en el monte Ida, y a la que se la llamaba Gran Madre de los dioses),

    identificndola frecuentemente con Rea. Su carro iba tirado por leo-

    nes, de ah su conexin con el mundo de la caza.

    9 Ver n. 34 a la traduccin de Calpumio.

    o

    Los VV.24 33 orresponden a los w 61-72 de los manuscritos

    aunque no exactamente en el mismo orden). pero ya en las ediciones

    de Vollmer y Enk aparecen intercalados aqu. Como Verdie1.e. cuya

    edicin es base de esta traduccin, les da una nueva numeracin co-

    rrelativa, afiadiendo entre corchetes la numeracin originaria, se ha

    considerado factible prescindir aqu de esta ltima.

    tarea grande e inadecuada de tocar si no se domina con

    cuidado.

    No ves a quienes el relato de las aejas gestas pre-2s

    senta como semidioses se atrevieron ellos a un orgullo-

    so intento amontonando montaas, a ir por los mares,

    a maltratar a las madres de los dioses)

    ,

    a qu gran

    precio sin mi colaboracin l2 han batido los bosques?

    Llora todava anonadada y seguir llorando a Adonis 30

    Venus; Anceo cay en su propio campo, y era superh-

    bil y formidable con su doble hacha 13 Calbrese, pues,

    si mis tcnicas responden tilmente con algo que, en

    una confrontacin, pueda esquivar la fuerza de las fie-

    ras. El propio dios de Tirinte, civilizador de un mundo

    salvaje, a quien el mar, a quien la tier ra, a quien la abis- 5

    mal puerta de Dite permiti que acometiese todo lo que

    ofreca gloria, de esto consigui honra y los primeros

    honores de la fama

    14

    1 1

    Se refiere a tres sacrilegios mticos. La Gigantomaquia o lu-

    cha de los Gigantes, hijos de la Tierra, contra los dioses olmpicos

    se desarrolla en los campos de Flegra y, en su transcurso, los Gigantes

    fueron amontonando las montafias griegas para, as, llegar al cielo.

    Los Argonautas con su expedicin marina violaron la separacin que

    la divinidad ha establecido entre la tierra y el mar cf. Horucro,

    Odas

    3 21-24; ahora bien, la traduccin dada se basa en una conjetura).

    El tercer sacrilegio podra referirse al intento de violacin por parte

    de los hermanos Aladas, Oto y Efialtes, contra Artemis y Hera res-

    pectivamente lgicamente, slo a Hera cabra llamar la ama dre de los

    dioses.).

    12 Es decir, sin una colaboracin como la ma, sin los conocimien-

    tos tcnicos con que obsequia mi obra a los lectores.

    l 3 Tanto el amado de Venus, Adonis, como Anceo fueron muer-

    tos por sendos jabales en ot ras tant as caceras, no sirviendoles en

    ningn caso las armas que llevaban. En el caso de Anceo parece haber

    una confusin ent re el arcad io Anceo, famoso por su rbipenne., y An-

    ceo de Samos, que s muri en sus tierras.

    l4 Se trata de Hrcules, hijastro de Anfitrin, rey de Tinnte y Mi-

    cenas. y que recibi un excelente adiestramiento, entre otras cosas,

    en el manejo del arco. Su primera hazafia es, precisamente, de carc-

    ter cinegtico, la muerte del len del Citern, y en sus famosos *doce

  • 5/20/2018 Bucolicae Einsidlenses, trad. Correa Rodriguez (Gredos 76).pdf

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    GRATIO

    Los elementos bsicos del aparejo

    guerrero, las redes pequeas, y de la

    Confeccin de

    red mediana, la cuerda

    15,

    exigen unir

    40

    redes

    las hebras que nacen del tenue hilo, re-

    torcindolas en nmero de cuatro en el

    torno: tal cuerda es resistente en su funcin, es de pro-

    longado uso. Luego, la propia red pequea, por la boca

    que se abre en su centro, rodala dos veces con cuerda

    siguiendo el hexgono que forman sus mallas, de mane-

    ra que capture en todo su fondo al enemigo por volumi-

    45

    noso que sea

    16.

    Por otro lado, me gustara extender la

    red grande a lo largo de cuarenta pasos y que se alzara

    trabajos* se encuentran tambin abundantes hazaas de este estilo:

    el len de Nmea, la hidra de Lerna, el jabal del Erimanto, la cierva

    de Cerinia y el toro de Creta representan otros tantos episodios en

    que Hrcules vence, no tanto con la fuerza bruta como sirvindose

    de diversos ardides. Con sus victorias sobre tales monstruos liber,

    igualmente, a Troya de uno), Hrcules viene a ser un hroe que lucha

    contra un mundo hostil, hacindolo ms habitable; de ah su carcter

    civilizador. Testigos sufridos de sus hazaas fueron no slo la tierra.

    sino tambin el ocano a cuyo travs lleg a la isla de Erita, embar-

    cado en la copa del Sol, para robar los bueyes de Gerin -cf. n. 78

    a la traduccin de Calpurnio) y, sobre todo, los infiernos, la morada

    de Dite =Plutn , Hades), en su famosa bajada a ellos. Resulta, en

    resumen, Hrcules un buen ejemplo, para cerrar el proemio, de cmo

    la tcnica cinegtica garantiza el xito.

    15

    El texto latino del v.

    3 8

    no es sintcticamente satisfactorio.

    16

    La red pequea

    (cassis)

    era, esencialmente, una bolsa abierta

    en la malla, formada a su vez por seis tiras de malla que le daban

    forma de embudo; su boca hexagonal estaba ceida, dos veces o en

    forma de nudo de vaca, por cuerdas, tal vez las mismas de la red,

    de manera que el animal, al introducirse en la bolsa e intentar salir

    por el cuello del embudo, lo que haca e ra provocar el cier re de la

    misma. Las haba de dos tamaos: para la captura de la liebre .red

    albanega*; 1,l m. de largo por 0,7 m. de alto)

    y

    del jabal 2 m. por

    1,5

    m.).

    a

    red mediana (plagium; en NEMESLANO,ineg.

    300

    plaga)

    se utilizaba para cerrar un boquete en la vegetacin, particularmente

    en los senderos, y, como cualquier otra red, tenia su malla enmarcada

    a ambos lados por sendas cuerdas. De altu ra constan te 1.4 m.), las

    haba de diversos largos:

    3 5

    m.,

    5.3

    m., 7 m. y 8.85 m

    diez nudos completos

    ;

    no compensan mallas que exi-

    jan mayores gastos.

    Los mejores linos los darn, no lo dudes, los panta-

    nos del Cnipe

    18;

    bueno es el nacido en el eolio valle

    de la Sibila l9

    y

    la estopa 20 cosechada en el soleado 50

    campo etrusco, que absorbe el cercano roco del ro,

    por donde

    el

    Tber, colono del Lacio, se desliza entre

    umbrosos silencios y llega con su gran boca al seno del

    mar. Pero, por el contrario, nuestros faliscos tienen li-

    nos dbiles

    2

    y los de la hispana Stabis se conside-

    55

    ran para otro uso

    .

    La muchedumbre de pies sonoros

    de la calurosa Canopo, cuando hace sacrificios en las

    fiestas de Bubastis, apenas si se tapa con su lino

    1 3 ;

    la

    17

    Cuarenta pasos son cerca de 60 m.; la altura de la red depen-

    der lgicamente del espesor de las mallas. Pero aqu se trata de un

    tercer tipo de red

    (rete),

    que serva para rodear grandes recintos y

    que, con una altura de 1,l m., conoca varios largos: de 17.5 m., de

    35

    m. y de

    5 3

    m. -Mayores datos sobre las redes de caza en la anti-

    gedad, que derivan fundamentalmente del Cinegtico de Jenofonte,

    pueden verse en el comentario de Verdiere a estos versos, en J. AY-

    MARD,

    es chasses romaines des origines

    a

    la fin du sitcle des Antonins,

    Pars, 1951, pgs. 207-218, y en E. DELEBECQUE,

    knophon. L art de la

    chasse

    Coll. G. Bud), Paris, 1970, pgs. 101-122 con dibujos) . En ge-

    neral, no cabe esperar en poesa una excesiva precisin tcnica.

    l

    Situado entre las dos Sirtes cf. PLINIO,

    ist. Nat.

    V 4, 27-28).

    l9 Se trata del valle en el que est asentada la colonia eolia de

    Cumas en Campania, famosa por la Sibila PLINIO,

    ist. Nat.

    XIX 2,

    4, alaba la calidad del lino all cosechado).

    2 Sincdoque por rlinos.

    2

    De aqu se ha querido deducir la patria de Cratio cf. Intro-

    duccin, pg. 10). Dentro de la asimilacin constante que hace el poeta

    de la caza con la guerra vase n. 2 , dice estrictamente del lino falisco

    que es imbel l i s ano apto para la guerra,.

    CATULO,II 14-16 y XXV 6-7, documenta que con el lino de S-

    tabis hoy Jtiva) se hacan pauelos, lo que aboga por s u calidad, con-

    firmada por PLINIO,

    ist. Nat.

    XIX 2, 2.

