Acoso Escolar o Bullying: programas de orientación a...
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Acoso Escolar o Bullying: programas de orientación a padres,
maestros y estudiantes.
Dany Fernández Vega 1
, Leyti Martínez Debs2
, Stephanie Martel
Giralt3
.
Resumen
El acoso escolar o bullying se refiere a una situación social en la
que uno o varios escolares toman como objeto de su actuación
injustamente agresiva a otro compañero y lo someten, por tiempo
prolongado, a agresiones físicas, burlas, hostigamiento, amenaza,
aislamiento social o exclusión social; aprovechándose de su
inseguridad, miedo o dificultades personales para pedir ayuda o
defenderse. Esta violencia emerge precisamente de la
reproducción de los escolares de conductas desajustadas
provenientes de contextos familiares, escolares y comunitarios
disfuncionales. Para la puesta en práctica de los programas de
orientación se utilizaron diversas dinámicas, tanto grupales como
individuales, que propiciaron la reflexión en torno al tema. En las
mismas se realizaron construcciones colectivas relacionadas a las
diferentes manifestaciones del acoso escolar, así como diversas
estrategias y actividades a desarrollar por parte de las familias,
maestros y estudiantes para prevenir la aparición de este
fenómeno en el contexto escolar.
1Facultad de Psicología, Universidad de La Habana. E-mail: [email protected] 2Facultad de Psicología, Universidad de La Habana. E-mail: [email protected] 3Facultad de Psicología, Universidad de La Habana. E-mail: [email protected]
Palabras claves: acoso escolar, bullying, programas de
orientación.
Introducción
En los últimos años han
proliferado alarmantemente
en el panorama nacional los
casos deviolencia escolar
entre iguales en los centros
educativos, creando de esta
forma una gran preocupación
entre los docentes y los
padres y aumentando de
manera exponencial el interés
científico sobre este
comportamiento antisocial
conocido ampliamente bajo el
término Bullying (Andrés &
Barrios,2009; Minton& Mona,
2008). Dicho concepto
engloba aquellos procesos
dirigidos intencionadamente a
hacer daño, en los cuales uno
o más alumnos someten
abusivamente a una víctima
indefensa, a través de
agresiones físicas, verbales,
psicológicas y/o sociales, de
manera repetida a lo largo del
tiempo, habiendo un
desequilibrio de poder entre
sus participantes y siendo sus
consecuencias altamente
perjudiciales para todos ellos,
pero especialmente para la
víctima, con resultados de
victimización psicológica y
rechazo grupal (Avilés, 2002;
Olweus,1987).
Generalmente este tipo de
conductas violentas, las
cuales evidencian un alto
grado de inadaptación social
de los agentes implicados y
una carencia considerable de
habilidades sociales (Vacas,
2002), se llevan a cabo fuera
del alcance de vista de los
adultos, por lo que suelen
pasar inadvertidas para ellos,
complicando de este modo su
detección precoz y la
intervención directa. Sin
embargo, además del agresor,
caracterizado por ser una
persona fuerte que necesita
imponer sus deseos y justifica
sus acciones atribuyendo la
causa de las mismas a la
provocación recibida por parte
de la víctima y a la necesidad
de lograr sus objetivos (Avilés,
2006), y la víctima, quien
suele presentar una serie de
características físicas y
psicológicas que se unen para
convertirle en presa fácil
siempre condescendiente con
los deseos de los demás,
existe un tercer agente
protagonista en los actos que
sí tiene la posibilidad de
denunciar estas situaciones
de abuso: los espectadores
(Cerezo, 2002). Esta figura la
representan aquellos
compañeros de clase que sin
implicarse directamente en
los actos agresivos, son
conocedores de su existencia
y, por lo general, los observan
diariamente impasibles. Para
ellos, la exposiciónconstante
a este tipo de patrones
conductuales también tiene
consecuencias negativas, ya
quepueden llegar a la
insensibilidad emocional y
terminar siendo agresivos en
situacionesescasamente
problemáticas, al verse
disminuido su sentido de
responsabilidad social (Avilés,
2006a; Osofsky, 2002).
El Bullying se trata por lo
tanto de un fenómeno
complejo que repercute
negativamente sobre un
número amplio de personas,
en el que se reconocen
muchas causas posibles, si
bien la investigación parece
identificar la interacción de
variables individuales y
sociales a la hora de
explicarlo (Andrés & Barrios,
2009; Sánchez, Rivas,
&Trianes, 2006), y que es
necesario prevenir para evitar
sus efectos perjudiciales en la
totalidad de los agentes
implicados,o bien, aplacar de
inmediato sus
manifestaciones en caso de
detectarse.
