Anibal. La Patrulla - Ben Kane

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Transcript of Anibal. La Patrulla - Ben Kane

  • ANIBALLa patrulla

    Ben Kane

    Traduccin de

  • Ttulo original: The Wolf GiftTraduccin: Lidia Lavedan1. edicin: enero, 2014 2014 by Ben Kane Ediciones B, S. A., 2014Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona(Espaa)www.edicionesb.com

    Depsito Legal: B. 1.877-2014

    ISBN DIGITAL: 978-84-9019-607-6 Maquetacin ebook: Caurina.com

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  • Contenido

    Portadilla Crditos

    Galia cisalpina, invierno

  • Galia cisalpina, invierno

    La batalla ya estaba ganada cuando Mutt vioal oficial romano que corra hacia l. Mutt sabaque matarlo sera el smbolo definitivo dehumillacin para el enemigo. Pero el plan no lehaba salido tal como esperaba. El oficial iba solopero era fuerte y habilidoso. Adems, tenamiedo, lo cual lo haca incluso ms peligroso. Elhecho de que Mutt fuera armado con una lanzano evit que el oficial se le resistiera con furia.En el primer ataque haba estado a punto deatravesar con la espada el gran escudo de Mutty clavrsela en el vientre. He querido abarcar demasiado, pensMutt a la desesperada, mientras el oficialesquivaba otra estocada de la lanza con el

  • scutum, acompaada de un fuerte empujncontra el escudo de Mutt. Durante una fraccinde segundo estuvieron cara a cara y seinsultaron mutuamente, pero acto seguido eloficial se apart sin previo aviso. Mutt estuvo apunto de caerse hacia delante cuando le falt lapresin. Maldito sea! pens. Me estoycomportando como un novato. Si no voy concuidado, acabar ensartado en su espada. Entonces el oficial volvi a abalanzarsehacia delante. Aunque Mutt lo embisti, el oficialconsigui levantar la bota derecha y plantrselaen medio del escudo, lo cual dej a Muttanonado. Perdi el equilibrio y se tambale haciaatrs, se enganch el taln de la sandalia en unapiedra y cay al suelo boca arriba. Unas cuantassalpicaduras de barro salieron disparadas y elescudo se le escap de la mano. El oficial soltun gruido triunfante y le dio una patada para

  • enviarlo al otro lado; luego plant el otro pie enla base de la lanza de Mutt y le impidi cogerla. Mierda pens Mutt. Soy hombremuerto. El oficial alz la espada en lo alto mientrasescupa otra maldicin. Mutt cerr los ojos y se prepar para pasara mejor vida. Mutt, Mutt, despierta. Un sueo. Se dio cuenta de que era unsueo. Sinti un gran alivio. Se incorpor y serestreg los ojos somnolientos.S? Ests bien? pregunt Hanno, sucomandante. S. Por qu? Estabas hablando solo, pelendote con lamanta. Una pesadilla, nada ms.

  • Cielos, espero que nunca se convierta enrealidad rog Mutt. Ya es la segunda vez. Un asentimiento. Despierta a los hombres. Es hora demoverse. S. Mutt se levant e hizo una muecade dolor cuando el poco calor que se habaacumulado en la manta se convirti en el froque precede al amanecer. Tena los pies y lasmanos casi entumecidos. La nariz tambin. Si lamemoria no le fallaba, se haba pasado buenaparte de la noche en vela por culpa del fro. Porqu encima los dioses le haban enviado unahorrenda pesadilla?, se pregunt, intentandocombatir un malestar creciente.

    *

  • Horas despus Bosque, varios kilmetros al norte delcampamento

    Adnde demonios nos dirigimos?Al culo del mundo respondi una

    segunda voz. Pensaba que ah era donde acampamosanoche. No, aquello era la entrepierna dijo elprimer hombre, lo que provoc un coro derisotadas. Esper a que la diversin remitiera.Este sitio est dejado de la mano de los dioses,eh, chicos? Los gruidos de acuerdo y los escupitajos noalarmaron a Mutt. A los soldados les gustabaquejarse mientras marchaban. Si no se quejaban,era que algo iba mal. Adems, lo que haban

  • dicho era cierto. La zona era llana y frtil, yestaba bien regada por ros, pero, por todos losdioses, qu fra e inhspita resultaba en esapoca del ao. El fuerte viento del norte de losAlpes no pareca amainar nunca. Nevaba lamayora de los das y haca una semana que lastemperaturas no suban de los cero grados. Mutt se observ los dedos enrojecidos ysolt un juramento. No recordaba la ltima vezque haba sentido calor. El terreno estaba casi continuamentecubierto por una densa capa de niebla quereduca la visibilidad y desanimaba a los hombrestodava ms. Y el lugar donde haban pasado lanoche anterior un claro embarrado en mediode un bosque infestado de lobos haba sidouno de los ms inhspitos para la patrulla hastael momento. No obstante, haba buenos motivospara mantenerse en un lugar remoto. La

  • campia quiz pareciera vaca la mayor partedel tiempo pero no podan bajar la guardia ni uninstante. Estaban en territorio galo, exento en sumayora de la influencia romana, pero no todaslas tribus mostraban una buena disposicin haciaAnbal y sus soldados. Por mucho que ellos los cartagineses hubieran vapuleado a losromanos en el Trebia haca varias semanas, eraposible que todava quedaran patrullas enemigaspor all. Vala la pena andarse con cuidado. Por el momento, Hanno, su nuevocomandante, pareca tenerlo en cuenta. Muttpens que probablemente ayudara el hecho deque hubiera pasado bastante tiempo encautividad, si no ah, en tierra de romanos. Muttno conoca la historia de Hanno en profundidad,pero para entonces todos los miembros delpuetero ejrcito se haban enterado de sudramtica huida de la esclavitud y del

  • reencuentro con su padre y sus hermanos.Quizs algn da me lo cuente cavil Mutt.Si acabamos conocindonos bien. Estara bientener a alguien a quien contar lo de la pesadilla. Nunca imagin que echara tanto demenos Iberia. Pasamos un poco de fro peronada parecido a esto. Aqu el clima siempre esglido dijo el primer hombre, que retom ladiatriba. Qu esperabas? Estamos en plenoinvierno repuso el segundo soldado. Laprimavera acabar llegando. Siempre llega. Oes que lo has olvidado? El comentario provoc gritos de diversin.Mutt hizo una dbil mueca. Quien haba hablado primero no tenaintencin de desanimarse. Menudo listillo! A lo mejor suben un poco

  • las temperaturas pero los lugareos seguirnsiendo unos salvajes sedientos de sangre. Losromanos tampoco se marcharn. Espera un meso dos y seguro que querrn luchar otra vez. Y anosotros se nos acabar la comida. Mutt llevaba en la falange ms de diez aosy era el segundo al mando desde haca casi tres.Saba quin era el que ms se quejaba sin tenerque mirar. Ithobaal era un lancero de confianzaque llevaba sirviendo en la unidad casi unadcada. Tampoco le faltaba coraje, pens Mutt,pero por la barba de Baal Hammn, mira queera quejica. Aparte, la ltima observacin de Ithobaal eraun tema peliagudo. Los comentarios dedescontento empezaron a sonar con fuerza.Cunto tiempo vamos a seguir con mediasraciones? Eso es lo que yo quiero saber.Tengo la barriga continuamente pegada a la

  • columna. Por la noche no puedo dormir porculpa de los gruidos del puto estmago deBogu! Es eso o los pedos que se tira!Muttsali de la formacin desde su posicin en lavigsimo quinta fila. Los lanceros continuaronmarchando pues estaban acostumbrados a quel fuera movindose de un lado a otro. Seguanun sendero estrecho por el bosque, por lo que sevieron obligados a caminar en una columna decuatro soldados de ancho en vez de la de seishabitual. A plena capacidad, la falange habracontado con cuatrocientos hombres, pero elbrutal viaje desde Iberia y las luchas recienteshaban hecho menguar esa cantidad de formaconsiderable. Ahora quedaban menos dedoscientos lanceros, casi cincuenta filas, y Muttlos conoca a todos. Eran su familia, suresponsabilidad y hara cualquier cosa por ellos,incluso imponer disciplina cuando fuera

  • necesario. Ithobaal! grit. Pasaron unas cuantas filas ms y entoncesMutt lo vio. Ithobaal, un hombre alto, de espaldaancha y barba muy descuidada, caminaba en elextremo izquierdo de su fila. Mir con recelo aMutt, preguntndose sin duda qu haba hechopara merecerse tanta atencin. Qu? Mutt adopt de nuevo el mismo paso que sushombres. Estamos todos en el mismo barco,verdad que s? No hubo una respuestainmediata. Mutt se pregunt si Ithobaal era tanimbcil como para cuestionar su autoridad. Lehara una advertencia y luego lo atacara comoun toro bravo. Con una paliza recuperararpidamente el respeto de Ithobaal. ME

  • HAS ODO, PEDAZO DE GUSANO? Mirada ligeramente atemorizada. S. Estamos todos en el mismo barco. Lo cual significa que yo tengo tanta putahambre como t. Igual que todos tuscompaeros. No me gusta que me lo recuerdeny creo que a los dems tampoco, as que cllatela puta boca. Entendido? S. Nos llenaremos la barriga cuando caigaVictumulae. Mutt se diriga a todos los quepudieran orle. Me han dicho que ah losdepsitos de grano estn a rebosar. Ithobaal no pensaba darse por vencido. Cundo tomaremos el lugar? Pronto, imbcil! Est a poco ms dequince kilmetros de aqu y nuestro ejrcito estun par de das por detrs. El asedio no durar

  • mucho. Con un poco de suerte, algunos quizencontraris reservas de vino en el interior delas murallas. Si t no eres uno de losafortunados, Ithobaal, ms vale que reces paraque tus gimoteos no hayan cabreado a loscompaeros que se hagan con el botn. Alfinal se oyeron risas pero Mutt ya se marchaba. Os dira que cantaseis pero haraisdemasiado ruido anunci en voz alta.Hablad entre vosotros para pasar el rato.Imaginaos el sol primaveral de Iberia. Pensad enlas putas que trabajaban en la Luna Creciente,esa taberna de Cartago Nova, y en el buen vinoque ah servan. Ms de un hombre gimi y Mutt asintisatisfecho. Les haba levantado los nimos atiempo. La experiencia le haba enseado aactuar ms pronto que tarde en talescircunstancias o los nimos podan agriarse para

  • el resto del da. Al ver a Hanno al frente de la patrulla, Muttse anim un poco ms, y esto evit que pensarams en la pesadilla, que segua acosndolomentalmente. Tras la dolorosa prdida de suanterior comandante en los Alpes, Mutt habadirigido a los hombres lo mejor posible pero noestaba acostumbrado a liderar una falange. Serel segundo al mando estaba bien, pero no lo otro.De todos modos, haba tenido que hacerlo o loshombres se hubieran venido abajo. Pocodespus de que descendieran de las montaas,exhaustos hasta lmites insospechados, leshaban informado de que un nuevo oficialasumira el mando de la unidad. Pocas veces sehaba sentido tan aliviado. Sin embargo, sus sentimientos se habanconvertido en preocupacin al ver por primeravez la figura larguirucha de Hanno. Recuerdo

  • haber pensado que apenas deba de necesitarafeitarse, record Mutt. Que deba de ser unmierdecilla presuntuoso para que lo nombrarancomandante tan joven. Sus reservas habanresultado ser infundadas. El muchacho no eraningn credo y desde el comienzo se habavolcado en conocer a los hombres. En el TrebiaHanno haba demostrado con creces de lo queera capaz, dirigiendo desde la parte delantera dela falange. Sin embargo, a pesar de su victoria,la lucha haba sido encarnizada. El principalasalto romano de aquel da una carga porparte de un bloque enorme de legionarioshaba cado sobre sus aliados galos, pero ms deuna falange se haba visto arrastrada a la lucha yhaba acabado aniquilada por completo.Mediante una combinacin de suerte yterquedad, Hanno haba conseguido mantener asus hombres unidos y alejarlos de la vorgine.

