Ana Maria Reyes- Disrupting

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ICAA Record ID: 1129474Access Date: 2015-05-23

Bibliographic Citation:Reyes, Ana Mara. "Rupturas a miradas sensacionalistas: reflexiones fotogrficas de juanManuel Echavarra sobre la violencia en Colombia." In Bocas de ceniza, 1-8. Exh. cat., Bogot,Colombia: Valenzuela y Klenner: arte contemporneo, 1999.

Synopsis:Commentator Ana Mara Reyes argues that one of the most complex problems faced byColombian artists in the second half of the 20th century is how to represent violence, a dailyreality in the country during that period. The challenge lies in addressing violence without fallinginto sensationalism. Reyes asks herself how it is possible to honor the memory of sufferingwithout contributing to the endless spiral of violence. With this reflection, Reyes opens anessay that analyzes the works Corte de florero [Flower Vase Cut] (1997), Bocas de ceniza[Mouths of Ash] (1999) and La Bandeja de Bolvar [Bolivars Platter] (1999) by Juan ManuelEchavarra. After providing a formal description of those works, she contextualizes them in ahistorical moment when Colombia was beset by violence, a framework crucial to understandingthe artists vision. Reyes concludes that Echavarra generates a dialogue between past times inorder to shed light on the historical continuity of violence, a chronic collective trauma thatinhabits the present.

Bocas de ceniza Juan Manuel Echavarria

6iw,4retefar

Orqui, Mordnx Sate COOL` do .F,orcro

lorogrofki en bronco p negro 41 emit.

1997

R PTU RAS A MI RADAS SE INISAC NALISTAS: REFLEXIONES FOTOGRAFICAS DE JUAN MANUEL ECHAVARRIA

SOBRE LA V1OLENCIA EN COLOMBIA

Ana Maria Reyes

Una de los terms cruciales y de mayor compleji- dad que hon abordado los productores culturales en Colombia, durante la segundo united de siglo, es como representor la violencia qua ha dofinido nuestra realidad national. Durante La Via/end [1946 - 1966) los artistes hicieron use de estrate- gias catarticas en un intent por olertar y, a IC vez, concientizar a una poblacian urbana acerca del conflicto armada que padecla el campo colombiano. En In decode de los sesenta los artistes adop. laron, como lattices subversims, cup roxi m crc i ones antlesteticos en ores de disocior lo estetico de los valores burgueses imperontes en la epoca. El papal del amigo era el de reflejor la oferrodoro rea lidad del pais y exponerlo ante unas elites urbanos qua se sention dislanciadas del conflict a pesar de ester involucradas en el. El use del Feismo, lo grotesco y las ostratcgias do choque asumian la premise de como la violencia era un media pare quebrantor el status quo. Estes exprosiones osumie- ron format iconoclastas.

En la actualidad el productor cultural enfrento una situation rnuy diferente. La violencia se ha convertido en el status quo. La infiltration masivc de MI6- genes violentas, a troves de los medios locales de comunicacion, ha convertido la violencia en epi- centre de la cotidianidad colombiana. El proble- mo ya no es una de ceguera ante la cruel realidad, sino ae In negation de la mismn coma me-canismo de defense. El terror y sus fuentes andnimas hen Ilevodo o un estodo de por6lIsis tat, que los personas, o le Ilene') miedo a osumir la denuncia por- que osi arriesgorfon sus propias v des, o han sold- do traumas que los hen Ilevodo a un punto en el teal In negation es el major meconismo pare pro- teger su integridod fisico. El historiador Fenton Gonzalez firma qua "la dospreocupaciOn do la opinion pUblica general frente a lo proliferation rrasiva de asesinatos colectivos, despues de unos dies de mention en los medios de comunicacian masivos, es un fenomeno tan preocuponte como el de las mosacres mismas." Las tacticas de choque dejan ae ser eficaces; los artistes deben procurer par una bOsqueda que were una reaction mos complejo y tent del espectodor. El reto del artiste es no duplicor el sensacionolismo utilized por los medios nacionoles y, mos bien, preguntorse: tCbmo hater pare conmemoror los sufrimientos y el sacrifi- do de lo Mood colombiona reciente, sin contribuir a Ia interminable esplrol de Ia vlolenclo3

1 Uribo. Mario Vida, a. Enterrar y Collar. Las Mascaras en Colombia: 1980-1993. Maria Victoria U be y Tedlilu V6sques, CoreAePermoreree part) Defento de los DerechosFurooqcs. No- dmifin Terre des Horn Ines, Saa-erk de Begot. D.C., 1995, p. 36.

