Boletin 01 Museo Regional de Atacama

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Boletin del MRA, contribucion cientifica con tematicas historicas, antropologicas, ambientales, sociales.

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 1, año 2010, Copiapó DIRECTORA DE LA DIBAM Y REPRESENTANTE LEGAL - Magdalena Krebs Kaulen SUBDIRECTOR NACIONAL DE MUSEOS - Alan Trampe Torrejón DIRECTOR MUSEO REGIONAL DE ATACAMA - Guillermo Cortés Lutz EDITOR - Yuri Jeria Muñoz COMITÉ EDITORIAL: Ciencias Sociales y Humanas: - Rafael Pérez-Taylor y Aldrete – Licenciado y Doctor en Antropología - Guillermo Cortés Lutz - Profesor de Estado y Doctor en Historia - Ángel Espina Barros - Doctor en Antropología - Yuri Jeria Muñoz - Licenciado en Antropología y Magíster en Pedagogía - Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba - Profesor de Estado y Magíster en Historia Ciencias Naturales - Bernardo Sepúlveda Hernández – Licenciado y Doctor en Biología - Eduardo Fernández Cisternas - Doctor en Electroquímica CONTACTO Museo Regional de Atacama Atacama 98, Copiapó, Región de Atacama, Chile. Teléfonos: (56-52) 212313 – 230496 Fax: (56-52) 212313 – 230496 Email Editor: [email protected] Sitio Web: www.museodeatacama.cl Dirección Postal: Casilla 134, Correo Copiapó, Región de Atacama. Registro de Propiedad Intelectual Nº 199156 ISSN (en trámite) Fotografía de Portada: Escribanía (circa, 1900). Colección del Museo Regional de Atacama.

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SUMARIO

Pág.

5 PRESENTACIÓN

7 EL PRIMER CONTACTO INDÍGENA – ESPAÑOL. Siglo XVI en Atacama Guillermo Cortés L.

17 CHILE, UNA VOLUNTAD DE SER Gaspar Quintana J., CMF

25 ETNOGENESIS E IDENTIDAD CULTURAL ENTRE LOS GRUPOS COLLA DE LA CORDILLERA DE ATACAMA Daniel Quiroz L. y Yuri Jeria M.

45 UNA ENTRADA A LA CULTURA DE CHILOÉ: Antropología e Historia Rafael Pérez-Taylor y A.

57 LA ALAMEDA MANUEL ANTONIO MATTA, EN COPIAPÓ. Visión crítica. Danilo Bruna B.

63 INVESTIGACIÓN, CONSERVACIÓN Y PUESTA EN VALOR DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO DEL PROYECTO MINERO DAMIANA, EL SALVADOR, REGIÓN DE ATACAMA. Carlos González G., Catherine Westfall y Carmen Castells Sch.

Comunicaciones:

91 DESIERTO FLORIDO: PATRIMONIO NATURAL DE LA REGION DE ATACAMA Raúl Céspedes V.

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PRESENTACIÓN

El Museo Regional de Atacama, desde sus orígenes tiene una larga tradición en cuanto a la investigación y el desarrollo del pensamiento, cuyos trabajos y estudios tuvieron como fin el rescate, puesta en valor y difusión del patrimonio, las raíces y la historia de esta región. Al poner en Circulación el Boletín del Museo Regional, revista de ciencias patrimoniales, debemos hacer un especial reconocimiento al aporte de nuestro antecesor “Contribución Histórica del Museo Regional”. Hoy día no es un misterio que la región de Atacama carece de un instrumento sistemático, periódico, con rigor científico que de cuenta y socialice la creciente producción intelectual de la región en el ámbito de las ciencias humanas y de la naturaleza. Nos parece, siguiendo la línea argumentativa del Profesor Carlos Velasco, Que la Ciencia, debe ser comunicable y socializante, sobre esta base pensamos se hacia necesario en la región la aparición de esta revista, para de esta forma permitir la difusión y popularización del conocimiento. Jerzy Topolosky planteó que el conocimiento debe necesariamente, salir del círculo de los iniciados para si llegar al gran público. Es por tanto claro que uno de nuestros objetivos centrales será poner al servicio de los ciudadanos y de la comunidad, información reflexionada, que permita cuestionar los paradigmas existentes. Con esta herramientas esperamos se pueda comenzar nuevamente a re interpretar nuestro contexto social, económico, político, educacional, territorial y patrimonial para así avanzar decididamente en transformar nuestra realidad. Para extender la difusión y acción de nuestro Boletín, lo presentamos tanto en formato revista, como en formato digital. También avanzaremos en la constitución de un comité científico editorial que de mayor amplitud y transdisciplinariedad a nuestro boletín. No obstante lo anterior también existe una posición metodología clara, que sin dejar de lado la precisión científica, buscara relevar el escribir en español, escribir desde la región y para la región, generar teoría y conocimiento desde nuestro contexto, generando apropiación e interacción social, y con ello sinergia científica, en un marco de desarrollo republicano. Nuestro Boletín, donde ha trabajado todo el equipo del Museo Regional, será una revista periódica, científica y con vocación pedagógica, generadora de conciencia critica y propositiva, buscamos entonces ser un aporte a la educación, al pensamiento y el desarrollo integral de las mujeres y hombres de Atacama.

Prof. Guillermo Cortés Lutz Doctor en Historia

Director Museo Regional de Atacama

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 1, año 2010, pp. 7-15, Copiapó

EL PRIMER CONTACTO INDÍGENA – ESPAÑOL Siglo XVI en Atacama

Guillermo Cortés Lutz1 Introducción El marco de la celebración bicentenaria nos retrotrae a los hechos políticos del 18 de septiembre de 1810, cuando nuestro país, en ese momento gobernación bajo dependencia imperial de España, inicia junto con el resto de America un proceso de independencia, en algunos casos, y de autonomía, liderada casi exclusivamente por la oligarquía como fue en el caso de Chile. Camino que a la larga nos terminará llevando a la independencia. No obstante lo anterior, la historia chilena, tenía para su devenir un fenómeno originario, el momento en que nuestro país comienza a transformarse en una sociedad y de forma mas precisa en una sociedad mestiza. Esencia del Chile actual, este hecho originario es desde nuestra óptica el siglo XVI. Por ello que al rememorar, analizar, criticar y proponer sobre nuestro Bicentenario, tenemos necesariamente que hacer el

1 Profesor de Historia y Geografía y Doctor en Historia por la Universidad de Salamanca. Museo Regional de Atacama, Copiapó, DIBAM.

ejercicio de mirar nuestro papel como región desde 1810 en adelante, pero, también mirar desde ese hito hacia atrás. Como lo hemos venido planteando nuestro aporte a la historia del Bicentenario ha sido mucho más que 200 años de historia. El siglo XVI, hora del primer contacto indígena – español, y de la Toma de Posesión de Chile y con ello de inicio de la conquista, es el momento originario del pueblo chileno, y con ello de todo su desarrollo histórico, allí de forma muy básica comienza la construcción de nuestra base material y superestructural. El contacto indígena – español y la Toma de Posesión nos centran específicamente en las actuales comunas de Tierra Amarilla, Copiapó, Diego de Almagro y el valle del Huasco. Espacio y tiempo de encuentro, de luchas, y de origen de la historia chilena. Prolegómenos de la Historia Chilena La historia de Atacama y de Chile es una historia que se arrastra por algo más de 14.000 años, comenzaría en opinión de Lautaro Núñez con el

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amansamiento del país2 o del territorio, por parte de los primeros americanos, más recientemente los arqueólogos Gloria Cabello, Carlos González y Francisco Garrido han planteado que por ahora la evidencia nos lleva a detectar presencia humana en nuestra región desde un arcaico temprano3, limite por cierto difuso con el periodo paleo indio. La prehistoria atacameña tiene esta larga saga histórica desde los primeros pueblos que se asientan en el territorio y lógicamente se encuentra fragmentada por la dificultad propia de la investigación anterior a la escritura. A este respecto (y desde la óptica teórica) las diferencias del registro escrito al no escrito, nos las ha explicado el arqueólogo Goran Burenhult. “Con el nacimiento del lenguaje escrito, nuestros antepasados dieron el trascendental paso desde la prehistoria no escrita a la historia registrada. A partir de esta época, los investigadores ya no dependen por entero de silenciosos hallazgos materiales arqueológicos, sino que disponen a menudo de un sinfín de datos registrados históricamente… Estas historias están coloreadas a menudo por el sesgo personal del autor, como es lógico, pero proporcionan no obstante una visión fascinante de un mundo antes desconocido4” No obstante la arqueología y la etnohistoria han podido despejar ciertas incógnitas y establecer con cierto rigor cuales fueron las etapas o periodos anteriores a la llegada de los españoles van desde el lejano Paleoindio, al arcaico, para luego pasar a los periodos denominados agro

2 Cf. NUÑEZ,Lautaro: Intervención IV Convención Nacional de Cultura, Valparaíso, Diciembre 2007, Pág. 62 3 Lorca, 2010. 4 Burenhult, 1994: 13.

alfareros: temprano, medio y tardío, siendo en esta ultima cuando se verifica la entrada a Chile del Adelantado de Diego de Almagro por la actual comuna de Tierra Amarilla el año 1536. Hito que hemos denominado de los prolegómenos. El año 1536 el Adelantado Diego de Almagro, producto de las diferencias con su socio Francisco Pizarro, decide como el gran capitán que era, marchar a explorar el sur de lo que era su gobernación, Nueva Toledo. En esta empresa contó con el apoyo ( más que interesado) del mismo Francisco Pizarro, que de esta forma pretendía mantenerlo lejos del Cuzco, y con la complicidad de los inkas que al alejarlo del centro del inkanato pensaban podían iniciar un alzamiento producto de la división de las tropas españolas. En este contexto Diego de Almagro se pone en marcha desde el Cuzco a Chile, con una de las mas importantes expediciones generadas en el nuevo continente, 500 españoles aproximadamente y una cantidad cercana a los 10.000 indios, acompañados por el dignatario Pablo Inka y el Villac Umuc, ( dignatario religioso), esto lo dio a la empresa un aura de mucha importancia. “Con su diligencia e hacienda allegó el adelantado con tal copia de gente que se podía estimar por la Flor de las Indias”5. Con este nombre se ha terminado denominando hasta el presente a la expedición de Almagro, una de las más grande y mejor organizada de cuantas hubo en América, salieron del Cuzco, siendo precedidos por Juan de Saavedra, luego el adelantado toma el camino de la cordillera, bordeando los lagos Titicaca y Popoo, para llegar hasta la

5 Fernández de Oviedo, 1959: 117.

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actual república Argentina y desde allí comenzar la travesía. Trayecto que no estuvo exento de dificultades y de la rebelión de los indios cargadores. Sayago, nos relata la arenga de Almagro a sus hombres al cruzar la cordillera: “Allá tenéis a Chile, que nos espera con su oro y sus provisiones, Tened valor”6. El lugar del cruce fue por: PIRCAS NEGRAS Y COME CABALLOS , y no por el paso de San Francisco, como ha repetido acríticamente la historiografía mapochina, después que desde su gabinete en Santiago, Diego Barros Arana, lo dictaminará cual dogma histórico. El primero en proponer el paso de Pircas Negras fue el historiador copiapino Carlos María Sayago, y lo hizo en su Historia de Copiapó, posteriormente Gastón Fernández de la Sociedad chilena de Historia y Geografía ya en los años 80 retomó esta idea, para posteriormente encontrar que el arqueólogo Miguel Cervellino, junto a un grupo de investigadores realiza la travesía por Pircas Negras. Al respecto decir que este era el paso lógico ya que sigue el camino del Inka que, aproximadamente a los 28º de latitud sur, corta la cordillera y permite seguir una serie de tambos como Ollita, Caserones, La Puerta7, además de que al bajar se llega al afluente del río Copiapó, el río el Pulido y luego se entronca directamente con el río Copiapó, lo que le entregaba a la expedición las condiciones necesarias para su desplazamiento y sobrevivencia. Las dificultades de este cruce fueron increíbles, siendo la descripción de lo

6 SAYAGO, Carlos Historia dE Copiapó, Ed. Francisco de Aguirre, Pág. 30. 7 CF. Chile bajo el imperio de los Inkas, Publicación Museo de Arte Precolombino , 2009, de Pág. 8

ocurrido a Jerónimo de Castilla uno de la más representativas de estas dificultades, y nos la relata el cronista Pedro Mariño de Lobera: “Hyeronimo de Castilla, al cual se le pegaron los dedos de los pies a las botas, de tal suerte que cuando lo descalzaron a la noche le arrancaron los dedos, sin que los sintiese, ni echase de ver hasta el otro día , que hallose sin pies sus dedos”8. La travesía hecha por varios grupos al mando de distintos capitanes que conformaban la hueste conquistadora, al cruzar dejó una gran cantidad de muertos, principalmente los cargadores, indios y negros. Con toda seguridad la expedición siguió más de un camino para cruzar a Chile, en abril de 1536 y después de grandes penurias llega Diego de Almagro con una adelantada al valle y a Chile, El mismo cronista Lobera al respecto escribió lo siguiente: “Este les llevo al valle de Copiapó, que esta a la entrada de este reino de Chile”9. Siguiendo esta línea argumentativa, se puede decir que El adelantado Diego de Almagro dado, lo imponente de su hueste y los problemas que esta vivió allende los Andes, cruzo en distintas fracción, siendo estas las siguientes10:

1. Fracción 8 españoles, más Pablo Tupac. 2. Fracción: Juan de Saavedra con 150 españoles 3. Fracción: El Adelantado Diego de Almagro y 50 españoles. 4. Fracción: Capitán Noguerol de Ulloa con 50 españoles. 5. Fracción: Ruy Díaz con 122 españoles.6. Fracción: Rodrigo de Ordóñez con 31 Españoles.

8 Lobera, 1959: 241. 9 Op. cit. Pág. 234 10 Cf. Advis, 1994: 104.

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6.- Fracción: Rodrigo de Ordóñez con 31 españoles. 7. Fracción: Juan de Herrada con 88 españoles.

De esta forma, en el valle de Copiapó, en la actual comuna de Tierra Amarilla, se producía en el otoño de 1536 el primer gran contacto entre chilenos y conquistadores. Eran los prolegómenos de la historia chilena. La vuelta de Diego de Almagro y su paso por Finca Chañaral (en la actual comuna de Diego de Almagro). La llegada de Almagro es para Atacama y Coquimbo una experiencia bastante traumática, una de sus acciones es la quema de 36 caciques11 en castigo por la muerte de los tres soldados españoles que habían llegado a estas tierras como la primera avanzada de Almagro, Juan de Sedizo, Antonio Gutiérrez, y Diego Pérez del Río. El adelantado realiza un reconocimiento del país, lo que lo lleva hasta el sur, y a la costa del valle central, al no encontrar las ciudades y riquezas que esperaba y en conocimiento de que han llegado documentaron importante desde España, decide volver, la vuelta se decide en Copiapó y termina siendo es un descalabro demográfico para la población Diaguita de este valle, ya que captura en el valle de Copiapó a todo indígena que pueda ser cargador, con lo que se lleva a los hombres jóvenes en edad de procrear. La vuelta del Adelantado se produce ahora por el camino del Inka, esta decisión lo lleva a tener que pasar por sus tambos, que 11 La mayoría de los historiadores anotan que fueron 32 caciques asesinados, , pero el cronista Pedro Mariño de Lobera, da la cifra de 36.

actualmente son Inka de Oro y por el tambo de Chañar o actual finca de Chañaral, es decir a su vuela al Perú toca la actual comuna de Diego de Almagro. Esto querría decir que esta ciudad con esa denominación en algo debería su nombre a este conquistador. Inicios de la Historia de Chile: Arribo de Valdivia al Valle de Chañar y Toma de Posesión en Copiapó.

Temporalmente la zona del primer contacto son los primeros 14 años de la conquista, momentos iniciales de la historia chilena, donde se comienza a dibujar la actual sociedad mestiza, seña indeleble de nuestro pueblo. En este periodo tenemos los denominados prolegómenos o llegada de Diego de Almagro y el verdadero momento fundacional, la llegada de Pedro de Valdivia en 1540.

Pedro de Valdivia, personaje aventurero y ambicioso, propio de la conquista, buscaba hacerse de un nombre y de riqueza. Había llegando a América recalando primero en Venezuela y desde allí pasa al Perú donde se hace afín al marqués Francisco Pizarro en los hechos bélicos ocurridos entre este y Diego de Almagro, sucesos que se deciden en la batalla de las Salinas a favor del primero. Pedro de Valdivia, originario de Extremadura – España, que gracias a su inteligencia, valentía y sagacidad había alcanzado cierta estabilidad en Perú, sentía que todavía podía jugar un rol mas protagónico en el proceso de conquista, por ello es que decide venir

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a conquistar y sobre todo a fundar un país. Mucho se ha hipotetizado sobre las razones de su viaje. “La verdad es que el impulso del capitán Pedro de Valdivia es más que el deseo de riquezas, que sin duda lo había, a pesar de su privilegiada situación en el Perú, pero, como la categoría económica no explica todo por si sola, aquí sin duda hay motivaciones de índole psicológica como era la fama de sí”12. Una opinión similar ha sostenido Julio Retamal, cuando nos dice sobre Valdivia lo siguiente:”Pedro de Valdivia estaba destinado, no obstante, a ser el verdadero fundador de la nación y el estado”13. Sobre esta base argumentativa podemos decir que estábamos en los márgenes de la construcción de lo que sería Chile, de allí nuestra insistencia en pensar que el Bicentenario hunde sus raíces en el siglo XVI.

Lo concreto es que salen los primeros días de 1540, podría ser la fecha 14 de enero14 , con once soldados más una mujer, Inés de Suárez, en la ciudad de Arequipa se le une Alonso de Monroy, miembro de la expedición que les había precedido en la salida, aquí ya comienzan a andar por las rutas del Inka, para hacer del viaje una ruta más segura. Desde Arequipa toman camino a San Pedro de Atacama, la hueste ya se ha convertido en una expedición de aproximadamente unos 80 conquistadores, en esta etapa se suman

12 CORTES, Guillermo. Los Diaguitas. Historia de los pueblos de los Valles Transversales. Tesis Doctoral, Universidad de Salamanca, España, Pág. 359 13 Retamal et el., 1992: 37. 14 CF. Sayago, 2006.

a Valdivia los capitanes Francisco de Villagra y Francisco de Aguirre. El relato de los cronistas nos dice lo siguiente: “Supo como venían el capitán Francisco de Aguirre con cierta gente. Enbiolé a avisar qu` el se yva por la halda de la sierra a esperarle en el valle de Atacama …. Y en un pueblo que se dize de capirucones se junto Francisco de Villagra con el general”15. También en esta etapa se unen Jerónimo de Alderete, Rodrigo de Araya, Juan Bohon, Juan Jofre, entre otros capitanes. Desde aquí la tropa española ya no se detendría hasta llegar al primer territorio chileno, denominado Chañar. Lugar o valle que, dice Bibar, tiene la longitud de un tiro de arcabuz, y un tiro de piedra de ancho. Aquí los españoles reposan dos días entre chañares y algarrobos, donde les parecía que estaban a la orilla del Guadalquivir.

“D` este valle que dizen El Chañar fasta el valle de Copiapó ay deziocho leguas, buen camino, llano y sin cienaga, ni agua”16.

Era la primera aproximación, más bien la llegada a Chile, a lo que hoy es Finca de Chañaral, actual comuna de Diego de Almagro, era posiblemente fines de septiembre o principios de octubre, por primera vez la tropa del conquistador Valdivia tocaba tierra de Ancha Chire o simplemente de Chile.

Por tanto, todo lo que se dijo, todos los ríos de tinta que han corrido, todos los

15 Bibar, 1979: 13 16 Op. cit. Pág. 27

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textos publicados con tanto esmero sobre la llegada al valle del Mapocho tiene un enorme precedente, la llegada a Finca Chañaral y luego la toma de posesión de Chile en Copiapó, por lo que nos parece que a los menos debería haber una modificación en la narración histórica para decir que en la actual comuna de Diego de Almagro, según el mismo Pedro de Valdivia llegaron 150 soldados de conquista, donde descansaron y repusieron fuerzas, ya estaban en Chile. Ahora vendrían nuevos momentos de lo que sería este nuevo país. Otras fuentes nos dicen que llegaron 170 soldados17, Pedro Mariño de Lobera, habla de 160 soldados, pero nos quedamos con el primer guarismo entregado por el mismo conquistador, desde allí se reanudo el viaje al valle de Copiapó, sería el momento de tomar posesión de estos nuevos territorios.

Sobre la base de los documentos históricos con los que contamos y basándonos en la importancia para la generación de los procesos históricos, nos atreveremos a realizar a lo menos dos propuestas para la discusión.

1. La primera aproximación a lo que sería Chile, la hace pedro de Valdivia en lo que actualmente es la Comuna de Diego de Almagro, y de forma más precisa decir que su arribo a Chile es a Finca Chañaral.

2. Lo segundo y tal vez mas importante en cuanto a discusión es que

17 Cf. Góngora y Marmolejo, 1960.

mantenemos la propuesta hecha en nuestra Tesis Doctoral18.

La toma del valle de la Posesión

La Historia de Chile nace en Atacama y en el valle de Copiapó19. Es aquí donde se configura verdaderamente la conquista del territorio y con ello se da paso a la sociedad mestiza, que es lo que define Chile del presente. La Toma de posesión habría ocurrido el 26 de octubre de 1540, y, como hito, la localizamos en el sector de Chamonate o en el de Toledo. El historiador Oriel Álvarez mantuvo la idea de que también pudo ocurrir este hecho cerca de los espacios cercanos a la actual planta Ojancos20. Pedro de Valdivia toma posesión a nombre del rey de España y dado su grado de teniente de gobernador, también lo hizo en representación de Francisco de Pizarro, este trascendental hecho habría quedado certificado legalmente por

18 Los Diaguitas: Historia de los pueblos de los Valles Transversales, Tesis para acceder al grado de Doctor del autor, leída y aprobada en la Universidad de Salamanca España, diciembre de 1998. 19 Teóricamente habrá historia en cuanto existan documentos escritos que así li avalen, y como ha planteado Itallo Merello en su “Historia del Derecho”, no se es historia solo por ser pasado se es en cuanto al valor del hecho para la marcha de las sociedades. También agregar que jurídicamente en ese momento se redacta un documento público, por parte de Luis de Cartagena. 20 Discusiones con Oriel Álvarez en el marco de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, filial Copiapó, durante el año 1999.

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Luis de Cartagena21, el que actuó como escribano y notario, a la vez el hecho fue relatado por Gerónimo de Bibar, cronista estudioso de los hechos del conquistador Valdivia, de sus cartas de relación y en más de una ocasión acompañante de sus expediciones por Chile, es quien nos describe así el momento de la incorporaron de Chile a la corona y al proceso de la conquista: "En jueves XXVI días del mes de octubre del año de nuestra salud de mil y quinientos quarenta , ante un escribano del rey y de representación real, el general tomo posesión en nombre de su majestad..Hizo las diligencias que en tal caso se requerian, diciendo en voz alta que emprendía y emprendió y tomaba y tomó posesión en aquel valle de Copiapó en nombre de su majestad. Ese valle de indios como de toda la gobernación que de allí en adelante tenía, y que si alguna persona o personas avia que se lo contradixiese o defendiese, qu´ el se mataría con tal persona o personas".22

Según el historiador copiapino Carlos María Sayago, producto de estos hechos de dominio de este nuevo territorio, se le denomino a todo la cuenca del río Copiapó; Valle de la Posesión. También es posible mencionar como fuentes y antecedentes para estudiar el inicio de la historia de Chile y el pasado copiapino, a Alonso de Góngora y Marmolejo, al ya nombrado Pedro Mariño de Lobera, Gonzalo Fernández de Oviedo, Antonio de Herrera, Diego de Ocaña,

21 Quien posteriormente será escribano publico del Cabildo de Santiago. 22 Bibar, 1994: 207.

Bernardo de Lizárraga, Garcilaso de la Vega, y las cartas de Pedro de Valdivia, entre los más destacados.

Tenemos entonces que si analizamos los antecedentes históricos de la toma de posesión, ya sea desde una óptica teórica, o desde la perspectiva de la importancia de la fijación de hitos para el desarrollo del proceso evolutivo de la historia de Chile, esta habría comenzado el jueves 26 de octubre de 1540. Por lo tanto pensamos que no es posible atribuir este mérito a Magallanes (1 de noviembre de 1520 d.C.), cuyo destino es otro y su paso por Chile es efímero. Tampoco sería posible atribuir el honor de dar inicio a la historia chilena a la expedición de descubrimiento del adelantado don Diego de Almagro, ya que este, a su llegada a Chile en 1536, no toma posesión de los nuevos territorios y por lo tanto no se establecen procesos, y si bien hay documentos, no hay escritos legales que vinculen a Chile con el imperio. Además Almagro solo tiene la intención de reconocer pero jamás de quedarse e iniciar un proceso nuevo dentro del contexto de la conquista de América.

