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ARTÍCULO Postura y afiliación: un modelo de interacción en el discurso académico Discourse Studies Copyright © 2005 SAGE Publications. (London, Thousand Oaks, CA and New Delhi) www.sagepublications. com Vol 7(2): 173–192. KEN HYLAND UNIVERSIDAD DE LONDRES RESUMEN. Una gran cantidad de investigación ha establecido que los textos escritos encarnan interacciones entre autores y lectores. Se ha identificado una gama de características lingüísticas que contribuye a la proyección por parte del autor de una postura con respecto al material al que hace referencia el texto, y, en menor medida, a las estrategias empleadas para presuponer el papel activo de un destinatario. Sin embargo, hasta el momento no existe una tipología abarcadora de los recursos que emplean los autores para expresar sus posiciones y conectarse con los lectores. Sobre la base de un análisis de 240 artículos de reciente publicación en ocho disciplinas y entrevistas a miembros de las mismas, intento abordar esta brecha y consolidar gran parte de mi trabajo anterior para ofrecer un marco para el análisis de los recursos lingüísticos del posicionamiento intersubjetivo. Teniendo en cuenta tanto la postura (stance) como la afiliación (engagement), el modelo proporciona una manera integradora de examinar los medios con los que se logra la interacción en el argumento académico, y de qué manera las preferencias de discurso de 1

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ARTÍCULO

Postura y afiliación: un modelo de interacción en el discurso académico

Discourse StudiesCopyright © 2005

SAGE Publications.(London, Thousand Oaks,

CA and New Delhi)www.sagepublications.com

Vol 7(2): 173–192.

KEN HYLANDUNIVERSIDAD DE LONDRES

RESUMEN. Una gran cantidad de investigación ha establecido que los textos escritos encarnan interacciones entre autores y lectores. Se ha identificado una gama de características lingüísticas que contribuye a la proyección por parte del autor de una postura con respecto al material al que hace referencia el texto, y, en menor medida, a las estrategias empleadas para presuponer el papel activo de un destinatario. Sin embargo, hasta el momento no existe una tipología abarcadora de los recursos que emplean los autores para expresar sus posiciones y conectarse con los lectores. Sobre la base de un análisis de 240 artículos de reciente publicación en ocho disciplinas y entrevistas a miembros de las mismas, intento abordar esta brecha y consolidar gran parte de mi trabajo anterior para ofrecer un marco para el análisis de los recursos lingüísticos del posicionamiento intersubjetivo. Teniendo en cuenta tanto la postura (stance) como la afiliación (engagement), el modelo proporciona una manera integradora de examinar los medios con los que se logra la interacción en el argumento académico, y de qué manera las preferencias de discurso de comunidades disciplinarias construyen tanto a autores como a lectores.

PALABRAS CLAVE: escritura académica, análisis de corpus, diferencias entre disciplinas, afiliación, evaluación, postura.

Postura y afiliación: un modelo de interacción en el discurso académico Durante la última década, aproximadamente, se fue perdiendo paulatinamente el tradicional concepto de que la escritura académica constituye una forma de discurso objetiva, impersonal y sin identidad propia, y se empezó a percibir como un esfuerzo persuasivo que involucra una interacción entre autor y lector. Este punto de vista entiende que los académicos no producen textos que simplemente representan de manera verosímil una realidad externa, sino que además usan el lenguaje para reconocer, construir y negociar relaciones sociales. El autor busca ofrecer una representación creíble de sí mismo y de su trabajo, apelando a la solidaridad de los

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lectores, evaluando el material que presenta y reconociendo puntos de vista alternativos, de manera que el control del nivel de personalidad en un texto se vuelve central para la construcción de un argumento convincente. En pocas palabras, todo texto académico exitoso manifiesta que el autor es conciente tanto de los lectores como de las consecuencias del texto.

Con el aumento de la aceptación de este punto de vista, más investigadores han dedicado atención al concepto de evaluación y de qué manera se realiza en textos académicos. De hecho, durante la última década, aproximadamente, he dedicado una gran cantidad de mi propio trabajo a este tema. En consecuencia, se han examinado diversos recursos lingüísticos, como los atenuadores (hedges, en inglés), verbos introductores, construcciones con que, preguntas, pronombres personales y directivas, con el fin de determinar la función que cumplen en este intento persuasivo (por ejemplo, Hyland, 2000; Hyland y Tse, de próxima publicación; Swales, 1990; Thompson, 2001). Sin embargo, a pesar de la abundancia de investigación, aún no tenemos un modelo de discurso interpersonal que una e integre estas características y que emerja del estudio de la escritura académica misma. ¿Cómo utilizan el idioma los autores académicos para expresar una postura y relacionarse con sus lectores? Esta es la pregunta que aborda el presente artículo, que reúne una amplia variedad de características tomadas de entrevistas y de un corpus de 240 artículos de investigación para ofrecer un marco para la comprensión de los recursos lingüísticos de la interacción académica. Mi objetivo, por lo tanto, es consolidar mi trabajo previo utilizando este corpus para ofrecer un modelo de postura (stance) y afiliación (engagement) en textos académicos.

Interacción y evaluación

La evaluación ‘es un concepto esquivo’, tal como observaron recientemente Bondi y Mauranen (2003). Aunque reconocemos que existen la interacción y la evaluación en los textos académicos, no siempre queda claro cómo se logran. Sin embargo, hace tiempo ya que se reconoce que las maneras en que se expresan opiniones en forma oral y escrita constituyen una característica importante del idioma, y la investigación ha intentado dar cuenta de estos significados de diversas maneras. Hunston y Thompson (2000) usan el término ‘evaluación’ para referirse a los juicios, sentimientos o punto de vista del autor acerca de alguna cosa, y otros han descrito estos variados recursos lingüísticos como actitud (Halliday, 1994), modalidad epistémica (Hyland, 1998), valoración (‘appraisal’) (Martin, 2000; White, 2003), postura (‘stance’) (Biber y Finegan, 1989; Hyland, 1999) y metadiscurso (Crismore, 1989; Hyland y Tse, 2004).

De hecho, el interés en la dimensión interpersonal de la escritura siempre ha sido central tanto para el marco sistémico funcional como para el construccionista social, que comparten el punto de vista de que todo uso del idioma se relaciona con contextos específicos sociales, culturales e institucionales. Estos abordajes han buscado elaborar las maneras en que las características lingüísticas crean esta relación cuando los autores comentan sobre sus propuestas y dan forma a sus textos según las expectativas de sus públicos. Tal vez el abordaje más sistemático de estos temas hasta el momento haya sido el trabajo sobre valoración (‘appraisal’), que ofrece una tipología de los recursos para evaluación que existen en inglés (Martin, 2000). Según Martin, la valoración concierne mayormente las posturas actitudinales del hablador, y distingue tres sub-categorías: afecto, juicio y apreciación, que a grandes rasgos se entienden como emoción, evaluaciones morales y valores estéticos, respectivamente, y las maneras en

