ACIDCONGA N·5

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Julio 2011 n · 5 www.acidconga.com Julio 2011 n · 5 ejemplar gratuito

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Entrevista a Cosmosoul, Sara Martin Fotográfa, Miles Davis, ¿melómano yo?, Festival Aural y mas...

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Julio 2011 n · 5

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Julio

201

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· 5

ejemplar gratuito

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•Clases de español para inmigrantes•Asesoría jurídica y psicosocial•Evaluación permanente social y organizacional•Voluntariado

C.S.A. La Tabacalera,c/ Embajadores 53

28012, Madrid.Tel: 660 717 911

www.asosiacionciras.com

•Formación y voluntariado•Investigación: DDHH, personas en la calle, pobreza femenina

Áreas de trabajo

Programas

Centro de investigación, reflexión y acción social

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Carta del Director

“Si tienes `soul´ saldrá y si la gente que está oyendo también tiene `soul´, se dará cuenta.” Está frase se la escuché a un amigo músico y no esta del todo mal, me vuelve a dar vueltas la cabeza con el saber si es necesario profundizar teóricamente en el fenómeno musical o sencilla-mente apreciarlo. Evidentemente saben la respuesta ya que escribimos sobre música. No nos podemos quedar satisfechos y queremos más de aquello que nos da tanto placer.

Esa frase queda perfecta para este número ya que el artista que nos tocó entrevistar este mes va precisamente cargado de mucho `soul´. Sí, del género y de esa escencia que sólo se explica musicalmente. Y rela-cionandolo con lo anterior, podrán también leer un artículo de cómo la música puede ser algo recreacional y adictivo, incluso algo terapéutico. Seguimos con la sección de fotografía, que esta vez nos compartió Sara Martin, algo del genio Miles Davis, una crónica de un festival de música experimental realizada del otro lado del océano y como siempre rese-ñas de artistas de la actualidad y los últimos LP´s.

Los invito nuevamente a que se adentren al contenido de este número y descubran nuevos artistas, nuevas propuestas y lean sobre las músi-cas que forman parte de lo que gusta oír en paises de sangre cálida y de aquello que resalta cualquier tipo de etnicidad, ya que es un ingre-diente más de identidad dentro de las músicas que nos gusta observar. Esperamos sea de su agrado.

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Director y coordinador: Angel Montaña

Editor: Roberto Romero

Jefe de Redacción: Mauricio Hernández

Redacción: Rodrigo López “Donny”, Pablo Solís

Directora de Arte: Natalia Talavera

Diseñadores: Luciano Crossa

Fotografía: Jaime Massieu, Sara Martin

Director Comercial: Luciano Martín Batista

Colaboradores: Roberto Gallegos, Alfredo Corral

Portada: Luciano Crossa, Sara Martin

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Impresión: Madrid, ESPAÑA. CIMAPRESS.

Publicidad: [email protected]

w w w . a c i d c o n g a . c o m_________________________________

ACIDCONGA®

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Sección · 5

4 ReseñasOcote Soul Sounds, La Chilanga Habanera, Foals, Herbie Hancock, Orquesta la 33.

11 Entrevista Cosmosoul

15 Sara MartinFotógrafa

22 ¿Melómano yo?Por: Alfredo Corral

28 Miles DavisPor: Mauricio Hernández

32 Festival AuralPor: Pablo Solis

37 DiscografíaJohn Zorn, Marc Copland, Ebo Taylor, Mu-siq, Raphael Saadiq, Ambrose Akinmusire, Dennis Coffey, The Phythmagic Orchestra, Rebirth Brass Band.

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En el mundo del revival del afrobeat, el funk y la música latina, los nombres de Martín Perna y Adrian Quesada han

tomado gran relevancia. Sus mejores re-ferencias se pueden oír en grupos como Antibalas, Grupo Fantasma, Brownout, TV on the Radio, Architecture in Helsinki y Beck, por nombrar sólo algunos. Estos dos perso-najes son los responsables de uno de los proyectos musicales más interesantes en cuanto a fusión de estilos y ritmos se refie-re. Ocote Soul Sounds o sonidos con alma de ocote es el nombre del proyecto en el que el miembro de Antibalas (Perna) y el funda-dor de Grupo Fantasma (Quesada) se unen para componer canciones que buscan de-linear un nuevo camino en el universo de la música, apoyándose en la fusión de rit-mos y estilos del pasado, mezclándola con sonidos actuales (por llamarlos de alguna manera) para llevarlos por senderos nue-vos y desconocidos. Ocote Soul Sounds se aleja del revival y crea composiciones nue-vas que ellos mismos llaman “lo último de lo viejo, lo primero de lo nuevo”. Los inicios de esta banda se remon-tan al año 2001, cuando Martín Perna empezó a escribir canciones que no encajaban del todo bien el reper-torio de Antibalas. Perna decidió crear un proyecto paralelo el cual llegó a presentarse en ba-res y clubes de Nueva York, acompañado nada más y nada menos que por sus compañeros de Antibalas, The Dap Kings y El Michels Affair. No fue hasta el 2004 cuando Adrian Quesada le entró al quite y empezaron a refinar el sonido del ocote. Su primer disco, El Niño y el Sol (ESL Music, 2005), fue utilizado en el soundtrack de la película del mismo nombre, cuyo guión está inspirado en la

Ocote Soul Sounds Los últimos de los viejos, los primeros de lo nuevo

novela de Oscar Zeta Acosta, The Revolt of the Cockroach People, la cual habla sobre las protestas de chicanos en contra de la guerra de Vietnam. Es importante señalar que, como en el afrobeat, las composiciones de esta ban-da llevan impreso un sello de activismo político y social. De hecho, el nombre de la banda hace alusión a una metáfora, ya que el ocote, palabra de origen náhuatl, es una madera con resina que se utiliza en México para prender el fuego. Así, Ocote Soul Sounds no sólo intenta prender el fue-go interior que llevamos dentro si no que es una expresión de identidad, que busca

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traer algo de la antigüedad al presente con la intención de mantener el contacto con todo el bagaje cultural que cada uno tiene detrás y que los hace ser las personas que son ahora. Por eso, el sonido de esta banda es un abanico multicultural que va del afrobeat, el funk y la cumbia, pasando por el downtempo, el rock psicodélico y el jazz. A todo eso, agregan un toque de con-ciencia social y en algunos otros recriminan decisiones políticas al ritmo del funk.

En los trabajos posteriores, Quesada y Per-na se han adaptado a la perfección. Mien-tras el primero se encarga de la sección rítmica, el segundo realiza los arreglos de los metales. Ambos cantan y tocan tanto la guitarra, el bajo, los teclados y las per-cusiones. Este año presentan su cuarto dis-co, Taurus (ESL Music, 2011), el cual sale a la luz el 30 de mayo del presente año. Sin duda, un material que habrá que es-cuchar y recomendar. Como mencioné al principio, cada uno mantiene una agenda llena de proyectos con bandas que están produciendo música rica e interesante. Por un lado, Martín Perna sigue dando de qué hablar con Antibalas, grupo que hace poco recibió el premio Tony, por la composición musical de la obra Fela! en Broadway. Por su parte, Adrian Quesada ha recibido varios premios (entre ellos el Grammy) con su or-questa de latin-funk Grupo Fantasma y sigue recogiendo buenas críticas con el proyecto Brownout. Asimismo, realizó un disco con Brainchild (el cual pueden descargar gratis en la web) y acaba de abrir su tienda-bouti-que-estudio llamada Level One Studios.

http://www.myspace.com/ocotesoulsounds http://ocotesoul.com/

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L a Chilanga Habanera se forma en el año 2004 en la Ciudad de México, con el deseo mutuo de fundir las estéticas

individuales en un proceso de colabora-ción colectiva, el credo de la banda es de una irreverencia atrevida por encontrar puntos en común entre la música latina y toda la música del mundo. Sin caer en na-cionalismos, navegan con esta frase como estandarte: “nuestra patria es el mundo y el mundo nuestro taller”, haciendo música orgánica, fresca y llena de distintos sabores, mientras hacen honor a la llamada world music. Enlazan ritmos afro-antillanos que van desde el son cubano, la salsa, guajiras, cumbias, rumbas y reggae; mezclando cadencias cariocas con un toque de funk, rock y rap, llenos de matices jazzísticos, acom-pañados de una gran vitalidad armónica y una preponderancia contrapuntística en la rítmica, conducida por la flauta y el sax.

