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    antropologa trascendental : un prlogo

    Con este trabajo de investigacin, al que, en recuerdo del que fue

    nuestro paisano, Ramn J. Sender, bautizamos para estar por casa- como latesis de nancy, hemos procurado conocer un poco ms a fondo, enterarnos y,

    en cierta medida, entender, la antropologa trascendental de Leonardo Polo.

    Como ha solido suceder con las anteriores y abundantes- donaciones

    que el autor hizo a la humanidad, se trata de un prototipo de antropologa

    que conviene probar aparte, en un circuito en condiciones, exactamente

    como se hace con esos blidos que se llaman de frmula 1.

    Con la antropologa trascendental hay que ser todava ms cuidadoso yestar ms despierto al abordar su lectura y su estudio, ya que se trata de la

    ltima obra de madurez de un sabio: Seguramente este libro es el vrtice de

    mi investigacin filosfica. Quiero decir con esto que el mtodo que la ha

    conducido no da ms de s: son las palabras con las que su autor inicia el

    prlogo del primer tomo de la antropologa trascendental. De manera que el

    libro en dos tomos es, como suele decirse, slo la punta de un iceberg

    barrigudo en la que caben, apenas, unos cuantos pinginos sin rodillas, peroque, bajo la superficie del ocano, tiene una masa de 20 millones de

    toneladas.

    Entendemos que no es posible estudiar la antropologa trascendental de

    Polo como una disciplina separada de la metafsica, de la teora del

    conocimiento o de la tica, hasta el punto de que, tal vez, lo ms apropiado

    sea abordarla desde los puntos de perspectiva en los que se cruzan las lneas

    de fuga de tales disciplinas, que son las prolongaciones que van o vienen deun ms all que permite incluirlas en un solo dibujo: como en un ejercicio de

    perspectiva caballera. Algunos de los puntos de referencia estn situados

    fuera del papel, como si estuvieran o porque efectivamente estn- en un ms

    all real y fueran, por tanto, lo que se denomina trascendentales.

    Este prlogo, que es, ms que nada, un simple nombrar los trminos

    que nos encontraremos despus, nos exigir slo, de momento, que nos

    quedemos con los nombres de tales trminos, aun sin entenderlos.

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    Tarde o temprano ms bien temprano-, necesitaremos saber que hay

    un lmite mental, que hay que detectarlo y que hay que abandonarlo de una

    manera metdica. Y, tambin, que el acto de ser y la esencia se distinguen

    realmente. Ninguno de estos dos son temas de la antropologa trascendental,

    pero sin ellos, el estudio de la antropologa no pasara de ser una visita

    turstica, lo que no es poco si lo que queremos es solamente enviar unas

    cuantas postales antropolgicas, sin molestarnos en salir del hotel, que tiene

    aire acondicionado.

    As, en uno de los principales cruces de caminos de la esencia humana,

    que forma parte de la antropologa, nos encontraremos con una dualidad

    cuyos miembros parecen haber sido bautizados por el enemigo: ver!yo y

    querer!yo. Pues bien, cmo entender o, por lo menos, cmo enterarnos, de

    qu es ver!yo, sin ciertas nociones de teora del conocimiento?

    No queremos desilusionar al lector que, sentado delante del libro, ya se

    frotaba las manos creyendo que por fin iba a saber qu es eso del hombre: en

    definitiva, se trata de la obra de un gran pensador y el subttulo no dice nada

    parecido a conozca las claves del xito. Solamente queremos, si acaso,

    advertir en contra de la actitud, entre ingenua e inmadura, del que cree que,

    para escribir, slo se necesita un lpiz y un papel.

    Una de las dificultades aadidas- del estudio de la obra de Polo y que,

    en un segundo momento, despus de cierto grado de asimilacin, suele

    convertirse en un elemento facilitador, es que los ms inteligentes entienden

    ms con menos ideas. Posiblemente, y como estamos en el prlogo caben

    todava las opiniones, la obra de Leonardo Polo dar la vuelta a la filosofa

    como se da la vuelta a un guante o a un calcetn- o, como tambin se dice,

    habr un antes y un despus de la filosofa de Polo.

    Con todo, hablando como profano en la materia, la antropologa

    trascendental es un libro artificioso y difcil que, como hemos querido

    explicar con el ejemplo del iceberg, no empieza en la pgina 1 ni termina en

    la pgina 552, sino que viene de mucho antes y va mucho ms all: se trata de

    un prototipo de antropologa.

    Su autor lo ha dividido en dos tomos, lo que obedece a la distincin

    real entre acto de ser que en el hombre es la persona- y su esencia la

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    esencia humana, que en el hombre es el yo-. De hecho, el tomo I se titula La

    persona humana y el tomo II, La esencia de la persona humana.

    La divisin en dos tomos tambin responde a que el lmite mental se

    abandona segn cuatro dimensiones, de modo que a la persona humana le

    corresponde la tercera dimensin del abandono, que consiste en desaferrarse

    del lmite; mientras que a la esencia humana le corresponde la cuarta

    dimensin del abandono, que consiste en un quedarse o demorarse creciente

    en el lmite mental. Ambas divisiones, la relativa a la distincin real entre

    acto de ser y esencia, y la debida a las dimensiones del abandono del lmite

    mental, estn, con todo, relacionadas.

    La persona humana y con ella la antropologa, es trascendental; la

    esencia humana, en cambio, no lo es. La persona y la esencia son distintas

    realmente, e inidnticas, pero la esencia es de la persona, depende de la

    persona, y no al revs.

    Posiblemente nos ser til, para ubicarnos, exponer una segunda

    divisin, directamente relacionada con la antropologa. La metafsica estudia

    el acto de ser y la esencia de otra criatura: el universo fsico.

    Admitiendo que ser y existir son equivalentes, el universo es la

    existencia o el ser extramental. El estudio del ser como principio es

    justamente el tema del que se ocupa la metafsica: el tema de los primeros

    principios, que son tres: el principio de identidad, el principio de causalidad y

    el principio de no contradiccin: son los tres grandes temas existenciales de la

    metafsica: la metafsica versa sobre el ser como identidad, sobre el ser como

    principio trascendental de causalidad y sobre el ser como no contradiccin.

    La esencia extramental, esto es, la esencia del ser como principio, del

    que tambin se distingue realmente, es la principialidad dependiente: la

    principialidad predicamental. La esencia extramental son las cuatro causas en

    concausalidad.

    Se puede tambin plantear el estudio de la antropologa trascendental

    como un modo de encauzar, a travs de un modelo suficiente del hombre,

    aquellas disciplinas filosficas que, sin estar incluidas en la antropologa,

    tienen o pueden tener una relacin directa con el hombre. Entre tales

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    disciplinas pueden incluirse la tica, la teora del conocimiento o la

    metafsica.

    Si queremos hacer una segunda cala preliminar en la antropologa

    trascendental que nos sea til para abordar su estudio, por estar ms avisados

    en relacin con determinados asuntos o nociones que sean hallazgos de Polo y

    que, por tanto, no se encuentren en la filosofa anterior o que,

    encontrndose, hayan sido modificados, reformulados, prolongados o

    revalorizados por Polo, podemos exponer sucintamente algunos de ellos.

    La sindresis ha tenido una historia atpica, irregular, extraa, aunque

    sin duda- su primera rareza sea que se trata de un hbito innato.

    La segunda atipicidad consiste en que Aristteles a pesar del talante

    que caracteriz al pensador- prescindi completamente de la sindresis, de

    modo que San Jernimo hombre poco ducho en tales asuntos- tuvo que

    hacerse cargo de ella y, como pudo, la empuj hacia Toms de Aquino, que

    dijo que la sindresis es el hbito de los primeros principios prcticos,

    dependiente del intelecto agente. Con todo, el inters por la sindresis fue

    decayendo.

    La tercera rareza en la historia de la sindresis le corresponde ya a

    Polo, que, en cierta medida, puede decirse que le cambi el destino: en

    primer lugar, sostuvo que tanto la inteligencia como la voluntad dependen de

    la sindresis; en segundo lugar la situ en el pice, en lo ms alto de la

    esencia humana, de modo que, as, la hizo equivalente al yo y al alma.

    Con la sindresis y su bizarra historia, nos puede parecer que

    determinados temas no se entienden: pero es ms bien que son efectivamente

    atpicos: as, puede costarnos aceptar hasta el punto de que nos parezca no

    entenderlo- que un hbito innato que podemos no saber bien qu es- pase de

    depender del intelecto agente al que tal vez tenamos por un constructo

    terico- a situarse entre las grandes entidades del hombre: equivalente al

    alma, equivalente al yo, activadora de la inteligencia y de la voluntad -que

    dependen de ella-.

    No son frecuentes los casos extremos como el de la sindresis.

    Otro de los grandes hallazgos de Polo es el carcter de adems. El

    conocimiento operativo es vlido, y lo distinto de l tambin: una filosofa de

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    la diferencia sera una filosofa del tambin. Tambin.

    La operacin de conocer es bastante: cada operacin de conocer se

    conmensura con su objeto y, por tanto, es bastante, aunque ese bastar sea

    lmite. Bastante.

    Tambin, bastante. Pero buscamos el adems de la operacin de

    conocer, que es un insistir en lo humano ms all de la operacin de

    conocer: ahora s que se puede decir que la existencia humana es

    precisamente adems. Adems.

    No significa aadir, agregar, ratificar: significa estar ms all, y en ese

    ms all estar adems: ese ms all se mantiene como ms all en trminos

    de adems. Qu decir del ser del hombre? Que es adems. "Pienso y

    adems soy, o soy adems de pensar. Si pienso, el ser que me corresponde

    es adems: mi ser es adems".

    Para qu seguir por el momento- con el carcter de adems, si el

    asombro no nos deja mantener la boca cerrada?

    Lo primero que hizo Polo cuando comenz a pensar y a escribir la

    antropologa trascendental, fue una buena limpieza de aquellos que se

    llamaban trascendentales clsicos: solamente dej tres: el ser, la verdad y el

    bien. Le sobraron el uno, el algo y la cosa. Con la belleza hizo algo parecido a

    una reconversin, y la dej definida como aquello que convoca.

    Y, enseguida, de nuevo: lo inesperado: Polo propuso cuatro

    trascendentales personales o antropolgicos: la coexistencia, la libertad

    trascendental, el amar y aceptar donal y el intelecto personal.