El resto de la historia de Atacama no deja de ser agitada e interesante, bástenos decir que a pesar del descalabro demográfico que significo la vuelta del Adelantado Almagro al Perú, los indígenas del valle de Copiapó se van a rebelar contra los españoles en 1548, destruyendo el fuerte de Copiapó. En America y al calor de la conquista

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la fundación de las primeras ciudades siempre fue una plaza fuerte, y esto se aplica a Chile, y de forma más específica a los primeros 10 años de la conquista, los tres fuertes fueron ciudades o viceversa, Santiago 1541, La Serena 1544 y Copiapó en 1548, por ello en la fundación del fuerte de Juan Bohon en 1549, debe verse el verdadero origen urbano occidental de la ciudad de Copiapó. Sergio Villalobos al respecto de los problemas de los españoles con los indígenas y sus fundaciones ha dicho lo siguiente: “Esas experiencias enseñaron a los españoles que la fundación de ciudades debía comenzar siempre por la erección de un fuerte”23. De allí que el fuerte de Juan Bohon , con su ubicación temporal sean los verdaderos cimientos de la ciudad, su posterior fundación (o re fundación) en 1744, es solo la ratificación legal de una expresión urbana que existía aun antes de la llegada de los españoles. Carlos María Sayago, relató profusamente el tópico del Fuerte Copiapó, entre sus notas encontramos lo siguiente: “Con tal motivo, trasladose Bohón con alguna tropa a este Valle. Desde luego vio que era preciso construir una casa fortificada, capaz de contener una regular guarnición que pusiera a los indígenas a raya de sus depredaciones”. Y luego agrega: “ Al efecto eligió una planicie situada como a tres cuartos de legua más arriba del Pucará y allí levanto, de piedra y barro, el cuartel, con sus correspondientes cubos, fosos, troneras, plaza de ramas y viviendas”24 Cuando se habla de plaza

23 Villalobos, 1993: 218. 24 Sayago, 2006: 33

de armas, cuartel y viviendas, y dado todos los elementos enumerados se puede pensar que estamos hablando de los orígenes de un poblado, que al haber sido destruido y quemado no pudo quedar registro sobre sí se estableció un cabildo o alguna organización embrionaria de tipo urbana. La tesis del fuerte ha sido un tanto desacreditada o ignorada, sin razones científicas reales para no ser tomada en consideración por la historia regional y chilena.

Toda la documentación y bibliografía nos indica que este fuerte fue atacado por los indígenas, en una importante sublevación en el norte, el lugar es completamente destruido y quemado, y van a matar a todos los españoles incluidos el capitán Juan Bohon. Al respecto el cronista Marmolejo se refiere a este suceso: “Es un capitán inprudente en la seguridad y mal platico de la guerra, lo sorprenden y los atrapan y matan treinta y dos soldados… al qual dieron muerte tan cruel, que usando de muchas maneras crueldades a lo ultimo lo ahorcaron”25 . Otro de los relatos al respecto es el del Bibar, quien describe la destrucción y quema del Fuerte Copiapó así: “Pues viendo los indios de Copiapó la venida de tantos cristianos acordaron de rebelarse y para esto enviaron sus mensajeros al valle de Guasco, al valle de La Serena y al valle de Limarí, avisándoles que ellos tenían noticias de cómo venían muchos cristianos y más de los que habían pasado, como ellos los habían visto y que mirasen el trabajo que

25 Góngora y Marmolejo, 1960: 88 y 89.

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tenían con ellos, y que se apercibiesen, de allí a seis días, y que diesen en los cristianos , e los matasen a todos e quemasen”26.

Posteriormente la sublevación comenzada en el valle de Copiapó se trasladara a la Ciudad Fuerte de la Serena la cual también será destruida. No eran nuestros ancestros el pueblo manso al conquistador como se nos ha querido hacer pensar, los hechos de los fuertes de Copiapó y La Serena fue algo más que una revuelta era la reacción de un pueblo talentoso creativo y defensor de sus prerrogativas.

Así se configuran las primeras horas de la conquista en el siglo XVI, con un marcado protagonismo de nuestro territorio, no solo por ser la entrada de los españoles, sino por la defensa del territorio, por el sacrificio de sus gentes y por haber resistido todo el embate que no era solo el del conquistador, sino que de todo el poderoso expansionismo mercantilista europeo.

FUENTES ADVIS, Patricio. (1994). Noticias de Cronistas e Historiadores sobre la travesía de los Andes realizada por la Hueste de Almagro durante la jornada de Chile. En: Contribución Histórica nº4, Museo Regional de Atacama. Copiapó. BIBAR, Jerónimo: Crónica y Relación Copiosa y verdadera de los reinos de Chile, Edición de Leopoldo Sáenz Godoy. Editorial Colloquium Verlag, Berlín 1979. 26 BIBAR, 1994: 161.

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 1, año 2010, pp. 17-23, Copiapó

CHILE, UNA VOLUNTAD DE SER

+Gaspar Quintana J., CMF27 Introducción La noche del 27 de febrero de este año fue pavorosa. Una parte importante del Valle Central de Chile fue sacudida larga y violentamente. Se nos vino a la mente lo escrito por el poeta latino Séneca sobre el terremoto de Pompeya: “¿hacia qué refugio, hacia qué ayuda volveremos nuestras miradas si es la tierra misma la que amenaza ruina, si la que antes nos protegía y sostenía ahora se abre a nuestros pies, tierra sobre la que el hombre ha levantado sus edificios y que, al decir de algunos, es el fundamento del mundo?”28 El contraste entre una festiva conmemoración del Bicentenario de nuestra Independencia, y los desastres del terremoto y tsunami en el océano no siempre Pacífico nos desconcertaron. Por lo demás, dando un vistazo panorámico a la historia del país hay campo para un fuerte contraste. Por un lado, Chile, como parte de América Latina, “representa una experiencia original por este doble carácter de una ruptura que fue revolucionaria e 27 Obispo de la diócesis de Copiapó, Chile 28 SENECA Lucio Anneo, Los ocho libros de cuestiones naturales, Espasa-Calpe, Buenos Aires 1948, traducción de J.L. Izquierdo Hernández, pp. 141-145.

independentista a la vez: las repúblicas se formaron en contra de España, no en contra de una Iglesia identificada con la monarquía católica como en Francia. Las revoluciones de independencia entre 1808 y 1826 fueron revoluciones políticas que transitaron de una legitimidad religiosa a una jurídica sin expulsar la religión del Estado.”29 Por otro, aparece lo que agudamente Benjamín Subercaseaux pensaba de Chile como “una loca geografía”, escribiendo: “contrariamente a otros países, posee una geografía que supera el sentimiento nacional del pueblo que lo habita.”30. Es posible que esta “locura” de muchos y variados terremotos y tsunamis en su historia, tenga una doble cara. Por un lado son fenómenos de una naturaleza sorpresiva e inmanejable, y por otro vienen a ser casi una experiencia “cósmica pascual,” por usar el lenguaje cristiano. Allí ha habido de todo: muerte, transfiguración y un tipo de resurrección no imaginada. Los Porfiados Hechos La historia de Chile, en sus diversas etapas de Descubrimiento, Conquista, Colonia y República, ha sido no sólo un proceso sociopolítico y cultural, sino

29 SERRANO S., ¿Qué hacer con Dios en la República? Política y secularización en Chile (1845-1885), Fondo de Cultura Económica, Chile 2005. 30 SUBERCASEAUX B., Chile o una loca geografía, Editorial Universitaria, Santiago, mayo 2005.

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que además lleva incluida una dimensión, digamos, geográficamente cuasiapocalíptica. Esto han sido los muchos movimientos violentos de tierra y de agua oceánica sin control en los 4.500 kms. de longitud de su costa. Una mirada rápida a esta dimensión sísmica de su proceso histórico nos muestra a Chile con la siguiente estadística: siglo XVI: 2 terremotos, siglo XVII: 9 terremotos, 1 temblor,

3 tsunamis siglo XVIII: 4 terremotos, 3

temblores, siglo XIX: 15 terremotos, 17

temblores, 8 tsunamis31 siglo XX: 10 terremotos, 57

temblores, 9 tsunamis,32 siglo XXI: 2 terremotos, 3

temblores, 2 tsunamis. Optamos por limitarnos sólo a algunos fenómenos sísmicos o marítimos más significativos de los años abarcados por el Bicentenario, a saber, los terremotos de 1822, el de Valparaíso en 1906, el de Chillán en 1939, el cataclismo de Valdivia en 1960, y el reciente terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010. Terremoto de 1822

31 Se trata de los sismos de La Serena (1 de enero de 1801), de los terremotos de Copiapó (3, 4 y 11 de abril de 1819 con tsunami mayor), del terremoto del 5 de noviembre de 1822, 32 Nos referimos a los sismos en el Norte Chico del 19 de marzo de 1904, de Rancagua el 26 de octubre de 1905, el terremoto del 16 de agosto de 1906 con tsunami, el sismo del Norte el 24 de diciembre de 1906, el sismo de Valdivia en 13 de noviembre de 1907, y de Santiago el 28 de abril de 1909, el sismo de Copiapó el 7 de junio de 1909,

Gobernaba Bernardo O´Higgins como Director Supremo cuando el 19 de noviembre de 1822, pasadas las diez de la noche, la fuerza de la tierra se abatió sobre Chile entre Illapel por el norte y Chiloé en el sur del país. Resultaron no menos de doscientas víctimas fatales y otros tantos heridos. Duró tres minutos y medio, pero registró una prolongación de 170 réplicas menores en los días subsiguientes. Como dato curioso se constata que O´Higgins escapó milagrosamente de morir aplastado por los escombros del Palacio de Gobierno de Valparaíso: fue sacado a rastras cuando el edificio se derrumbaba. Esa vez hubo una gran marejada que destruyó la bahía de Quintero, inhabilitándola como puerto por largo tiempo. En la prensa de la época hubo un apasionado debate: entre Camilo Henríquez, religioso camiliano, líder independentista y el dominico fray Tadeo Silva, sobre las manifestaciones de fe de la gente que, con temor practica sangrientas penitencias. Henríquez cita bases científicas para explicar el origen natural de estos fenómenos. El dominico juzgó los argumentos de Henríquez como impíos y blasfemos y así ponía en duda la calidad de su fe. Personajes famosos de la época como Marta Graham,33 Charles Darwin, Ignacio Domeyko y Pedro Amado Pissis, estudiaron este fenómeno de los sismos en Chile, como un lugar

33 GRAHAM M., Diario de una residencia en Chile en el año 1822. Traducido y editado por María Ester Martínez y Javiera Palma. Edit. Norma, 2005, 267 pp.

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privilegiado para estudiar la alta tasa de actividad volcánica del país.34 Darwin, escribe a su hermana Carolina, en 1835, después de ver los efectos de un gran sismo: “el suelo está atravesado por grietas, las rocas sólidas parecen temblar, sólidos contrafuertes de entre seis y diez pies están rotos en pequeños fragmentos. Estoy muy contento de haber llegado a Concepción poco después (del terremoto): es uno de los espectáculos más interesantes que he visto desde que salí de Inglaterra.”35 Terremoto de Valparaíso en 1906 Este gran sismo sucedió el jueves 16 de agosto de 1906 a las 19:48 hora local con su epicentro en la Región de Valparaíso, con una magnitud de 7,9º en la escala de Richter, aunque sabemos que para esa fecha no existía esta escala. Quedó destruida toda la ciudad y los testigos cuentan de la gran destrucción y el espanto de los atrapados en los escombros. Las autoridades, bajo el gobierno del Presidente Germán Riesco Errázuriz, se organizaron rápidamente para socorrer a los damnificados, siendo importante la dura labor del médico José Gross, para contrarrestar los efectos de las plagas y epidemias que surgen tras un terremoto. Ese año se crea el Servicio Sismológico de Chile, el cual tuvo como primer director al francés Fernand de Monteses de Vallare. Esta catástrofe fue ocasión de que hubiera pillajes y saqueos, lo que motivó una ley de fusilamiento para quien fuera hallado realizando dichos

34 Cf. MUSEO HISTORICO NACIONAL, Terremotos, p. 13, 35 Cf. MUSEO HISTORICO…, p. 9.

actos. El sismo dejó un saldo de 3.000 muertos. Terremoto de Chillán en 1939. Era Presidente de la República don Pedro Aguirre Cerda cuando el martes 24 de enero de 1939, vino un muy fuerte terremoto, a las 23,32 hrs. con una magnitud de 8, 3 MW y a una profundidad de 60 kits. Afectó a las Provincias de Talca, Linares, Maule, Ñuble, Concepción y Bíobío. Hubo 30.000 muertos según cifras de prensa, pero según cifras oficiales fueron 5.648 los que perdieron su vida en este terremoto. 3.500 viviendas fueron destruidas por la fuerza del movimiento telúrico. Tres minutos más tarde, la ciudad de Concepción fue sacudida violentamente por la misma fuerza sísmica. Casi todas las edificaciones, alrededor de un 95% de las casas, fueron totalmente destruidas. Terremoto de Valdivia en 1960 El 21 de Mayo de 1960 a las 6:02 de la mañana un fuerte temblor 7.5 escala de Richter, sacudió a la zona central del país con epicentro cerca de Concepción, en el sur. Gobernaba el país don Jorge Alessandri Rodríguez. Era la actividad sísmica más intensa que haya habido en Chile en la época moderna y en el planeta. En este mismo día y al día siguiente se sucedieron numerosas réplicas alcanzando las más fuertes las magnitudes de 6.5, 7.5, 7.8 y 7.5 Richter respectivamente. El domingo 22 de Mayo a las 3:10:48 PM se produjo un terremoto de magnitud 7.5 con epicentro cerca de Chiloé.

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Las circunstancias obligaron a las autoridades y técnicos a realizar la obra de ingeniería de emergencia más grande efectuada en Chile, abriendo un canal de evacuación del lago Riñihue. Así se evitó así la inundación de Valdivia y de los pueblos aledaños.36 Varios terremotos afectaron a diez provincias del Valle Central, en una región de más de 600 Kish. de longitud habitada por dos y medio millones de personas. Fueron dañadas 450 mil viviendas, el 10% de las cuales quedaron irremediablemente perdidas. Murieron unas 2.000 personas principalmente por el tsunami, y resultando 3.000 heridas y 2.000.000 de personas perdieron su hogar. Las pérdidas materiales alcanzaron una suma superior a 500 millones de dólares de la época. Vale la pena citar al poeta Premio Nobel Pablo Neruda, que, impactado por esta tragedia, expresó lo que fue para él ese cataclismo y tsunami casi de fantasía: “Dios mío, tocó la campana la lengua del antepasado en mi boca, tra vez el caballo iracundo patea el planeta y escoge la patria delgada, la orilla del páramo andino, la tierra que dio en su angostura la uva celeste y el cobre absoluto…37. Terremoto y tsunami de 2010. Eran las 3:32 de la noche del 27 de febrero cuando un fortísimo y largo terremoto con tsunami incluido golpeó una parte importante de Chile. Su 36 Los tsunamis se produjeron también, a consecuencia de este terremoto, en lugares tan distantes como las Islas Hawai (61 muertes y U$75 millones en daños), Japón (138 muertes y daños por U$ 50 millones) y Filipinas (32 muertes y desaparecimientos). 37 NERUDA P., La barcarola, en Terremoto en Chile,

intensidad fue de 8,8 en escala Richter y 9 en Mercalli, con epicentro a 63 Kish al sur de Cauquenes, en el Valle Central del país. En el final del mandato presidencial de Michelle Bachelet la tierra y el mar causaron un estupor tal como no había habido desde el cataclismo de Valdivia en 1960. Este sismo reciente está entre los 5 más grandes registrados en el mundo, con tal potencia que la zona de impacto fue de entre 300 a 500 Kish, con tsunamis en las costas de la Región del Maule y en Bíobío. El número de muertos o desaparecidos fue de aproximadamente 521. Los daños en el aeropuerto nacional e internacional de Santiago y en muchos puentes y autopistas del país deterioraron las comunicaciones, aislando al país del resto del mundo y dificultando así la colaboración solidaria de otras naciones. Esta tragedia nos trajo tantas lecciones: por una parte, una inmensa solidaridad de la ciudadanía y de gobiernos de muchos países. Pero por otra dejó a la vista la frágil condición de decisiones equivocadas o no asumidas a tiempo, o el descontrol provocado por el sismo que abrió la puerta a un vergonzoso saqueo, ¿fruto tal vez, de cierta barbarie ciudadana, del apremio o la desesperación? Un conmovedor signo de unión solidaria ante el dolor y las ruinas: fue la improvisada Teletón nacional que unió a todos los sectores sociales de Chile como familia, logrando una recolección de más de 60 millones de dólares en 28 horas.

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Chile, la Pasión de Sobrevivir Puestos a reflexionar sobre esta realidad de tanto riesgo y que ha sido frecuente en la historia de Chile, cabe hacer algunas reflexiones. 1.- Gabriela Mistral, Premio Nobel 1945, con la clarividencia propia de los artistas, aporta un rasgo de fina antropología cuando afirma: “En una serie de frases apelativas de nuestros países, podría decirse: Brasil, o el cuerno de la abundancia; Argentina, o la convivencia universal, Chile, o la voluntad de ser. Esta voluntad terca de existir ha tenido a veces aspectos de violencia y a algunos se les antoja desmedida para cinco millones de hombres.”38 Captamos esta voluntad de ser cuando comprobamos la obstinación del chileno por levantar a su país caído o desplomado, y su tozudez en buscar un futuro de vida plena cuando se asoma la muerte. 2.- En el mundo del catolicismo popular de la época, pastores y fieles, han vivido este fenómeno, más antes que ahora, con una perspectiva religiosa, a pesar del ambiente sociopolítico y laicista tan propio, por ej., del siglo XIX. Dos casos de muestra. Uno, que los terremotos fueran vistos como una prueba o castigo del cielo: es Dios quien “pone estos escollos en el camino de los pueblos.”39 Otro, que fueran ocasión para una lectura política coyuntural. Es el caso del Obispo de Santiago, José Rodríguez Zorrilla, allá por 1820, quien, desde el púlpito de la Catedral lee un fuerte sismo según sus ideas cuando dice: “Dios nos ha castigado porque este mal hombre (el Director Supremo Bernardo 38 MISTRAL G., Recados…, ibid. 39 MUSEO HISTORICO ..., p. 13.

O´Higgins) nos gobierna y este terremoto es el resultado de su autoridad.”40 El habla popular, desde una visión religiosa de estos fenómenos, ha mezclado en otros tiempos lo humano y lo divino, expresándolos a su modo. Un ejemplo: cuando detalla que el sismo ha durado “el rezo de tres credos”. 41 3.- En el nivel eclesial se constata un hecho: “los dolorosos acontecimientos que afectaron a la Iglesia de Chile en la Independencia, y las disputas en los claustros, no lograron debilitar en el pueblo y en la aristocracia la fe propia de la religiosidad de aquel tiempo.”42 En este tipo de adversidades el catolicismo popular recurre al Señor de Dolores, a María Madre compasiva, a los santos y patronos de ciudades, asociaciones y gremios43 a quienes se venera con procesiones y mandas, o construyendo templos y capillas. 4.- Hoy la actitud religiosa tiene una perspectiva más amplia y secular. Por un lado, hay que partir de un hecho constatado por los datos científicos: Chile “está situado frente a la placa de Nazca y sobre el cinturón de fuego del Pacífico, lo que hace de los movimientos telúricos una realidad inherente a la realidad de cada habitante de esta tierra.”44 Por otro, está claro que los gobernantes y el pueblo asumen las lecciones que dan el sufrimiento y la muerte, la destrucción o el deterioro de obras e iniciativas de largo aliento, en forma

40 MUSEO HISTORICO… p. 14. 41 MUSEO HISTORICO NACIONAL, …ibídem. 42 ARANEDA BRAVO, F., LA historia de la Iglesia en Chile, Ediciones Paulinas, Santiago, p. 395. 43 Cf. Documento de Puebla, n. 444; Documento de Aparecida, 44 Cf. DE VOS E., BARBARA, en Terremotos en Chile, Publicaciones del Archivo Histórico Nacional, Presentación.

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realista y planificada de acuerdo a prioridades y recursos. Es un hecho palpable que, en el plano social y material las autoridades junto con el sacrificado trabajo de la población se han de organizar para la reconstrucción de las ciudades, puertos, de sus escuelas y templos, el reinicio de faenas en minas o industrias. 5.- ¿Qué lecciones hemos de aprender humildemente a raíz de los terremotos y tsunamis de este año? Se pueden indicar algunas: a) la importancia de detectar con rapidez el fenómeno sísmico y de educar a la población para reaccionar donde quiera que esté. b) La necesidad de mejorar las redes sociales y comunitarias para que constituyan un tejido de comunicaciones y cooperación. En la larga geografía de Chile los sismos fácilmente crean un aislamiento de las localidades afectadas. c) La rápida y efectiva respuesta que deben ofrecer las instituciones. El sismo produjo en la ciudadanía un deterioro moral por la tardía respuesta de las autoridades, causando caos, situaciones de saqueos de centros comerciales, y legitimación del pillaje por el miedo a quedar sin agua, alimentos y otros productos básicos.45 Una Lectura desde la Fe: la Reconstrucción desde Cristo. La historia de terremotos y tsunamis en Chile es larga y dolorosa, pero los que sucedieron a principios de este año, a pocos días de un cambio de gobierno, han tenido un impacto político especial. 45 MORRÁS R., El impacto social, político y económico del terremoto en Chile, Universia Knowledge Wharton, 22 de marzo 2010. ,

En efecto han sido ocasión para una larga y profunda meditación nacional cuando nos preparábamos para la celebración del Bicentenario. ¿Qué pensar, qué aprender, qué hacer de cara al futuro, cuando nos damos cuenta de que “somos un pueblo que se ha remecido y que queda tembloroso por un tiempo. La pérdida de vidas humanas y de bienes, la vivencia de una situación límite al extremo, provocan heridas que no sanan rápido”?46 Hay aspectos que pueden ser clave de lectura de las ruinas y el dolor, y además un poderoso impulso para la reconstrucción nacional. 1.- Los efectos del dolor y mal, provenientes de calamidades naturales, han de ayudar a nuestro pueblo a interpretar su propia historia de gozos y dolores con una aceptación realista de nuestra configuración terrestre. 2.- El designio salvador de Dios, desde las catástrofes de la vida, nos muestra lo frágil de nuestra condición, según aquello del probado Job: “desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo tornaré a él. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó. Bendito sea el nombre del Señor.”47 Pero además, Jesús mismo nos ilumina la mirada: “si Dios viste así a la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al fuego, ¿cuánto más hará por Uds., hombres de poca fe?48 El apóstol Pablo hace su aporte: “Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que lo aman,”49 con una lectura del misterio del mal a

46 CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE, Rev. Servicio, N° 297, p. 3. 47 Cf. Job 1, 21 y ss. 48 Cf. Lc 12, 28. 49 Rom 8, 28.

