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ANALES DE LITERATURA CHILENA Año 18, diciembre 2017, nemero 28, 15-29 ISSN 0717-6058 FRANCISCO BILBAO Y LAS REPúBLICAS 1 FRANCISCo BILBAo AND thE REPuBLICS Alejandro Marco Madrid Zan Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación Universidad de Valparaíso [email protected] RESUMEN Mignolo ha deinido el pensamiento de Bilbao como un pensamiento consagrado a la construcción de la repeblica. Sin embargo, el concepto de “repeblica” o “republicano” más bien designa un campo en disputa y no un concepto unívoco. El republicanismo de Bilbao puede ser más bien interpretado a la luz de sus textos fundamentales, a través de su preferencia, por ejemplo, por la democracia directa. Pൺඅൺൻඋൺඌ ർඅൺඏൾ: Repeblica, democracia, representación. ABSTRACT An author such as Mignolo has deined Bilbao’s thinking as one concerned with the construction of the republic. However, the concept of “republic” or “republican” designates land in dispute and not a univocal concept. Bilbao’s republicanism must be interpreted in light of his major works, which, for example relect a preference for direct democracy. Kൾඒ Wඈඋൽඌ: Republic, direct democracy, representation. Recibido: 22 de agosto de 2016. Aceptado: 30 de octubre de 2017. 1 Este artículo es parte de la investigación DIUMCE extraordinario 2015, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, FGI EX 21-15, Materiales para la enseñanza de la Filosofía. Francisco Bilbao y la Servidumbre Voluntaria, desarrollada por Alejandro Madrid Zan y Alvaro García San Martín.

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ANALES DE LITERATURA CHILENAAño 18, diciembre 2017, nemero 28, 15-29ISSN 0717-6058

FRANCISCO BILBAO Y LAS REPúBLICAS1

FRANCISCo BILBAo AND thE REPuBLICS

Alejandro Marco Madrid ZanUniversidad Metropolitana de Ciencias de la Educación

Universidad de Valparaí[email protected]

RESUMEN

Mignolo ha deinido el pensamiento de Bilbao como un pensamiento consagrado a la construcción de la repeblica. Sin embargo, el concepto de “repeblica” o “republicano” más bien designa un campo en disputa y no un concepto unívoco. El republicanismo de Bilbao puede ser más bien interpretado a la luz de sus textos fundamentales, a través de su preferencia, por ejemplo, por la democracia directa.

P : Repeblica, democracia, representación.

ABSTRACT

An author such as Mignolo has deined Bilbao’s thinking as one concerned with the construction of the republic. However, the concept of “republic” or “republican” designates land in dispute and not a univocal concept. Bilbao’s republicanism must be interpreted in light of his major works, which, for example relect a preference for direct democracy.

K W : Republic, direct democracy, representation.

Recibido: 22 de agosto de 2016. Aceptado: 30 de octubre de 2017.

1 Este artículo es parte de la investigación DIUMCE extraordinario 2015, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, FGI EX 21-15, Materiales para la enseñanza de

la Filosofía. Francisco Bilbao y la Servidumbre Voluntaria, desarrollada por Alejandro Madrid Zan y Alvaro García San Martín.

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Si ne veux je pas pour ceste heure debattre ceste question tant

pourmentée, si les autres fa̧ons de republique sont meilleures que la

monarchie, ancor voudrois je savoir avant que mettre en doute quel

rang la monarchie doit avoir entre les republiques, si elle en y doit

avoir aucun ; pource qu’il est malaisé de croire qu’il y ait rien de

public en ce gouvernement ou tout est a un, mais ceste question est

reservée pour un autre temps et demanderoit bien son traité ̀ part, ou

plustost ameneroit quand et soy toutes les disputes politiques.

La Boétie. Le discours de la servitude volontaire ou le contr’un2

La reciente publicación de algunos de los escritos de Bilbao inéditos en castella-no (2014), así como la investigación de archivo en Francia, y la traducción, edición y publicación en Chile de su correspondencia con Lamennais, Michelet y Quinet (2013), permiten una nueva perspectiva sobre su obra. Entendiendo que esta no es solo una obra intelectual: sin duda, para comprender la obra de Bilbao no es posible atenerse solamente a sus escritos: Bilbao participa de manera activa en diferentes movimientos emancipatorios en Chile mucho antes de la revolución de 1848. Sabemos que la pu-blicación de Sociabilidad chilena le conduce a enfrentar un proceso peblico. Bilbao solo tiene 20 años. Y a consecuencia de ese proceso se le prohibirá continuar con sus labores de enseñanza y como estudiante. Esa temprana participación en el escenario social y político revela una especial relación entre las diferentes etapas de formación y elaboración teórica del pensamiento de Bilbao y su intervención en la acción política. Los intérpretes de su obra parecen, muchas veces, vacilar en ese punto, intentando a veces determinar una iliación teórica unívoca que lo aproxime a un autor determi-nado o a la inluencia decisiva de un evento particular. No obstante, al examinar con cuidado tanto sus intervenciones en diferentes acontecimientos como los numerosos textos que componen su obra, podemos observar que las circunstancias políticas y la evolución de los acontecimientos le conduce a tomar decisiones que dependen más bien de las características de cada uno de los combates singulares en que se desenvuel-ve, en cada caso, su participación política más que de la inluencia de una corriente de pensamiento. Sin embargo, en cada una de esas luchas hay una constante en sus