  • Shhh. Shhh. Al principio Mutt no asimil loque haba odo, pero los golpes secos y loschillidos subsiguientes a medida que las flechasse clavaban en la carne de los soldados lehicieron volver a la realidad. Un nuevo siseo.Ms sombras oscuras que pasaban silbando.Mutt desvi la mirada hacia la derecha delcamino. A unos veinte pasos de distancia, entrelos rboles y los arbustos, vio las siluetas oscurasde unos hombres con los arcos en alto. Portodos los dioses, por qu no les han visto losexploradores?, se pregunt. Emboscada! Emboscada! bram.Abajo las lanzas! Sacad el escudo de laespalda, a toda velocidad! Dej caer su lanza. Tena los dedosentumecidos del fro, pero trat con torpeza dedesabrochar la cinta que le sujetaba el escudo alpecho. Shhh. Shhh. Un grito muy cerca de l.

  • Las remeras de una flecha que haba cado en elbarro junto a sus pies temblaron. Mutt solt unjuramento brutal. Despacio, iba muy despacio.No levantes la mirada se dijo. No hagascaso de las flechas. Concntrate. Al final lalengeta de la hebilla se movi y el mismo pesodel escudo lo arrastr tirando de su espalda. Conla facilidad que otorga la experiencia y lavelocidad a causa de un miedo que le hacatener el culo prieto, Mutt se gir en redondo yagarr el asa colocada bajo el tachn de hierro. En cuanto lo tuvo bien sujeto, alz el escudopara colocrselo por encima del cuerpo y de lacabeza. Mutt se movi demasiado rpido parasentirse aliviado, busc la lanza condesesperacin y la inclin con el brazo en alto enla mano derecha para tenerla preparada paralanzar. Entonces fue cuando mir de nuevohacia los atacantes. Seguan lanzando flechas.

  • No haba carga inminente. Imbciles, pens.Mir rpidamente de lado a lado para comprobarqu hacan sus hombres. La mayora habansacado el escudo y lo empujaban hacia elenemigo. Menos tenan las lanzas preparadas.Sin embargo, la lnea no estaba ni mucho menoscompleta. Tom una decisin rpida. Hanno seocupara de las filas delanteras, no le quedabams remedio que dar eso por supuesto.Empujando el escudo hacia el enemigo,abandon su posicin y empez a caminar haciaatrs junto a la columna. Ech un vistazo rpidoa la izquierda y vio que por all tambin losestaban atacando. Quitaos el escudo de la espalda dijoMutt con tranquilidad. Eso si queris vivir.Todos tenis que dar dos pasos adelante.Esquivad a vuestros compaeros heridos.Colocadlos detrs de la proteccin de los

  • escudos. Formad una lnea completa.MOVEOS! Repiti las rdenes una y otra vez y sololanz algn que otro vistazo al enemigo. Debande ser galos, decidi. Las rfagas eranirregulares e incongruentes y no habanaprovechado el factor sorpresa de suemboscada con un ataque despus de quecayeran las primeras flechas. Cualquierestratega medianamente bueno lo habra hecho.Eso no significaba que l, Hanno y el restoestuvieran a salvo, ni mucho menos. Pero por lomenos tena un poco de tiempo para reagrupar asus hombres. Intent contar rpidamente los efectivos delenemigo en aquel lado. Haba dos, tres, seishombres. Cuatro ms sumaban diez y haba porlo menos cinco o seis ms un poco ms all.Esos no eran ms que los que poda ver en esa

  • seccin. Cuntos cerdos habr en total? Lossuficientes para aniquilarnos?, se pregunt. Bogu! Ithobaal! S? pregunt la voz de Bogu. Ves lo que sucede a tu derecha? S. Cuntos hay ah? Por lo menos veinte cabrones de esos,pero probablemente son ms. Formad una lnea! Preparaos para unacarga enemiga. Entendido. Mutt se encamin de nuevo a la partedelantera de la columna pero ms rpido. Lesatisfizo ver que no pareca haber demasiadosheridos. Haba dos soldados que yacaninmviles, pero aquello era pasable. Si los galoshubieran lanzado una rfaga conjunta, se habran

  • producido muchas ms bajas. Todos los hombrestenan los escudos en alto, lo cual haca suponerque ahora habra pocas bajas, a no ser que elenemigo sacara el mximo partido del ataque. Par-par-par. Zirrip. Par-par-par. Zirrip.Buuuu. A Mutt se le puso la piel de gallina. Habaodo ese sonido infernal con anterioridad, en elTrebia. En aquel entonces lo haban emitido susaliados galos para asustar a los romanos.Ayudaba saber que se trataba de un carnyx,una trompeta que no soplaba un demonio sino unhombre de carne y hueso. De todos modos erade lo ms inquietante, pens. Mutt agradeci deque diera la impresin de que solo haba uno, oquiz dos, carnyxs. Not el temor en el rostrode varios de sus hombres. No es ms que una trompeta, chicos.Una puta trompeta! grit. Imitan el ruido

  • de sus pedos! Unos cuantos soldados serieron, pero no muchos. Tranquilos, chicos!Lo nico que intentan es asustarnos. Si esoshijos de puta tuvieran dos dedos de frente yahabran venido a por nosotros. Probablementefuera lo que intentaran a continuacin, penscon actitud sombra. Utilizaban los carnyxs paraenvalentonar a los guerreros contra el temoraterrador de cargar contra un enemigo. Mutt! La voz de Hanno son desde laparte delantera. Estaba tranquilo, lo cual supusoun inmenso alivio para Mutt. El joven no estabapreso del pnico. S? pregunt a voz en grito. Qu tal la situacin ah atrs? Bien. Dos muertos o moribundos. Tal vezmedia docena de heridos. Muro de escudos ensu sitio.

  • Bien. Los exploradores me han dicho quehay un rbol que bloquea el paso a ciertadistancia de la curva siguiente, as quetendremos que mantenernos firmes y repelerlos.Es eso o la retirada. Yo abogo por queluchemos. Regresar por donde haban venidoprobablemente fuera mala idea, en eso Hannotena razn. El bosque se extenda varioskilmetros. En aquel camino estrecho no tenanla posibilidad de colocarse en la formacin msprotectora de la falange. A los galos apestososles bastara con seguirles y acribillarlos aflechas. No obstante, si el enemigo los superabaen nmero, quiz fuera ms prudente batirse enretirada. Una gota de sudor fro le cay desdedebajo del forro del casco por un lado de la cara.Qu hacer?, se pregunt. Confiar en Hanno.l es el comandante. Necesita mi apoyo.

  • Muy bien. Par-par-par. Zirrip. Par-par-par. Zirrip.Buuuu. Las armas chocaban contra los bordes delos escudos, contra los tachones de hierro. Losguerreros proferan gritos de guerra. Preparaos para un ataque! gritHanno. Dos filas a cada lado, lanzaspreparadas! Mutt baj al trote media docena de filas,repitiendo la orden y diciendo a los hombres quela pasaran. Rpidamente regres al punto mediode la formacin, se intern en las filas aempujones y se gir para estar de cara a losrboles. Ms gritos. Chillidos. El martilleo del metalcontra el metal. Entonces se hizo el silencio.

  • Por Cartago! Oy Mutt que gritabaHanno. Por Anbal! A-N-BAL! bram Mutt. Apartrpidamente la lanza de la parte delantera delescudo. Clash, clash, clash, empez a tocar,siguiendo el comps de la consigna. Sus hombres se sumaron al cntico conincluso ms entusiasmo del habitual. A-N-BAL, A-N-BAL, A-N-BAL! gritaron. Unas formas se movieron entre los rboles yacabaron mostrndose. Una hilera ancha dehombres: guerreros galos. Desde que seencontraran con los primeros hombres de tribusgalas, Mutt los reconoca a la legua. Cascos enforma de cuenco parecidos a los de los romanos.Grandes escudos rectangulares u ovales. Capasy tnicas de colores y pantalones estampados.

  • Algn que otro individuo con una cota de malla.Sin embargo, los tres hombres que los diriganiban completamente desnudos y solo llevaban unescudo y una espada cada uno. Tras unoscuantos pasos, avanzaron a todo correr. Dos deellos fueron directos a Mutt y a los soldados quetenan cerca. Los compaeros que tenan detrsempezaron a trotar. El plan de los galos era sencillo, pens Muttcon actitud sombra. La idea era utilizar a losfanticos como arietes para horadar sus lneas.Si pensaban hacer eso en su lado de la columna,seguro que lo haran tambin en el otro. Elestmago se le encogi hasta dolerle. Con unaprofundidad reducida de dos filas por lado, habamuchas posibilidades de que la tctica de losgalos funcionara. Tenan que matar a losguerreros desnudos de inmediato o aquelloacabara convertido en un bao de sangre.

