03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
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8/11/2019 03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
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Gufa Etnografica
de
l
Alta
Amazonia
-
8/11/2019 03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
2/44
Fernando Santos & Frederica Barclay
editores
Guia Etnografica
de la Alta Amazonia
VolumenN
Matsigenka Dan
Rosengren
Yanesha:
Fernando Santos
Granero
o
mithsonian Tropical Research Institute
Institute Smitsoniana de Investigaciones Tropicales
IFEA
-
8/11/2019 03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
3/44
GUIA ETNOGR FIC DE LA ALTA AMAZONIA
Volumen 4)
Primera edicion: Smithsonian Tropical Research Institute
Instituto Frances de Estudios Andinos, 2004
Fernando Santos Frederica
arclay
Smithsonian Tropical Research Institute/lnstituto Frances de Estudios Andinos
Smithsonian Tropical Research Institute
P.O. Box 2072
Balboa, Panama
I -, "
Republica de Panama . '\ I"':'
, 'J"
r
Tel: (507) 212 8000 ... ,. 1 , . _'.'
Fax: (507) 212 8148 I . r ; J : J ~ ~ \ ~ ~ + . : : _ . : ? ~ : < : J f
Instituto Frances de Estudios Andino
..
'...
.... '
Av. Arequipa 4595 ' 1.1.
I
ima
18
;
~ >
..
or:
Casilla
18-1217 -
Lima
18.
Tel: (511)
4476070
t
----
I
Fax: (511) 445 76 50
... .._ _.
Derechos reservados conforme a la
.C
j l r ~ A
ISBN de la Colecci6n: 9 9 7 8 6 7 3 6 X ~
Hecho el Deposito Legal N'
1501052004-6829 - - - - - : . ; . ; . : . . ~ - - . . . , . . - - J
ISBN 9972-623-31-9
Este volumen corresponde al tome
181
de la Serie ''Travaux de I'lnstitut Franctais
d'Etudes
Andines" (ISSN 0768-424X)
Las opiniones vertidas en el libro son de exciusiva responsabilidad de los autores y no
reflejan necesariamente el criterio institucional del Smithsonian Tropical Research Institute
y del Instituto Frances de Estudios Andinos.
Las traduccion de la monografia de Dan Rosengren fue realizada por Flavia Lopez de
Romafia, y revisada y editada por Frederica Barclay y Fernando Santos.
Disefio de portada: Antonio Mena
llustracion de portada: Petroglifo antropomorfo encontrado en el rio Pusharo en el actual
territorio matsigenka; diserio elaborado por Fernando Santos a partir de una foto tomada de
Carlos Neuenschwander Landa, Paititi en la bruma de la historia Arequipa
1983,
p. 86.
Cornposicion: Viviana Seitz, Ruby
Ormeiio,
Anne-Marie Brouqere
lrnpresion: Tarea Asociacion
Gratica
Educativa
-
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4/44
ONTENIDO
Pag.
Pr610go
Fcrumtdo Santos &
rederica
Barclay
VII
Fcntando
Silllt S
< 7
rederica Barclay
Introducci6n
XV
Los
Matsigenka
o
Rosellgren
1
Fernando Santos Cmncro
Los
Yanesha
159
Apendice: Abreviaturas de terminos de parentesco
361
Glosario
regional.....
363
Nota sobre los autores
368
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LOS M TSIG NK
n
os ngr n
-
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CONTENIDO
Pg
Introduccin
5
Informacin general 8
Historia
de
las relaciones con el mundo no amaznico 18
Visiones del mundo cosmologa y
ontologa 32
Medios de
subsistencia y organizacin del trabajo
57
Lazos
que
unen la articulacin de la convivialidad 84
Situacin
actual:
perspectivas
y
amenazas
114
Anexo 138
Bibliografa 15
Mapas
Mapa
del ro
Urubamba
con las
comunidades
nativas
17
Cuadros
Lista
de
comunidades nativas matsigenka
14
Sistema
de
terminologa de relaciones 1
Categoras matsigenka
de
relaciones 1 3
Grficos
La sucesin
de
mundos
segn
la cosmologa matsigenka
Superposicin de los
dos sistemas de categorizacin 86
Fotos
Madre
matsigenka
con
su hija 18
Daro Mahuantiari gran
narrador de
cuentos y
su
esposa
Mirian
52
3
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n os ngr n
Mujer hilando algodn 62
ombre preparando una
chacra 64
ombre llevando yuca a la espalda dejando sus manos libres 68
ombre
haciendo
una
demostracin con
su arco y flechas 79
En
camino
por la montaa del Alto rubamba para visitar
parientes 83
ombres
siguiendo con
atencin las discusiones
durante
una
asamblea comunal
4
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INTRO U IN
A
comienzos de
la
dcada de
1970
siendo estudiante segu con
gran atencin
diversos movimientos sociales del mundo en desarrollo
Tena especial
inters en
los movimientos
campesinos
y
esperaba poder
dedicarme en el futuro al estudio y anlisis
de
este t ipo
de
expresiones
polticas populares
Habiendo
crecido en la
ciudad
mis
conocimientos
sobre
el
mundo
rural eran
solo
tericos
de modo que decid
familiarizarme
con
las condiciones de vida
de
los campesinos del tercer
mundo
Despus
de
trabajar algunos
meses
en una lavandera consider
que
haba
ganado dinero
suficiente
para
partir al
Per
y al valle
de
La
Convencin
que haba obtenido
cierto
renombre
en
mi pas debido
a
Hugo Blanco el lder del movimiento campesino que
haba
surgido
en
aquella
zona
quien por entonces viva
en
Suecia como
refugiado
poltico
Despus
de
algunas semanas en Quillabamba varias personas
mencionaron la posibilidad
de
viajar ro abajo a travs
de
la selva Ya
que
esto
satisfaca en parte el sueo
que
haba alimentado
desde
nio
part un
da
a la
montaa
y durante el viaje
que
me llevara finalmente
hasta Pucal lpa me
encontr por
primera vez
a
gente del
pueblo
matsigenka
Ms
tarde cuando empec
mis estudios
de doctorado
y
decid
que
los movimientos campesinos no seran mi
tema de
investigacin
record a los Matsigenka que haba conocido aos antes y sobre cuyo
pueblo no
saba gran
cosa Por lo que
haba observado en
aquel viaje la
regin habitada por
este
pueblo
estaba
recibiendo un gran
nmero
de
inmigrantes provenientes de la sierra vecina
que
llegaban para cultivar
caf cacao y
otros cultivos
comerciales
Otros procesos similares
en
diversos
lugares de
la
amazona anticipaban que las
consecuencias
5
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an osengren
ecolgicas
seran terribles
y
me pareci
importante
comparar
las
concepciones
sobre naturaleza
y
subsistencia de los
indgenas
Matsigenka con
las
de
los colonos
inmigrantes para comprender
el
comportamiento
de los diversos actores. Mi
propuesta
de investigacin
fue
aprobada
y consegu financiamiento del Consejo de Investigacin
Sueco
para
las Artes
y
Ciencias Sociales. Una vez ms, esta vez en 1979,
part al Per y de all a la
zona de montaa
habitada
por
los Matsigenka.
Despus de
una
estada
de
variosmeses entre los colonos serranos
del pueblo de Kiteni y a lo largo del ro alto Kompirushiato, planeaba
permanecer
durante algn
t iempo en
una comunidad
Matsigenka. A
travs del Centro Amaznico
de
Antropologa y Aplicacin Prctica
CAAAP)
de
Lima, torn
contacto con
los
sacerdotes dominicos
de
Quillabamba, quienes me aconsejaron establecerme en la
comunidad
de Matoriato, cosa
que
hice. Fue all
donde
inici la
parte
matsigenka
de
mis estudios comparativos. Sin embargo, muy pronto me di cuenta de
que
el proyecto
diseado
en la
universidad
en Suecia requera
una
comprensin mucho
ms profunda
del
mundo
Matsigenka de la
que
posiblemente podra obtener durante el ao que
haba
pensado
permanecer en el Per. A
medida que
la gente en Matoriato me hablaba
de
las
comunidades
nativas ,
una
forma
de
organizacin
impuesta por
el gobierno haca ya
un
tiempo, fue
surgiendo
un
foco de investigacin
alternativo. As,
en
vez de continuar con mis estudios comparativos eco-
cosmolgicos, comenc a profundizar mis conocimientos en torno al
poder y la
organizacin
poltica
matsigenka. Tambin cambi
mi
cronograma
y
emple
ms
de dos aos
antes
de
retornar a Suecia.
Desde que empec mi investigacin, he visitado a los Matsigenka
en varias
oportunidades
y
siempre he regresado
a la
zona
del Alto
Urubamba donde realic
mi
trabajo de
campo.
El
hecho
de que
concentrara geogrficamente mis investigaciones en la regin del Alto
Urubamba se refleja en un cierto sesgo de
informacin
hacia los
matsigenka
que
viven
en
esa zona. Reconozco
que
no
estoy
tan
familiarizado
con
los desarrollos
en
el Bajo
Urubamba
y el Alto
Madre
de Dios. Con todo, he tratado, hasta
donde
me
ha
sido posible,
de dar
cuenta de las variantes regionales.