En escena destacan ocho músicos: Rober-to Gallegos (Guitarras, Tres Cubano, Te-clados, Voz y Coros), Den Villuendas (Voz), Fernando Contreras (Flauta Transversal), Limberg Morgan (Saxos), Bebo Pahua (Bajo), Miguel “Chino” Alvarado (Percusión), Negro Roldán (Percusión y Raps), e Iván Valencia (Batería). Ellos llenan el escenario de can-dela y energía pura, haciendo un directo muy versátil, que trasporta al escucha por una montaña rusa sonora. Cada una de sus canciones lleva una temática diferente en cuanto a estilo y líricas, que sin perder el hilo conductor, no para de sorprender-nos entre un tema y otro.

La Chilanga Habanera Y su son latino

http://www.myspace.com/lachilangahabanera

La acústica de la agrupación recuerda a las charangas cubanas por el cantar de la flauta y el tres cubano, flanqueados por un poderoso ensamble de percusiones, que alterna fraseos con sincopas y sonidos eléc-tricos funkys que refieren a grupos como Irakere, Santana y la Fania All Stars. Sus ta-bleos de contagiosa invitación bailable, logran un estilo muy propio denominado por la banda “chilango” que, en resumidas cuentas, es puro mestizaje.

El primer disco de esta agrupación de

la capital mexicana titulado Sabro-Son Funky Suena, fue editado a principios del 2010, auto producido en mancuerna con Adolfo Romero,

guitarrista de Cohete y La Barranca, bajo el sello de Discos Intolerancia.

La producción consta de 12 temas ori-ginales con la marca particular del grupo. Fue nominado como mejor disco en la ca-tegoría jazz, funk, fusion en los IMAS (In-die Music Awards) 2011, y seleccionados para participar en un colectivo de música latina llamado Azucah Selectah, que los condujo a participar en varios festivales importantes de México como: Festival Ibe-roamericano de cultura Vive Latino 2010, Música para los dioses Pirámides de Teoti-hucan, el San Pedro Fest Internacional de Monterrey, entre otros. Definitivamente La Chilanga Habanera es una propuesta que refresca a la música latinoa-mericana y refleja una globalización sana de culturas, demostrando que en México aún se lucha por el folklor de raíz, para lo-grar una evolución y un punto de vista que respeta y aprende del pasado, para hacerlo presente y dejar huella hacia el futuro.

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FoalsAlgo más que una simple banda de rock http://www.myspace.com/foals

http://www.foals.co.uk/

Con orígenes en el math rock, esta ban-da oriunda de Oxford, Inglaterra, pre-senta una propuesta creativa, innova-

dora y sumamente interesante para los nuevos caminos del rock. Con apenas dos producciones discográ-ficas ya presumen un sonido propio, un estilo guitarrístico marcado, creativas lí-neas de bajo, armonías bien trabajadas, y un interesante juego de ritmos y tiempos. Hay quien los cataloga como indie rock, dance-punk o post-punk, pero la verdad es que es difícil encasillarlos en un género musical exclusivo. Además, gracias a la va-riedad de ritmos y armonías que manejan, acotarlos en un género específico resulta-ría estéril. Yannis Philippakis, frontman en la voz y guitarra, logra una explosión de adrena-lina y talento en el escenario. Jimmy Smi-th, que luce pulcro en las grabaciones, pero en el escenario extrae todo lo crujientemente potente que la combinación de una Gibson y un amplificador de bul-bos pueden llegar a ser. Walter Gervers, alma armónica de la banda que con

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sus poderosas, creativas y versátiles líneas de bajo pone las bases para los cambios perfectos, los acompañamientos brillantes y todo un panorama musical óptimo para la improvisación. En la batería, Jack Bevan, muestra una combinación entre inventiva y calidad en la ejecución, consiguiendo rit-mos variados, que expresan personalidad y potencia sin llegar a ser estridentes. Fi-nalmente Edwin Congreave armoniza con el teclado todo, sentando líneas firmes que reiteran la calidad creativa de la banda. Con su primer álbum Antidotes, llegaron al éxito a nivel mundial en 2008, y el inne-gable talento de la banda quedó confir-mado con Total Life Forever, lanzado dos años más tarde. Tres años de carrera y nue-ve sencillos, entre los que figuran “Blue Blood”, “Balloons”, “Olympic Airways” y “Spanish Sahara” los convierten en una de las propuestas más interesantes para las nuevas mutaciones del rock. Amigos, damas y caballeros, los invitamos a escuchar minuciosamente a esta banda

que propone algo más que un producto comercial, algo más que una simple

banda de rock, un plus a lo que se escucha hoy en día en la escena

rockera.

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metido. A diferencia de otros músicos de jazz, Mr. Hancock empezó a experimentar con sonidos más electrónicos y reempla-zaba su piano tradicional por sintetizado-res y órganos como el Fender Rhodes y el ARP Odyssey. A principios de los años se-tenta, nuestro pianista virtuoso empezó a tener un mayor acercamiento al funk, escuchando concretamente la música de James Brown, Stevie Wonder, Marvin Gaye y Sly Stone. En algún momento de grande-za, se preguntó a sí mismo si quería tener una banda de funk como la de Sly And The Family Stone, y su respuesta fue definitiva-mente que sí. En ese momento decidió sa-car Head Hunters. De su banda anterior sólo mantuvo a Ben-nie Maupin, quien se convertiría en el único viento en el grupo. Contrató a Paul Jackson en el bajo, Harvey Mason en la batería y Bill Summers en las percusiones. Hancock utili-zó para este disco puros pianos eléctricos y sintetizadores lo que lo convertiría en una de las grabaciones pioneras en este rubro. Por otro lado, a diferencia de sus trabajos anteriores, quiso hacer melodías más sencillas con el objetivo de hacer feliz a la gente y no empecinarse en convertirse en una leyenda del jazz. Paradójicamente, consiguió ambas cosas. Con este disco, Her-bie se dio cuenta de que la música puede ser divertida y al mismo tiempo ser super funky y considerarse una obra de arte. Por un rato dejó atrás el jazz explorativo-espa-cial-fuera de este mundo, para darle duro al funk y al groove. A pesar de las melodías sencillas, la música en Head Hunters tiene gran complejidad impregnada en el estilo, el ritmo, la improvisación y, sobre todo, en el sonido.

Clásico del mesHerbie Hancock, Head Hunters

1973, Columbia Records

Este mes toca revisar la historia detrás de Head Hunters, un disco de Herbie Hancock que marcó un antes y un después en la

historia de la música. Con escasas 4 cancio-nes, este álbum llegó a ser el disco de jazz más vendido en la historia y abrió nuevos horizontes sonoros para que géneros como el jazz, el funk, la electrónica y el hip hop llegaran a ser lo que son ahora. Está bien. Detengámonos un momento. ¿Cómo es po-sible que un disco haya logrado todo eso? No quiero decir que Hancock los inventara, pero si fue parte medular para que los mú-sicos de distintos ámbitos empezaran a ex-perimentar por aquellos senderos. Durante la década de los sesenta, los gran-des jazzistas mostraron al mundo lo que eran capaces de hacer, construir y destruir. Llevaron a la música y al jazz por caminos y estructuras que nadie hubiera imaginado jamás. Por aquellos años, el pop también iba ganando terreno y muchos de ellos se discutían entre seguir por lo acústico o utilizar instrumentos electrónicos como empezaban a hacer los artistas pop. Herbie Hancock fue una pieza clave en el desa-rrollo del jazz de aquellos años. Virtuoso desde pequeño (a los 11 años fue pianista solista con la Filarmónica de Chicago), fue llamado por Miles Davis para que tocara en su sexteto (junto a John Coltrane y Chick Corea). Al mismo tiempo, Herbie ya dirigía su propia banda y sacó discos imprescindi-bles como el Empyrean Isles (con el clásico de clásicos “Cantaloupe Island”). Después de un rato, el propio Davis le dijo que si-guiera su camino y que tarde o temprano se convertiría en una leyenda del jazz. Por varios años, Herbie se esforzó en sacar discos complejos, con armonías y estructu-ras tan complicadas como visionarias, pero aún sentía que no estaba logrando su co-

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ros discos que llevó la palabra fusión a su máximo esplendor. En el ámbito comercial, el Head Hunters también tuvo un gran impacto. Eran los años en los que los artistas de jazz deja-ban de ser exclusivos de los clubes noc-turnos, para convertirse en estrellas que llenaban salas y estadios. En poco tiempo, el disco se convirtió en uno de los discos más vendidos en la historia del jazz y por ende, uno de los más escuchados. Herbie Hancock colocó al género fusión como una fuerza comercial sin precedentes. Algunos analistas de jazz aseguran que la línea de bajo de Chameleon traía el ADN de lo que sería la música electrónica bailable, lláme-se techno, disco o drum and bass. Herbie Hancock continuó su camino por la experimentación con apa-ratos electrónicos. Años des-pués, escribiría junto con Bill Laswell y Michael Beinhorn, la canción “Rock It”, una pieza que utiliza técnicas de scratch y tornamesas, pionera en alcanzar gran popularidad. Sin duda, Hancock se convertiría en una figura clave en el desarrollo de la electrónica y de las técnicas para tocar este género musical. Así, su experimentación lo alejó del jazz acústico tradicional y lo llevó por un horizonte más electrónico y funky.