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1129474 This electronic version 2015 ICAA | MFAH [2/9]

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Rossi Rona Knows Sado Coda do Hama

Fo leg-e% en blonco y negro 65 x44 crns.

1957

Coilwyo wens Coda do %rove

illocirailo en blonco y negro 55 a 44 cmc

1997

A troves del lengunia do la fotografia, Juan Ma- nuel Echavarria se he insertado en la historia de is representation de la violencia en Colombia. Sus tres series fotograficas exploran la 'estetizacion de la violencia" como un medic a troves del cua se- nate el moronism de una violencia institucionali- zada. En un pais en el cual la violencia ho per- meodo todas las dimensiones de la vide cotidia- no, esto ha encontrodo un nicho incluso en el do- minio de lo estetico; por ello, los representociones culluroles se encventran en lo peligrosa situation de ser cdmplices de este inquebrantable ciclo. Las obros Corte do Flores (1997), Bows de carder, (1999) y La Bandeje de Bolivar, 1999, pueden ser descritas, coda una a su mantra, como increible- manta belles, sin embargo, su efectividad radica precisamerte en la espantosa constatoc ion de ver refl Bit] da en alias uno realidod repulsive. Al evitar la repulsion visual en sus imageres, el artiste con- duce al espectador a it mas olio de una recccion visceral, pare asi permitirle un ocercamiento mos contemplative., analftico y quiz& octivo con la obra.

En lo serle Farago:5k Corte de F/orero (1997), Echavorrlo explore el lenguoje visual de lo violencia durante la guerro civil de to ',dormice", qua se distingue de otros conflicios infernos colombionos por los niveles de crueldad alcanzodos y por el lenguale colectivo derived de ells. En particular, y de especial importancia pare este reflexion foto- groifica, es la conformation de una violencia se- miOtica. De este perfodo conocemos difonentes tipos de "cartes osociados a un individuo o grupo particular. El Corte de Franc fa concise,' en una de- capitocion a una herido profunda en el cuello de la victim. En el Corte de Mica' la cobeza decapitada de la victim era colocada cobra su pecho. En el Corte de Corbata la lergua de la victims era extraldo a troves de una incision en el cuello. Fi- nalmente, en el Corte de Fforera8 los mutiladas ex- tremidades del cuerpo reemplazabon la solemn de la victim, previamente decapitada. Esto imagen fue el referents utilized por Echavorrfa pare estas fotograffas. Las formes de las matanzas, en si mismas, eran -eprese nta clones de un lenguoje cifrado flue desenca de n aba reto I ia clones , coda vez mos sodicas y horripilantes. La taxonomia de Ia violencia y su valor comunicotivo evidencian el siguiente hecho: los procedimientos convertidos en genres'.

2 Nos son ton solo ales nos de los d lassoes de motor. El Core do Mica se derive de una ontiecloto en to cual un Lambs, corsideradis aspic, fee csesinado y luego le colocaron In caber,' de su mIco en el pecho. Sin embargo, lo violencia durante lo guerre ire mos brutal, y la caber rake del mica fue reemplaza. du pot lu de la Olros forms de mutilation pueden ser enconnados en La Yolanda en Colombia de Cierrode Guzman Campos, Orlando Fols Bards y Eduardo LIFIKIIi0 Luna, Bogor, Uniyeradad National, 1962.

3 Mona Mamie Uribe. Motor, Remoter y Contreroaior: Las Mosacres cc lo Violenclo en el Tolima 19413-1964, Sonia N de Bogota: Centro do Invos-igocionss y Educncidn Popular, p. Ire 4 Allen Feldman. Formations of Violence: The Narrative of the Body and Political Terror in Northern Ireland, Chicago: The Universiigof Chitugu Press, 1991.

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La concretion de Ia violencia como agents, so da a troves de la imagen y del poder semiotic de estas matanzas.

