Atatürk, Huntington y El Estado Unipartidista

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Universidad Católica Andrés Bello Facultad de Ciencias Económicas y Sociales Escuela de Ciencias Sociales Cuarto año de Sociología Sistemas Políticos Comparados Mustafa Kemal Atatürk y el Estado unipartidista (1918-1925) Rodolfo Bittkau 23 de julio de 2015

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Breve descripción del surgimiento al poder de Mustafa Kemal (Atatürk) y la comprensión de su sistema político a través del concepto de pretorianismo de Samuel Huntington.

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Universidad Católica Andrés Bello

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales

Escuela de Ciencias Sociales

Cuarto año de Sociología

Sistemas Políticos Comparados

Mustafa Kemal Atatürk y el Estado unipartidista

(1918-1925)

Rodolfo Bittkau

23 de julio de 2015

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Introducción

A continuación se presenta un análisis del sistema político que se conformó con el surgimiento

del general Mustafa Kemal (Atatürk, o padre de los turcos) durante la década de 1920 en Turquía. Para

este fin, se ofrece una breve reseña histórica de los acontecimientos más relevantes desde el fin de la

Primera Guerra Mundial, pasando por las negociaciones con las potencias victoriosas –principalmente

Francia, el Imperio Británico, Italia y Grecia– la guerra de independencia del entonces Imperio

Otomano que concluye con la fundación del Estado turco moderno y el ascenso de Kemal como el

primer presidente del país, aparte una mención fugaz de algunos rasgos generales demográficos y

económicos hacia el fin de la guerra.

A partir de esta contextualización, se buscará poner de manifiesto los paralelismos del régimen

consolidado por Kemal con los parámetros básicos del pretorianismo según el esquema conceptual de

Huntington (1968), así como una categorización de los componentes formales del sistema político –la

Gran Asamblea Nacional y la constitución de 1924– con base en los conceptos de Estado de derecho y

Estado despótico de Bobbio (1985). Finalmente, se argumentará que el proyecto de modernización del

país pudo haber tenido la consecuencia de profundizar la fragmentación institucional que es propia de

los entornos políticos pretorianos.

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Contextualización histórica, económica y demográfica

Hacia el final de la Primera Guerra Mundial, la derrota del Imperio Alemán y el Austro-

Húngaro resultó también en la fragmentación del Imperio Otomano, en virtud de su alianza con los dos

primeros durante el conflicto (Zürcher, 2004). Esto se concretó en la firma del Tratado de Sèvres el 10

de agosto de 1920, a través del cual los miembros de la Entente –Francia e Inglaterra, con la adición

posterior de Italia– ocuparon amplios sectores del territorio otomano, aparte de otorgarle independencia

a la república de Armenia en el extremo oriental de Anatolia y a Grecia, la región de Tracia oriental al

oeste. Estos términos, en los cuales el sultanado otomano no tuvo potestad alguna de negociación,

fueron impuestos a través de la ocupación de la zona capital de Istambul junto con la posibilidad de

intervención griega en caso de presentarse resistencia. Tales condiciones sientan las bases para la

guerra entre Grecia y Turquía de 1920 a 1922.

Ya desde 1918, cuando se hace evidente el resultado de la guerra y las implicaciones para la

unidad del imperio, el Comité de Unión y Progreso (CUP), un movimiento liberal reformista activo

durante el Imperio Otomano, tomó la iniciativa en la tarea de activar la opinión popular en contra de la

ocupación creando grupos locales, o sociedades para la defensa de los derechos nacionales, a lo largo

de las provincias amenazadas. El objetivo consistía en enfatizar el carácter turco y musulmán de los

habitantes de las regiones anexionadas para incentivar la resistencia popular. La acción encontró al

principio frecuentes dificultades para movilizar a una población que había sido diezmada por la guerra,

pero esto cambió cuando la ocupación griega de la ciudad de Izmir, aún no ratificada por el tratado, se

llevó a cabo el 15 de mayo de 1919. La ocupación se percibió en ese momento como una gran injusticia

particularmente porque Grecia se unió al Entente hacia el final de la guerra y nunca sostuvo combate

con las fuerzas otomanas.