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la luz del amor infinito de Dios que nos ofrece su Hijo muerto en cruz.50 3.- Además, desde una mirada de fe, se puede afirmar que: “estamos ante una catástrofe, pero también ante uno de esos momentos de la vida en que se decide un rumbo definitivo. ¿Chile? ¿Qué es? ¿Quién? Chile es un país que puede convertir una catástrofe en un acontecimiento de amor masivo y profundo…Los terremotos de Chile son nuestro sino, pero nuestra vocación es la solidaridad.”51 4.- Con esta ocasión los Obispos han dirigido a la comunidad nacional un estimulante mensaje: “Esta tragedia natural nos ha puesto como frente al espejo de lo que realmente somos: con nuestras virtudes y debilidades. Por esto nos parece importante que sigamos reflexionando y actuando según los valores más profundos de nuestra identidad como país, aquello que el Cardenal Silva Henríquez llamó «el alma de Chile.”52 5.- Para el tiempo del Bicentenario la Iglesia nos ha propuesto una tarea “Chile: una mesa para todos.” Mirando el futuro de la Patria nos dice: “invitamos a las nuevas autoridades a hacer de sus importantes responsabilidades un servicio, a poner a las personas en el centro de las políticas públicas y a cuidar, de un modo preferente, a los más pobres y vulnerables a los grupos más desprotegidos de la población, así como a la clase media

50 Cf. MEDINA E. J., Cardenal, Reflexiones sobre el terremoto, Revista Servicio N°297, marzo 2010, p.9. 51 COSTADOAT J., ¿Es responsable Dios de este terremoto?, en la Revista Católica, año CX, N°1165, p. 52 CECh, Carta Pastoral Reconstruir desde Cristo la mesa para todos. Mensaje a las comunidades, 99a Asamblea Plenaria de la CECH, 2010, n. 3.

constantemente golpeada en tiempos de crisis.”53 Conclusión El abrazo de la Presidenta Michele Bachelet con el nuevo Presidente Sebastián Piñera la noche de la Teletón, mostraron al gobierno y la oposición unidos en la decisión de “llegar a ser el signo del fin de una época y el de un comienzo de otra…y ello marcó la posibilidad de avanzar decididamente hacia la unidad nacional…”54. Este año del Bicentenario un hermoso signo de vida recorre el país. La imagen de Nuestra Señora del Carmen, Protectora de la nación, visita al pueblo chileno, como Madre del Consuelo. La idea es que todo Chile se ponga de pie, desde las ruinas y siga al Señor de la historia para recibir la vida abundante que Él nos ofrece. (NJ 10,10). REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS SENECA Lucio Anneo, Los ocho libros de cuestiones naturales, Espasa-Calpe, Buenos Aires 1948, traducción de J.L. Izquierdo Hernández

53 CECh, Carta Pastoral, Reconstruír…., n., 9. 54 GARCIA HUIDOBRO J.-HERRERA H.-MANSUY D., 8.8°: Escombros en el Bicentenario, 2010, p. 170.

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 1, año 2010, pp. 25-42, Copiapó

ETNOGENESIS E IDENTIDAD CULTURAL ENTRE LOS GRUPOS COLLA DE LA CORDILLERA DE ATACAMA

Daniel Quiroz L.55 y Yuri Jeria M.56 La Ley 19253 [denominada Ley Indígena], que crea la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena [CONADI], reconoce en su artículo 1° la existencia en nuestro país de ocho etnias: mapuche, aimara, rapanui, atacameña, quechua, colla, kawashkar y yamana. La presencia del grupo colla como una de las etnias chilenas se constituyó en una verdadera sorpresa, no sólo para las personas “comunes y corrientes” sino también para los especialistas, historiadores y antropólogos. En la erudita obra de Larraín [1987] no son siquiera mencionados. Tampoco aparecen en los diversos textos de estudio elaborados para la Enseñanza Básica y Media en el país. Los primeros datos antropológicos que tenemos sobre los “colla chilenos” provienen de un texto que va a constituirse en un punto de partida y en

55 Antropólogo Social, Magíster en Arqueología y Doctor en Historia, Universidad de Chile. Centro de Documentación de Bienes Patrimoniales, DIBAM. 56 Antropólogo Social. Magíster en Pedagogía. Museo Regional de Atacama, Copiapó, DIBAM.

una fuente de antecedentes: la Memoria de Título para Profesor de Estado en Castellano elaborada por C. Rojas [1976] en torno al “mundo mágico de los colla”, basado principalmente en entrevistas sostenidas con Doña Damiana Jerónimo. La información proporcionada por Rojas es la primera aproximación sistemática al conocimiento de los denominados regionalmente como collas. Este texto proporciona, sin duda, una mirada exótica a costumbres y ceremonias ajenas, que despiertan comprensión y simpatía. Entre los años 1993 y 1995 la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos financió un proyecto de investigación que buscaba obtener algunos datos sobre las adaptaciones de las poblaciones que vivían dispersas en valles, quebradas y aguadas de las cordilleras atacameñas [Castillo, Cervellino & Quiroz 1994, Cervellino, Castillo & Quiroz 1995, Cervellino & Castillo 1996]. En el transcurso de ese proyecto obtuvimos una serie de datos sobre los procesos de construcción étnica que estaban experimentando los grupos denominados colla a comienzos de la década de los 90. Entre los materiales que reunimos se encuentran tres entrevistas realizadas

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entre los días 29 de septiembre y 1° de octubre de 1992 en las cordilleras copiapinas, con Esteban Ramos en Montandón, con Zoilo Jerónimo en Potrerillos y con Pedro Jerónimo en la quebrada El Jardín. En este trabajo queremos realizar, a partir de esas entrevistas, y usando otro tipo de información [recortes de diarios y algunos “textos collas”] una reflexión sobre lo que podemos denominar el proceso de construcción étnica colla y presentar una mirada sobre la llamada “identidad colla”, considerando que fuimos, de una u otra manera, testigos privilegiados de este proceso. ¿QUIENES SON LOS COLLA? En la página WEB de la CONADI, se dice que los colla “constituyen una etnia surgida de una mixtura de pueblos que, provenientes originariamente de Bolivia, ocuparon las provincias del noroeste de Argentina para desplazarse durante los siglos XV y XVI entre las dos laderas cordilleranas”[Conadi 2001]. De acuerdo a los datos que se posee, considerando que no hay cifras claras, se habla de 1000 [Serplac-Atacama 2003] colla, viviendo en distintas localidades principalmente urbanas pero también rurales de la región de Atacama [Conadi 2001]. La definición “oficial” de colla recoge las investigaciones que se han hecho en nuestro país sobre el tema hasta la fecha. La mayoría de los textos publicados concuerdan en que los hoy denominados colla son descendientes de familias que emigraron del noroeste argentino a fines del siglo XIX o a comienzos del siglo XX: “un grupo de

familias procedentes de Argentina [zonas de Belén, Tinogasta, otras] y del sur de Bolivia, se instalan en la Quebrada del Jardín, entre los centros mineros de Potrerillos y El Salvador. Son los autodenominados collas, que hoy suman mas de 60 familias”. [Cervellino, 2001; cf. Castillo, Cervellino & Quiroz 1994, Cassssigoli & Rodríguez 1995, Manríquez & Martínez 1995, Molina & Correa 1996, 1997, Gahona 2000]. En una página WEB denominada www.serindigena.cl, desarrollada por el Área de Culturas Originarias de la División de Cultura del Ministerio de Educación, se entrega una definición “limpia” del “ser kolla”: El pueblo Kolla habita en la zona norte de Chile. En aguadas y quebradas de la cordillera de la provincia de Chañaral [Región de Atacama], entre las ciudades de Potrerillos, El Salvador, Diego de Almagro y Copiapó. Los kollas habrían ingresado a Chile en dos períodos: primero, hacia la etapa final del imperio de Tiwanaku, en el siglo X; una segunda migración se produce desde el noreste argentino y coincide con la Guerra del Pacífico, a fines del siglo XIX. Llegaron en su mayoría de Tinogasta y Fiambala, con un mayor ritmo migratorio entre 1880 y 1890. En la actualidad, el territorio ocupado por este pueblo comprende la precordillera y Cordillera de los Andes, y parte del altiplano de las provincias de Chañaral y Copiapó en la III Región. Sus deslindes más importantes son: la Quebrada de la Encantada por el norte y el río Copiapó por el sur, área en la cual su hábitat transhumante se desplaza entre los 2.000 y 4.000 metros de altura. Las fiestas y rituales kollas se realizan al interior de la cultura y los matrimonios sólo

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se producen entre ellos. El mundo espiritual kolla es semejante al de los aymaras. Sus creencias principales ancestrales dicen relación con la Pachamama, madre tierra, generadora de vida y ordenadora de la vida de los hombres. Ella sabe cuándo, cómo y por qué deben suceder las cosas. Las ceremonias son realizadas por un yatiri, persona sabia que ha sido elegida por las fuerzas espirituales, elección que se le ha dado a conocer en un sueño, para curar enfermedades, realizar rogativas y ceremonias. Los rituales se realizan de preferencia en los cerros, en los lugares más altos. Se pide por el sustento y el bienestar de la comunidad. Las fechas de conmemoraciones kollas son relacionadas con los ciclos agropastoril, como las fiestas del año nuevo indígena a fines de junio. [Mineduc 2001]. Este texto constituye una síntesis que representa el producto de una década de construcción étnica colla. En el primer párrafo se construye un puente entre las actuales poblaciones que viven en las cordilleras de Atacama, descendientes de migrantes trasandinos con algo más de cien años de presencia en la zona, con poblaciones arqueológicas que habrían llegado hace más de mil años. Este lazo, evidentemente no puede ser comprobado arqueológicamente, pero, en este proceso, tampoco tiene importancia. En el segundo párrafo, se define un territorio continuo, con fronteras claramente establecidas, cuestión básica en el reconocimiento contemporáneo de las entidades étnicas, que permite desarrollar de manera efectiva un proceso de reclamo de tierras. En el tercer párrafo, se elabora una cosmovisión, relacionándola, con algo

más conocido, el mundo espiritual aymara, desconociendo los aportes del mestizaje europeo. La frase “los matrimonios sólo se producen entre ellos” permite relacionar las comunidades colla con grupos de parentesco y con ello se puede cerrar el círculo. Podemos comparar esta definición con la que se ha construido para los collas argentinos [si se puede hablar de esta manera]: El particular proceso que sufre el noroeste argentino hace que esta cultura colla no sea estrictamente indígena sino mestiza, lo cual de todas maneras nos permite ubicarla en el campo aborigen, no sólo por su historia cultural sino por su inserción en el contexto regional y nacional. Los Collas comienzan así a diferenciarse del resto del Noroeste mestizo concentrándose en asentamientos dispersos en la zona de la Puna, la quebrada de Humahuaca y parte de los Valles Calchaquíes. Sin embargo, los collas son los auténticos portadores de la tradicional forma de vida andina, a través del mantenimiento de muchos patrones culturales como la economía pastoril de altura, y agrícola de papa y maíz; La recolección de algarroba y sal; la construcción de viviendas; la medicina tradicional y las técnicas de adivinación; los instrumentos musicales erques, quenas, pinkullo, sikus y cajas; el culto a la madre tierra e innumerables creencias, rituales y practicas sociales; la religiosidad ancestral, en fin, que lejos de ser dominada por la nueva religión oficial, ha coexistido con ella, en una nueva forma que ha sido redefinida como religiosidad popular [Rumbojujuy 2001]. Los estudios realizados en Argentina responden a modos diversos de ver la existencia colla, a estilos diferentes de

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interpretación de los datos. Según ENDEPA [2000] los colla que viven en Argentina, “puneños y sus descendientes, algunos quebradeños y toda otra población de origen quechua-aymara”, serían alrededor de 170.000 personas. Por una parte tenemos aquellos estudios que ven a los colla como una nueva etnia, “síntesis de diaguitas y omaguacas definitivamente diluidos, de apatamas y grupos de origen quechua y aimará procedentes de Bolivia”, son, entonces, “la etnia heredera de los habitantes originarios del Noroeste, consolidados durante todo el siglo XIX” [Frites, 1971]57. Resulta curioso como se desconoce el aporte europeo en este mestizaje: los colla son, finalmente, “parte de la masa mestiza no integrada en los centros urbanos”, aquellos que viven en los cerros [Frites 1971]. Por otra parte están esos estudios que cuestionan la continuidad de la cultura colla con las culturas quechuas y aymara y con ello el carácter andino de su cultura, remarcando su carácter mestizo indígena europeo [Isla 1992, Lozano, 2000]. ETNOGENESIS COLLA La palabra etnogénesis, como muchas otras usadas en antropología y en otras disciplinas, es un término griego que combina ethnos, que significa “los otros pueblos”, con génesis, “desarrollo”. El

57 E. Frites, un colla argentino, señala que sus antepasados vivían en un extenso territorio en el noroeste argentino, habitado en el siglo XVI por los apatama, omaguaca y diaguitas, los que mezclados habrían originado a los collas [1971: 375-376].

término etnogénesis se usa, entonces, para hablar de los orígenes de los pueblos, especialmente los pueblos distintos al nuestro58. La etnogénesis puede ser entendida como la formación gradual de una comunidad autónoma, diferenciada de otras, pero relacionada con ellas [Roosens 1989]. La formación en la población de un sentido de autoreconocimiento se considera, predominantemente, la base de este proceso. Estos procesos de etnogénesis implican necesariamente una “reafirmación étnica mediante la reapropiación y reinvención cultural”. La etnicidad, este sentido de autoreconocimiento, es un producto del contacto intercultural, “que a su vez estructura la interacción de dicho contacto, mediante la selección de determinados ‘emblemas de contraste’ frente a otros [Dietz 1999]. Como lo señala Bourdieu [1991: 231], lo “propio de la lógica de lo simbólico es transformar en diferencias absolutas, de todo o nada, las diferencias infinitesimales”. La etnicidad es un aspecto de las relaciones sociales entre agentes “que se consideran a sí mismos como culturalmente distintos de otros grupos con los que tienen un mínimo de interacciones regulares” [Eriksen 1993: 12]. Estas diferencias absolutas, rutinizadas, se concierten en un recurso de identidad para delimitar un nosotros y otros e impulsar procesos de etnogénesis: “lo que antes había sido praxis rutinaria, ahora se vuelve para 58 R. Williams [1976: 19] señala que ethnos, significaba originalmente en griego, pagano, y era usado para referirse a los que no eran griegos

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de una explícita política de identidad” [Dietz 1999]. De este modo se construye una identidad cultural mediante un complejo proceso de etnogénesis. DEL CLUB DE HUASOS DE POTRERILLOS AL CENTRO CULTURAL COLLA Como ya se ha señalado, el “problema” colla, desde una dimensión étnica, no era tal en la década de los 80: “la constitución de aymaras, atacameños y collas como actores étnicos provistos de una conciencia de identidad étnica y de demandas que interpelan a la sociedad y al Estado, representan […] una novedad histórica” [Gundermann 2000]. En la Región de Atacama, se usaba el término colla para nombrar a las personas que vivían “en los cerros”, utilizando los recursos que allí se encontraban y manejando, para sobrevivir, el conocimiento que tenían de la fauna, flora y de los senderos que atravesaban las cordilleras de Atacama. Zoilo Jerónimo, uno de los líderes en los 90 del movimiento por el reconocimiento de los colla como grupo étnico, señalaba refiriéndose a uno de sus integrantes: Él es colla, claro, la mamá con todos sus recursos, vivió como tal en el cerro, ahí tiene las bases [Zoilo Jerónimo 1993]. Incluso el término “vivir como tal” hace referencia a un estilo de vida específico: nos recuerda que es más importante vivir como colla que ser colla [No podemos dejar de mencionar que el término colla también se usaba para designar a los habitantes de Potrerillos en un contexto más regional].

Don Esteban Ramos, nos contaba en su casa en la Estación de Ferrocarriles de Montandón, cerca de Potrerillos, a fines del mes de septiembre de 1993: Sabe, yo no entiendo eso, esa palabra colla, de donde viene, acá, en este lugar, la gente más antigua era chilena, boliviana, argentina, era un conjunto de familias que venían de esos lugares. Yo siempre converso así con personas, pero nadie me dice porqué. Los del sur le llaman los huasos, los huasos del sur, y los del norte, los nortinos, le llaman los collas, los que viven en estos lugares. Yo le digo siempre a la gente de acá, a la gente de Potrerillos, colla, aunque la familia sea del sur, pero si han nacido acá, [Esteban Ramos, 1993]. Don Esteban Ramos ilustra su percepción del problema señalando que los colla serían en el norte lo que los huasos son en el sur. Esta afirmación tiene bastante más de un sentido. El Club de Huasos de Potrerillos es, sin duda, uno de los principales referentes organizacionales de las posteriormente denominadas comunidades colla. Una participación importante en ese club la tenían los hermanos Salomón y Zoilo Jerónimo: El Salomón tiene los papeles de personalidad jurídica de los collita, eso y el club de huasos es casi una sola cosa, claro, eso sí, que no se ha sacado personalidad jurídica del club de huasos, sacan primero la otra, pero son los mismos no más, la misma gente, la gente del club de huasos. Nosotros estamos metidos con el Salomón en el club de huasos, para este 18 hicimos lo que pudimos no más, convidé a todos mis familiares, porque hay que dar firmas, hay que reunir hartas firmas, eso se hizo, para sacar los papeles de los collita [Esteban Ramos, 1993].

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Para Don Esteban la homonomía colla/huaso corresponde a una semejanza en el estilo de vida, en compartir una “vida en el campo”. Los colla eran crianceros: “toda la gente de antes, era pura criancera, tenían burros, cabras, mulares, caballares, tenían cordero, de todo, menos vacuno, de eso no, hasta llamas tenían algunos, los Jerónimo, de los que le hablaba”, arrieros, “el papá era pionero, trabajaba en las carretas y mi mamá trabajaba haciéndole la comida a la gente de las carretas”, mineros, “después empezó a trabajar en la mina de Inés Chica, en el apogeo del oro” y un poco agricultores: “sembraban choclitos, zapallos, de todo y todos se las machucaban” [Esteban Ramos, 1993, Pedro Jerónimo, 1993]. También cazaban zorros y chinchillas, guanacos y vicuñas. Más adelante discutiremos algunos de estos aspectos del modo de vida colla. Zoilo Jerónimo [1993] cuando define el ser colla, no puede dejar de señalar “el colla tiene cualquier valor, el colla es huaso, es amaestrador de caballos, de mulares, de todo”. La formación de la Comisión Especial de Pueblos Indígenas [CEPI], bajo la presidencia de Patricio Aylwin [1990-1994] provocó un resurgimiento de los temas indígenas y una discusión sobre su pertinencia en la Región de Atacama. Es así como a fines de la década de los 80, en el seno del Club de Huasos de Potrerillos, comienza a surgir una inquietud entre los hermanos Jerónimo, que los lleva a participar en los Encuentros Nacionales de Culturas Indígenas, organizados por la CEPI. Esta inquietud fue promovida y motivada mediante el apoyo prestado

por una serie de personas e instituciones interesadas en resaltar el carácter indígena de los colla y así incluirlos en la Ley Indígena que iba pronto a ser promulgada, destacándose la acción de algunos políticos de la zona, entre los que no podemos dejar de mencionar al Senador Ricardo Núñez. En las entrevistas realizadas en 1993 siempre aparece el nombre de la esposa del senador como una “instigadora” del movimiento colla, incluso apoyando el financiamiento de la realización de algunas ceremonias. Estos intereses mutuos, tanto de los colla como del Estado chileno, desembocará en la incorporación de los “colla” en la Ley Indígena. Para la gente de El Salvador, Doña Damiana Jerónimo era todo un personaje, conocido y reconocido por todos. Su religiosidad será el hilo que permitirá unir ciertos fragmentos culturales, difícilmente conectados, de otra manera [Rojas 1976]. Las conversaciones con Doña Damiana permiten vislumbrar la existencia simultánea de ceremonias ligadas al mundo andino, tales como la señalada y la vilancha [Cervellino 1993, Gahona 2000], y de fiestas religiosas católicas, como la celebración de la Virgen de la Candelaria [Rojas 1976]. En las conversaciones que sostuvimos con Pedro Jerónimo, hermano de Doña Damiana, tenemos algunos datos que nos permiten contextualizar la vigencia de estas ceremonias. Para Don Pedro Jerónimo, la Señora Damiana sabía de las ceremonias, del floreo de la candelaria “porque ella era devota, era devota de los santitos, nosotros nunca hemos sido evangélicos, nosotros hemos sido de los santitos, de Nuestro Señor, de la

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Virgen no más. Nosotros antes floreábamos, cuando teníamos mucho ganado, les poníamos florcitas coloradas en las orejitas. Yo no conozco la ceremonia esa, de la pachamama, la vilancha si, pero fue antes de nosotros, quién sabe como lo harían los antiguos” [Pedro Jerónimo 1993]. Para Don Pedro las ceremonias andinas “eran cosas de los antiguos”, ellos eran “devotos de los santitos”. Zoilo Jerónimo nos cuenta que todo su interés surge cuando, hace unos doce años atrás, la escuela básica de Potrerillos, “hace un trabajo para competir a nivel regional con los valores de la raza. Los niños comenzaron a buscar gente para que los apoyara y me entrevistaron, me preguntaron quién era yo, cómo había nacido, cómo me habían criado, cuáles eran mis alimentos, cuáles eran mis recursos naturales, de dónde sacábamos la plata, todo eso figura en ese trabajo, sacamos el primer lugar” [Zoilo Jerónimo, 1993]. Realizar este trabajo le había permitido ordenar sus conocimientos “sus recursos”. Lo mismo que le contaba a los niños, lo contaba en los encuentros de pueblos indígenas organizados por la CEPI. El segundo paso fue la creación del Centro Cultural Colla y su legitimación jurídica: “en Copiapó estamos tramitando la personalidad jurídica, somos 40 personas mayores de 18 años, claro que como raza habemos más de 100, pero ya van a llegar, tenemos buenos valores, buenas visiones, por eso tenemos que juntarnos y organizarnos, y así organizados podemos decir varias cosas, decir lo que sentimos” [Zoilo Jerónimo 1993]. El año 1992 se organiza una señalada y floreo del ganado, con el apoyo de personas y organizaciones regionales. Zoilo Jerónimo será el organizador de las ceremonias: “son actuaciones totalmente sagradas, en el floreo está

acariciando y valorizando en forma espiritual lo que la naturaleza y Dios le da a uno, está aprovechando de ofrendar, la ofrenda es muy natural, está en las sagradas escrituras, en todas las leyes religiosas está la ofrenda, el diezmo, se ofrenda el mejor animal, la parte tierna, y la otra se sirve a todos los trabajadores, son estas más o menos, las cosas que uno trata de buscar” [Zoilo Jerónimo 1993]. El año 1995 se reconoce legalmente la Comunidad Indígena Colla de Potrerillos, constituida principalmente por la familia Jerónimo-Escalante, cuyo objetivo era “realizar un trabajo de recuperación colectiva de las prácticas socioculturales colla” [Paño 1997]. Ese mismo año se constituye la Comunidad Colla de Paipote, y en 1996 la Comunidad Colla del Río Jorquera, siendo las primeras comunidades colla inscritas en los términos de la Ley 19.253. LOS COLLA: HUASOS O GAUCHOS Uno de los temas que interesa y siempre aparece en torno a la caracterización étnica de los colla, tiene que ver con sus relaciones con los grupos que viven en Argentina, bastante más numerosos. Los colla, sobre todo los del sector de Potrerillos, vienen, en su mayoría del noroeste argentino: mi abuelita era argentina, se llamaba Eudosia Berazay, mi abuelito, no sé como se llamaba, era Ramos y mi papá Jesús Ramos, todos vinieron del otro lado de la cordillera, de esa parte de Fiambalá, del lado de Tinogasta, de Palo Blanco y ellos se vinieron por acá en animales [Esteban Ramos, 1993]. La familia Jerónimo era “del norte de Argentina, de los valles de Salta, de Potrero Grande, se vinieron con sus animales, hasta

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con llamas, con ellos llegó chiquitita doña Damiana Jerónimo” [Esteban Ramos 1993]. Para Zoilo Jerónimo [1993], “los valores más cototo que tenemos son de herencia argentina”. Zoilo Jerónimo, a pesar de reconocer que muchos de los valores colla “son de herencia argentina”, y que sus abuelos vienen de Argentina, es capaz de distinguir los “colla” de los “cuyanos”. Tengo varios amigos Aróstica, del Río Jorquera, tienen la misma historia nuestra, vienen de Argentina, pero no son de la raza coya, son razas cuyanas, son huasos ya, se dicen huasos crianceros de animales y mineros, hay gente con buen recurso allá, hay familias artesanales, incluso tengo mandado a hacer unos ponchos por ahí, los hacen lindos [Zoilo Jerónimo 1993]. No los considera de la misma “raza”, pero hacen lo mismo que ellos, incluso algunas cosas, los ponchos, hasta mejores. Don Pedro Jerónimo habla de los constantes viajes que realizaban a Argentina, de sus parientes en Saujil, Tinogasta, Fiambalá, Palo Blanco, y de los bienes que intercambiaban: Usted sale de aquí en la mañana y llega a medio día a Fiambalá. Nosotros llevábamos el cuero de cabra, llevábamos palas, pomadas, mentolato, esas pomadas las compran mucho, compraban palas chilenas porque las argentinas eran muy malas, eran palas usadas no más. Eso vendíamos allá y con esa plata comprábamos los víveres, eran muy baratos, el azúcar, harina, todo para echar a la olla, comprábamos ropita, si la platita alcanzaba [Pedro Jerónimo, 1993].