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que se gradúan para intensidad. Aunque esta caracterización es interesante a grandes rasgos, sin embargo no resulta claro en qué medida estos recursos se emplean efectivamente en determinados registros y en qué medida puede considerarse que comprenden características semánticas centrales en determinados contextos de uso. Debido a que el trabajo sobre evaluación y postura es relativamente nuevo, en gran medida tiende a concentrarse sobre textos dirigidos al público masivo, como los discursos del periodismo, la política y los medios, que probablemente rindan la cosecha más rica de ejemplos explícitamente evaluativos. Sin embargo, estos géneros públicos tienden a ofrecer a los autores mayor libertad que los géneros académicos para posicionarse interpersonalmente. Como aún no tenemos un modelo de discurso evaluativo que emerja del estudio de la escritura académica, no podemos asegurar qué características son típicas, más que posibles, en la escritura académica. Por ejemplo, parecería que en los textos académicos la 'actitud' se relacionaría más frecuentemente con los juicios de probabilidad epistémica y las estimaciones de valor del autor, mientras que los significados afectivos serían menos evidentes (Hyland, 1999, 2000). En la prosa académica, está bien documentado el papel que cumplen la atenuación y le intensificación, por ejemplo, como estrategias comunicativas para la transmisión de confiabilidad, y la manipulación estratégica de la intensidad del compromiso del autor con las propuestas con el fin de lograr metas interpersonales.

Una consideración importante aquí es que la evaluación siempre se realiza en relación a alguna norma. Los juicios personales son convincentes, o hasta significativos, únicamente cuando contribuyen a, y se conectan con, una ideología o sistema de valores de la comunidad en relación con lo que se considera normal, interesante, pertinente, novedoso, útil, bueno, malo, etc. El uso de recursos evaluativos por parte de autores académicos está influido por diferentes supuestos epistemológicos y criterios permisibles de justificación, y esto señala y refuerza contextos culturales e institucionales específicos. En otras palabras, las elecciones que hacen los autores con respecto a la evaluación no se hacen entre todas las alternativas disponibles en el lenguaje, sino entre un subconjunto más restringido de opciones que revelan de qué manera comprenden a sus comunidades a través de los supuestos codificados en ellas. En última instancia los significados se producen en la interacción entre el autor y el lector en circunstancias sociales específicas, lo que significa que una categorización general de características interaccionales es incapaz de mostrar de qué manera los autores académicos, a través de sus prácticas disciplinarias, construyen y mantienen relaciones con sus lectores y por lo tanto, con sus comunidades.

Para ser persuasivo, el autor debe conectarse con este sistema de valores, haciendo elecciones retóricas que evalúen tanto a sus propuestas como a su público. En suma, para comprender qué cuenta como persuasión efectiva en la escritura académica, debe contemplarse cada instancia de evaluación como un acto situado socialmente en un contexto disciplinario o institucional.

Postura y afiliación

En la escritura académica, la interacción implica esencialmente adoptar una ‘posición’ o punto de vista en relación tanto con los temas analizados en el texto como con las otras personas que mantienen puntos de vista con respecto a dichos temas. El autor, al reivindicar un derecho a ser oído y a que su trabajo se tome en serio, debe exhibir

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idoneidad como miembro de la disciplina. Esta idoneidad se logra, por lo menos en parte, a través de un diálogo entre el autor y el lector que lo sitúa a él y a su investigación, estableciendo relaciones entre personas, y entre personas e ideas. Así, el éxito de la escritura académica depende de la proyección por parte del autor individual de un contexto profesional compartido. Es decir, en el intento de alcanzar sus metas personales y disciplinarias, el autor busca crear un mundo social reconocible a través de elecciones retóricas que le permiten llevar a cabo negociaciones interpersonales y lograr un equilibrio entre la reivindicación de la importancia, originalidad y credibilidad de su trabajo en relación con las convicciones y expectativas de sus lectores.

La motivación de estas interacciones entre autor y lector radica en que los lectores siempre pueden refutar las propuestas del autor, y esto les otorga un papel activo y constitutivo en la manera en que el autor construye sus argumentos. Cualquier estudio científico efectivamente publicado anticipa la respuesta de un lector y responde a un discurso más amplio que ya está en curso. Esto ubica al autor intertextualmente dentro de una red más amplia de opiniones (Bakhtin, 1986), y dentro de una comunidad cuyos miembros probablemente sólo reconozcan como válidas y efectivas determinadas formas de argumento. Los resultados y las interpretaciones deben presentarse en formas que los lectores probablemente encuentren persuasivas, y por lo tanto el autor debe utilizar estas formas para expresar sus posturas, representarse y afiliar a su público.

Por lo tanto, la evaluación es crítica en la escritura académica, porque un argumento efectivo representa una cuidadosa consideración de los colegas, y el autor debe situarse él mismo y a su trabajo para reflejar y dar forma a un valorado carácter distintivo de la disciplina. Hay dos formas principales en que el autor gestiona estas interacciones.

1. Postura (‘stance’). El autor expresa una 'voz' textual o personalidad reconocida por la comunidad a la que llamaré postura, siguiendo a otros autores. Se puede entender como una dimensión actitudinal e incluye características que se refieren a la manera en que el autor se presenta y transmite sus juicios, opiniones y compromisos. Se trata de las maneras en que el autor se insinúa para dejar en sus argumentos la estampa de su autoridad personal, o bien para tomar un paso hacia atrás y disimular su participación.

. 2. Afiliación (‘engagement’). El autor se relaciona con sus lectores con respecto a

las posiciones propuestas en el texto, cosa que yo llamo afiliación (Hyland, 2001). Se trata de una dimensión de alineación en que el autor acepta a los otros y se conecta con ellos, reconociendo la presencia de sus lectores, persuadiéndolos con su argumento, enfocando la atención de los mismos, reconociendo sus incertidumbres, incluyéndolos como participantes en el discurso y guiándolos hacia las interpretaciones.

Los recursos clave con que se realizan estas macro-funciones interaccionales se resumen en la Figura 1 y se analizan en mayor detalle a continuación.

En conjunto, estos recursos tienen una finalidad de diálogo, al referirse a las voces y posiciones reales o anticipadas de los potenciales lectores, o anticiparse a las mismas o expresarlas de otra manera (Bakhtin, 1986). La postura y la afiliación son dos caras de la misma moneda y, debido a que ambas contribuyen a la dimensión interpersonal del discurso, existen superposiciones entre ambas. Las categorías discretas inevitablemente

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ocultan el hecho de que las formas a menudo cumplen simultáneamente más que una función porque, al desarrollar sus argumentos, el autor intenta simultáneamente presentar una hipótesis, comentar sobre su veracidad, establecer solidaridad y representar su propia credibilidad. Pero en general es posible identificar los significados predominantes para comparar los patrones retóricos en diferentes comunidades discursivas.

FIGURA 1. Recursos clave de la interacción académica.