Es ampliamente reconocido
que el objetivo de la
educación formal reglada se
orienta no sólo hacia el
aprendizaje de materias
propiamente instrumentales o
contenidos exclusivamente
curriculares, sino que se
centra también en el
desarrollo de la competencia
social del alumnado, con la
finalidad de promover el
desarrollo armónico de las
personas en sus dimensiones
académica, personal y socio-
emocional, contribuyendo así
a una formación completa y
equilibrada de los estudiantes
(Félix, Soriano, Godoy, &
Martínez, 2007). De esta forma
la función socializadora del
centro escolar permite a los
estudiantes el aprendizaje de
los valores, normas,
comportamientos, actitudes o
aptitudes, enfocados a la
cultura social dominante, en
el contexto político y
económico al que pertenece.
Todos los procesos de
socialización, condicionan a
las nuevas generaciones, las
formas de actuar, sus formas
de pensar, sentir y
expresarse, transmitiéndolos
por gestos, lenguaje y
contenidos. Esta función
socializadora de la escuela
constituye una primera
mediación social en el
desarrollo individual y en la
construcción de significados.
Igualmente, la actividad de
enseñanza-aprendizaje,
sistemática e intencional,
perfecciona el proceso de
socialización espontáneo. Se
desarrolla a través de unas
actividades instructivas, y de
los modos de organización de
la convivencia y las relaciones
interindividuales.
Precisamente, la función
instructiva, utiliza dos
funciones, el
perfeccionamiento de los
procesos espontáneos de
socialización, para garantizar
la formación del capital
humano, que requiere el
funcionamiento del mercado
laboral, por lo que trata de
que, a mayor nivel de cultura,
conocimientos, valores etc.,
existe una mayor posibilidad
de adaptación.
Por otra parte, la función
compensatoria; ya que trata
de compensar las deficiencias
de los procesos espontáneos
de socialización, tanto en lo
que se refiere a carencias y
desigualdades. Es ingenuo
pretender que la escuela
consiga la superación de tales
desigualdades económicas y
culturales, pero sí puede y
debe ofrecer la posibilidad de
compensar algunos defectos,
como la discriminación en el
espacio del currículo común y
de una escuela obligatoria y
gratuita, diversificando las
orientaciones, los métodos y
los ritmos de modo que los
alumnos desarrollen
actitudes, conceptos y
estrategias alejados de la
cultura pública, y puedan
incorporarse a ese proceso de
recrear, vivir, y reproducir.
Por último, la función
educativa requiere una
comunidad de vida, de
participación democrática, de
búsqueda intelectual de
diálogo y aprendizaje. Una
comunidad educativa que
rompa las barreras entre la
escuela y la sociedad, un
espacio de cultura donde se
aprenden los conceptos,
herramientas técnicas y
códigos de la cultura de la
humanidad. La función
educativa, requiere autonomía
e independencia intelectual, y
se caracteriza por el análisis
crítico de los mismos
procesos incluso legitimados
democráticamente. La tarea
educativa de la escuela se
propone la utilización del
conocimiento y la experiencia
más depuraday, por tanto, la
potenciación del sujeto.
Sin embrago, es un hecho
frecuente en los centros
educativos que, a medida que
los alumnos se van haciendo
mayores, se observe una
tendencia hacia el
incumplimiento de las normas
de convivencia y una
presencia considerable de
falta de valores como
aceptación del otro,
tolerancia, compañerismo,
respeto, etc. A la vez se
detecta en los estudiantes
escasez de recursos
personales y sociales para
resolver y enfrentarse de
forma adecuada a las
situaciones problemáticas
interpersonales, carencia que
hace que los jóvenes actúen
de modo violento y justifiquen
su actuación como la
alternativa más segura y
eficaz para solucionar el
conflicto o problema (Avilés,
2006b).
La violencia en los centros es
una de las amenazas más
graves del sistema escolar
dada lapotencia con la que
afecta al desarrollo personal,
social y académico de los
alumnos que estáninmersos
en ella, por lo que son
indispensables medidas para
atajarla o prevenirla
(Trautmant,2008). Los
menores tienen derecho a
estar protegidos ante
cualquier forma de
explotación,maltrato o abuso,
así como a aprender en un
clima social positivo. En este
sentido, la familia yel
profesorado tienen el deber de
garantizar esta seguridad y de
que se respete la integridad
física y psicológica de los
niños. Fundamentalmente la
familia debe ser capaz, en su
función socializadora, de
transmitir valores, pautas de
comportamientos y estilos de
vida, intereses y proyectos
muy vinculados con su
idiosincrasia; permitiendo a
los niños apropiarse de
valores humanos y culturales,
en dependencia del nivel
cultural o educacional de los
padres. Debe ser capaz de
brindar afectos de diferentes
maneras, a los hijos,
ofreciendo apoyos y ayudas
mutuas, así como apoyos
instrumentales, emocionales,
materiales y económicos,
cumpliendo así con la función
afectiva de la familia. Por su
parte, la función educativa
constituye una supra función
que deviene del cumplimiento
de las anteriores.
Por lo tanto, es
responsabilidad de los centros
y de las familias, entre otros
agentes sociales, ofrecer a los
escolares un entorno donde se
sientan a gusto, seguros,
acogidos y bien tratados por
parte de los profesores,
padres y también de los
propios compañeros.