Los vínculos trasandinos son un tema recurrente en las conversaciones sobre el mundo colla. LAS COMUNIDADES COLLA Después de la inscripción de las comunidades de Potrerillos y Paipote en 1995, vinieron las de Río Jorquera y sus afluentes en 1996, la de Pastos Grandes y la de Sinchi Wayra en 1998 [González 2000]. Hasta diciembre del año 2001 existían cinco comunidades legalmente inscritas: Diego de Almagro, Sinchi Wayra, Pastos Grandes, Comuna de Copiapó y Río Jorquera y sus afluentes, provenientes de tres zonas geográficas con presencia colla: Tierra Amarilla, Diego de Almagro y Copiapó, todas ellas con una predominancia de asentamiento en las zonas urbanas59. El año 2002 se produjo una división de la Comunidad Río Jorquera y sus afluentes y surgieron dos nuevas comunidades: Wayra Manta Tujsi y Pacha Churicay. El principal objetivo de estas comunidades es, sin duda, “la recuperación de tierras y aguas” [Paño 1997]. Sin embargo, la historia de cada una de ellas es diferente [Paño 1997, González 1997, 2002].

59 En la comuna de Diego de Almagro los collas se encuentran relacionados a las localidades de Diego de Almagro, Potrerillos, Inca de Oro y las quebradas aledañas; en la comuna de Tierra Amarilla tenemos población urbana en las localidades de Tierra Amarilla y Los Loros y rural en Río Jorquera, Río Pulido y quebradas aledañas; en la comuna de Copiapó comprende la población urbana de Paipote y Copiapó y la población rural de Hacienda La Puerta, Quebrada de San Miguel, sector el Bolo y Pastos Grandes [Conadi 2001].

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LOS TEXTOS Y EL SER COLLA La mayoría de los autores que se han preocupado del fenómeno de la etnicidad resaltan la importancia que tienen los textos escritos en la etnogénesis de los grupos humanos que intentan diferenciarse culturalmente [Eriksen 1993, Dietz 1999]. Cuando conversábamos con Zoilo Jerónimo en 1993 y le preguntábamos por algunos textos escritos que hubiera presentado en los Encuentros Nacionales de Culturas Indígenas, organizados por la CEPI invariablemente nos contestaba que “no llevaba informes escritos, llevaba artesanías, muestrarios, del marai, cosas de fierro, las dejaba allá, iban en tamaño reducido” [Zoilo Jerónimo, 1993]. La necesidad de textos escritos la va a satisfacer Oscar González, autodenominado Oscar Pacho-Kolla González [González 1997, 2000, 2002], siendo el más importante la Memoria Histórica del Pueblo Indígena Kolla [2000]. En este texto, de cuatro páginas, González primero aborda el problema de la continuidad cultural, trazando el origen del pueblo kolla “a la etapa final del Imperio Tiwanaku de Bolivia, una gran civilización andina preincaica” [2000: 1] y describiendo una serie de etapas que demuestran que los actuales colla de Copiapó son los descendientes de los miembros del señorío colla formado entre el 1000 y el 1100 DC [2000, 1-2]. Además, le da una mayor profundidad histórica a la presencia de los kolla en la región, situándola en el

siglo XVIII60 [aunque todos los datos que tenemos hablan de fines del XIX y comienzos del XX]. En segundo lugar, se preocupa de demostrar su pertenencia al mundo colla, señalando que un antepasado suyo, fue presidente en 1912 del Sindicato de Arrieros, considerada la primera organización colla. Este fue Santos Gonzalez Vallón61. La Comunidad de Sinchi Wayra, de la que fue su creador, está conformada por el “ayllu” de los González Vallón-Quispe. En tercer lugar, coloca a los kolla como objeto de persecuciones de Gobierno Militar de Chile a partir de 1973 y es así como “son arrinconados en sus lugares de vida […] los militares recorren la cordillera continuamente, llevando a cabo una serie de abusos, lo que influye enormemente en las hermanas Quispe, quiénes en un sacrificio o ritual ofrendan sus vidas a la Pacha” [González 2000: 3]. En cuarto lugar, señala que estas comunidades “históricamente han vivido en su hábitat cordillerano y debido a presiones socioeconómicas la mayoría bajó a las ciudades o poblados […] hoy nuestro pueblo ha ido recuperando paulatinamente la práctica de nuestra cultura, es así como las ceremonias, los carnavales, los ritos, las

60 Oscar Pacho González sostiene que los primeros registros de colla en Chile datan de 1750, en la zona de Taltal, y que tuvieron una lengua denominada kakán, que existió hasta la llegada de una empresa minera estadounidense http://www.soc.uu.se/mapuche/news/merc020114.html. La lengua kakan corresponde, en realidad, a la lengua hablada por los diaguita (Nardi 1979). 61 González dice que “son los kollas que habitan los alrededores de Potrerillos que crean un sindicato de arrieros” [2000: 2]

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ofrendas, las dulce mesas, los años nuevos están siendo consagrados poco a poco, año tras año, en algunas comunidades” [González 2000: 4]. Según González [2002: 1], “los originarios collas de la tercera región, no están en extinción, sólo han guardado muy privadamente sus tradiciones, evitando así que inclusive sus hijos hereden esta cultura”. González denomina a esta noción su “hipótesis general” como parte de un texto que firma como Oscar Pacho-Kolla González, etnógrafo [sic]. Oscar Pacho-Kolla González se hace llamar ahora no sólo “etnógrafo”, sino también “espíritu de los cerros”, [2000], “el amauta”. LOS MARCADORES ETNICOS DE LOS COLLAS En términos generales, los colla han escogido un conjunto de ceremonias que actúan como marcadores étnicos: la señalada, el floreo, la vilancha, entre otros. Por ejemplo, en el Diario La Cuarta del 28 de junio del 2002, se señala que con motivo de celebrar el Día Nacional de los Pueblos Indígenas, los colla realizaron señaladas y floreo: COPIAPO.- Con señaladas y floreo de ganado, un ritual que consiste en marcar a los animales en la oreja y colocarles adornos con lanas multicolores, los integrantes de la etnia colla que viven en los sectores precordilleranos celebraron en el parque El Pretil el Día Nacional de los Pueblos Indígenas. Fue una fiesta típica hermosa, llena de colorido, cuya ejecución estuvo en manos del consejero de los collas de la localidad de Río Jorquera, Zoilo Jerónimo. Antes que

nada, el caporal agradeció a la Pachamama, (madre tierra) y le imploró por un mejor año no sólo en la abundancia de cosechas o multiplicación de animales, sino que también en la unión de todos los pueblos indígenas, incluido el diaguita que hasta la fecha no aparece como una de las etnias reconocidas en la nueva Ley Indígena. Posteriormente, las mujeres collas se metieron en un corral de cabras habilitado en el recinto, donde junto a la intendenta de la Región de Atacama, Yasna Provoste Campillay, que tiene ascendencia diaguita, y el seremi de Planificación y Coordinación, Claudio López Klocker, procedieron a la ceremonia de la señalada y el floreo. El primer ritual consiste en marcar a los animales en la oreja para que se distinga quién es su dueño. En cambio el floreo está directamente relacionado con el ciclo de vida de los animales, para lo cual se confeccionan adornos de lanas multicolores que son puestas como adornos en las orejas de los animales. Se trata de una fiesta colectiva que incluso, en los campos, da cabida al enamoramiento y la búsqueda de pareja entre los jóvenes collas. Además del ritual hubo una degustación de comidas típicas, como pan de rescoldo, mates, churrascas, asado de cabro, nueces, higos secos y pasas. También se ofreció al público una muestra artesanal, en donde destacó la presencia de los diaguitas que llegaron desde la comuna de Alto del Carmen, a quienes se unieron otras organizaciones multiétnicas que acogen a descendientes de pascuenses, aymaras y mapuches. Hubo cánticos y bailes, los que fueron premiados con aplausos por el público que llegó al lugar. La intendenta aprovechó de confirmar la próxima entrega de 8.900 hectáreas de tierras a la etnia colla en la cordillera de la

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Región de Atacama, lo que les permitirá solucionar el problema de forraje para el ganado caprino que durante el invierno tiene problemas para su alimentación. Claudio López, añadió que esta entrega de terrenos a las comunidades de Copiapó, Pastos Grandes y Sichi-Wayra es el reconocimiento a la cultura colla y a las acciones concretas de integración que está realizando el gobierno regional. En otra oportunidad, la comunida colla de la Comuna de Copiapó [Estación Paipote], con motivo de haber ganado un proyecto Fondart, celebró la vilancha o pay inka62, además de la señalada y el floreo: Con trajes, comidas típicas y en una localidad elegida desde sus ancestros para la realización de sus celebraciones el pueblo colla realizó el culto a la madre tierra. En el sector el Bolo, Quebrada de Paipote, la comunidad Colla de la comuna de Copiapó realizó la ceremonia Pay Inka o Carnaval del Inca cuya finalidad es mantener sus ritos y tradiciones en pos del bienestar de su pueblo, su comunidad, sus animales y la tierra. 62 Juan Pérez Bordones indica que “Este carnaval del inca se en otros lados se llama el pachacuti. El criancero hace una ceremonia donde se señala a sus animales y a la vez, hacen un sacrificio natural tradición. El año nuevo se hace con un cordero o un cabro los aymarás los hacen con un llamo. El carnaval del inca nosotros entregamos esa fuerza a la persona que donó el animal, durante la ceremonia, además, se dice quién será el próximo criancero elegido para el carnaval del Inca. En este momento la bendición da también para que el animal se robustezca y haya más animales y sobre todo la persona que entregó este animal para ese evento. En este carnaval del inca nosotros queríamos juntarnos todos los pueblos. Como pueblo colla nos sentimos muy orgullosos de haber ganado este proyecto Fondart, ya que nos ayuda a mantener las tradiciones y unificar las diversas comunidades collas y conformarnos en un pueblo” [Mineduc 2002].

Durante la celebración que partió a las 00:00 horas se constituyó la “Mesa Ceremonial” donde se procedió a consagrar el animal elegido por la comunidad que luego fue sacrificado con la llegada del “Nuevo Sol” y cuyo corazón se le entregó vivo a la pacha mama o madre tierra, posteriormente se realizó el “Carnaval del Floreo” y la “Señalada de los animales nuevos”, ritos que permiten, según sus tradiciones, aumentar el número de sus animales y fortalecerlos para el próximo año. En la ocasión, Juan Pérez Bordones líder de la comunidad sostuvo que ”como pueblo colla nos sentimos muy orgullosos de haber ganado un proyecto Fondart, ya que nos ayuda a mantener las tradiciones, unificar las diversas comunidades collas y conformarnos en un pueblo”, además insistió en la unión que debe existir en las diversas comunidades collas de la región y asimismo destacó la labor realizada por la Secretaria de Educación de Atacama y del departamento de Cultura de esta entidad por la preocupación y apoyo mostrado hacia los pueblos originarios. [Mineduc 2002]. Estas ceremonias son los medios a través de los cuáles los colla se muestran al resto de la sociedad regional como un ente diferente. LOS COLLA Y LA RECUPERACION DE TIERRAS Desde 1994 se ha desarrollado un proceso de traspaso de terrenos fiscales a las comunidades collas. En 1997 la Conadi encarga al Grupo de Investigación TEPU un estudio donde se expresa una primera demanda territorial de algo más de 50.000 hectáreas para tres comunidades indígenas: Potrerillos, Paipote y Río

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Jorquera [Molina y Correa 1995, 1996]. En 1998 se solicita un estudio geodésico a INAS Ltda., que estable una superficie disponible de algo más de 45000 hectáreas. El 2002 se determina la transferencia de cerca de 9000 hectáreas, divididas en 1279 há para la Comunidad Diego de Almagro, 1608 há para las comunidades Sinchi-Wayra, Pastos Grandes y Comuna de Copiapó y 6108 há para la Comunidad de Río Jorquera. En el Diario La Cuarta de Santiago del 18 de junio del 2002 se destaca la entrega de más de 6000 há a la Comunidad de Río Jorquera: COPIAPO.- En la sede de social de la etnia colla del sector llamado Río Jorquera se realizó una reunión en la que se informó a la comunidad de las disposiciones generales contenidas en los decretos de transferencia de terrenos fiscales, respecto a las condiciones de entrega de 6.108 hectáreas, además de las prohibiciones y las protecciones que les otorga la Ley Indígena. En el chachareo estuvieron presentes ene caporales de organismos vinculados con el tema, encabezados por el secretario regional ministerial de Bienes Nacionales, Rodrigo Rojas, y más de 30 integrantes de la etnia colla de Río Jorquera, sector donde viven unas 130 familias aproximadamente. Los que saben informaron que la transferencia de terrenos es a título comunitario para todos los casos y constituirán tierras patrimoniales con todos los derechos, usos, costumbres y servidumbres activas y pasivas, libres de hipotecas, prohibiciones, gravámenes, interdicciones y litigio. De acuerdo a la Dirección de Fronteras y Límites, los inmuebles están afectos a las

normas legales vigentes de las zonas fronterizas; la comunidad deberá permitir que el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) disponga de medidas sanitarias en animales y campos en riesgo debido a la cercanía de terrenos con la frontera argentina. Asimismo, en atención a la fragilidad del ecosistema árido y su vulnerabilidad de los recursos silvoagropecuarios la comunidad beneficiaria estará obligada a permitir que los organismos pertinentes implementen y apliquen medidas necesarias para los recursos. La entrega prohibe la corta de árboles y arbustos nativos, además que deben proteger las especies de la fauna silvestre como la vicuña, guanaco, chinchilla, vizcacha, y piuquén, entre otras. Las tierras indígenas no podrán ser enajenadas, embargadas, gravadas ni adquiridas por prescripción, salvo entre comunidades o personas indígenas de una misma etnia. Tampoco podrán ser arrendadas, dadas en comodato ni cedidas a terceros en uso, goce o administración. Junto con la explicación de estos antecedentes se entregaron las carpetas correspondientes conteniendo todos los antecedentes sobre la transferencia de terrenos fiscales, recibiendo consultas relacionadas especialmente con el tema de caza y aguas. Zoilo Jerónimo, consejero de la comunidad colla de Río Jorquera, agradeció la reunión y dijo que no estaban ni ahí con ningún movimiento ni acción que vaya en contra de las autoridades regionales porque estimaban que el buen diálogo que han tenido hasta el momento les ha dado mejores frutos que una actitud confrontacional. La última frase de Zoilo Jerónimo, ahora en la Comunidad del Río Jorquera, es bastante significativa, pues

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es reflejo de una división que se está produciendo ahora entre las comunidades colla. Por ejemplo, en la revista Punto Final, Pablo Segundo Escobar, también “representante de la comunidad indígena colla del río Jorquera y sus afluentes”, señala que a pesar que en los últimos años han tenido avances, producto del esfuerzo de sus dirigentes, un problema que persiste es el anti-indigenismo del gobierno [Bravo 2001]: No se cumple la disposición de la Ley Indígena que señala que cuando se discuten temas que tienen que ver con nosotros debe estar presente al menos uno de nuestros hermanos -denuncia-. También enfrentamos una discriminación constante de parte de funcionarios que representan al gobierno […] pero de las miles de hectáreas que hay sólo están dispuestos a entregarnos 600, lo que es insuficiente para criar nuestra masa ganadera que es la más grande de la III Región, con alrededor de 40 mil cabezas. Tendríamos que poner una cabra arriba de la otra y en poco tiempo se morirían de hambre. Y los colla también". Como una forma de protesta intentaron tomarse la sede de la Intendencia Regional en Copiapó con el respaldo de otras organizaciones indígenas. Esta actitud es compartida por otros dirigentes como, por ejemplo, Oscar Pacho González, elegido como Coordinador de los Asuntos Indígenas del Consejo de Comunidades Originarias Kollas, quién en una conferencia de prensa celebrada el 26 de abril del 2002 señala: Yo soy colla, no soy chileno, ya que tenemos pensamientos, actuaciones, ceremonias y religiosidad diferente, y mientras el Estado no nos devuelva nuestras tierras, nunca me consideraré como un chileno […] esto es

una burla ya que prácticamente tendremos que enseñarles a las cabras a andar en fila […] estamos dispuestos a tomar medidas extremas, ya que sabemos que somos capaces de frenar el desarrollo económico de la región, y para esto no trepidaremos en bloquear caminos y mucho más [El Chañarcillo, 27 de abril del 2002], “nos rebelaremos ante el Estado y de todos aquellos que de una u otra forma han perjudicado los derechos ancestrales que tenemos en este país” [El Atacama, 27 de abril del 2002]. Estas dos sensibilidades, que representan alineamientos incluso con o contra determinadas reparticiones estatales: Pacho González contra la Conadi y favorecido por las Seremi de Salud y Educación, Zoilo Jerónimo, favorecido por la Conadi, se han manifestado en un pequeño quiebre en las comunidades, aunque Juan Pérez Bordones quiera minimizarlo: valoro la gestión realizada por el sector de educación y el de salud en el apoyo al resurgimiento del pueblo colla. Hemos trabajado con ellos en muy buena línea y nos han incentivado a seguir adelante y lograr ciertas metas. No existen para mí las discordancias entre las diversas comunidades sino que existen discusiones. Con una buena participación de las comunidades nosotros demostramos la unión, la confiabilidad que hay entre las comunidades para trabajar, realizar cosas, artesanía, etc. [Mineduc 2000]. LOS COLLA: ENTRE LO ETICO Y LO ESTETICO Hace unos veinte años atrás los Colla centraban su vida ritual en torno a la devoción de la Virgen (de La Candelaria y otras cuyas imágenes ubicaban en ciertas quebradas, como la

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de Paipote). Algunos pueden señalar que en esta actividad se esconde el culto antiguo a la Pachamama (equivalencia Pachamama/Virgen). Probablemente algo de eso exista. En la actualidad, los colla ven en el mundo aymara una puerta para “re-volver” hacia su pasado y configurar desde esa vuelta, su identidad “re-vuelta”. Y han considerado que el culto a la pachamama es un buen inicio. Y tal vez por eso se deja de lado, en términos discursivos, el culto a la virgen, aunque no en términos prácticos. Los colla se dan cuenta que, ante un oscuro panorama que les niega su condición de indígena, buscan diferenciarse de la manera más extrema y evidente posible. Unos empiezan a recorrer el camino de vuelta, mirando hacia el pasado, hacia los antiguos, como los Jerónimo, y transforman el culto a la virgen en el culto a la pachamama, figura presente en lo que podemos llamar la “new age” colla, desde hace unos nueve o diez años atrás, manteniendo un perfil más “conservador”, si es que puede usarse esa palabra, con una orientación que podríamos definir claramente como ética, buscando en esta contenidos y formas rituales que los acerquen a la tierra, y desarrollando una filosofía de relación armónica con ella . Otros, optan por la figura de la “parodia”, con una orientación más bien estética. Es así como lo primero que resalta es la búsqueda de nuevas vestimentas “tradicionales”, distintas de las usadas hasta ahora por los colla, y la aparición de una serie de bailes colla. Oscar “Pacho” González viste a su gente con plumas y mantas y los hace bailar una “danza de la lluvia” con claras reminiscencias del “far west”

norteamericano. Las mujeres de río Jorquera usan vestidos negros largos, ceñidos al cuerpo, con un pañuelo en la cabeza. Esta nueva “librea étnica” entra en contradicción con lo mantenido por el sector de orientación ética, que busca su diferenciación en el mantenimiento y revalorización del traje “tradicional”, el vestido floreado (de china), con pañuelo y chupalla en la cabeza. Así lo señaló públicamente Leonidas Jerónimo (hermana de Zoilo): “el auténtico traje colla es este, y los otros son solo inventos de algunas personas”63. Luego de la diferenciación estética, se comienza a asumir un nuevo ethos ritual a partir de la venida de un amauta boliviano y la “ordenación sacerdotal” en Cuestecilla de tres amautas colla: Pacho Colla, Candelaria Cardozo y Claudio Campillay, evento producido el 2002. Desde ese momento podemos hablar de una progresiva aymarización en los rituales collas y en la adopción de nuevas formas, con nombres de inspiración quechua y aymara. Desde 2003, personajes hasta ahora identificados como Guías Espirituales en algunas comunidades, se comienzan a denominar “yatiris”, como el caso de la Sra. Jesús Cardozo, de la Comunidad Comuna de Copiapó, quiénes ya han incorporado la figura de Inti, mezclándola con emblemas que usan, como elementos centrales, iconografía de los indígenas del oeste norteamericano. A esta corriente se han ido incorporando paulatinamente la mayoría de las comunidades colla. Aquí surge el interés y la necesidad de explorar más en detalle los diversos

63 Hace unos años, un dirigente del Centro Cultural Diaguita de Copiapó le pedía a Yuri Jeria información sobre los Diaguitas, ya que “tenemos que hacer las vestimentas y los bailes típicos diaguitas” (Jaime Campillay).

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caminos y alternativas éticas y estéticas en este proceso de etnogénesis (o re-etnificacion) colla. EPILOGO Sin duda este no es un tema terminado. Hay discusiones, no sólo entre los collas, sino también entre los especialistas, respecto del pasado, presente y futuro de las comunidades colla. Tiene sentido, entonces, reflexionar sobre lo que significa “la verdad histórica” del pueblo colla, tal como queda definida en un documento que subraya que “corresponde a la versión oficial del Informe Final del Subgrupo de Trabajo Pueblo Colla, del Grupo de Trabajo Pueblos Indígenas del Norte” de la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato (2002): 1. NUESTRA DEFINICIÓN Nos definimos como el pueblo de la altura, la nieve, el frío y la puna. Somos el pueblo originario Colla de la III Región, en Chile. 2. NUESTRO ORIGEN El pueblo Colla es un pueblo originario de este territorio, cuyas fronteras nos fueron impuestas con la invasión española y luego con la creación de las repúblicas. Siempre hemos sido un pueblo andino. 3. NUESTROS PRIMEROS TIEMPOS En nuestros primeros tiempos teníamos un idioma propio, y que hoy desconocemos. En el plano espiritual-religioso, la Pachamama juega un papel integrador de todas las energías. Creemos en los espíritus guías, Tata Sol, Mama Luna. En nuestro territorio levantamos oratorios y apachetas. Creemos en las almas, ánimas y espíritus. Ante cualquier actividad que emprendemos,

tales como viajes y cosechas, efectuamos ofrendas, encendiendo “mecheros”, cuyo combustible es grasa animal. Cada 1º de noviembre celebramos el “Día de las almas, ánimas y espíritus”. En lo que hoy corresponde al día 21 de junio, celebramos el “Renuevo del año”. Tenemos hombres y mujeres religiosos, que curan las enfermedades, que atienden los partos. Existe una estrecha comunicación con la naturaleza y sus fuerzas: astros, animales, agua. En relación a la familia, el matrimonio, acordado previamente por los padres, se realizaba entre personas pertenecientes a diferentes grupos familiares. Entre las normas que determinaban nuestra conducta, que nuestros antepasados nos han transmitido, estaba aquella que prohibía a los niños ver el sacrificio de un animal, pues se le retrasaba el período en que comenzaba a hablar. También se les prohibía lo mismo a las mujeres embarazadas. Y cuando los hijos nacen, en su bautizo, los familiares, padres, abuelos, tíos, les entregan una donación, consistente habitualmente en animales, con fines, económicos, culturales y educativos. El bautizo consistía en un baño de agua con hierbas. Además, nuestros antepasados tenían sus propios juegos, entretenciones, tales como la taba, que se mantiene hasta el día de hoy. La economía del pueblo Colla en los primeros tiempos se basaba en la ganadería, la agricultura, la minería y el comercio internacional. La ganadería consistía en la crianza y manejo de animales (llamos, alpacas), y que incluía la aplicación de medidas sanitarias originales. Por las características ambientales de nuestro territorio, debíamos efectuar desplazamientos de invierno y de verano con los animales, al igual que hoy día, y a pesar de la usurpación de buena parte del territorio ancestral. También existía una

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explotación sustentable de animales libres, tales como el guanaco, la vicuña y la chinchilla. El aprovechamiento integral de los animales (además de la carne y la leche, la lana y cuero) permitió el desarrollo de la textilería y la talabartería. La agricultura consistía en el cultivo de granos en terrazas de piedra. La minería consistía en la explotación a pequeña escala de minas de cobre, oro, plata y azufre, posibilitando la existencia de la orfebrería colla. El comercio internacional lo ejercíamos mediante el trueque de productos con otros pueblos andinos, lo que implicaba desplazamientos hacia lo que hoy corresponde al territorio de Perú y Bolivia, además del norte chileno y noreste argentino. O tal vez puedan servir las palabras de Oscar Pacho González, escritas en su Memoria sobre la Comunidad Colla de Paipote: Hoy a las puertas del siglo XXI, el kolla de esta comunidad intenta revalorizar su contexto cultural y es así que esta comunidad de originarios muy lentamente ha dado comienzo a lo que se podría llamar una utopía, retornar a su habitat original llevando como carga el peso de una cultura que no le es propia, pero que es la única que ha conocido [González 1997]. O tal vez, debamos considerar un testimonio, por muy manipulado que sea, de un niño de cuatro años, del pueblo de Los Loros, comuna de Tierra Amarilla, en el valle de Copiapó, puede servir como una conclusión inconclusa de este trabajo: Los que vivimos en el pueblo somos collas y tocamos guitarra, tocamos bombos. Bailamos cueca: alguien toca una guitarra y nosotros bailamos. Los collas tocamos el bombo, pero lo tocan sólo los niños. Las

niñas no lo pueden usar. También jugamos con piedras. Eso se juega tirando las piedras, pero no son piedras de verdad, sino son de hueso de animal, parece que de dinosaurio. Los collas hacemos tejido; la tía en el jardín nos enseña a tejer. El tejido es de lana y sirve para hacer ropas. Es más fácil tejer en el telar; se van haciendo nudos. Es más fácil que amarrar un zapato. Los tejidos se pueden poner como un pañito en la cocina. Yo le hice uno a mi mamá. [Cuevas 2001]. O tal vez, …, porque la última palabra en este complejo proceso de etnogénesis aún no ha sido dicha. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS BOURDIEU, P. 1991 El sentido práctico. Madrid: Taurus. BRAVO, P. 2001 Gobierno, ¿anti-¿indigenista?.