  • Esper unos segundos hasta que los galosestuvieron ms cerca. Entonces dio un pasoadelante y sali del muro de escudos. AQU! VENID A POR M,MAMONES! Dos del tro se abalanzaron hacia lenseguida. El tercero iba hacia un punto situadoentre l y la parte delantera de la patrulla. Mutttuvo que rezar para que los hombres retuvieranal guerrero, lo mataran rpido y que l y lossoldados que lo rodeaban pudieran hacer lomismo. Poco a poco fue retirndose a laseguridad de la formacin y desliz el escudoentre quienes tena a izquierda y derecha. Ahoralos galos estaban a unos treinta pasos. Lanzuna mirada a ambos lados. Veis a esos cabrones desnudos, chicos?Los de las pollas y huevos colgando?

  • Se produjo una oleada de risas ligeramentenerviosas. S! corearon varias voces. Los matamos rpido. Si consiguen ni quesea practicar un agujero pequeo en nuestraslneas, estamos jodidos. Queda claro? S. El volumen de su consuelo le produjo ciertoalivio. Arriba escudos, lanzas preparadas!Vigilad al hombre de vuestra izquierda! Por muy desnudos que fueran los galos, notenan ni un pelo de tontos. Avanzaron juntos,literalmente hombro con hombro. Eran hombrescorpulentos, que llevaban tatuajes serpenteantesen los brazos y torsos musculosos, y tenan laparte inferior de las piernas cubiertas de barro.Lucan una expresin fantica y mortfera en los

  • ojos. Mutt rez para que la furia de la batalla leshiciera cometer errores. AQU ESTOY! volvi a gritar. Dio unsolo paso al frente para que vieran quin lesdesafiaba. HIJOS DE PUTA! aadi,utilizando la nica palabra gala que habaaprendido al estar en contacto con los hombresde las tribus que se haban aliado con Anbal.HIJOS DE PUTA! Oyeron el insulto. Enseando los dientes, losdos guerreros fueron a por l como un par dejabales enloquecidos. Menos de media docenade pasos los separaban del muro de escudos.Detrs de ellos, el sonido horroroso de loscarnyxes haba sido sustituido por los gritos deguerra de los guerreros. Tranquilos, chicos inst Mutt.Preparaos. Recibid el primer corte en el borde

  • del escudo y luego destripad a estos mamones. La primera hoja gala ya se balanceabadelante de l formando un arco poderoso que lemachara el casco y el crneo a la vez, por loque Mutt alz el escudo y se agach detrs de lrezando para que la madera no se astillase. Necesit todas sus fuerzas para evitar que elgolpe no le hiciera dar con el brazo izquierdocontra el suelo. Pero se haba encontrado en unasituacin similar otras veces y no se dejdominar por el miedo. Con una mirada fugazsupo que la espada haba atravesado el bordemetlico del escudo y se haba clavado en lamadera de debajo. Doblando las rodillas, empujhacia arriba con toda la fuerza de sus muslospara alzar el escudo y, con l, el arma del galo.Mientras el galo tiraba y maldeca para ver siarrancaba la hoja, Mutt se inclin hacia delanteemitiendo un grito salvaje y le clav la lanza en

  • el hueco situado en la base del cuello. Entr enla carne con facilidad y cort todo lo queencontr por el camino. Se oy un golpeestridente al llegar a las costillas del galo antesde salir, teida de escarlata, por la parteposterior del hombro izquierdo. Se produjo ungrito ahogado y sobrecogedor, y el galo muriechando una espuma roja por la boca. Cerdo galo rugi Mutt. Desclav la lanza y gir a su izquierda,donde haba estado el segundo guerrero galo. Sesinti consternado. El soldado que tena al ladoya haba cado. Le sala sangre y trozos de tejidocerebral del enorme tajo que tena en la cabeza.El segundo galo estaba agachado al lado delcadver, haciendo trizas al soldado de lasiguiente fila, que, aterrado por la ferocidad delataque, haca poco para defenderse. Mutt soltun juramento. El grupo principal de galos les

  • alcanzara en unos segundos. Era ahora o nunca.Elevando una plegaria rpida para que nadie leapualara cuando dejara al descubierto elcostado derecho, Mutt gir en redondo y clav lalanza en la espalda del segundo galo. Un gritofnebre de alegra rasg el ambiente y, cuandoMutt arranc el arma, la sangre sali disparadapor todas partes. Mir a los ojos del lancero queacababa de salvar. A la primera fila, rpido! El soldado obedeci a toda prisa. Mientras Mutt se daba la vuelta y retomabasu lugar en la primera fila, el enemigo se cernasobre ellos. Not un sabor cido en la base de lagarganta. Muchos de los galos iban a por elhombre que tena a la izquierda porque ahora nohaba nadie que ocupara su lugar si caa. A-N-BAL! grit. A-N-BAL!

  • Y entonces los galos los alcanzaron. Mutt perdi enseguida la nocin del tiempo.Su mundo qued reducido al soldado que tena auno y otro lado y a los enemigos que estabanjusto delante. Clav la espada e hiri a unguerrero en la cara. Recibi un golpe fuerte perode lado de una espada en la cabeza y not que lefallaban las rodillas. Haciendo un esfuerzosobrehumano, las inmoviliz y lanz unaestocada al galo que haba intentadodescalabrarlo. Apret los dientes para combatirel dolor cegador que notaba en la cabeza, yrepeli el siguiente ataque con el escudo, por loque consigui clavar la lanza al galo en el pechoy dejarlo herido de gravedad. El galo setambale y cay, pero enseguida fuereemplazado por un bruto barbudo que nosostena ms que una lanza larga. El primerlanzamiento pas zumbando junto a la cabeza de

  • Mutt y parti la cara del lancero que tenadetrs. Mutt le lanz una estocada y clav la lanzaen la coraza hecha con capas de tejido del galohasta atravesarle el vientre. Pens que era unaherida mortal, pero al galo solo se le balancearonlas piernas. Mientras Mutt se esforzaba enrecuperar el arma, su contrincante agarr el astay se la arranc de su propia carne. Sin soltarla,apunt con su lanza a la cara de Mutt. Actoseguido, se libr una lucha a brazo partido; Muttintentaba desesperadamente no soltar el armamientras que a la vez tena que esquivar unosgolpes potentes del extremo de la lanza del galo.Era una lucha desigual porque el galo era muchoms fuerte que l. No obstante, nadie iba aayudarle. Los lanceros que tena a ambos ladosestaban inmersos en su propia lucha parasobrevivir.

  • A l tambin le estaban fallando las fuerzas,Mutt se jug el todo por el todo y esper a que elgalo tirara con fuerza de la lanza para soltarla.El galo perdi el equilibrio y se tambale haciaatrs. Mutt lo sigui al tiempo que le propinabaun golpe descomunal con el escudo en el vientre,lo cual lo arroj hacia sus compaeros. Seguirlo era demasiado peligroso, as queMutt regres a su posicin. Lanza! Que alguien me d una putalanza! bram. Sus hombres estabanacostumbrados a pasar armas hacia delantedurante el combate y al cabo de unos segundosel asta de una lanza apareci junto a su mejilladerecha. Mutt la agarr como un nufrago seagarrara a un tronco. Tena que utilizarla deinmediato, y la clav en la boca abierta de unjoven guerrero que haba saltado por encima delbruto barbudo.

  • Por todos los dioses, qu forma tan horriblede morir, pens Mutt, mientras la hoja de hierrocortaba la lengua del hombre y se la clavabahasta el fondo de la garganta. Cuando la retir,unas gotas de color carmes siguieron a la lanzay le salpicaron la parte delantera del escudo. Alguerrero se le desorbitaron los ojos; sali mssangre; emiti un sonido ahogado y atroz, ydesapareci de su vista al caer. Nadie ocup su lugar, y Mutt aprovech laoportunidad para mirar a derecha e izquierda. Laesperanza aflor a su pecho al ver que muchosgalos se retiraban. Sin embargo, no era unaretirada. Se detuvieron a veinte pasos, sequitaron el casco, se secaron el sudor de lafrente y examinaron las heridas de suscompaeros. Mutt pens que haba llegado elmomento de que sus hombres hicieran lo mismo.El combate resultaba agotador y haba que

  • aprovechar cualquier oportunidad paradescansar. Bram unas cuantas rdenes y sigui larutina de tantas otras veces. Haciendo preguntasa gritos, comprob que los que se encontrabanms abaj de la columna estuvieran bien. Seasegur de que los soldados de la partedelantera tenan escudos y lanzas encondiciones. Hizo que los heridos recibieran laatencin necesaria en la medida de lo posible.Orden a los hombres que bebieran y mearan;les dijo que lo haban hecho bien y combati supropia aprensin acerca de la situacin. A pesarde no haber sufrido un gran nmero de bajas enel ataque inicial, ahora los superaban en nmerode forma considerable. Vea veintenas y msveintenas de guerreros en los rboles. Cul erasu mejor plan?, se pregunt, preocupado denuevo.

  • Jefe? grit. Mutt. Qu tal van las cosas por ah? Bien. Estamos resistiendo. Cules sontus rdenes? Mutt vio que el lenguaje corporal de loshombres cambiaba. Se pusieron tensos enespera de la respuesta de Hanno, quedeterminara su suerte. Manteneos firmes hasta que diga locontrario! grit Hanno. Muy bien. Mutt estaba convencido deque exista la implicacin subyacente de quetuvieran que retirarse. Recemos para que nopase, rog. Las bajas aumentaransobremanera. Sin embargo, mientras los galosvolvan a avanzar era consciente de que quizaquella fuera su nica opcin. No quiero moriren una mierda de sitio como este, pens con

  • amargura. Preparaos, chicos! Esta vezquiero que les deis una leccin de verdad. Demodo que se marchen a su casa llorando yllamando a su madre. Sois capaces? El gruido gutural que recibi comorespuesta todava estaba lleno de energa. Noiban a darse por vencidos tan pronto, decidiMutt. Par-par-par. Zirrip. Par-par-par. Zirrip.Buuuu. El sonido proceda de algn lugar en la parteposterior de los galos ms prximos. Que paren ya esos hijos de puta, por favordijo un soldado situado a la derecha de Mutt. Si vienen somos hombres muertos coment una segunda voz que resultaba familiar. As fue como decayeron los nimos. Eltemor asom a sus rostros. Algunos hombres

  • empezaron a rezar. Ithobaal, cllate la puta boca bramMutt. Y, el resto, calladitos tambin. Escarmentados, los hombres obedecieron laorden. Sonaron varias armas. Probablementefueran refuerzos, pens Mutt fatigosamente. Alo mejor s que iban a morir ah. Si haba algnmomento propicio para la retirada, era aquel. Abri la boca preparado para gritar esapregunta a Hanno. El grito se le ahog en la garganta porque losgalos detuvieron su avance. Empezaron a girarcabezas. Los guerreros parlamentaban entre s.Sonaban preguntas y gritos airados. Losguerreros se volvieron y se quedaron mirando aquienquiera que avanzara hacia ellos. No estn contentos, dedujo Mutt. Por

  • qu? Al cabo de un instante parpade. Los cabrones se baten en retirada! Nome lo creo! Era una retirada ordenada, pero no caba lamenor duda de que se trataba de eso. Los galosse esfumaron entre los rboles con apenas unasegunda mirada a la falange. Los hombres de Mutt empezaron a vitorear. Corred, gusanos! grit Ithobaal.Volved a las faldas de vuestras madres! Eso es lo que habras hecho t si hubierastenido media oportunidad, pens Mutt, conseveridad. Bogu, que era bajito, pero duro comouna piedra, era mucho ms de fiar. Bogu! S? Los de tu lado tambin se marchan?