Por otra parte, si bien el ejército otomano estaba significativamente debilitado tanto por las

derrotas como por las epidemias y las deserciones, tenía aún una estructura de comando intacta a

grandes rasgos –compuesta en buena parte por oficiales jóvenes pertenecientes a los movimientos

reformistas constitucionales de los Jóvenes Turcos aliados con la CUP– que apoyaba casi en su

totalidad la iniciativa de resistencia. Los números reducidos de la fuerza militar hacía, no obstante, que

en buena parte del territorio se vieran limitados a ejecutar operaciones de hostigamiento sin llegar a

confrontaciones decisivas.

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Cuatro días tras la ocupación de Izmir, Mustafa Kemal convoca a todos los comandantes y

autoridades regionales, civiles o militares, para articular un movimiento nacional. A partir de ello se

conforma un congreso en Erzurum, el 23 de julio de ese mismo año, donde se acuerda una declaración

reafirmando la decisión de que las provincias reclamadas por Armenia al este han de permanecer en la

jurisdicción del imperio, y en general se exige la soberanía nacional de todos los territorios en donde

los musulmanes constituyen una mayoría. Asimismo, se establece que las fuerzas nacionales han de

asumir el liderazgo para proteger la independencia del país y del sultanado tradicional, recurriendo a la

resistencia armada ante cualquier intento de anexión incluso si el gobierno de Istambul es obligado a

ello. La posición decisoria de Kemal en el movimiento queda ratificada al ser electo presidente de su

comité representativo.

En este punto cabe indicar que el liderazgo de Kemal, el cual jugó un papel relevante entre los

Jóvenes Turcos para restaurar la monarquía constitucional durante la era otomana, estaba respaldado en

gran parte por su influencia dentro del ejército. Sus actividades de resistencia llevaron a las fuerzas de

la Entente a presionar al gobierno de Istambul para ordenar su arresto y traslado a la capital. Sin

embargo, los oficiales encargados se rehusaron a cumplir la orden y se mantuvieron leales a Kemal,

reconociendo al general como su superior pese al dictamen oficial. Buena parte de las fuerzas militares

nacionales siguieron este ejemplo.

Pese a los intentos gubernamentales de reprimir al congreso, el comité representativo desplazó

su base de operaciones a Ankara por su ubicación central en la región y por su línea ferroviaria que lo

mantenía en contacto con Istambul, sin que la intervención del gobierno tuviera efecto alguno. A finales

de 1919 se realizaron las últimas elecciones parlamentarias del Imperio Otomano, las cuales se llevaron

a cabo bajo la dirección de las sociedades defensoras de los derechos nacionales. Así, los funcionarios

electos sirvieron de voceros del movimiento nacionalista de resistencia supervisados por el comité de

Ankara. Ante estos sucesos, las fuerzas británicas procedieron a ocupar Istambul y arrestar a 14 de los

miembros del parlamento. Kemal respondió convocando a los parlamentarios para reunirse en una

asamblea nacional en Ankara, la cual se celebró por primera vez el 23 de abril de 1920. De esta manera,

el movimiento nacionalista adquirió el estatus pleno de gobierno, declarando nula toda legislación de

Istambul ratificada después del 16 de marzo

En medio de conflictos guerrilleros entre las dos capitales, el ejército griego expandió su zona

de ocupación al oeste y noroeste de Asia Menor, contenido sólo por la intervención de la Entente.