InteracciónPostura Afiliación

Atenua-dores

Intensifica-dores

Marcadores de actitud

Auto-mención

Pronombres del lector

Directivas Preguntas Conocimientos compartidos

Apartes personales

Debe tenerse en cuenta además que existe una amplia gama de formas posibles para expresar la evaluación, por lo cual resulta difícil establecer una tipología más detallada. Aunque los autores pueden marcar sus perspectivas de manera explícita mediante elementos léxicos (como lamentablemente, posible, interesante, etc.), también pueden codificarlas de manera menos obvia a través de la conjunción, subordinación, repetición, contraste, etc. (por ejemplo, Hunston, 1994). Asimismo, como la marcación de la postura y la afiliación es un asunto altamente contextual, los miembros de la disciplina pueden emplear evaluaciones a través de una actitud compartida hacia determinados métodos u orientaciones teóricas que pueden resultar opacos para el analista. No siempre se marca con palabras: por ejemplo, la decisión de un autor de no llegar a una conclusión obvia a partir de un argumento puede ser leída por sus pares como una ausencia significativa. Por lo tanto, es posible que no siempre se puedan captar las referencias y el sentido que de hecho entenderá la comunidad, cuando esas referencias o ese sentido son más implícitos. La distinción entre estas dos dimensiones constituye un punto de partida útil para la exploración de cómo se logran la interacción y la persuasión en el discurso académico, y qué pueden decirnos sobre los supuestos y las prácticas de diferentes disciplinas. Este es el objetivo que intento alcanzar a continuación. Después de una descripción del corpus, esbozo algunos de los recursos clave de postura y afiliación, y analizo qué nos dicen estas diferencias en funcionalidad sobre las creencias epistemológicas y sociales de culturas de las disciplinas.

Corpus y métodos

Mi punto de vista sobre postura y afiliación se basa en una serie de estudios que usan abordajes tanto cualitativos como cuantitativos. Comprende el análisis de un corpus de artículos publicados y entrevistas con académicos. El texto del corpus consiste en 240 artículos de investigación, que incluyen tres artículos de diez de las revistas más importantes en ocho disciplinas que fueron seleccionadas para conformar una muestra representativa de la práctica académica y facilitar el acceso a informantes. Los campos fueron: ingeniería mecánica (IM), ingeniería eléctrica (IE), marketing (Mk), filosofía (Fil), Sociología (Soc), lingüística aplicada (LA), física (Fi) y microbiología (Bio). El valor de explorar un corpus tan grande es que permite disponer de numerosas instancias de las características objetivo en un discurso que se produce naturalmente, replicando la experiencia de uso del lenguaje de los miembros de la comunidad.

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Los textos se convirtieron en un corpus electrónico de 1,4 millones de palabras, y se buscaron características específicas percibidas como iniciadoras de interacciones entre el autor y el lector, utilizando el programa de análisis de texto y concordancia WordPilot 2000. Se compiló una lista de 320 elementos de búsqueda potencialmente productivos, sobre la base de investigaciones anteriores sobre características interactivas (por ejemplo, Biber and Finegan, 1989; Bondi, 1999; Hyland, 1999, 2000), de gramáticas (Biber y col., 1999; Halliday, 1994) y de los elementos de aparición más frecuente en los artículos mismos. Se examinaron todos los casos para comprobar que funcionaran como marcadores de interacción, y un colega trabajó en forma independiente para volver a revisar una muestra de los mismos.

Se entrevistaron a investigadores/autores con experiencia en las disciplinas analizadas, usando un formato semi-estructurado. Las entrevistas emplearon preguntas abiertas centradas en la escritura del sujeto y de otros, pero que permitían que los entrevistados plantearan otros temas pertinentes. Los sujetos por lo tanto podían responder a los textos como miembros de una comunidad con conocimientos sobre la misma en cuanto a la efectividad retórica, y al mismo tiempo analizar sus propias preferencias y prácticas de discurso.

La postura y características del posicionamiento del autor

La postura comprende características orientadas por el autor de la interacción y se refiere a las maneras en que los académicos marcan sus textos para comentar sobre la posible precisión o credibilidad de una hipótesis, la medida en que se quieren comprometer con la misma, o la actitud que desean transmitir a una entidad, una propuesta o al lector. Considero que tiene tres componentes principales: evidencialidad, afecto y presencia. La evidencialidad se refiere al compromiso expreso del autor con la confiabilidad de las propuestas que presenta y su potencial impacto sobre el lector; el afecto involucra una amplia gama de actitudes personales y profesionales hacia lo que se dice, incluidas las emociones, las perspectivas y las creencias, y la presencia simplemente corresponde a la medida en que el autor elige proyectarse en el texto. Comprende cuatro elementos principales:

1. atenuadores,2. intensificadores, 3. marcadores de actitud,4. auto-menciones.

Los atenuadores son recursos como posible, podría (‘might’, en inglés)1 y tal vez, que indican que el autor no se compromete totalmente con una propuesta, permitiendo que la información sea presentada a la manera de una opinión en lugar de un hecho acreditado. Como todas las afirmaciones se evalúan e interpretan a través de un prisma de supuestos de la disciplina, el autor debe calcular el peso que le asignará a una afirmación, dando prueba del grado de precisión o confiabilidad que desea que lleve y tal vez buscando protección en caso de que eventualmente sea refutada (Hyland, 1998). Por lo tanto los atenuadores implican que una afirmación se basa sobre un razonamiento

1 N.del T. En español, para el mismo propósito es frecuente conjugar el verbo en condicional simple, por ejemplo: ‘sería’, ‘resultaría’, ‘significaría’, etc. (en vez de ‘podría ser’, ‘podría resultar’, ‘podría significar’).

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plausible más que sobre el conocimiento irrefutable, indicando cuál es el grado de confianza que resulta prudente atribuirle (Ejemplo 1):

(1) Nuestros resultados sugieren que las altas velocidades de congelamiento y descongelamiento durante experimentos artificiales en el laboratorio podrían causar2 la formación de embolismos como artefactos. Es posible que tales experimentos no representen cuantitativamente la cantidad de embolismo que se forma durante el congelamiento invernal en la naturaleza. En el chaparral, al menos, los episodios de baja temperatura generalmente resultan en eventos de congelamiento-descongelamiento gradual.

(Bio)

Con la misma importancia, los atenuadores permiten que el autor abra un espacio discursivo en que los lectores pueden disputar las interpretaciones que hace. La formulación de una hipótesis es arriesgada porque puede contradecir la bibliografía existente o presentar un desafío a las investigaciones que han llevado a cabo los lectores, lo que significa que los argumentos deben adaptarse a las expectativas que tienen los lectores en cuanto a que se les permitirá participar en un diálogo y que en el discurso se reconocerán sus puntos de vista. Al marcar las afirmaciones como provisionales, los atenuadores buscan involucrar a los lectores como participantes en su ratificación, transmitiendo deferencia, modestia o respeto en relación con las opiniones de los colegas (Hyland, 1998). Dos de mis informantes notaron lo siguiente:

Por supuesto, tomo decisiones en relación con mis hallazgos, pero resulta más convincente vincularlas estrechamente con los resultados.

(Fil, entrevista)

Tienes que relacionar lo que dices con tus colegas, y no alentamos a que la gente salga a manifestar opiniones muy vehementes, porque es posible que no logren que se publiquen.

