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Instituto de Desarrollo Económico y Social is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Desarrollo Económico. http://www.jstor.org Instituto de Desarrollo Económico y Social La clase obrera y la política en Chile Author(s): Alan Angell and Marta Moroni Source: Desarrollo Económico, Vol. 9, No. 33 (Apr. - Jun., 1969), pp. 33-65 Published by: {ides} Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3466094 Accessed: 18-08-2014 00:48 UTC Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. This content downloaded from 190.195.98.182 on Mon, 18 Aug 2014 00:48:23 UTC All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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Instituto de Desarrollo Económico y Social

La clase obrera y la política en Chile Author(s): Alan Angell and Marta Moroni Source: Desarrollo Económico, Vol. 9, No. 33 (Apr. - Jun., 1969), pp. 33-65Published by: {ides} Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3466094Accessed: 18-08-2014 00:48 UTC

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LA CLASE OBRERA Y LA POLITICA EN CHILE *

ALAN ANGELL

Todo analisis del rol politico de la clase obrera chilena debe considerar la estructura del movimiento sindical que, como la ma- yoria de ellos, es el producto de la estructura econ6mica, de la le- gislacion y de sus tradiciones politicas y sociales. Este trabajo intenta destacar tanto la estructura sindical como las ideas o ac- titudes de sus miembros, en parte debido a que ya existen datos acerca de estas ultimas2 y en parte porque aislado de un analisis estructural su estudio es poco revelador; ademas este enfoque per- mite una conexion mas facil con el sistema politico. Para poder vincularlos se analizo especialmente la relaci6n con los partidos politicos, ya que los lazos historicos existentes entre las actividades politicas y economicas de la clase obrera fueron estrechos y porque en el presente los partidos juegan un papel importante como in- termediarios entre el gobierno y los sindicatos, aun cuando mas frecuentemente sean los portadores de las declaraciones de gue- rra o de paz. Tanto a nivel de organizacion, a traves de sus de- partamentos sindicales, como a un nivel te6rico, mediante el in-

* Este articulo esta basado en un trabajo meis amplio que sera publicado por el Royal Institute of International Affairs. El autor desea expresar su reconoci- miento por la generosa ayuda prestada por el Institute y por el St. Antony's Co- llege de Oxford al apoyar y financiar el proyecto, y la hospitalidad brindada por el Instituto de Estudios Internacionales de Santiago de Chile.

1 La teoria que sostuvo el sistema legal fue en gran medida resultado del pa- ternalismo (no declarado) de los liberales y los conservadores en los primeros afios de la segunda decada del siglo pasado. Se hallara una descripci6n detallada de las ideas conservadoras y liberales acerca de la legislaci6n en el trabajo de JAMES MORRIS, Elites, Intellectuals and Consensus, Nueva York, 1966.

2 Sobre todo en publicaciones de INSORA, Santiago de Chile; en especial en MANUEL BARRERA, El sindicato industrial, INSORA, 1965, y en HENRY LANDSBERGER, MANUEL BARRERA y ABEL TORO, El pensamiento del dirigente sindical chileno, INSORA, 1963. Vease tambien TORCUATO Di TELLA, LUCIEN BRAMS, JEAN DANIEL REYNAUD y ALAIN TOURAINE, Huachipato et Lota: Etude sur la conscience ouvriere dans deux entreprises chiliennes, Paris, 1966.

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ALAN ANGELL

tento de esbozar una doctrina sobre el adecuado rol de los sindica- tos, los partidos trataron de acercarse a la clase obrera. A me- nudo los objetivos de sus organizaciones y los fines de su teoria no coincidieron, pero muchos credos politicos aparte del marxis- mo encuentran dificil aunar teoria y practica.

TAMA.O, DISTRIBUCI6N Y CRECIMIENTO DEL MOVIMIENTO OBRERO

El tamafio del movimiento obrero organizado en relaci6n con el total de la fuerza de trabajo, su distribucion ocupacional y geo- grafica son factores que obviamente afectan la politica del movi- miento obrero.

CUADRO 1

Total de la fuerza de trabajo del sector pfiblico y privado congregada en sindicatos, 1966

Total de la fuerza de trabajo ............................. 2.935.060 Menos: a) Trabajadores de 15 a 17 afos que no pueden

afiliarse .................. ................. 172.113 b) Empleadores ............................... 39.239 c) Fuerzas armadas y policia .................. 65.000 276.352 Total de la fuerza de trabajo que puede afiliarse ........ 2.658.708

Total de la fuerza de trabajo del sector privado afiliada a sindicatos ............................................. 314.795

Total de la fuerza de trabajo del sector puiblico congregada en "asociaciones" ...................................... 215.781

529.976 *

* Cifra equivalente al 19 % del total de la fuerza de trabajo. Fuente: Cifras del Ministerio de Trabajo, recopiladas por Clotario Blest y pro-

porcionadas por el Departamento de Estudios Sindicales de la Universidad de Chile.

Sobre una fuerza de trabajo de aproximadamente 3 millones, cerca del 10 % estai organizada en sindicatos reconocidos por el estado. Pero si agregamos a esta cifra los trabajadores del estado organizados en gremios o "asociaciones" que funcionan en la prac- tica como sindicatos (si bien en teoria no deberian hacerlo) el por- centaje de organizaciones cuya estructura responde al modelo sin- dical asciende casi al 20 % y es relativamente alto para America

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LA CLASE OBRERA Y LA POLITICA EN CHILE

Latina. Si ademas excluimos a los trabajadores rurales y a los obre- ros industriales empleados en fabricas con menos de 10 trabaja- dores, la cifra seria mucho mayor.

La clase obrera organizada se concentra en algunos sectores de la economia. La agricultura, que emplea el 27 % de los traba- jadores, posee un nivel de sindicalizacion que alcanza solo el 3 %. Pero en este sector hubo notorios cambios desde que la adminis- tracion de Frei reviso la ley' sobre la formacion de sindicatos ru- rales, y tanto el numero de sindicatos como la actividad sindical se acrecentaron.3 Siempre hubo algunas tareas agricolas en las cuales razones especiales (sobre todo su estructura "industrial") hicieron que la actividad sindical ilegal fuera importante, si bien esporadica. Los vifiateros de Molina 4 o los trabajadores de Maga- llanes vinculados a la ganaderia proporcionan dos ejemplos de este hecho.

Las principales industrias mineras, especialmente la del co- bre, emplean s6lo un 4 % de la fuerza de trabajo total, pero mas de la mitad de los trabajadores mineros se encuentran afiliados a sindicatos. Si excluimos a aquellos que trabajan en unidades mi- neras pequefias o medianas, casi todas de propiedad chilena (la gran mineria, por el contrario, es fundamentalmente de propiedad norteamericana), observamos que el porcentaje de la fuerza de trabajo congregada en sindicatos es mucho mayor.

En la industria manufacturera cerca del 27 % de la fuerza de trabajo esta organizada en sindicatos y la tasa de agremiacion (y de pago de cuotas) aumenta o disminuye en relaci6n directa con el tamafio de la empresa.5

Desde el punto de vista geografico existe una variacion con- siderable entre las distintas regiones. El mayor nivel de agremia- cion se encuentra en Antofagasta, donde el 32 % de la fuerza de trabajo esta organizada, en su mayor parte, en sindicatos mineros. En algunas provincias rurales el nivel desciende al 3 % o aiun mas.

8 Antes de 1947 los trabajadores rurales no pudieron organizar sindicatos. La ley fue modificada en 1947, pero las condiciones requeridas eran tan exigentes que s61o se formaron unos pocos sindicatos; vease FRANCISCO WALKER LINARES, "Trade Unionism among Agricultural Workers in Chile", International Labour Review, Ginebra, vol. LXVIII, N? 6, 1953, pags. 509-523. Pero el gobierno dem6crata cristiano promulg6 recientemente una ley que permite la formaci6n de sindicatos rurales. (El texto puede verse en La Naci6n de Santiago, del 19 de mayo de 1967. Vease tambien JAMES PETRAS, Chilean Christian Democracy: Politics and Social Forces, Politics of Modernization Series, Ns 4, Berkeley, California, cap. 4 y otros, 1967.

4 En el trabajo de HENRY LANDSBERGER y FERNANDO CANITROT, Iglesia, intelectuales y campesinos, Santiago, 1967, puede hallarse un analisis de una huelga de traba- jadores vifiateros producida en Molina en 1953.

6 Vease JORGE BARRIA, El sistema de relaciones laborales en Chile, manuscrito, INSORA, 1966.

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En Santiago y sus alrededores, donde viven y trabajan casi la mi- tad de todos los afiliados, la proporci6n del total de fuerza de tra- bajo agremiada es del 12 %. Cerca del 90 % de todos los obreros agremiados vive en las cuatro ciudades principales: Santiago, Val- paraiso, Concepci6n y Antofagasta, o proximos a ellas.6

Crecimiento

El numero de trabajadores afiliados a sindicatos, es decir aque- llos que pagan cuotas a una organizaci6n permanente, no nece- sariamente es un indice del numero que puede ser movilizado para una accion politica o industrial especifica. En el siglo pasa- do solo existia un movimiento obrero rudimentariamente orga- nizado, en general a traves de sociedades mutualistas o de resis- tencia (influidas sobre todo por los anarquistas y establecidas en Valparaiso y Santiago) y fraternidades (sobre todo en las areas mineras del norte). Empero, un nuimero mucho mayor que la can- tidad te6rica de miembros podia ser movilizado en epocas de cri- sis o privaciones;7 su accion era mas una protesta espontanea ma- siva que una acci6n sindical planificada. Hoy existe mucha menor diferencia entre el nuimero formal de miembros de los sindicatos y el nuimero de trabajadores que pueden ser movilizados en las huelgas, pero subsisten variaciones segun las distintas ramas, por ejemplo entre la rural y la minera, que son dos casos extremos.

Los calculos acerca del numero de miembros pertenecientes a sindicatos no son exactos para el primer periodo. Algunos esta- blecen que el numero de afiliados en 1903 era de 63.000. En 1928, la primera de las grandes confederaciones sindicales, la Federa- ci6n Obrera de Chile (FOCH) declaraba haber organizado a unos 136.000 trabajadores.8

Los datos obtenidos a partir de 1932, fecha en que el Ministe- rio de Trabajo comenz6 a recabar informacion (solo para los sin- dicatos legales), nos merecen mayor confianza.9 Despues de la Se-

6 Las cifras pertenecen al Ministerio de Trabajo, y fueron proporcionadas por el Departamento de Estudios Sindicales de la Universidad de Chile.