    Nos ser til, adems de que se trata de una materia propia del

    prlogo, contar algunos datos relevantes de la bio-bibliografa del autor, tal

    como los cuenta M. Jos Franquet:

    En la primavera de 1950, Leonardo Polo cae en la cuenta del lmite

    mental. La detectacin del lmite fue una intuicin expresa. Segn cuenta:

    "eso se me ocurri de repente, y punto. Estaba pensando acerca del pensar y

    el ser, y cmo tena que ver el ser con el pensar; entonces me di cuenta de

    que al ser no podamos llegar mientras no se abandonara la suposicin del

    objeto, porque la suposicin hace que el objeto sea limitado y un

    conocimiento limitado no puede ser un conocimiento del ser si ste se toma

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    en sentido trascendental". Dicho de otro modo, caer en la cuenta del lmite

    mental y de la necesidad de su abandono es notar que "no se puede separar,

    repito, el ser del ser, no cabe apoderarse objetivamente de l porque en esa

    medida se "desrealiza", pero si el ser no es real, no es nada; la consideracin

    intencional del ser es un quid pro quo; el ser coincide consigo, pero ser

    conocido intentionaliter, como decan los escolsticos, es una denominacin

    extrnseca. Cuando conozco la idea no afecta para nada a lo que conozco,

    porque la idea de lo que conozco est en mi mente como inteligible en acto y

    en la realidad como inteligible en potencia. La distincin real entre esencia y

    ser extrema lo agudo de la cuestin, porque si el ser y la esencia fuesen lo

    mismo, al conocer algo de la esencia conocera algo del ser".

    La averiguacin no era pequea. Que nuestro conocimiento es limitado

    es un tpico de toda la historia de la filosofa, "pero caer en la cuenta de que

    el lmite mental es el objeto, y que hay que detectarlo en condiciones tales

    que quepa abandonarlo. Eso es una novedad pura, sin antecedentes

    histricos, que acontece sbitamente".

    Del grueso volumen La distincin real, de los aos 50, Leonardo Polo

    reelaborar algunas partes, cuyo resultado sern dos obras, El acceso al ser,

    1964, y El ser, tomo I, 1966. Por otra parte, la tesis doctoral en Filosofa,

    sobre Descartes, se edit en 1963 bajo el ttulo Evidencia y realidad en

    Descartes: con ese libro obtuvo el premio Menndez Pelayo del Consejo

    Superior de Investigaciones Cientficas.

    En el Curso de teora del conocimiento, cinco libros en cuatro tomos,

    1984-1996, Polo axiomatiz la teora del conocimiento humano exceptuando

    la nocin de facultad, que es contingente-. En 1985 public Hegel y el

    posthegelianismo.

    A partir de 1991, public una buena cantidad de libros sobre temas de

    antropologa: Quin es el hombre, 1991; tica. Hacia una versin moderna de

    los temas clsicos, 1993; Introduccin a la Filosofa, 1995; Presente y futuro

    del hombre, 1993; La persona humana y su crecimiento, 1996; y Sobre la

    existencia cristiana, 1996.

    La Antropologa Trascendental se public en 1999 y 2003.

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    conferencia inaugural:la persona como ser cognoscente

    De manera un tanto desordenada, buscando expresamente una

    captacin en bruto del asunto que se expone y haciendo un ejercicio de

    filosofa in actu exercito, el profesor Leonardo Polo nos ofrece, en esta

    conferencia, una primera formulacin de la antropologa trascendental.

    Aunque, al parecer, Polo se sita en la tercera dimensin del abandono

    del lmite mental, lo cierto es que hace aparecer al yo que, como el ver!yo,

    en la versin definitiva de la antropologa, sern de gran peso en la esencia

    humana, esto es, en la cuarta dimensin del abandono. Con todo, el trmino

    yo es utilizado aqu como ser personal, ser cognoscente.

    El sujeto, de entrada, no ha sido todava despejado del campo de

    accin, pero Polo ya nos dice que, si es conocido, tiene que ser cognoscente,

    formulacin que acabar siendo famosa, en la historia del abandono del

    lmite, como el yo pensado no piensa. Ya ha averiguado que el abandono del

    lmite tiene vigencia tambin para el sujeto no es exclusivo del orden

    extramental-.

    En un segundo momento, rompe la correspondencia entre el objeto y el

    sujeto, destruye la idea de sujeto del pensamiento y descalifica la posicin

    subjetivista que necesita la conciencia despierta como condicin sine qua

    non.

    Ya contamos con el carcter de adems de la tercera dimensin del

    abandono-, el hombre es adems: de entrada, adems de pensar, lo que

    significa que ya estn bien establecidos los mbitos del conocimiento y de la

    existencia: adems significa que la existencia humana no es objeto.

    Tambin presenta el ver!yo, ese modo magistral de librarse del sujeto a

    travs del verbo y del pronombre, sin permitir que el yo adquiera consistencia

    ponindose en primer lugar, pero entendiendo la antropologa como visin

    activa del yo, de un yo que es existencia como actividad propia, no con la

    existencia del ser extramental. El yo como a priori existencial apoyado por el

    adems.

    Con la opcin libre del hombre al egocentrismo, la metafsica muestrasu insuficiencia en orden a los temas humanos.

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    Siguiendo con el sujeto dice que, forzosamente, el pensamiento es para

    el sujeto la necesidad de descubrirse, lo que muestra la entera problemtica

    de la pretensin del sujeto: ver el ver y desvelar el ver: una nocin errnea

    de autoconciencia.

    La distincin real en antropologa: el conocer humano no conoce el

    conocer, no existe como conocido: la existencia humana carece de realidad

    como conocida.

    Y, despus de las aclaraciones, las conclusiones: la razn de que no me

    conozca no est en una debilidad del conocimiento, sino en la existencia del

    yo: el carcter de adems impide el propio conocimiento.

    Ntese que a la libertad no corresponde encauzarse segn la va del

    pensamiento: es distinta realmente de l.

    Hay que rechazar que la existencia humana se determine -en cualquier

    manera- respecto de la existencia extramental.

    La consideracin trascendental del conocimiento humano tiene que

    cifrarse en alcanzar el acto humano.

    Finalmente, en relacin con ver!yo: ver hay que retraerlo radicalmente

    al yo, de manera que yo y ver equivalen: no es que yo sea yo y adems vea,

    no es eso: es que el conocer se constituye como tal en cuanto que

    manifestacin del ser cognoscente; y ese ser cognoscente significa yo, ser

    personal.

    En suma, el autor ha querido mostrarnos, pensando en directo, la

    resolucin de algunos asuntos nucleares, difciles y de gran inters para la

    antropologa y su relacin con el sujeto, el abandono del lmite, la actividad

    existencial del yo o el significado de ver!yo, entre otros.

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    La primera persona que se dio cuenta de lo queyo pretenda -el abandono del lmite mental-, me dijo que noera posible hacerlo, que estaba por encima de nuestrasposibilidades, a lo que contest que s que se poda abandonarel lmite si la libertad era trascendental.

    Leonardo Polo

    La persona como ser cognoscente

    Aunque tal vez sea una manera un tanto abrupta de iniciar la

    presentacin, hemos elegido esta conferencia para inaugurar el trabajo de

    tesis, La persona como ser cognoscente, por varios motivos: el profesor Polo

    la dict en el primer Simposio sobre su pensamiento; en ella expone unaprimera formulacin de la antropologa trascendental, redactada en 1972; se

    trata de una exposicin directa en la que muestra y va verbalizando el curso,

    la marcha de su pensamiento, esto es, un ejercicio de filosofa in actu

    exercito, que es el modo de hacer filosofa que el profesor Polo siempre

    defendi.

    Incluso a travs y a pesar de la transcripcin, persiste, se percibe el

    tono vivo, alborotado, con el que quiso realizar la exposicin, trasladndoseal tiempo en el que, tras la advertencia del ser extramental, tena que

    averiguar si el mtodo del abandono le permitira acceder al ser humano: al

    yo, al sujeto, a la persona, y en qu condiciones poda llevarse a cabo tal

    acceso. Tal vez, en suma, cuando pudo, a travs de su mtodo, proseguir la

    distincin real entre ser y esencia para la persona humana.

    Se trata de una conferencia con coloquio final, recogida en un artculo

    de la revista Studia poliana, 8, de 2006, pp. 53-72. La conferencia fue dictadaen la clausura del I Simposio sobre el pensamiento de Leonardo Polo realizado

    en Pamplona el 6.XII.1993. El Profesor Polo hace una breve advertencia

    preliminar, en la que dice que el asunto que va a (intentar) exponer es muy

    difcil y que, adems, se aade la dificultad de que fue redactado en 1972,

    procedente de unos papeles mucho ms antiguos, cuando estaba

    en Roma. Alega que en este texto hay una especie de captacin en bruto del

    asunto que es muy importante, y que en aquellos aos formul como pudo.

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    Nota del recopilador, Juan A. Garca Gonzlez

    Esta conferencia permaneci indita; en parte porque su transcripcin-de cinta, o del papel original- era imperfecta, en ocasiones ininteligible. Elque suscribe ha corregido el texto original en el escueto sentido de hacer

    inteligibles los pasajes que no se entendan -y aadir adems los epgrafes ynotas-; y quiere llamar la atencin del lector acerca del acierto de laspreguntas que siguieron a la conferencia en el coloquio: indicativo de que elcontenido de la conferencia fue entendido por los asistentes. Cabe sealardos diferencias muy notables entre lo que Polo dice sobre el ser cognoscentede la persona humana en esta conferencia de 1993, pero con base en escritosde 1972- y lo que nos dice en su Antropologa trascendental publicada en 1999y 2003.

    a) La primera diferenciaes que en esta conferencia se habla del yocomo comienzo -as se titula, en efecto, el captulo II de la Antropologatrascendental en su redaccin indita de 1972-, y se destaca su irrenunciableaprioridad. En cambio, en la Antropologa trascendental publicada en 1999, elser personal se toma ms bien como ser segundo: no primero ni a priori, sinoser aadido y adems; por eso las dualidades y la coexistencia.

    b) La segunda y mayor diferenciaes que la existencia cognoscente dela persona se asocia en esta conferencia con el ver y con el yo; en cambio ver-yo es el primer miembro de la dualidad en que Polo cifra la esencia delhombre en la Antropologa trascendental publicada, en la que reserva ladenominacin de intelecto personal para designar el ser cognoscente como

    uno de los trascendentales personales. Incluso las cuatro proposiciones a lasque alude en la respuesta a la primera pregunta del coloquio siguiente a laconferencia son incorporadas finalmente por Polo, y con otra formulacin,para referirse al ver-yo esencial (Antropologa trascendental II, publicada en2003, p. 69). Parece que Polo ha ganado madurez con el tiempo. Y haprecisado su nocin del yo humano ubicndola en el mbito de la esencia: esel pice de la esencia, hbito innato de la sindresis; pero no el ser, elintelecto personal, al que se atribuye la transparencia, ni su tema. Sinembargo, pienso que se trata en el fondo de diferencias de formulacin -Poloha enriquecido su planteamiento con la doctrina acerca de los hbitos

    innatos-, ms que de un cambio en la antropologa de Polo.