  • Desaparecen como la neblina matutina! Demos gracias a los dioses, pens Mutt,profundamente aliviado. Mutt! la voz de Hanno. S? Se marchan! El placer que Hannosenta se notaba en su voz. S. Quin les asust para que semarcharan? Imagino que pronto lo averiguaremos. Ven aqu. S! Mutt mir a los hombres que lerodeaban. Atended a los heridos. Comprobadvuestras armas. Manteneos alerta. Quiztengamos que volver a luchar. Pasadlo. Sin volver la vista atrs, se puso a caminar

  • rpido y maldijo cuando el gran escudo circularse le enganch en las ramas que sobresalan delos arbustos al lado del camino. Su tamao nofacilitaba la movilidad. En momentos como ese,agradeca la lanza que llevaba, porque le servade bastn y le ayudaba a pasar por encima delos numerosos cadveres galos. A medida quese acercaba a la parte delantera, Mutt considerque no se haban producido demasiadas bajas ensu bando. Bien, pens. Los lanceros libioseran un bien escaso y, por el momento, eraimposible sustituirlos. Cuando vio ms figuras emergiendo de entrelos bosques, corri al lado de Hanno. Ms galos? Eso parece mascull Hanno. Lanz unamirada a Mutt. Ests ileso? S. Y t?

  • Hanno se sec la frente. Estoy bien. Qu tal los hombres? Preparados para luchar otra vez si esnecesario respondi Mutt con msconvencimiento del que senta. Hanno pareci aliviado. Esperemos que no haga falta. Observaron con la mandbula apretada a ungrupo de cuatro hombres de las tribus quellegaba al camino. Al igual que sus atacantes,eran hombres peludos con bigote, ataviados concapas, tnicas de lana y pantalones estampados.Tambin iban armados hasta los dientes conlanzas, espadas y puales. Resultaba reveladorque sus armas no tuvieran ni una sola manchade sangre. Los hombres que haban tendido unaemboscada a la falange se haban marchado sinluchar. A Mutt le pareci que esos guerreros no

  • tenan una expresin hostil y rez para que asfuera. Deban de ser muchos; si no, susagresores no se hubieran marchado tan rpido. El lder, una figura de mediana edad, con unbigote exuberante, empez a explayarse en suidioma. Se diriga directamente a Hanno, que sehaba adelantado un poco con respecto a sushombres. Mutt escuchaba con atencin dospasos por detrs. No entenda ni una palabra.Cuando el guerrero galo acab, Mutt lanz unamirada a Hanno. Entiendes lo que ha dicho? No tengo ni puta idea repuso Hanno envoz baja. Bueno, he entendido alguna palabra:galos, romanos, Anbal, luchar. Eso podra significar cualquier cosa declar Mutt con recelo. Lo s. Sin embargo, ha dicho beber y

  • vino muchas veces. Y ha escupido cada vezque mencionaba a los romanos y a los galos.Igual que sus hombres. Cuando ha hablado deAnbal, sonrea como un luntico. Como ahora.Seal al guerrero. Latn? Hablas latn? El galo se ech a rer y se encogi dehombros. Vete a saber si podemos confiar en ellos,pero no parecen amigos de los que nos tendieronla emboscada. Hanno desvi la mirada hacia los rboles deambos lados. Si nos quisieran algn dao, ya noshabran atacado, no? Mutt mir en derredor. El lmite de losrboles volva a estar lleno de figuras armadas.Se le pusieron los nudillos blancos en el asta dela lanza.

  • Estoy de acuerdo. Mejor que sigamos hablando susurrHanno. As los hombres se quedarntranquilos. Mutt mir a los soldados que tena mscerca, que estaban claramente preocupados. Que nadie se mueva. El que lo hagaperder las pelotas! Pasadlo, rpido. Latn no dijo el lder galo, que escupiun gargajo considerable en el barro. Seal conel pulgar al hombre que tena a la izquierda, unjoven guerrero de pelo rubio. l latn s. Hanno hizo una inclinacin de cabeza. Os doy las gracias a ti y a tus compaerospor ahuyentar a ese grupo dijo en latn. Hablas la lengua del enemigo? pregunt el guerrero rubio, sorprendido. S respondi Hanno, sonriendo. Igual

  • que t. Mi padre me envi a Placentia para queaprendiera a leer y escribir dijo el guerrerocon resentimiento. Tambin tuve que estudiarlatn. Yo lo hablo porque fui esclavo en unafamilia romana durante un tiempo revelHanno. Mutt agradeci el par de aos que habapasado como tripulante de un buque mercanteantes de alistarse en el ejrcito. Haba tenido porcompaero de remos a un latino amable.Durante las largas jornadas en las que remaban,se haban enseado mutuamente a aparselasen sus respectivos idiomas. Tena el latnoxidado, pero, si se concentraba, era capaz deentender casi todo lo que decan. El guerrero rubio estaba sorprendido.

  • Y ahora segus a vuestro lder Anbal a laguerra. Eso es. Estoy de patrulla con mishombres. Os dirigs a Victumulae? Es adonde bamos hasta que nos tendieronuna emboscada. Sabes quines nos hanatacado? Los cenomanos. Mutt enseguida entendi la situacin.Aunque haba cenomanos que servan con otrosgalos en el ejrcito, Mutt saba que hasta hacamuy poco algunos miembros de esa tributambin haban luchado para Roma. Estabaclaro que quienes les haban atacado seguanquerindolo hacer. Muchos galos se han alistado a nuestroejrcito declar Hanno. Los boyos y los

  • insubres en su mayora, pero tambin hayalgunos cenomanos. No esos, claro. A Mutt no le agrad la mueca que hizo elguerrero rubio a modo de respuesta, ni la formaen que el lder reaccion al or mencionar a lasprimeras tribus. Por todos los dioses, que no seconviertan en nuestros enemigos por culpa deuna desaveniencia entre tribus, rog. El lderladr unas cuantas palabras al galo rubio en suidioma. Nuestro pueblo siente poca estima por losboyos y los insubres declar el guerrero rubiocon altanera. No podemos llevarnos bien con todo elmundo. Por ejemplo, yo me peleo con mishermanos dijo Hanno alegremente, lo cualsupuso un alivio para Mutt. Disculpa miignorancia, porque s poco sobre esta tierra,pero si no sois boyos, insubres ni cenomanos,

  • qu pueblo sois? Somos cenomanos, como los que os hantendido la emboscada fue la respuestaorgullosa. Entiendo dijo Hanno tan tranquilo.Y sois amigos o enemigos de Roma? En unsusurro aadi para Mutt: Preprate paraordenar a los hombres que luchen. S. Mutt observ atentamente alguerrero rubio y rez para que no se diera elcaso. Aunque consiguieran escapar, teniendo encuenta que los galos probablemente lossuperaban en nmero, sufriran numerosas bajas. Roma es nuestro enemigo, al igual que loscenomanos que os tendieron la emboscada. Loshombres de esa tribu han estado saqueandonuestras tierras. Mutt oy que Hanno exhalaba un largo y

  • corto suspiro de alivio. l se senta igual. Los romanos siempre han sido nuestrosenemigos declar el guerrero rubio en vozalta. Escupi unas cuantas palabras en suidioma, lo cual hizo que sus compaerosblandieran los puos y gritaran lo que a todasluces eran palabrotas. Antes de Telamon yaodibamos lo que representaban, pero desdeentonces hemos jurado luchar contra las legioneshasta que no nos quede ni una gota de sangre enel cuerpo. Pues es una buena noticia porquenosotros hemos hecho lo mismo reconociHanno, que dio un paso adelante y le tendi lamano al lder. El lder acepto la oferta con una ampliasonrisa. Entonces se sucedi un torrente depalabras galas, salpicadas con relamidas delabios y palmadas en el vientre.

  • Nos est ofreciendo su hospitalidad dijoMutt, encantado. S. Mi padre desea saber si aceptis la ofertade comida y bebida dijo el galo rubio. Por supuesto! repuso Hanno, haciendouna media reverencia al lder. No somosmuchos? Neg con la cabeza para descartar la idea. Sacrificaremos suficiente ganado paraalimentarnos a todos. Ningn hombre se sienta ala mesa de Devorix y se queda con hambre. Mis hombres estarn muy agradecidos declar Hanno. Vuestro lder se llamaDevorix? De-vo-rix interrumpi el lder,golpendose el pecho. Es mi padre; ms de trescientos guerreros

  • lo llaman jefe explic con orgullo el guerrerorubio. Devorix seal a Hanno con una miradainquisidora y dijo algo. Cmo te llamas? pregunt su hijo. Hanno. Y l es Mutt, mi segundo almando. Ha-nno. Mutt. Mutt! Devorix despleguna amplia sonrisa. Mutt repiti Mutt, asintiendo. Esbozuna sonrisa. En cierto modo, no le extraaba queMutt resultara divertido en galo. Se habacriado oyendo bromas constantemente acercade su nombre, cuya versin completa eraMuttumbaal. Por mucho que significara regalode Baal, pens con melancola, no eraprecisamente fcil de pronunciar. De todosmodos, Mutt le gustaba bastante aunque hicierarer a los hombres.