Uno de los aspectos fascinantes al seguir a la sociedad matsigenka
por
casi treinta aos,
desde
la
primera vez que
viaj ro abajo
por
el
Urubamba
ha
sido
su
impresionante capacidad
para
conservar
su
integridad cultural. De la
impresin
inicial
que tuve
de
que
se trataba
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tsigenk
de
un
pueblo prximo a ser absorbido
por
el anonimato de la cultura
nacional, he llegado a la percepcin de que muchos de estos cambios son
superficiales, casi ficticios. Mientras ms aprendo de los Mastsigenka, ms
percibo
cun
profundamente
insertos estnen
un
mundo
diferente a aquel
concebido por la cultura nacional. Lo que, a primera vista, parecieron
concesiones decisivas a expresiones locales de la cultura occidental, ahora
las veo como
un
mero empleo superficial de objetos forneos mientras
que, ms all de lo que ven los ojos, reinan los supuestos y principios que
dejan verque los Matsigenka conciben el
mundo
en trminos radicalmente
diferentes a aquellos que constituyen el mundo segn ideas y patrones
occidentales.
No soy el nico
que
se ha
interesado
en el
pueblo matsigenka en
trminos antropolgicos. Entre los sacerdotes
dominicos
existen varios
que durante sus aos
de servicio
en
la regin,
contribuyeron
a
ampliar
nuestros
conocimientos sobre la etnografa matsigenka Entre ellos
destacan los sacerdotes Jos Po Aza 1923;1924 ,SecundinoGarca 1935
1937 ,
Wenceslao Fernndez
1952 y
Joaqun Barriales
n.d. . La
contribucin
de
integrantes del Instituto Lingstico de Verano ha sido
menor
y el diccionario de Betty Snell,
publicado en
1998,
constituye una
honrosa
excepcin.
Entre
los
antroplogos
acadmicos
varios han
realizado trabajo de
campo
pero
no
todos
los
estudios
han
resultado
en
documentos
publicados
Entre quienes han publicado
sobre
los
Matsigenka destacan Allen
Johnson
1978, 1982, 1983, 2003 Y
sus
estudiantes Michael Baksh 1992,1995 YAlejandro Camino 1977,1978 ,
quienes
comparten
su inters
por temas
ecolgicos. Para
comprender
la
religin y el
shamanismo matsigenka
son
imprescindibles
los
diversos
estudios
de Gerhard Baer 1976, 1979, 1984, 1992, 1994 . Los estudios
sobre los Matsigenka de France-Marie Renard-Casevitz se centran, sobre
todo, en la estructura social, simbolismo e historia 1972, 1977 .
Por
su
parte, Beverly Bennett 1996 y
GlennShepard
1998, 2002 han prestado
particular
atencin a los temas
de salud
y medicina.
ot sobre l ortogr f
Dado que no existen convenciones universales sobre cmo escribir
el
matsigenka
se
encuentra en
la
literatura
diversas
modalidades
ortogrficas. En esta monografa me ceir a la ortografa matsigenka
utilizada
por
Betty Snell 1998 ,
cuyo
trabajo est
cobrando
creciente
valoracin.
7
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an osengren
El alfabeto matsigenka contiene 22 letras:
h g
i j
k ky m n
o p r s sh ts Iy u v y Con solo algunas excepciones estas letras se
pronuncian igual que en espaol.
u
representa
un
complejo
diptongo
con
una
pronunciacin
entre
ei y ea, correspondiendo a la pronunciacin en ingls en Ieam
g
se pronuncia como en espaol a menos que est precedida por
la e o la i
en
cuyo caso la pronunciacin es palatizada.
j suena ms suave que la j espaola y se aproxima a una h
aspirada.
k se pronuncia como
en espaol,
a menos que est precedida
por
la e o la i en cuyo caso la
pronunciacin
es palatizada.
Iyrepresentan la k y la t palatizadas. Estas letras
son
necesarias
ya que la k y la t
son palatizadas
en algunos casos cuando
preceden
a la
a o la o.
sh
se pronuncia como
una
fricativa palatal.
ts en la zona del Alto Urubamba se
suele
pronunciar
como
la eh
espaola,
mientras
que en el Bajo Urubamba se pronuncia como ts.
INFORMACIN GENERAL
El pueblo al que hoy
en
da nos referimos como Matsigenka
habita
en
un extenso territorio
ubicado en
el
sudeste
del Per. El
rea
que se
extiende desde
la ribera derecha
del ro
Apurmac, en el
oeste, abarca los
sistemas
fluviales de los r os Alto Urubamba y una
gran parte del Bajo
Urubamba
provincia
de
La Convencin,
departamento
del Cusca ,
y
alcanza
el
Manu
y la
ribera
izquierda
del ro Alto
Madre
de Dios provincia
del
Manu, departamento de
Madre
de Dios , por el este. El
censo
nacional de 1993 registr 8 679
habitantes
en
comunidades matsigenka.
Sin
embargo, dado
que
se
admite que no
fue
censada la totalidad
de
la
poblacin
matsigenka,
se
estima
la
poblacin
total de
este pueb lo en alrededor
de 10 000
habitantes.
La gran mayora de los
matsigenka
alrededor de 6 000
vive a lo largo del
ro
Urubamba; de stos, aproximadamente 2 000
habitan
en la zona del
Alto
Urubamba
y
4000
en la zona del Bajo
Urubamba. De los Matsigenka restantes, una
minora
vive en la
zona
del Apurmac, mientras los dems habitan las zonas del Manu y el
8
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atsigenka
Alto Madre de Dios. En trminos demogrficos, la poblacinmatsigenka
crece a paso lento
pero
firme ver
cuadro
1).
El
idioma matsigenka
pertenece al tronco arahuac. Se
encuentra
estrechamente relacionado con las lenguas ashninka, con las que el nivel
de
comprensin
mutua
es alto. Si
bien
existen variaciones dialectales
en
el vocabulario y la pronunciacin entre los habitantes de las diferentes
regiones
de
ocupacin
matsigenka
los Matsigenka no les
atribuyen
importancia como marcadores de pertenencia a diversos grupos. La nica
excepcin est
constituida
por los grupos que los
Matsigenka
llaman
kogapakori los
cuales
habitan
en las nacientes de los afluentes de la
margen derecha del Bajo Urubamba
1).
Segn
un
hombre del Alto
Urubamba que particip en
una
expedicin a las cabeceras
del
ro
Timpa
organizada pormisioneros dominicos, al principio le resultaba algo difcil
entender el habla de estos grupos del Alto
Timpa
porque hablaban al
revs .
El territorio poblado por los
Matsigenka
se
extiende
a
travs
de la
frontera entre las partes
ms
bajas
de
la sierra y la cuenca amaznica
por lo
que
existen notables variaciones ecolgicas entre las diferentes
reas. Ya que la regin constituye
una
zona
de
frontera ecolgica, su
biodiversidad es considerable. Segn una evaluacin ecolgica realizada
por el
Smithsonian Institution and onseruation International
en el ao 2000,
los
bosques
transitorios de la cordillera
en
la
regin
de Vilcabamba se
cuentan
entre las zonas de
mayor
diversidad biolgica del mundo.
La seccin
norte
del territorio
matsigenka forma
parte de la selva
baja
amaznica mientras que la seccin sur al ser
parte
de las
estribaciones andinas
corresponde
a
una zona
ecolgica de ceja de selva
o
montaa.
Esto implica, por ejemplo, que
esta ltima
zona
est
ubicada
a una altitud comparativamente mayor
que
vara entre los 800 y los
1500 msnm. En la ceja de selva el paisaje se caracteriza
por
ser
accidentado, con cumbres
sinuosas
y estrechos valles que se extienden
en
el fondo,
donde
suelen
correr
ros o
quebradas
de corrientes
fuertes
en los
que
frecuentemente se
encuentran
rpidos. La
transicin
entre
ambas zonas
ecolgicas es brusca, sobre
todo
cuando se
desciende
por
el ro Urubamba: jus to antes
de
acceder a la planicie
amaznica
se
atraviesa una serie de
rpidos
en el alto y
angosto
can
conocido
en los
mapas
nacionales como el Pongo de Mainique y al que los Matsigenka
1) Existen
rumores
sobre la existencia de
grupos
aislados
tambin
en la margen
izquierda
del ro
Urubamba.
-
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an osengren
se
refieren
como Megantoni
parte
alta) y
Tonkini parte
baja). En
contraste con la accidentada topografa de la selva alta, la selva baja
se caracteriza
generalmente
por extensas planicies ribereas y colinas
de suave
ondulacin.
En
esta
zona
los
ros
son
ms
grandes
y
calmados y ofrecen ms facilidad para la navegacin que los
de
la
selva
alta.
A las diferencias topogrficas corresponden tambin diferencias
de
temperatura
y precipitaciones. ONERN 1967:16f) describe la ceja de
selva como
muy hmeda
y semi-clida ,
mientras
la selva baja es
hmeda y muy clida .
Puede
llover durante todo el ao, aunque existe
una
marcada
estacin de lluvias
que empieza
entre octubre y noviembre
y termina entre febrero y marzo, alcanzando su pico
en enero, cuando
llueve copiosamente y aparecen fuertes vientos. Durante esta poca, las
lluvias
son
frecuentes, a
menudo
diarias, y las precipitaciones son a veces
tan
fuertes
que
los ros y riachuelos crecen a tal
punto que destruyen
y
arrasancaminos y puentes, dejando a las regiones aisladas, un fenmeno
que
suele estar influenciado por la intensa deforestacin de la vegetacin
ro arriba.