Entretanto, el ejército nacionalista oriental, en donde se concentraba a buena parte de los efectivos

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armados, obligó a Armenia a pactar un acuerdo de paz tras la reocupación de las provincias de Kars,

Ardahan y Batum, evacuadas tras el tratado de Sèvres. Posteriormente, los nacionalistas negociaron su

primer tratado diplomático con los bolcheviques, cediendo Nachicevan y Batum a cambio de dinero y

provisiones militares que resultaron clave para las fuerzas nacionalistas en la lucha posterior. Esto

significó no sólo un fortalecimiento diplomático sustancial, sino además la posibilidad de transferir las

fuerzas orientales al oeste, que contribuyeron a detener la expansión griega en Inönü en 1921.

Las victorias de la facción nacionalista, aunadas a la severidad del tratado de Sèvres aceptado

por Istambul, conllevaron a la pérdida de legitimidad del gobierno colaboracionista. Esto llevó a

considerar la revisión del tratado y de una nueva negociación entre los miembros de la Entente y los

nacionalistas. Entre estos últimos y los griegos, sin embargo, no se puedo llegar a ningún tipo de

acuerdo por las posiciones extremas e inflexibles que caracterizaron a sus representantes. Por otra

parte, tanto Francia como Italia comienzan a tener reservas sobre la conveniencia de una expansión

griega, que ahora ven como un intento de Inglaterra por crear un Estado vasallo para contrarrestar la

influencia de estos países en la región. Por esta razón, tanto franceses como italianos acuerdan retirar

sus fuerzas a cambio de concesiones económicas. Entretanto, Inglaterra mantiene su apoyo a Grecia

que retomó la ofensiva y logró ampliar su espacio de ocupación hasta el punto de despertar el pánico en

Ankara.

Por instancia de la asamblea nacional, Kemal asume todos los poderes de la misma, así como el

mando personal del ejército nacionalista. Bajo su mando, las fuerzas nacionales derrotaron de modo

decisivo a los griegos en Sakarya, obligando a estos a retirarse a las posesiones originales al oeste de

Asia Menor el 13 de septiembre de 1921. En este punto los miembros de la Entente, incluyendo a los

británicos, asumieron una posición de neutralidad ante el conflicto y reanudaron las negociaciones

sobre la base de una retirada total de Asia Menor por parte de los griegos. Ante el fracaso de llegar a un

acuerdo por vía diplomática, Kemal ataca al ejército griego el 26 de agosto de 1922, debilitado por una

oficialidad desorganizada a causa de las divisiones políticas internas de Grecia en ese momento, lo cual

resulta en una derrota y captura de una amplia parte de sus fuerzas. El 9 de septiembre los nacionalistas

capturan Izmir, consolidando el dominio de Ankara sobre la región y el surgimiento de Kemal como el

líder del movimiento.

Ahora bien, el liderazgo de Kemal no está cimentado, a la luz de lo expuesto, sino en la lealtad

de los oficiales militares. Desde el lado político, pese a haber contado con la adhesión de la élite civil

del parlamento y los grupos locales de la CUP, esta lealtad distaba de tener el mismo carácter

automático que los comandantes de las fuerzas armadas.

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Por otro lado, los grupos que apoyaban al movimiento nacional en Istambul lo hacían como

medida para presionar a la Entente y obligarla a revisar los puntos del tratado de Sèvres, pero al mismo

tiempo generaba insatisfacción el fortalecimiento progresivo de Ankara. Su capacidad de representar

una potencia política rival queda en todo caso socavada por la ocupación británica en 1920. Tras el fin

de la guerra de independencia, la oposición política asumió dos formas generales:

En primer lugar estaban los grupos de izquierda que defendían una fusión de ideas anti-

imperialistas, socialistas, islámicas y corporatistas, que se cohesionó entre los radicales de la asamblea

nacional bajo el nombre de la Facción Popular. La reacción de Kemal frente a esto fue el intento de

crear un partido comunista oficialmente aprobado y controlado por personas leales. Sin embargo, esto

fracasó por el rechazo tanto de los radicales como el de la Tercera Internacional, dado que ya existía un

partido comunista previo. Kemal procedió a aplastar el movimiento ordenando primero su integración

al ejército regular y luego, al ser esto infructuoso, a través de la captura de sus miembros