2 “No quiero debatir ahora sobre la tan consabida cuestión, de si las otras modalidades de repeblica son mejores que la monarquía, aunque querría yo saber, primero, antes que poner en duda qué rango debe tener la monarquía entre las repeblicas, si ella debe tener alguno; porque es difícil creer que haya algo de peblico en ese gobierno en el que todo es de uno, pero este problema queda en reserva para otra ocasión, y exigiría perfectamente un tratado aparte, o más bien arrastraría consigo a todas las disputas políticas”. Etienne de La Boétie, El discurso

de la servidumbre voluntaria o el contra uno. La traducción es nuestra.

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decisiones: en cada una de ellas, en medio de la guerra declarada por la soberanía en disputa, tomará siempre el partido de la emancipación.

Un autor como Mignolo clasiicará a Bilbao, así como a Martí, como un “pensa-dor de los márgenes” (2000). Mignolo distingue así a lo que designa como “pensadores del borde” o “de la frontera” (borders thinking) de este “pensamiento del margen”: “Mariátegui, like a Fanon, was a thinker of the border; Bilbao was a thinker of the margins” (140)3. Conocemos la distinción: para Mignolo, pensadores como Mariátegui o Fanon, representantes de ese border thinking, se distinguen en cuanto perciben que la realidad local, sea la de la poblaciones indígenas o la condición racial al interior de los países colonizados, no puede ser pensada a través de las categorías del pensamiento europeo en tanto pensamiento etnocéntrico. El libro de Mignolo apunta a defender como su tesis central esta distinción: el título, Local histories / Global Designs alude justamente a esa oposición. Los pensadores del borde (borders thinkers) dan cuenta de la tensión entre ciertos discursos que pretenden establecer una matriz conceptual universal que permite deinir las condiciones históricas generales de cualquier proceso de emancipación y la realidad de las historias locales en que se desarrollan las luchas emancipatorias post coloniales.

Así, dirá Mignolo,

Colonialism and racism were not crucial components of Marx’s analysis of capi-talism from “inside” (…) I would suggest, following Quijano’s explanation, that the actuality of Mariategui today is due to the fact that his thinking move from local histories to global designs (like Marxism), and not the other way around. In so doing, he encountered (like Fanon in Peau noir, masques blancs, 1952) the limits of Marxism in the domain of colonialism and racism (Mignolo 140)4.

3 “Mariátegui, como Fanon, es un pensador del borde. Bilbao es un pensador de los márgenes” [la traducción es nuestra] Sin duda la categorización que impone Mignolo se articula en torno a una sucesión teleológica: Bilbao y Martí parecerían imposibilitados, en su época, de identiicar las diferencias étnico / coloniales que subraya Mariátegui o las diferencias raciales blancos / negros que remarca Fanon.

4 “El colonialismo y el racismo no eran componentes cruciales del análisis de Marx del capitalismo desde ‘dentro’ [...] Yo sugeriría, siguiendo la explicación de Quijano, que la realidad de Mariátegui hoy se debe al hecho de que su pensamiento pasó de las historias locales a los diseños globales (como el marxismo), y no al revés. Al hacerlo, descubrió (como Fanon en Peau noir, masques blancs, 1952) los límites del marxismo en el dominio del colonialismo y el racismo”. [La traducción es nuestra]. El examen de la obra de Bilbao revela su temprana lucidez respecto a la sujeción colonial / postcolonial, y a las amenazas que representa la expansión de los EEUU para los demás pueblos americanos.

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Para Mignolo, y segen esta clasiicación, tanto Martí como Bilbao habrían sido solo tangencialmente concernidos por la cuestión racial o indígena: en el caso de Bilbao, la cuestión fundamental para él sería la de la construcción de la repeblica5. “Certainly, for Marti in Cuba the indigenous question was not as pressing as for Mariategui in Peru. But, above all, the times were diferent: Bilbao was concerned with building the republic; Marti with obtaining Cuba’s independence from Spain” (141)6.

Sin embargo, pareciera que esta misma categoría de análisis, así como la di-cotomía que la preside para clasiicar el pensamiento de esos autores, nos hace correr el riesgo de perder justamente no solo la singularidad de la inserción de estos en esas mismas historias locales que evoca Mignolo, sino que nos puede hacer perder de vista la coniguración de las fuerzas que se encuentran en juego en esas mismas historias locales: cuando se considera de manera puntual la participación de Bilbao en diferentes movimientos revolucionarios, ya sea en Chile, en Pere, en la revolución francesa de 1848, o en la lucha de federales y unitarios en Argentina, se puede percibir la multiplicidad de las líneas de fuerza que se ponen en juego en cada uno de los enfrentamientos locales. En ese sentido, esa categorización no solo confunde la posibilidad de interpretación de las obras de esos autores, sino que nos ofrece una imagen errónea de la actitud de esos mismos autores respecto a su acción o práctica política.