Del titulo de la serie Corte de Flare, se deduce con derided qua las fotogmffas son no referencia ironic a una re- articulation macabre del cuerpo. Los huesos even dispuestos porn que semejen Ha- res y lo composition general de la obra hoce referencia a los ilustrociones cientfficos de la Real Ex- pedicion Botanic() de la Nuevo Gruradc, liderado par Jose Celestino Mulls en el siglo XVIII, to obro se compone de una aerie de fotogroffos de huesos humanos quo, re-configurados on las formes de lo flora colombianc, evocan de una monera hermo- somente ironic el horripilante ado del desmem- bramiento. Este obra postula una pregunta evoca- doro: tque conexiem existe entre las ilustrociones cientfficas del siglo XVIII y La Vioiencia? Solo serie folografico coda "flor" Ileva ur iltulo con su nom- bre de especie y familia, como en los d7bujos bo- tanicos. Sin embargo Ec.hovare.a adiciono, al nom- bre de lo familia cientifica de la fior, por ejemplo Anthurium, una palobra que evoca terror coma mutdatum o mulled. Asi, un poralelo entre la practice clasi RC* t 0 rio de la Expedition Botanic y Ia natureleze taxonomic de la violencio. to union de esta aproximaciOn cientifica, esterilizada y estetizada con los huesos humonos, duplica tango el lenguaje de la crueldod como el de Ia identidad en el tratomiento de cuerpos asesineclos; lo que el crtista llama la 'estetica del terror".

La re-amiculocion que Echavorrfa hate de la Real Expedition Boidnico es uno re-vision del posado colonial y uno crItIca que sJgiere coma los orfgenes de la violencia serian onieriores a 1948' En una en- trevista en 1997, Echavarria explica quo hay una largo c inolocumontada historic do codes, verbigracia, la practice de coder las manos de los Indios cuando no aparecfan con oro ante sus Conquistadores!' Des- pues de todo, no hay que olvidar que la Exoedicier Botanic fue produclo del deseo Borbon-co de cono- cer mas acerca de los recursos naturales del Nuevo Mundo pare poderlos explo-ari Las recurrences oleo- dos de violencia, a lo largo de la historic colombia- ra, nos alertan sabre el hecho de que la historia reprimida no muere, este apenos enterroda. Asi, La Violencio es el surgimiento de conflictos colonioles reprimidos, como lo es tombien lo confrontation armada en la actuolidoc; uno reaporicion faniasmo- gorica de dos de represiOn oen no resueltos.9

5 9 do cbril do 1948, El Rogotozo, (Ho on quo le Oder populist.; Jorge E biker Coil. Fue asesinado prods riendo uno revuelio ma siva.

6 Erdreyisia con el Irish, noviern ore de 1997.

7 E. Barney Cabrera, y Dibujontes do In Expedition lio- lt Iliad' en Historic del Arta Colombian, Vol. IX, Eloodir Solve! CdI ores, Cciornblono S.A.,1983, p. 1179.

8 El fflulo del oltirno libro de Marta Victoria Uribe, Ederrar y Ca- 1 or, se fellers al amen I feral de los cuerpos y o el si lend de to genie; pero lamb. dude a In represion de lo historia.

Anti MorJm Serge Cede de harm

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1957

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De lo sent doors de eernlo rconvoCin hInnee y mgro

55 A 44 VW.. 1999

Bocas de ceniza, una de sus mos recientes bras, consists de una serie de foto-grofias que evocan formes muds recientes de mutilaciones corporales. El artiste fotografi6 ahuyamas cortadas sobre un fondo blanco y limpio. Al igual que en el Corte de Florero, el aseptic fondo contrasto con el tejido orgenico, homed. y en proceso de descomposi- don. Esto serie tombien se refiere a tipos de tortes utilizados hoy en dfo, como el procticodo en el ab- domen pore extroer los visceros de las victimas, con la intention de desoporecer sus cuerpos en el lecho de los rios. Este tipo de vondalismo corporal cumple un tamped. mos de encubrimiento que de co m u n icacion . Es asi como Ech ova rria describe, de manera ironic, nuestro aniversario de oro pars los codes en Colombia.'' Una historia de cincuenta cities de matanzas sem i &rico s ha plagado el pals. De ollf que la correspondencio visual y ternatica, entre Corte de Florero y Bocas de cenizo, sirvo como vfnculo entre los practices sadicas y endernicas de La Violencio con las =Wales. Si bien el ortisto no provee una conexien evidente, lo union de estos references supone una pregunto espeluznonte: 2Que tipo de iconografia del terror hemos heredado?