La
poca
seca,
entre marzo/abril
y
septiembre/octubre,
se
entiende
como
seca solo en el sentido
relativo
del trmino: sigue
lloviendo ocasionalmente, si bien
durante
cortos intervalos. En la poca
seca, en
las
zonas ms altas, la temperatura puede descender
drsticamente hasta los 10C durante las noches y alcanzar solo
hasta
20C
durante
el da. Como llueve
todo
el ao, la lluvia no sirve
para
marcar los cambios estacionales y los Matsigenka prefieren diferenciar
las estaciones en
trminos
del nivel de agua de
los
ros. Lo que
correspondera
a la
temporada
seca se conoce
como
shiri grini
o
poca
de aguas en descenso , mientras
que
la
temporada
de lluvias
o kimo rinies la poca
de
creciente .
enomin cin
Sibienhasta fines del siglo
el conocimiento de la zona habitada
por los Matsigenka era limitado, los habitantes indgenas figuran con
cierta frecuencia
en
los
documentos
coloniales y de comienzos de la
Repblica. Sin embargo el hecho de
que
no se registrara
ninguna
forma
de auto-denominacin, deja
ver
la poca familiaridad
que
los diferentes
autores tenancon dicha zona. Por el contrario, hasta comienzos del siglo
-
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atsigenka
pasado, los diversos nombres empleados para referirse a los Matsigenka
eran
todos
de origen forneo.
Hasta
el siglo XIX, los
nombres ms
comunes
empleados
en diferentes
perodos,
eran Andes, Antis,
Chunchos
y
Manares,
todos
ellos
probablemente
de
origen
andino.
Durante el siglo XIX, el trmino
campa
y algunas de
sus variantes
ganaron importancia y reemplazaron a las denominaciones anteriores.
Segn
Varese 1973: 143f), la
denominacin
campa
est
asociada a la
orden franciscana, que
empez
a emplearla de
manera ms
consistente
hacia fines del siglo XVII, para referirse a los grupos que hoy en
da
se
llaman a s mismos como
Ashninka,
Ashninka o Nomatsiguenga.
La orden franciscana tuvo a su
cargo
la evangelizacin
de
la zona
del
Urubamba entre
1799 y 1900.
Durante
este
tiempo,
los
monjes
tambin
incluan bajo el nombre Campa al
pueblo
conocido hoy da
como Matsigenka. El origen
etimolgico
de esta denominacin no es
claro,
pero es probable
que
sea amaznico.
lvarez
1981: 30) sugiere
que el trmino
campa
se deriva
de
la
expresin
yine, o piro, kamta-l ,
que significa
aqul
que
ha
atado su pene con una cuerda .
lvarez
asume
que el trmino fue empleado para
designar
a los hombres
matsigenka y ashninka, ya que sta es
una prctica
que los distingue
de
los
hombres
yine.
Para
lvarez,
el
apelativo yine
utilizado
para
designar
a
sus
vecinos arahuacos es
de
naturaleza peyorativa, si bien
podra ser una designacin
que tambin)
indicara
una
relacin de
afinidad.
Tal supuesto es sugerido
por
las observaciones de Gow 1999:
239) en cuanto a que
entre
los Yine
los cuados
entre s
hacen
pblicos
los detalles de la
vida
sexual
y de sus
genitales
en forma de bromas y
apodos. Aquello
que
los parientes
nunca discuten,
las esposas lo sacan
a colacin y los cuados lo gritan por
todo
lo alto . As, k ml lipodr
ser
una
de
las
formas
en
que
los
Yine
se
referan
a
los
hombres
matsigenka y
ashninka
como parientes polticos
verdaderos
o
potenciales.
Ejemplos
del uso de formas castellanizadas de la denominacin
Matsigenka. tales como Machiguenga y Machiganga se pueden observar
en los textos correspondientes a las ltimas dcadas del siglo XIX. Sin
embargo
el uso del
etnnimo
se generaliz recin cuando los misioneros
dominicos empezaron
a publicar,
en
1918, la
revista Misiones Dominicas
del Per ,
donde
dicha denominacin
fue aplicada,
desde
el
principio,
de manera exclusiva.
Podra
sospecharse
que
el
cambio
en la
prctica
-
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15/44
n os ngr n
de nombrar, est asociado a la creacin de las Prefecturas Apostlicas
de
Urubamba
y San Francisco en el ao 1900, la cual dividi en dos la
zona habitada por quienes, hasta entonces, haban sido conocidos como
Campa. Junto con la divisin de funciones administrativas, se dieron
nombres diferentes a los habitantes indgenas de la zona respectiva. La
administracin de la PrefecturaApostlica de San Francisco permaneci
bajo los franciscanos, quienes continuaron utilizando la denominacin
Campa. La prefectura del
Urubamba
cay bajo la responsabilidad de la
orden dominica y los habitantes de la zona conocidos hasta entonces
como
Campa
pasaron a ser llamados Machiguenga a partir de ese
momento.
Al
hablar
de denominaciones tnicas, es necesario
tener
en cuenta
que
nombres
como por ejemplo Anti
Campa y
Machiguenga
pertenecieron inicialmente a un discurso de elite. Los colonos que vivan
en la zona solan referirse a los Matsigenka en trminos
ms
despectivos
como chunchos o salvajes , una prctica que parece datar de largo
tiempo atrs.
Si la
etnicidad
es
vista
como
la
expresin
de
relaciones
sociopolticas dentro de un sistema jerrquico, la dimensin tnica de
las
nociones
de
identidad
matsigenka
tena
probablemente
una
importancia menor hasta hace poco tiempo. Es probable que el uso
indgena del
trmino
matsigenka como etnnimo, en el sentido estricto,
sea de origen reciente y que no vaya
ms
all de la dcada de 1960.
Como
en
el caso de la
autodenominacin
de otros pueblos indgenas de
la amazona, m tsig nk podra ser traducido como seres humanos .
As, en el
uso
matsigenka, la denominacin no se refiere principalmente
a
una
categora tnica, ya
que
incluye a todos los pueblos indgenas de
la arnazona, partiendo de la base de su origencomn. Si bien se reconoce
diferencias en cuanto a lenguas, cultura y organizacin social, no se
considera que tales variaciones afecten la afinidad fundamental que une
a estos pueblos.
En el sistema matsigenka de clasificacin tnica, la ambigedad
de las categoras se hace manifiesta en la falta de
una
clara diferenciacin
entre algunos de los grupos de la zona que actualmente se distinguen
en el discurso etnopoltico como grupos tnicos discretos. As, existe
cierta
confusin
en
relacin a los vecinos
ashninka.
El
trmino
ashdninka
por
ejemplo, significa en matsigenka paisano , compatriota .
Esta ambigedad es todava mayor en relacin a los llamados kogapakon
a quienes los Matsigenka, al igual
que
otros (ver Ribeiro Wise 1978:
-
8/11/2019 03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
16/44
tsigenk
135),
consideran
como un grupo
matsigenka.
Estos se diferencian
culturalmente 2) de los Matsigenka hasta cierto punto,
pero
no cabe duda
que hablan un dialecto de la
misma
lengua.
Entre los
grupos que
se mantienen
voluntariamente aislados
de
la
sociedad
peruana,
existen
algunos grupos que
durante
las
lt imas dcadas
han
comenzado
a establecer
comunicacin con
representantes de la sociedad nacional, en
gran
parte
como
resultado
de las
actividades
de los misioneros y la
presencia de compaas
petroleras en
las
inmediaciones.
Hay
quienes sostienen
que
estos
grupos no se consideran Matsigenka, y que se llaman a s mismos
Nanti. Sin embargo, en el idioma matsigenka, o t significa
yo
soy
y la cuestin es, si estos reportes no constituyen, ms bien, otro
ejemplo de cmo
es
posible
malinterpretar
las
concepciones
de
identidad. Adems, se puede preguntar hasta qu punto existe una
conciencia tnica
entre
estos
grupos
ver
tambin
la
discusin
sobre
este
tema en
el captulo 6). Es comprensible que este grupo de
personas no
acepte
ser
llamado
k o l p l k o n ~ ya que este
trmino
significa aquellos que hacen lo que quieren , lo que tiene una
implicancia
peyorativa
de irresponsabilidad y amoralidad que
reflejara
su supuesta costumbre de matar
a los
extraos
a
primera
vista.
En la
zona
del
Alto
Madre de
Dios no
hay
comunidades
nativas
legalmente
reconocidas
como
matsigenka.
Huacaria, una
comunidad
Huachipaeri
Arakmbut),
tiene una poblacin matsigenka que est
en
aumento hasta
que casi
domina
la situacin. Tambin pueden
encontrarse grupos
matsigenka ms
pequeos en
las
comunidades
de
Shintuya y
Diamante, donde
viven
como
minora
entre las
mayoras
Arakmbut
y Yine. En la zona del Alto Madre de Dios existen
grupos
matsigenka
que
viven a ari1las de los ros Palotoa y
Pii-
Pii. La mayor concentracin de poblacin
matsigenka en
la
zona
de Madre de Dios se encuentra probablemente dentro del Parque
Nacional del Manu,
donde existen
tres importantes comunidades
matsigenka: Shipetiaari, Tayakome y Yomybato cuadro 1). Como
estas
comunidades
se
encuentran
dentro de los confines del Parque
2) Prcticamente no existen descripciones
sobre
los asi llamados kogapakori en la
literatura etnogrfica, pero por la poca informacin disponible, parece
que
existen
algunas
diferencias en
cuanto
a la
cultura material respecto
de los matsigenka.
