Actos de Significado

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j ) . .., ' )/! Alianza Psicoiogfa Bruner, J. (1990). Aetas de significado: Mas alia de Ia revo/uci6n cognitiva. Madrid: AJianza. Jerome Bruner l_IJ/b.JJo 4-- . /11.1. ·GlLtt Aetas de significado Ao 1 LOll J\1as alia de Ia revoluci6n cognitiva CO? Po I ( 20 }Lf) -- \ /I /': ... i . . ":"':':''1:> Traducci6n de· Juan Carlos Gomez Crespo y Jose Luis Linaza -Bruner,]. (1990). Actos de significado: Mas alla de la revoluci6n C<;?g:riitiva .. ,. Madrid: Alianza. Cap. 1: 'El.estudio apropiado del hombre' -- . . /"' AJianza Editorial . . .. ;: _ __,.-"""""--·- :

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    Traducci6n de Juan Carlos Gomez Crespo y Jose Luis Linaza

    -Bruner,]. (1990). Actos de significado: Mas alla de la revoluci6n C

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    Capitulo 1 EL ESTUDIO APROPIADO DEL HOMBRE

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    Quiero comenzar adoptando como punto de p:u-tida Ia Re,oluci6n Cognitiva. El objetivo de esta revoluci6n era recuper3I Ia mente en las ciencias hum:mas despues de un prolongado y frio in,iemo de objetivis-mo. Pero lo que voy a cont::u- a continuaci6n no es Ia tfpica historia del progreso que avanza siempre hacia adelante 1 Porque. al menos en mi opi-nion. actualmente esa revoluci6n se ha desviado hacia problemas que son marginales en rdaci6n con el impulse que originalmente Ia desencaden6. De hecho, se ha tecnicalizado de tal manera que incluso ha socavado aquel impulso original. Esto no quiere decir que haya fracasado: ni mucho menos, puesto que Ia ciencia cognitiva se encuentra sin duda entre las acciones mas cotizadas de Ia balsa academica. Mas bien, puede que se haya visto desviada por el exito, un exito cuyo vinuosismo tecnico le ha costado caro. Algunos crfticos sostienen induso, quiz:i injustamente, que Ia nueva ciencia cognitiva. Ia criatura nacida de aquella revoluci6n, ha conseguido sus exitos tecnicos al precio de deshumanizar el concepto mis-mo_ ce.!D.t;Dte que habfa intentado reinstaurar enT:lp:JcoiOgla. -y que. de o:?:-t:J. fonna. ha alej:J.do a buena pane de la pslcologfa de las otras ciencias humanas y Je !Js humanid:1d;;-s.1

    En bre\e me extender.! mas sobre estas cuestiones. Perc, antes de seguir adelante, quiero explicar cu:il es el plan de este capitulo y de los que vienen a continuaci6n. Cna vez echada una mirada retrospecti va a Ia revoluci6n, quiero pasar directamente a hacer una exploraci6n preliminar de una_!}!!e_va revoluci6n cognitiva, que se basa en un enfoque mas inter-pretative del conoclmiento cu~-o- centro de inter~s es )a COnstruccion de

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    20 Actos de significado

    significados. Este enfoque ha proliferado durante los ultimos afios en 1:1 antropologfa, Ia lingiifstica, Ia filosofia, Ia teoria literaria, Ia psicologfa, y cl:\ !a impresion de que en cualquier parte a l:l que miremos hoy en dfa.3 Tengo Ia sospecha de que este vigoroso crecimiento es un esfuerzo por recuperar el impulso original de Ia primera revoluci6n cogniti\a. En capf-tulos posteriores. intentare desarrollar este esquema prdimin:~r con algu-nos ejcmplos c0r.cr.:-:o~ Je imestigaciones situ:1d:1s en bs fronter;1s entre b psicologb y sus wcinos de las humanidades y l::Js cienci:ls so.:-iJles. ime~tig::~ciones que recupcran aquello a lo que me he referido como el impulse originario de Ia re,oluci6n cognitiva.

    Pero, para empezar, voy a contarles sobre que crefamos ;o y mis ami-gas que trataba Ia revoluci6n all:i a finales de los ai'ios 50. Crefamos que se trataba de un decidido esfuerzo por instaurar el shmificado como el con-

    . --------cepto fundamental de Ia psicologfa; no los estfmulos y bs respuestas, ni Ia conduct:~. abiertamente observable, ni los impulsos biologicos y su trans-fonnacion. sino el significado. No era una revoluci6n contra el conductis- ,

    .. mo, ani mad a por el prop6sito de transform:rrlo en una version m~is adecua-.. , .d.a que pennitiese proseguir con ia psicologi:l afiadiendo~e un poco de

    :,.mentalismo. Edward Tolman ya lo habia hecho. con escasos resultodos . .: " ... Era una revoluci6n mucho mas profunda que todo-eso. Su meta era descu-