Los testimonios de la lucha en esos distintos escenarios nos muestran, en cada caso, que esas mismas prácticas se han modelado considerando las fuerzas que se en-frentan en la historia local, tomando distancia de manera explícita y a veces deinitiva con el desarrollo del pensamiento y las prácticas eurocéntricas. Los protagonistas de los procesos de emancipación, justamente en el período post colonial, se caracterizan por modular tanto su acción como su pensamiento segen las exigencias de las diferentes luchas contingentes y la emergencia de diferentes tendencias que responden, más que a una teoría unitaria, a lo que describe Foucault cuando menciona esos “saberes loca-les, discontinuos, descaliicados, no legitimados”, que se oponen justamente, en cada

5 El concepto mismo de Repeblica designaría más bien un terreno en disputa: durante la revolución del 1848 en Francia, tanto los socialistas comunitarios como Pierre Leroux, “fundador” del término socialismo, como el mismo Luis Napoleón, antes del golpe de Estado, reivindican el republicanismo. También en Chile, la historia de la Repeblica es la historia de un terreno en disputa, para el más amplio espectro de fuerzas políticas, como lo muestra, por ejemplo, Renato Cristi y Ruiz Tagle . Cfr. Cristi y Ruiz Tagle, La república en Chile. LOM ediciones, 2006. Remitimos también al texto de Bilbao La América y la República (La Revista

del Nuevo Mundo, Buenos Aires, 1857).6 “Ciertamente, para Martí en Cuba la cuestión indígena no era tan urgente como para

Mariátegui en Pere. Pero, ante todo, los tiempos eran diferentes: Bilbao estaba preocupado con la construcción de la repeblica; Martí por la obtención de la independencia de Cuba de España”. La traducción es nuestra.

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caso “a la instancia teórica unitaria que pretende iltrarlos, jerarquizarlos, ordenarlos en nombre de un conocimiento verdadero, en nombre de los derechos de una ciencia que algunos poseerían” (22).

Si consideramos el caso de Bilbao, podemos observar que su participación no subordina su acción política desde la perspectiva de lo que Mignolo clasiica entre esos “global designs”, en su pretendida lucha por la construcción de la repeblica. Por el contrario, en cada una de las etapas que marcan su acción política y el desarrollo discursivo de su obra toma parte en una de las facciones en lucha de acuerdo a las circunstancias locales. En cada caso – en Chile, en la lucha que emprende al ser procesado y condenado por la publicación de Sociabilidad chilena, en Pere, cuando participa en la revolución y redacta sus escritos sobre Santa Rosa de Lima, en París al discutir con Quinet y Michelet en torno a las diferentes concepciones de la Histo-ria de la Filosofía, como también en sus lecturas y correspondencia con Felicité de Lamennais, en su participación en la revolución de 1848, o en su toma de posición en la guerra civil que enfrenta a federalistas y unitarios en Buenos Aires – podemos percibir, constantemente, la tensión entre su lucha incansable por la emancipación y los diferentes discursos que pretenden de alguna manera instalarse como saber hege-mónico universal y hacer de la lucha de emancipación un mecanismo de instalación para una jerarquía de poder.

Podría decirse que una de las constantes de su pensamiento es precisamente su lucidez respecto del etnocentrismo y lo que podríamos llamar su sospecha respecto de los discursos políticos dominantes, sean estos monárquicos o republicanos. No podemos airmar sin más que Bilbao se preocupa por la “construcción de la repeblica”, justamente porque su lucha se despliega siempre al interior mismo de esta: no se trata de construir la repeblica, sino de luchar precisamente contra las falsas libertades que deienden los regímenes llamados republicanos, ya sea en Chile, en las Américas, o en el 48 francés. Nos parece que es posible rastrear los orígenes de esta tendencia hasta sus tempranas lecturas y traducción de De la esclavitud moderna de Lamennais en 1843, como lo indican las investigaciones de Alvaro García San Martín (2011). La singularidad de la raigambre libertaria que impregna los escritos de Lamennais representa, en ese sentido, una tradición que remonta a La Boetie y su Servidumbre

voluntaria. El mismo Lamennais se rebelaba enérgicamente contra las pretendidas libertades de su época: ese es justamente el motivo medular en torno al cual se articula su discurso en La esclavitud moderna. Recordemos algunos pasajes que muestran la radicalidad de este:

La nécessité de vivre rend donc le prolétaire dépendant du capitaliste, le lui soumet irrésistiblement; car dans la bourse de celui-ci est la vie de celui-là. Que cettte bourse se ferme, que le salaire vienne à manquer à l’ouvrier, il faudra qu’il meure, à moins de mendier, autre servitude plus humiliante, plus

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dure; et, en outre, la loi punit la mendicité comme un délit. Imagine-t-on une dépendence comparable à celle-là. Comparable à une dépendance fondée sur le droit absolut de vie et de mort?