(Bio, entrevista)

Los intensificadores, por el contrario, son palabras como claramente, obviamente y demuestra, que permiten que el autor exprese su seguridad sobre lo que dice y marque su compromiso con el tema y su solidaridad con su público. Cumplen la función de recalcar información compartida, pertenencia a un grupo y afiliación con los lectores (Hyland, 1999). Al igual que los atenuadores, a menudo aparecen en grupos, subrayando la convicción del autor en relación con su argumento (Ejemplo 2):

(2) Esto nos lleva a un conflicto con el informe de Currie, porque seguramente las imágenes estáticas no pueden disparar nuestra capacidad para reconocer el movimiento. Si fuera así, veríamos a la imagen misma como en movimiento. Con algunas interesantes excepciones, obviamente no percibimos una imagen estática como en movimiento. Supongamos, entonces, que digamos que las imágenes estáticas representan sólo instantes. Esto también crea problemas, porque sugiere que tenemos una capacidad de reconocimiento de instantes, lo cual parece sumamente dudoso.

(Fil)

2 N. del T. O “causarían” en español.

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Por lo tanto, los intensificadores pueden ayudar al autor a presentar su trabajo con seguridad al tiempo que genera solidaridad interpersonal, y esta aserción y compromiso contrastan con la precaución y la reducción de la presencia autoral que sugieren los atenuadores.

Tanto los intensificadores como los atenuadores representan la respuesta de un autor a los potenciales puntos de vista de los lectores y un reconocimiento de las normas de la disciplina para un argumento apropiado. Crean un equilibrio entre la información objetiva, la evaluación subjetiva y la negociación interpersonal, y este equilibrio puede ser un importante factor para lograr la aceptación de las hipótesis. Ambas estrategias enfatizan que las afirmaciones no sólo comunican ideas, sino también la actitud del autor en relación con ellas y con sus lectores. El autor debe ponderar el compromiso que desea invertir en su argumento en base a su estatus epistémico y el efecto que dicho compromiso podría tener sobre las reacciones de los lectores. Los siguientes comentarios, tomados de los datos de las entrevistas, sugieren la importancia del acierto en este equilibrio.

Estoy muy conciente de que estoy construyendo una fachada de autoridad cuando escribo, me gusta sostener mi trabajo y darlo a conocer. Fuerte. Comprometida. Esa es la voz que intento promover, aún cuando no tengo la seguridad de que quiera sostener personalmente lo que digo.

(Soc, entrevista)

Se tiene que percibir que crees en lo que dices. Que son tus propios argumentos. Es lo que te da credibilidad. Ese es el objetivo de todo.

(Fil, entrevista)

Me gustan los verbos fuertes como ‘pienso’. Es importante demostrar cuál es tu postura. Las personas más conocidas son las que han mantenido posiciones extremas. Nadie conoce el trabajo de las personas que se sientan en el medio y usan palabras como ‘sugiere'.

(Soc, entrevista)

Los marcadores de actitud indican la actitud afectiva, más que epistémica, del autor hacia las propuestas, transmitiendo sorpresa, acuerdo, importancia, frustración, etc., más que compromiso. Mientras que la actitud se expresa en todo el texto a través del uso de subordinación, comparativos, gerundios, partículas progresivas, puntuación, ubicación en el texto, etc., se señala más explícitamente con verbos de actitud (por ejemplo, acordar, preferir), adverbios oracionales (lamentablemente, esperamos), y adjetivos (apropiado, lógico, notable). Al indicar que supone que se comparten actitudes, valores y reacciones frente al material, el autor a la vez expresa una postura e involucra a los lectores en una conspiración de acuerdo, tal que a menudo puede resultar difícil disputar estos juicios (Ejemplo 3):

(3) estas variables de aprendizaje deberían resultar en áreas prometedoras para futuras investigaciones.

(Bio)

…dos cantidades son de cierta importancia, y por este motivo se vuelve a explicar aquí la forma en que se midieron.

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(IM)

La primera señal de esto emergió cuando notamos un resultado extraordinario.(Fil)

El estudiante A2 presentó otro fascinante caso de estudio en que tenía graves dificultades para expresarse en inglés por escrito.

(LA)

La auto-mención se refiere al uso de pronombres personales y adjetivos posesivos de primera persona para presentar información afectiva, interpersonal y de propuestas (Hyland, 2001). La presentación de una identidad discursiva es central al proceso de escritura (Ivanic, 1998), y el autor no puede evitar la proyección de una impresión de sí mismo y en qué posición se ubica en relación con sus argumentos, su disciplina y sus lectores. La presencia o ausencia de referencia explícita al autor generalmente es una elección conciente del escritor de adoptar cierta postura e identidad como autor situado en la disciplina. En las ciencias es común que el autor reduzca la importancia de su papel personal para resaltar el fenómeno bajo estudio, la replicabilidad de las actividades de investigación y la generalidad de los hallazgos, subordinando su propia voz a aquella de la naturaleza sin mediadores. Esta estrategia transmite sutilmente una ideología empiricista que sugiere que los resultados de la investigación serían iguales independientemente del individuo que la realizara. Uno de mis respondientes expresó claramente este punto de vista:

Siento que un artículo tiene más fuerza si nos permite ver lo que se hizo sin decir 'hicimos esto' y 'creemos aquello'. Por supuesto, sabemos que están ahí los investigadores, haciendo sus interpretaciones y demás, pero esto solo se supone. Es parte del telón de fondo. Busco algo interesante en el estudio, y de cualquier manera, realmente no debería importar quién hizo qué.

(Bio, entrevista)

En las humanidades y las ciencias sociales, en cambio, el uso de la primera persona se relaciona estrechamente con el deseo tanto de identificarse fuertemente con cierto argumento como de ser reconocido por una perspectiva individual. La referencia personal constituye una clara indicación de la perspectiva desde la cual se debería interpretar una afirmación, y permite que el autor enfatice su propia contribución al campo y busque la aceptación de la misma (Ejemplo 4):

(4) Sostengo que su tratamiento es superficial porque a pesar de las apariencias, se basa únicamente en una orientación sociológica, en oposición a una orientación ética, para desarrollar una respuesta.

(Soc)

Lo relaciono con el problema de mi propia experiencia. Esta experiencia contiene ideas derivadas de lo que he leído y que podría ser pertinente a mi confusión además de mis contactos personales con contextos de docencia.

(LA)

En estos dominios más discursivos, por lo tanto, la auto-mención demarca claramente el papel del autor en la investigación:

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El uso del ‘yo’ enfatiza lo que has hecho. Lo que es tuyo en cualquier investigación. Lo noto en publicaciones y lo uso mucho.

(Soc, entrevista)

El pronombre personal ‘yo’ es muy importante en la filosofía. No solo indica al lector que es tu propio y singular punto de vista, sino que crees en lo que dices. Demuestra a tus colegas la posición que mantienes en relación con los temas y en relación a la postura de ellos. Marca las diferencias.