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 1, año 2010, pp. 45-56, Copiapó

UNA ENTRADA A LA CULTURA DE CHILOÉ: Antropología e Historia

Rafael Pérez-Taylor y A.64

“…en Chiloé el clima es tan húmedo, las esencias forestales son de tal naturaleza, que es absolutamente preciso abatir los árboles, y éste es un serio obstáculo a la prosperidad de la isla”.65

“Este país boscoso, accidentado, me recuerda los lugares más salvajes de Inglaterra, lo cual no deja de causarme una cierta emoción”.66

C

Introducción

El Sur de Chile se caracteriza por tener una costa irregular, con una gran cantidad de islas de diferentes tamaños, entre ellas se encuentra una, la más grande por su extensión,

64 Doctor en Antropología. Investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas UNAM, México. 65 Darwin, Darwin en Chile (1832-1835), pág. 158. 66 Darwin, op. cit., pág. 182.

la Isla de Chiloé67. Ésta se configura desde el Paleozoico con un clima templado, fresco, oceánico, de invierno húmedo, lo que equivale a decir, el frío y la lluvia ocupan el mayor tiempo del año en la isla. Por otra parte, la primera población en llegar por la vía marítima fueron los Chonos, grupo étnico que posiblemente viene por mar desde más al sur, de Tierra de Fuego68. Con una forma de vida que se desarrolla principalmente de la explotación de los recursos del mar encuentra en Chiloé su lugar de refugio y supervivencia, más tarde llega del continente otro grupo que de forma aislada se incorpora de forma pacífica a vivir en esta región, los Veliche, que sin una tradición 67 “Más de cuarenta islas abarcan el Archipiélago de Chiloé….queda entre los 40 grados 44 min. De latitud sur y entre los 72 grados 45 min. Y 74 grados 30 min. De longitud oeste”. En Vázquez de Acuña, Costumbres religiosas de Chiloé y su raigambre hispana, pág. 13. 68 “hay indicios de que Chiloé fue ocupada antiguamente por poblaciones de cazadores recolectores marítimos, y después por grupos agro-alfareros de origen mapuche posiblemente en el curso de nuestra era”; en Legoupil, “Recolectores de moluscos tempranos en el sureste de la isla de Chiloé”, pág. 52.

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marítima buscan asentarse e integrarse a este tipo de vida. En el intercambio de las formas de vivir, el mar y la tierra se envuelven en el bosque de alerce de origen milenario, éste da y prodiga refugio en las casas y seguridad en las embarcaciones, se procuran formas de vida, a las que los arqueólogos no dan respuesta, de todas las interrogantes de aquellos tiempos. Lo que queda en claro, es que estos grupos no desarrollaron estrategias violentas y eran por lo tanto de naturaleza pacífica, y se estabilizan desde el primer momento de la migración y de la organización social de los dos grupos asentados. Sin embargo, queda claro que a la llegada de los primeros españoles en el siglo XVI, los Chonos habían desaparecido y quedaba de ellos muy poco en la cultura material; la información que nos ha llegado dice que probablemente el mestizaje o una nueva migración de regreso a Tierra del Fuego hizo que éstos paulatinamente fueran desapareciendo. De esta forma, cuando los primeros españoles estuvieron en la isla, con quienes se encontraron fue con los Veliches, conocidos también como Huilliche69; 69 “Estos ocupantes tempranos de adaptación marítima (Chonos) introducen cambios a su modo de vida, en tiempos tardíos como resultado de la penetración de grupos continentales, probablemente Huilliches, en el archipiélago. No obstante, persisten elementos culturales unificadores de la cultura regional hasta el presente (Rivas & Ocampo comunicación personal). A la llegada de los españoles la etnia Chonos, de sugerencia

los colonizadores vieron que estos grupos no representaban un peligro y en ellos buscaron y encontraron aliados para la ocupación del año de 1575; a partir de este momento, la Encomienda y la trata de seres humanos por parte de los españoles se convirtió en el acto cotidiano, emergencias que provocaron los levantamientos de 171270 y la paulatina desintegración de los grupos indígenas, algo que ya había comenzado desde mucho tiempo antes con las sublevaciones Mapuche en la Araucanía.

Los españoles al saber de la docilidad y pacifismo de los indígenas, los enviaron al Chile continental, migración forzosa que fue diezmando la población originaria de la isla71. Con estas estrategias políticas y económicas se garantizaba la paz en distintas protohistórica, se encontraba replegada hacia el extremo meridional del archipiélago: actual ubicación de la comunidad Laitec. Considerando estos elementos hemos sometido a prueba la hipótesis nula de homogeneidad genética de los grupos étnicos de Chiloé”; en García, Moraga, Soledad y otros, “Origen y microdiferenciación de la población humana del archipiélago de Chiloé”, pág. 540. 70 Ver: Urbina, La rebelión indígena de 1712. 71 “La población nativa sufre traslados masivos al continente a finales del siglo XVI y principios del XVII. Los jesuitas que llegan a Chiloé hacia 1608 se sorprenden del volumen de estas migraciones forzosas, al disminuir los indígenas encomendados en Chile por la sobreexplotación que provocó una crisis laboral y, la población chilota era idónea para sustituirlas. El intenso traslado de mano de obra hacia el Chile central durante el primer siglo de ocupación confirma esta observación. Puntualizamos, que a comienzos del siglo XVII, Huilliches del continente se incorporaron en un pequeño número –unos 300 tributarios– siendo rápidamente asimilados por la cultura insular.” En Montiel, “Historia de Chiloé”, pág.15.

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regiones en detrimento de la población de la isla, como mencionaba en su diario Charles Darwin en enero de 1835. “En ese país, único quizá de la América del Sur en que se puede viajar sin armas”72; este contexto, nos deja ver el nivel de civilidad de la población en Chiloé. Es el principio de pervivencias que se aglutinan alrededor de la vida y lo cotidiano isleño, lejos del continente, encerrados en sus propias prácticas y hábitos que les permiten desarrollar estrategias de cierta tranquilidad social. El nosotros en la isla de Chiloé

“La proximidad, como lo “cada vez más próximo”, se convierte en sujeto. Ella llega a su punto superlativo como mi inquietud que no cesa, se convierte en única y desde ese amor del que no se espera correspondencia. La proximidad es el sujeto que se acerca y que, por consiguiente, constituye una relación en la cual participo como término, pero en la cual soy más o menos que un término”73.

Emmanuel Levinas “Los chilotes viven como hace cien años, dedicados a la agricultura, la pesca artesana y la industria del salmón. La construcción es integra de madera, y en el corazón de cada

72 Darwin, op. cit., pág.180. 73 Levinas, De otro modo que ser, pág. 142.

casa hay siempre una estufa a leña encendida día y noche para cocinar y dar calor a la familia, los amigos y los enemigos reunidos a su alrededor. El olor de esas viviendas en invierno es un recuerdo imborrable: leña perfumada y ardiente, lana mojada, sopa en el caldero…”74.

Isabel Allende El sentido de la convivencia se convierte en la isla de Chiloé, en la forma de estar en cierta medida atrapado en la tierra y rodeado por el mar. Esta situación hace prevalecer en este espacio la producción de una frontera natural, donde los elementos de la naturaleza lo separan del resto del continente. Esta ruptura, si así la podemos llamar, es la condición que determina cierto aislamiento y con ello, se manifiestan los lazos de la ayuda mutua para poder sobrevivir.

Al sobrevivir, la pervivencia se convierte en el proceso de convalidación de los afectos y la fraternidad, lazos que logran estrechar el camino de un nosotros, los que estamos viviendo en la isla. Pensar en esta posibilidad denota que para lograrlo, primero hay que aislar cualquier conato de violencia y esto nos ubica en un terreno de tranquilidad social, organización social que apoya la unidad de las identidades en la aceptación de la diversidad.

74 Allende, Mi país inventado.

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El mar, se convierte en el vector que se hace presente para mantener la seguridad en un intento para formar en el nosotros la identidad chilota, mientras que en el interior, los lazos se estrechan a través del trabajo en una sus vertientes. En este sentido,

“Isabel hace una afirmación muy importante en su discurso; ella señala que la identidad chilota se sustenta en las manos chilotas que confeccionan la prenda textil, lana teñida y trabajada por manos chilotas independiente de la procedencia del material. Isabel pone el acento sobre el sujeto-chilote que elabora la prenda”75.

Trabajo e identidad conjuntan sus esfuerzos en el trabajo artesanal de las mujeres, como una de las manifestaciones de la presencia del nosotros; mientras que el mar se manifiesta en el trabajo de los pescadores, que en su rutina diaria establecen en la ayuda mutua, la supervivencia de sus vidas ante el embate de la naturaleza.

La proximidad se convierte en el establecimiento del orden cultural, como la predisposición que se tiene para el saber-poder vivir en la isla. Es decir, el estar cerca determina las formas del trabajo en la construcción de la identidad, mientras que en una segunda vertiente, las historias fundamentadas en la mitología de fusiones locales y occidentales

75 Miranda,… “Los diálogos del tejido en la construcción de la memoria”, pág. 7.

acentúan el sentir de lo vivido. Además, podemos considerar en este mar la separación continental, la isla sugiere en su propia natura el alejamiento, nos produce en las prácticas el estar separados para producir en el nosotros un sentido de pertenencia que predispone en la práctica, en el sistema de creencias un lugar que convalida esa proximidad. Historias que se comparten, prácticas y hábitos que formalizan las formas del saber vivir, focalizando su relación en la valoración del medio ambiente en el cual se está presente. Condicionamiento que marca la proximidad como una pauta cultural que debe aceptar la diversidad.

La aceptación de la diversidad elimina la noción de “otredad”, ya que ésta define la diferencia como parte de una “unicidad”, que va cargada en su ideología del lado negativo. Es decir, el otro siempre es el enemigo y es uno, se hace desaparecer la capacidad de movimiento, la paralización evoca un sentido de violencia en la práctica y en el discurso, mientras que la invalidación de este algoritmo se deja sentir en la aceptación de la diversidad, en la construcción del nosotros. Comprender esta precisión nos ubica en el terreno de un sistema de vida compartido, que en el nosotros permite saber vivir al tiempo de aceptar en el relato el correlato de la diversidad, observación que durante muchas generaciones ha permitido

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vivir en concordancia en el interior de la isla.

De esta forma, la vida en Chiloé

se convierte en el consentimiento y aceptación de la diversidad, cualquiera que sea. Atestiguando a lo largo de su historia que sus mentalidades se armonizan a través de la vida en común: en el nosotros los que vivimos en comunidad, donde todos sabemos quienes somos y porque estamos aquí, en Chiloé.

La vida en común

“La llamada originaria, que nos entrega y nos envía al mundo, sólo se oye en el irreductible retraso de nuestra respuesta, a través de nuestra voz alterada”76.

Jean-Louis Chrétien

Comprender a una persona ya es hablarle. Plantear la existencia de otro dejándole ser es haber aceptado ya esa existencia, haberla tomado en cuenta. “Haber aceptado”, “haber tomado en cuenta” nos remiten a una comprensión, a un dejar-ser. La palabra designa una relación original. Se trata de entender la función del lenguaje no como subordinada a la conciencia que tenemos de la presencia de otro, de su proximidad o de la comunidad con él, sino como condición de esa “toma de conciencia”77.

E

76 Chrétien, L´appel et la réponse, pág. 60. 77 Levinas, Entre nosotros, pág.18.

A pesar de los diferentes movimientos sociales que afectaron la región, levantamientos, la independencia del país y las diferentes guerras78 que azotaron esta parte del mundo, la organización social en Chiloé es una especie, de punto y aparte en relación con la solidaridad y el apoyo mutuo, acciones de lo cotidiano que hacen emerger en la vida diaria, el lugar donde se encuentran los vínculos de un nosotros, los que somos de la isla. En la época colonial no estuvieron exentos del ataque de los piratas79, naufragios de barcos de procedencia europea, las diferentes migraciones de arribo y salida80. Todo ello,

78 En el momento de la llegada de los primeros españoles a Chiloé se dice: “la guerra parece que era desconocida entre ellos. Así se comprende el grado de civilización a que habían alcanzado y los progresos que habían hecho en la agricultura y otras faenas de campo. La caza del chilihueque, carnero indígena, y la pesca ofrecían ocupación constante a estas pacíficas gentes”. En Cavada, Chiloé y los Chilotes, pág.18. 79 “En 1600 la población de Castro experimento otro flagelo menos temible que la viruela, a saber las invasiones de los corsarios”. “Ha en el Archipiélago como emblema de terror y de crueldad, el nombre fatídico de Simón de Cordes, feroz holandés que comandaba la escuadrilla de corsarios que invadió la providencia en el año ya citado”. Cavada, op. cit., pág.32. Otros corsarios y militares de origen holandés que atacaron Chiloé fueron Baltasar de Cordes, Antonio el Negro y el general Enrique Brouwer entre 1600 y 1670 aproximadamente, más otros de distintas nacionalidades europeas. 80 “las incursiones de los corsarios: Cordes (1600), que destruyó Castro; Spilberg, (1615), que saqueó Carelmapu; Broker, gobernador de las Indias Occidentales que asoló ambas poblaciones en 1643; Cliperton, que hizo reconocimientos en 1719. Además algunos geógrafos y exploradores extranjeros visitaron

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muestra un intercambio material y simbólico permanente de ideologías, formas de trabajar y de concebir el mundo circundante.

En este sentido, el universo de los

isleños se convierte en un paso más allá de las diferencias étnicas, que en su momento, separaron a través de la guerra de conquista, la encomienda y la independencia81. Separación y lejanía del mundo continental y del resto de los procesos de integración nacional, redundaron en un principio de encontrar en el en-sí mismo, el encuentro con el nosotros. Multiplicidad de eventos que encierran a los isleños en el mestizaje cultural, los mitos se renuevan con la presencia occidental y sus topónimos marcan el lugar desde una procedencia milenaria, que se materializa en la lengua, la narración, la naturaleza y ciertos miedos, producto del aislamiento en que vivían, producen el lugar de una cultura local, fundamentada principalmente en la

esas costas como King, Shauten y Le Maire, L´Hermite y Fitz-Roy”. “En 1767, el archipiélago fue segregado de la capitanía General de Chile y anexado al Virreinato del Perú. El traspaso fue favorable en algunos aspectos. La medida más importante fue la fundación de San Carlos de Chiloé (Ancud), más tarde fue elevada a capital. También se reorganizó la defensa con la internación de nuevo material bélico”. En Vázquez de Acuña, op. cit., pág. 17. 81 “el 14 de enero de 1826 se dieron las memorables batallas de Bellavista y Pudeto, que concluyeron con la dominación española en Chiloé”. En Cavada, op.cit., pág. 35. La independencia de Chile se firmó en febrero de 1818.

hospitalidad y solidaridad en el discurso. La comprensión del otro permite en su interior abrir las diferentes facetas de la identidad y la ideología a través de intercambios simbólicos y de la ayuda mutua para sobrevivir en este territorio. Rápidamente la distinción armada por los españoles de pueblos de indios y pueblos de españoles-criollos va desapareciendo, debido a como ya señalamos, a la salida al por mayor de la población indígena hacia el Chile continental, esta disminución, se ve fortalecida por la llegada de migrantes europeos, sea de forma forzosa o por vocación, la isla ve incrementada su población.

Denotar el sentido del nosotros82,

posibilita en la acción de las prácticas y de los discursos la capacidad colectiva de producir consenso, en cuanto al trabajo y principalmente en la relación que se tiene con la narración. Es decir, la oralidad marca en estas circunstancias el punto de reunión de la comunidad, es el lugar donde el intercambio logra su objetivo: contar historias sobre los diferentes sucesos acaecidos, que van desde el entramado que se teje en el mar hasta la vida en los pueblos, siempre

82 “Lo propiamente humano, no es, evidentemente, tal o cual rasgo de la cultura. Los seres humanos se ven influidos por el contexto dentro del cual vienen al mundo, y este contexto varía en el tiempo y en el espacio. Lo que todo ser humano tiene en común con todos los demás es la capacidad de rechazar estas determinaciones; en términos más solemnes, se dirá que la libertad es el rasgo distintivo de la especie humana”; Todorov, Nosotros y los otros, pág. 438.

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supeditado a la subsistencia diaria que provee el poder estrechar lazos de convivencia. Sobre todo, si tomamos en cuenta el medio ambiente en el que se desarrollan los medios de producción y recepción de los diferentes procesos.

De esta forma, el ecosistema

marca las pautas de la convivencia, por una parte por la forma en que se llega a la isla a través del mar, también por la obtención de una gran cantidad de alimentos que provienen del mismo lugar83. Mientras que por otra parte, viene de la tierra y el bosque, así como los materiales para construir sus casas en los diferentes pueblos. Con ello, las prácticas denotan en el movimiento de lo cotidiano, un estrecho vínculo con las formas del saber vivir y la supervivencia se convierte en el espacio de la solidaridad, ya que salir al mar, ese intrincado mar por la tormenta y el frío, se convierte en el lugar de poder conjugar esfuerzos para poder regresar después de la faena.

Mientras que el bosque con el

resguardo de su frialdad, cobija el territorio de la caza y la producción de la madera para las viviendas y la exportación al Perú en el período colonial, es otra de las fuentes de trabajo. Hacer la casa de “alerce” es fincar en la madera milenaria la duración de la misma, su

83 Hay que considerar que esto fue en el pasado; en el presente hay escasez de los productos del mar, debido al consumo industrial de la empresas transnacionales.

durabilidad resguarda la vida privada y la intimidad de quienes la habitan, es la fuerza de la naturaleza puesta en el orden de la organización social. En este sentido, el mar y el bosque proveen de satisfactores inmediatos, para marcar en la vida diaria el quehacer de la cultura como un proceso rutinario que da a las prácticas el lugar de la vida en común en el nosotros.

Cultura y prácticas imaginarias

“Empero, nuestra Isla, triste, tempestuosa, envuelta en húmeda y fría niebla, ofrece por la ley del contraste, en la buena estación el más admirable espectáculo; “sus días y sus noches de espléndida belleza; sus golfos y canales tienen la tersura del espejo, y sus islas de exuberante verdura semejan ramos de siemprevivas arrojados allí por la mano de dios para flotar sobre sus aguas”84.

Francisco J. Cavada

Lo cotidiano en un terreno hostil, se desenvuelve como ya mencionamos en el duro trabajo por la supervivencia, ante la inclemencia de los elementos, mientras en la casa las reuniones en la cocina alrededor del fogón se cuentan historias del acontecer en el mar y en la tierra, sobre las formas de enfrentar los elementos. En lo individual y en lo colectivo, se narran las experiencias directas e indirectas, que marcan en 84 Cavada, op.cit., pág. 55.

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los acontecimientos, los vínculos con el poder recordar los sucesos vividos. En ello, va la expectación que se produce en el terreno de la experiencia como resultado de la repetición de los eventos.

Sin embargo; en este vaivén de

eventuales repeticiones se van narrando hechos, cuya trascendencia, se mueve en procesos extraordinarios, que van más allá de toda razón y que son producidos al calor del fogón. En el discurso, se discurre sobre actividades que se han desarrollado en el mundo de la imaginación, un mundo que recrea una fusión paulatina entre diferentes tradiciones: la indígena y la europea en su relativa concatenación que enuncia nuevas acciones sobre el acto de narrar.

“Tal vez su vida en medio de bosques fragosos y solitarios, la vista de su cielo casi siempre sombrío y tempestuoso, sus luchas incesantes con el océano borrascoso y bramador, los huracanes que sin cesar baten sus playas levantando por las noches ecos pavorosos y extraños, vuelven su espíritu soñador, melancólico, supersticioso”85.

“Todavía resta decir que el chilote practica sin reservas la virtud de la hospitalidad, que la puerta de su casa, pobre o cómoda, está abierta para todos de día y de noche, generalmente, sin interés alguno”86.

85 Cavada, op.cit., pág. 74. 86 Cavada, op.cit., pág. 78.

Cultura y mito, envuelven en el nosotros la capacidad de envolver en el sistema de creencias, versiones de la vida práctica que ayuden a sobrellevar las inclemencias del tiempo, estableciendo lugares comunes entre las prácticas ancestrales en la isla y la mentalidad occidental. El resultado de esta nueva organización, es la capacidad que la vida en común tiene para producir en la ideología, credibilidades que permitan unir lo extraordinario con lo cotidiano. Es decir, el acto narrativo en la casa se convierte en la actividad por excelencia, para que las familias encuentren de qué hablar y en el proceso de comunicación, las historias adquieren sentido, como discursos verosímiles.

Estas historias, que provienen de los mitos, se suceden en el devenir del tiempo, en la acción recursiva, que hace presente en la memoria colectiva el acto de saber contar, la narración busca localizar espacios de estabilidad que ayuden a tener tranquilidad por los que no regresan de sus faenas, sea en el mar o por internarse en la oscuridad del bosque, la pérdida debe ser resguardada a través de un sentido de esperanza, que les diga puede que regresen un día, o bien, están en un lugar mejor que éste. El intercambio simbólico, producido, da la posibilidad de establecer en el ámbito de la memoria y el recuerdo la capacidad de mostrar que la vida en común tiene sentido. Existen

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diversas formas de plasmar en la narración el principio de comunidad y de entre ellas encontramos: La Ciudad de los Cesares87, un territorio imaginario que basa su existencia en la búsqueda medieval de un lugar milagroso, un espacio extraordinario que se basa en las creencias populares que intentan dar un sentido mágico a la credibilidad profana y al sentido religioso. Es un punto de convergencia judeocristiano, que produce en la búsqueda del paraíso el encuentro con lo maravilloso.

“El largo período medieval nos ofrece aquí el caso ejemplar de una dialéctica que sostiene, por una parte, la existencia sobre la Tierra del jardín del Edén que se volvió inabordable y, por la otra, la existencia de tierras felices que conservan rasgos del paraíso perdido y que sólo son accesibles a los audaces”.88

u La búsqueda e intentos de localizar un espacio de tales características se fundamenta principalmente, en el deseo de localizar el símbolo de la vida eterna. Historicidad, que tiene como punto de construcción las propias raíces del ser occidental y que va de la mano del pensamiento

87 Ver: Rojas, La ciudad de los Césares. Esta es una novela que marca la existencia de dicha ciudad. También puede verse en un contexto histórico: Cavada, op.cit., pág. 87-88. Esta obra es la fuente de primera mano sobre el tema. Un trabajo más reciente que intenta dar cuenta del trabajo histórico es: Estellé y Couyoudmdjian, “La Ciudad de los Césares: origen y evolución de una leyenda (1526-1880)”, pág. 283-308. 88 Delumeau, Historia del Paraíso 1, pág. 183.

que intenta dar un sentido real al paraíso terrenal, al tiempo de retraer el pecado original y la caída, al proceso de salvación. Encontrar la salvación, se enuncia bajo la perspectiva de la utopía y debe realizarse una cruzada para encontrar dichos lugares (en América se busca El Dorado, Kivira, la Ciudad de los Césares, entre otras más).