    -:.brir y describir fonnalmente los significados que los seres humanos crea-. ban a partir de sus encuentros con e) mundo, para luego proponer hip6tesis

    acerca de los procesos de construcci6n de significado en que se basaban.: Se centraba en ::las actividades simb6Jicas .. empleadas por los seres huma-nos para construir y d:rr sentido no solo al mundo, sino .tambien a ellos

    mi~mos. Su meta era instar a Ia psicologfa a unir fuerzas con sus discipli-nas henn:mas de las humanid::~des y las ciencias sociales, de caracter inter-pretative. Ciertamente. bajo Ia superficie de Ia ciencia cogniti\a. de orien-taci6n mas computacional, esto es precisamente lo que ha ocurrido; al

    prin-:ipi,~. con Jentitud. y ahara cada vez con m:is fmpetu. Y asf. hoy en dfa enl'l)ntramos florecientes centres de psicologfa cultural, antropologfJ cog-nitiva e interpretativa. linglifstica cognitiva y. sobre todo. una pr6spera industria de ambito mundial que se ocupa, como nunca habfa sucedido desde los tiempos de Kant. de la filosofia de la mente y dellenguaje. Pro-bablemente sea un signo de los tiempos el que las dos personas encargadas de pronunciar las Jerusalem-Hanczrd Lectures del afio academico 1989-90 fuesemos representantes precisamente de esta tradici6n: el profesor Geenz. en ei ambito de Ia antropologfa: y yo mismo. en el de Ia psicologfa.

    El estudio apropiado del hombre 21

    La revolud6n cognitiva, tJI y como se Cl~ncibi6 originalmente, venfa a exigir practicamente que Ia psicologfa uniera fuerzas con Ia antropologfa y la lingiifstica, Ia filosofia y !a historia, incluso con 1:1 disciplina del Dere-cho. No es sorprendente y, desde lucgo no fue una casualidad, el que en aquellos primeros afios el comite asesor del Centro de Estudios Cognitivos de Hanard estu\iera compuesto por un til6s0fo. \\'. V. Quine. un histori:l-dor del pensamiento. H. Stuart Hughes. y un lingiiista. Rom.:ln llkobson. 0 que entre los miembros del Centro hubiera casi tantos fil6sofos. antro-p6l()gos y lingliistas como psic6logos propiamente dichos (entre otros. exponentes del nue\o constructivismo como Nelson Goodman). Y por lo que se retiere al Derecho, tengo que decir que \arias miembros distingui-dos de esa facultad acudfan ocasionalmente a nuestros coloquios. Uno de ellos. Paul Freund, reconocio que acudfa por que Je parecia que en el Cen-tro estabamos interesados en como afectan las reglas (regbs como las de Ia gramatica, mas que !eyes cientfficas) a Ia acci6n humana. y, en resumi-das cuentas. ese es tambien el objeto de Ia jurisprudencia. 5

    Creo que a estas ::~lturas deberia haber quedado totalmente claro que lo que pretend.famos no era

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    22 Actos de significado

    No es el resultado del proceso de computacion ni tiene nada que ver con esta ultima salvo en el sentido arbitrario de asignaci6n.

    El procesamiento de Ia informacion in~cribe los mensajes en una direc-cion detenninada de Ia memoria o los toma de ella siguiendo las instruc-ciones de una unidad de control central. o los m:mtiene temporalmente en un almacen amortiguador. manipul:indolos de formas prescritas: enumera, orJ:!na. combina o compara Ia informacion previamente codific:tda. El ~is- 1 tema que hace todas e~tas cosas permanece ciego respe..:to al hecho de si Jo que se almacena son sonetos de Shakespeare o cifras de una tabla de numeros aleatorios. Segun Ia teoria cl:isica de Ia informacion, un mensaje es informative si reduce el numero de elecciones alternativas. Esto implica Ia existencia de un codigo de elecciones posibles establecidas. Las catego-rias de Ia posibilidad y los ejemplos concretos que comprenden se proce-san de acuerdo con Ia Sintaxis del sistema, es decir, de acuerdo con sus

    . pos.iblesmovimientos. De acuerdo con esta disposidon. Ia inforn1acion . solo puede tener algo que ,er con el significado en el senti do de un diccio- .

    ,. n:ario: el de acceder a Ia inforn1acion lexica almacenada siguiendo un siste-: .. ma codificado de direcciones; Hay otras operaciories que guardan algun

    :.:p::trecido con elsignificado. tales como pern1utar un con junto de entradas .. con el fin de .comr:~star los resultados con un criterio deterrninado, como

    . . .sucede en el caso de los anagramas o en el juego del Scrabble. Pero el pro-) cesamiento de infom1aci6n no puede enfrentarse a nada que vaya mas alla . d~ las entradas pr.ecisas y arbitrarias que pueden entrar en relaciones espe-. _,cfficas estrictamen.te gobernadas por un programa de operaciones elemen-

    tales. Un sistema cnmo este.no puede hacer nada frente a Ia vaguedad, la polisemia o las conexiones metaforicas y connotati\':.l.s. Cuando parece que lo hace, es como un mono en el !vluseo Britanico, dando con Ia solucion del problema mediante Ia aplicaci6n de un algoritmo demoledor o emb:lr-dndose en Ia aventura de aplicar un heuristico arriesgado. El procesa- : miento de informacion til!ne necesidad de planificacion pre,ia y reglas ; precisas. i Excluye preguntas de formacion tan an6mala como estas: t,Como esta organizado el mundo en Ia mente de un fundamentalista isla-mice? o (,En que se diferencian el concepto del yo de Ia Grecia homeri-ca y el del mundo postindustrial?. Y favorece, en cambia, preguntas de este tipo: i,Cutil es Ia mejor estrategia para proporcionar informacion de control a un operador con el fin de asegurar que un ,ehfculo se mantenga en una 6rbita predeterminada?. Mas adelante, tendremos mas cosas que decir sobre el significado y los procesos que lo crean_ Estos procesos est:in