La institución escolar y las
familias de los estudiantes
deben ofrecer una respuesta
educativa en los sucesos de
bullying, asumiendo la gestión
de la convivencia en las aulas,
ya que constituye una de sus
tareas más ineludibles, sobre
todo si lo que se persigue es
la prevención de este tipo de
situaciones (Davis &Davis,
2005; Sánchez, Rivas,
&Trianes, 2006). Por ello son
necesarios programas
específicos que aporten al
profesorado y a las padres
herramientas de calidad
contrastada para trabajar en
los hogares y en las aulas
(Minton& Monas, 2008;
Serrate, 2007; Smith, Pepler,
&Rigby, 2004). Sin embargo, la
calidad intrínseca de un
programa de ningún modo
asegura el éxito a la hora de
aplicarlo en un contexto
institucional y familiar dado,
ante problemáticas muy
concretas y por parte de
docentes y padres con un
conjunto de creencias,
percepciones y expectativas
muy determinado. De hecho,
los autores de algunos
programas atribuyen las
diferencias en los resultados a
la deficiente formación previa
de los profesores y padres que
debían implantarlo, incluso a
su falta de compromiso o de fe
en el mismo; por lo que es de
suma importancia la
sensibilización inicial de los
implicados e incluir sesiones
específicas para su formación
y seguimiento (Moreno, 1998).
Además de esta
consideración, para asegurar
la eficacia de un programa
como el que se presenta,
conviene que éste se
enmarque en una política
global del centro y se adapte
de manera precisa a las
características y posibilidades
peculiares de dicho centro.
Por todo ello, aunque se
presenta un programa de
orientación que
previsiblemente podría tener
resultados satisfactorios
como mecanismo para evitar
la aparición de casos de
violencia, es necesario que su
implementación se ajuste a
cada realidad concreta y que
se lleve a cabo con
rigurosidad y flexibilidad y
ante todo que se intenten
mantener a lo largo del tiempo
el compromiso de sus
participantes para generalizar
y mantener los logros
adquiridos y los aprendizajes
logrados. Igualmente conviene
que, de modo periódico, se
evalúe su eficacia y se
propongan soluciones a las
posibles limitaciones
encontradas.
Metodología
La metodología participativa,
según Agrelo, A. (s/f), es una
forma de concebir y abordar
los procesos enseñanza-
aprendizaje y construcción del
conocimiento. Concibe a los
participantes del proceso
como agentes activos en la
construcción del
conocimiento y no como
agentes pasivos. Con esta
metodología se promueve el
diálogo y la discusión con el
objetivo de confrontar ideas
en un ambiente de respeto y
tolerancia, no respondiendo a
modelos rígidos y autoritarios,
posibilitando la reflexión
individual y colectiva de la
realidad cotidiana. Posibilita
además la transmisión de
información, pero prioriza la
formación de los sujetos,
promoviendo el pensamiento
crítico, la escucha tolerante,
la conciencia de sí y de su
entorno.
En conjunto a esta
metodología, el programa se
basa en los principios de la
Intervención-Acción en la
educación, la cual analiza las
acciones humanas y las
situaciones sociales que son
susceptibles de cambio y que
requieren una respuesta
práctica.
Objetivo General.
Reflexionar acerca de la
influencia que ejercen la
familia y la escuela en la
prevención del acoso escolar
(Bullying).
Objetivos Específicos.
1. Explorar el conocimiento
que poseen los familiares,
maestra y estudiantes del
grupo 4to B de la Escuela
Primaria “Sierra Maestra”
acerca del acoso escolar
(Bullying).
2. Identificar las funciones
que deben desempeñar la
familia y la maestra para
prevenir el acoso escolar
(Bullying).
3. Determinar acciones
concretas que puedan
realizar la familia y la
escuela para prevenir el
acoso escolar (Bullying).
Muestra. Caracterización.
Programa de Orientación
Familiar.
La misma quedó conformada
por el grupo 4to B de la
Escuela Primaria Sierra
Maestra, compuesto por 18
estudiantes con edades
comprendidas entre 9 y 10
años de edad; y sus padres los
cuales presentan profesiones
y edades variadas.
Programa de Orientación a la
Maestra.
La maestra, como parte del
grupo seleccionado, tiene 52
años de los cuales lleva 15
dedicados a su profesión de
educadora, sin embargo, solo
hace un año que es graduada
en educación primaria.
Resultados y Discusión
Programa de Orientación a la
Maestra.
La profesora tiene 52 años de
los cuales lleva 15 dedicados
a su profesión de educadora,
sin embargo, solo hace un año
que es graduada en educación
primaria. Refiere su gusto por
la profesión, y se identifica a
la comunicación que mantiene
con los estudiantes como el
principal elemento que
considera para la realización
de un ejercicio docente
satisfactorio.