7 Se encontrara un analisis detallad'o de los primeros movimiento sindicales en el trabajo de HERNAN RAMIREZ NECOCHEA, Historia del movimiento obrero en Chile: siglo diecinueve, 1956; y en el de JULIO CiSAR JOBET, Ensayo critico del desarrollo econ6mico-social en Chile, Santiago, 1955. Tanto Ramirez (comunista) como Jobet (anticomunista, perteneciente al ala izquierda del socialismo) sefialan especialmente la continuidad organizativa (aunque no la continuidad de actitudes) en el movimiento obrero chileno.

8 HERNAN RAMIREZ NECOCHEA, Origen y formacidn del Partido Comunista de Chile, Santiago, 1965, pag. 93.

9 Esta informaci6n fue ltilmente resumida y analizada en el trabajo de JAMES MORRIS y ROBERTO OYANEDER, Afiliacion y finanzas sindicales en Chile, 1932-1959, INSORA, 1961.

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LA CLASE OBRERA Y LA POLfTICA EN CHILE

gunda Guerra Mundial aument6 el nuimero de afiliados (salvo en los afios politicamente confusos de 1948-49), hasta 1956 en que comenz6 a declinar. El proceso se detuvo en 1964. En el sector rural se observ6 un gran crecimiento: la cifra indicada para 1964 es de 1.706, y para mediados de 1967, de 11.845. Pero tambien en el sector no rural hubo un aumento de casi el 10 % solo en el afio 1966.

El crecimiento (y el estancamiento) de los sindicatos parece obedecer a varios ritmos. El rapido crecimiento economico y el desarrollo industrial explican el aumento durante los afios de gue- rra. Desde entonces, si tomamos en cuenta la proporcion sobre el total de la fuerza de trabajo, el aumento absoluto de la misma solo indica que el movimiento sindical chileno no muestra una tendencia a desarrollarse, sino mas bien a permanecer constante. La rivalidad politica interna existente entre socialistas y comu- nistas detuvo el crecimiento en la decada del cuarenta, ya que las disputas entre los lideres sindicales se entablaban menos en el terreno gremial que en el politico. El dominio politico de los radicales explica el desarrollo de "sindicatos" en el sector pu- blico, especialmente de los sindicatos de empleados puiblicos, pues los radicales tenian gran influencia sobre ellos. Los cambios ad- ministrativos pueden influir en la tasa de desarrollo de los sindi- catos. El simple recurso de acelerar el proceso de registro legal sostenido por la administraci6n dem6crata cristiana dio impulso a la afiliacion sindical.

Las cifras actuales de afiliados sindicales se consignan en el cuadro siguiente:

CUADRO 2

Sindicatos: estructura existente al 30 de junio de 1967 Sector privado

Nfimero de Nfimero de Por ciento Por ciento Tipo de sindicato sindicatos miembros de sindi- de miem-

catos bros

De industria (de fabrica) .. 1.076 175.332 34,8 53,5 Profesional (de oficio) ..... 1.666 132.679 53,7 40,5 Profesional de trabaj adores

independientes ........... 136 8.283 4,5 2,5 Rural ...................... 217 11.485 7,0 3,5

3.095 327.779 100 100

Fuente: cifras proporcionadas por el Ministerio de Trabajo.

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Empero, se requiere una cierta precaucion en el empleo de estas cifras, pues los datos oficiales tienden a incluir sindicatos

que ya han dejado de funcionar.10 En Chile existen comparativamente un numero considerable

de afiliados (en relaci6n con el total de la fuerza de trabajo) que se localizan en sectores de la economia estrategicamente importan- tes (especialmente en las minas de cobre) como para que el mo- vimiento sindical influya poderosamente tanto en la economia co- mo en la politica. Pero antes de emprender cualquier analisis es necesario considerar el tipo de organizacion de los sindicatos y en particular el modo en que el c6digo oficial de trabajo determina la pauta de las relaciones industriales.

ESTRUCTURA

El promedio de afiliados a los sindicatos chilenos es bajo.1 En 1960 aproximadamente los dos tercios de los sindicatos tenian menos de 100 miembros y solo el 5 % poseia mas de 500.12

El nucleo basico para el establecimiento de convenios es el sindicato de industria local. La formacion de federaciones es di- ficil, y debido a las limitaciones legales estas solo pueden cumplir funciones restringidas. Entre las federaciones grandes se cuentan dos particularmente fuertes, la de trabajadores del cobre y el sin- dicato maritimo, que poseen derechos legales especiales. Otras dos, la de ferroviarios y la de obreros de la industria del cuero y del calzado, funcionan fuera de los margenes legales, lo cual no sig- nifica que sean ilegales. Ninguna de las principales confederacio- nes sindicales -en especial la Central Unica de Trabajadores (CUT)- estan reconocidas por la ley, y sus actividades se rela- cionan en mayor medida con la fuerza politica del movimiento obrero chileno.

Este estado de fragmentaci6n, localizacion y debilidad gene- ral del movimiento obrero obedece a dos causas fundamentales:

10 Un estudio de INSORA estima que un 25 % de los sindicatos no puede funcionar y que la situaci6n sindical de casi el 15 % de los afiliados se encuentra en suspenso. Ademas, como muchos trabajad'ores son miembros a la vez de ]os sindicatos de industria y de sindicatos profesionales, existe una superposici6n de casi un sexto de las cifras totales de afiliaci6n (Ibidem, pag. 26-27).

11 El promedio de afiliados sindicales en 1965 era de 141, lo cual sefiala una aumento muy pequefio con respecto al establecido en 1930, que era de 130 (EMILO MORGADO, manuscrito, INSORA, s.f.).

12 BARRIA, ob. cit., del cual se extrajeron muchos datos sobre los convenios colectivos.

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LA CLASE OBRERA Y LA POLiTICA EN CHILE

en primer lugar, al codigo laboral; en segundo termino, a la es- tructura econ6mica del pais.

El codigo legal13

El c6digo legal fue promulgado en el siglo pasado, durante la decada del veinte, y en esencia no ha sido modificado, salvo en lo referido al sector rural, donde recientemente se efectuaron refor- mas. Sus origenes teoricos se hallan en los proyectos legislativos creados por los dos grupos principales de entonces, el Partido Con- servador y la Alianza Liberal. Esos proyectos eran fundamental- mente autoritarios y restrictivos. La diferencia sustancial entre ellos residia en que los conservadores pretendian que las organi- zaciones laborales fueran controladas por los patronos (una forma del paternalismo catolico), mientras que los liberales estaban dis- puestos a ver al gobierno como la autoridad final. Pero tampoco en el seno de los partidos existia acuerdo sobre la necesidad de legis- laci6n; muchos diputados preferian que los sindicatos no fueran reconocidos o que simplemente no existieran. Solo cuando en 1924 Alessandri fue obligado por los militares a acelerar la promulga- cion de leyes sociales la legislatura acept6 el codigo. La fuerza obrera organizada no fue consultada por los politicos ni por los militares, segun una costumbre de la vida politica chilena, y con- sidero al c6digo un intento de la burguesia para maniatarla.

El c6digo de trabajo establecia dos clases de sindicatos: a) sindicatos de industria o de fabrica, que podian establecerse en empresas con un personal minimo de 25 obreros, de los cuales por lo menos el 55 % debia estar de acuerdo con la formacion del sin- dicato; una vez tomada esta decision, todos los miembros debian acatarla, y solo podia existir un sindicato por fabrica; estos po- dian formar federaciones con otros sindicatos de fabrica, pero so- lo para desempenar funciones que poco tenian que ver con las actividades basicas, tales como los convenios colectivos; los obje- tivos de las "federaciones" debian ser educativos y sociales, aun- que el c6digo impidiera su cumplimiento al hacer que aun la fi- nanciaci6n de esas formas moderadas de actividad colectiva pro- viniese de las cuotas abonadas por los miembros; y b) sindicatos profesionales o de oficio, que en teoria estaban formados por quie- nes desempefiaban tareas u oficios similares en la estructura fa-

13 JAMES MORRIS, en Elites, Intellectuals and Consensus, describe el contexto hist6rico; R. ALEXANDER, en Labor Relations in Argentina, Brazil and Chile, Nueva York, 1962, estudia el impacto del c6digo sobre el sistema de relaciones in- dustriales. Las entrevistas con lideres obreros realizadas entre marzo y mayo de 1966 aportan muchos detalles de interes.

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bril; incluian a obreros y empleados y aun a empleadores; los afiliados podian serlo a la vez de ambos tipos de sindicatos.

En la practica existian menos incentivos para formar sindi- catos profesionales o de oficio que para organizar los de in- dustria. Los primeros no podian participar, como lo hacian estos ultimos, en las utilidades, y por lo tanto las limitaciones financieras impedian la creacion de federaciones legales poderosas. La mayo- ria de los sindicatos profesionales, a diferencia de los industria- les, eran organizaciones de empleados. A veces congregaban a pe- quefios grupos de trabajadores calificados registrandolos como obre- ros. La afiliaci6n no era obligatoria, como ocurria en el otro caso. Dado el escaso incentivo que posefan los empleados para formar sindicatos, especialmente en un pais en el que por su status ellos obtenian privilegios no concedidos a los obreros, la fuerza princi- pal del movimiento sindical residia en los sindicatos industriales.

Puesto que el c6digo de trabajo regulaba de diversas mane- ras los asuntos sindicales, las organizaciones eran econ6micamen- te debiles. Parad6jicamente, esta debilidad econ6mica acentu6 la importancia del compromiso politico en el movimiento obrero, pues los sindicatos debiles buscaban apoyo entre los aliados politicos. Con todo, existian fuertes restricciones.

En primer lugar, si exceptuamos los sindicatos especialmente protegidos por la ley, o aquellos en los cuales los patronos lo- graban un acuerdo defacto con los miembros del sindicato, los dirigentes sindicales no recibian un pago extra por sus actividades gremiales y se suponia que cumplian la jornada completa de tra- bajo. Esto impidi6 el desarrollo de una estructura burocratica, ras- go tipico de las organizaciones que poseen las caracteristicas so- ciales y economicas de los sindicatos.14

El sistema actual determin6, dada la ausencia de cambios de status, de alicientes econ6micos o de poder para quienes realiza- ban tareas sindicales, que aumentara el numero de dirigentes cu- ya principal motivaci6n era politica. Como los lideres sindicales estan a menudo comprometidos politicamente, intentan asumir responsabilidades sindicales y son alentados en este empeno por sus partidos. Las divisiones existentes en el movimiento sindical respondieron entonces al lineamiento de los partidos politicos.

14 S. LIPSET, "The Political Process in Trade Union: a Theoretical Statement", en W. GALENSON y S. LIPSET (EDS.), Labor and Trade Unions, Nueva York, 1960. Sin embargo, existe una cifra sorprendente de estabilidad laboral. Un analisis de las personas que ejercieron la presidencia (el puesto mas importante) de casi todos los sindicatos industriales en las areas de Santiago, Valparaiso y Concepci6n muestra que el 23 % estuvo en dicho cargo durante 10 afnos o mas, y el 44 % por cinco afos o mas. (LANDSBERGER ET AL., El pensamiento del dirigente sindical chileno, pag. 22).