  • Me llamo Aios. Bienvenidos a nuestratierra se present el guerrero rubio. Gracias repuso Hanno, visiblementerelajado. Hemos odo hablar de vuestro ejrcito.Supongo que todos vosotros marchis haciaVictumulae porque necesitis el grano que seencuentra en el interior de las murallas. Lo necesitamos como agua de mayo respondi Hanno con una sonrisa. Se necesitamucha comida para alimentar a decenas demiles de bocas. Venid. Nuestro pueblo no est lejos, ams o menos ocho kilmetros camino abajo.Hay grano y vino en abundancia para vuestroshombres, al menos para una noche. Nuestrodruida tambin puede atender a los heridos. Nos honra vuestra hospitalidad asever

  • Hanno. Mutt se hizo eco de sus palabras aunque ensu fuero interno no estaba tan seguro de que loshombres de aquella tribu fueran de fiar. Encuanto un hombre se llenaba el vientre de vino,tenda a olvidar la idea de traicin o un pualentre las costillas. Mientras Devorix y Aios esperaban, Hannoorden a sus soldados que reunieran a losheridos y a los muertos. Todo el mundo sabacmo improvisar una camilla para los heridoscon dos lanzas y una capa en medio. Pero a losmuertos cuatro hombres tambin haba quellevarlos, orden Hanno. Podran enterrarloscerca del pueblo de la tribu. Cuando acabaron, se dirigi a Mutt: A pesar de su amabilidad, debemos estaren guardia le advirti en voz baja. De modoque los hombres no deberan beber demasiado.

  • Eso ser ms fcil de decir que de hacer,pens Mutt. Seran como caballos que nohubieran bebido en todo un da al llegar a unarroyo. Tendra que dejarles las cosas bienclaras. No haba nada como amenazar a lossoldados con una paliza para que secomportaran bien. Eso y la promesa de quecualquier botn que encontraran pasara a manosde l.

    *

    La mayora de los soldados se esfumaronentre los rboles. Mutt supuso que tomabancaminos distintos. Se anim. Aquello pona demanifiesto que los hombres de la tribu no lesdeseaban ningn dao. Al cabo de un momento,los libios se pusieron en camino con Devorix y

  • Aios y sus dos compaeros. Para cuando ya casi haban llegado al pueblogalo, Mutt haba decidido que si Devorix habaplaneado matarlos, saba disimular muy bien. Eljefe de la tribu haba estado hablando todo elcamino, esperando con impaciencia a que Aiostradujera sus palabras. A juzgar por lo queDevorix deca, estaba esperando a que elejrcito cartagins llegara a la zona para ofrecersu apoyo a Anbal. Por el momento, todava no haban montadoun ataque abierto contra las tropas romanasdesde Victumulae, haba explicado Aios, porquesu asentamiento estaba demasiado cerca de laciudad. Cuando recibimos la noticia de lo quehaba pasado en el Trebia, otro clan de nuestratribu masacr a una patrulla romana. Sinembargo, unos cuantos legionarios se salvaron y

  • contaron lo que haba sucedido haba dichoAios. Al cabo de un da, el comandante de lasfuerzas que estaban en el interior de Victumulaeenvi a quinientos soldados. Arrasaron el pueblo.Mataron a todo el mundo, incluidos perros yganado. Cabrones! En aquel momento, Devorix haba lanzadouna larga y amarga diatriba en la que instaba aAios a explicar que su hermana, casada con eljefe del clan, se contaba entre los muertos. Hanno y Mutt haban intercambiado unamirada en la que sobraban las palabras. Aquellodemostraba claramente que aquellos guerrerosestaban de su lado. Los rboles fueron desapareciendo para sersustituidos por prados vacos toscamentelabrados. Varios grupos de cuervos chillones sehaban congregado en los campos helados ylevantaron el vuelo al aproximarse el grupo al

  • poblado. Dos mocosos que vigilaban un rebaode ovejas los contemplaron boquiabiertos,mientras un famlico perro les ladraba labienvenida con el pelaje del cuello erizado. Elasentamiento tena la tpica forma circular y elcamino que conduca a l estaba especialmenteembarrado. Las columnas de humo de variashogueras se elevaban por encima de laempalizada. Se oan voces de hombres, mujeresy nios, a cada cual ms estridente. Mutttambin oy el mugido de vacas y el martilleodel metal. De pronto sinti nostalgia. Haca muchosaos que no visitaba Libia, pero los sonidos de lavida diaria del poblado galo eran los mismos quelos de la aldea costera en la que se haba criado.Su padre muri cuando l era un nio y no sabasi su madre an estaba viva. Rog a los diosesque as fuera. Seguro que su hermano, heredero

  • de la pequea granja familiar, seguira trabajandola tierra, y sus hermanas se habran casado ytendran sus propias familias. Mutt se sintiabatido. Le gustaban los nios. Llegara acasarse y tener hijos alguna vez?, se pregunt. Podis montar las tiendas aqu comentAios sealando un terreno junto a la entrada dela aldea. Devorix y el resto de los galos entraronen el poblado. Podis enterrar a vuestrosmuertos al otro lado de la empalizada, dondedescansan los nuestros. Gracias respondi Hanno. Mutt? Mutt volvi a la realidad. S. Montaremos las tiendas aqu, dondedice Aios, y despus enterraremos a losmuertos. Inclin la cabeza ante el galo a modode agradecimiento. Os agradecera que cavarais las letrinas al

  • otro lado de esos rboles aadi Aios,sealando unos matorrales a unos doscientospasos. Por supuesto respondi Mutt. Si lasletrinas estaban demasiado cerca de un pobladoera fcil que se produjera un brote de disentera,entre otras enfermedades. Los preparativos del banquete tardarnunas horas, pero hay una especie de taberna enel pueblo donde vuestros hombres pueden ir abeber. Te lo agradezco, pero es tempranotodava. Quizs haya romanos por la zona respondi Hanno de inmediato para gransatisfaccin de Mutt. Aios solt un bufido burln. No hay ni un jodido legionario en ochokilmetros a la redonda. Nuestros ojeadores los

  • hubieran visto, lo saben todo, hasta si un jabal setira un pedo. Mutt no pudo evitar sonrer ante elcomentario, pero le complaci que Hanno semantuviera firme. Me alegra saber que tenis ojos y odosen todas partes. De todos modos, prefieromantener a mis soldados controlados hasta mstarde. Lo entiendo respondi Aios con unacarcajada y un guio. Avisar al druida paraque atienda a los heridos. Si necesitis cualquiercosa, estar en la taberna. Espero que podamoscompartir una copa despus. Aios se march y Mutt empez a darinstrucciones a los hombres. Qu opinas? Podemos fiarnos? dijoMutt.

  • Yo dira que s. T qu crees? Mutt frunci los labios y record lo quehaban explicado Devorix y Aios. Yo dira que son buena gente. Los galosson conocidos por ser sencillos, valientes,irascibles y rencorosos. Con la excepcin de losvoconcios y los cenomanos, que hace pococambiaron de bando, no son traicioneros. Suelenser de fiar y no se andan con dobleces. Eso haba odo convino Hanno.Devorix parece un buen tipo y Aios me caebien. Quines son los voconcios? preguntcon curiosidad. Son los cabrones hijos de puta que nostendieron la emboscada en los Alpes. Murieroncentenares de hombres. Mutt todavarecordaba los gritos de los soldados muertos oque quedaron aplastados por las rocas. Pero

  • les hicimos pagar su traicin con creces. Sobretodo a su hermano, Sapho. Mutt percibi una extraa expresin en elrostro de Hanno, pero desapareci antes de quepudiera preguntarle nada. Era rabia, quiz? En cualquier caso, quiero que montis elcampamento como siempre. Cavad unatrinchera defensiva y montad una empalizada tanalta como un hombre orden Hanno.Cuando acabis, la mitad de la falange podr ir ala aldea y disfrutar de la noche libre. El restodeber permanecer aqu y triplicaremos elnmero de centinelas. Si nos traicionan, almenos no nos pillarn totalmente desprevenidos. A los hombres no les iba a hacer ni pizca degracia aquella orden, pens Mutt. Se llevara aBogu de apoyo cuando se la comunicara. Cmo vamos a elegir a los que sequedan?

  • A suertes, supongo que es lo ms justo.Para facilitar las cosas, diles que me asegurarde que les sirvan comida abundante, y tambinvino, aunque no en las mismas cantidades que alresto. Muy bien. El respeto de Mutt por Hanno aument unpoco ms. Era muy astuto no negar a la mitadde los hombres los placeres de los que iban adisfrutar esa noche sus compaeros msafortunados. A Mutt le hubiera gustado ir albanquete, pero Hanno probablemente quera quese quedara en el campamento a vigilar las cosasmientras l se emborrachaba. Ese era uno de losprivilegios de ser el comandante, pens. T podrs ir en cuanto yo regrese. Mutt lo mir sorprendido. Cmo?

  • Devorix esperar verme all al principio.Me quedar una hora o dos y despus meexcusar. T podrs ir en cuanto yo regrese. Mutt esboz una amplia sonrisa, algo muypoco habitual en l. Ests seguro? Si no lo estuviera, no te lo habra dicho,Mutt. Gracias. Mutt se cuadr. Ser mejorque me ponga en marcha. El campamento no seva a montar solo. Mutt dio media vuelta y not la mirada deHanno clavada en su espalda mientras semarchaba. El chico es listo, pens. Al parecer,Hanno haba aprendido bien las enseanzas desu padre, Malchus. Esperemos que los dioses lepermitan dirigir la falange durante el resto de laguerra, rog Mutt. Los buenos comandantes

  • eran incluso ms escasos que los lanceros libiosy deban atesorarse. Mutt esper a que los hombres hubierancavado el permetro antes de explicarles el plan.Si se lo hubiera dicho antes, los msdesafortunados habran seguido cavando hasta elanochecer. Una vez montadas las defensas y lastiendas, aprovech el momento de pausa parareunirlos y explicarles brevemente la situacin.Para su gran alivio, hubo menos protestas de lasque se esperaba. Quiz se debiera al hecho de que Mutt semeti sin piedad con Ithobaal por su inmerecidabuena suerte, dado que era uno de losafortunados que ira al banquete. Mutt le ordenque antes de emborracharse deba llevar vinoabundante a sus compaeros menosafortunados, que deban soportar sus quejascontinuas. Sus palabras fueron recibidas con

  • muestras de alegra y carcajadas, mientras queIthobaal, colorado como un tomate y echandohumo por las orejas, no tuvo ms remedio queprometer que no se olvidara de sus amigos. Vas a ir al banquete? pregunt Bogu,que tambin haba sacado una de las pajitasganadoras. Quiz despus, pero estar sobrio, as queportaos bien. No quiero que os peleis conningn galo y mucho menos que molestis a susmujeres, al menos no sin su permiso. Si os pillo ome entero de que estis haciendo algo malo, osvais a enterar! Lo tenis claro? Mutt lesclav la mirada hasta que todos los hombresasintieron. Podis ir a la aldea en cuanto se ponga elsol. Mutt eligi a los centinelas y dio descanso alresto de los hombres. Aunque nunca lo admitira