    [No se trata, en suma, de una exposicin temtica, sino in acto exercitu:

    la inteligencia puede ser capaz, pero si no ejerce el acto es incapaz: sera capaz

    como pura potencia, y eso es una bobada, salvo que se proponga temticamente y no

    in acto exercitu, que es como hay que filosofar: si no filosofo in acto exercitu

    establezco unas tesis: me convierto en un coleccionador de recetas. Quiero hacer

    metafsica? Voy a este fichero de recetas. Filosofar no es registrar frmulas: si no

    realiza la frmula, qu significa? Nada,flatus vocis. Es el gran grito de optimismo dela filosofa: vale la pena! Vale la pena la antropologa trascendental! La filosofa se

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    justifica si se filosofa. Si es un vademecum es la cosa ms tediosa que hay. La

    filosofa es el gran reto. Si no se piensan diferencias se cae en la indiferencia y la

    indiferencia es el tedio.

    En Polo, Leonardo. Persona y libertad. Pamplona: EUNSA, 2007. I. La libertad

    trascendental: la distincin entre metafsica y antropologa: la nocin trascendental de

    diferencia]

    Hemos considerado oportuno, adems, intercalar un breveprrafo de Rafael Corazn, publicado en el artculo Sobre la esenciahumana, Studia Poliana 2003 n6 211-223: el autor expone demanera grfica, inmediata, qu supone el abandono del lmite, sobretodo en el uso del lenguaje:

    El estudio de la esencia humana no es fcil, quizs porque

    consiste en un quedar creciente en el lmite. Quedar en el lmite,evitando que se reintroduzca, ofrece dificultades o peligros quepueden esquivarse mejor en otras dimensiones. La dificultad secomprende mejor si se tiene en cuenta que Polo no intuye, ni deduce,ni usa, por tanto, de razonamientos lgicos; tampoco define, o sea, nose refiere a gneros y diferencias especficas. Adems, ellenguaje, que no es trascendental, lleva a confusin si no se estatento, pues lo que Polo expresa no tiene el carcter proposicional desujeto, verbo y predicado. El abandono del lmite mental permiteacceder al ser y a la esencia, del mundo y de la persona, sin

    suponerlos y, por tanto, sin conceptos, juicios o razonamientos.Las dificultades pueden parecer insuperables y, sin embargo,sirven de ayuda para evitar la recada en la suposicin. Quien noacepte el mtodo propuesto por Polo juzgar, como en otras obrasanteriores, que se gua por una intuicin personal e irrepetible, queafirma sin argumentos, que describe sin dar razn de lo que dicever. En cambio, cuando se sigue al autor en el abandono del lmite, latraduccin del lenguaje para comprender los temas coincide con elitinerario intelectual de Polo. No es posible comprender el texto si,simultneamente, no se da el quedar creciente en el lmite.

    Polo desarrolla los siguientes puntos, que expondremos de forma abreviada:

    1. La antropologa trascendental

    2. El yo no es sujeto del pensar

    3. Connotacin de la existencia cognoscente en la idea de sujeto

    pensante

    4. Descubrir el propio yo, y ver como existencia cognoscente5. La tercera dimensin del abandono del lmite

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    6. Autoconocimiento y conocimiento del Creador

    7. Ver sin visto

    8. La existencia cognoscente como comienzo y referencia

    1.La antropologatrascendental

    Polo aclara que va a intentar alcanzar una antropologa trascendental

    siguiendo otra direccin del abandono del lmite que pensaba publicar como

    El Ser II-. Ya haba logrado la advertencia del ser extramental: la primera

    dimensin del mtodo del abandono. Si ahora quisiramos utilizar esta

    advertencia para determinar la existencia humana: o habramos de reducir laexistencia a la advertencia, o bien el carcter aadido de la existencia se

    agregara como algo particular, no trascendental, y la antropologa sera una

    filosofa segunda: la antropologa trascendental quedara sin conseguirse. En

    el primer caso se reducira a metafsica y en el segundo no alcanzaramos un

    plano trascendental.

    La antropologa trascendental se entiende ante todo como visin activa

    del yo.El yo es existencia: la cuestin estriba en conseguir alcanzarrigurosamente el yo: conseguir una interpretacin del yo de modo que no

    suponga una prdida de la advertencia de la actividad extramental y que,

    efectivamente, el yo se alcance.

    [No tiene nada que ver con la equiparacin de las dos existencias, pues el

    acto advertido, -la existencia extramental-, no es igual al yo, puesto que el yo

    supone una actividad propia, que no se reduce a la actividad advertida.Lo contrario

    entraara la prdida de la actividad de los temas, que slo jugaran de modo

    igualado, como distintas determinaciones, de tal manera que el yo y la actividad

    extramental seran expresiones de un gnero comn: cosa que se excluye

    completamente porque el gnero no es real.]

    La cuestin tiene otro sentido: sabemos ya que la existencia humana no

    es objeto, a esto hemos llamado carcter de adems. El carcter de adems

    se deja componer con el objeto? Si el yo no lo hay como objeto no ser

    precisamenteporque es sujetodel pensamiento?

    Esta pregunta nos invita a considerar si el objeto se corresponde con un

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    sujeto o si el carcter de ademsimplica que no hay sujeto del pensamiento.

    [El objeto pudiera ser una nocin respecto de la cual la actividad extramental

    fuera lo nico que le corresponde si se abandona el lmite.]

    La nocin de sujeto permite plantear si el abandono del lmite tiene

    valor exclusivo en orden a lo extramental o si tiene vigencia tambin para el

    caso del sujeto. La posicin del profesor Polo es: puede extenderse el

    abandono del haber al sujeto, pero en los siguientes trminos: que el yo

    no sea objeto significa que tampoco es sujeto del pensamiento.

    Vamos a ver si esto se entiende: la proposicin puesto que no hay

    haber el yo es actividad es demasiado introductoria: se asegura que el yo

    existe, pero con ello no se alcanza su existencia, que es el objetivo de la

    antropologa trascendental: del abandono del lmite en antropologa.

    Hemos desenmascarado el objeto, su limitacin, pero con ello no se

    logra una visin trascendental del yo: queda por averiguar si tiene valor la

    idea de sujeto del pensamiento.

    2.El yo no es sujetodel pensar[Como idea pensada no tiene valor alguno, pero de aqu no se concluye

    cmodamente que no haya un sujeto, no ya pensado, sino pensante.

    Ntese: no cabe idea de tal sujeto, pero si la advertencia de la actividad vale

    respecto de l, el hecho de que no se pueda pensar no hace imposible que se tenga

    que admitir un sujeto pensante:se tratara de un nomeno al que se podra intentar

    llegar por otra va, una intuicin emocional o algo as, pero su admisin es, en

    general, todava posible.]

    Cabe preguntarse por qu la advertencia de la actividaddeja lugar aestas indecisiones cuando se trata del yo: por qu es insuficientey el yo no se

    deja reducir a ella inmediatamente. La razn es doble:

    el hombre no tiene como destino la actividad creada y,

    puede intentar una relacin consigo: el hombre tiene opcin al

    egocentrismo.

    La metafsica es insuficiente para la antropologa porque el hombre

    tiene opcin libre a una referencia a s mismo, aunque sea meramente comotentativa.

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    [Esta indicacin modifica de raz la cuestin: lo que en realidad se oculta bajo

    la idea de sujeto del pensamiento es un proyecto cuestionable de existencia: se ve

    ahora con ms claridad que la metafsica es insuficiente en orden a los temas

    trascendentales humanos.]

    No cabe admitir un sujeto pensante porque no cabe sujeto pensado: el

    carcter de ademsentraa que no hay sujeto del pensamiento: la expresin

    sujeto del pensamientodebe tener un sentido muy preciso, en otro caso es

    intil. Si no incluye con rigor el carcter de pensante no se habla de sujeto

    del pensamiento, pero esta inclusin es absolutamente imposible: no se puede

    meter la nocin de pensante en la nocin de sujeto.

    El haberes el lmite del pensamiento y en manera alguna un inteligible

    extramental; por tanto, no lo hay. En tal caso, no hay necesidad de ponerlo

    mediante una actividad subjetiva: no exige sujeto; el trmino pensante, que

    designa el pensar, no alude a un sujeto.

    [Fuera de la unidad aperceptivaen sentido kantiano, la expresin sujeto del

    pensamiento no es sino el resultado de un razonamiento subrepticio y no de una

    concreta consideracin del pensar: la unidad aperceptiva puede ser principio de una

    deduccin trascendental del objeto, pero no sujeto vidente del mismo: sale de una

    deduccin, pero coincide con un ver: con la unidad aperceptiva podemos deducir,pero no ver. El yo pienso en general no es existencialmente el ver, lo que no tiene

    nada de extrao -el anonimato de la conciencia trascendental kantiana es obvio- y

    nos obliga a buscar en otra direccin la existencia cognoscente.]

    En suma: la proposicin pensar algo significa pensar yo es falsa: no

    quiere decir que pensar sea una abstraccin: ya hemos dicho que no hay

    haber. No cabe pensar sin yo, pero el yo no es sujeto del pensar: no es yo

    como pensante sino que significa un a priori existencial;pero peculiar, quecomporta un adems existencial, una aadidura. La admisin del sujeto del

    pensamiento cae bajo el carcter de adems, ms radical que cualquier tipo

    de intencin egocntrica.

    Un sujeto pensante debera ser pensado. En efecto: el sujeto de

    pensamiento lo es porque piensa, pero cmo podra pensar algo sin pensar

    que lo piensa y cmo podra pensar que lo piensa sin ser l mismo

    pensado? Esto es lo que acontece: no cabe pensar el yo; es la indicacin

    inicial y ms neta del carcter de adems: el yo pensado no piensa.Queda

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    claro de este modo que el yo no es objeto y que el haber del pensar es

    distinto de la existencia humana.

    3. Connotacin de la existencia cognoscenteen la idea desujeto pensante

    De la tercera dimensin del abandono del lmite, que es la que estamos

    usando, resulta la imposibilidad de pensar el yo y la falta de sentido de la

    idea de sujeto del pensamiento. En la va abierta por la negacin del carcter

    existencial del haberse ha notado, al menos, la existencia humana.