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LA CLASE OBRERA Y LA POLfTICA EN CHILE

En segundo lugar, los sindicatos no podian obtener otros fon- dos para mantener las huelgas. Aunque esta ley se eludia con fa- cilidad, el estado controlaba cuidadosamente las finanzas de los sindicatos. Los presupuestos sindicales debian ser remitidos a los inspectores locales de trabajo; los sindicatos solo podian poseer en efectivo una pequefia suma de dinero y el resto debia hallarse en una cuenta bancaria supervisada. Ante la necesidad de actuar los sindicatos debian recurrir (a causa de la insuficiencia de sus propios fondos) al apoyo de los sectores politicos o montar sola- mente huelgas cortas "de guerrilla", a veces violentas, casi siem- pre acompafiadas por la toma de fabricas. Carecian de medios para mantener una acci6n prolongada.

Unido al problema que creaba el control estatal se encontraba el inconveniente mas general de la insuficiencia de los fondos sin- dicales. La mayor parte de los ingresos de los sindicatos indus- triales provenian mas de la participacion obrera en las ganancias que de los aportes de los miembros. En 1948 se estimo que dos ter- cios del total obtenido provino de los beneficios pagados directa- mente por los patronos a los sindicatos.5 En 1959 la proporcion de los ingresos sindicales de esa fuente se estimo en el 52 %.16

Empero, existia una casi total evasion al pago por parte de los empleadores; por ejemplo, de los 608 sindicatos industriales que debian recibir beneficios, en 1960, solo 265 alcanzaron a obtener- los.17 Los sindicalistas dedicaban gran parte de su tiempo a dis- cutir con los patronos a prop6sito de los beneficios. Tal como fue previsto por el esquema original de los conservadores, el sistema cooperativo hizo aumentar la dominaci6n patronal y disminuyo la solidaridad obrera. Los sindicatos y las federaciones industriales (excluyendo a aquellos que gozaban de privilegios legales) no re- cibian beneficios, y dado el monto generalmente bajo de los in- gresos provenientes de las cuotas su debilidad financiera impe- dia una gran actividad. La CUT, la principal confederaci6n, se en- contraba en un estado de continua crisis financiera.18

En general, el ingreso que los sindicatos obtenian de las cuo- tas y beneficios era bajo, y las restricciones acerca del uso de sus

15 ALEXANDER, ob. cit., pag. 296. Los empleadores pagaron tambien una parte de los beneficios directamente a los empleados.

16 MORRIS y OYANEDER, ob. cit., pag. 40. 17 UNITED STATES DEPARTMENT OF LABOR: BUREAU OF LABOR STATISTICS, Labor in

Chile, informe Ns 224, mayo 1962. Se distribuy6 un valor aproximado de U$S 777.000, pag. 37.

18 JORGE BARRiA, Trayectoria y estructura del movimiento sindical chileno, INSORA, Santiago, 1963. Aunque intent6 eludir los compromisos internacionales, se vio forzado en un momento a solicitar un prestamo del WFTU, pag. 313.

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recursos impedian que se los utilizara de manera provechosa. Los sindicatos industriales no podian pagar tampoco las cuotas a la federaci6n de la cual eran miembros. En un trabajo se estima que el ingreso promedio mensual por organizaci6n en la catego- ria de sindicatos de industria era, en 1959, de 0,62 escudos; en los sindicatos profesionales era de 0,29 escudos. El ingreso promedio por miembro descendio a partir de 1940.'1

Los sindicatos poseian escasa influencia en lo referente al em- pleo de sus afiliados. El contrato de trabajo se realizaba individual- mente y los sindicatos cumplian un papel secundario. Tampoco tenian poder para impedir los despidos.

La importancia de los sindicatos de industria y la impotencia de la mayoria de las federaciones se vieron acrecentadas por el sistema de convenio colectivo. Si bien una de las principales aspi- raciones del movimiento obrero era lograr un sistema de conve- nios colectivos nacionales y aunque ocho federaciones lo hubie- ran alcanzado, la concertacion de los mismos era esencialmente inherente al sindicato de industria local. Las condiciones y el au- mento de salarios para los convenios eran propuestos por los diri- gentes sindicales locales en cada fabrica y no marcaban necesaria- mente un precedente para las otras empresas. Existiendo la posi- bilidad de que cada sindicato entrara en negociaciones con los empleadores, disminuia la necesidad de establecer una union con los otros. Por otra parte, el estado regulaba estrictamente los con- venios colectivos, y con su politica de ingresos intentaba limitar el aumento de salarios. Los sindicatos de industria, enfrentados a esta alianza entre el estado y los patronos y' generalmente inca- pacitados para realizar alianzas con otros sindicatos, eran debi- les y necesitaban el apoyo de sectores politicos; sus problemas trascendian los conflictos locales con el patrono y debido a la interferencia del estado se transformaban en cuestiones de po- litica economica a nivel nacional.

Una distincion muy importante establecida en el C6digo de Trabajo de 1924 y afirmada por los estatutos y convenciones pos- teriores, es la existente entre trabajadores "manuales" e "intelec- tuales", entre obreros y empleados. Los empleados reciben mejor trato que los obreros. En la industria manufacturera los salarios de los empleados son tres veces mas altos que los de los obreros. Pero ademas de recibir mejores salarios y ajustes automaticos de acuerdo con el alza del costo de vida, los empleados se favorecen

19 MORRIS Y OYANEDER, ob. cit., p/g. 42. En 1960 el escudo chileno (E?) valia aproximadamente un d6lar.

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LA CLASE OBRERA Y LA POLiTICA EN CHILE

tambien con servicios sociales y beneficios (que cubren una parte importante de los salarios y las pensiones).20

Esta division tiene importantes consecuencias en el sistema sindical. Tiende a sefialar las diferencias sociales dentro de la fuerza de trabajo y, por lo tanto, a debilitarla como poder organi- zado, alentando asi a los sectores de trabajadores clasificados co- mo obreros a alcanzar el status de empleados. Como el estado es quien fija la linea divisoria, su poder para modificarla es una de las armas que posee contra la clase obrera. Si bien los sindicatos profesionales son menos capaces que los industriales para desem- pefiar las funciones sindicales tipicas, los beneficios individuales que da el status de empleado sobrepasan los de la fuerza colectiva dentro de un sindicato de fabrica obrero.21

Los convenios colectivos, importante factor en la creaci6n de la solidaridad sindical, estan practicamente reservados a los sin- dicatos industriales.22 El sector de empleados publicos constituye una excepci6n principal a esta pasividad general de los sindicatos de empleados, que segun declaraciones de uno de sus primeros di- rigentes (antiguo presidente de la CUT) posee una proporci6n de afiliacion que llega casi al 90 %.23 La explicaci6n de este hecho reside en que las asociaciones o "gremios" de empleados publicos no estan considerados por el estado dentro de los "sindicatos" y muchas de las practicas restrictivas del codigo laboral no se apli- can a ellos. Se los alienta a formar asociaciones y estas cumplen funciones gremiales. Por otra parte, este rapido crecimiento tuvo lugar despues de la Segunda Guerra Mundial, cuando los radi- cales, al perder a sus aliados socialistas y comunistas, optaron por

20 Aunque los obreros sumaban en 1961 las tres cuartas partes del total de personas aseguradas, recibieron s6lo un tercio de los beneficios, mientras que los empleados, un cuarto de la poblaci6n empleada, recibieron dos tercios del total de beneficios. Ademas, dentro del sector que abarca a los empleados, aquellos que se desempefian en el sector pfblic'o reciben una parte desproporcionadamente mayor que los que lo hacen en el sector privado, hecho que refleja el trato favorable acordado por el gobierno radical al sector que constituia una de sus bases de apoyo (UNITED STATES DEPT. OF LABOR, ob. cit., pag. 34). Para un analisis de la discriminacion existente contra los obreros respecto de la seguridad social vease T. DAVIS, "Dualism, Stagnation and Inequality: The Impact of Pension Legislation in The Chilean Labor Market", en Industrial and Labor Relations Review, vol. XVII, Ng 3, abril 1964.

21 Inclusive los sindicatos bajo control comunista, tales como los de Huachipato, la industria chilena de acero, demuestran esta tendencia de los pequefios grupos de obreros especializados de formar un sindicato independiente y elevar su status (entrevistas con funcionarios sindicales de Huachipato, Concepci6n, abril 1966).

22 En 1965 s6lo el 8 % de las demandas sindicales colectivas provino de los sindicatos de empleados, hecho muy sorprendente pues entonces era ilegal que los empleados realizaran esas demandas, puesto que el aumento de salarios estaba fijado por ley (BARRIA, El sistema de relaciones laborales).

23 CLOTARIO BLEST, "Organizaci6n de la clase trabajadora", en Punto final, NQ 36, agosto 1967, pag. 19.

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volcarse hacia el uinico sector sobre el cual tenian influencia, es decir sobre sus propios empleados. Aunque los radicales habian perdido influencia en los sindicatos "industriales" de empleados puiblicos, tales como el de ferroviarios, eran aun poderosos en los administrativos. Los empleados puiblicos poseen una gran ventaja negada a la mayoria de los sindicatos: la de poder negociar con un solo empleador y no con una multitud de ellos. No es sor- prendente que sindicatos como el de docentes o el de trabajadores de sanidad se encuentren entre los mas combativos y los que han logrado mayores exitos en la politica sindical chilena.

La estructura de la economia Otro de los motivos que originan la fragmentaci6n del sis-

tema sindical es la fragmentada estructura econ6mica. El gran numero de pequenos sindicatos refleja el gran nuimero de peque- ias empresas.24

Los salarios y la fuerza sindical varian en relacion directa con el tamafio de la empresa, pues en las de grandes dimensiones los sindicatos y la patronal se enfrentan para la elaboracion de convenios colectivos en las condiciones comunes a toda la indus- tria moderna.25 En las empresas pequefias, los patronos tienden a ser paternalistas cuando no autocraticos, y algunas asociaciones son indudablemente sindicatos de fabrica. El ambiente paterna- lista de esas empresas y, la docilidad de la fuerza de trabajo son explicados a menudo por el origen social de los obreros. Se afir- ma (tal como se observo en el caso de muchos paises latinoame- ricanos) que los trabajadores han emigrado recientemente de las zonas rurales, cuyos sistemas de valores descansan en la depen- dencia de los campesinos con respecto a los patronos.26 Esta ex- plicacion no es la mas aceptada en el presente, al menos para la realidad chilena. Se ha demostrado que la mayoria de los migran-

24 En 1960 casi el 50 % de la fuerza de trabajo empleada en la industria ma- nufacturera se distribuia en unidades de cinco trabajadores o menos. Del resto de la fuerza de trabajo industrial, el 44 % se concentraba en grandes firmas que empleaban un promedio de 500 trabajadores, el 40 % en empresas de tamafio medio que empleaban un promedio de 40 personas, y un 16 % en pequefias firmas que empleaban un promedio de 9 trabajadores. Existian s6lo 26 sindicatos industriales grandes con mas de 1.000 miembros y s6lo 5 sindicatos profesionales del mismo tamafio (BARRIA, ob. cit.).