La Edad de Oro, se convierte en el espacio de un tiempo primordial, original y encubierto en la inocencia de una inmortalidad que manifiesta en el discurso y en sus prácticas, el retorno a lo perdido. La construcción imaginaria, bajo este nivel de representación, promulga el inicio de un peregrinar institucional para encontrar la ciudad. “Misioneros franciscanos y jesuitas y no pocas personas ilustradas emprendieron en el siglo pasado (siglo XIX) varias expediciones al Sur, con el objeto de descubrir la fabulosa ciudad”. De cualquier forma, “César-así se la llama- es una ciudad encantada. No es dado a ningún viajero descubrirla “aún cuando la ande pisando”.

“Una niebla espesa se interpone siempre entre ella y el viajero, y la corriente de los ríos que la bañan refluye para alejar las embarcaciones que se aproximan demasiado a ella”. “Sólo al fin del mundo la ciudad se hará visible para convencer a los incrédulos que dudaron de su existencia”, nos dice Francisco Cavada en su libro.89

89 Cavada, op.cit. pág. 87-88.

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El establecimiento de una pauta que oscurece el acto de la narración, acciona en el discurso el espacio de contradicción, que nos ubica; sí, es difícil entrar y no cualquiera puede ver lo que tiene frente de sí. Lo maravilloso se localiza en convertirse en el elegido y en el espacio de la cultura social, es quien no ha regresado, el que se ha perdido y existe en el ánimo de la comunidad una pequeña esperanza de su retorno. Mientras dure este impasse el discurso debe cubrir la ausencia, debe proseguir su camino en un proceso imaginario que manifieste el deseo de retorno del desaparecido.

Si el regreso no se produce, la

esperanza prosigue su camino en la producción imaginaria, al decirse a sí mismo, se encuentra en un mundo mejor: la ciudad de los Césares. Este pensamiento se convierte en su práctica, en el impulsor del mito, como parte de la cosmovisión chilota, es en la larga duración el punto de encuentro con un mundo analógico, que posibilita recuperar el paraíso perdido, justificación que únicamente se hace presente al vivir en comunidad; en un nosotros que reditúa en lo cotidiano de la isla en el entendido de la hospitalidad. Esto significa en la construcción simbólica, que una parte de esa “unicidad” siempre es migrante, mientras que la otra es llamada a permanecer en Chiloé, como parte intrínseca de los lazos familiares, el arraigo hacia la

naturaleza y las formas de ver y sentir el mundo.

Los primeros, llegaron del sur y

sucesivamente retornaron, no sin antes dejar en sus historias el encuentro con los mundos imaginarios, materializados en el mito, donde el mar, el bosque y la isla son la entidad práctica y discursiva en la producción de la cultura chilota. Una cultura que se hace presente en la aceptación del nosotros como la fusión de distintas diversidades, lo que conlleva a la noción de hospitalidad y de aceptación pacífica del otro.

Finalmente, un universo que se

mueve en la solidaridad, la esperanza y principios de aceptación de la diversidad, acumula en su seno la fusión de tradiciones que van más allá de las identidades locales, como parte de un proceso de pervivencia colectiva. Bibliografía

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA

Nº 1, año 2010, pp. 57-61, Copiapó

LA ALAMEDA MANUEL ANTONIO MATTA, EN COPIAPÓ. Visión crítica.

Danilo Bruna Bruna90 Origen Obedeciendo a una aspiración que la población había manifestado desde aproximadamente una década, por fin el 14 de junio de 1853, el Ministerio del Interior aprobó el siguiente Decreto: “Apruébase el Acuerdo de la Municipalidad de Copiapó, en virtud del cual dispuso establecer una alameda al oriente del ferrocarril, comprando para ello dos sitios, cuyo total valor asciende a 7.369 pesos 95 centavos con el plazo de cuatro años, debiendo abonar entre tanto el interés del diez por ciento anual. Tómese razón y comuníquese. MONTT. – Antonio Varas.” Ignoramos quiénes fueron los propietarios de aquellos “dos sitios,” pero el hecho cierto es que la Alameda fue una realidad, salvo que al parecer,

90 Historiógrafo. Museo Regional de Atacama, Copiapó, DIBAM.

en vez de álamos tuvo solamente pimientos, árboles que tampoco eran chilenos, pero que tenían la virtud de no exigir cuidados, de crecer con cierta rapidez y brindar sombra. El Primer Monumento El nombre original de Alameda o Paseo Nuevo, le fue cambiado en 1876, cuando en su sector norte se inauguró un busto del Libertador Bernardo O’Higgins, lo que trajo como consecuencia que oficialmente fuera mencionado como Paseo O’Higgins, y desde entonces las ceremonias cívico-militares tuvieron allí un espacio para evolucionar. El aumento de la población de la ciudad, hizo que el Paseo O’Higgins se viera más transitado por jinetes y carruajes, más aún, estando cerca de la Estación del Ferrocarril. El Segundo Monumento En 1863, llegó desde Francia la hermosa estatua “Alegoría a la Minería”, hasta hoy conocida vulgarmente como La Pileta de la Plaza. Entonces, las

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autoridades de la época le asignaron el sitio preferencial en pleno centro, para lo cual removieron del sitio la estatua ya existente allí desde 1853, y que representaba a Juan Godoy, Descubridor de Chañarcillo. Trasladaron la estatua de dicho minero a la Alameda, donde ha permanecido hasta hoy, aunque trasladada otras veces dentro del sector. Representa a un minero chileno luciendo el extraño atuendo de la época y que tanto había impresionado a los viajeros del siglo XIX, Darwin, Claudio Gay, Paul Treutler, Pérez Rosales y Faustino Sarmiento, entre otros. El Tercer Monumento El 18 de septiembre de 1885, fue inaugurado el Monumento a las Glorias de Atacama, con un masivo acto al que concurrió incluso, gente de Tierra Amarilla y de las haciendas del Valle. Es una obra en bronce del escultor chileno José Miguel Blanco; representa a La Patria ofrendando a sus hijos, los mineros soldados, una corona de laurel, en tanto sostenía en la diestra la espada vencedora. Un alto pedestal tiene como ornamento unas efigies de bronce de los oficiales caídos en combate. Una escena guerrera, también en bronce, representa el Asalto y Toma de Piragua, cruenta batalla que puso de manifiesto el temple de los soldados mineros del Batallón Atacama Nº 1, el 10 de noviembre de 1879. El Cuarto Monumento En 1905, fue inaugurado el monumento a Manuel Antonio Matta, líder del histórico Partido Radical, creado oficialmente en Copiapó en diciembre

de 1863, en el cual militaron casi todos los copiapinos de figuración pública en la época. Es una obra en bronce del escultor chileno Virginio Arias, y representa al político en la actitud de pedir la palabra en el Parlamento, ya que fue parlamentario en diversos períodos. A la inauguración de este monumento, el Gobierno envió una comisión oficial numerosa, y el Acto Público con presencia de las escuelas de la ciudad, fue masivo, apareciendo unas fotografías del monumento y personalidades, en la Revista Zig- Zag. Quinto Monumento En 1944, la ciudad de Copiapó cumplió 200 años desde su fundación oficial. La Colonia Libanesa, en agradecimiento por haber sido aceptados sin restricciones en la ciudad, y estando incorporados como ciudadanos con los mismos derechos y deberes que los naturales, orientó sus esfuerzos en mandar a elaborar un monumento. Consistió en un cóndor de bronce, con las alas abiertas como en actitud de emprender el vuelo. Una maciza plancha también de bronce, en caracteres libaneses y occidentales, expresaba el saludo de los libaneses “copiapinizados.” Sexto Monumento Es contemporáneo, al parecer de la década de 1940. Está ubicado en la Plazoleta de Ávalos y consiste en una efigie del “Adelantado don Diego de Almagro, 1480 – 1538, Descubridor de Chile Continental 1535 – 36.” Dicha efigie es de bronce, de unos 70 cm de

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diámetro, empotrada en una roca de más de un metro de alto. Séptimo Monumento Es contemporáneo. Consiste en un busto metálico, tosco, que representa al “Capitán Ignacio Carrera Pinto, 1848 – 1882.” Fue uno de los Héroes de La Guerra del Pacífico. Fue instalado durante el Régimen Militar, al parecer, por iniciativa de la entonces Secretaría de la Juventud, con motivo de cumplirse en 1982, el centenario del Combate de La Concepción. Comentario La Alameda fue remodelada con una millonaria inversión; trabajos que concluyeron el año 2005. Desde la década de 1960 había cambiado parcialmente. Durante el Gobierno Militar, el Monumento a las Glorias de Atacama fue aprovechado como punto de referencia en la construcción de un Mausoleo, al cual fueron trasladados los restos de algunos oficiales atacameños de la Guerra del Pacífico. Durante algunos meses fue muy visitado, constituyéndose en un lugar de atracción turística, en el que el Museo Regional colaboró museográficamente. Sin embargo al ser trasladado a Calama, a fines de la década de 1970, el Regimiento Ingenieros Motorizado Nº 1, propietario de los objetos históricos que se exhibían en vitrinas construidas para tal efecto, el Mausoleo perdió el atractivo turístico que aquel Regimiento le había impreso.

Daños naturales a los monumentos Debido a la alta sismicidad característica de la Región, los monumentos siempre sufrieron daños. Especialmente dos sismos, el del 4 de diciembre de 1918 y el del 10 de noviembre de 1922, rompieron los pedestales de ladrillos recubiertos con cemento, en algunos; o con planchas de mármol, en el caso de “Las Glorias de Atacama”. Las estatuas cayeron de sus pedestales, como cayeron numerosas casas de la época. En el caso del monumento a Juan Godoy, cayó de su pedestal hacia el año 1945, también por un sismo, quebrándose en tres partes. Algún mal intencionado se quedó con el martillo. Alrededor de un año y medio más tarde, fue reparado, se le dotó de un nuevo “combo” y se lo repuso en la plazoleta frente al templo de San Francisco. No sabemos desde cuándo fueron reinstalados los demás monumentos después del gran sismo del 22; pero se hizo costumbre repintarlos o barnizarlos cada dos o tres años. Daños Intencionales La Alameda tiene pocas casas habitadas, siendo en las noches un paseo muy poco concurrido y con una Discoteca a unos cuarenta metros de distancia, además de restoranes en las cercanías. Esto ha hecho que en horas de la noche los vándalos ocasionen daños al entorno sin preocuparse por ser vistos. En décadas precedentes, al monumento a las Glorias de Atacama le fue robada la espada que la estatua empuñaba en la diestra.

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Una bodega vacía, antigua pero en buen estado, ubicada en la esquina donde nace la calle Atacama, fue incendiada en horas de la madrugada, afeando el entorno. Durante los primeros meses de 2004, le fueron robadas dos planchas de bronce macizo al pedestal de la estatua Manuel Antonio Matta, que deben haber reportado a los vándalos unos sesenta kilos de metal. Durante el mismo año, le fue robada a la estatua Juan Godoy, el escudo chileno que tenía en una de las cuatro caras del pedestal. Dicho escudo tenía la particularidad de tener, en vez del huemul un brioso caballo. Además no era de bronce, sino de hierro, lo que nos lleva a relacionar el robo con un artículo aparecido por aquella semana, en El Mercurio de Santiago, en que el diario denunciaba que había tres monumentos en Chile que tenían aquel extraño escudo nacional. Otros daños, de carácter menor, han sido los rayados con pinturas sobre las bases de las estatuas, y los producidos por las patinetas de los adolescentes. Durante su última visita a Copiapó, el ex Comandante en Jefe del Ejército, General Emilio Cheyre, que había sido Comandante del Regimiento en Copiapó, visitó el Mausoleo militar y manifestó a la prensa su pesar por los daños que vio en el entorno. La Transformación de la Alameda En los trabajos de modernización de la Alameda ejecutados en dos etapas, la última de las cuales culminó en diciembre de 2005, la comunidad pudo apreciar, entre otras, las siguientes transformaciones:

1.- El busto del Libertador Bernardo O’Higgins, fue retirado. Ignoramos qué sucedió con su pedestal de mármol. Noticias radiales, por aquellos días, manifestaron que sería reinstalado en la Escuela que lleva el nombre del héroe. 2.-Una banqueta ornamental ubicada frente a la sede de los ferroviarios jubilados, punto naciente de la calle Atacama, fue demolido y reconstruido más moderno. Pero el original había sido construido con sentido artístico; el actual luce burdo, especialmente feas son las macetas, que carecen de las líneas elegantes que tenían las originales al estilo antiguo, aunque también eran de cemento. 3.-El Monumento de la Colonia Libanesa, permaneció guardado algún tiempo. Demolieron su pedestal original y le construyeron uno nuevo bastante feo. Las macizas planchas de bronce, una en texto árabe y otra en español, permanecieron durante meses en la oficina del ex Alcalde Marcos López, hasta que fueron puestas, apresuradamente cuando no resultó electo, sobre unas toscas piedras a ras del césped, dándoles así facilidad a los ladrones de bronce, que no tardaron en robárselas. 4.- El monumento a Juan Godoy, fue cambiado de lugar. Su antiguo pedestal y la fuente circular, ambas piezas originales de hierro fundido, fueron desechadas. En su reemplazo, se le construyó a la estatua un pedestal de concreto que ha suscitado el rechazo de gran parte de la población. 5.- Los nuevos postes de iluminación de la Alameda, han sido un buen aporte; como los del resto de la ciudad, tienen sus focos orientados directamente hacia abajo y su luminosidad no se pierde hacia arriba como ocurría con los anteriores. Sin embargo, el Monumento a las Glorias de Atacama, cuya altura

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sobrepasa a los actuales postes, en las noches luce mal, ya que la luminosidad le llega sólo el pedestal a la cintura de la estatua, por lo tanto el paseante nocturno ve solamente medio monumento iluminado. Comentario Final Esta “modernización” costeada por el Ministerio de Obras Públicas, debió hacerse con participación de la comunidad copiapina, lo que no se efectuó. Es probable que tampoco se haya solicitado el permiso respectivo del Consejo de Monumentos Nacionales, para evitar demorosa tramitación. Creo, sin embargo que, a pesar de los puntos señalados, ha sido positiva la Modernización. Sin duda lo mejor, ha sido la construcción de la Sala de Cámara, que ha contribuido a dar vida a la Alameda. Cuando los trabajos de la

primera etapa concluyeron, el impacto visual nocturno era agradable, salvo el detalle del punto 4 de estas notas. Sin embargo, el vandalismo no tardó en dañar severamente las luminarias a ras del suelo y la elegante cabina telefónica ubicada frente a la Sala. No conozco el edificio del Teatro próximo a inaugurarse; pero el exceso de vidrios hacia el oriente, le va a otorgar a las dependencias un excesivo calor y luminosidad, quizás impidiendo su uso durante los meses de verano. ¿Cómo no pensaron en semejante detalle? Faltó, además, haber construido en pleno paseo una buena caseta como puesto nocturno permanente para carabineros, y quizás unos baños públicos en el extremo norte del paseo, debido a la gran cantidad de personas que concurre a trámites al Edificio del MOP, donde se concentran varios Servicios Públicos.

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 1, año 2010, pp. 63-87, Copiapó

INVESTIGACIÓN, CONSERVACIÓN Y PUESTA EN VALOR DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO DEL PROYECTO MINERO

DAMIANA, EL SALVADOR, REGIÓN DE ATACAMA.

Carlos González G.91, Catherine Westfall92 y Carmen Castells Sch.93 Introducción Desde el 2003, por una invitación del Consejo de Monumentos Nacionales, a petición de División Salvador de Codelco y producto de la expansión del proyecto Damiana, que se enmarcaba dentro de la normativa legal ambiental imperante, el primer autor y la conservadora Castells, tomaron conocimiento de la existencia del patrimonio arqueológico de El Salvador, Comuna de Diego de Almagro, Región de Atacama (Figura 1). A raíz de la intervención arqueológica, que constató un conjunto de 13 sitios arqueológicos jalonados a la vera de un tramo de 4 km

91 Departamento de Cultura y Turismo, Ilustre Municipalidad de Diego de Almagro. Investigador asociado MRA. Programa Doctorado en Antropología (UTA-UCN), Becario CONICYT. E-mail: [email protected] 92 Taguatagua Consultores. E-mail: [email protected] 93 Patrimonio Consultores. E-mail: [email protected]

de camino incaico existente dentro de las dependencias divisionales (Vásquez et al. 2003), y dadas las determinaciones de la Resolución de Calificación Ambiental Nº 055 del 15 de Julio de 2003 de la Conama Atacama, los suscritos efectuaron durante el 2004 un estudio del referido tramo y de sus evidencias inmuebles y muebles, prosiguiendo el 2006 con medidas de protección (González 2006a), complementadas el 2010 (González y Castells 2010a). El trabajo realizado consideró las características viales del tramo (González et al. 2004) desde el punto de vista micromorfológico (Trombold 1991), como también su recuperación estética, debido a una intervención arqueológica errada efectuada previamente -ajena al inicio de nuestras actividades-, integrándose a las medidas de conservación desarrolladas. Durante estas labores arqueológicas se descubrió un total de 14 sitios arqueológicos (12 más que los reportados el 2003) y una variedad de artefactos y ecofactos (cerámica, restos conquiológicos, etc.), que dan cuenta de la incorporación de la localidad a una

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ruta caravanera preincaica, implementada al menos desde el 700 d.C. y que posteriormente el Inka reconceptualiza bajo su rúbrica. Como última etapa de este quehacer arqueológico, se definió e implementó un plan de cierres perimetrales y carteles con información patrimonial de los sitios arqueológicos adyacentes y cercanos al Camino del Inka. Del mismo modo, y como una de las más importantes actividades contempladas, se llevaron a cabo durante el desarrollo del proyecto arqueológico, actividades de educación patrimonial en torno al trabajo arqueológico y el conocimiento prehispánico de El Salvador. En consecuencia, se presentan y discuten en este artículo nuestras definiciones respecto a los aspectos patrimoniales de El Salvador, el trabajo arqueológico, de conservación y educación patrimonial que realizamos en el actual campamento minero, gracias al proyecto Damiana de División Salvador. Asimismo, se analizan las actividades emprendidas y sus proyecciones, tanto a nivel local, comunal como regional, enfatizando las significaciones patrimoniales de este proyecto, como la factibilidad de efectuar un trabajo arqueológico sistemático dentro de un marco minero productivo sustentable dentro de la Región de Atacama, destacando, igualmente, sus implicancias científicas, sociales y culturales. 1 Definiciones sobre patrimonio arqueológico y patrimonio minero-metalúrgico de El Salvador 1a.- Patrimonio Arqueológico

Esta definición se encuentra dentro de una denominación global, correspondiente al concepto patrimonio cultural, que de acuerdo a UNESCO “comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios, así como las creaciones anónimas, surgidas del alma popular, y el conjunto de valores que dan sentido a la vida, es decir, las obras materiales y no materiales que expresan la creatividad de ese pueblo; la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos, la literatura, las obras de arte y los archivos y bibliotecas” (UNESCO 1982). Así entonces, asimilamos el patrimonio cultural como un legado de nuestros antepasados, representado el fundamento cultural colectivo de nuestra nación, permitiendo el reconocimiento y el fortalecimiento de una identidad nacional y como país. Evidentemente, el pasado nos remite a una historia común, culturalmente distintiva, permitiéndonos reconocer nuestro entorno, como también a nosotros mismos (Ballart 1997:43), configurando un marco referencial identitario, desde un nivel individual hasta colectivo. De este modo, la identificación y la especificidad de un determinado patrimonio cultural, así como sus aspectos connotativos, se deben a la significación social, a la representatividad que reviste para una sociedad en particular (Simonetti 2005:98), como ejemplo de su singular proceso histórico. Incluso, se alcanzan niveles semánticos que integran a la humanidad en su conjunto, como acontece con las designaciones de la UNESCO sobre lugares y sitios que constituyen patrimonios mundiales únicos. Prueba de ello son, por ejemplo, las designaciones en Chile del campamento minero de Sewell en la

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Región de O’Higgins, las oficinas salitreras Humberstone y Santa Laura en la Región de Tarapacá, como del casco histórico de la ciudad puerto de Valparaíso, en la Región homónima; esperando en un mediano plazo que integre en esta categoría al Camino del Inka94. UNESCO también abarca los espacios naturales de especial significancia mundial, como es el caso de las Islas Galápagos en Ecuador95. Lo anterior deja entrever que el patrimonio cultural es la gran reserva de aprendizaje no sólo de un individuo respecto a su grupo humano, a nivel étnico, cultural y nacional, sino de toda la humanidad, comprendiendo distintos niveles de reconocimiento de tales expresiones, definibles como patrimonio local, regional, nacional y universal (Simonetti 2005), aspectos reconocidos por UNESCO. Complementando esta visión integrativa, se reconoce que el patrimonio cultural puede dividirse en intangible, contemplando todos los aspectos culturales inmateriales, reconocidos en las costumbres, los mitos, los ritos, el lenguaje, etc.; y por otro lado, tangible, que reúne el conjunto de aspectos culturales de naturaleza material, tales como las edificaciones, los sitios arqueológicos e históricos, los sitios fúnebres (cementerios y enterratorios, que a su vez son sitios arqueológicos, de tipo prehistórico o histórico), los útiles, los artefactos manufacturados o en proceso de elaboración, entre otros, pertenecientes a un grupo o sociedad

94 Actualmente 6 países sudamericanos, entre ellos Chile, están postulando ante UNESCO el Camino del Inka (Qhapaq Ñan) como candidato a Patrimonio de la Humanidad. 95 Ver información en: http://whc.unesco.org

en un tiempo y un espacio determinado. En este contexto es factible ubicar nuestro concreto proceder disciplinario, el arqueológico, ya que apunta hacia el estudio y el conocimiento de las sociedades humanas del pasado, principalmente a través de sus restos materiales abandonados, constituyendo lo que ha sido denominada como cultura material (Renfrew y Bahn 1998:9). Por lo tanto, la vinculación más directa del quehacer arqueológico es con el patrimonio cultural tangible, aunque ello no objeta aproximaciones hipotéticas al conocimiento de realidades intangibles de una sociedad humana extinta, por ejemplo, a través del estudio del arte rupestre o de las prácticas funerarias. Desde estas consideraciones nuestro trabajo, como expresamos antes, se aboca al estudio del patrimonio cultural tangible, pero se circunscribe en lo conocido como patrimonio arqueológico, que según Endere está “constituido por todos los restos materiales de culturas del pasado que puedan ser estudiados con metodología arqueológica, su contexto de depositación, así como la información que se obtengan de dichas investigaciones” (Endere 2000:216). Los restos materiales se encuentran por lo general dentro sitios arqueológicos de diversa funcionalidad, siendo evidencias concretas de grupos y poblaciones humanas ya desaparecidas, que nos entregan información sobre sus conductas, percepciones y modos de vida, independiente de sus específicas definiciones como sociedades de tiempos prehistóricos o históricos. En este punto, valga destacar que pese a la preferente orientación de las investigaciones arqueológicas hacia

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sociedades prehistóricas, la existencia de evidencias materiales durante tiempos históricos, incluso contemporáneos, posibilita la implementación de estudios arqueológicos, los que se complementan con registros escritos disponibles. De allí que la actual división instrumental entre arqueología prehistórica y arqueología histórica, radica en la distinción de los particulares ámbitos temporales de desarrollo disciplinar, aunque comparten la atención analítica hacia los restos materiales. Por consiguiente, el patrimonio arqueológico en Chile, como en cualquier otro lugar del mundo, nos permite acceder por medio de su estudio, conservación, difusión y puesta en valor, al conocimiento de nuestro pasado remoto y reciente como sociedad, representado una herramienta científica y social que posibilita estructurar una base identitaria del país y, en nuestro caso, de su realidad pluriétnica, como también del devenir histórico que nos singulariza. En esta dirección se comprende la relevancia de proteger y conservar el patrimonio arqueológico, ya que simboliza, al decir de Ballart, presencias sustitutivas que hacen de nexo entre personas y sociedades separadas por el tiempo, “por lo que son testimonio de ideas, hechos y situaciones del pasado” (Ballart 1997:66). En nuestro país existe desde 1970 un marco legal que protege el patrimonio arqueológico, que igualmente considera el patrimonio paleontológico, histórico, arquitectónico y natural. Nos referimos a la Ley Nº 17.288 de Monumentos Nacionales y su reglamento de 1990, que categoriza, registra, custodia y

norma el acceso y las intervenciones a los monumentos de tipo cultural y natural. Este cuerpo legal se complementa con la Ley Nº 19.300 de Bases Generales del Medio Ambiente de 1994, cuyo articulado y reglamento de 1997, junto con las modificaciones de la Ley Nº 20.417 de 2010, ha sentado las bases sobre el cuidado respecto al tema patrimonial y sus regulaciones sobre impactos ambientales de proyectos y/o actividades que generen modificaciones sobre el patrimonio cultural. Sin embargo, la promulgación de este marco legal no garantiza el respeto hacia la temática patrimonial que nos preocupa, sino que, y coincidiendo con planteamientos de la Sociedad Chilena de Arqueología, “serían responsables de la protección y conservación del Patrimonio Arqueológico todas las personas naturales y jurídicas, así como las instituciones privadas y del Estado. En este sentido, nos interesa destacar que es responsabilidad de las personas e instituciones no sólo la conservación de los sitios y objetos arqueológicos, sino también el registro de sus asociaciones contextuales” (SCHA 2007). Una efectiva vinculación entre el trabajo de investigación, conservación, protección y educación del patrimonio arqueológico ha estado presente en El Salvador, produciéndose el cumplimiento divisional de la legalidad vigente, al ampliar sus procesos productivos y responder a los requerimientos ambientales y de orden patrimonial. No obstante, la preocupación divisional trascendió lo meramente legal, apoyando variadas actividades que han contribuido a incrementar el conocimiento del patrimonio arqueológico y de la prehistoria de El Salvador. Testimonio de lo señalado son los compromisos