    *

    Canopo, ciudad del delta del Nilo, cercana a Alejandra, sim-

    boliza no pocas veces a Egipto. HERODOTO, 60, describe la romera

  • 5/20/2018 Bucolicae Einsidlenses, trad. Correa Rodriguez (Gredos 76).pdf

    10/112

    propia blancura de ste en un aparejo ya intil suele

    ser funesta al mostrar de lejos la trampa y espantar

    a los enemigos.

    60

    En cambio, el pobre hortelano de Alabanda 24 ali-

    menta con regatos plantaciones de camo, instrumen-

    to muy conveniente a nuestra tarea. Cuidar de l es pe-

    sado, pero con redes grandes de esta clase puedes t

    copar a los osos de Hemonia 25. Prevn tan slo que la

    6s peor de las plagas, la humedad, no penetre en ellas: en

    las armas hmedas no hay utilidad ni garanta. Por tan-

    to, si, en medio de la cacera, las corrientes en angosto

    valle y los pantanos cercados las daan 26 O las baa

    del cielo imprevista lluvia, extindelas al soplo de la se-

    70 rena Hlice

    27 O

    expnlas para aligerarlas a negro hu-

    mo. Por eso, tambin se prohbe tocar las primicias de

    la cosecha de lino antes de que las Plyades abrasen

    la estacin con fuegos de madurez y se alcen en claro

    oriente 2S. Que se impregne 29: responder con un uso

    tanto ms prolongado.

    que se celebraba en Bubastis (hoy Tell-Basta), ciudad asentada junto

    al brazo Pelusio del Nilo en la parte oriental del Delta; en ella haba

    mujeres que llevaban en los tobillos castauelas con las que acompa-

    aban las danzas. -E l poeta destaca en el lino egipcio su extrema

    finura y, en los versos siguientes, su blancura, caractersticas ambas

    que lo hacen intil para fabricar redes.

    24 Ciudad de Caria.

    25

    Antigua denominacin de Tesalia, por Hemn, padre de Tsalo.

    26 En ambos lugares el aire est saturado de humedad.

    27 En la Osa Mayor, en la que se ecatasterizr> la ninfa Hlice,

    una de las nodrizas de Jpiter. Se trata, pues, del viento que sopla

    del Norte o Aquiln, que limpiaba el cielo de nubes, dejndolo sereno.

    8

    La salida y puesta de las Plyades (de finales de abril a prime-

    ros de noviembre), cmulo estela r de la constelacin de Tauro, enmar-

    can el buen tiempo, en el que maduran la mayor parte de los frutos

    (cf. PLINIO, ist. Nat.

    XV

    69,

    2 .

    9 Entindase: de Ia sequedad ambiente.

    Hay a quienes las plumas arrancadas 7

    al asqueroso buitre les han servido de

    ~spantajos

    instrumento en la caza y de ayuda no

    pequea, slo que deben intercalarse

    vellones de nveo cisne y ya es avo sufi-

    ciente. Centellean stos de c lara luz, terrible visin, pe-

    ro el siniestro hedor del negro buitre trastorna los bos- so

    ques y a trechos es ms efectivo. Mas, como brillante

    y grasienta, sea tambin la pluma en tus aparejos mue-

    lle al tacto y atada sin apiar O, no sea que, al reco-

    gerla con prisas, la cuerda te trabe con sus plumas y

    evidencie sus fallos en el propio uso. Este espantajo suele ss

    ser efectivo, sobre todo, con los ciervos; pero cuando

    las flexibles plumas se tien de vez en vez de libio ver-

    melln y resplandecen las armas de lino en las horcas

    puestas

    3 ,

    raro es que bestia alguna burle los engao-

    sos espantajos.

    Pero tambin han sido de una cierta

    Lazos y

    utilidad los lazos corredizos. Se suele

    90

    trampas

    aconsejar hacerlos, ms bien, con ner-

    vios de ciervo: con el efluvio del ani-

    mal el mendaz engao ocultar la em-

    boscada. Qu decir del cazador que suele at ar su den-

    tada trampa a una estaca de encina? Cuntas veces con

    sus armas engaosas tiene, sin preverlo, el fru to del es-

    fuerzo ajeno

    j2

    Las plumas, pues, se colgaban de cuerdas, alternando las bri-

    llantes de cisne, llamativas a la vista, con las grasientas de buitre,

    de fuerte hedor. El poeta habla indiferentemente de plumas grandes

    (penna) y plumas normales (pluma).

    3

    Servan para sostener tanto las redes como el espantajo.

    j

    Los animales que escapan

    a

    las redes pueden ser cogidos con

    lazos o trampas montados por otros cazadores.

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    Feliz aquel a quien su diligencia lo

    proclam inventor de cosa tan impor-

    Drcifo

    arte tante Fue l un dios o un talento muy

    cinegtic

    cercano a los dioses que dirigi gran-

    diosamente su penetrante mirada a las

    ciegas tinieblas

    y

    ba de luz al vulgo ignorante? Ea, d-

    selo, Diana (lcito es) , a un servidor de las Pirides j4

    1

    Es firme tradicin que fue un anciano arcadio a quien

    vosotros, Mnalo, consejero suyo, y la espartana Ami-

    clas, visteis tender el primero redes por valles no acos-

    tumbrados: Drcilo Nadie se condujo ms justamen-

    te que l, ningn otro hubo en la tierra ms respetuoso

    l o s con los dioses. Por eso, la diosa de las espesuras en las

    primeras tierras cultivadas lo instruy y, tras juzgar-

    lo digno de figurar como descubridor de tamaa obra,

    le orden ir

    y

    extender a los pueblos sus tcnicas.

    Tambin l fue el primero que vis-

    ti los venablos de poderoso diente 37

    y templ la furiosa embestida de un

    y

    picas

    animal herido, conteniendo con los to-

    pes 38 todo su peso. Luego se sacaron

    astas con dientes de asador y otras se empalmaron a

    33

    El parntesis es una justificacin an te el lector, no palabras

    de nimo a la diosa.

    Cf. n.

    16 a la traduccin de las

    Buc.

    Einsid lenses.

    35 Tal vez se trate del arcadio Aristeo, hijo de Apolo y la nyade

    Cirene, que pasaba por ser inventor de diversos artilugios de caza.

    Mnalo es el hroe epnimo de la montaa arcadia del mismo nombre.

    Amiclas es un puerto situado al sudeste de Esparta.

    De acue rdo con la identificacin supuesta en la nota a nteri or,

    se tratar de Arcadia.

    37

    Tal vez aluda a las puntas primitivas, formadas por dientes de

    animales afilados, pero puede igualmente referirse a la forma de la

    punta del venablo, tal vez con una doble muesca en su base.

    Se trata de unos salientes curvos situados a ambos lados de

    la lanza, inmediatamente debajo de la pu nta, para impedir que el ani-

    mal, en su Eurioso ataque, llegue hasta el cazador aun a costa de hun-

    dirse el hierro entero.

    una doble horca

    9 ,

    y algunos cerraron los palos de

    fresno con rejones enteros, para que su masa no cesara

    de actuar al herir a la fiera.

    Huirs de los atractivos de la moda volandera: en

    esto mismo daa por defecto o por exceso. Mas la moda

    15

    se desliza de ac para all y todos se apresuran a apar-

    tarse de las prcticas consagradas. {Qu decir si fuera

    de mi agrado hablar de las inmensas picas de los mace-

    donios? Qu minsculos dientes erizan sus largas as-

    tas O por el contrario, cmo las varas desprovistas de

    su tierna corteza las sobrecargan los giles lucanios con

    12

    enorme cuchillo La mejor norma de fabricacin de to-

    das las armas es un beneficioso trmino medio, por lo

    que tambin en los venablos sopesamos su fcil manejo:

    que no vaya sin peso el dardo heridor ni sea corto su tiro.

    Tambin Diana arm con el arco y la aljaba licias

    12s

    a su comitiva

    no menospreciis las armas de la dio-

    sa. Tambin las saetas voladoras han cumplido en tiem-

    pos una gran tarea. Aprende ahora tambin todas las

    posibilidades de eleccin para unas astas fuertes.

    En abundancia se cra en los valles del tracio He-

    bro 41 el cornejo, por las costas, los umbros mirtos

    de Venus, los tejos, los pinos y las hiniestas de Alti- 13

    no 42; ms los aventaja 43 el desgreado acebuche, r-

    bol del protector de los campos

    .

    De la oriental Sa-

    Se trata , respectivamente, de lanzas de una y dos puntas.

    Cf n. 1

    y

    VV

    16-20. El epteto elicioir aplicado a las saetas, el

    arco y la aljaba es puramente formulario: indica la excelencia de tales

    armas, no necesariamente su concreta procedencia (cf. VIRCILIO,nei-

    da

    VI1 816, VI11 166

    y

    XI

    773 .

    41 Ro de los Balcanes que desemboca en el mar Egeo, llamado en

    la actualidad Marica o Maritza.

    42

    Ciudad vneta cercana al Adritico.