13
-
8/11/2019 03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
17/44
an Rosengren
uadro 1
Lista de
comunidades
nativas
matsigenka
BAJO URUBAMBA
omunidad
Pobl.
omposicin
Situacin
tnica legal
1
aman
258
Matsigenka Con ttulo
2
Camisea 196 Matsigenka Con ttulo
3
Kirigeti 454
Matsigenka Con ttulo
Carpintero
4
Kashiriari 106 Matsigenka Con ttulo
Ampliacin 1
sji
Sin ttulo
Ampliacin II sji Sin ttulo
5
Kochiri
83
Matsigenkaj
Con ttulo
Ashaninka
Ampliacin sji Con ttulo
6
Mayapo
232 Matsigenka Con ttulo
7
Nueva Luz
408 Matsigenka
Con ttulo
Ampliacin
sji
Sin ttulo
8
Nueva Vida 96 Matsigenka
Con ttulo
9
Nuevo
232
Matsigenka on ttulo
Mundo
10 Porotobango 36
Matsigenkaj Con ttulo
Ashninka
Ampliacin sji
Con ttulo
Puerto 296 Matsigenka
on ttulo
uallana
12
Sababantiari
49
Matsigenka
Con ttulo
13
Segakiato
274
Matsigenka Con ttulo
Ampliacin
sji
Sin ttulo
14 Shivankoreni 206
Matsigenka
Con ttulo
Ampliacin sji on ttulo
15 Ticumpinia 216
Matsigenka Con ttulo
Chocoriari
Ampliacin sji
Sin ttulo
16
Timpa
389
Matsigenka
Con ttulo
Ampliacin
sji
Con ttulo
14
-
8/11/2019 03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
18/44
atsigenka
LTO URUB MB
Comunidad
Pobl
Composicin
Situacin
tnica
legal
17 Alto 240
Matsigenka
Con ttulo
Sangobatea
18 Chakopishia to
48
Matsigenka
Con
ttulo
19
Chirumbia
255
Matsigenka
Con
ttulo
mpliacin
s
Sin ttulo
20
Inkaare
47
Matsigenka
Sin ttulo
21
Koribeni
800
Matsigenka
Con
ttulo
22
Mani
tinkiare 47
Matsigenka
Sin
ttulo
shninka
23
Matoriato
810
Matsigenka
Con
ttulo
24
Monte Carmelo
391 Matsigenka
Con
ttulo
mpliacin
s i
Sin
ttulo
25
Morenkani 65
Matsigenka
Sin ttulo
26 Pogentimari
374
Matsigenka
Con
ttulo
mpliacin
s i
Sin ttulo
27
Shimaa / 564
Matsigenka
Con ttulo
Shimentato
28 Tivoriari
66
Matsigenka
Con ttulo
29 Yokiri
39
Matsigenka Con
ttulo
LTOM DRE DE DIOS
30
Huacaria
s i
Huachipaeri
Con ttulo
31 Palotoa
s i
Matsigenka
Sin ttulo
32
Pii Pii
s i
Matsigenka
Sin ttulo
33 Shipetiaari
s i
Matsigenka
Sin ttulo
34 Tayakome
s i
Matsigenka
Sin ttulo
35
Yomybato
s i
Matsigenka Sin ttulo
. Las cifras de poblacin provienen del Censo Nacional de 1993.
s i
sin informacin
Nacional del Manu no
han
sido reconocidas como comunidades nativas
lo que implica
que
estos grupos no tienen los mismos derechos
que
aquellos
que viven fuera del parque. Adems como el objetivo del parque es la
conservacin se
supone que
quienes
viven dentro
de
sus
lmites
deben
15
-
8/11/2019 03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
19/44
an osengren
vivir de
forma
tradicional , loque significa, por ejemplo, que no
pueden
usar escopetas para cazar dentro del permetro del parque.
Hasta
fines del siglo
X X
la
montaa
de Vilcabamba no concit
mayor
inters ms all de la regin
durante
mucho tiempo, ofreciendo
bsicamente
peligros
y
penurias
lo
cual
implic
que
la zona
prcticamente no gozara de medios de acceso. Los propietarios de las
pocas haciendas, que se establecieron en el valle de la Convencin,
prefirieron el acceso restringido que ofreca el nico sendero para mulas
existente, ya
que
les facilitaba el control de los trabajadores. Sin embargo
con el auge de las gomas, la montaa se convirti en una
zona
de
gran
atractivo. El acceso ms fcil era desde el Norte, viajando en embarcacin
por
el
ro.
Con
todo
el
rea
quedaba
lejos
de
los
centros de
comercializacin de caucho, de modo que se buscaronmedios de acceso
alternativos.
El ms
infame
y
conocido de estos proyectos de
comunicacin es
probablemente
el de Fitzcarraldo,
que
se
propuso
interconectar los sistemas fluviales de los ros Urubamba y Madre de
Dios a travs del llamado Istmo de Fitzcarraldo,
para
luego dirigirse al
ro Madeira y los mercados brasileos. Por su parte, el gobierno peruano
planific la construccin de un ferrocarril para conectar la sierra del sur
del pas con algn lugar a lo largo del bajo Urubamba al
que
fuera posible
llegar navegando en cualquier poca del ao. La ejecucin del proyecto
empez en 1914, con la construccin del ferrocarril de Cusco a Santa
Ana, por ese entonces capital de la provincia de La Convencin.
Cuando el ferrocarril alcanz el casero de Santa Teresa por la
zona ms meridional de la provincia, en la dcada de 1930,se paralizaron
los trabajos debido al fuerte brote epidmico de paludismo, que durante
un par de aos azot la zona, resultando en una disminucin de la
poblacin de la provincia de
ms
de 20 . El trfico
que
vena
desde
Cusco tuvo que continuar en adelante
por una
angosta trocha que
poda
utilizarse
en una
sola direccin al mismo t iempo. El proyecto del
ferrocarril fue retomado a comienzos de la
dcada
de 1970 y lleg hasta
Quillabamba, la actual capital, en 1975. Anticipndose a la llegada del
ferrocarril, se empez la construccin de una trocha desde Quillabamba
hacia el Pongo de Mainique en 1933.La construccin del camino ha sido,
desde entonces, discontinua; en 1969el camino lleg al pequeo afluente
Kitene que,
durante
largo tiempo, constituy el final de la
ruta
y
donde
se desarroll
un
pueblo de colonos. Actualmente, el camino alcanza
Tintinikiato, unos kilmetros ms all en la
ruta
planeada inicialmente.
16
-
8/11/2019 03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
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tsigenk
apal
apa del
ro
rubamba
con las
comunidades nativas
-
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21/44
an osengren
Madre matsigenka con su hija
Foto: Dan Rosengren
El
camino
tambin
tiene
un
desvo
que sigue a lo largo
del
ro
Kompirushiato
hasta
Shimaa Ms all de estos
puntos
el transporte se
hace
en lancha
o
por
pequeos senderos Es posible
que
el relativo
aislamiento
de
la
zona llegue
a su fin
con
la
explotacin
de
los
yacimientos de gas de Camisea cuyo aparato logstico requiere la
creacin de facilidades de transporte
HISTORI
DE
L S
REL CIONES CON
EL
MUNDO
NO
M ZNICO
El contacto
entre
la
montaa
la costa y la sierra antes de la
aparicin de los incas es atestiguado
por
los hallazgos arqueolgicos
realizados en estas regiones los cuales
indican
cierta familiaridad
con
la flora y la fauna de las tierras bajas tropicales al este de los Andes
18
-
8/11/2019 03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
22/44
tsigenk
Asumiendo que extensas
redes
de
comercio
vincularon a pueblos
del
continente durante largo tiempo podramos especular acerca de
la
posibilidad
de que los
lugares
donde la
gente
de
las
tierras bajas
tropicales
y la
sierra
solan
encontrarse
para comercializar y hacer
trueque hasta comienzos del siglo XX fueran en realidad
de
origen
pre-inca.
Poco es lo que
se
sabe con certeza
sobre
la
historia
precolombina
de
los Matsigenka. En la
zona
hab itada por
los
Matsigenka
as como en otros lugares de la montaa existen
petroglifos que indican que el
rea
ha estado habitada por un perodo
prolongado.
Sin embargo
no
se sabe quin
hizo estos petroglifos
ni
tampoco lo que representaban para sus creadores. Segn Baer 1984:
288-291 los
motivos
sugieren que son de
procedencia amaznica
ms
que
andina. Para los
actuales Matsigenka estos petroglifos
suelen tener poca importancia.
Algunos
atribuyen estas inscripciones
al dios
Chonkvari pero
para la
mayora
constituyen un
mero
recuerdo del
pasado
del
que
nada
se
sabe
y
en
la actualidad los
petroglifos no despiertan el inters suficiente como para que la gente
especule
sobre sus orgenes.
Si bien sigue siendo escasa la informacin sobre los pueblos
de la montaa
esta
se incrementa
con relacin
a la poca en que los
incas
dominaron
la
regin
serrana vecina.