    En antropologa, al poner en juego esta existencia respecto del haberse nota como yo. La descalificacin de la correspondencia entre objeto y

    sujeto, y la renuncia a todo conocimiento del yo que sacrifique su importancia

    y su carcter propio a la pretensin de poner al yo ante los ojos, mantiene

    abierto el camino a la connotacin del yo.

    El haber puede servir para advertir la actividad extramental, pero

    tambin para alcanzar el propio acto de ser. Que el haberno sea el acto de

    ser lleva a la advertencia del acto de ser extramental, y por otro lado tienerelevancia para el tema de la persona. Hemos dicho que el pensar no tiene

    sujeto porque el yo no es pensado. Ahora preguntamos:

    cmo es que existe un yo puesto que hay? Hemos podido concluir que,

    si fuera sujeto del pensar, debera ser pensado en cuanto que

    pensante. Podemos concluir que no sea nada de esto? Cmo se completa el

    carcter de adems del yo, una vez destruida la idea de sujeto del

    pensamiento?El yo humano es una existencia creada: esa existencia creada existe en

    tanto que es un yo humano. La preocupacin subjetivista puede creer que es

    requisito sine qua non para el yo la conciencia despierta, pero la crtica a la

    nocin de sujeto basta para justificar un tratamiento trascendental del yo

    que no necesita la conciencia despierta: el tema de la conciencia no tiene

    nada que ver con la connotacin de la existencia en la idea de sujeto.

    Este tratamiento no debe dejar a un lado la preocupacin por el sujeto,

    sino satisfacerla; lo que no puede lograrse con la actividad extramental, ya

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    que no es cognoscitiva.

    La correspondencia con el objeto es activa: desde el haber, puede

    decirse que el yo existe: no es una equiparacin existencial del sujeto con el

    yo, sino slo una connotacin existencial que demanda la nocin de sujeto

    porque ella misma no es existencial.Tal connotacin no tiene el sentido de

    una inclusin de la existencia personal en un contenido ptico, pasado y

    supuesto, sino el planteamiento de la temtica antropolgica en trminos

    trascendentales.

    Si hubiera sujeto del pensar, el sujeto debera ser pensado. Ahora bien,

    el sujeto no es pensado puesto que como pensado no piensa: de esto se

    concluye que no hay sujeto del pensar.

    El sentido riguroso de esta conclusin es slo que el yo no existe como

    sujeto del pensar, no consiste en ser sujeto del pensamiento.

    [Esta argumentacin no tiene alcance emprico: no se trata de que, de hecho,

    el sujeto no sea pensado; ni que, de hecho, no haya sujeto: porque habitualmente se

    piensa que hay sujeto -en otro caso no habra ninguna cuestin-.]

    La argumentacin es: cuando decimos que el sujeto debera pensar en

    cuanto que pensado, nos referimos a un desideratum de la expresin ser

    pensado y a otro de la expresin sujeto pensante. La fuerza de la

    argumentacin no es lgica: se apoya en la configuracin de sus trminos

    mismos. No se niega que haya sujeto: lo hay; lo que se niega es que ese

    sujeto que hay vea.

    Es innegable que tenemos idea del sujeto, pero a la idea de sujeto le

    falta lo que distingue al sujeto: ver.

    [Probablemente al aspirar a que el sujeto pensante tuviera que ser pensado

    nos olvidamos del lmite del pensamiento, y nos referimos a una idea de pensado

    completamente inverificable. La expresin sujeto pensado viene a ser un

    desideratum, y la fuerza del argumento reside en que nos referimos a una expresin

    que no tiene correspondencia con el pensar humano, y por ello, en definitiva, ningn

    sentido. Lo que en rigor se quiere decir con la proposicin que estamos considerando

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    de un sujeto pensante es que no debera haberpensar, porque el sujeto debera ser

    pensado en un sentido que no satisface el pensar como haber.]

    4.Descubrir el propio yo, ver como existencia cognoscente

    Consideremos de nuevo: si hay sujeto del pensar el sujeto debera ser

    pensado: en esta proposicin el sujeto tiene que tener el sentido de lo que

    hay: el objeto pensado: queda por averiguar: por qu si hay sujeto del pensar

    no cabe suponerlo, y tampoco por fingirlo pensante deja de ser pensado?

    La razn tiene que ser a la fuerza que el pensamiento tiene para el

    sujeto un concreto significado: la necesidad de descubrirse.Pero esto es muy

    problemtico: cmo conjugar descubrir con ver?

    En la expresin descubrirse, el problema se supone resuelto sin

    percatarse de su verdadero alcance: descubrir exige un descubridor en cuanto

    que vidente y, por otro lado, un descubridor referido a lo descubierto, activo

    desvelador de ello.

    Descubrise implica que el vidente sea visto como vidente, un ver el ver,

    pero tambin un desvelar el ver: implica las dos cosas. Ahora bien: desvelar el

    ver no tiene sentido alguno, no slo porque el ver no puede ser visto como

    sujeto pasivo de una visin, puesto que justamente ve, sino tambin porque

    para desvelarse precisa que el vidente previamente no lo sea, puesto que es

    lo que se va a descubrir.

    Cmo vera si el ver estuviera pendiente de alcanzarse, de ser

    descubierto? Una de dos, o se ve sin ver el ver, o se ve viendo el ver. Lo que

    no cabe es descubrir el ver: adems de constituir una peticin de principio

    atribuye carcter pasivo al ver.

    El ver como descubierto es el trmino del descubrimiento.

    [Con esta observacin se refutan en cierto modo las

    consideraciones heideggerianas al respecto. Si ver es acto entonces no

    se puede autodescubrir, porque si se autodescubre ya no es acto. La

    reflexividad es imposible porque al tomar al ver como visto y como

    descubierto es activo y pasivo a la vez, acto y no acto. A Heidegger,Polo dedica varias pginas en La distincin real, concretamente un

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    captulo titulado "La existencia humana segn Sein und Zeit". Ah

    seala: "su crtica al objetivismo no es una crtica a la verdad del

    objeto, no es eso, o si el conocimiento objetivo sirve para conocer, es

    que se da cuenta de que el objeto no existe. El objeto qua objeto no

    existe. Pero si lo primordial es ser o existir, no se puede decir que se

    conozca algo si al conocerlo en tanto que conocido no existe". Por

    tanto, comenta Polo, a Heidegger se le ha pasado por alto una cosa

    muy importante, y en definitiva a cualquiera que quiera describir el yo

    en sus manifestaciones, en sus prolongaciones, y es que el yo es real.

    Para que fuese idntico con el objeto no bastara con que el objeto

    fuese el conocimiento completo del yo, sino que hara falta que el

    objeto fuese tambin un yo real.

    Ciertamente, con la difusin de la obra de Heidegger muchos

    tomistas pensaron que lo que ste llamaba la diferencia ontolgica, la

    diferencia entre ser y ente, poda asimilarse a la distincin real

    tomista. En este punto Leonardo Polo nunca estuvo de acuerdo: "eso

    no se puede mantener exactamente porque Heidegger no conoce bien

    a Toms de Aquino, sino a Escoto y la lnea escotista es una

    modificacin de la interpretacin que hace Toms de Aquino de

    Aristteles; la postura de Toms de Aquino es irreconocible en la lneade Escoto. Como estas dos lneas estn bastante mezcladas en la

    filosofa escolstica, eso ha dado lugar a unas ambigedades notables

    [...]. No se puede decir, me parece, que Heidegger repita el

    descubrimiento de la distincin real [...]. La objecin de Heidegger

    frente al idealismo es que es absolutamente imposible conseguir la

    identidad del sujeto con el objeto, de modo que habra incluso que

    decir que si el yo no se conoce existiendo, de manera que el conocer

    lo haga existir, no se conoce bien o de manera adecuada. No cabe unconocimiento intencional del yo porque al yo le es tan caracterstico el

    existir que si se le quita deja de ser yo. Dicho de otra manera: el yo no

    es una esencia, sino que es existencia, por lo tanto un conocimiento

    esencial del yo no es nada".

    De sus lecturas de Heidegger, de la preocupacin de ste por el

    "existente", de su crtica al idealismo y de la propuesta heideggeriana,

    Leonardo Polo descubre el carcter de adems. El existente, la

    persona, es adems, y esto subraya no lo ha visto Heidegger. El

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    adverbio adems expresa que el hombre no se agota en pensar, ni

    siquiera en actuar. Ser adems es "abrirse ntimamente a ser sobrando

    constantemente siempre".

    Trayectoria intelectual de Leonardo Polo

    Franquet, M Jos.

    Anuario filosfico Pamplona 29-2 (1996) 303-22]

    Su carcter enteramente a priori, su carcter incoativo de acto, se

    hunde. Esto es un diagnstico de la antropologa moderna que entiende el

    pensar desde la necesidad de descubrir el sujeto; pero descubrir el

    cognoscente es algo que no tiene el menor sentido.

    Argumentativamente: se ve, pero adems el ver tiene que ser ver,

    tiene que ser completamente a priori. Por tanto, una de dos: o se ve, y se

    admite la existencia del adems sin ver el ver, o se ve viendo el ver. Pero no

    cabe en modo alguno descubrir el ver, porque adems de lo dicho constituye

    una peticin de principio al atribuir carcter pasivo, de visto, al ver.

    Ahora bien, la expresin ver viendo el ver no tiene sentido creado,

    slo es real como identidad, como ser originario, es decir, como Dios.

    Se dice que el ver puede ser descubierto lo cual es absolutamenteimposible: no slo porque no se pueda hacer, sino porque es incoherente: si el

    ver es acto no cabe ms que un ver que no se vea o un ver el ver en

    identidad, pero no cabe descubrir el ver: el ver no puede estar latente en

    absoluto, no puede estar oculto de tal manera que haya que desocultarlo.

    [Es lo que hay detrs del asunto del sujeto pensante y el sujeto pensado: una

    nocin errnea de autoconciencia, presente tambin en el sentido que da Heidegger

    al ocultamiento y desvelamiento.]La lnea desiderativa del sujeto del pensamiento puede llevar a

    plantear una incompatibilidad que se basa en la confusin de que el ver se

    puede descubrir: no, porque el ver es absolutamente radical, a priori.

    5.La tercera dimensindel abandono del lmite

    Consideremos otra vez la proposicin: si hay sujeto del pensar, elsujeto pensado debe pensar: la argumentacin sobre esta proposicin no tiene

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    sentido. En vez de aceptar un sentido definido de los trminos para

    argumentar, sucede que ese sentido no se aprecia en la observacin directa

    del pensamiento humano: en la proposicin, los trminos adquieren un

    sentido desiderativo y no definible: la proposicin se constituye toda ella

    fuera del pensamiento tal y como acontece.