    43 ES decir, da mejor madera.

    De acuerdo con el v. 20, debe de tratars e de Silvano, pero tam-

    poco cabe excluir, segn Verdiere, una alusin al dios Trmino, dada

    la relacin etimolgica existente entre este nombre y

    t e m e s

    nombre

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    26

    GRATIO

    ba 5

    procede una vara, con mucho la ms hermosa

    productora de perfumado incienso: su utilidad y no ar-

    135 tificial belleza (as lo decretaron las diosas de las espe-

    suras) las ha sacado por en tero de su condicin natural;

    y, en cambio, con gran esfuerzo suelen fabricarse astas

    de los dems rboles que crecen al azar en nuestros

    bosques. Jams por s mismo el acebuche ha salido de-

    recho hacia el ter, y las hiniestas se curvan desde

    SU

    propio arranque.

    140

    Ea, pues, primeramente quita el lujuriante y nocivo

    follaje: el abandono sobrecarga de fronda los bosques.

    Luego, cuando el rbol con sus esbeltos tallos se haya

    manifestado de casta y sus varas se alcen cilndricas

    hacia los astros, hazles incisiones circulares y desyema

    145 las filas de brotes

    Si alguna savia daina proporcio-

    na un defecto, con estas excoriaciones fluir, y endure-

    cer, anquilosndolos, los vasos. Al alzarse las astas cin-

    co pies 47, crtalas a manos llenas mientras se acerca

    la poca en que las ramas se cargan de frutos y el otoo

    contiene sus tibias lluvias.

    150

    Pero por qu examinamoc con tan-

    tas vueltas cuestiones menores? La pri-

    Razas caninas

    mera preocupacin en este ar te, ningu-

    na anterior a ella, es la de los perros,

    ya acoses con demasiado mpetu a in-

    dmitos enemigos sin la proteccin de Marte

    48,

    ya les

    presentes batalla haciendo uso de la maa.

    Mil son las patrias de los perros y de su procedencia

    155

    saca el carcter cada uno. Gran guerra presenta el

    utilizado por el poeta para el acebuche. En cualquier caso, el texto

    establecido para el v. 131 es el resultado de varias conjeturas.

    45

    Regin de la Arabia Feliz.

    6

    Con ambas operaciones se mantiene el vigor y la esbeltez de

    las varas o ranos.

    47

    Equivalen a

    1.48

    m.

    48

    A pecho descubierto, sin tcnica especifica.

    indmito medo y una gran gloria exalta a los lejanos

    celtas 49. Por el contrario, rehsan el combate

    y

    odian

    a Marte los gelonos M pero son de natural sagaces. El

    persa dotado est para ambas cosas Hay quienes

    cran seres, raza de indomable fiereza

    52;y

    en cambio,

    160

    los licaones

    53

    son dciles

    y

    magnficos en el combate.

    Mas al hircanio" no le basta la impetuosidad tan gran-

    de de su raza: suele buscar espontneamente semilla

    de fiera en las selvas. Proporciona Venus el encuentro

    y los une en tierno ayuntamiento. Tambin entonces el

    salvaje adltero vaga seguro por los mansos estables

    165

    y

    la perra, que ha osado aparearse voluntariamente con

    el pesado tigre, termina llevando una cra de superior

    sangre 6 Pero peligrosa es su bravura: en tu propio es-

    tablo cazar sta y crecer a costa de la sangre de mu-

    cho ganado. Cralo, sin embargo: todos los reproches

    que se haya ganado en casa, se los sacudir este gran

    17

    luchador al aduearse del bosque.

    Por otra parte, el umbro, lo mismo que rastrea a sus

    enemigos, huye de ellos si le hacen frente. Ojal cuanta

    es la seguridad y finura de su olfato tanta fuera su bra-

    vura y tanta su combatividad

    57.

    i, tras llegar a las

    49 Como hasta el

    v.

    170 slo se habla de perros asiticos, habr

    que entender que se trata de los celtas orientales o glatas

    y

    que el

    calificativo que les da el poeta est justificado por escribir ste desde

    Italia. Pero hay quien piensa que se trata de los celtas de Occidente

    y

    en ese caso, el calificativo le vendra dado por contraposicin a los

    medos. Vase, tambin, n. 16 a la Introduccin.

    50

    De Ucrania.

    51

    Acosar a las fieras

    y

    seguir el rastro.

    52 LOS perro s seres procedan del Tibet, no d e China.

    53 De Licaonia, regin situad a en el centro de Asia Menor.

    54 De Hircania, regin del Irn al sudeste del mar Caspio.

    55 ES decir, establos de animales domsticos.

    56 Tal descendencia no es posible biolgicamente.

    57

    El carcter rastreador de este perro aparece, igualmente, en

    S ~ N E C A ,

    iestes

    497 503. C A T ~ N ,

    conoma rural 9 6,

    lo recomendaba

    como perro pastor, lo que, ciertamente, contrasta con lo que afirma

    Gratio.

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    28 GRATIO

    agitadas aguas de los mrinos

    que fluyen y refluyen

    175 en el ponto indeciso, gustaras de penetrar en la propia

    Britania? iAh, qu grande es su rendimiento y cun su-

    perior a los gastos, si no te inclinas por el engaoso

    atractivo de la belleza Es ste el nico fallo de los pe-

    rritos britanos. Pero cuando llega la gran tarea en que

    180 hay que mostrar bravura y Mavorte los llama, impetuo-

    so, en una situacin desesperada, entonces no admira-

    ras tanto a los extraordinarios molosos 59. Con aqu-

    llos acoplan sus perras de cra )

    6

    la ladina Atama-

    nia 6 , Acifante, Feras y el taimado acarnanio 63: 10

    mismo que los acarnanios suelen entrar en combate a

    18s

    escondidas, as su afamada perra cae silenciosamente

    sobre sus enemigos. En cambio, con sus ladridos levan-

    ta a los jabales que an no divisa cualquier perra de

    raza etolia: funesto servicio, tanto si el temor ha hecho

    estallar tal alboroto como si un entusiasmo excesivo le

    19 hace apresurarse intilmente

    M

    Y sin embargo, tal ra-

    za no la desdees por intil en todo este arte . Qu ma-

    s Pueblo celta que habitaba en la costa de la Galia ms cercana

    de Britania junto al actual Paso de Calais).

    9 Procedan de Molosia, regin del Epiro, y se conocan dos ra-

    zas, una para la caza y otra para la guarda del ganado.

    Se trata de un suplemento de Verdiere, cuya aceptacin impli-

    ca interpretar los tres primeros sujetos de la oracin como nombres

    geogrficos (metonimia por s us habitantes) y el cua rto, como habitan-

    te de la respectiva regin,

    y

    no como los apelativos de las correspon-

    dientes razas de perros.

    Regin montaosa situada en los confines del Epiro y Tesalia.

    Se ignora la razn e, incluso, el sentido exacto del epteto que le aplica

    el poeta.

    62

    Acifante (realmente, una conjetura de Verdiere) estaba situada

    junto al ro Pindo en las cercanas de Atamania. Feras es una ciudad

    de Tesalia.

    6

    Acarnania est situada en la Grecia occidental al sur del golfo

    de Ambracia (actualmente, de Arta).

    Los ladridos extemporneos alertan

    a

    las fieras.

    ravilla de rapidez cunto merecen por su olfato Ade-

    ms, no hay esfuerzo ante el que cedan vencidos.

    Por esto cruzar las diversas razas a mi servicio 6 :

    en ocasiones a los atolondrados galos una madre um-

    bra 67 les dar sentido de la orientacin, las gelonas" 195

    suelen sacar bravura de un padre hircanio

    69

    y la cali-

    donia 70 mejorada por un padre moloso 7 , perder el

    gran defecto de su vana lengua. Naturalmente, de toda

    cualidad toman la flor y la naturaleza se muestra favo-

    rable.

    Pero si de alguna manera te tienta la caza menor,

    2

    te agrada acosar a los tmidos corzos o seguir las hue-

    llas zigzagueantes de una pequea liebre (en esto tiene

    fama el perro petronio 72 , escoge a los alados sigam-

    bros 73 y a la vertraha 74 moteada de engaosas man-

    chas: suele correr ms rpida que el pensamiento y

    la flecha, mas a las fieras, cuando las encuentra, las

    2 s

    acosa; si se ocultan, no las encontrar, lo que es gloria

    bien clara de los petronios. Y si, reprimiendo su alegra

    para los momentos de juego, pudieran burlar a las fie-

    ras y acercrseles en silencio, toda la honra que ahora

    6 El texto latino presenta una hiplage que deja dudoso su sen-

    tido: tambin podra traducirse usegn su utilidadn en vez de *a mi

    servicio*.

    66

    Son los perros celtas del v. 156.

    67

    Cf. VV. 171-173.

    68

    Cf. VV.157-158.

    9 Cf. VV.

    161-170.

    Se trata de los perros de raza etolia de los

    VV. 186-192.

    Cali-

    don era una ciudad de Etolia, cercana a la entrada del golfo de Corinto.

    71 Cf. v. 181.

    72

    Se trata, indudablemente, de un lebrel, de origen occidental sin

    mayor precisin.

    73 Procedan del pas de los sigambros o sicambros, pueblo ger-

    mano que viva al este del Rhin (al sur del actual ro Lippe).

    74 Como indica su nombre, se trata de una raza de perros de ori-

    gen celta.

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    30

    GRATIO

    210

    tenis, metagontes 75 de ellos claramente sera; mas en

    el bosque la bravura intil es daina.