26 DAVIS, ob. cit., escribe que "los mayores costos de salarios que hallam'os en las grandes firmas son consecuencia del hecho de que los salarios minimos y la legislaci6n de protecci6n obrera, asi como las contribuciones para la seguridad social (que pueden constituir hasta el 50 % de los sueldos liquidos) s61o pueden obtenerse, al igual que las leyes reguladoras y los impuestos, en establecimientos de gran escala, con capitales muy altos".

26 Vease E. FALETTO, Incorporacidn de los sectores obreros al proceso de des- arrollo, ILPES, Santiago, 1965, mimeo, passim.

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LA CLASE OBRERA Y LA POLITICA EN CHILE

tes no se desplazaron de las areas rurales a las grandes ciudades, sino que pasaron por diversas etapas intermedias, y se establecie- ron primero en ciudades pequefias, para alcanzar luego la Capi- tal. Ademas, se observ6 que los trabajadores llegados ultimamen- te a Santiago tenian especiales problemas de adaptaci6n a la vi- da en la ciudad; sus problemas eran generalmente los comunes a los sectores urbanos pobres.27

El desarrollo econ6mico de Chile no favoreci6 en la decada pasada el crecimiento de un proletariado industrial que pudiera ser la base de un movimiento sindical poderoso. Entre 1953 y 1965 la producci6n industrial crecio mas que el nuimero de obre- ros empleados, cuyo total aumento solo en un 6 %, aunque el de empleados lo hiciera casi en un 40 %. En la industria minera la fuerza de trabajo disminuy6 en un 12 % entre 1957 y 1965.28 En la moderna planta de acero de Huachipato se observa una ten- dencia similar.129 Esta expansi6n, acompaiada por, el gran creci- miento del sector terciario, hace obviamente dificil aplicar los esquemas europeos en lo que respecta al desarrollo sindical.

EL PAPEL DE LOS SINDICATOS DENTRO DE LA ECONOMIA

El proceso inflacionario chileno hace que los sindicatos de- ban realizar gran cantidad de movilizaciones para lograr simple- mente el mantenimiento del salario real. La participaci6n obre- ra en el producto bruto nacional desde la Segunda Guerra Mun- dial demuestra que esos reclamos no tuvieron mucho exito com- parados con los de otros sectores, especialmente debido al retr6- grado sistema de impuestos que imper6 hasta el ascenso al poder de los dem6cratas cristianos. El ingreso per capita se elev6 en un 30 % entre 1940 y 1954, pero ese aumento represent6 para los obreros tan solo un incremento del 9 %, mientras que para los empleados signific6 un 38 % y un 43 % para los patronos.30 El

27 B. HERRICK, Urban Migration and Economic Development in Chile, Cambridge, Mass., 1965, p8g. 51 y 100.

28 CENTRAL UNICA DE TRABAJADORES, Politica de Remuneraciones, Santiago, 1966, p8g. 14.

29 En 1953 un afio despues de que se abriera, producia 313.073 toneladas de lingotes de acero con una fuerza de trabajo total de 6.203 obreros. Pero en 1964/65 produjo 541.095 toneladas, con una fuerza de trabajo de 5.510 (COMPANfA DE ACERO DEL PAcIFICO, Memoria anual, 1965/66, Concepci6n, pags. 10 y 20).

30 N. KALDOR, "Problemas econ6micos de Chile", en El Trimestre Econ6mico, M6xico, vol. XXVI, N9 2, abril-junio 1959, p8g. 179. Vease tambien 0. SUNKEL, "La inflaci6n chilena: un enfoque heterod'oxo", en El Trimestre Econ6mico, vol. XXV, NQ 4, octubre-diciembre 1958; y A. HIRCHMAN, Journeys toward progress, Nueva York, 1963, pags. 215-296.

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crecimiento del producto per capita en las minas y en la indus- tria excedi6 considerablemente el aumento de salarios.

En Chile las huelgas se relacionan con el costo de vida y sus caracteristicas son un indice de la debilidad sindical. El numero de huelgas esta directamente relacionado con el alza anual del costo de vida y con el grado de compromiso del gobierno con una severa politica de ingresos. Un analisis de la actividad sindical en el periodo 1910-1926 demuestra tambien que las huelgas aumen- taron o disminuyeron a la par de esos factores.31 Las organiza- ciones partidarias podian otorgar matices politicos a las luchas sin- dicales chilenas, pero estas basicamente poseian causas econ6mi- cas, como sucede con la actividad sindical en la mayoria de los casos.

Las huelgas eran cortas, frecuentes, localizadas y tenian ori- gen en los sindicatos de industria que reclamaban aumentos de salarios y mejoras en las condiciones de trabajo. Rara vez se ori- ginaron en demandas tales como el derecho de agremiacion o la participaci6n politica. Las huelgas ilegales fueron siempre mucho mas frecuentes que las legales.3 Las primeras surgieron casi in- variablemente de protestas obreras espontaneas contra la accion unilateral de las empresas.33 Menos organizadas que las huelgas legales (que tienen una duraci6n promedio de 22 dias), fueron generalmente breves (un promedio de 5 dias).34 Son declaradas legales despues de un largo proceso de arbitraje. Muchos sindicatos tratan de evitar esos arduos procedimientos, pero corren el riesgo de que las huelgas sean declaradas ilegales y los obreros se vean obligados a retornar al trabajo. Estrictamente hablando, es ilegal hacer huelga para lograr que se cumplan acuerdos ya existentes con los patronos. Empero, el hecho de que sea esta la causa mas comin de la actividad huelguistica ilustra la debilidad de los sin- dicatos frente a la patronal hostil y la falta de confianza de los obreros en el sistema legal de conciliaci6n.

1' JORGE BARRfA, Los movimientos sociales en Chile, 1910-1926, tesis, Universidad de Chile.

32 En 1965 hubo 274 huelgas que afectaron a 127.626 trabajadores; la mayoria de ellas fueton declaradas ilegales (ALBERTO ARMSTRONG VERDUGO, Las huelgas en Chile en 1962; su magnitud y causas, tesis de licenciatura, Universidad de Chile).

S3 Ibidem, pag. 27. PETRAS extrae una conclusi6n similar para las areas rurales. Escribe que "el principal factor que contribuye al crecimiento de la combatividad, la conciencia sindical y la solidaridad social en el campo fue la violaci6n de con- venios por parte de los propietarios de las tierras", ob. cit., pag. 19.

34 ARMSTRONG, bb. cit., pag. 39.

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LA CLASE OBRERA Y LA POLfTICA EN CHILE

LA POLITICA Y LOS SINDICATOS

La actividad sindical chilena dificilmente pueda dejar de ser politica. El gobierno regula de tal modo el movimiento obrero que en la elaboraci6n de todos los convenios colectivos entre los sindicatos y la patronal esta presente el estado, y esto se debe tanto a una obligacion legal como a necesidades de la politica eco- nomica. Los sindicatos y el gobierno estan enfrentados a causa de los programas que combaten la inflacion mediante una politica salarial restrictiva. En muy pocos paises los sindicatos aceptan esa coercion; en Chile, donde ni siquiera son consultados, los li- deres sindicales no pueden dejar de pensar que su funcion esen- cial (la de salvaguardar los intereses de sus afiliados) los enfren- ta con el gobierno.

Empero, en lo que respecta al sindicalismo, el problema real no consiste en determinar si sus organizaciones son politicas sino mas bien si responden a lineas politicas determinadas. ,Hasta que punto las acciones, los metodos o las ideas generales de los sin- dicalistas derivan de una ideologia o de una filiaci6n politica an- tes que de consideraciones gremiales? Este tipo de pregunta es bastante arbitrario a menos que lo situemos en un contexto po- litico mas general. No podemos saber si los sindicatos son una fuerza revolucionaria antes de considerar las otras partes del mo- vimiento revolucionario. Muchos izquierdistas chilenos hacen hin- capie, como lo hacia Lenin, en las limitaciones de la acci6n sin- dical, sobre todo despues de observar el fracaso de los sindicatos en las ocasiones en que se lanzaron a realizar alianzas politicas y electorales.35 A diferencia de Lenin, sin embargo, su concepcion acerca del papel positivo del partido es menos clara en teoria y menos efectiva en la practica.36 Las entrevistas con dirigentes sindicales marxistas demuestran que ellos dan importancia al rol que cumplen en la formacion de la conciencia de clase, pero no se consideran, al menos en su condicion de sindicalistas, los lideres de la revolucion politica, sea esta pacifica o violenta.

35 Como cuando se unieron al gobierno del Frente Popular en 1938, y sufrieron la ruptura posterior de esa alianza y el antagonismo resultante entre socialistas y comunistas.

36 La teoria marxista de los diferentes roles del sindicato y del partido fue expuesta por PERRY ANDERSON en "The Limits and Possibilities of Trade Union Action", en R. BLACKBURN Y A. COCKBURN (eds.) The Incompatibles: Trade Union Militancy and the Consensus, Londres, 1967, pags. 264-280. Escribe que los "sindicatos crean siempre una conciencia de clase (que es el reconocimiento de la identidad independiente del proletariado como fuerza social que posee intereses comunes den- tro de la sociedad). Pero esta no es conciencia socialista (la visi6n y el deseo hegem6nicos de crear un nuevo orden social), que solo puede crearse por la acci6n de un partido revolucionario", pag. 274.

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El grado de control que los diversos partidos ejercen sobre los sindicatos varia segun los niveles de organizacion sindical. Es obvio que las confederaciones nacionales tienen mas posibilidades de manifestarse como organizaciones politicas que los sindicatos de industria pequefios. Esta cuestion puede ser examinada en tres niveles: las confederaciones nacionales, los sindicatos y los miem- bros individuales.

a) Las confederaciones nacionales Existen en Chile varias confederaciones nacionales, que se

hallan separadas por posturas partidistas. La confederaci6n prin- cipal, la CUT esta controlada por miembros del FRAP (aun cuan- do las tendencias a la unidad dentro de esta alianza son cada vez mas tenues). A pesar de ello el partido radical y los dem6cratas cristianos no desean cortar todos los lazos con la CUT, por el solo hecho de que muchos sindicatos adheridos poseen dirigentes radicales o democratas cristianos. Estos ultimos tienen una debil organizaci6n, el Comando Nacional del Trabajo, que surgi6 como un movimiento de "apoyo sindical a Frei" en las elecciones presi- denciales de 1964. Existe un grupo clerical, la Acci6n Sindical Chilena, cuya influencia se extiende en las areas rurales y que mantiene con los dem6cratas cristianos lazos poco cordiales. Los anarquistas y otros pequefios grupos ideologicos poseen organiza- ciones nacionales reducidas e inoperantes.