    / estudio apropiado del hombre 23

    sorp.rendentemente alejados de lo que normalmente recibe el nombre de n:~cesamiento de informacion.

    Dado que en el mundo postindustrial se cstaba produciendo una Rt:vo-luci9n Informativa, no es sorprendente que se produjese esa acentuaci6n. La psicologfa y las ciencias sociaks en general siempre han sido muy sen-

    sib!~s. mu.:h:1s veces hipersensibb. a las ne..:esidades de Ia sociel.l:JJ q~.: las 'iicoge. Y siempre ha sido una especie de retlejo intde~tual de Ia p~icolog(a ac::~demica el redefinir al hombre y su mente a Ia luz de las nuevas necesidades sociales. Y no es sorprendente que, dadas estas condiciones, se haya producido un cambio de int.:-r~s correlative. que ha lkvado de b mepie y el significado a los orden.1dores y Ia informacion. Porque, a prin-cipios de los aiios 50, los ordenadores y Ia teoria computacional se habfan corivertido en Ia met:i.fora matriz del procesamiento de Ia informacion. Dado un numero de categorfas de significado lo bast:mte bien formadas dentro de un dominio determinado como para ser Ia base de un codigo de operaci6n. un ordenador adecuadamente programado habria de ser capaz de hacer verdaderos prodigies de procesamiento de informacion con un conjunto mi'nimo de operaciones: y este es el reino de los cielos tecnologi-co. Muy pronto. Ia computacion se con,irtio en el modelo de Ia mente. y en ellugar que ocupaba el con('epto de signiticado se instalo el concepto de computabilidad. Los procesos cognitivos se equipararon con los progra-mas que podfan ejecutarse en un dispositive computacional, y nuestros esfuerzos por comprender, pongamos por caso, Ia memoria .o la fonna-ci6n deconceptos, eran fructfferos en Ia medida en que eramos capaces de simular de forma realistala memonzacion o Ia conceptualizaci6n humanas con un programa de ordenador.8 Esta linea de pensamiento se vio enorme-mente auxiliaqa por la revolucionaria idea de Turing de que cualquier pro-grania computacional, con independencia de .lo complejo que fuera, pod fa imjtarse mediante una i\laquina Uni\ersal de Turing. mucho mas senci-lla, y que efectuarfa sus calculos con un conjunto finito de operaciones ba.stante primitivas. Si adoptamos Ia costumbre de pensar que esos com-plejos programas son mentes virtuales>> (por tomar prestada Ia frase de Daniel Dennet). no tenemos ya mas que dar un pequeiio pero crucial paso para acabar creyendo que las mentes reales>> y sus procesos, al igual que las

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    ~4 Actos de significado

    pennisividad era tan elevado que incluso los antiguos te6ricos del aprendi-zaje E-R y los investigadores asociacionistas de Ia memoria pudieron vol-vcr al rcdil de Ia revoluci6n cognitiva, en Ia medida en que envolvieron sus viejos conceptos con e1 ropaje proporcionado por los nuevos terminos del procesamiento de Ia informacion. Ko habfa ninguna necesidad de tra-pichear con los procc:sos ment:llc:s o con el significado. El Iugar de: los estlmulos y l:ls rc:spuc:st:ts estaba ocupado. ahora por Ia entrada (input) y Ia salida (ourpur), en tanto que el refuerzo se vefa !avado de su tinte afectivo . convirtiendose en un elemento de control que retroalimentaba al sistema, \ haciendole llegar informacion sobre el resultado de las operaciones efec- ; tuadas. En Ia medida en que hubiese un programa computable, habfa i mente. I

    AI principia, esta especie de retruecano de Ia mente no pareci6 provo-car el tradicional panico antimentalista .entre unos conductistas aparente-mente comersos. A su debido tiempo. sin embargo, comenzaron aresur-

    '" gir nuevas" versiones :oe antiguas controversias ya cllisicas y familiares,: .. . -:~specialmente. en relaci6n con las discusiones sobre Ia denominada .

    .. ;z;X>: el problema de siesta debe ser concebi-.. :. ,:rla como .un con junto de estructuras de reglas jerarquicamente organiza-

    __ ,das,.como Jas de la gramatica, mediante las cuales se acepta, se rechaza o, . i .i-se combina Ia entrada de informacion, o si, mas bien; deberfa concebirse \

    : ;como una red.conexionista organizada de abajo a arriba cuyo control se }l .--,encuentra completamenteuistribuido;. como en los modelos PDP (Proce- ..