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con una estrategia educacional y de instrucción desarrollada por nosotros sobre el patrimonio arqueológico de la localidad, que comenzó con el proyecto de expansión minera Damiana, permitiendo una protección activa de los bienes patrimoniales presentes. La División ha mantenido este proceder en el tiempo, como lo demuestra el proyecto de la IV Ampliación del Tranque de Relaves Pampa Austral, implementado durante el 2006, que generó el rescate, estudio y protección de sitios arqueológicos de cazadores recolectores del Período Arcaico (circa 5000 a.C.) (González 2006b; Peralta et al. 2010), presentes en el área del tranque, que se ubica a 16 km al Norte de la ciudad de Diego de Almagro. Junto a estos trabajos arqueológicos en Pampa Austral, se implementó un plan de educación patrimonial y actividades de difusión sobre el rescate arqueológico, enfatizando la relevancia de estudiar y proteger el patrimonio arqueológico comunal, dirigido a estudiantes y diversas comunidades de la Provincia de Chañaral, desarrollándose también un programa de charlas obligatorias de inducción arqueológica para todos los trabajadores que ingresaban a cumplir variadas funciones en la ampliación del tranque. El patrimonio arqueológico de División Salvador, sistematizado desde el 2003, integra las evidencias arcaicas de Pampa Austral, numerosos testimonios arqueológicos industriales, históricos, asentamientos de los grupos Collas (Molina 2003; González y Castells 2010b) y las investigaciones realizadas en El Salvador, presentando en esta última localidad significativas evidencias mineras lapidarias en el sitio Mina Las Turquesas (en adelante MLT), explotado desde tiempos formativos

(500 a.C. aprox.) hasta históricos (1950 d.C.) (González y Westfall 2005), sumando también el cercano Cementerio Las Turquesas (en adelante CLT), un sitio funerario de los mineros caravaneros atacameños que explotaban la turquesa (alrededor del 1300 d.C.) (González y Westfall 2008). También está integrado por las explotaciones mineras cupríferas de tiempos incaicos (1500 d.C.), y por un tramo de Qhapaq Ñan o Camino del Inka (González y Westfall 2010). Este conjunto testimonia significativamente que el patrimonio arqueológico de la localidad puede caracterizarse con mayor propiedad bajo la categoría de patrimonio minero-metalúrgico, singularizando a El Salvador como un distrito minero por excelencia, abarcando tanto épocas prehistóricas como históricas. Hacia esa concreta definición patrimonial apunta el siguiente capitulo. 1b.- Patrimonio Minero-Metalúrgico Las variaciones diacrónicas de los procesos productivos mineros en Chile, como en todo el mundo, han producido una serie de evidencias de gran importancia patrimonial, que reflejan los diferentes momentos del desarrollo tecnológico en torno a la explotación de los minerales, al igual que demuestran las distintas aproximaciones sociales de los diversos grupos humanos que han configurado una verdadera cultura minera. Estas evidencias, los espacios productivos y los asentamientos mineros, conforman un patrimonio minero que representa la historia de los hombres que en distintos momentos del tiempo han estado vinculados a estos trabajos productivos. La atención arqueológica hacia estas evidencias más recientes se ha consolidado y

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especializado a través de la llamada arqueología industrial, consistente en un tratamiento arqueológico de la materialidad de características industriales, que en Chile está en sus albores. Por esta razón se ha considerado relevante conocer los procesos históricos mineros y las localidades asociadas, no sólo como una fuente de interés científico, que se configura por medio de un trabajo de investigación (previo a cualquier iniciativa de puesta en valor), sino también como espacios alternativos, especialmente aquellos abandonados, puesto que permiten por medio de un turismo cultural sustentable, el desarrollo de zonas mineras deprimidas (Carvajal y González, A. 2006). Según estos autores, existe en la actualidad una preocupación mundial por preservar para las generaciones futuras los utensilios y los materiales vinculados con las industrias tradicionales, entre ellos los vinculados con la minería, particularmente luego que finalizan sus faenas productivas, contándose en el presente con un sinnúmero de testimonios del antiguo funcionamiento de tales industrias. Esta situación puede observarse en casos “como los ferrocarriles, centrales eléctricas, instalaciones industriales del acero, textil ó carbón que forman parte de nuestra historia más reciente y que las nuevas tecnologías, la utilización de nuevos materiales –plásticos, por ejemplo- y modernas actividades han dejado en desuso y, en muchos casos, olvidadas (Carvajal y González, 2003)” (Carvajal y González, A. 2006:3-4). Desde este punto de vista, los restos materiales industriales abandonados, como por ejemplo los generados por los habitantes de las oficinas salitreras del Norte Grande,

han transitado desde un contexto sistémico, de funcionamiento pleno, a un contexto arqueológico (Schiffer 1972), de abandono de sus procesos productivos, como de la vida cotidiana de los mineros y sus familias; sólo recientemente estos sitios están siendo foco de interés sistemático de la arqueología (Vilches et al. 2008).

En esta proyección cultural y social se concibe el patrimonio minero, que procura la investigación, preservación, conservación y divulgación de cada uno de los elementos que lo caracterizan, siendo identificado en propiedad como patrimonio minero-metalúrgico, ya que no sólo contempla las etapas iniciales de la extracción minera, sino también las fases finales de este particular proceso productivo geominero. De esta forma, se comprende la importancia de preservar los enclaves mineros y sus distintos rasgos, en especial aquellos abandonados o que son parte de un proceso de cierre minero. A nivel mundial estos espacios forman parte de ecomuseos, parques culturales o museos abiertos (Carvajal y González, A. 2006) (como el caso de Sewell), reuniendo una amplia variedad de aspectos patrimoniales que, por lo general, permiten una visión integral de la cultura minera, abarcando particularmente lo tecnológico y lo social. Este es un tema pendiente en el caso de nuestra región donde, por ejemplo, el emblemático mineral de Chañarcillo se encuentra abandonado y sin proceder a su imperativo estudio arqueológico, como a planificaciones concretas enfocas a estructurar su puesta en valor Resulta evidente considerar al patrimonio minero abandonado como

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una posibilidad real de desarrollo local en el presente, bajo ciertas cláusulas de protección y puesta en valor con implicancias sociales. Previamente, deben realizarse investigaciones arqueológicas, antropológicas e históricas que den cuenta de las actividades mineras y sus entornos sociales, con la finalidad de reconstruir tanto los procesos productivos como la vida de las comunidades mineras, posibilitando un conocimiento integral de las culturas mineras desaparecidas

(Carvajal y González, A. 2006). Esta situación se constata en División Salvador, puesto que presenta un patrimonio minero prehispánico e histórico que lo distingue de otras localidades mineras en Chile, como de otros ejemplos que grafican algunos períodos del desarrollo industrial histórico, como Sewell, remitido al acontecer de un campamento minero de la primera mitad de siglo XX. En síntesis, en El Salvador el patrimonio arqueológico forma parte de un distintivo patrimonio minero-metalúrgico, remontándose a épocas prehispánicas, desarrollándose en tiempos históricos y proyectándose hasta una presente industrialización, representado sus testimonios pasados y presentes el continuum histórico de una localidad minera, considerando sus quiebres y particulares discursividades. Con el objetivo de dar a conocer el componente prehispánico y los antecedentes arqueológicos del proyecto Damiana, se describe y analiza a continuación nuestro trabajo.

2. Recientes investigaciones arqueológicas en El Salvador 2a.- Antecedentes de División Salvador y del Proyecto Minero Damiana

División Salvador corresponde a una de las filiales de la empresa estatal Codelco (Corporación Nacional del Cobre), cuyos depósitos comenzaron a ser explotados desde 1959, primero por la empresa estadounidense Andes Mining Company, que en 1913 había desarrollado faenas extractivas en Potrerillos, ubicada a 41 km al Sureste de El Salvador y a 2800 msn. Luego de la Nacionalización del Cobre en 1971, la entonces Compañía de Cobre Salvador pasa a manos chilenas, siendo con posterioridad disuelta en 1976 (Baros 2006), creándose Codelco y sus componentes mineros, entre ellos El Salvador. Esta División se ubica en la localidad homónima, a 1100 km al Norte de Santiago, en la Comuna de Diego de Almagro, Provincia de Chañaral, en la Región de Atacama, estando dividida en tres explotaciones mineras: “Inca”, “Campamento Antiguo” y “Damiana Norte”. Produce cátodos electrorrefinados y electroobtenidos de cobre, además de concentrado cupríferos, alcanzando 65.462 toneladas métricas de cobre fino en el año 2009 (Codelco 2009). El Proyecto Damiana, que debe su nombre a María Damiana Jerónimo, una de las más antiguas e importantes matriarcas Collas que habitó esta zona96, se ubica a 5 km al Sureste de la

96 María Damiana Jerónimo organizaba ceremonias religiosas y reunía a la comunidad Colla hasta su muerte en 1990, a la edad de 105 años, aproximadamente (Cervellino y Zepeda 1994).

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ciudad de El Salvador, a 2400 msm., con una superficie aproximada de 6 km². Corresponde a un proyecto minero dedicado a explotar los minerales oxidados de alta ley del yacimiento Damiana, actuando como foco de reposición respecto del mineral proveniente de la mina Campamento Antiguo. El mineral extraído es procesado en la actual Planta de Lixiviación de la Gerencia de Plantas de División Salvador, produciendo finalmente cátodos de cobre. El proyecto posee reservas mineras que alcanzan a 57.2 millones de toneladas, con una ley de 0.69 % de cobre total, planteándose en su oportunidad como continuidad del negocio hidrometalúrgico de la División un plazo de 13 años97; hoy prorrogado hasta el 2021. En 1995 se inician los estudios ambientales en División Salvador (Ley Nº 19.300), específicamente relacionados con el proyecto Damiana, lo que condujo el 2003, en el marco de la ampliación del rajo minero, la intervención del Consejo de Monumentos Nacionales y luego de nosotros, a raíz de procedimientos arqueológicos erróneos efectuados el año 2002 en una extensión de 1 km del camino inka, anteriores y ajenos a nuestra intervención, consistentes en 39 pozos de sondeo efectuados en la traza misma, dañando su integridad. La información adquirida en terreno por el Consejo de Monumentos Nacionales (Vásquez et al. 2003), permitió la formulación de los requerimientos legales específicos en torno al proyecto, desglosados en la Resolución Exenta 055 de Conama (15 de julio de 2003) -en

97 Conama, Región de Atacama. Resolución Exenta N° 055, Copiapó, 15 de Julio de 2003.

acuerdo con el citado consejo-, con las indicaciones de las etapas operacionales del proyecto Damiana y su relación con el patrimonio arqueológico existente, entre ellos, el estudio, restitución estética y protección de un tramo de 4 km de Qhapaq Ñan existente al interior de las dependencias mineras, junto con actividades de instrucción y educación patrimonial. Valga señalar que dentro del tramo, se encuentra un segmento con disturbaciones precedentes, como cortes y antiguas eliminaciones del trazado vial de variada longitud, por causa de las históricas faenas mineras industriales. Por lo tanto, a partir de estas consideraciones, tanto el Consejo de Monumentos Nacionales y la Conama Atacama aprobaron la puesta en marcha de este proyecto divisional, previa realización de los estudios señalados, llevados a cabo por los suscritos. 2b.- Alcances metodológicos sobre el trabajo transdisciplinario realizado Nuestra línea programática ha procurado sistematizar las evidencias prehispánicas de El Salvador por medio de un criterio de investigación transdisciplinario (arqueología, conservación y educación), planteándonos los siguientes objetivos: a) estructurar una secuencia de desarrollo cultural prehispánico, reconstruyendo la ocupación y dinámica prehistórica de la localidad; b) definir el estado del camino incaico, sus sitios asociados y materiales superficiales, como también las medidas respecto a su protección; y c) desarrollar una política de educación patrimonial y de difusión arqueológica. De esta manera, el eje analítico conformado por investigación-conservación-educación, ha regido

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nuestro quehacer arqueológico hasta la actualidad, comenzando con las evidencias viales incaicas. Así entonces, y sobre la base de la referida Resolución, se llevaron a cabo el 2004 los trabajos arqueológicos que se detallan, ocupando inicialmente los antecedentes de Cervellino (2002) y Vásquez y colaboradores (2003). Ellos identificaron un total de 13 sitios arqueológicos vinculados al tramo vial de 4 km. No obstante, durante el 2004 registramos otros 14 sitios arqueológicos. De ellos, 11 se localizan en el área del proyecto Damiana, asociados al Camino del Inka, mientras que 3 se emplazan en la Quebrada Las Turquesas, ubicada a unos 800 m al Norte del límite septentrional del proyecto Damiana, correspondientes a los sitios MLT (Sal 25), basurero histórico (Sal 26) y CLT (Sal 27). Este último y la MLT son redescubrimientos de sitios reportados por Iribarren (1972, 1972-1973) e Iribarren y Bergholz (1972, 1972-1973) (Figuras 2 y 3).

Por continuidad investigativa, se prosiguió con la numeración postulada por Vásquez y colaboradores (2003), razón por la cual a los 13 sitios iniciales conocidos, se agregaron los nuevos sitios numerados en forma correlativa desde el 14 al 27. Además, para una identificación más directa de los sitios con la localidad, se les agregó la abreviatura “Sal” (El Salvador). 3 Desarrollo del trabajo 3a.- Arqueología El 2004 efectuamos una prospección arqueológica pedestre del citado tramo del camino incaico y sectores contiguos,

entre el Túnel de Ventilación Nº 3 por el Norte y la actual ruta C-13 por el Sur, al interior del área industrial minera. Específicamente, se efectuó el registro en sentido Norte-Sur, entre las coordenadas UTM (datum 56/huso 19): 443.257 E / 7.096.793 N y 441.423 E / 7.093.375 N, sobre los 2680 msm.

Los trabajos consistieron en: 1.- caracterización y registro arqueológico superficial del camino; 2.- descubrimiento de 14 nuevos sitios (González et al. 2004; Westfall y Castells 2004), que se suman a los 13 sitios arqueológicos iniciales; 3.- especificación del estado de conservación del tramo y de los sitios asociados; 4.- restauración de los puntos dañados del camino (Westfall et al. 2008); 5.- definición de las medidas de protección de los sitios: y 6.- actividades educativas y de difusión, con la participación de los trabajadores de la División y de la comunidad local. Durante esta etapa, el número original de 13 sitios bajó a 11, ya que los yacimientos números 6, 7 y 8 (Vásquez et al. 2003), formaban una sola unidad, que se denominó sitio Sal 6-7-8. Luego, se trabajó en los 14 sitios nuevos (Sal 14 a Sal 27). Finalmente, de los 25 sitios determinados (Sal 1, Sal 2, Sal 3, Sal 4, Sal 5, Sal 6-7-8, Sal 9, Sal 10, Sal 11, Sal 12, Sal 13, Sal 14, Sal 15, Sal 16, Sal 17, Sal 18, Sal 19, Sal 20, Sal 21, Sal 22, Sal 23, Sal 24, Sal 25, Sal 26 y Sal 27), sólo 3 están alejados de la ruta incaica y del área de influencia del proyecto: MLT (Sal 25), basurero histórico (Sal 26) y CLT (Sal 27), tal como se indicó anteriormente. El redescubrimiento fortuito del sitio MLT (Sal 25), que se estimaba desaparecido desde el registro de Iribarren, producto del desplome

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gradual y continuo del Cerro Indio Muerto donde se localiza98, impulsó un rescate exterior de sus contextos culturales. En consecuencia, División Salvador, como parte integral de su política de gestión integral y dando cumplimiento a la legislación patrimonial vigente (Ley 17.288 de Monumentos Nacionales), patrocinó la recuperación del sitio y diversos análisis, mientras que el Consejo de Monumentos Nacionales aprobó la investigación de sus contextos materiales muebles e inmuebles, como parte de un proyecto independiente, que se realizó también el 2004. El sitio MLT (Sal 25) (coordenadas UTM: 444.254 E y 7.096.429 N, datum 56/huso 19) se ubica en la parte superior de la Quebrada Las Turquesas, a 2830 msm, en el Cerro Indio Muerto. Aunque Iribarren postuló una adscripción incaica del sitio (1972, 1972-1973), nuestras excavaciones en el exterior de la mina descartaron tal apreciación, determinando la existencia de un asentamiento preincaico y un taller de manufacturación de bienes suntuarios de turquesa, concha y hueso, con registros fundamentalmente prehispánicos, desde aproximadamente los 500 a.C. al 1500 d.C., aunque su explotación se proyecta hasta los 1950 d.C.

Algunos de los resultados más significativos de esta investigación han sido también la constatación de las características específicas del interior de la mina (eg. galerías, construcciones internas, avances) que la convierten en un sitio arqueológico minero único en 98 Este desplome se debe a los trabajos históricos de la minería subterránea, que desde 1959 hasta el presente han contribuido al derrumbe del mencionado cerro.

el país y a nivel sudamericano; asimismo, constituye hasta el momento el primer sitio excavado de minería lapidaria de turquesa en Chile. De igual modo, las definiciones culturales dan cuenta de interacciones circumpuneñas a lo largo de la secuencia ocupacional, reflejada por evidencias provenientes de las cuencas del Loa y de los oasis de San Pedro de Atacama, pertenecientes a poblaciones atacameñas que explotaron la turquesa y elaboraron abalorios, quienes en algunos momentos interactuaron con grupos locales, bajo modalidades sociales que están siendo estudiadas. En síntesis, se poseen evidencias de los períodos: Formativo, con ocupaciones mayoritariamente Atacameña y una exigua presencia Molle; Medio, con una abundante presencia Ánimas y un mínimo registro Atacameño; Intermedio Tardío, con un acentuado y exclusivo establecimiento Atacameño; Tardío, con una baja frecuencia Inka Atacameña; hasta mínimos indicadores Histórico Indígenas y Subactuales (González y Westfall 2005). A partir de esto, resulta evidente que el sitio MLT constituye un significativo representante del patrimonio minero-metalúrgico de la localidad, siendo en propiedad el primer testimonio de mineros lapidarios prehispánicos conocido a la fecha en la localidad y Región de Atacama. Por su parte el CLT (Sal 27) (coordenadas UTM: 443.910 E / 7.097.564 N, datum 56/ huso 19), localizado en la ladera Sur de la Quebrada Las Turquesas y a menos de 1 km de la MLT –con la que forma una unidad en términos de asentamiento-, presenta algunas fosas implementadas a partir de la superficie del sustrato calcáreo, saqueadas, con presencia de

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restos óseos humanos al menos en una de ellas; aunque sin evidencias muebles en esta fosa como en el resto de la superficie del sitio. Iribarren consignó en 1969 la disturbación reseñada, posibilitando comparaciones con nuestro registro y los datos de informantes locales, corroborando de esta forma su redescubrimiento y las variaciones del paisaje en el tiempo. El hallazgo de fosas mortuorias, la reciente localización en superficie de restos óseos humanos (fragmento distal de tibia derecha, vértebra toráxica y porción distal de un fémur derecho), además de un trozo de aguja de cactus (González et al. 2009), junto a la recuperación de un individuo momificado con sus ofrendas desde este lugar (Kuzmanic y Sanhueza 1984), reevaluado por dos de nosotros (González y Westfall 2008), nos señalan claramente la existencia de un sitio funerario prehispánico, que adscribimos a mineros caravaneros atacameños (1300 d.C.), quienes vivían en grupos familiares, trabajaban y morían en este foco minero de El Salvador .

Retomando el trabajo del camino incaico, registramos 120 “puntos de observación”, ubicados por GPS y relevados por medio de ficha tipo con información arqueológica, de conservación y con las características distintivas del paisaje (quebradas, elevaciones, etc.), además del empleo de cartas geográficas. Al mismo tiempo, se efectuó un registro fotográfico, seguido de un levantamiento topográfico del trazado vial, su entorno y sitios. La topografía permitió configurar los planos con las características constructivas de la vía y de las estructuras arquitectónicas contiguas o próximas, los hallazgos

puntuales (eg. fragmentos cerámicos), los hitos geográficos (eg. quebradas, bloque errático aislado, etc.), los deterioros antrópicos (eg. huellas de retroexcavadora, plataformas de sondaje geológicos, caminos mineros, etc.) y naturales (eg. escurrimiento de agua, madrigueras de roedores, etc.). Por consiguiente, no sólo se efectuó un relevamiento puntual del camino y sus sitios, sino que se integraron datos del entorno para interpretar el derrotero del camino y su vinculación con las evidencias arquitectónicas, bajo el marco teórico de Paisaje e Itinerario Cultural (Martorell 2003, 2008; Westfall et al. 2008; ICOMOS-CIIC99 2010).

El tramo vial estudiado presenta características casi exclusivamente “informales” (Trombold 1991), correspondiendo a una angosta “senda” despejada de 0.40 m de ancho promedio (Figura 4). El único registro diferencial, de carácter más “formal”, corresponde a una delimitación lateral de un camino de enlace con la ruta troncal, en el acceso Sur al sitio Sal 20. Otras excepciones, dicen relación con los sitios Sal 16, Sal 17 y Sal 24, sin vinculación directa al trazado vial, al igual que el sitio Sal 22, definido como un acotado foco de actividad lítica.

99 Comité Internacional de Itinerarios Culturales. “El objetivo del Comité es promover la identificación, el estudio y la puesta en valor de las rutas o itinerarios culturales y el significado que entrañan como un conjunto en el que reside su principal valor, así como la protección, mantenimiento y conservación de sus monumentos, grupos de edificios, restos arqueológicos, paisajes culturales y sitios, conectados todos ellos entre sí a través de valores culturales y lazos históricos. http://www.icomos-ciic.org/CIIC/ESTATUTOS_esp.htm

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Respecto a las evidencias inmuebles, prácticamente todos los sitios con restos arquitectónicos no presentan morfologías ortogonales (eg. irregulares, subcirculares, etc.) (Figura 5), de hilera simple, sin argamasa y de reducido tamaño, menores a 4 m de diámetro en el caso de las de formas subcirculares; además, exhiben baja altura, aproximadamente 0.50 m, considerando los colapsos interiores y exteriores. Sólo el sitio Sal 9 presenta arquitectura ortogonal, conformada por dos estructuras rectangulares contiguas de muros dobles con relleno, que posiblemente hayan sido activadas en tiempos incaicos, siendo reutilizadas en tiempos históricos. A su vez, por medio de recolecciones superficiales intensivas y no selectivas, se registró un total de 397 evidencias muebles, con mayor frecuencia prehispánicas (eg. cerámica, lítica) que históricas (eg. loza, vidrio), ubicándose tanto en la vía como en los sitios. Se encontraron en 22 sitios arqueológicos, siendo generalmente escasas (sitios Sal 1, Sal 3, Sal 4, Sal 5, Sal 6-7-8, Sal 9, Sal 13, Sal 14, Sal 16, Sal 17, Sal 19, Sal 20, Sal 21, Sal 22, Sal 23 y Sal 24), cuando no ausentes (sitios Sal 2, Sal 10, Sal 11, Sal 12 y Sal 15). Sólo los sitios Sal 18, Sal 21 y Sal 24, presentan contextos históricos, mientras que los sitios Sal 9 y Sal 14 exhiben contextos históricos con otros posiblemente prehispánicos. La fragmentación cerámica se concentró en el tramo vial, con un 48.5 % (101) del total de fragmentos cerámicos recuperados (208), formando parte de contextos prehispánicos (eg. diminutos trozos de mineral de cobre, desechos líticos y fragmentos de concha). El universo cerámico recuperado desde los sitios adyacentes a la vía, indica una

mayoritaria presencia de fragmentos asociados a los sitios Sal 14 y Sal 23, de características monócromas no diagnósticas. También se definió alfarería tardía Diaguita Inka en los sitios Sal 5 y Sal 6-7-8, Inka-La Paya en dos puntos del camino, Inka Cusqueña en Sal 3 y Saxamar. En gran parte el registro coincide con las indicaciones de Iribarren y Bergholz (1972, 1972-1973), Cervellino (2002) y Rivera (2002), salvo por la cerámica Inka-La Paya, la cual es abundante en los valles de Huasco y Limarí (Castillo 1998), no así en el valle de Copiapó, donde es común la trilogía decorada Diaguita Inka, Copiapó y Punta Brava. Niemeyer y Rivera (1983) tampoco encontraron cerámica Inka-La Paya en el camino del borde oriental del Salar de Atacama. Por otro lado, resulta destacable la recolección próxima al sitio Sal 4 de cerámica Ánimas I del Período Medio local (Figura 6), como de cerámica Ayquina (atacameña) en el sitio Sal 1 y de fragmentos de un aríbalo (Cervellino 2002), que adscribimos como Diaguita Inka100 (Figura 7). En consecuencia, se constató que la ruta fue al menos utilizada desde el 700 d.C., por el reconocimiento de cerámica Ánimas I, siendo luego integrada en plenitud a la red caravanera atacameña de raigambre Loa-San Pedro de la Región de Antofagasta, alrededor del 1300 d.C., para a continuación uniformarse con el trazado vial incaico hacia el 1500 d.C. De todas maneras, no descartamos una implementación anterior de la ruta caravanera que conecta el extremo septentrional de la Región de Atacama con los núcleos poblacionales de la

100 Cervellino recolecta en 2002 algunos de estos fragmentos, siendo obtenidos otros de la misma pieza con posterioridad, durante las tareas de recuperación estética del segmento vial dañado (Westfall y Castells 2004).