Las estrategias educativas
empleadas permitieron el
debate y la construcción
teórica en torno al tema del
programa. La discusión de
situaciones problémicas, así
como de fragmentos de videos
de casos reales de niños que
han sufrido acoso escolar,
guiaron la discusión de todo el
trabajo, obteniendo resultados
significativos como la
elaboración conjunta de
acciones y estrategias
educativas, muchas de las
cuales la maestra emplea
durante el proceso de
enseñanza-aprendizaje en sus
roles de profesora principal
del grupo y de guía base de la
escuela. Estos elementos
evidencian que la maestra
poseía un conocimiento previo
de dichas herramientas y las
ponía en práctica durante el
desempeño de sus funciones,
aun cuando no tenía
conocimientos acerca del
fenómeno del acoso escolar.
Al inicio de la aplicación del
programa, desde un plano
discursivo la profesora no
contaba con conocimientos
acerca del acoso, lo cual
coincidía con el hecho de que
afirmara que en su aula no
existen situaciones de ese
tipo, cuestión contradictoria
con la realidad de los eventos
que acontecen en el espacio
escolar dentro de su aula. Con
el transcurso del trabajo fue
interiorizando los diversos
contenidos que
intercambiamos con ella, los
cuales posteriormente
aplicaba en las situaciones
problémicas que le
presentábamos, así como en
los videos discutidos en
conjunto y durante las clases
que desarrollaba. Como
elementos interesantes, y que
son pertinentes destacar, es
que las carencias afectivas y
las desatenciones por falta de
la familia y escuela -lo que
implica la disfuncionalidad de
los agentes socializadores en
estos espacios-, fueron
indicadores señalados por la
profesora como criterios para
afirmar que la familia y la
escuela influyen en la
emergencia de situaciones de
acoso, las cuales pueden ser
prevenidas desde los marcos
de las funciones que ambos
agentes desempeñan o
pueden desempeñar como
parte de la dinámica
relacional entre familia-niño,
maestro-niño.
En cuanto a las funciones de
la familia que influyen en la
prevención de estas
situaciones, se pueden
mencionar a la cultural,
afectiva y educativa como
aquellas que se destacan en
el discurso argumental que
ofrece la maestra. La cultural
se expresa en la transmisión
de valores y patrones de
comportamientos adecuados
que la familia debe dar a
conocer a los niños, todo ello
conectado con el nivel
cultural con que cuentan los
padres, para de esta forma
posibilitar estilos
comportamentales ajustados
a las normas sociales. Los
indicadores referidos a la
función afectiva igualmente
son identificables, en tanto las
manifestaciones conductuales
de aprecio, respeto,
valoración y comprensión son
necesarias para evitar que
casos de bullying ocurran en
los diferentes espacios de
socialización en los cuales se
inserta niño. El ofrecimiento
de apoyo y ayudas mutuas de
diversas maneras como el
apoyo instrumental, material y
emocional, son claves en
acciones de prevención del
acoso; cuestiones igualmente
identificables en el discurso
de la profesora. Por su parte,
la función educativa de la
familia es tomada en cuenta
por la maestra cuando refiere
que es necesaria la
transmisión de valores y
pautas culturales que orienten
y regulen el comportamiento
de los niños en sentido
positivo.
En el caso de las funciones de
la escuela, las referidas a la
socializadora y la educativa
fueron las identificadas como
preventivas ante estas
situaciones. Indicadores como
el aprendizaje de valores,
normas, comportamientos y
actitudes o aptitudes
favorables por parte de los
escolares, son esenciales
para el adecuado
desenvolvimiento de los
mismos, todo lo cual está
referido a la función
socializadora. En tanto a partir
de la educativa se potencia el
desarrollo de los niños en
diferentes áreas como puede
ser la emocional en la
educación y aceptación de la
diversidad y de las
diferencias, lo cual influye
positivamente en la
prevención del bullying.
Se identificaron además
estrategias educativas que la
profesora pone en práctica en
su grupo, aunque esta no era
consciente de que esas
acciones contribuían a la
prevención de un fenómeno de
tal magnitud como lo es el
bullying. Se destaca la
comunicación, y
específicamente un estilo
democrático en las relaciones,
como vía para estimular un
desarrollo pleno y armonioso
en los niños. La atención
individualizada a cada escolar
es otro elemento relevante a
tener en cuenta para prevenir
la aparición de situaciones de
ese tipo.
De forma general, las
acciones o estrategias que la
profesora pone en práctica
como vías de prevención son:
1. Asambleas de colectivo donde
se conversa con los
estudiantes sobre los
acontecimientos que han
ocurrido en la semana, y de
esta forma debatir los
posibles errores que han
cometido los estudiantes a
través del diálogo colegiado.
2. Trabajos en equipo con
miembros variables, es decir,
se rota a los estudiantes para
que no siempre trabajen los
mismos juntos, y de este
modo evitar discriminaciones
entre ellos y que valoren y
aprecien la diversidad.
3. Introducción de textos sobre
la diversidad, los valores y la
igualdad entre niños y niñas,
independientemente de cuál
sea la asignatura que se esté
impartiendo.