En segundo lugar, la negociación con los bolcheviques ponía en contradicción al liderazgo de

Kemal con los sectores conservadores del este del territorio, que conformaron la Asociación para la

Preservación de las Instituciones Sagradas, enfatizando la importancia de la religión, el sultanado y el

califato, uno de los grupos participantes del congreso original de Erzurum en 1919. Tras la guerra, sus

miembros se articularon en la organización opositora Segundo Grupo, altamente heterogéneo

ideológicamente y en esencia sólo unido por su antagonismo compartido contra lo que se percibía

como la autocracia y el radicalismo de Kemal.

Aunque el liderazgo de Kemal no era indiscutido, la victoria en la guerra contra grecia reafirmó

enormemente su hegemonía, lo que empleó para consolidar su situación política posterior. El 6 de

diciembre de 1922, el Grupo de Defensa de los Derechos, que cohesionaba a las sociedades de

resistencia locales durante la guerra, fue convertido en un partido político, el Partido Popular. En esta

época menciona Kemal por primera vez su intención de abolir el califato e instaurar una república. El

1º de abril manifiesta además su intención de disolver la asamblea y llevar a cabo elecciones. La ley de

Alta Traición, que había sido decretada durante la guerra para contrarrestar las deserciones, fue

ampliada para ilegalizar cualquier exhortación pública en favor del retorno del califato. El 16 de abril

se procede a disolver la asamblea. Las elecciones se realizaron en junio, con un veto de todo candidato

contrario a los intereses de Kemal, de modo que la nueva asamblea está por completo compuesta por

miembros de Partido Popular, que teniendo en sus manos los recursos y activos del Grupo de Defensa,

le confiere una capacidad organizativa a nivel nacional. Todo esto ocurría incluso antes del fin formal

de la guerra, con el tratado de Lausanne el 24 de julio de 1923.

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La conformación efectiva de Turquía como una república coincide con la ocupación de Kemal

al poder central. En octubre, la nueva asamblea elige a Hüseyin Rauf y a Sabit para los cargos de

vicepresidente y ministro del interior, respectivamente, por sobre los candidatos oficiales postulados.

Kemal logra convencer al primer ministro, Ali Fethi, que esto constituía una moción de censura, cosa

que resulta en la dimisión del gobierno. La asamblea, en tal caso, estaba encargada de sustituirlo a

través de la elección directa de un nuevo consejo de ministros (vekils) y un nuevo presidente. Por

instrucción de Kemal, se le prohibió a todos sus seguidores prominentes que aceptaran cualquiera de

estos cargos, de modo que la medida fue imposible de efectuar. Ante este impasse, Kemal presenta la

propuesta de conformar de la república mediante la elección de un nuevo presidente por parte de la

asamblea, un primer ministro designado por este último, y un consejo de ministros convencional. Así,

la República Turca es proclamada el 29 de octubre de 1923 con Mustafa Kemal como presidente e

Ismet Inönü, compañero de armas leal a Kemal, como primer ministro. En abril del año siguiente se

redactó una nueva constitución.

La consolidación del Partido Popular como ente dominante en el escenario político no tarda en

conllevar a un fraccionamiento interno en el cual la minoría moderada, dirigida por Hüseyin Rauf, es

objeto progresivo de marginación. La exclusión de este grupo culmina en la fundación del Partido

Republicano Progresista, de corte eminentemente liberal y por ende opuesto al centralismo cada vez

más patente del partido oficial. Sostiene como medidas principales la descentralización, la separación

de poderes y una política de cambio por evolución en lugar de revolución. El partido oficial reaccionó

con medidas más rígidas de disciplina dentro de la asamblea –tomando decisiones en sesiones privadas

para luego votar por ellas de manera unánime en las reuniones oficiales– y forjando pactos con los

grupos conservadores del este del país que podrían encontrar un lugar común con los moderados.