    Justo porque hay, porque sujeto pensado significa sujeto que hay y

    nada ms, debe afirmarse que la subjetividad de la existencia humana no est

    en un supuesto carcter de pensante: si hay en general, el carcter de

    pensante no corresponde al yo.

    Desde aqu se abren algunas lneas de avance. Haciendo hincapi en el

    carcter de adems debe afirmarse que el yo no es el haber: respecto del

    haber slo cabe decir que el yo existe -polaridad de la existencia humana;

    excentricidad de la existencia humana-.

    La expresin el haber no es equivale a el haber no es porque el yo

    no es el haber -siendo haberlo mismo que pensar-. La expresin el haber no

    es tiene un doble sentido: aquel desde el que se advierte la actividad en

    metafsica: el haber es un puro lmite del conocimiento humano que

    obstaculiza la advertencia de la actividad extramental y supone la esencia.

    Por otro lado, un sentido antropolgico segn el cual el haber no es significa

    que el yo no es el haber, no es pensante ni es pensado.

    Mientras que respecto a la existencia extramental el

    desenmascaramiento del haber es slo la va para su advertencia -va que

    consiste en abandonar el haber y que no da una directa explicacin del

    mismo-, en la consideracin del sujeto humano aparece la razn de que el

    haberno sea: el haber no es porque el yo no es el habery no por ninguna otra

    razn.

    Esta es la distincin real en antropologa: en la consideracin

    antropolgica del haberse nota de un modo completamente referido al sujeto

    que la existencia humana carece de la forma verbal es. El conocer humano

    no conoce el conocer, no existe como conocido. La existencia humana carece

    en su raz misma de realidad como conocida.

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    En la estricta correspondencia conocerconocido la pretensin de s entrminos de autoconciencia es un puro extravo incompatible con el carcter

    de adems. El carcter de adems es la condicin creatural del hombre.

    [Conocer el conocer no es una exigencia concreta de la criatura cognoscente.

    La pretensin de s mismo es absurda, no slo en el sentido de no tener posibilidad

    alguna de satisfaccin, sino tambin en el sentido de que no tiene carcter

    existencial, es una degradacin de la actividad cognoscente.

    La pretensin de s mismo no tiene nada que ver con la existencia como acto,

    es una confusin de lo activo y lo pasivo. Ver el ver en identidad no es lo mismo que

    descubrir el ver; que es una mezcla de pasividad y actividad. Es lo que le pasa a

    Heidegger.

    No hay posibilidad ninguna, no se puede constituir el desvelamiento del

    propio ser, porque el ver es prioritario y no terminal; pero sin el ver se pierde todo

    destino personal, y se encarrila uno a la nada.]

    6.Autoconocimiento y conocimiento del Creador

    La razn de que no me conozca no est en una debilidad del

    conocimiento mo, sino ms bien en la existencia del yo: mi existencia tiene

    un carcter de adems que impide el propio conocimiento.

    Al yo corresponde el carcter de comienzo: es ver en cuanto que es

    comienzo; ver es enteramente incoativo, no est precedido por nada, y por

    eso no puede ser descubierto. El carcter de comienzo no es temporal, sino

    trascendental.

    No es que el yo comience, sino que el yo es el comienzo, el ver a priori.[La filosofa moderna es el lugar de aparicin temtica de un tipo de error

    grave respecto al autoconocimiento. De qu puede servir adoptar la actitud

    kantiana? En definitiva de nada: es un error que tiene sus races en una regin mucho

    ms profunda que la epistemolgica de la conciencia trascendental.]

    Ntese que a la libertad como actividad humana no corresponde

    legtimamente encauzarse segn la va del pensamiento ya que es distinta

    realmente de l. Hay que ir a la raz, hay que dar razn del mbito temtico

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    entero y no limitarse a considerarlo en sus ltimas estimaciones

    representacionistas, u objetivas.

    7.Ver sin visto

    Vervisto. Ver necesita visto? No. Ver es esto, o es ver el ver enidentidad. Como ver el ver es Dios, ver que no ve el ver es el hombre. El ver

    no necesita ser visto; mejor, es imposible como visto. Cuando nicamente

    tiene sentido que el ver sea visto es respecto al ver el ver en identidad.

    La misma expresin aristotlica noesis noeseos noesises equivocada: es

    ver el ver, pero el ver slo se puede ver en identidad, no se puede descubrir.El conocer humano no es susceptible de explicacin: no cabe establecer un

    binomio yoes con otra cosa -lo visto- con el propsito de descifrar el yo enfuncin de esa otra cosa.

    La inteligibilidad no es algo visto que entrae para el yo un momento

    constitutivo: ver no es ninguna determinacin ni es determinable; debe

    rechazarse la idea de inmanencia como introduccin de sujeto y objeto en

    una misma esfera.El carcter de adems es el ver: es muchas ms cosas, pero tambin el

    ver. Por partir de la expresin yo veo algo, en la que veo necesita de algo

    visto, no se considera la existencia cognoscente. La necesidad y la causa para

    ver no se refieren a un auxilio ms o menos supletorio para ver algo, o a la

    solucin de una incapacidad para ver efectivamente algo: se refieren a un

    extremo ms importante: que la referencia al creador es la altura real del ver

    como comienzo.Como comienzo real, el ver se libera de la idea de direccin y de lo

    visto. El carcter de comienzo indica la exclusividad del yo como referencia a

    Dios y, por tanto, fuera de todo nexo con algo visto. El yo no necesita

    explicacin o proceso constitutivo dialctico en cuanto que cognoscente.

    Tampoco necesita de una intervencin divina que lo saque de un letargo en el

    que estuviese sumido.

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    Crear un cognoscente no es hacer surgir de la nada un supuesto

    necesitado de un perfeccionamiento ulterior en el que consista formalmente

    su condicin de cognoscente.

    Ver no tiene anterioridad alguna a la que pueda llamarse real: se trata

    de un riguroso comienzo como referencia a Dios: ver equivale a mi altura real,

    a la altura de mi acto.

    8.La existencia cognoscente como comienzo y referenciaHay que rechazar que la existencia humana se determine -en cualquier

    manera- respecto de la existencia extramental advertida: hay que rechazar la

    idea de nexo con lo extramental. Por eso hay que distinguir las dimensiones

    del abandono del lmite. El comienzo real exige la prioridad de la existencia

    humana en el orden cognoscitivo: el conocimiento no puede culminar en lo

    extramental como trmino ni puede decirse que el conocer sea un nexo con

    ello.

    La consideracin trascendental del conocimiento humano tiene que

    cifrarse en alcanzar el acto humano.

    Que efectivamente se conozca el ser extramental no nos lleva a

    concluir que el tema del conocimiento se plantee a partir de su advertencia,

    por una razn muy simple: la existencia extramental tambin es creada y

    entre dos criaturas no cabe una determinacin en el orden del ser.

    El ver es creado: si conozco a otra criatura, no puede decirse que haya

    una relacin constitutiva entre las dos: una criatura no es constitutiva de

    otra, ni es creada por otra.

    El ver solamente se puede remitir a Dios como acto y si no, no

    acudimos a la distincin real y hablamos de pensarpensado: peropensarpensado no comporta sujeto pensante, eso en todo caso es unaoperacin en la que se puede apreciar el lmite.

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    Obviamente es un lmite porque el ver se reserva, ya que como es

    criatura no puede ser explicado de ninguna otra manera, sino desde Dios. El

    ver es creado; el ver que es el yo o el yo que significa ver, es creado.

    Como comienzo real, el ver humano slo cabe entenderlo como

    referencia al creador: el hombre no ve porque veavisto en ningn sentido, niporque se lo imponga la actividad extramental ni porque l mismo tenga un

    lmite, ni porque en Dios vea lo visto; si el hombre ve es porque Dios le ve.

    El cognoscente se refiere al creador: directa y exclusivamente. Tal

    referencia lo es a un conocer, no a un conocido: el cognoscente como

    actividad no puede entenderse como determinado por un conocido: ver, en el

    caso del cognoscente humano, no es ser visto.Es la cuestin de fondo que descalifica la nocin de sujeto: es falsa la

    interpretacin del cognoscente en correspondencia con un conocido: en base

    a un ver y a un visto -considerados como trminos- es imposible la

    antropologa trascendental: cognoscente y conocido como actividades no son

    en modo alguno trminos de una estructura.

    Si yo conozco la realidad y si yo mismo soy real es porque la realidad

    creatural no se determina entre s mutuamente y no es trmino de la relacin

    notica conocidocognoscente.En vez de ser un obstculo para un realismo riguroso, la doctrina del

    lmite mental seala centradamente la condicin del conocimiento de la

    realidad: que la existencia conocida y la existencia cognoscente tengan

    sentido nicamente como referencia al creador y en cambio no se constituyan

    en su relacin mutua -lo que a veces se llama relacin virtual-.

    El ver humano slo es completamente ver como libertad: el comienzono tiene un sentido emprico, ni est supuesto como previo a lo conocido,

    sino que slo existe como libertad.El ser creado humano es la libertad, slo

    puede ser entendido como libertad -inclusin atpica en el mbito de la

    mxima amplitud-. Ninguna consistencia establecida en la relacin conocerconocido seala el existir humano, porque no hay ninguna revelacin del

    propio ser fuera de la libertad.

    Fuera de la libertad el hombre no sabe su ser, no alcanza su sercognoscente. La libertad humana no tiene trmino al que ponga o pretenda,

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    no est encauzada o determinada, la libertad humana slo es referencia

    trascendental y no tiene una causa determinante.

    No s si con esta exposicin he depurado la nocin de yo cifrando el

    ver en l. El que yo vea o el ver no son un yo, sino que el yo como

    cognoscente es ver. Es un carcter absolutamente incoativo no precedido. Ver

    hay que retraerlo radicalmente al yo, de manera que yo y ver equivalen: no es

    que yo sea yo y adems vea, no es eso: es que el conocer se constituye como

    tal en cuanto que manifestacin del ser cognoscente; y ese ser cognoscente

    significa yo, ser personal.

    Coloquio

    P:pregunta de algn asistente R:respuesta de Leonardo Polo

    P:Cuando est empleando el trmino ver usa una metfora para hablar

    del conocer. Ahora bien, en lo que se refiere a la reflexin hay una

    diferencia entre ver y pensar porque el ver no se ve y al pensar se conoce el

    conocer. Y adems la inteligencia, como es capaz de darse cuenta de si

    piensa algo verdadero o algo falso, es capaz de darse cuenta tambin de su

    propia naturaleza como facultad de conocer inmaterial. No s si usted lo que

    seala es que al conocer la naturaleza de mi conocer y mi propio acto de

    conocer no conozco todava al sujeto, y que entonces el acto de conocer no

    es el sujeto.