Sin
embargo
con raras
excepciones esta informacin se restringe a historias relacionadas a
la situacin de contacto propiamente dicha y no es posible conocer
mucho
en torno
a las condiciones sociales y
culturales
de
las zonas
de los bosques tropicales. Es ms como la informacin est basada
sobre todo en
la
tradicin oral
y
en
rumores reproducidos a partir
de cronistas espaoles esta debe
ser tomada
con
cautela ya que a
menudo
los
cronistas buscaban
promover intereses propios adems
de depender de
las
conceptualizaciones
andinas
o
espaolas
referidas
a la selva y
sus
habitantes.
Es probable
que
el
contacto
entre los
pueblos de las
tierras
bajas y la
sierra fuera
sobre
todo
de naturaleza econmica y que se
basara
ms a menudo
en
el
comercio
antes que
en
los tributos
ver
Gade
1972: 209; Myers 1983; Santos Granero 1992: 19 . En
este
intercambio las hojas
de
coca const itu an una
importante
contribucin
de la gente de la montaa junto con el tabaco las pieles,
plumas
y
animales
vivos
mientras que
las
contribuciones
de
los
19
-
8/11/2019 03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
23/44
an osengren
habitantes de la sierra se centraban
en herramientas
de bronce 3), sal y
textiles. lvarez 1980: 11) se refiere
vagamente
a la existencia de
tradiciones orales, segn las cuales los Incas habran mantenido puestos
de
intercambio con depsitos
en
varios
lugares
de
la
montaa
de
Vilcabamba en la zona de Picha,
en
las nacientes del ro Yavero y en
Tonkini, es decir, en la zona baja del Pongo de Mainique, en el ro
Urubamba , los cuales contenan productos para intercambiar. Estos
lugares,
explica lvarez,
eran
dirigidos por
agentes
de comercio a
quienes los Yine llamaban
kajituy
los
Ashninkayayanchi 4 .
En 1996, grab en la zona del Alto Urubamba un mito
sobre
Yayanchi,
quien
fue descrito por los Matsigenka de
hoy
como un
poderoso
y sabio personaje
proveniente
de ro arriba. En esta narracin,
no
se haca referencia alguna a productos de intercambio y solo se
mencionaban los poderes excepcionales de Yayanchi. El
lugar
de Tonkini,
sin
embargo, est
asociado al dios inventor matsigenka
llamado
Chonkvari 5),
de quien se dice
que
vivi all
durante
algn tiempo,
rodeado
de las cosas maravillosas
que
creaba. Esta ubicacin se asocia
actualmente
a
rumores
de tesoros que
supuestamente provendran
de
Chonkvari
y no de agentes de intercambio de los incas.
Desde la
perspectiva
matsigenka, el inters
por
los Incas
parece
limitado,
en
comparacin al que se atribuye a los Ashninka, Ynesha y
Shipibo-Conibo. Esto es sugerido tanto
por
la poca importancia que la
mitologa matsigenka le asigna a los Incas, como por la insignificancia
de elementos
andinos en
la cosmologa matsigenka. En la etnografa
cosmolgica matsigenka se menciona, a veces, a
una
clase de espritus,
3)En este intercambio es probable que las herramientas y otros instrumentos de metal
fueran los objetos de
mayor
inters para los pueblos de la montaa. Se ha dicho que la
razn principal por la que los misioneros fueron
aceptados
al comienzo de la colonia
fue porque provean a los pueblos de objetos de metal Santos Granero 1988: 4).
4)Segn lvarez 1980:11) ambos trminos significan aquel que tiene cosas . Segn
mis conocimientos, sin embargo, noexiste
tal
construccinen idiomamatsigenka y lomismo
parece suceder en el caso ashninka Hanne Weber, comunicacin personal).
5)
Chonkvari
es tambin conocido como Chaingavane, a
quien
Renard-Casevitz
1991:219) asocia
con
los incas. En los mitos que he recolectado en el Alto Urubamba,
el uso de recursos mgicos
impidi
a Chonkvari
retornar
a su hogar en Tonkini y
ahora
vive
entre
los
blancos
a
quienes
entrega sus
inventos,
lo
cual
explica la
superioridad tecnolgica occidental. Entre los ashninka existe un dios inventor de
tecnologa conocido como Inca o
Inka Weiss
1975:267)o
Padlt1kalllaife Benavides 1986 .
20
-
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tsigenk
s no rite llamados nkakuna una palabra obviamente andina
Se dice
que los nkakunavivan en lo ms alto de los mundos que conforman el
universo y no tenan
mayor
injerencia en la vida cotidiana. La existencia
de mitos sobre los dioses Inkarr y Pachakamue o Pachakama ha sido
considerada
evidencia de la influencia de la
cultura andina sobre
los
Matsigenka verCenitagoya 1943,Rostworowski 1992 .Weiss 1985:3 Of
observa,
sin
embargo
que
las figuras mticas de Inkarr y
Pachakamue
/
Pachakama son
sinnimos del dios Yavreri o Avreri, como lo
llaman
los Ashninka . De acuerdo a esto, Weiss
concluye
que las creencias y
relatos
andinos
sobre estas figuras han servido a lo sumo para proveer
elementos
complementarios
para elaboraciones
de
los mitos
preexistentes de la montaa
Pocos
aos despus
de
que
los
espaoles
tomaran
el
poder en
el
Cusca, las historias de la fabulosa
ciudad
de El Dorado, o Paititi, atrajeron
el
inters
de los conquistadores hacia las tierras bajas tropicales. En 1539,
Pedro
de
Candia
sali al
mando
de
ms
de cien
soldados
en
busca
de
nuevas
tierras y riquezas.
Cuando
la
expedicin
lleg al bajoKosipata
los
soldados
se
enfrentaron
a los
indgenas
quienes, armados
con
arcos
y flechas, repelieron la intrusin. El
siguiente
intento de expansin
hacia
el Alto
Madre
de Dios fue dirigido
por
Juan lvarez
Maldonado en
1567.
Si bien fue exi tosa al comienzo la campaa termin de
forma
tan
desafortunada como
la de Candia y,
desde
entonces los
espaoles
evitaron
la regin del Alto
Madre
de Dios
durante mucho
tiempo.
En los
documentos
de principios de la poca colonial, el
trmino
ms comn
empleado para
referirse a los
indgenas
de la
regin del
Urubamba
era Manares o Maares. La falta de informacin sobre las
relaciones entre los habitantes andinos de la sierra y los Manares, sugiere
que el contacto fue interrumpido
poco
despus de la llegada de los
espaoles No obstante la situacin
podra
ser interpretada de dos
maneras: o
bien hubo una
ruptura
en
el contacto o, si el contacto continu,
no fue
muy
conocido, o no se le dio suficiente
importancia
como
para
ser mencionado por los
cronistas
de la poca. Por lo que se sabe, la
montaa
pronto se convirti
en
refugio
para
los
indgenas
y esclavos de
origen africano
que
escapaban de las encomiendas as como para los
opositores del gobierno
colonial
y criminales comunes As pues
continu
existiendo cierto nivel de intercambio
entre ambas
zonas.
Es posible asumir que el
inters
de los grupos locales manares
de relacionarse con los Incas fuera bsicamente de
naturaleza
pragmtica.
21
-
8/11/2019 03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
25/44
an osengren
Despus
que
los espaoles
tomaron
el poder, las
fuerzas
incaicas se
resistieron a la ocupacin espaola y se cre el llamado estado neo-inca,
que
se estableci en la
montaa
de Vilcabamba. Segn
algunos
cronistas,
contingentes
de
Antis
un
trmino
que
fue
usado
paralelamente
al
de
Manares,
pero con un
significado
ms
integral
de pueblos de
las tierras
bajas tropicales ) formaron parte de las tropas incaicas ver Rodrguez
Figueroa
1913[1565]: 189). Sin embargo cuando los espaoles llegaron a
los
asentamientos
manares, estos no
parecieron
estar muy
unidos
al
Inca por vnculos de lealtad, y se dice que recibieron amistosamente a
los
soldados espaoles que
los visitaban ver
Ocampo
1907[1610]: 234 y
ss.). Considerando la
manera
en que
hoy
en da
los
Matsigenka
categorizan
a
distintos tipos
de
seres
humanos,
no
sera
raro que para
los Manares no
hubiera
existido
ninguna
diferencia significativa
entre
los Incas y los
espaoles
y que, por lo tanto, ambos fueran considerados
como
pertenecientes
a la
misma
categora.
Cuando la expedicinespaolaque persegua al Inca Tpac
Amaru
I entr al valle de Vilcapampa, o Vilcabamba, en 1571,el Inca intent escapar
junto a
un
pequeo squito
6).
Segnelsoldadoespaol Baltasar de Ocampo
19 7:
221),
que
formaba
parte
del
grupo que
captur al Inca fugitivo, este
parti
hacia
el pas
de
los indios maares,
una
tribu
guerrera
y amiga,
donde
haba balsas y canoas apostadas para salvarlo y permitirle el escape .
Bajo las rdenes de Martn Carca de Loyola, cuarenta soldados elegidos
descendieron
por
el ro Masahuay
7)
en busca del Inca fugitivo
hasta que
se internaron en el bosque tropical ,
donde navegaron
descendiendo
por
el ro
que
ellos conocan
con
el
nombre
de Simaponte Hemming
1983:437y ss.). En elSimaponte, Loyola encontr la aldeaMomori, lamisma
que Savoy 1971: 74) ubica en el ro Picha, cerca de la confluencia
con
el
BajoUrubamba. En este lugar, supuestamente, el Inca fugitivo y su squito
fueron capturados y forzados a volver al Cusco.