    Y

    no es de poco

    valor la raza ni la patria de vosotros a quienes comn-

    mente Esparta y Creta reivindican como criaturas suyas.

    Mas a ti, Glmpico

    76

    que llevaste el

    primero la tralla en tu alta cerviz, te

    2

    agnn

    y

    e [

    llev por los bosques el beocio Hagnn,

    metagonte

    Hagnn, hijo de Astiio, Hagnn

    77 CU-

    ya singularidad reconoceremos siempre

    con profundo agradecimiento a lo largo de nuestras ex-

    periencias. ste vio por dnde abordar ms adecuada-

    mente unas tcnicas vacilantes y, por su novedad, ape-

    nas asentadas, sin reunir una comitiva multitudinaria

    220

    ni un equipo de grandes dimensiones

    78

    Slo un meta-

    gonte, tomado como proteccin y gran esperanza para

    el fin buscado, recorre los comederos conocidos de las

    fieras, los aguajes, los cubiles por ellas hollados. Es

    tarea para las primeras luces: entonces rastreando las

    seales incontaminadas del efluvio de las fieras, si hay

    2 2 s

    algn lugar en que su nmero lo desconcierta, corta ha-

    cia afuera dando un rodeo mayor,

    y

    aqu, hallado ya

    entonces sin error el rastro, se echa siempre sobre l,

    como una cuadriga, honra de Tesalia 79 lanzada por las

    pistas de Lequeo

    ,

    a la que excita la gloria de sus an-

    tepasados y la esperanza ambiciosa de la primera corona.

    230

    Pero para que no resulte quebranto alguno de un

    exceso de celo, le ha sido dictada una ley a su misin:

    75 Gratio es el nico autor que cita esta raza de perros, cuyo nom-

    bre parece aludir a su carcter de sabueso no al lugar de origen.

    76

    El nombre de este perro metagonte podra.dar una pista so-

    bre el origen de la raza, ya que Glimpes era un fortn en los confines

    de la Arglide y Laconia Po~re io,V 20).

    77

    De Hagnn lo nico que se sabe es lo que dice Gratio.

    78

    Se trata, ms propiamente, de las redes grandes cf. n. 17 .

    79 Alude los caballos tesalios cf. v . 502).

    8

    Era el puerto militar de Corinto, por lo que aqu se alude a

    los Juegos htmicos.

    ni hostigar a ladridos al enemigo ni, cogindose a una

    presa menor o a la garanta de un provecho ms a ma-

    no, echar a perder la empresa primera; sino que ya, cuan-

    do al esfuerzo gastado le sigue una suerte mejor y est

    235

    cerca el cubil buscado, que se d cuenta de los enemi-

    gos ocultos y, adems, lo muestre con seales: ya testi-

    monia su alegra cumplida con su gil cola, ya, hun-

    diendo los garfios de sus plantas en sus propias huellas,

    mordisquea en la tierra u, hocico en alto, toma aire.

    Y 240

    sin embargo, para que los primeros indicios no lo enga-

    en en su celo, se le recuerda que d una vuelta en-

    tera alrededor del centro cerrado de maleza y advierta

    las bocas de entrada y salida de las fieras y, si casual-

    mente ah sus primeras esperanzas le han engaado, de-

    be echarse siempre otra vez sobre el terreno; mas, en

    caso de suerte, encontrar su rastro anterior al no ha-

    245

    ber cruzado la presa el circulo. Por eso, cuando la vic-

    toria llegue por completo a su trmino, que venga, co-

    mo compaero, a participar del botn y conozca su re-

    compensa algrese as de haber servido generosa-

    mente a la cacera.

    es te es tu inmenso mrito, esta suprema palma triun-

    fal, gran Hagnn, te fue concedida por el favor divino;

    zso

    por eso vivirs siempre, mientras mis versos, mientras

    permanezcan en la tie rra los dones de los bosques y

    las armas de Diana.

    ste tambin sac de la especie de los chacales una

    raza semisalvaje. No hay dentro de otro pecho mayor

    bravura, ya lo llames a la tralla o a los envites de un

    255

    combate al descubierto. Los chacales, cuando se enfren-

    tan a los leones es dicho famossimo), les suelen ent rar

    Entindase que todo esto entra dentro de la ley cf. v. 231 o

    condiciones en que tiene que actuar el metagonte; se trata, pues, de

    una tcnica que se le ha enseado y ha de seguir.

    Se trata del encarne.

    ES decir, los animales que puedan ser cazados.

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    3 CRATIO

    por lo bajo astutamente

    y

    dominarlos con sus pequeos

    msculos, pues es raza de poca talla

    y

    me avergonzara

    confesar cun grotesca es) de apariencia zorruna; sin

    260 embargo, tiene una voluntad decidida. En cambio, no

    hay otras cras que puedas querer adiestrar para mi-

    siones tan importantes, o, de lo contrario, tu propia equi-

    vocacin te desengaar en plena caza, en la que una

    previsin tarda fracasa con dao tuyo.

    Acopla, por tanto, a animales pare-

    Apareamiento, jos as y sella su camada con la garan-

    seleccin de 10s ta de sus antepasados, que te den un

    265 cachorros metagonte padres que hayan engendra-

    do este descomunal animal en su pro-

    pia juventud.

    Y

    ante todo, unir bajo el yugo de Venus

    a los de bravura probada, que es la principal cualidad.

    Luego, una preocupacin de segundo orden: que su es-

    tampa no desmienta ni le reste mrito alguno. Tengan

    alta la cabeza; tengan sobre la frente orejas peludas;

    270 grande, la boca y por sus anchas narices respiren hura-

    canes de fuego; cia sus entraas un vientre recogido;

    la cola, breve; largo, el flanco; el pelo, abierto sobre la

    nuca, ni peinado en demasa ni impotente ante el fro;

    27s luego, de sus vigorosas espaldas lcese un torso capaz

    de jadear profundamente y bastarse para grandes es-

    fuerzos. Evita al que con ancha planta abre sus huellas:

    blando es en la tarea. Unas patas duras de secos ms-

    culos querra yo y unos calcaares slidos para tales

    luchas.

    Mas vana es la prisa en este largo trabajo, si no se

    280 retira a la hembra a profundo escondrijo, encerrada pa-

    Entindase: procedentes de un cruce entre perro y chacal cf.

    VV.

    53-254).

    NO se trata de que tengan la misma edad cf. NEMESIANO,i-

    neg 119

    o hayan de ser de la misma raza, lo que estara en contradic-

    cin con lo dicho en el v. 193, sino, como opina Verdiere en su comen-

    tario, de que haya un equilibrio en las buenas cualidades

    de

    ambos pro-

    genitores.

    ra un solo macho: en la poca de VenusM no salva-

    p a r d a ella ni la grandeza de sus padres ni el rango

    de una gloria bien ganada. Primeros abrazos, dulcsimo

    es el placer primero... Tal frenes la naturaleza inmode-

    rada lo ha consagrado a Venus, si un guardin ha rete- 28s

    nido a la madre y no es ella adltera. Concede descanso

    a la que est preada, liberndola de los trabajos acos-

    tumbrados: apenas se basta ella con su propia carga.

    Y luego te advertir que, para que a la madre no la

    fatigue una dscola turbamulta de cachorros, revises to-

    das sus tara s e, inmediatamente despus, apartes a los

    defectuosos. Las seales te las darn ellos mismos. Ape- 29

    nas se sostiene sobre sus tiernas patas el que en su da

    no faltar a tu honra y ya lo ha hecho destacar su impe-

    tuosidad, que no le permite ser del montn: aspira a

    la realeza bajo el vientre de su madre, reteniendo todas

    las mamas, libre sin que le atosiguen su dorso, mien- 9s

    tras el tibio y clemente cielo es complaciente con la tie-

    rra; pero cuando Vspero lo ha envuelto con el fro del

    cauro le complace apartarse, siendo cubierto a pe-

    sar de su fortaleza por la pasiva turbamulta. Preocpa-

    te tambin de sopesar en tus manos sus futuras fuer-

    zas: dejar por los suelos con su peso a sus enclenques

    hermanos. Ni a m ni a ti con estas garantas mis versos

    3

    nos engaarn.

    A la perra parida le prestars inmediatamente otros

    cuidados

    y los naturales mimos, acompandola de

    merecida solicitud: tal como se haga, as responder ella

    de las cras con su leche ante una prolongada asisten-

    cia. Y finalmente, cuando las paridas cesen en su tarea,

    3 s

    M Es decir, de celo.

    Llamado tambin coro, es viento del

    NO.

    Precisamente al Oc-

    cidente alude Vspero, la estrella vespertina.

    Ademhs de seleccionar los mejores cachorros de la camada VV .

    287-289).

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    4 GRATIO

    quebrantadas por su celo materno, pase toda la protec-

    cin a los cachorros abandonados

    89

    Con leche

    y

    una papilla sencilla

    90

    mantendrs a las jvenes cras, y que

    Cna de la camada

    n0 COnOZcan otros lujos ni los gastos

    de una vida de glotonera: tal indulgen-

    310

    cia viene a costa de gran dao.