La CUT es por cierto la mas importante.37 De las cincuenta federaciones y sindicatos de mayor relevancia, cerca de la mitad estan afiliados a la CUT y arrastran al 60 % del total de afilia- dos sindicales.38 Los sindicatos de empleados poseen una organi- zaci6n nacional aut6noma, la Confederaci6n de Empleados Par- ticulares, pero esta mantiene estrechos vinculos con la CUT y muchos de sus dirigentes son tambien afiliados a ella. Gran can- tidad de sindicatos de empleados pulblicos son asimismo afiliados a la CUT (esto puede parecer extrafio si consideramos las filia- ciones politicas de los gobernantes chilenos).

Mas adelante mostraremos la abrumadora mayoria de dele- gados que poseen una filiaci6n politica partidista entre todos los concurrentes a los congresos nacionales de la CUT.

La eliminaci6n gradual de los grupos que no responden a los nucleamientos socialistas y comunistas dentro del CDN es mani- fiesto, pero el conflicto existente entre estas dos fracciones queda

v El desarrollo de la CUT esti mej'or descripto en JORGE BARRiA, Trayectoria y estructura del movimiento sindical chileno.

"8 UNrrED STATES DEPARTMENT OF LABOUR, ob. cit., pag. 39.

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LA CLASE OBRERA Y LA POLITICA EN CHILE

demostrado por el hecho de que solo en un congreso lograron pre- sentar una lista unida para las elecciones. En los congresos de la CUT, las divergencias no surgen tanto de las diferentes delega- ciones sindicales como de los distintos grupos partidistas. Las lis- tas presentadas para las elecciones del CDN no representan alian- zas de un sindicato con otro sino las de miembros de los distintos sindicatos pertenecientes a la misma tendencia politica. Por otra parte, los lazos que mantienen unidos a los lideres sindicales den- tro del CDN son acuerdos politicos y tambien son politicos los motivos que los dividen.39 Los grupos sindicales consultan a sus partidos antes de los congresos y durante su desarrollo y discuten la tactica y la eleccion de candidatos para las listas, aunque el alcance y la influencia de estas deliberaciones varian seguin el partido.

Es caracteristico de la accion de la CUT la realizacion de declaraciones de fe antes que la demostracion practica de su fuer- za. En los hechos se halla frente a una disyuntiva de principio planteada por sus afirmaciones anticapitalistas, anticonciliadoras, que postulan la lucha de clases, y las necesidades cotidianas de un movimiento obrero fragmentado que no libra una batalla sino un gran numero de escaramuzas (y a menudo estas representan mas un retroceso que un avance). La CUT no ha tenido mayor exito al intentar la movilizacion obrera para actuar politicamen- te, excepto cuando su llamado a las armas coincidio con el de- seo de algunas federaciones o de algunos grupos de sindicatos de declarar huelgas por motivos econ6micos. Los objetivos politicos estan limitados a las causas esencialmente econ6micas. Tampoco es comun que los sindicatos poderosos consulten a la CUT antes de decretar una huelga.40 El peso de la CUT sobre la estructura gremial ha sido minimo. Dos de sus mayores aspiraciones fueron crear estructuras sindicales unicas para cada industria y presen- tar demandas salariales unicas por industria en vez del sistema imperante de negociaci6n fabrica por fabrica, pero poco ha lo- grado realizar en este sentido.41

39 La divisi6n reciente del Partido Socialista, en 1967, produjo divisi'ones entre el CDN de la CUT, pues varios lideres sindicales se alinearon con una u otra de las fracciones resultantes.

40 BARRIA, ob. cit., pag. 264, cita el informe del presidente del CDN al Segundo Congreso Nacional de la CUT, para sefialar que pocos sindicatos se molestaban en consultar a la CUT sobre sus planes de huelgas, o peor aun, en caso de hacerlo y no contar con el apoyo del CDN declaraban igualmente la huelga. "A pesar de que recibian instrucciones muy precisas a este respecto, los afiliados sindicales las igno- raban. Esta fue la causa de las mas graves dificultades internas por las que atraves6 la CUT".

41 BARRIA, ob. cit., pag. 260, escribe que "a pesar de las resoluciones que se to- maron y del interes que suscitaron, poco se ha hecho en este campo (es decir, la

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La CUT debe en cierto modo asesorar a los sindicatos, espe- cialmente en los casos de huelga, y actua como intermediario en- tre el gobierno y los sindicatos, aunque su accion es menos impor- tante que la de los congresales, que cumplen la misma funci6n pero con la ventaja de su acceso regular al sistema de gobierno.

Por lo general el gobierno ignora a la CUT en la medida de lo posible. Pero aun en el caso de que no lo haga, la gran de- bilidad financiera de esta central limita enormemente su ac- ci6n.42 La CUT desempefia un papel importante como foro den- tro del cual pueden debatir sus politicas y sus taticas las prin- cipales tendencias ideologicas del movimiento obrero chileno. Su intransigencia simboliza la tradicion politica radical de la cla- se obrera chilena; su debilidad refleja la impotencia del movi- miento obrero como tal, pues como la mayoria de los sindicatos, la CUT carece de fondos y' de armas.

Tal debilidad deriva tambien de que rechaza el "sistema" en nombre de la unidad de la clase trabajadora, pero debe trabajar dentro de el en la lucha cotidiana por asegurar las condiciones de vida de sus miembros.43 En realidad, el exito en la organizacion de grandes sindicatos de industria o en la unificacion de muchos trabajadores haria disminuir el radicalismo de la CUT, pues el mismo proviene de su debilidad. Esta ultima engendra un senti- miento de frustracion que encuentra una salida en las soluciones y posiciones extremas.

b) Las federaciones y sindicatos autonomos

Los sindicatos mas importantes eligen a su lideres de acuer- do con un criterio politico. Los candidatos a los puestos sindica- les son generalmente conocidos como miembros o simpatizantes de un partido. Los trabajos realizados por INSORA demuestran

formaci6n de sindicatos unicos por industria) y el CDN com'o cuerpo no alcanz6 una acci6n positiva, excepto la distribuci6n de circulares y la propaganda sobre el te- ma..." Ademas, escribe que nada se ha hecho para intentar el nucleamiento de los sectores desorganizados, en parte debido a que la CUT fracas6 en su propia organizaci6n interna.

42 BARRIA, ob. cit., pag. 295, escribe que desde 1956 la CUT debi6 obtener mas del 70 % de sus ingresos por otros medios que no fueran las cotizaciones regulares de sus miembros.

43 El radicalismo del movimiento obrero chileno es una fusi6n de dos tenden- cias: por un lado, un radicalismo que fundamentalmente significa el rechazo del sistema, la incitaci6n al compromiso en medio de las intrigas del despreciado siste- ma parlamentario, un radicalismo que otorga mayor valor a la pureza de los mo- tivos que a la efectividad de los hechos, y, por otro, un radicalismo cuya meta es la transformaci6n social iiltima y completa, concebida mediante el trabajo dentro del sistema parlamentario. Estas dos clases de radicalismo dividieron el mundo socialista a partir del siglo pasado, y en Chile esa divisi6n es afin muy marcada.

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LA CLASE OBRERA Y LA POLITICA EN CHILE

que casi la mayoria de los presidentes de sindicatos en Santiago, Concepci6n y Valparaiso apoyan al FRAP.44 (Tambien demuestra que los objetivos politicos tienen menos importancia que la rutina- ria lucha cotidiana para lograr mejoras economicas). Cuanto mas grande es el sindicato resulta mas probable que sus lideres esten comprometidos politicamente,45 pero no existen datos precisos so- bre la afiliaci6n politica de muchos lideres sindicales. Especial- mente en las pequefias fabricas hay gran cantidad de independien- tes o bien de lideres tan populares que pueden imponer condicio- nes para su afiliacion e influyen sobre el partido en mayor me- dida que este sobre ellos.

Los partidos siguen con interes las soluciones sindicales, y la existencia de afiliaci6n partidista estimula una gran concurren- cia,46 en parte debido a que la campana electoral se funda gene- ralmente en la linea politica de los diversos partidos. En la mayo- ria de los casos se realizan consultas con los aparatos especializa- dos del partido sobre la lista de candidatos, que es analizada y eva- luada. Pero es necesario recalcar que ni los aparatos sindicales ni los partidarios, salvo escasas excepciones, son maquinarias bien organizadas, por lo que muchas acciones quedan libradas a la improvisacion.

Esta improvisaci6n se pone de manifiesto cuando se estudia el control, frecuentemente mencionado, de los partidos y espe- cialmente del FRAP sobre los sindicatos. Podemos sefialar tam- bien que los lideres sindicales normalmente no pueden movilizar a los afiliados por causas que no sean economicas, de limitado alcance, porque los sindicatos son debiles legal, financiera y ad- ministrativamente. Ademas los dirigentes de los partidos no siem- pre poseen una idea clara sobre la funci6n que deben asignar a los sindicalistas en lo que se aparte de la lucha por lograr y man- tener el puesto. Otro factor importante que impide el control de los partidos sobre los sindicatos es el hecho de que en pocos sin- dicatos se manifiesta una tendencia politica unica. Muchas comi- siones directivas sindicales estan compuestas por miembros que

44 HENRY LANDSBERGER Y OTROS, ob. cit., pag. 27. 45 No es dificil descubrir, por ejemplo, que el nucleo conductor de la Confede-

raci6n de Trabajadores del Cobre (CTC) esta compuesto por siete socialistas, cuatro comunistas, un independiente y un dem6crata cristiano, o que los dirigentes obreros ferroviarios (FICH) son cuatro socialistas, tres radicales, tres dem6cratas cristianos y un comunista, y que los empleados estatales de la Agrupaci6n Nacional de Emplea- d'os Particulares (ANEP) son conducidos por siete radicales, cuatro comunistas, tres socialistas y dos miembros de PADENA (Partido Democratico Nacional). Estas cifras datan de junio de 1967.

46 Las entrevistas con lideres sindicales proporcionaron una cifra estimada entre el 60 y el 90 %.

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pertenecen a diferentes partidos, y esto significa que la politica gremial debe ser resultado de un compromismo. Aun los socia- listas y los comunistas (y quizas especialmente ellos) disputan por las posiciones de poder dentro de los sindicatos y enjuician sus respectivas tacticas.

