Absence et sens

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Lo importante es ver aquello que resulta invisible para los demás. Robert Frank. Fotógrafo EXPOSICIÓN COLECTIVA CHECHU CIARRETA RAFAEL LAFUENTE DANIEL POZO Absence et sens Ausencia y sentido Ver | Mirar Observar| Contemplar jääl photo#3

Transcript of Absence et sens

Lo importante es ver aquello que resulta invisible para los demás. Robert Frank. Fotógrafo

EXPOSICIÓN COLECTIVA

CHECHU CIARRETARAFAEL LAFUENTEDANIEL POZO

Absenceet sens

Ausencia y sentido Ver | Mirar

Observar| Contemplar

jääl photo#3

jääl | EXPOSICIÓN COLECTIVA DE CHECHU CIARRETA, RAFAEL LAFUENTE Y DANIEL POZO

Absenceet sens

Ausencia y sentido Ver | Mirar

Observar | Contemplar

La exposición: “Absence et sens. Ausencia y sentido –Ver, Mirar, Observar, Contemplar–” es una exposición fotográfica en la que tres artistas muestran una obra en la que la ausencia es el principal personaje abocando a los sentidos y sentimientos ante las imágenes que se pueden ver, mirar, observar o contemplar.

En torno a la idea de las diferentes maneras de sentir mediante la mirada una fotografía (tanto por su autor como por el espectador) se realiza esta exposición colectiva de tres artistas riojanos que, utilizando la misma técnica en la que cada uno aporta su forma de expresión de manera personal, crean un diálogo entre sus obras y el espectador.

El subtítulo de la exposición: “Ausencia y sentido –Ver, Mirar, Observar, Contemplar–” hace alusión a las diferentes maneras de encararse ante una imagen y, dependiendo de la forma en que se utilice el sentido de la vista, nuestra mente provocará diferentes sentimientos y aludirá a diferentes sentidos.

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Ausencia y sentido Ver | Mirar

Observar | Contemplar

jääl | FOTOGRAFÍAS DE CHECHU CIARRETA, RAFAEL LAFUENTE Y DANIEL POZO

Introducción

La ausencia, elemento constante en el arte contemporáneo, representa una clave del siglo XX, equiparable al silencio en la música contemporánea.

En el ámbito de la fotografía, la ausencia, como falta de exterioridad, le resta a la imagen la función de reproducir la realidad y se exterioriza como introspección que convierte en imágenes lo que no es visible. Es el triunfo del fotógrafo sobre el objeto fotografiado.

Reflejar sobre la ausencia supone reflejar sobre el mismo acto de fotografiar, sobre la peculiaridad de una disciplina que, gracias al empuje de la innovación tecnológica, nos hace comprender hasta dónde puede llegar. Ausencia, por lo tanto, como meditación sobre el límite entre la fotografía y las demás expresiones artísticas.

En palabras de Sartre (1905-1980), la ausencia se define como un modo de ser de la realidad humana con relación a los lugares, sitios y objetos que ella misma ha determinado por su presencia. Es decir, no sólo basta con que uno no esté; es necesario que la ausencia se haga presente, o dicho de otro modo, que exista la presencia de una ausencia.

En ‘El ser y la nada’, dentro del capítulo dedicado a ‘La existencia del prójimo’, Sartre hace girar su análisis en torno al fenómeno de la mirada. Así mismo Lacan en su análisis sartriano se refiere a los temas que hacen a la emergencia del objeto humano en relación a los fenómenos de la vergüenza, el pudor, el prestigio y el miedo engendrados por la mirada.

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Sin la conciencia, es decir, sin una mente dotada de subjetividad, no tendríamos manera de saber que existimos, menos aún de saber quiénes somos y qué pensamos. Ciertamente existe un yo, aunque no se trata de una cosa sino de un proceso que, al ser sentido, nos hace creer que pertenece a alguien.

Desde la perspectiva de la evolución y de la historia vital de cada persona, ese yo para tener conciencia de sí mismo debe pasar por tres etapas: un protoyo que se limita a ver y sentir de forma primigenia; un yo central movido por la acción que mira para conocer; y finalmente un yo autobiográfico que observa incorporando las dimensiones social y espiritual. A ese yo autobiográfico quisiera añadirle su facultad de contemplar o contemplativa.

ausencia. (Del lat. absentĭa).1. f. Acción y efecto de ausentarse o de estar ausente.2. f. Tiempo en que alguien está ausente.3. f. Falta o privación de algo.4. f. Der. Condición legal de la persona cuyo paradero se ignora.5. f. Med. Supresión brusca, aunque pasajera, de la conciencia.6. f. Psicol. Distracción del ánimo respecto de la situación o acción en

que se encuentra el sujeto.

sentido, da. (De sentir).1. adj. Que incluye o expresa un sentimiento.2. m. Proceso fisiológico de recepción y reconocimiento de

sensaciones y estímulos que se produce a través de la vista, el oído, el olfato, el gusto o el tacto, o la situación de su propio cuerpo.