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En concreto, este disco cambió para siempre la perspectiva en que la gente escuchaba la música, ya que abrió un universo infinito de posibilidades de cómo tocar, qué sonidos usar y por qué camino llevarlos. Head Hunters se convirtió en una de las obras más influyentes para las futuras generaciones, puesto que géneros como la electrónica y el hip hop encon-traron su inspiración en este tipo de trabajos. En este disco, ya no eran estructuras clásicas (y complejas) de blues, sino que era un loop constante en casi una sola nota, repetido constantemente con poliritmias, improvisaciones con mucho groove y experimentaciones sonoras que sólo los aparatos electrónicos podían generar. Es decir, fue uno de los prime-

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Orquesta la 33 Desde Bogotá para el mundo

Esta orquesta de salsa urbana con sede en Bogotá (Colombia), fue fundada en el año 2002 por los hermanos Sergio y Santiago

Mejía. Su nombre, viene de la Calle 33, lugar donde tienen su estudio de ensayos. Su pri-mera producción titulada La 33, ha tenido un éxito inesperado en Colombia y en el ex-terior, sobre todo por la versión del tema de la “Pantera rosa” de Henry Mancini y que ellos han titulado “La pantera mambo”. La 33 presenta una descarga de salsa que dura desde que empieza hasta que se acaba y que, a pesar de toda su tropical sabrosura, suena extrañamente bogotana sin recurrir a ningún tipo de fusión eléctrica o electróni-ca: ninguno de los instrumentos de la banda tiene cables, con la salvedad de un ocasional órgano Hammond que se acopla muy bien al sonido discretamente soulero de la banda. Los arreglos y la interpretación son im-pecables, así como el trabajo de com-posición, cuyas letras hablan de amor y parranda en un lenguaje caribeño. ¡Salsa pura para bailar toda la noche y echarse de vez en cuando una menea-dita bien apretada! En Italia, Francia y España los DJ’s amantes de salsa de calidad, la sue-nan en sus noches latinas. En Ale-mania, Suiza, Austria y Holanda la orquesta suena en todos los programas de radio latinos, y pone a bailar a todos los aman-tes de la rumba buena. La 33 ga-rantiza una renovada forma de gozar la música sin más parafer-nalia que unos instrumentistas geniales y experimentados.

La orquesta es considerada la mejor banda de salsa dura de

Bogotá y el resto de Colombia, pues se ha ganado el cariño de los amantes de la bue-na salsa y el latin jazz, por la versatilidad y excelente ejecución de la sección de meta-les, que evocan las descargas del latin jazz setentero. Como productor independiente, La 33, ha logrado distribuir 20,000 copias y estar por más de un año en listas top ten en internet, en Italia, Alemania, Inglaterra, Japón, Co-lombia, Argentina, Polonia, Estados Unidos, Francia, España e Israel. La pantera mambo aparece en tres recopilaciones italianas y el sello Putumayo Records les incluyó en su dis-co Baila el tema “Qué rico boogaloo”. Sostienen una apretada agenda de con-ciertos, presentándose en bares, festivales, universidades y plazas públicas. Estuvieron de gira por Europa, (2006-2007) cantando y tocando en diferentes Festivales salseros de Italia, Alemania, España y Bélgica. Con su

música han llegado también a Venezuela donde en octubre del 2006 participaron en el Segundo Encuentro Internacional de Salsa, estuvieron en Ecuador, y en México participaron como agrupación invitada en la Feria Internacional de Li-bro de Guadalajara (2007), además de participar en el 2010 en el Montreal Jazz Festival. La 33 es una pantera vagabunda que sorprende a los caminantes nocturnos

con los contagiosos pregones de su rico mambo. Amaestrada para el

baile por Sergio y Santiago Me-jía, esta pantera, para bien de muchos iniciados, melómanos y salseros de vieja guardia, ma-nifiesta un espíritu indómito y callejero alejado del cómodo erotismo rosa de la salsa contem-poránea, reviviendo aquél espíri-tu de la salsa de Bogotá para las nuevas generaciones.

http://www.myspace.com/la33 http://www.la-33.com/

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Cosmosoul

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Nuevamente podemos ser testigos de como Madrid se esta convirtien-do en una meca de la música. Es un

punto de encuentro, ideal para muchos músicos ya que es un destino que llama por su diversidad cultural dando paso a mezclas culturales aterrizadas en lenguajes globales como el jazz y todos sus vástagos. Interesante la escencia que esta aportando esta ciudad a estas músicas contemporá-neas. La palabra cosmopolita dice mucho, ya no es necesario pensar en Nueva York o Paris, tan sencillo como hablar de una ban-da de 5 integrantes oriundos de 5 paises distintos: Cosmosoul.

Bien dice el dicho que si lo bueno es sen-cillo es doblemente bueno, este es el caso de una de las mejores bandas de soul de España. Cosmosoul es hablar sobretodo de fineza, de elegancia. Cosmosoul es uno de estos grupos en los que se cuida cada de-talle, cada sonido es un ingrediente precin-dible hacienda de este plato un verdadero festín, muy facil de digerir y sobretodo de disfrutar. Como ejemplo la deliciosas guita-rras del argentino Abel Calzetta que a pesar de ser un maestro del instrumento y a sa-biendas de lo estridente que puede ser su instrumento, este utiliza técnicas y timbres para no solapar la armonía del grupo agre-gando los detalles precisos y manteniéndo-se al margen de la textura que reflejan.

Hablemos de la aterciopelada voz de la portuguesa Alana Sinkëy pieza fundamental de este ensamble. Ella nos hace recordar aquellos timbres de voz como los de una Eryka Badu o bien de una Alice Russell. Una voz sencilla pero, diría yo, perfecta. Una voz afable de sumo carácter cual expresa tranquilidad y deleite. Y ni hablar de Sergio Salvi, quien nos garatiza con sus teclados una gran calidad y riqueza, ofreciéndonos una gama muy amplia de arreglos, dando bastante identidad a la banda. Por otro lado el ya tan afamado baterista nigeria-no Akin Onasanya que a la par del español Manuel Pablo “Manu” Sanz y su bajo crean la debida osamenta de grooves y cadencias que difícil es quedarse estático y no sentir el compás.

Blues, funk, soul con sus pertinentes improvisaciones. Temas como “Nature Boy”, “So Special” y “Sunny Days” hasta el canta-do en portugués “É voçê”, son una mues-tra de la calidad que nos ofrecen. Una banda que ya figura y es bastante conoci-da dentro de la escena. Distinguida por su delicadeza, siendo perfecta para ir a verla un domingo tranquilo a la sala Barco de Madrid, donde se presentan cada semana, altamente recomendable.

ACIDCONGA: ¿Cómo se conocieron y cuándo decidieron crear este proyecto?

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COSMOSOUL: Nos conocimos en la Asocia-ción Cultural tres peces, “El Local”. Abel y Manu venían tocando desde hace tiempo y tenían la idea de armar un nuevo proyecto con una cantante, ahí coincidimos en un concierto con Alana y enseguida armamos el proyecto con amigos en común, Sergio y Akin. En un comienzo nos juntamos para hacer versiones , pero la cosa se dio tan na-tural que empezamos a componer. Hace aproximadamente un año y medio de esto.

AC: ¿Cuáles son sus influencias o inspiración?CS: Nuestra influencia más fuerte es la mú-sica afroamericana, soul, R&B, funk... tam-bién cada uno aporta tintes y matices de su cultura, de su background musical, a la hora de decidir qué versiones hacer y sobre todo a la hora de componer. Consideramos bastante importante el que seamos de di-ferentes paises, esto le da un toque mági-co, de ahí también la decisión de bautizar con el nombre de Cosmosoul al proyecto.

AC:¿Cómo los está recibiendo el público? CS: La verdad nos sorprende la respuesta del público, al no ser un estilo muy popular en España, estamos recibiendo muchísimo apoyo y la gente se siente identificada con el proyecto, esto es el mejor combustible que tenemos para seguir creciendo y para poder seguir haciendo cosas.