Los lideres sindicales chilenos no constituyen una burocracia, como ocurre en la Argentina.47 Su posici6n es mas vulnerable, pues pueden ser reemplazados con facilidad y tienen menos poder. Por otra parte, la actividad politica, entendida como el compro- miso con una linea partidista, es mas importante. Los sindicalistas presentan sus candidaturas porque son politicos, rara vez se apro- ximan a la politica por el simple hecho de ocupar un puesto sin- dical. No existen en Chile demasiadas razones para aspirar a un puesto sindical, pero la politica es una de ellas.

Otro factor que a menudo ha sido dejado de lado, pero que establece grandes limitaciones al pretendido control politico, es sencillamente el hecho de que la principal funci6n del sindicato es salvaguardar el standard de vida de sus miembros. Por este cami- no puede crear una conciencia de clase entre los obreros, pero sus acciones deben referirse basicamente a los salarios y las con- diciones de trabajo. Dado el sistema de relaciones industriales de Chile, es este un tramite largo y agotador y deja poco tiempo y energias para la realizacion de actividades politicas y educativas de mayor alcance.

c) Los miembros individuales

El rol politico de los sindicatos, o mejor aun su rol en la po- litizaci6n de la clase obrera, puede tambien examinarse en rela- cion con las actitudes politicas de los miembros. Los sindicalis- tas son probablemente el grupo que da mas votos a los candidatos del FRAP en las elecciones nacionales y municipales. Esto es par- ticularmente notable en las areas mineras, pero se ha senialado que es tambien mas probable encontrar gran cantidad de votantes del FRAP en los municipios rurales que limitan con las zonas mineras que en aquellos alejados de 6stas.48 Los autores atribu- yen este fen6meno a las caracteristicas proselitistas de la actividad

47 Di TELLA Y OTROS, ob. cit. pags. 236 y 245. 48 JAMES PETRAS Y MAURICE ZEITLIN, en American Jorunal of Sociology, vol. 32,

No 4, agosto 1967. Vease tambien GLAUCO ARY DILLON SOARES, "Desenvolvimiento eco- n6mico y radicalismo politico", en America Latina, vol. 5, No 3, julio/setiembre 1962, pags. 65-83; y GLAUCIO DILLON SOARES Y ROBERT HAMBLIN, "Socio-Econ'omic Variables and Voting for the Radical Left: Chile 1952", en American Political Science Review, diciembre 1967, pags. 1053, 1065.

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LA CLASE OBRERA Y LA POLITICA EN CHILE

sindical, aunque es tambien posible que se deba al contacto que efectuan los trabajadores rurales con las zonas mineras cuando realizan trabajos de temporada.

En general, el porcentaje de votantes izquierdistas es mayor en las areas donde existe una concentraci6n de sindicalistas; los hombres, que constituyen la gran mayoria de los votantes mues- tran una tendencia mayor a votar por partidos marxistas que las mujeres, y los analisis realizados demuestran que los votantes que se clasifican a si mismos como obreros muestran una tendencia mayor a apoyar la accion de los partidos marxistas que aquellos que se consideran pertenecientes a clases sociales mas altas.49

Un analisis empirico de las actitudes de los afiliados sindica- les muestra que en el caso de los mineros de la industria carbo- nifera de Lota, una zona aislada y econ6micamente deprimida, la afiliacion sindical se transformo en un medio importante de poli- tizacion, y lo mismo ocurri6 con los obreros que pertenecen al sindicato del acero de Huachipato, para quienes la influencia del sindicato en lo que se refiere a sus actitudes y su estilo de vida fue menor y que se hallaban mucho mas integrados.50

No es posible sefialar con certeza cual es la causa y cual es el efecto, si la afiliacion sindical fue un agente activo en. la pro- mocion del FRAP o si por el contrario las creencias politicas eran anteriores a la actividad sindical. Empero, la solidaridad de los afiliados sindicales con los partidos marxistas explica en parte el enfasis que ponen los dem6cratas cristianos en la "promocion po- pular", la organizacion comunitaria de los llamados grupos mar- ginales fuera de las estructuras sindicales. La afiliacion al sindi- cato parece tener en Chile un impacto de socializacion mayor que el encontrado en Brasil.51

Radicalismo: aislamiento e independencia

Considerado como un subsistema dentro del sistema politico general el movimiento obrero se caracteriza por su radicalismo, su aislamiento y su independencia. Es un hecho notable que haya podido mantener esas caracteristicas dada su debilidad en rela- cion con los empleadores y el estado, su necesidad de trabajar

49 GUILLERMO BRIONES, "La estructura social y la participaci6n politica", en Re- vista Interamericana de Ciencias Sociales, Washington, vol. 2, N? 3, 1963, pags. 376-404.

50 Di TELLA Y OTROS, ob. cit., passim. t En Brasil es posible que la forma social dominante sea la c'omunidad urbana

y no los sindicatos (AzIs DE SIMAO, "Industrializaci6n y sindicalismo en Brasil", en El Sindicalismo en America Latina, Barcelona, 1953; tornado de Sociologie du Travail, Paris, No 4, 1961),

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dentro del sistema en las luchas cotidianas para mejorar el stan- dard de vida de sus afiliados y la existencia de un frente interno dividido por posturas ideologicas, aun cuando abandonara su in- dependencia durante un periodo de ineficaz colaboracion con otras fuerzas politicas en la epoca del Frente Popular.

La tradicion radical

La explicacion de estas caracteristicas debe remontarse en pa-;te a los origenes del movimiento. Los sociologos que se espe- cializan en el analisis del sindicalismo senialan la importancia del caracter y la estructura de las primeras conducciones sindicales en la formaci6n de una firme tradicion politica52; este factor pare- ce pesar sobre la tradicion radical del sindicalismo chileno.

En sus comienzos, el movimiento sindical chileno fue revolu- cionario y socialista.53 Dejando de lado otros sindicatos que se desarrollaron simultaneamente pero sin alcanzar mayor enverga- dura, como los sindicatos catolicos o las sociedades mutualistas, el centro de las primeras actividades sindicales se estableci6 en los campos de nitrato del norte. Recabarren, cuya propia personali- dad influy6 notablemente en la formaci6n de esa tradicion radical, fue capaz de encauzar el considerable movimiento de protesta po- pular, espontaneo y desorganizado, en una Federacion Obrera re- volucionaria. Fundada en 1909 como una sociedad catolica mutua- lista, rechazo sus origenes bajo la conduccion de Recabarren y en 1919 ingres6 en la Internacional Comunista de Sindicatos. El ais- lamiento de los obreros nortefios de la industria del nitrato creo una situacion de enclave favorable al desarrollo de un movimien- to obrero radical.54 Las condiciones opresivas y abrumadoras de esa industria alentaron su extremismo y el rechazo de la colabo- racion con el capital; la represion brutal de los gobiernos lo tor- no hostil al sistema politico y la autoridad legal. Los intelectuales no jugaron un papel importante en este desarrollo ideologico y politico, que fue en gran medida un movimiento "obrero", tanto en lo que se refiere a las actividades sindicales como a las politi- cas. La perdida de aliados politicos fue compensada por el aumen- to de homogeneidad social. La importancia relativamente menor de los inmigrantes europeos hizo del movimiento chileno un movi-

52 W. MACCARTHY, "Why Workers join Unions", New Society, 26 de octubre 1967, pag. 599.

53 JORGE BARRiA, Los movimiertos sociales en Chile, 1900-1910, tesis, Universidad de Chile.

65 KERR Y SIEGEL sefialan la importancia del aislamiento obrero como factor que crea una propensi6n a la resistencia, ob. cit. pags. 105-147.

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LA CLASE OBRERA Y LA POLfTICA EN CHILE

miento nacional,55 fen6meno que no ocurrio en la Argentina. En este pais el movimiento obrero, de caracteristicas igualmente re- volucionarias, fue considerado en mayor medida un movimiento de extranjeros. Por ultimo, el corpromiso politico de Recabarren, que coincidi6 hist6ricamente con el impacto de la Revolucion Ru- sa, constituyo un factor decisivo para el acercamiento del sindi- calismo a posiciones marxistas, aun cuando las fuerzas anarquistas tuvieran gran predicamento.

Este tipo de sindicalismo fue desarrollandose tambien en las areas manufactureras del centro del pais, aunque la tradicion anarquista fuera todavia importante entre los trabajadores por- tuarios y de otras ocupaciones artesanales. La tradici6n radical surgio en parte por el desempleo que cundi6 entre los trabajado- res del nitrato con el desarrollo de sustitutos artificiales despues de la Primera Guerra Mundial y con la depresi6n que acompai6 el periodo comprendido entre las dos guerras. De los 100.000 obre- ros empleados en la industria del nitrato en 1928, 60.000 fueron despedidos en 1932. Las pautas de migracion no son faciles de es- tablecer, pero puede afirmarse que los trabajadores del nitrato influyeron notablemente en la difusi6n de este tipo de sindicalis- mo en otras partes del pais.56 La autobiografia de Lafertte, el pri- mer secretario general del Partido Comunista chileno, es una prueba de ello.57 Antes de convertirse en un dirigente comunista conocido emigr6 a diversos lugares de Chile y se alej6 del nor- te empujado por la desocupaci6n y las persecuciones politicas. En su libro afirma que su existencia errante era tipica de los obre- ros del nitrato desocupados durante ese periodo.

Aunque generalmente se difundieron por la acci6n de los tra- bajadores del nitrato, las tradiciones del sindicalismo radical fue- ron sostenidas tambien especificamente por los sindicatos del co- bre, que posefan ademas un agudo sentido nacionalista y, como contraparte, antinorteamericano.

Los trabajadores del cobre, al menos los de las grandes minas, se hallaban en mejores condiciones que el resto de los obreros chilenos, y sus sindicatos eran poderosos. Sus salarios eran 3 ve-

63 Este punto ha sido sefialado en un trabajo muy interesante por ALDO GURRIERI Y FRANCISCO ZAPATA, Sectcres obreros y desarrollo en Chile, ILPES, Santiago, febrero 1967, mimeo., pag. 9.

56 MOISES POBLETE TRONCOSO, "El movimiento sindical en Chile", en Combate, Costa Rica, N? 23, julio-agosto 1962, pag. 26, estima que 20.000 trabajadores (si conta- mos a sus familias, un total de 100.000 personas) fueron trasladados desde el norte hacia la regi6n de Santiago por el gobierno, a causa del desempleo que sigui6 a la Primera Guerra Mundial.

5z ELIAS LAFERTTE, Vida de un comunista, Santiago, 1951.

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ces mas altos que los de los obreros de las minas de carb6n y go- zaban de un estatuto legal especial que les permitia formar una federacion importante. Pero no puede decirse que por el simple hecho de que los sindicatos hayan alcanzado mas exito en su fun- cion basica (lograr mejores salarios) y constituyan una aristo- cracia obrera se hayan transformado en pequefios burgueses se- parados del resto del movimiento obrero. Si consideramos su po- sicion economica privilegiada, es un hecho notable su compromi- so con la tradicion radical, medido por la afiliacion politica de sus lideres, los candidatos mas votados por sus miembros, su apoyo a la CUT, su nivel de huelgas, indice de una gran combatividad, o su hostilidad a los acuerdos realizados por el gobierno dem6cra- ta cristiano con las compafiias norteamericanas.