Ismet, conocido por sus opiniones radicales, fue sustituido por Ali Fethi para evitar la posibilidad de

deserciones masivas dentro del Partido Popular, que asume desde entonces el nombre de Partido

Republicano Popular.

Otros grupos minoritarios, étnicos en este caso, fueron objeto de represión durante este período.

Los kurdos, que constituían aproximadamente el 20% de la población y que habían apoyado el

movimiento de resistencia durante la guerra de independencia en virtud de las promesas de autonomía

ofrecidas por los nacionalistas, fueron esencialmente ignorados una vez el poder kemalista quedo

establecido. Esto originó movimientos de rebelión en la región oriental del país que fueron contestados

con una declaración de ley marcial en las provincias del este. Aparte de ello, se decretó una nueva

enmienda de la ley de Alta Traición para incluir el uso político de la religión, en tanto que la abolición

del califato representaba otro de los motivos de insurrección y de descontento general.

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Las medidas conciliatorias sugeridas por Ali Fethi le merecieron de nuevo una moción de

censura, con lo que Ismet Inönü retoma el cargo de primer ministro, el cual decreta una nueva ley de

Mantenimiento del Orden, otorgando así la capacidad al gobierno para ilegalizar agrupaciones que

puedan a su juicio amenazar la estabilidad pública. Una vez aprobada, la ley no fue empleada

únicamente contra los kurdos, sino en general a nivel nacional, clausurando ocho de los periódicos más

importantes del país, conservadores, liberales y marxistas.

Desplazados todos los contendientes políticos relevantes, el gobierno de Kemal instaura un

conjunto de reformas modernizadoras y secularizadoras. En septiembre de 1925, los templos y

conventos religiosos son clausurados, para un mes después prohibir el uso de indumentaria tradicional

otomana. En el proceso de represión que siguió a esta medida por la ley del Mantenimiento del Orden,

se realizaron cerca de 7500 arrestos y 660 ejecuciones. En 1926 se adopta el calendario europeo, el

código civil suizo y el código penal de la Italia de Mussolini. Se aprobaron leyes de reestructuración de

sector bancario y, con excepción del ejército, todo título nobiliario fue abolido. Ya la secularización

tenía antecedentes en las reformas constitucionales de los Jóvenes Turcos; sin embargo, los kemalistas

profundizaron las reformas con la abolición de matrimonios religiosos y de la poligamia.

En cuanto a la realidad económica del país, es preciso mencionar brevemente que tras diez años

continuos de guerra, para 1923 Turquía se encontraba en un estado de empobrecimiento tal que le

tomaría hasta 1930 para alcanzar los niveles de producto interno bruto que registraba a principios de la

Primera Guerra Mundial. A pesar de los estragos del conflicto, el daño principal no recayó en el sector

industrial, puesto que la economía de la región era aún predominantemente agrícola, y las instalaciones

propensas a daños se ubicaban sobre todo en Istambul, que no fue directamente afectada por los

conflictos armados. El daño estructural más importante lo sufrieron las vías de comunicación, en

especial los rieles y puentes en la región occidental del país, aparte de los daños a las viviendas.

La población fue diezmada por la mortalidad durante el período de conflicto, que llegó a cobrar

2,5 millones de víctimas entre la población musulmana, unos 700.000 armenios y 300.000 griegos. Esta

magnitud de pérdidas significó una reducción aproximada del 20% de la población, que representa una

proporción 20 veces superior a la sufrida por Francia durante la Primera Guerra, a su vez el país más

afectado en este sentido entre los principales de Europa. La interrupción de la actividad económica

implicó también muertes por hambrunas y epidemias. El otro factor demográfico relevante durante este

período fue la migración, que supuso pérdidas armenias y griegas en el orden de los cientos de miles

para sumar un 10% adicional de disminución poblacional, agravando la situación económica de

Turquía por el éxodo de personal especializado y profesional.