(Fil, entrevista)

La afiliación y características del posicionamiento del lector

En comparación con la postura, existe relativamente poca bibliografía sobre las maneras en que el autor involucra a los lectores en el discurso para anticipar sus posibles objeciones y afiliarlos de maneras apropiadas. Basado en sus experiencias anteriores con textos, el autor predice las probables reacciones de los lectores ante sus argumentos. Conoce cuáles son las cosas que probablemente les resulten persuasivas, en qué partes necesitarán ayuda para interpretar el argumento, cuáles son las probables objeciones que formularán, etc. Este proceso de evaluación del público por lo tanto ayuda al autor en la construcción de una línea de razonamiento efectiva y, al igual que las opciones de postura, señala las maneras en que el lenguaje se relaciona con contextos culturales e institucionales específicos (Hyland, 2001). Existen dos objetivos principales en el uso de estrategias de afiliación por parte del autor:

1. Reconocimiento de la necesidad de cumplir en forma adecuada con las expectativas de los lectores respecto de la inclusión y la solidaridad en la disciplina. En este sentido, encontramos que el autor se dirige a los lectores como participantes en un argumento, con interjecciones y pronombres que se refieren al lector.

2. Posicionamiento retórico del público. El autor involucra a los lectores en el discurso en momentos críticos, previendo posibles objeciones y guiándolos hacia determinadas interpretaciones mediante preguntas, directivas y referencias a conocimientos compartidos.

Una vez más, estas dos funciones no siempre se distinguen claramente, ya que el lenguaje que usa el autor invariablemente busca la complicidad de los lectores en más de un frente simultáneamente. No obstante, nos ayudan a percibir algunas de las formas en que los autores proyectan a los lectores dentro de los textos, y de qué manera se hace esto en diferentes disciplinas. La afiliación posee cinco elementos principales:1. pronombres que se refieren al lector,2. apartes personales,3. apelación a conocimientos compartidos,4. directivas,5. preguntas.

Los pronombres que se refieren al lector tal vez constituyan la manera más explícita en que se incorpora a los lectores en un discurso. Usted y su son efectivamente la manera más clara en que un autor puede reconocer la presencia del lector, pero estas formas son

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raras fuera de la filosofía, probablemente porque implican una falta de relación entre los participantes. En cambio, el uso de nosotros3 hace gran énfasis en el vínculo entre autor y el lector al incluirlos a ambos, y es la estrategia de afiliación más frecuente en la escritura académica. Envía una clara señal de pertenencia, construyendo textualmente tanto al autor como al lector como participantes con una comprensión y metas similares. Esto fue reconocido por mis informantes:

Una parte de lo haces al escribir un artículo es lograr que tus lectores se pongan del mismo lado, no se trata simplemente de presentar una lista de datos, sino de mostrar que tienen intereses y preocupaciones similares. Que estás analizando los temas de manera muy parecida a lo que harían ellos, no a través de una explicación detallada sino siguiendo los mismos procedimientos y formulando las mismas preguntas que tal vez hubieran propuesto ellos.

(Bio, entrevista)

Uso el ‘nosotros' a menudo para incluir a los lectores. Supongo que enfatiza de alguna manera un esfuerzo colectivo, lo que todos sabemos y queremos lograr. Nunca consideré que fuera una estrategia, pero supongo que intento lograr que los lectores me sigan.

(IM, entrevista)

Además de apelar a la solidaridad, estas técnicas arman un diálogo, incorporando al discurso el potencial punto de vista del lector, anticipándose así a sus objeciones, planteando sus preocupaciones y expresando sus opiniones. De esta manera, el uso del nosotros ayuda a guiar a los lectores por un argumento y hacia una interpretación preferida, a menudo pasando sutilmente a posicionar al lector en forma explícita (Ejemplo 5):

(5) Ahora que tenemos una teoría plausible de representación, deberíamos poder responder a la pregunta de qué representan las imágenes estáticas. Pero resulta que no es un asunto sencillo en absoluto. De hecho, estaríamos confrontados por un dilema. Supongamos que dijéramos que las imágenes estáticas pueden representar movimiento. Esto nos pone en conflicto con la descripción de Currie...

(Fil)

Aunque nos faltan conocimientos sobre una función biológica definitiva para las transcripciones del locus 93D, las secuencias nos proporcionan un sistema ideal para identificar un sitio específico transcripcionalmente activo en los núcleos embrionarios.

(Bio)

Los apartes personales permiten al autor dirigirse a los lectores en forma directa mediante una breve interrupción del argumento para ofrecer un comentario sobre lo que se ha afirmado. Aunque los apartes expresen parte de la personalidad del autor y su disposición para intervenir de manera explícita para ofrecer una opinión, también se pueden interpretar como una estrategia orientada hacia los lectores. Al dirigirse al lector en el medio del fluir de palabras, el autor reconoce y responde a un público activo, a menudo para iniciar un breve dialogo que es mayormente interpersonal. Como podemos

3 N. del T. En español, el uso de la primera persona plural.

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ver, estos comentarios a menudo contribuyen más a la relación autor-lector que el desarrollo de la propuesta del discurso (Ejemplo 6):

(6) Además – como creo que reconocerán sin dudarlo muchos profesionales de la enseñanza de inglés a habladores de otros idiomas (TESOL) – el pensamiento crítico ahora ha empezado a dejar su marca, en particular en el área de redacción en el segundo idioma.

(LA)

Ante todo, él provocaba la desconfianza de los académicos, debido tanto a sus opiniones cáusticas (por cierto, a menudo insuficientemente elaboradas) como a sus opiniones políticas.

(Soc)

El tipo de rigidez con que está dotado un designador parece estar determinado por convención (este, por cierto, es exactamente el blanco de las críticas Wittgensteinianas sobre el esencialismo de Kripke).

(Fil)

Este tipo de afiliación construye una relación entre participantes que no depende de una evaluación de lo que debe explicitarse para elaborar una posición o para relajar restricciones de procesamiento. Es una intervención simplemente para conectar: para demostrar que tanto el autor como los lectores están involucrados en el mismo juego y se encuentran en una posición como para poder compartir su comprensión. Aunque todo tipo de escritura necesita solicitar la complicidad de los lectores, este tipo de afiliación es mucho más común en las disciplinas blandas. Como tratan vaguedades contextuales mayores, variables menos predecibles y resultados más diversos de la investigación, resulta necesario atraer e involucrar a los lectores como participantes en un diálogo en mayor medida que en las ciencias duras.

Las apelaciones a los conocimientos compartidos buscan posicionar a los lectores dentro de límites aparentemente naturalizados de entendimientos disciplinarios. Los autores a menudo invocan la noción de ‘compartido’ para ingresar de contrabando en sus argumentos ideas disputadas, pero aquí me refiero simplemente a la presencia de marcadores explícitos pidiendo a los lectores que reconozcan algo como familiar o aceptado. Obviamente sólo se puede lograr que los lectores estén de acuerdo con el autor a través de la construcción de algún tipo de contrato implícito en relación con lo que puede aceptarse, pero a menudo estas construcciones de solidaridad involucran llamadas explícitas pidiendo que los lectores se identifiquen con determinadas opiniones. Al hacerlo, el autor de hecho está construyendo a los lectores, al presuponer que mantienen dichas creencias, asignarles un papel en la creación del argumento y reconocer la contribución que hacen, mientras aleja el centro del discurso del autor para dar forma al papel del lector (Ejemplo 7):

(7) Por supuesto, sabemos que las comunidades indígenas de hoy fueron reorganizadas por la iglesia católica en la época colonial y posteriormente,...

(Soc)

Esta tendencia obviamente refleja la preponderancia de la publicidad de imagen-marca en la comercialización de la moda.