  • ante ellos, estaba muy satisfecho con su actitud.Su vida haba mejorado desde el descenso de losAlpes, pero no tanto como hubieran deseado. Unbanquete les subira la moral y les permitiradescansar del fro y la monotona de la marcha yla lucha, as como del hambre constante. Elestmago de Mutt rugi en ese momento comodndole la razn. Varias horas despus Mutt vislumbr a contraluz la figura familiarde Hanno abandonando la aldea, y sonri. Yahaba pasado a ver a los centinelas y los heridosy se haba asegurado de que los hombres que sequedaban en el campamento no hacan ningunatontera. A pesar de su determinacin depermanecer sobrio, a Mutt le apeteca tomar unacopa. Del centro del poblado le llegaba el rumorde gente cantando y msica y de un jolgoriogeneral que iba aumentando de volumen. El vino

  • y la comida que haban llevado al campamentouna docena de chiquillos galos no haba duradodemasiado. Tranquilo se dijo. Quizs Hanno habacambiado de opinin con respecto a la fiesta.No me marchar hasta que me lo ordene.Muttfue al encuentro de Hanno, curioso por ver si sucomandante estaba borracho. Buenas noches. Mutt. Hay seales del enemigo? Salimos de patrulla hace una hora y elnico ser vivo que hemos visto a un kilmetro ala redonda ha sido un bho. No hay nadie ahfuera. Hanno suspir aliviado. Qu tal van las cosas en la fiesta? Hanno rio. Es un caos! Jams haba visto a nadie

  • tragar vino como a estos galos. Beben comoesponjas! Aunque nuestros hombres no les van ala zaga. Hay suficiente vino ah para unregimiento. La cantidad de comida tambin esincreble. Estn haciendo concursos de bebida yechando pulsos. Baile. Msica. Ha sido una granfortuna toparnos con Devorix. Realmente lohabr juzgado muy mal si ahora ordena a sushombres que nos rebanen el cuello en medio dela noche. Me alegra orlo. Mutt constat complacido que Hannopareca sobrio. A pesar de la juerga, no se habaolvidado de sus responsabilidades comocomandante. Ahora te toca a ti anunci Hanno. Seguro? se limit a decir Mutt, aunquepor dentro estaba encantado.

  • Lrgate ya y disfruta. No dejes que loshombres se metan en los. No queremosproblemas. No les quitar ojo. Por la maana saldremos una hora mstarde de lo habitual. No pasa nada si dejamosque los muchachos duerman un poco ms. Muy bien contest Mutt, satisfecho.Buenas noches. Hanno se despidi con un gesto de la manoy despareci en la oscuridad de la noche. Mutt hurg debajo de la capa y palp laempuadura de la pequea daga que siemprellevaba encima. Fuera adonde fuera, no legustaba ir desarmado. Tom el camino a laaldea. A cada lado de la entrada haba sendasantorchas sobre soportes metlicos. Al principiono vio a ningn centinela, pero una vez dentro

  • descubri la figura de un galo echado en el suelocon una jarra al lado. Sus ronquidos podandespertar a los muertos. Menos mal que no hayningn jodido romano cerca, pens Mutt. Dentro de la empalizada, el bullicio eramucho mayor. Mutt distingui las voces gravesde los galos cantando y el retumbar de untambor. Alguien tocaba un cuerno. Tambinidentific el sonido de flautas y campanillasmezclado con risas y conversaciones a gritos.Mutt sigui el sendero fangoso entre laspequeas chozas, en direccin al centro delpoblado. Por el camino se encontr con un grupode nios que se perseguan entre s chillando, ydespus pasaron un hombre y una mujer cogidosdel brazo y hablando en voz baja. Tambin oy auna pareja copulando en una choza cercana yvio a una vieja harapienta que lo mirabafijamente desde el umbral de una chabola

  • ruinosa. Por si acaso, Mutt murmur unaplegaria contra el mal de ojo. El hecho de queDevorix les hubiera acogido con los brazosabiertos no significaba que a todos les gustara supresencia. La vieja era lo ms parecido a unabruja que Mutt haba visto en mucho tiempo. Cuando lleg al centro de la aldea, Mutt setranquiliz de nuevo. Una hoguera enormeiluminaba el lugar como si fuera de da. Todoslos habitantes del pueblo parecan estar all.Grupos de hombres y mujeres bailaban alrededordel fuego al son de la meloda que tocaba ungrupo de msicos. Haba tres hogueras conparrillas de hierro en las que se cocinabanpiernas de ternera. Hambrientos, los soldados seacercaban para cortar grandes trozos de carnecon los cuchillos pese al riesgo de quemarse.Casi todos los presentes estaban congregadosalrededor de una pirmide de nforas delante de

  • la cual se haban colocado varias mesas ybancos. Los hombres estaban sentados allbebiendo, hablando y contndose chistes. All esdonde se encontraba el grueso de la falange, locual no era de sorprender. Se acerc al grupo sin ser visto, lo cual lebrind la posibilidad de observar a sus hombres.Haba muchos sentados juntos en una mediadocena de grandes mesas. Numerosos galosocupaban el resto. Casi todos los hombresparecan bastante borrachos, pero no vio a nadiediscutiendo. Algunos galos se haban sentadocon sus soldados, y al menos dos estabanechando un pulso. Uno de ellos pareca estarenseando una cancin a un lancero. Sinembargo, la mayora de los libios estaban de piejunto a la improvisada barra, formada por unasplanchas de madera colocadas sobre unostocones, y conversaban animadamente con unas

  • jvenes galas. A juzgar por las risas y loscoquetos pestaeos, parecan entenderse muybien a pesar de la barrera del idioma. Mutt decidi que poda permitirse beber unacopa. Se abri paso hasta unos de los bancosdonde estaban sus soldados y grit hasta quealguien le trajo una copa llena a rebosar. Labebi de golpe y la acidez del vino hizo que se leempaaran los ojos. Por el culo peludo de Melcart! Estosabe a vinagre! Porque es vinagre! grit Bogu entrecarcajadas. Pero sube a la cabeza el doble de rpido!dijo un soldado sonriendo. Es lo queimporta! Todos golpearon la mesa con los puos y lascopas a modo de aprobacin.

  • Mutt salud a Bogu copa en mano. Brindemos por ello! A tu salud y a la detodos vosotros! Que salgis de esta guerra conla polla y las pelotas intactas y sin perder ms deuna extremidad cada uno. Los hombres rierony Mutt esper un momento antes de continuar. Una cosa ms: que Anbal nos conduzca ala victoria! Los hombres lo aclamaron entusiasmados ylos soldados de las otras mesas se unieron alinstante. A-N-BAL! A-N-BAL! A-N-BAL! Mutt sonri. Intua que iba a ser una buenanoche. Alguien pos la mano sobre su hombro. Puedo unirme a vosotros? Mutt se volvi y reconoci a Aios. Claro! Mutt dio un pequeo empujn alhombre que tena a la derecha. Crrete!

  • Aios se apretuj en el pequeo espacio libre,con cuidado de no volcar la copa que llevaba enla mano. Parece que tus hombres se lo estnpasando bien. Es imposible no pasrselo bien. Teagradezco la hospitalidad. Una hoguera, vino ycomida. Qu ms puede pedir un hombre? Mutt no mencion a las mujeres porquepodan ser una potencial fuente de conflicto. No olvides a las mujeres aadi, sinembargo, Aios. Desde luego. Pueden ser muy buenacompaa contest Mutt, incmodo.Vuestro jefe se molestara si pasara uhmalgo? pregunt, sealando al grupo cercano demujeres. Saltaran vuestros hombres adefenderlas si mis soldados se acostaran con

  • ellas? Aios sonri, sorprendido. Por qu iban a hacerlo? Aios vio lamirada de incomprensin de Mutt y aclar:Las solteras pueden copular con quien deseen.A nadie le importa dijo el galo. De verdad? Mutt se volvi para mirarde nuevo a las mujeres. La mayora eranaceptables y dos eran definitivamente guapas.Quiz debiera acercarme, a ver si suena laflauta. Mutt no bromeaba del todo. Cunto hacaque no pagaba a una mujer para acostarse conl? Cinco aos? No, ms que eso, concluycon tristeza. La vida en el ejrcito implicaba quelas nicas mujeres con las que tena contactoeran prostitutas o prisioneras de guerra quecarecan de todo tipo de derechos.

  • Ve a hablar con ellas le inst Aiosdndole un codazo. Cuando sepan que eresel segundo oficial, seguro que las tienes en elbote! Aios no bromeaba y Mutt se sinti tentado,pero no levant las posaderas del banco. Tomotro sorbo de vino. Esta noche no. Por qu? Pueden pasar meses hastaque se presente otra oportunidad as! Y ms tiempo tambin!, pens Mutt conamargura. Debo vigilar a mis hombres. Aios vio el brillo resuelto de los ojos de Mutty no insisti. La obligacin es lo primero. Siempre respondi Mutt echando unsuspiro. Un par de copas ms y ya estoy.

  • Son gajes del oficio coment Aiossonriendo. Por suerte, yo no tengo que llevara mis guerreros a ningn lado maana por lamaana dijo bebiendo un trago. Se oy un grito y todos se volvieron. Muttestir el cuello para ver lo que suceda. Un galose haba plantado delante de una mesa desoldados y los miraba belicoso. A Mutt se le hizoun nudo en el estmago y se incorpor a mediascon la esperanza de que aquello no fuera lo quepareca. Ambos bandos haban ingerido grandescantidades de vino y era fcil que estallara unarefriega. Si eso suceda, podan perderse vidasmuy valiosas Una cosa que a los cenomanos nos gustatanto como el vino es la lucha libre susurrAios al odo de Mutt. Ese es Acco, uno de losmejores luchadores del pueblo. Seguro quequiere batirse con uno de tus hombres.

  • A Mutt le alivi saber que no estaba a puntode producirse una pelea, pero no estaba segurode que fuera una buena idea iniciar unacompeticin de lucha libre. De todos modos, loque l pensara resultaba irrelevante, puesto queIthobaal ya se haba incorporado entre lassonoras ovaciones de sus compaeros. PELEA! PELEA! PELEA! La luz de la hoguera ilumin la moneda deplata que Aios sostena entre los dedos. Apuesto una moneda a que ganar Accodijo con una sonrisa. Mutt contempl los voluminosos msculos deAcco e hizo una mueca. El galo iba ms bebidoque Ithobaal, a juzgar por sus movimientostambaleantes, pero doblaba en tamao al libio.En cualquier caso, Mutt no deseaba sermaleducado y acept la apuesta de su anfitrin.