La
descripcin de estos
sucesos, por regla general,
presume que
exista una relacin permanente y amigable entre los Incas y los Manares.
Sin embargo,
de haber sido
as, se
podra haber esperado que
el
grupo
6) Sin siquiera una escolta , dice Poma de Ayala 1944:125).
7)
Este es el nombre que Mura le da al ro que
Hemming
1983:618)
presume
es el
que actualmente se llama ro Concebidayoq o Parnpaconas, cuyo curso, ro abajo,
contribuye a la formacin del ro Koshireni, elcual es un afluente del mrgen izquierdo
del Alto Urubamba.
22
-
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tsigenk
de
gente
que acompaaba
al Inca fugitivo incluyera algunos manares
como guas o aliados. Antonio
de
Calancha 1978 [1638]: 1882) sostiene
adems, que Tpac Amaro se dej capturar porque quiso ms fiarse de los
que
le buscavan,
que
esconderse
por
aquellas montaas
donde
le seguian .
Renard-Casevitz 1981b: 126) presenta
una
teora
alternativa que
explicara la ausencia
de
mana res en el grupo
del
Inca fugitivo, al sugerir
que,
en su huida
del
ejrcito
espaol, Tpac
Amaru no se
diriga
precisamente
hacia la
regin
habitada por los Manares. Por el contrario,
Tpac
Amaru
habra buscado
evadir
las fuerzas espaolas y escapar
hacia las laderas
ms
occidentales, por los alrededores
del
pueblo
de
Andahuaylas.
Es
obvio que
los
espaoles
tuvieron en
cuenta esta
posibilidad y
enviaron
a
sus
tropas a
cubrir
la
zona
de la
potencial ruta
de
escape
Ocampo
1907[1610]: 220).
Despus de la captura de Tpac
Amaru
y la subsiguiente
ocupacin
espaola de
la provincia de Vilcabamba, el
virrey Toledo
nombr al
general
Martn Hurtado de Arbieto gobernador de
Vilcabamba con el privilegio de conquistar Hunuco y las prouincias
de
los Maares y Pilcozones y Mamor, comarcanos a la dicha prouincia
de Bilcabamba citado en Varese 1973: 111). Sin embargo la expansin
espaola
hacia el interior
de
la
zona de
montaa
de
Vilcabamba se vio
interrumpida
y los contactos con la gente de la
montaa,
en principio, se
dieron solo cuando estos pueblos visitaban los emplazamientosespaoles.
El relato de Mura 1962[1590]) sobre la visita a un asentamiento
manar durante la
persecucin
de Tpac Amaru es singular, ya que
describe el lugar con cierto detalle. Su descripcin
debe
leerse con cautela,
puesto que es muy probable que
haya sido
influenciada por las
aspiraciones particulares ocultas detrs
de
la
visin espaola
de lo que
traera
consigo
la
conquista.
As, Mura
cuenta
que los
espaoles
encontraron
un
boho en la selva, a cierta
distancia
del ro,
que meda
trecientas
y
cinquenta bracas
de
largo
y
contena
veinte
puertas.
Si la
braca
de
Mura corresponde a 1,5
metros
que sera la equivalencia
usual
de
aquella poca) el edificio no
tendra
menos
de
525 metros
de
largo.
Considerando
el
tamao de
las
construcciones de
la amazona
en
general y
de
la montaa en particular, es muy probable
que
se trate de
una exageracin. En esta presuntacasa gigante, los espaoles se encontraron
inopinadamente
con
siete indios
chunchos
y ms de cincuenta sbalos,
peces
que
los Maares
estaban
pescando al
momento de
ser descubiertos
por
los espaoles. El
capitn espaol quera hablar con
el
lder
del grupo,
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Dan Rosengren
un hombre llamado Ispaca, quien supuestamente era el cacique y el
prinsipal de los yndios maaries chunchos . El nombre Ispaca 8 no
significa
nada
en matsigenka tampoco existen entre los Matsigenka
-por
lo menos tal como se los conoce en los ltimos 100 a 150
aos
caciques y principales . Este retrato tampoco coincide, por ejemplo,
con la imagen de la sociedad anti que present el Padre Font en 1595, tras
su visita a los pueblos ubicados en las regiones de los ros Apurmac y Ene,
donde
encontr una sociedad igualitaria con una poblacin dispersa.
Como informacin etnogrfica, es probable
que
el relato de Mura sea
de poco valor.
La obvia tendencia en los
documentos ms tempranos
de la
conquista espaola de la
montaa
de Vilcabamba, a magnificar los hechos
es interesante, pero dice ms acerca de los espaoles y su lujuria por el
botny el lujo,que de otra cosa.Una sociedad con abundancia de alimentos,
edificios sumamente grandes y
una
estructura poltica jerrquica es ms
prometedora, desde la perspectiva de los conquistadores, que el tipo de
sociedad descrito por el Padre Font, la cual es similar a la sociedad
matsigenka que conocemos hoy en da. Esprobable, pues, que ladescripcin
de Mura y otras afines sean,
hasta
cierto punto, proyecciones de las
esperanzas y anhelos de xito y opulencia de los espaoles.
Por algn tiempo,
despus
de la derrota imperial,
grupos
de
Manares y Pilcozones, que aparentemente solan visitar la provincia de
Vilcabamba para intercambiar sus
productos con
los incas,
continuaron
llegando, pero ahora para visitar a los conquistadores espaoles y trocar
sus productos con ellos. Los documentos de inicios de la colonia
cuentan
que
Manares polticamente prominentes llegaban a la
nueva
capital
provincial de San Francisco de la Victoria para visitar al gobernador
espaol.
Una
serie
de
visitas
entre representantes mana
res
y la
administracin espaola tuvo lugar alrededor
de
1580 ver Regalado de
Hurtado
1992).
Cuando los
espaoles comprendieron
que
el proyecto de
colonizacin de Vilcabamba no
producira grandes
riquezas, el trato a
los trabajadores forzados en las minas y las haciendas experiment un
deterioro general. Es ms, las minas de plata y mercurio de la provincia
de Vilcabamba
muy
pronto resultaron menos prometedoras
de
lo
que
parecan, sobre
todo
si se las
compara
con las minas de Potos.
Segn
8)A menos que sea una mala pronunciacin de
ip it k
l se llama a s mismo .
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tsigenk
Hemming 1983:475), la
provincia
de Vilcabamba no era un lugar alegre
en los
aos
que
sucedieron
a la conquista . El territorio,
ms
all del
control de los
espaoles
se convirti, por lo
tanto, en zona
de refugio.
Existen referencias
sobre
pequeos asentamientos de indios cimarrones,
indgenas fugados
de las
encomiendas, ubicados en la periferia del
espacio colonial, es decir, en reas donde los
espaoles circulaban, pero
en donde no ejercan un control efectivo Regalado de
Hurtado
1992: 97).
Si bien las relaciones entre los Manares y los
negros
africanos
que
servan como esclavos o que
haban
huido de
sus amos)
sola ser
mala 9), el
rudo
comportamiento de los espaoles haca
que
ocasionalmente
ambos grupos
se unieran en
protestas
y
revueltas
comunes. La primera vez que sucedi
esto
fue en 1602, y se repiti
nuevamente
en
1604. En 1602,
un
grupo constituido sobre todo por
negros y
algunos
indgenas, dirigidos por un
indio
de la montaa
cercana, llamado Francisco o Juan)
Chichita 10),
se sublev contra la
opresin espaola. La sublevacin fue reprimida con rapidez y, quiz
como
una seal de la baja estima que los negros
tenan por
los
indgenas,
se present la cabeza
de Chichima
al gobernador
de Vilcabamba,
el
capitn Diego de Aguilar y Crdova, como
gesto
de paz Bowser 1974:
176-177; Ocampo 1907: 239-241;
Regalado de
Hurtado 1992: 151).
Despus de
comprender
que la
montaa
de Vilcabamba no
representaba fortuna alguna para los conquistadores, no se hicieron ms
intentos por colonizar
la
zona
durante
varios aos
y la
evangelizacin
de los manares
tambin
declin. Desde fines del siglo XVI, el principal
inters
de
los
espaoles
en la
zona de
Vilcabamba se centr en la
produccin agrcola, y la
colonizacin fue
limitada en
trminos
territoriales,
involucrando
slo a un pequeo nmero de
personas.
Desde la perspectiva matsigenka, la misin-hacienda de
Cocabambilla, ubicada en las afueras del actual pueblo de Echarate,
constituy
el
punto
focal
de
la relacin
con
los
representantes de
la
9) Ocampo 19 7: 241) sostiene que generalmente los indgenas
eran pisoteados
por los negros, quienes los maltrataban tanto de palabra
como
en la vida cotidiana.
As pues, los
indgenas llamaban
amos a los
negros
y los
negros
les decan
perros
a
los
indgenas .
10)
Segn
Regalado
de Hurtado
1992: 151)
y Ocampo 19 7:
239) se
trataba
de un
Pilcosone. Etimolgicamente, sin
embargo,
el
nombre
se asocia fcilmente
con
el
trmino
matsigenkaj
ashninka, tsitso chic u que significa fuego o luz ,
siendo
m
un
superlativo.