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(Mk)

Por supuesto que Chesterton se equivocó al suponer que el Islam denegaba ‘hasta almas a las mujeres’.

(Fil)

Esta medida es difiere claramente de la más conocida medida de auto-difusión de solvente de gradiente de campo pulsado por NMR.

(Fi)

Más del 75% de tales apelaciones explícitas a entendimientos colectivos en el corpus provienen de los artículos de disciplinas blandas. Los autores de artículos científicos esperan que sus lectores posean un considerable conocimiento del dominio y puedan decodificar referencias a métodos, instrumentos, materiales y modelos especializados, pero estos entendimientos se señalan menos explícitamente.

Las directivas instruyen al lector que realice una acción o que perciba cosas de una manera que el autor determina. Se señalan principalmente por la presencia de un imperativo (como considere, note e imagine)4; por un verbo de obligación dirigido al lector (como debe, debería); y por un adjetivo predicativo que expresa el juicio de necesidad/importancia por parte del autor (Es importante comprender...). Las directivas se pueden percibir como indicando a los lectores que participen en tres tipos principales de actividad (Hyland, 2002a):

1. actos textuales,2. actos físicos,3. actos cognitivos.

Primero, los actos textuales se usan para guiar metadiscursivamente a los lectores por el análisis, dirigiéndolos a otra parte del texto o a otro texto (Ejemplo 8):

(8) Véase Lambert y Jones (1997) para leer un análisis completo de este punto.(Soc)

Observe nuevamente la Tabla 2 para ver ejemplos de variables de comportamiento.

(Mk)

Consulte Cormier y Gunn 1992 para leer una encuesta reciente.(IE)

Segundo, los actos físicos instruyen a los lectores cómo llevar a cabo procesos de investigación o efectuar alguna acción en el mundo real (Ejemplo 9):

.(9) Antes de intentar medir la densidad de los estados de interfaz, se debe congelar el movimiento de las cargas en el aislador.

(IE)

4 N. del T. La forma imperativa del inglés puede aparecer en español como: imperativo (ej. vea), imperativo impersonal (ej. véase) o infinitivo (ej. ver).

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Primero se monta la muestra en el soporte inferior de la máquina,… (Bio)

Configure la amplitud de deslizamiento a una distancia de traslado de 30 mm.(IM)

Por ultimo, los actos cognitivos guían a los lectores por una línea de razonamiento, o consiguen que comprenda un punto de determinada manera, y por lo tanto son el tipo más intimidante de directiva. Representaron casi la mitad de todas las directivas en el corpus, posicionando explícitamente a los lectores al guiarlos por un argumento hacia la hipótesis del autor (Ejemplo 10) o enfatizando las partes a que deben prestar atención en el argumento (Ejemplo 11):

(10) Considere una secuencia de lotes en un programa óptimo.(IE)

Piénselo. ¿Qué sucederá si eventualmente aprendemos a comunicarnos con alienígenas?

(Soc)

(11) Es importante notar que estos resultados efectivamente corroboran la opinión que…

(LA)

Lo que debe reconocerse es que estos temas…(IM)

Las preguntas son la estrategia de compromiso dialógico por excelencia: invitan a la afiliación y atraen al interlocutor a una arena en que se lo puede guiar hacia el punto de vista del autor (Hyland, 2002b). Suscitan interés y alientan al lector a explorar un tema no resuelto junto al autor como un igual, un socio en la conversación, compartiendo su curiosidad y siguiendo el argumento. Sin embargo, más del 80 por ciento de las preguntas en el corpus fueron retóricas, presentando una opinión en forma interrogativa para que el lector aparente ser el juez, pero en realidad, sin esperar una respuesta. Este tipo de posicionamiento retórico de los lectores tal vez resulte más obvio cuando el autor formula una pregunta y la responde de inmediato, iniciando y cerrando el diálogo simultáneamente (Ejemplo 12):

(12) ¿Es realmente necesario elegir entre la nutrición y la naturaleza? Sostengo que no.

(Soc)

Uno podría preguntarse, ¿qué tienen estos dos en común? La respuesta es que comparten la misma política.

(LA)

14

¿Por qué la capacitancia se comporta de esa manera? Para entenderlo, notamos primero que a valores altos de B, hay picos regulares con espaciamiento casi iguales tanto en C3,(B) como en C31(- B).

(Fi)

Prácticas de postura y afiliación: hallazgos en el corpus

El análisis del corpus del trabajo de investigación muestra que la expresión de postura y afiliación constituye una importante característica de la escritura académica, produciéndose 200 instancias por artículo, o aproximadamente una cada 28 palabras. De la Tabla 1 se desprende que los marcadores de postura fueron aproximadamente cinco veces más comunes que las características de afiliación, y que los atenuadores constituyeron la característica de mayor frecuencia en relación con la perspectiva del autor en el corpus, reflejando la importancia fundamental de distinguir entre hechos y opiniones y la necesidad de que el autor presente sus hipótesis con adecuada precaución y consideración por las opiniones de sus colegas.

La importancia de estas frecuencias se comprende más claramente al comparar otras características comunes de publicaciones académicas. Por ejemplo, Biber y col. (1999), presentan valores de 18,5 casos por 1000 palabras para construcciones en la voz pasiva y 20 por 1000 palabras para verbos en el tiempo pasado. Estos marcadores abiertos de interacción por lo tanto pueden considerarse como un elemento importante en la prosa académica. Sin embargo, tal vez resulte más interesante la distribución por disciplinas. La Tabla 2 presenta la densidad de características en cada disciplina, normalizada a una extensión de texto de 1000 palabras. Se observa que los campos más discursivos ‘blandos’ de filosofía, marketing, sociología y lingüística aplicada contienen la mayor proporción de marcadores de interacción, con aproximadamente un 75 por ciento más de ítems que los artículos de ingeniería y ciencias.

TABLA 1. Características de postura y afiliación en los artículos de investigación.

Postura Ítems por1000 palabras

% del total

Afiliación Ítems por 1000 palabras

% del total

Atenuadores 14,5 46,6 Pronombres que se refieren al lector

2,9 49,1

Marcadores de actitud

6,4 20,5 Directivas 1,9 32,3

Intensificadores 5,8 19,2 Preguntas 0,5 8,5

Auto-mención 4,2 13,7 Ref. a conocimientos 0,5 8,2

Apartes 0,1 1,9

Totales 30,9 100 5,9 100

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TABLA 2. Características de postura y afiliación por disciplina (por 100 palabras).