    R:Hay actos de conocer que no son el sujeto. Eso es lo que en teora delconocimiento digo constantemente: que para hablar de los actos de conocer

    no hace falta hablar de la persona. Si se confunde una cosa con la otra

    establecemos la relacin sujeto-objeto y hemos estropeado el enfoque. Pero

    tambin digo que en teora del conocimiento no hablo del cognoscente. El

    cognoscente en ltima instancia lo veo como lo he expuesto; quiz sea una

    metfora pero atendiendo a ese asunto del cuerpo glorioso no es tan

    metfora. El ver no es solamente la vista sensible, y su traslacin al yo no es

    metafrica, sino que el ver por antonomasia es la existencia cognoscente.Los actos de conocer, de pensar, se conmensuran con sus objetos. Pero

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    qu significa darse cuenta de eso?. No significa una mera constatacin sino

    el ejercicio de un acto que est por encima de lo operativo y que creo que se

    puede llamar ver, puro ver. Los otros sern actos que se conmensuran con

    objetos; pero sin el acto de ver quedaran en una cosa mostrenca. Aunque

    sea muy importante la investigacin del conocimiento (yo ya llevo cuatro

    tomos en ello), el yo no se puede reducir a la operacin de conocer ni al

    hbito (adquirido o innato), sino que remite al existir, al acto de ser en

    virtud del cual todo lo otro es posible y que no se identifica con ello, ni se

    constituye en virtud suya, ni lo necesita, por decirlo de alguna manera, sino

    que es simplemente ver. Ver no significa ms que yo. Decir que ver se

    convierte con yo quiz evite un poco la metfora o permita la elevacin.

    Qu significa conocer? Conocer significa yo. En las proposiciones que escrib

    hace tiempo, son cuatro, el choque que hay entre ellas tiende a evitar la

    forma proposicional, los complementos directos; cuando se habla de

    conocer-conocido no se puede entender el "conocido" como complemento

    directo del conocer.

    stas eran las cuatro proposiciones:

    1. Conocer significa inteligibilidad

    2. Pero conocer no significa conocer la inteligibilidad3. Conocer la inteligibilidad significa conocer yo

    4. Pero conocer no significa conocer yo, sino escuetamente yo.

    P:Yo puedo verlo todo, salvo ver el ver; y el Absoluto sera el ver en s

    mismo, el ver el ver. Pero como el ver humano no se da sin lo visto, las

    relaciones creador-creatura, si no se quiere incurrir en un pantesmo, no s

    cmo se pueden entender. Usted ha aludido al ontologismo. Por otro lado, la

    nica accesibilidad del ver-visto hacia el ver absoluto da la impresin queslo podra consistir en la intensificacin del propio yo, del propio ser. Va

    por ah su lnea de la accesibilidad a Dios por la libertad?.

    R:Esta sera la sexta va, o mejor dicho, otra va. Pero, no. Realmente

    sta es una sentencia cuya admisin no va a ser pacfica: el ver no necesita

    lo visto. El axioma de la conmensuracin, que no quepa operacin sin objeto

    ni objeto sin operacin, corresponde al acto de pensar, al acto de ver, de

    oir, que no son actos ciegos y, a la inversa, en los que el objeto no se da sin

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    operacin: hay conmensuracin. Pero en el caso del yo no sucede as; otra

    cosa es cuando lo visto es distinto del yo, pero ver-visto como expresin del

    yo, eso no cabe; porque si el yo se quisiera ver en el sentido que tiene ver lo

    visto, resultara imposible e inconducente, un desvaro. No se niega que haya

    sujeto sino que ese sujeto que hay, como ya he dicho, vea.

    P:Del ser extramental dice que es comienzo que ni cesa ni es seguido.

    Esto se puede advertir, pero este comienzo es slo persistente, movimiento;

    cabra intentar con su exposicin una interpretacin semejante del yo?.

    Sera comienzo cognoscente que se alcanza en su destino. Lo que pasa es

    que, en comparacin, me resulta ms opaco mi yo que el ser del mundo,

    porque el ser del mundo lo advierto, pero mi yo no lo puedo alcanzar hasta

    que yo no vea a Dios, cosa que no sucede en esta vida. Algn otro

    conocimiento tengo que tener de mi yo, aunque sea incompleto, pero que

    sea superior al del mundo.

    R:Yo suelo decir que en un caso se advierte y en otro se alcanza. Cuando

    hablo de comienzo estoy dialogando con la filosofa moderna, con Hegel y

    Heidegger. Ver tiene que ser absolutamente a priori, y en ese sentido digo

    comienzo. Pero ese comienzo no tiene nada que ver con un despliegue, sinoque se retiene como tal comienzo. No es el que yo sea hurao, o se asle, no;

    eso sera voluntarismo. No es eso, he empleado la palabra "polaridad" y la

    palabra "reserva"; el ver no se comunica sino que se reserva, es lo que

    Aristteles llama horisms cuando trata del intelecto agente. Eso es libertad

    y en tanto que libertad slo se dirige coherentemente a Dios, es una

    apelacin a l; porque quien lo tiene que revelar es el ver el ver. El ver el

    ver es quien me ha creado.

    Esto lo expreso a veces de otra manera que por ser ms cercana a lanocin de belleza puede intuirse mejor, aunque a m en cierto modo- me

    gusta el ascetismo intelectual. Que el ver no sea lo visto significa que es

    transparente, es transparencia. Y la transparencia que es? La luz tomada

    como luz. Y esto que quiere decir? Que es humildad, que se ignora; pero esa

    ignorancia sera en todo caso una docta ignorancia.

    Yo veo eso en la Virgen. Esa pureza paradigmtica del yo que es

    transparencia es nuestra seora. Nuestra seora se ignoraba, y a esto se

    puede llamar humildad, si se quiere, porque la humildad es la verdad. La luz

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    transparente. La luz que es ms que transparencia es la luz de la luz, el

    lumen de lumine que est en la frmula del credo. En tu luz ver la luz

    porque mi luz es pura transparencia y se ignora, como la Virgen se ignoraba.

    El intelecto agente de la Virgen no estaba estropeado por ninguna pretensin

    de autodesvelemiento ni nada as.

    Hay un trabajo de Saumells sobre la nocin de opacidad... Desde luego,

    la luz es la transparencia. Si se quiere la penetrabilidad por la luz misma. Eso

    de la luz de la luz, ver el ver, pertenece al misterio trinitario y no hay por

    qu prescindir de l. Pero la humana es una luz capaz de recibir luz. Pero

    una luz que recibe luz no es una luz iluminada, sino una luz intensificada. En

    la misma medida en que soy creado, por eso he dicho que el ver es una

    altura, el yo de mi ser cognoscente, mi ver, es la altura de mi ser. Dios crea

    el intellectus, la luz mental; pues esa luz es incrementable, precisamente

    porque es transparente, en contacto con otra luz, con la luz de la luz. No es

    una luz iluminada, sino intensificada en su misma transparencia. Y entonces

    esa luz se devuelve. Esto tiene que ver con la idea de don, la luz est en el

    orden donal.

    En la Virgen se ve muy claro, la humildad es la transparencia: un alma

    sin mancha. Nosotros tenemos la mancha del pecado original, pero el

    intelecto agente no admite mancha. Es la nocin de puritas essendi; pero lapuritas essendi es lo que se deja penetrar enteramente por la luz siendo ella

    misma luz, porque slo la luz se deja penetrar por la luz. Si la luz tiene que

    ver con algo que no es luz, choca con ello, no es recibido. Una luz solamente

    puede ser recibida por otra luz.

    Creo que la Virgen muestra esto: permite darse cuenta de que el ver lo

    tenemos oscurecido por opacidades que son imposibles desde la luz. La luz

    no tiene nada de opaco, nada de superficie, slo tiene profundidad. Y esa

    profundidad es la que es perfectamente esponsable con la luz, lo que sepuede devolver a la luz de la luz, al ver el ver.

    P: Lo mo no es una pregunta, sino que se me vienen a la cabeza las

    bodas de Can, porque usted guarda el buen vino para el final: usted ha

    mantenido reservada su antropologa, y ya es hora de sacarla a la luz.

    R:Es que entender al ser personal es muy difcil. La persistencia es ms

    fcil, pero llegar al adems y darse cuenta de que es luz, son asuntos muy

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    difciles.

    P: Lo mismo que usted caracteriza al acto de ser personal como ver

    cabra la caracterizacin como amor? Y, por otra parte, si resalta tanto la

    excelencia del acto de ser originario, podra dar la impresin de que toda la

    actuacin humana ejercida en el orden de la esencia no tiene funcin

    ninguna.

    R: Aqu no hay origen, el origen es Dios. Esto no es originario, sino

    radical, a priori; pero hablamos ms bien de coexistencia. El trmino

    coexistencia no ha salido, pero hay que ir desplegndolo. Creo que la

    coexistencia si no es con Dios... ; porque la coexistencia nace de ese

    dotarme Dios de esa transparencia que es mi luz. Y que puede recibir todas

    las iluminaciones divinas. Pero las iluminaciones divinas no son recibidas en

    el sentido de que le afectan exteriormente, sino que la interpenetran

    ntimamente porque el ser cognoscente es transparencia. No hay resistencia

    interior y si la hay es por bice extrao, opacidades del orden de la vida.

    No propongo un ideal mstico, sino algo ms. Porque tambin hay una

    fecundidad ya que el carcter donal se repite o no cabe hablar de don: si al

    donar no se hace el don, no cabe la aceptacin donal misma. Por eso digoque la esencia humana, el don del hombre, es manifestacin y disposicin.

    En la antropologa se expresar eso: el carcter de don recibido que el yo

    humano tiene.

    P:Me permite aadir una cosa?. Creo que la metfora de la cumbre y la

    ladera puede ayudar a comprender la libertad humana y su manifestacin

    esencial en el don. Cuanta ms alta sea la cumbre, ms alta es la ladera.

    R:S, nada es intil; sobre todo si la utilidad no sustituye a la verdad.

    Hay muchas ms verdades que alcanzar porque el ver no es la nica verdad;

    y ms que verdad es conocer, ser cognoscente (y verdad por convertibilidad).

    El mundo no es un ver, por eso mi tesis no es la visin creadora de Strobl. La

    creacin del mundo es de otro tipo; una cosa es advertir y otra alcanzar.