    Y

    no

    es de extraar: ninguna otra corroe ms los sentidos

    del hombre, si la razn no la elimina oponindose al

    avance de los vicios. Este es el bien conocido mal que

    quebrant a los reyes de Faros

    91

    mientras se emborra-

    chaban con aejos vinos del Mareotis

    9

    en gemas ahue-

    cadas

    9 y

    cosechaban el nardo del Ganges

    *,

    esclavos

    3 5

    de sus vicios. Tambin as sucumbiste t, Lidia, bajo

    el aquemnide Ciro

    9 y

    no obstante, eras rica por las

    venas aurferas de tu ro

    %.

    En pocas palabras: sin du-

    da que, para que no te quedara nada que poseer, tam-

    bin t, Grecia, al reunir artes inventadas por

    y

    para

    320

    el lujo y seguir, en tu locura, un vicio extranjero, jah,

    en qu medida y en cuntas ocasiones faltaste a la dig-

    nidad de tus antepasados En cambio, qu mesa, cun

    s9 Es decir, que no gozarn, en adelante, de los cuidados

    maternos.

    Cf. NEMESIANO,ineg. 154, y la n. 40, correspondiente a este

    verso.

    9 Sinkdoque por Egipto, ya que la isla de Faros estaba junto a

    Alejandra. Parece aludir el poeta a la cada de los Lgidas (30 a. C.),

    dato que ha sido tomado pa ra fechar aproximadamente la obra (vase

    Introduccin, pg. 9).

    92 Nomo del bajo Egipto, cercano al lago homnimo (hoy Maryut).

    9

    CICER~N,eminas V 27, 62, di um en ta entre las rapias de Ve-

    rres una especie de catavino hecho con una gema muy grande y con

    mango de oro.

    9

    Del nardo indico se extraa un perfume que poda utilizarse pa-

    ra dar olor a los vinos. n el v. 314 aDarece una erra ta en la edicin

    de Verdiere, base de esta traduccin: lase metunt en vez de metum.

    95

    Ciro el Grande tom Sardes, capital de Lidia, el 564 a. C.

    Se trata del Pactolo, que arrastraba pepitas de oro.

    sencilla la de nuestros Camilos Cmo era tu modo de

    vivir, Serrano, despus de tantos triunfos

    9 7 ?

    Por con-

    siguiente, ellos, por la naturaleza e ndole de su ances-

    tral hombrada, pusieron a Roma a la cabeza del orbe

    y

    por ellos fue llevada hasta el cielo la hombrada, ten-

    325

    diendo a los ms altos honores. Verdaderamente, para

    asuntos de poca monta, bajo una gran comparacin adi-

    vinars cul es la manera de regirlos

    y

    dentro de qu

    lmites 98

    Por esto, a los cachorros se les asigna un perrero

    y

    un solo montero

    :

    modere aqul manjares, castigo,

    trabajo

    (

    y descanso

    )

    , a ste atienda la camada desti-

    330

    nada a domear los bosques.

    Y

    no es de poco valor la

    decisin: quienquiera al que se le asignen estos domi-

    nios, ha de ser un joven elegido por ti entre una mucha-

    chada sobresaliente, prudente

    y

    activo a un tiempo, una

    vez tomadas las armas Y si no conoce el modo

    y

    momento de hacer la guerra ni protege del enemigo a 335

    sus aliados, ms pequeios, o se retirarn o una victoria

    as es, en todo caso, daina.

    97

    Tanto Camilo como Serrano son citados en otros autores en

    tanto que modelos prototpicos de la tradicional austeridad romana.

    M. Furio Camilo era recordado como el vencedor de la ciudad etrusca

    de Veyos (ca. 396 a. C.) y salvador de Roma tras la invasin gala (387-6

    a. C.). En cuanto al segundo. parece que se trata de G. Atilio Rgulo

    Serrano, cnsul los aos 257 y 250 a. C.

    98 A pesar de esta precisin final del poeta, el excurso moralizante

    sobre el lujo, tradicional por lo dems, parece inadecuado si se piensa

    que ha sido motivado por el consejo de una comida sencilla para los

    cachorros (v. 307). Vase, tambin, Introduccin pg. 13.

    El texto latino usa trminos imprecisos para estas funciones

    (imperium y magister), hasta el punto de que, si no vinieran se parad as

    en los versos inmediatamente siguientes, podra entenderse que co-

    rrespondan a una misma persona.

    Vase n. 2.

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    GRATIO

    Por consiguiente, en la cacera vigi-

    la y presntate provisto de todas las ar-

    Indumentaria

    d e l

    cazador

    mas: las armas suelen aguijonear el co-

    raje. Cubra una venda el bajo de las

    pantorrillas

    l o '

    sea la piel de ter-

    340

    nera

    )

    'O2,

    de amarillenta piel de cerdo el morral; cor-

    ta, la clmid e), y los gorros, de blanco tejn l o3 ; cian

    el bajo de las caderas con cuchillo toledano, terrib le so-

    nido d la falrica blandida con la diestra y abran ca-

    mino en la maleza los curvos rozones.

    As es tu milicia. An ms, preocupa-

    345

    ~ ~ f ~ ~ ~ d ~ d ~ ~cin tuya es curarles a los perros las

    her idas de los

    blicas heridas de Mavorte y las enfer-

    perros

    medades que rondan por tantos luga-

    res diversos, sus causas y afecciones.

    Inmvil y encima est el Hado y de todo el avidsimo

    Orco

    I M

    se apacienta, rodeando el orbe con el sonido de

    sus negras alas. Naturalmente, a una gran enfermedad

    350 hay que aplicarle un cuidado mayor, y a personas expe-

    rimentadas no les fallar la divinidad: para este cuida-

    do nuestro tambin hay otro numen propiciable que

    presta socorro

    O5.

    Y no est lejos el remedio, aunque

    los bordes de la profunda herida estn separados y cai-

    gan con la negra sangre las entraas: coge de ah, del

    355 propio enemigo que ha hecho la herida, ftida orina y

    'O1

    A modo de polaina.

    1 0 2

    Se trata, realmente, de una conjetura y, si es acertada. habr

    de referirse a alguna prenda del cazador, tal vez un coleto o chaleco

    largo de piel. Datos sobre la indumentaria de los cazadores pueden

    verse en AYMARD,

    es chasses ..

    pgs.

    201-20s.

    1 0 3

    Como el tejn slo e n parte es blanco, hay que entender que

    el gorro se hace, precisamente, con esa parte de su pie1 o, al menos,

    qu predomina el color blanco.

    I M

    El nombre corresponde tanto a una divinidad infernal, poste-

    riormente identificada con Plutn, como a

    os

    propios Infiernos.

    1 0 5

    Por el v. 426 puede pensarse que se trata de Pen vase n.

    121).

    por la desgarradura de

    la

    llaga esprcela con la mano,

    en tanto cierra las venas la acre sustancia, pues se han

    abierto los caminos de la muerte. Luego, desinfectados

    los labios, te aconsejar seguir su contorno cerrndolos

    con tenue hilo. Pero si la infeccin medra en angosta

    boca, brete por el contrario camino

    y

    desenmascara

    360

    las causas ocultas de la enfermedad: a mal hallado, f-

    cil remedio. Por otr a parte, las entraas ) heridas se

    calman poniendo aceite

    )

    esto basta) o se marca el

    contorno de la llaga con ungento de negra pez ' y

    si en la desgarradura hay leve dao, tiene l

    una

    365

    ayuda natural en el poder de su saliva.

    La enfermedad es grave y demasiado profunda para

    tales cuidados, cuando las causas han introducido el mal

    a ocultas por todo el cuerpo y el dao se manifiesta

    tardamente en su apogeo. De aqu suele brota r la infec-

    cin

    y

    por contagio, entrarle a la jaura la enfermedad 370

    y con su difusin, el gran ejrcito loa se desmorona ba-

    jo la comn plaga, sin perdonar fuerza alguna ni mri-

    tos, ni haber esperanza de escapar gracias a las spli-

    cas. Y tanto si Prosrpina lrn ha sacado a la muerte de

    la noche estigia, vengando una ofensa confiada a las Fu-

    rias O, como si desde lo alto y con pestferos vapores 375

    el ter sopla la peste o la tierra arrasa su propia glo-

    ria

    l,

    aleja la fuente del mal. Te aconsejo marchar

    atravesando profundos valles y cruzaris en vuestra hui-

    da un ancho ro.

    Esto es lo primero para escapar de la muerte. Luego

    valdrn los remedios artificiales, resultando de nuestra 380

    ' Cf. CALPURNIO,80 81.

    'O7

    Es decir, el perro. Pero tambin a la saliva humana se le con-

    ceden propiedades curativas cf. LUC REC IO,V 638-639).

    Vase n. 2.

    ' 09 Hija de Ceres y esposa de Plutn, dios de los Infiernos.

    O

    La

    misin principal de las Furias era castigar a los parricidas.

    I L 1

    Entindase la vegetacin, las cosechas, ms bien que el ganado.

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    38

    GR TIO

    tcnica una cierta utilidad. Mas diversos son los acce-

    sos y no en todos hay idntica virulencia: aprende sus

    fases y prueba la medicina ms apropiada.