Como conclusiones de las
observaciones efectuadas
durante clases, se pudo
comprobar que la profesora
interiorizó los temas que
habíamos tratado con ella
durante todas las sesiones de
trabajo efectuadas, lo cual se
pudo constatar en el trabajo
en equipo por parte de los
estudiantes, así como la
atención a todos ellos durante
las dudas que presentaban. No
dejaba a nadie sin atender,
evitando así discriminaciones
y constatándose ausencia de
preferencias por algún
alumno.
Resumen de los Principales
Resultados obtenidos con la
implementación del Programa
de Orientación a la Maestra.
Fue reconocida por parte de la
docente la importancia, para
el desarrollo y
perfeccionamiento del
proceso docente educativo, de
la atención diferenciada, lo
cual muestra la intención de
aprender y superarse por
parte de la maestra.
Se reconocieron los
resultados que ofrece el
empleo de la atención
diferenciada para la
identificación de estudiantes
en situación de riesgo y para
prevenir la ocurrencia del
fenómeno del acoso escolar
en el aula y la escuela de
manera general.
Se constató por parte de la
docente, la aplicación
práctica de estrategias
educativas que ayudan a
prevenir las situaciones de
acoso escolar aun cuando el
dominio teórico acerca del
tema no era suficiente.
Se pudo enriquecer la práctica
educativa de la maestra a
través de la elaboración
conjunta de nuevas
estrategias y métodos que
previenen la proliferación del
acoso en el contexto escolar,
las mismas fueron:
Tratar al grupo como un todo,
lo cual crea la sensación de
comunidad haciéndose todos
responsables de sus
conductas, generándose
además lazos solidarios y
actitudes de empatía.
Incluir el juego tanto en las
actividades de aprendizaje
como para abordar la temática
del bullying específicamente.
Los juegos constituyen una
herramienta de gran utilidad
para el trabajo interno
(autoconocimiento, atención,
comunicación directa,
vencimiento de resistencias) y
para facilitar el contacto con
el otro.
Las habilidades para lograr
una buena convivencia no
pueden ser inculcadas a los
niños y a las niñas por
imposición, sino que deben
transmitirse como un modo de
vida, una forma de
comportarse, de estar con el
otro. Trabajar con este
enfoque desde los primeros
grados, favorece que los niños
y niñas aprendan desde
pequeños a reaccionar frente
a la intolerancia y la
provocación, a controlar la ira,
a ser generadores de
propuestas, a buscar
soluciones pacíficas. En
resumen, que puedan ser
capaces de reconocer las
consecuencias negativas y
destructivas de la violencia y
el maltrato, tanto para ellos y
ellas como para los demás.
Cuando se detecte una
situación de bullying, el primer
paso es proteger al estudiante
que está siendo agredido. El
docente debe saber que existe
una gran diferencia entre
frenar el bullying cuando está
en las primeras fases, y
detenerlo cuando ya lleva un
tiempo instalado.
Escuche a los estudiantes.
Tome en serio todo lo que le
digan acerca del bullying,
especialmente si le informan
sobre casos concretos que
ocurren en el centro educativo
(o fuera de él) que involucran
a sus estudiantes. Asegúrese
de brindar atención a cada
caso particular y tomar
acciones correctivas para
detener la situación. Use su
autoridad como docente para
exigir el cese de las
hostilidades contra cualquier
niño o niña.
Si presencia una situación de
acoso, detenga
inmediatamente la agresión.
Colóquese entre el niño, la
niña o el grupo de niños que
molestan o intimidan, y
aquellos que fueron
molestados o intimidados.
Preferentemente, procure
bloquear el contacto visual
entre ellos. No aleje a ningún
niño o niña (especialmente a
los testigos). No pregunte de
inmediato, ni discuta sobre el
motivo de la agresión, ni trate
de averiguar los hechos.
Hable acerca de lo negativo
de molestar o intimidar, y de
las reglas de convivencia de la
escuela. Use un tono natural
para referir qué
comportamientos usted
vio/oyó. Hágales saber a los
niños y las niñas que molestar
o intimidar es inaceptable y
que está en contra de las
reglas de la escuela. Busque
que recapaciten sobre su
actitud y que reconozcan el
daño que provocan.
Apoye al niño o niña
molestado o intimidado para
hacerlo sentir respaldado y a
salvo de las represalias.
Ayude al niño o la niña a
encontrar modos de decir que
no lo molesten más y a buscar
ayuda. Informe lo acontecido
al resto de los docentes.
Incluya a los testigos en la
conversación. Enfatice la
importancia de pedir ayuda a
un docente u a otro adulto, y
bríndeles orientación sobre
cómo podrían intervenir
apropiadamente u obtener
apoyo la próxima vez. Deje
bien en claro que pedir ayuda
no es ser “chivatón”. Por el
contrario, es ser solidario. No
pida a los testigos que
expliquen públicamente lo que
observaron.