Le prolétaire dépend, en second lieu, du capitaliste, quant à la quotité du salaire. Ce n’est pas qu’il ne puisse le debattre; mais, d’une part, la législation, telle au moins que les tribunaux l’interprètent et l’apliquent, favorise constamment le capital aux dépens du travail; et d’autre part, le capitaliste pouvant toujours attendre, tandis que le travailleur ne le peut pas, et dès-lors maître des condi-tions du contrat réciproque, ixe seul en réalité, sauf la concurrence entre les capitalistes eux-mêmes, le salaire ou le prix du travail.

Le capitaliste et le proletaire sont donc entre eux, de fait, à-peu-près dans les mêmes relations que le maître et l’esclave des sociétés antiques: aussi le mbt est-il resté: on dit le maître et l’ouvrier, et l’on dit trés vrai.

Qu’étoit l’esclave à l’égard du maître? Un instrument du travail, une partie, et la plus précieuse de sa proprieté (…)

Qu’est aujourd’hui le proletaire à l’égard du capitaliste? Un instrument de travail. Afranchi par le droit actuel, légalement libre de sa personne, il n’est point, il est vrai, la proprieté vendable, achetable de celui qui l’emploie. Mais cettte liberté n’est que ictive. Le corp n’est pas esclave, mais la volonté l’est. Dira-t-on que ce soit une véritable volonté que celle qui n’a le choix qu’entre une mort afreuse, inevitable, et l’acceptation d’une loi impossé? Les chaînes et les verges de l’esclave moderne, c’est la faim. (51-52)7

7 “La necesidad de vivir hace de esta manera al proletario dependiente del capitalista, lo somete a él irresistiblemente; pues la vida de este depende del bolsillo de aquel, Si ese bolsillo se cierra, si el salario llega a faltar al obrero, este tendrá que perecer, a menos que mendigue; una servidumbre más humillante, más dura; y, por otra parte, la ley castiga la mendicidad como un delito. ¿Podemos imaginar una dependencia comparable a esta? ¿Comparable a una dependencia fundada sobre el derecho absoluto de vida o muerte?

El proletario depende, en segundo lugar, del capitalista en lo que respecta a la cantidad del salario. No es que no pueda discutir de eso; pero por una parte, la legislación, por lo menos tal como los tribunales la interpretan y aplican, favorece constantemente al capital en detrimento del trabajo; y por otra parte, el capitalista puede siempre esperar, mientras que el trabajador no puede, y por eso este, dueño de las condiciones del contrato recíproco, ija él solo en realidad, salvo concurrencia entre los mismos capitalistas, el salario o el precio del trabajo.

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Bilbao se compromete en las luchas por la emancipación prestando siempre atención a esa disposición etno y logocéntrica que traspasa los discursos emancipa-torios de la tradición europea8.

La participación de Bilbao en distintos momentos de la revolución de 1848, así como su actitud frente a la trágica evolución de los acontecimientos, muestra la tensión existente entre las luchas locales y el desarrollo de los discursos ideológicos que pretenden alcanzar un status hegemónico.

Un aspecto decisivo es su participación, en 1849, en la tribune des Peuples, pues sitea su pensamiento al interior de una serie de acontecimientos históricos que determinan el desarrollo de su obra. Sabemos que lo que acontece allí cambiará en forma radical no solo los destinos de la revolución en Francia, sino incluso, de manera decisiva, el carácter y la dirección de los movimientos de emancipación en Europa. La lectura de los ejemplares del periódico ilustran, día por día, y al detalle, su evolución. Durante ese período, vemos, al mismo tiempo, como el pensamiento de Bilbao asume un giro radical.

La tribune des Peuples aparece el 15 de marzo de ese año 1849. Su redactor principal y principal organizador es Adam Mickiewicz, aunque colaboran con él redactores de 10 nacionalidades diferentes, como consigna Stefan Kiniewicz (La

tribune des Peuples, V-XII). El nombre de este periódico es por sí mismo signii-cante. No se trata de la tribuna del pueblo, sino de la tribuna de los pueblos. Indica

El capitalista y el proletario mantienen de esta manera entre ellos, de hecho, más o menos las mismas relaciones que el amo y el esclavo de las sociedades antiguas: también la designación se ha mantenido: se habla de dueños y obreros, y se lo dice certeramente.

¿Qué era el esclavo respecto al dueño? Un instrumento de trabajo, una parte, y la más preciosa, de su propiedad.

[…] ¿Qué es hoy el proletario respecto al capitalista? Un instrumento de trabajo. Liberado

por el derecho actual, legalmente libre en su persona, no es, ciertamente, una propiedad enaje-nable de aquel que lo emplea. Mas esta libertad no es sino icción. El cuerpo no es esclavo, pero la voluntad lo es. ¿Diremos que es una verdadera voluntad aquella que no tiene más elección que entre una muerte horrible, inevitable, y la aceptación de una ley impuesta? Las cadenas y los látigos del esclavo moderno son los del hambre” (51-52) . [Traducimos los términos “maîtres et

ouvriers” como “dueños y obreros”, aunque, como se sabe, la palabra “maître” en francés posee una connotación más compleja en su polisemia: “maître” es también el “amo” o el “señor” en la relación “amo y esclavo”: esa ambivalencia es decisiva en el discurso ilosóico y político, por ejemplo en la traducción de Hegel-Kojève o en diferentes textos de Jacques Rancière. N de T.]