AC: ¿Creen, al igual que nosotros, que Madrid es una cuna importante donde se están gestionando proyectos de talla inter-nacional?

CS: No. Sí creemos que, tanto en Madrid como en toda España, hay músicos y proyectos de gran calidad que podrían llegar a ser internacionales pero lamentablemente no reciben el apoyo su-ficiente de las instituciones y de la indus-tria musical.

AC: ¿Cuentan con disco o algún tipo de ma-terial para disfrutarlos en nuestros hogares? CS: Estamos a punto de empezar a gra-bar lo que será nuestro primer disco, en el mes de julio... el disco contará con diez temas nuestros y será grabado en los estu-dios Reno de Madrid, luego la mezcla y el master se hará en Nueva York. Esperamos estar presentándolo en Madrid y en toda España a partir del mes de octubre. Por otro lado estaremos realizando también el rodaje de nuestro video promocional con el tema ”Sunny Days”.

AC:¿Qué opinan sobre las remezclas (re-mixes), estarían dispuestos a experimentar con esto? CS: Sí, es una manera de darle continuidad y poder experimentar con nuevas visiones, lo bueno del proyecto es que estamos abiertos a buscar y crear diversas formas y desde ya, esta es una opción de las más importantes. Seguiremos tocando todos los domingos en la sala Barco y en las salas del circuito de Madrid, empezaremos a hacer gira con la presentación del disco en festivales y garitos de toda España a partir de octubre.

http://www.myspace.com/cosmosoul5

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Las drogas van ligadas a la historia hu-mana casi desde sus mismos inicios. ¿Desde cuándo tuvo conciencia el

hombre de que ciertas cosas que consumía, además de alimentar y nutrir su cuerpo, le generaban también una reacción espiri-tual y sensorial? Y cuando el ser humano se dio cuenta de ello expandió su concien-cia abriendo las puertas a esas realidades, constituyó un fenómeno que jamás iría a parar, una búsqueda constante, una explo-ración sin límites.

Se suele catalogar a las drogas en dos gru-pos según los efectos que producen en el sistema nervioso central; drogas duras y drogas blandas. Entre las duras se encuen-tran como las más comunes la cocaína, el éxtasis y alcohol. De las drogas blandas po-dríamos nombrar a la nicotina, la marihua-na y la cafeína.

Cuando el cuerpo humano consume éxta-sis se produce una reacción inevitable, es

como si algo le dijera a nuestro cerebro que necesita sobreproducir los niveles de serotonina, aunque en realidad no haya una necesidad física para ello. Y estamos diseñados de forma tan perfecta que en base a eso somos calculables, es por eso que este tipo de droga diseñada cumple perfectamente con su función. Después, cuando el efecto de la sustancia ha pasado, el cerebro entra en una especie de conflic-to en donde no sabe qué hacer y se pro-duce una especie de desequilibrio químico, nada que el sistema no pueda resolver, luego de un auto-reajuste cerebral todo parece volver a la normalidad, sólo falta-ría la desintoxicación y la regeneración de neuronas dañadas.

La nicotina por su parte ha sido clasificada como una droga ‘blanda’, contradictoria-mente, los científicos la señalan con una adicción de 100/100 y una vez adquirido el hábito es de las dependencias más difíciles de superar.

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Algunas de las civilizaciones más antiguas del mundo han empleado el uso del opio y el peyote en distintos ritos religiosos apro-vechando sus propiedades alucinógenas. En esa búsqueda de expandir su concien-cia, acercarse a lo divino y descubrir el yo interior, las drogas han jugado una par-te fundamental. Si se trata de consumir, el hombre siempre encuentra sus propios motivos; religiosos, hedonistas, recreati-

vos, medicinales y desde luego hasta por la eterna curiosidad humana.

Droga auditiva

Existe sin embargo una droga que supera todas

las expectativas del hombre, es sin duda la droga más pode-

rosa y adictiva de todas: la música. Su poder es tan grande que va más allá

de afectar directamente nuestro sistema nervioso central, envuelve todos nuestros sistemas y es capaz de despertar nuevos sentidos en nosotros. Su adicción es tan insuperable que desde temprana edad, una vez que somos adictos, nos habilita a generarla cuando no hay fuente de don-de tomarla y así tener una dosis personal. Nos lleva al extremo de crear música des-de dentro para satisfacer nuestra propia adicción y la necesidad que sentimos en ese preciso instante, lo hacemos con el simple hecho de tararear o silbar en voz alta o mentalmente una melodía.

No se puede dudar de la importancia de la música en cualquier civilización, religión e individuo, de esta droga nadie se escapa. Los mismos poetas y filósofos de distintas épocas y culturas han remarcado lo im-prescindible de la música para le hombre. El mismo Friedrich Nietzsche diría desde el baúl de su entendimiento que ‘‘la vida sin música sería un error’’.

Retomando el tema de las drogas, la ciencia las ha utilizado y empleado correctamente para vencer y tratar diversas enfermeda-des, tal es el caso de los experimentos con LSD en enfermos de esquizofrenia. Pues bien, buscan usar a la música de manera similar. Según The Wall Street Journal los médicos han logrado que varias personas que han perdido la facultad del habla por un derrame cerebral la recuperen median-te el canto. Los neurólogos estimulan a los pacientes a poner melodía y ritmo a los pensamientos que quieran expresar y este tratamiento conocido como ‘terapia de en-tonación melódica’ ha logrado que en tan sólo 15 semanas los pacientes aprendan poco a poco a trasladar las palabras canta-das en habla natural.

Tratando de ir un paso más lejos se ha creado un sistema que pretende sustituir las drogas ilícitas con música. I-Doser es el nombre de este programa que, a través de sonidos, emplea un método de estimu-lación mental y física logrando, presun-tamente, crear en el interlocutor efectos similares producidos por drogas ilegales como la marihuana, cocaína y éxtasis.

¿Es esto posible? En 1839 el físico y meteo-rólogo ‘alemán’ (antigua Prusia) Heinrich Wilhem Dove descubrió los Tonos Binaura-les. Es un efecto complicado que nos lleva-ría a estudiar y a analizar el complejo fun-cionamiento del sistema auditivo humano para comprenderlo correctamente, pero para tratar de ilustrarlo de una forma sim-ple se trata de jugar con el diseño de nues-tro sistema auditivo y manipularlo en base a las leyes físicas que lo rigen para crear efectos auditivos en nuestro cerebro. Es una manipulación de la percepción de la ampli-tud y el tiempo con la que nuestros oídos perciben los sonidos y la información que nuestro cerebro fusiona a partir de lo que recibe. Traducido al castellano y con una

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burda pero entendible comparación, sería como escuchar por un oído ROJO y por el otro BLANCO y al final entender ROSA.

Los neurólogos señalan que el complicado cerebro humano esconde ciertos ‘botones’ que al ser estimulados desencadenan esta-dos físicos determinados. Como hemos indi-cado, según los creadores de este programa han encontrado la forma de tocar los ’boto-nes’ que programan sensaciones parecidas a las reacciones químicas que las drogas provocarían en nosotros, han encontrado la manera de decir ‘relájate’ hacernos enten-der ‘déjate llevar’ y sentir ‘opio’.

Para lograr el objetivo trazado es necesario crear el ambiente, la atmósfera adecuada, entrar en relajación y agudizar los senti-dos para abrir las puertas necesarias en la mente y que la música encuentre su des-tino. Es indispensable un buen equipo de sonido, nada que pase de unos audífonos de buena calidad. No se trata de hipnotizar al escucha para hacerlo entrar en trance, basta con relajarse de una forma normal y sencilla, desconectarse por un momento de cualquier cosa ajena que desvíe nuestra atención (trabajo, amigos, móvil, facebo-ok…) y el resto será obra de los sonidos.

Como es lógico las opiniones de los usua-rios son diversas, desde quien llega al extremo de describirla como algo extre-madamente fuerte, que le provocó sen-saciones incontrolables o aquellos que se sintieron engañados al no sentir efecto al-guno. Sin embargo, aunque estas descar-gas musicales que se venden por internet son costosas, la mayoría de las personas

que después de probarlo una vez enten-dieron mucho mejor de qué se trata y cómo funciona, han quedado con ganas de volverlo a usar, mejorando el entorno para disfrutarlo y asimilarlo forma ópti-ma. Dicho de otra forma parece que en verdad algo hay de cierto.

Los especialistas señalan que en el cerebro las emociones se encuentran justo ensegui-da de donde se registra la música y aun-que estos experimentos musicales aun se puede decir que están en pañales no hay prueba médica suficiente para descartar que el programa funcione, médicamente es posible.