Otidnma
podra
significar, entonces,
gran
fuego
o
gran
luz .
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an osengren
sociedad nacional hasta fines del siglo
X X
Esta hacienda se ubicaba
inicialmente en la periferia del territorio matsigenka,
pero
por
haberse
retirado los Matsigenka al ritmo de la
expansin
colonial, actualmente
sta se halla a treinta o
cuarenta
kilmetros al
sur
del permetro.
Para
las diversas rdenes religiosas a cargo de la hacienda, el propsito
principal de su existencia no fue la evangelizacin de los pueblos
de
Vilcabamba, sino la produccin de los
medios
necesarios
para
financiar
sus
proyectos de evangelizacin en otras zonas del Per. Es probable
que el poco inters
demostrado desde
comienzos del siglo XVII hasta
fines del XIXpor convertir a los
Mastsigenka
a la cristiandad
obedezca
a varios
motivos.
La rebelin
dir igida por
Santos Atahualpa y la
subsiguiente
expulsin
de
los
misioneros
y
representantes de
la
administracin colonial de la montaa central ha sido mencionada
frecuentemente como la principal causa del aislamiento de la regin
ver
Castro Arenas
1973; Varese 1973 ,
pero
es posible que en la zona
de Vilcabamba tuviera an
menor
importancia. El aparente desinters
de los misioneros por los Matsigenka, est probablemente l igado a su
creciente inters por los Yine, el mismo que obedeca, segn Romn
1983: 104 , al hecho de que la
contribucin de
la
corona
dependa del
nmero de
personas que
los
misioneros lograban convert ir
al
cristianismo. Los dispersos Matsigenka
eran
considerados por ello un
objetivo
de
menor atractivo econmico para los
propsitos de
evangelizacin,
mientras que
gente como los Yine,
que
viva agrupada
en aldeas,
representaba un
objetivo ms interesante. En concordancia
con estas consideraciones econmicas, en su carta de 1752 al rey de
Espaa Fernando VI, Gil Muoz 1906[1752]: 151 justificaba los
limitados esfuerzos de evangelizacin,
realizados
por los padres
de
la
misin hacienda
como
debidos a
los
problemas
logsticos
para
mantener
a los misioneros en el campo.
Tomando en consideracin la difcil situacin econmica de las
misiones religiosas, la ubicacin geogrfica de la haciendaCocabambilla
tena una importancia estratgica para la
meta
de evangelizacin de los
misioneros ya que
los
Manares
o Antis
como
sola
llamrselos
llegaban por s solos hasta la hacienda
para
comercializar sus productos.
Este hecho constitua
una
ventaja
para
los misioneros quienes
aparentemente solan
comprar
muchachos y muchachas
por
el precio
de un hacha de Vizcaya o dos hachas fabricadas en el Per Gil
Muoz
1906[1752]: 150 y ss. . La diferencia de precios est relacionada
con
la
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tsigenk
calidad de las hachas, pues
mientras
las hachas
espaolas
duraban unos
seis aos, las hachas fabricadas localmente se gastaban despus de un
ao de uso.
A pesar de la actitud negativa de los habitantes de la sierra hacia
los pueblos de la
montaa
las relaciones de los Antis
con
los espaoles
parecen haber sido, en trminos generales, amigables durante
algn
tiempo, yel Cusca recibi diversas visitas de grupos
provenientes
de la
montaa. De acuerdo a la versin
predominante
sobre la historia de
relaciones inter tnicas de la montaa
donde
se
subrayan
a
menudo
aspectos salvajes y brutales de estos pueblos, estas relaciones amigables
terminaron abruptamente despus de una serie de levantamientos que
suelen
estar
asociados con San tos
Atahualpa.
En los valles de
Quillabamba
y
Amaybamba
los
habitantes
de
diversos
pueblos
fueron
exterminados por
un
grupo de salvajes liderados por un tal Cosme
Bueno Bes 1930: 68). Se dice que
un
grupo de trabajadores de las
plantaciones de coca fue
atacado por
gente de la
montaa en
mayo
de 1769.
Sin
embargo
puede cuestionarse la afirmacin de
que hubo
una
ruptura
total de las relaciones amigables.
Segn
fuentes eclesisticas,
las visitas comerciales de pueblos
de
la
montaa
a las haciendas
de
la
regin
continuaron
siendo bastante frecuentes, y no existe evidencia
concreta de
que alguna
hacienda
fuera
destruida por
estos
pueblos
ver
Bennett 1991: 81, 83). En 1790, Orican 1906[1790]: 351) anotaba que las
relaciones entre los pueblos de la montaa y los espaoles
variaban
de
una regin a otra, y observ
que
los chunchos de la zona
del
alto
Urubamba no son mui atrebidos, y caribes como en las otras cejas,
tienen algn comercio
con
los nuestros, y nos tratan de amigos . Sin
embargo, a consecuencia de la hostilidad
que surgi entre
los pueblos
de la montaa y los forneos a la regin tras los rumores de ataques
hostiles,
muchos habitantes
de
la sierra y espaoles
que
vivan
en
los
alrededores de las zonas cocaleras abandonaron el lugar.
Despus de la expulsin
de
los jesuitas, la hacienda Cocabambilla
fue tomada por los misioneros dominicos, que trabajaron
en
el valle
entre
1768
y
1798. Durante
estas tres dcadas, se organizaron
por
lo
menos dos expediciones ro abajo, llegando
ambas
hasta Santusari, cerca
del actual pueblo Rosalina. En
1798,
los dominicos
fueron
reemplazados
por
los franciscanos que, ese mismo ao, trajeron cuarenta y cuatro
Matsigenkas a la misin de Cocabambilla.
Hasta 1898, cuando debieron
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an osengren
abandonar
la zona
para
dejar
lugar
a los dominicos,
que retornaron
en
1902, los franciscanos haban realizado
por
lo menos siete expediciones
navegando ro abajo a lo largo del Urubarnba. Ya que las actividades de
los misioneros franciscanos se concentraban
en
la Selva Central, los Yine
siguieron siendo el foco de inters principal en la zona del
Urubamba
y
cinco de las siete expediciones los
tenan como
destino.
Si
las relaciones comerciales que
los
pueblos de
la
montaa
mantenan con
pueblos de la sierra se interrumpieron,
despus
del retiro
de los espaoles de San Francisco de la Victoria, estas fueron retomadas
durante
el siglo XVIII ver
Camino
1977: 130 . La Feria de Carmen, que
se
celebraba cada ao
en
julio ostentaba una posicin
comercial
predominante. sta se realiz originalmente
en
las afueras de la hacienda
Cocabambilla de Sartiges
1947[1851]: 86,
Valdz y Palacios
1971[1844-
1846]: 98 y ss. y luego
en
un lugar ambiguamente denominado l
ncuentro siendo
no solo el lugar de
encuentro entre
los comerciantes
de las tierras bajas y la sierra, sino
un
punto
de confluencia de los ros
Vilcanota y Yanatile,
que forman juntos
el ro
Urubamba
Miller 1836:
176, Wiener 1880: 351 . Posteriormente, la feria se
mud
ro abajo al ritmo
de la expansin de la sociedadnacional y de la retirada de los matsigenka.
Finalmente, la feria -que fue rebautizada como Feria de
Santa
Rosa
despus
de la reaparicin de la
orden
dominica
Fernndez
Moro
1952:
81 alcanz la desembocadura del ro Sirialo, donde se la celebr por
ltima vez
en
1914. La existencia de la feria termin abruptamente
cuando
tres nios
matsigenka
fueron
raptados por
autoridades de la
prefectura
provocando
la
huida
de los
Matsigenka
y
de
los Yine
presentes, quienes nunca ms volvieron Menndez Ra 1948: 153 .
En la literatura histrica se subraya la
importancia
de los Yine
en
este intercambio comercial, mientras
que
a los Matsigenka se les asigna
el
papel
de
vctimas
de
las incursiones que
los
comerciantes yine
realizaban a los asentamientos matsigenka,
con
el propsito de proveerse
de comida, bienes de uso y gente,
que eran vendidos
a los
habitantes
de
la sierra ver Camino 1977 . Esprobable que
tambin
algunosMatsigenka
tomaran
parte
en
el intercambio,
aunque
su presencia
parece haber
sido
menos
espectacular
que
la de los Yine. A diferencia de estos ltimos,
que organizaban partidas de ms de 300 personas que viajaban ro arriba,
no
exista
motivo alguno
para
que
los pequeos grupos locales
matsigenka, dispersos y
autnomos
se reunieran de la misma forma.
Por
ende, los
individuos
y
grupos
de
individuos matsigenka tenan
una
presencia menos conspicua en las ferias.
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8/11/2019 03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
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tsigenk
Se ha sugerido que los Matsigenka empleaban la tctica atribuida
a los
pueblos arahuacos
consistente en colocar a
personas
que
servan
de
escudo
al frente de la
mayora
de la poblacin,
para defenderlos
de
las
incursiones
enemigas
tanto frente
a los yine
como
a los
andinos.