    Frecuentsima es en los cachorros la

    rabia e invicta ante la demora apresu-

    385

    La rabia

    ra el mortfero mal: as es pues ms

    seguro anticiparse con remedios y ven-

    cer de raz sus causas. Pues penetra

    por donde la lengua se adhiere con nudos tenaces una

    peste llamada gusanillo

    Il2,

    mala y fea. Cuando ste ha

    ocupado lo profundo de las entraas saladas de sed

    390 atizando sofocantes fuegos con encendida fiebre maqui-

    na huir despreciando su amarga morada. Naturalmen-

    te espoleados por los poderosos aguijones de este mo-

    vimiento los perros suelen volverse rabiosos. Por eso

    ya de pequeos les cercenan a hierro los principios y

    causas innatos del mal. Y no es largo el tratamiento

    395 en la excoriacin hecha: esparce sal pura y cubre lige-

    ramente la herida con una pelcula de aceite. Antes de

    que la noche al volver complete del todo sus sombras

    he aqu que se presentar y olvidado de la herida he-

    cha hace fiestas espontneamente junto a la mesa re-

    clamando su Ceres 3 con el hocico.

    Y i hablara de las tcnicas de antao y los invena

    400

    tos de una poca sin complicaciones? No fueron ellos

    consuelos de un falso temor: tan larga credibilidad tu-

    vieron. En consecuencia hay quienes suelen aconsejar

    prender en los collares mechones blancos de lucfugo

    tejn o les anudan collares ensartados de conchas sa-

    405 gradas pirita coral de Malta Il4 en vueltas e hierbas

    2

    Cf. PLINIO,

    ist. Nat. XXIX 32,

    100.

    '13

    Metonimia por apanu.

    114

    El texto habla de

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    40 GRATIO

    425

    sumerge a sus cachorros en el oleaje del espumeante

    litoral Pen

    12

    se vuelve a mirarlo y suele ayudarle be-

    nigno en sus tcnicas Iz2

    iOh sabia experiencia, cuntos me-

    dios de provecho habras repartido a la

    Vulcano,

    ios

    gente, si se preocuparan por vencer la

    sanador

    desidia y alcanzar con su diligencia una

    430

    meta gratificante Hay en Trinacria 1

    una gran cueva en un roquedo con sinuosos corredores

    que penetran en su interior , altas murallas de un oscu-

    ro bosque le ponen estrecho cerco y corrientes que rom-

    pen por quemadas hoces: morada atribuida a Vulcano.

    A la entrada de sta hay charcos inmviles impregna-

    435

    dos de vetas de aceite vivo

    24.

    Aqu he visto muchas ve-

    ces traer a rastras al ganado debilitado por malfica

    infeccin y a sus mayorales vencidos por un sufrimien-

    to an mayor.

    uA

    ti el primero y tu favor, Vulcano, santo morador

    del lugar, rogamos; danos la ayuda decisiva en nuestra

    desesperada situacin y, si, para quienes lo han mereci-

    440

    do, no es tan grave el dao, compadcete de tantas vi-

    das y sanos permitido tocar, santo, tus aguas. Tres

    veces cada uno lo invoca, tres veces derrama grasiento

    incienso en el fuego, lzase una ara con montones de

    ramas frtiles. Entonces -prodigio maravilloso de con-

    tar

    y

    por dems, desconocido-, de las cuevas de en-

    445

    frente, del pecho roto del monte viene siempre retum-

    bante de aust ros y resplandeciendo l en abundante ro

    de llamas. Con plida mano el sacerdote agitando el ra-

    121

    Idea similar se expresa en el v. 350 si bien alli no se dice de

    qu dios se trata. Pen es sobrenombre de pdo en cuanto sanador,

    si bien en Hornero era un dios independiente con la misma funcin

    de mdico.

    22 Curativas, se entiende.

    123

    Nombre potico de Sicilia, por su forma triangular.

    124

    Se trata de petrleo.

    mo de acebuche: aLejos de aqu desterrados os ordeno

    ir, en presencia del dios, en presencia de su altar, a quie-

    nes un crimen en sus manos han tomado o en su pecho

    maquinadon, grita. Se han abatido los nimos y tiem-

    blan los cuerpos.

    iOh quienquiera que con un pobre suplicante algu-

    na vez haya quebrantado la ley divina, quien se haya

    atrevido por dinero a atentar contra la vida de sus her-

    manos y de un buen amigo o irritar a los dioses patrios,

    trigalo aqu su osada, compaera de su nefanda cul-

    pa Aprender con qu gran fuerza, en su colrica mi-

    sin, lo persigue el dios vengador. Mas para quien tiene

    en su pecho buenas intenciones y es obsequioso con el

    dios, el dios lame suavemente el altar y, por su parte,

    cuando el fuego ha llegado a sus ofrendas, huye de la

    ceremonia encerrndose de nuevo en la cueva.

    A

    tal per-

    sona le est permitido alcanzar la ayuda y los dones

    de Vulcano.

    Y

    sin tardanza, si el mal ha devorado el

    interior del hgado, lava con estos remedios y calma los

    cuerpos infectados: sacudirs la tirana de la enferme-

    dad. El dios es su garante

    y

    la naturaleza, por su parte,

    mantiene su propia manera de actuar.

    Qu plaga hay ms vigorosamente

    activa o qu camino est ms cerca de

    Otros

    la muerte? Pero, con todo, de aqu

    IZS

    enfermed des

    le viene un remedio ms impetuoso que

    su poderosa clera. Y si, por dejar pa-

    sar el momento oportuno, fallara el primer recurso, no

    obstante ataja t la rapidez del mal por donde la espe-

    ranza est ms cerca: en un acceso

    26

    repentino tam-

    bin lo es la medicina. Deben hacerse incisiones a hie- 470

    rro en las narices y en cada articulacin de las paleti-

    llas y ambas orejas deben sangrarse: de aqu

    1

    su mal-

    125

    ES decir, del dios

    y

    de la naturaleza.

    126 En el sentido mdico del tCrmino.

    lZ7

    ES decir, de la sangre.

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    42

    GRATIO

    dad de aqu le viene a la voraz epidemia su conocida

    violencia. Finalmente reconfortars el cuerpo agotado

    por las curas esparciendo posos de orujo y msico

    475 vertido de aeja jarra: Lber Iz expulsa del pecho las

    preocupaciones ligeras

    y

    Lber es medicina ante la fu-

    ria de la enfermedad.

    Qu puedo decir de los estragos de la tos qu de

    los de la senilidad paralizante o de la medicina si la

    hay para el incurable reuma

    I3O?

    Mil epidemias lo po-

    seen

    13 y

    su poder es superior al remedio.

    48

    Cesa ea -no es tan grande la con-

    fianza en nuestros medios- cesa al-

    La proteccin

    ma ma. Del alto Olimpo hay que traer

    de

    Diana

    a la divinidad y con sacrificios de s-

    plica hay que invocar la proteccin de

    los dioses. Por eso levantamos altares en las encrucija-

    das de las altas forestas colocamos teas en forma de

    48s espigas en el silvestre santuario de Diana y se cubre

    a los cachorros con el aderezo acostumbrado y por su

    parte entre las flores en medio del recinto del sagrado

    bosque han quedado las armas ociosas durante la ce-

    remonia y la paz de la fiesta Ij2. Luego abren la mar-

    cha una jarra pasteles humeantes en verde parihuela

    Afamado vino que se cosechaba en las colinas del Massico en-

    tre el Lacio y Campania).

    Iz9 Nombre especficamente latino dado a Baco, que s e sinti equi-

    valente de Lieo re1 liberador. con este ltimo nombre aparece en NE-

    MESIANO,

    BUC. 38).

    PLINIO, ist. Nat. XXVI 64, 100 ataca expresamente la difun-

    dida creencia de que el reuma es incurable. Una extensa disquisicin

    sobre la interpretacin de es te verso puede verse en el correspondien-

    te comentario de Verdiere.

    131

    Al perro, se entiende.

    132 Se trata de las fiestas Ambarvalias, que se celebraban en las

    idus de agosto en honor de Diana en el bosque de Aricia Lacio), a

    ella consagrado, y en las que se ponan coronas a los perros ESTACIO,

    Silvas 111 1

    57-58 .

    un cabrito con los cuernos apuntando en su tierna fren- 490

    te y frutas an adheridas a las ramas de acuerdo con

    el rito lustral con el que la juventud toda se purifica

    y rinde a la diosa honor por el ao. En consecuencia

    alcanzado su favor corresponde en abundancia en los

    asuntos para los que le ruegas ayuda. Tanto si el vencer

    a los bosques como el escapar a la catastrfica amena- 495

    za de los hados es tu preocupacin primera tu gran

    confianza y proteccin est en la doncella 1

    Queda definir por sus caractersticas

    a los caballos que admiten las armas

    Razas de caballos de Diana: no toda raza se atreve con

    mis artes. Esta el defecto de espritu

    hay a los que les falla su dbil cuerpo 500

    a veces la bravura precipitada es el inconveniente.

    Piensa en las cualidades del tesalio que se baa en

    la corriente del Peneo; o en el tordo que suele contem-

    plar Micenas su patria: extraordinario sin duda des-

    plegar sin duda sus patas alzndolas al aire. Cul me-

    jor ha recorrido las arenas eleas

    34?