Adicionolmente, el titulo Bows de cenizo se refiere o la desembocoduro del Rio Magdalena en el Mar Caribe, bautizada asi por Francisco Restrepo cuando se top6 con ells un Mifircolas de Ceniza de 1531. Al Magdalena convergen la moyoria de los rios colombianos, entre ellos el Cauca, convirtion do lo on la principal arteria fluvial de la nation. El historiador Gonzalo Sanchez describe que durante La Via- lend horrorizados residentes de las riberas del Rio Cauca podlon observer un flujo diario de code- veres a rrostrad os por Ia carriente.'"I Lamentable. mente, lo situation no ha combiodo. El mulct evoco una imagen povoroso de songre que fluye, literal. mente por los rios y alegoricamenie por los venal de Colombia. Tonto Corte de Florero como Boats de cenizo establecen una relation entre la violencia y el pais* colombiano, ya sea a troves de Ia flora national {Passifloras) o a troves de sus principales cuencas fluvi ol es (Cauca y Magdalena).

Echavarrfa monipula el concepto traditional del genero ce "naturalezas muertas", que historicarnente ha represented el papal de memento more, recor- dondole al espectador acerca del deterioro y lo efimero de la vide. De igual manera, los huesos hon sido utilizados a troves de lo historia del orte como sfmbolos de Venires o memento mori, recor- dotorios Tonto de la tronsitor'edad de la vido coma de lo inevitobilidad de la muerte. Un ejemplo es la Iglesio de Huesos" en Roma, donde los huesos de lo guordia papal de los Cruzodas hon sido recon- figurados en un altar ornomentodo. A la entrado de

9 Foredo con el Puler, Toro de 1959-

10 %Seethes,. Gonzalo. 'The Mole-ice: An Warp dive Synthesis', Violence in Colombia: The Contemporary Crisis in Historical Perspective. threlim Bergquisi. Iticordo Pencrordn and eseraolo Snn- Lieu, ed. Delaware: Schelorly Reeources Inc, 1992, p. 89.

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la iglcsia, uno inscriacien nerturbadora reza: 'Nose- tros fuimos alguna vez como Listed as antra. Listed sere come nosotros somos ahora." Los huesos clan testimonic de la devotion inmortol de los guarcios. Sin embargo, los huesos y las ahuyamas en lo obra de Echavarria se refieren c uno muerte violent.

Con .a fine ;dad de general' una rupture de la mi- rode sensocionolisto hocio el cuerpo vIctimizado, Echovaffia distends, al espectodor reorticulondo los huesos (Cork do Ffotero) o sugiriendo sorneramen to lo came, par media dal tejido organic (8ocas do coniza}. Hoy una &kronen] contundente entre ver huesos y ver came. Lo distincion radica en que la came esto mos asocioda a la -laden de dolor y sufrimien-e, miertras que los huesos sor tan solo uno referencia a una vide que fue y ya no lo es. Sentimos dolor a troves de la came no o troves de nuestros huesos, por lo tanto el placer voyerista - o lo que Freud llama el placer soclomesoquis7a que se siente al ver el dolor del otro - ro se ria a un nivel visceral, al observer las imageries en la obra de Echovarria. En lo serie flours de cenizo el artis;a perrn;le que, inicialmente, el espectador identifi- quo un 'Oda organic port; luego osociorlo con 'Oda human. Este disfonciamiento iguolmente evita lo identification direcia con una supueslo via timer lo que genera ura reflexion sobre la muerte a troves de las facultades intelcducfles.