    . samiento Distril:?uido en. Paralelo), mode los muy parecidos. a la antigua doctrina asociacioriista pero a Ia que se habrfa sustrafdo la . .sfntesis creati" va de Herbart. La primera opci6n simulaba Ja tradici6n psicol6gica racio-nalista-mentalista o de arriba a abajo, yendo y viniendo con toda facilidad entre las mentes reales y bs virtu:lles; Ia segunda era una nueva ver-sion_ de aquell:ls posturas de las que Gordon Allport se mofaba en sus charlas tachandol:ls d.e ... empirismo b::!I~io.,. El computacionalismo de Ia Costa Este de Estados Unidos trabajaba con tenninos mentalistas, como reglas, gramaticas>> y cosas por el estilo. Los de Ia Costa Oeste no querian tener nada que ver con este mentalismo simulado. El campo de batalla no tard6 mucho en empezar a presentar un aire cada vez mas tradi-cional y familiar. aunque los vehfculos que lo recorri'an eran mucho mas veJoces y gozaban de un numero de caballos de potencia formalista mucho mayor. Pero el heche de si sus maniobras tenfan algo que ver con Ia mente o solo con Ia teoria deJa computaci6n sigui6 siendo una cuesti6n

    El estudio apropiado del hombre 25

    qu~ ambas partes consideraban infinitamente posponible. A quienes se atr!!vfan a formular Ia pregunta se les aseguraba que el tiempo dina si, como reza cl dicho anglosaj6n, con 1:1 orej:t de un cerdo se podia o no

    h~cer un bolso de seda.to . Era inevitabk que, siendo 1:1 computacion 1:1 metafora de Ia nueva

    cie11cia cognitiva y !:1 computabilid:1d el criterio nc:cesario. aunque no suti-ciente. de: b funcionalidad de una teori'a en Ia nue,a ciencia, se produjese un resurgimiento del antiguo malestar respecto al mentalismo. Con Ia men~e equiparada a Ufi programa, i,CU:il serfa el .su;tus de los estados men-tales (estados mentales a Ia vieja us:1nza. identificables no por sus caracte-risticas programaticas en un sistema computacional, sino por su vitob sub-jeti~a)'? En estos sistemas no habfa sitio para Ia mente>> (mente en el sentido de estados intencionales como creer. desear. pretender, captar un significado). No tard6 mucho en alzarse Ia \oz que pedia Ia erradicaci6n de estos estados intencionales dentro de Ia nueva ciencia. Y probablemen-te rto hay ningun libro publicado, ni siquiera en el apogee de los primeros tiempos del conductismo, que pueda igualar el celo antimentalista de From Folk Psychology to Cognithe Science [De Ia psicologfa popular a Ia cien-cia cognitim] de Stephen Stich.l 1 Cienamente no faltaron esfuerzos diplo-m:iticos para hacer las paces entre los viejos y quisquillosos cognitivistas de cone mentalista y los flamantes antimentalistas. Pero todos estos inten-tos se reducfan, o a seguir Ia corriente a los mentalistas o a intentar engatu-sarlos. Por ejemplo, Dennett propuso que lo que habfa que hacer era sim-plemente actuar como si Ia gente tuviera estados intencionales que les hicieran comportarse de determinadas maneras; m:'is adelante, descubriri'a-mos que no necesitamos esas nociones tan imprecisasY Paul Churchland admiti6 a regafiadientes que, aunque era un problema interesante el por que Ia gente se aferra a ese mentalismo err6neo y simple. Ia cuesti6n es que_esto era algo que habfa que explicar, y no algo que habfa que dar por supuesto. Quiza, como decfa Churchland. 1:.1 psicologfa popular parece des~ribir como suceden real mente las cosas. pero z.c6mo V':~i::m una creen-cia un deseo o una actitud ser causa de alto en el mundo ff~ico. es decir, en.el mundo de Ia computaci6n?13 La mente. en sentido subjeti,o. era o un epifen6meno que surgfa del sistema computacional bajo determinadas conalcJones, 'en cuyo caso no podfa ser causa de nada, o no c:ra mas que una manera en que Ia gente hablaba sobre Ia conducta despues de haber ocurrido (es decir, otra salida del sistema). en cuyo caso era una conducta ;

    m:i:~. que simplemente necesitaba un grado m:1yor de an51isis lingi.iistico.