    Con todo que no 50s

    emprenda esta tarea: es demasiado arrogante su bravura

    para provocar a los bosques a duros combates. Caba-

    llos nada fogosos contempla evidentemente en su te-

    rroso campo Siene 35 y la gloria de los partos ha per-

    manecido dentro de sus suaves tierras. Que venga uno

    a las peas del caudino Taburno a las asperezas del

    510

    Grgano 36 O a las alturas de los Alpes Lgures: antes

    de la caza caer despalmados los cascos.

    Y

    con todo

    tiene l espritu y se amoldar si se le ordena a mis

    artes; pero al lado le puso el defecto la divinidad.

    I 3 j Diana.

    134

    En los juegos celebrados en Olimpia 8lid e).

    35

    Ciudad situada junto al Nilo cerca de la primera catarata hoy

    Asun).

    36 El Taburno hoy Taburo) es un mo nte del Sam nio en las pro-

    ximidades de Caudio. El Grgano es una montafia de Apulia.

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    44 GRATIO

    Mas en provecho tuyo, por e l contrario, por caballos

    515 galaicos es recorrida la peascosa Pirene

    '37.

    Con todo,

    no me atrevera a intentar el combate con un hispano

    de gua ) por los cantales apenas ceden sus bocas

    tenaces al hierro. Por su parte, toda Nasamonia 'j9 con

    ligera fusta ) doma a sus caballos: los nmidas les qui-

    taron los dentados bocados; el osado y sufrido (getu-

    520

    10

    40 fogosamente

    )

    se lanzar en cien carreras, sobre-

    ponindose con su coraje. Y no es grande su cuidado:

    cualquier cosa que dejen su estril tierra y tenues arro-

    yos basta para sacarlos adelante.

    Tambin as de fcil es la cra del estrimonio bisal-

    ta 1 Ojal pudieran trepar por las alturas del Etna,

    525

    que es un juego para los sicilianos Y u, si su cuello

    es feo y un espinazo delgado surca su dorso? A causa

    de ellos fue cantado por los griegos Agrigento y el

    fragoso Nebrodes lo abandonaron vencidas las fie-

    ras l iOh cun poderoso en estos combates aquel cu-

    530 yas yeguadas le suministren dciles cras Quin se

    1

    Como el poeta habla genricamente del norte de Hispania, que

    se extiende de los Pirineos al pas de los galaicos, debe referirse a

    los caballos asturcones, denominacin que en latn se generaliz al

    margen del lugar de origen.

    8

    Se trata de un suplemento de Verdiere, no exento de irona,

    pues es el caballo el que gua al jinete, y no a la inversa.

    139

    Aunque los nasamones habitaban en la zona oriental de Libia

    a orillas de la Gran Sirte, aqu se los engloba junto con los nmidas,

    que vivan junto a la Pequea Sirte (hoy golfo de Gabs)

    y

    no usaban

    freno para los caballos, y, al parecer tambin (vase n. sig.), junto con

    los getulos, vecinos de stos.

    Conjetura de Verdibre. El final de los w 514-519 falta en el

    cdice A y no siempre se puede suplir con mucha seguridad.

    1

    Los bisaltas habitaban en Tracia, regin regada por el ro Es-

    trimn.

    1

    RNUARO,

    l mpicas

    111 2-4 habla de los infatigables caballos

    de la ilustre ciudad siciliana de Agrigento.

    '43

    La

    cadena montanosa del Nebrodes, en el norte de Sicilia, de-

    be su nombre a la abundancia de ciervos.

    atrevera a enfrentarles los caonios ' , que Acaya dis-

    tingue con palma apenas merecida? Los alazanes de la

    ceraunia Pella apenas suelen tener su valor '45. En cam-

    bio, gran honra han merecido las yeguadas de Cirra 146,

    dedicada a ti,' Febo, tanto si se usan para uncirlas a

    ligeros carros como para llevar nuestras andas a los

    535

    santuarios

    '47.

    Para el cazador, mejor aliado en la lucha es el color:

    como los mejores eligen ellos los de patas negras, los

    bayos -no ms raudo el euro-

    148, y

    aquellos cuyos

    dorsos imitan las cenizas consumidas

    149.

    jOh cun

    excelentes son) -as lo quisieron los dioses- las ye-

    guas itlicas y cmo nos hemos puesto a la cabeza del 540

    mundo en todo terreno * * * I5O. Recorre las praderas

    del Matino I s 1

    * * *.

    144

    Caonia era la zona septentrional del Epiro.

    '45

    Al parecer ha habido aqu un erro r geogrfico por parte del

    poeta, pues los Montes Ceraunos estn e ntre el Ilrico y el Epiro, en

    tanto que Pella es una ciudad de Macedonia.

    Puerto de la Fcide consagrado a Apolo, situado cerca del Par-

    naso.

    1

    Se trata, en este ltimo caso, de carros procesionales de pla-

    ta y marfil.

    14s

    Si bien el nombre del viento es una conjetura de Verdiere, pue-

    de recordarse que es una expresin, hasta cierto punto, formularia

    (vase n. 31 a la traduccin de Calpurnio).

    149

    Parece referirse el poeta a los caballos tordos (cf. v.

    503 .

    Is

    Aunque esta laguna pertenece al comienzo del v. 541, ltimo

    conservado de la obra, realmente falta tambin el principio de los VV.

    537-540,

    que se restituye con bastantes visos de probabilidad.

    15

    Tambin este nombre es fruto de una restitucin. Si es acer-

    tada, aqu el poeta se referira a los caballos de Apulia, donde est

    este monte, celebrados por VARR~N,

    conoma rural

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    El nico poema latino que nos ha legado la Antige-

    dad sobre el arte de la pesca o haliutica es, realmente,

    un fragmento de 136 hexmetros cuya autora y consi-

    guiente datacin son objeto de fuerte polmica, amn

    de los problemas no pequeos que suscita su contenido.

    Autora y datacin

    De los cinco manuscritos que nos han transmitido

    la Haliutica, tan slo uno, reciente , recoge este ttu-

    lo en la inscripcin

    Ouidii Halieuticon ,

    pero tambin

    los dos ms antiguos adscriben esta obra a P. Ovidio

    Nasn

    43

    a. C. 17 d. C.

    2

    Adase a ello que Plinio,

    Hist Nat.

    XXXII

    1 1

    testimonia expresamente ambos ex-

    tremos, autor y titulo: aadrnirable me parece tambin

    la manera de ser de los peces que Ovidio cont en el

    libro que se titula Haliutica~; y ms adelante, dir

    Se trata del ms. C, v. infra-Por paralelismo con el ms usual

    Cinegtica

    utilizamos tambin

    Halikutica

    en singular, aunque ambos

    trminos sean en latn

    y

    griego plurales.

    El ttulo, en cambio, en estos manuscritos

    A

    y B, v.

    infra

    es

    e

    piscibus et feris; de hecho, en C, que

    es

    copia incompleta de B,

    al ttulo arriba indicado precede

    De

    piscibus Ouidii fragmenium.

    In eo uolumine quod Halieuticon inscribitur,

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    X XXII 152) : aadiremos los nombres (de peces) pues-

    tos por Ovidio que no se encuentran en ningn otro,

    pero que, tal vez, son naturales del Ponto, en donde em-

    pez ese libro al final de su vidan.

    En estos dos testimonios se basa estrictamente la atr i-

    bucin a Ovidio de la

    Haliutica

    latina, siendo todo lo

    dems razonamientos para probar que esta obrita frag-

    mentaria no est en contradiccin, en su carcter, con

    la extensa obra ovidiana conocida, pues no son pocas

    las objeciones que se han hecho a la autora de Ovidio.

    ~ a i ,iertamente, concordancia entre lo que dice Pli-

    nio de la obra de Ovidio

    y

    el fragmento conservado, aun-

    que es posible que l lo conociera con alguna mayor

    extensin . Se ha aducido tambin el testimonio plinia-

    no para justificar su estado fragmentario (el poeta no

    habra llegado a acabar el poema) e, incluso, sus evi-

    dentes lagunas (lo que dej seran, ms bien, tiradas in-

    conexas de versos que alguien habr a intentado o rdenar

    tras su muerte). En general, los-editores, si se excep-

    tan Birt y Richmond, han sostenido la autora ovidia-

    na, atribuyendo las objeciones mtricas, estilsticas y

    literarias la transmisin textual, al hecho de haber

    sido influido por las desfavorables condiciones vividas

    en su destierro en Tomis, lugar de lengua brbara, e,

    incluso, a una decadencia creativa en el poeta 5 Dada

    De

    esta opinin es F. CAPPONI,.

    Ouidii Nasonis Halieuticon,

    Lei-

    den,

    1972,

    pgs.

    4-5,

    quien pone de relieve que Plinio da ms datos

    que la Halikutica a propsito del pulpo, el mjol, el rbalo y la more-

    na. Sin embargo, J.

    A.

    RICHMOND,Pliny sCatalogue of Fishes*, Her-

    mes 99 1971). 141 n. 2, y ~DoubtfulWorks Ascribed to Ovida, en Aufs-

    tieg und Niedergang der romischen Welt, 11 31, 4, Berln-Nueva York,

    1981, pg. 2.749, cree que el texto manejado por Plinio no tena menos

    lagunas que el conocido por nosotros.