El imoginario de Echavarria anula el voycrismo del espectador por una parte y, por otro, obstruye los conales de comunicocion del viciimario. En el coso cola mbiono, el mensoje de terror es parliculormente notorio pees lo violencia ha adopted un slalom de signos devostodores que no solo reflejan la muerte, sino que pueden (lever a lo mimesis. Como lo describe Allan Feldman an su libro Formations of Violence (Conformaciones de Violencia): El ado mismo de violencia le confiere al cuerpo una capaci- dad mediadora. El cuerpo, altered por la violencia, revive otros cuerpos alterados dispersos en el tiempo y el espacio; tombien revive el discurso politico a incluso el momenta mismo de la historia. La violencia politica as un modo de transcription (...} el cuerpo no as solo el instrumento principal a troves del cual se Ileva a cabo In transformation social sino que tombien es el lugar primario porn visualizer el transit colectivo hocio la alteridad histdrica.12

No es lo violenclo sobre el cuerpo per se, ya que las victimos generolmente no sobreviven, sino mos bien son sus cuerpos violentados los que sirven coma significontes. El lenguaje codificodo en sus cuerpos se convierte en fuente de fantasia mimeti- ea y de agenciomiento politico, en este caso pars

11 Feud, Sigmund. 'Das UnHeirnliche en The Standard Edition of the Works of Sigmund Freud, Vol. XVII, James Strachey, u. London: The H09131111 Press and the Inskuie ac Psyche 4sis, 1956

12 Allen Fc,dmnn, Formations of Violence: The Narrative of the Body and Political Terror in Northern Ireland. Chico The University of Chicago Pass, 1991, p.9.

.J C notes de cereso iaroprahe more y neer.

55x14 Lrr.s. 1999

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el victimario.'3 Al documentor y reproducer imagenes de los vktimos, el periodista sirve de eje do poder comunicotivo e ident'ficatorio. En un caso similar, Gustavo Buntnix ascribe sabre "la necrofi- lice do las imageries periodisticas al exhibir las fo- sas centuries, csfoolccon una macabre correspon- dencia visual con la action de los escuodrones ase- inos."" Por lo tango. la cuestion Mica pare los

predations en Colombia es de gran corn- plcjidad. Por un lado, es importante no permitir el olvido historic y asi transmitir la memoria colectivo de Ia violencia. Pero por otro, la forma de re- presenter debe se( consciente de no propagar lo fascinocidn con los cuerpos mutilodos utilized por los medios, ni servir de eje del poder mimetic de las imageries. Las fotografias de Echovorrio permi ten que el espectodor vaya mos ally de una mero identification con el crimen.

En lo tercera serie de fotografias Mule& La Ban- dela de Bolivar: 1999, exhibida originalmente como una video-instalacion, el artiste utilize una replica de una bandeja que foe dada a Simon Bolivar durante Ia consagracion de la racier, fun- dada Republica de Colombia. En medio de un jar- din paradisiac de exuberantes flares, se lee en lo bandeja de porcelann In inscr;pcion co de Colombia pore siempre". Grodualmente, lo bandeja vo siendo despedazada, al tiempo que un incesonie martilleo repercute en el espacio. De este proceso de pulverirocien el resulted final es la imager de un inesperodo monticulo de polvillo blanco, presumiblemente cocoino. El suello utopi co de Bolivar pare eats nation, pareceria proba ble en una Berra con tontos recursos noturales. IrOnicamente, este sumo ha sido truncado por uno de sus productos: lo cocaina. Este obra, simulte- neamenie belle y aterradora, concretize la notion terrorffica de come cualquier ideologia o espo- ranzo de una sociedad mss justa e igualitaria, ha sido frustrada por la violencia derivada del narcatrafico que ha excited la nation durante las ultimas decadas.

!a &noel's. de Bohm...1999 Dernne.

Tonto La Bondeja de Bolivar: 1999 como Corte de Fiorcro, Woman iconos do la historic notional aso - ciados con la Ilustracion y la Independencio. La asocia6an inanica do estos simbolos nacionalcs con las violentas realidedes colombionas no solo sirve pare enfatizar la era de oscurantismo actual, sino tambien las profundas rakes que la violencia ha sembrado en su devenir historic.