Dando un paso más lejos y como buenos melómanos, algunos de nosotros no he-mos necesitado de I-Doser para acercarnos a lo divino y alucinar con la música, esta se ha convertido para muchos de nosotros en nuestra droga favorita, única e imprescin-dible, parte central de nuestras vidas. Au-mentemos la dosis. La música nunca hará daño, al contrario.

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¿Melómano yo? · 27

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P or haber cambiado en repe-tidas ocasiones el rumbo y la historia del jazz, por dar

vida al jazz modal, por haber marcado la pauta para la incorporación de innume-rables fusiones en este género, por haber labrado la personalidad tonal jazzística, por haber dado la cara de un pueblo y una raza con las notas de su trompeta, por ha-ber dado rienda suelta a la imaginación para innovar en la ejecución, composición e improvisación, por haber sido el músico más vanguardista de todos los tiempos, y por muchas cosas más, Miles Davis es, sin duda alguna, el parteaguas tanto en el jazz, como en la música popular contem-poránea.

El objetivo de este texto es únicamente echar un vistazo general a la trayectoria de Davis, haciendo hincapié en algunos de los periodos musicales más relevantes, y ha-ciendo puntual mención de los temas que marcaron y definieron tanto las etapas del jazz, como los cambios sustanciales en la esencia del género.

En su libro El Jazz, el afamado periodis-ta, escritor, productor y crítico berlinés, Joachim E. Berendt, señala cinco fases es-tilísticas en la trayectoria musical de Davis, las cuales son:

Bebop: desde que tocaba con Charlie Par-ker en 1945 hasta 1948.

Cool Jazz: desde la presentación de la orquesta Miles Davis-Capitol en 1948 hasta las grabaciones de gran orquesta de 1957-58 con Gil Evans.

Hard Bop: desde el éxito del primer quinteto Miles Davis con John Coltrane en 1955, pasando por los otros muchos quin-tetos Davis y el sexteto con Bill Evans, más o menos hasta 1963 (durante este periodo se hizo cada vez más claro el estilo de impro-visación modal).1

Libertad Controlada: el segundo quin-teto de Miles Davis (1964-1968) abstrae la ejecución modal hasta la frontera con el free jazz, sin que Miles llegue a rebasarla por completo.

Eléctrico: desde In a Silent Way (1969) y Bitches Brew (1970), pasando por el funk de We Want Miles (1982) hasta el pop de Miles en You´re Under Arrest (1985) y Amandla (1989).

Independientemente de haber sido motor creador o representante de algunas etapas en el jazz, Davis se distinguió siempre por su carácter vanguardista. Desde el bebop impulsó la llegada del cool jazz por medio de ejecuciones más cadenciosas y armóni-cas. De ahí llegó al jazz modal haciendo gala de sus conocimientos musicales al ju-gar con una innumerable cantidad de esca-las y tonos. Siguiendo con esta desbocada pasión por explorar en todo lo referente a improvisación logra irrupciones en el free jazz. Después de haber creado el concepto

1 Jazz Modal es una forma de interpretación en el jazz basada en el extenso uso de escalas (más allá de las conocidas mayor y menor) para las impro-visaciones, produciendo una riqueza tonal mucho mayor.

M i l e s Davisgenio y figura

Por: Mauricio Hernández

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de `libertad controlada´, irónicamente se convierte en el principal impulsor de la creatividad jazzísitica, echando mano de instrumentos y accesorios no acústicos (como la incorporación del pedal wah-wah a su trompeta).

Sobre este titán de la música contemporánea se ha dicho y escrito mucho, y tal vez sea Joachim E. Berendt quien lo haya estudiado más a fondo. En su libro El Jazz menciona que probablemente uno de los puntos más importantes en la historia de éste género es cuando Davis conoce y hace amistad con el afamado arreglista, Gil Evans. Junto a otros virtuosos como Kay Winding, Jay Johnson, Lee Konitz, Gerry Mulligan, Kenny Clarke, John Lewis, Al Haig y Max Roach forman la Miles Davis Capitol Orchestra, y acaparan las lis-tas de popularidad en Estados Unidos.

Berendt comenta que Israel es la pieza más moderna y emblemática de esta agrupación. `Con sonidos recios y ásperos´, agrega, este tema, en tono menor, hace gala de la quintaesencia del jazz: el blues. Y como era de pensar-se, alguien que logró tantas fusiones de géneros distin-tos en el jazz, no podía dejar fuera al blues, considerado por muchos músicos y críticos como la columna vertebral del jazz.

Después del éxito logrado con esta agrupación, en 1955 aproximadamente, Davis llegó a ser el músico estadouni-dense mejor pagado (y la primera vez en la historia que

Miles Davis · 29

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no era un músico blanco quien ostenta-ba ese título). Gracias a esto, su imagen y prestigio recorrieron el mundo, causando un ferviente sentido de orgullo negro en África, Europa y América. Berendt comen-ta que como consecuencia de tal éxito mu-chas personas de raza negra comenzaron a bautizar a sus primogénitos como `Miles´ o `Miles Davis´.

Y el panorama se entinta de azul. En 1959 la disquera Columbia Records saca a la luz Kind of Blue, uno de los álbumes iconos del jazz. Acompañado de los pianistas Bill Evans y Wynton Kelly, Jimmy Cobb en la bate-ría, Paul Chambers en el bajo, y nada más y nada menos que John Coltrane y Julian `Can-nonball´ Adderley como saxofonistas, Davis logra la producción discográfica de jazz más vendida de la historia.

Y qué más da. Este álbum incluye el tema “So What”, considerado por muchos críti-cos como uno de los más importantes en la historia del género, en donde los solos de Davis y Coltrane logran una pulcritud única en la ejecución, dan cátedra en la impro-visación y rompen estereotipos en la com-posición. Es con este tema que dan vida al jazz modal con sus solos e improvisaciones sobre cualquier cantidad de escalas y no sobre acordes.

Otra de las grandes aportaciones de Davis al jazz fue la utilización de la sordina de aluminio para trompeta. Este aditamento le dio a su música un timbre característico de nostalgia y extrema sensibilidad, y des-de que la utilizó por primera vez en 1954, en el tema “Oleo”, se popularizó su uso hasta nuestros días.

¿Cómo lograr alta calidad musical sin abu-sar de la creatividad? Controlar la libertad es la respuesta que dio Miles Davis. Libertad Controlada fue el concepto que acuñó el

famoso trompetista para lograr la convi-vencia e interacción entre el tradicionalis-mo y la vanguardia. Al respecto, Berendt utiliza la siguiente cita de Miles: `Mira, no es necesario que toques en forma caótica. Eso no es libertad. Necesitas controlar la libertad´. Y bajo esta pauta se rigió su si-guiente quinteto de free jazz formado por Tony Williams en la batería, Herbie Hancock en el piano, Ron Carter en el bajo y Wayne Shorter en el saxofón tenor.

El Miles Eléctrico. En lo que pareciera una pérdida de sensatez musical, como lo ha-bía establecido en la década anterior con su Libertad Controlada, Davis entra a la década de los setenta dando un viraje de gran importancia en la trayectoria del jazz, es decir, deja a un lado el sonido acústico para ahondar en los instrumentos eléctri-cos. Suelta el freno sobre su creatividad e incorpora el pedal wah-wah a su trompeta. Por si fuera poco, ejecuta este instrumen-to con una sola mano, mientras que con la otra se ayuda armónicamente por un tecla-do. ¿Quién dijo que había que controlar la creatividad y la libertad de creación y eje-cución? Ese jazz acústico aparentemente quedaba en el pasado, en donde junto al blues quedaban en el olvido generacional, ya que el nuevo jazz parecía coquetear más con el rock y el funk.

Ahora, hay que destacar que para Miles Davis el rock no fue una prioridad sino una casualidad. Los nuevos recursos que utilizaba sólo eran herramientas para se-guir explorando sonidos y continuar con su evolución musical, pero no para lograr un producto similar al rock. Berendt, en El Jazz, menciona que en 1970 Davis se negó a tocar junto a Eric Clapton y Jack Bruce en el festival de Randall´s Island de Nueva York diciendo: `No, no quiero ser hombre blan-co. Rock es palabra de blancos´.

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Después, hacia finales de esa década y principios de los ochenta, Miles se retiró de los escenarios y las disqueras por un tiempo. Mientras algunos pensaron que su partida era definitiva, otros lo espera-ban ansiosamente con algo de dimensio-nes inimaginables. Y el día llegó. Miles Davis apareció en público en 1981 en el Festival de Nueva York, en donde no sólo lució nuevamente su capacidad de ejecu-ción, sino que mostró a un Miles Davis más armónico con su público y sus músicos (en las dos décadas anteriores, además de su virtuosismo, había logrado destacar por cierta arrogancia ante su público y pren-sa, además de haber hecho duras críticas y declaraciones contra otros jazzistas).