El trabajo con el grupo debe
estar encaminado a
desmitificar a quien ejercita
su poder mediante la
violencia. El niño o niña que
recurre a la violencia suele
tener alguna necesidad no
satisfecha. En tal sentido, es
fundamental escucharlo y
entenderlo para luego
marcarle límites a través de la
empatía y la justicia.
Si lo considera apropiado,
imponga consecuencias para
los niños y las niñas que
molesten o intimiden a otros u
otras. No exija a los niños y
niñas que se disculpen, o que
hagan las paces en el calor
del momento. Todos deberían
tomarse su tiempo para
enfriar los ánimos. Todas las
consecuencias deberían ser
lógicas y conectadas con la
ofensa. Es fundamental que
las consecuencias sean justas
y que estén dirigidas a
comprender y ayudar tanto al
que sufre el bullying como a
quien lo hace. Indague a los
agresores acerca de su
comportamiento y bríndeles
apoyo para cambiar las
conductas nocivas. Ciertas
medidas correctivas, como la
suspensión o la expulsión,
tienden a ser
contraproducentes, porque los
niños y niñas se quedan
callados y no se pueden
trabajar las causas
psicosociales que motivan el
comportamiento de los que
molestan y de los que son
molestados.
Notifique a los padres y las
madres de los niños y niñas
involucrados. Es aconsejable
también tratar el tema en
reuniones con madres y
padres, a fin de generar
conciencia sobre el problema
y promover el acercamiento
de las familias a la escuela.
Los padres y madres deben
sentir que la escuela cuida a
sus hijos e hijas, que escucha
sus problemas y que colabora
con la familia en la educación.
Es muy importante involucrar
a los padres y madres.
El docente debe acompañar
tanto al niño o a la niña
acosado/a, como a aquellos y
aquellas que han sido
agresores. Todas las partes
deben sentir que el docente
está pendiente de la situación
para asegurar que la violencia
no vuelva a ocurrir.
Se pudo evidenciar además la
inclusión en las clases de
temas como discriminación y
derechos de los niños y niñas,
a raíz de la realización del
programa.
Reconocimiento, por parte de
la profesora, de la importancia
que tiene para la prevención
del acoso escolar el
cumplimiento efectivo, por
parte de la escuela, de sus
principales funciones en el
proceso docente educativo. Lo
mismo ocurrió en el caso del
papel que juega la familia
como otro importante agente
socializador.
Programa de Orientación
Familiar.
De manera general, luego de
haber aplicado el Programa de
Orientación Familiar pudimos
constatar que aquellos padres
que no asisten a la escuela
por falta de interés en obtener
conocimientos de cómo está
transcurriendo el desarrollo de
la enseñanza de sus hijos, son
aquellos que presentan un
nivel cultural y educativo bajo
y que además tienen
dinámicas disfuncionales,
donde predominan ambientes
familiares agresivos, lo cual
puede influir en que los hijos
sean víctimas de acoso
escolar o victimarios. Esta
etapa del desarrollo se
caracteriza por ser muy
imitativa de las acciones que
realizan las principales figuras
ideales, razón por la cual los
escolares pueden estar
reproduciendo dichas
conductas en el ámbito
escolar. Un factor que
interviene para que este
fenómeno se siga agravando
son las características del
barrio donde ellos residen,
donde día a día se fomentan la
violencia, el consumo de
drogas y alcohol y la
prostitución, por lo que va en
aumento la cantidad de
familias disfuncionales que
existen en la comunidad, y los
niños no están ajenos a estos
factores negativos. Durante el
trabajo con los estudiantes
pudimos constatar que, al
darle solución a las disímiles
problemáticas planteadas
durante los encuentros, se
posicionaban desde el rol del
estudiante que infligía el
maltrato o en el mejor de los
casos, se colocaban en un rol
neutral, es decir, de
espectadores de la situación.
Lo anterior puede ser
resultado de un deficiente
cumplimiento de las funciones
socializadoras, por parte de la
escuela, y de las culturales y
educativas de la familia.
Ambos agentes socializadores
tienen como función
fundamental permitirle al niño
apropiarse de todo el acervo
cultural, de los valores,
comportamientos, actitudes o
aptitudes, enfocados a la
cultura social dominante, en
el contexto político y
económico al que pertenece el
individuo; potenciando
además la participación
democrática, de búsqueda de
diálogo y aprendizaje. Esto
implica que no se puede
analizar la influencia de
ambos contextos en el
proceso docente-educativo,
sin tener en cuenta además
cómo la comunidad atraviesa
también el mismo, pues en
esta predominan las
interacciones basadas en el
poder y en el aparentar ser el
más fuerte. En las propias
familias de los estudiantes del
aula existen miembros
vinculados a los problemas
que se mencionaron como
parte del contexto cultural y
social de Los Sitios, esto
perpetúa entonces desde los
estudiantes modos de
comportamientos basados en
no ser víctimas y en utilizar la
violencia como única vía de
solución de conflictos, aunque
reconocen desde el discurso
“formal” que la violencia no es
la forma correcta de enfrentar
las situaciones. Así se pudiera
hablar de que no existe una
concientización real del tema,
que las interacciones se
basan en el maltrato ya sea
físico, psicológico o verbal,
pero que esto pasa
desapercibido ante los ojos,
incluso, de aquellos que lo
cometen.