En estos tres trobajos fotograficos es significativo note( qua, elaborados coma series, el concepto de repetition as esencial pare la critics que Echo- yard hate de la violencia. La repeticiOn juega un papal importante en la estetizacian de la violencia y en su institutionalization. Por un lado, la repetition ritual de imagenes violentas, como los cones, es precisamente lo que los reviste de poder semiotic. Aunque este repetition puede eliminar el valor de choque, refuerza dicho poder. Por lo la serialidod de imagenes violentas se convierte en lo norma pues los personas hen oprendido a cep- tar la violencia coma porte del poisoje colombiano: Possifioras o Betas de cenizo. Por otro lodo, la re- articulation literal o repetition de ilvstrociones cientificas del siglo XVIII o de iconos del siglo XIX, exponen los mecanismos por medio de los cuales, la violencia ha adquirido tan prom.* status en la historic! colombiana. Es el retorno de una historia reprimida.

La repetition obsesiva de huesos en la serie Corte de Fforero y de ahuyamos coriadas en Bocas de ceniza, elude a un sentimiento de duelo debido a su fijacion en los trazos de la existencia humane. Sin embargo, porn que el duelo tenga lugar, el bier hobrd tenido que perderse. En este caso, la

13 Hall Fosore terra rax6n cuondo rnundo no es ms que :raged'. HO Faster, `Death in Anterior, October, Winter, 1966, p.41

14 Geom. Buninix. 'Uespporiciones Forzadas/Resurrecciones M;licos', Isms sin publico

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violencic este' omnipresente y amenazadora. Lo cue se lamenla es una notion utopica de la paz. Este es-ado de pcz no es una perdido ni para el ortista ni porn Colombia, silo un deseo no colmodo. Por lo tont, lo refereed 6seo ol duelo es particularmente evocotivo en estos obros, pees oboe un espocio porn ro Inalconnoble como el objelo puro del deseo.

En la historia de la violencia on Colombia, es evidente que las rcpreseniac ones hen sido de esencial importoncia: todas son mime-ices, como o cs el comportamiento human. Sin embargo, si el terra de la represerracion es fundamental al agen- ciamiento de la violencia, debernos shorn consi- derar la cuestion de Ic etica. Siendo la renrasenta- chin alga que substituye, esta en lunar de, o area por otra coso, debemos consideror .a nation de o genciomiento: 81.a representation contribuye a la proliferation de Ic violencia o, mos bien, a la con- tencian de la miser, tchovarria represent In via- lencio sin mostror el crimen o el cuerpo violenta- do. Lo critic que 61 hoce sabre lo violencia, opun- ta mos al iniciceto quo a una mero intention color- tica, lo quo posibilito una interaction a nivel per. ceptivo y analftico por porta dcl cspectador.

tQue significa estetizar la violencia? Despot's do todo, estas fotograffns son increiblemente bellas y sin embargo se refieren a una historic :errorifica y hcrripilante. Tal vez capta las complelidades de la historia de Colombia, una nation herrnoso y sin embargo aterrorizante. Es-erizar la violencia as hc- cerlo familiar. Es a troves de la repetition que los obletos, las acciones y las esteticas se vuelven parte de un ritual. La violencic ha sido estetizada en ese sentido, as coidiana y fuente de insairacien de un sinnOrne-o de expresiones culturales, c medida que se ho ircorporado a la identidod nccional. Sin embargo, los artiste's continton utilizando sus me- dies coma elementos de protest porn done voz a los victim:is, sus families y al terror colectivo. Echo- vomit' es uno de estos artistes. El protests, contra la iolenclo de ..arras manes.: cons emora el surd,

mlento de la genie, al ilempo que crea una rupturo con lo identlficocion sadomosoquisla del esperta dor con los cuerpos violentodos. Ademas do este- blecer un ilia logo entre cl pasado (colonia, siglo XIX, La Violencio) y lo historia conterr poranoa, Eche- arrra nos rccuorda sabre el traumc colectivo que,

al toner una continuidad historic, so filtra on el presente. Colombia am no he ernergido de esta 'crisis de sacrificie, por Ic tonic, una conmemo- racion c lo violencia es tan urgente coma tortuosa.

Ana Maria Reyes

Estudiorve de Ph D de lo Universidod de Chicago en Arte del Siglo XX en America Latina

Trod JcLi611: Aiu Muria Ochoa

Banc1/40 oa tcpiiar: 1999 Foin4,n4im a cable Ipallpeiral

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