Dillon Soares 58 elabor6 una hip6tesis interesante para expli- car esa solidaridad. Afirma que la estructura ocupacional de las minas y canteras es mucho menos favorable a la elevaci6n eco- nomica individual que la existente en otros sectores de la econo- mia. En aquellas, el 83 % de la fuerza de trabajo esta registrada como obrera, mientras que solo el 56 % en la industria manufac- turera, el 48 % en los servicios y el 17 % en el comercio posee ese status. Los trabajadores del cobre han logrado mayores salarios que los empleados por la solidaridad sindical y no por una eleva- cion del status ocupacional. La planta de acero de Huachipato po- see una fuerza obrera menos radical y' menos combativa debido en parte a que mas de la mitad de la fuerza de trabajo esta re- gistrada como empleados. Ademas en Huachipato la fuerza de tra- bajo esta menos aislada y su grado de integracion en el ambiente local es mayor que la de los obreros del cobre.59 Este no es un fenomeno especificamente chileno; Kerr y Siegel sefialaron ya el mayor grado de radicalismo de los sindicatos mineros comparados con los obreros del acero en distintos paises.60

Existe naturalmente una diferencia entre los lideres sindicales y sus bases. Los obreros politicamente activos son una minoria, pero es esa minoria la que plasma las caracteristicas del sindica-

8 DILLON SOARES, 'ob. cit., cuadro 2, pag. 77. 59 Di TELLA Y OTROS, ob. cit. pags. 223-231 ("Conclusi6n", por A. TOURAINE). 60 KERR Y SIEGEL, ob. cit., escriben que "la estratificaci6n ocupacional puede ser

un aspecto excepcionalmente importante del medio industrial, que afecta la ubica- ci6n del obrero en la industria y su propensi6n a la huelga. La mayor parte de la industria del hierro y del acero se concentra en ciudades que poseen una sola actividad industrial, geogrAficamente aisladas, y por sus caracteristicas requiere un trabajo arduo. Empero, no es una industria en la cual el nivel de huelga sea parti- cularmente importante. Este podria elevarse si no fuera por el alto grado de divisi6n del trabajo que distingue a la industria y que separa a un trabajador de 'otro, creando canales de ascenso para los obreros", pag. 110.

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LA CLASE OBRERA Y LA POLITICA EN CHILE

lismo. En las areas mineras del cobre los partidos que no pertene- cen al FRAP y especialmente los radicales, que son tradicional- mente fuertes, tienen mucho apoyo. Las areas mineras tambien fueron afectadas por el enorme aumento de los votos dem6cratas cristianos en 1964 y 1965. Con todo, el radicalismo del movimiento (aun si lo consideramos en el contexto de las grandes masas, que son mucho menos combativas y militantes que sus lideres) es un rasgo caracteristico de este sector. Para el movimiento obrero chi- leno es un hecho importante que el grupo mejor pagado y mejor organizado haya logrado esa situaci6n precisamente por su com- batividad.

Los sindicatos y el sistema politico: su aislamiento

Dentro de un estado en el cual los intereses corporativos po- seen una considerable representaci6n en las instituciones del go- bierno de todos los niveles, se hace mas evidente la ausencia de los sindicatos.61 El unico contacto institucionalizado entre estos y el gobierno son los conflictos, y para los sindicatos el gobierno re- presenta en estos casos un aliado de los patronos antes que un arbitro imparcial. Pero son escasos los contactos o las consultas que escapan a esta area.

Las relaciones obreras con el gobierno comenzaron a dete- riorarse cuando se impuso a los sindicatos el c6digo legal origi- nal. Ese codigo era paternalista y los sindicatos temian, justifica- damente, que los principales partidos intentaran forjar una estruc- tura dentro de la cual pudieran contenerlos (si bien es cierto que posteriormente los comunistas vieron la ventaja de la proteccion legal, especialmente en cuanto al cumplimiento de los sistemas cooperativos). Pero este hecho hizo aumentar la temprana hosti- lidad sindical hacia lo que ellos conocian del estado, en especial el uso del ejercito para reprimir las huelgas.

Desde entonces, el gobierno y los sindicatos permanecieron en- frentados. El contacto regular entre ellos es escaso, y cuando se realiza es considerado como una relacion entre dominador y do- minado. Es verdad que los sindicatos formaron parte del movi- miento y del gobierno del Frente Popular, pero su papel nunca fue muy importante, y los representantes que participaban activa- mente eran considerados mas como dirigentes politicos que ac- tuaban independientemente que como portavoces de los sindicatos.

61 CONSTANTIN MENGES, "Public Policy and Organised Business in Chile: a preli- minary analysis", en Journal of International Affairs, vol. XX, N? 2. Princeton, 1966, pags. 343-365.

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CUADRO 3

Votos por listas para el Consejo Directivo Nacional de la CUT y su composicion final

1953 1957 1959 1962 1965

otos Conse- Votos Conse- otos Conse- Cose- Conse- Votos

jales Votos jales Votos jales Votos jales Votos jales

Lista 1

Socialista y Comu- nista 825 20

Lista 2

Radical 163 4 Socialista

disidente

Lista 3

Trotskista 18 0

Lista 1

Trotskista

Lista 2

Comu- nista

Lista 3

Socia- lista

17 0

645 12

405 8

Lista 1

Grupos revolucio- narios que se reti- raron.

Lista 2

Indepen- diente

Lista 3

Comu- nista

12 0

751 6

Lista 1

Anarquista

Lista 2 Comunista Socialista

de Chile Radical Fa-

langista

Lista 3 Socialista

popular Socialista

disidente Sectores

que apo- yaban a Ibaniez (indepen- dientes)

Lista 4 Trotskista

Lista 1

Comu- nista

188 3

903 13

657 9

18 0

890 11

Lista 2

Trotskista 20 0

Lista 3

Socia- lista 696 9

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Lista 4

Socialista 686

1.766 25

Abstenciones 589,

(Muchas delegaciones no pudieron asistir, o no pudieron perma- necer hasta el final debido a sus escasos fondos. Tambien hu- bo mas tarde impedi- mentos politicos).

1.006 24

Abstenciones 354

(La mayoria de las abstenciones fue de democratas cristia- nos y anarquistas. El CDN design6 a 4 consejales para lograr su reintegra- ci6n a la CUT. La mayoria de los gru- pos anarquistas fueron separados de la CUT en 1957).

1.067 20

Abstenciones 373

(La mayoria de de- mocratas cristianos, radicales y anar- quistas).

Lista 5

Dem6cra- ta Cris- tiana y Radical 583

2.065

Abstenciones

4

15

349

1.670 20

Abstenciones 434

(La mayoria de de- mocratas cristianos y radicales).

Fuentes: Las cifras pertenecientes al periodo 1953-62 figuran en JORGE BARRfA, Trayectoria y estructura del movimiento sindical chileno. Este a su vez las extrajo de datos periodisticos y de los informes de los congresos. Las cifras correspondientes a 1965 fueron recogidas de los informes del Congreso y de los peri6dicos. El numero de conse- jales elegidos directamente vari6 de congreso en congreso.

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Los gremios entraron en el principal 6rgano planificador del es- tado creado en esa epoca, el CORFO, pero por lo general los re- presentantes sindicales hablaban solo de los temas referidos a los gremios; a menudo se los ignor6 y luego fueron alejados para siempre.62 En la actualidad la representacion colectiva en los ban- cos estatales y los 6rganos de planificaci6n es infima si se la compara con la de los grupos empresarios o de propietarios ru- rales.

En lo que se refiere a la politica de ingresos, los sindicatos fueron ignorados. Naturalmente, estos desconfian de un sistema en el cual el indice de inflacion es elevado; la participacion de los obreros en el ingreso nacional aumento mucho mas lenta- mente que la de otros sectores. Los sindicatos tienen algunos re- presentantes en los organos de seguridad social, pero el Poder Eje- cutivo posee un control mayor y puede designar y despedir a los representantes sindicales cuando lo desea, de modo que las deci- siones politicas a este respecto recaen mas sobre el gobierno que sobre los sindicatos.

Este aislamiento se debe en parte a una decisi6n de los sin- dicatos. Estos demuestran poco interes por estar representados pues conocen los riesgos que acarrea aceptar responsabilidades sobre las decisiones en las que participan. Por otra parte, si bien los empleadores no estan muy interesados en incluir a los sindica- tos en las decisiones administrativas, estos demuestran una total falta de interes por participar en ellas y mantienen una politica radical que intenta el control obrero.

Describir a los sindicatos como organizaciones independientes puede parecer ocioso, dada su vinculaci6n con los partidos mar- xistas. Empero, por diversas razones (la divisi6n existente entre los partidos, el hecho de que la tactica de estos sea mantener, al menos en teoria, una separaci6n entre las actividades politicas y las sindicales, y de que aun perdure el recuerdo del fracaso ocurrido cuando la identidad entre el partido y los sindicatos era muy estrecha) puede decirse que el movimiento obrero desea funcionar de manera independiente. Los sindicatos y los sindica- listas por separado estan vinculados intimamente con algunos gru- pos politicos, pero como no siempre se trata de los mismos gru- pos existe un acuerdo tacito en reconocer a los sindicatos como organismos autonomos que cumplen funciones especificas.

Pero esa independencia se mantuvo tambien frente a los mo-

'; MANUEL BARRERA, "Participation by Ocupational Organisations in Economic and Social Planning in Chile", en International Labour Review, vol. 96, N9 2, Gine- bra, agosto 1967, pags. 151-171.

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LA CLASE OBRERA Y LA POLfTICA EN CHILE

vimientos populistas dirigidos primero por Alessandri y luego por Ibaiiez, que arrastraron tras de si a grandes masas, pero no lo- graron apoyo de los sindicatos. Este fen6meno es una excepcion dentro de Latinoamerica.63 Gran nuimero de trabajadores vot6 a esos lideres populistas, pero el movimiento sindical como tal nunca los apoy6, y nunca se transform6 en un instrumento del estado como ocurri6 en Brasil con el gobierno de Vargas y en me- nor medida durante el de Peron en la Argentina.64 Aunque Ales- sandri obtuvo gran apoyo popular en su campania de 1920 y pro- pici6 medidas que favorecian a los sindicatos, los dirigentes gre- miales no demostraron mayor entusiasmo. Y esa actitud se trans- formo en abierta hostilidad cuando Alessandri ordeno la repre- sion de los huelguistas en las minas de nitrato de San Gregorio y la liquidaci6n de las direcciones del Partido Socialista Obrero en la provincia de Magallanes.