  • ;,, 26 Actos de significado

    Y, por supuesto, no voy a dejar de hacer mencion del n:Hivi~mo de Jerry Fodor: Ia mente tambien podria ser un subproducto de procesos innatos incorporados en el sistema, en cuyo caso scrla un efecto mas que una cau-sa.14

    El renovado ataque a los estados m.::ntales y Ia int.::ncionalidad \"enfa i acompaiiado de un ataque parecido al concepto de agentividad. Los cicntf-ficos cognitivos. en general, no ti.:n~n nada que objet:u a Ia ide:~ d un r~tlejo de b comunid:1d. Los psic6logos nos concentdbamos en estudiar como 1 adquirian los individuos estos sistemas, como los hacfan suyos, mas 0 ) menos igual que podrlamos preguntarnos como adqujrfan los organismos 1 en general sus adaptaciones especializadas al entomo natural. Incluso nos I sentiamos interesados (una vez mas, de forma indiYidualista) porIa dispo-( sici6n innata y especffica del hombre para el leng.uaje. Pero con pocas , excepciones. entre las que hay que destacar a \"ygotsky. no prest3mos 1

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    - 28 Actos de significado

    arenci6n a! impacto que Ia utilizaci6n del lenguaje tenia sobre Ia naturale-za del hombre como especie. 17

    Tardamos mucho en damos cuenta plenamente de lo que Ia aparici6n de Ia cultura significaba para Ia adaptaci6n y el funcionamiento del ser humano. Ko se tr:uab:J. solo dd aumento de tamaiio y potencia de nuestro cerebra. ni de Ia bipedestaci6n y la liber::~cion de bs m::~nos. Es:os no eran m:ls que pasos morfok)_gicos de 13 evolu.:ion que no habrian tenido dema-si:ll.la importancia si no fuera por b ap:ui.:-ion simult:inea de sistemas sim-b6licos compartidos, de formas tradicionales de vivir y trabaj;r-rllniOs;en una pal:l&;. d~ lacultura humana. El Rubicon de Ia evolucion humana se ; cruzo cuando Ia cu!tur:lse.con\'irtio en el factor principal a Ia hora de con-formar las mentes de quienes vivian bajo su ferula. Como producto de Ia historia mas que de la naturaleza. Ia cultura se habfa convertido en el mun-do al que tenf::~mos que adaptarnos y en e) juego de herramientas que nos . permitia hncerlo. Una vez cruzada.la linea divisoria..ya no podfa hablarse -~ de)una.mente natural que se limitabaa.adqLtirir ellenguaje como un .

    :.:) accesorio. Nipodfa h:iblarse de :Ia cultura como nfinadora o moduladora de.' .bs necesidades biol6gicas. Como dice Clifford ~z. sin el papel consri-

    ,, . .mti\'0 deJa cultura somos hombre en Ia cultura y Ia realizacion de sus potencialidades mentales a I mm!s de la cultura hacen que sea imposible construir la psicologfa huma- ! na basandonos s61o en el individuo. Como mi colega de hace tantos afios, j Clyde KJuckhohn, decia con insistencia. los seres humanos no tenninan en su propia pie!; son expresion de !a cultura. Considerar el mundo como un flujo indiferente de informacion que es procesada por individuos. cada uno actuando a su manera, supone perder de vista como se forman los indivi-duos y como funcionan. 0, por citar de nuevo a Geertz, no existe una naturaleza humana independiente de !a cultura>>.19

    La segunda razon es consecuencia de lo que acabamos de decir. y no -;:: ". menos convincente. Dado que la psicologfa se encuentra tan inmersa en ./ la cultura, debe estar organizada en tomo a esos procesos de construe-cion y utilizacion del significado que conectan al hombre con Ia cultura.

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    El estucio apropiado eel hombre 29

    E .. St() no nos conduce a un mayor grado de .!lbietividad en la psicologia; I; e~ exactamente todo lo contrario. En virtud de nuestra participacion en la i cultura. el significado se hace ptlblico y compartido. Nuestra forma de 1 vida, albptada culturalmente, depende de significados y conccptos com- ! partidos. y depende tambien de formas de discurso compartidas que sir- I ven para neg_gs:i;;u: las diferencias de signi-iica(f6. elnierpret~icl6n. Como \

    il)~efllare de-scribir en el capitulo tercero. el nino no entra en b Yid:1 de :>u grupo mediante Ia ejt:rcit:J.cil)n pri\ada y ::llltista de prOC60S ri::-:1;1rjo,;. sino como participante en .un proceso publico mas amplio en el que se

    negocian significados publicos. Y. en este proceso. los significado:; no le sinen de nada a menos que consiga compartirlos con los dem:is. lncluso feno!llenos aparentemente tan privados como los secretos (que tam-bien son en sf mismos una categorfa culturalmente definida). una yez revelados, resultan ser publicamente interpretables e incluso banales; exactamente igual de estructurados que cuestiones admitidas abiertamen-te. Existen incluso procedimientos normalizados para presentar excu-sas.,.por nuestra excepcionalidad, cuando.los signiticados que pretenden nuestros actos resultan oscuros, formas tipicas de hacer publico el signi-ficado relegitimando de esta forma lo que pretendemos.::!0 Por.ambiguo o polis.emico que sea nuestro discurso, seguimos siendo capaces de l!eYar, nuestros significados al dominio publico y negociarlos en el. Es decir. vivimos publicamente mediante significados publicos y mediante proce-dimientos de interpretacion y negociacion compartidos. La interpreta-cion, por densa que Jlegue a ser, debe ser publicamente accesible. o la

    cul~ura-caera en Ia .desorganizaci6n y sus miembros indi:viduales con ella.