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Categorización: pretorianismo radical y el arbitrio invisible

En vista de todo lo descrito en la sección histórica, se puede sostener que el período en cuestión

es caracterizable dentro de los parámetros del pretorianismo radical. Como indica Huntington (1968),

el fenómeno del pretorianismo tiene lugar en contextos donde el orden institucional establecido ha sido

socavado de modo tal que los diversos segmentos sociales pierden el espacio compartido de mediación

política para resolver sus conflictos de una manera uniforme. Es decir, se trata de una situación en la

que ya no se reconocen actores distintivamente políticos, con el potencial de asimilar los intereses de

otros grupos, sino que una pluralidad de actores –mayor según el grado de avance del pretorianismo,

hasta alcanzar la totalidad de la sociedad– se encuentra en pugna por el poder, cada uno con sus modos

particulares de acción, sea por el golpe militar, la huelga obrera, la protesta estudiantil, etc.

En el caso de Turquía, el período de Mustafa Kemal es representativo de la continuación de la

fase pretoriana radical que ya había dado comienzo con el movimiento de los Jóvenes Turcos y, antes

de ellos, con el de los Jóvenes Otomanos, respectivamente militares e intelectuales en confrontación

con el Estado Otomano tradicional para instaurar una monarquía constitucional (Zürcher, 2004). Si bien

varios órdenes pretorianos radicales surgen de formas oligárquicas previas, no todas siguen este modelo

evolutivo. “Algunas evolucionan de monarquías tradicionales centralizadas. (…) Sus instituciones

políticas, sin embargo, permanecen rígidas y frágiles ante el cambio social. Son incapaces de adaptarse

al surgimiento de grupos de clase media en el escenario político” (Huntington, 1968, p. 199). En el

caso turco, adicionalmente, hay que agregar la intervención de potencias extranjeras que se suman a la

aparición de la clase media, exacerbando por vía doble el quiebre institucional vigente hasta entonces.

Por otra parte, tanto los miembros de los Jóvenes Otomanos –intelectuales– como los de los

Jóvenes Turcos –militares– con los que Kemal estaba relacionado, constituyen los exponentes típicos

de los nuevos actores de clase media que ingresan en la arena política en la fase radical pretoriana:

personas influidas por una educación con un fuerte componente occidentalista, y por ende aspiraciones

y actitudes sociales que les confieren una identificación mutua más cercana entre ellos que hacia la élite

política o económica dominante (Huntington, 1968). La influencia occidental está presente en el

discurso kemalista no sólo en el énfasis de secularización, influido por el positivismo (Yesilova, 2010),

sino también en su insistencia de instaurar un régimen con principios republicanos constitucionales.

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Asimismo, el período considerado muestra otro rasgo esencial de los nuevos actores de la fase

radical pretoriana: ante una sociedad aún inmersa en códigos tradicionales, el militar asume el papel de

modernizador y reformador, visible en este caso particularmente en las medidas sociales dirigidas a

abolir las costumbres tradicionales del imperio.

Otro elemento característico de la etapa radical es la evolución del nuevo liderazgo político. Si

el grupo que asciende al poder se caracteriza por su unidad en un primer momento, luego lo distintivo

será un proceso de diferenciación creciente que culmina en una radicalización consolidadora. Esto se

observa en la escisión que sufre el Partido Popular una vez Kemal alcanza la presidencia de la nación,

donde los elementos moderadores –que luego conforman el Partido Progresista– son desplazados y su

influencia es trivializada en la realidad política posterior, en especial a través del decreto de la ley del

Mantenimiento del Orden, que atribuye la prerrogativa de ilegalizar cualquier manifestación política

que pueda atentar con la nueva hegemonía. En efecto, los grupos que podían prestar apoyo a la minoría

moderadora –los grupos conservadores de las provincias orientales del país– son absorbidas en la esfera

de influencia de los radicales a través del establecimiento de acuerdos de mutuo interés.