8 Sobre la temprana relación de Bilbao con Lamennais , véase Louis Miard, Francisco

Bilbao, un discípulo de Lamennais en América del Sur, Revista Archivos de Filosofía, nº 9-10, 2015. pp. 689-824. La traducción es nuestra.

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esto, primeramente, dos cosas: no se trata con esta publicación de dar cuenta de lo que ocurre al pueblo, a un pueblo abstracto. Tampoco está dirigido solamente a ese pueblo de Francia en que se publica el diario, identiicado a veces como referente de un universal. En 1849, Europa conoce meltiples movimientos de emancipación que sacuden a diferentes lugares de Europa. Al revisar las páginas escritas, día a día, en La tribune des Peuples, descubrimos el testimonio de los meltiples combates que se desarrollan en diferentes lugares del continente: Polonia, Hungría, Sicilia, Milán, Roma. La tribune des Peuples recoge con ello la intención de sus fundadores: no es casual que entre ellos iguren, como se ha consignado, una decena de extranjeros, entre los cuales se cuenta el mismo Francisco Bilbao.

En París, la revolución de 1848 había permitido el desarrollo repentino y ex-plosivo de las más variadas formas de expresión: esta nació concediendo, entre otras cosas, la libertad total de expresión. Como lo consignan Riot-Sarcey y Gribaudy (2009),

Les délits d’opinion annulés le 29 février, les lois répressives de septembre 1835, concernant la presse, abrogées le 6 mars, la fête “interpretative” commence: journaux, quotidians, mensuels, revues, feuilles, papiers, placards, brochures, tout ce qui s’imprime est à la discretion du public. Un vértable feu d’artiice d’écrits éclaire le sens de la révolution au cours de ces deux mois de mars et d’avril 1848. Les périodiques se contradisent, se invectivent, menacent, si nécessaire, mais tous s’expriment librement9.

Desde su creación el periódico estaba destinado a jugar un rol importante en la lucha política. Formado por un grupo de redactores de “diez nacionalidades diferentes”, recibe inanciamiento de un aristócrata polaco, el conde Xavier Branicki; es él quien, comprometido con la lucha por la emancipación de su patria, pone a la cabeza de su comité editorial al poeta Adam Mickiewitz, el José Martí de Polonia.

La participación de Bilbao en el equipo de redacción muestra bien su toma de posición, ante todo, junto a los movimientos internacionales por la emancipación. La repeblica es aquí el escenario en que se maniiestan esos diferentes movimientos.

Polonia ocupa, sin duda, un lugar singular en ese combate. Aplastada por la alianza entre el zar de Rusia y el imperio austríaco, los polacos en el exilio se dispersan

9 “Los delitos de opinión son anulados el 29 de febrero, las leyes represivas de septiembre 1835, que concernían a la prensa, derogadas el 6 de marzo, la iesta “interpre-taiva” comienza: diarios, cotidianos, mensuales, revistas, hojas, papeles, folletos, placas, todo lo que se imprime está a disposición del peblico. Una verdadera cascada de escritos ilumina el sentido de la revolución durante esos dos meses de marzo y abril 1848. Los periódicos se contradicen, se interpelan, amenazan, si es necesario, mas todos se expresan libremente” (125). La traducción es nuestra.

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y toman parte activa en los distintos movimientos de emancipación que se desarrollan en Europa.

En París, Adolphe Blanqui, en una de sus más importantes intervenciones en la Asamblea Nacional, el 15 de mayo de 1848, exige que se restituyan a Polonia los territorios que poseía en 1772. Pide “que la Asamblea dictamine, sin tardar, que Francia solo envainará la espada cuando toda Polonia haya recuperado los límites de 1772 y brille nuevamente como nación”. El discurso de Blanqui muestra bien la dirección que asumen las reivindicaciones de la Asamblea revolucionaria, por lo menos en su sector más radical: ésta se compromete, justamente, con lucha por la liberación o la emanci-pación de los pueblos, sin distinción. Tal como la expresa la publicación cotidiana de la tribune, esos movimientos de emancipación no se limitan al territorio de Francia, sino que se extienden al mundo entero. Polonia, en ese momento, constituye uno de los puntos más álgidos en que se ha desarrollado ese combate. La creación de La tribune es parte de esa misma lucha: tanto su director como el mecenas que lo inancia, como mencionábamos, son polacos, y uno de los objetivos que se proponen con su creación es contribuir a la lucha por la independencia en ese país, desgarrado entre las eternas guerras depredadoras que la enfrentan a Rusia y la reciente mutilación de su territorio a manos de Prusia y Austria. Sin embargo, al mismo tiempo, el periódico se propone dar cuenta de los pormenores de la lucha cotidiana de los diversos movimientos de emancipación en diferentes países, no solo de Europa, sino del mundo entero.