    Cf. F VOLLMER, Coniect ane a~,

    hein. Museum 55 1900),

    520-530; E. DE SAINT-DENIS.Pour les Halieutiques d ovide~. es tud.

    Class. 25 1957), 417-431;

    S. G. OWEN.notes on Ovid s

    Ibis,

    Ex

    Ponto

    l i b ~ i

    nd

    Halieutican, Class. Quart.

    8 1914), 254-271,

    y sus respectivas

    ediciones; tambin A. ZINCERLE.zur Echtheitsfrage der unter Ovid s

    la corta extensin del fragmento no son muchas num-

    ricamente las objeciones puestas a la autora de Ovidio,

    pero por esa misma razn no son nada desdeables y

    han de ser tomadas en conjunto6. As, algunos nom-

    bres griegos de peces no son prosdicamente correc-

    tos

    ,

    si bien se ha hecho ver que el poeta pudo haber-

    los tomado de labios de los rudos pescadores de Tomis

    o, en todo caso, de una fuente en prosa, con lo que igno-

    rara la verdadera cantidad Se han aducido tambin

    dificultades de tipo mtrico y, menos, de orden lin-

    Namen berlieferten Halieutica., en Kleine philologische Abhandlun-

    gen, 11 Innsbnick, 1877, pgs. 23-44.

    La crtica moderna a la autora ovidiana arranca de la edicin

    de T. BIRT,De Halieuticis Ouidio falso adscriptis, Berln, 1878, que pronto

    suscit fuertes reacciones

    y

    a quien sigui, en primer lugar, A. E.

    Hous

    M A N , -Versus Ouidi de piscibus et ferisn, Class. Quart.

    1 1907). 275-278.

    Cf. B. AXELSON. ~ E i n e vidische Echtheitsfrage.,

    Eranos

    43

    1943), 23-35, y J.

    A.

    RICHMOND,Metre and Prosody in the Halieutica

    Ascribed to Ovidn, H e m e s 96 1968), 341-355, especialmente, pginas

    347-349. Se trata , en concreto, de anthiis v.46) y pompile (v. 102). sobre

    todo el primero, que contrasta con

    xiphi

    (v.

    98).

    Tambin miluus (v. 96). que es palabra latina, aparece como bi-

    silabo en la

    HaliutiCa,

    mientras que en el resto de la obra ovidiana

    es trislabo; pero se trata estrictamente de una conjetura, pues no apa-

    rece en los mss.

    y B.

    Recientemente,

    A.

    ~ ENNA,nomon 48 1976),

    359-370

    (reseria a la edicin de Capponi), ha recordado que no se ad-

    vierte una particular relacin entre los peces que aparecen en el

    poe

    ma y el Mar Negro, contra lo que co~@ur Plinio. Por tanto, el autor

    ha debido de tener a mano una fuente de informacin escrita, lo que

    seria muy problemtico para Ovidio exiliado.

    G . E. DUCKWORTH,The Non-Ovidian Nature of the

    Halieuticar,

    Latomus 25 1966). 756-768, ha hecho ver que hay un desvo notable

    en la distribucin de dctilos y espondeos en los cuatro primeros pies

    respecto al conjunto de la obra ovidiana, y que no es achacable al

    uso de trminos ictiolgicos la frecuencia de versos con espondeo ini-

    cial. J. SOUBIRANen la edicin de E. De SAINT-DENIS,vide, Halieuti-

    ques, Pars. 1975. pgs. 22-23) piensa que, de n o existir e l testimonio

    de Plinio, atendiendo a razones mtricas y prosdicas, at ribuir a el

    poema a un poeta menor de la primera mitad del s. 1, bastante prxi-

    mo a Gratio, a Germnico y al autor del Etna. Cf., tambin, RICHMOND.

    ~Met re

    ..

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    gstico lo Ms llamativo es el estilo general del frag-

    mento, poco potico, ms bien fallido en sus escasos

    intentos de elevar el tono, con tendencia a la repeticin

    sin variaciones sin la menor alusin mitolgica.

    Condicionada a la autora est la cuestin de la fe-

    cha aproximada de la composicin de la Haliutica: si

    es obra de Ovidio, debe adscribirse a los ltimos aos

    de su vida, 16

    17 d. C.; en caso contrario, ser ante-

    rior a la muerte de Plinio el Viejo 79 d. C.). Richmond,

    que es de esta ltima opinin, intenta una mayor preci-

    sin, detectando posibles influencias de otros autores

    Virgilio, Ovidio, Manilio, Sneca y Lucano): esto lleva-

    ra el poema, lo ms pronto, al 66 d. C. .

    Contenido

    Es evidente que el poema se encuentra en estado frag-

    mentario, pues se inicia de una manera abrupt a sin in-

    vocacin de ninguna clase ni dedicatoria, si bien esta

    ltima no es imprescindible

    13;

    tambin es claro que

    queda cortado al final. El problema radica, ms bien,

    en que, adems de lagunas ocasionales, sobre las que

    no siempre hay acuerdo entre los editores, parece no

    0

    J.

    A. RICHMOND,The Authorship of the

    Halieutica

    Ascribed to

    Ovid., Philologus 120 1976), 92-106, y ~Doubtful

    ..

    pg. 2.753.

    11

    RICHMOND,Doubtful...n, pg. 2.753; sin embargo, SAINT-DENIS,

    ~ Pou res Halieuriques r y Ovide... pgs. 24-28, seala, acertadamen-

    te, entre otras calidades literarias, el uso de los adjetivos de color por

    el poeta. Tambin H. FRAENKEL,vid: A Poet between T wo W orlds Ber-

    keley, 1954, pg. 161, tiene una alta opinin del poema.

    12

    RICHMOND,The Authorship B pgs. 104-106, y ~Doubtful

    pg.

    2.756.

    HOUSMANVersus .. pg.

    275,

    cree que Plinio no ley nuestro

    poema, pero no hay verdadero fundamento para considerarlo una fal-

    sificacin posterior basada en el texto pliniano, hiptesis que ya Haupt

    rechaz en su edicin. Por su parte SAINT-DENIS,vide... pgs. 9-12,

    ha ambientado adecuadamente el poema en la poca de su composicin.

    13

    As sucede, por ejemplo, en la Cinegtica de Gratio.

    haber una articulacin convincente entre las dos partes

    que se aprecian en una simple lectura del poema, lo

    que ha dado lugar a interpretaciones diversas.

    Basndose en textos similares griegos, Richmond

    l4

    propone como estructura lgica, tras la esperada invo-

    cacin a la musa y posible dedicatoria, una compara-

    cin con la Cinegtica De la caza de los pjaros, un

    catlogo de peces clasificados por el hbitat y los consi-

    guientes consejos para capturarlos. En el fragmento con-

    servado slo tendramos los elementos centrales: corn-

    paracin VV. -82) y catlogo w. 83-136).Capponi 15, en

    cambio, parte de la idea de que el poema qued inaca-

    bado, con lo que tendramos una serie de pequeos es-

    bozos o fichas

    que alguien intent ensamblar tras la

    muerte de Ovidio, tomando como ejemplo el libro V de

    Lucrecio. Resultara as una disposicin no buscada por

    el poeta, que se articula en tres partes: instinto de los

    animales VV. -82), preceptos sobre la pesca w.83-92)

    clasificacin de los peces VV. 3-136). La Penna 17 a

    su vez, entiende que la primera parte w. 1-83)pertene-

    cera todava al proemio, comenzando el tratado pro-

    piamente dicho en el v. 84: la comparacin con la cine-

    gtica servira para poner de relieve la dignidad de la

    materia tratada, al ser aqulla menos dificultosa por

    contar el cazador con la ayuda de caballo y perro w.

    67-83)

    y ser los animales terre stres menos hbiles VV.

    49-66) a

    En todo caso, el autor se revela como poco ducho

    en el arte de la pesca, siendo su conocimiento funda-

    l4

    uDoubtful

    ...

    o pgs. 2.749-2.752.

    l 5

    P. Ouidii .. pgs. 45-50.

    6 Seala hasta doce: w 1-2, 2-6, 7-9, 9-48, 49-65, 67-82, 83-92,

    93-102, 103-118, 119-122, 123-135, 136.

    l7 En su resea a la edicin de Capponi, cf. supra n. 8.

    8 Estas diferentes visiones del poema dan, en algunos casos, ori-

    gen a diversas interpretaciones de pasajes discutidos, como se recoge

    en el comentario correspondiente.

  • 5/20/2018 Bucolicae Einsidlenses, trad. Correa Rodriguez (Gredos 76).pdf

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    mentalmente libresco. Las concomitancias que se advier-

    ten con la Haliutica de Opiano no se deben a un influjo

    del autor latino sobre ste, sino a que ambos han bebi-

    do de fuentes griegas comunes

    19;

    por otra parte, hay

    detalles que han debido de ser tomados de la literatura

    latinaz0. Ha influido, ciertamente, en Ausonio s. IV):

    hay resonancias en su poema sobre el Mosela.

    No consta que este poema haya sido traducido antes

    en Espaa

    ni

    que haya ejercido influencia en obras lite-

    rarias similares.

    Transmisin textual

    La

    Haliutica

    nos ha sido transmitida, esencialme