Ahora bien, del mismo modo que Huntington identifica varias formas de manifestación del

pretorianismo, en virtud de la variabilidad inherente a la historia de cada situación concreta, en el caso

del régimen kemalista se puede argumentar la existencia de discrepancias. Huntington sugiere que la

radicalización del grupo dominante conlleva a que “los nuevos elementos de la clase media establecen

así su dominio en el escenario político” (1968, p. 205). Sin embargo, los principios liberales del Partido

Progresista podrían al menos presumiblemente haber logrado este efecto con mayor impacto que los

elementos radicales del Partido Popular, en el sentido de haber ofrecido un espacio más amplio de

acceso a los actores emergentes de la clase media. Por lo que señala Zücher (2004), la consolidación

del Partido Popular no implicó más apertura que la de los actores leales directamente a Mustafa Kemal.

Lo anterior, por supuesto, sólo tiene sentido se se interpreta en la frase de Huntington que el

dominio de la clase media equivale a la ampliación de acción política de la clase media en general. En

rigor, el aserto de Huntington es compatible con los sucesos descritos puesto que la acción kemalista

implica la erradicación definitiva de las élites precedentes con la abolición del califato y, por ende, la

cristalización de un segmento de la clase media como la fuerza política por antonomasia.

Conforme con la mayor diferenciación social que experimenta la sociedad turca durante la fase

analizada, el golpe militar exige la coalición del ejército con otros grupos para alcanzar con éxito el

poder. Si bien, como señala Huntington, la alianza entre militares e intelectuales es poco frecuente a

causa de la creciente hostilidad que tienden a evidenciar los dos elementos más articulados de la clase

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media, Turquía demuestra ser la excepción a la regla si se considera la alianza entre las fuerzas

militares y la intelligentsia representada por los miembros de parlamento que junto con Kemal dieron

forma a la asamblea nacional durante la guerra de independencia. Para la situación específica de

Turquía, la existencia de potencias extranjeras como una amenaza directa a la integridad del territorio

podría pensarse como un factor integrador que contribuye a dar cuenta del fenómeno, puesto que ello

permitió no sólo la coalición intelectual-militar, sino además la conformidad de actores rivales internos

como los grupos de Istambul o los conservadores religiosos, que reanudaron sus diferencias tras la

guerra.

En principio, la estructura funcional del régimen tras la consolidación del poder tenía una

apariencia republicana por la existencia de la asamblea nacional y de una normativa constitucional.

Ambos componentes suponían la potestad de limitar el ejercicio de soberano, sea por la capacidad de

los parlamentarios de elegir al presidente y otros cargos ministeriales, sea por las limitaciones que

supone una normativa general a la aplicación arbitraria de la fuerza (Bobbio, 1985). En realidad, el

gobierno del partido podría más bien ser caracterizado por ser un régimen de partido único autoritario

(Zürcher, 2004).

Como se detalló en la sección histórica, el período de análisis fue escenario de amplios actos de

represión violenta hacia los diversos grupos de la sociedad que no se plegaban a las directrices del

partido. Formalmente, la constitución de 1924 establece que todo el poder reside en la Gran Asamblea

Nacional de Turquía, representando así el cuerpo legítimo de la voluntad nacional (Zürcher, 2004). En

contraste a lo que esto podría suponer, es evidente que el poder que ostentaba Kemal invalidaba todo el

potencial de limitación que podía tener la norma o la asamblea si se toma en cuenta que con su

influencia podía decidir los candidatos del parlamento, o limitar su deliberación a encuentros a puerta

cerrada que reducían las reuniones oficiales a la ratificación de lo previamente acordado. Incluso en las

reuniones privadas, la deliberación estaba restringida y con frecuencia no pasaba de ser un espacio

dentro del cual los funcionarios superiores anunciaban y explicaban las decisiones a tomar.