La editorial de La tribune des Peuples del sábado 13 de octubre de 1849, considerando estos hechos, resume así:

El 15 de marzo 1849 hemos publicado el primer nemero de La tribune des

Peuples; desde ese día no hemos dejado de dar a conocer esa nueva política que está destinada a salvar a Europa, regenerándola, a través de la solidaridad de los pueblos y el respeto de las nacionalidades. Nuestra inalidad, como lo hemos repetido a menudo, es cimentar la paz en Europa sobre bases inquebrantables, sobre la derrota del absolutismo y el triunfo y la unión de las nacionalidades. (1849)10

Por una parte, sabemos que la Segunda Repeblica se deine como una repebli-ca “democrática y social”: sabemos también que con ello se alude a una diferencia fundamental con las experiencias anteriores. Es democrática pues es más inclusiva; inclusiva hasta infundir miedo, rechazo o repugnancia en algunos de los sectores que rodean a la burguesía o a la aristocracia: Tocqueville lo muestra de manera patente cuando describe sus impresiones en el momento en que la Asamblea es desbordada

10 La tribune des Peuples, 1er année, nº 131, 13 de octubre 1849.

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por la sorpresiva irrupción popular. Su narración de los acontecimientos no puede ocultar su repugnancia tanto frente a la irrupción de la multitud en la Asamblea como frente a la igura de Blanqui y su encendido discurso. Esa amplitud de la convocatoria terminará de manera sangrienta enfrentando, con Lamartine, a esos sectores cercanos de la burguesía con algunos de los clubes que se sospecha intentan, aparentemente, instaurar un régimen popular.

Al mismo tiempo, la repeblica del 48 es una repeblica social, pues reivindica el derecho al trabajo como uno de los derechos fundamentales: en esto abraza un programa inédito, y comienza a poner en ejecución una serie de medidas que intentan dar un correlato real a ese derecho. Esas tentativas no prosperan: la creación de los Talleres Nacionales es el inicio de una experiencia que terminará mal. Como lo recoge Riot-Sarcey y Gribaudy, la tensión que generan esas iniciativas se hace sentir desde la primera hora: “Le 2 mars, la durée du travail est limitée à dix heures à Paris et onze heures en province. Mais nombre d’employeurs refusent d’appliquer la loi” (100)11.

Comprendemos, así, lo que signiica una repeblica “democrática y social”. La conjunción de ambos conceptos contiene justamente la clave de la tensión entre dife-rentes sectores sociales. Tensión que anima desde el comienzo la revolución de 1848 y que constituye tanto la singularidad como la aporía de esa experiencia republicana. Segen los autores de 1848 La república olvidada,

Toda la ambighedad de la situación está concentrada en ese malentendido aparente. Aunque los comunistas constituyen sólo una pequeña minoría en el 48, la Repe-blica que reclaman con sus clamores los portadores de las pancartas que exigen el in de la explotación del hombre por el hombre se identiica innegablemente con el comunismo. Un observador y gran conocedor de Francia como Heine lo comprendió muy bien cuando en 1840 escribe en la Gazette de Augsbourg que la lógica republicana acarrearía inevitablemente la igualdad social. Para un hombre de orden, en efecto, la igualdad social no es otra cosa que el comunismo, pues signiica rechazo de la dependencia, gestión colectiva del trabajo y sus productos, y desconianza frente a los representantes burgueses (150).

Los diferentes escritos de Bilbao recogen uno de los aspectos fundamentales que enfrenta la articulación de esa repeblica democrática y social en uno de sus aspectos esenciales: la tensión entre democracia directa y representación. En ese sentido, su obra se inscribe de manera explícita en la vanguardia del pensamiento político europeo. Pascal Duprat reseñará luego, de manera breve y profunda, una de las obras en que se

11 “El 2 de marzo la duración del trabajo es reducida a diez horas en París y a once horas en provincia. Mas numerosos empleadores se niegan a aplicar la ley”. Riot-Sarcey et Gribaudy, [La traducción es nuestra].

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plasma ese pensamiento: se trata de El gobierno de la libertad (Lima, 1855). Duprat comenta esa obra de Bilbao durante su exilio en Bruselas:

Este libro, por su origen, merece una atención particular. Proviene de la Amé-rica del Sur, de una de esas antiguas colonias españolas donde uno reencuentra las pasiones, el genio y la lengua de España. Fue impreso en Lima, en el Pere, pero su autor pertenece a Chile. El ha tomado parte en los eltimos acontecimientos que se desarrollaron en esta repeblica y los ha descrito, hace dos años, en otra obra, titulada La Revolución en Chile.

La obra que publica ahora M. Bilbao asume otro carácter. Se sitea a distancia de los hechos contemporáneos. Es teoría pura.

Para el escritor, se trata de fundar la libertad sobre bases sólidas y, en la medida de lo posible, indestructibles.

Traza el plan de una ciudad modelo. No se detiene en la organización política: aborda los problemas de la economía social y se atiene, para su solución, a la escuela económica moderna.