    Advertir compete a la metafsica y alcanzar corresponde a la antropologa.

    Pero, entre ambas, compatibilidad: si algo es excluyente, caemos en

    reduccionismo. Slo Dios, entonces no hay criatura. Slo yo, entonces nada

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    ms que yo. No; sino que el yo es adems.

    Todo esto hay que irlo desarrollando en la antropologa trascendental,

    que tengo ms o menos esbozada en una serie de escritos de hace tiempo y

    en cursos de doctorado ms recientes. Pero, en suma, creo que el ver no

    est nunca por descubrir, que es una docta ignorancia en el sentido de la

    transparencia (aunque no s si ste es el sentido preciso de la docta

    ignorancia de Cusa). Una pura transparencia es la luz que puede recibir luz,

    porque la luz slo puede ser recibida por la luz. Y la luz es ella misma

    transparente. Tambin Dios debe ser transparente; la Virgen tambin. Y la

    humildad de Dios no es menor que la de la Virgen: porque Dios es la humildad

    misma. Si Dios no fuera humilde no nos creara. La humildad de Dios est

    expresada en Filipenses 2, 5: es la kenosis.

    Como hemos dicho y hemos podido experimentar-, el profesor Polo

    expone en esta conferencia de 1993 una captacin en bruto que el considera

    importante- de una primera formulacin de la antropologa trascendental,

    redactada en 1972, a lo que aade que el asunto que va a intentar exponer es

    muy difcil.

    Es muy posible que en esta inmersin hayamos entrado en perplejidad

    desde las primeras lneas, y hayamos ido profundizando en la perplejidad

    hasta el final de la conferencia, ya que la exposicin es progresivamente

    compleja, adems de que se introducen, sin aviso ni explicacin, una buena

    cantidad de trminos, exclusivos de la filosofa del profesor Polo, que sin

    duda tienen que ser entendidos como condicin sine qua non antes de

    someterse a una conferencia semejante.

    Sin embargo, lo que tal vez- nos disculpe y justifique sea el intento, la

    pretensin, de conseguir algo as como una experiencia en cierta medida

    similar a la que poda tenerse, cuando entonces, asistiendo a una buena clase

    del profesor Polo, en la que podan darse generalmente de forma simultnea-

    un rapto, transporte o teletransporte, con una masiva inmersin en una

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    sorprendente o asombrosa novedad que se abra a otras asombrosas

    novedades, de manera que, ms all de las palabras, uno asista con el

    cuerpo entero- a lo insospechado o insospechable que no dejaba de abrirse ni

    de mostrarse con una evidencia en aumento, mientras el aula apestaba a

    verdad incandescente, abandonado el lmite mental y otros lmites ms

    modestos, y la misma caja del aula, llena de alumnos iluminados, oscilaba

    fuera del tiempo y del espacio, como un velero bergantn.

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    Introduccin a la antropologa trascendental

    La antropologa del profesor Leonardo Polo es, como l mismo escribi,

    el vrtice de su investigacin filosfica: el mtodo con que la pens no daba

    ms de s. La trata en dos tomos: el Tomo I, de 1999, se titula La persona

    humana; el Tomo II, de 2003, La esencia de la persona humana.

    La distincin entre la persona humana y su esencia es neta, sobre todo

    porque parte de la distincin real entre acto de ser y esencia, un

    descubrimiento tomista que Toms de Aquino no desarroll.

    justificacinde la antropologa trascendental

    El profesor Polo considera que la ampliacin trascendental -una

    antropologa trascendental distinta de la metafsica- no es estrictamente

    necesaria: si lo fuera, habra que sostener que hay un positivo lapsus en la

    filosofa clsica, afirmacin que no estima acertada. La lnea de investigacin

    que parte de la operacin inmanente -no de su objeto, sino de la operacinmisma-, y que da lugar al descubrimiento de una antropologa trascendental,

    no se encuentra desarrollada en la filosofa clsica.

    El profesor Polo sigue preguntndose: es imprescindible proceder a

    dicha ampliacin? No. Es oportuno desarrollarla? S. Ms an, esa oportunidad

    se corresponde con nuestra situacin, es decir, con nuestra altura histrica:

    una de las claves de la poca moderna es el inters por los temas

    antropolgicos. La filosofa de los ltimos siglos se centra en el estudio delhombre entendido como sujeto.

    La ampliacin temtica intentada por la filosofa moderna, no puede

    ser abordada por un pensador que parta y admita la filosofa tradicional si no

    abre el mbito de la antropologa trascendental: parece existir un divorcio

    entre la filosofa tradicional y la moderna; a veces se dice que son

    irreconciliables, e incluso que la moderna es falsa o peligrosa por su

    antropocentrismo. Pero estas actitudes de alergia o reluctancia son pocooportunas.

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    Desde luego, el planteamiento moderno contiene muchos errores, pero

    la filosofa tradicional, que alguien puede estimar suficiente, slo de una

    forma muy dbil -reduciendo la antropologa a una filosofa segunda y

    considerando al hombre como una realidad predicamental llega de lo fsico a

    lo inmaterial.

    As, es conveniente desarrollar una antropologa trascendental: aqu,

    conveniente significa ms que necesario: seala algo como un deber o un

    planteamiento pertinente, ya que la filosofa moderna no ha llevado a cabo la

    ampliacin de los trascendentales que corresponden a la persona humana: no

    los ha encontrado. La antropologa trascendental es conveniente no slo

    porque el filsofo debe investigar cuanto pueda, sin quedarse corto, sin

    desistir, sino tambin porque se trata de corregir la filosofa moderna en sus

    propios trminos, y tal enmienda, sin recurrir a instancias anteriores o a

    argumentos de la filosofa tradicional es, justamente, la antropologa

    trascendental, siempre que no se considere un desvaro: no puede excluirse

    que algunos piensen que es imposible abandonar el lmite mental.

    Del error de la filosofa moderna no debe seguirse una paralizacin: se

    han equivocado? S. Se puede investigar aquello a que apuntan? S. Entonces,

    se ha de ver en qu se han equivocado y por qu, para sustituir sus enfoques

    por otros ms acertados.

    Qu se quiere decir con la expresin antropologa trascendental? No

    antropologa predicamental ni psicologa: si la metafsica permite descubrir

    trascendentales, es posible alcanzar otros, una ampliacin de los

    trascendentales. La antropologa trascendental equivale a tal ampliacin, por

    la cual la antropologa no se subordina a la metafsica: si se subordinase no

    sera trascendental.

    La filosofa moderna es un gran intento de profundizar en la

    antropologa: que sea un intento fracasado no significa que la empresa sea

    desatinada, sino que ha sido mal emprendida: los errores no son motivos para

    desistir, y menos para dejarse arrebatar una lnea de investigacin que

    tambin nos pertenece.

    Con la antropologa trascendental se consigue una ampliacin

    trascendental, que est justificada, adems de enmendar a la filosofa

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    moderna en su propio terreno. Es conveniente? S. Es imprescindible o

    completamente necesario? No: bastara con refutar a los modernos mostrando

    que una ontologa en primera persona carece de sentido o no se sostiene; y,

    por extensin del criterio de analoga -el que usa la metafsica tradicional-,

    estudiar el tema del hombre: se lograra as una antropologa correcta, pero

    deficiente: no fallara, no se equivocara, pero su desarrollo temtico sera

    muy pobre.

    La propuesta es que el ser humano se distingue del ser del que se ocupa

    la metafsica; el tratamiento metafsico del ser humano es solamente

    analgico: una cierta extensin o extrapolacin que no permite acceder a los

    trascendentales humanos: slo posibilita una antropologa como filosofa

    segunda.

    Este enfoque no es equivocado, pero el hombre exige mayor atencin.

    mtodo del abandono

    El mtodo con el que pens tal distincin, y la antropologa, a la que

    llam antropologa trascendental, es el mtodo del abandono del lmite

    mental, que fue un descubrimiento sbito del profesor Polo en 1950.

    "Si la distincin real fue advertida por Toms de Aquino, tuvo que

    abandonar el lmite, aunque de eso no haya hablado. Pero si Toms de Aquino

    conoci el acto de ser sin abandonar el lmite, si lo conoci intencional o

    nocionalmente, no lo entendi como lo entiendo yo".

    Veamos brevemente: el lmite mental, que ha sido detectado con

    frecuencia a lo largo de la historia de la filosofa, pero no en condiciones

    tales que cupiera ser abandonado, es propio de los menores actos de la

    inteligencia, que se denominan operaciones cognoscitivas: la primera de ellas

    es la operacin de abstraer. Pues bien: lo conocido por la operacin se

    denomina objeto, y es intencional no real-. As, la operacin de conocer se

    conmensura con el objeto conocido intencional y lo destaca ocultndose ella

    misma y, adems, ocultando que se oculta.

    En suma, la operacin cognoscitiva nos presenta un conocimiento irreal

    -intencional, mental-, de la realidad. La operacin de abstraer, que es de la

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    inteligencia, est fuera del tiempo, pero articula el tiempo en presente, en

    actualidad, en ahora, dando lugar a pasado y futuro. Tal presente no es real:

    la realidad no tiene ahora.

    La operacin se oculta tras el objeto conocido y oculta su

    ocultamiento-: nos presenta un objeto intencional irreal, mental- en

    presente, en ahora, en actualidad. As escamotea el conocimiento real del

    acto de ser extramental.

    Se trata slo de una primersima toma de contacto con el abandono del

    lmite, que habremos de exponer de forma paulatina y con cierto detalle

    hasta dejarlo claro, sobre todo porque no es una cuestin balad, ni un tema

    para especialistas: lo que puede conocerse del hombre, del mundo y de Dios si

    se abandona el lmite no admite comparacin con lo que puede conocerse si

    no se abandona: entre uno y otro se pierde o se gana- el conocimiento real

    del acto de ser.

    El fuego pensado no quema, el caballo pensado no engendra, la mosca

    pensada no vuela, el yo pensado no piensa: son conocidos objetivamente, sin

    abandonar el lmite: el conocimiento real del fuego que arde y quema, del

    caballo que engendra caballos, exige el abandono del lmite. Aristteles dice:

    vita viventibus est esse: pues bien, tampoco puede conocerse la realidad

    viviente del ser vivo si no se abandona el lmite mental. Son algunos sencillos

    ejemplos para ilustrar la importancia del mtodo, que el profesor Polo ha

    abandonado segn cuatro vas o dimensiones: la tercera y la cuarta

    corresponden, respectivamente, a la persona y a su esencia, y son las que

    permiten el acceso al estudio de la antropologa. Mientras la persona humana

    es un tema trascendental, la esencia de la persona humana no lo es, sino que

    depende o procede del acto de ser personal.