Ibaiiez tampoco tuvo exito cuando intento atraer al movi- miento obrero organizando una federaci6n promovida y sostenida por el estado, la Confederacion Republicana de Accion Civica (CRAC). Este movimiento no fue apoyado por el sindicalismo, y se disolvio cuando Ibafiez fue depuesto en 1931. Empero, la codificacion que realiz6 el gobierno de Ibafiez de las leyes labo- rales promulgadas por Alessandri (cuyo fin era en parte proteger a su propia clase) increment6 el sindicalismo legal. En ese mo- mento los dirigentes, en su mayoria comunistas, estimaron que el reconocimiento legal era una ventaja dada la situacion politi- camente confusa y la represi6n de los movimientos izquierdistas.

Touraine explica la resistencia sindical a la integraci6n en esos movimientos populistas por la debilidad organizativa y la in- existencia de una burocracia desarrollada.65 Como no existia una estructura burocratica que pudiera ser atraida por el estado, es- te carecia de medios para controlar la actividad sindical. Pero si bien las formas burocraticas eran debiles, no lo era el compromiso ideologico. Otra de las razones por las que el intento guberna- mental de atraer a los sindicatos fracaso fue la existencia de una solidaridad doctrinaria, reforzada por la homogeneidad de la fuer- za de trabajo en ese periodo, y por su aislamiento geografico y so- cial.

63 Los movimientos que apoyaron a Alessandri e Ibanez durante el periodo limi- tado por las dos guerras mundiales fueron movimientos de masas, si bien de diferente naturaleza, ya que Alessandri tuvo apoyo de las masas antes de Ilegar al poder, mientras que Ibaiez debi6 consolidar esa base popular despu6s de haber tornado -el poder.

64 Di TELLA Y OTROS, ob. cit., "Conclusi6n", pag. 223-231. o5 Ibidem.

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CUADRO 4

Posicion politica de los delegados a los congresos de la CUT

1953 1957 1959 1962 1965 N? de N? d,e N9 de N? de No de

delegados % delegados % delegados % delegados % delegados %

Comunista 503 21,3 514 39,9 645 44,7 751 31,1 890 42,3 Socialista Popular 300 12,7 311 22,9 405 28,1 686 28,4 696 33,1 de Chile 100 4,2 Disidente 200 8,4 41 3,0 Radical 150 6,3 122 9,0 60 4,1 150 6,2 100 4,8 Dem6crata Cristiano 150 6,3 200 14,7 211 14,6 433 17,9 250 11,9 Anarquista 188 7,9 30 2,2 30 2,0 50 2,0 Trotskista 18 0,7 18 1,3 17 1,1 20 0,8 20 1,0 Independiente 157 6,6 12 0,5 Sin clasificar y au-

sentes 587 25,6 188 8,8 72 5,0 312 12,9 152 7,2

2.355 1.354 1.440 2.414 2.104

Fuente: Ibid. Barria utiliza las cifras de las votaciones como un indice de la filiaci6n politica de los delgados. Sin ser tan exactas como el cuadro parece sefialar, constituyen sin embargo una guia importante.

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LA CLASE OBRERA Y LA POLfTICA EN CHILE

El concepto de independencia posee otro significado cuando se analizan las relaciones que existen entre los sindicatos y' los par- tidos marxistas. Hist6ricamente, en la epoca en que solo habia un partido de izquierda importante (el Partido Comunista), y una federacion sindical principal, la FOCH, ambas organizaciones eran

practicamente indiferenciables (si bien algunos sindicatos no man- tenian relaciones estrechas, o, como en el caso de los anarquistas, eran francamente hostiles a aquel). Pero los comunistas recono- cen hoy que esa falta de separacion entre la actividad sindical y la politica fue un error tactico que debilito a la FOCH y la con-

dujo al fracaso.66 Pocas dudas existen acerca de esa identidad. Ambos movimientos tenian los mismos dirigentes; Recabarren era una figura especialmente importante. Los congresos de la FOCH y del partido se realizaban en el mismo sitio, uno inmediatamen- te despues del otro para que pudieran asistir las mismas perso- nas.67 Los pronunciamientos politicos se realizaban en conjunto. Cuando los comunistas fueron perseguidos por Ibafiez, result6 im- posible que la FOCH no se resintiera y desintegrara.

El principal desarrollo de la izquierda chilena durante la de- cada del treinta fue la formaci6n del Partido Socialista, surgido de la insurreccion de 1932. Junto al Partido Comunista llevo al movimiento obrero hacia una nueva unidad, formando la Central de Trabajadores de Chile (CTCH) en el campo sindical y el Fren- te Popular en el politico. La existencia de dos partidos de iz- quierda poderosos (y de dos ideologias diferentes) que se dispu- taban el apoyo de los sindicatos hizo imposible repetir la fusi6n existente entre el partido y el movimiento gremial durante el pe- riodo de la FOCH. Pero el gran error politico durante ese perio- do fue que ambos partidos se disputaron la hegemonia en los sin- dicatos. La CTCH se uni6 a los partidos del Frente Popular para las elecciones de 1938 y eligio algunos diputados para el Congre- so. Pero aun cuando el rol politico de los sindicatos fuera relati- vamente menor, una vez que tomo el poder el Frente Popular do- minado por los radicales, el movimiento obrero se vio amenazado

66 RAMiREZ, en Origen y formaci6n del Partido Comunista, escribe: "La partici- paci6n destacada de los militantes comunistas en la FOCH y el reconocido liderazgo de Recabarren tanto en el partido como en el sindicato, el hecho de que la FOCH expresara su simpatia por la Revoluci6n Rusa y se haya unidco a la Internacional Comunista de Sindicatos, y que -desde el comienzo mismo- el partido mantuviera relaciones estrechas y armoniosas con la FOCH, fueron factores que crearon la impresi6n, tanto en 'os comunistas como en los enemigos de la clase trabajadora, de que el partido y la FOCH eran una y la misma cosa..." Esto tendi6 a dividir a la clase obrera por un lado, y por otro a hacer que la FOCH, como organizaci6n de masas, fuera la fuerza c'onductora del movimiento comunista, cuyo peso politico disminuyo...", pag. 209-210.

67 Ibidem, pag. 210.

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por las irreconciliables divisiones entre socialistas y comunistas que comenzaron a desarrollarse al poco tiempo.

Los socialistas y los comunistas lucharon, a veces hasta fisica- mente por el control del movimiento. La CTCH se dividi6 en dos sectores, uno comunista y otro socialista. Esto hizo que ambos nucleamientos resultaran muy ineficaces, especialmente cuando el Partido Comunista fue declarado ilegal en 1948 y cuando mu- chos sindicatos y federaciones aisladas se retiraron de la CTCH, cansados de las disputas politicas.

La CUT surgio en 1953, dispuesta, segiun declaraciones de sus lideres, a no seguir la suerte de las primeras confederaciones. Tanto los comunistas como los socialistas afirmaban que las acti- vidades sindicales y las partidarias debian mantenerse separadas, y que la politica sindical debia ser llevada a cabo por los sindi- calistas y no por los partidos. Aunque siempre atac6 a los sucesi- vos gobiernos, la conduccion de la CUT trat6 de no manifestar una identificacion muy estrecha con los partidos de la oposicion, pero no alcanzo gran exito.

La CUT no pudo eludir las trampas en las que cayeron sus antecesores. Solo en una oportunidad los socialistas y los comu- nistas llegaron a presentar una lista inica de candidatos al congre- so de la CUT. El agravamiento de las tensiones entre los grupos pertenecientes al FRAP se reflej6 tambien en los sindicatos. Ade- mas, los dem6cratas cristianos y en menor medida los radicales se retiraron de la CUT, como tambien lo hicieron los grupos extre- mistas de anarquistas y trotskistas.

CONCLUSI6N

En el caso chileno, donde la influencia de las posturas ideo- logicas en la actividad sindical es muy importante, no puede se- fialarse claramente la linea divisoria entre esta y la actividad politica. El compromiso ideologico existente entre los lideres sin- dicales chilenos lleva al compromiso politico y a la participacion total. Empero, la necesidad de mantener la unidad sindical y de lograr efectividad en la lucha reivinditatoria exigen que la acti- vidad sindical y la del partido esten tan alejadas como sea posible.

En todos los casos en que las confederaciones nacionales se identificaron con la linea de un partido o participaron en las lu- chas entre distintos partidos, se produjo un debilitamiento. Es posible que los dirigentes de un sindicato pertenezcan a distintos partidos, pero solo pueden funcionar juntos con efectividad en el

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LA CLASE OBRERA Y LA POLITICA EN CHILE

terreno sindical si las diferencias politicas no son transferidas a este. Ademas, gran parte de la tradicion radical del sindicalismo chileno conspira contra ese tipo de politica. El legado del anar- quismo al movimiento obrero es la desconfianza hacia la politica parlamentaria y el sistema de gobierno formal; y esa descon- fianza se vio reforzada por las frecuentes ocasiones en que el Par- tido Socialista, supuestamente mans revolucionario que el Comunis- ta, acept6 puestos ministeriales bajo gobiernos considerados por los sindicalistas como enemigos de la clase trabajadora.

Podemos analizar este radicalismo como el comportamiento tradicional de un grupo debil, y a menudo dominado, que reaccio- na contra su condicion de impotencia adoptando una actitud ra- dical de rechazo. Por ser debil el movimiento sindical no puede contener a nivel nacional las disputas partidistas que estallan en su propio seno. Pero como es tambien radical, el intento de sur- gir nuevamente, de crear un movimiento sindical libre de tutelas politicas, es tan comun en su historia como la ruptura de su fra- gil unidad.

Las posturas radicales no tienen la misma fuerza en todo el movimiento obrero chileno. Las organizaciones nacionales, espe- cialmente las confederaciones, son las mas radicales, y en ellas el nivel de politizacion es mas alto. Los sindicatos de industria son los menos politizados y los menos radicales (aunque obvia- mente existen entre sus miembros personas de posturas radicales, muy politizadas). Pero es en los sindicatos de industria donde los sindicalistas tienen la mayoria de sus contactos. Los elementos basicos de la actividad sindical, la lucha por los salarios y las condiciones de trabajo, se resuelven en los sindicatos industriales. Por lo tanto, el radicalismo de la CUT es no solo una reacci6n contra su debilidad, sino tambien un resultado de su escasa par- ticipaci6n en el centro mismo de la actividad sindical. Empero, la CUT y sus actividades no deben ser menospreciadas, pues, como en el caso de sus predecesores, su papel es mas bien simbolico, pero ese simbolismo es importante. Sus posturas radicales, su ais- lamiento del sistema, sus intentos de independencia ante los tu- telajes politicos, traducen en terminos politicos tanto el legado de la tradici6n sindical chilena como las condiciones economicas y sociales de la mayoria de sus miembros.

Traducido por Marta Moroni

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