    .La tercera raz6n por la que la cultura hade ser un concepto fundamen- 1 tal pe la psicologfa radica en el poder de lo que YOY a d.enominar Folk psy- J chology (psicologfa popular.) La psicologia popular, a la que est:i dedi-cad~ el segundo capitulo de este libro, es 1~ expli>, etnofannacolog.ia y esas otras disciplinas indfgenas que terminan por ser desplazadas por el conocimiento cientffico. Pero la psicologfa popular. aunque cambie. nunca se Ye sustituida por paradigmas cientificos. Y ello se debe a que la psicolo-gfa popular se ocupa de la naturaleza. causas y consecuencias de aquellos

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    30 Actos de significado

    estados intencionales --creencias, aeseos, intenciones, compromisos-despreciados por el grueso de 1:1 psicologia cientifica en su esfuerzo por explicar Ia acci6n del hombre desde un punta de vista que este fuera de Ia subjetividad humana. lo que Thomas t\agel denominaba, en feliz expre-si6n, el punto de vista de ninguna parte ... 21 De manera que Ia psicologla popular sigue domin:mdo las transacciones de 1:1 vida cotidiana. Y aunque experimente cambios, se resiste a ser domesticada y pasar a! ambito de Ia objetividad. Porque se encuentra enraizada en un lenguaje y una estructura conceptual compartida que est:in impregnados de estados conceptuales: de creeencias. deseos y compromises. Y. como es reflejo de Ia culrura. parti-cipa tanto en Ia mant!ra que Ia cultura tiene de valorar las cosas como en su manera de conocerl:is. De hecho, tiene que hacerlo asf, porque las insti-tuciones culturales orientadas normativamente -las !eyes, las institucio-nes educativas, las estructuras familiares- sirven para inculcar Ia psicolo-gfa popul:lr. Ciertamente. Ia psicologfa popular, a su vez, sirve para

    justificar .esa inculcaci6n. Pero esta es una historia de Ia que nos ocupare-. mos-m:ls adelante.

    La psicologla popular no es inmutable. Varia al tiempo que cambian _,_ las respuestas que la cultura da al mundo y a las person-as que se encuen-

    tran en el. Merece Ia pena plantearse Ia pregunta de c6mo los puntos de . ;;:vista de heroes intelectuales como Darwin. Marx y Freud se van transfer-: ~mando gradualmente y terminan por ser absorbidos por la psicologfa

    popular,. y digo. esto para dejar claro que (como veremos en el ultimo capi-tulo) Ia psicol_g.gj'~_ulrur:iLIDJ!lJa_a._menudo;indistinguib1e _deJ.a_llj.?lOria i , cultural.

    - Lafuria antimentalista contra Ia psicologla popular sencillamente yerra el blanco. La idea de desprendemos de ella, como quien suelra las-tre. en aras de liberarnos de los estados mentales en nuestras explicaciones COiidi::tnas de I

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    32 Actos de significado

    dad. !'uestra preocupaci6n por los criierios verificacionistas del significa-do, como ha seiiala.do Richard Rorty. nos ha convertido en devotes de Ia prediccion como criterio de Ia buena cienci:l, incluida Ia

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    34 Actos de significado

    den (decir lo siento al empujar accidentalmente a alguien). AI fin y al cabo, se acaba de cumplir un cuarto de siglo desde Ia publicaci6n de la teorfa de los actos de habla de John Austin.26 La t:inica respuesta posible a aquellos que quieren concentrarse en si lo que Ja gente dice sine o no para predecir lo que va a h:~cer. es que s~arar ambas cosas de esa manera es hacer mala filosofia. mala antropologia. mala psicologia y un derecho qui-

    , merfco.-~ hacer constituven una unidad funcionalmente inslo, entremos a discutir algunas de las miximas operativas>> de Ia psicolo-gia popular, esta reflexi6n resultar:i crucial.

    La psicologia orientada culturalmente ni desprecia lo que Ia gente dice sobre sus estados mentales, ni trata lo que dicen solo como si fueran indi- cios predictivos de su conducta visible. El supuesto fundamental de este . tipo de psicologfa es, mas bien, que l~ci6n_emre lo que se hace y lo ,:

    . . ... .q,~e; s~ dice e~,-~!J _/ pr_o_f_eder nor:nal de. Ia vidq. int:rpr~ta~le. Esta ~sico- ~ ' logta adopta Ia postura de que extste una. congruencta pubhcamente toter- 1

    pretable entre decir. hacer y las circunstancias en que ocurren Jo que se :~dice y lo que se hace. Es decir. existen. relaciones can6nicas establecidas '

    .. ' . ';por mutuo .. acuerdo entre el significado de lo que decimos y lo que hac e-., inos en determinadas circunstancias. v esas relaciones !Wbiernan como

    .. i:onducimos nuestras vidas unos con o~os. Existen, adem5s, procedimien-ctos de negociaci6n para desandar el camino cuando esas relaciones can6-

    .' nicasson violadas. Esto es lo que hace que la. interpretacion y el significa-'" ''-f dosean fundamentales~enlapsicologfacultural, o en cualquier psicologfa

    . 0 ciericia de lo mental, .si a eso vamos. La psicologfa cultural, casi por definicion, no se puede preocupar de la

    COnducta. sino de Ia acci6n, que es su equivalente intencional; y. mas concretamente. se preocupa de Ia acci6n situada (situada en un escenario cultural y en lo.: estados intencionales mutuamente interactuantes de los

    participam~:- 1. Lo que. no significa que la psicologfa cultural tenga que prescindir definiti,a::iente de los experimentos de laboratof.o o de Ia bus-queda de los uniYersales humanos, cuesti6n de Ia que nos \amos a ocupar a continuaci6n.