Regresó, lució y mostró en su última eta-pa musical a un titán que podía renovarse cada vez que lo quisiera. Incorporó a su música tintes de pop, con bases de free funk, jazz-rock y lo que su mente hiperac-tiva le ordenara. Influyó de igual manera en la música pop y en artistas como Mi-chael Jackson y Prince. Y desgraciadamente fue en 1991 en que el mundo y la escena musical vio partir a una de las mentes y figuras más creativas de la historia. El 28 de septiembre de ese año Miles Dewey Davis III partía de este mundo, dejando un legado de incalculable valor, tanto para esa generación, como para mu-chas venideras.

¿Cuánto tiempo pasará para que la mú-sica vuelva a encontrar otro motor de cambio, otro visionario, como Miles Da-vis?, ¿cuándo será que la música encuen-tre otro rumbo como los que dictó Davis?, ¿quién será el nuevo profeta de la música contemporánea? Evidentemente estas in-terrogantes no tienen respuesta aún, ya que probablemente sean varias las gene-raciones que tengan que pasar para po-der terminar de digerir toda la riqueza

que brindó Miles Davis a la composición, ejecución y comprensión de la música. Tal vez aún no hemos logrado comprender sus aportaciones en la totalidad, y tal vez aún falte mucho por explotar su legado. Lo úni-co seguro es que para volver a un periodo de importante innovación musical será ne-cesario tener presente la obra de este ge-nio, de esta figura, y entonces se podrá dar un paso seguro hacia el futuro de la música contemporánea.

Miles Davis · 31

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Sección · 35

el festival de música experimental del D. F.

Por: Pablo Solis

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El Festival Aural es un espacio para la música experimental del Festival de la Ciudad de México (FMX). Desde

hace algunos años, los organizadores han mantenido un gran nivel en cuanto a la ca-lidad de los artistas y músicos que han sido parte de los diferentes programas. La idea primordial de este evento es traer a Méxi-co propuestas de experimentación sonora que han ampliado, diversificado y/o fractu-rado el rumbo de la música. John Zorn, Bill Laswell, Mike Patton, Zu, The Residents y los Boredoms son sólo algunas de las propues-tas que hemos podido disfrutar en este pe-culiar evento.

Durante 5 días, el festival Aural salta en-tre el noise, el free-jazz, el avant garde y el arte sonoro para deleitar a los oídos exigen-tes y poco convencionales de los habitantes de la ciudad. Por lo general, los conciertos o intervenciones visuales y sonoras, se rea-lizan en edificios históricos del centro del Distrito Federal. En algunas ocasiones, tam-bién se utilizan explanadas, salas de con-ciertos profesionales e incluso cines para poder dar la ambientación adecuada a cada uno de los eventos.

Este año, las festividades empezaron con The Residents, la legendaria banda de California que se ha dedicado a destruir la cultura pop del imperio americano. La cita empezó a las 9:10 pm de un martes por la noche. Los Residents convirtieron al lunario en una sala de estar, para contarnos una serie de historias bizarras, verdades ocul-tas y demonios internos invisibles. Duran-te casi dos horas, los tres miembros de la banda dan alarde de su locura para crear ambientaciones sensoriales completas que afectan de alguna u otra manera a cada uno de los espectadores. Era la primera vez que esta banda se presentaba en México y fue un lleno total. El miércoles, el Teatro de la Ciudad abrió sus puertas para ver un show de free-jazz de primer mundo con la presencia en el escenario de Evan Parker (le-gendario sax británico), Chris Corsano (entre otras cosas, el baterista de planta de Björk),

John Russell en la guitarra y John Edwards, uno de los bajistas más activos dentro de la escena de la improvisación en Londres. El espectáculo fue precedido por un dueto en-tre Mark Dresser (contrabajo) y Remi Álvarez, saxofonista mexicano que, entre todas sus producciones, destaca por ser fundador del grupo Cráneo de Jade. El día siguiente, las at-mósferas sensoriales dieron un giro de 180 grados para ver y escuchar el proyecto Text Of Light. Esta banda está compuesta nada más y nada menos que por Lee Ranaldo (So-

nic Youth), Alan Licht, Tim Barnes y Ulrich Krie-ger. La idea de este grupo es improvisar con los instrumentos sobre las películas de Stan Brakhage, un director de cine norte-ame-ricano avant garde de mediados del siglo XX. La sala uno de la Cineteca Nacional se vio abarrotada, no sólo por lo peculiar del evento, sino por la presencia del Lee, quien firmó copias y copias de los discos de Sonic Youth. Para el viernes, el antiguo Casino Me-tropolitano fue testigo de la noche de ex-ploración aural con dos eventos que dieron mucho de qué hablar. De 8 a 10 de la noche, fuimos testigos de una amplia variedad de propuestas de experimentación sonora que empezaron con Aaron Dilloway, fundador de la banda de Noise Wolf Eyes. Después, Manri-co Montero, de México, nos puso la piel chi-nita y los oídos a punto de explotar con un set de improvisación sonora espectacular. Kan Mikami de Japón presentó enseguida su mezcla de blues-folk americano con noise.

The Residents

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Vive Latino · 35

Su set fue un poco más sencillo que el resto de los participantes al usar sólo una guita-rra y su voz, con la cual alcanza a dar unos gritos de desesperación que emocionaron a todos los asistentes. Por último, Maja Rakje, de Noruega, presentó un set de improvisa-ción vocal y electrónica que nos dejaron es-tupefactos. Después de dos horas de noise y experimentación, la mayoría de los asisten-tes nos encontrábamos satisfechos, pero la noche apenas estaba por comenzar. El pú-blico abandonó la bodega del sótano para subir al primer piso del casino, un viejo salón de espejos a doble altura que recuerda a los salones de palacios como el de Versalles, en Francia. En este lugar no había un escenario central. De entrada, sólo pudimos observar un contrabajo en una esquina, una batería por en medio del salón y nada más. De pron-to, entre la gente salió John Edwards, quien tomó su bajo y empezó a sacarle sonido a su instrumento. Al terminar, un saxofón se escuchó en algún rincón de otra habitación. Mientras la gente se desplazaba hacia ese lugar, la línea sonora encontró la respues-ta de otro saxofón, que se encontraba en la esquina opuesta del primero. A partir de ahí, inició un diálogo de improvisación en-tre dos saxofones que empezaron a cami-nar entre la gente y a moverse entre todo el espacio mientras cada uno continuaba con sus fraseos. Eran Evan Parker y Germán Bringas (saxofonista mexicano) quienes por más de 30 minutos se aventaron una con-versación de call and response entre sus dos instrumentos. En algún punto, los dos se en-contraron cara a cara y discutieron frente a frente respondiendo cada uno con líneas y fraseos cada vez más complejos y veloces. La euforia era total, pero aún faltaba más. Por una puerta trasera, apareció Chris Corsano, un joven con menos de 30 años que se sentó en la batería. Los más curiosos empezaron a observar que no era una batería común y corriente. Además de platillos y tambores, la tarola tenía un alambre tensado encima del parche. El piso estaba repleto de cazue-las, pedazos de madera, una tela, cubetas,

alguna que otra trompetilla y un pedal. Del lado del hit-hat, el Sr. Corsano instaló la co-lumna vertebral de un violín con sus cuatro cuerdas y palos de distintos tamaños y tex-turas entrelazados entre las cuerdas. Su set, más que un performance virtuoso de per-cusiones y ritmos, es una experiencia com-pleta por la amplia variedad de recursos sonoros que logra sacar de su instrumento y de todas las pequeñas cosas con las que ex-perimenta. En concreto, logra agregar color y matices diversos a su set de percusiones. Fueron 40 minutos durante los cuales Chris Corsano nos hipnotizó con todo lo que pue-

de llegar a sonar una batería. En definitiva, una experiencia única que sólo en este tipo de eventos se pueden encontrar. El festival cerró con la impactante presentación de Los Melvins, quienes pisaron el país por prime-ra vez en su historia. El evento estaba pro-gramado para el sábado, donde alternarían con la banda Earth. Sin embargo, problemas de logística provocaron que la fecha se pos-pusiera al 3 de mayo. Descartes A Kant, una banda oriunda de Guadalajara, Jalisco, fue la encargada de abrir el concierto y subir el vo-lumen de los amplificadores para llenarnos los oídos de rock, noise y un toque de metal.