3. m. Entendimiento o razón, en cuanto discierne las cosas.4. m. Modo particular de entender algo, o juicio que se hace de ello.5. m. Inteligencia o conocimiento con que se ejecutan algunas cosas. 6. m. Razón de ser, finalidad.7. m. Cada una de las distintas acepciones de las palabras.8. m. Cada una de las interpretaciones que puede admitir un escrito,

cláusula o proposición.9. m. Geom. Cada una de las dos orientaciones opuestas de una

misma dirección.

EXPOSICIÓN: ABSENCE ET SENS | AUSENCIA Y SENTIDO –VER, MIRAR, OBSERVAR, CONTEMPLAR–

VER(en fotografía)

“La fotografía ayuda a las personas a ver.”(Berenice Abbott)

Ver, es solo eso, ver. Sin más. Se puede ver y no sentir nada. Se puede ver y sentir alguna alteración, básicamente instin-tiva. Placer o dolor. Agradable o desagradable. En el ver solo hay impacto o indiferencia. El ver puede ser inerte, sin ape-nas vida. Muchas personas, en pleno siglo XXI, aún siguen viviendo en la etapa más primigenia de su existencia. Dicho de otro modo, se limitan a ver cómo la vida pasa ante sus ojos o la fotografía como una simple instantánea que refleja una realidad.

Ver es el primer escalón. Es útil para orientarse, para dis-tinguir y diferenciar, para almacenar recuerdos gráficos. Sin embargo, limitarse simplemente a ver fotografía es reducir el sentido a su aspecto más primigenio, es decir, a ver sin ver más allá. Ver es necesario pero insuficiente para evolucionar hacia una conciencia más despierta.

“Ver a través de todo es lo mismo que no ver.”

(Clive Stapies Lewis)

MIRAR(en fotografía o a través de ella)

“La fotografía es, antes que nada, una manera de mirar. No es la mirada misma.”

(Susan Sontag)

En mirar existe intención. Hemos decidido qué ver. Y lo hacemos cuando queremos conocer o cuando pretende-mos llegar al fondo del otro (el fotógrafo) o al trasfondo de la cuestión (la fotografía). Necesitamos mirar para certificar, para curiosear, para descubrir, para encontrar en lo mirado nuestro deseo o para desvelar verdades. Exigimos la mirada para captar en ella el reflejo del alma. Hay quien expresa su temor a ser mirado y también quien afirma que puede mirar a los ojos de todo el mundo porque no tiene nada que ocultar.

La mirada es el segundo paso del escalón de nuestra con-ciencia. Henry Amiel decía que un espíritu cultivado es el que puede mirar todas las cosas desde muchos puntos de vista. Cuando miramos no nos quedamos indiferentes, más aún si somos mirados. La mirada tiene vida propia: es inquietante, alegre, triste, perdida, profunda. Es un misterio. Es el pasa-porte entre el yo y el tú.

Cuando el fotógrafo mira, crea. Mirar es ver más allá. Es pe-netrar, porque a diferencia del ver, el mirar no es una expe-riencia sino un encuentro.

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OBSERVAR(una fotografía o mediante ella)

Del latín observatio, la observación es la acción y efecto de observar (examinar con atención, mirar con recato, advertir). Se trata de una actividad realizada por los seres vivos para detectar y asimilar información. El término también hace re-ferencia al registro de ciertos hechos mediante la utilización de instrumentos (¿la cámara fotográfica?).

Observar por lo tanto supone una actividad más amplia al simple hecho de ver o contemplar algo, porque el observar es algo así como el paso inicial y primero de cualquier pro-ceso o actividad mental. Es decir, si estoy estudiando alguna cuestión, la actividad de observar resultará un hecho funda-mental a la hora de comprender y de mantener ese cono-cimiento en mi mente, porque el observar, la observación, resulta un paso fundamental a la hora del conocimiento, del aprendizaje y dentro del proceso fotográfico.