    El estudio apropiado del hombre 35

    IV

    He propugnado que la psicologia deje de intentar liberarse del signi fi-cado en su sistema de explicaci6n. Las personas y las culturas que son ~u objeto de estudio estan gobemadas por signilicados y valores companido~. La gente consagra su vida a su busqueda y realizacion. muere por ellos. Se hadicho que 1::1 psicologia debe libt:rarse d~ la cultura si aspira a descu-brir a! gun dla un conjunto de uni versales humanos trascendentales. a un cuando esos universales esten acotados por precisiones relativas a varia-c. i.o nes transculturales.:!i Voy a sugerir una manera de concebir los u ni- ) versales humanos que es coherente con Ia psicologfa cultural y que, sin . embargo, elude tanto las indetenninaciones del relativismo como l:ls tri-vialidades de Ia psicologia transcultural. La psicologfa cultural no puede ~reducirse a una psicologfa transcultural que proporcione unos cu:mtos parametres que permitan explicar la aparici6n de variaciones locales en las l !eyes un!versales de 1a conducta. !':i, como vamos a ver ahora mismo, nos) condena a b elasticidad acomodaticia del relativismo.

    La soluci6n del problema de los universales radica en denunciar una faln,cia. ampliamente difundida y bastante anticuada. heredada del siglo XIX por las ciencias humanas, que hace referencia a la rel::lci6n entre bio-log(a y cultura. De acuerdo con esta idea, la cultura vendria a ser una espe-cie de

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    :,4' 36 Actos de significado

    sobre el funcionamiento humano son tambien retos a la invenci6n cultu-ral. Las herramientas de cualquier cultura pueden describirse como un conjunto de protcsis mediante las cuales los seres humanos pueden supe-~: ~ rar. e incluso redefinir, los .lfmites naturales>> del funcionamiento huma- . no. Las herramientas hum::mas son precisamente de este genero, tanto las tangibles como las inmatcriales. Por ejemplo, existe una limitaci6n biol6-gica que nfecta a Ia memoria inmedi:li:J. cl famoso numero siete m:is o menos dos de George Miller."s Pcro los seres hum:mos hemos construi-do dispositivos simb61icos para superar esta limitaci6n: sistemas de codi-ficaci6n como los numeros octales, procedimientos mnemotecnicos o tru-ces lingiiisticos. Recuerdese que Ia idea mas importante que defendia Miller en aquel articulo que marc6 un hito era que, reconvirtiendo Ia infonnaci6n mediante esos sistemas de codificaci6n, como seres huma-nos dotados de cultura, est:ibamos capacitados para enfrentarnos a siete

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    ~ Actos de significado sobre todo en su doctrina del instinto. Pero no cabe Ia menor duda de que se trata de una forma conveniente y autocompasiva de disculparse. t.Pode-mos realmente invocar nucstra hcrencia biol6gica para justificar, ponga-mos por case, Ia agresiva burocratizaci6n de Ia vida que se produce en nuestros dias. con la consiguieme erosion de nuestro sentido de la identi~ dad y Ia compnsi6n? Invocar a diablos biol6gicos o a Pedro Botero es eludir nuestra responsabilid::Jd por algo que hemos creado nosotros mis-mos. A pesar de nuestro poder para construir culturas simb6licas y est::Jble-cer las fuerzas institucion::Jles necesarias para su ejecuci6n, no parece que seamos muy expertos en enderezar el rumbo de nuestras creaciones hacia las metas que manifestamos desear. Harfamos mejor en cuestionar nuestra capacidad de construcci6n y reconstrucci6n de formas comunales de vida que invocar las deficiencias del genoma humane. Lo cual no quiere decir . que las formas comunales de vida sean f:iciks de cambiar. ~un en ausencia de limitaciones biol6gicas; se trata solo de dirigir nuestra atenci6n allugar

    , 'adecu:J.do. no sobre nuestras limitaciones biol6gicas sino sobre nuestra ~. in\entiv:l cultural.

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    Y esto nos !leva inevitablemente al problema del relativismo. (.Porque que queremos decir.cuando afinnamos que no estamos demasiado capa-citados o no somes demasiado

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    4(1 Actos de significado

    turas internas isom6rficas con las relaciones entre las cosas del mundo. Pero tan pronto como vamos mas alia de oraciones tan sencillas como el gato esta en Ia alfombra y empezamos a enfrentarnos a universales, hip6tesis o teorias, esos emparejamientos resultan Confuses y ad hoc. Esos ejercicios de emparejamiento son de muy poca ayuda a Ia hora de det.:rminar Si nuestra id>. y esta actitud est:i- muy alejada del tipo de-esencialismo kan-.:~tiano que busca principios que establezcan Ia esencia. definidora d~l _ (>. A Io que puede llevar es a un desembalaje-de presuposiciones, tanto mejor para explorar nuestros propios compromises.