Así concluyó la primera edición de Au-ral, quien es el heredero del festival Radar, el cual ya llevaba varios años sorprendién-donos con propuestas de experimentación sonora de todos los rincones del planeta. Sin duda, es un espacio poco convencional y que no es apto para todo tipo de público. Sin embargo, cada año reúne a curiosos y extraños que disfrutan de este tipo de `ra-rezas sonoras´.

Chris Corsano

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John ZornNova Express (Tzadik)

Ebo TaylorLife Stories: Highlife & Afrobeat Classics 1973-1980 (Strut)

Marc Copland Crosstalk (Pirouet)

Musiq Musiqinthemagiq (Atlantic/Wea)

Raphael Saadiq Stone Rollin’ (Columbia)

Ambrose Akinmusire When the Heart Emerges Glistening (Blue Note)

Dennis Coffey Dennis Coffey (Strut)

The Rhythmagic Orchestra The Rhythmagic Orchestra (Impossible Ark Records)

Rebirth Brass Band Rebirth of New Orleans (Basin Street Records)

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John Zorn no es sólo un habitual de la esce-na musical contemporánea sino que se está convirtiendo, a través de sus muchos y mi-mados proyectos, en asiduo de esta publi-cación. Si hace apenas dos meses fue el tur-no de comentar el último volumen de su serie Books Of Angels ahora le toca a una de sus últimas aventuras de nombre Nova Express. Concebida como una adaptación al siglo XXI del mítico Modern Jazz Quartet, la banda que aquí nos presenta el músico neoyorquino está formada por habituales de su entorno como John Medeski al piano, Kenny Wollesen en el vibráfono, Trevor Dunn en el contrabajo y Joey Baron en la batería, que no tienen ningún reparo en adentrar-se en terrenos free jazz y en los pantanosos y enrevesados dominios de la música libre improvisada para ofrecernos un repertorio basado en sonidos intrincados y complejos fruto de las profundas interacciones entre los distintos instrumentos, elemento este que, a priori, parece no hacerlo asequible para un público poco iniciado en estas li-des. Una vez salvado este primer `obstácu-lo´, que puede echar para atrás a muchos

Dentro del inabarcable universo jazzístico existen músicos que, aun siendo grandes, se limitan a reproducir fielmente el soni-do de sus ídolos y músicos que, a sus in-fluencias, suman un carácter personal que los hace reconocibles con la primera nota. En este último grupo se encuentra Marc Copland que, desde que cambió su saxo alto por el piano allá por los ochenta, nos viene regalando generosas porciones de

y si logramos permanecer atentos a todo lo que esta maravillosa música nos puede llegar a aportar, Nova Express se convier-te rápidamente en una de las experiencias más gratificantes de las últimas aventuras zornianas que nos han llegado. Un univer-so fascinante, único y carente de todo tipo etiquetas, límites o anclajes que fluye de forma sutil hacia el despertar de nuestros sentidos. Un auténtico lujo con unos músi-cos de excepción. Otro imprescindible en la discografía de John Zorn. Y van...

John Zorn Nova Express (Tzadik)

Marc Copland Crosstalk (Pirouet)

su particular manera de entender el pia-nismo. No es la suya una manera ágil ni rápida de tocar, sino más bien se basa en la ausencia de notas y en los silencios lo que le hace mostrar especial predilección por las baladas. Por lo menos así era hasta ahora pero su último trabajo para su sello habitual Pirouet , Crosstalk, parece contra-decirnos. Y lo hace porque, a pesar de in-corporar elementos muy Copland como una

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abundancia desmedida de espacios abier-tos que rozan lo místico y una transmisión de sentimientos con el menor número de notas posible, el pianista incluye aquí un gran número de temas de cadencia rápida para lo que en él es habitual. En cuanto a la música propiamente dicha, el elemento predominante es un post-bop levemente swingeante impulsado decisivamente por los músicos que lo acompañan, todos ellos antiguos colaboradores de Copland: Greg Osby al saxo alto, Doug Weiss al contrabajo y Victor Lewis en la batería, decisivos en un producto final que resulta asequible para

Hay discográficas que se merecen un mo-numento. Soul Jazz, Soundway, Tzadik o Stones Throw son algunas de ellas pero faltaríamos a la verdad si en esta lista no incluimos a los británicos de Strut, cuya labor, tanto en cuestiones recopilatorias como en jugosas novedades, resulta enco-miable. El último regalo de esta casa viene en forma de afrobeat y demás derivados de la mano del legendario vocalista, guita-rrista, compositor y productor ghanés Ebo Taylor, ahora de actualidad dado su último Love And Death publicado también por Strut a finales del año pasado. En esta oca-sión, el ínclito sello nos ofrece una doble compilación llamada Life Stories: Highlife & Afrobeat Classics 1973-1980 que se cen-tra en este período especificado en el pro-pio título que resultó tan fecundo para el músico africano, una figura cuya mezcla de highlife, afrobeat, ritmos afrocubanos, jazz-funk, afro-funk y groove en general es llevada aquí al extremo en una orgía obscena (entiéndase este término en su contexto como algo positivo) y desenfada-da de ritmo presentada tanto en solitario como por las bandas que el genio ghanés

el oyente primigenio pero con multitud de recovecos y rincones donde perderse y no tener ganas de volver. Así es Copland, uno de los pianistas destacados de su genera-ción, un músico que, afortunado en mayor o menos medida dependiendo del disco, nunca defrauda.

Ebo TaylorLife Stories: Highlife & Afrobeat Classics 1973-1980 (Strut)

lideró en este tiempo como la Apagya Show Band y los Assase Ase. Asimismo, tenemos también el aliciente de contar con un ex-haustivo libreto firmado por Miles Cleret de Soundway Records que se completa con fotos raramente publicadas anteriormente y que terminan por culminar una colección imprescindible para todo el público aman-te de la música con cuerpo y enjundia. A los melómanos, la música nos da muchas alegrías y este Life Stories: Highlife & Afro-beat Classics 1973-1980 es una de las sor-presas más agradables que nos vamos a encontrar, sin temor a equivocarnos, en este 2011.

Discografía · 39

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Musiq Musiqinthemagiq (Atlantic/Wea)

Raphael Saadiq Stone Rollin’ (Columbia)

deje ochentero en algún tema pero que si-gue sin convencer lo más mínimo. Y es una pena porque vocalmente puede que este-mos ante uno de los cantantes con más ca-tegoría y estilo que existen actualmente en el mercado, factor que no vale para nada si no te dejas acompañar de unas produccio-nes frescas que traigan consigo unos arre-glos instrumentales mínimamente intere-santes y, que no se limiten a tirar del mero beat repetitivo, sincopado y electrónico en el que caen el 95% de producciones del ahora denominado arenbí. Otra oportuni-dad desperdiciada para el de Philly, y van ya unas cuantas, lo cual no quiere decir que, en posteriores entregas, nos depare alguna agradable sorpresa. Potencial tie-ne, otra cosa es que lo utilice. En fin, que según van llegando a mis oídos cosas como estas, más deseo que vuelva D’Angelo para poner las cosas en su sitio.

Saadiq, una de las figuras imprescindibles para comprender por dónde van los derro-teros del nuevo soul que prosigue, con em-peño, en la última senda señalada y tras su exitoso The Way I See It nos ofrece Stone Rollin’, un nuevo acercamiento a los soni-dos de los sesenta de la mano de influen-cias como Chuck Berry, Little Walter, Sly Stone, Ray Charles. Grabado en Los Angeles, este álbum vintage nos retrotrae a los tiempos

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Desde hace unos años asistimos, desgra-ciadamente, a un preocupante declive de aquel esperanzador movimiento que, a mediados de los noventa, trajo algo de luz a la música negra hecha por aquel enton-ces y que muchos quedaron en llamar neo-soul. Es una pena que, sólo quince años después, músicos y artistas que comenza-ron con buen pie estén torciendo sus carre-ras en pos de una mediocre comercialidad que les haga permanecer más tiempo en las listas de éxitos, objetivo totalmente le-gítimo si no trajera consigo esa acuciante falta de ideas de la que, en muchas ocasio-nes, adolecen de forma desesperante. Uno de los casos más flagrantes y claros de los últimos años es Musiq (Soulchild) que, tras su tercer trabajo, comenzó una caída cues-ta abajo y sin frenos que le llevó a publicar, a pesar de su consabida clase, verdaderos atentados contra el buen gusto. Ahora nos trae su última propuesta llamado Musiqin-themagiq, sexto trabajo de estudio en su haber. En él prosigue con su habitual mez-cla entre soul y hip-hop esta vez con un

Primero líder de los Tony! Toni! Toné!, luego productor, compositor e instrumentista de éxito entre primeros espadas de la música negra contemporánea como Erykah Badu, D’Angelo o Angie Stone y, posteriormente, cantante en solitario, primero apuntándo-se al movimiento neo-soul para luego ata-car con acierto esa onda revival que ahora mismo está recuperando la música hecha en los sesenta y setenta. Este es Raphael

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Ambrose Akinmusire When the Heart Emerges Glistening (Blue Note)

típica de la segunda mitad de la década con incluso alguna leve referencia tomada del rock. Stone Rollin’ es el quinto trabajo en su discografía, una carrera que, por otro lado, sigue fresca como una rosa a pesar de la obsesión del músico por los sonidos añejos. Raphael Saadiq debe tener cuidado con esto y saber reinventarse disco a disco sin repetir hasta la saciedad clichés del pa-sado. Seguro que no falla.