La observación en el ámbito del arte consiste en una mirada detallada para apreciar las características de una obra. Al observar una pieza artística con atención, es posible analizar las cualidades visuales y comprender el significado de aque-llo que el artista quiso expresar.

CONTEMPLAR

“Las fotografías más bellas son aquellas que te generan recuerdos. Incluso si aún no lo has vivido.”

(Hersson Piratoba)

El filósofo y místico Raimon Panikkar decía que todo lo que somos capaces de conocer no es el conocimiento último. No es suficiente con ver, e incluso con mirar u observar concien-zudamente para conocer. Hay una aprehensión de la realidad que pertenece sólo al rango de la contemplación. Es la ver-dad intuida, revelada, descubierta a través de los ojos que miran hacia dentro.

Es un error limitar la contemplación a una forma superior de vida religiosa. La contemplación es una actitud que nos acer-ca a ser aquello que contemplamos. No es un proceso, una etapa. No tiene intención complementaria. Sencillamente sucede cuando dejamos de ser, cuando abandonamos las dimensiones espacio-tiempo para convertirnos en lo con-templado y descubrir así su esencialidad. Uno puede ver una fotografía, mirarla para observarla o puede sentir con ella. Para comprender al otro (el autor), tal como se comprende a sí mismo, hay que convertirse en el otro, compartir su expe-riencia, participar de su mundo.

En nuestra escala evolutiva, la contemplación es el nivel que nos acerca a las realidades últimas, las más profundas y verda-deras. Las descubrimos en el silencio interior, en la cesación de todo intento de entender las cosas, a los demás y a nosotros mismos. Callamos para escuchar nuestra verdad interior. Tal vez por eso vemos, muchas veces miramos, algunas observa-mos, pero en pocas ocasiones nos detenemos a observar.

La construcción de nuestras realidades tiene su substrato en las representaciones mentales que atesoramos a lo largo de la vida. Dicho llanamente, todas las imágenes que metemos en nuestro cerebro, a partir de lo que hemos visto, oído y percibido. Todo acaba siendo una memoria en nuestra men-te y vivimos según ella. (…) Entonces, tenemos una enorme responsabilidad a la hora de decidir qué debe estar y qué no en nuestra mente. Palabras, imágenes y sensaciones acaban conformando el jardín de nuestra neurología.

Al final necesitamos ese ejercicio contemplativo que nos lleve más allá de nuestras memorias. (…) Lo que nos hace profundamente humanos es contemplar la certeza que se esconde detrás de lo que creemos ser. Para ello hace falta una conciencia evolucionada. De lo contrario, como antaño, sería suficiente con ver e ir pasando mientras no haya peli-gro. Querer vivir es mirar la vida cara a cara y, contemplán-dola, descubrirnos a nosotros mismos.

EXPOSICIÓN: ABSENCE ET SENS | AUSENCIA Y SENTIDO –VER, MIRAR, OBSERVAR, CONTEMPLAR–

Chechu CiarretaJesús Ángel Ciarreta Palacios (Logroño, 1973).

Mo(ve)ment (2010-2013)

Esta serie de fotografías, que abstraen la figura humana para dar prioridad al movimiento y la luz, representan momentos de danza en los que la música es la principal protagonista.

En estas ocasiones en las que tengo oportunidad de realizar fotografías en espectáculos de danza observo por el objetivo y en ocasiones me dejo llevar por la música que suena que me provoca a “bailar con la cámara”. Por eso no son las bailarinas, ni es la danza lo que estas figuras representan, si no la música y el sonido, algo supuestamente impensable en fotografía.

Cada una de las fotografías es un momento de una coreografía de danza, de ahí el título en que juego con las palabras en inglés o francés para movimiento (movement) e instante (moment).

Chechu Ciarreta

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EXPOSICIÓN: ABSENCE ET SENS | AUSENCIA Y SENTIDO –VER, MIRAR, OBSERVAR, CONTEMPLAR–

Rafael LafuenteRafael Lafuente Cirauqui (Logroño, 1975)

El patio (2014)

Uno de los aspectos que más me interesa de la fotografía es su ambigüedad, una cierta indefinición de su naturaleza que le hace estar en tierra de nadie, a medio camino entre la fidelidad del documento y las ensoñaciones de la ficción. De algún modo todos mis trabajos reflexionan sobre ese “lugar intermedio” del medio fotográfico, habitualmente desde la evocación del lugar.