Un aspecto bastante singular en este libro: el autor intenta organizar la sobera-nía popular. Reproduce la teoría del gobierno directo que algunos autores, sobre todo Monsieur Rittinghausen, han intentado en estos eltimos tiempos difundir en Europa. No más representantes, no más delegados, de ningen tipo. Es el pueblo el que, dividido por grupos, asume por sí mismo el papel de legislador. Todos los magistrados están subordinados al pueblo y no dejan de ser revocables. El cuerpo que, con el nombre de tribunato, igura a la cabeza de esas magistraturas, no escapa a esta ley comen: sus miembros administran los diversos servicios peblicos, pero no reemplazan jamás al pueblo en el ejercicio de su inalienable soberanía (Duprat 146-147)12.

La Asamblea, en lugar de apoyar la liberación de Polonia, enviará una fuerza expedicionaria para reprimir el movimiento de emancipación que instauraba la repe-blica en Roma. La represión de junio supone un quiebre deinitivo de la dirección de la Asamblea con los grupos más radicales, lo que se traduce en la progresiva margi-nación de los sectores populares y la supresión de las reformas sociales. “Le 3 juillet, très oiciellement, les Ateliers nationaux sont dissous” (259)13.

Los movimientos de emancipación de los sectores populares y las diferentes organizaciones sociales que los acompañan serán progresivamente aplastados en dife-rentes países de Europa. En lo que respecta a Francia, en junio, las fuerzas unidas de

12 En el texto francés “une cité modèle”. Se trata, por supuesto, de una “polis”, una “repeblica modelo”, si se quiere, en el sentido que asume el término en la teoría política.

13 “El 3 de julio, oicialmente, se disuelven los Talleres nacionales”. [La traducción es nuestra].

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los sectores conservadores que componen la asamblea reprimen de manera sangrienta las manifestaciones populares.

La tribune des Peuples aparece solo durante un año: pretende aen apoyar el desarrollo de una repeblica “democrática y social” aen si, desde la sangrienta represión de junio 1848, se suprimen sucesivamente los derechos que reivindicaban los asam-bleistas de la primera hora. Las páginas del diario recogen los dramáticos sucesos que sacuden a Francia y Europa. A ines de 1849, se decide su suerte: el gobierno ordena el cierre de la publicación y manda detener a algunos de sus redactores. Al observar las condiciones de su creación, el proyecto que reene a sus creadores, su desarrollo y la rapidez con que se lo aplasta, comprendemos la amplitud de esas luchas singulares.

La experiencia que comienza en 1848 termina con el golpe de estado de Luis Bonaparte y la instauración del régimen imperial. Conocemos demasiado bien los análisis que realiza Marx de este período, así como la famosa frase: la historia se repite, primero como tragedia, después como comedia.

Ciertamente, los acontecimientos del año 1849 y especialmente la invasión de Roma por las tropas francesas, enviadas para aplastar la naciente repeblica romana, señalan un giro importante en la evolución del pensamiento de la emancipación.

En el caso de Francisco Bilbao, la invasión de Roma y la expedición francesa que aplasta la lucha del pueblo de Roma por la institución de la repeblica y reinstala al Papa como gobernante, determinarán un cambio radical de su perspectiva política que lo conduce a separarse radicalmente de la inluencia francesa y europea, descubriendo en esta el impulso eurocéntrico que la arrastra en su ambición colonial. Como lo señala el mismo Bilbao en el artículo que publica en La tribune des Peuples, a partir de la invasión de Roma, Francia ya no contará más como referencia en las luchas por la emancipación. Desde ese momento ya solo queda volver la mirada hacia las jóvenes naciones de América.

Michèle Riot-Sarcey deja constancia de esta ruptura deinitiva de Bilbao en su reciente obra Le procés de la liberté, citando un extracto de la carta que este publica en La tribune des Peuples:

Comment! Le gouvernement provisoire et l’Assemblée, la tradition glorieuse, l’inspiration du peuple dans les moments sublimes et l’esprit de nos lois pro-clament la justice dans les rapports des peuples; la nation se fait république, c’est-à-dire personnalité vivante, responsable de ses actes et de sa parole, et l’on voit les armées, les lottes, les décrets et le drapeau de la France marcher au renversement d’une république! De tels signes, Français, signiient: l’abdication de la France, la mort de l’iniciatrice du monde.À un autre peuple donc, cette place sublime, car la justice ne mourra pas! (…) Alors adieu France, il faut un nouveau monde (Riot-Sarcey 175).

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Como observa Riot-Sarcey, comentando ese texto de Bilbao en La tribune

des Peuples: “L’adieu de Bilbao symbolise l’efacement du “Paris, capitale de l’insurrection”: le guide révolutionnaire n’est plus et les empreintes s’estompent

si vite qu’elles ne subsistent que dans quelques oeuvres d’artistes, eux-mêmes sous

l’emprise du choc de la répression sanglante de Juin”.(176)14

14 “Cómo! El gobierno provisorio y la Asamblea, la tradición gloriosa, la inspiración del pueblo en los momentos sublimes y el espíritu de nuestras leyes proclaman la justicia en la relación de los pueblos; la nación se hace repeblica, es decir personalidad viva, responsable de sus actos y de su palabra, y vemos los ejércitos, las lotas, los decretos y la bandera de Francia marchar para derrocar una repeblica! Tales signos, Franceses, signiican: la abdicación de Fran-cia, la muerte de la iniciadora del mundo. A otro pueblo entonces, ese lugar sublime, pues la justicia no morirá […] entonces adiós, Francia, es necesario un nuevo mundo”. [La traducción es nuestra].