  • Tengo el dinero en la tienda empez adecir Mutt. Tu palabra me basta interrumpi Aios. Bien dijo Mutt, y encajaron las manos. Al acto se form un crculo de hombresentusiastas con los dos protagonistas en elcentro. Aios se coloc en medio del crculo entreambos oponentes. Explic las reglas del juego aIthobaal y Mutt escuch con atencin. Estabanprohibidos los puetazos, los mordiscos y clavarlos dedos. La lucha deba permanecer dentro delcrculo y el combate finalizara cuando uno delos oponentes dijera e hiciera una seal con lamano a modo de rendicin. Eso era todo.Ithobaal asinti. Acco gru. Aios levant la mano y la baj y se retir atoda velocidad. Los partidarios de cada bandoanimaron a sus luchadores.

  • Por todos los dioses, que Ithobaal no acabeherido de gravedad, rog Mutt. Poco leimportaba si perda una moneda. Los hombres se abalanzaron entre s comoanimales salvajes. Acco trat de estrujar aIthobaal entre los brazos, pero el libio erademasiado rpido y lo esquiv. A continuacin,Ithobaal agarr el brazo derecho del galo, se lollev a la espalda y lo volc. Acco cay al sueloal son de los vtores de los partidarios deIthobaal, pero cuando este intent aterrizar sobreAcco para inmovilizarlo, el galo se puso bocaarriba y abraz a Ithobaal con fuerza. Mutt contempl fascinado cmo Ithobaalintentaba liberarse. Pareca un insecto atrapadoen una telaraa. El libio ruga y sacuda laspiernas en vano. Frustrado, trat de golpear aAcco con la cabeza, pero este anticip sumovimiento y par el golpe con el pmulo.

  • Despus se rio y estrech todava ms su cercosobre Ithobaal. Acco es ms fuerte que un toro! exclam Aios encantado. Ya lo veo gru Mutt al or loslamentos de Ithobaal. Para gran alegra de los galos, Ithobaal serindi al poco rato, aunque de malos modos. Casino acept la mano amistosa que le tendi Acco. Ha sido una victoria contundente concedi Mutt dando una palmada en la espaldaa Aios. Acco es un campen. Tambin es uno de nuestros mejoresguerreros. Mira. Otro de mis soldados quiere retarle. El nuevo contrincante era el hombre msgrande de la falange, al que apodaban Toro.Animado por el vino, Mutt pens que Toro tena

  • ms posibilidades de ganar. El combate estar ms igualado esta vezsentenci Aios con los ojos brillantes.Doble o nada? Claro acept Mutt, pensando que quiztuviera ms suerte esta vez. Pero no fue as. Toro tard poco rato encaer vencido. Le sigui un lanzador de jabalinas,que afirmaba haber sido entrenado por unluchador griego. Mutt ya haba perdido tres monedas. Accoestaba en el centro del crculo, el torso desnudoy cubierto de sudor. Pareca invencible, eracomo la estatua de un dios que hubiera cobradovida. Ninguno de los hombres de Mutt queraluchar contra l. Quieres probarlo t? pregunt Aios. Mutt solt un bufido.

  • Ests loco? Me aplastara como a unescarabajo. Aios mir a su alrededor, pero no habavoluntarios. Parece que no hay ms contrincantes.Creo que podemos decir que los cenomanos hanganado esta batalla. Desde luego. No hay duda convinoMutt, aunque no sin cierto resquemor. Acaso tus hombres podran resistirse atoda mi falange? se pregunt. No estoy tanseguro. Con suerte, jams tendran que comprobarlo.En lugar de ello, Devorix y sus hombres seuniran a Anbal y a su ejrcito en su luchacontra Roma. Ja! proclam Aios. Parece que lalucha contina!

  • Mutt no daba crdito a sus ojos. Ithobaal,Toro y el soldado entrenado por el griego habanatacado a Acco a la vez. Ithobaal le habaagarrado un brazo y Toro otro, mientras sucompaero trataba de tumbarlo por todos losmedios. Mierda pens Mutt. Ahora todos losgalos se unirn a la pelea. Bram a sus hombres para que sedetuvieran, pero no hubo manera humana de quele oyeran. El clamor del pblico eraensordecedor. Lo siento se disculp ante Aios.Sern castigados por esto. Para su gran sorpresa, Aios rio. Me gusta su espritu! exclam. Varios galos se haban acercado al ring paraayudar a Acco y Aios se acerc con rapidez,

  • esquivando la gran masa que formaban Acco ysus tres atacantes. Grit una orden y todos losgalos se retiraron, excepto dos. Aios regresjunto a Mutt. Ahora est ms igualado, no crees? Supongo respondi Mutt, divertido antela situacin. La lucha tripartita continu un tiempo, losuficiente para que Mutt pudiera beber doscopas de vino ms. Inevitablemente, Acco volvia vencer a Toro, pero tanto Ithobaal como elsoldado entrenado por el griego batieron a susoponentes. Los hombres de Mutt gritaron comolocos cuando el ltimo galo se rindi. A Mutt le preocup que la situacin sesaliera de madre, pero los galos parecantomrselo con gran deportividad, riendo y dandopalmaditas en la espalda de los soldados quetenan ms cerca.

  • Mutt se volvi a Aios. Dos combates cada uno. Estamosempatados! Admiro a tus soldados por no rendirse declar Aios alzando la copa. Qu tal siahora combatimos t y yo? El galo le llevaba unos cinco aos yseguramente estaba menos borracho que l,pens Mutt al notar el vino que le corra por lasvenas. Otro da, quiz. Cuando no est tanborracho. Aios rio. Eres un hombre prudente, Mutt. Ya veopor qu has llegado dnde ests. No inicias uncombate si no ests seguro de la victoria. Algo as.

  • Vamos, compartamos otra copa de vinoantes de que te vayas. Y as lo hicieron.

    *

    A la maana siguiente, Mutt se queddormido por primera vez en muchos meses. Sehaba pasado la mitad de la noche orinando ybebiendo agua, as que no era de extraar, sereprendi. Cuando Bogu le despert, luca una sonrisitaque Mutt decidi ignorar. Ya voy, ya voy gru Mutt. Boguasinti y sac la cabeza del interior de la tienda. Di a los hombres que desmonten elcampamento! orden Mutt tras l.

  • Ya estn en ello respondi Bogu. Mutt volvi a tumbarse con un gemido.Solo un poquito ms, pens. Dese no habersetomado la ltima copa. Era esa la que siempre ledaba dolor de cabeza y escalofros y leaceleraba el corazn. Era culpa suya. Deberade haber parado antes, pero era difcil rechazaruna copa cuando notaba ese agradable calor enel cuerpo. Se oblig a levantarse, se quit la tnica ysali de la tienda totalmente desnudo. El aire frole acarici el cuerpo. Agarr el cubo de cueroque haba dejado all para ese fin, lo levant yvaci el contenido agua del ro sobre sucuerpo. El hielo que se haba formado en lasuperficie se rompi en varios pedazos alchochar contra su cabeza y le sigui un torrentede lquido helado. El shock y el dolor eranexquisitos.

  • Por las pelotas de Baal Hammn! exclam. Bebiste una copa de ms anoche? Mutt se volvi y se encontr con la miradairnica de Hanno. Puede que s murmur. Algn problema? Ya contara a Hanno lo del combate delucha libre cuando surgiera la oportunidad, pensMutt. No. Bien. Los centinelas tampoco vieron nadacoment Hanno dando media vuelta. Esmejor que te vistas. Nos pondremos en marchapronto. De pronto, consciente de que todas lasmiradas estaban puestas en l y su hombra,Mutt estir los brazos como si acabara de

  • levantarse de una cmoda cama. Record que,en circunstancias que no eran normales, supadre siempre deca que lo importante eraactuar con naturalidad. Mutt fingi un bostezo yregres a la tienda. Oy algunas carcajadas,pero no demasiadas. Poda vivir con ello. En cuanto se puso en marcha, se encontrmejor. Tambin le ayud beber un odre enterode agua del arroyo. Agradeca sentirse mejor,as la inminente marcha no sera un infiernoabsoluto. Aios y Devorix salieron de la aldea paradespedirse, ambos vestidos con capas de piel.Los ojos enrojecidos y el pelo alborotado eranlas nicas seales que evidenciaban lasactividades de la vigilia. Mi padre desea que hables a Anbal denuestra amistad pidi Aios. Tenemosprevisto encontrarnos con vuestro ejrcito en las

  • murallas de Victumulae. Se lo dir prometi Hanno. Osagradezco vuestra hospitalidad. Yo tambin aadi Mutt en latn paragran sorpresa de Hanno y Aios. Tu segundo oficial es un hombre demuchas habilidades coment Aios. Eso parece respondi Hanno mirando aMutt. Ojal nos veamos pronto dijo Aios. Estrecharon las manos y se despidieron.Hanno orden a los hombres que se pusieran enmarcha. Tomaron el camino a Victumulae que leshaba indicado Aios, rumbo al norte y campo atravs. Muchos galos salieron a despedir a lossoldados, que vociferaron su agradecimiento ysilbaron al puado de mujeres que se despedan

  • con la mano desde la empalizada. Mutt desehaber retozado con alguna de ellas la nocheanterior. Hay que aprovechar la oportunidadcuando se presenta, pens, arrepentido. Eres una caja de sorpresas comentHanno mirando a Mutt de soslayo. Todos tenemos un pasado. Tienes razn replic Hanno, pensativo. Mutt no indag. Si Hanno deseaba contarlealgo, ya lo hara. Y si no se lo contaba, tampocopasaba nada. Con tu permiso, voy a dirigirme al centrode la columna. Inmerso en sus pensamientos, Hannosimplemente asinti con la cabeza.

    A media tarde, la resaca de Mutt ya habadesaparecido. Los hombres conversaban entre s

  • como siempre y los heridos aguantaban comopodan. Y esta vez Ithobaal no se estabaquejando. Lo mejor de todo era que el cieloestaba despejado y que de vez en cuando lucael sol. Reinaba un buen nimo general. Muttagradeci que la moral estuviera alta, cuandopoco despus los exploradores, que haban ido areconocer el lugar ms lejos de lo habitual, lescomunicaron que haban avistado elcampamento de una patrulla romana a unkilmetro y medio hacia el norte.