Las imágenes que forman la serie “El patio” son resultado de un proceso de trabajo con dos partes bien diferenciadas. En un primer momento se realiza un trabajo de campo, que consiste en la recopilación de datos sobre el terreno: fotografías, mediciones, anotaciones... A partir de estas referencias se procede a la reconstrucción de esos lugares, generando así una realidad de segundo orden que funciona como síntesis del lugar, y que será fotografiada para obtener la imagen final.

Rafael Lafuente

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Me gusta tu casa (2012)

El otro día se me revelaron algunos aspectos, un sueño: Todo se va concretando en una secuencia angustiosa que yo protagonizo y quiero comprender. Ya tengo título: El panóptico, ¿El panóptico? Sí, el panóptico fue un centro penitenciario imaginario que diseñó el filósofo Jeremy Bentham, que permitía a un solo vigilante observar a todos los prisioneros sin que estos pudieran nunca saber si estos eran observados o no. La idea ha tenido mucho desarrollo. Tanto que Michel Foucoult en Vigilar y castigar consideró el panóptico como un ejemplo de nueva tecnología de la observación que se llevaría a cabo en otros lugares como las escuelas o las fábricas. Piensa en Metrópolis o En tiempos modernos. Es una sen-sación que tengo cuando estoy de guardia en el Instituto. Se construyen las escuelas como si fueran cárceles. ¿Qué significa esto? ¿Son nuestros alumnos los prisioneros de un campo de concentración y los profesores sus carceleros? Aún es más inquietante el argumento de estas fotografías: no es que el lugar esté deshabitado, sino que todos son prisioneros de ese lugar, y todos se vigilan. Todos son al mismo tiempo prisioneros y guardianes. Esa es la paradoja de la ausencia de vida, su vida de recelo. Y sin embargo, este tipo de lugares que se nos ofrecen a la venta como lugares utópicos en plena naturaleza -¿qué naturaleza?-, cerca de la ciu-dad y de no sé qué centro comercial o lugar de ocio, no son, en realidad, lugares utópicos sino siniestras heterotopías en las que se auto confina la población —dependiendo de la clase social hablaremos quizás de vivien-das unifamiliares adosadas o de bloques de apartamentos o bungalows o chalés- para alejarse de la aborrecida ciudad donde sucede la vida.

Vayamos despacio: Utopía es una voz griega que significa no hay lugar. Las utopías son emplazamientos sin lugar real, que mantienen con el espacio real una relación de analogía directa o inversa. El espacio que contemplamos guarda una relación inversa con ese lugar aborrecible que llamamos ciudad, en el que no se puede vivir porque todo es muy caro, está contaminada, el barrio lo han tomado los emigrantes, hay mucho ruido, es peligroso, los niños no pueden jugar en la calle... Puntos suspensivos: excusas. Pero las ciudades tienen sus contraespacios. Pen-semos en un museo o en una biblioteca, que hacen posible un lugar en el que suceden simultáneamente todos los tiempos. O en el teatro, que propicia que sucedan sobre el escenario una serie de lugares incompati-bles. O el cine, donde sobre una pantalla bidimensional se desarrolla una historia en un espacio de tres dimensiones.

A veces estos contraespacios están alejados de las ciudades: los asilos donde confinamos a los viejos, los burdeles donde nos aguardan las prostitutas, las prisiones donde se hacinan los presos. La heterotopo-logía, la ciencia con la que soñaba Foucoult, no tiene por estudio las utopías —nombre que hay que reservar a aquello que verdaderamente carece de todo lugar-, sino a los espacios absolutamente otros.

Como por ejemplo, los jardines, que son la recreación milenaria del paraíso perdido. Y aquí está el origen de esta siniestra heterotopía que muestran tus fotos.

Contraespacio de la ciudad en la que no se puede vivir, la urbanización quiere funcionar como una colonia donde la vida es maravillosa, y es maravillosa porque el contraespacio te ofrece una contravida, o la muerte en vida; es decir, me gusta tu casa significa me gusta tu tumba, y ya puede tener una buena conexión a internet para habitar esos otros espacios virtuales, utópicos, que asesinan lo real.

Tal vez piense usted que exagero. En cierta medida. Pero no se preocu-pe: las heterotopías tienen siempre un sistema de cierre y apertura que las aísla y relaciona a un tiempo con el espacio que las rodea. Es decir, siempre que quiera puede usted coger el coche, el tren, el metro, la bicicleta o el globo aerostático para ir al centro comercial y sentirse vivo, o pegarse un tiro para dejar de sentirse muerto.

Me gusta tu casa. Me gusta tu casa. Me gusta tu casa.

Federico de Arce

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Daniel PozoDaniel Pozo López (Logroño, 1975).

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