Característica Fil Soc LA Mk Fi Bio IM IE Total

Postura 42,8 31,1 37,2 39,5 25,0 23,8 19,8 21,6 30,9

Atenuadores 18,5 14,7 18,0 20,0 9,6 13,6 8,2 9,6 14,5

Marcadores de actitud

8,9 7,0 8,6 6,9 3,9 2,9 5,6 5,5 6,4

Intensificadores

9,7 5,1 6,2 7,1 6,0 3,9 5,0 3,2 5,8

Auto-mención 5,7 4,3 4,4 5,5 5,5 3,4 1,0 3,3 4,2

Afiliación 16,3 5,1 5,0 3,2 4,9 1,6 2,8 4,3 5,9

Ref al lector 11,0 2,3 1,9 1,1 2,1 0,1 0,5 1,0 2,9

Directivas 2,6 1,6 2,0 1,3 2,1 1,3 2,0 2,9 1,9

Preguntas 1,4 0,7 0,5 0,3 0,1 0,1 0,1 0,0 0,5

Conocimientos compartidos

1,0 0,4 0,6 0,4 0,5 0,1 0,3 0,4 0,5

Apartes 0,2 0,2 0,1 0,1 0,0 0,0 0,0 0,0 0,1

Total 59,1 36,2 42,2 42,7 29,9 25,4 22,6 25,9 36,8

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Postura, afiliación y disciplinaridad

Está claro que autores en diferentes disciplinas se representan a ellos mismos, a su trabajo y a sus lectores en diferentes maneras. Los que trabajan en humanidades y ciencias sociales asumen posiciones mucho más personales y comprometidas explícitamente que aquellos que trabajan en los campos de ciencias e ingeniería. Como noté al principio de este artículo, el motivo es que los recursos del lenguaje median sus contextos, y funcionan para interpretar las estructuras características de los dominios del conocimiento y formas de argumentación de las disciplinas que las crean. En términos generales, las prácticas retóricas se relacionan inextricablemente con los objetivos de las disciplinas. En las ciencias naturales, se tiende a percibir el objetivo como la producción de conocimientos públicos capaces de soportar los rigores de la posibilidad de falsificación, y desarrollados a través de un crecimiento acumulativo relativamente estable (Becher, 1989). El hecho de que esta investigación a menudo ocupa inversiones considerables de dinero, capacitación, equipamiento y experiencia significa que frecuentemente se concentra en unos pocos centros y compromete a científicos en áreas específicas de investigación durante muchos años. Por lo tanto los problemas surgen en un contexto establecido, por lo que los lectores a menudo están familiarizados con textos e investigaciones anteriores, y reconocen fácilmente la novedad y la importancia de los aportes. En cambio, los campos de los conocimientos blandos son más interpretativos y menos abstractos, y producen discursos que a menudo reformulan conocimientos como entendimiento consensuado, promoviendo la tolerancia en los lectores a través de una progresión ética más que cognitiva (Dillon, 1991; Hyland, 2000). Asimismo, hay menor control de las variables y mayores posibilidades de resultados diversos, por lo tanto el autor debe explicar en detalle sus evaluaciones y hacer un mayor esfuerzo por establecer un entendimiento con los lectores.

Aunque claramente existen peligros en la reificación de las ideologías de los practicantes, estas representaciones ontológicas amplias poseen efectos retóricos reales. Por ejemplo, permiten que las ciencias enfaticen generalizaciones demostrables en lugar de interpretar a individuos, con lo cual se coloca una carga mayor sobre las prácticas de investigación y los métodos, procedimientos y equipos utilizados. Se aceptan conocimientos nuevos sobre la base de la demostración empírica, y para reforzarlos, la escritura científica resalta una brecha en el conocimiento, presenta una hipótesis relacionada con esta brecha, realiza experimentos y presenta los resultados para sostener la hipótesis. Sin embargo, en las disciplinas blandas, el contexto a menudo debe elaborarse nuevamente y deben reconstruirse sus componentes, que son más diversos, para un grupo de lectores menos cohesivo. El autor tiene muchas menos posibilidades de contar con entendimientos generales y la aceptación de métodos cuantitativos comprobados para establecer sus hipótesis, aumentando la necesidad de una evaluación y una afiliación más explícitas. Para estos autores, la credibilidad personal, y el apoyo explícito de los argumentos, juegan una parte mucho más importante en la creación de un discurso convincente.

La idea de que los conocimientos ‘duros’ son acumulativos y fuertemente estructurados no sólo permite una comunicación sucinta sino que además contribuye a las hipótesis aparentemente ‘fuertes’ de las ciencias. La medida en que se pueden dar por sentados los antecedentes de un problema y los métodos apropiados para su investigación significa que existen criterios relativamente claros para establecer o refutar las hipótesis

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y esto se ve reflejado por el despliegue de marcadores de evidencia que hace el autor. Aunque los autores en todas las disciplinas usaron atenuadores en la evaluación de sus afirmaciones, fueron considerablemente más frecuentes en las disciplinas blandas, tal vez indicando menor confianza acerca de lo que resultaba seguro suponer que aceptarían los colegas. Además, el uso de un sistema para informar altamente formalizado permite que los autores en las disciplinas duras minimicen su propia presencia en sus textos. En las disciplinas blandas, donde está menos asegurado qué es lo que cuenta como una explicación adecuada, aumenta la variación interpretativa y los autores deben depender en mayor medida de una proyección personal sobre el texto, a través de la auto-mención y marcadores de actitud, para convocar a un lector inteligente y un autor creíble, colegial.

Además de crear una impresión de autoridad, integridad y credibilidad a través de las opciones de postura seleccionadas, el autor puede resaltar o reducir la importancia de la presencia de los lectores en el texto. Como hemos visto, las técnicas de afiliación más frecuentes en el corpus fueron pronombres referidos a los lectores, y más del 80 por ciento de los mismos aparecieron en los artículos de las disciplinas blandas, donde cumplieron la función de apelar a la solidaridad académica, presuponiendo un conjunto de entendimientos mutuos que identifican a la disciplina y vinculan al autor con el lector. Sin embargo, además de apelar a la comunalidad, apelan a la autoridad, dirigiéndose al lector desde una posición de seguridad, tal como notaron varios de mis informantes:

Supongo que ayudamos a generar una respuesta positiva, sugiriendo que estamos todos juntos en esto. Lo uso para indicar que estoy en la misma longitud de onda, basándome en los mismos supuestos y formulando las mismas preguntas.

(Mk, entrevista)

Ayuda a ubicarte dentro de una red. Muestra que simplemente estás haciendo y pensando lo que ellos podrían pensar y hacer. O al menos, lo que te gustaría que pensaran e hicieran.

(Soc, entrevista)

Asimismo, las preguntas se limitaron casi completamente a las disciplinas blandas. Mis informantes de ciencias veían como una distracción el hecho de que las preguntas se dirigieran al lector:

Creo que en mi campo las preguntas son bastante raras. Supongo que podrían encontrarse en libros de texto, pero en general no usamos preguntas. Parecen algo entrometidas, ¿no es cierto? Demasiado personales. En general preferimos no ser demasiado entrometidos.

(IM, entrevista)

Cuando leo un artículo, busco resultados, y determinar si el método fue sólido. Busco pertinencia, y ese tipo de agregado no es pertinente. No se formulan preguntas porque se verían como no pertinentes. Y probablemente se percibirían como condescendientes.

(IE, entrevista)

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En contraste, los autores de conocimientos blandos percibieron las preguntas como una forma importante de relacionarse con los lectores:

En mi campo, las preguntas son lo único que existe. Formular los temas principales como preguntas es una manera de presentar mi argumento en forma clara y mostrarles que estoy en la misma longitud de onda que ellos.

(Fil, entrevista)

Muchas veces estructuro el argumento formulando los problemas que podrían plantear ellos.