Agregamos aquí otros pasajes del mismo texto que permiten una lectura amplia de este importante texto de Bilbao, hasta hace poco inédito en castellano. “El ejército francés acaba de desembarcar en Civita-Vecchia”.

La Revolución de 1848 parecía hecha para la liberación de los pueblos. Esta previ-sión era falsa, y se puede decir que Europa, que es la patria de la civilización material, es aen moralmente bárbara. Díganme en qué país la ley es justicia, la libertad es el ser, el derecho vivo de los pueblos es el gobierno establecido, es decir, la Repeblica. No, ese país no existe. Contemplemos el abismo, enfrentemos la verghenza: la esclavitud es la ley que domina a la mayor parte de la humanidad.

[…] ¡Cómo! El gobierno provisional y la Asamblea, la tradición gloriosa, la inspiración

del Pueblo en los momentos sublimes y el espíritu de nuestras leyes proclaman la justicia en las relaciones entre los pueblos, la nación se convierte en Repeblica, es decir, en personalidad viva, responsable de sus actos y de su palabra ¡y vemos que los ejércitos, las lotas, los decre-tos y la bandera de Francia marchan para derrocar a una Repeblica! ¡Y ese país no sufre las convulsiones de la muerte al contemplar la mentira! ¡Y la verghenza no sacude la conciencia para desmentir la traición! Vemos soldados que van a morir, que van a matar por la causa más injusta ¡y el remordimiento del crimen, el espectáculo del asesinato no nos despierta! ¡No, no somos una Repeblica, no somos un Pueblo responsable! Vivimos aen en monarquía, pues somos indiferentes frente al actuar de la patria. Esos signos, franceses, signiican una cosa: la abdicación de Francia, la muerte de la iniciadora del mundo. ¡A otro Pueblo, entonces, ese lugar sublime, pues la justicia no morirá! […]

¿Cómo creer que la Francia de la Revolución, que había prometido apoyar el desa-rrollo del código de libertad y moralidad en el mundo; como creer que esta Francia, después de febrero, en lugar de obedecer a su deber y a su inspiración, se haya encargado de entronizar el escepticismo, de restablecer las injusticias y las tiranías seculares? […]

¿Acaso es Austria, o es el zar quien avanza hacia la ciudad eterna? No, es el ejército de la Repeblica francesa el que acaba de desembarcar en Civita-Vecchia.

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Más aen: tiempo después, y con ocasión de la invasión de Méjico, en una carta a Michelet, Bilbao radicaliza esa misma airmación: en su desesperación, viendo que ante el desembarco de las tropas enviadas por Napoleón III no surge ninguna protesta, no solo en las demás naciones europeas, sino en las latinoamericanas, Bilbao declara que ya “sólo queda refugiarse en Esparta”.

¿Qué signiica para Bilbao ese “refugio en Esparta”? Nada menos que lo que considera como la esperanza de los movimientos de emancipación: la lucha del pueblo mapuche, de “los Araucanos”.

Tiempo antes, Bilbao escribía en francés un texto sobre estos hechos duran-te su estada en París. El texto está destinado, sin duda, a sus maestros y amigos, a Edgard Quinet y Jules Michelet. Bilbao compara la fuerza de la raza araucana a la fuerza de dominación que despliegan los Estados Unidos de América y ve en ella el enico contrapeso posible. Opone, ante el grito yanqui go ahead, un grito “araucano” o mapuche, que traduce como más que nunca. En esa descripción romántica, Bilbao deposita la esperanza de la emancipación. Una vez más, se desplaza su pensamiento hacia un extremo de la lucha, hacia esas fuerzas que parecen las enicas que se rebelan contra la dominación.

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Y hoy nos preguntamos: ¿Dónde está la Asamblea Nacional, dónde está la Montaña, dónde están los representantes del Pueblo? ¿Acaso vemos a la prensa levantarse unánime para hacer estallar la indignación de la conciencia; acaso vemos al país lanzar un grito de reprobación para restablecer la verdad? No, escuchamos el silencio de la indiferencia.

Adiós Francia, es necesario un nuevo mundo; te sucumbes en el cementerio de los imperios. No tenemos ya sino una sola palabra que decirte: ¿Has considerado el porvenir, oh Francia? ¿Sabes acaso lo que se escribirá en tu epitaio?...

F. B “El adiós de Bilbao simboliza la desarticulación del “París, capital de la insurrección”:

el guía revolucionario ha desaparecido y las huellas se borran tan rápido que no subsisten más que en algunas obras de artistas, ellos mismos bajo el efecto del choque de la sangrienta repre-sión de Junio” (176). Michèle Riot-Sarcey. Le procés de la liberté. une histoire souterraine

du XIX siècle en France. Paris: La Découverte, 2016.

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