Sin
embargo
hasta
donde
conozco, no se ha
descrito
casos
reales
de
ese
tipo de sacrificios tcticos entre los Matsigenka y no encuentro muy
plausibles estas acciones: el t os individualista la estructura poltica
iguali taria y la
ausencia
de grupos locales,
con una permanencia
en el
tiempo,
hacen
que la
implementacin
de
ese tipo
de
solucin resulte
bastante
difcil.
En la
lnea
del argumento de la
defensa
sacrificatoria . se
presume que las
incursiones yine
tuvieron
gran impacto
sobre la
organizacin
social y
modelos
de
asentamiento
matsigenka. Segn este
argumento los Matsigenka vivan originalmente a
largo
del
ro
Urubamba pero, para
escapar
de las incursiones yine, se dispersaron
- separndose en grupos familiares - y se trasladaron a las cabeceras
de ros ms
pequeos.
Se cree que el
shamn
que simultneamente
detentaba
la posicin de
lder
poltico, se estableca en la boca del
afluente
para detener los
ataques
de los Yine, intercambiando
con ellos los
productos que deseaban.
Sin
embargo
no existe
razn
alguna
para creer
que el histrico
modelo
de
asentamiento matsigenka
difiera en absoluta
del
modelo
actual.
Por
el
contrario
el
modelo de asentamiento disperso
descrito por P.
Juan Font
en 1602 corresponde a la
actual distribucin
de
unidades familiares 11). En vez de
ser
el
resultado
de una estrategia de
defensa, el
modelo
de
asentamiento
predominantemente
disperso
es,
ms probablemente
el producto de la combinacin de la productividad
limitada de la zona y de factores endgenos socioculturales.
Sin lugar a dudas a fines
del
siglo XIXy comienzos
del
siglo
tuvieron lugar
incursiones
y ataques que hicieron
estragos
entre los
matsigenka. Sin embargo estos ataques
no tenan
el propsito de
abastecer
a los comerciantes
vine sino
satisfacer la
necesidad
de mano
de obra de los caucheros. La demanda de
fuerza
de trabajo
alcanz
rpidamente niveles
desastrosos
para los
indgenas
de
la montaa. Para
conseguir
gente
y
obligarla
a
trabajar en
la extraccin de
caucho
con
11)
Todo
lo
que
hallaron fueron a pequeos
grupos
de
indgenas
dispersos en un
espacio
aproximado
de
cuarenta
leguas de ancho. Cada uno de aquellos
grupos
estaba
conformado solo por unos ocho o diez indios Regalado de
Hurtado
1992: 195).
29
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8/11/2019 03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
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an osengren
frecuencia
los
comerciantes caucheros
empleaban
como agentes
a
hombres
de la
localidad.
En la
zona
de los ros
Urubamba
y
Alto
Madre
de
Dios
dichos agentes eran bsicamente gente yine o
ashninka
pero tambin
haban entre
ellos
hombres
matsigenka.
Por
lo
tanto
las
incursiones
de
esa poca
no
fueron resultado
de conflictos
intertnicos propiamente dichos
Se puede
argumentar
entonces que no fueron el trueque y
las
incursiones
los
que afectaron los modelos de
asentamiento
matsigenka sino
ms bien
la industria
gomera.
La extraccin de
caucho
y el
uso
de mano de obra forzada
afectaron
la
organizacin
territorial matsigenka
produciendo
dos
efectos
contrarios. Como
consecuencia
de las
incursiones
para conseguir mano de obra la
gente
hua de los
caucheros
hacia
zonas
de difcil acceso como la
divisoria
de
aguas
entre
los ros
Urubamba
y
Madre
de Dios es decir
la
zona habitada actualmente por
los grupos
llamados Kogapakori
y Nahua. O tra
repercusin
fue la concentrac in de poblacin
matsigenka dentro yen los alrededores de las reas de extraccin de
caucho
donde se encuentran
todava importantes
centros
poblados
tales
como
por ejemplo
Chirumbia
Koribeni
Shimaa
Matoriato
Monte Carmelo
Pogentimari y Timpa.
Como podra esperarse
el
auge gomero
tuvo efectos
desastrosos sobre
la
poblacin
indgena local An si no se dispone
de cifras podemos presumir fehacientemente que los
Matsigenka
suf rie ron tanto por
el
maltrato como por la propagacin
de
enfermedades. Otra consecuencia
de la
explotacin del caucho
fue
la dispersin de los pueblos
indgenas ya que muchas familias
escaparon internndose en la
selva
para
evitar
ser
obligadas
a
trabajar
en las diversas compaas
que
operaban en la zona. Existe
un gran nmero
de
relatos
que
refieren
a
las
persecuciones
y
derramamiento de sangre con las que
se
asocia esta poca.
De los
diferentes barones
que
explotaban
los
recursos
de la zona habitada
por los
matsigenka
el
ms
afamado o infame es
Carlos
Fitzcarraldo
cuya habilitacin comercial de una
conexin entre los sistemas
fluviales del Urubamba y
Madre
de Dios fue glorificada en la pelcula
Fitzcarraldo dirigida por
el
cineasta
Werner Herzog. Para los
indgenas de la zona del Urubamba
Fitzcarraldo
y otros barones
del
caucho
significaron
el
terror
y la
persecucin
sin
compasin
de
la poblacin local
30
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8/11/2019 03. a. Los Matsigenka. Dan Rosengren
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tsigenk
Sin embargo los Matsigenka no se consideran
meras
vctimas
pasivas y existe un buen nmero
de h isto rias
que rela tan la
resistencia y valenta de los hombres
que
se opusieron a los secuaces
de las compaas caucheras utilizando tanto la fuerza como la
astucia
Un
hombre conocido
como Tomnkoni
aparece
en
varias
de
estas historias y se
cuenta por
ejemplo que
escap
de los agentes
perseguidores nadando
por
los
torrenciales
rpidos
del
Pongo de
Mainique a pesar de haber
sido herido
por
una
bala
en
el
hombro
Otro
hroe
es el shamn conocido como Serapio de quien se cuenta
que logr liberar a sus
esposas
e hijos
utilizando
sus
poderes
mgicos
para
llenar
de cicatrices al
comerciante
de esclavos que los captur
y apres
Misiones religiosas
En relacin a
la supervivencia
fsica y
cultural
de
los
matsigenka la actuacin
de
las
diversas
organizaciones religiosas
que se
dedicaban
a actividades
misioneras
es de
naturaleza
ambigua
Los misioneros aparecieron
entre
los Matsigenka espordicamente
desde el
siglo
XVI En la prctica sin
embargo su
impacto fue casi
nulo
hasta
comienzos
del siglo
pasado
ya
que cuando
la
orden
dominica
tom a su cargo la administracin pastoral de la zona
en
1900 los
misioneros
empezaron
por
primera
vez
a
trabajar en
la
zona de
manera
permanente La
primera
base
misionera
moderna
fue creada en el ao 1902
cuando
el
primer
sacerdote
misionero
se
estableci
en Chirumbia
En los aos siguientes se instalaron otras
misiones en
la zona Otro impor tante
actor
en el proceso
de
evangelizacin de los Matsigenka ha sido el Instituto Lingstico de
Verano
que
lleg a la
regin en
1952 Si
bien ambas organizaciones
buscan
convertir
a
los
indgenas
a
su
interpretacin
particular
del
cristianismo tambin
han
servido como instrumentos de
defensa
de
las comunidades
locales
contra las invasiones e injusticias
perpetradas
por gente
colona
y han establecido centros de salud y
escuelas
A pesar de la presencia de misioneros
cristianos
entre los
Matsigenka solo
algunos conversos
parecen
tomarse en
serio las
enseanzas religiosas As
pues
si bien actualmente existen muchos
Matsigenka que
se
reconocen como cristianos
solo
una pequea
31
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an osengren
minora participa
activamente
de la
vida
religiosa de la Iglesia y
comparte
los
mismos valores que
los misioneros. Incluso en los
asentamientos donde se
encuentran
centros misionales solo algunos
adultos
asisten
a la iglesia y la
mayora
de
personas
conserva
sus
creencias
en
sistemas cosmolgicos que son bsicamente indgenas y
donde los
elementos del
cristianismo se han
acomodado
de alguna
manera. La mayora de los que
participan
en las actividades de la Iglesia
busca consciente y estratgicamente alcanzar lo que ellos entienden
por una forma de vida
moderna .
Es probable que
para
los Matsigenka el siglo XX
haya
sido el
que
ha
implicado cambios ms radicales en
cuanto
a condiciones de
vida
Durante
ese
siglo los
Matsigenka
han
presenciado,
entre
otras
cosas el establecimiento de misiones religiosas
dentro
de la zona
habitada por
ellos el ocaso
del
auge gomero
oleadas
de
inmigrantes
provenientes de la sierra y la costa el establecimiento de
comunidades
nativas y ltimamente la llegada de compaas petroleras Estas y otros
tipos de influencias
sern tratadas en los siguientes
captulos,
especialmente en el captulo 7
VISIONES DEL
MUNDO:
COSMOLOGA Y
ONTOLOGA
Aun
si la descripcin sobre las condiciones naturales de la
montaa, presentada anteriormente fuese ampliada y
tratada
en
mayor
detalle sta nunca podra dar cuenta de
manera
cabal del mundo en el
que
viven los Matsigenka Suelos clima topografa flora fauna y otros
elementos constituyen juntos solo una dimensin de su mundo. Otra
dimensin igualmente importante
pertenece
a la concepcin
que
los
Matsigenka tienen