(Mk, entrevista)

Por ultimo, las directivas fueron la única característica interactiva que apareció con mayor frecuencia en los artículos de ciencia e ingeniería. En general, la afiliación explícita es una característica de las disciplinas blandas, en que es menos probable que los autores dependan del valor explicativo de procedimientos aceptados, pero en que las directivas constituyen una táctica potencialmente arriesgada y por lo tanto, la mayoría de las directivas en las especialidades blandas fueron textuales, dirigiendo a los lectores a una referencia, en lugar de informarles cómo debían interpretar un argumento. Dos de mis respondientes lo notaron en sus entrevistas:

Soy muy conciente del uso de palabras como ‘debe’ y ‘considere’, etc., y cuando los uso, es con un objetivo. Quiero decir: ‘Bien, deténgase aquí. Esto es importante y quiero que le preste atención.’ Así que supongo que intento tomar control del lector y lograr que vea las cosas desde mi punto de vista.

(Soc, entrevista)

Soy conciente del efecto que puede tener un imperativo, así que tiendo a usar los más suaves. No quiero golpearles la cabeza con un argumento, quiero que reflexionen sobre lo que digo. Uso ‘considere’ y ‘analicemos’ en vez de algo más fuerte.

(LA, entrevista)

Por otro lado, el abordaje de la construcción de conocimientos más lineal y orientado hacia los problemas que se aplica en los campos de conocimientos duros, permite formular los argumentos usando un código altamente estandarizado. Los artículos en ciencias además tienden a ser mucho más cortos, probablemente debido a los esfuerzos de las editoriales de adaptarse al rápido crecimiento de conocimientos y alta tasa de presentación de trabajos en muchas ciencias. Estos factores otorgan gran valor a la brevedad, y las directivas proporcionan una economía de expresión muy apreciada por los editores preocupados por el espacio y por los científicos saturados de información, tal como notaron varios informantes:

Rara vez presto mucha atención al condimento, busco la carne – los resultados – y la solidez del argumento. Si alguien quiere ahorrarme tiempo para llegar, está muy bien. No, no me preocupa que se usen imperativos para explicarlo.

(IE, entrevista)

Soy muy conciente de cómo escribo, y me gusta usar un imperativo si transmite mi idea con claridad. De todas maneras, a menudo estamos intentando

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mantenernos dentro de límites en el número de palabras, comprimiendo argumentos bastante complejos para que entren en un espacio reducido.

(IM, entrevista)

En suma, estas diferentes características, tomadas en conjunto, constituyen maneras importantes de situar argumentos académicos en las interacciones entre miembros de comunidades disciplinarias. Representan formas relativamente convencionales de realizar significados y así elucidar un contexto para la interpretación, mostrando de qué manera los autores y los lectores se conectan, a través de textos, con las culturas de sus disciplinas.

Conclusión

Mi propuesta ha sido que la escritura académica efectiva depende de decisiones retóricas sobre la intrusión interpersonal y he sugerido un modelo que intenta demostrar cómo los autores eligen y despliegan recursos lingüísticos sensibles a la comunidad para representarse a ellos mismos, a sus posiciones y a sus lectores. Sin embargo, el relato que he brindado resulta necesariamente parcial, y representa sólo las categorías más amplias de función retórica. Ciertamente, existen distinciones más sutiles que se pueden hacer entre estos recursos, y que probablemente ofrezcan mayor comprensión de las opciones retóricas disponibles a los autores y los patrones de persuasión efectiva empleados por diferentes comunidades.

El tipo de abordaje de corpus que adopté además tiene obvias limitaciones. A diferencia de los estudios detallados de secciones textuales, como por ejemplo el trabajo de Swales (1990) sobre introducciones, el estudio de Brenton (1996) sobre resúmenes para conferencias, o el análisis de Brett (1994) de secciones de resultados, un estudio de corpus no es capaz de proporcionar información sobre los lugares en que estas características tienen probabilidades de agruparse. Varios estudios sugieren que es característica una mayor intrusión del autor en las secciones Introducción y Discusión, en que se enfatiza el argumento y generalmente se encuentran las decisiones, hipótesis y justificaciones (por ejemplo, Gosden, 1993; Hanania y Akhtar, 1985). Aunque el supuesto de que es más probable que el trabajo de postura y afiliación se efectúe en dichas secciones parece razonable intuitivamente, tal vez no sea conveniente que los artículos de investigación se dividan en secciones de Métodos y Resultados que son retóricamente simples y objetivos, y secciones de Introducción y Discusión que son complejas, subjetivas y centradas en el autor. Hasta las secciones más inocentes de retórica revelan los esfuerzos del autor para convencer al público de sus propuestas, por lo tanto es probable que la postura y la afiliación aparezcan, de diferentes maneras, a lo largo de todo el artículo de investigación. Por cierto, como señalara hace muchos años Knorr-Cetina (1981), la estructura con Introducción, Materiales y Métodos, Resultados y Discusión es un artefacto retórico.

Debe notarse también que esta creación de una persona de autor es un acto de elección personal, y que claramente es de suma importancia la influencia de la personalidad, seguridad, experiencia y preferencia ideológica individual. No somos los instrumentos de nuestras disciplinas, y las variables como la individualidad y el idiolecto son importantes limitaciones del tipo de análisis que se presenta aquí. Hasta podría ser el caso, como ha observado John Swales (com. pers.), que unos pocos autores famosos (tal vez Heidegger, Wittgenstein, Sartre y Halliday) no participan en este juego interactivo

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con sus públicos. Sin embargo, los autores no actúan dentro de un vacío social, y los conocimientos no se construyen fuera de determinadas comunidades de práctica. Dichas comunidades existen gracias a un conjunto compartido de supuestos y rutinas sobre cómo tratar y representar colectivamente sus experiencias. Las maneras en que se usa el lenguaje en ocasiones particulares no están totalmente determinadas por estos supuestos, pero una voz de la disciplina sólo se puede lograr a través de un proceso de participación en tales comunidades y de conexión con estas creencias y posiciones de valor socialmente determinadas y aprobadas. De esta manera, la creatividad independiente es moldeada por la rendición de cuentas ante prácticas compartidas.

Espero haber demostrado, por lo tanto, que la postura y la afiliación son elementos importantes tanto del argumento de un autor como de un contexto disciplinario, ya que buscan incorporar al autor y los lectores a un texto como participantes en un diálogo que se despliega. El modelo presentado aquí ofrece una descripción plausible de la interacción académica y sugiere cómo el autor anticipa y comprende los conocimientos anteriores, intereses y expectativas interpersonales de los lectores para controlar la manera en que responderán a un texto y gestionar la impresión que forman sobre el autor.

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KEN HYLAND es Profesor de Educación en la Facultad de Cultura, Lenguaje y Comunicación, y Director del Centre for Academic and Professional Literacies en el Instituto de Educación, Universidad de Londres. Sus publicaciones recientes incluyen Teaching and Researching Writing (Longman, 2002) y Second Language Writing (Cambridge University Press, 2003). Es co-editor de Journal of English for Academic Purposes. DIRECCIÓN: School of Culture, Language and Communication, Institute of Education, University of London, 20 Bedford Way, London WC1H 0AL, UK. [correo electrónico: [email protected]]

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