En las primeras sesiones se
evidenció como los padres
tenían un conocimiento poco
detallado del tema y que los
métodos que empleaban se
basaban más en la violencia
física y tratar de imponer la
fuerza en los menores. Poco a
poco se pudo evidenciar en
las siguientes sesiones que
los padres ya tenían un mayor
conocimiento del tema y, por
lo tanto, las estrategias
basadas en la violencia se
fueron desplazando. Por lo que
las estrategias que se
plantearon fueron:
Entablar conversaciones
con los hijos dispuestos a
escuchar, evitando juicios
de valor.
Escuchar atentamente a los
hijos lo cual favorece el
fortalecimiento de su
autoestima para conocer
cuánto comprenden ellos
acerca del tema del acoso.
Invitar a sus compañeros
del aula a jugar y/o estudiar
a casa para mejorar las
relaciones interpersonales
entre ellos.
Incentivar a los hijos a
participar en otros grupos,
ya sea en alguna actividad
recreativa, deportiva o
social.
Introducir en las
conversaciones que
mantengan con los hijos la
diferencia entre
compañeros/compañeras y
“mejores amigos/amigas”,
pero siempre valorando la
necesidad de ser educado y
llevarse bien con todo el
grupo.
No valorar positivamente
actitudes competitivas
entre los niños y niñas.
Establecer pautas de no
discriminar y respetar las
diferencias, como valores
compartidos por la familia
para lograr que el niño o
niña los asuma también
como valores propios.
Durante la reflexión grupal,
con familiares y estudiantes,
se reconoció que el acoso
escolar o bullyingse refiere a
una situación social en la que
uno o varios escolares toman
como objeto de su actuación
injustamente agresiva a otro
compañero y lo someten, por
tiempo prolongado, a
agresiones físicas, burlas,
hostigamiento, amenaza,
aislamiento social o exclusión
social; aprovechándose de su
inseguridad, miedo o
dificultades personales para
pedir ayuda o defenderse. La
reflexión deja como
conclusión entonces que el
bullying o acoso escolar no se
refiere a conductas violentas
aisladas, sino a formas de
interactuar que se mantienen
en el tiempo y que si no son
intervenidas pueden acarrear
consecuencias indeseables
para los implicados.
Desde la función afectiva de la
familia, la misma debe ser
capaz de transmitir y educar
en sentimientos de respeto al
otro, de empatía, de
aceptación de las diferencias,
enseñanzas que deben ser
reforzadas o potenciadas por
la escuela en sus funciones
socializadoras y educativas.
La escuela no solo existe para
“transmitir” conocimientos y
disciplinar a los alumnos, esta
institución, al igual que la
familia, debe educar en
valores humanos y
sentimientos, debe rescatarse
en la escuela la función
afectiva de la comunicación
entre el docente y el
estudiante, la cual favorece
precisamente las actitudes de
comprensión y ayuda al otro,
así como promueven el
diálogo y la búsqueda de
soluciones no violentas a las
situaciones.
Como equipo de coordinación
reconocemos, sin caer en las
ideas muy positivas y
optimistas en torno al tema,
que en 3 sesiones de trabajo
solamente, no es posible
producir un cambio
permanente en la conducta de
los estudiantes y familiares,
que además se encuentra
influenciada por otros
ámbitos, pero aun así de
cierta forma logramos
sensibilizar y poner una luz de
alerta sobre el tema que no es
ajeno al contexto escolar de
hoy, marcado por las
diferencias económicas y
culturales entre las familias
de los escolares.
Un resultado importante que
arrojó el estudio fue la falta de
comunicación y confianza de
los estudiantes del grupo de
manera general con la
profesora, situación estaque,
a la luz del tema tratado,
puede traer como
consecuencia la
invisibilización y la evasión de
los conflictos entre los
escolares. Los estudiantes
encuentran en la maestra una
figura de autoridad y
coercitiva, que lejos de
promover el respeto y la
aceptación por vías
democráticas, utiliza los
castigos para erradicar
conductas que de base
implican un mal manejo
educativo.
Aun así, pudimos constatar
que la generalidad de los
estudiantes buscarían ayuda y
apoyo en la familia ante
situaciones de este tipo, todo
lo cual apunta al cumplimiento
de la función afectiva de la
misma y a cómo esta es capaz
de brindar apoyo emocional a
sus hijos.
De manera general, como
principales resultados en la
implementación del Programa
de Orientación Familiar
podemos plantear:
Reconocimiento en la
práctica de la importancia
de mantener buenas
relaciones interpersonales
(padre-hijo, alumno-
alumno), como vía de
prevención del acoso
escolar.