Discografía · 41

en los que la Motown, la Atlantic y la Stax dominaban en el ámbito del soul y el R&B y la Chess de Chicago en la escena bluesís-tica de los Estados Unidos. El propio Saadiq se encarga de tocar instrumentos como los teclados, el bajo, la guitarra e incluso la ba-tería pero no duda en rodearse de contras-tados músicos de estudio (o no) como el Earth, Wind & Fire Larry Dunn, Amp Fiddler, Robert Randolph, Jack Ashford e incluso la agradable sorpresa de la cantante sueco-japonesa Yukimi Nagano cuya aportación re-sulta muy interesante en el octavo corte de Just Don’t. De esta forma, Saadiq explora sonidos eminentemente sesenteros en los que reinan los guiños a los ritmos amables de Motown pero también a la psicodelia

Ya habíamos escuchado a Ambrose Akinmu-sire como sideman en muchos proyectos de gente ya consolidada en el ámbito jazzís-tico como Steve Coleman, Vijay Iyer o Aaron Parks siempre como un trompetista prome-tedor que seguramente en un futuro saca-ría varios discos como líder. Después de un correcto debut en 2008 en el sello catalán Fresh Sound, no ha sido hasta este año cuando ha visto publicado su primer tra-bajo como líder para una major. Una ma-jor que no es otra que Blue Note que algo habrá tenido que ver en este joven músico como para ofrecerle un carnoso contra-to. Grabado en quinteto, When the Heart Emerges Glistening, que así se llama el dis-co, cuenta, como gran aliciente, con una magnífica banda formada toda ella por jó-venes como Gerald Clayton al piano, Walter Smith III al saxo tenor, Harish Raghavan en el contrabajo y Justin Brown en la batería así como la nada despreciable ayuda del om-nipresente Jason Moran como co-productor del disco y pianista en dos cortes. Centrán-donos en el apartado netamente musical, estamos ante un trabajo que rezuma, sobre

todo, ecos post-bop pero con cabida y hue-co suficiente para sonidos más próximos a las baladas, al funk, al hip-hop e incluso a algún momento más cercano al free. Pero lo que queda claro es que estamos ante un extraordinario trompetista al que, si enci-ma le das alas rodeándole de los tremendos músicos que aquí le flanquean y le pones un productor como Jason Moran, puede dar-nos momentos gloriosos como así lo ates-tigua este trabajo. Como anexo, atención al trabajo al piano y a la batería de dos de los jóvenes con más proyección de futuro: Gerald Clayton y Justin Brown. Sensacional.

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se de antiguos compañeros de fatigas o de viejas glorias del R&B, el mítico músico de Detroit ha contado con artistas de nuevo cuño como Mayer Hawthorne, Fanny Franklin de la formación Orgone o los fantásticos Kings Go Forth otorgando al trabajo un so-plo de aire fresco que hay que agradecer. Por lo demás, tenemos lo que mejor hace Coffey y lo que realmente le define, mucho groove, funk, soul y R&B marcado por esos riffs que ya son historia (viva) dentro de la gran música negra estadounidense. Incluye versiones del “I Bet You” de los Funkadelic de George Clinton y del “Don’t Knock My Love” de Wilson Pickett. Un discazo como los que sólo se hacían antes.

“African Mailman”, ese era el nombre del primer sencillo de una orquesta que, en 2007, veía la luz gracias a una idea que tu-vieron Benedic Lamdin a.k.a. Nostalgia 77 y Hugo Mendez basada en un proyecto que querían llevar a cabo desde hacía tiempo en el que homenajear el acercamiento que jazz y música afrocubana llevaron a cabo en los cuarenta y cincuenta y que tuvo en Dizzy Gillespie, Chano Pozo y Machito a sus principales pioneros. Así nació la Rhythmag-ic Orchestra, una formación de once com-

La historia del soul y del funk está plaga-da de músicos en la sombra. Músicos que, con su soporte, ayudaron decisivamente a la creación de un sonido conocido pri-mordialmente para el público generalista por voces que parecían proceder de otro mundo. Dennis Coffey fue una de las figuras que echó una mano definitiva a la Motown de Berry Gordy a redefinir su sonido en la segunda mitad de los sesenta con la intro-ducción de esos toques psicodélicos wah-wah arrancados de su pedal en temas de la importancia de “Cloud Nine” o “Ball Of Confusion” de los Temptations o el “War” de Edwin Starr, amén de resultar una atrac-tiva carne cañón en forma de sample en el mundillo del hip-hop para Public Enemy o los Beastie Boys, entre otros. ¿Por qué os cuento todo esto?, porque gracias una vez más y para no perder la costumbre, a Strut, Dennis Coffey tiene nuevo disco en el mercado titulado como él, Dennis Coffey, y plagado de aquel sonido que otrora le hiciera uno de los guitarristas de sesión más solicitados. Para ello, lejos de rodear-

Dennis Coffey Dennis Coffey (Strut)

The Rhythmagic Orchestra The Rhythmagic Orchestra (Impossible Ark Records)

ponentes empeñados en rescatar los mejo-res momentos de esta infinita fusión. Por esta razón, por fin este gran ensamble ha visto publicado su primer larga duración, un disco homónimo que trae consigo jus-tamente eso, una excelente incursión en la mezcla entre jazz y ritmos afrolatinos de todo tipo y condición que es capaz de im-poner un sonido propio sin sonar como un mero revival de aquella música maravillosa que barría en los clubs de Harlem hace ya la friolera de setenta años. Pero para com-

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Si por algo es conocida Nueva Orleans, la ciudad más importante del estado de Loui-siana (que no capital pues ese honor resi-de en Baton Rouge), además de por ser la cuna del jazz y por la mezcolanza de cul-turas que allí tiene lugar, es por las brass bands o bandas de metales callejeras que, sobre todo en el Mardi Gras, pululan por las calles como Pedro por su casa. Lejos de extinguirse, este arte vive en la actualidad un nuevo boom del que es imposible no hacerse eco y la Rebirth Brass Band tiene mucha culpa en ello. Posiblemente la me-jor formación de este estilo de la ciudad después de la extraordinaria Dirty Dozen Brass Band, nos ha presentado el pasado mes de abril su último trabajo llamado The Rebirth Of New Orleans en el que nos ofre-ce lo que mejor saber hacer: esos ritmos de marcado carácter funk pero con el toque inherente y característico que la ciudad de Nueva Orleans parece que otorga a todos los sonidos que salen de ella. A destacar esas líneas de bajo que no son tal ya que, como en este tipo de grupos es costumbre,

Rebirth Brass Band Rebirth of New Orleans (Basin Street Records)

están realizadas con la tuba de un colosal Phil Frazier, esos coros colectivos de metal que hacen que tus pies no puedan para quietos y esas jugosas percusiones ancla-das en la tradición de ese soul y R&B que siempre se ha realizado en esta maravillo-sa ciudad. Por algo el disco se llama así, El renacimiento de Nueva Orleans, pues en sus surcos se incluyen verdaderos manuales de cómo interpretar su música, una verdade-ra invitación al baile de parte de la Rebirth Brass Band.

prender este proyecto del todo, hay que añadir que The Rhythmagic Orchestra supone un conglomerado de músicos pertenecien-tes al ámbito del mencionado Nostalgia 77 pero también a los Jazz Jamaica All Stars y a los Heliocentrics, además de la suma de algún percusionista cubano en las congas o los timbales. The Rhythmagic Orchestra es, por tanto, una muy buena oportunidad para adentrarse de una manera nada su-perficial en eso que el grueso de la gente llama jazz latino, con todos sus matices, sus

ramas y sub-estilos, por supuesto. Un de-but más que interesante para una forma-ción para seguir muy de cerca en sucesivas entregas.

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