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Región de Antofagasta desde el Período Formativo atacameño, hacia el 500 a.C., debido a la presencia de cerámica Los Morros en el sitio MLT (Sal 25) (González y Westfall 2005; Uribe et al. 2004) (Figura 8). 3b.- Conservación En términos del trabajo de conservación del tramo y sus sitios (guiado íntegramente por Castells), se procedió metodológicamente a: 1) documentación y registro; y 2.- evaluación y propuesta de protección. La primera parte consideró la recopilación de antecedentes de carácter histórico-arqueológico y medioambiental, como de la información topográfica de División Salvador y de la cartografía del Instituto Geográfico Militar (IGM). Asimismo, se consignó información geomorfológica, geológica, climática, botánica y zoológica, integrando antecedentes sobre los factores de alteración antrópica y natural del patrimonio arqueológico del área. Mientras que el registro vial fue de tipo micromorfológico, consistente en la documentación de todas las manifestaciones arqueológicas superficiales, muebles e inmuebles, sus deterioros como del entorno. Luego del registro, las evidencias muebles fueron trasladadas al laboratorio arqueológico y de conservación implementado en El Salvador, completándose su descripción, mediciones y fotografías, para concluir con su lavado, rotulado y embolsado, separadas por materialidad y procedencia. Finalmente, en la segunda parte se evaluó el estado de conservación de los sitios y sus contextos, analizándose con mayor profundidad los deterioros del camino, sitios, entorno y evidencias materiales,

determinándose el grado de vulnerabilidad del conjunto. El concepto de vulnerabilidad se refiere al grado potencial de ser afectado por deterioros de distinta clase, hasta llegar a la total destrucción, definiéndose por tanto grados de vulnerabilidad bajo, medio, alto, hasta muy alto. En este sentido, la determinación de vulnerabilidad del tramo vial fue muy alta y de los sitios, alta a muy alta, siendo necesaria una propuesta de protección, considerada en la Resolución de Calificación Ambiental del proyecto, siendo complementada recientemente. Por consiguiente, se desarrolló en primer lugar la reconstitución estética del segmento vial dañado, cubriéndose los pozos con los mismos depósitos que se habían dejado al lado, utilizando un geotextil, recuperándose la integridad del trazado. A continuación, se plantearon y diseñaron cierres perimetrales de protección desde las definiciones físicas de cada sitio arqueológico, como protecciones individuales, considerándose como punto central las estructuras, agregándose la dispersión de los materiales culturales. Estos cierres cumplen la función de resguardo frente a los factores de deterioro y destrucción que pueden eventualmente producirse a lo largo del tiempo, con un área de amortización particular para cada caso (Westfall et al. 2008). Para este propósito, en el 2006 se implementaron los respectivos cierres, utilizándose para cada uno de los sitios un cerco perimetral conformado por un cable de acero que pasa por una argolla adherida a estacas también de acero, separadas cada 5 m y pintadas de amarillo. Se completó el trabajo con la instalación de dos carteles metálicos

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con largos soportes, también de metal, que permitieron su cabal entierro y perfecta visualización. De los letreros, uno posee información patrimonial y el otro de precaución (González 2006a) (Figura 9), con letras y fondo fluorescentes y reflectantes, para ser igualmente visibles de noche, ya que las faenas mineras son continuas, las 24 horas del día. Esta operación no dañó ningún sitio o materiales presentes. De este modo, se daba comienzo a la puesta en valor de los sitios.

Por su condición particular y su lejanía con el tramo vial, no se cerró el sitio Sal 25 (MLT), ya que se encuentra en un sector de acceso actualmente prohibido, por el peligro geomecánico de derrumbes constantes. Además, el 2010 se instaló un cartel de precaución y otro de información patrimonial, en el camino secundario que lleva al sitio. Estas acciones se suman a carteles complementarios dispuestos este mismo año en espacios aledaños al Camino del Inka, previa autorización del Consejo de Monumentos Nacionales (González y Castells 2010a). 3c.- Educación Patrimonial Durante el período en que se llevaron a cabo las actividades arqueológicas del proyecto Damiana, e incluso hasta el presente, se ha desarrollado un Plan de Educación Patrimonial sobre los trabajos realizados y la puesta en valor del patrimonio arqueológico. Esencialmente, se efectuaron charlas educativas patrimoniales y talleres participativos con un lenguaje masivo y con el empleo de material didáctico (presentaciones Power Point, fotografías, piezas prehispánicas, entre otros). En estos encuentros, a través del proceso de enseñanza-aprendizaje, se

explicitaba qué es arqueología, los objetivos, metodología y resultados de la investigación arqueológica, las medidas de conservación y protección implementadas, y qué hacer frente al hallazgo de un sitio arqueológico, concluyendo con reflexiones discutidas en conjunto. Por último, se entregó una visión general sobre los grupos culturales y el desarrollo prehispánico que caracteriza a El Salvador como un distrito con una antiquísima tradición minera, poseedor de un patrimonio minero-metalúrgico, único en la Región de Atacama y en nuestro país, uniéndolo al actual conocimiento prehispánico de la comuna de Diego de Almagro (González 2008). Esta estrategia educativa involucró a distintos estamentos divisionales, a modo de charlas de inducción arqueológica a los trabajadores, atendiendo a la significativa presencia de evidencias arqueológicas dentro de las dependencias de la División. Asimismo, se dieron charlas a estudiantes de los establecimientos educacionales de la localidad, pertenecientes a la Escuela Nº 1, Escuela Nº 14 y Liceo Diego de Almeida, abarcando desde 7º básico a 4º Medio y al Grupo de Ciencias del citado liceo. Además, se integraron al plan de difusión distintos actores sociales de la comunidad local. Las consecuencias del plan de educación patrimonial han sido positivas, con un gradual conocimiento respecto a nuestra labor, posicionando, finalmente, el tema arqueológico como un elemento cultural y social relevante e identitario de El Salvador, redundando en la protección del patrimonio arqueológico local, por parte de agentes de diferentes espacios

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sociales y laborales, fundamentalmente trabajadores y estudiantes. Lo anterior reafirma que la educación patrimonial representa una efectiva alternativa para internalizar el concepto de patrimonio cultural (Teixeira 2006), permitiendo la aprehensión de un determinado conocimiento, con un progresivo cambio de conducta, ya que nadie protege lo que no conoce y valora. Considerando, además, que la educación patrimonial posibilita un enriquecimiento individual y colectivo y una verdadera “alfabetización cultural” de un universo sociocultural y de un contexto histórico temporal en concreto (Horta et al. 1999, citado en Teixeira 2006). Este quehacer debe necesariamente concatenarse con la puesta en valor de los bienes patrimoniales, pues ella por sí sola no produce consecuencias sociales activas, a menos que vaya de la mano de una adecuada política educativa patrimonial. Conclusiones El conjunto de trabajos arqueológicos realizados dentro del proyecto Damiana de División Salvador permitió sistematizar las dispersas, en gran medida desconocidas y profusas evidencias prehispánicas de la localidad, contándose con sitios únicos como los redescubiertos MLT y CLT, los cuales se estimaban desaparecidos, además de 24 sitios asociados al tramo vial incaico de 4 km y un basurero histórico. En consecuencia, cuantitativa y cualitativamente se potenció y sistematizó el estudio de un área que presentaba un marcado déficit de atención arqueológica, tomando en cuenta el hiato de más de 35 años transcurridos desde los primeros

trabajos de Iribarren en 1969. Por lo mismo, en términos de la reconstrucción prehistórica, los resultados son significativos, reconstruyendo más de 2500 años de historia de un distrito minero. En efecto, a partir de la visión homogenizadora de Iribarren, que relacionó todas las manifestaciones arqueológicas al accionar incaico, entre ellos los sitios MLT y CLT, por la señera presencia del Qhapaq Ñan que transita por el Cerro Indio Muerto, los actuales trabajos han demostrado una presencia humana desde tiempos formativos en El Salvador, aproximadamente desde el 500 a.C., dedicada preferentemente a la explotación de la turquesa. Asimismo, son notables a lo largo del tiempo los vínculos culturales entre grupos locales con poblaciones del componente Loa-San Pedro, orientados hacia la obtención, procesamiento y manufacturación del referido bien lapidario, el cual termina siendo controlado en plenitud por los atacameños a partir del 1300 d.C., consolidando vínculos circumpuneños y demostrando que el extremo septentrional de la Región de Atacama participó activamente con los desarrollos culturales atacameños preincaicos de la Región de Antofagasta, quizás más que con los desarrollos locales (Molle, Ánimas, Copiapó); tema aun en discusión y que se está estudiando con nuevos antecedentes. Lo definitivo es que la presencia Atacameña no corresponde a una “cuña” poblacional que irrumpe en un territorio desconocido, sino que, desde nuestra perspectiva, representa la prolongación de sus espacios territoriales, dentro de concepciones

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políticas, económicas, socioculturales e ideológicas distintivamente circumpuneñas y puneñas, replegando a las formaciones sociales Molle, Ánimas y Copiapó a espacios más próximos al valle de Copiapó y a focos costeros en el extremo Norte de la Región de Atacama, configurando un panorama cultural prehispánico más diverso y dinámico que el comprendido tradicionalmente, definiendo a su vez al desierto como un escenario con ocupaciones culturales atacameñas preincaicas en plenitud.

A su vez, los registros nos demuestran por el momento que pese a la anexión de la localidad al Camino del Inka, el domino del Tawantinsuyu fue puntual y dirigido hacia focos concretos de explotación minera del lugar, complementándose con una incaización simbólica del paisaje. De igual modo, es importante consignar que es el Inka quien trae consigo componentes culturales Diaguitas, desconocidos previamente en la localidad y en el territorio de la actual comuna de Diego de Almagro. Indicadores Diaguita Inka se remiten en El Salvador al camino incaico, estando ausentes de la MLT, donde son Atacameños incaizados quienes, como mineros y caravaneros del desierto, manejan un conocimiento precedente respecto a la explotación de la MLT. Finalmente, y ya en tiempos históricos, se poseen antecedentes de explotación minera indígena y republicana, con una acentuada dedicación hacia la minería cuprífera, que se habría incrementado desde la época incaica. En el ámbito de la conservación, la restitución estética del camino incaico ha devuelto una visión integral del segmento vial que fue dañado,

eliminando deterioros que habrían acelerado su destrucción. Este procedimiento se une a la disposición de los cierres perimetrales de los sitios del tramo vial y de sus respectivos carteles patrimoniales, protegiendo por un lado el conjunto de sitios y, por otra, comenzando su puesta en valor, que se corresponde con la continua labor educativa patrimonial desplegada. En este sentido, los trabajos ejecutados han permitido aunar antecedentes para estructurar una particular historia minera en El Salvador, existiendo un patrimonio que testimonia ese desarrollo. De igual modo, puede constituirse en un futuro cercano, con adecuadas políticas de manejo de bienes culturales, en un espacio alternativo de desarrollo económico local, comunal y provincial, por medio de un turismo ecocultural, como el caso de San Pedro de Atacama. Esta posibilidad no sólo contempla aspectos económicos, sino también implicancias que apuntan hacia un desarrollo cultural para la localidad, la comuna de Diego de Almagro, la Provincia de Chañaral en su conjunto, como para la Región de Atacama. En esa dirección apuntan también los diversos proyectos culturales y patrimoniales emprendidos tanto por División Salvador como por la Ilustre Municipalidad de Diego de Almagro. Por último, los objetivos trazados han cumplido con la legalidad patrimonial y ambiental, al igual que con los propósitos arqueológicos, bajo el eje analítico transdisciplinario que aporta la conjunción arqueología-conservación-educación. Esta estrategia científica, enfocada a estudiar, proteger y difundir el patrimonio arqueológico y minero-metalúrgico de El Salvador,

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representa también un concreto ejemplo que es factible complementar la investigación y el cuidado patrimonial dentro de la gran minería del cobre en la Región de Atacama. Agradecimientos. A División Salvador de Codelco y a la Ilustre Municipalidad de Diego de Almagro, por apoyar decididamente nuestro trabajo. Agradecemos a los Sres. Julio Cifuentes, Jaime Rojas, Juan Aguilera, Eduardo Silva, Rodrigo Vargas, Jorge Aracena, Alex Calderón, Ernesto Ortiz, Jorge Bravo, Cristián Aguilera, Sergio Lau y Yermolay Peralta, como también a las Sras. Alejandra Acuña, Paola Olivares, Claudia Arancibia y Mónica Rojas, y a la Srta. Andrea Acuña. Particularmente, nuestro agradecimiento al Alcalde de Diego de Almagro, Sr. Isaías Zavala, como a los Sres. Gabriel Mánquez y Jaime Acuña; al Sr. Gabriel Cobo, Director del Museo Arqueológico de La Serena; al geógrafo-topógrafo Pedro Rodríguez por su trabajo con las láminas y confección de planos; y a todos los colegas y los especialistas que aportaron con su trabajo. Por último, el autor principal agradece la invitación a publicar de los Sres. Guillermo Cortés y Yuri Jeria, del Museo Regional de Atacama. Finalmente, nuestro agradecimiento a las comunidades de El Salvador y de distintos espacios de la comuna de Diego de Almagro, por sus múltiples gentilezas. Bibliografía BALLART, J., 1997. El Patrimonio histórico y arqueológico: valor y uso. Editorial Ariel, Barcelona. BAROS, M. C., 2006. Potrerillos y El Salvados. Una historia de pioneros. Corporación Minería y Cultura, División Salvador, Santiago.

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Qhapaq Ñan de El Salvador, Región de Atacama. Conserva 12: 97-109.

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FIGURAS

Figura 1. El Salvador en la Región de Atacama.

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Figura 2: Tramo de camino incaico estudiado en el Cerro Indio Muerto (línea blanca),

junto a la Mina Las Turquesas y el Cementerio Las Turquesas, vinculados con el actual mineral y la ciudad de El Salvador.

Figura 3: Vista hacia el Oeste desde el Camino del Inka, Cerro Indio Muerto. Al centro se aprecia El Salvador. Nótese las modificaciones del terreno.

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Figura 4: Camino del Inka en el tramo estudiado (señalado por el caminante, al centro de la fotografía), Cerro Indio Muerto, El Salvador.

Figura 5: Estructura aledaña al Camino del Inka, Cerro Indio Muerto, El Salvador.

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Figura 6: Cerámica Ánimas I (puco). Figura 7: Cerámica Diaguita III (borde

aríbalo).

Figura 8: Cerámica Los Morros (LMS-B1), del sitio MLT.

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Figura 9: Cierre perimetral y carteles patrimoniales en sitio Sal 15, inmediato al Camino del Inka.

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COMUNICACIONES

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 1, año 2010, pp. 91-97, Copiapó

DESIERTO FLORIDO: PATRIMONIO NATURAL DE LA REGION DE ATACAMA

Raúl Céspedes Valenzuela101

Antecedentes Históricos del Desierto Florido.-

Año 1831.- Claudio Gay, Naturalista Francés visitó la Provincia de Atacama en Invierno y no encontró Floración. Sólo 10 años después en 1840 lo pudo ver y apreciar en todo su esplendor. Año 1896.- Francisco San Román en su obra “Desiertos y Cordillera de Atacama”, hace referencia a esta parte del Desierto. Año 1965.- El distinguido Botánico Señor Carlos Muñoz Pizarro en su Libro “El Desierto Florido” lo describe por primera vez científicamente abarcando desde el sector de Chañaral a Los Vilos. Esta publicación científica sirvió por muchos años hasta la publicación de otros Libros sobre el tema. Año 1985.- Publicación del Libro “Flores del Norte Chico”, de la Sra. Mélica Muñoz Schick, destacada Botánica, Jefe del Dpto. de Botánica del Museo Nacional de Historia Natural de

101 Técnico Museólogo. Museo Regional de Atacama, Copiapó, Dibam..

Santiago; Ilustrado con fotografías a color del Sr. Sergio Moreira Espinoza. ¿Qué es un Desierto? Es una sección geográfica con carencia de humedad y vegetación, y donde predomina la aridez. No obstante nuestro Desierto de Atacama, presenta una característica muy particular que está asociada a la ausencia de precipitaciones. Y que estas, cuando se presentan cada cierta cantidad de años, causan verdaderos estragos en su ecosistema y población. Pero lo indudablemente que caracteriza un Desierto es una ausencia de precipitaciones y su Aridez. Tipos de Desierto.

El Desierto en Chile se puede dividir según su lugar geográfico, por ello vamos a revisar algunas de estas divisiones: Desierto Costero: Se caracteriza por sus nublados abundantes: Cielos cubiertos en las mañanas, alta humedad relativa y con neblinas matinales (Camanchaca), que abarca el Sector Costero de 40 a 50 Kish. de

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ancho. Se introduce en áreas más al interior aprovechando las quebradas existentes. Esta humedad asegura una escuálida vegetación. Desierto Normal: Se ubica hacia el Norte de la Cordillera de la Costa, o sea en la Depresión Intermedia. Se presentan cielos limpios, baja Humedad relativa de no más de 50%; altas temperaturas y casi nulidad de precipitaciones. Esta área alcanza hasta el sector de Chañaral. Desierto Marginal de Altura: Corresponde a un sector Cordillerano con altura sobre los 3000 m.s.n.m., y Temperaturas que varían desde los 0º a 6º Celsius, por cada 100 m. Estepa del Altura: En la medida en que se asciende a la Cordillera, adquiere las características de estepas. Desierto Marginal Bajo: Se presenta a partir de Copiapó y hasta las cercanías de las cumbres que llegan al Valle del Elqui.- Causas de la Aridez del Desierto:

Para precisar las causas de la aridez característica del Desierto, podemos señalar tres hechos relevantes que analizaremos a continuación: a) La Latitud; concebida como la distancia que existe entre un punto de la superficie terrestre del Ecuador y contada en grados de meridiano, presenta un sector de Alta Presiones que actúan como barrera natural de las masas de aire que provienen, impidiendo las precipitaciones. b) La presencia de la Corriente fría de Humboldt, corriente fría que se produce en las profundidades del Océano Pacífico, pero que sube a la superficie del océano, avanzando cual si fuese un río interior del océano. Por

efecto de los vientos del oeste, estrella las aguas de esta corriente contra la costa, generando así una gran nubosidad en la superficie el mar y en las tierras costeras que enfría las masas de aire en la base, las que se vuelven más estables. En el norte árido dicha neblina se llama Camanchaca, favorece directamente al desarrollo y supervivencia de ciertas especies de cactáceas. c) La Inversión térmica de los Vientos Alisios, es preciso señalar que los Vientos Alisios recorren las capas bajas de la superficie de la atmósfera sobre los 1.000 m., impidiendo que el aire pueda elevarse, ya que es más frío y por tanto más denso que la zona inferior, se produce entonces una fuerza tal que, termina por desviar las corrientes de aire.

Vaquita del Desierto

Pilme macho, coleóptero

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Añañuca Roja

Copiapoa (cactácea globular) y Garra de León.

Cartucho Terciopelo

Añañuca Amarilla

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Fenómeno del Niño.- Corriente del Niño, llamada así por los pescadores de Paite (Perú), que un 25 de Diciembre observaron por primera vez el fenómeno, que es un evento de aguas cálidas y baja salinidad.

Esto se debe al calentamiento superficial de las Aguas, con un espesor que debe llegar hasta los 30 m. de profundidad y con una Temperatura de unos 30º Celsius y que debilita el anticiclón del Pacífico.

Los eventos del Niño y de la Niña, se comenzaron a estudiar como fenómeno regional. Hoy se sabe que están ligados a variaciones del sistema océano – atmósfera a nivel global. Esto provoca lluvias poco habituales y que muchas veces ocasionan verdaderos diluvios en ciertos sectores de Sudamérica, y en especial en el Norte de Chile. Fenómeno de la Niña: Término empleado para describir un fenómeno natural de interacción océano-atmósfera, que ocurre en la región del Pacífico ecuatorial cada ciertos años y que se caracteriza principalmente por presentar condiciones de la temperatura del mar más frías que lo normal en una extensas área, entre las costas de Sudamérica y Oceanía.

Los vientos alisios que en

condiciones naturales se encuentran en la Región intertropical del Océano

Pacífico, soplando desde las costas americanas hacia el sector asiático, comienzan a ser más intensos, favoreciendo de esta manera el agua superficial más fría, hacia la parte occidental. Ubicación Desierto Florido102 Sin Presencia de Desierto Florido

102 Mapa Satelital III y IV Regiones, Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, Pontificia Universidad Católica de Chile, Octubre 1997.

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Con Presencia Desierto Florido

ECOSISTEMA “DESIERTO FLORIDO”

Nombres Científicos de Especies.- Flora Añañuca Amarilla (Rhodophiala bagnoldii) Añañuca Roja o revienta ojos (Rhodophiala phycelloides) Añañuca Blanca y Rosada (Rhodophiala aff. laeta) Borlón de Alforja (Phlychyrus peppigi ssp) Carbonillo (Cordia decandra) Don Diego de la Noche (Oenothera coq.) Rosita (Cruckshanksia verticillata) Cartucho Terciopelo, Flor de Jote (Argylia radiata) Pata de Guanaco (Calandrinia longiscaspa) Senecio

(Senecio brunonianus) Oreja de Zorro (Aristolochia chilensis) Garra de León (Leontochir ovallei) Suspiro de Campo (Nolana sp.) Amancay (Balbisia peduncularis) Palo Negro (Heliotropium stenophyllum) Cebollin de Huilli (Leucocoryne purpurea) Malvilla (Cristaria aspera) Copao (Eylychnia breviflora.) Rocío (Mesembryanthemum crystallium) Violeta de Campo (Viola asterias) Coronilla de Fraile (Encelia esecens) Ortiga (Loasa tricolor) Lirio de Campo (Alstroemeria magnbifica) Churco, Churqui (Oxalis gigantea) Cuerno de Cabra (Skytanthus acutus) China (Chaetanthera limbata) Copiapoa (Copiapoa dealbata var. carrizalensis) Gatito (Opunthia ovata)

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Insectos Vaquita del Desierto (Gyriosomus luczoti) Avispa Cazadora del Desierto (Laeviceps smith) Meloídeo Aves Jote de Cabeza Colorada (Cathartes aura) Bandurria (Upucerthia dumetaris hypolenca) Cernícalo (Falco sparverius) Aguilucho chico (Cathartes aura) Minero chico o Pachurra (Geosita cunicularia deserticolor) Diuca del Norte (Diuca crassi rostria) Queltehue (Vanellus chilensis) Culebras Culebra de Cola Larga (Tachymenis chilensis) Culebra de Cola Corta (Phylodrias chamissonis chamissonis)

Lagartos Liolaemus platei Liolaemus nigromaculatus Liolaemus copiapensis Callopistes palluma Iguana del Desierto (50 cms Hocico a cola) Mamíferos Guanaco (Lama guanicoe) Zorro Chilla (Pseudalopex griseux) Zorro Culpeo (Pseudalopex culpaeus)