A través de la
implementación de las
técnicas, se establecieron
juicios críticos y
personalizados acerca de la
importancia de la
prevención del bullying.
La identificación de las
funciones de la familia
(cultural, afectiva y
educativa) como las
esenciales en las dinámicas
familiares para la
educación en la prevención
del acoso escolar.
Conclusiones
1- El conocimiento de padres,
estudiantes y maestra
acerca del tema del acoso
escolar era bastante
escaso al inicio de la
aplicación del programa,
reducido solo a las
manifestaciones físicas del
mismo, desconociendo
padres y maestra la
incidencia de este
fenómeno en el contexto
escolar actual y
particularmente en el grupo
estudiado. Una vez
concluido el mismo,
dominan teóricamente el
fenómeno estudiado,
teniendo en cuenta sus
múltiples manifestaciones.
2- Se identificaron las
funciones de la familia
(cultural, afectiva y
educativa) como las
esenciales en las dinámicas
familiares para la
educación en la prevención
del acoso escolar.
Igualmente se destacaron
las funciones de
socialización, instructiva y
educativa por parte de la
institución escolar como
determinantes en la
prevención del acoso
escolar.
3- Las principales acciones
concretas a realizar en el
hogar y la escuela, y que
fueron reconocidas y
elaboradas en conjunto con
los padres, maestra y
estudiantes para prevenir el
acoso fueron:
Padres.
Entablar conversaciones con
los hijos dispuestos a
escuchar, evitando juicios de
valor.
Escuchar atentamente a los
hijos lo cual favorece el
fortalecimiento de su
autoestima para conocer
cuánto comprenden ellos
acerca del tema del acoso.
Invitar a sus compañeros del
aula a jugar y/o estudiar a
casa para mejorar las
relaciones interpersonales
entre ellos.
Incentivar a los hijos a
participar en otros grupos, ya
sea en alguna actividad
recreativa, deportiva o social.
Introducir en las
conversaciones que
mantengan con los hijos la
diferencia entre
compañeros/compañeras y
“mejores amigos/amigas”,
pero siempre valorando la
necesidad de ser educado y
llevarse bien con todo el
grupo.
No valorar positivamente
actitudes competitivas entre
los niños y niñas.
Establecer pautas de no
discriminar y respetar las
diferencias, como valores
compartidos por la familia
para lograr que el niño o niña
los asuma también como
valores propios.
Estudiantes.
No asumir actitudes de
evitación o pasivas ante el
bullying da igual que seas
víctima o testigo de un ataque
contra otros compañeros.
Hablar con un adulto de
confianza, ya sea padre,
madre o maestra, para que
este pueda intervenir.
No responder al bullying con
violencia porque esto hará que
la situación empeore.
Pedir al agresor o a la
agresora que pare de
molestar.
Proponer a la maestra hablar
del tema en la escuela y
elaborar reglas para mejorar
las relaciones intragrupales.
Ser solidarios con los
compañeros que puedan sufrir
o ser propensos al bullying.
Maestra.
Realizar asambleas semanales
en las cuales se reflexione
sobre lo ocurrido en la
semana, los conflictos
grupales y las relaciones, todo
lo cual puede ayudar a reducir
los actos de molestia e
intimidación.
Tratar al grupo como un todo,
lo cual crea la sensación de
comunidad haciéndose todos
responsables de sus
conductas, generándose
además lazos solidarios y
actitudes de empatía.
Crear nuevas reglas para la
conformación de grupos de
trabajo, de manera que se
favorezca la inclusión y evitar
que siempre queden
marginados los mismos
estudiantes.
Incluir el juego tanto en las
actividades de aprendizaje
como para abordar la temática
del bullying específicamente.
Los juegos constituyen una
herramienta de gran utilidad
para el trabajo interno
(autoconocimiento, atención,
comunicación directa,
vencimiento de resistencias) y
para facilitar el contacto con
el otro.
Recomendaciones
-Para la escuela y las familias.
1. Insertar a un mayor número
de estudiantes en
actividades
extracurriculares, para
facilitar la interacción de
los mismos con sus
coetáneos en otros
contextos y propiciar
relaciones más profundas y
cercanas.
2. Brindarle a los profesores y
padresdiferentes espacios
donde se inviten
profesionales de distintos
temas que le permitan
enriquecer el arsenal de
herramientas y métodos
para hacer del proceso
docente educativo un
espacio de gran calidad.
3. Habilitar espacios de
orientación para profesores
y padres sobre las
características de la edad
de los niños, con el objetivo
de promover nuevas formas
de comunicación, e
implementar métodos
educativos coherentes a las
regularidades de la edad.
4. Diseñar actividades
comunitarias que atraigan
la atención de todos los
padres y fundamentalmente
de aquellos que no
participan de forma activa
en las reuniones de padres.
5. Diseñar programas de
intervención para
implementar las
recomendaciones brindadas
por los restantes equipos
de trabajo que realizaron
las prácticas en la escuela,
y de esta forma darle un
seguimiento al trabajo
efectuado.
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