    As como el estudio del mtodo del abandono del lmite mental es

    imprescindible para abordar la antropologa, como tambin lo es la distincin

    real entre acto de ser y esencia, del mismo modo ser necesario recurrir a

    algunas aportaciones, averiguaciones y descubrimientos del profesor Polo en

    relacin con la Teora del Conocimiento, disciplina filosfica que desarroll

    ampliamente en cuatro tomos cinco libros-: Curso de teora del

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    conocimiento: Tomo I, 1984; Tomo II, 1985; Tomo III, 1988; Tomo IV, 1 parte,

    1994; 2 parte, 1996.

    En este trabajo de investigacin nos interesa, en suma, estudiar y

    exponer la antropologa trascendental del Profesor Leonardo Polo y,

    asimismo, proceder a la averiguacin de en qu medida o hasta qu punto, los

    hallazgos antropolgicos pueden ser aplicados y aprovechados para el estudio

    de la persona humana y su esencia desde la perspectiva de una ciencia

    particular, como es la Psiquiatra.

    ampliacin trascendental y libertad

    Para exponer ordenadamente la filosofa del profesor Polo relativa al

    estudio que vamos a emprender, comenzaremos por la denominada

    ampliacin trascendental o ampliacin de los trascendentales: en El acceso al

    Ser, de 1964, y en El ser, Tomo I: la existencia extramental, de 1966,

    propone el mtodo del abandono del lmite para afrontar los grandes temas

    de la metafsica y sostiene la tesis de que con tal mtodo tambin es posible

    distinguir la metafsica de la antropologa en el plano trascendental,

    distincin que comporta la ampliacin de los trascendentales.

    Si se asigna a la metafsica la tarea de estudiar los temas

    trascendentales, esto es, si la metafsica es filosofa trascendental o filosofa

    de trascendentales o filosofa primera -la designacin aristotlica-, entonces

    la antropologa, sin ser la metafsica, distinguindose de ella, tambin es

    trascendental.

    La teora de los trascendentales surge en la filosofa medieval a partir

    de claros antecedentes platnicos y aristotlicos, y est expresamente

    formulada por Toms de Aquino. Se propone que la teora de los

    trascendentales se puede ampliar: que los trascendentales de la filosofa

    tradicional -los trascendentales metafsicos-, se deben distinguir de otros

    trascendentales, -los trascendentales personales-.

    Respecto a la justificacin de la ampliacin de los trascendentales,

    cabe decir que, dado que el tema de la metafsica es el ser como principio o

    el sentido principial del ser, y que ese sentido del ser no incluye la libertad,

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    entonces el ser humano no es el ser del que se ocupa la metafsica: ser

    principio no significa ser libre.

    La filosofa primera trata de lo primero: lo primero es el principio, pero

    el ser como principio no incluye la libertad -no equivale a ella: la libertad no

    es principio-, ya que en tal caso la libertad es considerada como meramente

    categorial: en el orden categorial, la libertad es una propiedad de cierto tipo

    de actos: de algunos actos voluntarios, y nada ms: incluso si se advierte que

    la libertad se extiende a la inteligencia, no deja de ser categorial.

    Esta versin de la libertad es insuficiente: hay que colocarla en el plano

    trascendental, lo que no es posible si se la entiende desde el ser como

    principio: desde luego, una libertad fundada es contradictoria. Para ser libre

    es menester no estar precedido por una instancia ms profunda que haga de

    fundamento y -todava ms importante-: no confundir la libertad con el

    fundamento: a la libertad no le corresponde ser fundamentada ni ser

    fundamento: ninguna de estas dos nociones permite alcanzar el carcter

    trascendental de la libertad.

    Una libertad principiada es un absurdo, como es un sinsentido decir que

    la libertad sea un primer principio o una primera causa que lleva a confundir

    la libertad con la espontaneidad-.

    Uno de los motivos que aconseja la ampliacin de los trascendentales

    es recabar para la libertad el valor trascendental que le es propio.

    De manera ms bien anecdtica, Polo refiere que: La primera persona

    que se dio cuenta de por donde quera ir con mi propuesta del abandono del

    lmite, me dijo: s, pero eso que quieres hacer no es posible, est fuera de

    nuestras posibilidades. Contest que s se puede hacer si la libertad es

    trascendental. Si es posible o no, en cualquier caso remite a la libertad: si no

    soy trascendentalmente libre me quedo atado a la actualidad. Un

    conocimiento actual, que no dependa de una libertad, ni siquiera es posible

    como conocimiento: el conocimiento o es a priori distinto de todo o no es

    conocimiento.

    La libertad es la clave de la distincin real del ser humano y su esencia.

    La libertad no es susceptible de prueba lgica y se alcanza comoposesin del

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    futuro que no lo desfuturiza; con esta frmula se propone una primera

    descripcin de la libertad como actividad transcendental.

    Con el desaferramiento de la presencia mental que corresponde a la

    persona, a la tercera dimensin del abandono del lmite- se alcanza la no

    desfuturizacin del futuro: el futuro en su sentido ms estricto: el futuro no

    deja de serlo: la libertad trascendental es una actividad no terminal.

    La libertad exige la ausencia de valor determinante de cualquier

    presupuesto: es incompatible con el influjo de alguna anticipacin, equivale

    temticamente al mantenimiento exclusivo del futuro.

    El futuro, entendido estrictamente como no desfuturizado, es posedo

    por la libertad trascendental al no ser determinable desde lo previo: por no

    estar ligada la libertad a ninguna condicin de posibilidad.

    La capacidad de abrir el futuro por encima de toda prefiguracin, o de

    mantenerlo como tal, es lo peculiar de la libertad humana.

    De acuerdo con la libertad trascendental, futuro significa: aquello que

    no viene desde una regin lejana o presupuesta en general, ni tampoco deriva

    de situaciones previas, sino que se equipara a la libertad.

    [Trascender -de trans, ms all, y scando, escalar-, significa

    pasar de un mbito a otro, atravesando el lmite que los separa. Lo

    que est ms all de alguna realidad.

    En la tradicin filosfica occidental, trascender significa la

    accin de de pasar de dentro a fuera de un determinado mbito,

    superando su limitacin o clausura. Es la trascendencia como

    contrapuesta a la inmanencia. As se orienta la cuestin de la

    trascendencia hacia una demostracin o prueba de la inmortalidad delalma y de la existencia de Dios, para lo que se recurre a la analoga del

    Ser.

    En la filosofa escolstica, el trmino se emplea para referirse a

    las propiedades que derivan del ser en cuanto ser, no de ste o de

    aquel ente particular, y se aplican a todos los entes: a ese conjunto de

    propiedades del ser en cuanto ser se las denomina propiedades

    trascendentales o, simplemente, trascendentales. La doctrina de los

    trascendentales considera la existencia de las siguientes propiedades

    trascendentales: ente -ens-, cosa -res-, uno unum-, algo aliquid-,

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    verdadero verum- y bueno bonum-.

    En la filosofa moderna, el trmino cambia de significado por el

    uso que Kant hace de l: transforma el trascendental ontolgico

    basado en el ser en un trascendental gnoseolgico relativo al

    conocimiento a priori.

    Lo trascendental ser el conocimiento que se ocupa no tanto

    del conocimiento de los objetos, sino del modo de conocer los objetos,

    en cuanto esto es posible a priori. Lo trascendental deja de designar,

    pues, una propiedad del ser en cuanto ser para pasar a designar la

    reflexin sobre los elementos a priori del conocimiento humano.

    Lo que se refiere a la realidad pero excede de los lmites de la

    experiencia. No obstante, al haber utilizado Kant el trmino, en

    numerosas ocasiones, como sinnimo de a priori -independiente de la

    experiencia- es habitual referirse a lo a priori como siendo

    trascendental. En la tercera parte de la Crtica de la razn pura Kant

    usar el trmino trascendental con otro significado: como sinnimo de

    ilusorio.

    E. Husserl desarrolla, a partir de la intencionalidad del

    conocimiento, su lgica trascendental -ciencia rigurosa que capta en

    una intuicin pura la esencia de las cosas, prescindiendocompletamente de su existencia concreta, a travs de la epoch o

    reduccin fenomenolgica-. La lgica trascendental, que tiende en su

    constitucin trascendental a crear el elemento notico, deriva hacia el

    idealismo.

    Heidegger aplica el mtodo fenomenolgico a la existencia

    humana en relacin con el ser. Existir es trascender: superacin del

    mundo como horizonte que proyecta el hombre.]

    En relacin con el uso que Polo hace del trmino trascendental:en la

    divisin aristotlica segn la cual el ente se dice de muchas maneras, y como

    una de las maneras de decir el ente real, aparece el orden predicamental:

    segn el esquema de las categoras. Tambin hay que tener en cuenta que lo

    corriente, sobre todo a partir de la Edad Media, es distinguir lo predicamental

    de lo trascendental, hasta el punto de que lo trascendental es lo

    transcategorial.

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    Hay que plantear cmo se conoce lo categorial, lo que sugiere un

    enfoque gnoseolgico, a mi modo de ver imprescindible; o quiz no tanto,

    porque se puede hablar de los asuntos sin decir cmo se conocen, segn un

    tratamiento temtico, externo a la teora del conocimiento. Pero entiendo

    que el enfoque gnoseolgico no se debe esquivar, porque no sabremos si

    hemos averiguado realmente lo que decimos. Con el enfoque gnoseolgico,

    adems, apreciamos que! tiene que ver el orden categorial con el ente encuanto verdadero, o ens ut verum, que es realmente la otra gran distincin

    aristotlica: el ente real y el ente en cuanto verdadero.

    Predicamental es real: una de las maneras de decir el ente real; en

    cuanto que real, lo predicamental se distingue de lo trascendental. No slo

    conocemos las causas predicamentales, sino que conocemos tambin lo

    trascendental.

    Debemos decir que existe un conocimiento de lo trascendental; que lo

    trascendental en sentido propio no es fsico y, correlativamente, que si hay

    conocimiento de lo trascendental, la metafsica es una ciencia en serio y no

    por comparacin con la fsica, porque es transfsica.

    Trascendental en definitiva significa transcategorial, transfsico,

    transpredicamental: metafsico y trascendental -desde este punto de vista-

    son equivalentes, en cuanto que metafsica tambin es ir ms all de lo fsico.

    Por tanto, el encuadre del tema tiene que ser tal que el objeto trascendental,

    o el conocimiento de lo trascendental, no sea problemtico: eso ante todo.

    Pero para que no sea problemtico es imprescindible que no conozcamos slo