    En su hondo y reflexive libro The Predicament of Culture, James Clifford sei'iala que las culturas, si alguna vez fueron homogeneas, han dejado de serlo, y que el estudio de Ia antropologfa se ha convertido for- zosamenre en un instrumento para manejar Ia diversidad.36 Podria inclu-so suceder que los argumentos basados en esencias y realidades abori-genes, al cubrir la tradici6n con el manto de Ia realidad, sean medios de crear estancamiento y alienacion cultural. t,Pero que puede decirse de la a~l;!sacion de que el constructivismo debilita o socava los compromi-ses?

    Si el conocimiento depende de la persp

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    .. .....,.. I>. t::' .42 Actcs de significado

    ven en funci6n de c6mo relacion:m al individuo con Ia cultura; su estabili-dad se explica recurriendo a fijadores tales como los programa.s de refor-zamiento, Ia ricidez neur6tica. etc.37

    Los racionalist:lS adoptan un punto de \'ista muy diferente, que deriva 1 fundamentalmente de Ia tcorfa econ6mica y cuyo ejemplo mas caracteristi-

    1. -.

    co es. quiz:lla teorfa de Ia elecci6n racional.38 De acuerdo con ta teoria de Ia ekcci6n racional. nul!:'tros valores se ponen de manifiesto en nuestras etecciones, situaci6n por situaci6n, y guiados por modelos racionales. como la teorfa de la utilidad, las reglas de optimizaci6n. Ia minimizaci6n del dolor, o lo que sea. Estas elecciones (en condiciones apropiadas) reve-lan notables regularidades. que recuerdan mucho el tipo de funciones que pueden obsemuse en los experimentos de condicionarniento operante con palomas. Pero. pam un psic6logo, Ia bibliografia sobre Ia "elecci6n racio- } n.:ll,. es intereS

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    44 Actos de significado

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    da de Ia c:ultura. dcmocn1tica.42 Exige que nos hagamos conscientes de c6mo desarrol1amos nuestro conocimiento y tOdo lo conscicntes que poda-mos de los valores que nos llevan a ndoptar nuestrns pers~ctivas. Exige que nos hagamos responsables de c6mo conocemos y por qu~. Pero no l pretende que haya una sola forma de construir el significado, o una sola l forma correcta. s~ basa en valores que, en mi opinion. son los que mejor . se adecu:m para hacer frente a los cambios y fracturas que se han con,erti- ! do en un rasgo tan caracteristico de la ~rida modema.

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    Para terminar, me voy a permitir volver a Ia postura de animadversion de Ia psicologia cientifica positivista hacia Ia psicologia popular. La psicologia cientifica reitera, con raz6n, que tiene derecho a atacar, discutir e incluso reemplazar los postulados de Ia psicolog{a popular. lnsiste en su derecho a negar Ia eficacia causal de los estados mentales y de la cultura misma. Llega incluso al extrema de asignar conceptos tales como Ia "libertadn y Ia dignidad al rei no de Ia ilusi6n, aunque sean conceptos esenci:lles del sistema de creencias de una cuhura democratica. En esta posici6n exuema, se dice a veces de la psicologfa que es anticultural, antihist6rica, y que su reduccionisrno es antiintelectual. Quiza. Pero tam-bien es verdad que esa especie de celo de ..ateo del pueblo exhibido por muchos positivistas extremos ha alentado discusiones sobre Ia naturaleza del hombre, y que su insistencia sobre ios procedirnientos de investigaci6n Objetivos>> u operacionales ha tenido un saludable efecto astringente sobre nuestras especulaciones. Pero, sin embargo, sigue existiendo una preocupaci6n un poco puntillosa.

    Toda\'ia recuerdo Ia primera conferencia de las William James Lectu-res que Wolfgang Kohler pronunci6 en Harvard bajo el titulo de The Place of \alues in a World of Facts. 43 Kohler narra una conversaci6n imaginaria con un amigo que se queja del canicter de nada mas que de que adolece Ia psicologia: de que represente Ia naturaleza humana como nada mas que una concatenaci6n de reflejos condicionados, vinculos asociativos o I impulsos animales transformados. Y ese amigo imaginario se pregunta entonces, preocupado, que sucedera cuando el cartero y el'primer ministro tambien lleguen a pensar de ese modo. A mf tambien me preocupa saber

    El estudio apropiado del hombre 45

    qu~ sucede cuando el modelo empieza a pensar que es como aparece en su retrato. Recordemos Ia respuesta que dio Picasso a los amigos de Genrude Stein cuando le dijeron que pensaba que el retrato que le habfa hecho no se le parecla rnucho. Decidle que espere, respondi6 el pintor,