Por lo anterior, la influencia informal de Kemal conllevaba a la neutralización de los medios

institucionales que asegurarían la base republicana o de un Estado de derecho. En la medida en que el

régimen se distingue por servir de receptáculo de la voluntad arbitraria del líder y de la monopolización

de la violencia para el momento en que se establece el partido único, los rasgos del régimen en cuestión

corresponden más bien a los de un Estado despótico (Bobbio, 1985), independientemente de sus

pretensiones u ostentaciones republicanas.

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Conclusión: la modernización desintegradora

En última instancia, el kemalismo no logra el objetivo de cohesionar a la sociedad dentro de un

marco institucional compartido, y por ende no llega a superar la situación de pretorianismo que

encuentra en sus inicios. El propio Huntington lo argumenta con base en la naturaleza de la coalición

intelectual-militar: una situación como la descrita “provee sólo una estabilidad temporal y frágil;

eventualmente es abrumada por la entrada de las masas rurales a la política” (1968, p. 241).

Este resultado se ve exacerbado por el impulso secularizador distintivo del movimiento. En

lugar de ejercer un influencia integradora, esto conllevó a un efecto opuesto en virtud de que la religión

constituía uno de los aspectos que mantenía unida a la sociedad pese a sus diferencias étnicas. “La

abolición del califato eliminó un símbolo religioso importante que unía a las [comunidades turca y

kurda]” (Zürcher, 2004, p. 170). Al instituir el nacionalismo como fundamento de conciencia

compartida, el kemalismo terminó por acentuar las diferencias entre las minorías y la población

musulmana dominante, lo cual se evidencia en la política represiva hacia la identidad kurda (Zürcher,

2004).

Aunque el kemalismo terminó por sentar un estándar en la acción política de Turquía, los rasgos

pretorianos de legitimidades en pugna permanecen aún hoy. “No es una exageración decir que en la

práctica de la ley constitucional turca y las normas políticas, toda oposición aceptable tiene que encajar

dentro del paradigma kemalista/atatürkista” (Alaranta, 2011, p. 10). No obstante, “a raíz de esta

práctica 'hay-que-ser-kemalista', la interpretación 'correcta' del kemalismo se ha convertido en un

campo de batalla para aquellos que aspiran al poder [énfasis agregado]” (Alarante, 2011, p. 10).

Huntington (1968) indica que en la fase radical del pretorianismo, una de las ventajas que posee

la organización militar es que no tiene una afiliación necesaria con ninguno de los grupos étnicos o

económicos, lo que optimiza su capacidad de integración de los diversos intereses de la sociedad. Esta

capacidad, para la situación turca en cuestión, estaba particularmente aventajada por el proceso de

homogenización social que supuso la migración masiva de griegos y armenios, dejando a una mayoría

musulmana abrumadora que habría facilitado el objetivo de instituir un orden civil. En la medida en

que el objetivo del partido se dirigió a la modernización del país a espaldas de la identidad cultural

existente, es forzoso considerar la posibilidad de que el Partido Popular no sólo haya perdido la

oportunidad de lograr una mediación y legitimación política efectiva, sino que haya acelerado el

proceso de diferenciación interna que precipita al pretorianismo de masas.

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Referencias

Alaranta, T. (2011). The Enlightenment Idea of History as a Legitimation Tool of Kemalism in Turkey

[Artículo PDF]. Recuperado de https://helda.helsinki.fi/bitstream/handle/10138/27974/theenlig.pdf

Bobbio, N. (1985). La crisis de la democracia y la lección de los clásicos. España: Ariel.

Huntington, S. (1968). Political Order in Changing Societies. EE.UU: The Colonial Press, Inc.

Yesilova, H. (2010). Kemalism: Ideology, Tutelary Regime and Incompatibilities. Turkish Journal of

Politics, 1(2), 37-49.

Zürcher, E. (2004). Turkey: A Modern History. Inglaterra: I.B. Tauris Co. Ltd.