    Al or la noticia, Hanno llam a Mutt yambos los interrogaron juntos. Cuntos hombres creis que son? inquiri Hanno. Es difcil de decir con exactitud respondi el primer explorador, un veterano decabello gris en quien Mutt confiaba. La lneade rboles finaliza a ms de doscientos pasos de

  • la trinchera defensiva, pero sin duda son menosque nosotros. El segundo explorador murmur su acuerdo. Me pregunto lo que hacen aqu. Quizsestn buscando ms aldeas de cenomanos paracastigarlos. Lo que est claro es que no esperanencontrarse con nuestras tropas comentMutt. De lo contrario, seran muchos ms. Hanno asinti con una amplia sonrisa. Han montado el campamento para todoel da? pregunt Mutt al veterano. Eso parece. Continan cavando latrinchera alrededor del campamento. Al menos tendrn una pala entre lasmanos. Es un buen momento para atacarlos, sies lo que tenas previsto hacer coment Mutt. As es respondi Hanno con los ojos

  • brillantes. Mutt not ese sentimiento familiar de miedoy emocin previo a una batalla y sonribrevemente. Ser mejor que nos preparemos. Una hora ms tarde, Mutt observ elentorno y gru. El bosque por el que habanestado marchando y en el que se hallaba la aldeade los cenomanos haba llegado a su fin, almenos durante un trecho, y el camino farragosoconduca a un espacio abierto relativamenteplano. Aparte de unos cuantos arbustos, nada lescubra desde all hasta el campamento romano, aunos doscientos cincuenta pasos. El comandante romano ha elegido bien ellugar para montar el campamento comentMutt con semblante sombro. Crees que es mejor no atacar? espet

  • Hanno, irritado. Hanno nunca haba sido tan franco con l.Mutt pens que se deba al hecho de que seencontraban solos. Los hombres estabantumbados entre los rboles ms atrs, esperandordenes. Hanno y Mutt se haban aproximado alborde del campo abierto para evaluar lasituacin. Era una seal de que se estabaganando la confianza de su comandante. Legust la idea. Mutt volvi a estudiar el campamentoromano. Haba varias columnas de humo de lashogueras donde los romanos cocinaran la cena.Haba centinelas caminando de un lado para otrodentro de las defensas. Varios hombresregresaban del ro con odres de agua. Suaspecto era muy similar al de su propiocampamento despus de una jornada de marcha.Cul sera la mejor manera de abordarles? Si

  • lanzaban el ataque desde donde estaban, losromanos los veran de inmediato y ellos llegaranagotados a la empalizada, mientras que elenemigo estara fresco y preparado para lalucha. Quiz sera mejor retirarse, pens. Perderamos a demasiados hombres siatacamos ahora coment Hanno,decepcionado. De pronto, Mutt se inspir. Esperemos una hora, hasta que hayaoscurecido. Podemos avanzar entonces. Loscentinelas no nos vern hasta que estemosencima y el grito de alarma no servir de grancosa. Los legionarios estarn cmodos en sustiendas con las barrigas llenas y sin armadura.Los machacaremos! Hanno mir a Mutt, preocupado. Atacar de noche es arriesgado. Es fcil

  • confundir al amigo con el enemigo y quedaraislado de los compaeros. Los hombres estn bien preparados. Yahas visto lo disciplinados que son. T da lasrdenes y ellos las obedecern. Se miraron largamente hasta que Hannoasinti. Muy bien. Haremos lo que sugieres.

    Los cortos das de invierno aseguraron quepronto quedaran sumidos en la oscuridad.Haban apilado los equipos, menos las armas ylos escudos, en un lugar junto al camino. Parareducir las posibilidades de ser descubiertos, sehaban embadurnado con barro la cara, la manoderecha y el casco cnico. Los soldadosaguardaban al acecho al borde de los rboles endos grupos. El primero, bajo las rdenes de

  • Hanno y, el segundo, bajo las de Mutt. Un asaltodesde tres o cuatro puntos hubiera sido msefectivo, pero Hanno pens que hacerlo podacausar muertes innecesarias. Mutt estaba deacuerdo. Si todos los hombres se movan en elcampo enemigo en una misma direccin, erams difcil que se mataran entre s. Hannoliderara el ataque, mientras que el grupo deMutt debera esperar en el lado opuesto delcampamento, fuera de la empalizada, para caersobre los romanos que huyeran.

    Preparado? susurr Hanno. S respondi Mutt. Ocupad vuestras posiciones. Os dar unaventaja de trescientos segundos antes deponerme en marcha. Que los dioses osacompaen. Y a ti. Mutt se dirigi a sus hombres:Seguidme. Diez filas de cuatro. Caminad a

  • varios pasos de distancia de vuestroscompaeros. Lo ms silenciosos posible. De locontrario, vuestros compaeros y el jefe quiztengan que pagar vuestra cagada con su vida.Queda claro? S le respondieron con un murmullo. A esas alturas el campamento romano noera ms que una lnea oscura a lo lejos, pero esono evit que a Mutt el sudor le corriera por laespalda en cuanto salieron de la proteccin queles ofrecan los rboles. El terreno embarradoles succionaba las sandalias, lo que haca que lescostara ms andar. Mutt maldijo los sonidoshmedos que emitan y a regaadientes describiuna lnea en diagonal ms amplia de la que habaplaneado, en direccin al extremo izquierdo de laposicin enemiga. Lleg a la conclusin de queHanno tendra el mismo problema. Llegaran asu posicin a tiempo.

  • Al cabo de setecientos largos instantes, Muttlleg a unos cincuenta pasos de la entradasituada en frente de la que atacara Hanno. Enla penumbra, no era ms que una rendija verticalen la silueta tenue que era la muralla. Losmovimientos lentos la parte de arriba de loscascos a lo largo de la pared superior de lafortificacin indicaba la presencia de un par decentinelas. Mutt estaba convencido de que nohaban visto a sus lanceros. Para empezar,estaba oscuro como la boca de un lobo.Adems, no haban emitido ningn ruido apartede hablar entre s al pasar. Ya haba dadoinstrucciones a sus hombres sobre lo que debanhacer. Cuando dio la seal, se abrieron enabanico formando un gran semicrculo quecubra casi toda la zona situada delante de laentrada. l ocup el punto central que dabadirectamente a la abertura de la muralla. Lo

  • nico que tenan que hacer entonces eraesperar. Empez a roerle la preocupacin. Rez paraque Hanno y sus hombres alcanzaran el ladoms alejado del campamento sin ser vistos; paraque cuando atacaran provocaran el pnicogeneralizado; para que los romanos queaparecieran ante ellos estuvieran demasiadoaterrados para contraatacar. De repente, Mutt centr la atencin en ungrito que fue interrumpido. Le sigui un chillidoque se apag con una tos estrangulada. Preparados! susurr a los hombres decada lado. Pasadlo! Las palabras apenas haban salido de suboca cuando los gritos de guerra de Hanno y sussoldados rasgaron el silencio. Mutt escudri lamuralla para intentar ver qu ocurra. Una luzresplandeci contra el cielo, parpade y luego

  • aument su brillo. Pens que una tienda se habaincendiado y sinti una sombra satisfaccin. Loscentinelas apostados en las murallas cerca deMutt profirieron gritos de confusin y, al cabo deun rato, abandonaron sus puestos. El gritero se inici poco despus yrpidamente se convirti en el sonido dominante,que indic a Mutt todo lo que necesitaba saber.Realiz el pequeo ritual que tan til le habaresultado muchas veces antes: asegurarse deque las sandalias estaban bien adheridas alterreno; preparar la lanza y sujetar el asa delescudo incluso con ms fuerza, adems deelevar una plegaria silenciosa a Melcart y BaalHammn, sus dioses preferidos. El martilleo de unas pisadas llam laatencin de todos como mariposas nocturnas auna llama. Al cabo de un momento, una figurasolitaria surgi por la entrada de enfrente y

  • corri hacia ellos a toda velocidad. Su vidaacab en la lanza de un soldado que estabacerca de Mutt. Uno menos pens Mutt. Nos faltanotros cien o ms. El siguiente romano tampoco los vio, ni losdos que le siguieron, ni los cuatro legionarios quesalieron a continuacin. Todos murieron sinsiquiera asestar un golpe a alguno de sushombres. Para entonces el ruido de la lucha enel interior del campamento haba alcanzadoniveles ensordecedores y Mutt pas la orden deprepararse para una arremetida mayor. Elataque de Hanno iba bien. Enseguida les llegarams trabajo. Un grupo de unos veinte legionarios sali entropel por la entrada, gritndose y chillndose losunos a los otros. Corrieron hacia Mutt sinsospechar ni ser conscientes de que haba ms

  • enemigos a la espera. Mutt emiti un siseo y unpuado de lanceros que estaban cerca corrierona su lado. Formaron un pequeo muro deescudos un instante antes de que los romanos losvieran. Las maldiciones y los gritos de terrorrasgaron el ambiente, pero era demasiado tarde.Chocaron contra Mutt y los dems como unbarco contra una roca oculta. Los tachones delos escudos se clavaron en carne enemiga.Cuchilladas. Estocadas. A Mutt le salpicsangre en la cara. Parpade para quitrsela yclav la lanza en el hombre que tropez con elcuerpo de su compaero que caa. Era comoarponear peces en una charca. Sin embargo, tal como Mutt haba imaginado,la presin de los legionarios que huan aumentenseguida. No tena sentido perder a alguno desus hombres, as que ladr una orden. Sussoldados se separaron, permitiendo as que los

  • romanos corrieran a internarse en la oscuridad.Cuando apareci otro gran grupo, los dej pasarsin ponerles trabas. Decidi que l y sussoldados abatiran a los romanos como los lobosque atacan a los rezagados. Con la suficientecautela y un poco de suerte, no sufriran ningunabaja. Aparecieron ms rezagados y los mataron.El nivel de ruido en el interior del campamentodisminuy para aumentar enseguida. Salvo queen esta ocasin el alboroto lo provocaban loshombres de Hanno. A-N-BAL! les oy gritar Mutt desdeno muy lejos. Ya casi haban acabado, pensentusiasmado. Haban ganado. Mira! dijo un soldado. Una silueta alta corra hacia ellos. Poco a poco distingui un penacho con

  • plumas. Era un oficial: el comandante enemigo. AQU ESTOY, HIJO DE PUTA! bram. Matar al lder romano supondra lamxima gloria, la prueba fehaciente de quehaban humillado a aquella patrulla enemiga, sedijo Mutt, mientras el recuerdo de su pesadilla lemartilleaba el cerebro. Sin embargo, erademasiado tarde para hacer otra cosa que nofuera pelear. Fuera cual fuera el resultado.

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